DOMINGO DEL BUEN PASTOR Domingo 17 de Abril de 2016

MIS OVEJAS ESCUCHAN MI VOZ Y YO LES DOY VIDA ETERNA

Dice el Señor: "Yo Soy el Buen Pastor" Conocemos el discurso del Buen Pastor que trae el Evangelio de San Juan, a partir de Jn 10, 11 y ss. Este año, se nos regala parte de este testamento espiritual que él evangelista ha querido consignar para nosotros. Con la finalidad de que podamos, en cada momento de nuestra historia, tener un referente cierto de aquel por el cual hemos abandonado todo para seguirlo. La experiencia del discipulado entraña un ejercicio constante de abandono, que se traduce en lo concreto en un dejarse conducir. Pues bien, nos dice San Juan que Aquel que nos ha invitado a seguirle, Jesús, se ha auto definido como EL BUEN PASTOR. Las características de este pastor son las que pasamos a enumerar: Dona su vida, por nosotros; el dinero no es la mediación de esta vinculación entre el pastor y su oveja; la vinculación no está dada por una institucionalidad, sino por el amor que surge del conocerse, es decir, surge de una relación de encuentro cercano que posibilita el conocimiento mutuo. Este Pastor no se cansa de buscar a los que aún no pertenecen al redil, es decir, este pastor busca integrar a todos en una experiencia única de comunión. En este cuarto Domingo de Pascua, Jesús nos invita a renovar nuestro discipulado tomando conciencia que Aquel que nos ha llamado es para darnos vida sobreabundante.

Cuarto Domingo de Pascua CICLO C Padre Carlos Hernández Vásquez �1

DOMINGO DEL BUEN PASTOR Domingo 17 de Abril de 2016

Cuarto Domingo de Pascua CICLO C Padre Carlos Hernández Vásquez �2

LA EXPERIENCIA DISCIPULAR DE PABLO Y BERNABÉ:Dejarse conducir por el Buen Pastor supone un modo de actuar. Testigos de esta dinámica son Pablo y Bernabé, quienes en la primera lectura dominical, nos muestran de modo concreto lo que un discípulo hace cuando se deja conducir por el Señor. En primer lugar, el discípulo anuncia, aunque experimente rechazo. Sabe que la verdad que proclama debe ser conocida por todos. En segundo lugar, el rechazo es tomado no como obstáculo, sino como un llamado que Dios hace para volver a poner nuestra confianza en El. Surge entonces un elemento que sólo aparece cuando se dialoga con el Señor: el discernimiento. Pablo y Bernabé entenderán que este "obstáculo inicial", el rechazo experimentado, Dios lo permite para un bien mayor. Es así que junto al Espíritu Santo deciden iniciar la expansión de la Buena Nueva ahora en el mundo pagano. Esto último es de tremendo valor para los tiempos actuales. Lo que la Iglesia hoy vive, y Dios lo permite, es para que los cristianos más que nunca muy unidos al Señor disciernan los signos de los tiempos para anunciar con potencia el Evangelio en medio de las situaciones complejas que hoy se dan de manera tan variada en medio de una cultura cada vez más compleja. No por nada Aparecida nos invitaba a descubrir los nuevos areópagos en nuestra cultura que necesitan ser evangelizados. En este año jubilar, precisamente, debe ser la misericordia la que nos mueva a anunciar al Señor en medio de esta cultura. No hay obra más grande de amor, anunciar esta vida abundante allí donde constantemente ella es denigrada. Allí donde no no respeta ni valora al ser humano con la dignidad de Hijos de Dios. En la tercera parte del Documento de Aparecida: LA VIDA DE JESUCRISTO PARA NUESTROS PUEBLOS, en el número 10: NUESTROS PUEBLOS Y SU CULTURA, en específico en número 491 Aparecida enumera los lugares que deben ser hoy acompañados y evangel izados como verdaderos nuevos areópagos: las comunicaciones, la construcción de La Paz, el desarrollo y liberación de los pueblos, sobre todo de las minorías, promoción de la mujer y de los niños, la ecología y la protección de la naturaleza, la cultura, la experimentación científica, las relaciones internacionales. La idea que sustenta todo esto es la inculturación del Evangelio. Y mostrar en estas nuevas situaciones y lugares que Jesús es el Buen Pastor que nos puede conducir hacia una vida plena, una vida llena y no recortada de sentido abundante de amor.

San Juan, nos vuelve a reiterar que existe una muchedumbre incontable, que espera poder encontrarse con la vida plena que sólo el cordero de Dios les puede ofrecer. Que el Señor nos anime a llevar la Buena Noticia a los nuevos areópagos del tiempo actual.