cuadernillo abuelas final

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Importante documento para la historia

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  • Fecha de catalogacin: 10/10/2006

    Autora: Lic. Ma. Alejandra Saguier Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa Asociacin Civil Abuelas de Plaza de Mayo

    Diseo de tapa e interior:Campaa Nacional de LecturaPizzurno 935, 1 piso, of. 9Tel: 4129-1075 / Fax: 4129-1127www.me.gov.ar/lees

    Agradecimientos:Adela BaschLiliana BodocOche CalifaRicardo MarioGraciela Repn Gustavo RoldnSilvia SchujerMnica Pironio

    Repblica Argentina, 2006

    Las abuelas nos cuentan - 1a ed. - Buenos Aires : Ministerio de Educacin,Ciencia y

    Tecnologa de la Nacin: Asociacin Civil Abuelas de Plaza de Mayo,2006.

    32 p. ; 30x20 cm.

    ISBN 950-00-0265-5

    1. Derechos Humanos.CDD 323

  • Las abuelas nos cuentanCuadernillo para docentes

    cuadernillo final 12/10/06 16:18 Pgina 1

  • PRESIDENTE DE LA NACIN Dr. Nstor C. KIRCHNER

    MINISTRO DE EDUCACIN, CIENCIA Y TECNOLOGA Lic. Daniel F. FILMUS

    SECRETARIO DE EDUCACINLic. Juan Carlos TEDESCO

    SUBSECRETARIA DE EQUIDAD Y CALIDAD Lic. Alejandra BIRGIN

    DIRECTORA NACIONAL DE GESTIN CURRICULAR Y FORMACIN DOCENTE Lic. Laura PITMAN

    UNIDAD DE PROGRAMAS ESPECIALESProf. Ignacio HERNAIZ

    CAMPAA NACIONAL DE LECTURAMargarita EGGERS LAN

    REAS CURRICULARES Dra. Adela CORIA - Prof. Marina CORTS

    COORDINACIN DE LA COLECCINLic. Mariana MORAGUES - Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa

    Irene STRAUSS - Abuelas de Plaza de Mayo

    EQUIPO TCNICOLic. Julieta E. ALBRIEU - Tec. Ma. Luciana PAMPURO

    ASOCIACIN ABUELAS DE PLAZA DE MAYO

    PRESIDENTAEstela B. de CARLOTTO

    VICEPRESIDENTARosa T. de ROISINBLIT

    TESORERABerta SHUBAROFF

    SECRETARIAAlba Rosa LANZILOTTO

    PROSECRETARIARaquel R. de MARIZCURRENA

    VOCALES1 Hayde V. DE LEMOS - 2 Otilia L. de ARGAARAZ - 3 Reina E. de WAISBERG

    4 Aida KANCEPOLSKI - 5 Elsa SNCHEZ de OESTERHELD - 6 Antonia A. de SEGARRA7 Rosala Luisa M. de VACCARO - 8 Clelia DEHARBE de FONTANA

    REVISORA DE CUENTASNlida NAVAJAS

    REA DE DIFUSIN Y PREVENCINAbel MADARIAGA - Irene STRAUSS - Clarisa VEIGA - Eugenia PALADINO

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  • NDICE

    introduccin ............................................................. 5

    LAS VOCES EN EL SILENCIO .......................................... 6

    Otoo del '76 ....................................................................... 6Y tambin nios ..................................................................... 7Nuestros seres queridos ............................................................. 8

    Abuelas ............................................................................ 9El valor de la restitucin ............................................................. 11Aqu y ahora ........................................................................ 12

    CUADERNO DE SUGERENCIAS PARA LA LECTURA EN EL AULA

    El cofre cerrado .................................................................... 15La coleccin ....................................................................... 16

    Abrir el cofre ...................................................................... 18Palabra a palabra ................................................................... 19Hablar la lectura ................................................................... 20

    Las voces de la memoria ............................................................ 21Escenas de lectura .................................................................. 22La mano en el cofre ................................................................ 27

    Anexos ........................................................................ 29

    BIBLIOGRAFA ............................................................... 31

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  • Las Abuelas nos cuentan es una realizacinde la Asociacin Abuelas de Plaza de Mayo y elMinisterio de Educacin, Ciencia y Tecnologa dela Nacin. La coleccin est integrada por seislibros con cuentos de siete autores, un video y elpresente cuadernillo. Todos estos materiales ofre-cen la posibilidad de iniciar con los alumnos undilogo en torno a temas fundamentales como sonla memoria y el derecho a la identidad. El sistemaeducativo, gracias a su extensin y a la diversidadde voces que lo integran, es un espacio fundamen-tal para transmitir estos valores

    La coleccin est pensada bsicamente paranios de 1 y 2 ciclo, sin embargo, en razn delos temas abordados, estos materiales pueden tam-bin ser compartidos con alumnos de otras edades,ya que abren a otras lecturas, otros relatos de expe-riencias, otras conversaciones.

    Si bien est presentada como una unidad y sesugieren propuestas didcticas para trabajar conella, estas no son las nicas entradas posibles almaterial, sino puntos de partida de una trama quese ir alimentando de otras lecturas, de las conver-saciones que se generen, de las experiencias quelos temas vayan evocando en nios y docentes.

    El cuadernillo para el trabajo en el aula constade dos partes. En la primera, Las voces del silen-cio, se relata la historia de las Abuelas de Plaza deMayo y su continua lucha por recuperar a sus nie-tos desaparecidos. La segunda parte, que lleva porttulo Cuaderno de Sugerencias para la Lectura enel Aula, brinda orientaciones posibles para el usodel material.

    Los seis libros de cuentos fueron elegidos porlas Abuelas de acuerdo a su gusto personal: porqueles recordaban algo que haban ledo a sus hijoscuando eran chicos, porque les parecieron bellos,interesantes, divertidos.

    Los cuentos, que han sido ilustrados porMnica Pironio, son:

    "El esqueleto de la biblioteca", de Silvia Schujer."Los cuatro increbles", de Ricardo Mario."Cuentos para los ms chicos", que incluye tres

    textos de Oche Califa: Misterios al hilo,Alverse, La realidad y los sueos y un cuentode Margarita Eggers Lan: Noche, Luna y Cielo.

    "Leyenda del otoo y el loro", reescritura de unaleyenda de origen selknam de Graciela Repn.

    "El vuelo del sapo", de Gustavo Roldn"El reglamento es el reglamento", una obra de

    teatro de Adela Basch.Por su parte, el video incluye:Noche, luna y cielo, representado a travs de

    tteres de dedos por Rafael Cursi con la direccinde Ana Alvarado.

    El vuelo del sapo, ledo por su autor,G u s t avo Roldn.

    El reglamento es el reglamento", dramatizadopor Cristina Fridman, Susana Cart, Gabriel Rovito yJorge Gmez.

    La primera parte del video, que ha sido filmadoen la Casa de las Abuelas, muestra a las Abuelasacompaadas por Gustavo Roldn y por un grupode alumnos, docentes y directivos procedentes dela escuela N 12 DE: 6 Repblica del Paraguayde la Ciudad de Buenos Aires. Durante el encuen-tro, las Abuelas conversan con los chicos sobre loque les preocupa: el destino de sus nietos. Lescuentan con extrema ternura y delicadeza una his-toria difcil y les hablan del derecho a la vida y a laverdad. Les explican que siguen buscando a susnietos para abrazarlos, para restituirles la identidadque les fue arrancada, y para que las historias pue-dan abrirse al encontrar a su destinatario.

    Esta coleccin es una forma de que esta partede nuestra historia perdure, ya que desplegar lahistoria de las Abuelas de Plaza de Mayo -que esdesplegar nuestra historia- puede dar lugar amuchas conversaciones con los chicos, ms all delas circunstancias histricas.

    Este es el motivo por el cual el Ministerio deEducacin, Ciencia y Tecnologa en conjuntocon la Asociacin Abuelas de Plaza de Mayo ,decidimos acercar a las aulas esta coleccin. Esuna parte de nuestra historia que es necesarioconocer desde sus distintas versiones, con dife-rentes palabras hasta llegar a entenderla profun-damente. Es una historia de lucha a travs de lasp a l a b ras que, en muchos aos -treinta hastaa h o ra-, tuvo algunas respuestas y gener algunoscambios importantes.

    Con esta coleccin, ratificamos la necesidad deeducar en la memoria para construir el futuro. Lamemoria que hoy rescatamos es la condicinindispensable para que haya justicia, para que nose repitan los horrores del pasado.

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    introduccion

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  • El 24 de marzo de 1976, comenz un procesode silenciamiento en nuestro pas con el golpe deestado que derroc de la presidencia de la Nacina Mara Estela Martnez de Pern y design comopresidente al General Jorge Rafael Videla. A partirde ese da empez lo que los militares desde elpoder llamaron "Proceso de ReorganizacinNacional", y que hoy reconocemos como la dicta-dura ms sangrienta que vivi el pueblo argentinoy que se caracteriz por el uso de la violencia ejer-cida desde el Estado.

    Ese da la Junta de Comandantes en Jefe usurpel gobierno constitucional por medio de un golpede Estado, e instal el terrorismo de Estado comomecanismo generalizado y sistemtico de repre-sin de la sociedad.

    El terrorismo de Estado consiste en la utiliza-cin por parte de un Gobierno de mtodos ilegti-mos orientados a inducir el miedo en una pobla-cin civil determinada para alcanzar sus objetivossociales, polticos o militares, o fomentar compor-tamientos que de otra forma no se produciran.

    Esta clase de terrorismo no es de maneraalguna equiparable al terrorismo ejercido porpersonas o grupos (...) La razn es muy sencilla:si soy agredido en mis derechos, libertades opropiedad por otro individuo o por un grupo,siempre me asiste el recurso de acudir a las fuer-zas pblicas de que dispone mi Estado para midefensa. Por el contrario, si la agresin parte delas mismas fuerzas pblicas, entonces mi estadode indefensin es absoluto, puesto que no exis-ten instancias superiores para mi resguardo den-tro del Estado. De ah que el grado de criminali-dad que importa este terrorismo sea much om ayor que el que pudiera ejercer grupo alguno2

    Hubo una continuidad entre la violencia repre-s iva de los aos previos al golpe de 1976 y la quedespleg la Dictadura Militar. Sin embargo, si bienla represin clandestina y paraestatal se habadesarrollado en la Argentina como una poltica

    desde mediados de la dcada de 1950 siguiendolos lineamientos de la Doctrina de SeguridadNacional, la Dictadura Militar produjo un saltoen la escala y magnitud de la represin. Las accio-nes de secuestro y asesinato realizadas por laTriple A y los primeros campos clandestinos insta-lados en la provincia de Tucumn en el marco dela lucha armada contra la guerrilla, reflejos de unametodologa, dieron paso a un plan sistemticoque puso los recursos del Estado al servicio de unmecanismo represivo cuya principal cara c t e r s t i c afue la clandestinidad.

    Porque el objetivo ms amplio y no explcitobuscado por los golpistas y por quienes los apoya-ban fue el de reestructurar social y econmica-mente el pas, para lo cual necesitaban disciplinary someter a distintos sectores de la sociedad.

    El mtodo seguido por la dictadura militar paralograr esos objetivos fue el de la represin cuida-dosamente planificada y sistematizada (comoprob el Juicio a las Juntas de 1985 y la CONADEPcreada durante el gobierno de Ral Alfonsn) quese desarroll en forma clandestina e ilegal. Habaun estado terrorista paralelo oculto funcionandojunto con las instituciones ms "visibles" y tradicio-nales de la sociedad argentina.

    Se trat, en realidad, de una accin terrorista,planificada desde el Estado, consistente en: elsecuestro, la tortura, la desaparicin y la ejecu-cin de personas que de alguna manera mostra-ban su desacuerdo con la ideologa guberna-mental o que los militares pensaban que podr-an llegar a estar en desacuerdo, extendiendoesta sospecha a toda persona relacionada decualquier manera con un secuestrado. El destinoprimero del secuestrado era la tortura, que sel l e vaba a cabo en alguno de los ms de trescien-tos sesenta y cinco centros clandestinos dedetencin que funcionaron en esos aos. Laa d m i n i s t racin y control de este nmero de cen-tros da idea de la complejidad de este plan y de

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    LAS VOCES EN EL SILENCIO1

    Otoo del '76

    1 Este documento esta basado en el cuadernillo Puerto de Partida, realizado por la Asociacin Abuelas de Plaza de Mayo y el

    Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa.2 Caiati, M. y Frontalini, D, El mito de la guerra sucia, CELS, 1984

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  • la cantidad de personas invo l u c radas en su fun-cionamiento. Quienes sobrevivan a la torturaprolongada y sistemtica, eran en su mayo r a t rasladados. El traslado significaba el asesi-nato de la persona secuestrada y era decidido enel ms alto nivel opera c i o n a l .

    Pese a que la Junta Militar estableci la pena demuerte, nunca la aplic, y todas estas ejecucionesfueron clandestinas. En la mayora de los casos loscadveres se ocultaban, enterrados en cementerioscomo N.N. o quemados en fosas comunes.Incluso, muchas vctimas fueron arrojadas vivas almar con bloques de cemento atados a sus cuerpos,luego de ser adormecidas con una inyeccin. Deeste modo, todas estas personas empezaron a reci-bir el nombre de 'desaparecidos'.

    Las personas vctimas de la represin se esfu-maban, desaparecan de sus casas y de todoslos lugares que solan frecuentar sin aviso y conun rastro de violencia. En tanto ilegales, elEstado no reconoca abiertamente haber hech oestas detenciones.

    Estas personas pasaban a una categora indefini-da: no se los encontraba, a veces alguien habavisto que se los llevaban no se saba precisamentequines, nadie reconoca la detencin. Pero tam-

    poco aparecan muertos. Haban desaparecido.El origen del trmino desaparecidos lo da el

    represor y genocida Jorge Rafael Videla cuando en1978 y frente a las cmaras de televisin declaraimpunemente: ...no estn ni vivos ni muertos,estn desaparecidos..."

    Las desapariciones fueron muchas pero el planapuntaba a aterrorizar al conjunto de la sociedad.Indefensa ante el Estado aterrorizador, se impuso lacultura del miedo.

    Con dicha prctica de desaparicin forzada depersonas y con la institucionalizacin de camposde concentracin y exterminio, qued organizadauna modalidad represiva del poder. Esta modalidadimplant, mediante la violencia y la propagandagrandilocuente, el terror y la parlisis. El traumavivido afect a toda la comunidad convirtindose,as, en trauma histrico3.

    Hubo miles de desaparecidos: la CONADEPconstat en 1984 ms de 9.000 casos. Los organis-mos de Derechos Humanos corroboraron ms de30.000. La desaparicin forzada de personas afec-t a hombres y mujeres de diferentes sectoressociales de la poblacin, de distintas edades y detodo el pas.

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    Entre las vctimas de la represin ilegal hubocentenares de criaturas secuestradas junto a suspadres, o nacidas durante el cautiverio de susmadres que fueron secuestradas embarazadas. Losnios fueron arrancados literalmente de los brazosde sus padres, en forma violenta y sin explicacio-nes. En algunos casos hubo situaciones en que fue-ron dejados con vecinos de los padres secuestra-dos o con personas que los protegieron hasta darcon sus familiares.

    Por qu tambin a los nios? Porque, durantela dictadura, los militares consideraron que la ide-ologa que trataban de exterminar a travs de ladesaparicin de personas se poda transmitir a tra-vs del vnculo familiar, en una especie de "conta-gio" ideolgico. Por eso hacan desaparecer a loshijos pequeos y los entregaban, en su gran mayo-ra, a familias de militares. Anular, borrar la iden-

    tidad y las races de estos nios, tena como obje-tivo que no sientan ni piensen como sus padres,sino como sus enemigos.

    El procedimiento de apropiacin de menores sellevaba a cabo de diferentes maneras. Algunos fue-ron secuestrados junto a sus padres. Otros nacie-ron en el cautiverio de sus madres que fueronsecuestradas embarazadas. Luego del parto loshijos eran separados de sus madres. Los nios eranentregados a familias de militares o relacionadascon ellos, que estaban en "listas de espera de unnacimiento en esos centros clandestinos.

    Los nios robados como botn de guerra fue-ron inscriptos como hijos propios por los miem-bros de las fuerzas de represin, dejados en cual-quier lugar, vendidos o abandonados en institutoscomo seres sin nombre, N.N, o fraguando unaadopcin legal, con la complicidad de jueces y

    Y tambin nios

    3 LO GIUDICE, Alicia. Derecho a la Identidad, en www.abuelas.org.ar

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  • funcionarios pblicos. De esa manera los hicierondesaparecer al anular su identidad, privndolos devivir con su legtima familia, de todos sus derechosy de su libertad.

    Son centenares los menores que fueron priva-dos de su identidad, familia e historia personal ycriados como hijos propios por miembros de lasfuerzas represivas (Marina, Ejrcito, Aeronutica,Gendarmera y parapoliciales), adems de los civi-les, mdicos, parteras y funcionarios de la Justiciacmplices que se los apropiaron mediante adop-ciones fraudulentas.

    Dentro de esta coyuntura, hubo vecinos que seapropiaron de los nios impidindoles el conoci-miento de su historia. Estos casos (cuando el niofue localizado por Abuelas de Plaza de Mayo), seresolvieron por la va judicial que orden, tras laspruebas de histocompatibilidad sangunea, la resti-tucin a la familia.

    Hubo nios dejados con vecinos que ubicarona sus familias para entregarlos. Tambin hubo veci-nos que, desconociendo a los familiares, protegie-ron a los nios hasta que lograron ubicarlos pormedio de las Abuelas de Plaza de Mayo.

    Otros nios fueron entregados a institucionespblicas como NN y dados en adopcin. Con pos-terioridad algunos adoptantes, sospechando elposible origen del nio, se conectaron por amor ycon valenta con Abuelas de Plaza de Mayo. Enestos casos se consider que actuaron de buena fe,y se mantuvo la convivencia con la familia adop-tante en acuerdo con la familia de origen y enestrecho contacto entre las mismas. Estas situacio-nes se resolvieron sin intervencin de la justicia.

    Con los nios desaparecidos se produjo unafiliacin falsa, amparada en el Terrorismo deEstado, que les impidi el derecho a vivir con sufamilia. Fueron sustrados de un sistema de paren-tesco e incluidos violentamente en otro. No pudie-ron convivir con sus padres, que fueron primerodesaparecidos y luego asesinados, ni tampocopudieron criarse con los familiares de sus padres,sus abuelas y abuelos, sus hermanos, sus tos; quie-nes nunca renunciaron a su bsqueda y a la ver-

    dad. As es que se someti al nio a vivir en elmarco de una gran mentira, ya que los apropiado-res, al ocultar la verdad, se manejaron frente a lcomo si nada hubiera pasado.

    Sobre estos nios se ejerci violencia porquefueron abruptamente separados de sus padres,pues no fueron abandonados, sino robados y apro-piados ilegalmente; porque hubo ocultamiento deidentidad; incluyendo cambio de nombre y apelli-do, cambio de fecha de nacimiento, en algunoscasos, incluso, cambio de edad y simulacro departo con falsificacin de partida de nacimiento,entre otros delitos; porque sufrieron adopcionesaparentemente legales, ya que hubo nios que fue-ron dejados en instituciones y tratados como NN,a pesar de que se conoca su origen; porque se vie-ron sometidos a una convivencia con apropiadoresque obtuvieron un vnculo basado en la desapari-cin forzada y el asesinato de los padres.

    El poder totalitario nunca asumi la responsabi-lidad de lo acontecido, neg su propia prctica deburocratizacin de la muerte. Para ellos no haynombres, no hay cuerpos, no hay muertos, no hayarchivos, no hay responsables.

    Mantener algo clandestino, ocultndolo paraque otros no sepan de ello, es siniestro. El nio essometido a vivir sin saberlo dentro del secretofamiliar, convive con algo que ignora aunque lopresiente inquietante.

    Desde esta perspectiva, el hijo apropiado estambin un desaparecido. Un desaparecido convida, ya que es alguien a quien se le ha ocultadosu identidad y desconoce su verdadero origen, suverdadera familia, su verdadera historia. Por eso, sehabla de chicos desaparecidos.

    Son los desaparecidos vivos de hoy que conv i-ven con sus apropiadores. Desaparecidos vivos alos que se les somete a permanecer en la ignora n-cia del origen del vnculo que se basa en el asesina-to de sus padres y su propio robo. Desaparecidosv ivos, antes nios y hoy jvenes y adultos, sobrelos cules se sigue cometiendo un delito; el delitode secuestro y supresin de identidad.

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    Mientras tanto, en los aos de la DictaduraMilitar, los familiares de los desaparecidos se sum-an en la angustia y salan a buscar a sus seres que-

    ridos con todo el miedo a cuestas y a pesar de esemiedo. Uno de los objetivos del aparato represivoas armado era que la gente se mantuviera aislada,

    Nuestros seres queridos

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  • 9que no pudiera unirse para buscar respuestascolectivas. Tener un desaparecido en la familia seconverta en un estigma. Muchos se alejaban pormiedo, por incomprensin, por la vaguedad mismade la accin clandestina operada desde el Estado.Nadie saba qu poda desatar el terror, y el silen-cio as generado dificultaba las acciones solidarias.Haba slogans publicitados por el Estado: "El silen-cio es salud", "Sabe Ud. dnde est su hijo?".Haba frases que cruzaban a la sociedad "en algoandaban", "algo habrn hecho", "haba que preo-cuparse antes" que condicionaban la forma enque las personas se conectaban con la realidad.

    Nadie oa, nadie vea, nadie hablaba...abiertamente.

    En medio del horror, el aislamiento y los mur-mullos muchos familiares de desaparecidos se"encontraron" en esa bsqueda compartida y se

    animaron a hablarse y a agruparse en lo que hoyconocemos como organizaciones de Derech o sHumanos. Las dos primeras fueron "Familiares deDetenidos y Desaparecidos por Razones Polticas"y "Madres de Plaza de Mayo".

    Estos grupos funcionaban, bsicamente, pararomper el aislamiento: al comenzar a encontra r s e ,las personas tomaron conciencia de que su dolore ra un elemento que los una, que su caso no era elnico, y de un modo muy tenue an empezaron aver la magnitud de la represin. Se cruzaban en lospasillos y oficinas de ministerios, regimientos, hos-pitales, iglesias y antesalas de obispos, mientras tra-jinaban buscando noticias de sus familiares. Se ani-maron a decir abiertamente en voz alta y fra s e scompletas lo que se murmuraba a medias tintas, yfueron develando gran parte de lo que ocurra a unasociedad que los miraba paralizada e incrdula.

    Algunas de las mujeres que participaban enestas agrupaciones buscaban a sus hijos y ademsa los hijos de sus hijos: sus nietos. Nios que hab-an sido secuestrados con sus padres o despus dela desaparicin de estos y a los que nacieron en loscentros clandestinos de detencin adonde fueronconducidas sus madres embarazadas.

    Qu poda hacer una madre o una madre-abuela cuando en esta situacin de terror sus hijosy sus nietos desaparecen como si se los hubieratragado la tierra? Nadie sabe, nadie responde,nadie se hace cargo.

    Primero la bsqueda en soledad, porque elmiedo instalado en la sociedad condicion laactitud hacia las familias directamente afectadaspor el terrorismo de Estado. Cmo hablar conlos dems de algo que no tena explicacin o quee ra negado?

    Pero esto dur poco. El sentido comn y el

    amor rompieron la barrera del secreto de fami-lia y se largaron a la calle, se encontraron cono t ras mujeres que lloraban bramando y pedanpor lo mismo.

    Y el gesto ms generoso fue estrechar filas dn-dose las manos para caminar juntas, desafiando elmiedo, los riesgos, los malos consejos.

    Cuentan que la idea de agruparse como A b u e l a ssurgi de dos mujeres de la ciudad de La Plata:Mara Isabel Chorobik de Mariani y Alicia de laC u a d ra, y para fines de 1977 se haban unido diezmujeres ms4. Adoptaron como primer nombre"Abuelas Argentina con nietitos desaparecidos".

    Un hecho que muchas de las Abuelas recuer-dan como fundacional fue la entrega de un peti-torio al diplomtico norteamericano Cyrus Va n c e ,de visita en nuestro pas. El petitorio fue entrega-do en medio de una corrida que se produjo cuan-do la polica trat de alejarlas de un acto que se

    Abuelas

    Trabajamos por nuestros nios y por los nios de futuras generaciones, para preservar su identidad, sus races y su historia,

    pilares fundamentales de toda identidad.(Abuelas de Plaza de Mayo).

    4Ellas fueron: Beatriz Aicardi de Neuhaus, Eva Mrquez de Castillo Barrios, Vilma Sesarego de Gutierrez, Mirta Acua de

    Baravalle, Hayde V. de Lemos, Leotina Puebla de Prez, Celia Giovanola de Califano, Raquel Radio de Marizcurrena, Clara

    Jurado y Mara Eugenia Cassinelli de Garca Irureta Goyena.

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  • 10

    realizaba frente a la estatua de San Martn, enRetiro. Cuentan que el empujn para entregar elpapel en medio del forcejeo de los policas vinode una de las fundadoras de Madres de Plaza deM ayo: Azucena Vi l l a f l o r.

    Azucena Villaflor fue luego desaparecida y susrestos fueron encontrados recientemente en uncementerio de la Pcia. de Buenos Aires. Ahoraestn enterrados en la Plaza de Mayo, que fuera elescenario de su lucha, de sus lgrimas, de su dolor,de su valenta y de sus pasos.

    En ese ao de 1977, cuando las Abuelas estre-charon filas y comenzaron a caminar juntas desa-fiando el miedo, haban reunido 14 denuncias.Muy lentamente, pero con constancia, comenza-ron a acopiar informacin sobre los nios busca-dos y sobre sus padres. Armaron carpetas con losdatos que iban juntando: fotos, testimonios y enalgunos casos documentos. Alrededor de 1978pudieron comenzar a viajar, y entonces iniciarongestiones y denuncias, tanto individuales comocolectivas, ante organismos internacionales: enAmnesty International, en las Naciones Unidas, enla Organizacin de Estados Americanos. Para esapoca, el uso y la costumbre, como recuerda EstelaCarlotto, que se uni al grupo poco despus de suconformacin y es hoy su presidente, hicieron quecomenzaran a llamarse y a ser conocidas como"Abuelas de Plaza de Mayo".

    Nada ni nadie las detuvo para buscar a los hijosde sus hijos. Tareas detectivescas se alternaban condiarias visitas a los Juzgados de Menores,Orfelinatos, Casa Cunas, a la vez que investigabanlas adopciones de la poca. Tambin reciban ysiguen recibiendo las denuncias que el puebloargentino les hace llegar, como una manera decolaborar en la tarea de ubicacin de los nietos.

    Las denuncias crecan. En 1983, ya en democra-cia, haba cerca de 190 carpetas abiertas y 300 en elao 2001. Sin embargo, se estima que los niosapropiados son alrededor de 500, ya que much o spadres podan desconocer el embarazo de sus hijas.

    Actualmente, la Asociacin Abuelas de Plaza deM ayo5 es una organizacin no gubernamental que

    tiene como finalidad localizar y restituir a sus leg-timas familias a todos los nios secuestrados desa-parecidos por la represin poltica, y ayudar a crearlas condiciones para que nunca ms se repita tanterrible violacin de los derechos de los nios, exi-giendo el castigo para todos los responsables.

    Para su trabajo, la Asociacin cuenta con equi-pos tcnicos integrados por profesionales en losaspectos jurdico, psicolgico, gentico y social.Cada uno de los nios tiene una causa abierta enla Justicia, a la que se agregan las denuncias que sevan recibiendo con el correr del tiempo y que con-forman elementos probatorios que determinan suverdadera identidad y la de los responsables de susecuestro o tenencia ilcita. En estos treinta aos yase han resuelto 85 casos.

    Esto significa que se han esclarecido los desti-nos de esos nios desaparecidos: si fueron locali-zados y restituida su identidad, si la familia biol-gica los recuper pero nunca retir la denuncia o,en algunos casos, si fueron fusilados junto a sumadre, en el caso de las desaparecidas embaraza-das, antes de nacer.

    En el comienzo eran las abuelas las que busca-ban a sus nietos, primero bebs, luego nios. Eltiempo pas y los nietos buscados haban crecidoy ya eran jvenes y esto implicaba la posibilidadde contar con ellos en la bsqueda de la identi-dad, y que fueran partcipes de su propia bsque-da. Por lo tanto, se inici un cambio en la estra t e-gia de localizacin. A h o ra tambin se trata deg e n e rar espacios de reflexin y de difusin a tra-vs de los cuales los nietos buscados puedan acer-carse a Abuelas o a la CO. NA . D.I. (ComisinNacional por el Derecho a la Identidad) (ve rAnexo 1). Con ese espritu es que se vienen lleva n-do a cabo distintas campaas de difusin, paraa c e rcarse a la poblacin, como Teatro x la identi-dad, Msica x la identidad, campaas de arte yc u l t u ra, deporte, formacin docente y la recientecreacin de la Red x la identidad en todo el pas( w w w. r e d x l a i d e n t i d a d . o r g . a r ) .

    En 1981 las Abuelas se preguntaron Cmopodremos reconocer al nieto o nieta que nunca

    5Los datos de Abuelas de Plaza de Mayo son los siguientes:

    Dir: Virrey Cevallos 592 PB, CP: 1193 Buenos Aires

    Tel: 011-4384-0983

    e-mail: [email protected] - [email protected]

    www.abuelas.org.ar -

    www.redxlaidentidad.org.ar

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  • hemos visto?, Cmo demostrar que ese nio es denuestra familia?

    Saban que existan exmenes de sangre parademostrar la paternidad. Pero los padres no esta-ban. Haba que buscar la manera de usar la sangrede los abuelos y la familia y reconstruir el mapagentico de los hijos desaparecidos.

    Finalmente en los Estados Unidos el Dr. FredAllen, del Blood Center de New York y laAsociacin Americana para el Avance de laCiencia de Washington, posibilitaron realizar esosestudios. Gracias a ellos se encontr un mtodoque permite llegar a un porcentaje del 99,9 % deprobabilidad mediante anlisis especficos de san-gre. Brindaron valioso aporte la Dra. Mary ClaireKing y el Dr. Cristian Orrego de la Universidad deBerkeley, Estados Unidos. El resultado de ese estu-dio se llam Indice de Abuelidad.

    Teniendo una herramienta para ayudar a ladeterminacin de la ve r d a d e ra identidad de losnios apropiados, Abuelas de Plaza de Mayo ela-bor, en conjunto con varios organismos guber-namentales, un Proyecto de Ley: El Banco

    Nacional de Datos Genticos.El Banco Nacional de Datos Genticos Ley

    23.511 fue creado en 1987 a solicitud de Abuelasde Plaza de Mayo, a fin de garantizar a los niossecuestrados por la dictadura militar la posibilidadde recuperar su identidad. Su reglamentacin fuesancionada en 1989 y funciona en el HospitalDurand, en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires.

    Esta Ley permite dejar establecidas las condicio-nes prcticas que posibiliten la identificacin de losnietos, aunque sus abuelas ya no estn, ya que esimposible saber cundo sern localizados; en algu-nos casos sern los nietos, ya adultos, los que encon-t rarn la ve r d a d e ra historia acerca de su origen.

    Este Banco tiene como funcin el almacena-miento y la conservacin de la muestra de sangrede cada uno de los miembros de los grupos fami-liares, a fin de posibilitar la realizacin de los estu-dios que se desarrollen en el futuro. Teniendo encuenta la expectativa de vida actual en laArgentina, este Banco Nacional de DatosGenticos debe funcionar por lo menos hasta elao 2050.

    Las vivencias individuales de los hijos de desa-parecidos, ya jvenes, que descubren la verdadsobre sus historias personales y familiares sondiversas y hasta opuestas. Existen, sin embargo,algunos factores comunes. Todos descubren, enprimer lugar, un ocultamiento. En segundo lugar,esas historias estn ligadas trgicamente a la histo-ria de la sociedad en la que viven.

    En la situacin de apropiacin los nios fuerona r rancados literalmente de los brazos de sus padres.A r rancados de su identidad y de su historia perso-nal y familiar, fueron sometidos a una doble situa-cin traumtica: la desaparicin de sus padres y lapropia desaparicin, sumergindolos en un proce-so de ocultamiento y enajenacin. En este tipo deactos se desconoci toda ley: la transgresin se hizoley y la perversin, la modalidad del vnculo.

    Ahora bien, ni el acto de la restitucin, ni elcontexto en que se realiza, ni el proceso de afian-zamiento repiten ninguna de las circunstancias dela situacin violenta original. No hay arrancamien-to ni silenciamiento, ya que, con palabras y desdela ley y el amor, los nios recuperan una relacingenuina y continente que una y otra vez vemos

    que se establece de inmediato, con la fuerza de unreencuentro revelador, abrindole el camino a sen-tirse y saberse l mismo y al acceso a su propia ver-dad. Es una situacin nueva, reparadora, que sebasa en la articulacin de verdad y justicia. Su sig-nificacin ms plena es dejar de ser desaparecidos.

    La restitucin tiene un carcter liberador, des-cubre lo oculto, y restablece el orden de legalidadfamiliar. La restitucin descubre la eficacia delreencuentro con el origen, reintegra al nio en supropia historia.

    As tambin la restitucin del ltimo de losnios desaparecidos producir un efecto directo enla comunidad infantil en orden a la recuperacinde principios y seguridades que la sociedad y elEstado tienen el ineludible deber de ofrecer.

    Cada nio adoptado de buena fe durante estosaos de terror sabr que su origen e historia per-sonal no estn marcados por el accionar represi-vo. Desde la perspectiva tica y de cara al futuro,en el fortalecimiento de la conv ivencia ciudadanay la plena vigencia de los Derechos Humanos yen particular de la infancia, la Restitucin consti-t u ye la devolucin de la sociedad a s misma como

    El valor de la restitucin

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    Y las Abuelas hablaron y siguen hablando,siguen contndonos nuestra historia, pudieronlograr que una sociedad comprendiera mejor latarea que emprendieron. Juntndose entre ellas,trabajando juntas, lograron encontrar a 83 de susnietos hasta la fecha. Pero, adems, implementa-ron otras estrategias para seguir encontrndolos,ms all de ellas mismas con el desarrollo del"Indice de Abuelidad", a travs del cual se puededeterminar por anlisis genticos la filiacin de unnieto, a partir de la sancin de la ley que crea elBanco Nacional de Datos Genticos.

    Dicen las Abuelas de Plaza de Mayo que Ladesaparicin de un solo nio por parte del Estadodetermina una fractura en las estructuras de seguri-dad que la niez requiere.

    La apropiacin de nios, el ocultamiento de suidentidad, la violacin de ese derecho, no es algon u e vo; es una prctica que se lleva a cabo entodo el mundo. Pero en lo que respecta a nuestropas es importante que se tenga clara concienciade que este delito fue llevado a cabo por elEstado en el perodo de la dictadura militar desdeel ao 1976 hasta 1983. Fue el Estado el queviol el derecho a la identidad, llevando a caboun plan sistemtico de apropiacin de menores,por lo que fue necesario hacer explcito este dere-

    cho, que hasta ese momento era tomado por lasociedad como una obviedad. Gracias a la luch ade las Abuelas de Plaza de Mayo, en nov i e m b r ede 1989 se logr incorporar a la C o nve n c i nInternacional de los Derechos del Nio, los art-culos 7, 8, y 11, para garantizar en todo elmundo el derecho a la identidad.

    El camino y la palabra presente de las Abuelasconsigui la restitucin de la identidad para algu-nos de sus nietos y, junto con el estado, crearon laCO.NA.DI. (Comisin Nacional por el Derecho ala Identidad), ya que el derecho a la identidad noslo est relacionado con el padecimiento de loshijos de desaparecidos.

    Con su lucha junto a otros organismos de dere-chos humanos tambin lograron que se declareninconstitucionales las Leyes de Impunidad(Obediencia Debida5 , y Punto Fi n a l6 ), tambienque se introdujera una clusula contra la"Desaparicin Forzada de Personas" en laC o nvencin Internacional por los Derech o sHumanos, y en el ao 2005 la sancin de "Ley deProteccion Integral de los Derechos de las Nias,Nios y Adolescentes", que hace caer la antiguaLey Agote o Ley de Patronato, y que introduceun cambio sustancial en la mirada que el Estadotiene de la niez: el nio deja de ser objeto de

    defensa de la vida, bsqueda de la verdad y cumpli-miento de justicia plena.

    Por eso resulta importante que toda la sociedadse comprometa en esta tarea, no slo por solidari-

    dad sino porque es un problema de todos: mien-tras haya un solo chico con su identidad cambia-da, est en duda la identidad de todos.

    Aqu y ahora

    6Ley de Obediencia Debida (23.521), sancionada en junio de 1987, luego de la rebelin militar de Se-mana Santa, benefici a

    militares y miembros de fuerzas de seguridad, al establecer que los delitos por los que fueron acusados "no son punibles por

    haber obrado en virtud de obediencia debida y bajo coer-cin" de sus superiores. De este modo impona niveles de responsabi-

    lidad entre quienes violaron los derechos humanos (los que dieron rdenes y los que las cumplieron) Esta ley fue intensamente

    recha-zada por el movimiento de derechos humanos. Las crticas se deban a que la ley presupona que todos haban actuado

    bajo un estado de coaccin en el que no pudieron optar, y por lo tanto impeda la posibi-lidad de juzgar y condenar a los cua-

    dros de rango, intermedios y bajos de las fuerzas represivas estable-ciendo que su actuacin se enmarcaba en el principio de la

    obediencia debida (en tanto cumplan r-denes sus actos no eran punibles).

    En noviembre de 2003 el Congreso de la Nacin declar la nulidad legislativa de la ley de Obediencia Debida. y en junio de 2005 La

    Corte Suprema de Justicia de la Nacin anul las leyes de impunidad que incluyen la Ley de Punto Final y la Ley de Obediencia Debida.6Ley de Punto Final (N 23492): ley dictada por el gobierno de Ral Alfonsn en diciembre de 1986. Fijaba un plazo de 60 das

    para iniciar causas y llamar a declarar en forma indagatoria a eventuales im-putados por violaciones a los derechos humanos

    durante dictadura militar. Estableca al mismo tiempo el beneficio de la prescripcin de los delitos cometidos por civiles bajo

    rdenes militares. El punto final no inclua el delito de sustraccin sistemtica de menores.

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    d e r e cho para pasar a ser sujeto de derech o.Pero la lucha sigue y es de todos. Queda por

    solucionar la lentitud de la justicia y la incoheren-cia de algunos dictmenes judiciales.

    Y las Fuerzas Armadas nos deben a la sociedadentera la respuesta sobre el destino final de losdesaparecidos, sobre las causas que motivaron elterrorismo de estado y sobre el paradero de los nie-tos desaparecidos.

    Quedan por encontrar ms de 400 jvenes consu identidad adulterada, sobre los cuales se ejerceda a da un delito de lesa humanidad.

    Porque hay historias truncas, porque hay histo-rias plagadas de mentiras, buscamos saber quinessomos, no slo como personas, sino como socie-dad, para escribir nuestra historia, para encontrar-nos como comunidad.

    Es importante que la lucha cvica de Abuelas yMadres de Plaza de mayo se entienda como defen-sa de cada una de las personas; que podamosseguir este ejemplo de lucha cvica, sostenida,

    organizada, atenta para garantizar el derecho avivir por sobre todas las cosas, el derecho a serlibres de pensamiento, palabra y circulacin, elderecho al trabajo con un sueldo justo y en condi-ciones de respeto, de educarnos y educar a nues-tros hijos, de preservar nuestra salud y de habitaren viviendas dignas. Tenemos derecho a vivir enuna sociedad sin secretos y con justicia igualitariapara todos, en la que los reclamos tengan lugar ypuedan ser escuchados y atendidos por las perso-nas responsables e idneas y que cada uno puedaapoyar la causa que le parezca justa sin presionesen el momento de manifestar su opinin.

    Es importante que conozcamos, hablemos ypreguntemos sobre estos sucesos. Es importanteque expresemos nuestra opinin y que consigamoslas respuestas que an no tenemos. Es importanterecordar y transmitir nuestra historia, hacerla letraviva en las generaciones que no la vivieron enforma presente, par que estos sucesos terribles nosucedan nunca ms.

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    "Cada familia husihuilke conservaba un cofre,heredado por generaciones, que los mayores ten -an consigo. Aunque tena algo menos de dos pal -mos de altura, y un nio pequeo poda rodearlocon sus brazos, en l se guardaban recuerdos detodo lo importante que haba ocurrido a la gentedel linaje familiar a travs del tiempo. Cuando lle -gaban las noches de contar historias, volteaban elcofre hacindolo dar cuatro tumbos completos:primero hacia delante, despus hacia atrs y, final -mente, hacia cada costado. Entonces, el ms ancia -no sacaba del cofre lo primero que su mano toca -ba, sin vacilar ni elegir. Y aquel objeto, evocador deun recuerdo, le sealaba la historia que ese aodeba relatar. A veces se trataba de hechos que nohaban presenciado porque eran mucho ms viejosque ellos mismos. Sin embargo lo narraban con lanitidez del que estuvo all. Y de la misma forma, segrababa en la memoria de quienes tendran quecontarlo, aos despus.

    Los husihuilkes decan que la Gran Sabiduraguiaba la mano del anciano para que su voz traje -

    ra desde la memoria aquello que era necesario vol -ver a recordar. Algunas historias se repetan incan -sablemente. Algunas se relataban por nica vez enel paso de una generacin; y otras, quiz, nuncaseran contadas.

    Pienso en las viejas historias que quedaronpara siempre dentro del cofre dijo Thungr. Sinadie las cont, nadie las oy. Y si nadie las oy...

    Nadie las recuerda complet Kush, que llega -ba con su vasija cargada de menta dulce. Siemprerepites lo mismo y me obligas a repetir a m.Tantas veces te lo he dicho! Cuando algo cierta -mente grande ocurre suelen ser muchos los ojosque lo estn viendo. Y muchas las lenguas que sal -drn a contarlo. Entonces, recuerda esto, las viejashistorias que jams se cuenten alrededor de unfuego, alrededor de otro se contarn. Y los recuer -dos que un linaje ha perdido viven en las casas deotro linaje."

    Liliana Bodoc"Los das del venado"1

    CUADERNO DE SUGERENCIAS PARA LA LECTURA EN EL AULA

    Abuelas, nietos, padres, hijos. Lneas de des-cendencia que van generando la identidad. Noslo de los mayores a los menores, sino que la des-cendencia misma va reconstruyendo, releyendo laidentidad de su propia ascendencia y as construi-mos nuestra propia historia.

    Y son hechos grandes los que van armandonuestra identidad. Sucesos, que pueden ser coti-dianos o que pueden haber sucedido en momentosprevios a nuestra existencia o en lugares diferentesa los que habitamos.

    N u e s t ra historia personal est atrave s a d a ,tejida en las circunstancias histricas que rode-an el momento y el lugar de nuestro nacimientoy esas circunstancias nos tocan, nos correspon-den inevitablemente.

    La memoria y la libertad personal de contarhistorias, y las circunstancias en las que estas his-torias sucedieron, dejan huellas en cada uno denosotros, as las estemos contando o escuch a n d o .Y a veces las historias se cuentan de formas dife-rentes y estas versiones que coexisten entre s dancuenta de las capas complejas que la realidadtiene y de la construccin interminable quevamos haciendo de ella.

    Los diversos puntos de vista existen, las lecturasdistintas de la realidad existen y no por no escu-charlas o silenciarlas dejarn de existir. Solamentese silenciarn o escondern por un tiempo, coar-tndose la posibilidad de dilogo y de que poda-mos comprender cabalmente toda la complejidadde lo que se cuenta.

    EL COFRE CERRADO

    1Bodoc, Liliana. Los das del venado. Argentina. Grupo Editorial Norma. 2001. Pgs. 48/49.

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    La coleccin Las ABUELAS nos cuentan c o n s-ta de seis libros con cuentos de siete autores,i l u s t rados por Mnica Pironio, un video y estecuadernillo destinado a los docentes. En el videoh ay una conversacin de un grupo de nios conalgunas de las Abuelas de Plaza de Mayo y tresde los cuentos desplegados de diferentes formas.Fueron elegidos por las Abuelas de acuerdo a sugusto personal, porque les recordaba algo quehaban ledo a sus hijos cuando eran chicos, por-que les parecieron bellos o dive r t i d o s .

    Los cuentos son:"El esqueleto de la biblioteca", un cuento de

    Silvia Sch u j e r.

    "Los cuatro increbles", un cuento de RicardoMario.

    "Cuentos para los ms chicos", con tres textos deO che Califa y un cuento de Margarita Eggers Lan. elcuento "Noche, luna y cielo" de esta ltima autora ,se despliega en el video a travs de tteres de dedo.

    "El reglamento es el reglamento", una obra deteatro de Adela Basch, que se encuentra en elvideo dramatizado por actores.

    "Leyenda del otoo y el loro", reescritura de unaleyenda de origen selknam por Graciela Repn.

    "El vuelo del sapo", un cuento de GustavoRoldn, ledo por su autor en el video.

    Este material ofrece diversas entradas y aborda-jes. Un modo de presentarles a los chicos esta

    Cuando el saber sobre los propios orgenes ysobre los sucesos familiares se oculta, se produceuna fractura en la vida de una persona.

    Cuando los secretos son de toda una socie-dad, cuando a travs del poder se silencian lasvoces de las personas, las consecuencias sonmuy importantes y muy graves para el creci-miento de esa sociedad.

    El 24 de marzo de 1976, comenz un procesode silenciamiento en nuestro pas con el golpe deestado que design como presidente al GeneralJorge Rafael Videla. A partir de ese da empez loque hoy reconocemos como la dictadura ms san-grienta que vivi el pueblo argentino.

    Entre las 30000 personas desaparecidas quedej la dictadura hubo muchos nios pequeos.Bebs nacidos durante el cautiverio de susmadres a quienes les fueron usurpados. Nios alos que les fue robado el derecho de una historia,a los que les fue negado el relato que da razn yorigen a sus vidas. Nios que crecieron rodeadosde secretos y murmullos y cuyas abuelas los bus-caron y los buscan incansablemente para contar-les su ve r d a d e ra historia.

    Una historia que esas abuelas, las Abuelas dePlaza de Mayo, vienen contando desde hace 30aos. Las ABUELAS, son narra d o ras natas, que bus-caron y buscan diferentes maneras de contarnos unahistoria que es la de cada uno de nosotros. Sacudenel cofre de los recuerdos y sus manos extraen aque-llo que es necesario vo l ver a contar, aquello que vie-ron muchos y silenciaron otros tantos, aquello que

    necesitamos conocer para saber quines somos.Las Abuelas de Plaza de Mayo cuentan nuestra

    historia incansablemente hasta hacerse or, hasta quecada uno de nosotros encuentre las palabras propiasp a ra contarla hasta que podamos reconocernoscomo parte de esa historia.

    Ellas comenzaron a contrselas a ellas mis-mas, primero en silencio, en su profundo dolor,c r e yendo que cada una estaba sola con su histo-ria. Luego fueron encontrndose con otras abue-las, y compartieron entre ellas, casi en secreto.Juntas encontraron el valor para comenzar acontrsela a todo aquel que quisiera or, y seempezaron a hacer ve r, en las rondas de la Plazade Mayo junto a las Madres de Plaza de Mayo .All en un lenguaje gestual, con la caminatasilenciosa pero persistente, nos dijeron dura n t ecasi 30 aos, que ellas buscaban verdad y justi-cia para sus hijos y sus nietos. Lentamente lo quepareci ser su historia, pas a ser la historia deotros. Y con el correr de los aos esa historia dem u chos pas a ser la historia de todos. Nos ense-aron a escucharlas, a encontrar en su relato,nuestro relato, el de los argentinos, el de los lati-noamericanos, el de la humanidad. La lucha porlos derechos humanos, la lucha por la verdad yla justicia de todos.

    Estas abuelas, LAS ABUELAS, nos relatan unahistoria que todos debemos seguir relatando, por-que es nuestra y hace a nuestra identidad.

    Esta coleccin LAS A B U E L A S nos cuentan es unaforma de que esta parte de nuestra historia perdure.

    La coleccin

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    coleccin es a partir de detenerse, por ejemplo, enel nombre de la coleccin y en el logo: "LasAbuelas nos cuentan" y en un logo particular quees el de "Abuelas de Plaza de Mayo", con sus trespalabras, "Identidad, Familia, Libertad".

    Ese logo aparece en la tapa algo reformulado:la figurita se muestra leyendo. Y se genera unn u e vo valor hacia ese objeto libro que se tiene enlas manos. Siempre es interesante explorar losnombres de las colecciones de los libros que lee-mos y les leemos a nuestros alumnos y puede seresta una buena ocasin para pensar en ellas.M u chos de los nombres de las colecciones quems comnmente se encuentran en las aulasremiten a una cierta "sensacin de lectura", enrealidad a una idea del lector, que vale la penaabrir a propsito de esta en particular.

    La coleccin est pensada bsicamente paranios de 1 y 2 ciclo pero, en realidad, las edadesse amplan cuando pensamos en un trabajo deintercambio entre los nios y cuando pensamos enla historia de la coleccin en s, a partir de laexploracin del logo y del nombre.

    Los nios ms pequeos pueden encontrar faci-litadores para sus lecturas en sus pares, en suscompaeros advirtiendo que no slo el docentetiene una interpretacin vlida del texto. Los alum-nos de grados ms grandes pueden volver a inter-pretar al leer algo que haban dejado atrs y reen-contrarse con sus viejas historias de una formanueva. El tiempo transcurrido de vida y de lecturasseguramente los ha modificado y pueden volver acontar su historia. Adems, esta lectura con gruposde diversas edades desarrolla valores solidarios, deejercicio igualitario de la palabra y de generacinde autoestima positiva para unos y otros.

    En el video se puede conocer a algunas de lasAbuelas. Son mujeres que siguen hablando sobrelo que les preocupa: el destino de sus nietos.Cuentan sin tapujos una historia difcil y hablandel derecho a la vida y a la verdad. Abren a las pre-guntas de los nios los hechos silenciados pormuchos un largo tiempo. "Los chicos merecensaber quienes son", dicen.

    Desplegar la historia de las Abuelas de Plaza deMayo, que es desplegar nuestra historia, puede darlugar obviamente a mucha conversacin con loschicos, ms all de las circunstancias histricas.

    Pueden, por ejemplo, suscitarse conversacionessobre los nombres propios invitndolos a que pre-gunten en su casa por qu eligieron ponerles ese

    nombre; la historia de los nombres familiares, yhasta de rboles genealgicos que les podemosayudar a construir si a los chicos les interesa traeral aula los datos para hacerlo. Estas acciones noson nuevas. Muchas veces hemos trabajado sobrelos nombres o sobre las familias. Lo que necesaria-mente debe ser nuevo cada vez es la escucha, elclima, para que esa historia sea realmente nica ynos demos cuenta de que no hay dos nombresiguales aunque suenen de la misma manera.

    Por ah es interesante que se desplieguenpocas historias personales cada vez, de maneraque cada una se recorte como algo especial y nopase desapercibida entre muchas otras. Po r q u elas palabras, las propias, sirven para eso, para nopasar desapercibidos y tener peso en la historiaque vamos armando da a da con nuestra vida.

    Y dentro de este marco de confianza, de estacomunidad de lectores, de interpretacin, deestos interlocutores vlidos que se han descubier-to, es posible leer, siempre en sentido amplio,o t ras historias y dejarse llevar de cuento a cuen-to, de idea a idea, de recuerdo en recuerdo y abrirla lectura del mundo.

    As, se abren en el video diferentes formas deleer, de interpretar algunas de los cuentos que for-man parte de la coleccin.

    El cuento "El vuelo del sapo", que est ledo porsu autor, cobra otro cuerpo, tiene voz y textura ytambin color a travs de las ilustraciones deMnica Pironio que acompaan la lectura. Y estalectura, aunque sea la de su propio autor, es tam-bin una de las muchas interpretaciones posibles.Pues, aunque las palabras no cambien, necesaria-mente va a cambiar la voz que lo narra, su tono, sucadencia, su expresin. La lectura de GustavoRoldn es tranquila y cotidiana y revaloriza el"simple" acto de leer, de ponerle el cuerpo a la lec-tura, con todo su complejidad.

    Tambin en el encuentro del autor con losnios se desmistifica la figura del escritor quetoma la dimensin del trabajo. el encuentro, ade-ms, se plantea con un tema en comn, ambien-tado en un marco de encuentro en la sede deAbuelas de Plaza de Mayo y gira alrededor de lae s c r i t u ra, la libertad de expresin y la funcindel arte en momentos difciles, revalorizando ellibre pensamiento.

    S e g u ramente siempre es interesante el encuentrocon autores que puedan hablar con los chicos de sut rabajo de escritura. Esto es posible cuando se

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    Reconocerse en las historias que se narra nfamiliar y colectivamente es una forma de cons-tituirse como persona. No importa que esos rela-tos no nos tengan como protagonistas principa-les; lo que nos dan es, justamente, una cadena enla cual engancharnos. Nos permiten generar nue-vas palabras para armar tramas nuevas y repara r,de alguna forma, los viejos problemas que deo t ra manera permaneceran silenciados y conde-nados a repetirse hasta que se le puedan ponerlas palabras necesarias.

    Las historias pueden contarse tantas veces hastaque encontremos nuestra propia forma de narrarlasy as comencemos a apropiarnos de ellas connuestros propios matices.

    La narracin, la lectura, a veces es un caminopara encontrar las palabras que nos expliquen anosotros mismos, que nos den las respuestas queestbamos buscando, para encontrar una puertadonde antes haba paredes.

    Somos una especie sujeta al relato y es a partir

    de ste como nuestra identidad, nuestra subjetivi-dad se va construyendo.

    Ya sea a partir de la narracin o de la lectura, lasp a l a b ras nos van trabajando y nosotros trabajamos alas palabras al apropirnoslas. Hablamos aqu den a r racin y de lectura en un sentido amplio. Lan a r racin es ms que aquello que se muestra en unasituacin de contar explcitamente. Tambin invo l u-c ra el dilogo, las respuestas, los gestos que noshacen parte de un vnculo familiar. La lectura es msque aquello que viene de la decodificacin de lap a l a b ra escrita. Es tambin la forma en que cada unoda sentido a lo que lee o escucha o mira. Son tam-bin los recuerdos y sensaciones personales que senos disparan, las significaciones mltiples que lesatribuimos. Y es algo particular y cambiante paracada uno y que va armndose en capas de significa-cin que se van agregando y a la vez van deve l a n d oalgo ms oculto del texto, algo que se nos escapa.

    Por eso nos interesa escuchar o leer la misma his-toria varias veces, porque nunca es la misma porque

    e n c u e n t ran convocados por cierto tema que les inte-resa y los compromete, y se enriquece enormemen-te cuando conocen y disfrutan de la obra de un autor.

    Entonces, ms que una sucesin de preguntasde los chicos, lo que sucede es un encuentro direc-to entre escritor y lector, un intercambio fluido yenriquecedor en donde los lectores tambin pone-mos nuestras palabras en el relato.

    El cuento "Noche, Luna y Cielo", de MargaritaEggers Lan, est representado a travs de tteres dededo. El titiritero Rafael Cursi, con la asistencia ydireccin de Ana Alvarado, esgrime pequeos tte-res y relata a cara descubierta sin, por eso, traicio-nar la magia que el teatro de tteres tiene.

    Puede ser un buen punto de partida para ani-marse a fabricar tteres de dedo en el aula. Unaforma simple de hacerlo es, por ejemplo pegandopequeas caritas que representen diferentes perso-najes en los dedos de un guante. As los nios ten-drn personajes para interactuar entre ellos y crearvoces e historias diferentes para cada uno.Recordemos que no se trata de copiar unos perso-

    najes y una tcnica sino de buscar con nuestrosalumnos diferentes formas a travs de las cualescada uno pueda expresarse.

    La obra de teatro "El reglamento es el reglamen-to", de Adela Basch, aparece representada poractores, que les dieron voz y fundamentalmenteexpresin a cada uno de los personajes. Un temainteresante a partir de este cuento es hacerse lapregunta: quin hace las reglas? Hay reglas expl-citas que son las leyes y normas, la constitucin,etc. y otras implcitas que son los hbitos que sevan construyendo en los vnculos entre las perso-nas que vivimos en una misma sociedad.

    Los materiales hasta aqu presentados se com-pletan con este Cuaderno de Sugerencias para laLectura en el Aula, esperando que los textos y laslecturas desplegadas sigan trabajando en la vida denuestros alumnos y en la nuestra.

    Entonces, volteemos el cofre hacindolo darcuatro tumbos completos: primero hacia delante,despus hacia atrs y, finalmente, hacia cada cos -tado2. Y preparmonos a abrirlo.

    2 Bodoc, Liliana. Op. cit.

    ABRIR EL COFRE

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    nosotros ya fuimos trabajados por ella y por los acon-tecimientos de la vida que nos preparan para descu-

    brirle otros matices, para leerla de otra manera, parae n c o n t rar otras preguntas y vo l ver a la lectura .

    A la vez que escuchar narrar y escuchar leer aotro son experiencias diferentes, tambin es dife-rente narrar y leer para otros. En la situacin denarracin, la mirada del que escucha est puestasobre el narrador que tiene las palabras y las sos-tiene con su cuerpo, regula las pausas, modificalos tonos en funcin del que escucha, va haciendonuevas lecturas del relato y por lo tanto va cam-biando, a veces sutilmente y a veces no tanto, losacentos puestos en tal o cual lugar. Preparar unrelato implica pasarlo por uno mismo, por el cuer-po de uno de manera que podamos sostenerlo.

    En la lectura en voz alta tambin hay tonos,pausas y diferencias de una a otra lectura. Pero laspalabras que estn escritas son siempre las mismas.No cambian de una lectura a otra. Cuando noso-tros como docentes les leemos a los chicos estable-cemos un pacto de confianza: nuestros alumnosconfan en que les leemos eso que est escrito yque si lo leen ellos mismos van a encontrar las mis-mas palabras. Los maestros, cuando leemos anuestros alumnos, ocupamos el lugar de mediado-res entre el libro y los chicos sosteniendo las pala-bras de ese libro, fijas, inmutables. Lo que agrega-mos, inevitablemente, es nuestra voz, nuestrosmatices, nuestra postura, un nfasis puesto en unau otra parte. Y es una de muchas lecturas posibles.

    No hablamos de mediador como el que sepone en el medio entre el libro y el nio cuandoalguien "no sabe leer", no es el mediador querepone una "falta". El mediador es el lazo paraa c e rcar al nio al libro y generar un inicio detodas las lecturas posibles a lo largo de la vida. Esun facilitador, un puente, una pasarela, un acom-paante, alguien que se pone a disposicin, fun-damentalmente cuando hablamos de la lectura ylos chicos. Y ese ponerse a disposicin es msque leer en voz alta, es generar un clima de con-fianza para que los alumnos puedan hablar sobrelo que les pasa con los libros.

    La lectura y sobre todo la lectura de ficcin

    puede ser un lugar de juego para el adulto y elnio. Hablamos de juego en el sentido de eseespacio imaginario al que se puede entrar y salir,en el que podemos hacer "como si" furamos deotra manera o viviramos en otros lugares, endonde podemos ponernos en lugar de otro, en lasituacin de otro, sin dejar de ser nosotros mismos.La lectura hereda, de alguna manera, la pasin deljuego de la infancia. Es una pasin activa que pre-gunta, interviene, modifica y que va construyendouna lectura tambin activa que se alimenta, entreotras cosas, de las voces de familia, de las historiascomunitarias y de los relatos que hacemos denuestra propia vida.

    Cada uno de nosotros, seguramente podemosrecordar a nuestros mayores contndonos historiasfamiliares, ancdotas, secretos a veces, cuentosque ya se haban contado y todo eso nos iba con-formando una biblioteca interna, una "t e x t o t e c a" ,como dice Laura Deve t a ch, "armada con pala -b ras, canciones, historias, dichos, poemas, piezasdel imaginario individual, familiar y colectivo .Textotecas que se movilizan y afloran cuando serelacionan entre s."3

    Por qu? Porque nos dicen que nuestras fami-lias vivieron en determinados sitios y que tuvieronciertas experiencias y que actan de determinadamanera en funcin de la lectura que ellos hicieronde esa historia y de cmo pudieron interpretarla yhacerla vivir en el aqu y ahora. En la medida enque esos relatos se transmitan de generacin engeneracin, cada uno de nosotros podr tomarlosy plantear nuevas respuestas, nuevas formas derelacionarnos con la cotidianeidad a partir de esesaber. Para as poder aceptarla plenamente o revi-sarla, actualizarla, hacerla crecer y no solamenteacatar preceptos enunciados con palabras que, porajenas, aparecen vacas de sentido.

    Tener relato puede ser tener la libertad paracontarlo con palabras distintas, siempre y cuandode eso s se hable, siempre y cuando tengamos el

    PALABRA A PALABRA

    3 Devetach, Laura. El vaivn de los textos, o de dnde salen los cuentos? Buenos Aires, Revista La Mancha N8, marzo 1999.

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    Pueden afianzarse nuestras lecturas en la medi-da en que podamos intercambiarlas con otras per-sonas. Al respecto dice Jean Hebrard que "si laescuela no puede ensear el acto de leer, que es unacto personal, tiene que ensear el acto de crear lasociabilidad de la lectura, compartir la lectura .L l e var progresivamente al chico a lo que constituyeel placer ms fuerte de la lectura, el compartir las

    emociones, los sentimientos, los valores, los conoci -mientos en un espacio social constituido por laescuela. La idea del placer de la lectura de nuestrosbibliotecarios no es tan extraa como parece, con lacondicin de que se interprete correctamente, por -que no son las alfombras ni los almohadones losque producen el placer de leer, es la palabra que sepuede agregar al libro. Creo que la escuela es un

    espacio de confianza suficiente para hacer nues-tras preguntas, para contarlo de nuevo de unaforma nueva, igual y diferente a la vez. La historiano cambia pero se actualiza, se espesa, se engrosa,toma aire, se resignifica, se le devela una nuevacapa, se le descubre un nuevo matiz y, en ltimainstancia, puede generar nuevos sentimientossobre lo dicho o escuchado muchas veces. Y estoes una nueva lectura.

    A veces los relatos familiares y los cuentos que-dan sepultados en las casas por lo inmediato, porla falta de tiempo. No siempre el hecho de nonarrarles a los chicos esas historias tiene que vercon no querer hacerlo, sino con que a los adultosno se nos ocurre la posibilidad de que el dilogoque puede generarse a partir de esas historiaspueda ser enriquecedor para ellos y para nosotrosmismos por los lazos y las posibilidades de recono-cernos que genera.

    " Pensemos, por ejemplo, en aquellos aoscuando en el mismo hogar convivan los abuelosencargndose de la educacin, la transmisin deconocimientos y de una rica tradicin oral. Cuandoesta estructura cambia y en una casa solo convivendos generaciones, los padres y los hijos, la escuelaasume mayores responsabilidades, incluso la demantener viva la tradicin oral."4

    Por supuesto no es la escuela el lugar exclusivoen donde los nios van a construir su identidad,pero sin duda es un mbito muy propicio para quelas palabras se desplieguen libremente y puedanapropiarse de ellas. Por eso, es interesante generarconversacin alrededor de lo que los chicos leen,escuchan y piensan, para que esa charla los ani-men a tomar la punta de un ovillo que permanececompacto y desenrollarlo. La idea no es bucear en

    los ltimos y ms ntimos secretos familiares, sinogenerar ciertos climas en donde las cancionesfamiliares, los cuentos y sus versiones, los trabalen-guas, los poemas, los nombres, las palabra smuchas veces en otro idioma que circulan en losmbitos familiares y comunitarios, tengan lugardentro de la escuela, con el clima de confianzanecesario para que esto se ponga de relieve.

    No solamente nosotros, como docentes, pode-mos generar en el aula espacios de conve r s a c i nsobre la tradicin oral sino tambin sobre lo que loschicos construyen en relacin a lo que leen o escu-chan leer, a los nuevos cuentos, a las nuevas historiasque vayan descubriendo. Esto tambin necesita unm a rco de confianza que garantice el permiso dehablar y tambin el derecho a no decir todo, a no for-zar la opinin. Es una conformacin sutil, que partede que nosotros, los maestros, podamos corrernosp a ra darles la palabra y de que, al mismo tiempo,estemos all para escucharla y hacerla escuch a r.Entonces, poco a poco, se va formando una comuni-dad de lectores que pueden y, vo l vamos a reitera r,que hablamos de lectores en sentido amplio gene-rar sentidos alrededor de lo que se lee. Al hablar,estas lecturas, estas construcciones de sentido sehacen visibles, toman grosor, voz, se encuentran cono t ras lecturas, se modifican, se liberan, crecen y, aveces, nos sorprendemos de lo que decimos.

    Es interesante que los docentes generemos eseclima de conversacin en donde las interpretacio-nes de los chicos, sus sensaciones frente a los tex-tos se sumen, se compartan. La idea no es quealgunas interpretaciones son ms adecuadas queotras, sino justamente que puedan coexistir enri-quecindonos todos con la manera particular demirar, de leer el mundo que cada uno tiene.

    4 Lluch, Gemma. Cmo analizamos relatos infantiles y juveniles. Bogot, Grupo Editorial Norma, 2005.

    HABLAR LA LECTURA

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    lugar donde se puede aprender que el libro no slose lee, sino que un libro se habla y que, quizs loms importante cuando se ha ledo un libro, es sercapaz de hablar de l para que otro lo lea. Po r q u ecuando otro lo haya ledo y hayamos compara d oesas lecturas, suceder algo extraordinario: quehemos entendido lo mismo y que ambos somosinteligentes, y que ese objeto extrao que es unlibro, puede hacernos igualmente inteligentes y quelo que ah se comparte es algo excepcional."5

    Porque el sentido de los libros, de las historias, delas informaciones, de lo que leemos, miramos oe s c u chamos no est todo en el texto mismo, sinoque el lector lo construye en cada una de sus lectu-ras, descubriendo sus capas, pudiendo jugar el puntode vista del otro para vo l ver despus al propio yagregarle alguna pista, haciendo crecer esta lecturaque puede quedar resonando, muchas veces, porm u cho tiempo de nuestra vida, incluso para siempre.

    Si en la escuela podemos generar un espacioamigable para que los chicos sientan que puedendecir lo que piensan aunque no est "del todoarmado"; si adems de lo que piensan puedendecir lo que sienten sin temor a ser censurados; siadems de lo que sienten y piensan pueden mos-trar y compartir las palabras de sus familias; si ade-ms la escuela puede generar que cada uno sehaga las preguntas importantes y que pueda buscarlas respuestas y todo eso casi en el mismo acto detomar la palabra; entonces estamos hablando deuna escuela en donde alumnos y maestros puedencompartir sus lecturas del mundo, desarrollar suidentidad, constituirse como comunidad con valo-res hablados, explcitos y personales, a partir de larecuperacin de la memoria colectiva y de la apro-piacin de las palabras. Una escuela en la que,como dice Graciela Montes, "todos podemos sen -tirnos, al menos por un rato, el dueo del cuento"6.

    Tal vez en esta poca la imagen de la abuela enla mecedora que mientras teja le contaba historiasa los nios de la familia no sea lo ms frecuente. Enesta coleccin "ABUELAS nos cuentan" por supues-to no se busca vo l ver a esa imagen pero s a figura sque pueden dar cuenta de buena parte de nuestrahistoria personal, incluyendo la historia familiar

    que nos preexiste y nos da pertenencia e identidad.Las abuelas que cuentan en esta coleccin son

    abuelas con una particularidad especial: la de haberv ivido experiencias dolorosas en comn y habersepodido agrupar contra el miedo y a pesar del dolory haber institucionalizado la figura de abuelas quepueden revelarles una buena parte de su historia a

    LAS VOCES DE LA MEMORIA

    "No es posible treparse de nuevo a la vida,ese irrepetible viaje en diligencia,

    una vez llegada a su fin,pero si se tiene un libro en la mano,

    por complicado y difcil de entender que sea,cuando se termina de leer, se puede, si se quiere,

    volver al principio, leerlo de nuevoy entender as qu es lo difcil

    y, al mismo tiempo, entender tambin la vida."Orhan Pamuk

    El castillo blanco 7

    5Hbrard, Jean. El aprendizaje de la lectura en la escuela: discusiones y nuevas perspectivas. confe-rencia dada en la Biblioteca

    Nacional - Sala Cortzar, de la Ciudad de Buenos Aires, en el ao 2000.6 Montes, Graciela. La gran ocasin. La escuela como sociedad de lectura. Buenos Aires. Plan Nacional de Lectura, Ministerio

    de Educacin, Ciencia y Tecnologa de la Nacin, 2005.7 Citado en Manguel, Alberto. Una historia de la lectura. Pag. 42. Colombia, Grupo Editorial Norma, 1999.

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    Estas son algunas propuestas que pueden invitara otras. Algunas ideas para partir de los cuentos ypara que se transformen en trampolines a otroscuentos o poemas, a los relatos propios, a otroslibros que expandan el universo de lecturas denuestros alumnos y su capacidad de generar lectu-ras por s mismos. En la frecuentacin libre de lostextos, los chicos cobrarn confianza en el sentido

    que le dan a lo que leen y se sentirn con libertadde lectores, con entusiasmo de lectores, con emo-cin y pasin de lectores.

    Pensemos que es posible generar en el aula yalrededor de una lectura sucesos que sean intere-santes de recordar, en los que a nuestros alumnosles pasen cosas importantes, como descubrir loque pueden pensar y hablar sobre lo que escuchan

    sus nietos. A nietos que no saben que son sus nietos.Nietos cuyos padres desaparecieron sin tener

    la oportunidad de poder abrazar y acunar a suspropios hijos lo suficiente como para hacerlessaber quines son.

    Las Abuelas de Plaza de Mayo, entonces, bus-can. Buscan a sus nietos para abrazarlos, para con-tarles, para restituirles la identidad que les fuearrancada, para que las historias puedan abrirse alencontrar a su destinatario.

    Pero tambin tienen otra historia para contar ala sociedad, la historia de su bsqueda y de lo quepas durante los aos de la Dictadura Militar, y loque hicieron y pensaron durante su lucha. Unahistoria que necesariamente debe ser contada por-que es la nuestra .

    Una forma de que esta parte de nuestra historiaperdure es esta coleccin de cuentos selecciona-dos por algunas de ellas para que los chicos disfru-ten de esas narraciones.

    Sugerimos algunos temas de conversacin apartir de los cuentos de la coleccin. La idea no esque sean los nicos posibles, sino puntas de ov i-llos para seguir desovillando e ir pasando la made-ja para que los chicos la desovillen con nosotros ycada uno pueda mostrar su propio color. Loimportante a tener en cuenta es que se trata derecursos para seguir pensado, pero que lo funda-mental es que los chicos puedan decir lo que lespasa con los cuentos en la medida que puedantomar ese espacio de confianza. Por supuesto, quepuede pasar que alguien no quiera decir nada yeso tambin es vlido; no es una falla del espacio,es una toma de ese espacio para mantener priva-do lo que mayor parte de las lecturas tienen de pri-vado. Porque el espacio de confianza tambin searma con el respeto al silencio de otro. Un silen-cio espeso, importante que dice mucho de los

    impactos de cada uno. Poder aceptar, adems delas opiniones, las sensaciones que a los chicos lesproduce eso que leyeron.

    Se trata de crear un ambiente en el que se puedam o s t rar la aceptacin y el rechazo por determina-dos cuentos, y tambin desplegar lo que se enmas-c a ra atrs del rechazo o la aceptacin. Entonces loque parece obvio ya no es tan obvio y nos damoscuenta de que no todos pensamos y sentimos igual.Por eso es enriquecedor y positivo no dar nada porsobrentendido pues lo que a alguien le parececomn es descubrimiento para otro.

    Ese espacio de confianza tambin se constru-ye dndose el permiso de ir y vo l ver en el textode un cuento, releyendo un fragmento, por ejem-plo, incluso mientras se lo est leyendo. Pe r m i s op a ra preguntar, para vo l ver atrs, para esperar larespuesta que el texto proveer (o no) en deter-minado momento, para mostrar la ansiedad queesa espera produce.

    Pensemos en nosotros, adultos, como lectores:cuando leemos rpido para llegar al desencadena-miento de determinada accin, cuando pasamospginas para ver cmo se resuelve una situacin,cuando paramos de leer para dejarnos llevar porlos pensamientos que desencaden en nosotros lalectura, cuando volvemos atrs para retomar unpunto que nos qued oscuro o para releer algo quenos provoc un placer particular. Todas estas sonacciones que los lectores llevamos a cabo durantela lectura, no despus de haberla terminado.

    Si algo nos inquieta, a veces resistimos y nosprovocamos el placer de la espera, a veces acele-ramos y buscamos la resolucin. Y son accionesvlidas, ricas, interesantes, en las cuales se juegams que el texto: nos jugamos y jugamos connosotros a travs del texto, en esa rea de juegoprotegida y a la vez riesgosa que es la lectura.

    ESCENAS DE LECTURA

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    con otros, intercambiar opiniones; sentir que uncuento "les habla" a cada uno en particular.

    Pensemos que es posible dejarnos llevar por elentusiasmo de la conversacin, "hablar sobrelibros" con nuestros alumnos e imaginemos algu-nas escenas alrededor de los libros, de los cuen-tos, de la palabra .

    A partir de que tengamos muy conocido elmaterial que vamos a presentarles, de que haya-mos pensado y recuperado nuestras sensaciones ylas relaciones que establecemos mientras lo lee-mos; a partir del anlisis que hacemos de losrecursos literarios que se ponen en juego en cada

    cuento y del efecto que eso nos produce a cadauno como lectores, es desde donde vamos a poderestar ms libres para tra b a j a r. Vamos a reconoceren los comentarios de los chicos nuestro propiocamino lector, vamos a poder generar las pregun-tas, organizar los comentarios, resaltar el matizdiferente, captar las palabras que se silencian paraarmar el marco de confianza necesario para quese hagan visibles.

    Pensemos, cuando leemos y preparamos loscuentos, algunas escenas posibles alrededor deellos, ampliemos el repertorio para encontrarnoscon las lecturas de los chicos.

    Desde "El esqueleto en la biblioteca" se puedepensar, hablar e investigar sobre la historia y el fun-cionamiento de la biblioteca escolar o barrial.Actualmente se trata de que las bibliotecas tenganun bibliotecario que se encargue de cuidar, prestar,mostrar el material y contribuya a formar lectoresentusiastas. Lamentablemente, an hay en el pasescuelas donde no hay biblioteca o no tienenbibliotecario a cargo y puede ser este un buenmomento para soarla con las caractersticas quecada grupo crea necesario. Puede abrirse la con-versacin sobre lo que les resultara interesantetener en la biblioteca generada en el aula misma.Probablemente muchos chicos, al principio, van acontestar sobre lo que piensan que se "debe" teneren una biblioteca. Es importante que estemos aten-tos y sigamos develando capas para que aparezcanlos deseos de lectura y las lecturas de cada uno.

    Obviamente, si en la escuela no hay bibliotecay los nios con los que trabajamos son pequeos,no podemos esperar que nos digan los nombres delos libros, a menos que tengan muchas lecturas ymateriales en sus hogares, cosa con la que nopodemos contar en la gran mayora de los casos.

    Por otra parte, pensar en algo que no existe yque se hace difcil de tener puede ser frustra n t ep a ra los nios.

    En realidad, la idea con esto es mover las texto-tecas. Nosotros, los docentes, podemos ser losrecopiladores de lo que los chicos cuentan y pode-mos comenzar a escribir las adivinanzas, frases,cuentos y ancdotas que los chicos traen y quepueden constituir, junto con esta coleccin, la basefundacional del material bibliogrfico.

    Adems, el deseo, la expresin del deseo enp a l a b ras, compartir los deseos puestos en pala-b ras para que se encuentren con otras palabra sque expresan deseos similares, puede tener unpoder increble para organizar acciones quevayan generando un espacio de lectura a partir delos recursos con los que cuenta una comunidad y,a veces, superndolos.

    Hablar sirve; soar sirve; protestar sirve; exi-g i r, pedir, reclamar en voz bien alta, sirve. Contarlo que pasa y darlo a conocer sirve para encon-t rarnos con las palabras que expresan nuestrosdeseos, para encontrarnos con otros y cambiarcosas juntos, crear cosas juntos, salir del anoni-mato, no pasar desapercibidos. Por supuesto queno es fcil; puede llevar mucho tiempo hacerseo r. El trayecto de Abuelas de Plaza de Mayo esprueba de uno y otro aspecto.

    O t ra lnea posible es buscar (o inventar) otroscuentos en los cuales figuren esqueletos, uno delos conos del cuento de terror, aunque en estecuento la figura del esqueleto en la bibliotecaest trabajada desde el humor y la ternura, con locual se le da otro matiz a este cono emparenta-do fuertemente con el miedo. Se pueden enton-ces buscar otros cuentos y generar una antologade cuentos con esqueletos.

    El punto de vista de la narracin tambin es unaspecto muy interesante para trabajar las historiasal contarlas desde otra voz. Ac, es justamente elesqueleto la voz que narra, con lo cual nos entera-mos de un punto de vista particular, lo que da piea pensar que hay ms de una forma de contar unmismo suceso. Son muchos los ojos que ven las

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    cosas y cada uno las tie de un determinado color.Esta apertura de los otros puntos de vista puede

    ampliarse a otras situaciones para poder hablarsobre los personajes que parecen ser inv i s i b l e sporque nadie les da la voz, o porque aunque gri-ten fuerte nadie los ve, nadie los oye. El lugar delcontador de historias se lo damos los que escuch a-mos las historias, y el valor que le damos a la his-toria que cuentan, depende del valor que le dimosal narra d o r. Recordemos que a las Madres dePlaza de Mayo, por ejemplo, se les deca laslocas de Plaza de Mayo. Esa era una forma dedesacreditar su narracin desesperada, para seguirocultando lo que ya era imposible de ocultar. Fuela sociedad la que lentamente les quit el rtulode locas y comprendi que lo que no tenan delocas lo tenan de va l i e n t e s .

    En "Misterios al Hilo", que est en " C u e n t o sp a ra los ms pequeos", vale la pena detenerse apensar con los nios el efecto de humor quee n c i e r ran las preguntas, ya que se apoyan en cier-ta informacin previa para mirarla de otra mane-ra y es de esa mirada extraada que surge la pre-gunta. A veces comprender cierto humor no esfcil para los nios pequeos. Puede ser impor-tante que les leamos el cuento despacio, dandolugar a que puedan decir qu les causa risa de laspreguntas y, por supuesto, a preguntar lo que noentienden. A los nios pequeos les gusta expli-car el chiste porque es un descubrimiento paraellos y eso, en este caso lejos de arruinar el efec-to de humor, devela un estilo de pensamiento,que abre una nueva mirada sobre las cosas.

    Muchos nios, tal vez, se sentirn convocadosa contestar las preguntas y, a veces, en el intento dedar respuesta, es cuando encuentran el sentidohumorstico que tiene la pregunta. Y puede ser queuna vez entrados en el juego del humor puedanarmarse preguntas y respuestas muy creativas ydivertidas. Pero es importante tener en cuenta que,tanto en este texto como en otros, como por ejem-plo "Las preguntas" de Pablo Neruda (ColeccinLos Morochitos - Editorial Colihue) o "Gregueras"de Ramn Gmez de la Serna (Los Morochitos -Editorial Colihue), puede ser ms interesante lapregunta que la respuesta, por la mirada nueva conla que sta interroga al mundo.

    En ese mismo libro est el cuento "Al ve s r e",que da lugar a recopilar diferentes juegos dep a l a b ras y a jugar a dar vuelta totalmente el nom-

    bre para crear un personaje nuevo. Por ejemplo,el nombre Toms ledo al revs, pero totalmenteal revs, es Samot, nombre extico, a partir delcual los chicos puede imaginar y presentar el per-sonaje y hacerle vivir todas las ave n t u ras queq u i e ran inve n t a r. Por supuesto, esto puede darpie a escrituras breves que den cuenta de lasc a ractersticas del nuevo personaje (a qu sededica, dnde vive, cmo vive, poderes especia-les si los tuviera, una frase o una palabra que esepersonaje repite y lo caracteriza, etc). Puedeni nventar una ave n t u ra del personaje o relacionarunos personajes con otros en algn encuentroespecial. Es importante pensar en este punto quees difcil que todos los personajes creados por ungrupo puedan entrar en una misma historia.Puede ser ms productivo juntar dos o tres perso-najes, por afinidades que se darn naturalmente yorganizar una escritura grupal. Y, por supuesto,estar atentos, como docentes, para poner enjuego nuestras ideas a modo de sugerencia cuan-do vemos que en un grupo las historias se tra b a n .

    Podemos pensar tambin en diarios de sueos apartir del cuento "La realidad y los sueos".Escribir los sueos es muy interesante porque eserelato es incuestionable; no hay lugar para la men-tira ni para la sospecha, ya que slo uno mismo esel testigo de sus propios sueos y es un mundo endonde lo fantstico, lo absurdo, la ruptura de lalgica puede desplegarse enormemente. Y tambinen este caso la escritura de textos breves puedetener lugar para recopilar sueos en carpetas, cua-dernos o libretas que queden en el aula, a disposi-cin, para volver a ellos de vez en cuando.

    En ese mismo libro est "Noche, Luna y Cielo"de Margarita Eggers Lan, que puede ser un buendisparador para contar las historias de las masco-tas... o de las ganas de tenerlas, o de las mascotasde sus padres, cuyas historias giran en las casas.

    Hay ms libros en donde las mascotas estnpresentes: "Miedo" de Graciela Cabal (ColeccinLos Caminadores, Ed. Sudamericana), "Batata",tambin de Graciela Cabal (Coleccin Pan Flauta,Ed. Sudamericana), "Seis veces Lucas" de LygiaBojunga Nunes (coleccin Torre de Pa p e l ,Ediciones S/M), entre otros.

    A las propuestas de este cuento se le agregala presentacin a travs de los tteres hecha enel video.

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    "Los cuatro increbles", de Ricardo Mario,tiene la estructura del cuento maravilloso con ayu-dantes mgicos y enemigos que se juntan a partirde una misin que el hroe tiene que cumplir. Conalgo de superhroes de dibujos animados, cadapersonaje tiene un nombre que se relaciona con sucaracterstica principal. Es interesante poder rastre-ar a partir de este, otros cuentos que se encuadrendentro del gnero de lo maravilloso al tiempo quetrabajan el humor. Se abre la posibilidad de escri-bir nuevas historias de este tipo, para las cuales sepuede apelar a los personajes creados a partir delnombre de cada uno.

    Tambin podemos pensar en las caractersticasparticulares que cada uno tenemos, en lo diferen-tes que somos. Esto dar lugar a que los nios pue-dan mirar y pensar a sus compaeros desde lascaractersticas positivas que los identifican y reco-nocerlos, revalorizndose unos a otros.

    "El reglamento es el reglamento" es una obrade teatro, gnero que entra poco en la escuela.Adems del humor y del dilogo de absurdos, esuna ocasin estupenda para hacer una lectura envoz alta de este tipo de material. En general, cuan-do los chicos tienen la oportunidad de explora rlibros y encuentran obras de teatro, suelen juntar-se espontneamente y repartirse los personajesp a ra darles voz. La lectura en voz alta es unaprctica que ha perdido peso en las escuelas yaque se encaraba como una forma de "leer bien"p a ra el maestro que evaluaba, repitiendo una yo t ra vez el mismo fragmento. En esta propuesta,leer en voz alta con otros implica jugar con lostonos y los matices de la voz para una construc-cin comn. Al leer en voz alta y dar tono, pausa,velocidad, matiz a las palabras de un personaje, seg e n e ra una nueva lectura, un nuevo sentido deltexto. A la vez esta lectura, en el caso de una obrade teatro se encuentra con los tonos, las voces deotros que construyen el personaje de una formadiferente. a partir de esta obra de teatro y de lal e c t u ra que puede hacerse de ella, pueden tender-se puentes hacia otros libros de teatro, incluso dela misma autora, Adela Basch, cuyas obras tra b a-jan un tono de humor y rima dentro de una pro-puesta de teatro.

    Un tema interesante a partir de este cuento eshacerse la pregunta: quin hace las reglas? Hayreglas explcitas que son las leyes y normas, laconstitucin, etc. y otras implcitas que son los

    hbitos que se van construyendo en los vnculosentre las personas que vivimos en una mismasociedad. A veces hay prcticas que se repiten, queoperan de norma, pero que no son norma, y que esbueno revisarlas, para poder vivir mejor en comu-nidad. Sera bueno poder preguntarles a los chicosqu normas implcitas ellos detectan, y culescambiaran y por qu. Y tambin hablar con ellosdel tema de las leyes que van cambiando a medi-da que una sociedad cambia y va necesitando dis-tintas cosas. Puede ser interesante pensar juntosque las leyes deberan ser una construccin colec-tiva, en nuestro pas a partir del parlamento, y tam-bin a partir de organizaciones sociales que hacenvisibles con su lucha aquellas normas que habraque cambiar. A veces hay derechos o conceptosque por ser obvios no se toman en cuenta en lasleyes. La historia de los artculos 7, 8 y 11 de laConvencin Internacional de los Derechos delNio, es justamente esa. Los artculos hablan de und e r e cho que parece obvio, el Derecho a laIdentidad, pero que a partir de la violacin de esederecho por parte del Estado, es que las Abuelas dePlaza de Mayo han luchado para que se incorpo-ren. Hoy en da a esos artculos se los llama losartculos argentinos.

    Este cuento est representado por actores enel video.

    " L e yenda del otoo y el loro", da lugar, obv i a-mente, a contar otras leyendas. Y, ms all de con-tarlas, a investigar los mbitos en los cuales fueroncreadas, y a descubrir la impresionante confluenciaentre paisaje y palabras que ellas llevan. Las leye n-das y los mitos tienen que ver con la particularm a n e ra en que cada pueblo lee su entorno y cons-t r u ye, a partir del sentido que le da en esa lectura ,un sistema de creencias, de explicaciones de sumedio ambiente que influye en la forma en que seorganizan las diferentes sociedades. Si bien lasl e yendas ms conocidas son las que se dan enmbitos rurales y en el contexto de las poblacionesoriginarias, tambin hay leyendas urbanas propiasde cada ciudad que pueden ser interesante ra s t r e a r.

    En esta leyenda en particular, al relato del jovenselknam se opone el descreimiento. Es un narradorburlado a cuya narracin se le otorga valor de ver-dad slo luego de que repitiera el relato muchasveces de formas diferentes y se efectuara en l unatransformacin. Es un recurso extremo para hacer-se notar y confirmarse en su identidad. El joven

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    selknam no renuncia a su relato como tampoco lohicieron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayoque continuaron diciendo la verdad de su historia,hasta que la sociedad las transform en su voz ypasaron de ser las "locas" a ser las referentes de losderechos humanos.

    "El vuelo del sapo" l l e va al recuerdo. Puedenarmarse rondas de recuerdos o escribirlos enpapelitos como pequeos textos, a veces de unaf rase, que contienen un momento particular y,en ocasiones, intenso. Y una vuelta ms es jugara los "recuerdos exagerados" a partir de dispara rel absurdo y el humor, en donde se juega unpacto de ficcin.

    Este cuento tambin puede llevar a pensar quees posible eso que tanto deseamos, que nuestrosamigos pueden hacerse cmplices de nuestrossueos, que pueden acompaar nuestra imagina-cin para que nuestros sueos sean posibles. Esinteresante el rol de los amigos del sapo, que loe s c u chan de verdad, y que aunque saben quei nventa, tambin saben que lo hace feliz pensarque s puede vo l a r, que con el simple relatol e vanta vuelo.

    Este cuento est ledo por su autor en el videoacompaado por un breve encuentro entreGustavo Roldn y los chicos.

    Como vimos, muchas de estas lecturas puedendar pie a la escritura y a la recopilacin de estasescrituras en libros colectivos. Adems de las cajasy los cuadernos podemos proponerles compilar lostextos que escribieron en libros artesanales. Paraello debern tomar muchas decisiones: cmo va aser las tapas, qu ttulos ponerles,