crónica con una men-tit@ incluída

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CRÓNICA CON UNA MEN-TIT@ INCLUÍDA En una soleada tarde de verano, me encontraba yo en compañía de los estudiantes de 11-4, cuando se me acerca el Coordinador Olmer Gallego con un ofrecimiento que cambiaría bastante mi forma de ver el trabajo en el aula. Dicho ofrecimiento consistía en participar de un programa del Ministerio de Educación Nacional (TIC) que involucraba las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, llamado Tit@, lo que le daría acceso a la Institución Educativa a un paquete de tabletas y un equipo de video bean para uso en las aulas, pero que debería hacerse cada ocho días y en jornada laboral contraria, que en mi caso sería de 7:00 a 11:30 a.m. y, algo que también me llamó la atención: la capacitación sería en Univalle, el lugar donde pasé mis mejores momentos durante mi pregrado y dónde conocí a la hermosa mujer quien es ahora mi esposa y mi mejor amiga. Al principio me pareció extraño que fuese escogido para tal “misión”, pues mis conocimientos en tecnología eran muy limitados y además me pareció conveniente insinuar que quienes deberían tener la primera opción de asistir eran los profesores del área de Sistemas. La respuesta que recibí fue que debía decidir en ese mismo momento, pues al día siguiente había que enviar el formulario con los datos de los docentes seleccionados. Por mi mente pasaron un sinnúmero de imágenes a toda velocidad que se relacionaban con las actividades que desarrollo

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Page 1: Crónica con una MEN-Tit@ incluída

CRÓNICA CON UNA MEN-TIT@ INCLUÍDA

En una soleada tarde de verano, me encontraba yo en compañía de los estudiantes

de 11-4, cuando se me acerca el Coordinador Olmer Gallego con un ofrecimiento que

cambiaría bastante mi forma de ver el trabajo en el aula.

Dicho ofrecimiento consistía en participar de un programa del Ministerio de

Educación Nacional (TIC) que involucraba las Tecnologías de la Información y las

Comunicaciones, llamado Tit@, lo que le daría acceso a la Institución Educativa a un

paquete de tabletas y un equipo de video bean para uso en las aulas, pero que

debería hacerse cada ocho días y en jornada laboral contraria, que en mi caso sería

de 7:00 a 11:30 a.m. y, algo que también me llamó la atención: la capacitación sería

en Univalle, el lugar donde pasé mis mejores momentos durante mi pregrado y

dónde conocí a la hermosa mujer quien es ahora mi esposa y mi mejor amiga.

Al principio me pareció extraño que fuese escogido para tal “misión”, pues mis

conocimientos en tecnología eran muy limitados y además me pareció conveniente

insinuar que quienes deberían tener la primera opción de asistir eran los profesores

del área de Sistemas. La respuesta que recibí fue que debía decidir en ese mismo

momento, pues al día siguiente había que enviar el formulario con los datos de los

docentes seleccionados.

Por mi mente pasaron un sinnúmero de imágenes a toda velocidad que se

relacionaban con las actividades que desarrollo habitualmente durante esos espacios

de tiempo (llevar a mis hijos al colegio, hacer algo de oficio casero, preparar el

almuerzo, preparar clases para la tarde, recoger a los niños en el colegio…), pero por

fin dije que sí y acepté mi misión.

Yo estaba muy ansioso por iniciar el trabajo y ese primer día conocí colegas

provenientes de distintas Instituciones Educativas, de quienes aprendí muchísimo la

idea de compartir, además me reencontré con un viejo amigo con quien había

laborado hacía más de trece años y quien habría de ser un gran apoyo durante el

trabajo en grupos.

Nuestro Maestro Formador, Fulgencio Mosquera, luego de presentarse, inició con

una actividad que me pareció un poco extraña: pintar una mandala. Dicha actividad

(que, de hecho, en algunas ocasiones he realizado con mis estudiantes) resultó ser

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bastante motivadora y divertida además de que fue ambientada adecuadamente por

el Maestro Formador con música de la India. También, ese mismo día realizamos

actividades que me hicieron evocar mi infancia con el encuentro entre mi niño interior

y yo, mi familia, mis proyectos y mis expectativas, lo que me hizo un nudo en la

garganta. Fueron muy acertadas las actividades y me hicieron reflexionar acerca de

la necesidad de explorar con los estudiantes sus proyectos de vida, sus propósitos…

En la siguiente sesión realizamos una actividad muy dinámica llamada La Cita, con el

propósito de conocer algunos de los compañeros del diplomado. Dicha actividad fue

bastante enriquecedora debido a que pudimos conocer algunos ambientes en los

que se desenvuelven nuestros colegas lo que, a la larga representa un común

denominador para todos en cuanto a las necesidades que tienen la mayoría de

nuestras Instituciones Educativas tanto urbanas como rurales (falta de conectividad,

sobrepoblación en algunos salones, falta de espacios para la práctica de deportes,

deficiencia alimentaria prometida por el Estado…). Además, a través de esta

actividad, pude conocer algunos puntos de vista de los docentes acerca del

programa tit@ y de sus expectativas, y fue en este momento donde formamos un

agradable equipo con Omaira, Wilson y Sigifredo; posteriormente se unió a nuestras

filas la compañera Ana Milena, quien ingresó al grupo 79 unas semanas después.

Después de la conformación de los equipos se inició el trabajo de construcción del

Planificador que, a pesar de ser bastante interesante, me dio muchos dolores de

cabeza para completarlo con nuestro equipo.

Simultáneamente surgió el trabajo de creación del Blog personalizado y que debía

incluir todas las actividades que habíamos desarrollado tanto en grupo, como

individualmente.

Recuerdo que en uno de las sesiones nos mostraron las tabletas que serían

utilizadas por los estudiantes en las aulas. Y no sólo las mostraron, sino que nuestro

Maestro Formador nos permitió encenderlas para cacharrear con ellas

(personalmente, yo parecía un niño cuando le dan un regalo que espera con ansias)

y observar algunas de las aplicaciones incluidas en ellas. Lo mismo ocurrió con la

actividad de Cacharreando Ando que se desarrolló en los bajos de la Biblioteca

Germán Colmenares de Univalle. En dicha actividad pudimos conocer algunas

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aplicaciones novedosas para trabajar con los estudiantes (lástima que durara tan

poco, pues hubiera sido interesante dedicarle una jornada a la exploración de otras

aplicaciones y no sólo limitarse a las contenidas en la Cartilla de Herramientas).

Algunos días atrás el Maestro Formador nos había mencionado acerca de la entrega

a las Instituciones Educativas de un kit de herramientas tecnológicas (UCAS),

además de un Proyector Interactivo el cual podía ser utilizado en cualquier superficie

de pared debido a la potencia de las luces tipo led y que incluía un lápiz electrónico

con el que podríamos escribir o señalar sobre las imágenes proyectadas sobre la

pared. Parecía increíble. Cuando por fin nos dijeron que después del refrigerio

iríamos a la demostración del uso del proyector, todos nos alegramos y sonreímos.

Al llegar al salón que habían acondicionado para dicha actividad, no podía creerlo:

había dos proyectores ubicados a unos veinte metros uno del otro, encendidos y

proyectando imágenes sobre la pares, ¡aún con todas las luces encendidas! Fue

increíble cómo, al principio, algunos no querían manipular el lápiz electrónico por

temor a no hacerlo bien o a dañarlo. Por un momento me sentí en alguna película de

ciencia ficción. Fue una experiencia muy agradable y me hizo reflexionar acerca de

la cantidad de dinero que está invirtiendo el Ministerio de Educación Nacional y la

SEM y el gran compromiso que tenemos los educadores para enseñar a utilizar

adecuadamente algunos elementos tecnológicos ya sea en el colegio o en el hogar.

En verdad el trabajo que se ha desarrollado ha sido arduo para mí teniendo en

cuenta que, como ya lo había mencionado anteriormente, mis conocimientos en la

parte tecnológica no son muy amplios, pero que asumí como un reto pese a las

dificultades presentadas para asistir a algunas de las sesiones debido a la dificultad

para conseguir a alguien que cuidara a mis dos hijos (de 7 y 11 años) algunos martes

que no tuvieron clase y la no posibilidad de llevarlos conmigo a la Universidad, pues

no se permitía el acceso de menores de edad al edificio CREE, y debido a ello me

atrasé un poco en los trabajos que debía presentar aparte de que debía cumplir con

mis responsabilidades laborales en la Institución y con los estudiantes en jornada

contraria.

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Espero haber cumplido con la misión que decidí aceptar y poder llegar a la Institución

no como un héroe, sino como alguien que quiere aportar algunos elementos

tecnológicos al aula para ser aprovechados con toda la Comunidad Educativa y así

mejorar un poco los ambientes de aprendizaje en nuestra Institución.

Ahora me encuentro aquí, finalizando este interesante, pero no fácil proceso que

exige un grandísimo compromiso tipo misión entregado por el MEN, la Secretaría de

Educación Municipal y La Institución Educativa Villa del Sur para transmitirlo a los

estudiantes quienes, en últimas son los más beneficiados, mientras saboreo otra

deliciosa mentita con sabor a menta de raíz.