crecer en valores para

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CRECER EN VALORES PARA TRANSMITIRLOS Como adultos responsables de la crianza y educación de nuestros menores, nos distrajimos de un aspecto fundamental, superados a veces por la urgencia de trabajar muchas horas para cubrir necesidades básicas o entretenidos demasiadas veces en otras actividades, se quedó sin tiempo lo que nos hace sustancialmente diferentes como seres racionales. ¿Qué es lo que se perdió, qué es lo dejamos de darles los mayores a las nuevas generaciones?¿Qué es lo que nosotros también perdimos sin darnos cuenta?¿Cuánto espacio debemos concederle a las cosas, cuál es la definición de progreso?¿Cuál es la medida correcta para cada hacer, ser y tener? Pienso que sin darnos cuenta fuimos lentamente desplazando valores y certezas, dejamos de preguntarnos las cosas más importantes, abandonamos el silencio y la quietud interior mínimamente necesarios para ver qué es lo que realmente vamos perdiendo y ganando.Desplazamos el verdadero centro, el objetivo último de cada ser humano. Ser, realizarse, creer, buscar, parecerse lo más posible a todo lo que dan nuestras capacidades. Como dejamos de crecer, dejamos de trascender y transmitir. Así los hijos de las generaciones tan entretenidas en un mundo que deja de lado el ser, están carentes de la experiencia transmitida a ese respecto, y de la virtud que significa buscar conocimiento y significado más allá de lo que se percibe a simple vista.

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CRECER EN VALORES PARA TRANSMITIRLOS

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Page 1: Crecer en Valores Para

CRECER EN VALORES PARA TRANSMITIRLOS

Como adultos responsables de la crianza y educación de nuestros menores, nos distrajimos de un aspecto fundamental, superados a veces por la urgencia de trabajar muchas horas para cubrir necesidades básicas o entretenidos demasiadas veces en otras actividades, se quedó sin tiempo lo que nos hace sustancialmente diferentes como seres racionales. ¿Qué es lo que se perdió, qué es lo dejamos de darles los mayores a las nuevas generaciones?¿Qué es lo que nosotros también perdimos sin darnos cuenta?¿Cuánto espacio debemos concederle a las cosas, cuál es la definición de progreso?¿Cuál es la medida correcta para cada hacer, ser y tener? Pienso que sin darnos cuenta fuimos lentamente desplazando valores y certezas, dejamos de preguntarnos las cosas más importantes, abandonamos el silencio y la quietud interior mínimamente necesarios para ver qué es lo que realmente vamos perdiendo y ganando.Desplazamos el verdadero centro, el objetivo último de cada ser humano. Ser, realizarse, creer, buscar, parecerse lo más posible a todo lo que dan nuestras capacidades.

Como dejamos de crecer, dejamos de trascender y transmitir. Así los hijos de las generaciones tan entretenidas en un mundo que deja de lado el ser, están carentes de la experiencia transmitida a ese respecto, y de la virtud que significa buscar conocimiento y significado más allá de lo que se percibe a simple vista.

Uno de los grandes problemas que encontramos hoy en nuestros adolescentes es no sólo la falta de valores aprendidos e interiorizados, sino la capacidad de evaluar y juzgar la ausencia de los mismos. Es decir, no se conocen y no se viven los valores. Se transita por la vida en forma paralela a ellos, como si no existieran ni tuvieran sentido.

Se les perdió la capacidad de creer, en ellos, en los mayores, en la vida, en sus habilidades, en que siempre hay más allá de lo que podemos ver. De una manera un tanto triste hemos dejado de señalarles una dirección que les muestre belleza y trascendencia tanto respecto del conocimiento como de la vida, para darles sólo más de lo entretenido.

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La adolescencia nada más por definición es ya una etapa difícil, pasar de niños a adultos y ver el mundo en el que deben integrarse hoy, propone un gran desafío, hay mucho para mejorar y cambiar. Se les ofrece entrar a él casi sin oportunidades, y en algunos sentidos podría decirse que condenados. Hay muchas cosas que se están yendo de nuestras manos. No me permito mucho pensar en las posibilidades reales que tienen hoy nuestros jovencitos porque no las veo, en cambio si encuentro un camino de trabajo exhaustivo.

A toda la observación anterior le falta sobradamente un detalle: la difícil situación económica que vivimos, la realidad de que una gran parte de nuestra población ha sido abandonada en todos los sentidos, para ellos las palabras salud, educación, inserción social, dignidad , etc., son absolutamente prohibitivas. Aún así, no dejo de pensar “es lo que tenemos hoy”, hagamos todo lo que podamos al respecto nosotros, y lidiemos con la responsabilidad de saber exigir por ellos.

En algún punto nosotros fallamos. Nos recostamos sobre algunas comodidades sin querer mirar que al dejar a un lado algunos aspectos que nos hacen mejores como seres humanos, arriesgamos presente y futuro. Perder el norte en cuanto a lo bueno, lo mediocre y lo malo nos hace pobres y vulnerables individual y socialmente en todos los aspectos.

No está demás mirar hacia adentro a conciencia, permitirnos y ocuparnos de crecer en todos los aspectos, solo así estamos listos para transmitir a las generaciones siguientes trascendencia y sentido, para colocarlos en un camino en el que puedan transitar seguros.