cuento corto - iron wana wanagou tu guarangilio nau

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Iron Wana Wanagou Tu Guarangilio Nau Javier caminaba por la calle San Juan de Dios, en el centro de la ciudad. Andaba con las manos en los bolsillos ensimismado y algo encorvado, bastante en realidad. Pensaba en porqué no sabía el nombre de su especie de árbol favorito. Él sabía desde hace mucho que la flor que más le gustaba era la margarita; pero sabía incluso antes que especie de árbol le gustaba, estaba en el barrio en el que vivió entre los 11 y 15, esa era la especie favorita. Era martes de verano alrededor de las 11:39 am. Estuvo sorprendido de su hazaña, normalmente dormía hasta pasado el medio día. El cielo estaba lo bastante nublado como para compararlo con el de Lima, había vivido ahí una temporada cada año o dos, en casa de su tía. Caminaba, como siempre, con inquietudes. Pasaba de cosas a cosas, como si hubiese comido mucha azúcar; pero, contrario a eso, esa mañana tampoco desayunó. Era un dilema para él: él mismo; a veces silbaba, pero la mayor parte del tiempo los pensamientos ridículos eran los relevantes. Pensaba en los problemas familiares de Matías Vicuña. Pensaba en si estaba bien masturbarse con la lencería de su tía. Y si verdaderamente era justificable ir a una 3ra guerra mundial. No creía en la violencia como medio para resolver conflictos, pero la guerra era un evento mundial, algo así siempre es recordado, pasa inmediatamente en los canales de

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cuento corto Arequipa perú

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Iron Wana Wanagou Tu Guarangilio Nau

Javier caminaba por la calle San Juan de Dios, en el centro de la ciudad. Andaba con las manos en los bolsillos ensimismado y algo encorvado, bastante en realidad. Pensaba en porqu no saba el nombre de su especie de rbol favorito. l saba desde hace mucho que la flor que ms le gustaba era la margarita; pero saba incluso antes que especie de rbol le gustaba, estaba en el barrio en el que vivi entre los 11 y 15, esa era la especie favorita.

Era martes de verano alrededor de las 11:39 am. Estuvo sorprendido de su hazaa, normalmente dorma hasta pasado el medio da. El cielo estaba lo bastante nublado como para compararlo con el de Lima, haba vivido ah una temporada cada ao o dos, en casa de su ta.

Caminaba, como siempre, con inquietudes. Pasaba de cosas a cosas, como si hubiese comido mucha azcar; pero, contrario a eso, esa maana tampoco desayun. Era un dilema para l: l mismo; a veces silbaba, pero la mayor parte del tiempo los pensamientos ridculos eran los relevantes. Pensaba en los problemas familiares de Matas Vicua. Pensaba en si estaba bien masturbarse con la lencera de su ta. Y si verdaderamente era justificable ir a una 3ra guerra mundial. No crea en la violencia como medio para resolver conflictos, pero la guerra era un evento mundial, algo as siempre es recordado, pasa inmediatamente en los canales de la historia y revoluciona el mundo. El deseo de continuidad estaba permanentemente activo.

Armando y yo estamos en una misin tratando de infiltrarnos en territorio enemigo para sealizar por lser donde estn las bateras antiareas y que estas sean destruidas por los Raptors. Armando me esta contando sobre una muchacha que intento flirtear estando de permiso cuando Zum! el disparo de una Barret le atraviesa el pecho, la sangre salpica, sus pupilas se contraen, todo dura menos de un segundo y ya esta cayendo pesadamente sobre sus rodillas, paf! cayo su humanidad. Los lentes con dos gotitas de sangre. Que chucha, es una guerra, gracias al entrenamiento estoy cuerpo a tierra, cubierto. Armando muerto. Tengo que regresar a la base, no se puede completar la misin si el tcnico esta muerto. El disparo se realizo desde 1900 metros, imposible hacer algo. Tengo el cuerpo de mi amigo muerto, que mierda hago con l. Me llevar sus lentes supongo putamadre. Vaya joda murmura Javier.

Sin enterarse exactamente de cmo, se vio encaminado a la Av. Goyeneche, al parecer en algn momento atraves el parque Duhammel, tomando luego la calle Per. Estaba justo enfrente del colegio Nuestra Seora del Rosario. A Javier nunca le gustaron las chicas del Rosario. No senta preferencia por ninguna camada en particular, pero las del Rosario no le gustaban. Como tpico martes veraniego sin sol, ms gente joven pululaba en las calles. El asombro de encontrarse en el lugar menos pensado le hizo dejar su postura encorvada, enderezndose involuntariamente; no se dio cuenta de la muchacha que observ toda la accin desde la otra acera, como quien mira abrirse una ventana o caerse una maceta del balcn.

Una vez en la avenida Javier decidi ponerle fin al asunto de su cabeza, as que antes de entroncarse en el nuevo dilema de cmo ponerle fin, record la cancin amateur que haba compuesto un colega de muchos aos. La cancin se llamaba Huaranguillo, Rodrigo la haba compuesto cuando vio una escena por los alrededores que ahora recorra (sin saber cmo) Javier.

Caminaba por la ex casa del Zapalln, con mi primo, y antes de cruzar la avenida para ir a comprar El Gaviln, el trfico se termin de congestionar y un colectivo que deca Huaranguillo - Goyeneche - U. Catlica se detuvo frente a nosotros impidindonos el paso. bamos a bordearlo pero en eso un gringo que haba estado caminando detrs nuestro adelant y se acerc al cobrador con un libro en la mano, supongo que era un diccionario, debe haber sido uno, porque mientras trataba de comunicarse con el cobrador en un lenguaje de muecas faciales y sonidos que tenan solo una semejanza al espaol, estaba sealando el libro como para que lea el cobrador No, ahora que lo pienso pudo haber sido una gua turstica no? Bueno, el punto es que los dos con toda la atencin que pusieron no se entendieron en lo ms mnimo y como ya empezaban a andar de nuevo los carros, el cobrador intentaba meter al gringo que se resista: sube sube sube sube! Y un brazo ya rodeaba la espalda del gringo

Algo as era lo que recordaba respecto a la historia del colega Rodrigo, unos bosquejos de la escena y el colectivo Huaranguillo; as que cuando vio pasar una de las unidades descritas, quiso verdaderamente saber dnde mierda estaba Huaranguillo, qu era Huaranguillo. Paso una unidad. No tardara en llegar otra. Concreto el plan, subira al susodicho colectivo y averiguara dnde queda Huaranguillo. Solo preguntara al cobrador (quiz el mismo que ataco al gringo) cunto faltaba para llegar. En 5minutos lo divis. Con un objetivo claro, estir el brazo sealndole al conductor su deseo de abordar el vehculo. El cobrador no tena ninguna intencin de abrazarlo, mantuvo el equilibrio sin esfuerzo cuando se reanudo la marcha, y avanzo hasta el asiento unitario al lado de la ventanilla, casi al final. Busco en el Ipod el nuevo disco de Arcade Fire. Play.

Putamadre! murmuro Javier y cerro brevemente los ojos

Antes de llegar al semforo en el cruce con Octavio Muoz Najar, se levant rpidamente de su asiento y se dirigi a la puerta, el carro estaba detenido por los ltimos segundos de embotellamiento anteriores al cambio de seales en el semforo cercano.

Tena que ir donde Jenny Le explic al cobrador y se bajo del carro.