cortès conde. r (1979) el progreso argentino, 1880-1914

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“El encuentro de una fuente de recursos permanente como la plata de Potosí determinó en el sur del continente una particular estructuración del espacio. La localización fue determinada por el lugar donde existían los recursos mineros. La producción debía llegar a los mercados exteriores por más que estos fueran lejanos y no solo debían lograr una salida al mar, sino también el cruce del Atlántico. El valor del metal precioso justificó el pago de altos costos de transporte por rutas azarosas y largas. La necesidad de encontrar esas salidas condujo al establecimiento de un sistema de rutas y a la consiguiente fundación de poblados y refugios, jalones en los largos caminos hacia las costas. Pero la actividad minera demandó también una determinada cantidad de insumos. Por de pronto, el de mano de obra, lo que supone el abastecimiento de poblaciones en las zonas mineras. A su vez, a esa población hubo que alimentarla, vestirla y ofrecerle vivienda. Como los lugares donde se encuentran los metales preciosos no son siempre aquellos donde estos artículos se producen fue necesario obtenerlos de otra región... Algunos de los artículos que se consumían en los nuevos centros provenían directamente de España... el grueso de las necesidades de los centros mineros se abastecía, sin embargo, desde las zonas más cercanas. La especialización de cada una de ellas dio lugar a una división regional del trabajo que configuró una particular regionalización económica.... el norte argentino producía textiles, aguardiente y alimentos para el Alto Perú. A Chile, le cupo en cambio producir un artículo importante en la dieta española: el trigo. Las regiones más alejadas del sur rioplatense (Santa Fe, Entre Ríos, Uruguay, comenzaron a proveer mulas, animales de trabajo que reemplazaron a la declinante mano de obra indígena. De todo ello nacieron asentamientos cuya singularidad estaba determinada en cada caso por las características de la producción. La relación más permanente entre el litoral argentino y el norte altoperuano empezará con el comercio a lo largo de esa ruta”. R. Cortés Conde, El progreso argentino, 1880-1914, Sudamericana, Buenos Aires, 1979 (adaptación)

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Page 1: Cortès Conde. R (1979) El progreso argentino, 1880-1914

“El encuentro de una fuente de recursos permanente como la plata de Potosí determinó en el sur del continente una particular estructuración del espacio. La localización fue determinada por el lugar donde existían los recursos mineros. La producción debía llegar a los mercados exteriores por más que estos fueran lejanos y no solo debían lograr una salida al mar, sino también el cruce del Atlántico. El valor del metal precioso justificó el pago de altos costos de transporte por rutas azarosas y largas. La necesidad de encontrar esas salidas condujo al establecimiento de un sistema de rutas y a la consiguiente fundación de poblados y refugios, jalones en los largos caminos hacia las costas.

Pero la actividad minera demandó también una determinada cantidad de insumos. Por de pronto, el de mano de obra, lo que supone el abastecimiento de poblaciones en las zonas mineras. A su vez, a esa población hubo que alimentarla, vestirla y ofrecerle vivienda. Como los lugares donde se encuentran los metales preciosos no son siempre aquellos donde estos artículos se producen fue necesario obtenerlos de otra región... Algunos de los artículos que se consumían en los nuevos centros provenían directamente de España... el grueso de las necesidades de los centros mineros se abastecía, sin embargo, desde las zonas más cercanas. La especialización de cada una de ellas dio lugar a una división regional del trabajo que configuró una particular regionalización económica.... el norte argentino producía textiles, aguardiente y alimentos para el Alto Perú. A Chile, le cupo en cambio producir un artículo importante en la dieta española: el trigo. Las regiones más alejadas del sur rioplatense (Santa Fe, Entre Ríos, Uruguay, comenzaron a proveer mulas, animales de trabajo que reemplazaron a la declinante mano de obra indígena. De todo ello nacieron asentamientos cuya singularidad estaba determinada en cada caso por las características de la producción. La relación más permanente entre el litoral argentino y el norte altoperuano empezará con el comercio a lo largo de esa ruta”.

R. Cortés Conde, El progreso argentino, 1880-1914, Sudamericana, Buenos Aires, 1979 (adaptación)