cuaderno iii - estudio en orden de predicadores

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  • 7/28/2019 Cuaderno III - Estudio en Orden de Predicadores

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    Bloque II: Cuestiones dominicanas

    1 Este captulo fue publicado previamente en la revista Studium, XXX (1990), pp. 3-37, y en el libro Espiritualidad Dominicana, de F.MARTNEZ DEZ, (Ed. Edibesa, Cap. 5), con el nombreEl estudio en la Orden de Predicadores.

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    CAPTULO 4

    El estudio1

    Nunca descubriremos la verdad si nos contentamos con lo descubierto... Los escritores que nosprecedieron no son nuestros seores, sino nuestros guas. La verdad est abierta a todos; an no ha sido

    ocupada (Guibert de Tournai).

    En el escudo de la Orden de Predicadores aparece un lema sublime y ambicioso: VERITAS. El idealde esa misma Orden ha sido definido repetidas veces como el ideal de la verdad. An ms, los dominicosse han autodenominado unas veces y otras han sido denominados como la Orden de la verdad.

    Los pensamientos de Guibert de Tournai que encabezan estas pginas nos obligan a ser muycircunspectos en la interpretacin y utilizacin de ese lema, ese ideal, esa denominacin. Sera una osadaimperdonable y una presuncin incalificable cualquier intento de apropiacin de la verdad por parte de losdominicos o de cualquier otro grupo en la iglesia. Qu sentido podra tener una Orden religiosa que notuviera como lema y como ideal la verdad? Quin puede pretender ser religioso, o cristiano, o simplementehumano, si se coloca fuera del mbito de ese ideal de bsqueda de la verdad? Fuera de la verdad todo seconstruye en falso.

    Llamar a la Orden de Predicadores la Orden de la verdad (Ordo veritatis) no es novedad. As se lallam desde sus orgenes. Pero esa denominacin que se remonta a los orgenes no tuvo entonces el saborde una presuncin arrogante por parte de los dominicos. Antes de que stos fueran fundados ya exista aquellaexpresin tcnica para denominar a la Orden de Predicadores o de los Doctores, es decir, al orden de losobispos. Desde la poca patrstica decir orden de predicadores equivala a decir orden de la verdad. LaOrden fundada por Domingo sigui esta misma tradicin y pas a llamarse orden de predicadores u ordende la verdad.

    Los tiempos han cambiado y la sensibilidad cultural del siglo XX difiere mucho de aquellasensibilidad cultural propia de la poca patrstica o del siglo XIII. Por eso hoy surgen legtimos receloscuando una Orden religiosa pretende apropiarse y mantener aquella expresin tcnica. La verdad no esmonopolio de nadie. Sin embargo, algn mensaje subliminal debe estar presente en aquella denominacin

    primera de la Orden de Predicadores y en el ideal de la verdad que la ha caracterizado a lo largo de su

    historia. Y quiz no sea otro que la importancia esencial del estudio en el proyecto dominicano. El estudio,entendido como bsqueda constante de la verdad, es un componente fundamental del proyecto de vidadominicana. Este es el sentido exacto del lema de la verdad, del ideal de la verdad, de la denominacin comoorden de la verdad, reclamados por los dominicos. Es el nico sentido vlido. La verdad an no ha sidoocupada. Y de esta forma, el ideal de la verdad o el estudio constante de la misma es ms un compromisoo un desafo que un simple motivo de orgullo.

    Desde esta perspectiva del desafo y el compromiso presentamos las siguientes reflexiones sobre elestudio en la Orden de Predicadores. El desafo queda hoy magnificado ante las crecientes reservas que elhombre contemporneo experimenta frente al ideal de la verdad. Pero la memoria de los orgenes y el futuro

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    de la misin de la Orden exigen de nosotros permanecer fieles en el estudio, en la bsqueda, en el servicioa la verdad.

    Sigue siendo vlido el ideal de la verdad?

    La respuesta afirmativa a este interrogante parece obvia. La verdad es un ideal sublime. Porconsiguiente, debe ser un ideal humano siempre vlido, aunque, como cualquier ideal, siempre est pordelante de nosotros mismos, ms all de nuestras realizaciones concretas. Por eso los ideales ejercen unainfluencia ambigua sobre el ser humano: a veces lo estimulan, lo atraen y movilizan sus potencialidades; otrasveces lo desmoralizan y paralizan su militancia. Cuanto ms sublime es un ideal ms patente se hace estaambigedad.

    Sin embargo, las reservas frente al ideal de la verdad se multiplican en el hombre contemporneo.Quiz sea ste uno de los rasgos ms destacados de nuestra situacin cultural. El hombre contemporneo no

    reniega del valor de la verdad. Afirma tericamente ese valor. Pero s desconfa cada vez ms de laposibilidad de hacerse con la verdad. El ideal de la verdad se le revela como un ideal cada vez ms lejano einasequible. Muchos renuncian en la prctica a la bsqueda de la verdad, por considerarla una causa perdida.En medio de estas, actitudes, qu significacin y relevancia puede tener el estudio?

    La saturacin de la palabra y el discur so vaco

    El lenguaje es el cauce ordinario de dilogo y comunicacin. Es el canal de trasmisin y comunicacinde la verdad. Por eso, cuando el lenguaje se debilita, peligra tambin la confianza en el ideal de la verdad,en la posibilidad de alcanzar ese ideal. No estamos hoy lejos de ese debilitamiento del lenguaje.

    La abundancia del discurso oral y escrito ha generado en el hombre contemporneo una fuertesaturacin de la palabra. Esta se ha vaciado progresivamente de contenido al quedar desgajada de los hechosy realidades empricas que la hacen creble y la legitiman. En el rea econmica, poltica, cultural, filosfica,esttica, tica, religiosa... se multiplican los discursos vacos de contenido, que engendran fuertes sospechassobre la veracidad de los mismos. La abundancia de falsedad en el discurso desemboca en una fuerte reservafrente al ideal de la verdad.

    A este fenmeno lingstico es preciso aadir otro no menos nocivo. Se trata de la sofisticacin dellenguaje. En las reas sealadas el lenguaje resulta ser cada vez menos directo y preciso. Se eufemiza, sesofistica, se complejiza hasta el punto de convertirse en un bloqueo para la comunicacin. Por ese camino

    se acumula en el lenguaje malentendido sobre malentendido, hasta suscitar en sus usuarios una fuertedesconfianza sobre las posibilidades de comunicacin y de un acceso a la verdad a travs del lenguaje. Lafilosofa analtica cuestion ya de forma radical el sentido de todo lenguaje no verificable empricamente.Este cuestionamiento se hace hoy extensivo a otros discursos no considerados por aquel movimientofilosfico, incluido el discurso de la racionalidad cientfica.

    La saturacin de la palabra, el vaciamiento del discurso y el desgaste semntico del lenguaje suscitanen nuestros contemporneos serias reservas frente al ideal de la verdad.

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    2 L. GONZLEZ CARVAJAL,La Postmodernidad, en: Vida Religiosa, abril 1989, pp. 168-169.

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    Un ciclo cultural emotivo

    Los socilogos han observado la alternancia histrica de ciclos culturales emotivos y ciclosculturales ideativos. Aunque la observacin resulta parcial, puesto que ambos componentes de la culturacoexisten por lo general, sin embargo algo de verdad hay en esas observaciones. Indudablemente, en algunosciclos culturales predomina el componente emotivo sobre el componente ideativo o de racionalidad. En otros,

    por el contrario, el elemento predominante es el ideativo.

    Actualmente se realizan notables esfuerzos para definir el ciclo cultural de la postmodernidad . Noes tarea fcil, dada la resistencia de los postmodernos a ser encasillados en un esquema o sistema racional.Sin embargo es indudable que el ciclo cultural postmoderno se caracteriza por un fuerte predominio de laemotividad sobre la racionalidad. En l prevalece la emotividad sobre la racionalidad, las sensaciones sobrelas ideas, la prctica sobre la teora.

    Resultado de este talante postmoderno es una fuerte reserva frente al ideal de la verdad y una fuertedesconfianza frente a las capacidades de la razn. A la tirana de la razn ha sucedido una explosin de lasensibilidad y de la subjetividad. En algunos crculos el ataque contra la razn y la objetividad estalcanzando proporciones de cruzada... Los postmodernos rezuman desengao. Saben demasiado sobre lasmiserias de la propia razn para seguir creyendo en ella. La desconfianza se hace todava mucho mayor frentea los discursos de carcter global... Con la prdida de confianza en la razn se ha perdido tambin cualquieresperanza de alcanzar un consenso social. Los hombres modernos crean todava que la libre confrontacinde opiniones conducira antes o despus a un acuerdo en torno a la verdad y la justicia. Los postmodernosni creen posible alcanzar ese grado de integracin social ni tampoco lo desean en absoluto. Una sociedadverdaderamente postmoderna es la constituida por infinitas microcolectividades heterogneas entre s. As

    pues, renuncian a discutir sus opiniones; viven y dejan vivir2.

    A nivel religioso tambin se puede hablar del predominio de la emotividad en la postmodernidad. La

    desconfianza frente al racionalismo y la objetividad va acompaada por un anhelo intenso de las experienciassubjetivas fuertes. La religiosidad postmoderna manifiesta una especial predileccin por lo mstico, lonuminoso, lo gratuito, lo emotivo... Recela del ideal terico de la verdad y de la dimensin poltica delmensaje religioso. Representativos de este tipo de religiosidad son los movimientos de corte pentecostal ycarismtico presentes en las diferentes confesiones cristianas, as como otros grupos y experiencias religiosasy parareligiosas no cristianas.

    Todos estos movimientos religiosos se caracterizan generalmente por una fuerte tendencia alfundamentalismo, a la lectura literal de los textos religiosos, que resulta ser una interpretacin libre ysubjetiva de los mismos. El fundamentalismo bblico olvida con frecuencia las mediaciones histricas yculturales de la Palabra de Dios. Nada tiene de extrao que tienda a rechazar o desautorizar cualquier esfuerzoracional por comprender la fe, cualquier teologa entendida como un intento de comprensin de la fe -intellectus fidei-. El problema de fondo es la clsica dialctica entre el eros y el logos. Ambos necesitanreconciliarse y armonizarse para abrir camino a la verdad integral, de forma que ni el eros se autodestruyani el logos se vace de contenido. Pero los aludidos movimientos religiosos renuncian a esa reconciliaciny armonizacin en favor del eros. El ideal de la verdad integral queda as encausado.

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    3 Si la situacin histrica de dependencia y dominacin de dos tercios de la humanidad, con sus 30 millones anuales de muertos de hambre ydesnutricin, no se convierte en el punto de partida de cualquier teologa cristiana hoy, an en los pases ricos y dominadores, la teologa nopodr situar y concretizar histricamente sus temas fundamentales. Sus preguntas no sern preguntas reales. Pasarn al lado del hombre real.Por eso, como observaba un participante en el encuentro de Buenos Aires, es necesario salvar a la teologa de su cinismo. Porque realmente frentea los problemas del mundo de hoy muchos escritos de teologa se reducen a un cinismo.... H. ASSMAN, Teologa desde la praxis de laliberacin..., p. 40.

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    La praxi s como criter io lt imo de verdad

    Particularmente a partir de Carlos Marx la epistemologa ha ido imponiendo la praxis histrica comoun criterio importante de verdad. Con este postulado epistemolgico han quedado postergados los criteriosde verdad propios del realismo clsico, del racionalismo moderno, del idealismo hegeliano. La relacin entrela teora y la praxis se ha convertido hoy en el ncleo del problema hermenutico, tanto a nivel filosfico

    como teolgico.

    Un ejemplo significativo de esta prioridad de la praxis histrica en el conocimiento teolgico y en elmtodo teolgico es la teologa latinoamericana. Para este movimiento teolgico la praxis cristiana no essolamente el punto de partida de la reflexin teolgica; es al mismo tiempo un componente esencial delconocimiento y del mtodo teolgico. Es el criterio definitivo de la verdad cristiana, cuando se lee y seinterpreta debidamente a la luz de la fe o desde la perspectiva de la Palabra de Dios y de la tradicin. La

    praxis histrica de la comunidad cristiana es la mediacin obligada de la ortodoxia, de la verdad en el sentidobblico: una verdad que se hace.

    Naturalmente, no se trata en este movimiento teolgico de ignorar la importancia de la ortodoxia oel valor de la teora teolgica. Se trata de recuperar y priorizar la praxis como mediacin y verificacin dela ortodoxia, En todo caso, las consecuencias de esta opcin fcilmente degeneran hacia una absolutizacinde la praxis y un menosprecio del esfuerzo racional por comprender la fe. El ideal terico de la verdad, osimplemente el ideal de la verdad, se ve enfrentado a las reservas de muchos que no han llegado acomprender la relacin dialctica entre ortodoxia y ortopraxis, entre teora y praxis, entre la comprensin dela verdad y la prctica de la verdad, particularmente en el campo de la religin.

    Las reservas frente al ideal de la verdad crecen cuando el criterio de verdad no es ya la praxishistrica, sino la mera eficacia tecnolgica, ms all de cualquier postulado tico. Erich Fromm ha visto aquel cauce hacia una deshumanizacin de la sociedad tecnolgica. La versin ms popularizada de esta

    mentalidad positivista es el pragmatismo convertido en filosofa de la vida. La preocupacin por el ideal dela verdad ya no cuenta; lo que realmente cuenta es lo til, lo prctico, lo inmediatamente provechoso. Surgeas un rechazo espontneo a cualquier teora, a cualquier esfuerzo de racionalidad, a cualquier preocupacin

    por el encuentro con la verdad.

    El desafo de los grandes problemas hi stri cos

    En el mundo contemporneo se agravan cada vez ms las reservas frente al ideal de la verdad.Preocuparse por elaborar y exponer bellas soluciones tericas cuando estamos tan urgidos de soluciones

    prcticas resulta para muchos de nuestros contemporneos un lujo, una diversin y hasta una burla o uninsulto a las vctimas de tantos desmanes histricos. Un telogo latinoamericano ha llegado a hablar decinismo3.

    Es indudable la urgencia de soluciones prcticas a problemas histricos muy concretos -y muydramticos- que dicen relacin directamente a la vida y a la muerte de grandes masas de personas. Todos los

    problemas relacionados con el hambre y la desnutricin, con la violencia y la guerra, con la explotacin y lamarginacin, con la justicia y los derechos humanos fundamentales... piden a gritos soluciones concretas en

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    las que se juega la supervivencia o la vida humana de millones de personas. La urgencia de estas solucionesexplica en buena parte la despreocupacin de muchos frente al ideal terico de la verdad. Primero es la vida,despus vienen las teoras filosficas o teolgicas. La lucha por la supervivencia o por los derechos humanosfundamentales pertenece ms a los niveles primarios instintivos que a los niveles secundarios racionales.

    Sin embargo, aceptando esta prioridad de las soluciones prcticas a los grandes problemas histricos,

    no conviene olvidar la gran incidencia de las ideologas -llmense teoras econmicas o polticas, filosofas,teologas...- en el planteamiento y en la solucin de dichos problemas. Cualquier sistema econmico, poltico,religioso... necesita acudir a un aparato o sistema ideolgico para legitimarse pblicamente, mostrando sureal o aparente racionalidad. As surgen diversas ideologas para legitimar la violencia institucionalizada, o

    para reclamar los derechos de los oprimidos y de los pobres a la insurreccin. As surgen diversas teorassociolgicas o diversas filosofas polticas para defender al capitalismo humanizado y condenar alsocialismo inhumano o para defender al socialismo con rostro humano y condenar al capitalismoinhumano. El debate ideolgico no es ajeno a los problemas histricos aludidos; est presente en el enfoque,interpretacin y bsqueda de solucin de todos ellos. Tambin la religin y la teologa estn metidas de llenoen este debate. Es sintomtico el inters que suscitan hoy determinados movimientos teolgicos entre

    polticos, economistas, socilogos ... ajenos a la vocacin teolgica.

    Todo esto quiere decir que la lucha ideolgica no es ajena a la lucha histrica ni es indiferente alproceso histrico de los grupos humanos y de los pueblos. El carcter pragmtico de nuestro ciclo culturalno debera hacemos olvidar la trascendencia del debate ideolgico. Reconocer la urgencia de dar solucionesa esos problemas histricos no implica necesariamente declarar insignificante la teora para la bsqueda dedichas soluciones.

    El plur alismo y la difcil bsqueda de la verdad

    Las reservas frente al ideal de la verdad no siempre obedecen a una falta de fe o de confianza en la

    verdad. Con frecuencia responden a una falta de confianza en la posibilidad de poder hacerse con ella. Elpluralismo resulta ser muchas veces la razn ltima de esta desconfianza. Hoy podemos sealarlo como unade las razones de las crecientes reservas de nuestros contemporneos frente al ideal de la verdad.

    El pluralismo no es un hecho nuevo. Tiene muchos siglos de existencia. Ah estn como pruebafehaciente la multiplicidad de culturas y de filosofas, la multiplicidad de tradiciones religiosas y deconfesiones cristianas con los consiguientes sistemas teolgicos diferentes. Sin embargo, un hecho s esdefinitivamente nuevo. Hoy estamos en condiciones de tomar conciencia del fenmeno del pluralismo comonunca antes hubiera sido posible. Los medios de comunicacin social son en buena parte responsables de estatoma de conciencia del pluralismo. Ellos se han encargado de acercamos otros mundos, otras culturas, otrasfilosofas de la vida, otras tradiciones religiosas...

    La toma de conciencia del pluralismo ha generado a su vez en nuestros contemporneos la sensacino la conciencia de una verdad fragmentada. Las viejas cosmovisiones o las teoras globalizantes vandesapareciendo de nuestro universo cultural. El fenmeno de la especializacin de las ciencias, lafragmentacin de los saberes, la renuncia al ideal de la objetividad absoluta... son factores que obligan alhombre de finales de este milenio a aprender a vivir en el pluralismo. Se trata de uno de los aspectos o unade las dimensiones del espritu y la cultura democrtica, que tiene sus repercusiones en las actitudes frenteal ideal de la verdad.

    Cuando el pluralismo degenera en un burdo relativismo significa una renuncia radical a la bsqueda

    de la verdad. Se contenta con poner mi verdad al mismo nivel de cualquier concepcin distinta de laverdad. El relativismo elude el dilogo y la confrontacin, renuncia a la bsqueda de la verdad. Si todos los

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    sistemas filosficos o teolgicos son igualmente vlidos, ninguno es vlido en realidad, pues con frecuenciason contradictorios entre s. Si todas las visiones e interpretaciones de la vida son igualmente vlidas, ninguna

    puede legitimar su validez. Slo cuando los diferentes sistemas se autocomprenden como fragmentarios ynecesitados de confrontacin y dilogo con los dems mantienen vivo el ideal de la bsqueda de la verdad.El dilogo y la confrontacin son condiciones de posibilidad para que el pluralismo sea un camino hacia laverdad y no una simple renuncia cmoda a su bsqueda.

    Vivir en el pluralismo no es tarea fcil cuando se mantiene vivo el desafo de la verdad que estsiempre ms all de nuestras posiciones. Requiere una bsqueda esforzada y permanente, apertura y escuchaal otro, capacidad de dilogo y razonamiento de las propias posturas. Requiere una actitud permanente derenuncia, de cambio, de creatividad. Obliga a crear siempre de nuevo una filosofa o una teologa in loco oin contextu, un pensamiento localizado o contextualizado sin renunciar al ideal de la verdad. Requiere unesfuerzo permanente de inculturacin que no es capitulacin sino actualizacin de los logros que la tradiciny el dilogo nos han ofrecido en relacin a la verdad que buscamos. Ante la magnitud de tal esfuerzo sonmuchos los que renuncian o mantienen sus reservas frente al ideal de la verdad. Para ellos el pluralismo seconvierte en un cmodo relativismo o en un punto de llegada, en vez de ser una plataforma de bsquedasulteriores.

    La di fcil ascesis de la bsqueda

    Recurriendo a la etimologa latina y quiz a la propia experiencia, Santo Toms enfatiz el carcteresforzado y asctico de la actividad intelectual. Estudio es una palabra que designa aplicacin intensa dela mente a algo, cosa que no puede hacerse sino mediante su conocimiento. Coloca la estudiosidad entrelas partes de la templanza y distingue en ella dos aspectos: el apetito de saber y el esfuerzo requerido por laactividad intelectual. Refirindose a este segundo aspecto, Santo Toms afirma: ...el esfuerzo requerido parael aprendizaje es ms bien un impedimento del conocimiento. La estudiosidad no lo considera, pues, sinocomo un obstculo que hay que superar...

    La bsqueda de la verdad es una tarea ardua que nunca puede darse por concluida. El estudio y la

    formacin permanente requieren esfuerzo y constancia. Con frecuencia los resultados se hacen esperar o porlo menos no parecen compensar el derroche de energa que requieren. La tarea de la investigacin o de lareflexin crtica no suele caracterizarse por la obtencin de gratificaciones inmediatas ni reconocimientosgarantizados. Es una tarea esforzada y asctica que, requiere laboriosidad, paciencia y constancia. Por esola vocacin intelectual escasea y, cuando se da, est siempre amenazada por la tentacin del abandono.

    Las actuales reservas frente al ideal de la verdad no son ajenas a esta condicin esforzada y ascticadel estudio y de la actividad intelectual. En numerosos casos estn motivadas por ese esfuerzo y esa ascesisque lleva consigo el estudio. Dichas reservas no significan desconfianza ante el valor de la verdad, sinodesconfianza ante la posibilidad de alcanzar ese ideal o conciencia del difcil camino de la bsqueda.

    Tras este recuento sinttico de las causas que hacen crecer hoy las reservas frente al ideal de la verdad,es legtimo formular algunas preguntas. Sigue siendo vlido el ideal de la verdad? Sigue siendo vlido elideal de la Orden de Predicadores? Tiene an vigencia el compromiso del estudio como un componenteesencial del proyecto fundacional de Domingo de Guzmn? Es legtima la insistencia actual de la Orden enla prioridad de la poltica cultural, del estudio y de la formacin permanente?

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    El estudio en el proyecto fundacional de Domingo. Memoria de los orgenes

    dominicanos.

    La memoria de los orgenes es obligada para una acertada interpretacin y una oportuna actualizacin

    del proyecto fundacional de Domingo. Desconocer los orgenes imposibilita o, por lo menos, dificulta dichainterpretacin y actualizacin. No somos los dominicos muy aficionados al conocimiento y al anlisis denuestra propia historia y tradicin. Y, cuando lo hacemos, nos tientan fcilmente las interpretacionesromnticas, apologticas o triunfalistas. Naturalmente, estas actitudes hacen peligrar la objetividad y lainterpretacin correcta de nuestros orgenes y de nuestra historia. Presentar a Santo Domingo como si hubierasido el inventor del estudio o a la Orden de Predicadores como si hubiera sido la primera en dedicarse a laactividad intelectual es un error bienintencionado, pero, al fin y al cabo, no deja de ser un error. Laoriginalidad del proyecto fundacional de Domingo y de la Orden de Predicadores no van en esa direccin.

    El estudio al servicio de la predicacin

    Es indiscutible el puesto central del estudio en el proyecto fundacional de Domingo. Pero el estudioya exista antes de Domingo y antes que ste fundara la Orden de Predicadores.

    Domingo no invent el estudio. La actividad intelectual era ya conocida y ejercitada en las escuelasdel monaquismo clsico y en las escuelas palatinas y catedralicias. La originalidad de Domingo no consisteen introducir el estudio en la vida religiosa. Ora et labora, rezaba el lema benedictino. Muchas veces se haafirmado, sin demasiada precisin, que la innovacin de Domingo consisti en sustituir el trabajo manualdel lema benedictino por la actividad intelectual de los dominicos. Esta afirmacin, que tiene su parte deverdad, no debe ser interpretada como si el estudio comenzara con la Orden de Predicadores. Precisamenteel estudio dominicano se inserta en una ya larga tradicin de estudio e investigacin, que florece

    especialmente en los siglos XII y XIII, precisamente cuando nace la Orden de Predicadores.

    La originalidad de Domingo consisti en poner el estudio al servicio de la predicacin, en dar a steuna significacin y una finalidad especficamente apostlicas. Su intuicin proftica consisti en darse cuentade la absoluta necesidad de una adecuada preparacin intelectual para la renovacin efectiva del ministeriode la predicacin. Como todos los dems componentes del proyecto dominicano -pobreza, liturgia,observancias, dispensa...- el estudio dominicano tiene desde el principio un carcter y una finalidademinentemente apostlica. Santo Toms razonar la necesidad del estudio para las Ordenes religiosasfundadas para la predicacin o para ministerios parecidos. Y defender, en este sentido, la superioridad delas Ordenes dedicadas a la enseanza y la predicacin sobre aquellas que se dedican simplemente a lacontemplacin, ya que es ms perfecto iluminar que ver la luz solamente, y comunicar a los dems lo que

    se ha contemplado -contemplata aliis tradere -, que contemplar slo . La conocida expresin contemplataaliis tradere se convirti en formulacin clsica del ideal dominicano.

    Para comprender la significacin y relevancia de esa intuicin proftica de Domingo, es preciso situarsu proyecto fundacional en el contexto histrico. El P. Mandonnet ha hecho un acertado anlisis de la crisisde los estudios a principios del siglo XIII y su relacin con la fundacin de la Orden de Predicadores. En elsiglo XII hay un gran desarrollo intelectual en algunas lites eclesisticas y un lamentable abandonointelectual en la mayora de los eclesisticos. Los clrigos estudiosos se dedican sobre todo al derecho civilo eclesistico; son juristas y no telogos. El Concilio III de Letrn (ll78), consciente de los efectos negativosde esta crisis en el ministerio de la predicacin, establece que cada iglesia catedral tenga un maestro con la

    misin de instruir gratuitamente a los clrigos de esa iglesia. El Concilio IV de Letrn (1215) confirma estedecreto, que apenas en contadas ocasiones se haba cumplido, y lo ampla a todas las iglesias. Ademsestablece que la iglesia metropolitana tenga un telogo que instruya a los sacerdotes en la Sagrada Escritura.

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    En 1219 Honorio III se lamenta an de la inercia de los prelados para llevar a la prctica estos decretospretextando que escasean los maestros en teologa. Ser la fundacin de la Orden de Predicadores laencargada de dar oportuna respuesta a los decretos de los Concilios de Letrn, para resolver as el problemade la enseanza de la teologa y de la predicacin.

    La Orden de Predicadores tiene desde el principio un carcter esencialmente doctrinal, con vistas a

    resolver el grave problema de la falta de maestros encargados de ensear las ciencias sagradas. Pero tanto laobligacin del estudio como la actividad docente tiene como objetivo ltimo el ministerio de la predicacin.El carcter doctrinal del estudio dominicano era inseparable del concepto contemporneo de predicacinque tena tambin un carcter doctrinal y se distingua de la mera exhortacin moral o penitencial. La nuevaOrden de Predicadores es al mismo tiempo una Orden de Doctores. Pero Domingo no pretende fundar unaOrden de profesores, sino una Orden de predicadores. Los dominicos son esencialmente predicadores, y aeste ministerio estn ordenados, en definitiva, el estudio y la enseanza.

    Sobre este trasfondo histrico es preciso interpretar y valorar tanto las escuelas de teologa quefuncionaban en las comunidades dominicanas como la actividad docente de los dominicos en otras escuelasde teologa. Los Papas pedan a los dominicos que abrieran una escuela de teologa en cada uno de susconventos. Era la forma ms efectiva de llevar a la prctica los aludidos decretos de los Concilios de Letrn.Y muchos Predicadores se convierten en lectores de teologa, unas veces en las Universidades como Pars,Oxford, Canterbury, Npoles..., otras veces en las numerosas escuelas diocesanas. Los arzobispos y obisposse dirigen a los Predicadores en busca de maestros y lectores de teologa para sus propias escuelas diocesanas.Pero, es preciso insistir en ello, el objetivo ltimo es siempre resolver la profunda crisis del ministerio de la

    predicacin.

    El estudio dominicano tiene, pues, desde el principio un carcter esencialmente apostlico. Est msprximo a las escuelas urbanas (y catedralicias), que darn lugar al nacimiento de las Universidades, que alas escuelas monsticas, que se mantienen fieles al ideal de la fuga mundi. Aqullas se inspiran en el espritu

    del orden social naciente y recogen toda la vitalidad que emerge de la cambiante sociedad medieval,revalorizando e incentivando as la vocacin intelectual. stas se mantienen en el conservatismo feudal y vanentrando progresivamente en la rutina intelectual. Aqullas constituyen la Escuela de los Maestros; stasconstituyen la Escuela de los Msticos o Schola Christi.

    La Escuela de los Msticos y la Escuela de los Maestros

    Las diferencias y la confrontacin entre estas dos Escuelas ayudan a comprender el verdadero carcterdel estudio dominicano.

    La Escolstica medieval conoce dos corrientes originalmente inspiradas por el mismo idealevanglico, pero, en realidad, enfrentadas en la interpretacin del mismo. Las dos corrientes estnrepresentadas por la escuela mstico-monstica, autodenominada Schola Christi, y por la escuela dialctico-teolgica de los Maestros. El enfrentamiento de estas dos tendencias tiene sus precedentes en la lucha delsiglo XI entre dialcticos y antidialcticos.

    La dialctica del Trivium se haba convertido en motivo de divisin para los escolsticos. Algunosdialcticos exagerados, como Anselmo de Besate, se desentienden prcticamente de los contenidosdoctrinales y vuelcan todo su inters en las tcnicas de discusin o en las formalidades de la lgica. Frentea esta tendencia desintegradora del avance doctrinal y de la bsqueda de la verdad, surge una tendenciadiametralmente opuesta a cualquier filosofa y a cualquier especulacin terica. Conducidos por Pedro

    Damiano, los antidialcticos subordinan todo a la teologa, y una teologa mstica. Para Dios -afirman losantidialcticos- no valen las leyes de la lgica; para salvar su alma, el hombre no ha menester de la filosofa,

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    que es un invento del diablo. La escuela humanista de Chartres har gala de un destacado aprecio por lalgica aristotlica. La escuela mstica de San Vctor har gala de un destacado aprecio por la contemplaciny el xtasis mstico como ideal supremo de todo saber humano.

    Siguiendo estas dos corrientes, la Escuela de los Msticos y la Escuela de los Maestros mantienen unaconcepcin distinta y hasta contrapuesta del estudio y de la tarea intelectual.

    La Schola Christi se preocupa de salvar la sencilla trasparencia del ideal evanglico por la va de lalectura meditativa, la meditacin contemplativa y la contemplacin exttica. La razn y sus procedimientosdialcticos, ms que favorecer, obstaculizan el ideal monstico y evanglico. La trayectoria de la escuelamonstica est marcada por la lectio, la meditatio, la contemplatio. La lectura (estudio) tiene como nicoideal conducir a la meditacin y a la contemplacin, y es buena y til en la medida que facilita este propsito.La doctrina sagrada es simplemente un peldao en la escala mstica que conduce a la contemplacin. Todaexgesis y reflexin razonada sobre la Palabra de Dios empaa el mensaje evanglico. El ideal de esta escuela

    pone su mira en la experiencia mstica. La razn discursiva y las realidades terrenas son ajenas a este ideal.La fuga mundi es tambin huida del mtodo dialctico.

    El mtodo de esta escuela es fundamentalmente el mtodo simblico y alegrico, propio de laexgesis espiritual. Est destinado ms a despertar los afectos en la voluntad que a iluminar el entendimiento.Es una lectura en forma de conversacin meditativa (collatio), que el Abad del monasterio dirige a loshermanos para suscitar en ellos la piedad y la devocin, ms que para fomentar el conocimiento racional, Enla escuela monstica cuenta sobre todo la experiencia personal con toda la carga de pulsiones afectivas quese mueven entre el fervor, la uncin y la devocin. Slo cuenta la lgica del sentimiento y de la experienciamstica. No cuenta la lgica de la razn y del concepto. Las situaciones histricas son ajenas al idealmonstico y no necesitan ser tomadas en cuenta para conseguirlo. La contemplacin y el xtasis mstico sesitan al margen y por encima del acontecer histrico.

    Por el contrario, la escuela de los Maestros, asociada a las escuelas urbanas y a las nacientesuniversidades, encarna el ideal evanglico en el nuevo mundo comunal que emerge frente al mundo feudalan reinante pero en vas de decadencia. Maestros se denomina a los jefes de los nuevos equipos apostlicosy tambin a los profesores o lectores de las escuelas urbanas y de las nacientes universidades.

    Los nuevos grupos apostlicos abandonan la quietud del claustro, para dar otro destino al mensajebblico. Su propsito apostlico y misionero es iluminar al hombre secular en sus propias circunstanciashistricas. El nuevo grupo apostlico en tomo a su maestro no se contenta con una lectura exhortativa omoralizante destinada a suscitar la piedad o la devocin -fervorn- ; procura presentar el Evangelio comoluz que ilumina la mente de los hombres y, a travs de ella, a todo el hombre con sus circunstanciashistricas. Este es el ideal de Domingo y de la Orden de Predicadores. Sus conventos se ubican en las urbesms representativas de la nueva situacin cultural, religiosa, poltica y econmica, all donde est naciendola nueva cultura. Su predicacin es itinerante: no esperan que los hombres huyan del mundo; salen a suencuentro en medio del mundo.

    Por su parte, los maestros y lectores de las escuelas urbanas y de las nacientes universidades participande este mismo espritu. La mayora de ellos comparten tambin el ideal evanglico y evangelizador de losnuevos grupos apostlicos, pues muchos de ellos pertenecen a las nuevas Ordenes Mendicantes. En ellos estla conviccin de que el Evangelio est destinado a iluminar al hombre y a dar oportuna respuesta a su

    problemtica histrica. As, el estudio cobra un nuevo realismo y evoluciona en una direccin distinta deaquella tomada por la Schola Christi, sin renunciar a los valores positivos de sta.

    Para la Schola Christi la fe es una cuestin de la voluntad y se define como una adhesin afectiva a

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    4 Para facilitar y abreviar el aparato crtico, intercalamos en el texto todas las citas relativas al Libro de las Costumbres, siguiendo la numeracinoriginal.

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    la verdad revelada. El discurso racional apenas tiene sentido para el creyente. Para los Maestros, por elcontrario, la fe es un asunto del hombre total y se define como una adhesin del entendimiento a la verdadrevelada. Su ideal, presente ya en el origen de la Escolstica, es el ideal de una fe que busca la inteligencia.Este es el ideal de la teologa que progresivamente se va afianzando como suprema sabidura. La fe no seconfunde con la conclusin racional, pero se vale de la razn para descubrir la credibilidad de la verdadrevelada. La teologa no se confunde con la filosofa, pero se vale de sta para esclarecer y sistematizar

    armnicamente la verdad revelada.

    Conducidos por este ideal, los Maestros tienen una nueva concepcin del estudio y establecen unnuevo mtodo. Mientras que la lectura monstica evolucionaba hacia la meditacin y la contemplacin, lalectura magistral evoluciona hacia la cuestin y la disputa escolstica. Lectio, quaestio, disputatio: stas sonlas tres operaciones del mtodo escolstico canonizado por los maestros medievales

    Domingo no desprecia los valores de la tradicin monstica, ni ignora los resultados positivos de laEscuela de los Msticos. Pero no se inspira en esta Escuela para definir la finalidad y el sentido del estudiodominicano. Domingo se inspira en la Escuela de los Maestros y en ella encuentra el verdadero sentido y lafinalidad del estudio. Siguiendo la tradicin de los Maestros, pone el estudio al servicio de su proyectoapostlico.

    Importancia del estudio en el proyecto fundacional

    La cuestin apenas es discutible. El estudio es un componente esencial del proyecto fundacional deDomingo. No se concibe un verdadero Predicador, si no se dedica al mismo tiempo al estudio de la verdadsagrada. Sin embargo, vale la pena recordar algunos rasgos de la legislacin dominicana primitiva y de la

    primera generacin dominicana. En ellos se refleja la prioridad del estudio.

    Ya la dispersin de los primeros frailes, decidida por Domingo contra la opinin de los prudentes,

    se relaciona directamente con la necesidad del estudio para el ministerio de la predicacin. Domingo envaa sus frailes para predicar y fundar conventosprecisamente a ciudades que son centros de vida intelectual.Pars y Bolonia son nombres sobradamente conocidos. La ubicacin de los conventos dominicanos en estoscentros urbanos e intelectuales tiene un carcter proftico. El fraile predicador debe hacerse presente alldonde se est gestando una nueva cultura, y participar, mediante una oportuna preparacin intelectual, en eldebate interdisciplinar.

    En la legislacin dominicana primitiva abundan los elementos que ponen de manifiesto la importanciadel estudio en el proyecto y en la misin dominicana, El Libro de las Costumbres o Constituciones

    primitivas, recoge esta legislacin4.

    Y es curioso que, desde el principio, el Libro de las Costumbres alude a la dispensa cuando defineel fin de la Orden: ...tenga el prelado en su convento facultad para dispensar a los frailes algunas vecescuando lo creyere conveniente, principalmente en todo aquello que pareciere impedir el estudio, la

    predicacin o el bien de las almas, ya que sabemos que nuestra Orden desde el principio fue instituidaespecialmente para la predicacin y la salvacin de las almas y que con todo esmero nuestro empeo debedirigirse principalmente y con todo ardor a que podamos ser tiles a las almas de los prjimos (Prlogo).Humberto de Romanis justificar las dispensas para que el estudio no perezca ni sea impedido en la Orden.El estudio tiene tal prioridad en la Orden que las observancias o su dispensa deben respetar esa prioridad.

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    5 Sto. Toms ofrece un criterio de gran valor para enjuiciar correctamente las observancias regulares y la dispensa: ...no es superior una Ordenpor tener observancias ms rigurosas; lo ser por la mayor discrecin y adaptacin de esas observancias al fin de la Orden. Suma Teolgica,II-II, 188, 6 ad 3.

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    La legislacin primitiva multiplica los elementos que enfatizan la importancia del estudio. Alexaminar a aquellos que se presumen aptos para el ministerio de la predicacin, los examinadoresdeterminarn si dichos frailes deben continuar en el estudio para ello (para dicho ministerio) (Dist. II, 3).La importancia de la predicacin revierte en la obligacin del estudio. No se funde un convento con menosde doce frailes ni sin licencia del Captulo General, ni sin prior ni sin doctor (Dist. II, 5). El doctor o ellector es pieza clave en la comunidad dominicana: l es el encargado de impartir las lecciones a los frailes,

    de dirigir las disputas doctrinales, de mantener vivo el inters por el estudio.Se consideran algunas faltas contra la obligacin del estudio; Mostrarse negligentes los oficiales en

    alguna cosa que atae a su cargo, como es: ... los maestros en ensear; los estudiantes en estudiar; losescritores en escribir... (Dist. I, 20); Molestar a los lectores o a los oyentes (Dist. I, 20); No asistir a sudebido tiempo con los dems para escuchar las lecciones (Dist.I, 20).

    El estudio es asunto de revisin y evaluacin por parte de la suprema instancia de gobierno en laOrden: el Captulo General. En su informe al Captulo, los visitadores deben dar cuenta de los frailes a losque han visitado: Si son asiduos en el estudio (Dist.II, 2). En funcin del estudio estn otras normasconcernientes a la observancia regular. Todas las horas deben recitarse en la iglesia breve y sucintamente,de forma que los frailes no pierdan la devocin y no sea impedimento para su estudio (Dist. II, 3). Ladispensa, singular novedad de la legislacin dominicana, no se debe ya a simple condescendencia con laenfermedad o la debilidad, sino a la prioridad de la predicacin y del estudio sobre cualquier otra ley5. Elestudio la justifica suficientemente. Con los estudiantes use de dispensa el prelado, de tal suerte que, a causadel oficio u otra cosa, no sean fcilmente retrados o estorbados en el estudio (Dist. II, 6). La obligacin delestudio debe ser respetada por encima de cualquier ocupacin en la administracin de bienes materiales.Todos los que estn consagrados al oficio de la predicacin o al estudio no tengan cuidado o administracinalguna de cosas temporales, para que puedan ms desembarazadamente y mejor cumplir el ministerio quese les ha encargado acerca de las cosas espirituales.... (Dist.II,7).

    La legislacin primitiva se ocupa de detalles aparentemente secundarios, pero que revisten granimportancia para el estudio, dadas las circunstancias de la poca. Los libros son artculos de primeranecesidad en la vida dominicana. La legislacin primitiva considera como falta no dejar decente yordenadamente... los libros en su lugar correspondiente o tratarlos con descuido (Dist. I, 20). No es unasimple falta contra el voto de pobreza. Es una falta de aprecio al ideal dominicano del estudio. Se privilegiara los doctores con el derecho de llevar consigo, en sus traslados, sus libros glosados, la Biblia, los cuadernosde apuntes, los propios manuscritos...Se regular la venta de los libros y la herencia en caso de muerte. Noolvidemos que los libros eran en el siglo XIII escasos y de difcil acceso.

    Tambin la habitacin o celda privada es objeto de privilegio para aquellos especialmente aptos ydestinados al estudio. No se asignen celdas a todos los estudiantes, sino slo a aquellos a quienes creyereconveniente el Maestro. Y si alguno no saca fruto del estudio, entrguese su celda a otro y sea l dedicadoa otros oficios (Dist. II, 6). En las celdas pueden leer, escribir, orar, dormir y tambin velar de nochequienes lo quisieran a causa del estudio (Dist. II, 6).

    La alusin a estos privilegios no debe inducirnos a error. Nadie est eximido del estudio en lacomunidad dominicana, aunque algunos sean dedicados con ms intensidad al mismo. El estudio es unaobligacin consubstancial a todo fraile predicador. Por eso, el maestro de novicios debe instruir a estos enel siguiente sentido: Cmo deben entregarse ahincadamente al estudio, de tal manera que de da y de noche,

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    en casa y de viaje, lean siempre o mediten algo, y se esfuercen por retener en la memoria cuanto pudieren...(Dist. I, 12). Y el maestro de estudiantes debe igualmente insistir en esta obligacin, a la vez que la dirigey supervisa. Puesto que se ha de dedicar un especial cuidado a los estudiantes, asgneseles un fraile que estconsagrado a ellos, sin cuyo permiso no escriban sus cuadernos ni asistan a las clases, y que corrija todo loque acerca del estudio vea reprensible en ellos... Y segn pareciere al Maestro de los estudiantes, determneseun lugar apropiado, en el cual, despus de las disputaciones o de las Vsperas o en otro tiempo, si estuvieran

    desocupados, se renan, estando l presente, para exponer sus dudas y problemas, y mientras uno preguntao expone, callen los dems para no estorbar al que habla. Y si alguno ofendiera preguntando, objetando orespondiendo indecorosamente, atropellando o gritando con obstinacin, sea corregido al punto por aqul queentonces preside (Dist. II, 20).

    Los primeros Captulos Generales y Provinciales irn ms lejos en la legislacin sobre el estudio, perosiempre manteniendo el mismo espritu . Destacan la importancia del estudio, su orientacin apostlica, laimportancia del doctor o lector en los conventos, el gran papel que estn llamados a desempear los EstudiosGenerales. En bien del estudio prohben que los doctores sean elegidos para otros cargos que impidan elestudio y la enseanza, como son los cargos de priores, definidores.... e incluso aconsejan que no se lesocupe, de ordinario, en el ministerio de la confesin. Los estudiantes aptos para el estudio deben ser enviadosa los Estudios Generales de la Orden; se vigilar cuidadosamente su aprovechamiento en el estudio y, en casode negligencia en el trabajo intelectual, sern devueltos a la provincia de origen. Aconsejan a su vez quedichos estudiantes no sean ocupados en la celebracin de misas solemnes y otras celebraciones por el estilo,

    para que no sean impedidos en su principal deber del estudio. Son slo algunas indicaciones de la importanciaque tiene el estudio en la legislacin dominicana primitiva y en la vida de la primera generacin dominicana.

    Sin embargo, la realidad se queda ms corta que el ideal y la vida real no se corresponde exactamentecon las exigencias de la legislacin. Pronto aparecen las denuncias referentes al abandono o la negligenciaen el estudio.

    En una carta del ao 1233 dirigida a los frailes de la Provincia de Lombarda, Jordn de Sajonia,sucesor de Domingo como Maestro General, abunda ya en esas denuncias. Denuncia a los superiores: A estose aproxima ya la negligencia que se observa en muchos, consistente en que gran nmero de superiores, sin

    preocuparse del estudio, apartan con tanta frecuencia del mismo a frailes dotados y con aptitudes, o loscolocan en cualquier oficio, de modo que les es imposible estudiar. Denuncia a los lectores: Y tambin losmismos lectores en algunas partes, desempean el oficio de las clases con tan poca asiduidad y diligencia,que no es de extraar que al que ensea con descuido le oigan con indiferencia . Y denuncia a losestudiantes: Pero si quiz hay lectores que desempean con esmero el oficio de las clases, resta todava untercer peligro por parte de los frailes, a saber, que los estudiantes se muestren muy descuidados en el temadel estudio, estn raramente en la celda, sean perezosos para las repeticiones del repaso, y no pongan el almaen los ejercicios escolsticos. Algunos obran de este modo para dedicarse ms libremente a sus aficiones,faltas de discrecin; otros hacen tambin esto por la perniciosa y miserable pasin de la ociosidad, de modoque no slo se descuidan de s mismos e inducen al cansancio a los lectores, sino que roban la oportunidadde salvarse a muchas almas, a las que podran edificar para la vida eterna, si no estudiaran con negligencia,sino como es debido. Por eso hay entre nosotros tantos flojos, y duermen muchos, superiores y doctores; haytambin muchos que perecen por la propia negligencia. El subrayado merece especial atencin, porqueapunta a la razn ltima de la obligacin del estudio en la Orden de Predicadores.

    Por otra parte, Humberto de Romanis razona ampliamente la utilidad del estudio en la Orden: dapreeminencia a la Orden, convoca nuevos candidatos a la misma, facilita la devocin de los hombres, libradel mal, instruye al hombre interior, evita la ignorancia, fortalece a la Orden, es ocasin de

    perfeccionamiento, alivia el tedio, ... Asegura, al mismo tiempo, que el abandono del estudio es causa segurade declive y crisis en la Orden. Pero hace tambin algunas denuncias que indican claramente cmo el

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    abandono del estudio no es slo un riesgo, sino un hecho real. Algunos frailes son negligentes en el estudiode la verdad sagrada. Pocos frailes se preocupan de estudiar las lenguas para misionar, siendo esta una de lasrazones, junto con el apego a la familia y a la patria, que debilitan el celo misionero en la Orden . Y denuncialas falsas motivaciones del estudio y la equivocada interpretacin del mismo en algunos predicadores:algunos predicadores slo estudian sutilezas, para elaborar sermones intrincados; otros estudian con el simple

    propsito de decir muchas cosas; otros estudian para proponer temas extraos y raros; otros no se preocupan

    de estudiar lo que han dicho otros, sino slo de inventar lo que a ellos se les ocurre; otros se preocupan deestudiar ms en orden al ornato de las palabras que acerca de los contenidos doctrinales...

    Jordn y Humberto son slo dos testigos entre los muchos que se pueden aducir. La fuerza de susdenuncias revela a la vez la importancia capital del estudio en el proyecto dominicano original y las primerascapitulaciones presentes en la generacin dominicana primitiva. Pese a los siete siglos de distancia, dichasdenuncias resultan tan prximas a la actual generacin dominicana, que continan an vigentes. Lastentaciones que tocan el fondo de la naturaleza humana atraviesan el tiempo. Los dos testigos apuntan a esefondo de la naturaleza humana. La memoria de los orgenes nos obliga a tener presente el ideal primero y amantenemos vigilantes frente a los peligros que amenazan ese ideal.

    Domingo de Guzmn y Toms de Aquino: un mismo proyecto domini cano

    En la tradicin dominicana se ha dado con frecuencia una desafortunada contraposicin entreDomingo de Guzmn y Toms de Aquino. Se ha resaltado en Domingo su vocacin apostlica y suinfatigable condicin de predicador. La tradicin misionera de la Orden se ha sentido ms a gusto con lafigura de Domingo. Y se ha resaltado en Toms su vocacin intelectual y su infatigable condicin deestudioso de la verdad sagrada. La tradicin intelectual de la Orden se ha sentido ms a gusto con la figurade Toms. Consecuencia de este falso dilema ha sido una cierta ambigedad en la interpretacin del proyectodominicano. Y no han faltado quienes han imputado a Santo Toms la responsabilidad de haber traicionadola idea fundacional de Domingo de Guzmn.

    El dilema es falso. La imputacin hecha a Toms de Aquino es injusta. No hay motivos objetivos paracontraponer a Domingo de Guzmn y Toms de Aquino, como si ste hubiera traicionado el ideal primerode la Orden de Predicadores. El triste divorcio entre misioneros y doctores, entre los predicadores y losintelectuales, es un pecado ms tardo en la Orden, nefasto a la vez para la predicacin y para el estudio.

    Domingo no fue en absoluto un apologista de la docta ignorantia. No estuvo ausente en l laconstante preocupacin por el estudio. El itinerario apostlico de su vida y su proyecto fundacionalincluyeron la necesidad absoluta del estudio, eso s, un estudio cuya finalidad era necesariamente apostlica.Desgajado del ministerio de la predicacin, no sabemos cul hubiera sido la valoracin del estudio en lamente de Domingo.

    Desde sus aos jvenes en Palencia, Domingo ha estado metido de lleno en un ambiente de estudio,primero como estudiante y quiz luego como profesor. La lectio divina es una ocupacin segura durante susaos de estancia en el claustro de Osma. En Tolosa Domingo asiste con sus compaeros a las leccionesimpartidas por el famoso Maestro Alejando Stavensby. Sus frecuentes visitas a los centros universitarios dela poca le mantienen en contacto con el ambiente de estudio y con las quaestiones disputatae de la poca.Todos estos son captulos de la vida de Domingo que le hacen caer en la cuenta de la necesidad y utilidad delestudio.

    Pero quiz fue sobre todo su infatigable dedicacin al ministerio de la predicacin el punto de partida

    de su inters por el estudio como condicin imprescindible para desempear debidamente ese ministerio.Domingo tuvo que enfrentar los cuestionamientos agresivos llegados desde la hereja reinante. Y tuvo que

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    contemplar la ignorancia religiosa de las masas paganas. Los estragos de aquel error y de esta ignorancia lehicieron especialmente sensible al ideal de la verdad y a la necesidad de su bsqueda. An ms, comomaestro de predicadores, se vera obligado con frecuencia a intervenir en disputas pblicas y a pronunciarla palabra definitiva, la famosa determinatio, reservada a los maestros en las disputas escolsticas. Susmismas giras apostlicas le hacen consciente de la deficiente preparacin intelectual del clero incluidos aveces los obispos como tantas veces haban denunciado los Concilios de Letrn y los Papas.

    A lo largo de ese itinerario de su vida y de estas experiencias apostlicas a Domingo se le hace patenteuna conclusin: los males de la Iglesia tienen su raz en la ausencia o deficiencia de la predicacin. Y otraconclusin paralela se le impone con la misma fuerza: el predicador necesita, amn de otras cualidadeshumanas y evanglicas, una slida formacin doctrinal y un conocimiento profundo de la verdad sagrada.La relacin entre estas dos conclusiones nos permite comprender la importancia del estudio para Domingoy el carcter apostlico del estudio que Domingo quiere para los frailes predicadores.

    A partir de estos presupuestos nada tiene de extrao que la atencin al estudio fuera un criterio bsicode Domingo en la concepcin y organizacin del nuevo proyecto fundacional. Efectivamente, es un criterioque est presente en la organizacin de la Orden, en la primera dispersin de los frailes, en la ubicacin delos conventos, en la primitiva legislacin. Ciertamente, Domingo dedica la mayor parte de su vida alministerio de la predicacin, pero su inters personal por el estudio es indiscutible, al igual que su conviccinde que el proyecto fundacional de la Orden de Predicadores debe incluir el estudio como componenteesencial.

    Por su parte, Toms de Aquino dedica la mayor parte de su vida al ministerio del estudio y de laenseanza. Pero esto no significa en absoluto que le sea ajena la preocupacin por el ministerio de la

    predicacin, ni significa que haya convertido el estudio en el ideal terminal de la Orden. No es, en absoluto,un apologista del arte dialctico como un valor en s mismo. Comparte con Domingo el mismo idealdominicano: la salvacin de las almas mediante el ministerio de la predicacin, desde la oracin, la

    contemplacin, el estudio y la comunidad apostlica. Si el varn apostlico y el predicador Domingo semantiene firme en la defensa del estudio, el intelectual y maestro Toms defiende abiertamente la finalidadapostlica del mismo. El mismo es intelectual y maestro en funcin de la predicacin.

    Toms de Aquino ejerce personalmente el ministerio de la predicacin, simultanendolo con su laborintelectual y docente. Pero, sobre todo, deja muy claro en muchos de sus escritos la finalidad apostlica delestudio. Quiz hay que buscar aqu su mayor aporte a la clarificacin de la naturaleza y finalidad del estudiodominicano. Es ya de sobra conocida la expresin de Santo Toms que se hizo clsica para definir el idealdominicano: contemplata aliis tradere. Y es tambin de sobra conocido su debate con los maestrosseculares de la Universidad de Pars, capitaneados por Guillermo de Saint-Amour y Gerardo de Abbeville,

    para defender el derecho de los frailes mendicantes al estudio, a la enseanza y a la predicacin. La posicinfirme de Santo Toms qued reflejada en varias de sus obras: Contra impugnantes Dei cultum et religionem,

    De perfectione vitae spiritualis, Contra pestiferam doctrinam retrahentium homines a religionis ingressu.

    Queda tambin reflejada, aunque nunca nombre explcitamente a la Orden de Predicadores, en la parte de laSuma Teolgica dedicada a los distintos gneros de vida y estados de perfeccin. En esta parte de la Suma,Santo Toms no slo defiende la legitimidad de fundar algunas rdenes religiosas destinadas a la enseanzay la predicacin. Ms explcitamente defiende la legitimidad y la necesidad del estudio en funcin de estosministerios: En segundo lugar es necesario el estudio de las letras a las rdenes religiosas fundadas para la

    predicacin o para otros ministerios parecidos. Es obvio que Santo Toms hace referencia a la Orden dePredicadores tal como ha sido concebida por Domingo. Todos estos datos nos permiten descubrir laidentificacin de Santo Toms con el proyecto fundacional de Domingo.

    No hay, pues, razones objetivas para contraponer a Domingo y Toms. Entre ellos no hay

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    contraposicin, sino armnica conjuncin. Ambos comparten el mismo ideal y el mismo proyectodominicano. Para ambos est muy clara la ntima relacin entre el estudio y el ministerio de la predicacin,como est tambin claro el valor simplemente instrumental del estudio en relacin con la predicacin. Laconjuncin armnica de dos personalidades aparentemente tan distintas nos ofrece el verdadero perfil del

    proyecto dominicano. El problema es de sntesis, no de anttesis. Esa sntesis nos proporciona unconocimiento exacto del proyecto dominicano y del verdadero carcter del estudio en la Orden de

    Predicadores.

    Algunos rasgos del estudio dominicano

    Despus de todo lo dicho apenas es necesario insistir ms en el carcter apostlico del estudiodominicano. Este tiene una finalidad esencialmente apostlica. Est en funcin de la predicacin. No pretendeformar simples maestros, sino predicadores. Algunos maestros sern destinados especialmente a la formacinde los hermanos o del clero en general. Pero nunca se justifica la distincin, que se impuso en algunosmomentos de nuestra historia, entre intelectuales y misioneros, entre los doctores encargados nicamente deestudiary los predicadores encargados de predicar y dispensados del estudio.

    Esta distincin ha sido siempre signo de crisis en la Orden, porque rompe la armona entre el estudioy la predicacin. Un estudio sin finalidad apostlica perdera su carcter dominicano. El verdadero estudiodominicano arranca de los interrogantes suscitados por la misin y desemboca de nuevo en la misin. Porsu parte, una predicacin que no est sustentada por el estudio difcilmente podr responder a las exigenciasde la misin.

    El estudio dominicano es comunitario. Naturalmente, esto no significa que los individuos estndispensados de esa responsabilidad. Significa que no es un asunto meramente individual; que no es un

    privilegio o monopolio de los frailes especficamente dedicados a la investigacin y a la enseanza; queimplica una verdadera reflexin comunitaria. El primer sujeto responsable del estudio es la propia comunidad

    dominicana, al igual que sta es tambin la primera responsable del ministerio de la predicacin. Lacomunidad reunida en tomo al maestro, doctor o lector, tal como la contempla la legislacin primitiva, seconvierte pronto en una verdadera escuela de teologa. La voluntad expresada tantas veces por los Conciliosy por los Papas en el sentido de que cada provincia eclesistica tuviera un maestro y una escuela de teologase realiza ahora de forma novedosa en las comunidades dominicanas. Este es el verdadero sentido de losEstudios Generales que tanta importancia han tenido en la historia de la Orden . Las collationes monsticashan evolucionado en la comunidad dominicana hacia un estudio y una reflexin teolgica, que implica lectio,quaestio, disputatio. Este fue el sentido de los famosos casus conscientiae, desaparecidos cuando seconvirtieron en meras formalidades escolsticas, al igual que otros ejercicios escolsticos.

    El convento de Saint Jacques de Pars es fiel reflejo de este espritu que anima el estudio en lacomunidad dominicana primitiva. Es el primer Estudio General de la Orden, esa institucin que

    proporcionar en lo sucesivo la infraestructura para la organizacin y animacin de la vida intelectualdominicana. Dicho convento vive y trabaja en estrecha colaboracin con la Universidad de Pars,convirtindose en un colegio universitario de teologa. Donado por el maestro Juan de Barastre, profesor dela Universidad, recibe de tan insigne maestro los cursos de teologa. Saint Jacques se convierte as en unaverdadera escuela de teologa.

    El estudio dominicano es un estudio teolgico. Se centra en el estudio de la verdad sagrada. Destinadoa alimentar la predicacin, y una predicacin doctrinal, no puede por menos de ser un estudio teolgico. Elideal del maestro medieval es llegar a ser maestro in sacra pagina. Este es tambin el ideal de los primeros

    maestros de la Orden. La legislacin primitiva insiste en la preferencia por los estudios teolgicos. Entre lasinstrucciones que el maestro debe dar a los estudiantes, seala la siguiente: No estudien en los libros de los

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    gentiles y de los filsofos, si bien los miren alguna hora. No se entreguen al estudio de las ciencias mundanas,ni tampoco a las artes que llaman liberales, sino que estudien solamente los libros teolgicos, tanto los

    jvenes como los dems (Dist. II, 6). Domingo exhortaba y persuada de palabra y por escrito a los frailesde dicha Orden (de Predicadores) que estudiaran siempre en el Nuevo y en el Antiguo Testamento (Proc.Canon. de Bolonia. 5). Puesto que el objeto de la predicacin dominicana es el anuncio del misterio de lasalvacin, el objeto preferente del estudio debe ser para los dominicos la Sagrada Escritura. Slo de esta

    forma la predicacin dominicana ser verdaderamente una predicacin doctrinal, kerygmtica, positiva....

    El estudio dominicano es un estudio interdisciplinar. Decir que el estudio dominicano debe serpreferentemente teolgico no significa que deba desentenderse de otras reas del conocimiento. Significa quelas otras reas del conocimiento han de ser estudiadas en funcin de la reflexin teolgica y a la luz de lateologa.

    En la primera cuestin de la Suma Teolgica Santo Toms clarifica suficientemente el carcterinterdisciplinar de la teologa, si bien es verdad que el trmino interdisciplinar es ajeno al lenguajemedieval. Santo Toms subraya la interrelacin entre la teologa y las ciencias profanas. Lo que constituyela diversidad de las ciencias es el distinto punto de vista bajo el que se mira lo cognoscible... Por eso no seve inconveniente en que las mismas cosas que estudian las disciplinas filosficas, en cuanto asequibles a laluz de la razn natural, sean objeto tambin de otra ciencia como la teologa) en cuanto son conocidas conla luz de la revelacin divina. ...La sagrada doctrina, sin perder su unidad, se extiende a lo que pertenecea diversas ciencias filosficas en virtud de la razn formal con que lo considera, el ser cognoscible por la luzdivina.

    Uno de los mritos del saber medieval es precisamente su carcter complexivo o interdisciplinar. Eltrmino universitas alude precisamente a ese carcter totalizante e interdisciplinar. No es llegado todava eltiempo de la moderna especializacin. Estas circunstancias marcan el carcter del estudio dominicano:centrado en el estudio teolgico, incursiona en todas las reas del saber desde la perspectiva teolgica. Basta

    recordar los ttulos de numerosas obras de Toms de Aquino, Alberto Magno y otros maestros dominicos.Basta recordar la infinidad de ttulos, muchos de ellos sobre temas profanos, que aparecen en las QuaestionesDisputatae de la poca. La quaestio y la disputatio son los dos ejercicios escolsticos ms representativosdel estudio interdisciplinar en aquella poca. Pero, en el estudio dominicano todos los saberes tienen uncentro en tomo al cual giran y una meta hacia la que se orientan: el estudio de la verdad sagrada. ...Losreligiosos se entregan principalmente al estudio de la doctrina ordenada a la piedad, como dice el Apstol.Los dems estudios no son propios de los religiosos, cuya vida se ordena a los divinos ministerios, sino encuanto se relacionan con la teologa . Y el ministerio propio de los dominicos es el ministerio de la

    predicacin al que debe estar ordenado el estudio.

    Una de las lecciones ms importantes de los orgenes dominicanos y de la historia de la Orden ha sidola capacidad de sta para entrar en dilogo con diversas culturas, clsicas o nuevas, con una profunda aperturay libertad de espritu. En esto consiste precisamente el carcter interdisciplinar de la investigacin. Otraleccin importante de la historia de la Orden: la teologa ha sido fecunda y creativa en la medida que haentrado en este dilogo o debate interdisciplinar.

    Ejemplo de este espritu fue Santo Toms, siempre atento a las quaestiones disputatae de la pocay a dialogar con cualquier filosofa, para ponerla al servicio del mensaje cristiano. Anloga significacintuvieron las escuelas de lenguas de su poca, cauces de dilogo con otras tradiciones culturales. Los profetasdominicos y los telogos de los primeros tiempos de la evangelizacin de Amrica son otro ejemplo de estecarcter abierto, dialogante e interdisciplinar de la reflexin teolgica dominicana. La teologa floreci en

    Salamanca precisamente porque Vitoria y sus compaeros acusaron recibo de las cuestiones histricas queles llegaron desde Amrica a travs de sus hermanos dominicos, y dedicaron sus mejores esfuerzos a la

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    reflexin teolgica sobre esas cuestiones. Quiz ste es el ejemplo ms destacado de colaboracin entremisioneros y doctores.

    Algunas reflexiones sobre el presente y el futuro del estudio en la Orden de

    Predicadores

    El recuerdo de los orgenes nos obliga a reflexionar sobre el presente y el futuro, si queremosmantenernos fieles al proyecto fundacional. Esta fidelidad slo es posible mediante la actualizacin delmismo. No se es ms fiel al ideal dominicano por la simple defensa triunfalista y apologtica del mismo, porla repeticin mimtica del primer hacer dominicano, por el apego servil al texto antiguo que desconoce ladinmica histrica. El conservadurismo es una forma de traicin al pasado. Los tiempos y las circunstanciascambiantes exigen respuestas actualizadas. Para los dominicos no sera posible, hoy y maana, mantenersefieles al proyecto fundacional sin esa actualizacin del carisma. Todos los componentes de ese proyectodeben ser objeto de actualizacin en la Orden, pero de forma especial el estudio. El universo cultural

    contemporneo y los problemas histricos que enfrenta el hombre actual son tan distintos a aquellos del sigloXIII, que el estudio dominicano se encuentra hoy ante retos y desafos radicalmente nuevos.

    F ieles al servicio de la verdad

    La Orden siempre se ha ufanado de su lema: VERITAS, la Verdad. Cuando abundan las reservasfrente al ideal de la verdad, mantenemos an los dominicos la fe en ese ideal y la confianza en nuestramisin? Tenemos an el coraje de mantenemos firmes en el estudio, y un estudio actualizado, pese a laascesis que supone la bsqueda de la verdad y pese a los riesgos que lleva consigo la defensa y el anunciode la verdad?

    En la clausura del IV Encuentro de CIDAL, celebrado en Caracas el ao 1980, el Maestro de la OrdenV. de Cuesnongle se expresaba en estos trminos: En el captulo referente al estudio, nuestrasConstituciones dicen que debemos llegar a los hombres en su deseo de la verdad (LCO. 77,II). Es decir,tenemos que contactar con los hombres en su aspiracin a conocer las cosas tal como son, a comprenderlas.Sobre este punto, siempre me gust decir que lo que caracteriza al mximo la mentalidad dominicana (nodigo la espiritualidad, que va ntimamente unida a ella) es el sentido de la verdad de las cosas, queevidentemente no puede separarse de la verdad del hombre y de la verdad de Dios... Este aspecto delcarisma dominicano debe aparecer tambin en nuestra manera de abordar los problemas y de aclarar lassoluciones. No hay verdad sin totalidad.

    El ideal de la verdad es sublime, pero tambin es fcilmente sublimable. Por eso conviene mantenersefieles a la tierra y a la historia, para no caer en el idealismo. La verdad es la realidad misma. Por eso, el P.De Cuesnongle peda para los dominicos un sexto sentido: el sentido de la verdad objetiva, la verdad de lascosas, que nos sita a igual distancia de la mistificacin y de la moralizacin. La verdad de las cosas es msreal y objetiva que todas las sublimaciones y mistificaciones a las que con frecuencia sometemos la realidad.La verdad de las cosas, del hombre y de Dios, es ms consistente que todas las moralizaciones que confrecuencia inspiran nuestros discursos evangelizadores.

    A ese especial olfato para la verdad objetiva debe obedecer el carcter tradicionalmente doctrinal dela predicacin dominicana. No se trata de que sea terica, sino de que sea realista. Se trata de que transcienda

    los lmites de la moralizacin y apunte al anuncio positivo del mensaje de salvacin. El servicio a esta verdadsalvfica se coloca en el centro de la tarea evangelizadora, y abarca estudio, reflexin y anuncio directo. Elservicio a la verdad salvfica es especialmente necesario hoy cuando una ola de fundamentalismo y

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    emotividad religiosa invade a muchas comunidades cristianas. Fuera de la verdad, todo se construye en falsoy se derrumba con facilidad. Quiz est aqu la raz de la crisis que afecta hoy a las relaciones humanas -cortas y largas-, a muchas instituciones e ideologas, a muchos discursos filosficos y teolgicos.

    No me toca a m hacer la evaluacin de la presencia intelectual y, sobre todo, teolgica de la Ordenen la sociedad y en la Iglesia actual. Pero a nadie se le ocultan los sntomas de la crisis del estudio en la Orden

    y en muchas comunidades dominicanas. Lo lamentamos nosotros y lo lamentan muchas personas que valoranla vocacin doctrinal y teolgica de la Orden. Los dominicos de hoy y de maana estamos obligados a asumireste reto y esta responsabilidad, conscientes de que no es un asunto de prestigio corporativo o personal, sinoun asunto de responsabilidad histrica ante la Iglesia y ante la sociedad. Como subrayamos, al citar a Jordnde Sajonia, est en juego el servicio a la causa de la salvacin y de la liberacin de los hombres.

    Una sabia administracin de la tradicin

    Un primer paso importante para la revitalizacin de la misin intelectual y de la reflexin teolgicade la Orden, es precisamente una sana y sabia administracin de la propia historia y de las glorias de latradicin. Es frecuente escuchar acusaciones contra el orgullo y la soberbia intelectual de los dominicos. Estasactitudes nos hacen ms mal que bien. Han conducido a muchos a un triunfalismo fatuo y estril, basadonicamente en las glorias del pasado y no en las realizaciones presentes. A veces damos la impresin de que

    basta ser hijo de Santo Domingo para ser buen predicador o de que basta ser hermano de Santo Toms paraser buen telogo y conocer todos los secretos de la teologa. Obviamente se trata de falsas ilusiones. Noconviene olvidar que la tradicin slo es vlida cuando se actualiza, y que la actualizacin es la nica formade fidelidad al pasado. La humildad es el primer peldao en la bsqueda de la verdad.

    La historia es maestra de la vida; tambin la historia dominicana. Por eso, es preciso ahondar ennuestra tradicin, rica a nivel teolgico y apostlico, si queremos mantener la identidad, actualizar el proyectofundacional y cumplir nuestra misin. El conocimiento del pasado es bsico para enfrentar con seguridad el

    presente y el futuro. Sin embargo, la historia no es maestra slo por sus aciertos, sino tambin por los erroresque tiene a sus espaldas. Por eso, la aproximacin a la historia y a la tradicin ha de ser crtica, no triunfalistay apologtica. Slo este estudio crtico hace que la historia y la tradicin sean prospectivas e iluminen la tareadel presente y del futuro.

    Para algunos dominicos Santo Toms y su Suma Teolgica parecieran ser el terminal de la reflexinteolgica. Nada ms lejos de la realidad. Es conocida la importancia del magisterio de Santo Toms en lahistoria de la Iglesia. Pero ni es el nico ni es el ltimo telogo cristiano. Tambin frente a l es vlido ellema sealado al principio de este captulo: Los escritores que nos precedieron no son nuestros seores, sinonuestros guas. La verdad est abierta a todos; an no ha sido ocupada.

    Santo Toms es ante todo modelo de un mtodo de reflexin teolgica que parte desde las quaestionesdisputatae de su tiempo. Hoy las cuestiones son otras o se plantean en otras categoras culturales e histricas.Por eso, la fidelidad a Santo Toms consiste en seguir reflexionando teolgicamente desde las quaestionesdisputatae de nuestro tiempo. El esfuerzo del P. Chenu por la relectura y reinterpretacin de Santo Tomsy su obra es un ejemplo de esa fidelidad a Santo Toms y un reto para todos los dominicos.

    Para algunos dominicos, recordar la actuacin evangelizadora y proftica de Bartolom de las Casas,de Montesinos, de Pedro de Crdoba... parece suficiente. Sin embargo, el estudio de la historia de estoshermanos nuestros debe introducimos en la reflexin teolgica sobre la urgencia de evangelizacin y deliberacin en el mundo actual. El compromiso con la justicia en nombre del Evangelio es la nica forma de

    permanecer fieles a esa tradicin.

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    El uso desacertado de la historia y de la tradicin dominicana ha devaluado con frecuencia el estudio,la misin intelectual de la Orden y su presencia en el debate filosfico y teolgico. Somos hoy vctimas denuestra propia tradicin gloriosa?

    Reconcil iar misioneros y doctores

    Una primera tarea para potenciar la reflexin teolgica de la Orden es la reconciliacin entremisioneros y doctores, entre la actividad pastoral y la actividad intelectual, entre la tradicin misionera y latradicin monstica. La existencia de estas dos tradiciones en la historia dominicana no es ninguna desgracia,sino una riqueza. Pero el divorcio y la oposicin entre ambas s puede considerarse como desgracia. Slo larelacin dialctica entre ambas tradiciones explica los momentos ms fecundos de la historia dominicana.

    El divorcio entre reflexin teolgica y predicacin ha sido uno de los mayores errores en determinadosmomentos de la historia de la Orden. Devalu a un tiempo la teologa y la predicacin, y a la vez ha sidocausa de muchos malentendidosy rupturas. La divisin de los dominicos en un grupo de doctores y otro de

    predicadores rebaj a un tiempo el ideal del estudio y el ideal de la evangelizacin. Los pastores yevangelizadores se sintieron dispensados del estudio, que pas a ser considerado como asunto de especialistasy profesionales. Los doctores se sintieron dispensados de la misin pastoral y evangelizadora, encomendadaa los frailes de segunda clase. As se rompi en algunas ocasiones la comunidad fraterna y se puso en peligrola misin intelectual y la actividad pastoral.

    La teologa latinoamericana ha puesto de relieve una verdad importante para renovar el mtodoteolgico: la praxis cristiana es un componente esencial del conocimiento y del mtodo teolgico. Laverdadera reflexin teolgica parte de la praxis cristiana, se hace acompaar de sta y desemboca en una

    praxis ms cristiana. Lo que quiere decir que no hay una verdadera reflexin teolgica al margen de todaprctica pastoral. Es preciso escuchar el clamor del pueblo para dar respuesta real a los problemas histricosdesde la Palabra de Dios, de forma que el mensaje cristiano se torne histricamente significativo. La crisis

    de la teologa y de la predicacin llega cuando contestan a preguntas inexistentes y dejan sin responder laspreguntas que preocupan a la comunidad. Este suele ser el riesgo que corren los doctores totalmente alejadosde la pastoral. Y ste suele ser el riesgo del pastor totalmente alejado del estudio: encomendar la tareaevangelizadora a la ocurrencia inmediata o a la simple espontaneidad.

    La reconciliacin de misioneros y doctores, por el contrario, fecunda a la vez el estudio y lapredicacin. La reflexin teolgica se alimenta de los interrogantes reales e histricos, y al mismo tiempose confronta con la praxis cristiana que es criterio vlido de verificacin teolgica. La predicacin, por su

    parte, se alimenta de la reflexin teolgica que va acumulando todas las riquezas de la tradicin.

    La comun idad domini cana, una escuela de teologa

    Para reconciliar a misioneros y doctores es preciso reconstruir la comunidad dominicana y convertirlaen verdadera escuela de teologa. Este es al mismo tiempo un paso necesario para revitalizar el estudio y lareflexin teolgica en la Orden. La reconstruccin de la comunidad cristiana es hoy una de las prioridadesen muchas entidades de la Orden. El esfuerzo por convertir las comunidades dominicanas en escuelas deteologa y centros de reflexin teolgica encuentra no pocas resistencias. El individualismo reinante explicaestas resistencias.

    El estudio dominicano tiene un carcter comunitario. Naturalmente, no puede haber estudiocomunitario y reflexin comunitaria, si no hay estudio y reflexin individual. Pero es igualmente cierto que

    el estudio y la reflexin meramente individuales no son suficientes para llevar el estudio dominicano a suestadio ltimo: la reflexin comunitaria. El dilogo abierto, la confrontacin pblica, la reflexin comn...

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    6 M. D. CHENU, Une cole de thologie. Le Saulchoir, Etiolles 1937.

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    enriquecen la actividad intelectual y proporcionan una especial lucidez en la bsqueda de la verdad.

    Toda comunidad dominicana tiene la misin y el compromiso de reflexionar teolgicamente. Todacomunidad dominicana debera ser una escuela de teologa, est dedicada a la enseanza o a la pastoraldirecta, a la investigacin o a la predicacin. Y no ha de ser una escuela de teologa simplemente dedicadaa ensear a clrigos, religiosos o laicos interesados en la materia. Ha de ser tambin una escuela dedicada a

    reflexionar, aprender y crear teologa comunitariamente. As la comunidad garantizar a la vez la fidelidadde todos sus miembros a la misin evangelizadora y a la misin intelectual. En este contexto debenredefinirse y actualizarse las viejas instancias de la formacin permanente: disputas escolsticas, casusconscientiae, lector conventual...

    El P. Chenu publicaba en 1937 un libro sobre el mtodo y el quehacer teolgico6. En l desarrollaampliamente qu significa para una comunidad dominicana ser una escuela de teologa. Su lectura resultahoy til e iluminadora para cualquier comunidad dominicana, pero especialmente para aquellas que funcionancomo Estudios Generales en las distintas provincias. Es sta una intuicin de larga tradicin y de capitalimportancia en la historia del estudio dominicano. El cierre de algunos Estudios Generales ha tenidorepercusiones muy negativas para la marcha de los estudios en las provincias afectadas. La razn es obvia.El Estudio General debiera ser el modelo de escuela teolgica al que debera aspirar toda comunidaddominicana de acuerdo con su peculiar situacin y recursos. Y en todo caso, el Estudio General debe ser elcentro animador de los estudios en las provincias.

    Aadamos una ltima observacin en relacin con la comunidad dominicana como lugar de estudioy reflexin. Si las comunidades han de ser escuelas de teologa, deben estar abiertas a la misin y al dilogocon otras instancias intelectuales. La misin evangelizadora no slo es objetivo ltimo de nuestro estudio;con frecuencia se convierte tambin en la nica motivacin eficaz del estudio y la reflexin. El dilogo dela comunidad hacia afuera permite mantener vivo el inters por el estudio y la reflexin. Por eso es de sumaimportancia cuidar la ubicacin geogrfica y social de las comunidades dominicanas. El criterio utilizado en

    la primera generacin dominicana al fundar los conventos debera inspirar las actuales fundaciones. Elalejamiento geogrfico y social de los centros del debate cultural y de los conflictos histricos en nadafavorece la animacin del estudio y la reflexin.

    I nters por la teologa y dilogo i nterdiscipl inar

    El centro de inters del estudio dominicano es la teologa en su acepcin ms amplia. Nuestra misinapunta, en definitiva, a la iluminacin teolgica de las cuestiones y situaciones histricas. Esto no quiere decirque todos y cada uno de los dominicos tengan que dedicarse profesionalmente a la teologa. Pero s significaque ningn dominico, cualquiera que sea su dedicacin profesional, debe perder la referencia teolgica.

    La misin evangelizadora es comn a todos los dominicos. Y esa misin exige de nosotros serexpertos en teologa. Es una equivocacin pensar y actuar como si la preocupacin por la teologa fuera enla Orden un asunto de especialistas en la materia. Todo dominico que haya asumido el proyecto de Domingodebe mantener esa preocupacin por la teologa, aunque algunos estn dedicados profesionalmente al estudio,investigacin y enseanza de la misma. Si la comunidad dominicana funciona como una verdadera escuelade teologa, estar garantizada la implicacin de todos sus miembros en la reflexin teolgica, cualquiera quesea su trabajo profesional.

    Est comprobado que la teologa no puede prestar su servicio a la comunidad humana y cristiana, sino parte y evoluciona en dilogo con las dems ciencias humanas. Debemos ser tambin expertos en

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    compromiso con la justicia, la paz y los derechos humanos. La defensa de estos valores es un servicioobligado a la causa del Evangelio, que es la causa de la vida y de la justicia.

    Sin embargo, es preciso trascender las descripciones empricas de estas situaciones de frontera y entraren un anlisis cientfico de las estructuras e ideologas que las generan o sustentan. De ah la necesidad deapelar hoy a las ciencias sociales como auxiliares imprescindibles de una reflexin teolgica contextualizada.

    De ah tambin la necesidad de entrar en el debate ideolgico. Este no es indiferente, ni mucho menos, a losprocesos histricos. Todo sistema social, econmico o poltico busca su legitimacin ideolgica. El estudiodominicano nos compromete en este debate en nombre de la defensa de la justicia y los derechos humanos.Y la defensa de estos valores en la Orden no es asunto de especialistas en ciencias sociales o de expertos enmilitancia poltica. Es asunto de todos los dominicos, si desean ser fieles a su misin evangelizadora. Esexigencia de su vocacin teolgica.

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    Para la reflexin personal y en grupo

    Introduccin

    El estudio es uno de los elementos configuradores de la vida dominicana y, como tal, est al serviciodel carisma de la predicacin. Por tanto hablar de estudio es hablar de una realidad que da forma al serdominico/a; es un rasgo identitario o familiar.

    Esto significa que el inters de la reunin en torno al estudio ha de ir dirigido a captar su sentidoen los orgenes del carisma y a reconocer su actualidad en el contexto del siglo XXI.

    Contextual izacin del tema

    a) Somos hijos de nuestro tiempo. Desde el hoy en el que vivimos captamos, comprendemos yrazonamos. Cuando escuchamos la palabra estudio seguro que provoca una resonancia determinada. Es

    normal, asociamos esa realidad a la experiencia que tenemos o que compartimos con otras muchas personas.El primer paso de nuestra reflexin en torno al estudio dominicano ha de ser trazar, en sus lneas bsicas, elsentido que el estudio tiene para nosotros/as y para nuestros/as contemporneos/as. Para ello estos guiones

    pueden ser tiles:

    - relacin estudio-bsqueda confiada de la verdad- relacin estudio-carrera profesional- relacin estudio-competitividad- relacin estudio-medio de subsistencia-economa- relacin emotividad-racionalidad- relacin estudio-pluralismo y relativismo de la verdad- relacin estudio-cultura- relacin estudio-lite

    Se tratara de dialogar sobre estas relaciones que entretejen la verdad del estudio para saber qusuelo es el que pisamos.

    b) Luego interesa tener muy presente cmo vive y concibe Domingo de Guzmn el estudio pararealizar una confrontacin entre su aportacin y la visin contempornea que hayamos dibujado.

    Para Domingo, el estudio es:

    - servicio facilitador y renovador de la predicacin de la verdad- formacin doctrinal y conocimiento de la verdad sagrada (sobre todo de la Palabra)- apertura a la verdad, venga de donde venga, porque si es verdad en ltimo trmino proviene de Dios- actividad comunitaria, como la propia predicacin (la comunidad estudia y predica)- medio de ascesis, de disciplina y de esfuerzo en pos de la verdad- oracin y contemplacin (ayuda a descubrir y nutrir el punto de vista de Dios sobre la humanidad y larealidad = la verdad)- dilogo interdisciplinar (todos las reas del conocimiento han de ser estudiadas e iluminadas por la

    bsqueda de Dios)- formacin constante de la persona y del predicador

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    Si esto es as, el estudio, en dominicano, no es titulitis ni intelectualismo elitista. El estudio es oraciny evangelizacin.

    c) En un tercer momento habra que comparar el sentido del estudio en Domingo de Guzmn con elsentido del estudio perfilado en el dilogo del punto a de este mismo apartado y establecer algunasconclusiones que orienten el estudio para el grupo concreto del MJD.

    Una ref lexin a pr opsito de un hecho de la vida de Domingo de Guzmn

    Dicen que una imagen habla ms que mil palabras. Una escena de la vida de Domingo de Guzmnpuede contribuir a captar lo que significa el estudio dominicano.

    Durante la estancia de Domingo en Palencia la hambruna se ensaa con las gentes. Domingo esestudiante de teologa. En concreto se esfuerza por aprender la Escritura. Viendo la situacin de la gente,movido por la compasin y la misericordia, decide vender sus libros y socorrer con la ganancia a loshambrientos. Su gesto tiene otros tantos seguidores. Domingo explica su actuacin: no quiero estudiar en

    pieles muertas mientras las personas mueren de hambre.

    Lo ms sorprendente de este episodio es que fue considerado por algunos de los primeros seguidoresde Domingo como un signo anticipador y anunciador de la futura Orden de Predicadores. Es la opinin, porejemplo, de Esteban de Lombarda.

    Hagamos de investigadores y tratemos de desentraar la posible relacin entre la venta de los librosde Domingo para socorrer a los hambrientos y el origen de la Orden de Predicadores. Y realizando esta

    pesquisa preguntmonos cul es la finalidad del estudio en Domingo de Guzmn y entre los dominicos/as.

    Quapl icacin concreta del tema del estudio puede hacer nuestro grupo del MJD?

    La finalidad ltima de este material es ayudar a la vida dominicana del grupo del MJD. De ah queestas reflexiones han de servir, adems de profundizar en las razones del estudio dominicano, para que elgrupo confeccione su itinerario de formacin.

    Si el estudio dominicano es (como subraya Felicsimo Martnez) comunitario, teolgico (estudio dela verdad revelada de Dios), dialogante e interdisciplinar y preocupado por las fronteras (los temas crucialesdel momento en los que se juega la vida humana), el grupo tendra que llegar a establecer el ritmo formativoal que se compromete, los temas que ha de abordar (programacin), la metodologa y su conexin con lamisin de la predicacin hoy.

    Par