Cuento: el hada Falín Software de aplicación

Lorena Leticia Díaz López

En un pequeño poblado. Vivía una viuda que tenía dos hijas. La diferencia entre las dos hermanas era notable. Una era hermosa, dulce, agradable y de carácter bondadoso y la otra era mala, de mal genio, y orgullosa, sin embargo, ¡las cosas que hay que ver! La mama adoraba a su hija mayor que era tan odiosa que nadie podía soportarla, y odiaba a la más pequeña, que era todo una inocencia.

Esta última se llamaba Alicia, y cada día tenía que ir a la fuente a buscar agua para los servicios del hogar.

Un día se encontraba Alicia en la fuente, cuando se le acerco una viejecita, quien decía de una manera muy agradable, le pidió de bebe. La muchacha que era tan generosa, no lo pensó ni un segundo, y sin más le ofreció lo que pedía. A anciana al ver la bondad de Alicia, le dijo:-“por ser tan buenas, te voy a conceder un don: cada vez que pronuncies una palabra, saldrá de tu boca una flor, una piedra preciosa o una perla.”

Alicia ignoraba que la viejecita de su encuentro, no era más que el hada falín de probar su bondad. Pero como ya era muy tarde se despido de ella sin preguntarle nada. Al llegar a casa. Le dijo a su madre:-“perdóname mama, por haber llegado tan tarde.” Al hablar salieron de su boca rosas, perlas y diamantes. Esta, al ver aquel prodigio, se quedó con la boca abierta de tan asombrada que estaba. -¿Qué te sucedió? ¡Habla de una vez! Alicia le explico lo que había sucedido con la viejecita que se había encontrado en la fuente.

La mama que era tan envidiosa, quería que a su hija mayor también le pasara lo mismo, y la envió a la fuente a traer agua. La muchacha que además de orgullosa, era perezosa obedeció, pero a regañadientes.

Casilda, que así se llamaba esta admiración de maldad. Llego a la fuente refunfuñando y se sentó a un lado sin pensar por un momento en coger agua. De repente se le apareció una dama espléndidamente La mama que era tan envidiosa, quería que a su hija mayor también le pasara lo mismo, y la envió a la fuente a traer agua. La muchacha que además de orgullosa, era perezosa obedeció, pero a regañadientes.

Casilda llego enojada a su casa, por el esfuerzo que había hecho y por el mal encuentro que había tenido. Su madre al verla, le pregunto emocionada:” ¿cómo te fue, hija mía? Cuando Casilda respondió, salieron de su boca unos sapos y unas culebras. “¿Qué es esto? Seguramente Alicia tiene la culpa de todo”, y salió a buscar la muchacha. Pero esta, había salido corriendo a esconderse en el bisque, pues había escuchado todo.

El hijo del rey, que había salido de caza con su sequito, la encontró llorando, al verla tan triste, le pregunto: “- ¿cuál es el motivo de tu pena? Alicia le conto lo que había pasado y el joven quedo asombrado al ver que cada palabra que decía, salían una flor una perla o un diamante. Maravillado quiso conocerla las causas de aquel don y después de enterarse, comprendió que estaba ante una mujer maravillosa y quedo inmediatamente enamorado de ella. Pronto se celebraron las bodas y todo fue felicidad.