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CRIMEN Y MERCADO
Juan Velarde Fuertes
PREAMBULO DESDE LOS RELATOS
POLICIACOS
Por supuesto que el lucro es una de las causas del grandísimo número de crímenes sangrientos. Quid prodest?, o sea, lquién resulta beneficiado?, es una
pregunta sistemática de toda la literatura policíaca desde que se plantea el enigma en El doble asesinato en la calle Morque, esa genial obra de Edgar Allan Poe que inaugura el género. Recordemos el papel que inmediatamente se hace jugar a los 4.000 francos que, en oro, ha sacado la desdichada madame L'Espanaye de la casa de banca Mignaud et Fils. Cabalmente, cuando la investigación de Dupin se endereza, y le lleva a apartar el asesinato por un humano es cuando se ha de responder a la pregunta: «lPor qué -el asesino- abandonó cuatro mil francos en oro para cargar con un fardo de ropa blanca?».
A partir de entonces se desarrolla, con la novela policíaca, algo que comenzó a explicarnos Frarn;:ois Fosca en su Histoire et technique du roman po/icier, publicada en Nouvelle Revue Critique en 1937. Para mí, por supuesto que convengo con Fosca en que ha de exponernos un misterio aparentemente incomprensible; pero, añado con Boileau-Narcejac en Le roman po/icier (colección Que sais-je, 2." edición, 1982) que, aliado al misterio, la novela policíaca debe dar miedo, tener un punto de horrible. Y o expuse esto hace tiempo, precisamente en Asturias, con la expresión de que, como mínimo, debe haber dos cadáveres, y que cuantos más existan, mejor. Ahora agrego que alguien -un detective, la policía, incluso el autor del relato- debe desenmarañar el sangriento embrollo con lógica implacable. La existencia de dos soluciones plausibles, una lógica y otra mágica, como sucede con alguna de las más célebres conclusiones de John Dickson Carr -recordemos el trío de maravillas geniales que constituyen Los anteojos negros, El hombre hueco y El crimen de las figuras de cerano contradicen esto. Al hacerlo, debe tener en cuenta que la rentabilidad del crimen es un elemento a considerar siempre. Durante mucho tiempo, estos relatos procuraron añadir el mensaje moralizador de que el crimen no paga, no rinde, y que el criminal siempre pierde. Sin embargo, ha comenzado a expansionarse una cierta literatura en la que el crimen rinde. La última
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que he leído, cínica y buenísima, es la de Donald Westlake, Policías y ladrones (Ediciones Júcar, 1966), dentro de una serie de obras de este autor que podrían agruparse bajo el epígrafe de Los costes de la sociedad opulenta. En fin; sea así o no, un cálculo de costes-beneficios en el que,más de una vez, en los costes aparece el riesgode la vida, es siempre inherente a la novela policíaca.
Naturalmente, sucede eso porque sangre y dinero aparecen tan mezclados, que más de una vez se dedicaron los economistas a estudiar, desde su perspectiva especial, qué mensaje se puede derivar de los relatos policíacos. Los doctrinarios neoliberales, tienen en este sentido antecedentes intelectuales bien probados, que van de Mandeville y su La colmena rumorosa o Fábula de las abejas o Vicios privados que producen bienestar público, hasta, como procuré probar en mi ensayo El libertino y el nacimiento del capitalismo, nada menos que «el divino Marqués de Sade». Queda así claro que les entusiasma tanto el dinero que no hacen grandes ascos a su origen por muy criminal que sea, si éste produjo pingües cantidades. Como consecuencia de fenómenos de rechazo social, les molestan indagaciones de este tipo. Tal lo que sucede en Galicia y el tráfico de negros en el siglo XIX. En el mundo capitalista es posible que abunden cadáveres, no ya en los armarios, como pretende el célebre adagio, sino en sus cajas fuertes. Por eso, investigaciones del tipo de las corrientes en las novelas policíacas le suena -y puede que lo sea - a algo básicamente anticapitalistas.
Recordemos el corto, pero brillante ensayo Observaciones sobre las novelas policíacas que se contiene en el trabajo de Ludwig von Mises -quizás el más brillante economista neoliberalcontemporáneo, tras su monumental obra Human Action-, La mentalidad anticapitalista(Fundación Ignacio Villalonga, 1957). A él pertenece un párrafo bien característico, en el quese indica que la novela policíaca «introduce la figura banal del integérrimo detective que humilla a quien era considerado por todos como unciudadano ejemplar. El detective actúa impulsado por un odio subconsciente hacia el burguésafortunado. En contraste con el detective particular, aparecen los inspectores de policía. Sonestos torpes y engreídos en exceso para descifrarel enigma. Se les supone incluso a veces predispuestos, de modo inconsciente, en favor del culpable, cuya posición social les impresiona fuertemente. El detective logra superar los obstáculos que la desidia de la policía le crea. Su triunfosupone una derrota de la autoridad burguesaque nombró a tales funcionarios».
Considero que Mises ha leído poca literatura policíaca, y que perdido en Hércules Poirot no penetró en el tremendo alegato procapitalista que se alberga en la producción novelística de Agatha Christie, del mismo modo que debe leerse en clave socialista a G. D. H. Cole. Por
supuesto que Maigret nada tiene que ver, como funcionario, con lo que Mises dice de los inspectores de policía, y que el ensayo de Alan T. Peacock sobre esta literatura en The Journal ofPublic Finance puntualiza mucho mejor las cosas.
Pero lo esencial, a mi juicio, es esta sensación de evidente molestia porque el lector, al identificarse, como ha subrayado William O. Aydelotte en su ensayo The detective sto,y as a historicalsource, publicado en The Ya/e Review en 1949, con el detective o investigador del crimen, refuerce lo que Mises llama los «fracasados» en la vida de los negocios. Según éste, éstos se sienten fascinados por tal literatura y -continúa-, «sueñan noche y día en tomar venganza contra aquellos de sus competidores que triunfaron. Se deleitan imaginando a su rival esposado y conducido por la policía. Este género de novelas provoca en ellos un morboso placer cuando se identifican con el detective y personalizan al rival que les superó en el asesino acorralado».
El talante de creer que el dinero no tiene olor ahora se encuentra en la fuerte campaña para legalizar el consumo de la cocaína. A finales de 1986, declaraba en The Wall Street Journal Roy Black, un abogado de los grandes traficantes: «El negocio de la droga es pura y sencillamente capitalismo; un negocio de oferta y demanda». La economía libre de la cocaína es demandada no sólo por personajes más bien secundarios, como el profesor de la Universidad de Wisconsin, Stevan Wisotsky en su Futilidad de la prohibición, o el profesor de la Universidad Católica de Fordham, Ernest Van Den Haas, del que LeNouvel Observateur publicaba unas largas declaraciones el 23-29 de enero de 1987, o los participantes en el debate publicado en Harper de diciembre de 1985, sino por el propio jefe de la neoliberal y monetarista Escuela de Chicago, el premio Nobel Milton Friedman. Aparte de ello, el mencionado número de The Wall Street Journal es fundamental para conocer el circuito de los francodólares, de importancia creciente.
Mucho más interesante es una observación de Francis Lacassin en Mythologie du roman policier, obra aparecida en la Colección 10/18, según la cual la novela policíaca nace de los ámbitos urbanoindustriales creados por el capitalismo: «Con sus fachadas engañosamente tranquilizadoras; con su muchedumbre de buenas gentes en cada una de las cuales puede albergarse un criminal; con sus anchas calles abiertas a locas persecuciones; con sus almacenes macizos como fortalezas; con sus empalizadas cerradas sobre el misterio o la nada; con sus luces que perforan la noche amenazadora, la ciudad es, simultáneamente, para el detective, su cómplice, su adversario y su acompañante. Es el símbolo de lo fantástico oculto bajo la máscara de lo cotidiano ... »
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CRIMEN EN EL CAPITALISMO
Precisamente así, al incorporarse el crimen a estas áreas, se ha sentido capaz, incluso, de organizarse y de integrarse en el capitalismo que
hizo pos{ble esta aparic10n cultur� nov1S1ma que es ,la 'urbe que conecta serwcios·e industrialización. Lo que me propongo i¡iquí*es mostrar
. cómo ,el crimen se ha organizapo y \ha sabido, como hace el insecto adulto, esc'apar.de la crisá-Jida que significan formas de actuación criminal propia de sociedades rurales y de sistemas económicos poco eficaces y precapitaFstás. Finalmente, cómo esto se encuentra ahoi:a mismo estructurado en los Estados Unidos,¡ e'n una organización neomafiosa. Voluntariamente dejo a un lado lo que permanece vivo aún en E31ropa de estas organizaciones criminales. Especialmente potentes son, por supuesto, las actividades de la Mafia siciliana. Su estudio económico se efectuó ya en un artículo de Gaetano Mosca publicado en el Giornale degli Economisti, en 1900. En España es excelente la recopilación de Cuello Calón, La Mafia, aparecida en 1906 en Madrid. Desde entonces queda claro entre nosotros que su fuerza económica es considerable gracias al control caciquil de la vida política de la isla. Se ha apuntado recientemente que la carga presupuestaria del alumbrado público en Palermo ha pasado de 337 millones de liras en 1970 a 10.600 millones en 1983, con lo que cuesta más de tres veces lo que el de Milán. Se debe evidentemente, al impuesto -el pizzu o porcentaje- que se pasa a la Mafia. Estos porcentajes son
el refugio de la Onorata Societa o Mafia, al cerrarse ahora un tanto sus fuentes de ingresos relacionados con la droga. Habían sido montados por un célebre capo mafioso, Don Vito Cascio Ferro, quien, en vez de racket o de extorsión, empleó esta palabra en la expresión sícílíanafari vagnari a pizzu -o sea, «mojar el pico»- como similar a cobrar una pizca en favor de la Mafia. En el periódico católico Dimensione Sicilia se podía leer, como explicación de este fortísimo negocio: «Se puede considerar tranquilamente que antes del asesinato -por la Mafia- del general Dalla Chíesa -el 3 de septiembre de 1983-, la Administración pública se llevaba en Sicilia del peor modo posible y que, después, ya no existe ni sombra de Administración». Así se explica que en la novela de Leonardo Sciascia La tía de América, de ambiente mafioso, se pueda leer: «Al luchar contra la Mafia, noto que lucho contra mí mismo ... »
Pero esta entidad, como la Camorra calabresa, que intenta afianzarse en España, como los corsos, o como los marselleses, no tienen la significación, ni de lejos, del crimen organizado en los Estados Unidos.
EL CRIMEN ORGANIZADO EN LOS ESTADOS UNIDOS
«Las pruebas obtenidas por el comité demostraron que los gangsters controlan hoy en día compañías de acero, lavanderías y empresas de lavado en seco, industrias de carne congelada y negocios de muchas otras clases». Así escribía, una década antes de ser asesinado, Robert F. Kennedy, en su famosa obra El enemigo en casa (Plaza & Janés, 1962). Al ocuparse del asesinato del hermano de éste, Thomas Buchanan en ¿Quién mató a Kennedy? (Seíx Barral, 1964), dice: «El crimen en los Estados Unidos es un circo extremadamente rentable, con beneficios que, en números redondos, alcanzan los 22.000 millones de dólares, según el director del FBI». La famosa economía sumergida muestra aquí una de sus caras más espectaculares. Porque es cierto que el hampa norteamericana se ha convertido en uno de sus ejemplos más florecientes.
Para explicarlo, que es tanto como explicar la organización económica de las bandas de asesinos que pululan en la vida americana, es preciso hacer un poco de historia.
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LA MAFIA ENTRA EN ESCENA
Es evidente que ninguna de las asociaciones criminales de la cuenca mediterránea, de la mencionada Camorra en Calabria a las socieda-
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des de bandoleros de que habla nuestro Zugasti como situadas en Baena, Montilla o Benamejí, ha gozado de tanta literatura y de comentarios tan apasionados como la Mafia. El estudio sistemático más antiguo que conozco es el de N. Colajanni, La delinquenza in Sicilia (1985). Parece claro que nace como un mecanismo de autodefensa contra los excesos de los poderes feudales normandos que ocupan en la Edad Media a Sicilía. Norman Lewis, en su interesante libro, La virtuosa compañía (La Mafia) (Seix Barral, 1969), dice que la mafia originalmente significa «lugar de refugio». Pero como este refugio se hace contra los sucesivos gobiernos que controlan la isla como herederos de este viejo poder normando, de los franceses a los Barbones Don Sícilías, en el siglo XIX, se le dio a su actitud un aire nacionalista y romántico, al decir que Mafia, desde el incidente que se produjo con una novia en Palermo, que se dirigía a la iglesia en 1382, y que fue violada y asesinada por un soldado de la guardia del odiado príncipe angevino, quiere decir «Morte a la Francia, Italia anela». Todo esto en el sendero de lo de Verdi -«Viva el rey de Italia»- procede del momento de la alianza de la Mafia con Garíbaldi para expulsar a los Barbones, tan bien explicada en El gatopardo, de Lampedusa. Este talante de revuelta sistemática significa una abierta repulsa del Estado o de la ley; por eso los miembros de la misma han de poseer frente a tales poderes un código de conducta propio e indestructible. Tal papel lo desempeña la denominada ley de omerta -de la hombría-, que tiene un artículo ineludible: el silencio ante las autoridades. Para organizar su defensa, como índica Eric J. Hobsbawm en su precioso estudio, Rebeldes primitivos. Estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX (Ariel, 1968), se institucionaliza una red de bandas locales, que reciben el nombre de familias. Es indudable que existía un rito de iniciación, quizá con la ruptura ceremonial de un tabú -por ejemplo, disparar contra un Cristo una pistola-, y una serie de signos de reconocimiento. Al frente de cada familia está un jefe -capo-, que se reconoce con el apelativo deDon. Dentro de Sícilia, la organización nuncaestuvo muy trabada y jerarquizada, pero al trasladarse a Norteamérica, una gran cantidad deemigrantes sicilianos transportaron una mafiaque pronto se estructuró de modo muy potente.
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EL CRIMEN EMIGRA AL OESTE
La Mafia, como fenómeno de clase media, fue señalado por L. Franchetti en su libro Condizióne politiche e amministrative del/e Sicilia (1877), págs. 170-172. Esto es, trata de hacer subir en el rango social del mundo burgués a sus miembros. Encajó así, con cierta facilidad, en el cua-
dro de valores del denominado american way lije. Como destaca N arman Lewis, ha sido siempre enemiga del crimen caprichoso y, por esta razón, en cierta medida, fue aliada de la Policía, tanto en Sicilia como en Estados Unidos».
Por otra parte, al convertirse en Sicilia en una organización de caciques, pronto creó una proyección importante hacia el mundo de los negocios. El mismo Norman Lewis lo recuerda: «La Mafia mojaba su pico en la carne, el pescado, la cerveza y la fruta (de los mercados locales). Operaba igualmente en el negocio de las minas de azufre, controlaba la producción de las salinas, fisgoneaba en los contratos de las construcciones, en «el trabajo organizado», señalaba y ponía precios a los espacios libres de los cementerios, de paso estimulaba el contrabando del tabaco sobre bases nuevas y más rentables gracias a su control de la flota pesquera siciliana, y hasta desvalijaba las tumbas de las ruinas griegas de Selimonte, vendiendo después los objetos... a los turistas extranjeros ... »
Pero esta organización mafiosa, que se traslada a Norteamérica, provoca más de una vez mil confusiones, unas veces por las dificultades de investigar una sociedad criminal secreta, y otras porque se trata el asunto demasiado a la ligera. Una prueba de esto la tenemos en el libro de Estes Kefauver Crime in America, donde se dice que la Mafia «es también conocida como Mano Negra y Unione Siciliana».
No es así; la cosa es más complicada, y en esta complicación es donde aparecen con fuerza tres personajes: Alfonso (Al) Capone, llamado también Scarface; Salvatore Lucania (Lucky Luciano) y Meyer Lansky, judío emigrante, nacido en Grodno con el nombre de Maier Sutchovljanski y llegado a Norteamérica en 1911 con su familia huyendo de un progrom.
Quien ha aclarado muy bien esta maraña es el libro de Burton B. Turku y Sid Peder Crimen, S.A. La historia de «El Sindicato» (Bruguera, 1960). El relato de lo sucedido se puede, muy en síntesis, redactar como sigue:
La Mano Negra, como descubrió el famoso teniente neoyorquino Joe Petrosino, asesinado, como es bien sabido, en Palermo, era un símbolo que ponían en sus cartas miembros, ya de la Camorra napolitana, ya de la Mafia, para reclamar fondos a los inmigrantes recién llegados. No estuvo organizada nunca, y tuvo sólo existencia muy corta.
Por su parte, la Mafia se estructuró como una sociedad más de las muchas que existen en el hampa de las grandes ciudades americanas. A pesar de su origen rural, por la capacidad de respuesta que"a sus condiciones americanas ofrecía la ley de omerta y por las posibilidades de acumulación de dinero que proporcionó la ley de prohibición de bebidas alcohólicas, arraigó con mucha fuerza. También comenzó a recoger fondos de la protección a los italianos que fabricaban pastas de todo tipo, a los que la policía, en-
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tonces irlandesa, no protegía. Uno de los grandes del contrabando del alcohol era el abuelo del presidente Kennedy, íntimo amigo y socio del famoso capo Frank Costello.
Los esfuerzos de Ignacio Saleta (Lupa) y de su sucesor, Joe ( el «boss» Masseria), sirvieron para crear una gran organización. A esta época corresponden las luchas de bandas para controlar diversos mercados, en particular el del alcohol. Masseria está detrás de las sangrientas peleas con los irlandeses, y, desde luego, parece que del famoso asesinato de Dion O'Bannion en su tienda de flores en 1924, suceso relatado mil veces en el cine.
El que iba a ser uno de los pandilleros más conocidos de Chicago, Alfonso Capone, nacido en Nápoles en 1899, crecía dentro del séquito de un mafioso de Brooklyn, Johnny Torrio. Pero Capone no podía entrar en la Mafia, a pesar de sus esfuerzos y desvelos ante Torrio. Incluso su apodo, Cara cortada (Scarface), se debía a que peleó con un peluquero siciliano que tenía una navaja en la mano y que se había negado a cortarle el pelo a la manera de los mafiosos. Scarface está entre los que asesinan a O'Bannion, y trasladado a Chicago, pasa a controlar el alcohol, el juego y la prostitución, tanto en el Estado de Illinois como en los colindantes. Los mafiosos de Chicago estaban encantados con el napolitano. No sólo diezmó a lo que quedaba de la banda de O'Bannion, sino que ejecutó, en la noche de San Valentín, a seis miembros de la banda de Morán en su cuartel-garaje. Pero los mafiosos de Chicago no lograron convencer a los miembros de su cofradía en Nueva York y San Fran-
cisco. Sobre todo, la opos1c1on de Giuseppe Aniello, como relata Frederic Sondern Jr. en La Mafia (hermandad del mal) (Bruguera, 1960), le impidió a Capone llegar a Don, y a pesar de sus desvelos, jamás fue un capomafioso. La Mafia era cosa de Sicilia, no de Nápoles.
Pero Capone había aportado a la Mafia tres cosas: una red de información extraordinariamente eficaz, que abarcaba a barberos, manicuras, camareros, limpiabotas, infiltrándose incluso en la Policía y llegando a interceptar sistemáticamente los teléfonos que le interesaban; una perfecta división del trabajo en toda la estructura mafiosa, con acertadísimas atribuciones a los diversos jefes para conseguir un máximo de rentabilidad; finalmente, con la reunión de Atlantic City, efectuada en mayo de 1929, que reunió bajo la coordinación de Capone a la mayor parte de los capomafiosos del país -demostrándoles de paso lo que era una reunión bien organizada, y no la de Cleveland, que la Mafia había efectuado en 1928, y que acabó con una irrupción de la Policía-, les mostró las posibilidades de actuación, una vez concluida la ley seca, si sabían actuar en el juego, en la protección sindical, en la prostitución y en el contrabando, desde unas zonas de actuación bien determinadas, y entre las que reinaría la paz.
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EL CORTE DRASTICO
La caída de Capone en la cárcel como consecuencia de la inteligente acción de Elliot Ness, parecía poner en peligro su imperio, trabajosamente construido. Fue el momento de Lucky Luciano. Este comprendió que había sido una estupidez prescindir de la capacidad de Capone, y entre las personas que conocía bien apreciaba a Lepke -que, como es bien sabido, acabó en la silla eléctrica- y a Meyer Lansky. Ninguno de los dos era precisamente siciliano. Lucky decidió operar con audacia. Era necesario destrozar la vieja mafia, buena sólo para problemas locales en una sociedad rural; para responder a los nuevos tiempos era necesario crear una nueva. Los sangrientos sucesos de los Amalgamated Clothing W orkers -el futuro feudo de Lepke- decidieron a Luciano. El 11 de septiembre de 1931 pasó a ser así un día histórico en los anales del crimen organizado. Con el apoyo de una gran cantidad de jefes de bandas, Lucky liquidó físicamente a la flor y nata de la vieja Mafia, de los bigotudos, como eran popularmente conocidos. Para dejar las cosas claras sobre la llegada de los nuevos tiempos, Lucky Luciano irrumpió personalmente en la elegante residencia que ocupaba en Park Avenue el capo de capos Salvatore Maranzano, al que liquidó ayudado por cuatro pistoleros judíos. En menos de setenta y dos horas fueron ejecutados de cuarenta a cincuenta capomafiosos. En vez de la vieja organización surgió
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una nueva, la Unione Siciliana, que no tiene el menor empacho en colaborar con bandas de judíos, de negros o de hispanos. Para distinguirse, el nombre que le dan a sus miembros es bien simple: la Cosa Nostra, «our thing», «nuestro asunto». Aceptan también el nombre de «el Sindicato». Los capos conservan este nombre, pero también reciben el de boss y el más mediterráneo de padrino.
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EL CRECIMIENTO
A partir de ahí las bandas organizadas crecieron verticalmente. Fue clave para ellas aceptar sin demasiadas discusiones una distribución de territorios. Ahí fue hombre clave, desde su baronía de la costa oriental, Meyer Lansky. Como ha recordado el 17 de enero de 1983 Le Figaro, a causa de sus consejos la Unione Siciliana reparte el territorio americano entre doce familias. El se sienta en el mecanismo de dirección. Bajo su impulso surge la conexión con Las Vegas, lugar perfecto para blanquear el dinero. Una vasta organización aparece así, mezcla de crimen y de activa vida financiera. Estamos ante un excelente empresario innovador, que hubiera maravillado a Schumpeter.
Mientras tanto se había producido la conexión entre la Unione Siciliana y el poder. Por supuesto que el centro del Partido Demócrata conocido con el nombre de Tammany Hall, en Nueva York, estaba habitualmente muy ligado a todo tipo de mafiosos. Por supuesto que el pintoresco Huey Long, el dictador del Sur, en Luisiana, el que según John Gunther en El drama de los Estados Unidos estuvo a punto de introducir el fascismo en Norteamérica, tiene enlaces con los «gangsters». Pero la gran conexión política se origina en la guerra y gracias a Luciano.
Por una parte, la Unione Siciliana impide con acciones a veces muy violentas la labor de espionaje y sabotaje que Alemania había trazado cuidadosamente en relación con el Bund germanonorteamericano para el caso de una entrada de los Estados Unidos en la guerra. Por otra, al aproximarse el desembarco americano en Sicilia, se decidió utilizar las conexiones de la Unione Siciliana con la Mafia de la isla. Esta, bajo el fascismo, al estar aliada con los liberales en las elecciones previas al triunfo definitivo de Mussolini, se enfrentó con el Duce. Como resultado, éste envió al prefecto Mori para aplastarla. En 1927 Mussolini anunció victoria plena del fascismo. A causa de esto, la mafia mantuvo una tenaz enemistad al nuevo régimen. El papel de don Calogero Vizzini, de Villalba, la capital mafiosa de la isla, y de Lucky Luciano, bajo la bandera amarilla con una gran L negra, del separatismo mafioso siciliano, fue evidentemente muy grande para ,facilitar el desembarco americano.
La fuerza de la Unione Siciliana crecía en todos los sentidos.
EL REPARTO DEL MERCADO
El 14 de noviembre de 1957, invitado por Joe Barbara, llegaba un nutrido grupo mafioso a
Apalachin. Las colisiones propias del crecimiento allí se daban cita para crear una nueva estructura de crecimiento y de paz entre las bandas. Dejo aparte que la Policía interrumpió la reunión. Como se recoge en el libro de Peter Maas Las revelaciones de Joe Va/achi (Noguer, 1969), el golpe fue importante para la Cosa Nostra. Para mí lo más apasionante es el censo de actividades, que controlaban los gangsters reunidos en Apalachin. La relación impresiona: productos químicos, comercio de hulla, confección, pompas fúnebres, aceite de oliva y quesos, construcción y propiedad inmobiliaria, joyas y pieles, caballos e hipódromos, consignatarios de buques, lubricantes y petróleo, papel, hostelería, transportes terrestres, máquinas tragaperras, televisión, publicidad, construcciones metálicas, espectáculos, bebidas no alcohólicas, taxis, lavado y planchado, seguros, mercados y finalmente, pero no en significación, sindicatos laborales. Son éstos los sectores principales donde actúan, y no precisamente con las reglas del mercado, los Profaci, Gambino, Genovese, Rao o Bonanno.
Ciertas muertes violentas indicaron que los capos no siempre estaban de acuerdo. De todos
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modos, las reuniones que siguieron al famoso asesinato en la peluquería, de Anastasia, el líder de la Cosa Nostra en los muelles de Nueva York, arreglaron aceptablemente las cosas, y la muerte de los últimos capomafiosos no generó las tensiones que se esperaban. La dura mano de Meyer Lansky es, al parecer, quien mantuvo la cohesión, ocurriera lo que le ocurriese a Vito Genovese -inspirador, se cree, de la prodigiosa
novela de Simenon Los hermanos Rico-, o a Frank Costello. En resumen, pasase lo que pasase a los más destacados criminales que mandaron sobre la Unione Siciliana. El premio que se reserva Meyer Lansky tuvo importancia para la historia. Controló el juego y la prostitución en Cuba, a cambio de cifras fabulosas que entregaba a Batista. Duró la cosa hasta la llegada de Castro al poder. A partir de ese momento, trasladó su imperio a las Bahamas. Falleció de cáncer en Miami Beach, en enero de 1983.
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LA ACTUAL CRISTALIZACION
Por supuesto que, a pesar de todo, continuaron ciertas pugnas entre las bandas. También es evidente que la Administración más de una vez trató de dificultar su desarrollo. La base legal hoy más impresionante es la llamada Ley RICO -de «racketeer-influenced and corrupt organizations»- de 1970, que autoriza a perseguir a losjefes de las organizaciones cuando miembrosdel grupo cometen crímenes, sin que el fiscaltenga que probar que el capomafioso cometió,
de modo personal, actos criminales. Pero la Cosa Nostra, por su cuenta, trata de arreglar la situación. A mi juicio, así se produjeron las recientes ejecuciones de Leonard Yaras -el 10 de enero de 1987-, Hal Smith -también el 10 de enero- y Charles «Chuckie» English -el 13 de febrero de este mismo año- tras la reunión de las pasadas Navidades en Palm Springs (California) de algo así como el Tribunal Supremo de los capofamilia de la Cosa Nostra de Chicago. Lo constituyen, según Time de 4 de marzo de 1987, cuatro grandes jefes: Anthony Accardo «Joe Batters», antiguo pistolero de Capone, de 80 años, aquejado de cáncer y trastornos circulatorios; Joseph Aiuppa «Joe O'Brien», de 78 años, que parece tiene cáncer de garganta y que está enfermo cardíaco; John «Jackie» Cerone, que con Aiuppa ha de afrontar problemas judiciales relacionados con el juego y Joseph «Joe Nagaul» Ferriola, de 58 años, que tiene instalado un marcapasos. El fiscal de esta reunión de Palm Springs, a través de lo que he leído en la prensa norteamericana, fue Ferriola, que aspira al puesto de capo de capos en lafamilia de Chicago. Su dureza es posible que produzca otras ejecuciones.
La consecuencia puede ser un cerrar filas de la Cosa Nostra, y una mayor presión de la Justicia estadounidense. Ambas cosas, según Gay Talese, el antiguo periodista de The New York Times especializado en temas del hampa, parecen haber ocurrido, pero no conviene magnificar la trascendencia de lo que sucede en la actuación represiva. Por supuesto que, Ley RICO en mano, ha caído en manos de la justicia la Comisión Suprema, u organismo supremo de control de la Cosa Nostra. Estaba constituida por cinco «padrinos»: Anthony «Fat Tony» Salema, por la fuerte familia Genovese, de 300 miembros; Anthony «Tony Ducks» Corallo, por la familia Lucchese; Gennaro «Jerry Long» Langela, por la familia Colombo; Philip «Rusty» Rastelli, por la familia Bonanno, y Paul «Big Paul» Castellano, por la familia Gambino. Habían puesto en marcha un plan de extorsión denominado «el Club», valorado en 150 millones de dólares, para controlar toda la industria neoyorquina del cemento, según The Washington Post de 12 de marzo de 1985, a través del negocio de las contratas y del control de organizaciones sindicales de la construcción, donde abunda la corrupción en sus líderes.
Esto enlaza, por cierto, con la tradición italiana de la Mafia. El sociólogo Pietro Arlachi escribe: «La fuerza prodigiosa de la organización reside en cuatro puntos: la intimidación ejercida sobre la concurrencia; la mano de obra barata gracias a la eliminación de los sindicatos; la autofinanciación por el dinero de la droga blanqueado en la construcción; finalmente, el ascendiente sobre el pueblo». De algún modo, se procuró trasladar este modelo a Ultramar.
Esa marcha, por otro lado tradicional, hacia
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actividades industriales y comerciales, es posible que se deba a que ahora han de sufrir una violenta represión al manipular el 90 % de la distribución de la droga en los Estados Unidos. Sobre todo, el golpe fue muy grande al cortarse recientemente el blanqueo de dinero, sobre todo integrando en el circuito financiero enormes cantidades recibidas de billetes usados de 20 dólares, que provenían del tráfico de droga, sobre todo de heroína. Según The Wal/ Street Journal de 7 de marzo de 1985, sólo el Bank of Boston movilizó así, de 1980 a 1984, 600 millones de dólares -que posiblemente significó una transferenciaal extranjero de 1.200 millones de dólares, enuna operación que, aparte del citado Banco,afecta a otros dos de Nueva Inglaterra, el Bankof New England y el Shawmut Bank of Boston,y a otros 45 grandes Bancos norteamericanos,que ahora piden gracia a cambio de declaraciones ante John Walter, el responsable del Tesoropara infracciones en la legislación bancaria.También esto tiene mucho que ver con las operaciones llamadas de la pizza connection, que comercializa en Estados Unidos la heroína que llega a través de una red de origen siciliano, relacionada con la Mafia europea, y de la que, segúnLe Point de 1 de abril de 1985, formaba parte elpríncipe Alessandro di San Vicenzo, en cuyo palacio Luchino Visconti rodó El gatopardo, apartede Francesco Pazienza, detenido en NuevaYork, y amigo íntimo de Livio Gelli, el granmaestre de la logia P-2, así como de FlaminioPiccoli, presidente de la Democracia Cristiana, yde Roberto Calvi, el banquero del Banco Ambrosiano misteriosamente muerto en el puentede los Black Friars, en Londres. No es raro, portodo esto, que en el embrollo se hayan visto envueltos dos intermediarios financieros tan importantes como Merril Lynch -que colocó en elmercado a plazo de oro y plata de Nueva York,15 millones comprobados de billetes pequeñosque el hampa le entregaba en maletines- y E. F.Hutton, que hizo lo mismo por valor de 5 millones. Ambos activos, una vez blanqueados, se pasaban a Suiza a una cuenta abierta en el CréditSuisse. Incluso E. F. Hutton avisó a los implicados que estaban siendo vigilados, con lo que sesuspendió la operación hace un par de años. Enfin de cuentas, el Sindicato o Cosa N ostra, si nopuede blanquear el dinero de la droga, se encontrará en situación difícil. Pero no conviene exagerar.
En unas interesantes declaraciones al semanario bonaerense Gente de 7 de marzo de 1985 Talese decía: «En 1957 arrestaron a 60 padrinos en Apalachin, Nueva York. Durante dos años se dijo que la Mafia había muerto. Pero tiempo después comenzó a actuar nuevamente. Esta vez han arrestado a menos de media docena y creo que la prensa exagera cuando dice que la Mafia está agonizando ... Creo sinceramente que a pesar de los múltiples arrestos es muy difícil terminar con la Mafia en este país... Primero,
porque están muy bien organizados, y segundo, porque algunas de sus actividades responden, de alguna manera, a una necesidad de la sociedad norteamericana. Sobre todo, los más ricos tienen mucha plata y mucho tiempo libre. Para llenar el tiempo libre hoy, desgraciadamente, existe una gran tentación: la droga ... Y, lquiénes son los grandes distribuidores de drogas en este país? Los mafiosos. Entonces hay una cierta complicidad entre la Mafia y algunos sectores de nuestra sociedad ... Si logran exterminar la Mafia italiana, los asiáticos o los refugiados cubanos que hoy lavan platos en los hoteles se encargarán de organizar... la distribución de drogas ... Un distribuidor de droga aquí (gana a la semana) ... 10.000 dólares (o sea, más de un millón de pesetas). Entonces la tentación es demasiado grande».
Estas organizaciones ajenas a la Cosa Nostra, aun incipientes, dejan incluso a este Sindicato del Crimen en mantillas. Los funcionarios de Justicia de Florida declaraban a principios de 1985 que «las familias del crimen colombianas, que controlan el tráfico de la cocaína son un conjunto absolutamente psicopático de asesinos a sangre fría». Por cierto que por aquí desembocaríamos en otro crimen organizado, el de la cocaína, sobre el que algo he escrito en relación con su situación en Perú de la mano de Matos Mar y Hernando de Soto, con lo que el panorama del crimen organizado para acceder a la riqueza se ampliaría.
Disciplina y demanda del mercado están, pues, detrás de esta notable cristalización conseguida por la Cosa Nostra en torno a 16 familias según el esquema que he trazado para comienzos de 1987. Me parece que es muy claro que estas familias, o tribus, salvo la de Bonanno, no están controladas por quien les da nombre. Los Vito Genovese, los Gambino, los Lucchese, han muerto, se han esfumado; pero la organización sobrevive, a veces en manos de parientes, y otras, sencillamente, a través de lo que en justicia habría que llamar la tecnoestructura mafiosa. A veces el mantener la disciplina es tan espectacular como cuando se ejecutó a Carmine «Lilo» Galante, el capo de la familia Bonanno, en 1979.
De esta manera me ha sido posible construir bastante bien la estructura de las 16 familias de la Cosa Nostra más importantes de los Estados Unidos. Abarcan 52 nombres, cada uno de los cuales lleva, entre corchetes, un número. Es el que tiene en la clasificación simultánea por riqueza, poder e influencia verificada por Fortuna en su número de 10 de noviembre de 1986. No he conseguido situar adecuadamente los que llevan interrogación en lafamilia Gambino. Las edades las tengo de 51 pandilleros, y se consignan. También quedan fuera unas pocas familias, con una importancia menor. Quizás entre ellas la que convenga citar, aunque los datos que yo tengo sean escasos, sea la de Honolulú, con Henry Huihui a la cabeza y 12 capos ya bien
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identificados y acusados de una amplia variedad de crímenes que van desde la extorsión al asesinato, que se enfrenta, como veremos después, con el crimen organizado chino y japonés. La
cúspide de la organización la constituye la llamada «Comisión de la Cosa Nostra». Sus miembros forman algo así como una aristocracia reciente en el mundo del crimen organizado. El diagrama ofrece sus rasgos principales. De todos modos, el que en la reciente reunión de Palm Springs haya ocupado un puesto principal, si no la presidencia, Anthony «Joe Batters», Acardo, señala que la Familia de Chicago tiene una gran influencia. Con todas las informaciones que he conseguido, me parece que es posible construir el cuadro de influencia de las bandas que figura en la página siguiente.
Roy Rowan calculó, en el mencionado número de Fortuna que la acción criminal de estos gangsters -droga, usura, juego ilegal y prostitución- significa un volumen de 50 mil millones de dólares al año. Esto es; ese negocio del hampa es mayor que todo lo que producen, reunidas, las industrias siderúrgicas, del cobre y del aluminio de los Estados Unidos. Significa el 1,1 % del Producto Nacional Bruto. A ello habría que añadir lo que generan las actividades lícitas controladas por estas bandas criminales: diversiones; construcción; transportes y venta de alimentos y licor. La Wharton Econometrics Forecasting Associates -la entidad que impulsa Lawrence R. Klein, el Premio Nobel de Economía- ha estimado que los estrangulamientos que generan las organizaciones criminales en Norteamérica originan la pérdida de 400.000 puestos de trabajo; una subida de 0,3 puntos
Edad media de su parte en el
Familia grupo de los 51 Cuarteles generales Fuente de los ingresos
Genovese 65,9 Ciudad de Nueva Construcción; sindicatos; usura; York, Nueva Jersey juego; casinos; blanqueado del y Miami dinero; bares de camareras con
desnudos -topless-; estibadores
Chicago 64,0 Chicago; Palm Juego; sindicatos; usura; casinos; Springs cohecho
Lucchese 71,6 Long Island y Ciudad Basuras; extorsión; construcción; de Nueva York sindicatos; usura; robos; drogas
Colombo 48,0 Long Island y Construcción; usura; juego; Brooklyn sindicatos; películas; comercio de
automóviles; venta libre de gasolina
Bonanno 76,0 Ciudad de Nueva Cemento; sindicatos; usura; York drogas
Bufalino 83,0 Scranton (Pa.) Prostitución
Gambino 64,0 Ciudad de Nueva Usura; robo; discos pornográficos; York pornografía; bienes raíces;
sindicatos
Tampa 71,0 Tampa Juego; drogas; usura
Nueva Orleans 76,0 Nueva Orleans Juego; bienes raíces; clubes nocturnos
Milwaukee 68,0 Milwaukee Juego; licor; fondo de pensiones de camioneros
Pitisburgo 65,0 Pitisburgo Juego
Filadelfia 59,0 Filadelfia Drogas; sindicatos; máquinas de venta; juego; loterías
Kansas City 65,0 Kansas City (Mo) Juego; usura; casinos; comercio de artículos robados
Boston 34,0 Boston Loterías; usura; blanqueado de dinero
DeCavalcante 61,0 Nueva Jersey Sindicatos de estibadores; construcción
Detroit 62,0 Detroit Trefilería
Los Angeles 60,0 Los Angeles Juego
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porcentuales en el índice de precios de consumo -concretamente en alimentación y distribuciónde licores, entre 0,5 y 2 puntos porcentuales-; lareducción en el PIB de 18 mil millones de dóla-
res, y una baja en la renta disponible por habitante de 77 dólares al año. Como estas organizaciones son, por sí mismas, fuente de evasión de impuestos, en 1986 los ciudadanos, para compensarlo, hubieron de pagar al Fisco 6,5 mil millones de dólares más.
El promedio de ingresos de un miembro de Unione Siciliana en el período 1979-1981 se situaba en torno a los 222.000 dólares, o sea unos 29 millones de pesetas. Los capos por supuesto ganan mucho más. Esta cifra media afecta a los 1. 700 miembros juramentados, según cálculos delFBI. Cada miembro juramentado tiene unos diezadjuntos. El sueldo de estos adjuntos, en el mismo período, fue de 61.000 dólares, o sea de unos8 millones de pesetas. Además, el estudio de laWharton habla de 265.000 personas empleadasen la parte de los negocios del Sindicato.
El territorio se reparte entre las distintas «familias». Los 2/3 de los miembros de la Cosa Nostra se concentran, sin embargo, en Chicago y Nueva York. La de Chicago -llamada también «la Habilitación», «the Outfit»- ha borrado los ritos de iniciación más que la de Nueva York, que aún anda con los juramentos de secreto y las gotas de sangre. Un apretón de manos basta en Chicago. Las familias de Milwaukee, Kansas City, Los Angeles, Phoenix y Las Vegas viven bajo la influencia de Chicago. Esto es; el Outfit, o la Habilitación, controla, gracias al genio orga-
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nizador de Accardo, desde Chicago a California, con una buena renta que procede del «impuesto callejero» que se cobra en Chicago por cualquier actividad, legal o ilegal, y que oscila entre el 10 y
el 50 % de las rentas brutas. En Filadelfia, la falta de eficacia en el cobro de este impuesto produce una lucha abierta de bandas que dura ya 18 años. Accardo estuvo detrás de un acuerdo importantísimo en 1977: todo el control de Las Vegas a cambio de ceder Atlantic City -una especie de Benidorm norteamericano- a las familias de Nueva York. Ahora, con Vincent «Chin» Gigante, del clan Genovese, es posible que surja, de nuevo, la tensión entre las bandas de Nueva York y Chicago en Las Vegas. La ejecución de Anthony «Tony the Ant» Spilotro el pasado junio con su hermano Mike se relaciona con esta pugna.
Poco a poco se ha constituido una estructura productiva que Steven J. Twist, el ayudante jefe al fiscal general de Arizona, define así: «La cosa más peligrosa del crimen organizado actual es que ha llegado a ser semilegítimo». Así, se cuenta hoy con trabajadores, que tienen sindicatos controlados por la Unione Siciliana, para atender a tareas de seguridad de las plantas nucleares; o bien para recoger la basura en los edificios de oficinas de Nueva York, o para conducir los camiones de, entre otras empresas, Shell Oíl, Coca-Cola e International Paper. Edward McDonald, jefe para Brooklyn de la Fuerza de Lucha contra el Crimen Organizado reconocía: «Un sindicato puede emplearse en vez de una pistola o de un bate».
Incluso en la Cosa N ostra ha aparecido el fenómeno de los yuppies. Su prototipo es Michael Franzese, hijo de un convicto por robo, John «Sonny» Franzese, de la familia Colombo. Con sus 35 años ha traído un aire nuevo; sus actividades van desde financiar películas de miedo, como Mausoleum o musicales juveniles, como Knights of the City, discotecas, reparación y venta de automóviles, hasta alcanzar un cuasi monopolio de venta de gasolina. Es una especie de extraño Robin Hood mafioso contra las multinacionales. El duro espíritu neoliberal de los yuppies se ha asumido por él hasta las últimas consecuencias.
EL FUTURO
Todo esto, ltiene estabilidad? Ya hemos visto los juicios de Talese. Pero en el cuadro anterior, en muchas familias, llos dirigentes no son demasiado viejos? Y los jóvenes que se incorporan, lno son demasiado indisciplinados y sin el viejo y duro espíritu? Como dijo un viejo mafioso de Nueva Jersey, se echa mano de jóvenes que «nunca han roto un huevo». lDónde queda el sangriento bate de Accardo, o la terrible venganza de Castellano sobre su yerno, Frank Amato, por ser infiel a su hija, cuyo cuerpo jamás se ha vuelto a encontrar, o la historia de Rastelli, cuya esposa Connie apareció cosida a balazos en 1962, dos días después de señalar a agentes federales que su marido traficaba en drogas?
Aparte están las bandas rivales. Enumeraré las más importantes. En primer lugar, las sociedades secretas chinas de la Triada, que proceden de las luchas contra la dinastía manchú Chi'ing, en forma de una transmutación de la antiquísima Sociedad del Loto Blanco en la Sociedad del Cielo y de la Tierra, que fue esencial para provocar el triunfo revolucionario de Sun Yat-Sen en 1911. A partir de esa fecha se convirtió, cada vez más, en una organización criminal relacionada con los chinos en ultramar. El clásico libro de W. P. Margan, Triad Societies Hong Kong (1960) nos aclara cómo, poco a poco, se dedicó al fomento de la prostitución, del juego y de las drogas. En Estados Unidos, la llegada de inmigrantes chinos, a partir de 1840 en la costa oeste, mal pagados y perseguidos, hizo que se refugiasen en sus sociedades secretas. Pasó a conocérselas con el nombre de Tongs, y poco a poco adquirieron un talante criminal. Ahora comienzan a tener influencia creciente, con el nombre de Sociedades de la Triada, en Hawai y en la Costa Oeste. Se dedican al tráfico de heroína y a la prostitución.
La asociación secreta y criminal japonesa Yakuza ha comenzado a actuar también, así como las bandas vietnamitas que operan en California y Tejas, y el Bambú Unido, de Taiwán, que se
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dedica a la droga y la protección en las mismas narices de la Cosa Nostra, en Nueva York. También se dibuja con claridad la llamada «mafia judía», con base en Los Angeles, y en Nueva York existe una banda criminal de emigrados rusos que trabaja en el mundo de la droga y en extorsión. Pero la rivalidad mayor se inicia con estos tres grupos: los traficantes colombianos de cocaína y marijuana, que, violentísimos, han conseguido acuerdos muy beneficiosos con las familias Genovese y Bonanno, que parecen aterrorizados ante el nuevo rival; el Pagan Motorcycle Club, constituido por norteamericanos, que actúan en Filadelfia, en el tráfico de drogas y en extorsiones, y, finalmente, «la Corporación», organización criminal de exiliados cubanos, que ha logrado abrirse paso, al conseguir acuerdos con las tres familias Genovese, Bonanno y, sobre todo, Gambino. Esta última, para preservar la paz, rinde a «la Corporación» un tributo equivalente al 35 % de todos los rendimientos que provienen del juego: caballos, casinos y loterías.
La situación no está, pues, clara, porque por su enorme tamaño y por la buena vida que provoca, la Unión Siciliana puede correr, ante estos ataques, la suerte de los grandes y sangrientos tiranosaurios. Las economías de escala en el sector del crimen pueden eliminarse a partir de ciertas dimensiones.
El cine se ha convertido, desde Scarjace a Lucky Luciano, incluido, naturalmente, El padrino, la lucha en los muelles, o la liquidación de los irlandeses, junto con la novela y la prensa amarilla, en intérprete, a veces, de algo que se ofrece con encendido carácter épico. Es lo que yo he presentado con quizás, excesivo empacho económico. Pero, sin embargo, lambas enfoques son antitéticos? lHasta dónde debe llegar la lucha para conquistar un mercado? lHasta dónde las confusiones con los políticos? lHasta dónde toda esta historia de la Cosa Nostra no es, sencillamente, sino la locura de unos católicos mediterráneos que se disponen a triun-
efar en medio de una ética protestante que genera un capitalismo implacable?
FAMILIA DE CHICAGO
Chris PETTI [48]; San Diego; 47 años.
Paul «Paulie» CHIRO [47]; Phoenix; 47 años.
Donald «Don Angel» ANGELINI [45]; Chicago; 60 años.
Vincent «Vince» SOLANO [42]; Chicago; 67 años.
Frank «the Horse» BUCCIERI [50]; Palm Springs; 62 años.
John «Jackie» CERONE [30]; Chicago; 72 años.
Anthony «Joe Batters» ACARDO [2]; Palm Springs; 80 años.
Joseph «Joe Nagall» FERRIOLA [20]; Chicago; 59 años.
Gus «Slim» LEX [22]; Chicago; 70 años.
Joseph «Joey O'Brien» AIUPPA [21]; Chicago; 78 años.
FAMILIA COLOMBO
Michael FRANZESE [18]; Long Island; 35 años.
Ralph SCOPO [11]; Brooklyn; 57 años.
Gennaro «Jerry Lang» LANGELLA [5]; Brooklyn; 47 años.
Carmine «Junior» PERSICO [6]; Brooklyn; 53 años.
FAMILIA LUCCHESE
Anthony «Tony Ducks» CORALLO [3]; Long Island; 73 años.
$3
Angelo «Little Angie» TUMINARO [49]·Desconocido; 81 años.
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Paul V ARIO Sr. [32]; Ciudad de Nueva York; 72 años.
C�ristopher «Christie Tick» FURNARI [7]; Cmdad de Nueva York; 62 años.
Salvatore «Tom Mix» SANTORO [8]; Ciudad de Nueva York; 70 años.
FAMILIA DE KANSAS CITY
William «Willie» CAMMISANO [40]; Kansas City, Mo.; 71 años.
Carl «Toughy» DELUNA [33]; Kansas City, Mo.; 58 años.
FAMILIA DE DETROIT
Vicent «Little Vince» MELI [41]; Detroit; 62 años.
FAMILIA DE LOS ANGELES
Peter «Pete» MILANO [46]; Los Angeles; 60 años.
FAMILIA GENOVESE
John «Johnnie Dee» DIGILIO [39]; Nueva Jersey; 53 años.
Louis «Bobby» MANNA [38]; Nueva Jersey; 57 años.
M;atthew «Matty the Horse» ANNIELLO [35]; Cmdad de Nueva York; 66 años.
James «Jimmy Napp» NAPOLI [31]; Ciudad de Nueva York; 75 años.
Anthony «Tony Pro» PROVENZANO [29]; Nueva Jersey; 64 años.
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Tino «George Grecco» FUMARA [44]; Nueva Jersey; 46 años.
Philip «Benny Squint» LOMBARDO [27]; Miami; 78 años.
Anthony «Fat Tony» SALERNO [1] Ciudad de Nueva York; 75 años.
Gerardo «Jerry» CATENA [4]; Boca Ratón; 84 años.
Vincent «Vinnie» DINAPOLI [10]; Ciudad de Nueva York; 49 años.
Vincent «Chin» GIGANTE [19]; Nueva Jersey; 57 años.
Vincent «Jimmy Blue Eyes» ALO [23]; Miami; 82 años.
FAMILIA BONANNO
Anthony «Bruno» INDELICATO [24]; Ciudad Nueva York; 78 años.
Joseph «Joe Bananas» BONANNO [14]; Tucson; 82 años.
Philip «Rusty» RASTELLI [9]; Ciudad de Nueva York; 68 años.
FAMILIA BUFALINO
Rusell BUFALINO [12]; Scranton, Pa; 83 años.
FAMILIA DE MILWAUKEE
Frank «Frankie Bal» BALISTRIERI [17]; Milwaukee; 68 años.
FAMILIA DE DECAVALCANTE
John RIGGI Sr. [37]; Nueva Jersey; 61 años.
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FAMILIA DE NUEVA ORLEANS
Carlos «Little Man» MARCELLO [16]; Nueva Orleans; 76 años.
FAMILIA DE FILADELFIA
Raymond «Long Johm> MARTORANO [28]; Filadelfia; 59 años.
Nicodemo «Nicky» SCARFO [43]; Atlantic City; 57 años.
FAMILIA DE PITISBURGO
Michael «Mike» GENOVESE [25]; Pitisburgo; 65 años.
FAMILIA GAMBINO
James «Jimmy Brown» FAILLA [36]; Ciudad de Nueva York; 67 años.
Joseph N. GALLO [26]; Ciudad de Nueva York; 74 años.
John GOTTI [13]; Ciudad de Nueva York; 46 años.
FAMILIA DE TAMPA
Santo «Louis Santos» TRAFICANTE [15]; Tampa; 71 años.
FAMILIA DE BOSTON
GENNARO «Jerry» ANGIULO [34]; Boston; 34 años.
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