criterios Éticos para psicólogos jurídicos

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Anuario de Psicología Jurídica ISSN: 1133-0740 [email protected] Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid España Urra Portillo, Javier Criterios Éticos para Psicólogos Jurídicos Anuario de Psicología Jurídica, vol. 20, 2010, pp. 93-104 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid Madrid, España Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=315026299009 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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  • Anuario de Psicologa JurdicaISSN: [email protected] Oficial de Psiclogos de MadridEspaa

    Urra Portillo, JavierCriterios ticos para Psiclogos Jurdicos

    Anuario de Psicologa Jurdica, vol. 20, 2010, pp. 93-104Colegio Oficial de Psiclogos de Madrid

    Madrid, Espaa

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=315026299009

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  • Anuario de Psicologa JurdicaVol. 20, 2010 - Pgs. 93-104

    Copyright 2010 by the Colegio Oficial de Psiclogos de MadridISSN: 1133-0740 - DOI: 10.5093/jr2010v20a9

    Criterios ticos para Psiclogos JurdicosEthical Dilemmas for Legal Psychologists

    Javier Urra PortilloFiscala del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid

    Resumen. La ciencia psicolgica ha conocido un inusitado desarrollo profesional que con-cita la demanda de la sociedad en unos profesionales que demuestran por su bagaje tericoy resultados prcticos un alto nivel de formacin y una positiva respuesta a las distintas soli-citudes. Este calificable como xito conlleva como en todo crecimiento algunos problemasde acomodacin, pues son muchos los mbitos donde se desempea el psiclogo y algunosde ellos francamente conflictivos. Adase que cada vez son ms los colegiados profesio-nales y concluiremos en que en una sociedad donde el cliente cada vez conoce ms sus dere-chos puede existir el riesgo de ms denuncias por mala praxis de los profesionales. Por ello,resulta de gran inters saber cmo se desempean los profesionales en su prctica diaria y,especficamente, qu temas o situaciones les generan dilemas y, ante ellos, qu respuestasdan.Palabras clave: dilemas, tica, cdigo deontolgico, psicologa jurdica.

    Abstract. The psychological science has improved an unusual professional developmentthat incites the request of the society to a few professionals who demonstrate, by their the-oretical baggage and practical results, a high training level and a positive response to the dif-ferent demands. This success implies some problems of accomodation, because the areaswhere the psychologist evolves are many and some of them are very difficult. In addition,every time there are more members in professional colleges. In a society where the clientknows his rights, there can exist the risks of more malpractice complaints. It is very inter-esting to know how the professionals confront their job in the daily practice and specifical-ly what topics will generate dilemmas and what answers to give them.Key words: dilemmas, ethics, code of ethics, legal psychology.

    La ciencia psicolgica ha conocido un inusitadodesarrollo profesional que concita la demanda de lasociedad en unos profesionales que demuestran porsu bagaje terico y resultados prcticos un alto nivelde formacin y una positiva respuesta a las distintassolicitudes. Este calificable como xito conllevacomo en todo crecimiento algunos problemas deacomodacin, pues son muchos los mbitos dondese desempea el psiclogo y algunos de ellos fran-camente conflictivos. Adase que cada vez son mslos colegiados profesionales y concluiremos en que

    en una sociedad donde el cliente cada vez conocems sus derechos puede existir el riesgo de msdenuncias por mala praxis de los profesionales. Porello, resulta de gran inters saber cmo se desempe-an los profesionales en su prctica diaria y, espec-ficamente, qu temas o situaciones les generan dile-mas y, ante ellos, qu respuestas dan.

    El punto de partida para analizar cules son losdilemas ticos de los psiclogos es una preocupanteaseveracin de Del Ro, Borda y Torres, que en 2003manifestaron que la informacin sobre la compla-cencia respecto a las normas ticas y/o deontolgi-cas de los psiclogos profesionales espaoles esinexistente.

    La correspondencia sobre esta artculo deber enviarse al autor al E-mail: [email protected]

  • Es fundamental conocer la realidad para actuali-zar el vigente Cdigo Deontolgico y plantear laformacin en tica Profesional tanto en lasFacultades de Psicologa, como ulteriormente en loscursos de reciclaje organizados por el Colegio dePsiclogos.

    Para realizar una revisin terica de este tematenemos que remitirnos fundamentalmente a textosanglosajones, pues en nuestro idioma es un mbitopoco desarrollado. Es indispensable abordar temascomo el papel del psiclogo forense, la actuacincomo perito y los procedimientos de familia, que enocasiones siguen suscitando grandes controversiasticas.

    Respecto al psiclogo forense, Urra ha estudiadolargamente la prctica profesional y tica del psic-logo que trabaja en la Administracin de Justicia,sosteniendo que ste tiene la obligacin de conoceren profundidad las caractersticas, conceptos y ope-raciones del sistema jurdico en el que acta. En surol profesional est obligado a evitar ofrecer conclu-siones sobre las leyes, su interpretacin o el sistemalegal. Asimismo debe ser cauteloso haciendo predic-ciones sobre la conducta antisocial; expresar clara-mente sus recomendaciones o calificaciones, justifi-cando en qu medida estn soportadas por el estadoactual de la teora e investigacin psicolgica; man-tener su independencia y autonoma profesional; noprestarse a situaciones confusas; informar al sujetoexplorado aunque la solicitud de informe venga rea-lizada por otra persona o institucin y no olvidarnunca que el conocimiento de un delito le obliga adenunciarlo. ste es segn Urra el mnimo tico exi-gible a un psiclogo de este rea.

    Un aspecto ciertamente polmico es el del infor-me de parte, que por supuesto cabe y a lugar. Lo queno resulta tico es el contrainforme basado no en elpropio estudio y sus consecuentes conclusiones sinoen criticar, denostar e invalidar el informe realizadoanteriormente por el profesional que lo ha ejecutado.

    La prctica profesional o es tica o es una malpra-xis, que daa no slo a quien la sufre y a quien laejerce, sino al colectivo que ampara al infractor, porlo que estamos legitimados para perseguirle. Paraser un buen profesional hay que identificarse con elrol institucional, si bien no dejndose instrumentali-zar (convirtindose en brazo ejecutor de la justicia o

    dando apoyo cientfico a argumentos parciales delmundo del Derecho). Para alcanzar el aprendizajeticamente exigible, se ha de posibilitar que losalumnos del ltimo ciclo de la carrera universitariarealicen un verdadero practicum donde ulteriormen-te podrn laborar (en nuestro caso el Foro).

    El comportamiento del psiclogo antes, durante ydespus del juicio, ha de ser tico y esttico, de-sarrollando su capacidad emptica y erradicando elposicionamiento ante un Nmero de Expediente alque no se le pone cara, o la actitud de moverpapel o la eficacia asptica.

    Por el contrario se ha de implicar, ser honesto yfirmar informes tras reflexionar e indagar para darrespuesta a la exigencia de calidad en cuanto a cla-ridad, precisin, rigor y expresin del grado de fia-bilidad, llenando de contenido su labor y siendoasertivo en la defensa de criterios cientficos.

    Un riesgo inherente a la funcin es el de sentirseDios, irrogndose un poder en usufructo que seimparte graciablemente para que un sujeto cobreuna invalidez, para que se permita a un padre unrgimen de visitas, o para que el menor sea interna-do en tal Centro y por tanto tiempo. Junto a elloexiste el peligro de manipular desde nuestro saber,desde nuestra ciencia, utilizando ilegtimamente ins-trumentos que son traducidos como palabra de ley,pese a que su fiabilidad y validez sea en ocasionesescasa.

    El acto de la ratificacin, en ocasiones convertidoen ziskinizacin, donde se plantea una estrategia dedescrdito del experto, nos responsabiliza de cadaafirmacin contenida en el informe, nos impele acuestionarnos los mtodos e instrumentos utilizados,interpelndonos sobre el conocimiento de cada casoen particular y nos aleja de los informes tipo.Como ha dicho algn autor, para ir a ratificarse,habra que prepararse como si uno fuera a ser inte-rrogado por un abogado inteligente, licenciado enpsicologa y que adems, gusta de un lenguaje inin-teligible.

    Es necesario que el psiclogo se muestre crebleen la ratificacin. Para actuar correctamente en estacircunstancia se precisa cualificacin y honestidad,su aprendizaje conlleva role-playing, as como asis-tencia y seguimiento a procesos judiciales comple-tos. La ratificacin coadyuva a elevar informes lo

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  • ms objetivos posibles, limitando tanto las inferen-cias como las predicciones conductuales y evitandoplasmar aspectos dudosos y no resueltos, cindo-nos a conclusiones que se justifiquen en base a con-ceptos vlidos o datos empricos slidos.

    Del Ro nos seala que, dadas las caractersticasde la psicologa forense, existe riesgo de que loserrores tengan graves repercusiones para las perso-nas implicadas en el proceso y para el mismo profe-sional.

    El psiclogo forense se debe a quien le ha contra-tado dentro del mbito jurdico-legal, pero tambinsin duda al evaluado. Dicho cliente, aunque no hayaelegido serlo, ha de conocer las obligaciones delprofesional y los puntos donde se puedan producirconflictos de intereses. Fundamental ser que sepaque los resultados del examen no son confidencia-les, podrn y de hecho sern conocidos por los ope-radores jurdicos; que la exploracin no supone untratamiento y que l no est obligado a responder alas preguntas, si bien y si no lo hace, se reflejar enel dictamen su negativa.

    El psiclogo forense en el mbito penal acta valo-rando la responsabilidad criminal, la imputabilidaddel procesado, los posibles eximentes, atenuantes,agravantes, tambin el estrs postraumtico de lasvctimas y otras secuelas. Cuando se incardina en elderecho civil, su mbito se refiere a los procesos detutela, incapacitacin de adultos, internamientos psi-quitricos involuntarios, proteccin de menores,adopcin, acogimiento, privacin de derechos paren-tales de progenitores, atribucin de custodia en casode divorcio. Respecto al derecho laboral las secuelaspsquicas de accidentes, el acoso en el trabajo.

    Cabe actuar como perito en cuanto a su calidad deexperto y a demanda de las instancias judicialescomo seala vila, pero tambin como auxiliar einclusive como asesor, lo que conlleva participar enel antes, durante y despus del acto que se celebra enel Foro.

    Como experto, aparte de conocer el mbito psico-lgico, el psiclogo habr de manejarse con losrequisitos que son propios al mbito jurdico. Selimitar a prestar sus servicios en aquellos aspectosen los que est realmente especializado y ha de com-prender los derechos civiles de las partes en los pro-cesos legales en los que participe.

    El desarrollo profesional como perito puede venirdemandado por el juez, el fiscal, los abogados y rea-lizarse de parte o adscrito a las plantillas delMinisterio de Justicia o comunidades autnomas einclusive de Interior bien por pertenecer a los equi-pos de la Clnica Mdico-Forense, de los Juzgadosde Menores, de los Juzgados de Familia, deInstituciones Penitenciarias. La solicitud se hace porescrito y conlleva aceptacin y juramento. El psic-logo ser citado en forma indicndose da, hora ylugar.

    Dadas las caractersticas del mbito forense, sehan desarrollado documentos especficos para el tra-bajo del psiclogo como perito. Entre ellos es espa-cialmente relevante The European psychologist inforensic work and as expert witness. Recommen-dations for an ethical practice, elaborado por laEFPA.

    Una cosa es que el psiclogo forense haya de con-testar a las preguntas formuladas por el juez y otrabien distinta que ha de mantener la confidencialidadcon respecto a cualquier informacin que no influyadirectamente en los propsitos legales de la evalua-cin. El psiclogo ha de ser consciente de que suinforme va a pasar por muchas manos, por lo queslo reflejar aquellos datos relevantes para los pro-psitos de la intervencin. Pruebas, cuestionarios ytests deben ser guardados garantizando la seguridad,restringiendo el acceso a los mismos a aquellas per-sonas que por sus caractersticas tengan un intersprofesional legtimo.

    El consentimiento informado ha de prevalecer entodo caso y consignarse la aceptacin por parte dequien es explorado y de las terceras personas que elpsiclogo entienda como necesarias, si el consenti-miento no es dado podr ser suplido por una ordenjudicial. Si pese a todo quien ha de ser explorado seniega, el profesional informar al juez.

    La mala praxis conlleva consecuencias negativasno slo para el encausado sino tambin para el psi-clogo y para la colectividad psicolgica. Para elpsiclogo reviste carcter de delito ya sea porque seconsidere como falso testimonio o como existenciade ignorancia inexcusable. En cuanto a la colectivi-dad psicolgica, como consecuencia de la mala pra-xis se produce una desconfianza en la concienciasocial en el mbito del derecho, etc.

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  • La mayor corrupcin de un psiclogo forense seda cuando el perito vende corruptamente sus dict-menes, basndose en lo que el abogado desea quedigan y no en la verdad. Un potencial factor de par-cialidad se adivina cuando el perito condiciona sushonorarios al resultado del juicio.

    El perito ha de luchar siempre por su independen-cia, ahuyentar cualquier presin, buscar adhesina la honestidad, pelear por la minuciosidad y laobjetividad.

    La experiencia en los comits de tica nosdemuestra que los informes de parte en conflictosmatrimoniales son los que conllevan un mayor ries-go de malpraxis. El objetivo del psiclogo ha de sersiempre el mejor inters del nio. Es fcil dejarseinfluenciar, ser poroso a los comentarios perdiendola necesaria objetividad e imparcialidad de la eva-luacin, sesgando la informacin competente tannecesaria para los tribunales.

    En los procesos de separacin no se puede actuarcon ingenuidad o realizar informes sin las debidasgarantas ticas o cientficas, pues obviamente cadaabogado va a buscar utilizar el contenido bien paraaplaudirlo en beneficio de su cliente o bien paradenostar al autor de dicho informe si el contenido vaen contra de los intereses de su cliente. Resulta muypreocupante el nmero de denuncias interpuestascontra psiclogos que trabajan en los Juzgados deFamilia o que realizan peritajes en este mbito.

    Los informes forenses han de explicitar claramen-te quien los realiza, quien los solicita, el motivo porel que se realizan y las tcnicas de diagnstico utili-zadas. El lenguaje ha de ser claro pero sin sacrificarel contenido tcnico. Se ha de dar contestacin a laspreguntas formuladas aclarando en qu grado cient-fico estn sostenidas. Como dijeron Vzquez yHernndez, los informes psicolgicos forensesdeben seguir una tctica de mxima observacin,media descripcin y mnima inferencia. Jams sesealarn caractersticas psicolgicas de alguien queno haya sido explorado, o bien de la relacin con suhijo/a cuando la informacin slo es proporcionadapor el otro cnyuge (estas malpraxis acontecen concierta asiduidad, unificando incompetencia e impru-dencia).

    El psiclogo tendr prevencin respecto a trasmi-tir informacin de pacientes sin indicarles que va a

    ser utilizada para un mbito distinto del inicial, porejemplo una terapia de familia. Tambin tendrsumo cuidado con la informacin suministrada porlos nios, dadas las consecuencias que pudiera tenerpara su futuro. Obviamente, no se puede valorar amenores de edad sin el consentimiento de los proge-nitores. Resulta reincidente el que uno de los padresacuda al psiclogo con el nio/a en los das que elrgimen de visitas se lo permite sin informar al otroprogenitor. Slo la conviccin formal de que esnecesario llevar a efecto dicha exploracin paramodificar una situacin grave que pueda estar afec-tando al normal desarrollo del nio/a puede induciral psiclogo a seguir adelante con esta anomalalegal.

    Un verdadero problema se genera cuando se con-funden los papeles de terapeuta y perito entrndoseen una relacin dual, pues an se difumina ms lapercepcin de quin es el cliente. Que un psiclogoclnico comparezca en un juicio para testificar sobreun cliente suyo resulta al menos profundamente pro-blemtico, pues el terapeuta tiene y ha de tener unsesgo al introducir la alianza teraputica con elpaciente. Esta alianza ejerce una marcada distorsinsobre la necesaria objetividad del perito.

    Resulta necesario discriminar entre obligacionesticas y legales. De obligado cumplimiento es cono-cer la ley para, por ejemplo, saber las causas derecusacin de los peritos, tales como el parentescode consanguinidad o de afinidad dentro del cuartogrado con el querellante o con el reo; el intersdirecto o indirecto en la causa; la amistad ntima oenemistad manifiesta; haber prestado servicioscomo perito al litigante contrario o ser dependienteo socio del mismo; tener participacin en sociedad,establecimiento o empresa que sea parte del proce-so.

    El perito ha de ser muy cauto y recibir slo ins-trucciones de la instancia legtima y no de las partesimplicadas en el conflicto. Evitar cualquier tipo derelacin dual. Asimismo ha de tener particular cui-dado al participar en medios de comunicacin parano vulnerar la regla de confidencialidad. Jams sehan de exponer los resultados de las evaluaciones.

    Un gran referente mundial en la psicotica,Frana-Tarrag, indica los distintos supuestos quegeneran dudas ticas en el actuar profesional del psi-

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  • clogo forense. Seran el referido al diagnstico psi-colgico, que el psiclogo plantee sus inferenciasrespecto al pasado o respecto al futuro, como total-mente ciertas y seguras, implicara una actitudimprudente o temeraria del profesional; el de notener contacto con el implicado y el de la resea delas limitaciones de la ciencia psicolgica y de susinstrumentos diagnsticos.

    En cuanto a los procedimientos de familia, sonmuy interesantes para guiar nuestra prctica profe-sional algunos documentos como el Protocolo delColegio Oficial de Psiclogos de Catalua para peri-tajes psicolgicos en procedimientos de familia,desarrollado por Arch y Jarn. Como este magnficotexto recoge, el informe pericial psicolgico enprocedimientos de familia bebe sus principios ticosy deontolgicos en el principio de competencia pro-fesional, el mejor inters del menor y realizar elmenor dao posible. [ ... ] La realidad de una fami-lia es compleja, a fin de que el/la tcnico/a puedarealizar su tarea asegurando al mximo la validezde contenido, es necesario medir y observar un grannmero de factores. As mismo, no es suficienteexplorar el funcionamiento individual de cadamiembro de la familia, sino que tambin debenexplorarse las pautas de relacin de los miembrosentre s.

    Tambin es absolutamente recomendable la lectu-ra de la gua de actuacin para los psiclogos quetrabajan en casos de separacin y custodia elabora-da por la American Psychological Association:Guidelines for Child Custody Evaluations inDivorce Proceedings. Ofrece pautas bsicas a seguiren las evaluaciones y emisin de informes de graninters y utilidad.

    En cuanto a los estudios de Psicologa que hantratado de conocer cules son aquellas situacionesque plantean dudas ticas a los profesionales en suprctica cotidiana, es imprescindible por su repercu-sin citar el de Pope, Tabachnick y Keith-Spiegel,realizado en 1987 con muestra estadounidense. Losparticipantes tenan que valorar 83 conductas quehacan referencia a la evitacin de daos, el respeto,el consentimiento informado, la confidencialidad yla competencia entre otros. El cuestionario fue apli-cado a 456 miembros de la Divisin de Psicoterapiade la American Psychological Association. Estos

    autores encontraron que 12 de las 83 conductas fue-ron difciles de valorar ticamente por los partici-pantes.

    Tambin es relevante citar la investigacin deSullivan, que aplic el cuestionario de Pope et al a663 miembros de la Sociedad Australiana dePsicologa, concluyendo que algunos participantesencontraron difciles de juzgar desde el punto devista tico las situaciones referentes a las relacionesfinancieras con los clientes.

    Urra (2007, tesis doctoral) tambin ha desarrolla-do una investigacin con un cuestionario amplio,actualizado y acorde a las demandas que le son pro-pias a los profesionales en Espaa, con una muestramayor y perteneciente a todas las ramas de laPsicologa, pues en las investigaciones precedentesla clnica era muy predominante.

    Antes de dar paso a la investigacin definitiva,Urra realiz un estudio previo con 42 alumnos de 5de Psicologa del Cardenal Cisneros (UniversidadComplutense de Madrid), apreciando una demandade la asignatura de tica y deontologa. Casi todoslos alumnos participantes haban tenido el CdigoDeontolgico en sus manos, pero no llegaba a lamitad los que lo haban ledo completamente. Sepona de manifiesto una falta de motivacin exteriory de concienciacin personal.

    En el estudio emprico propiamente dicho, el ins-trumento utilizado por Urra fue un cuestionariocompuesto por 124 dilemas, contestado por 723 psi-clogos de todo el pas. La muestra utilizada resultsignificativa, concretando el margen de error de losdatos globales en 4%.

    El objetivo fundamental era conocer qu temas osituaciones generaban dilemas a los profesionalespsiclogos e igualmente qu respuestas daban alenfrentarlos. Interesaba saber si ante una mismasituacin o hecho, las respuestas eran divergentes,dispares, contradictorias o irreconciliables; y si esasdiferencias se deban al desconocimiento del CdigoDeontolgico, a la subjetividad de la interpretacindel artculo referente, a la inexistencia del mismo oa una redaccin equvoca.

    El cuestionario fue elaborado con la inestimablecolaboracin de reconocidos psiclogos, selecciona-dos segn el criterio de ser muy representativos ensu rea profesional. El listado de dilemas se realiz

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  • en base al esquema del Cdigo Deontolgico envigor (1987): 13 dilemas hacan referencia aPrincipios Generales. 6 a Competencia Profesional yrelacin con otros profesionales. La Intervencin,dividida en diferentes reas se reparta en 14 dilemasde Psicologa Clnica y de la Salud. 5 de PsicologaEducativa. La Psicologa Jurdica fue representadapor 9 dilemas. 6 referidos a Psicologa del Trabajo,Recursos Humanos y Organizaciones. La Psicologade la Intervencin Social se concret en 5 dilemas. 4referidos a Psicologa del Trfico y la SeguridadVial. 5 a Psicologa y Drogodependencias. LaPsicologa Deportiva se reflej en 4 dilemas y laPsicologa Poltica en otros 4. La investigacin ydocencia agruparon 9 dilemas. El mayor nmero dedilemas se refirieron a la Obtencin y Uso de laInformacin, exactamente 21. La Publicidad 7 dile-mas. Y los Honorarios y Remuneracin 12.Obviamente el cuestionario de dilemas estuvo con-formado por los dilemas antedichos pero aleatoria-mente entremezclados.

    De toda esta investigacin, se obtuvieron unaserie de apreciaciones acerca de la PsicologaJurdica en relacin a los cuestionamientos ticos ydeontolgicos que se hacan los profesionales deesta rea, que luego analizaremos detalladamente.

    Los objetivos de la investigacin se concretabanen los siguientes: constatar qu situaciones genera-ban dilemas en la prctica cotidiana de los psiclo-gos. Apreciar si haba coincidencia en las respuestasque daban los colegiados o mucha disparidad antelos mismos dilemas. Ver si la prctica en reas distin-tas dentro de la Psicologa conllevaba respuestas dis-tintas. Verificar si existan distingos entre quienes lle-vaban muchos o pocos aos ejerciendo la profesin.Auscultar la formacin recibida en tica por loslicenciados en Psicologa. Comprobar si existanlagunas en el Cdigo Deontolgico de 1987, dado elpaso del tiempo. Dilucidar si se precisaba corregiralgo del articulado de dicho Cdigo Deontolgico,por tratarse de una redaccin que llevara a equvoco.Aportar al Consejo General de Colegios dePsiclogos los datos y conclusiones para, si se esti-maba por su Junta de Gobierno y las comisiones dedeontologa, incluir aquello que tuviera relevancia enel nuevo Cdigo Deontolgico. Mejorar ticamentela prctica profesional de los psiclogos, en aras de

    optimizar el trato recibido por los clientes y evitacinde problemas y sanciones de los compaeros.

    En cuanto a las hiptesis generales, el estudio semarc las siguientes:

    1. Hay muchas particularidades que no siendoaceptadas por el Cdigo, s son admitidas porlos colegiados (por ejemplo, que un profesorindique a los alumnos que deben adquirir unlibro que dicho profesor ha publicado).

    2. Quienes han terminado la carrera ms recien-temente estarn mejor formados en tica ydeontologa.

    3. Quienes se han encontrado con un dilema,sern ms comprensivos con las dudas y acep-tacin de las dudas y dificultades de quien seencuentre en esa situacin.

    4. Pese a la defensa individual de la intimidad entemas tan personales y complejos, unido a queun listado cuya contestacin exige cuarentaminutos de atencin, la respuesta resultarasignificativa y superior a las ms amplia alcan-zada por lo que conocemos en todo el mundo(600 sujetos).

    5. Quienes contesten mayoritariamente sern psi-clogos sensibilizados con la tica y deontolo-ga.

    6. Existirn pocos dilemas, pero muy significati-vos, que renan respuestas absolutamenteopuestas entre el pensar de unos psiclogos yotros.

    7. La mayora de los psiclogos no han estado enla situacin de dilemas que se proponen en ellistado.

    Tambin se elaboraron dos hiptesis especficas:1. Existen temas como el de la tortura que conci-

    tarn en todos los compaeros la misma repul-sa (a trabajar con torturadores). Asimismotodos denunciarn si saben que un nio es vc-tima de agresiones y maltrato.

    2. El mbito de la Psicologa Jurdica y dada laproblemtica que le es propia, aportar un grannmero de contestaciones.

    La muestra fue recogida del 1 de junio al 1 dediciembre de 2006. De un total de 723 participantes,el 32.5% de pertenecan al rea clnica, el 22.7% aIntervencin Social y el 22.1% a Educacin. LaPsicologa Jurdica fue la cuarta rama en participa-

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  • cin, con un 14.5% sobre el total de respuestas.El cuestionario de dilemas contemplaba, como es

    lgico, todas las reas de intervencin en las que sedesarrollan profesionalmente los psiclogos. Losdilemas especficos que hacan referencia a laPsicologa Jurdica son los que siguen:

    Entrenar al cliente en tcnicas de credibili-dad antes de declarar en un juicio.

    Hacer una evaluacin sobre custodia de meno-res sin ver a ambos progenitores.

    Recibir al progenitor que, no teniendo la cus-todia del nio, acude con el mismo en busca deun informe, con desconocimiento por parte delotro progenitor.

    Realizar un contrainforme pericial basado sloen el informe elaborado con anterioridad porun colega.

    Un consultante solicita una valoracin de supersonalidad, pues ha sido objeto de un infor-me psicopatolgico en el que se dictamina-ba su incapacidad para ejercer la patria potes-tad. Emitir un informe contra el informe delcolega si llegamos a la conclusin de que elinforme previo no es correcto.

    Realizar un informe para una de las partes ycomparecer en el juzgado como testigo de laotra.

    Denunciar a nuestro propio colegio profesio-nal si estimamos que ste no defiende nuestrosintereses o los del colectivo en general.

    Hacer un trueque con un interno en prisin,dicindole que si colabora en investigacionespsicolgicas se emitirn informes positivos a laJunta de Tratamiento, al entender que la cola-boracin es un gesto de reinsercin y de querercontribuir al desarrollo cientfico.

    Que el psiclogo de prisiones asuma que tienems obligacin con la institucin que con losinternos.

    El estudio tuvo un diseo transversal, permitien-do obtener informacin sobre aspectos evaluativosy describir las relaciones existentes entre un con-junto de variables en un momento determinado.Las variables utilizadas como independientes ocausativas fueron de seleccin, al no haberse utili-zado manipulacin, debido a la utilizacin demuestras naturales. Se configur, por tanto, comoun diseo univariado - multivariado, con un grupode medida nica.

    Uno de los anlisis ms interesantes fue el de lafrecuencia de los dilemas especficos de cada reaentre profesionales de dentro y fuera del rea. Losresultados concretos del rea de Psicologa Jurdicafueron stos:

    Como se aprecia en la tabla, los siguientes dile-mas no son exclusivos del rea de Jurdica: Recibiral progenitor que, no teniendo la custodia del nio,acude con el mismo en busca de un informe, condesconocimiento por parte del otro progenitor.Realizar un informe para una de las partes y com-

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    PSICOLOGA JURDICADilema T p< Ocurrencia Ocurrencia

    dentro rea fuera rea (%) (%)

    Entrenar al cliente en tcnicas de credibilidad antes de declarar en un juicio -2.469 .05 22.9 13.6Hacer una evaluacin sobre custodia de menores sin ver a ambos progenitores -5.068 .001 47.6 24.1Recibir al progenitor que, no teniendo la custodia del nio, acude con el mismo en busca de un informe, con desconocimiento por parte del otro progenitor -.108 Ns 24.8 24.3Realizar un contrainforme pericial basado slo en el informe elaborado con anterioridadpor un colega -5.969 .001 41.9 17.0Un consultante solicita una valoracin de su personalidad, pues ha sido objeto de un informe psicopatolgico en el que se dictaminaba su incapacidad para ejercer la patria potestad. Emitir un informe contra el informe del colega si llegamos a la conclusin de que el informe previo no es correcto -7.036 .001 55.2 22.2Realizar un informe para una de las partes y comparecer en el juzgado como testigo de la otra -1.417 Ns 17.1 12.1Denunciar a nuestro propio colegio profesional si estimamos que ste no defiende nuestros intereses o los del colectivo en general -1.278 Ns 19.0 14.2Que el psiclogo de prisiones asuma que tiene ms obligacin con la institucin que con losinternos -2.169 .01 18.1 9.5

  • parecer en el juzgado como testigo de la otra.Denunciar a nuestro propio colegio profesional siestimamos que ste no defiende nuestros intereses olos del colectivo en general.

    Realizar un informe para una de las partes y com-parecer ulteriormente en el Foro est aumentando demanera relevante no slo en el rea de Jurdica sinoen otras, pues el psiclogo una vez realizado elinforme es llamado a ratificarlo.

    Respecto a denunciar a nuestro propio colegioprofesional si estimamos que ste no defiende nues-tros intereses, va poco a poco aumentando tanto enla Psicologa Jurdica que sufre por su funcin elmayor nmero de denuncias como en otras reas porlo inmediatamente arriba indicado cual es la judicia-lizacin de los informes.

    Interpretamos que la recepcin de un progenitorque no teniendo la custodia del nio acude a un des-pacho profesional de un psiclogo, se da muchotambin en la clnica o en el mbito educativo, dadoque no se indica al facultativo para qu se va a utili-zar dicho informe. Vase el grfico que contina aestas palabras.

    Por contra, acontece mucho ms que Un con-sultante solicita una valoracin de su personali-dad, pues ha sido objeto de un informe psicopa-tolgico en el que se dictaminaba su incapacidadpara ejercer la patria potestad. Emitir un informecontra el informe del colega si llegamos a la con-clusin de que el informe previo no es correcto enel mbito de la Psicologa Jurdica (55.2%), quefuera de esta rea en el 22.2%. El tema de los con-trainformes resulta preocupante en el mbito de laPsicologa Jurdica, vase en el dilema se explici-ta emitir un informe contra el informe del cole-ga.

    Respecto a la frecuencia de ocurrencia de cadadilema, no se apreciaron diferencias por reas deintervencin. Superan el 50% de frecuencias de ocu-rrencia: No ofrecer al paciente si la pide infor-macin detallada de otras alternativas teraputicas yotros profesionales a los que podra acudir, resultapreocupante pues alcanza el 60.7%. Como resultagrave que el 59.9% reconozca trabajar cuando seencuentra demasiado estresado para ser efectivo. Un53.4% se ha encontrado en la situacin de no cobrara un paciente. Y un 52.1% en desarrollar un progra-ma para que un nio de 3 aos obedezca ms a lospadres, sin plantearse si responde al mejor intersdel nio. Un 50.3% afirma haber atendido a clientesque presentan problemas anodinos que pueden serresueltos por ellos mismos y un 50.1% utilizar reve-laciones personales del profesional como tcnicateraputica. De las 124 situaciones que plantea elcuestionario de dilemas, slo en 6 se supera el 50%de frecuencias de ocurrencia. Se aprecia en las res-puestas: sinceridad, lgica y coherencia. Resear eldilema Utilizar revelaciones personales del profe-sional como tcnica teraputica (50.1%) puesresulta relevante que la mitad de los psiclogosinterpreten esta terapia como benfica, mientras quela otra mitad la valoren como inaceptable. Tampocoes desdeable (por preocupante) que el 46.7% hagaque los clientes completen los tests (que no sonescalas de auto-observacin) en su casa, aunque seapuntualmente.

    Especficamente en Psicologa Jurdica, la mxi-ma ocurrencia dentro del rea se da con un 55.2% enUn consultante solicita una valoracin de su perso-nalidad, pues ha sido objeto de un informe psicopa-tolgico en el que se dictaminaba su incapacidadpara ejercer la patria potestad. Emitir un informe

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  • contra el informe del colega si llegamos a la conclu-sin de que el informe previo no es correcto. Laocurrencia fuera del rea, slo alcanza el 22.2%.nase a este dato el ms que preocupante, grave41.9% de psiclogos jurdicos que reconocenRealizar un contrainforme pericial basado slo enel informe elaborado con anterioridad por un cole-ga, algo que slo realiza el 17% de los psiclogosno jurdicos. Esta es una de las causas ms funda-mentadas para recibir denuncias por una mala pra-xis. La otra causa viene de la mano del 47.6% depsiclogos jurdicos frente al 24.1% de quienesno lo son que Hacen una evaluacin sobre custo-dia de menores sin ver a ambos progenitores. Slopor la obtencin de estos datos, merece la pena elesfuerzo colectivo de esta investigacin. Todas lasalarmas deben encenderse.

    Otro anlisis muy relevante que aporta luz sobrelos problemas ticos a los que se enfrentan los psi-clogos en su quehacer profesional es el de los dile-mas cuya desviacin tpica es mayor y que, porende, indican un alto grado de dispersin en losplanteamientos de los psiclogos. Cobrar a clientespor las citas a las que estos no acuden es un dilemaque genera un gran contraste de pareceres, existeuna profunda divisin y al 50% entre los que entien-den que s se debe cobrar y los que se oponen a estaprctica, pareciera que el Cdigo Deontolgicoactual no concrete la postura a tomar o quizs estetipo de decisin debe nacer del propio profesionalsin quedar plasmado en norma escrita.

    Tambin hay disparidad en utilizar como sujetosexperimentales a personas que por su situacin seanvulnerables, si bien las respuestas se inclinan a unposicionamiento negativo al respecto.

    Un alto grado de desacuerdo concita que un psi-clogo abuse del alcohol en lugares pblicos y sibien en general se valora como negativo, es de sig-nificar que esa disparidad en las respuestas no esachacable al Cdigo Deontolgico sino a un posicio-namiento personal en la forma de conducirse. Claroque el psiclogo es un ciudadano ms, pero no esmenos cierto que es un referente para sus pacientese incluso para la sociedad.

    La dificultad en la profesin para homogeneizarcriterios ante dilemas que puedan parecer puntualespero que son indicadores de actitudes y posiciona-

    mientos, queda reflejado con lo hasta aqu apuntado.Esta disparidad de criterios que genera inseguridaden la ciudadana se vuelve a apreciar en la polaridadentre los que son favorables y los que no, tanto aproporcionar tratamiento psicolgico a un menor encontra de los deseos de sus padres, como a informara un joven de 18 aos de la causa de la muerte de suspadres, siendo esto producto de la violencia de gne-ro concluyendo con el suicidio del parricida.

    Pueden existir profesionales que no conozcan elCdigo pero claramente hay otros que, informadosdel mismo, desoyen su mandato. Se destacan tresejemplos:

    El Cdigo actual vigente seala en su artculo 25en caso de intervencin con menores de edad, sehar saber a sus padres o tutores. Quizs en losveinte aos transcurridos desde la publicacin en1987 del Cdigo ha cambiado mucho el concepto demenor, su grado de autonoma, su derecho a la con-fidencialidad (primordialmente con los denomina-dos menores maduros) y, por ello, muchos psic-logos dudan en realizar lo que refleja nuestra normadeontolgica.

    El artculo 27 del referido Cdigo Deontolgicoexplicita: se favorecer al mximo la capacidadde decisin bien informada del cliente para quepueda acudir a otro psiclogo o profesional.Pareciera que este mandato no se interpreta por lospsiclogos como la obligacin de informar desde unprimer momento de las alternativas existentes.

    Artculo 29 No se prestar a situaciones confu-sas en las que su papel y funcin sean equvocos oambiguos. Esta redaccin actual, no parece sufi-ciente, pues que un 39.4% de psiclogos que se des-empean en el rea de Trabajo indiquen que sseleccionaran a profesionales con escasa asertivi-dad as lo indica.

    En el anlisis de los dilemas donde los psiclogosmuestran una respuesta ms homognea, la inmensamayora de los psiclogos estn profundamente endesacuerdo con rechazar a un cliente por aversintras verlo la primera vez, asumen que no puedendejar llevarse por transferencias o contratransferen-cias, que los pacientes lo son con sus caractersticasy que la vocacin y funcin del psiclogo no permi-te colgar el cartel de reservado el derecho de admi-sin.

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  • Asimismo, concita una respuesta unitaria y abso-lutamente contraria el considerar que el secreto pro-fesional cesa cuando la relacin psiclogo clienteconcluye.

    Un amplsimo acuerdo genera el romper la confi-dencialidad para informar sobre un abuso infantil.Es un criterio claro de la profesin, tan es as que nose interpreta como dilema.

    Existe una clara sensibilidad generando unanimi-dad contra investigar a una persona que pertenece aun grupo social determinado, ya sea por color, raza,religin, etc., sin su permiso expreso como integran-te del grupo adems de como individuo.

    Coinciden en el acuerdo los psiclogos respecto aque debe contestarse a la autoridad judicial. Se haentendido lo que significa la autoridad judicial, quepuede eximir al psiclogo de silencios exigibles enotros mbitos.

    Manifiesto desacuerdo existe en alterar un diag-nstico para cubrir los criterios de un seguro.Recordemos en este pasaje las dificultades intrnse-cas de los colegas norteamericanos, mucho msmaniatados por esta realidad que empieza a vislum-brarse en nuestra Espaa.

    Los psiclogos de nuestro pas muestran su aver-sin a recomendar que el hijo menor de edad de unpaciente con una enfermedad mental grave vea a suprogenitor porque se entiende que es un elementoteraputico positivo para el paciente. Y es que estecaso no hace mucho tiempo fue conocido por todoslos ciudadanos, transmitido por los medios decomunicacin. Un nio hubo de abandonar a laencantadora familia acogedora para volver con sumadre biolgica afecta de trastorno bipolar de lapersonalidad, la cual viva con su marido diagnos-ticado de esquizofrenia alcohlica. La razn (o sin-razn) de la sentencia fue exactamente que elregreso del menor podra ser positivo para la evo-lucin de la madre. Los psiclogos han sufrido,debatido y se han sensibilizado mucho con estedramtico caso en el que un psiquiatra asesor a unjuez, olvidndose ambos del mejor inters delmenor y cercenando para siempre el presente y elfuturo de un nio.

    Una respuesta inequvoca aparece respecto a uti-lizar tests de personalidad (como el MMPI) paraseleccin de los distintos cuerpos de Polica. Los

    psiclogos lo tienen claro en el sentido de que unciudadano al que se le va a dotar de un arma regla-mentaria requiere un equilibrio que debe evaluarsecon tests, entrevistas, etc. Tan es as, que muchospsiclogos han tenido que contestar a tests psicol-gicos para ganar su plaza en una oposicin, lo quepone de manifiesto que son difcilmente manipula-bles dichas pruebas, hasta para quien las conoce ymaneja.

    Denunciar a nuestro propio colegio profesional sise estima que no defiende nuestros intereses o losdel colectivo en general, hace confluir una respues-ta homognea desde la posicin de acuerdo.

    Alivia comprobar que existan temas de total coin-cidencia entre los psiclogos, criterios inamovibles,convicciones enraizadas, que dan textura y solven-cia a nuestro colectivo. Lo deseable es seguirampliando el consenso.

    En la comparacin entre quienes se han encontra-do en la situacin y quienes no, apreciamos que, engeneral, quienes no han estado expuestos adoptancriterios ms rigurosos, considerando menos losmatices de la situacin. Los que han estado expues-tos a una situacin encuentran ms justificaciones,pues han experimentado los matices que la situacinplantea.

    Utilizar revelaciones personales del profesionalcomo tcnica teraputica parece a simple vista ypara quien no se encuentra en una terapia algo leja-no, peligroso y contraproducente. Por el contrario, laexperiencia, las horas de terapia, las preguntas delpaciente, la indicacin personal acorde, el intento dealejar una posicin equvoca de quien parece ejecu-ta un interrogatorio de tercer grado, puede llevar a laaceptacin de desvelar aspectos de la vida cotidianae ntima del propio profesional.

    Tambin, el no encontrarse en situacin hace quelos psiclogos sean ms estrictos de manera antici-patoria, sin embargo, la praxis cotidiana, el encon-trase trabajando con discapacitados intelectuales,con nios, con presos (poblaciones fcilmentemanejables en el sentido de poca mortandad experi-mental) facilita que el profesional entienda que no sedaa, muy al contrario, resulte benfico para elexplorado.

    En general s se aprecian posicionamientos distin-tos entre aquellos psiclogos que se han encontrado

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  • en situacin de afrontar un dilema y aquellos otrosque simplemente lo imaginan y se ponen en situa-cin.

    En cuanto a las conclusiones, diremos de mane-ra global que se confirman las hiptesis generales.La respuesta pese al tiempo exigido para contestaral cuestionario y los recelos a desvelar (an preser-vado el anonimato) temas ntimos, fue muy buenay los participantes mostraron una gran sensibilidaden las mltiples observaciones escritas a pie decuestionario. Se confirm que la mayora de lospsiclogos no haban estado en la situacin dedilemas que se proponan en el listado y que quie-nes se haban encontrado con un dilema eran mscomprensivos con las dudas y aceptacin de lasdificultades de quien se ve implicado en esa situa-cin.

    Existan pocos dilemas muy significativos quereunan respuestas absolutamente opuestas de unospsiclogos y otros. Igualmente existan particulari-dades que no siendo aceptadas por el Cdigo s loeran por la prctica cotidiana de los profesionales (sibien puntuales).

    No se ratific por el contrario la hiptesis de quequienes haban terminado la carrera ms reciente-mente estaban mejor formados en deontologa y elloporque sigue en general sin ensearse a losalumnos el contenido de la tica y deontologa pro-fesional y, an menos, enfrentarse a resolucin deconflictos.

    Las hiptesis especficas se confirmaron, tanto enque el mbito de la Psicologa Jurdica por la proble-mtica de denuncias que le es propia participara deforma hipertrofiada (si bien dejando traslucir algu-nas conductas contrarias a nuestras normas deonto-lgicas), como en que para satisfaccin y tranquili-dad de todos existen temas que concitan un acuerdounnime, es el caso de la repulsa a trabajar con tor-turadores o la asuncin del deber de denunciar sabe-dores de que un nio es vctima de agresiones y mal-trato.

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