cuando el pueblo jugó a ser papá dios

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CUANDO EL PUEBLO JUG A SER PAP DIOS(Un bojeo a la toponimia cubana)

Por ARGELIO SANTIESTEBAN

ARGELIO SANTIESTEBAN (Banes, Cuba, 1945): Periodista y escritor. Escribe para revistas, peridicos, radio y TV desde los aos 60. Fue redactor de la publicacin universitaria Alma Mter. Tuvo una columna fija en el ya extinto peridico El Mundo. Perteneci al staff en La Habana de la agencia noticiosa Reuters, y al equipo de reportajes especiales de Bohemia, decana de la prensa en Cuba. Fue miembro fundador de la Brigada Artstico-Literaria Hermanos Saz. Estuvo entre los creadores de la TV educativa en Cuba. Correaliz un gran nmero de videodocumentales, exhibidos en el pas y en canales extranjeros. Fue cofundador de los programas televisivos Puntos de vista y Entre libros. Es autor de varios libros, en su mayor parte dedicados a la historia y el folklore de Cuba: El habla popular cubana de hoy (tres ediciones: 1982, 85 y 97), Uno y el mismo (1994, estudio sobre folklore cubano comparado), Picarda cubiche (1994, sobre el humor popular), Ancdotas de Cuba (1999), etc. Entre otras distinciones periodsticas y literarias recibi, en su primer convocatoria, junto a Nicols Guilln, Eliseo Diego y Toms Gutirrez Alea, el Premio Nacional de la Crtica, que concede el Ministerio de Cultura de su pas. Tambin ha sido premiado o mencionado en los concursos de Periodismo CientficoFernando Ortiz, de Humorismo Marcos Behemaras, Primero de Mayo de la CTC, Festival de la Radio, etc. Ha elaborado guiones de multimedia, y campaas publicitarias. Actualmente mantiene espacios fijos en revistas, en revistas electrnicas, en la radio y en la TV.

DEDICATORIAA quienes saben que no resulta imprescindible ser un tipo almidonado -el proverbial chorro e plomo-- para actuar segn el ms estricto rigor cientfico. (Son los convencidos de que se puede ensear y aprender-divirtindose).

A los gegrafos precursores, empezando por el vasco Lakosa, a quien le castellanizaron el nombre como un vulgar Juan de la Cosa. l cartgrafo, navegante, soldado puso por primera vez el contorno insular de mi pas en un portulano. Pero hizo ms: anunci una escuela del gegrafo no puro, multivalente, el que poda ser, adems, lexicgrafo, o escritor costumbrista, o experto en economa, o, de nuevo, hombre de armas. De Pichardo a Nez, pasando por Tranquilino Sandalio de Noda y Juan Prez de la Riva.

NDICEI: Rtulos macondianos, con antecedentes en Jehov ... II: El turno del ofendido ..................................................... III: Gente que dej su huella .............................................. IV: Todos los credos .......................................................... V: Disparates: pretensos o evidentes? .......................... VI: Surrealismo en el mapa ............................................... VII: De todo, como en botica .............................................. ADDENDA: Calles habaneras: de la poesa al guatacazo... BIBLIOGRAFA, para quien ms quiera saber.....................

I: RTULOS MACONDIANOS, CON ANTECEDENTES EN JEHOVLas palabras estn de ms cuando no fundan.... Jos Mart Aquel da el vecindario amaneci en alarma de combate. El desconcierto no tena como motivo que anduviese merodeando un Draque o un Guatarral, segn las versiones tropicalizadas con que criollaje y gallegada designaban a Drake y a Walter Raleigh. (1) No. La gente anda con el corazn en la boca porque se est cerniendo una amenaza ms escalofriante que el pabelln de tibias y calavera, ms terrorfica que cualquier hermano de la costa, por arrancapuescuezos que fuese. Digmoslo de una vez: sobre Macondo (2) se ha abatido la peste del insomnio y, con ella, el sobrecogedor tremedal del olvido, capaz de borrar las palabras que designan a las cosas. Atareadsimos andan, ponindoles rtulos a la silla, al atril, a la chiva, al astrolabio, a la yuca, al orinal, como demiurgos que, Palabra mediante, salvan al mundo a fuerza de nombrar cada una de sus piezas. (3) El asunto no era nuevo, ni mucho menos. Milenios atrs, en el fondo del Mediterrneo, ciertas tribus entonces insignificantes lean en su libro sagrado: Sea la luz, y llam Dios a la luz Da, y a las tinieblas llam Noche. Tambin dijo Dios: descbrase lo seco, y llam Dios a lo seco Tierra, y a la reunin de las aguas llam Mares.... (4) As de sencillo, porque nombrar es un acto de creacin: el Hacedor, mientras genera las cosas, va bautizndolas. (5) Ese truco bien se lo aprendi el pueblo --en todas las coordenadas, incluidas las de Cuba-- y entonces decidi... jugar a ser Pap Dios. No bastaba con que una comarca se plegara en lomero, fuese irrigada por un arroyo, se enfrentara a una ensenada y colindase con un desfiladero.

Comarca, lomero, arroyo, ensenada y desfiladero slo seran como plidas sombras de Platn, mientras las gentes, a su antojo inconsulto, no les diesen nombre propio. Ah, topnimos (6), rtulos mgicos, palabras que fundan.

NOTAS: (1) G. Eguren: La Fidelsima Habana, pp. 88 y 121. (En todos los casos, para detalles de la edicin, vase la bibliografa, al final de este opsculo). (2) Existe una nowhere land --tierra de nadie... o de todos-- definida por los Beatles. As, Falkner invent para consumo de seres anglfonos su pueblucho de topnimo impronunciable: Yoknapatawpha. Para no ser menos, nosotros por el conjuro de Garca Mrquez-- creamos ese Macondo indigerible para gentes no caribes. Y vaya lo uno por lo otro. (3) (4) (5) Garca Mrquez: Cien aos..., pp. 63-69. Gnesis I, 5-10. El nombre de un perro es tan importante como el perro mismo, dictamina socarronamente Augusto Monterroso (Fabulaciones... , p. 55). (6) Un buen vecino mo, al escuchar que yo escriba sobre el topnimo, me pregunt si se trataba de una mala palabra. Y en verdad que el vocablo, a pesar de su inocente significado --nombre propio de un lugar geogrfico-- no deja de poseer, por arcanas razones, cierta resonancia obscena.

II: EL TURNO DEL OFENDIDOestos hombres de color de laurel, que no conocen todava la ropa, la culpa ni el dinero. Eduardo Galeano En cuanto a minuspreciar a congneres de la grey humana, dgase que lo mam en el mismsimo pecho materno de Suzanna Fontanarossa. De nio vio, en el mercado esclavista de su Gnova natal, cmo un ruso poda enorgullecerse de valer nada menos que cinco bueyes. (Un blgaro se cotizaba slo a cuatro). (1) Es decir, una magistral leccin prctica de lo que Aristteles plantea en su Poltica: hay quienes nacen para mandar, y quienes nacen para se esclavos. Entonces no ha de extraarnos que al marino ligur aquellos seres con pelo como cerda de caballo tan tontos que se hieren accidentalmente con las espadas-- le hayan parecido homnculos, anteproyectos de hombres. Ni creencias trascendentes les concede: Me pareci que ninguna secta tenan.(2) Pero ahora viene lo mejor. En su Diario el Gran Almirante de la Mar Ocana presupone que los indoamericanos no saben hablar! Claro, si ni siquiera entienden al judo converso Luis de Torres, versado en rabe, hebraico y hasta en caldeo.(4) Y Coln deja constancia de un edificante proyecto: llevar media docena de aquellos subhombres a la Pennsula, para que aprendan a falar. (5) Entonces, se inaugura en estas tierras el topnimo tras el arribo de una nao y dos carabelas? No hay tal. Milenios antes de que segn la tradicin cristiana-- naciese un niito hijo putativo del carpintero Jos, ya en Cuba se hablaba, por la elemental razn de que en tan remota poca ya existan aqu seres humanos.(6) No hay que abusar de la imaginacin para verlos confiriendo nombre propio a un paraje, de tierra suelta, ideal para un conuco, o a aquella ensenada donde tanta pesca se captura con el guaicn.

Pero El Descubridor, erre con erre, anda desparramando topnimos a diestra y siniestra. Total, slo para ganarse el ridculo y el olvido. As Bariay, punto inaugural, hoy conserva el mismo nombre aborigen. Evangelista transitara por denominaciones mil, las ms recientes Isla de Pinos o de la Juventud.(9) Puerto Grande no es tal, sino que responde al indocubanismo Guantnamo.(10) Nadie en Cuba conoce al Ro de Mares, pero s a Gibara.(11) (Dos excepciones en la nomenclatura colombina. Se conservan Cabo Cruz (12) y Jardines de la Reina,(13) donde aquella alma de mercader se dej llevar excepcionalmente, cuando bautiz al paraje, por el vuelo potico. En su segundo viaje).(14) La guataquera entindase adulacinno estuvo fuera de esta danza. As pretenden, infructuosamente, cambiar Cuba por Juana (Juan, hijo de los Reyes Catlicos) y por Fernandina (Fernando de Aragn, el pillo en el cual se inspir Maquiavelo para disear a su prncipe inescrupuloso). Como es bien sabido, a los indocubanos se les extermin con caa digna de que ya se hubiese inventado la palabra genocidio. Pero les lleg el turno del ofendido. Hoy el pas y su capital se designan con nombres que vinieron de su lengua cantarina, Guantnamo se denomina a una provincia. Banes cacicazgo Banes reconocido internacionalmente como la capital arqueolgica del Caribe.(16) Ah est Ariguanabo,(17) potico ro del palmar. No faltar ni siquiera Mabuya(18), dios tano del mal. Y as hasta el infinito.(19) Fue el pataleo del ahorcado. Mnima y pstuma revancha. Pero revancha al fin.

NOTAS:(1) (2)

Y. Svet, Cristbal Coln, pp. 34-35. En el Diario de navegacin, primer viaje colombino, anotacin de viernes 12, octubre, 1492. Lo de indios surge de Las Indias, delirante topnimo acuado por Coln, a quien de seguro le desaprobaron la Geografa hasta en el kindergarten. No fue su nica metida de pata geogrfica. As, por ejemplo, situ a Cuba en los 49 grados N, es decir, ms arriba del actual asentamiento de Nueva York.

(3)

(4)

De Torres olvid todas estas lenguas, instantneamente, en el fuerte Navidad (La Espaola), una tarde en que los conquistadores decidieron apualearse con entusiasmo.

(5)

Diario de Coln, da citado. La tesis ha tenido defensores ms cercanos a nosotros en el tiempo y el espacio. Vase este ttulo disparatado: La falacia del idioma indgena (Manuel Prez Beato, La Habana, 1942).

(6)

No existe unanimidad en cuanto a la llegada del ser humano a Cuba. Algunos investigadores la ubican siete mil aos atrs. Lo de descubridores resulta discutible, por decir lo menos. Eduardo Galeano seala que a nadie se le ocurre calificar a los romanos como descubridores de la Pennsula Ibrica, pues al arribo de las legiones tal rea estaba de antiguo habitada.

(7)

(8)

134 C7. (En todos los casos remitimos a mapa y cuadrcula del Atlas de Cuba. Instituto Cubano de Geodesia y Cartografa. 1978.).

(9) (10) (11) (12) (13) (14)

Mapa 116, Atlas cit. 142 C4. 134 C7. 138 C1. 128 C2, 130 A4. No slo en Cuba desaparecieron topnimos colombinos. Un ejemplo: el Golfo de las Flechas (en la Espaola) hoy es la Baha de Saman.

(15) (16)

140 B2. Este humilde emborronacuartillas se enorgullece de que Banes sea su patria chica.

(17) (18)

112 B3. 124 C4.

(19)

Por ejemplo, Biajaca, documentada como indocubanismo por Las Casas, aparece siete veces en el mapa de Cuba. (Es un pez fluvial autctono, Cichlasoma tetracantha, Valenciennes).

III: GENTE QUE DEJ SU HUELLANo quiero que mi nombre se borre Tonada campesina, Sierra Maestra. Sujetos hubo durante siglos, generacin tras generacin, que dejaron sus improntas en el mapa, como clavadas con alfileres. Ah tiene usted a Mara la Gorda (1), obesa y complaciente, regenteando su establecimiento costero, donde se ejerce la antiqusima profesin, para beneficio de piratas que, tras larga soledad martima, claman por desfogue. O el buenazo de Reyes, tabernero solcito, pronto a brindar tragos y tentempis a los viajeros en aquel nudo ferroviario. All, donde se enlazan los caminos de hierro, va a surgir un pueblo: Unin de Reyes. (2) La Zoila, La Virginia, La Teresa, La Matilda, La Teodora (3), fueron hembras bien singularizadas, como lo prueba la presencia del artculo determinado (3). Por su parte, Vieja Linda y Pepe el Hermoso (4) prestaron gustosamente sus nombres a sendos barrios habaneros. A menudo el topnimo no invoca a un nombre propio, sino a alguna cualidad. Hace falta devanarse mucho los sesos para adivinar cmo eran los padres fundadores de Borrachos(5), all frente a la costa caribea? (6) Lugares hay donde se rastrea la presencia de antiguos perdonavidas: Loma de los Guapos, Cayo Negro Malo(7, 8) Por tierras pinareas dos hembras de muy buen ver nos legaron La Deseada y La Apetecida (9). Otra fmina, tambin en el occidente sta de anatoma impresentable-- dej su huella: La Barrigona (10). Lo improsulto versin cubana del non plus ultra--, se da en cierto pueblecito matancero. La simple pregunta De dnde es usted? hace sonrojar a los all nacidos. Porque no es fcil contestar: Yo soy de Los Ladrones. (11)

NOTAS:(1) (2) (3) (4) (5) (6)

108 C4. 112 B 7. 128 C8, 124 C4, 112 B3, 13 A5, entre muchsimos otros ejemplos. Ambos en mapas 106-107. 142 C3. Le son etlicamente afines Ginebra (comarca holguinera), y Aguardiente (casero de Los Canarreos). El punto caribeo Daiquir, que se manda un sol de justicia, no poda menos que prestar su nombre para llamar a un trago refrescante, mundialmente famoso y preferido por Hemingway, quien le suprimi el azcar y le duplic el contenido combustible.

(7) (8)

122 A7 y 118 B5, respectivamente. El tema de la guapera es una constante en el mapa. Existe El Sopapo en varias provincias (La Habana , Cienfuegos y Santiago de Cuba). Claro, el antdoto se puede encontrar en la desembocadura del Cauto: Amansaguapo.

(9) (10) (11)

114 A2 (laguna) y 108 A7, respectivamente. 109 B6. 118 D2.

IV: TODOS LOS CREDOS (1)San Berenito, Santa Luca, todo mezclado... Nicols Guilln

Un da cierto viajero anglfono, hombre apasionadsimo por Cuba, con entusiasmo recorra mapas de nuestros campos y ciudades. Tras un suspiro, levant la vista de un pliego y me dijo, entre quejoso y divertido, en su media lengua: Coou, Argelio, esto no ser un mapa. Ser un santoral!. Y sobradas razones asistan al amigo visitante. Santa Rosa, aunque sea de Lima, anda por la geografa cubana en 32 puntos, segn el Atlas que hasta aqu nos ha guiado. Rita, abogada de imposibles, acumula 15 menciones. Antonio merece 26, incluidos dos municipios (2), que no en vano goza de vara alta, por ser santito casamentero. Francisco, eclogo serfico, hermano lo mismo de las estrellas que de los lobos, llega a la treintena. Isidro, pobre labrador, slo tiene 5. Luis, con todo lo rey que fue, se anota menos de una docena aunque, como Antonio, preside dos ayuntamientos. (3) Claro, tambin el asunto tiene su punta jocosa. Muchos imaginan en Santos Surez (4) barrio capitalino-- un homenaje a varios hermanos piadossimos. Pero a Santos Surez (Joaqun) le bast una muy profana, intelectual y poltica vida en la Cuba del siglo XIX, cuando fue Secretario de la Sociedad Patritica. No hay que obtener la santidad plena para figurar en el mapa. Ah tienen al humilde Fray Benito (5). Y a Las Monjas (6), quienes de seguro con su labor misionera dejaron un nombre para un accidente del cayero. El para los creyentes sacrosanto Nombre de Dios (7) aparece en una ensenada y un ro pinareos.

Sesudos folklorlogos aseguran que los devotos tratan confianzudamente a San Pedro, quizs por su humilde origen, o tal vez gracias a su carcter de portero celestial, que lo hace muy cercano a los asuntos terrenos. Por esto no ha de asombrarnos que los santiagueros hayan inventado, con cario, un San Pedrito (8). Menos fcil de entender es la existencia de un camageyano San Miguelito (9) diminutivo que no le cuadra al fiero jefe de las milicias celestiales. (San Miguel venci al enemigo / con el Santsimo, cantan los devotos de nuestro espiritismo). Simptico detalle: en Cuba es frecuente en los campos el nombre propio masculino Cruz, de donde surgi un San Cruz holguinero (10) que El Vaticano ignora. En Santiago tienen una cementerial Santa Ifigenia (11) --con I y no con E--, que nunca se ha tomado el trabajo de cursar el cansino proceso de la canonizacin. (No poda andar por Roma, pues ella era griega, hija de Agamenn, jefe de quienes sitiaron a Troya un milenio antes de que existiese el cristianismo). Tambin en Santiago, tienen un Purgatorio, con la ventaja de que las almas en pena pueden ir a refrescarse en el Paso de la Virgen. (12) Por traidorzuelo, a Judas (13) los avileos lo mandaron desterrado a un cayo. Pero no todo es Iglesia, con ortodoxa mayscula. Porque ah tenemos a La Bruja, quien residi en una loma oriental y en otra espirituana (14). Y Boca de las Brujas (15) mete miedo en un casero matancero. (Estas seoras de la noche pueden ser africanas, gallegas o isleas canarias--, que de todas esas latitudes hemos recibido carga mgica). El bant Zarabanda (16) se fue hacia un paraje cenaguero, portando su mltiple identidad, que lo equipara con el cristiano San Pedro y con Ogn, seor yoruba de la forja. Lo que es ms sorprendente: en nuestra geografa se filtr la Antigedad Clsica. Miren a Telemaco (17) quien trataba a los dioses de t por t en La

Odisea--, pero con desplazamiento acentual, y residenciado por el Camagey. Belona (18), romana deidad belicosa, anda metiendo bulla junto a la Sierra de Canasta. Y Neptuno (19) abandon su reino marino, quizs persiguiendo a la diosa Artemisa (20), de la cual slo dista en el mapa un par de pasos. Lo que nadie jams podr explicar: a miles de kilmetros del mundo que profesa la fe islmica, Mahoma vino a formar parte de un topnimo, en un canalizo de Sagua la Grande (21). Si entran en conjuncin un topnimo y un mote, ambos de procedencia religiosa, la mixtura puede resultar explosiva. Algn forastero localizaba en Santiago a cierto personaje apodado El Diablo, y le contestaron que El Diablo viva ah alantico, pa la parte atrel infierno. El lance casi termina en trompones, pues el recin llegado pens que le tomaban el pelo. Pero la informacin era exacta y nada burlona. Remita a un paraje santiaguero as llamado: El Infierno (22).

NOTAS:(1)

En materia de fe, Cuba es como el proverbial ajiaco, ese plato tradicional donde se confunden los ms dismiles ingredientes. Del rea hispnica nos lleg el cristianismo, sobre todo en su vertiente ms popular y supersticiosa. Con la trata esclavista vendran, entre otras, creencias bantes, yorubas, de El Calabar. Especial mencin corresponde a los yorubas, cuyo elaboradsimo panten recuerda al grecorromano. Las deidades de todas estas procedencias habran de sincretizarse intensamente.

(2) (3) (4) (5) (6) (7) (8)

San Antonio de los Baos (112 B3) y San Antonio del Sur (142 B5). Uno en Pinar del Ro (108 A6) y otro en Santiago de Cuba (138 A8 y 142 B1). 106 A2. 134 C7. 122 A1. Ambos en 110 B5. No consignado en el Atlas. Limita con el Cementerio Santa Ifigenia, y con los barrios Los Pinos, Centro Urbano Jos Mart, J. G. Gmez y Sagarra.

(9) (10) (11) (12) (13) (14) (15) (16) (17) (18) (19) (20)

130. Plano de la ciudad. 136 A7. No rotulado en el Atlas. Limita con los barrios San Pedrito y Agero. No consignados en el Atlas. Ambos en la zona de Boniato. 124 B6. 138 C4 y 122 B7, respectivamente. 118 A3. 120 B2. 128 B8. 142 B3. 112 B3. 112 B2. (Claro, ms que la diosa de la cacera, aqu influy la planta medicinal homnima, Ambrosia paniculada). El Atlas lo ignora. Teresa Carbonell Medina informante en esta investigacin, quien adems narr la ancdota-- clasifica a El Infierno como zona suburbana, perteneciente al barrio La Repblica.

(21)

V: DISPARATES: PRETENSOS O EVIDENTES?No me cuadra la lista con el billete. Frase popular cubana.

A veces la toponimia nos tiende trampas. As, paradjicamente, Puerto Boniato (1) dista del litoral casi una decena de kilmetros. Ah, pero puerto, como accidente geogrfico, no slo denomina al lugar de la costa dispuesto para dar abrigo a los barcos, como declaran los diccionarios al uso. Aqu subyace una vieja voz del rus hispnico (2). Leo en un recodo de la literatura espaola: puerto le llaman aquellos campesinos a la cima del monte (3). Lo cual resulta perfectamente acomodado a la topografa de ese punto santiaguero. (Ahora mismo estoy escuchando a Los Compadres entonar aquello de Que nos vamos a comer, / sarandonga, / un ame con bacalao, / sarandonga, / en lo alto del puerto). Hay en Cuba otros puertos de tierra adentro: El Puerto (4), trepado en el lomero mayaricero; Puerto Arturo (5), poblado espirituano tocayo del Port Arthur asitico; Puerto Escondido (6), que lo est hasta el punto de slo conocer las aguas del ro Zaza. El banense Puerto Rico (7) s se enfrenta al Atlntico, pero no responde a la definicin clsica, pues no hay all instalaciones portuarias, sino una elemental base de campismo. Vienen ms perplejidades con los cayos, tambin de tierra adentro. Los Cayos de San Felipe (8) estn encaramados en la Cordillera de Guaniguanico. Cayo Espino (9) dista muchsimo tanto del Golfo de Guacanayabo como del Mar Caribe. Y otros incontables cayos no conocen ni de lejos el olor del salitre. Cmo explicar la anterior incongruencia? Pido venia para hacer luz, autocitndome: CAYO DE MONTE m. Cub. Boscaje de poca extensin (10).

Mas no concluyen aqu nuestras sorpresas. Bien conocida es la definicin de punta, como una lengua de tierra que penetra en el mar. Pero existen en Cuba puntas nada marinas. Quizs el caso ms conocido por su significacin histrica y su pertenencia al territorio capitalino-- sea el de Punta Brava (11). Sin embargo, en un solo municipio el oriental Bartolom Mas-- encuentro a Punta de Cana, Punta Islea y Punta Verraco, sitios todos ellos divorciados del mar (dos poblados y una loma) (12). El asunto parece tener un sencillsimo porqu: el vocablo en estos casos no es marino, sino agrcola. Con humildad solicito nuevamente licencia para autocitarme: PUNTA f. Cub. Pequea porcin de terreno sembrada de frutos menores. * Tengo, para ti, mulata, / una punta de maz / que me llega a la nariz / y no espiga ni una mata*. Tonada popular.. (13) Con lo cual se ponen las cosas en su lugar, y recobramos una lgica que ya andaba en trance de naufragio, aunque fuese tierra adentro. Ah, pero an quedan topnimos que parecen hallarse ms all de cualquier explicacin cuerda. Ah est Miramar (14), en las cercanas de Las Mercedes, donde comienza a empinarse por el norte la Sierra Maestra. Y, para divisar desde all las aguas caribeas tendramos que taladrar con la vista el macizo montaoso. (15)

NOTAS:(1) (2)

142 B1. Siglos de aislamiento explican la abundante presencia de arcasmos en boca del guajiro. Nuestro hombre de campo ha pronunciado dotor, melecina, nadie, celebro, mesmo, tal como lo hacan los clsicos de la lengua: Santa Teresa, Cervantes, Lope, Quevedo.

(3)

La cita, en la novela T eres la paz, de Gregorio Martnez Sierra (1881-1947), narrador y comedigrafo, que fue libretista de Falla en El amor brujo.

(4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11) (12) (13) (14) (15)

142 A2. 124 B2. 120 B8. 140 B2. 110 B6. 138 B3. Argelio Santiesteban: El habla popular, 3ra. edicin, p. 101. 106 A1. Los tres en 138 B4. Santiesteban: Op. cit., p. 346. No rotulado en el Atlas. Corresponde a 138 B3. No obstante, dgase en justicia que semejantes barbaridades no se producen exclusivamente dentro de la toponimia popular. Cuando filmaron La Rosa Blanca un engendro prohijado por Fulgencio Batista-- los expedicionarios ven desde Playitas las luces de Santiago, a pesar de la accidentadsima topografa que separa a ambos puntos: Sierra de Imas, Sierra de Mariana, Sierra del Maquey, Cordillera de la Gran Piedra Cosas veredes!

VI: SURREALISMO EN EL MAPANo te asustes cuando veas al alacrn tumbando caa. Costumbre de mi pas, mi hermano Tonada popular, deliciosamente disparatada. Alguien debera haber aconsejado a Bretn que se diese una vuelta por Cuba. Aqu, con nuestros topnimos, hubiera enriquecido su Manifiesto surrealista. Vayan, a continuacin, algunos botones de muestra. En la mayor cordillera del pas, con un poquito de suerte, usted puede localizar el casero Maldita Sea.(1) Por Palma Soriano existe un Ya Veremos.(2) En la provincia holguinera se conoce un Salsipuedes(3). Mientras, Llega y Pon (4) es topnimo en Matanzas. Y mire usted qu cosa-tales nombres, a los vecindarios de esos cuatro poblados, les parecen lo ms natural del mundo. Se sabe, por Ranchuelo, de cierto Tumba la Burra (5), emparentado espiritualmente con los cayos sageros Tumba la Olla (6). Los guaimareos no s si por un trastorno en las papilas gustativas-- no se inmutan ante la presencia de un Limn Dulce (7). Por la frontera provincial Santiago-Guantnamo anda suelto un caverncola, escapado de las tiras cmicas: Trucut (8). La Vbora (9) se denominan un barrio capitalino y una laguna pinarea, en un pas donde los ofidios venenosos slo se conocen a travs de lminas, en los textos de Zoologa (10). Tambin disparatadamente ajenos se nos aparecen esos Manzanares (11) del trpico (poblacin y laguna en Placetas). Un cayo avileo se llama Felipe el Grande (12). Y uno se siente tentado a pensar que el nombre recuerda los das en que el monarca all se vacacionaba. Al respecto slo existe una pequea dificultad: el taciturno constructor de El Escorial jams cruz el charco atlntico.

Est por ver si en cierto casero escambraico la luz alumbra. Quizs haya perdido hasta esa propiedad esencial cuando le trastocaron su gnero: El Lumbre (l3). Por Las Tunas fluye un temible ro, donde se nos puede aparecer un jige, una madre de agua, un cageiro u otro representante de la teratologa popular. Imagnese, tal va de agua no se llamar por gusto El Monstruo (14). En una punta del sur pinareo se conspira gastronmicamente contra los felinos: Comegatos (15). Mientras, en una ensenada del norte matancero, se le hinca el diente a algo menos paladeable: Mascahierro (16). Un grupo de pinareos, y otro de Villaclara, decidieron fundar sendos poblados. Quizs para evitar disparates como los ya descritos votaron por no comprometerse, y en ambos casos escogieron el topnimo Sin Nombre (17). Pero el asombro padre asalta al viajero en la va que une a Banes con Guardalavaca. A la entrada de un poblado, el cartel muestra ntidamente el coprolgico nombre: Retrete (18). Y haber escogido un topnimo tan demencial no se lo explican ni en el camageyano Cayo Loquera (19).

NOTAS:(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10)

138 B5. 138 A7. 136 A7. 112 C7. 120 B6. 118 C7. 136 A2. 142 B2. 106 A2 y 114 A2, respectivamente. En cuanto a la barriada habanera, se conoce bien el origen de la denominacin. All, en tiempos lejanos, una consulta mdica exhiba el emblema de los galenos, con la serpiente.

(11) (12) (13) (14) (15) (16) (17) (18)

Ambos en 120 C8. 124 A5. 122 B7. 136 B1. 114 A2. 118 B3. 112 C1 y 120 A6. 140 A1. Aparece como El Retrete en el Atlas. Pero la gente siempre ha omitido ese artculo. Y ya se sabe: voz del pueblo, voz de Dios.

(19)

132 B2.

VII: DE TODO, COMO EN BOTICAParece que estuvieran ante nosotros todas las cosas y criaturas de la Creacin [] sus nombres. Eliseo Diego. Acaso existe algo que la toponimia no pueda usar como materia prima? Pues no. Literalmente, cualquier cosa es potenciar punto de partida para denominar a un batey, a un casero, a una quebrada. Como en cajn de sastre, todas las categoras se mezclan a la hora de nombrar. Topnimo hay que conserva un trozo de nuestro ayer. All por los aos fundacionales, el obispo Armendriz anda repartiendo excomuniones a manos llenas, sin respetar ni al mismsimo gobernador. El geniecillo que el religioso se gasta tiene su origen en ciertos ataques, que le ponen el carcter intransitable. Pero cur de sus dolamas, gracias a la inmersin en un entonces lmpido ro, que se nombra con su apellido, previamente deformado: Almendares (1). (Los trinitarios, a pesar de que tienen sobrada historia, en el mismo trance de llamar a un curso de agua, recurrieron al fcil expediente de una interjeccin: Ay (2). Y en Campechuela bautizaron a un ro con la onomatopeya del lloriqueo infantil: Gu (3) ). Por lo visto, en las inmediaciones de Manzanillo han estado especialmente atentos al llevar con pulcritud las columnas del debe y el haber. Figrense que all un poblado se nombra Cuentas Claras (4). Un cayo avileo, Contrabando (5), ha de tener largo historial en cuanto a esa actividad non sancta, quizs en los das coloniales del comercio de rescate, quizs en los ms recientes, cuando de Cuba se burlaba la Ley Seca norteamericana. Hay topnimos que parecen un pcaro reto a la diccin, como el santiaguero Bueycabn (6), o El Cabadero (7), junto a la Sierra de Cubitas. Cierta playa de Matanzas conjuga a una muy bien llevada pareja: Buey Vaca (8).

A menudo se convoca a la poesa: Balcn de las Damas (9), Punta Bailarina (10), o Bella Elisa (11), que parece bautizada por Beethoven, habida cuenta de la pieza casi homnima. Pero a veces asoma lo ttrico, como en ese luciferino Aquelarre (12). El Vicio (l3) anda a calzn quitado en un ro de Vertientes. (Que no se alarmen los moralistas: quizs tenga el topnimo igual origen que el de Villaviciosa, ciudad asturiana clebre porque all la vegetacin prospera rpidamente, o sea, se va en vicio). Una fluvial Maja (14) cursa por Villaclara, como para recordarnos un sublime delirio del cubano mayor: He hablado a solas con La Maja de Goya (15). La veleidosa rueda de La Fortuna ha ido dejando huellas toponmicas a lo largo de nuestra historia. Si se viven vacas gordas, si todo es color de rosa, si hay bonanza en el espritu y en el bolsillo, entonces se da nombre a La Abundancia (16), La Alegra (17) , Buena Ventura (18) , Armona (19) , bajo los optimistas colores prismticos del Arco Iris (20) . Ah, pero al vaciarse Los Calderos (21) , lo que implica mantener la Muela Quieta (22) , se est bajo la amenaza de acumular Hambre Vieja (23) , fuente segura de Congojas (24) . Y termino preguntando: no se ha sonrojado usted ante el mapa, como si examinara una obra desvergonzada, prohibida por el Index? Pues yo, mojigato, confieso que s me sucede, al tropezarme con topnimos tan procaces como las Tetas de Juana (25) , Boca Rica (26) , Calentura Arriba y Calentura del Medio (27) , Hoyo Colorado (28) , Rito de Chupadores (29)

NOTAS:(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11) (12) (13) (14) (15) (16) (17) (18) (19) (20) (21) (22) (23) (24) (25)

106 A2. Antes Casiguaguas (indocubano) y De La Chorrera. 122 B7. 138 A3. 138 A3. 124 A4. No rotulado en el Atlas. Entre Caletn Blanco y Mar Verde, Santiago de Cuba. 132 C1. Mapa 110, plano de la ciudad. No se halla en el Atlas. Paredn costero de Banes. 110 A7. 142 A2. 126 C5. 128 B7. 118 C5. Jos Mart: Obras Completas. Ciencias Sociales, 1975. T. 22, p. 285. 138 B7 y 142 B2. 120 A7, 138 A7, 138 C2, etc. 130 A7, 140 C1, etc. 112 C6, 112 C8, etc. 118 C1. 142 B6 y 140 C4. 120 B4, 126 C5, 130 B2, etc., a veces en plural. 134 C3. 120 B4, 112 C5, etc. No se refleja en el Atlas. Estn en la Sierra de Banao. (Existen muchos casos ms. Tetas son dos elevaciones vecinas, que hacen recordar la anatoma femenina).

(26) (27) (28) (29)

130 B6. Ambos en 140 C5. 118 C3. No aparece en el Atlas. Poblado de Contramaestre.

ADDENDA: CALLES DE LA HABANA (DE LA POESA AL GUATACAZO) (1)Que se ponga nombre a las calles, para que se entienda dnde se han de hacer las casas. Cabildo, enero 5, 1603. Al principio no fue El Verbo, sino el desbarajuste de la urbanizacin colonial a la bartola. A ochenta aos de su fundacin, San Cristbal de La Habana slo cuenta con cinco calles: de los Oficios, Real (hoy Muralla), de las Redes (Inquisidor), del Sumidero (OReally) y del Basurero (Teniente Rey). Slo all se edificaban las casas en lnea pues las dems estn plantadas a capricho del propietario, cercados y defendidos sus frentes, fondos y costados con una muralla doble de tunas bravas. El pueblo fue nominando las calles sobre la base de lo circunstancial. Una se identific por los menestrales que all ejercan sus Oficios; otra, por los paseos matinales de un Obispo; una tercera, por la Lamparilla que encenda un devoto. En la nomenclatura citadina iban a sumarse un rbol de Aguacate, la Zanja Real, un Alambique y el retablo que en su casa dedic a Jess Peregrino el conspirador Aponte. Tambin se reflejaron en la toponimia la Picota, donde se azotaba a los presos; lo solitario de un paraje, que pareca hecho a propsito para que por all vagaran las nimas en pena; unos Corrales de reses vacunas; el Empedrado que paviment experimentalmente una calle; la Perseverancia que se requiri para el trazado y construccin de una ra. Gervasio (Rodrguez) no fue un gobernador, ni un obispo, ni un cientfico. Jardinero, le bast con haber sembrado la primera mata de mangos de Cuba. El panadero Bernaza (Jos) no hizo otra cosa en su vida que hornear hogazas, pero su apellido nombra a la calle donde naci Plcido, el poeta asesinado por la Metrpoli.

Desde tiempo e Espaa data el uso de las calles para el ejercicio de la chicharronera entindase adulacin-- ms servil: Cristina, Infanta, Enna, el dspota Tacn. Ricla se agenci su calle, pero la gente sigui llamndola como hasta hoy-- Muralla. A Obispo le pusieron Weyler asesino patolgicoquizs para darle al pueblo el gusto de arrancar las tarjas con patas de cabra en 1899. No variaron las cosas cuando se retiraron los ibricos. De 1899 a 1936 se cambiaron los nombres de 104 calles. As tuvimos a Lnea convertida, de la noche a la maana, en Presidente Wilson, y a 23 disfrazada como Presidente Machado. El pueblo se veng haciendo caso omiso de los cambios, y para llamar a sus calles, en el decir del historiador Emilio Roig de Leuchsenring, le bast el encanto, el atractivo, la poesa y el inters folklrico de estos nombres que rememoran hechos menudos o trascendentales de la vida de una poblacin, o sus tradiciones y leyendas.

NOTA:(1)

Alguien me advierte que no debo incluir el nombre de ninguna calle en esta obrita, pues no constituye la va un punto en el mapa. Tampoco es un punto esa cordillera que se extiende por dos centenares y medio de kilmetros, pero nadie niega que Sierra Maestra es un topnimo.

BIBLIOGRAFA, PARA QUIEN MS QUIERA SABERYo deb nacer sobre una pila de libros. Jos Mart, en sus Apuntes. Algunas de las siguientes entradas justifican por s solas su presencia, pues versan sobre tema geogrfico, histrico o lexicogrfico. En otros casos el contacto es menos evidente, tangencial. De todas maneras, el estudioso ha de recordar que no puede sentarse contemplativamente en espera de todas las fuentes agrupadas y clasificadas, como ha dicho el sabio Jorge Rigor. Dondequiera puede saltar la liebre. Peda usted un ejemplo al respecto? Pues sepa que hace unos das hojeaba yo un libro, precisamente de Rigor. El asunto de la obra pareca alejadsimo del que nos ocupa, pues consiste en una historia de la pintura y el grabado en Cuba. No obstante, all encontr el origen de varios topnimos. Entre ellos, el de la habanera calle guila, que recibi tal nombre porque en una taberna all establecida haba una pintura que representaba a esa ave de rapiaComo aperitivo, estas lneas ya resultan largas. Vayan, pues, los platos fuertes:

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