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CIENCIAS ALGUNOS CONCEPTOS DE PSICOANALlSIS INTERPERSONAL Dr. Gonzalo A dis Castro * A continuación se presentan algunos conceptos del psicoanálisis interpersonal de H. S. Sullivan. Siendo un resumen necesariamente dificulta elaborar sobre la ri- queza de los aportes y contribuciones de esta perspectiva. Más aún si se toma en cuenta que el presente trabajo sólo hace referencia a algunos conceptos e ideas de esta posi- ción teórica. Otro factor limitante en este sentido, es el hecho ya señalado de que no existe "un sistema completo o comprensivo. En lugar de objetividad y de una realidad racional externa, 10 que prevalece es incertidumbre y perspectivismo" (Held-Weiss, 1984, p. 355). Por otra parte, el que esto sea así es importante porque refleja cómo es- ta posición teórica estimula y respeta la diversidad de ideas y de perspectivas. Al final de la década de los veinte encontramos dos corrientes que promueven gran interés entre las posiciones psicoanalíticas. Estas corrientes en cierta forma vienen a marcar los nuevos desarrollos en el psicoanálisis y nuevas formulaciones teóricas o conceptuales. El interés en la psicología del ego, en contraposición de la psicología del id, crea la necesidad de comprender, no ya la energía instintiva que motiva el comporta- miento humano, sino más bien cómo el ego utiliza esta energía para adaptarse en la forma más adecuada al ambiente, de manera tal que la conducta del individuo venga, en la forma apropiada y económica, a satisfacer las exigencias nacidas de las necesida- des del individuo, así como de las exigencias del ambiente mismo en que ese individuo se desenvuelve. Este interés en la psicología del ego, en las funciones de adaptación, centra en- tonces la atención ye! interés hacia las contribuciones del WiIChem Reich sobre "Aná- lisis del carácter", así como hacia las contribuciones de Otto Rank y Snador Frenczí y los aportes de Ana Freud y de Heinz Hartmann. El interés se dirige hacia una comprensión de esa estructura caracterológica de! individuo, la que utiliza en sus es- fuerzos de adaptación y en la búsqueda de la satisfacción de sus necesidades_ Al mismo tiempo el otro aspecto que estaba también en el ambiente y que cap- o atrajo el interés de los psicoanalistas era las crecientes aportaciones de la Antropo- logía Cultural. La Antropología Cultural, es decir, los trabajos de los antropólogos culturales, hacía evidente la gran necesidad y la importancia de comprender los patrones cultura- les de los diferentes grupos sociales para poder comprender la conducta de los indivi· duos que forman parte de esos Sus trabajos y los resultados de sus investiga- ciones ponían en evidencia la importancia de las diferentes tradiciones, creencias y normas de conducta de los grupos estudiados, y de la influencia de estos factores en el desarrollo de la personalidad del individuo. Y esta corriente, que estaba también en el ambiente de esa época, captó la atención e interés de los psicoanalistas, al gradó de es- timular nuevas formulaciones teóricas. Estas dos corrientes: el í'nterés y la necesidad de comprender la estructura ca- racterológica del individuo. por una parte y por otra la necesidad de incorporar y utili- zar los nuevos conocimientos aportados por la Antropología Cultural estimulan o mar- can la pauta de un nuevo movimiento, el neofreudianisrno, lo que hoy en día se conoce (.) Catedrático de psicologia y de psiquiatría, Uni"ersidad de Costa Rica; Coordinador del programa de Especialidad en Psicología Clínica del CENDEISSS: Jefe del Servicio de Sicología del Hospüal Na- cional Psiquiátrico de la CCSS. El presente trabajo sc basa en una conferencia ofrecida a los alumnos del programa de Mestría en Psicología del Sistema de Estudios de Poslgrado. Universidad de Costa Rica. 1984. 5

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Page 1: Copia de 9(19) 1985 - binasss.sa.cr · y Harry Sullivan. A ellos se sumanluego Clara Thompson, Freida Fromm-Reichmany otros. De estos, Fromm fue el primero en definir su posición

CIENCIAS

ALGUNOS CONCEPTOS DE PSICOANALlSIS INTERPERSONAL

Dr. Gonzalo A dis Castro *

A continuación se presentan algunos conceptos del psicoanálisis interpersonalde H. S. Sullivan. Siendo un resumen necesariamente dificulta elaborar sobre la ri­queza de los aportes y contribuciones de esta perspectiva. Más aún si se toma en cuentaque el presente trabajo sólo hace referencia a algunos conceptos e ideas de esta posi­ción teórica. Otro factor limitante en este sentido, es el hecho ya señalado de que noexiste "un sistema completo o comprensivo. En lugar de objetividad y de una realidadracional externa, 10 que prevalece es incertidumbre y perspectivismo" (Held-Weiss,1984, p. 355). Por otra parte, el que esto sea así es importante porque refleja cómo es­ta posición teórica estimula y respeta la diversidad de ideas y de perspectivas.

Al final de la década de los veinte encontramos dos corrientes que promuevengran interés entre las posiciones psicoanalíticas. Estas corrientes en cierta forma vienena marcar los nuevos desarrollos en el psicoanálisis y nuevas formulaciones teóricas oconceptuales.

El interés en la psicología del ego, en contraposición de la psicología del id,crea la necesidad de comprender, no ya la energía instintiva que motiva el comporta­miento humano, sino más bien cómo el ego utiliza esta energía para adaptarse en laforma más adecuada al ambiente, de manera tal que la conducta del individuo venga,en la forma apropiada y económica, a satisfacer las exigencias nacidas de las necesida­des del individuo, así como de las exigencias del ambiente mismo en que ese individuose desenvuelve.

Este interés en la psicología del ego, en las funciones de adaptación, centra en­tonces la atención ye! interés hacia las contribuciones del WiIChem Reich sobre "Aná­lisis del carácter", así como hacia las contribuciones de Otto Rank y Snador Frenczí ylos aportes de Ana Freud y de Heinz Hartmann. El interés se dirige hacia unacomprensión de esa estructura caracterológica de! individuo, la que utiliza en sus es­fuerzos de adaptación y en la búsqueda de la satisfacción de sus necesidades_

Al mismo tiempo el otro aspecto que estaba también en el ambiente y que cap­tó o atrajo el interés de los psicoanalistas era las crecientes aportaciones de la Antropo­logía Cultural.

La Antropología Cultural, es decir, los trabajos de los antropólogos culturales,hacía evidente la gran necesidad y la importancia de comprender los patrones cultura­les de los diferentes grupos sociales para poder comprender la conducta de los indivi·duos que forman parte de esos ~upos. Sus trabajos y los resultados de sus investiga­ciones ponían en evidencia la importancia de las diferentes tradiciones, creencias ynormas de conducta de los grupos estudiados, y de la influencia de estos factores en eldesarrollo de la personalidad del individuo. Y esta corriente, que estaba también en elambiente de esa época, captó la atención e interés de los psicoanalistas, al gradó de es­timular nuevas formulaciones teóricas.

Estas dos corrientes: el í'nterés y la necesidad de comprender la estructura ca­racterológica del individuo. por una parte y por otra la necesidad de incorporar y utili­zar los nuevos conocimientos aportados por la Antropología Cultural estimulan o mar­can la pauta de un nuevo movimiento, el neofreudianisrno, lo que hoy en día se conoce

(.) Catedrático de psicologia y de psiquiatría, Uni"ersidad de Costa Rica; Coordinador del programa deEspecialidad en Psicología Clínica del CENDEISSS: Jefe del Servicio de Sicología del Hospüal Na­cional Psiquiátrico de la CCSS.

El presente trabajo sc basa en una conferencia ofrecida a los alumnos del programa de Mestríaen Psicología del Sistema de Estudios de Poslgrado. Universidad de Costa Rica. 1984.

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como la perspectiva ínterpersonal. Tal como lo señala B. Wolstein, para 1930 las in­novaciones de la exploración clínica psícoanalítica, tanto de Ana Freud, H. Hart­mann, W. Reich, H. S. Sullivan, C. Thompson, desde la perspectiva teórica de cadauno de ellos, " ... era ni más ni menos que una nueva consideración terapéutica por larealidad social y cultural del paciente y por su ambiente ego-interpersonal" (Wolstein,1984, p. 218).

A la vanguardia de este movimiento se encuentran Karen Horney, Eric Frommy Harry Sullivan. A ellos se suman luego Clara Thompson, Freida Fromm-Reichman yotros.

De estos, Fromm fue el primero en definir su posición. Lo siguió luego Horney.Más tarde, por ahí de 1934, a la llegada de Fromm y Horney a los Estados Unidos,Sullivan se une a ellos. Sullivan siempre había mostrado el interés en reunir lapsiquiatría con las Ciencias Sociales, y en formar una escuela que contara con lacontribución de todas estas disciplinas. Al mismo tiempo unos antropólogos cultura­les, Edward Sapir y Ruth Benedict habían mostrado interés en que se estableciera unaverdadera colaboración entre lá sociología, la antropología, la psicología y el psico­análisis. De ahí que Sapir y Benedict se unan también al grupo y por ahí de 1936 se en­cuentran todos ellos colaborando activamente en el estudio de la interacción -delhombre con su cultura.

Si bien existen muchos puntos de contacto entre Horney, Fromm y Sullivan, ca­da uno, eventualmente, desarrolla sus conceptos en forma diferente y de acuerdo consus intereses. Horney es la que se aleja más, mientras que Fromm y Sullivan se man­tienen más cerca uno del otro, y trabajan juntos por varios años en el Instituto deWilliam Alanson White. Mientras que Horney puso, en sus conceptualizacíones, granénfasis en las ganancias secundarias de la neurosis (es decir, en el beneficio secundarioque el individuo deriva de su conducta neurótica), el interés de Fromm y de Sullivan secentra más en el estudio de cómo las presiones culturales afectan la interacción entrelas personas. Pero mientras que Fromm dirige su atención hacia la naturaleza delhombre y hacia la naturaleza de la relación de ese hombre consigo mismo y con su so­ciedad, Sullivan hace énfasis en que el problema de adaptación del hombre es unproblema de relaciones interpersonales.

Todos ellos rechazaron la teoría de la líbido. La reacción en este sentido fue di­ferente en Sullivan, comparada con la de Horney y Fromm. Ambos, Horney y Frommse habían formado en la escuela clásica freudiana. Al separarse de esa posición yrechazar la teoría de la líbido, ellos lo hacen en forma explícita, y sus críticas fueronclara y explícitamente formuladas. Sullívan, por otra parte, no aceptó desde un prin­cipio la teoría de la líbido, y es en este sentido que la rechazó.

Sus referencias a la metapsicología freudiana son pocas, y no se conoce de nin­gún trabajo suyo en que él se dedicara a enfrentar o criticar esa posición teórica. Estono significa que Sullivan no conociera a Freud. De hecho, y tal como ha sido señalado,Sullivan reconoció que su pensamiento había tenido tres predecesores, a saber, Sig­mundo Freud, Adolfo Meyer y William Alanson White. Sin embargo Wolstein tam­bién aclara que Sullivan no se preocupó en elaborar explícitamente sobre su relaciónintelectual y científica con esas personas (Wolstein, 1984).

Se considera que una de las contribuciones más importantes de Sullivan en suénfasis en conceptualizar la psicopatologia como algo que nace y vive en el campo delas relaciones interpersonales. Este énfasis lo llevó a llamar su teoría, la Teoría de lasRelaciones Interpersonales en la Psiquiatría. Su campo de interés y de estudio era el delas relaciones interpersonales, haciendo énfasis en que la teoría debe derivarse opera­cionalmente de la experiencia clínica. Este énfasis en el operacionalismo lo llevó adefinir al terapeuta como un observador participante. Como tal, el terapeuta está con­denado a no ser totalmente objetivo y neutral, toda vez que el observador con su pre­sencia, aun desde la posición de silencio, modifica aquello que observa.

Para Mitchell, la posición de Sullivan podría considerarse no sólo como "unacrítica a la metodología tradicional", sino que también ofrece "una manera diferentede observar los "datos y una visión de la experiencia humana que es marcada y profun­damente diferente". (Mitchell, 1983, p. 138).

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El hecho de que SuIlivan ofrezca una manera distinta de observar y considerarlos datos de interés, así como una visión diferente de la experiencia humana, concuer­da con la observación de que Sullivan se encuentra dentro de un "paradigma comuni­cacional" donde el énfasis es en la transmisión e intercambio de información. En esteparadigma lo que se busca es corregir la retroalimentación, aumentar la informacióno aclarar la mala interpretación (Levenson, 1972).

De acuerdo con Chrzanowski, la Teoría de las Relaciones Interpersonales deSullivan se apoya en tres consideraciones epistemológicas. Por una parte encontramosuna especial atención al desarrollo del individuo, por otra parte el campo de estudio esun campo transaccional. El tercer fundamento epistemológico es su punto de vistaoperacional. * '

En relación con el primer principio, el proceso de desarrollo del individuo pos­tula una secuencia de etapas que requieren maduración biológica así como apoyo yestímulo ambiental. Para Sullivan mucho de la vida humana se refiere a asuntos queresponden a una definición cultural, esto es, valores, prejuicios, creencias yexpectati­vas. Por otra parte, la ansiedad que todo individuo experimenta es utilizada en el pro­"ceso de aculturación y entrenamiento del niño en todas las culturas, si bien de diferen­te manera en diferentes culturas. La ansiedad es considerada como el elemento másimportante en la codificación y organización de la experiencia durante las etapas dedesarrollo. Vista así la ansiedad se convierte en un impulso motivador del comporta­miento.

Para esta posición ínterpersonal el pasado, el aquí yel ahora y el futuro inme­ruato forman parte del espacio vital de la persona. En las diferentes etapas existe laoportunidad para que emerjan y se actualicen las potencialidades del individuo. Y, encada etapa, experiencias anteriores son modificadas a la luz de nuevos encuentros in­terpersonales positivos. El individuo se encuentra siempre en el proceso de llegar a ser.

Las diferentes etapas (infancia, niñez, era juvenil y adolescencia) son definidasde acuerdo con experiencias interpersonales, y reflejan que el individuo ha alcanzadoel nivel de maduración necesario para vivir constructivamente la siguiente etapa. Estasexperiencias que se viven a lo largo de la vida juegan un papel central en la definiciónde los bordes de la autoestima de la persona y de su respeto por sí misma. La autoesti­ma es un estado de relativa libertad de ansiedad que sirve de guía en la integración delas relaciones humanas.

Sullivan postula tres modos cognoscitivos mediante los cuales el individuo in­tegra y organiza la experiencia. El primero de ellos, el modo prototáctico, consiste ensensaciones no diferenciadas, que son preverbales y fuera del alcance de la memoria,relacionadas con fenómenos autistas. En un principio la experiencia es no diferen­ciada, es cósmica. Conforme como el infante madura, la experiencia empieza a dife­renciarse en partes que puedan ocbrri{ separadamente o conjuntamente según las cir­cunstancias. Estas experiencias paratácticas ocurren así, una al lado de la otra, sin queexista interrelación lógica entre esos estados. Estas experiencias incluyen la mayoría delas integraciones simbólicas y metafóricas, tales como soñar despierto, sueños, toda lagama de experiencias no validadas. Finalmente, la experiencia se organiza en el modosintáctico, cuando esta puede ser verbalmente comunicada y consensualmente valida­da. Es importante observar que estos modos de organizar la experiencia sugieren quepara Sullivan la experiencia se organiza en forma lingüística, esto es, comunicacional.

En el primer año de vida, y cuando aún el infante organiza su experiencia en elmodo protáctico, y conforme comienza a percibir a la madre como a alguien separadoy diferente a él, emergen dos personificaciones de ella, la "buena madre" (asociada ala experiencia de satisfacción y euforia), y la "mala madre" (asociada a las experien­cias de falta de satisfacción y pérdida de euforia). Las relaciones interpersonales en es­ta etapa son descritas en función del proceso de empatía que SuIlivan define como unacomunicación no verbal, afectiva, como un "contagio emocional" en el contacto físico

(*) Lo que sigue, en relación con estas tres consideraciones epistemológicas. es lOmado fundamental­mente de ese amor (Chrzanowski, 1977, p. 1-15).

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y muscular que constituye gran parte de la interacción entre los padres, especialmentela madre y el niño.

El "sí mismo" (self") está constituido principalmente por apreciaciones reflejadas. Tres personificaciones del self emergen gradualmente: el "yo bueno" (asociado aexperiencias interaccionales positivas, que producen satisfacción, euforia y sentimien­tos de autoestíma; asociado también a experiencias con la "buena madre") el "yo ma­lo" (asociado a experiencias interaccionales negativas, que producen insatisfacción,pérdida de euforia y de los sentimientos de autoestima, asociado también a experien­cias con la "mala madre"); y el "no yo" (asociado a experiencias traumáticas, de páni­co, cargadas de ansiedad, disociadas de la conciencia, y también relacionadas con ex­periencias con la "mala madre"). En contraste con el seU se encuentra el "sistema delself'. Este es un sistema antiansiedad, constituido por las diferentes operaciones de se­guridad del individuo, para proteger al self de la experiencia de ansiedad.

La segunda consideración epistemológica tiene que ver con el modelo transac­cional basado en los principios de la teoría de campo, de acuerdo con la cual todas laspartes que constituyen el campo se encuentran en relación de interdependencia. En es­te sentido la información se obtiene de los eventos que ocurren en campos interperso­nales, donde el observador es parte de los mismos. De aquí, entonces, que el terapeutasea un observador participante. La tercera consideración epistemológica es la orienta­ción hacia la posición operacional u "operacionalismo". Esta posición hace énfasis enque las operaciones o pasos para obtener información sobre un evento particular cons­tituyen parte integral de los eventos que se observan. La manera de escuchar y obser­var, son intervenciones que modifican lo que se observa: "el observador nunca es unobjeto neutral en un campo de observación".

El principio fudamental de Sullivan es su postulado de que "las personas sonsimplemente más humanas que cualquier otra cosa". Este postulado hace énfasis en lassemejanzas entre los individuos, y en el hecho de que aún en el caso de las enfermeda­des mentales más severas, no se encuentra nada que no sea cuando menos un ingre­diente parcial de la experiencia de todo ser humano. Por lo demás, la teoría interper­sonal considera, de acuerdo con Chrzanowski (1977) que la naturaleza de los procesosintrapsíquicos y la de los externos es transaccional, y que es artificioso tratar de consi·derarlos separadamente. Este mismo autor señala que el individuo, su familia nucleary su grupo cultural constituyen el campo dinámico transaccional que no permite sepa­rar las experiencias subjetivas del contexto intepersonal externo.

Tal como ocurre en todas las escuelas, las posicionest~óricasiniciales se enri­quecen y se expanden con los aportes posteriores de otros investigadores. Lo mismo haocurrido con la posición interpersonal. Los alumnos y colegas de Sullivan. Fromm y deotros que inicialmente ayudaron a definir y a conformar esta perspectiva, han contri~

buido con sus aportes al rápido crecimiento y desarrollo de esta posición.En este sentido, y comentando sobre estos aportes, Witenberg (1978), y más re­

cientemente Held-Weiss (1984), concuerdan en señalar que en estos últimos años va­nos autores han hecho particular énfasis en el estudio de la contratransferencia. y muyespecialmente en lo que respecta a la inevitabilidad de este fenómeno, y a su posibleutilidad. Entre los autores que se citan se encuentran los nombres de Chrzanowski, Le­venson, Moulton, Singer. Tauber y Wolstein. Todos ellos han hecho contribuciones enrelación con este fenómeno de contratransferencia y sobre las implicaciones del mismoen lo que se refiere al uso extrainterpretativo del self del terapeuta y a su posición deneutralidad. De igual manera se menciona que todos estos autores, si bien aceptan ladistinción que SuIlivan hizo entre el terapeuta, como un experto observador partici­pante, y el paciente, coinciden en caract.erizar la interacCÍón como algo que ocurre enun campo intersubjetiva donde la manera de participar el terapeuta juega un papelmuy importante y debe de ser objeto de análisis.

En relación con estos temas que han emergido como centros de interés y de es·tudio, se puede mencíonar, a manera de ejemplo la utilización de la contratransferen­cia. Epstein y Feiner han identificado cuatro orientaciones en su utilización. A saber:

1) Se analiza la contratransferencia para comprender las dificultades de atencióno concentración del terapeuta o sus reacciones emocionales.

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2) Las reacciones emocionales del terapeuta se analizan para tratar de compren­der mejor el comportamiento del paciente.

3) La contratransferencia total es utilizada para mejor comprender al paciente enel aquí y el ahora de la sesión y para fprmular intervenciones y estrategias.

4) La contratransferencia inevitablemente afecta los procesos inconscientes delpaciente. El terapeuta debe constantemente evaluar este efecto tal como éste serefleja en las asociaciones y reacciones del paciente. (Epstein y Feiner, 1979,p. 12-13).

En estas cuatro orientaciones se refleja, a su vez, cómo transferencia y contra­transferencia se encuentran relacionados entre sí, y cómo pueden ser considerados,desde una perspectiva interpersonal, como reacciones transaccionales del pacien­te y del terapeuta, respectivamente. Así también estas maneras de utilizar lacontratransferencia sugieren que la neutralidad no es posible, y como lo sugiere Le­venson, tampoco deseable. Desde este punto de vista el terapeuta es más objetivo cuan­do más se percata que no lo es. Un ejemplo en relación con lo señalado sobre lacontratransferencia y su utilización 10 es el trabajo del presente autor (Adis, 1978) enel que se busca describir el proceso terapéutico desde la perspectiva de la propia expe­riencia de participación del terapeuta.

En un principio se dijo que esta posición interpersonal estimula la diversidad deideas, de perspectivas. Como ejemplo de este perspectivismo se puede señalar la posi­ción extrema del psicoanálisis intepersonal recientemente propuesta por Levenson.Este autor propone un modelo de experiencia y comunicación para descartar un mo­delo mecanicista, que hace énfasis en impulsos motivadores ("drives"), sean estoslibido (Freud) o ansiedad (Sullivan). Más específicamente Levenson propone un mo­delo semiótico, o sea, uno que hace énfasis en la percepción de diferencias configura­cionales, de relaciones, de información. Desde esta perspectiva se busca enriqu"ecer elpatrón configurativo, no explicarlo. "El hombre no sólo vive en un universo desímbolos, sino que él es en sí un símbolo. Su capacidad para comprender y manejarsímbolos define su competencia y lo que llamamos su salud mental" (Levenson, 1983,pág. 163).

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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