cuadernos hispanoamericanos, madrid, núms. 253-270 xxviii, 1973 reseÑa de revistas 585 la amplia...

12
582 RESEÑA DE REVISTAS BICC, XXVIII, 1973 422; EMILIO GARCÍA GÓMEZ, En el centenario de Serafín y Joaquín Alvarez Quintero, La sillita, págs. 423-433; finalmente, JOSÉ MARÍA PEMÁN, LOS hermanos Quintero, págs. 435-447. IV. Enmiendas y adiciones a los diccionarios de la Academia apro- badas por la Corporación (octubre a diciembre de 1971), págs. 449- 465. Contienen estas enmiendas muchos gentilicios colombianos; he aquí algunos: amazonense, antioqueño, araucano, atlanticense o atlanúquense, barranquillero, bogotano, boyacense, bumangués, calden- se, caleño, caquetense, casanarense o casanareño, cesarense, cordo- bense, etc. También encontramos la admisión de palabras como "bufé (del fr. buffet) m. Comida, por lo regular nocturna, compuesta de manjares calientes y fríos, con que se cubre de una vez la mesa..." y de güisqui, del ingl. whisky. V. ANTONIO RISCO, Las ideas lingüísticas de Larra, págs. 467-501. VI. F. M. LORDA ALAIZ, Descripción científica de la obra literaria ¡Adiós 'Cordera'! de Leopoldo Alas, págs. 503-510. — Se trata de un breve estudio de este insuperable cuento de Clarín; al final vemos un gráfico muy ilustrativo acerca d;l tiempo y el espacio en la obra men- cionada. VIÍ. JUAN BAUTISTA AVALLE-ARCE, La sangre acusadora, 511-518. Además de los artículos citados anteriormente, contiene este cua- derno, Información académica, págs. 519-526, y Publicaciones ingresadas en ¡a Biblioteca, págs. 527-556. Finalmente, el índice del Tomo LII. ÁNGEL HUMBERTO GRIMALDO SÁNCHEZ. Instituto Caro y Cuervo. CUADERNOS HISPANOAMERICANOS, Madrid, núms. 253-270, enero de 1971-diciembre de 1972. Los Cuadernos Hispanoamericanos habían sufrido un ostensible retraso en sus ediciones, motivo por el cual resultaba inconveniente conservar la continuidad en sus fechas de publicación. "En consecuen- cia opina la Redacción de C. H. —, después del número 258, corres- pondiente a junio de 1971, el número siguiente, 259, llevará fecha de primero de enero de 1972". Por lo tanto, por razones técnicas hubo de sacrificar los meses restantes del año 1971, en beneficio de la norma- lidad cronológica de las ediciones. Esta medida no afecta en nada a los suscriptores, pues éstos hu- bieron de recibir "tantos números sucesivos como" correspondieran "a su abono, prorrogándose... éste en tantos meses como les quedaran por recibir".

Upload: vuthuan

Post on 18-Apr-2018

218 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

582 RESEÑA DE REVISTAS BICC, XXVIII, 1973

422; EMILIO GARCÍA GÓMEZ, En el centenario de Serafín y JoaquínAlvarez Quintero, La sillita, págs. 423-433; finalmente, JOSÉ MARÍAPEMÁN, LOS hermanos Quintero, págs. 435-447.

IV. Enmiendas y adiciones a los diccionarios de la Academia apro-badas por la Corporación (octubre a diciembre de 1971), págs. 449-465. — Contienen estas enmiendas muchos gentilicios colombianos;he aquí algunos: amazonense, antioqueño, araucano, atlanticense oatlanúquense, barranquillero, bogotano, boyacense, bumangués, calden-se, caleño, caquetense, casanarense o casanareño, cesarense, cordo-bense, etc. También encontramos la admisión de palabras como "bufé(del fr. buffet) m. Comida, por lo regular nocturna, compuesta demanjares calientes y fríos, con que se cubre de una vez la mesa . . . "y de güisqui, del ingl. whisky.

V. ANTONIO RISCO, Las ideas lingüísticas de Larra, págs. 467-501.

VI. F. M. LORDA ALAIZ, Descripción científica de la obra literaria¡Adiós 'Cordera'! de Leopoldo Alas, págs. 503-510. — Se trata de unbreve estudio de este insuperable cuento de Clarín; al final vemos ungráfico muy ilustrativo acerca d;l tiempo y el espacio en la obra men-cionada.

VIÍ. JUAN BAUTISTA AVALLE-ARCE, La sangre acusadora, 511-518.

Además de los artículos citados anteriormente, contiene este cua-derno, Información académica, págs. 519-526, y Publicaciones ingresadasen ¡a Biblioteca, págs. 527-556. Finalmente, el índice del Tomo LII.

ÁNGEL HUMBERTO GRIMALDO SÁNCHEZ.

Instituto Caro y Cuervo.

CUADERNOS HISPANOAMERICANOS, Madrid, núms. 253-270,enero de 1971 -diciembre de 1972.

Los Cuadernos Hispanoamericanos habían sufrido un ostensibleretraso en sus ediciones, motivo por el cual resultaba inconvenienteconservar la continuidad en sus fechas de publicación. "En consecuen-cia — opina la Redacción de C. H. —, después del número 258, corres-pondiente a junio de 1971, el número siguiente, 259, llevará fecha deprimero de enero de 1972". Por lo tanto, por razones técnicas hubo desacrificar los meses restantes del año 1971, en beneficio de la norma-lidad cronológica de las ediciones.

Esta medida no afecta en nada a los suscriptores, pues éstos hu-bieron de recibir "tantos números sucesivos como" correspondieran"a su abono, prorrogándose... éste en tantos meses como les quedaranpor recibir".

BICC, XXVIII, 1973 RESEÑA DE REVISTAS 5 8 3

Descontada esta circunstancia, en los demás aspectos la revistamantiene su dirección, espíritu y distribución seccional regulares.

Núms. 253-254, enero-febrero de 1971.

Entre todas las colaboraciones de este volumen quisiéramos destacaruna, la que, justamente, aparece al comienzo de la sección A r t e yP e n s a m i e n t o . Nos referimos al ensayo de OCTAVIO PAZ, Traduc-ción, imitación, originalidad (págs. 7-16).

Octavio Paz, con su maestría habitual, que tanta audiencia le hamerecido ya en el mundo, explora el tema de la traducción, así en elaspecto denotativo como en el connotativo. La relativa novedad con-ceptual del ensayo radica en la posibilidad de la traducción de loscontenidos connotativos, sostenida por Paz. Ciertamente (plagiando, pornuestra parte, a alguien), lo que al respecto postula Paz es tan válidoque la opinión contraria es perfectamente sustentable.

En la sección N o t a s y c o m e n t a r i o s abundan colabora-ciones sobre literatura, v. gr., JUAN EDUARDO CIRLOT, La poesía de GeorgTrakl (págs. 244-249); BRENDA WHCMANN, El crepúsculo en cinco poe-mas de huís Canuda (págs. 285-301), y JUAN CARLOS CURUTCHET, Laprehistoria literaria de julio Cortázar (págs. 301-307).

Núm. 255, marzo de 1971.

La sección A r t e y P e n s a m i e n t o del presente número nosofrece dos ensayos notables: el uno, de Juno CORTÁZAR, Algunos aspec-tos del cuento (págs. 403-416) y el otro, de VALERIANO BOZAL, Infor-mación y significación artística (págs. 470-490).

La colaboración de Cortázar sobre el cuento cifra su importanciaen el hecho de que su autor conoce, por oficio, el tema. Y, concreta-mente, de ello habla, de su experiencia práctica como cuentista. Suobjetivo es lograr una visión general, abstracta, del tema planteado.Sin embargo, a la hora de abstraer la esencia del cuento, Cortázar, porhonradez, flaquca. No era para menos. Aquí ha encallado la crítica.Hoy por hoy, no poseemos una definición válida del cuento. Lo propioocurre en los campos de la novela. Hay, de hecho, definiciones, perosólo parcialmente útiles. Cuento y novela son, como todos los hechosartísticos, esquivos a la categorización definitoria, pues la transgresióna la norma, fundamento de lo poético hoy en día, rebasa a cada instantelos esquemas preceptuados.

No obstante el escollo indicado, el ensayo abunda en explicacionesluminosas sobre el proceso narrativo del cuento, los rasgos claves delmismo y la especificidad de su lenguaje.

584 RESEÑA DE REVISTAS BICC, XXVIII, 1973

El otro autor ya mencionado, Valeriano Bozal Fernández, es unasiduo colaborador de esta revista y notabilísimo crítico de arte. Españoly marxista (¿neomarxista?) como Sánchez Vázquez, su crítica se en-tronca con el realismo socialista y, por ende, con la visión sociológicadel arte. Pero entronque o parentesco no es aquí identidad. Sólo estirpe.Pues Bozal enriquece su pensamiento con teorías pertenecientes a es-cuelas y pensadores de diferente orientación. En él alientan designios deoriginalidad ,y respeto crítico por el acervo ideológico marxista.

Entre los rasgos más notables de su formación cabría mencionarel discreto empleo de la lingüística en su menester y la extensión deeste menester a todo el dominio del arte, aunque con predominio de laplástica. Su vínculo lingüístico le viene, tal vez, de su amistad muyestrecha con el pensamiento de los 'formalistas rusos', a quienes sigueen parte y objeta, y de su entusiasta adhesión a los italianos Galvanodella Volpe y Umbcrto Eco.

El ensayo que mentamos antes corresponde a dos conferencias dic-tadas por Bozal en la Escuela dz Arquitectura de Valencia, durantelos días 28 y 29 de enero de 1970. Buena parte de tal exposición sededica a examinar las doctrinas de los 'formalistas rusos', las del 'Círculode Praga', las de Lukácz, Goldmann y della Volpe. Enjuicia con bastan-te énfasis a Lukácz, reivindica algunas de las Tesis (1929) del 'Círculo dePraga' (Mathesius, Jakobson, Mukarovsky.. .) , sin dejar de señalar laslimitaciones de éstos, para, finalmente, arribar al filósofo italiano dellaVolpe. Hecho este examen, el autor entra a postular su propia teoría,cuya esencia consiste en la distinción entre información y significación,tanto artísticas como no artísticas. De paso, replantea la visión tradi-cional de la dicotomía f o r m a / c o n t e n i d o y nos ofrece su puntode vista acerca d" esc particular.

Núm. 256, abril de 1971.

JOSÉ ALCINA FRANCH, El Atlántico y América antes de Colón, págs.22-43. — El I Simposio Internacional sobre Posibles Relaciones Trasa-tlánticas Precolombinas, celebrado en las Islas Canarias entre los días6 y 12 de diciembre de 1970, constituye un acontecimiento cultural dela más alta importancia para America. El objetivo de tal Simposio,convocado por los doctores Pericot y Alcina Franch, y auspiciado feliz-mente por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, fue nadamenos que el de establecer "las posibles vinculaciones trasatlánticasprecolombinas entre el Viejo Mundo y América".

La importancia del gran encuentro científico es realmente múltiple,no sólo por el tema mismo de discusión o análisis, cuanto por la cir-cunstancia de haberse congregado en él los más reputados investiga-dores que, de esc modo, tuvieron oportunidad de confrontar teorías ehipótesis y de conjugar los hasta ese momento esfuerzos aislados porparte de cada uno de ellos.

BICC, XXVIII, 1973 RESEÑA DE REVISTAS 585

La amplia reseña de Alcina Franch da cuenta pormenorizada delas distintas circunstancias científicas ocurridas durante dicho Simposio.

Los auspicios del Consejo Superior de Investigaciones Científicasno pudieron ser más plausibles, pues España carga ante la historia conla culpa de haber anonadado el ser cultural de América, al arrojar allimbo toda una larga tradición nativa. Por ello, está bien que sea ellala que inicie la expiación de su pena, mediante el apoyo de todo aquelloque trate de, por lo menos, rescatar del olvido el rostro o el rastro denuestra cultura precolombina.

ALEJANDRO PATERNAIN, La religión del agua, págs. 83-109. — Contodo el énfasis recomendamos este artículo a nuestros lectores. Surgidocomo Apuntes para la Casa inundada, de Felisberto Hernández, sinperjuicio de su propósito, resulta tan logrado que aun podría leerseen forma autónoma. Aquí la crítica, bordeando las orillas de un impre-sionismo de la mejor ley, deviene creación. Leyéndolo se nos hace evi-dente que el lector es parte de la obra, su reescritor, resonancia ycomplemento. I,a obra literaria, en efecto, instancia de la aventuraespiritual, es una encrucijada: acuerdo y divergencias, comunión unitivay fuga. Su designio, pues, no es la finitud o la clausura, sino la abiertasugerencia. La religión del agua es buena prueba de ello. Por dondeadvertimos que el impresionismo crítico sólo es vitando cuando el re-sonador está opacado, apocado o sordo a las insinuaciones del texto quepretende analizar.

JUAN CARLOS CURUTCHET, Cortázar: descubrimiento de una reali-dad-otra, págs. 153-164. — En los números 254 y 255 de esta revista,Curutchet ya se ha venido ocupando de Cortázar. Tales ensayos corres-ponden a su libro (jinédito?) titulado Julio Cortázar o la crítica de ¡arazón pragmática, el que aparecerá en Cuadernos Hispanoamericanos,tal como hasta ahora, en forma de capítulos sucesivos.

Núm. 257-258, mayo-junio de 1971.

La revista Cuadernos Hispanoamericanos rinde homenaje, en estevolumen, al tan buen ensayista como poeta Luis Rosales, director quefuera de esta revista.

El material de la presente entrega comprende algunas páginas iné-ditas (poesía y crítica literaria) del propio Rosales; un Homenaje poé-tico, que se abre con unas palabras de NERUDA y se cierra con otras deJACINTO LUIS GUEREÑA; Escritos sobre la persona y la obra de LuisRosales, con DÁMASO ALONSO, que encabeza, y Félix Grande, Jefe deRedacción de Cuadernos Hispanoamericanos, que remata la sección, y,finalmente, Escritos ofrecidos a Luis Rosales.

5 8 6 RESEÑA DE REVISTAS BICC, XXVIII, 1973

El ensayo de ROSALES sobre Gongora, La imaginación configurante(Ensayo sobre Las soledades, de don Luis de Gongora) (págs. 255-294),apoyado en el magisterio de don Dámaso sobre la materia, aporta nue-vos enfoques al análisis de la obra gongorina.

Núm. 259, enero de 1972.

D. S. CARNE-ROSS, Una oscuridad con excesiva claridad (cuatromodos de mirar a Gongora), págs. 5-43. — De nuevo, don Luis deGongora y Argote. La generación del 27, a los trescientos años de sumuerte, lo rescató de las sombras y, acrecentada, le devolvió su fama.Desde entonces, su reputación no ha conocido declives.

Ahora se nos presenta don Luis de Gongora fresco y renaciente enlos dominios del habla inglesa, en donde ha sido magníficamente tra-ducido por E. M. Wilson y Gilbcrt F. Cunningham. Carne-Ross festejaen este ensayo tal acontecimiento y lo interpreta como una pruebaadmirable de las eximias calidades artísticas de don Luis.

Tal circunstancia — la de Gongora en inglés — no es, empero, e!único asunto del ensayo, sino más bien, pretexto para toda una seriede planteamientos críticos, no muy socorridos, en los que el señorCarne-Ross trata de compendiar las claves que tanta validez y pervi-vencia han dado a esta poesía.

ANGÉLICA BECKER, Selección de poemas del polaco Witold Wirpsza,págs. 44-62. — Wirpsza es un poeta polaco contemporáneo, que hacultivado, además, la novela, la dramaturgia y la traducción (Goethe,Rilke, Tomás Mann, Broch, Brecht y Benn). Por su poesía se deduceque Wirpsza tampoco tuvo juguetes qué romper, dadas las circunstan-cias bélicas que le tocó vivir.

La traducción de los poemas corrió a cargo de Angélica Becker.

Núm. 260, febrero de 1972.

ANA BIRÓ DE STERN, LOS eruditos de la Conquista y el origen delhombre americano, págs. 313-324. — Este artículo corresponde a lasección de N o t a s . Está documentado en Diego de Rosales, Diegode Rocha, Colón, el Padre Cobo, el Padre Balboa, Las Casas, Menassehben Israel, el Padre Gumilla, Andrés Rocha, Ulloa, etc., cronistas deIndias muchos d: ellos, aunque de distinto rango. Para estos 'eruditos',su afán de probar tornábales la realidad objetiva en leyenda, en mito.Estuvieron en América, pero América no estuvo dentro de ellos. Faltóel diálogo, que tan necesario es al científico e, incluso, al buen artista.El monólogo cultural que así se desarrolló, fue obstáculo para queAmérica inscribiera en ellos la virginal limpidez de su mensaje. En-

BICC, XXVIII, 1973 RESEÑA DE REVISTAS 587

tonces acabaron viendo desde la imaginación, no a partir de la realidadante la que estaban plantados. Y es que las realidades insólitas nopueden aprehenderse mediante actitudes consuetudinarias. La ineditezobjetiva reclama una disposición de ánimo equivalente por parte delsujeto. Rutina mental ve sólo (de memoria) rutinas. El Descubrimientofue algo insólito, pero la disposición o el procedimiento empleado enla culturización del Nuevo Mundo fue algo rutinario. Prosperó elimperio; naufragó lo nuevo, y las realidades colonizadas adquirieronrubros metropolitanos. Así, para poder entender a América, el españolempezó por asimilarla a España: cultural, lingüística, política, económi-camente. De modo que, aunque no volviera, acá se quedaba espiritual-mente regresado. Y prosperaron las leyendas, ciencia del subjetivismo,canon monologante, dogma.

Los cronistas hubieran podido ser heraldos de lo real maravillososi, como el incomparable cuanto incomprcndido don Juan de Castellanos,se hubieran atenido a ver la realidad. "Con la sola realidad lo hermo-seo", decía de su posma Castellanos. Por eso América prospera, excep-cionalmente, en sus octavas. Prospera y se retrata. Tímida, pero conacentuados conatos de fidelidad.

Los 'eruditos' citados por la autora de esta nota que comentamos,todos compiten en la visión subjetiva. Y así nos topamos, alelados, conque poseemos orígenes semíticos, orígenes tártaros, orígenes atlántidos.Enhorabuena por cualquiera de esas hipótesis, si ellas tuvieran unaprocedencia legítima, una documentación fehaciente, y no correspon-dieran a meras fantasías de los autores citados.

Núm. 261, marzo de 1972.

CARLOS RINCÓN, Sobre la Ilustración española, págs. 553-576. — Elprofesor Rincón nos ofrece aquí un cuadro de las preocupaciones filosó-ficas de España durante la época en que irrumpen en la Península lasideas de la llamada Ilustración, de tan amplio impacto en la Europade entonces. El cuadro viene dado a través de las figuras más represen-tativas de esta corriente filosófica en España, haciendo mención de losmatices y limitaciones de clase en cada uno de ellos y de la enconadalucha que éstos tuvieron que librar con el aristotelismo escolásticoimperante.

El profesor Rincón sostiene, como caus3 principal del poco arraigoy desarrollo de dicha corriente en España, el carácter bastante generali-zado y habitual del aristotelismo escolástico y la falta de un entronqueefectivo entre la Ilustración y las masas españolas. El partido filosóficode la feudalidad hispánica, entonces como siempre, salió airoso de laescaramuza racionalista.

De otra parte, va!c la pena celebrar el nuevo estilo del profesorRincón, serio y maduro como siempre, en cuanto a doctrina o contenido

5 8 8 RESEÑA DE REVISTAS BICC, XXVIII, 1973

se refiere, pero ahora ya más liviano de sintaxis y con mayor vocaciónvulgarizadora.

Otros artículos de interés en este número son:

CARLOS MOYA, El grupo de Fran^furt y la sociología crítica, págs.417-431 y JUAN CARLOS CURUTCHET, Cortázar: la crítica de la razónutópica, págs. 459-479.

Núm. 262, abril de 1972.

JUAN GIL ALBF.RT, Cantos rodados, págs. 5-37. — ¿Es este un en-sayo? Y, en tal caso, ¿de qué tipo? El ensayo es propiamente literaturade ideas, aunque no pura denotación. Se sitúa en la frontera: ni puraciencia, ni arte puro. Juega al equívoco: comunica y expresa: instruyey deleita: es (¡manes de Horacio!) 'dulce' y 'útil'. A veces, la balanzase inclina o hacia lo didascálico o hacia lo deleitoso. En el primer caso,se trataría de un ensayo científico; en el segundo, literario. Mas, almenos teóricamente, donde hay dos hay tres, que sería la síntesis. Di-fícil de lograr en este punto.

Cantos rodados, acaso, estaría vecino de esa síntesis. Es gnómico,pero lúdico. distraído. La sentencia aflora indeliberada, espontánea, entono de soliloquio, como olvidos emigrantes. Al fondo, una concienciaen su fluir, estática y perpleja, búdica, sin designio racionalizante. Lasideas vuelan; incitantes, traen su cohorte de adherencias culturales. Yse van amontonando sobre la ática frente del pensador, criatura depalabras. A la vera sombrean Buda, Séneca, Gracián, Nietzsche. Anar-quismo. Decadencia. Primavera en penumbra: escepticismo (pero), enfino ademán, con lágrima sonreída. Ni rubor, ni estridencia, ni mano-tazos a ultranza; decadencia; ensayo síntesis: ciencia y arte.

Luis LORENZO RIVERO, Bécquer, vínculo literario entre Larra y el 98,págs. 54-76. — Este artículo fue posible mediante los auspicios de Uni-versity of Utah Research Fund, brindados al autor para esc efecto. Eltema que aquí se examina es el de Bécquer como periodista y ensa-yista. No entra en escena ni el Bécquer de las Rimas ni el de las Le-yendas. Sino el Bécquer polemista, pensador, soldado de la noticia,apóstol de la verdad y la denuncia.

Es esa, en verdad, una faceta poco conocida de Gustavo Adolfo.Por ello, vale la pena el ensayo de Lorenzo Rivero.

Además, conviene destacar en este número la graciosa ilustraciónde Elisa Ruiz.

BICC, XXVIII, 1973 RESEÑA DE REVISTAS 589

Núms. 263-264, mayo-junio de 1972.

ROBERT M. SCARI, Algunos procedimientos técnicos y temáticosdel Lunario sentimental, de L. Lugones, págs. 369-397. — Este es unbuen trabajo de análisis, en donde la disección se hace sin perjuicio delaliento apoético que late en la obra de Lugones. Bien documentado,con referencias oportunas, diríamos que nada falta allí para probar losexcepcionales méritos de esta obra y mostrarnos su técnica y la adecua-ción de ésta con la temática respectiva.

DEMETRIO RAMOS, El cambio de mentalidad sobre la emancipaciónhispanoamericana, págs. 449-458. — El título de este ensayo y el ensayomismo deberían contemplar no sólo los cambios de mentalidad a eserespecto en Hispanoamérica, sino también en España; pues tanto abun-dan de este lado los que (¿desafortunadamente?) todavía guardanreservas y aun rencores, no hacia España, sino hacia su clase políticadespótica e ideología reaccionaria contra las cuales luchamos; como enEspaña, a su turno, tampoco faltan los que persisten en tratarnos comoa siervos o parientes advenedizos. El cambio de actitud en ciertos gru-pos hispanoamericanos, cambio celebrado por el articulista, es, en elmejor de los casos, un equivalente análogo de lo que en la propiaPenínsula ha ocurrido con respecto a nosotros. De no haber mediadouna actitud erguida y digna en la conducta y mentalidad de los puebloshispanoamericanos hacia España, no estaríamos festejando hoy este len-guaje de la fraternidad, en el cual las dos mitades del organismo ibéricoya se acuerdan de grado y no por fuerza, sino el sórdido ambiente dela dependencia ancilar.

En los días anteriores o inmediatos a nuestra Independencia — bue-no es recordarlo—, un patriota ncogranadino, don Camilo Torres, detan próspera homonimia, ya hablaba y proponía a España este tipo detratamiento que, entonces, desoyó la metrópoli. Esta, como respuesta,recrudeció el terror y decapitó públicamente en Santa Fe de Bogotá alpersonero de la nueva alianza. Y piensa uno entonces que, en verdad,no era posible hablar de igual a igual a España sino enfrentándola enguerra. Hoy en día, consumada y afirmada irreversiblemente nuestraindependencia, procede ensayar el lenguaje del acercamiento familiar,pero desde posiciones que garanticen la soberanía de cada uno de losmiembros de la familia.

ORLANDO (ROSSARDI) RODRÍGUEZ, Las criaturas reinventadas de lapoesía de León de Greijj, págs. 530-541. — Se trata de un comentarioa la poesía del maestro de Greiff, enfocado estrictamente en el aspectode sus heterónimos: Matías Aldecoa, Gaspar von der Nacht, Leo LeGris, Sergio Stepanski, Erik Fjordson, Ramón Antigua, Claudio Monte-flavo, Gunnar Tromholt, Proclo, Diego de Estúñiga, Beremundo 'elLelo' . . . , alteridadcs u otredades del yo degreiffiano, a través de lascuales Orlando Rodríguez, amplio conocedor de la obra del poeta co-

10

5 9 0 RESEÑA DE REVISTAS BICC, XXVIII, 1973

lombiano, intenta una como especie de biografía interior del maestrode Greiff.

Núm. 268, octubre de 1972.

A. URELLO, Antecedentes del neoindigenismo, págs. 5-25. — El tér-mino 'neoindigenismo', usado antes por Mario Castro Arenas (pág. 23,nota 47), se conserva aquí dentro de su tradición literaria. El ensayo,empero, no desarrolla mayor cosa de él, sino que se detiene en el viejodeslinde entre indianismo e indigenismo. En este punto, Urello se acoge,sin reparos, en el juicio, ya tópico, de la crítica literaria tradicional,empeñada en ubicar a Ercilla dentro de la lista de los autores indige-nistas y hacerlo precursor de la literatura chilena.

Nosotros hemos discrepado de tal enfoque, en atención a que Er-cilla hace del nativo un ser tan idealizado que sólo sirve a las personalesconveniencias épicas del narrador. Cuando Ercilla ensalza el valor, lascostumbres o el talante araucanos, no lo hace por simpatía hacia elpueblo indígena, sino para — recurso muy del epos clásico — destacaraún más los méritos del vencedor, pues que ningún mérito le iba a ésteen triunfar sobre mediocres. Por lo tanto, Ercilla siente, escribe y piensadesde afuera, como español renacentista, y su obra se inscribe como unaavanzada más del espíritu de la Conquista. Así las cosas, La Araucanadebería corresponder, en estricto sentido, a la literatura española deUltramar, no a la hispanoamericana propiamente, y su indigenismo nolo es, sino, acaso, indianismo.

PUBLIO GONZÁLEZ RODAS, Orígenes del Modernismo en Colombia,Sanín Cano, Silva y Darío, págs. 62-92. — El título de este artículocorresponde apenas si remotamente al contenido. Tampoco posee uni-dad. Empieza con Sanín Cano y su amistad con Silva y Valencia, y sedetiene luego en una muy buena reseña de la 'polémica' sostenida entreSilva y Darío, no sin presentar los bandos que se formaron entonces afavor de uno y otro poeta. Esta parte es interesante y está tratada conbuena documentación y mejor discernimiento.

Núm. 269, noviembre de 1972.

MIREYA CAMURATI, Notas a la obra de ¡ulio Herrera y Reissig, págs.303-316. — Esta nota persigue rescatar a Herrera y Reissig del exotismosimplista a que lo ha confinado cierta crítica. Nos parece que tal em-presa no era absolutamente necesaria. La buena intención de Mireyano logra invalidar los fundamentos de tales apreciaciones, sino darlesuna explicación más profunda y, sin duda, más científica. Pero el exo-tismo se mantiene y, paradójicamente, reapuntala, por virtud de lasmismas palabras del poeta uruguayo, aducidas por Mireya.

No creemos que los méritos de este gran poeta dependan de unmentís a su exotismo, sino, tal vez, de su personalísima manera decuajar el símbolo mediante la ironía.

BICC, XXVIII, 1973 RESEÑA DE REVISTAS 591

Sin embargo, tal fallido empeño de Mircya Camurati apenas si leresta méritos a su trabajo, en el que sobresale un buen manejo de ladoctrina simbolista y una tinosa apelación a los rasgos modernistas deHerrera y Reissig.

OCTAVIO ARMAND, El verso 20 del Cantar de Mío Cid, págs. 339-348. — El verso en cuestión es el siguiente: / Dios, qué buen vasallosi oviesse buen señore! /, y corresponde a la tercera estancia de la Pri-mera Parte del Cantar. El meollo de la polémica, pues la ha habidoy muy intensa (A. Alonso, 1944; L. Spitzer, 1946 y 1948; R. Menén-dez Pidal, 1946; Gustavo Correa, 1952; De Chasca, 1967; BanderaGómez, 1969), es el si del segundo hemistiquio de dicho verso. Elseñor Armand hace un rápido recuento de las distintas opiniones emi-tidas en torno al verso y opone luego la suya propia, en el fondoacorde con las de A. Alonso y Menéndez Pidal. Se trata de arrimarsea la exégesis del "deseo contrariado de correspondencia" y no de veren dicha conjunción sentido de negación implícita. A lo anterior, ideacentral en la interpretación de A. Alonso, Octavio Armand añade laidea de afectividad como causa d: tal expresión, ajena, según su criterio(que compartimos), a toda posibilidad de juicio racional.

Por nuestra parte, consideramos que el análisis del verso 20 sóloes válido a la luz de la totalidad del poema. Una interpretación al piede la letra, hecha mediante paráfrasis versal, arruinaría totalmente elvalor poético del verso en cuestión. En cambio, visto como parte deuna totalidad, a la luz de la oposición Cid/Alfonso, siervo/rey, se ex-tingue la función condicional del si y emerge la idea de adversación,de antinomia o de contrariedad dialéctica entre los dos hemistiquios delverso. En efecto, el verso 20 proclama, de un lado, las excelenciasdel Cid, su ascendiente en el corazón de "burgueses e burguesas", y,de otro, el reproche hacia el rey Alfonso. Pero hay más; podría tratar-se de un buen vasallo, a condición de estar en servidumbre de un buenseñor. Pero éste no es el caso. El Cid es buen vasallo, aun en el casode haber dado con un mal señor. El héroe, el Cid, trasciende la con-tingencia y se erige en arquetipo del vasallo, a nivel de'institución, fiela la idea, al tipo que encarna su condición. El rey Alfonso, a su turno,contribuye a la excelsitud del Cid, en cuanto que su conducta, lejos deprovocar en el héroe una réplica homologa, es ocasión para que el Cidperfile su esencial dimensión, su trascendimiento heroico. De donderesulta que el rey Alfonso es, hasta esc momento, no sólo mal señor,sino mal señor del (no de un) buen vasallo. Y, a la vez, el Cid es nosólo el (no un) buen vasallo, sino el buen vasallo de un mal señor. Losdos, pues, se oponen arquetípicamente en el poema, héroe y antihéroe.

Tal el contexto, la totalidad semántica en la que el verso 20 ad-quiere su cabal sentido. A la luz de este somero examen, resultaríaentonces que la idea de dicho verso andaría muy vecina de ésta: "Dios,qué buen vasallo, pese al señor".

592 RESEÑA DE REVISTAS BICC, XXVIII, 1973

El si, pues, meollo de glosas y discordias, resultaría entonces, asolicitud de su contexto, en función de adversación, que no condicio-nante. Su estricta función poética, su transgresión creadora sería de eseorden, o sea, disolver el ordinario papel condicional en beneficio de laadversación antinómica.

Pero resta ver también en el análisis del verso 20 la ambigüedaddel mismo. El juglar — o los juglares autores del poema — no podíanpermitirse los lujos de una censura abierta al monarca, pues ello no eraentonces verosímil ni se hubiera compadecido con el estado de ánimode las gentes que, entre airadas y medrosas, estaban inhibidas parapronunciar su afecto y repulsa en forma categórica o nítida. El verso 20,pues, deja su salida, su coartada para poder ser invocado jurídicamenteen defensa del o de los juglares, en el sentido en que da cabida a lainterpretación literal, aunque en perjuicio de su real valor poético, elcontextual que hemos dicho.

Núm. 270, diciembre de 1972.

ANTONIO PACES LARRAYA, Unamuno y el Martín Fierro, págs. 423-440. — Cuadernos Hispanoamericanos adhieren, con la publicación deeste artículo, "a la conmemoración del centenario del gran poema gau-chesco". Démosle hispanoamericanas gracias por ello a la revista, sinperjuicio de reparar en que el Martin Fierro se merecía, no ya unartículo sino todo un volumen, al modo como se ha hecho con autoreshispánicos. A ello nos autoriza el espíritu de la revista y aun el mismonombre de ella. La muestra es, pues, sólo una moción de consecuencia.

El artículo de Pagés Larraya gira en torno a tres aspectos: MartínFierro, Unamuno y cierta crítica cosmopolita argentina. Unamuno lesirve de martillo a Pagés Larraya para golpear a aquellos argentinosque, desdeñosos de lo telúrico, miraron por encima del hombro alpoema que tantos encomios levantara en la sensibilidad del autor vasco,primer gran crítico del poema de Hernández. Todo fueran elogios eneste ensayo, si no estuviera de por medio la contraparte de los criollosdecadentes. En definitiva, Martín Fierro y Unamuno se quedan dueñosdel territorio del ensayo, bajo el sol de la loa, no inmerecida, sino justa,pero, tal vez, muy en voz alta.

ALEJANDRO PATERNAIN, El crepúsculo de los goliardos, págs. 453-473. — Los goliardos fueron los hippies del siglo xm. Poetas del carpediem, cristianos a la dionisíaca. Constituyen la contrafigura del asceta.Son poetas, músicos, bohemios, transhumantes y, a su modo, místicos.Invierten la vida en el goce, no en la mortificación. Por ellos respiraanchamente lo pagano. Son, se diría, el escándalo, los 'malditos', laoveja negra de la época. Pero ellos no reparan en sermones; saben ser,se atreven a existir, sin pesadumbres, errantes y proscritos.

BICC, XXVIII, 1973 RESEÑA DE REVISTAS 593

De ellos nos habla Paternain, doblándose de goliardo. De nuevo,su artículo es un reto a la retórica, pues él también neo-goliardo, tam-poco calza coturnos. No sólo su pluma revive a los goliardos; él mismose siente uno de ellos, Jonás que ha navegado en el vientre del tiempohasta sorprenderse entre las carnes, el sexo, los vinos, las canciones deMontevideo (obviamente, antes de Bordaberry). El relato-ensayo pén-dula en el contrapunto: P a t e r n a i n / g o l i a r d o s , s i g l o xx /s i g l o X I I , E u r o p a / M o n t e v i d e o .

Paternain debe ser un gran melómano, además de goliardo. Pueslo que le hemos leído posee aires de fuga, de olvido memorioso, deevasión vivencial. Es ubicuo, fluido, sutil, insensiblemente lúcido. Supalabra tiene ese alto don poético de ser una manera de callar. Algo dePaz tiene y de esotérico, pleonasmo aparte. Diríamos que no se reco-noce ni en el nombre ni el vestido. Que anda en la copa de los árboleso en la flauta de las constelaciones. Y respira, por ello, un almo airede juventud.

Es decir, El crepúsculo de los goliardos es una página maravillosa.

OTTO RICARDO TORRES.

Instituto Caro y Cuervo.