En un mundo no muy lejano, donde los árboles casi tocan las nubes y las hojas plateadas brillan con la luz del sol, vivía un perezoso llamado Corozo.1

Allí todo se movía más lento, la noche y los sueños eran más largos y las cosas se ponían al revés

Un día para Corozo el mundo cambió y al bajar del árbol todo se aceleró. Eran unos monstruos de cinco dedos, cuando la mamá de Corozo solo tenía dos.

Todo fue tan pronto: mamá desapareció y a Corozo, confundido, todo negro se le volvió.

Lo sacaron del costal, muchos monstruos lo atacaron y sus deditos cortaron. Este mundo era tan rápido que ya no había noche ni sueños, se deprimió y dejó de comer y su corazón latía más y más.

Siempre en lugares diferentes Corozo veía más monstruos de cinco dedos que sin piedad lo cogían. Unos monstruos grandes y otros pequeños que lo estripaban tan fuerte que sin aire lo dejaban.

blah

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Un día para Corozo cinco dedos no fueron monstruos, al igual que su corazón el mundo se desaceleró,

cinco dedos que se sentían tan diferentes a su mundo lo devolvieron y al curarlo a los árboles volvió

y con perezosos de dos y tres dedos la felicidad compartió.

FIN

llevalos en tu corazondejalos en su mundo

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