cuatro lunas

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CUATRO LUNAS, RETRATO DEL AMOR GAY EN EL SIGLO XXI Cuatro Lunas nos cuenta cuatro historias de amor y autoaceptación de personajes gays en las diferentes etapas de crecimiento; la niñez, la juventud, la adultez y la vejez. Con todo el drama que las relaciones humanas siempre conllevan, logrando un acertado retrato de los hombres y chicos gays del México de hoy. Historia con la que Sergio Tovar Velarde, el director, nos reafirma que el amor es amor, en cualquiera de sus versiones; y nos expone ante situaciones comunes que todos hemos enfrentado: la autoexploración, el primer amor, el rompimiento de una relación y la autoaceptación. No es una película exclusiva para el público gay, es tan universal como lo es conmovedora, al mover las más sensibles fibras en cada una de las historias, que logran mantenerte ahí hasta el final (Quieres saber qué pasa en todas en todo momento), pues aunque el trasfondo de cada una de ellas es la confrontación de un gay con su verdad, hablamos de autoaceptación, algo que todos tenemos que enfrentar en algún momento -o muchos- de nuestras vidas. ¿Cuáles son las historias? Tenemos a un chico de once años que lucha por mantener en secreto la atracción que siente por su primo; dos amigos de la infancia se reencuentran y comienzan una relación que se complica por el miedo de uno de ellos de ser descubierto; la relación de años de una pareja gay se ve amenazada tras la llegada de un tercero; y la historia de un anciano, casado y con hijas, que se obsesiona con un joven e intenta reunir el dinero para costear la experiencia. Una cinta imperdible que aunque no se hizo para educar, logra reafirmar su premisa: Amor es amor. La luna, en su giro alrededor de la Tierra, presenta diferentes fases según sea su posición con respecto al sol. La luna llena es la que vemos en totalidad, la nueva es la que es casi imposible detectar a simple vista; en el cuarto creciente se ilumina gran parte de ella y en el cuarto menguante la zona iluminada es cada vez menor. Una metáfora perfecta para “Cuatro Lunas”.

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Crítica de la película

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Page 1: Cuatro Lunas

CUATRO LUNAS, RETRATO DEL AMOR GAY EN EL SIGLO XXICuatro Lunas nos cuenta cuatro historias de amor y autoaceptación de personajes gays en las diferentes etapas de crecimiento; la niñez, la juventud, la adultez y la vejez. Con todo el drama que las relaciones humanas siempre conllevan, logrando un acertado retrato de los hombres y chicos gays del México de hoy.

Historia con la que Sergio Tovar Velarde, el director, nos reafirma que el amor es amor, en cualquiera de sus versiones; y nos expone ante situaciones comunes que todos hemos enfrentado: la autoexploración, el primer amor, el rompimiento de una relación y la autoaceptación.

No es una película exclusiva para el público gay, es tan universal como lo es conmovedora, al mover las más sensibles fibras en cada una de las historias, que logran mantenerte ahí hasta el final (Quieres saber qué pasa en todas en todo momento), pues aunque el trasfondo de cada una de ellas es la confrontación de un gay con su verdad, hablamos de autoaceptación, algo que todos tenemos que enfrentar en algún momento -o muchos- de nuestras vidas.

¿Cuáles son las historias? Tenemos a un chico de once años que lucha por mantener en secreto la atracción que siente por su primo; dos amigos de la infancia se reencuentran y comienzan una relación que se complica por el miedo de uno de ellos de ser descubierto; la relación de años de una pareja gay se ve amenazada tras la llegada de un tercero; y la historia de un anciano, casado y con hijas, que se obsesiona con un joven e intenta reunir el dinero para costear la experiencia.

Una cinta imperdible que aunque no se hizo para educar, logra reafirmar su premisa: Amor es amor.

La luna, en su giro alrededor de la Tierra, presenta diferentes fases según sea su posición con respecto al sol. La luna llena es la que vemos en totalidad, la nueva es la que es casi imposible detectar a simple vista; en el cuarto creciente se ilumina gran parte de ella y en el cuarto menguante la zona iluminada es cada vez menor. Una metáfora perfecta para “Cuatro Lunas”.

Y es que posiblemente esta es la idea con la que juega Sergio Tovar Velarde en su nueva entrega, en la que seguimos de cerca cuatro historias distintas sobre la homosexualidad en cuatro etapas de la vida.

La primera es la de una pareja que lleva casi 10 años junta pero tiene problemas debido a un tercero en discordia. La segunda es sobre unos jóvenes universitarios que inician una relación pero las cosas se complican, ya que uno niega su homosexualidad. Una más es sobre un niño de 12 años que se siente atraído por su primo y una última de un anciano que intenta reunir dinero para estar con un proxeneta mucho más joven con el que se ha obsesionado.

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La cinta, intenta seguir la fórmula de comedias románticas del estilo de “Realmente Amor” (“Love Actually”) y “Día de los Enamorados” (“Valentine's Day”), aunque aquí el eje central de cada historia es la homosexualidad.

Por medio de cada trama, el director explora el amor y la aceptación de estos hombres y cuál es la mentalidad de las distintas generaciones a las que pertenece cada personaje. De este modo, vemos que la pareja que lleva 10 años vive en un entorno donde no hay tapujos frente a otros, pero hay infidelidad y traición entre ellos.

Con los universitarios encontramos miedo entre los jóvenes para aceptarse a sí mismos en un entorno que no los juzga tan duramente como ellos creen. En cuanto a la historia del niño vemos el miedo de este mismo por saberse diferente, la falta de tolerancia de los de su edad y la perplejidad de unos padres que no terminan de comprender cuál es su propio sentir al respecto.

Finalmente, con el anciano encontramos la historia de ese hombre que, debido a los tabúes de su época, guardó silencio sobre lo que era prácticamente toda su existencia y que por lo tanto está condenado a llevar una doble vida.

Y aunque la línea argumental que sigue cada historia se nota bien delimitada y lo que vemos en pantalla logra percibirse real en gran parte por los diálogos y las actuaciones, inevitablemente nos convertimos en profetas al adivinar qué es lo que ocurrirá en casi cada paso y, sobre todo, en el desenlace de las mismas.

A lo anterior habría que sumarle el hecho de que varias escenas de “Cuatro Lunas”, con la intención de buscar conmover al público, terminan por apelar al melodrama (e incluso a veces con la música caen en lo cursi).

Por otro lado, aunque dos de las historias cuidan el tipo de tomas empleadas para mostrar el despertar sexual de los protagonistas; las otras utilizan escenas más explícitas que pueden resultar un tanto incomodas para algunos.