croacia: los hijos de la guerra y el fÚtbol como

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1 CROACIA: LOS HIJOS DE LA GUERRA Y EL FÚTBOL COMO LIBERTADORES DE UNA NACIÓN PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES BOGOTÁ D.C. 2017

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CROACIA: LOS HIJOS DE LA GUERRA Y EL FÚTBOL COMO LIBERTADORES DE UNA NACIÓN

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES

CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES BOGOTÁ D.C.

2017

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CROACIA: LOS HIJOS DE LA GUERRA Y EL FÚTBOL COMO LIBERTADORES DE UNA NACIÓN

PABLO CHARRY NIÑO

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES

CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES BOGOTÁ D.C.

2017

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CROACIA: LOS HIJOS DE LA GUERRA Y EL FÚTBOL COMO LIBERTADORES DE UNA NACIÓN

PABLO CHARRY NIÑO

DIRECTOR DEL TRABAJO DE GRADO

DIRCEO CÓRDOBA GUZMÁN

Máster en Estudios Políticos e Internacionales

Trabajo de Grado para optar el título de Internacionalista

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES

CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES BOGOTÁ D.C.

2017

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Tabla de contenido

I. INTRODUCCIÓN: .....................................................................................................................5

II. OBJETIVOS ............................................................................................................................ 10

III. MARCO TEÓRICO ................................................................................................................ 11

a. Joseph Nye: La reencarnación del fútbol en el soft power .................................... 11

b. El Fútbol como dispositivo desde Luis García Fanlo: Foucault y Agamben .... 13

c. Una historia de Odio: entendiendo la idea de enemigo .......................................... 14

d. Construyendo conocimiento: la fuerza de la sociedad .......................................... 16

e. Etnonacionalismo: detrás de un proceso histórico ................................................. 18

IV. La representación histórica como metodología de construcción social .............. 20

V. Yugoslavia a la vista del mundo ...................................................................................... 23

VI. La segunda Yugoslavia: El sueño del Mariscal Tito ................................................... 29

a. El régimen de Tito bajo la teoría.................................................................................... 37

VII. Cuando los hijos de la guerra usaron también el fútbol para alcanzar la

independencia............................................................................................................................... 40

a. Croacia y Serbia: un enemigo construido .................................................................. 49

VIII. Conclusiones ........................................................................................................................ 51

IX. BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................................... 53

5

I. INTRODUCCIÓN:

Croacia es un país que se ha caracterizado por tener una larga historia.

Actualmente es un Estado europeo que se encuentra ubicado en el mar Adriático y

comparte sus fronteras con Hungría y Eslovenia al norte, Serbia al noreste y Bosnia

al sureste. Se puede remontar al siglo XII en donde el cartógrafo árabe al-Edrisí ya

retrataba el nombre de Croacia en el mapa del mediterráneo. Aunque se dice que

entre los siglos VII y VIII se asentaron los croatas eslavos, la mayoría de la población

actual desciende de los ilirios, antiguos pueblos que se establecieron en las costas

nordestes del mar Adriático en los años 385 a.C. (Sanz, 2012, pág. 1).

Pues bien, para efectos de este trabajo se debe entender que los croatas

descienden de un pueblo eslavo, por su lengua; y como no se pretende abarcar toda

la historia de Croacia de principio a fin, esta problemática partirá desde la caída del

imperio Austro-Húngaro (Primera Guerra Mundial-1918) donde Croacia, por medio

de una Asamblea Nacional, votaría por formar parte de un nuevo Estado en conjunto

con serbios y eslovenos. Tal Estado, se denominaría Reino de Yugoslavia hacia el

año 1929 (BBC, 2016).

El Reino de Yugoslavia regido por el rey serbio Alexander Karageorgevich, al

no lograr un sentimiento nacionalista que uniera a “todos los eslavos del sur”,

principalmente por sus fuertes diferencias religiosas y culturales, se tornaría en una

dictadura pro Serbia que lograría radicalizar la escena política y avivar los

nacionalismos de los distintos pueblos del Reino (Eslovenos, Bosnios, Croatas).

Desde los inicios de la unión entre croatas, serbios y eslovenos, Croacia siempre

buscó alcanzar su autonomía estatal y fue, dentro de esta búsqueda, que secciones

políticas como el Partido Político Campesino de Stjepan Radić, lucharon por una

autonomía croata particularmente frente a los serbios.

Sin embargo, El gobierno serbio del rey Alexander Karageorgevich, a lo largo

de los años instauró leyes y medidas que iban en contra del pueblo croata y, de una

u otra forma, incitaban a una especie de serbización, bloqueando toda posibilidad

de una autonomía croata. Esto solo estimuló aún más el deseo de los croatas por

6

obtener soberanía total de su territorio que aun hacia parte del Reino de Yugoslavia

y estaba siendo absorbido por la cultura serbia, lo cual, terminó cultivando un fuerte

sentimiento de corte nacionalista que, después de innumerables oposiciones y

enfrentamientos ante la dictadura de Karageorgevich, lograría una autonomía

parcial de dicho gobierno en 1939 (Sanz, 2012, pág. 6).

Los fuertes choques nacionalistas entre serbios y croatas que se dieron a lo

largo de los años, despertaron cierta desconfianza entre los pueblos que integraban

el Reino de Yugoslavia. Desconfianza que desencadenaría una violencia

desestabilizadora del reino yugoslavo y de la cual, más adelante, a mediados de

1939 aprovecharían Mussolini y Hitler para invadir el Reino de Yugoslavia (Tanner,

2001, págs. 139-145). A su vez, los nacionalismos que se hacían vehementes en el

Reino, dieron origen a un grupo de rebeldes croatas denominados Ustasha, los

cuales tendrían un rol importante en la historia del país.

Los Ustasha fueron una organización de ideología política de extrema

derecha, con características fascistas que tomaron el control de Croacia durante la

Segunda Guerra Mundial y se aliaron con la Italia de Mussolini y la Alemania de

Hitler en busca de una “Gran Croacia” (García, 2015). Este movimiento, fundado

por el futuro dictador Ante Pavlevic, tuvo un papel protagónico en los Balcanes1

durante dicha guerra. En principio, fundarían el Estado independiente de Croacia

después de la derrota del Reino de Yugoslavia a manos de las tropas del eje y

después de esto, Pavlevic, daría inicio a un régimen dictatorial de represión y

supresión.

Afines con las ideas nazis de exterminio de razas, los Ustasha, comenzaron

una persecución contra los “enemigos del pueblo”. Tanto judíos como gitanos,

fueron perseguidos durante el régimen de Ante Pavlevic, empero, los esfuerzos del

gobierno croata por exterminar a los “enemigos del pueblo” se concentraron en la

minoría serbia. Cabe resaltar que parte de estas persecuciones no solo se dieron

1 Cuando se habla de los Balcanes, se entiende por los países que conformaron Yugoslavia: Bosnia, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro, Serbia, Kosovo.

7

por los innumerables enfrentamientos serbocroatas, sino que de igual forma, estas

persecuciones tenían un tinte religioso muy claro en tanto Croacia profesaba la

religión cristiana católica y el pueblo serbio, la cristiana ortodoxa (García, 2015).

A raíz de lo acontecido durante la guerra, una serie de grupos nacionalistas

a lo largo de Yugoslavia fueron surgiendo. Así lo indica (Andrade, 2010):

Ante estos hechos, los serbios nacionalistas deciden armarse, es el principio

del grupo paramilitar nacionalista de los chetnik dirigido por Draža Mihailović.

Los bosníacos nacionalistas apoyan a los nazis, creando la División Handjar

(comandados por el Gran Muftí de Jerusalem), por su parte, los radicales

nacionalistas albaneses de Kosovo se unen a la División SS-Skanderbeu.

Albania es ocupada por italianos fascistas y griegos nacionalistas, la

resistencia a la ocupación está dirigida por nacionalistas y comunistas

(Dirigidos por Enver Hoxha) (p.8).

En el furor de los nacionalismos yugoslavos (1941-1945), surge una

resistencia comunista-multiétnica (Ejército rojo) comandada por Joseph Broz Tito

(croata) que se encarga de combatir a los Chetnik, a los Ustasha y a las fuerzas

italianas y germanas que habían invadido el reino yugoslavo (El Tiempo, 1995).

Posteriormente, con la victoria de los aliados en 1945, Tito se consagra vencedor

en su territorio, derrotando el brote nacionalista, a la monarquía opresora y al

fascismo. Durante 35 años Joseph Broz Tito, mantiene el control de la segunda

Yugoslavia, que pasa de ser el Reino de Yugoslavia a la Republica Federal

Socialista de Yugoslavia. Tito, toma el poder de las 6 naciones que conformaban

Yugoslavia (Bosnia y Herzegovina, Eslovenia, Macedonia, Montenegro, Serbia y

Croacia), y rige el vasto territorio desde un sistema socialista que, a pesar de la

corriente de influencia comunista de la dirección soviética liderada por Yosef Stalin,

dista de su estructura; así, Tito, por su incuestionable autoridad, mantiene los

nacionalismos en calma, así como un aparente aire de paz en los Balcanes. No

obstante, los crecientes nacionalismos no serían eliminados (Sanz, 2012, pág. 7).

8

Para 1971 y a causa de la “Primavera de Praga” de 1968, estudiantes,

académicos y líderes afines al Partido Comunista de Croacia, exigen al gobierno

una mayor autonomía económica que le permitiese a Croacia desvincularse del

dominio yugoslavo. Estos actos, desencadenaron una fuerte respuesta opresora por

parte de Tito y la mayoría de los promotores de estas ideas, fueron condenados a

prisión (Sanz, 2012, pág. 7).

Tiempo después, la muerte de Tito (1980), conlleva a un hecho que cambiaría

la historia de la región: la separación de la República Federal de Yugoslavia.

Lentamente, las repúblicas que conformaban Yugoslavia, empiezan a manifestar el

deseo de independizarse. Yugoslavia cae en una fuerte crisis económica y sin una

imagen como la de su líder fallecido, el orden de la república colapsa. La presidencia

es turnada entre las 6 naciones, y sin un poder estable la desintegración es

inminente. En 1988, Slobodan Milosevic asciende a la presidencia serbia, y el

nacionalismo que lleva con él se esparce rápidamente por dicho territorio y por

efecto dominó, los nacionalismo croatas y bosnios resurgen para hacerle

contrapeso al nacionalismo Serbio (Andrade, 2010, pág. 10).

Milosevic, con la idea de hacer el país una Gran Serbia y con sus políticas

que desde 1988 instauraron una modalidad agresiva de nacionalismo serbio,

configuraron a la autoridad para que de manera sistemática, se generara una

persecución hacia croatas y eslovenos que no cesaría hasta 1991.

Es bajo este contexto, de un nuevo intento por la autonomía e independencia

total por parte de los croatas, en donde yace el núcleo de esta tesis. Los

nacionalismos entendidos a lo largo de este escrito como un problema común en la

región de los Balcanes, atribuyéndoles características sociales, culturales, políticas

y religiosas; permearon a los pueblos eslavos que buscaban afirmar su naturaleza

de nación y aspiraban a constituir un Estado soberano. Las disputas que se vivieron

en los últimos años de la República yugoslava, no sólo se llevaron a cabo en las

calles o en el Parlamento: este sentimiento de pertenencia a una nación trascendió

toda esfera política-social y se arraigó y manifestó, en un ámbito poco tradicional

9

para hablar de nacionalismos, como lo es la esfera del deporte. Más

específicamente, el nacionalismo croata se vivió de una manera única en los

campos de fútbol yugoslavos, tanto jugadores como hinchas le dieron un nuevo

sentido a ese sentimiento de independencia, un fenómeno del que poco se habla,

relaciona y analiza, y que debe ser tenido en cuenta a la hora de revisar la

independencia Croata del régimen “serbio-yugoslavo”.

Como se dijo anteriormente, el fútbol en Croacia jugó un papel muy

importante en su secesión de Yugoslavia. Tanto ultras2 croatas como ultras serbios,

vivieron el nacionalismo a través del fútbol. Así pues, fueron cuatro grandes equipos

del fútbol Yugoslavo los que a su manera, manifestaron los deseos nacionalistas de

croatas y serbios: el Estrella roja, el Partizan, el Hajduk y el Dinamo. Equipos que

hicieron parte de la historia de Yugoslavia y más importante aún, se convirtieron en

símbolos del nacionalismo croata y del nacionalismo serbio. Desde sus fundaciones

1945, 1945, 1911 y 1945 respectivamente, estos equipos han presenciado en sus

jugadores y en sus hinchas, el espíritu nacionalista que ha estado presente a lo

largo de la historia de la península de los Balcanes.

Es por esto que, para efectos de este trabajo, la historia de la creación de

estos equipos, el estudio de sus hinchas y más específicamente de los ultras de

estas barras, serán importantes (mas no los únicos) para el pleno desarrollo de la

investigación. Se ahondará en la liga local yugoslava y de igual forma, se explicará

cómo los nacionalismos que se vieron reflejados en los diferentes equipos que

conformaban la liga yugoslava fueron desestabilizando la situación en el territorio,

lo cual a futuro, afectaría a la selección nacional Yugoslava o como muchas

personas la conocían: “la Brasil de Europa” y de igual forma, contribuirían a la

detonación de las guerras separatistas de Croacia contra la República de

Yugoslavia.

2 Así se les denomina en algunas partes de Europa a pequeños grupos de hinchas marcados por ideologías políticas, en la mayoría de los casos, de corrientes extremistas.

10

Entonces con lo dicho anteriormente esta tesis quiere plantearse la hipótesis

de si ¿Fue el fútbol un verdadero dispositivo multiplicador de nacionalismo en el

pueblo croata para lograr su independencia de la Antigua República de Yugoslavia?

En este orden de ideas, el análisis de los diferentes movimientos

nacionalistas que se crearon en el actual territorio croata y la influencia que tuvo el

fútbol por medio de los ultra y de los equipos ya mencionados anteriormente; será

pertinente para entender el alcance que tuvo este deporte en la exacerbación del

pueblo croata y en la construcción de un discurso que permearía diferentes esferas

sociales con el objetivo de mitigar la presencia de una población especifica (serbios)

dentro de la República de Yugoslavia y así pues lograr la independencia croata.

II. OBJETIVOS

Objetivo general:

Interpretar los efectos que tuvo el nacionalismo croata, lo cual le permitió

constituirse como Estado independiente de la Antigua República de Yugoslavia, a

través del análisis del fútbol como dispositivo multiplicador nacionalista.

Objetivos específicos:

Analizar a nivel general los eventos de carácter mundial que

contribuyeron a la configuración de Yugoslavia entre 1945 y 1991, tales

como el fin de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.

Definir los hechos históricos de corte nacionalista que llevaron a la

separación de Croacia de lo que fue la República Federal Socialista de

Yugoslavia.

Enmarcar el papel preponderante que tuvo el fútbol como elemento

nacionalista antes y durante las diferentes guerras que se desarrollaron

en territorio de la actual Croacia para que ésta lograra la independencia

de la República de Yugoslavia.

11

III. MARCO TEÓRICO

a. Joseph Nye: La reencarnación del fútbol en el soft power

El concepto de soft power acuñado por Joseph Nye, se define como la

capacidad de persuadir a otros para hacer la voluntad de uno (Joseph S. Nye, 1990,

pág. 153). Sin embargo, este concepto no solo se puede ligar a la mera subyugación

del otro, sino que también debe ser visto como una forma de ejercer la diplomacia.

El soft power surge de lo atractivo que puede llegar a ser la cultura de un

país, las ideas políticas que éste representa y de igual forma, de las políticas que

implementa (Nye, 2010, pág. 118). Cuando las políticas o cultura de un país son

aceptadas de manera legítima a “ojos de los demás”, el soft power de dicho país es

realzado, tal y como lo indica Joseph Nye en el prefacio y capítulo 5 sobre “El poder

blando y la Política exterior americana”. Estados Unidos ha tenido por mucho tiempo

“poder blando”, desde las cuatro libertades de Franklin Delano Roosevelt y el

impacto que tuvieron en Europa a finales de la II guerra mundial, hasta en la Guerra

Fría con la influencia musical en los jóvenes detrás de la cortina de hierro o la Radio

Europa libre (Nye, 2010, pág. 119).

Revisando otros abordajes acerca del soft power, se tiene que, el concepto

en China, no está muy claro y en la actualidad aún se habla de lo que debería hacer

el país para implementar “correctamente” el concepto expuesto por Nye (Cho &

Jeong, 2008, pág. 455). Según los autores chinos, las discusiones en torno al soft

power se dividen en dos categorías: como una teoría de estrategia de desarrollo

nacionalista o como una teoría de política exterior (Cho & Jeong, 2008, pág. 458).

En este orden de ideas, la disputa entre las dos formas de concebir el

significado, puede llegar a tener repercusiones distintas a la hora de tomar

decisiones para el gobierno. Por un lado, aquellos autores que apoyan el primer

significado de la teoría, argumentan que China debe desarrollarse en aspectos

como la economía, la cultura y la política. Por otra parte, aquellos que apoyan el

12

segundo significado exponen que China debe lograr dar una imagen positiva hacia

el exterior de su rápido ascenso e implementar medidas que mejoren la gobernanza

china y con esto sus instituciones. (Cho & Jeong, 2008, pág. 458).

En síntesis, Nye expone que el soft power es la forma de persuadir al otro sin

utilizar medios coercitivos. Por medio de la cultura, un ideal, se pueden llegar a

lograr objetivos de manipulación sin necesidad de entrar en una confrontación de

poderes materiales. A su vez, el concepto de Nye puede ser reinterpretado, como

se describe en las visiones de los autores chinos y darle cavida a no solo las

relaciones externas de los Estados, sino que también para que sea aplicado dentro

del Estado, para afirmar o reafirmar la nación.

Por consiguiente, para esta tesis, ver la teoría como una estrategia de

desarrollo nacionalista, en el cual se le dé prioridad a la cultura será lo más

apropiado puesto que como expone Javier Sobrino, profesor de la Universidad

Pontificia de Comillas: “el deporte es el fenómeno social más importante de los

últimos años con una proyección multinacional inigualable” (Sobrino, 2014, pág. 1).

Esta premisa sobre el fútbol, desde la llamada Diplomacia Deportiva, puede ser

aplicada al concepto de Nye para explicar el papel “blando” que tuvo este deporte

en el proceso de independencia Croata, debido a la importancia social que tiene el

balón pie.

Concretamente, el fútbol como deporte enmarca, deportistas, eventos

(Champions league, Mundiales, clasificatorias) y entidades deportivas, las cuales

generan un impacto internacional tanto a nivel deportivo, político, cultural y

económico. De igual forma, tiene la capacidad de configurar tanto a niveles internos

como externos, las estructuras sociales que están “preestablecidas” y refuerza el

sentido de pertenencia de un colectivo y la identificación de las personas con el país

(Sobrino, 2014, págs. 2-4).

También, como se alude en el artículo “China’s Soft Power”, el soft power

esta principalmente fundamentado en tres pilares: la cultura, los valores políticos e

13

ideas y la política internacional (Cho & Jeong, 2008, págs. 455-456). Como se

mencionó anteriormente, el fútbol al configurar las estructuras sociales es capaz de

permear la cultura de un país y como lo manifiesta Sobrino, al ser el deporte un

fenómeno social, con gran proyección internacional, este también puede convertirse

en catalizador cultural.

Por tanto, el fútbol puede ser utilizado como un dispositivo efectivo en

términos de soft power, debido a sus características y el impacto que ha generado

a lo largo de su creación, lo cual lo hace perfecto para el correcto funcionamiento

del concepto descrito por Nye. Además, con base en distintos autores chinos, el

fútbol, puede ser utilizado como soft power si se tiene en cuenta que esta teoría se

puede esgrimir como una estrategia de desarrollo nacionalista y por consiguiente,

de impulso cultural.

b. El Fútbol como dispositivo desde Luis García Fanlo: Foucault y

Agamben

En 1977 Foucault concede una entrevista, en donde responde la pregunta:

¿Qué es un dispositivo? Para esto, el Doctor Luis García Fanlo3 dividió la entrevista

de Foucault en tres niveles de problematización: El dispositivo es una red, la

naturaleza de la red y por último, el dispositivo y su acontecimiento (Fanlo, 2011,

pág. 1).

Cuando se hace referencia a que el dispositivo es una red, se está

describiendo que este hace parte de un conjunto heterogéneo que puede ser

entendido como un discurso, una institución, leyes, estipulaciones filosóficas,

instalaciones arquitectónicas, etc. que pueden generar una “red” que se establece

entre los elementos (Fanlo, 2011, pág. 1). Por consiguiente, puede hacerse énfasis

de que al ser un dispositivo un conjunto heterogéneo, el deporte y por ende el fútbol,

puede entrar en dicha red.

3 Luis García Fanlo es Doctor en Ciencias Sociales (UBA) y sociólogo (UBA).

14

De igual forma, al hablar de la naturaleza de la red, lo que Fanlo expone es

que precisamente el “vínculo que se establece entre los elementos heterogéneos

es la naturaleza del dispositivo” (Fanlo, 2011, pág. 1). En otras palabras, la relación

que se puede llegar a establecer entre distintos elementos, es lo que conforma el

dispositivo.

El último nivel, el dispositivo y su acontecimiento, no es más que “una especie

– digamos- de formación que, en un momento histórico dado, tuvo como función

mayor la de responder a una urgencia” (Fanlo, 2011, pág. 1). Dicho esto, se puede

entender que para el periodo establecido de esta tesis, la urgencia del pueblo croata

por independizarse y ratificar su nación fue “respondida” por el fútbol o por lo menos,

eso es lo que se quiere llegar a sustentar.

Por ejemplo, para Agamben, un dispositivo es cualquier cosa que tenga de

algún modo la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar,

controlar y asegurar los gestos, conductas, opiniones y los discursos de los seres

vivientes” (Fanlo, 2011, pág. 5). En este orden de ideas, volvemos a lo que Foucault

planteaba con su “red” puesto que se ven interacciones de conocimiento y poder.

Por sí solos no son suficiente para conformar un dispositivo, sino que estos deben

estar entrelazados para constituir la red que se describe.

Teniendo en cuenta lo dicho en este apartado, esta tesis intentará explicar,

cómo el nacionalismo croata se configuró en el fútbol para que este último fuese un

dispositivo multiplicador de dicho nacionalismo. Se intentará construir esa red, la

cual reafirmaría el papel del fútbol como dispositivo nacionalista croata.

c. Una historia de Odio: entendiendo la idea de enemigo

En los distintos estadios, partidos y en el campo de juego, es donde se

fortaleció la imagen de un enemigo específico que fragmentaría, aún más la ya

debilitada Yugoslavia. La construcción del enemigo, el imaginario de “otro” como

enemigo, es un tema que está implícito en la vida cotidiana, y la polarización social

va de la mano de esa construcción del enemigo.

15

Mireya Lozada, profesora de la Universidad Central de Venezuela,

argumenta que la polarización social o la construcción del enemigo tienen una

estrecha asociación al campo perspectivo De allí nace la percepción de “nosotros

versus ellos” que conlleva clasificaciones negativas y estereotipadas (Lozada, 2004,

pág. 195).

De igual forma, este fenómeno genera animosas cargas emocionales de

aceptación o rechazo frente al otro que piensa igual o distinto a mí, lo que hace que

el sentido común se nuble y haya una postura rígida frente al semejante de

intolerancia, qué genera conflicto entre las facciones y polariza los ideales, sin

permitir que haya un intermedio entre ideas (Lozada, 2004, pág. 195).

A su vez, José María Tortosa Blasco, profesor de la Universidad de Alicante,

en su texto “La construcción Social del Enemigo” define el concepto de enemigo

como “el que tiene aborrecimiento a otro” (Blasco, 2003, pág. 177). El campo

semántico de la palabra enemigo va desde enemistad hasta hostilidad, aunque

Tortosa Blanco lo simplifica a “contrario en la guerra” (Blasco, 2003, pág. 177).

De lo anterior, el autor parte para hacer una diferenciación entre los enemigos

no construidos, “enemigos reales” y la construcción de otros. Tortosa Blasco define

a un enemigo en una escala de relaciones personales como: “El que te odia, quiere

tus bienes, urde contra ti, te invade, desea tu mal, atenta contra tus intereses. Y lo

hace de manera continua y hasta parece que sistemática “Va por ti” (Blasco, 2003,

pág. 178).

El enemigo es real, puesto que él intentará hacerte el mal y de la misma

forma, usted lo hará. Para el autor, la ejemplificación de un enemigo real, se puede

ver en la literatura, con personajes como Catilina, enemigo de la patria (Roma) o la

eterna lucha de las familias Montesco y Capuleto. El enemigo para Blasco

representa siempre el mal absoluto y de esa idea se genera otra, que es la

imposibilidad de un acuerdo con el mismo (Blasco, 2003, págs. 181-182).

16

Siguiendo esta línea argumentativa, para que Tortosa Blasco considere el

hecho de una construcción social del enemigo, tiene que haber una condición de

cambio en uno de los actores, es decir, que uno de los dos adquiera algo distinto o

desee algo que no era de su “naturaleza” cuando se crea una enemistad. Se puede

entonces hablar de una construcción social del enemigo y no un “enemigo real” a la

relación entre George W. Bush y Sadam Husein y su partido (el Baaz),

argumentando que:

“A principios del siglo XXI esos aliados se convirtieron en enemigos por

motivos que nada tienen que ver con la realidad de sus posiciones, con el contenido

de sus propuestas o con determinadas acciones, y fueron presentados como

enemigos precisamente por esas proposiciones, propuestas o acciones que en nada

habían cambiado en el momento de encontrarlos como enemigos y que seguían

siendo idénticas al momento que se encontraban en la alianza […] La base era la

misma (eran nacionalistas, o dictadores) pero había razones para presentarlos de

otra forma (gobernabilidad, contención de Irán)”. (Blasco, 2003, pág. 182).

De igual forma, teniendo en cuenta a estos dos autores, se entiende que la

construcción social del enemigo tiene una fuerte connotación psicológica ya que

ésta nace a partir de ideas que no son compartidas por dos grupos o que en algún

punto cambian su condición a la hora de “convertirse en el enemigo”. En otras

palabras, el proceso de construir un enemigo consta de generar una falsa imagen a

partir de las características “naturales” de dicha persona o grupo, con el propósito

de que las relaciones cambien, para cumplir un deseo momentáneo. Lo anterior es

un requisito para que haya una diferencia entre un enemigo real a un enemigo

imaginado. A su vez, en dicho proceso, las ideas que se buscan defender se

polarizan haciendo que ninguna de “mis” ideas puedan primar si las de mi “enemigo”

aún existen; haciendo que no hayan ideas compartidas y estas se radicalicen.

d. Construyendo conocimiento: la fuerza de la sociedad

Recientemente, académicos de las relaciones internacionales han empezado

a ver la política internacional como “constructo social”. De este punto han partido

17

distintas teorías sociales como por ejemplo la teoría crítica, el postmodernismo,

feminismo e institucionalismo (Wendt, 2003, pág. 1). Ahora bien, se ha llegado a un

“consenso” acerca de dos bases constructivistas: la primera, que la estructura de la

asociación humana esta primeramente determinada por las ideas compartidas y no

por las fuerzas materiales y la segunda, que la identidad generada por las ideas y

los intereses de los actores está dada por la interacción de estas y no de manera

natural (Wendt, 2003, págs. 1-2).

También, el constructivismo como teoría busca describir los procesos

históricos de la creación de identidad (Lezaun, 2002). De igual forma, otro de los

focos de esta teoría es la construcción social de la política internacional.

“Constructivists see the facts of international politics as not reflective of an objective,

material reality but an intersubjective, or social, reality” (Onuf, 1989). Es decir, las

acciones que realizan los actores del sistema internacional, como también los

intereses que estos tienen y la forma como estos funcionan en cuanto a su

estructura, no está determinada por condiciones materiales u objetivas sino que más

bien, están definidas por ideas y normas sociales (Barkin, 2003, pág. 326).

Asimismo, Richard Fox expone que la visión de aprender del constructivismo

puede ser clasificada en seis puntos: En primer lugar, aprender es un proceso

activo. Segundo, el conocimiento se construye, en vez de nacer con él o ser

abordado pasivamente. Tercero, el conocimiento se inventa mas no se descubre.

El cuarto, estipula que, el conocimiento es personal e idiosincrático y que el

conocimiento esta socialmente construido. El quinto punto establece que, aprender

es esencial para darle sentido a los procesos del mundo. Por último, un aprendizaje

efectivo requiere de resolución de problemas que representen un reto a las

personas (Fox, 2001, pág. 24).

El constructivismo como teoría social, conocido como Constructivismo Social,

desde la visión de John Dewey’s (1963) entiende que el individuo como parte de

una comunidad, aprende de manera que su “ego” se deja a un lado y entiende que

hace parte de una estructura social que debe beneficiar (Hirtle, 1996, pág. 91). Por

18

otro lado, Jeannine St. Pierre Hirtle, expone que en un ambiente de “aprendizaje

comunal” constructivista, los “learners” generan conocimiento partiendo desde un

contexto social determinado. El rol del lenguaje es un medio fundamental entre el

“learner” y el mundo, por el cual empieza a forjar la construcción de este (Hirtle,

1996, pág. 1).

Es en este proceso donde entra la teoría del constructivismo social, qué Lev

Vigostky como uno de sus mayores exponentes, describe que el constructivismo

social busca postular al individuo como el resultado de todos los procesos históricos

y sociales, en el cual el lenguaje cumple un papel fundamental. Este autor, establece

que el individuo crea conocimiento a medida que interactúa con su medio, pero que

este medio no solo debe ser entendido como físico, sino que también debe

entenderse que el medio que contiene lo social y lo cultural (Payer, 2013).

Así, en suma el constructivismo parte de la base que la estructura de la

asociación humana esta explícita en las ideas compartidas en vez de las fuerzas

materiales y que las ideas no se dan de manera natural, sino que son producto de

la interacción. El constructivismo como teoría social, expone que el individuo

comprende que hace parte de un entorno social al cual debe suplir y por ende debe

resignar su ego y pensarse como comunidad. Cabe resaltar que el papel del

lenguaje en la construcción de conocimiento es esencial, puesto que es, por este

medio, donde se forja la construcción entre el “learner” y el mundo.

e. Etnonacionalismo: detrás de un proceso histórico

Como se describió anteriormente, los procesos de identidad que se han ido

forjando y que se vieron enmarcados en la liga de fútbol yugoslava, más

específicamente en los cuatro equipos que se van a tratar, potenciaron un auge de

nacionalismo en Croacia. El nacionalismo es un término bastante ambiguo, las

personas hacen referencia al término de manera cotidiana pero como tal su

significado no es claro y no se ha llegado a un consenso entre los académicos que

tratan el tema. Ya bien lo mencionaba Ernst B. Haas:

19

“Most essays on nationalism begin with the lament that the concept is

as fuzzy as the states of mind it is supposed to describe are diverse. Studies

of nationalism pose the proverbial elephant problem: the animal's

appearance seems to differ depending on where it is touched by a group of

blind persons. Our authors are no exception to this rule. For Dudley Seers

nationalism refers to certain types of economic policy, while for Benedict

Anderson the term connotes manufactured linguistic identity. Anthony Smith

considers nationalism to be a particular ideology of solidarity based on

preindustrial roots. Ernest Gellner treats the phenomenon as a distinctly

industrial principle of social evolution and social organization”. (Haas, 1986,

pág. 777)

Debido a esto, se expondrán varias definiciones de nacionalismo para que el

lector pueda entender la complejidad de este término y su multiplicidad para explicar

distintos fenómenos, acorde a cada definición.

Para la Real Academia Española (RAE) hay dos significados de

nacionalismo. La primera, hace referencia a un “sentimiento fervoroso” ligado a la

pertenencia a una nación y que también incluye la identificación del sujeto con la

realidad y la historia de dicho Estado. El segundo significado, cataloga al

nacionalismo como una “ideología de un pueblo” que testifica su naturaleza como

nación y tiene deseos de transformarse en un Estado (RAE, 2017).

El etnonacionalismo como lo describe Walter Connor, expresa que, la nación

es una creación de la modernidad, sin embargo ésta, descansa sobre las

comunidades étnicas que comparten tanto una relación ancestral como una historia.

A su vez, Connor considera que una nación es un grupo de personas que creen

tener una ascendencia común y que se auto identifican con ese colectivo (Restrepo,

2011, pág. 587). Es por esto que ese nacionalismo es llamado etnonacionalismo,

ya que liga el concepto de nación a una raíz étnica e invita a estudiar los procesos

nacionales, teniendo en cuenta la poesía, la propaganda nacional, el discurso,

puesto que estos aluden a los “primeros grupos de sociabilidad: la sangre y la tierra.”

(Restrepo, 2011, pág. 588). Este nacionalismo tendrá sentido en la tesis en cuanto

20

a que el proceso nacionalista croata y su identidad, recae en siglos de historia y se

funda en una sociedad con ciertas características ya identificadas, como la lengua,

el territorio etc.

Por otra parte, Greenfeld explica que la construcción de la nación está

dividida en tres partes. Una etapa estructural, una etapa cultural y por último una

etapa de resentimiento. En la etapa estructural, Un grupo no se encuentra conforme

con la posición en la que se encuentra puesto que no es su posición natural, o su

estatus actual se vuelve inferior al que disponía. En consecuencia, surge el

nacionalismo como dispositivo. En la segunda etapa, los intelectuales, reescriben

algunas ideas, tradiciones e identidades para que el concepto de nación sea

construido. Por último, la tercera etapa, crea resentimiento, adquiriendo así las ideas

un estado más sólido. Este resentimiento, es causado por la situación actual en la

que se encuentra la sociedad que perdió el estatus o su posición y se ve reflejada

en el odio hacia aquella que ocupó su lugar, el cual no es “correspondido” (Restrepo,

2011, págs. 589-591). Con las etapas de Greenfeld, se planea describir los

diferentes momentos que llevaron al nacionalismo Croata y que puso en esa

posición de resentimiento a esta población, por parte de los Serbios.

La teoría descrita anteriormente, como los conceptos que se conectan a esta,

pretenden estructurar la base teórica de esta tesis. Tanto el soft power para explicar

el papel del Fútbol a manera de excusa para incentivar los movimientos

nacionalistas, como el desarrollo de la identidad croata, los conceptos de

nacionalismo y la teoría del constructivismo social, al articularse entre sí, serán de

suma importancia para responder a la hipótesis planteada.

IV. La representación histórica como metodología de construcción

social

La siguiente tesis presenta una investigación de carácter cualitativa, la cual

será pertinente para entender la influencia del fútbol en el nacionalismo croata, el

cual impulsó o exacerbó estos movimientos, con el objetivo de lograr la

independencia de su territorio en 1991. De igual forma, se pretende analizar la

21

predominancia en la guerra de los hooligans o ultras croatas para así esclarecer

más, si el fútbol fue un factor primordial como catalizador nacionalista o si este fue

simplemente una herramienta de poco valor trascendental. Para alcanzar el objetivo

anteriormente propuesto, se implementará el método de Historical Representations

o representaciones históricas, expuesto por Kevin C. Dunn, el cual permite

identificar cómo se construyen las identidades sociales.

El método de Historical Representations, como se dijo anteriormente, permite

identificar la construcción de identidades sociales, al mismo tiempo que cuestiona

el hecho de que algunas prácticas sean posibles mientras que otras sean totalmente

impensables en el sentido de que no fueron efectuadas. Como Dunn expone, la

“verdad” es imposible de saber, es por esto que se deben construir distintas

interpretaciones de ésta. Para la creación de estructuras del conocimiento en los

diferentes periodos de tiempo, se deben tener en cuenta: la lengua, las ideas y la

cultura (Dunn, 2008, pág. 79).

En ese orden de ideas, la Representación Histórica se refiere a cómo el

objeto en cuestión ha sido representado a lo largo de la historia y del espacio. Este

“objeto en cuestión” (x) puede llegar a ser un país, una nación, una comunidad, una

persona o simplemente un concepto. Las sociedades, por medio de discursos,

circulan y consumen distintas representaciones de (x), construyendo así lo que el

autor denomina “regimes of truth” o “knowledge” (Dunn, 2008, pág. 79).

En otras palabras, la Representación Histórica como método de investigación

cualitativa se adapta de manera eficiente a la tesis que se quiere desarrollar puesto

que en principio, se quiere entender el concepto de nacionalismo desde la

perspectiva de una comunidad (croata) que busca la autonomía total de su territorio;

de esto, derivan los diferentes discursos y sentimientos de odio que se fueron

formando dentro de esta comunidad, en contra de otra comunidad en específico

(serbios), teniendo en cuenta, no solo la lengua ni la cultura, sino también la religión.

22

De igual forma, este método acepta que hay estructuras de conocimiento más

aceptadas que otras y hace énfasis en preguntarse por qué una idea se convierte

“más” legítima que otra. La producción de discursos y el esparcimiento de éstos,

está en constante disputa política y dependiendo de la distribución de poder, un

discurso tenderá a tomar más fuerza que otro y por ende ser socialmente más

aceptado (Dunn, 2008, págs. 81-82).

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, el método complementa la

investigación, en cuanto brinda herramientas para entender los distintos cambios de

mandato que sufrió Yugoslavia, entre croatas y serbios principalmente, en su intento

por mantener la unificación (serbios) y por qué ninguno de estos, se pudo

sobreponer al deseo de independencia del Pueblo Croata.

En efecto, para lograr el pleno funcionamiento de la herramienta de análisis

a utilizar, Dunn expone cuatro pasos para el análisis de (x) que en este trabajo no

se descartarán. En primera instancia, se analizarán distintos discursos de lo que (x)

representa (en este caso: nacionalismo y fútbol) para la época. Se debe preguntar,

cómo estos objetos representan la tesis en cuestión, cómo se ve en el espacio

temporal de la investigación, a los croatas, a los serbios, el fútbol y en general a

Yugoslavia (Dunn, 2008, pág. 90).

En segunda instancia, Se deben analizar las distintas ideas que se

presentaron a favor y en contra de la unificación Yugoslava y a su vez, identificar

los actores que estaban encargados de desplegar dichas ideas en el territorio.

También, se deben encontrar los riesgos que tienen determinadas acciones para

los actores en cuestión, es decir identificar, qué motivaba a los principales actores

del problema a llevar a cabo las acciones que promulgaban. A su vez, se debe

analizar la forma cómo se consumían dichas ideas y a quienes iban dirigidas (Dunn,

2008, pág. 90).

En tercera instancia, Se debe apoyar la investigación realizada a nivel micro,

con una estructura macro. Es decir, no aislar la investigación a un simple territorio,

23

sino que también se debe explicar, lo que está sucediendo a un nivel general en

dicho espacio temporal. De esta forma, se puede indagar de mejor manera, factores

externos que pudieron ayudar a conformar el objeto de estudio (Dunn, 2008, págs.

90-91).

Por último, se debe explorar cómo los discursos dominantes hicieron que

ciertas políticas o prácticas, se volvieran posibles (Dunn, 2008, pág. 91). En otras

palabras, identificar, cómo los discursos, ideas, conductas en los distintos estadios,

etc. lograron que el pueblo croata tuviera su independencia en 1991.

V. Yugoslavia a la vista del mundo

Las guerras que estallaron a finales de los años 80 en Yugoslavia dando paso

a la independencia de los pueblos de esta región, obedece a una larga historia de

diferentes poblaciones, culturas, disputas territoriales y la manipulación de diversas

potencias mundiales, las cuales en distintos momentos de la historia rigieron el

curso del sistema internacional.

La intención de este capítulo, es exponerle al lector los factores externos que

influyeron de manera directa en la configuración de Yugoslavia. Como se indicó

anteriormente, el conflicto en los Balcanes no inició después de la caída del bloque

soviético. En esta región del mundo, se asentaron diferentes etnias que a su vez,

tomaron caminos distintos en términos religiosos, políticos y sociales. Sin embargo,

la configuración interna de estos pueblos al igual que las decisiones políticas que

se tomaron, serán presentadas más específicamente en el capítulo siguiente.

Así, lo primero que se debe señalar es que Yugoslavia hace referencia a “la

tierra de los eslavos del sur”. Su creación fue un ideal que se empezó a compartir

entre los pueblos oprimidos de la región de los balcanes durante el siglo XIX

(Anderson, 1995, pág. 2).

En principio, entre los años 839 y 928 parte de la región de los Balcanes

estuvo a disposición del imperio búlgaro. Más adelante, Basilio II, emperador de

Bizancio, se adueñaría de lo que actualmente corresponde a Albania y este sería

24

disputado en el siglo XI por los normandos (Reyes, 2013). Este territorio también

llegó a ser parte de la influencia de Venecia, en el siglo XIII, bajo el segundo imperio

búlgaro y el imperio de Nicea.

Para 1340, lo que hoy se conoce como Albania fue anexado a la Gran Serbia

del rey Dusan. En este punto, gracias a un patriarcado serbio de la iglesia Ortodoxa

Griega, Serbia se consolidaría en la región basada en los principios de la religión

Ortodoxa (Reyes, 2013).

Con el apartado anterior, cabe resaltar la importancia que tiene la

evangelización para la región de los Balcanes. Dicha evangelización, puede ser

dividida en dos partes: Por un lado, la conversión de los eslavos al Cristianismo

Católico y por otro lado, al Cristianismo Ortodoxo. Lo anterior, dependió

fundamentalmente de la influencia que ejercía en ese momento (siglo VII-IX),

Constantinopla y Roma.

De igual forma, la disputa que hubo entre Roma y Constantinopla también

permitió que se estableciera la configuración político-administrativa de los diferentes

territorios de los Balcanes. Al respecto, Franz Georg4 manifiesta:

“Más extensa y, en comparación con Occidente, infinitamente más profunda

y sólida fue la irradiación de la presencia bizantina en los pueblos eslavos y rusos.

En el momento del asentamiento eslavo, los Balcanes eran una tierra de nadie,

espiritualmente desolada, y, los recién llegados, apenas poseían la tradición de una

cultura superior. Tanto más eficaz resultó así a lo largo de los siglos la influencia de

la metrópoli de Bizancio, acusada también en la experiencia personal de distintos

eslavos; Constantinopla se convirtió para ellos en sinónimo de cultura. La soberanía

política directa, las misiones y la extraordinaria capacidad de “bizantinizar” élites

extranjeras, pusieron en movimiento un proceso de penetración que se reflejó de

forma igualmente duradera en la vida política, religiosa y cultural. Los serbios,

croatas, búlgaros, húngaros y rusos no sólo se vieron influidos por la cultura

bizantina en la forma específica de su fe cristiana y en su liturgia en lengua

4 Historiador de la Universidad de Zurich.

25

vernácula, sino de una forma mucho más amplia en su mundo cultural y artístico,

como atestiguan, por ejemplo, la pintura y la arquitectura sacras. Lo que Roma

significó para los pueblos germanos de occidente, lo representó Bizancio para el

mundo eslavo: fue su fuente de religión y de cultura” (Maier, 2004, pág. 133).

En este sentido, los pueblos croata y esloveno quedaron bajo la influencia de

la Iglesia Católica y el pueblo serbio bajo la ortodoxa.

Ahora bien, a medida que los asentamientos tribales se iban transformando

e iban pasando de un mandato a otro como se expuso anteriormente, llegarían a

los Balcanes dos imperios que serían fundamentales en la constitución de

Yugoslavia. El imperio Otomano y la dinastía Habsburgo. Estos, fueron los

“encargados de esta región hasta principios del siglo XX. Los pueblos eslavos del

sur estarían dominados por estas dos fuerzas y serían fuertemente influenciados

por estas (Anderson, 1995, pág. 2).

Para el año 1102, El gobierno Austrohúngaro tendría el control del pueblo

croata y esta relación no terminaría sino hasta 1918; año en el cual Croacia era un

reino perteneciente al imperio Austrohúngaro, evolucionado de la dinastía

Habsburgo. Por otro lado, los serbios serían derrotados por los turcos a mediados

del siglo XV y junto a ellos sería anexada Bosnia, formando así una frontera (Bosnia

y Croacia) entre el Imperio Otomano y el Imperio Húngaro.

Según David Anderson (Anderson, 1995, pág. 2), los turcos no tenían

extensos asentamientos en los Balcanes, sin embargo a lo largo de los años, un

gran número de cristianos se convirtieron al Islam particularmente en la región de

Bosnia y entre la comunidad terrateniente, puesto que bajo la ley otomana, los

únicos con derecho a tener tierras eran los musulmanes. Aquellos que se aferraron

a la fe cristiana, terminaron emigrando o en su defecto fueron relegados a trabajos

de campo y otras obligaciones, pero libres de profesar la religión.

Cabe resaltar que la opresión de los cristianos bajo el Imperio Otomano, se

tornaría mucho mayor entre los siglos XVIII-XIX puesto que el Imperio empezaba a

26

demostrar debilidad y por consiguiente estaba en declive. Los déspotas locales y

los dueños de tierras, empezaron a perseguir a los cristianos y a explotarlos de

distintas formas (Anderson, 1995, págs. 2-3).

Durante el siglo XX, a inicios de la primera guerra mundial, los serbios eran

el único pueblo de los eslavos del sur que contaba con un status de libertad, puesto

que habían logrado la independencia en 1878 (Anderson, 1995, pág. 3). El congreso

de Berlín5, fue el encargado de reconfigurar el mapa de los Balcanes y darle un país

al pueblo serbio. Junto a Serbia, se constituyeron en ese año Montenegro y

Rumania (UNHCR, 2001). Sin embargo, al ser las grandes potencias de la época

las encargadas de estructurar los Balcanes en ese período, la gran mayoría de los

pueblos que tuvieron papel en las revueltas de años anteriores, no fueron tenidos

en cuenta.

Por otra parte, mientras que el pueblo serbio gozaba de libertad desde finales

del siglo XIX, el pueblo croata y el pueblo Bosnio, anexado al imperio Austrohúngaro

posteriormente de que sus territorios fueran ocupados por el gobierno después de

las fuertes revueltas cristianas en 1875, no contaban con autonomía alguna.

De igual forma, el territorio Serbio se expandió tras la caída de los turcos y

búlgaros en las dos guerras balcánicas de 1912-1913. Las cuales involucraron a

serbios, rumanos, albaneses y griegos que lucharon contra la opresión del Imperio

Otomano.

Con relación a lo anterior, un año importante para la historia del mundo y en

especial para la región balcánica fue 1914. En Junio 28 de ese año, un homicida

serbio asesinó al archiduque Franz Ferdinand (heredero al trono del Imperio

Austrohúngaro) en la capital de Bosnia, Sarajevo. Lo que vendría siendo

5 El Congreso de Berlín fue convocado por las principales potencias europeas para resolver, o al menos manejar sin recurrir a la guerra, lo que se conocía como «la cuestión oriental», es decir, los problemas derivados de la disminución gradual del poder de la Turquía otomana en Europa y de la rivalidad entre las otras potencias europeas para influir en los países que escapaban del yugo otomano. Los participantes de dicho Congreso fueron: Gran Bretaña, Austria, Francia, Alemania, Italia, Turquía y Rusia. Para mayor información véase: Biblioteca digital Mundial.

27

consecuencia de distintas luchas y reivindicaciones del siglo pasado y culminaría

en lo que se conoce como La Primera Guerra Mundial.

Con el final de la guerra y la derrota de los otomanos, el Imperio

Austrohúngaro y Alemania; Estados Unidos, Reino Unido y Francia dispusieron a

dividirse las “ganancias de la Guerra” y los Balcanes serían objeto de esta

(Anderson, 1995, pág. 3).

Como se dijo anteriormente, la idea de Yugoslavia se fue conformando en el

siglo XIX, croatas y serbios fueron los de la idea “original” derivada de las diferentes

revueltas de carácter nacionalista contra el Imperio Otomano y el Imperio

Austrohúngaro, que se vivieron en los siglos pasados (Anderson, 1995, pág. 3).

Tanto croatas como serbios, eslovenos y bosnios pedían que se formase una unión

de los eslavos del sur.

La oportunidad perfecta para cumplir este sueño, se les presentó por primera

vez en 1918 con el fin de la guerra. La idea de una nación eslava fue concedida y a

este proyecto se le llamó el Nuevo Reino de Serbia, Croacia y Eslovenia. Para 1929,

este nombre cambiaría a República de Yugoslavia.

No obstante, la creación del Nuevo Reino de Serbia, Croacia y Eslovenia se

le atribuye más a las potencias ganadoras (Francia y Gran Bretaña) que a los mismo

pueblos que constituían esta unión (Anderson, 1995, pág. 3). Serbia, aliada de

Francia y de Gran Bretaña en la Primera Guerra Mundial, fue retribuida con nuevas

tierras; incluyendo la Voivodina de Hungría y el Kosovo de los Albaneses. En teoría,

la nueva gran unión formada por los distintos pueblos y organizada por las potencias

Francia y Reino Unido, representaba nada más y nada menos que una Serbia

expandida (Magas, 2011, págs. 20-22).

Debido a que la configuración del reino era claramente beneficiosa para

Serbia, el resto de pueblos eslavos del sur, entró en controversia con la

estructuración de su “Estado”, en especial los croatas. En 1939, un acuerdo entre

los diferentes pueblos logró reconfigurar la estructura interna del Reino. La mayor

28

parte de Herzegovina y el sur de Bosnia, se le fue atribuida a Croacia y el resto

estaría subsumida a Serbia.

Entendiendo la línea temporal que presenta este capítulo, el lector podría

pretender que subsecuente a la Primera Guerra Mundial, lo ideal sería explicar el

impacto que tuvo la Segunda Guerra Mundial en los Balcanes. Sin embargo, no se

cree pertinente exponer lo sucedido en dicha guerra en esta sección. Esto se debe

principalmente a que en la continuación de la Gran Guerra (la Segunda), los países

balcánicos tendrán una influencia mayor en el curso de la guerra y esta influencia

también presentará situaciones de carácter nacionalista, las cuales se adaptan más

a ser explicadas en el segundo capítulo de esta tesis, el cual está dirigido

explícitamente a entender los sucesos de corte nacionalista que se vivieron en los

Balcanes, especialmente en Croacia.

Dicho lo anterior, se podría decir que la región balcánica trae consigo una

historia llena de conflictos de carácter político, religioso, cultural, etc. Desde sus

inicios, los pueblos eslavos del sur han estado en constante contacto con las

potencias mundiales, las cuales han sido encargadas de dictaminar la configuración

territorial, social y política de los distintos pueblos que se asentaron a lo largo de la

Península balcánica desde el siglo V.

Pasando por los griegos, el Imperio Bizantino, el Imperio Romano, entre

otros; los Otomanos y los Habsburgo fueron los que más siglos “dominaron” esta

región. Dieron paso a sus costumbres, a su organización política y de igual forma a

sus respectivas religiones. Después de la caída de tales imperios, a manos de las

grandes potencias en la Primera Guerra Mundial, el curso de estos pueblos no

cambió mucho. Bajo las órdenes de las potencias mundiales, la reconfiguración de

los Balcanes fue dada. Las diferencias étnicas y religiosas seguirían jugando un

papel importante a la hora de avivar heridas pasadas e incentivar la guerra en los

Balcanes.

29

Es bajo este precepto que el segundo capítulo inicia, con la explicación de la

Segunda Guerra Mundial y el impacto directo que el desarrollo de esta guerra tuvo

en los nacionalismos croatas y serbios específicamente. Las guerras que en el

pasado se vivieron, despertarían bajo el mismo rotulo; la intromisión de poderes

externos, el yugo de otras etnias y la búsqueda por un territorio y un Estado único

para cada cultura.

VI. La segunda Yugoslavia: El sueño del Mariscal Tito

Como se ha podido evidenciar, la complejidad social, cultural, política y

religiosa en los Balcanes, no es un hecho que sea “nuevo” en la región. La constante

lucha y búsqueda de identidad que se ha manifestado entre los pueblos que

conforman esta ubicación geográfica, no llegaría a su punto máximo, sino hasta que

se desarrollara la Segunda Guerra Mundial en territorio Yugoslavo.

De hecho, la Segunda Guerra Mundial marca el inicio del fin de constantes

guerras en los distintos territorios que pertenecían a Yugoslavia. De igual forma, con

esta guerra, los sentimientos nacionalistas, el deseo de independencia y de tener

un territorio propio, desligado de aquel que es diferente; se maximiza.

El capítulo en cuestión, explicará desde el fin de la confrontación de 1945

hasta la independencia de Croacia, cómo los nacionalismos en territorio yugoslavo

se fueron exacerbando a tal punto de concebir a la República de Croacia.

Debido a la extensión del trabajo, será imposible abarcar todos los territorios

que en esa época conformaban Yugoslavia, además de que no le compete al autor

explicar todos los movimientos nacionalistas en los Balcanes. Sin embargo, la

historia de Croacia, no puede ser contada sin el ideal de enemigo que se construyó

frente al pueblo serbio. A lo largo de esta tesis, ha quedado en evidencia que la

particular enemistad entre croatas y serbios los ha puesto como antagonistas en la

historia de cada uno. Si bien es cierto que Yugoslavia no estaba compuesta

únicamente por el pueblo croata y el pueblo serbio; los dirigentes de esta república,

en distintos momentos de la historia, pertenecieron a uno u otro bando.

30

Es bajo este contexto que la Segunda Guerra Mundial, como el resto de la

historia yugoslava, puede ser comprendida de mejor manera, al igual que los deseos

nacionalistas que se exacerbaron durante este tiempo.

El 6 de abril de 1941, Yugoslavia dominada por el poder serbio fue invadida

por la Alemania nazi encabezada por Hitler. En tan solo diez días las fuerzas del eje

dominaron Yugoslavia (Magas, 2011, pág. 23). La incursión alemana en territorio

balcánico sólo dejaría un estimado de 150 bajas nazis (Anderson, 1995, pág. 3).

Más tarde, se descubriría que los nazis habrían sido ayudados por una

facción nacionalista croata, denominada Ustasha. Los Ustasha (con la ayuda de

Hitler) proclamarían un Estado independiente el 10 de abril de 1941, creando así el

Estado Independiente de Croacia que incluía a Bosnia-Herzegovina y liderado por

el jefe de los Ustasha, Ante Pavelic (Magas, 2011, págs. 22-23). Es en este punto,

donde las relaciones entre serbios y croatas se agudizan y donde los sentimientos

nacionalistas comienzan a exacerbarse.

Los Ustasha representaban la extrema derecha, el fascismo y el totalitarismo

croata. Fieles seguidores de las ideas de Hitler y Mussolini, durante la guerra se

encargaron de perseguir a los serbios ortodoxos y de establecer campos de

concentración de exterminación tanto judía como ortodoxa y gitana.

Con la represión del régimen marioneta de las fuerzas del eje, la defensa

serbia no se hizo esperar y la guerrilla Chetnik fue creada. Los serbios en búsqueda

de una Yugoslavia ligada a una “Gran Serbia”, se unieron nuevamente como lo

hicieron en los siglos XVIII y XIX cuando se enfrentaron a los turcos, para logar

recuperar el control del país(Perak & Benedikt, 2017, págs. 273-274).

De igual forma, otro movimiento en contra de los Ustasha fue creado. El

Movimiento Comunista Partisano fue otro de los movimientos nacionalistas que se

manifestó en la Segunda Guerra Mundial. Este movimiento, liderado por Josip Broz,

más conocido como Tito, se encargaría no solo de hacerle frente a los nazis y a los

31

Ustasha; sino que también sería el encargado de enfrentarse a la guerrilla Chetnik

(Banac, 1992, págs. 1085-1086).

Al respecto, para 1944 después de incontables luchas entre los distintos

frentes por el control de Yugoslavia, las fuerzas rusas llegarían al territorio. En 1945,

se encargarían de auspiciar un gobierno provisional encabezado por Tito como

primer ministro (Anderson, 1995, pág. 4).

La Segunda Guerra Mundial, no dejaría muchas cosas positivas en

Yugoslavia. Las guerras que se desataron en el territorio, principalmente estuvieron

caracterizadas por conflictos étnicos, religiosos, culturales y políticos. La imposición

de una cultura sobre otra que se había vivido durante distintos periodos de tiempo,

volvía a traer violencia a la región y los sentimientos de nacionalismo radicales

salían a flote.

Sin embargo, hacer un análisis del nacionalismo croata hasta este punto, no

es conveniente puesto que la Yugoslavia de Tito seria también un hito histórico en

el esfuerzo para mantener a los eslavos del sur unidos, a pesar de todo lo sucedido.

La segunda Yugoslavia, o por lo menos ese será el nombre que dispondrá

en este texto la Yugoslavia de Tito, intentó de todas las formas mantener unidos a

estos pueblos.

La mejor forma para Tito de mantener la paz en la segunda Yugoslavia,

constó de una configuración política caracterizada por un sistema federal. Este

sistema estaba compuesto por seis repúblicas y dos provincias autónomas

(Anderson, 1995, pág. 5). La nación forjada por el mariscal Josip Broz había restado

el control serbio y las fronteras territoriales internas habían pasado a ser beneficio

para Eslovenia y Croacia. Por otra parte, Bosnia-Herzegovina recuperaría su

autonomía.

La “paz” en Yugoslavia se mantendría gracias a la figura de Tito, al sistema

comunista (separado de la Unión Soviética) y al gobierno federal que se había

32

instaurado. Sin embargo, la tranquilidad que se había instaurado, se vendría abajo

después de casi 40 años de “estabilidad” en la región.

A propósito de la separación del sistema comunista mencionado en el párrafo

anterior, la “secesión” de Yugoslavia del bloque europeo oriental impuesto por la

URSS en la guerra fría, se debió principalmente a desacuerdos entre Tito y Stalin

con acciones realizadas por este último (Serrano, 2013, pág. 99). Además, Tito no

estaba de acuerdo con la política agraria de colectivización implementada por Stalin,

al igual que el mariscal creía que su federación debía tener soluciones propias a los

problemas que esta enfrentaba y no una receta socialista impuesta (Serrano, 2013,

págs. 99-100).

En 1980, con la muerte de Tito y piedra angular de la segunda Yugoslavia, la

federación perdió el rumbo. Gracias al sistema comunista que se había instaurado,

la economía de Yugoslavia no era eficiente, sin un sistema financiero público y con

una disparidad en los niveles de vida entre las diferentes regiones de Yugoslavia

(Pérez, 2011, pág. 248).

De igual forma, Tito no había logrado acabar con el “problema nacional” de

las regiones, el líder de la segunda Yugoslavia había conseguido apaciguar los

sentimientos, sin embargo, erradicarlos no había sido posible.

Más importante aún, la figura de Tito era la columna vertebral de la

estabilidad de Yugoslavia. Sin él, la federación visibilizo sus problemas. Está, no

contaba con una estructura institucional estable que pudiera responder a los

problemas económicos que presentaba Yugoslavia (Anderson, 1995, págs. 5-6).

Una de las reformas de Tito para lograr un balance étnico, era la rotación de

presidentes cada año, pero sin Tito detrás de estas ideas, los modelos se volvían

insostenibles.

33

Lenard Cohen6 resume lo que fue Yugoslavia después de la muerte de Tito

en:

“During the 1980s Yugoslavia was beset by an economic and political crisis

that seriously destabilized the country and eventually impaired its very existence. By

the end of the decade the country’s economy was afflicted by skyrocketing inflation,

high unemployment, a huge foreign debt, and serious food shortages. According to

official figures, salaries in the country dropped by 24 per cent in 1988 and living

conditions plunged to the level of the mid-1960s” (Cohen, 1995, pág. 45).

Con el paso del tiempo, la imagen de Tito quedaba cada vez más en el

recuerdo. Pero los problemas que había dejado con su muerte, se acrecentaban

cada día. Sin la imagen viva del mariscal, Yugoslavia ya no sabía cómo mantenerse.

Los niveles de vida por el piso, los sentimientos nacionalistas reprimidos, etc. solo

desencadenarían otra inminente guerra en el territorio.

En 1986, Slobodan Milosevic fue nombrado jefe del partido comunista serbio

y en cuestión de tiempo, se dio cuenta que el nacionalismo podía ser utilizado como

dispositivo político. Sus discursos se volcaron a la población serbia, reclamó

autoridad de Kosovo y despertó el nacionalismo dormido en Yugoslavia (Anderson,

1995, pág. 9).

Con Milosevic, el sentimiento nacionalista volvió a tornarse agresivo, con las

heridas del pasado nuevamente abiertas, el deseo de una Serbia imponente en

Yugoslavia y el sueño de que esta no desapareciera, Milosevic se dispuso a

restaurar las normas que Tito había impuesto (Taibo, 2011, pág. 30). La federación

tenía que sobrevivir. El régimen que dispuso Milosevic fue bastante brutal y las

nuevas políticas que se implantaron:

“generaron un acoso inevitable, impulso centrífugo que afectó ante todo a

Eslovenia y Croacia. Recuérdese al respecto que los gobernantes serbios no

dudaron en alentar la manifestación, por vez primera desde 1945, de mensajes

6 Académico Estadounidense adscrito al Wilson Center.

34

francamente demonizadores de otros grupos étnicos; propiciaron reformas en

sentido re-centralizador de la Constitución federal; estimularon la creación,

visiblemente ilegal, de regiones autónomas en las áreas de Croacia y de Bosnia en

las que había bolsas importantes de población serbia y, en suma, cancelaron en

1989 la condición autónoma de la que se beneficiaban desde tres lustros antes

Kosovo y la Vojvodina” (Taibo, 2011, pág. 30).

Por consiguiente, el escenario en toda Yugoslavia no daba señas de mejora,

debido a esto, para los años de 1990 y 1991, se instauraron fórmulas de “solución”

de ideas contrarias en Yugoslavia. Markovic, primer ministro de origen croata quiso

implementar políticas comunes para todas las federaciones que permitieran una

reestructuración conjunta económica avalada por el fondo monetario internacional

que a la final no tendría los resultados esperados. (Taibo, 2011, pág. 30).

De igual forma, Markovic organizó elecciones generales (en un ámbito

federal) y no singulares por cada república, lo que resultó en un fracaso total debido

a la disparidad que se presentó entre croatas y serbios, principalmente (Taibo, 2011,

pág. 30). Por el lado de Croacia con apoyo por parte de los eslovenos, los resultados

arrojados dieron como ganadores a una corriente política de características

separatistas. Por el otro lado, en Serbia y Montenegro, la victoria la obtuvo la

corriente política heredera de las organizaciones republicanas de la Liga (Taibo,

2011, pág. 30).

Para el caso específico de esta tesis (Croacia), la fuerza política ganadora

fue: La Unión Democrática Croata (HDZ, en sus siglas serbocroatas). Este partido

político, comandado por Franjo Tudman (Futuro presidente croata) estaría marcado

por un sinnúmero de controversias. En primer lugar, Tudman fue general del ejército

de Yugoslavia y como si fuera poco, era el entonces presidente de uno de los

equipos principales de la capital de serbia (Belgrado) (Taibo, 2011, pág. 31).

Sin embargo, Tudman abrazaría los ideales del nacionalismo croata hasta

sus últimos días. De ahí, que esto nos dejara con dos acérrimos rivales: por un lado

Milosevic y por el otro Tudman, Croacia vs Serbia. El choque entre estos dos

35

pueblos no se haría esperar. El resentimiento de años pasados volvería a surgir y

en paralelo con los discursos agresivos nacionalistas serbios, los croatas se

dispondrían a entrar al juego.

Como en su momento los croatas fueron relegados a un segundo plano bajo

Milosevic; Tudman:

“propició una reforma constitucional que relegó a los serbios de Croacia a la

condición de mera minoría; rechazó toda perspectiva de negociación con los

dirigentes serbios de la Krajina y de Eslavonia oriental –estos reclamaban derechos

de autogobierno para sus regiones, que a la postre se declararon unilateralmente

autónomas–, y eludió cualquier suerte de denuncia de lo que había supuesto, en la

primera mitad de los 40, el régimen ustasha, al tiempo que alentó la aparición de

fuerzas paramilitares autóctonas, con lo que estimuló, entre la población serbia, los

temores ante la posibilidad de que reapareciesen políticas como las abrazadas por

los gobernantes croatas durante la 2ª Guerra Mundial” (Taibo, 2011, pág. 32).

Las acciones de Tudman, que no solo se ligaron a lo descrito por Taibo en el

apartado anterior, incrementaron de sobremanera las tensiones que habían entre

croatas y serbios. Como se mencionó anteriormente, la presidencia de Yugoslavia

debía ser rotada cada 12 meses y para 1991, este puesto le pertenecería a Croacia.

Sin embargo, las autoridades serbias violarían los acuerdos de 1980 instaurados

por Tito y le negarían la presidencia federal a Croacia (Taibo, 2011, pág. 34). Lo

que por lógica, teniendo en cuenta la situación que se vivía en ese entonces,

desembocaría en “la gota que derramaría el vaso”.

Igualmente, en junio de ese año, tanto Croacia como Eslovenia declararon

unilateralmente la independencia. En términos generales, para los eslovenos no

representaría mayor problema su independencia puesto que la población serbia en

su territorio era muy reducida, así que las confrontaciones bélicas fueron mínimas

(Reyes, 2013, pág. 26).

Por el contrario, en Croacia desataría una guerra que dejaría a su paso unas

10,000 personas muertas en tan solo seis meses (Anderson, 1995, pág. 10). La

36

diferencia entre la independencia eslovena y la independencia croata radicaba

principalmente en la composición étnica adscrita al territorio. A saber, En Croacia la

composición étnica adjunta al territorio estaba conformada de la siguiente manera:

en 75% croata, 11% serbia y 14% otros7 (Anderson, 1995, pág. 11).

Durante la guerra, tanto serbios como croatas iniciarían un proceso muy

común del siglo XX como lo fue la limpieza étnica en “sus territorios”. Por un lado,

donde había mayoría croata, los serbios eran expulsados, perseguidos o

asesinados; de igual forma sucedía en territorios donde la mayoría era serbia. El

Ejército Popular Yugoslavo o JNA (por sus siglas en inglés) rápidamente se convirtió

en un apoyo militar pro serbio guiado por Milosevic (Anderson, 1995, pág. 11).

En 1992, se llega a un cese al fuego bilateral. Alemania y otros países de

occidente, reconocieron a Croacia y a Eslovenia como países independientes; Sin

embargo, la conflagración dejó una Croacia devastada y claramente perdedora de

la guerra. Según Taibo (pp.35-36) Croacia perdió más de una cuarta parte de su

territorio a mano de los serbios, de igual forma:

“El control que las milicias serbias pasaron a ejercer en la Krajina dividió en

dos, de hecho, el territorio croata en la medida en que separó buena parte de la

costa del Adriático, con ciudades como Split y Dubrovnik, del resto del país.

Semejante división no dejaba de ser onerosa en términos de la construcción

nacional de la república, en el sentido de que, en buena medida, venía a ratificar la

separación entre una Croacia litoral, de vocación mediterránea y latina, y el interior

del país, continental y eslavo, con Zagreb a la cabeza”

También, la independencia a Croacia le trajo un déficit en su economía y un

reto en términos políticos y sociales, puesto que debían crear una estructura más

democrática y liberal, alejándose del socialismo yugoslavo. Sin embargo, el análisis

de lo sucedido después de la independencia es de poco interés para esta tesis, por

7 Las personas que se encuentran en esta categoría, principalmente se clasificaban en esta, puesto que eran hijos de matrimonios mesclados.

37

ende se dejará de lado todo acontecimiento ocurrido después de mil novecientos

noventa y dos.

a. El régimen de Tito bajo la teoría

Como se ha podido observar, la historia tanto de los Balcanes como de

Croacia en sí, ha estado marcada por incontables guerras, un sinnúmero de

diferencias con los países vecinos y como si fuera poco, una mezcla de culturas,

religiones e ideales que hacen difícil (por la naturaleza del ser humano) que se

hayan podido evitar los conflictos que se suscitaron en la región.

Con la historia clara, más los acontecimientos que despertaron los

nacionalismo croatas a lo largo del siglo XX, resulta pertinente iniciar el análisis de

estos, con base en las teorías expuestas en capítulos atrás.

Los movimientos nacionalistas que surgieron a lo largo de los años en los

Balcanes, especialmente en Croacia, siempre tuvieron un común denominador.

Este denominador, se podría clasificar como un componente étnico, un referente de

identidad. Si se analiza desde los primeros siglos que se tiene conocimiento del

pueblo croata, se puede evidenciar que estos, más allá de luchar por un territorio

físico, por un modelo económico, político o religioso; luchaban por ser reconocidos

y diferenciados por los poderes que los dominaron en diferentes periodos de tiempo.

Es por esto que se cree pertinente explicar los movimientos nacionalistas que

se dieron en Croacia, con base en lo expuesto por Walter Connor. El

etnonacionalismo como bien se explicó anteriormente, establece que el concepto

de nación está ligado a la modernidad, sin embargo, este concepto descansa en las

comunidades étnicas las cuales comparten una relación muy estrecha con la

historia. En lugar de analizar quién llegó primero, si el pueblo croata o el pueblo

serbio, se debe entender que, la nación –Croacia- está compuesta por un grupo de

personas que consideran tener una ascendencia común y las cuales se auto

identifican con ese colectivo. El etnonacionalismo, precisamente liga al concepto de

nación, el ideal de una raíz étnica.

38

Dicho esto, se puede entender con mayor sustento que los nacionalismos

croatas que se instauraron estaban plenamente respaldados por su historia y por

su colectivo común y por ende, ni los serbios, ni los eslavos, ni los albaneses, podían

entrar a defender sus “ideales” puesto que no hacían parte de su colectivo y mucho

menos de su historia ancestral.

De todo esto, se deriva la idea de utilizar el constructivismo social en el marco

teórico de esta tesis: este entiende que el individuo hace parte de una comunidad.

De igual forma, el individuo es presentado como el resultado de un extenso proceso

histórico y social, el cual está marcado por la lengua, la cultura y la religión.

De acuerdo a esto, los procesos de aprendizaje del colectivo tanto croata

como serbio desde su idioma, tomaron caminos distintos. Es por esto, que de cierta

forma, la justificación de las guerras y de los nacionalismos tan violentos que se

vivieron en los Balcanes puede ser hallada. El hecho de querer unificar culturas tan

disímiles que desde tiempo atrás han buscado el reconocimiento autónomo de sus

etnias y encajarlas en un parámetro geográfico como lo es ser “eslavo del sur”, es

omitir diferencias sustanciales que caracterizan a los pueblos que se asentaron en

esta región.

Por consiguiente, el análisis anterior se puede explicar con base en el deseo

constante, tanto de croatas como de serbios, por la búsqueda de la supremacía o

disputa del poder en distintos periodos de tiempo. Inclusive, se demuestra cómo

cada vez que alguno de los dos pueblos poseía el control parcial o total de territorio,

se buscaba subyugar, o en su defecto, eliminar al otro pueblo.

A su vez, lo sucedido durante los diferentes años descritos, puede ser

catalogado como nacionalismo, ya que según lo expuesto por Greenfeld, la

construcción de nación se puede concebir desde tres etapas: una etapa estructural,

una etapa cultural y por último, una etapa de resentimiento (Restrepo, 2011).

Es así, como teniendo en cuenta lo que sucede en cada etapa, se puede

llegar a explicar lo sucedido en Yugoslavia con los distintos procesos nacionalistas

39

que se vivieron durante los años analizados. En primera instancia, la etapa

estructural se vivió en distintos periodos de tiempo, ya que los croatas no siempre

estuvieron en la posición de superioridad que ellos consideraban legítima. Lo

anterior, debido a que Croacia llegó a jugar tanto el papel de “ejecutor” (sobre serbia

y otros pueblos) como el papel de “ejecutado”.

En consecuencia, con base en los procesos vividos, la etapa estructural se

ejemplifica a partir del discurso nacionalista utilizado por los líderes políticos, ya que

los mismos utilizaban al discurso como una herramienta estructurada para generar

el ideal de nación con base en la cultura, la lengua, y en resumen, la identidad de

un pueblo.

Por consiguiente, como se evidencia con Croacia, esta etapa cultural fue

establecida por los dirigentes, mandatarios y líderes del “pueblo”. Generar discursos

de odio hacia un “otro diferente”, fue la estrategia que se utilizó en los Balcanes

(principalmente entre Croacia y Serbia) para lograr despertar el nacionalismo en la

población. Para esto, se acudió tanto a la historia y como a las heridas de guerras

pasadas, todo con el fin de sublevar los consecuentes movimientos violentos y

sangrientos.

Por último, la etapa del resentimiento es un poco más visible en el caso de

Croacia que en otros procesos nacionalistas. Lo anterior, debido a la posición en la

cual se encontró Croacia en distintos puntos de la historia, ya que fue fácil para los

dirigentes de este pueblo recurrir a los distintos momentos en los cuales el pueblo

croata se vio inferior al otro (en este sentido directamente a Serbia) y con esto las

ideas de generar un Estado a parte, se volvían más sólidas.

Está claro que, bajo estos preceptos, los procesos vividos en Croacia para

lograr la independencia, se pueden clasificar como nacionalistas y más

específicamente como “etnonacionalistas”. En este apartado se analizaron los

procesos vividos con base en los conceptos y teorías dadas en páginas anteriores.

40

Sin embargo, aún queda una hipótesis por responder, y ésta se haya en el impacto

que tuvo el fútbol como dispositivo nacionalista en Croacia.

En lo que resta de páginas, el autor intentará develar la importancia que tuvo

un deporte como el fútbol en lo referente a la guerra de Croacia para lograr la

independencia desde 1945 hasta 1991. Según la hipótesis planteada en esta tesis,

el fútbol fue utilizado como catalizador nacionalista croata y jugó un papel importante

en la guerra.

VII. Cuando los hijos de la guerra usaron también el fútbol para alcanzar

la independencia

Después de un recuento histórico en donde se estudió tanto la conformación

de Yugoslavia como las diferentes situaciones que llevaron a Croacia a lograr la

independencia, hay un factor de la cultura popular yugoslava que será central para

este capítulo: el fútbol.

Como se expuso anteriormente, el análisis que se hará en esta tesis con

respecto al papel que tuvo el fútbol en Yugoslavia, estará concentrado en el periodo

de tiempo de 1945 a 1991. En consecuencia, se expondrá tanto el periodo de

tiempo donde Tito estaba en el poder, y donde el balón pie jugaba un papel

fundamental para crear hermandad y unidad, como los años posteriores donde, tras

la muerte del mariscal, el fútbol pasó a ser utilizado por etnonacionalismos como un

modo para generar un mayor desequilibrio en Yugoslavia (Kajtezovic, 2015, pág. 4).

Ahora bien, después de la Segunda Guerra Mundial, diferentes monumentos

de fútbol fueron instaurados en honor a partisanos y héroes de la guerra (Kajtezovic,

2015, págs. 8-9). Igualmente, a lo largo de Serbia y Croacia después de la disolución

de Yugoslavia, distintos clubes de fútbol construyeron estatuas en honor a hinchas

y seguidores caídos en las guerras de separación (Kajtezovic, 2015, pág. 9).

Con objeto de hacer alusión a la complejidad del fútbol como fenómeno

cultural y social, Jean- Paul Sartre, en su ensayo “Critique of Dialectical

Reason”,define al fútbol como “In a football match, everything is complicated by the

41

presence of the other team”. De modo tal, que con referencia al caso yugoslavo, se

ejemplificaría de manera perfecta lo anterior al tener en cuenta que para 1980, este

deporte insignia era sinónimo de complejidad en territorio yugoslavo (Đorđević &

Žikić, 2013).

Durante el régimen de Tito, tanto las barras de los clubes de fútbol como los

clubes estaban en constante monitoreo, y aquellos que mostraran algún rasgo de

etnonacionalismo eran suprimidos o suspendidos (Kajtezovic, 2015, pág. 14). Este

periodo (1945-1980), se caracterizó por buscar una nueva forma de identidad en

Yugoslavia, en donde el deporte se convirtió en una fuente activa para lograr este

objetivo (Kajtezovic, 2015, pág. 47).

Por ejemplo, en 1972, Tito se expresó respecto al Mostar club de fútbol en

uno de sus discursos más famosos y en homenaje al quinto aniversario de Vélez:

“Comrades, you are on the right path, not only since yesterday, but from your

origin. Furthermore, you have remained politically united. I want the future to foster

“Brotherhood and Unity”, which is needed to steadily become stronger and to be

consolidated. I want especially that you, the young generation that follows sport,

become the first soldiers of those who will guard against every nationalist assault.

You must be united; you should cherish and strengthen the “Brotherhood and Unity”

of our nation. That is our socialist way” (Mills, 2010, pág. 1107).

La razón por la cual Tito dio su discurso en este club era porque el Mostar se

caracterizó por ser parte fundamental del movimiento social nacionalista de

liberación en la Segunda Guerra Mundial y por ende, se contemplaba como un club

multiétnico (Mills, 2010, págs. 1107,1108,1113).

Igualmente, a nivel de selección nacional, la Selección de fútbol de

Yugoslavia tuvo su importancia en la era de Tito. Sin embargo, la historia de la

Selección se remonta a años anteriores. Por ende, se hará una excepción temporal

y se hablará de su creación y desarrollo que data desde 1919, fecha en la cual la

FIFA avaló la integración de este equipo.

42

La Selección de Yugoslavia se forma en 1919 en la actual capital de Croacia

(Zagreb), provocando entonces que, debido a la ubicación del nacimiento de este

equipo, la mayoría de sus integrantes fueran pertenecientes al pueblo croata

(Kajtezovic, 2015, pág. 50). Asimismo, el primer torneo mayor que jugo la selección

yugoslava fueron las Olimpiadas de 1920 (Bélgica) en donde se enfrentaron a

Checoslovaquia con un marcador de 7-0 a favor del equipo checo.

Igualmente, con la creciente involucración de este deporte en Yugoslavia, en

1923 se instaurará la liga yugoslava, que permitió enriquecer a los jugadores de la

selección nacional. Sin embargo, el deporte aún no era lo suficientemente

reconocido como para ser auspiciado por el gobierno, y se tomaría

aproximadamente unos cinco años para conseguir su auspicio (Kajtezovic, 2015,

pág. 51).

A causa de esto, en 1929, durante el mandato del Rey Alexander I (pro

serbio), la asociación de fútbol yugoslava trasladó su sede de Zagreb a Belgrado, lo

cual tuvo repercusiones en la estructura del equipo: a los jugadores pertenecientes

al Zagreb se les prohibió la participación con la selección, debido a la relocalización,

provocando entonces que para el mundial de 1930, la mayoría de composición del

equipo sería de procedencia serbia (Kajtezovic, 2015, pág. 51).

En efecto, esto no impidió que la Selección de Yugoslavia participara en el

mundial y en las siguientes competencias clasificatorias. Sin embargo, no logro éxito

alguno. Para la Segunda Guerra Mundial, el equipo fue desmantelado y no sería

reunificado sino hasta la creación de la Republica Federal Socialista de Yugoslavia

(Big Soccer, 2011).

De igual forma, con la reestructuración de Yugoslavia, la liga yugoslava

también se reformó, ya que como se mencionó anteriormente, cualquier indicio de

nacionalismo para Tito era sinónimo de inestabilidad. Por ende, equipos que habían

sido ligados a etnonacionalismos, como el Zrinjski Mostar (croata) y el Slavija

43

Sarajevo (serbio), se les prohibió la participación en la liga (Kajtezovic, 2015, pág.

53).

A su vez, la comunista Yugoslavia intentó por todos los medios promover el

cambio y la unión de los pueblos. Es así, como se crearon equipos que

representaran a la clase obrera comunista como “These teams included: Metalac

(Metal Worker), Radnik (Laborer), Proletar (Communist), Rudar (Miner), Željeznicar

(Rail worker), Radnički (Workers Club), Sloboda (Freedom), Napredak (Progress)

and Budućnost (Future)” (Miladinović & Nikolić, 2004). La eliminación de equipos

que representaran cualquier afinidad étnica o nacionalista había sido un programa

fundamental en la agenda del mariscal Tito.

En consecuencia, Según Richard Mills en una monografía de 1986 en el

Crvena Zvezda (Red Star) Club de fútbol, se demuestra que habían unos 15 líderes

políticos y militares comunistas que servían como presidentes de clubes desde

1948. Esta monografía demostraba que los oficiales comunistas estaban

activamente envueltos en el fútbol yugoslavo (Mills, 2009, págs. 1194-1196). Por lo

tanto, se demuestra el control que implantó Tito en el ámbito futbolístico para

mantener vigilados los nacionalismos que habían sido expresados a través de este

deporte en años anteriores.

Del mismo modo, Tito entendía que el deporte podía forjar el sentimiento

etnonacionalista. Debido a esto, a lo largo de su mandato, en la mayoría de sus

discursos dirigidos a deportistas y jóvenes, el líder yugoslavo enfatizaba en la

cultura del deporte como unión, y no como instrumento de segregación (Kajtezovic,

2015, págs. 56-57).

En una entrevista concedida en 1979, Tito expresaba que:

“Sport must be sport, and it should be freed from negative passions and

commercials. It is especially dangerous for friends and sport organizations to allow

44

in sport the appearances of nationalist hostilities. The youth must energetically stand

up against these appearances” (Kajtezovic, 2015, pág. 56)”.8

El ideal deportivo de Josip Broz, siempre fue el mismo, y hasta el día de su

muerte funcionópara adormecer el nacionalismo que emancipaba alos diferentes

clubes que se habían conformado en Yugoslavia.

Ahora bien, acercándonos un poco más a resolver la pregunta de

investigación, es pertinente analizar la supresión implantada a los equipos

yugoslavos (con énfasis en los croatas) por parte del régimen de Tito.

Uno de los equipos insignia croatas era el HSK Zrinjski Mostar. El club

representaba el nacionalismo croata en su uniforme, el cual contenía en su escudo

los cuadros blanco y rojo. De igual forma, el nombre Zrinjski hacia parte de una

familia noble que luchó contra los otomanos y el Imperio austrohúngaro en el siglo

XVII (Mills, 2010, pág. 1120). También, este equipo fue asociado a los Ustasha en

1941 (Kajtezovic, 2015, pág. 64). Tito optó por eliminar a este equipo de la liga y no

volvería a ser conformado sino hasta 1992.

Por otra parte, otro equipo croata que fue “sancionado” fue el Club Hajduk

Split. A pesar de que este club no fue dado de baja en la liga Yugoslava, sus

seguidores denominados “Torcida”, fueron obligados a esconderse y a realizar sus

actividades “por debajo de la mesa” debido a que fueron acusados de incentivar el

nacionalismo croata (Perasović & Mustapić, 2014, págs. 52,57,58). De igual forma,

por la gran cantidad de hinchas (30,000) de este club, Tito consideraba que estos

podían llegar a movilizar un gran número de civiles (Nielsen, 2010, pág. 89).

Por consiguiente, se puede evidenciar en estos dos casos, y en lo descrito

anteriormente, que el deporte, en especial el fútbol, eran vistos por las élites

yugoslavas como detonantes peligrosos para la estabilidad de la región. Sin

embargo, en contra posición, el fútbol como deporte, presentaba a su vez la

8 Lenguaje Original: “Sport kod čovjeka treba da počne od djetinjstva. Uvijek sam se bavio sportom i to mi je mnogo koristilo, jer sam zbog toga i fizički i inače otporniji.” Velicković, 32.

45

posibilidad de ser utilizado como herramienta de cohesión, y con la introducción de

nuevos equipos que se fundamentarán en la ideología implantada por Tito; una

identidad yugoslava podía ser medianamente instaurada (Kajtezovic, 2015, págs.

65-66).

Parte de lo afirmado anteriormente, se puede afianzar mediante este relato

de Petar Jan Margy:

Comrade Tito, we swear to you that we shall not deviate from your path’

(Druže Tito mi ti se kunemo da sa tvoga puta ne skrec´emo) is a verse which

generations of Yugoslavian citizens used to sing at every major event. The song is

an important part of the collective memory concerning the soccer tournament

between Hajduk and Crvena zvezda at the stadium in Split. The match was stopped

at the moment of the official announcement of Tito’s death. Many players fell to their

knees in tears, and the whole stadium spontaneously started singing this song

(Margry, 2008, pág. 92).

Por lo tanto, se puede entender el impacto que llegaron a tener los diferentes

discursos y las normas implementadas por parte de Tito en cuanto al tema deportivo

y al sueño de construir esa hermandad y unidad yugoslava por medio del deporte.

Del mismo modo que el fallecimiento de Tito sucumbió a Yugoslavia en una

crisis económica y política interna, su muerte borraría el camino que había tomado

este deporte desde 1945. Sin la figura de Tito para animar a la unión y la hermandad

entre hinchas y equipos, la gente no tardó en olvidar ese sueño impuesto por el

mariscal y pronto la violencia, el odio y el etnonacionalismo tomarían de una vez las

gradas de los estadios a lo largo y ancho del país.

Como en la mayoría de Europa Occidental durante la década de los 80’s,

Yugoslavia tenía serios problemas con los hooligans y la violencia en el fútbol

(Đorđević & Žikić, 2013, pág. 3). Para ese entonces, la nueva base de aficionados

creada por Tito durante su gobierno con el fin de erradicar el etnonacionalismo,

perdían rápidamente el interés de tener una rivalidad netamente futbolística con el

46

adversario y preferían concentrarse en los diferentes problemas nacionales que

azotaban a Yugoslavia (Đorđević & Žikić, 2013, págs. 3-4). Sin la figura de Tito

rondando los nuevos clubes, las ideas de este tampoco perdurarían en ellos.

Así mismo, como expresan Ivan Đorđević y Bojan Žikić:

“Chants of ethnic hatred echoed around stadia – more incredible if one

considers that overt displays of nationalism were a still a crime in Yugoslavia. The

stadium became the “national vanguard”, a voice amplifier for nationalist rhetoric,

creating a vast space for manipulation within the beautiful game” (Đorđević & Žikić,

2013, pág. 3).

Es así, como el final de la historia de Yugoslavia puede ser descrito como “A

frenzy of hatred and war, in honor of the gods of ethnic nationalism and premodern

militarism” (Ćolović, 2004, pág. 189), sostenido además en una escalada del

conflicto atribuída también a la evolución de la violencia en el ámbito del deporte, y

sobre todo en lo correspondiente al fútbol: según artículos expuestos durante

mediados de los 80s, los fans de fútbol en Yugoslavia estaban sumidos en una

violencia transitoria, la cual se basaba en insultos, desorden público y conflictos

relativos al nacionalismo (Ćolović, 2004, pág. 190).

En consecuencia, rápidamente los clubes de fútbol y sus seguidores se

transformaron en símbolos del nacionalismo de los diferentes pueblos que

conformaban Yugoslavia. Los clubes se transformaron en centros nacionalistas y

constantemente se presentaban luchas entre nacionales distintos (Ćolović, 2004,

pág. 191).

A medida que la crisis económica y social se agudizaba en Yugoslavia, los

conflictos en los estadios y entre los hooligans de diferentes equipos, aumentaban

exponencialmente. La politización del mundo fanático y la instrumentalización de los

actos hechos por esta población, afligió de manera directa a Yugoslavia en 1991

(Vrcan & Lalic, 1999, pág. 176).

47

Ahora bien, esta crisis se pudo ver más marcada entre croatas y serbios.

Como exponen Vrcan y Lalic:

There is no doubt that a movement from the terraces to trenches occurred in

Croatia and Serbia. Arkan, the infamous leader of the Red Star fans in Belgrade,

became the commander of the voluntary Serbian paramilitary unit named the 'Tigers'.

Involved in fighting in Croatia and Bosnia, Arkan was subsequently wanted for war

crimes. He was to declare that the civil war had been initiated not by the generals or

the federal army, but by the fans at the match against Dinamo Zagreb. Brutal off-

pitch clashes took place between the 'BBB' (Bad Blue Boys) of Dinamo and the

'Delije' (Braves) of Red Star; the mass intervention of the police was also televised

live (Vrcan & Lalic, 1999, pág. 176).

Cabe resaltar que Željko Ražnatovic (Arkan) fue un famoso criminal europeo

que escapó varias veces de prisión y finalmente consiguió convertirse en el

presidente del club de fans del Estrella Roja de Belgrado (Kajtezovic, 2015, pág.

73). Los ultras del Estrella Roja (Delije) colaboraron en muchas ocasiones con el

club de fans del Olimpiacos (griego), y entre ellos se llamaban Pravoslavna Bráca -

Hermanos ortodoxos- (Kajtezovic, 2015, pág. 73).

Por otra parte, los fans del Dinamo Zagreb (croata) contaban con los Bad

Blue Boys (BBB). Estos hooligans se caracterizaban por ser acérrimos seguidores

de Tudman (primer presidente croata), que a su vez eran, al igual que el Estrella

Roja (serbio), unos de los máximos expositores de nacionalismo (Vrcan & Lalic,

1999, págs. 176-177). Tanto los BBB como los Torcida, generaron desorden por

toda Yugoslavia y tenían constantes enfrentamientos con la policía, con los serbios

y se proclamaban abiertamente en pro de una Croacia independiente (Vrcan & Lalic,

1999, pág. 177).

Durante mediados de los 80s y principios de los 90s, los estadios de fútbol

se llenaron de símbolos nacionalistas, cantos violentos y enfrentamientos entre las

barras bravas, especialmente croatas y serbias. Las graderías de los estadios de

48

fútbol pasaron de ser un lugar de entretenimiento a ser un escenario en donde se

podía expresar el etnonacionalismo con un gran número de aceptantes.

En mayo 13 de 1990, se registró uno de los actos más violentos en la historia

del fútbol: tres mil miembros del Delije comandado por Arkan, viajaron a Zagreb a

apoyar al Estrella Roja en un partido de la liga yugoslava contra el Dinamo. A lo

largo del juego, distintos símbolos nacionalistas croatas y serbios salían a flote; el

partido en las gradas se tornó tenso y en cuestión de minutos el conflicto escaló a

agresiones físicas en donde sesenta personas salieron heridas (Kajtezovic, 2015,

pág. 82). A su vez, en este partido se registró en cámara, un momento icónico en

la historia del fútbol croata y de Croacia en sí, donde Zvonimir Boban de etnia croata

patió a un oficial yugoslavo (Kajtezovic, 2015, págs. 82-83).

Cuando las guerras de separación estallaron en Yugoslavia. Los primeros en

enlistarse a las milicias y al ejército fueron los ultras de los equipos más icónicos

representantes del nacionalismo croata y del nacionalismo serbio. Las primeras filas

de infantería eran conformadas por los BBB y los Torcida a favor de Croacia, y por

el otro lado, se encontraban las dos facciones del Delije serbio (Đorđević & Žikić,

2013, págs. 3-4).

En principio, los hinchas decían que la guerra simplemente seguía siendo un

enfrentamiento entre las barras de los equipos, o por lo menos, así lo expresa

Kajtezovic en su texto:

During the war there was much fan symbolism expressed by soldiers from Delije and

the BBB. Many of the participants of Croatian fan clubs defined the first clashes of the war

as a continuation of clashes between Serbian and Croatian football fan groups (Kajtezovic,

2015, pág. 80).En consecuencia, en las primeras fases de la guerra, los soldados

frecuentaban símbolos de sus clubes, o propiamente los escudos de estos. Al igual

que se ungían banderas y sonaban canciones futboleras (Vrcan & Lalic, 1999, pág.

177).

49

De cierta manera, estos grupos ya se estaban preparando para la guerra

mucho antes de que esta comenzara. Los fans de fútbol yugoslavos por su

naturaleza bélica y su afán de expresar su nacionalismo, se unieron en masa a las

filas de reclutamiento, y debido a esto, la muerte de estos no quedo perdida en la

historia; varios monumentos fueron erguidos en diferentes estadios de clubes

croatas (Vrcan & Lalic, 1999, pág. 177).

A su vez, los movimientos separatistas nacionalistas futboleros se

acrecentaban a medida que Yugoslavia caía en crisis, a tal punto que la hostilidad

de los equipos de fútbol trascendió fronteras. Conjuntos de etnia serbia y clubes de

etnia croata se enfrentaban tanto en suelo estadounidense y australiano como en

algunos otros países de occidente (Kajtezovic, 2015, pág. 85).

Michael Cockerill narraba:

“The Yugoslavian communist government became suspicious of Rožić due

to his sudden move to Australia after earning 10 caps for the Yugoslavian national

team. The Communists feared that Rožić could be utilized as a propaganda tool for

Croats living in Australia. Despite Rožić never disclosing his personal political views,

the communist Yugoslav government continued to be suspicious of his activities.

There were major security exercises in Australia when games were played between

Serbs and Croats” (Cockerill, 1988, págs. 1-2).

Es evidente que el deseo de separación croata fue tan grande que se

manifestó no solo en Yugoslavia sino en la parte occidental del mundo. Una de las

formas por la cual lograron manifestar su inconformidad de no tener un país propio

fue a través del hermoso deporte.

a. Croacia y Serbia: un enemigo construido

Como se ha podido analizar a lo largo de esta tesis, en Yugoslavia a pesar

de que esta estaba conformada por seis pueblos diferentes, dos de ellos se odiaron

y mantuvieron confrontaciones bélicas durante varios periodos de tiempo.

50

El pueblo croata y el pueblo serbio se caracterizaron por tener diferencias

sustanciales, desde la religión que profesaban hasta los ideales político-sociales

que representaban. De igual forma, los enfrentamientos entre los dos pueblos, no

se limitaron a la simple guerra de trincheras sino que a su vez, se enfrentaron en un

campo nuevo de la guerra como lo fueron los estadios de fútbol.

En consecuencia, la percepción del “nosotros vs ellos” de la cual hablaba

Mireya Lozada, se vio marcada en los hinchas, hooligans y fans de fútbol de estos

dos pueblos. La polarización social que hubo durante siglos entre estas dos culturas

llevó de la mano a la construcción de un enemigo el cual era representado con

cargas negativas y estereotipadas (Lozada, 2004).

De igual manera, las cargas emocionales que conlleva el etnonacionalismo,

cultivó y polarizó más a estos dos grupos y, por consiguiente, a los equipos que

representaban dichos ideales. La inserción del fútbol en Yugoslavia, llevaba consigo

la excusa perfecta para manifestar el odio hacia el otro:

Football stadiums were places where fans could express their hostile

nationalist sentiments in large crowds with great support. This was perhaps

influenced from football matches arguably being hostile in their nature and thus the

fans could justify their hostile nationalist expressions as “just old football rivalries”

(Kajtezovic, 2015, pág. 80).

A pesar de incontables intentos por unificar a los pueblos croatas y serbios,

la rivalidad que había entre estos dos, impidió que se viviera un ambiente de paz en

los Balcanes. La prevalencia de un pueblo sobre el otro era primordial en la agenda

de cada uno de los que tuvieron la oportunidad de comandar a Yugoslavia (con la

excepción de Tito) y esto mismo se transmitió a los hinchas de fútbol, los cuales

preferían relucir el etnonacionalismo antes que disfrutar del deporte.

En resumen, la construcción de un enemigo en el campo de juego estuvo

preestablecida por el pasado histórico del pueblo croata y sus innumerables

51

choques de poder con el pueblo serbio. El fútbol en este caso, aunque en una época

intento ser símbolo de unión, como lo ha sido casi siempre; en Yugoslavia se

presentó como la excusa perfecta para seguir una guerra de purgatorio entre

católicos y ortodoxos, entre croatas y serbios.

VIII. Conclusiones

La historia de Croacia es muy rica y extensa como para ser abarcada en

50 páginas. De igual forma, su pertenencia a varios imperios, monarquías y su

constante intercambio cultural hacen que este país amerite ser estudiado desde

sus inicios si se quiere hacer un análisis pertinente del país y entenderlo a fondo.

Desde que se asentaron entre los siglos VII y VIII, el pueblo croata se

sumió en fuertes diferencias con los otros pueblos eslavos del sur, y en especial,

con el pueblo serbio. Debido al gran tamaño que presentaban estas dos etnias,

el control del territorio “siempre” estuvo en constantes disputas entre estos dos.

Ahora bien, dejando un poco de lado los hechos históricos que

incentivaron el nacionalismo en Croacia y que le permitieron obtener su

independencia en 1991. Este apartado se enfocará en analizar si la hipótesis

planteada fue respondida o simplemente si el papel del fútbol, no tuvo el impacto

suficiente para ser catalizador del nacionalismo croata.

Siguiendo esta línea argumentativa, se puede entender que el fútbol

durante el periodo en el que Tito estuvo en el poder, fue utilizado como elemento

de cohesión y orden político por parte del gobierno yugoslavo. De igual forma,

se entiende que el hecho de que Tito viera en el deporte, en especial en el fútbol

una forma de controlar el etnonacionalismo en Yugoslavia, ya daba indicios de

que este dispositivo era importante para la población.

El gobierno de Tito participó activamente en campañas en contra de los

movimientos nacionalistas que pudieran resurgir en Yugoslavia y uno de sus

métodos más efectivos para controlar este fenómeno fue el balón pie.

52

De igual forma, para sobrevivir al régimen del mariscal, muchos hinchas

fueron forzados a mantenerse en la oscuridad y trabajar de forma clandestina

para incentivar los movimientos anti unión promulgados por el gobierno.

También, el fútbol durante este tiempo se regeneró y construyó una nueva base

de fans “dejando atrás” una historia de caos hooligan.

Sin embargo, como la mayoría de reformas en Yugoslavia, después de la

muerte de Josip Broz Tito, los avances hechos en materia de unión y

hermandad creadas por medio del deporte y del fútbol en sí, fueron

desapareciendo. Para mediados de los años 80s y principios de los 90s

Yugoslavia volvía a caer en manos de los hooligans.

El periodo de tranquilidad de Tito había llegado a su fin y no había dejado

rastros de haber existido alguna vez. Los equipos y la base de fans creadas en

pro de la unión de Yugoslavia rápidamente cambiaron de papeles y se

transformaron en el único propósito por el cual no habían sido creadas. De esta

misma manera, los hooligans que operaban a la sombra del gobierno, salieron

a flote, y a medida que la economía y la crisis social en Yugoslavia se

acrecentaban, estos grupos se hacían más fuertes.

En efecto, el fútbol fue catalizador del nacionalismo croata y no solo de

este, también del nacionalismo serbio y a su vez, de la mayoría de países que

conformaban Yugoslavia. Este deporte tuvo tanto impacto en la sociedad que

trascendió las fronteras físicas del país y se extendió a lo largo de occidente,

manifestando el deseo de independencia en partidos de divisiones menores y

generando en ciertos países alarmas cada vez que se enfrentaban serbios y

croatas.

Cuando el gobierno en los 80s y principios de los 90s vigilaban las calles,

los parlamentos, entre otras ubicaciones; la gente aprovechaba los espacios de

la liga yugoslava para manifestar su inconformidad frente a la situación en el

53

país y de igual forma para sacar a florecer el nacionalismo reprimido por largos

años.

En definitiva, el fútbol fue tan importante en la guerra de separación

croata que al finalizar y lograr su independencia, en los años siguientes, se

labraron y se expusieron monumentos en honor a los combatientes de tan

anhelada libertad. Los hooligans, que en algún momento eran vistos como la

escoria de un país, se transformaron en héroes y mártires de guerra para una

nación, Croacia.

Sus historias aún son contadas y expuestas como parte importante tanto

de los clubes a los cuales pertenecieron como también del pueblo que liberaron.

Fuesen BBB, Torcida o cualquier otra barra brava croata; su país y sus clubes

los honraron con monumentos y apartados de historia en sus museos, si eso no

es darle importancia al fútbol como elemento catalizador nacional, no sé qué

más podría serlo.

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