cooperación- karl marx (material de ayudantía)

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El Capital. Capítulo XI. Cooperación. Karl Marx. La producción capitalista, comienza allí donde un capital individual emplea simultáneamente un nº grande de obreros, estos elevan la producción, lo que permite lanzar al mercado una gran cantidad de mercancías. Los obreros trabajan conjuntamente en un mismo espacio (sitio) y en un mismo tiempo, produciendo un mismo tipo de mercancías bajo el mando del mismo capitalista. (Régimen de producción manufacturera: ampliación del taller del artesano. En un principio la diferencia es cuantitativa). Masa de plusvalía producida: plusvalía rendida por cada obrero multiplicada por el nº de obreros simultáneamente empleados. El trabajo materializado en el valor es trabajo de calidad social media. Dentro de la misma rama industrial, cada obrero individual difiere más o menos del tipo medio de obrero. Los “errores” desaparecen en cuanto se reúne un número relativamente grande de obreros. (Es un ejemplo de medias aritméticas). La jornada total de trabajo de un número relativamente grande de obreros que trabajan simultáneamente, dividida por el número de obreros empleados, representa de por sí una jornada de trabajo social medio. (Horas de trabajo por la cantidad de trabajadores X, divididos por la cantidad de trabajadores X). Sin embargo, para el capitalista que emplea a X cantidad de obreros, la jornada de trabajo de cada obrero solo existe como jornada total de los X obreros empleados. La jornada de trabajo de cada obrero existe como parte alícuota de la jornada total. Por tanto el empresario individual, si quiere acogerse íntegramente a la ley de la valorización, tiene que producir como capitalista, es decir, emplear muchos obreros al mismo tiempo, poniendo en acción desde el primer momento el trabajo social medio. Por otro lado, un obrero si se aleja del tiempo socialmente necesario para la producción de una mercancía, su trabajo no tiene la consideración de trabajo medio, por lo tanto la mercancía no encontraría salida en el mercado, o tendría que resignarse a ser vendida por debajo del valor medio de la fuerza de trabajo. Con el empleo simultaneo de un nº grande de obreros, cambian las condiciones objetivas del proceso de trabajo, aunque el régimen de trabajo no varíe. (El ejemplo del taller, pág. 261) Los medios de producción empleados colectivamente transfieren al producto individual una parte más pequeña de valor, por dos razones: porque el valor total que transfieren se reparte entre una masa mayor de productos y porque estos elementos entran en el proceso de producción con un valor que, si bien en términos absolutos es mayor, en términos relativos y ateniéndonos a su radio de acción es más reducido. Esta economía en el empleo de los medios de producción proviene exclusivamente de su aplicación colectiva en el proceso de trabajo de muchos. La economía de los medios de producción puede enfocarse, en términos generales, desde dos puntos de vista. Uno es el abaratamiento de las mercancías, reduciendo con ello el valor de la fuerza de trabajo. El otro es aquel en que se modifica la proporción entre la plusvalía y el capital total desembolsado, o sea, la suma del valor de los elementos constantes y variables de este. La forma del trabajo de muchos obreros coordinados y reunidos con arreglo a un plan en el mismo proceso de producción o en procesos de producción distintos, pero enlazados, se llama cooperación. La suma mecánica de fuerzas de los diversos obreros es algo sustancialmente distinto de la potencia social de fuerzas que desarrollan muchos brazos coordinados simultáneamente en la misma operación indivisa. Hay casos, que el fruto del trabajo combinado no podría alcanzarse por el trabajo individual. (Sinérgico) La cooperación no tiende solamente a potenciar la fuerza productiva individual, sino a crear una fuerza productiva nueva, con la necesaria característica de fuerza de masa. Además, el simple contacto social engendra en la mayoría de los trabajos productivos una emulación y una excitación especial de los espíritus vitales, que exaltan la capacidad individual de rendimiento de cada obrero. (el producto total es superior cuando se trabaja cooperativamente, en vez de hacerlo separadamente). La razón es que el hombre es por naturaleza un animal social. Puede ocurrir que los trabajos individuales de los distintos obreros, considerados como partes del trabajo colectivo, representen diversas fases del proceso de trabajo, fases que el objeto elaborado recorrerá más rápidamente gracias a la cooperación. Insistimos en que los obreros que en gran número se completan los unos a los otros, realicen el mismo trabajo o un trabajo análogo, porque esta forma de trabajo colectivo, que es la más sencilla, desempeña también un papel importante en las modalidades más complejas de cooperación. En el caso de trabajo complejo, la simple existencia de obreros en masa coordinados permite distribuir y ejecutar simultáneamente las diversas operaciones, acortándose con ello el tiempo de trabajo necesario para la fabricación del producto total. La oportunidad de los resultados, depende del empleo simultaneo de muchas jornadas de trabajo combinadas, y el volumen del efecto útil conseguido está en relación con el número de obreros, aunque éste será siempre menor del que sería necesario para conseguir el mismo resultado en el mismo espacio de tiempo, si los obreros trabajasen cada uno por su lado en vez de hacerlo conjuntamente.

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Page 1: Cooperación- Karl Marx (Material de Ayudantía)

El Capital. Capítulo XI. Cooperación. Karl Marx.

La producción capitalista, comienza allí donde un capital individual emplea simultáneamente un nº grande de obreros, estos elevan la producción, lo que permite lanzar al mercado una gran cantidad de mercancías. Los obreros trabajan conjuntamente en un mismo espacio (sitio) y en un mismo tiempo, produciendo un mismo tipo de mercancías bajo el mando del mismo capitalista. (Régimen de producción manufacturera: ampliación del taller del artesano. En un principio la diferencia es cuantitativa). Masa de plusvalía producida: plusvalía rendida por cada obrero multiplicada por el nº de obreros simultáneamente empleados. El trabajo materializado en el valor es trabajo de calidad social media. Dentro de la misma rama industrial, cada obrero individual difiere más o menos del tipo medio de obrero. Los “errores” desaparecen en cuanto se reúne un número relativamente grande de obreros. (Es un ejemplo de medias aritméticas). La jornada total de trabajo de un número relativamente grande de obreros que trabajan simultáneamente, dividida por el número de obreros empleados, representa de por sí una jornada de trabajo social medio. (Horas de trabajo por la cantidad de trabajadores X, divididos por la cantidad de trabajadores X). Sin embargo, para el capitalista que emplea a X cantidad de obreros, la jornada de trabajo de cada obrero solo existe como jornada total de los X obreros empleados. La jornada de trabajo de cada obrero existe como parte alícuota de la jornada total. Por tanto el empresario individual, si quiere acogerse íntegramente a la ley de la valorización, tiene que producir como capitalista, es decir, emplear muchos obreros al mismo tiempo, poniendo en acción desde el primer momento el trabajo social medio. Por otro lado, un obrero si se aleja del tiempo socialmente necesario para la producción de una mercancía, su trabajo no tiene la consideración de trabajo medio, por lo tanto la mercancía no encontraría salida en el mercado, o tendría que resignarse a ser vendida por debajo del valor medio de la fuerza de trabajo. Con el empleo simultaneo de un nº grande de obreros, cambian las condiciones objetivas del proceso de trabajo, aunque el régimen de trabajo no varíe. (El ejemplo del taller, pág. 261) Los medios de producción empleados colectivamente transfieren al producto individual una parte más pequeña de valor, por dos razones: porque el valor total que transfieren se reparte entre una masa mayor de productos y porque estos elementos entran en el proceso de producción con un valor que, si bien en términos absolutos es mayor, en términos relativos y ateniéndonos a su radio de acción es más reducido. Esta economía en el empleo de los medios de producción proviene exclusivamente de su aplicación colectiva en el proceso de trabajo de muchos. La economía de los medios de producción puede enfocarse, en términos generales, desde dos puntos de vista. Uno es el abaratamiento de las mercancías, reduciendo con ello el valor de la fuerza de trabajo. El otro es aquel en que se modifica la proporción entre la plusvalía y el capital total desembolsado, o sea, la suma del valor de los elementos constantes y variables de este. La forma del trabajo de muchos obreros coordinados y reunidos con arreglo a un plan en el mismo proceso de producción o en procesos de producción distintos, pero enlazados, se llama cooperación. La suma mecánica de fuerzas de los diversos obreros es algo sustancialmente distinto de la potencia social de fuerzas que desarrollan muchos brazos coordinados simultáneamente en la misma operación indivisa. Hay casos, que el fruto del trabajo combinado no podría alcanzarse por el trabajo individual. (Sinérgico) La cooperación no tiende solamente a potenciar la fuerza productiva individual, sino a crear una fuerza productiva nueva, con la necesaria característica de fuerza de masa. Además, el simple contacto social engendra en la mayoría de los trabajos productivos una emulación y una excitación especial de los espíritus vitales, que exaltan la capacidad individual de rendimiento de cada obrero. (el producto total es superior cuando se trabaja cooperativamente, en vez de hacerlo separadamente). La razón es que el hombre es por naturaleza un animal social. Puede ocurrir que los trabajos individuales de los distintos obreros, considerados como partes del trabajo colectivo, representen diversas fases del proceso de trabajo, fases que el objeto elaborado recorrerá más rápidamente gracias a la cooperación. Insistimos en que los obreros que en gran número se completan los unos a los otros, realicen el mismo trabajo o un trabajo análogo, porque esta forma de trabajo colectivo, que es la más sencilla, desempeña también un papel importante en las modalidades más complejas de cooperación. En el caso de trabajo complejo, la simple existencia de obreros en masa coordinados permite distribuir y ejecutar simultáneamente las diversas operaciones, acortándose con ello el tiempo de trabajo necesario para la fabricación del producto total. La oportunidad de los resultados, depende del empleo simultaneo de muchas jornadas de trabajo combinadas, y el volumen del efecto útil conseguido está en relación con el número de obreros, aunque éste será siempre menor del que sería necesario para conseguir el mismo resultado en el mismo espacio de tiempo, si los obreros trabajasen cada uno por su lado en vez de hacerlo conjuntamente.

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La cooperación permite extender el radio de acción del trabajo. Por otro lado, este régimen permite reducir en el espacio la zona de producción, en proporción a la escala de esta. Se explica esto último por la aglomeración de obreros, la coordinación entre diversos procesos de trabajo y la concentración de los medios de producción. Este régimen de trabajo, fomenta la emulación (imitación) entre los obreros y pone en tensión sus energías. En resumen, la fuerza productiva específica de la jornada de trabajo combinada es la fuerza productiva social del trabajo, o la fuerza productiva del trabajo social. Esta fuerza productiva brota de la misma cooperación. Al coordinarse de un modo sistemático con otros, el obrero se sobrepone a sus limitaciones individuales y desarrolla su capacidad de creación. La aglomeración de obreros en cierto espacio, es una condición indispensable de la cooperación. Los obreros asalariados no pueden cooperar a menos que los emplee simultáneamente el mismo capital, el mismo capitalista, para lo cual éste ha de comprar, simultáneamente también, sus fuerzas de trabajo. Por lo tanto la escala de la cooperación va a depender de la medida en que cada capitalista disponga de los medios de subsistencia de muchos obreros (salario). La cooperación de obreros asalariados tiene pues como condición material la concentración de grandes masas de medios de producción en manos de cada capitalista y el alcance de la cooperación o la escala de la producción depende del grado de concentración de estos elementos. Además, la función directiva asume una importancia específica: función de explotación y vigilancia en el proceso social del trabajo. Ya que la finalidad del proceso de producción capitalista es ante todo obtener la mayor valorización posible del capital (que rinda la mayor plusvalía posible). Para eso el capitalista debe explotar con la mayor intensidad la fuerza de trabajo. Al crecer la masa de obreros empleados simultáneamente, crece su fuerza de resistencia, aumentando también, como es lógico la presión del capital para vencerla. Aquí se devela en inevitable antagonismo entre el explotador y la materia prima de su explotación (el obrero explotado). A través de mecanismo despóticos como la vigilancia de la alta dirección. El obrero es propiedad de su fuerza de trabajo mientras negocia como vendedor de ésta con el capitalista y solo puede vender lo que posee: su fuerza de trabajo individual, aislada. El capitalista paga por tanto, el valor de esa fuerza aislada, independiente, pero no la fuerza de trabajo combinada de las fuerzas individuales de trabajo. La cooperación se inicia por tanto en el proceso de trabajo, cuando ya han dejado de pertenecerse a sí mismos. La cooperación que se observa en los inicios de la civilización, se basa en la propiedad colectiva sobre las condiciones de producción. Muy distinta a la cooperación en el modo de producción capitalista. La forma capitalista presupone por el contrario, desde el primer momento, la existencia de obreros libres y asalariados que venden su fuerza de trabajo al capital. La cooperación capitalista no se presenta como una forma histórica especial de cooperación, sino que ésta reviste la forma peculiar del proceso capitalista de producción, forma específica que le caracteriza y distingue. La cooperación es el primer cambio que experimenta el proceso efectivo de trabajo al ser absorbido por el capital. Por tanto, si el régimen capitalista de producción se nos presenta, de una parte, como una necesidad histórica para la transformación del proceso de trabajo en un proceso social, de otra parte esta forma social del proceso de trabajo aparece como un método empleado por el capital para explotarlo con más provecho intensificando su fuerza productiva. La cooperación es la forma fundamental del régimen de producción capitalista, aunque en él su forma simple se presente como forma especial, al lado de otras formas más complejas.

Silvania Mejías G.