3. Creación Tecnológica

“La tecnología es positiva sólo si la sabemos aprovechar, utilizándola en la creación de nuestras más profundas y

valiosas intenciones”.

Elbert Green Hubbard.

En el marco de la educación en Tecnología e Informática de los colegios de la Compañía de Jesús y como subproceso de formación, podemos definir la Creación Tecnológica como la capacidad del ser humano para desarrollar sistemas tecnológicos a través del análisis, interpretación, argumentación y puesta en práctica del conjunto de conocimientos interdisciplinares requeridos para comprender, transformar, evaluar, producir, distribuir, diseñar y utilizar artefactos, sistemas y procesos en resolución de problemas y en general, para la transformación de la naturaleza a partir de los diferentes componentes que hacen parte de su diario vivir y de su experiencia. La creación tecnológica está basada en la investigación, experimentación e invención, y los verdaderos objetivos de desarrollarla es para acrecentar el aprendizaje tecnológico en los estudiantes, despertar la creatividad, incrementar la productividad e incentivar el disfrute de la tarea tecnológica. Hablar de la creación en el mundo en el que vivimos, un mundo viejo, cargado de signos y

de artificios, nos resulta muy atractivo aunque sólo sea, tal vez, por el hecho de que el afán

de novedad es una de las fuerzas que mueven, o al menos eso se repite, este tinglado en el

que parecemos estar huyendo siempre de lo que ya es viejo, de lo que está gastado por el

uso y el abuso. Buscamos lo nuevo y huimos de lo viejo porque siempre estamos tentados

de ser un nuevo Adán.

Es difícil e improbable, pero podemos crear, podemos reconocer la creación y gozarnos con

ella. Ese es el inmortal atractivo, a veces muy superficial, de las artes y de la escritura:

hacer o decir lo nunca hecho o dicho, mostrar lo invisible, dar una imagen nueva del

mundo. En el terreno de las tecnologías existe esa misma pulsión de la novedad, en parte

porque el mercado la demanda, pero también porque los inventores y los ingenieros andan

siempre buscando los cinco píes del gato. El mercado es, desde este punto de vista, un gran

incitador y proveedor de novedades, de incentivos para la compra, aunque, desde luego, sea

algo más que eso. Y la tecnología funciona muchas veces como el más poderoso artefacto

de ese mercado, un catalizador de la novedad, aunque a veces sea mínima. Examinando el uso social de la tecnología no captaremos con claridad su momento creativo

que se encuentra no en el uso sino en la invención, no en la socialización del uso sino en el

talento del individuo creador. Sin embargo, hay ocasiones en que el uso puede ser también

creativo porque el uso se compone de muchas acciones individuales, y cada una ellas puede

dar píe a nuevas invenciones. Nada se dice aquí tampoco contra el hecho evidente de que

gran parte de la creación tecnológica, como la creación científica, surja del trabajo conjunto

de enormes colectivos de investigadores, porque es obvio que, a la altura a que estamos,

poco puede hacer un individuo aislado por sí mismo, pero en esas instituciones en que de

verdad se investiga y se crea novedad lo sustantivo no es la máquina social sino el vigor

intelectual de quienes la componen. Para que la tecnología pueda ser explotada de cualquier modo ha debido ser antes imaginada, inventada en algún recóndito lugar en que se juegue a eso, es decir, antes que

objeto de un uso instrumental, ha de existir una auténtica invención, esto es, un acto creativo que pone en la realidad lo que, en muchas ocasiones, no era siquiera una posibilidad soñada. La tecnología es precisamente el trayecto entre esa imaginación y las respuestas efectivas de manera que en ese trayecto se van descubriendo nuevas cosas por las que seguramente nunca nos habíamos preguntado. Por eso la tecnología es tan madre del conocimiento como hija de sus avances, es conocimiento aplicado, pero también fuente de nuevos saberes y perspectivas. La creación tecnológica, ha devenido en oficio, en algo que se practica y se aprende, en algo

que se busca deliberadamente por una doble serie de razones: en primer lugar, desde un

punto de vista sociológico, partimos de que la mera continuidad cansa y no nos basta; pero,

en segundo lugar, porque creemos firmemente que las cosas pueden ser mejoradas, que el

mundo real no se cansa de soportar invenciones, que es un ámbito en el que cabe descubrir,

innovar, modificar, sustituir, complementar, un mundo en el que las cosas pueden ser

distintas a lo que son porque la realidad es sólo una de las posibilidades y es posible llamar

a primer plano alguna de las infinitas otras que son posibles. Descripción. Genéricamente un sistema tecnológico se define como un sistema de acciones intencionalmente orientado a la transformación de objetos concretos para obtener de forma eficiente un resultado que se considera valioso1. La actividad humana en los distintos momentos de la historia ha estado caracterizada por diferentes maneras de interactuar con la naturaleza, casi siempre a través de objetos, herramientas, máquinas y finalmente, complejos y sofisticados sistemas tecnológicos que han hecho posible su control. En esta evolución las técnicas más simples se volvieron más complejas y se apoyaron para su desarrollo en conocimientos científicos cada vez más sofisticados. Para hacer claridad, un sistema tecnológico puede hacer uso de la tecnología; palabra cuyo significado ha sido distorsionado a través de los tiempos. Comúnmente la palabra tecnología ha sido relacionada con los aparatos sofisticados que inundan todos los espacios de la vida cotidiana. También se menciona el término tecnología como sinónimo de procesos tecnológicos, avances en las comunicaciones, informática, medicina, ingeniería y particularmente referido a los avances en equipos y programas de computador así como los instrumentos asociados a éste. En este orden de ideas la tecnología no debe confundirse con los instrumentos que el hombre diseña y produce a diario, ni con las actividades técnicas que se desarrollan en la producción de los mismos, ni con las estrategias para su intercambio comercial entre países, ni con las transformaciones e impactos sociales que éstos generan. La tecnología como fenómeno cultural, es el conjunto de conocimientos que ha hecho posible la transformación de la naturaleza por el hombre y que son susceptibles de ser estudiados, comprendidos y mejorados por las generaciones presentes y futuras. En consecuencia, la visión de la tecnología como problema de conocimiento, permite que ocupe un espacio privilegiado en las organizaciones sociales y en las distintas actividades que en ellas se desarrollan. Es así como hoy por hoy, la mayoría de los espacios habitados por el hombre cuentan con la presencia inevitable de múltiples manifestaciones tecnológicas.

Los conceptos pedagógicos modernos conciben la educación como un proceso de autoconstrucción de la identidad del individuo y de su desarrollo físico, social e

1 QUINTANILLA, Rojas Pedro: Educación y cultura tecnológica.

intelectual, así como de activación en el alumno de su actitud crítica frente a la realidad y su capacidad de transformación de su entorno así como de sí mismo. Para lograrlo, no basta con poner a disposición de los alumnos equipo técnico y fuentes de información. Es necesario, además, desarrollar metodologías y habilidades de colaboración, la aptitud de reconocer aciertos y errores y las actitudes necesarias para, a su vez, aprender de ellos. Como instrumento para elevar la calidad de la educación, deben ofrecer los recursos más adecuados para despertar en el alumno la curiosidad, desarrollar su capacidad de discernir y generar, en una interacción con otros alumnos, docentes y la comunidad educativa, su capacidad de desarrollar sus propios puntos de vista y actuar acorde a ellos.

En este orden de ideas, el subproceso de la Creación Tecnológica hace referencia a cómo el estudiante, de manera sistemática, identifica problemas, prevé soluciones, representa sus ideas gráficamente y las comunica de forma que puedan ser entendidas, elaboradas y aplicadas por otros de la misma manera. También ésta se evidencia con el desarrollo o aplicación de las ideas a soluciones previstas, bien se trate de mecanismos, artefactos, sistemas, procesos o software educativo, todo esto de acuerdo con la edad y a partir de experiencias y buscando siempre la aplicación de conocimientos previos o la adquisición de nuevos.

Pero la Creación Tecnológica no se obtiene de la nada, ni surge por una casualidad, más bien es un arduo proceso de introspección del Conocimiento. Pero, ¿Qué papel juegan las Tecnologías de información en los procesos de creación de conocimiento? Las tecnologías de información son uno de los componentes claves para alcanzar cada una de las etapas involucradas en la creación del conocimiento. Este es un proceso que implica un compromiso a todos los niveles, así como una participación activa y responsable tanto del estudiante como del maestro. David Smith postula cuatro niveles de desarrollo organizacional en la creación del conocimiento: Compartir conocimiento, nivelación, creación de conocimiento y competir con conocimiento. No obstante, el resolver los problemas y encontrar las oportunidades subyacentes de crear en cada uno de estos estados involucra dos elementos convergentes:

1. Procesos cognitivos: Estos Incluyen la identificación, la adquisición, el mapeo, el almacenaje, el acceso, la distribución, la nivelación y el uso del conocimiento.

2. Facilitadores tecnológicos: Sistemas de información, recursos, recuperación de documentos, herramientas de trabajo y experiencia personal.

Para la Creación Tecnológica, los tipos de sistemas de información a utilizar pueden ser muy vastos, así como la manera de abordar el tema desde la perspectiva creativa y/o personal. La utilización de los nuevos sistemas abarca desde casos tan documentados, exitosos y ejemplares, hasta esfuerzos mucho más modestos, como lo es el aprovechamiento de recursos a través del intercambio de información entre compañeros. La tecnología y la informática permiten abordar situaciones donde el estudiante identifica y soluciona en forma creativa problemas de información a través del uso adecuado de los sistemas tecnológicos existentes y la proyección de estos a la creación de nuevos sistemas tecnológicos. En un mundo globalizado en el cual se destaca la investigación científica y tecnológica por su carácter intrínsecamente universal, la cantidad de información circulante obliga a disponer de:

• Profesionales preparados para indagar lo que realmente aporta y produce valor, capaces de generar nuevos conocimientos y productos para la sociedad.

• Una población general que pueda apropiarse del conocimiento y la información para sus fines personales y los de la sociedad, y beneficiarse de los avances en este campo; esto es, una población que está en condiciones efectivas de ejercer ciudadanía.

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Por ello, para países como el nuestro, que aspiran a dar un salto a la “modernidad”, e integrar la llamada sociedad del conocimiento y la información, es un imperativo potenciar su desarrollo científico y tecnológico. Esto nos obliga, como país, a repensar los fines de la educación para las nuevas generaciones. La educación debe contribuir a que nuestra población, en general, sea preparada en tecnología y tenga un adecuado control sobre el medio ambiente tecnológico en el cual vivirá y trabajará. Junto con ello, debe motivar las vocaciones y el desarrollo de habilidades fundamentales que permitan en el futuro tener profesionales capaces de generar el conocimiento y la innovación tecnológica que nuestro país requiere. En un mundo globalizado, se requiere de una población escolar motivada, creativa, emprendedora e innovadora, capaz de asumir nuevos desafíos en su vida personal, en su calidad de futuros ciudadanos y ciudadanas. El ser humano es creativo por naturaleza y la creatividad implica procesar de una manera nueva la información de la cual se dispone, utilizando los diferentes procesos de recoger datos e información y transformarlos creativamente y para el servicio de la humanidad, Desde luego, no se debe sin olvidar la guía continua del maestro en el aula para el mejor aprovechamiento de los recursos tecnológicos. A medida que el estudiante sea capaz de adquirir el contenido, con el acompañamiento del docente, éste, aprende y crea, pues el profesor es quien debe preguntar y buscar que los estudiantes argumenten, reflexionen y justifiquen lo que aprendieron. y no dejar al libre albedrío al estudiante; ya que sin esta orientación, quedarían solos en el avance científico y técnico sin sacar el máximo provecho de los recursos. El uso de herramientas tecnológicas y el modo de trabajo particular son aprehendidos gradualmente por el educando. La misión del maestro es mostrar el uso adecuado de dichas herramientas; verificar desde la perspectiva teórica de la producción la efectividad de sus creaciones, la armonía, la ubicación y utilización de recursos de diseño, el seguimiento de normas y estándares de presentación y codificación, entre otros. Lo demás, queda dentro de la libertad del estudiante generando sus propias representaciones simbólicas, permitiendo la expresión de sentimientos, señales, códigos y conceptos, utilizando su mente para emitir juicios hacia el trabajo suyo y al de los demás. Por supuesto que este intercambio de experiencias trasciende al aula de clase, pues, se logran generar relaciones entre compañeros donde se comparten vivencias y sobre todo se producen cambios en la concepción del mundo. Si se interpreta a la enseñanza como la facilitación de los procesos de construcción del aprendizaje y de creación de instrumentos tecnológicos para la satisfacción de necesidades humanas y como un proceso dialéctico que surge en la práctica, en situaciones y en contextos específicos, la enseñanza no puede ser comprendida sin considerar las interrelaciones maestro-estudiante y la especificidad del contexto cotidiano. En relación con el conocimiento es importante retomar a D. Perkins (1992) cuando alude a que uno de los déficit de la educación lo constituye lo que él denomina “conocimiento frágil”; éste se presenta en diversas formas, una de ellas la denomina „conocimiento inerte”: está allí pero no se mueve, no hace nada, el estudiante lo posee, pero está incapacitado para aplicarlo en situaciones abiertas, resolución de problemas, o en crear nuevos sistemas tecnológicos.

En un contexto Ignaciano y constructivista, el profesor no trasmite o imparte el contenido al estudiante. El profesor más bien lo acompaña y guía sobre como adquirir el contenido a partir de si mismo, y cómo lo puede proyectar hacia la creación de nuevos conocimientos. A medida que el estudiante se vuelve capaz de adquirir el contenido, aprende y crea.

Implicaciones pedagógicas.

Desde el sistema escolar, la reforma curricular ha iniciado un importante camino en esta línea; sin embargo, aún se puede y debe hacer más. Por ello, es importante atraer a otros actores de la sociedad, para que participen de este esfuerzo colectivo, que es condición sine qua non2 para aprovechar plenamente la oportunidad histórica que tiene nuestro país para acercarse aceleradamente al desarrollo que todos anhelamos. Las decisiones que debe afrontar el ciudadano de hoy frente al uso de la tecnología, muestra un alto grado de dificultad, ya que éste se ve constantemente envuelto en situaciones donde están en juego contenidos y procesos tecnológicos. La alfabetización tecnológica, si bien contempla en uno de sus aspectos la adquisición de lenguajes técnicos asociados a productos específicos, no puede ni debe limitarse a una visión tecnocéntrica. Debemos desarrollar una noción de finalidad del acto creativo tecnológico, es decir reflexionar acerca de los efectos que este acto tiene sobre las personas y el medio ambiente y el riesgo que a veces supone para su integridad. Este aspecto permite desarrollar una actitud crítica en usuarios y consumidores frente a objetos y servicios y, junto con ello, establecer una perspectiva responsable de las consecuencias del uso y consumo de éstos en diseñadores y productores. Asimismo, esta comprensión dota a los actos tecnológicos de un cariz ético, completamente ausente en la perspectiva puramente técnica. En síntesis, Los maestros en tecnología e informática pueden contribuir a la La tarea como docentes para contribuir a desarrollar el sub proceso de Creación Tecnológica en los educandos, es propender por una educación integradora que los forme estudiantes ciudadanos con un pensamiento crítico y flexible; que sean creativos, innovadores, emprendedores; dispuestos a apropiarse del conocimiento y descubrir las preguntas pertinentes que éste promueva; que valoren la creación de riqueza, tanto productiva como social, que descubran el entorno en el cual viven desde otra óptica y empiecen a ver “tecnologías”, “estructuras” y “materiales” donde antes solo veían objetos de uso cotidiano, que encuentren pasión por la búsqueda de soluciones a un problema en particular, por otro lado, que descubran la potencialidad del trabajo en equipo, sintiendo gusto para cooperar y coordinarlo en la concreción de sus creaciones, es decir, que a través de la experimentación e invención encuentren la riqueza de la creación tecnológica, de una forma divertida.

La educación tecnológica requiere un especial perfil del profesorado. El motor del nuevo enfoque curricular, aparte de los contenidos mismos, debe ser la motivación del educador y, como efecto de ésta, la motivación del alumno. Los profesores y profesoras requeridos para dar respuesta a estos nuevos desafíos deben tener conocimientos actualizados de ciencia, informática y tecnología, sentirse estimulados por realizar un trabajo interdisciplinario y corresponsables de los resultados de los estudiantes, motivándolos y entusiasmándolos para seguir avanzando. Deben ser maestros que consideren la evaluación como un instrumento del aprendizaje, y, que

2 Sine qua non: «Sin la cual no». Se dice de una condición necesaria para algo. A veces el giro

se formula como conditio sine qua non.

por tanto se incorporen en el desarrollo de destrezas y actitudes relevantes en el aprendizaje de la ciencia, que valoren y promuevan un trato horizontal con los estudiantes; estimulando la crítica y el diálogo. En conclusión, se propone plantear la Creación Tecnológica como un trabajo permanente de investigación, innovación y desarrollo a través del tratamiento de situaciones problemáticas relevantes para la construcción de conocimientos científicos y el logro de innovaciones tecnológicas susceptibles de satisfacer determinadas necesidades. Ello ha de contemplarse como una actividad abierta y creativa, debidamente orientada por el profesor, que se inspira en el trabajo continuo con sus estudiantes. Conviene también crear espacios para que los educandos conciban y lleven a la práctica el montaje de exposiciones, tanto de prototipos construidos por ellos mismos como de juegos científicos o divulgativos de realizaciones científicas y tecnológicas reales, contemplando sus repercusiones y la necesidad de su evaluación. Estas ocasiones constituyen momentos privilegiados para poner en juego y desarrollar capacidades organizativas propias del pensamiento tecnológico. La potenciación de la educación en tecnología e informática se convierte así en un requisito para una adecuada alfabetización científica; de ahí que debamos asociar ambas y plantear conjuntamente ciencia y tecnología. En caso contrario, cabe suponer que las dificultades encontradas por la educación científica y muy en particular la falta de interés de muchos estudiantes sean debidas a reduccionismos que la empobrecen. Finalmente, la creatividad latente en todas las personas se ha transformado en una cualidad sustantiva de las sociedades de empuje. Y precisamente es el profesor un agente de esa innovación. Pocas dudas existen sobre la necesidad que las instituciones educativas contribuyan a formar al profesor para mejorar la calidad de la enseñanza, para optimizar el proceso educativo en todos los sentidos, introduciendo cambios valiosos que comportan formación personal y desarrollo institucional y social. Esto precisamente es lo que hace dar un concepto amplio del arte de enseñar, con un enfoque no solo profesional sino fundamentalmente didáctico. Así, los profesores establecerán puentes entre el significado del contenido curricular y la construcción de ese significado por parte de los estudiantes para lo cual se requiere de ellos una comprensión profunda, flexible y abierta del contenido; entendiendo las dificultades más probables que tendrán; comprendiendo las variaciones de los métodos y modelos de enseñanza para poder ayudarlos en su construcción del conocimiento.