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    Contribucin a la crtica de la autonoma polticawww.comunizacion.org

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    Contribucin a la crtica de la autonoma poltica

    Gilles Dauv

    2008

    Traduccin de Editorial Klinamen, revisada por Carlos Lagos

    Publicado en el libro Materiales para una crtica de la democracia , Editorial Klinamen, diciembre 2009

    Es muy difcil obligar a obedecer a quienno tiene ningn deseo de dirigir J.-J. Rosseau

    No hay ms crtica a partir de este punto

    Cualquier crtica a la democracia despierta sospecha, ms an si viene de quienes desean un mundo sincapital y trabajo asalariado, sin clases, sin Estado.

    La opinin pblica no ve con buenos ojos a quienes reniegan de la democracia desde un punto de vistareaccionario o elitista, pero entiende sus argumentaciones. Alguien que niega la capacidad de los hombresy mujeres comunes de organizarse por su cuenta, lgicamente se opondr a la democracia. Pero alguienque cree firmemente en esta capacidad y, sin embargo, considera que la democracia es incapaz de servirpara la emancipacin humana, es condenado a los vertederos de la teora. En el mejor de los casos se lemira como a un idiota y en el peor, adquiere la reputacin de mente retorcida destinada a acabaracompaada por los archienemigos de la democracia: los fascistas.

    De hecho, si la emancipacin de las clases trabajadoras debe ser conquistada por ellas mismas , pareceobvio que a fn de emanciparse, los explotados no slo han de deshacerse de las estructuras de poder quelos esclavizan, sino adems crear sus propios rganos de debate y toma de decisiones. Ejercer la propialibertad colectiva, no es eso de lo que trata la democracia? Este supuesto tiene la cualidad de lasimplicidad: para cambiar el mundo y vivir la mejor vida humana posible, qu mejor que basar esta vidaen instituciones que proveern al mayor nmero de personas de la mayor libertad de expresin y toma dedecisiones? Adems, en cualquier lugar donde luchen, las masas dominadas generalmente proclaman sudeseo de establecer la autntica democracia, ausente hasta ahora.

    Por todas estas razones, la crtica a la democracia es una batalla perdida u olvidada.

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    Ajustando los controles para ir al corazn del problema

    La democracia alega ser el objetivo ms difcil de conseguir adems del ms vital, el ideal al que aspirantodos los seres humanos: la teora y la prctica de la libertad colectiva. Se iguala la idea de la democraciaa la organizacin de la vida mediante decisiones comunes que tienen en cuenta en la medida de lo posible

    las necesidades y deseos de todo el mundo.Pero este ideal tambin reivindica ser algo ms que tan slo un ideal; este proceso de toma de decisionesen comn debera ocurrir en condiciones de igualdad entre todos. La mera igualdad poltica provee a cadaciudadano de derechos pero no de poderes efectivos: la democracia real implica igualdadsocio-econmica, sin pobres y ricos, amos y siervos, ni jefes y empleados. De este modo, unareorganizacin y un reparto total de las riquezas nos proveern a cada uno de una parte justa en la toma dedecisiones, tanto en los grandes asuntos como en los menores. Tendremos as una democracia que no estan slo formal, sino real.

    Es aqu donde nos damos con un error lgico.

    El hecho de compartir es algo necesario y elemental para el ser humano, pero nadie espera seriamente que

    resuelva la cuestin social. Como mucho, puede aliviarla. Nunca un moralista, ni un profeta, hanconvencido a los ricos y poderosos para que repartan su riqueza y poder de manera justa con el resto de loshumanos. Podemos preguntarnos de dnde va a venir esta

    justicia social (y no slo poltica). Lademocracia no puede lograrla por su cuenta. Y la auto-denominada autntica democracia carece derealismo.

    La democracia es una contradiccin: aparenta dar y garantizar algo esencial que inevitablemente evade.

    Adems, mientras la mayor parte de la gente habla de los problemas de la democracia, muy pocos estndispuestos a discutir su naturaleza, porque se presenta como el mejor marco para la emancipacin humana,y el nico medio para lograrla. Cualquier resistencia a la explotacin, y cualquier intento de crear unmundo sin explotacin, se enfrentan a la dura realidad del control de los explotadores sobre losexplotados. La lucha sin fn contra el despotismo de la fbrica, contra el poder del jefe en el tajo y fuera dela fbrica, as como la lucha por el control de base en una huelga, van ms all del mero rechazo adepender de un jefe, un poltico local o incluso de un lder sindical o poltico. Esta negacin tiene unadimensin positiva. Es el primer paso para las relaciones directas, no competitivas, solidarias, que danlugar a nuevas formas de encontrarse, discutir y tomar decisiones. Ningn movimiento social, grande opequeo, puede evitar la pregunta Quin manda? . De lo contrario, sin procedimientos ni estructurasdistintas de las piramidales, las clases bajas sern tratadas como inferiores eternamente. Sea unacomuna, comit, colectivo, soviet, consejo o una simple asamblea general, cada participante en estoscuerpos realiza su libertad individual as como su existencia colectiva. Libertad y fraternidad son vividasmediante actos.

    Ahora bien, estas formas crean el movimiento o tan slo lo expresan y estructuran?

    Es intil renunciar a nuestra pregunta basndose en que tienen ambas funciones porque la democracia, por su naturaleza, trata el espacio-tiempo del debate y la decisin no como lo quees un componente de la vida social (y por lo tanto de todo cambio positivo)

    , sino como la principalcondicin de la vida social. Es esto lo que vamos a discutir.

    En el camino tendremos que mostrar cmo esta luz cegadora es incluso ms engaosa dado que la palabra democracia es en s misma confusa.

    Pero para empezar, un pequeo rodeo para ver qu crticas no son la nuestra.

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    La crtica tradicionalista o reaccionaria

    A pesar de sus diferencias, los contrarios a la Revolucin Francesa como Burke1, monrquicos tardoscomo Ch. Maurras 2 , o los pensadores alemanes de la Revolucin Conservadora en el siglo XX,compartan una repugnancia comn hacia los Derechos del Hombre, porque todos rechazaban la nocin de

    la universalidad de la especie humana.

    En mi vida he visto franceses, italianos, rusos, etc.; pero alHombre, debo confesar que nunca me lo he encontrado (

    )

    (J. de Maistre, 1796). Prefieren laabstraccin supuestamente real de la tierra, la nacin, el pueblo, el Volk, los nativos, etc., a la abstraccinobviamente ms abstracta del moderno ciudadano/ votante. Para ellos, los seres humanos tan slo puedenser hermanos y hermanas si pertenecen a un grupo o comparten un mismo origen. Tal grupo puedeincluso consistir en los trabajadores (en este caso, alemanes), tal como aparece en El Trabajador de E.Jnger, pero an as es limitado. El comunismo, por el contrario, es la posibilidad de lo universal.

    Nuestra crtica ataca al Estado, ya sea ste democrtico o dictatorial. La crtica reaccionaria ataca alEstado democrtico. El fascismo profesa un profundo odio hacia la democracia y, si se hace con el poderdemocrtico, suprime toda oposicin poltica. Lo que odia del sistema democrtico son susprocedimientos parlamentarios, no las instituciones del Estado que los fascistas atacan, conquistan,ocupan y fortalecen; y de ese modo emplean al mximo lo que ya existe en todo rgimen democrtico.

    El comunismo se opone a la democracia porque es antiestatal. El fascismo tan slo se opone a lademocracia porque es proestatal. La democracia es para nosotros una forma de Estado, mientras que losreaccionarios la ven como un rgimen poltico que consideran demasiado dbil para defender al Estado.Mussolini y Hitler acabaron con el parlamentarismo a fn de crear un poder ejecutivo y administrativocentral omnipotente. Los comunistas han tenido que vrselas con el parlamentarismo como una de lasformas (y no una dbil) de gobierno y represin. La reaccin denuncia la libertad personal y elindividualismo burgus para reemplazarlos por (nuevas o antiguas) formas de autoridad opresora. Quierenmenos que individuos. La perspectiva comunista tiene como objetivo realizar las aspiracionesindividuales a una libertad que es tanto personal como vivida con los dems. Quiere ms que el individuo.

    La crtica de Nietzsche

    A los ojos de Nietzsche, una sociedad de amos y esclavos ha sido superada por la sociedad del hombremedio, el hombre de la masa, en la cual tan slo hay esclavos. El autor de As habl Zaratustra vea puesuna nueva aristocracia, ya nunca ms basada en el nacimiento, ni en el dinero, ni (tal y como lointerpretaron los nazis) en el poder, y menos an en la raza, sino en el espritu o mente libre que no teme ala soledad. Es debido a que le habra gustado vernos a cada uno de nosotros ascender y resaltar por encimadel rebao que Nietzsche es hostil al socialismo (ve cualquier colectivismo como otro tipo degregarismo) y al anarquismo (un rebao autnomo , como lo llama en Ms All del Bien y del Mal).

    Para lo que aqu nos concierne, el error en la visin de Nietzsche no recae en su elitismo, que es innegable(a tal respecto, el Tercer Reich no distorsion tanto sus escritos). Ms bsicamente, una solucin que no esni histrica ni poltica, sino mtica y potica, tan slo puede tener significado y valor como una moralartstica. Las ideas polticas de Nietzsche no pueden recuperarse porque no existen. No trataba la cuestin

    social. Su tica tan slo sirve para ser vivida por el individuo, a riesgo de perder la cabeza, tal y como leocurri al propio filsofo.

    La crtica individualista

    Al sistema democrtico se le acusa a menudo de aplastar al individuo bajo el colectivo. El poeta y dandiCharles Baudelaire (1821-67) escribi: Nada hay ms ridculo que buscar la verdad en los nmeros ( )la urna electoral no es ms que la forma de crear una fuerza policial. Y en el siglo XX, Karl Kraus: Lademocracia es el derecho de todos a ser esclavizados por todos .

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    Para cada elemento de verdad que contenga este punto de vista, los partisanos de la democracia tienenpreparada su respuesta. No niegan la presin de la democracia sobre el individuo. Dicen que el sistemademocrtico proporciona a cada uno un mayor campo de libertad que lo que el individuo lograra si secerrase sobre s mismo, o si tuviera que unirse a una impredecible congregacin de tomos individuales.Algunos individualistas son ms sociales que otros. Proponen una asociacin libre de individuos encomn acuerdo. Esta es precisamente una de las variantes del contrato democrtico, quizs una de las ms

    progresistas.Pasando por alto a la democracia

    Antes de 1848, amplios sectores del socialismo no esperaban nada de la democracia, dado que seposicionaban fuera de la poltica. A pesar de sus discrepancias, estas escuelas de pensamiento estaban deacuerdo en la generalizacin de asociaciones, como remedio a la

    disociacin (P. Leroux3) que habatrado consigo el triunfo de la industria y el dinero. Lo nico que se necesitaba era combinar las pasiones(Fourier), las mentes creativas y las habilidades productivas (Saint-Simon) o los vnculos mutuos(Proudhon). Al contrario que los neo-babeuvistas, que heredaron la experiencia de Babeuf4y abogabanpor el ataque al poder poltico mediante la violencia organizada de las masas, los pensadores antesmencionados crean en la supremaca de los valores morales: un nuevo mundo nacera menos pornecesidad que por mpetu tico. Algunos incluso esperaban que el socialismo pudiera ser fundado

    (financiado5, de hecho) por generosos burgueses ilustrados, en un comienzo a pequea escala, para queluego se desarrollase a medida que el grueso de la sociedad siguiera su ejemplo. De este modo el poderpoltico tena poco o nada que hacer: as pues, no era necesaria una revolucin.

    Tal crtica no es una crtica de la poltica ni de la democracia.

    La perspectiva comunista, en cambio, no es apoltica, sino antipoltica.

    La crtica del Sindicalismo Revolucionario: sorteando la democracia

    Aunque puede parecer no tener nada ms que un inters histrico, esta crtica an est activa, aunque nocomo en 1910, por supuesto. La idea de absorber la poltica en la economa, por ejemplo, instaurando unademocracia directamente social, aparece de nuevo como la idea utpica corriente de una toma del poderlocal tan generalizada que eliminara el fundamento del poder poltico central (el Estado) y por lo tantonos liberara de la necesidad de destruir el Estado. En Cambiar el mundo sin tomar el poder6, JohnHolloway expone que la transformacin radical se encuentra tan incrustada en nuestra vida cotidiana queestamos transformando gradualmente la fbrica de la sociedad, sin necesidad de una rupturapotencialmente dictatorial. Evolucin en vez de revolucin, qu ms? La idea de la revolucin lenta ,recientemente teorizada por A. Bartra, y parcialmente inspirada por la situacin en Mxico y adoptada poralgunos radicales, equivale a la inexistencia de la revolucin.

    A mediados del siglo XIX, adems, en vez de tratar la democracia, algunos esperaban darle un rodeo.

    Proudhon crea que el trabajo daba a las masas obreras una capacidad poltica: encontremos una nuevaforma de producir bienes, hagamos que la burguesa sea innecesaria, y el resto vendr solo, el taller

    reemplazar al gobierno. La democracia ni se aceptaba ni se combata, sino que se realizaba directamentepor el trabajo, sin mediacin alguna.

    Unos cincuenta aos ms tarde, el sindicalismo revolucionario adquiri aversin a la democraciaparlamentaria. El vehculo del cambio sera el trabajo organizado en sindicatos industriales (en oposicina los gremios), que uniran a toda la clase, trabajadores cualificados y sin cualificar. Proudhon haba sidoel idelogo de los artesanos y la pequea industria. El anarcosindicalismo estaba adaptado a la poca delos trust y las grandes fbricas, pero el principio era similar: una fusin entre la industria y el gobierno.Tras actuar como un organismo igualitario para combatir a los empresarios y la polica, el sindicato sehara ms tarde con el control de la economa durante y despus de la revolucin. Algunos sindicalistas,

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    como De Leon7 en Estados Unidos, optaban por una accin poltica e industrial paralela, pero para ellos lapoltica estaba fuera de y contra el parlamento.

    Al sindicalismo revolucionario se le ha reprochado su elitismo. Es cierto que enfatizaba el papel de lasminoras activas que empujaran / animaran a los menos avanzados hacia la accin. Pero la mayora de lossindicalistas revolucionarios se dirigan a una lite activa con conciencia de clase, completamente distinta

    de lo que vean como el rebao de los votantes socialdemcratas. George Sorel8

    (1847-1922) pensaba quela unin de trabajadores, al contrario que el parlamento y el partido, engendraba una igualdad organizadajusta y verdadera , ya que todos los miembros eran trabajadores asalariados solidarios unos con otros. El

    nuevo principio poltico del proletariado es el gobierno por grupos vocacionales autoorganizados enel lugar de trabajo. Los organismos de resistencia finalmente extendern tanto su alcance y rango queabsorbern casi toda la poltica en una exitosa lucha por dejar sin vida a toda organizacin polticaburguesa

    .

    En un momento crtico, Sorel dijo: Marx crea que el rgimen democrtico tena la ventaja de que ya quelos trabajadores no tienen que luchar contra la monarqua o la aristocracia, la nocin de clase se puedeaprovechar ms fcilmente. La experiencia nos muestra lo contrario; la democracia es bastante efcaz a lahora de impedir el avance del socialismo, al desviar la atencin de los trabajadores hacia el sindicalismobajo la proteccin del gobierno. (1908)

    Sorel, sin embargo, tan slo se anot un punto frente a Marx, ya que la experiencia mostraba adems locontrario de lo que l esperaba: el sindicato fracas al igual que el partido, y la autoorganizacin acababasiendo succionada por la democracia burguesa.

    No se puede destruir una sociedad empleando los rganos destinados a preservarla ( ) cualquier claseque quiera liberarse a s misma debe crear su propio rgano , escribi H. Lagardelle9 en 1908, sinpercatarse de que esta crtica poda aplicarse tanto a los sindicatos (incluyendo la supuestamenterevolucionaria CGT Confdration gnrale du travail, Confederacin General del Trabajo francesaen rpido proceso de burocratizacin y colaboracin de clases) como a los partidos de la SegundaInternacional. El sindicalismo revolucionario desechaba al votante y prefera al productor: olvidaba que lasociedad burguesa crea y vive de ambos. El comunismo tendr que ir ms all de las dos condiciones.

    Antiparlamentarismo

    La idea del sufragio universal como el acto por el cual los trabajadores cambian su violencia potencial poruna papeleta, es parte fundamental de la crtica social. El ataque a las elecciones ha sido una constante paralos anarquistas, y no era extrao entre los socialistas antes de 1914. Todas las facciones de izquierdas y lospartidos de la Segunda Internacional estaban de acuerdo en que cualquier parlamento se mantiene bajo elcontrol de la clase dominante, y en que la jornada electoral supone siempre un atraso para el radicalismo.Despus de 1917, este principio se mantuvo entre las diferentes familias comunistas. Incluso quienesabogaban por el uso tctico de las elecciones vean a los soviets, y no al parlamento, como la base polticay el rgano de una futura revolucin.

    Pero hay que dejar claro que el rechazo al parlamento no resume ni define nuestra perspectiva, no ms que

    el desprecio a los ricos o el odio al dinero. Mussolini tambin quera derrocar las viejas institucionesburguesas, y lo logr, hasta cierto punto.

    Durante la segunda dcada del siglo XX abandona la CGT por la deriva que estaba tomando. Tras unosaos de retiro comienza a acercarse a posiciones fascistas, fascinado por el supuesto corporativismo delrgimen fascista italiano. Acabara siendo ministro de Trabajo del rgimen colaboracionista de Vichy.Encarcelado tras la II Guerra Mundial, morira en prisin en 1958.

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    La crtica bolchevique: dictadura versus democracia

    En 1920, Trotsky escribi Terrorismo y Comunismo en respuesta al libro con el mismo ttulo publicadopor Kautsky10 un ao antes. Kautsky opona la democracia y la libertad de la masa frente a la guerra civily el uso sistemtico de la violencia. Trotsky distingua entre democracia como sufragio universal ydemocracia como la masa del pueblo en s misma: para entender a qu se refiere con

    pueblo

    es preciso

    hacer un anlisis de clase.Antes del parlamentarismo tal y como lo hemos conocido desde finales del siglo XIX, explica Trotsky,hay ejemplos de una temprana democracia conservadora: la democracia agraria de los granjeros de NuevaInglaterra, el autogobierno de las clases medias urbanas en Suiza y el campesinado rico (elogiado porRousseau en El Contrato Social, 1762). En ese momento, cuando el capital y el trabajo pasaron a ser lasclases polares de la sociedad

    , la democracia burguesa se desarroll como

    el arma defensora contra losantagonismos de clase.

    Trotsky recuerda al lector que la democracia del mundo civilizado occidental ha dado lugar a una guerramundial. Y para Rusia, Trotsky justifica los mtodos de terror y coercin basndose en que son los nicosmtodos disponibles si el proletariado quiere defenderse de una contrarrevolucin mucho ms terrorista ysangrienta. Cuando la guerra civil haya terminado ( ) Por medio de un servicio de trabajo

    sistemticamente aplicado y una organizacin centralizada de la distribucin, toda la poblacin del pasestar bajo un sistema de acuerdo econmico y de autogobierno .

    Sabiendo que Trotsky abogaba al mismo tiempo por la militarizacin del trabajo, su declaracin comohombre de estado no es ms que una justificacin de su propio poder sobre la gente comn. Para lo queaqu nos concierne, Trotsky tan slo ataca a la democracia segn se entiende bajo el capitalismo: una democracia imperialista . As pues, ( ) repudiamos la democracia en nombre del poder concentradodel proletariado

    . Se interesa por las formas que toma la democracia (y alega que el Bolchevismo mstarde lograr una forma superior), no por el principio democrtico.

    La crtica anarquista: dispersar el poder

    Si al leninismo se le critica por perseguir la toma del poder, al anarquismo por su miedo obsesivo. Comorespuesta a la autoridad y la dictadura, el anarquismo opta por lo colectivo frente al liderazgo, abajo versusarriba, horizontal versus vertical, comuna versus gobierno, descentralizacin versus centralizacin,autogestin versus direccin, comunidad local versus masa electoral: muchas democracias reales en vezde una falsa y, en ltima instancia, el Estado destruido por la democracia universalizada. Cientos deunidades de convivencia y produccin a pequea escala sern suficientemente dinmicas para unirse sinque ninguna de ellas pierda su autonoma. Como las polis de la Antigedad, la metrpoli moderna caepresa de las tendencias oligarcas: miradas de cooperativas federadas, colectivos y distritos sern capacesde gestionarse por su cuenta y, por ende, seguirn siendo democrticas. Si el poder se reparte entremillones de elementos, pasa a ser inofensivo.

    No vamos a resolver el problema del poder repartindolo en trocitos por todas partes.

    La crtica de Bordiga: lo opuesto a democracia

    Amadeo Bordiga11 fue uno de los pocos tericos que se tomaron en serio el asunto de la democracia: noexamin sus mtodos, sino su principio. Sin embargo, compar tanto la democracia proletaria con laburguesa que termin perdiendo de vista el principio mismo.

    Su punto de partida es que la democracia consiste en individuos que se consideran a s mismos iguales y seforman cada uno su propia opinin de acuerdo a su libre deseo, para compararla despus con la opinin delos dems y de esta manera tomar una decisin conjunta (normalmente tras una votacin de acuerdo a laregla de la mayora: esto es importante, aunque no fundamental para la definicin). El parlamento contiene

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    a los proletarios forzndolos a una asociacin poltica con la burguesa. Nada nuevo en esto ltimo, pero ladeduccin que sigue no es tan comn: Bordiga piensa que tambin hay que rechazar la democracia de lostrabajadores, ya que descompone en decisiones individuales el espritu de lucha del proletariado. Lademocracia es el encuentro de derechos y deseos iguales, lo cual es imposible en el parlamentarismoburgus, y no tiene sentido en la actividad de clase proletaria: la revolucin no depende de una masa dedecisiones individuales puestas en comn, ni de procedimientos de mayoras o proporciones, sino de la

    capacidad del proletariado organizado para actuar como un cuerpo centralizado y una mente colectiva.(Bordiga lo llama

    un partido

    , pero su partido difiere mucho del leninista, dado que no se basa enintelectuales socialistas dedicados a introducir desde fuera el socialismo en la clase obrera. Para complicarms las cosas, Bordiga nunca critic abiertamente el concepto de partido de Lenin.)

    ( ) el principio de la democracia no posee ninguna virtud intrnseca, y que no vale nada como principio,siendo ms bien un simple mecanismo organizativo (

    ) la revolucin no es un problema de formas deorganizacin. Por el contrario, la revolucin es un problema de contenido, o sea, de movimiento y deaccin de las fuerzas revolucionarias en un proceso incesante (

    )

    (El principio democrtico, Enero de1922).

    De hecho la revolucin comunista es la creacin de relaciones sociales no lucrativas, no mercantiles,cooperativas y fraternas, lo cual implica destruir el aparato del Estado y abolir la divisin entre empresas,

    con el dinero como mediador (y amo y seor) universal, y con el trabajo como actividad separada. Este esel contenido.

    Lo que Bordiga no alcanza a ver es que esto no va a conseguirse de cualquier modo. Hay formasorganizativas que son incompatibles con el objetivo. No podemos razonar como si el fnal fuese lo nicoque tuviera importancia: el fin depende de los medios. Ciertos medios nos acercan al fn que queremos,mientras que otros lo hacen ms y ms remoto y finalmente eliminan cualquier posibilidad.

    El objetivo del comunismo (que Bordiga hizo bien en enfatizar) slo puede resultar de la accinautoorganizada de

    la vasta mayora del proletariado (Manifesto Comunista). El movimiento comunistano es democrtico: ni es dictatorial, si el dictador es una parte del proletariado que oprime al resto. No muytarde esa parte pierde cualquier carcter proletario que tuviera y pasa a ser un grupo privilegiado queindica a la gente qu hacer. Esto es lo que ocurri en Rusia, y as lo entendieron algunos, como Otto Rhle,tan pronto como en 1920-21.

    Bordiga carece de crtica a la poltica. Percibe la revolucin como una sucesin de fases: primeroreemplaza el poder burgus y ms tarde se crean nuevas relaciones sociales. Esta es la razn por la que notuvo problema en creer que los Bolcheviques podran haber gobernado Rusia durante aos e, incluso sinser capaces de transformar el pas de modo comunista, promover la revolucin. Pero el poder no es algoque los revolucionarios puedan conservar sin que se est dando una revolucin en su pas o en cualquierotro lugar. Como muchos otros, Bordiga ve en el poder nada ms que un instrumento. Cuando Jan Appelestuvo en Mosc como delegado del KAPD (Kommunistische Arbeiter-Partei Deutschlands PartidoComunista Obrero de Alemania) en el verano de 1920, le mostraron fbricas con mquinas bienengrasadas que no podan funcionar por falta de repuestos: cuando la revolucin comience en Europa, ledijeron los trabajadores rusos, ustedes nos mandarn recambios y seremos capaces de poner de nuevo

    estas mquinas en marcha. Despus de octubre de 1917, los bolcheviques debieron de verse a s mismosde manera similar: una maquinaria en parte ociosa pero preparada para la revolucin mundial.Desafortunadamente, el poder (y ms an el poder estatal) no es una herramienta a la espera de sermanejada correctamente. Es una estructura social que no se mantiene en estado de espera durante muchotiempo. Tiene una funcin: conecta, encomienda tareas a la gente, impone, organiza lo existente. Si lo quehay es trabajo asalariado e intercambio de mercancas, incluso en la forma primitiva que tena en la Rusiade 1920, eso ser lo que gestione el poder. Lenin muri siendo cabeza de Estado. Por el contrario, unaestructura revolucionaria slo se define por sus actos, y si no acta, pronto se marchita.

    Como Trotsky, Bordiga teoriza la necesidad de emplear la violencia contra algunos proletarios en nombre

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    de los futuros intereses del proletariado en general: incluso en 1960, an justificaba la represinbolchevique al levantamiento de Kronstadt en febrero-marzo de 1921. Nunca entendi que mientrasescriba El Principio Democrtico, la experiencia rusa que emple enormemente para respaldar sus tesiseliminaba cualquier resquicio revolucionario que quedase en Rusia. Bordiga atacaba el formalismodemocrtico en nombre de una revolucin que ya era ms formal que real.

    La dictadura es lo opuesto a la democracia. Lo opuesto a democracia no es una crtica a la democracia.Comunismo de consejos: la bsqueda de la no-violencia

    La Izquierda Comunista alemana coincida con la Izquierda italiana en el rechazo de la democraciaburguesa. El desacuerdo era respecto a la idea de la democracia obrera.

    Lo que se ha llamado comunismo de consejos fue una de las primeras crticas del fracaso delbolchevismo, y sigue siendo una de las mejores. Pero a medida que el tiempo ha pasado, los comunistas deconsejos se han vuelto muy cautelosos con todo lo que pudiera suponer una coaccin sobre la clase obrera.Su crtica a la burocracia como el principal obstculo para la revolucin los llev a la democracia. No a lademocracia burguesa, por supuesto, sino a la democracia obrera, pero a ese respecto tanto la formaburguesa como la obrera proclaman el mismo objetivo: prevenir o limitar cualquier invasin sobre la

    libertad personal.

    No contestaremos (como hara Bordiga) que la libertad individual es una ilusin y que es irrelevante parael comunismo. Tan slo decimos que en cualquier caso tal libertad no puede garantizarse por el principiodemocrtico.

    A lo que se reduce esta bsqueda de ausencia de presin es a un deseo de evitar las consecuenciasnegativas de los conflictos. Tal y como ocurre, la

    proteccin provista por la democracia tan slofunciona en la medida en que evita cualquier crisis seria entre las personas afectadas, aunque seanproletarios en vez de burgueses. En la medida en que el debate no es suficiente para decidir algo aceptadopor todos, el grupo no puede mantenerse como una mera confrontacin de libres deseos (a no ser que no setrate ms que de una sociedad de debate amistoso). O bien el grupo decide que el mantenimiento de lacomunidad es ms importante que el desacuerdo, o se escinde, u obliga a los participantes a tomar unadecisin. En cualquier caso, se suspende el principio democrtico.

    El resultado final de transformar el libre deseo en una mxima sera para un grupo radical no hacer nadams que mover datos e informacin: no hay teora, excepto la teora del intercambio, la teora de lanecesidad de autonoma. No hay teora, a excepcin de la teora de que ninguna teora ha de ser impuestaa la clase obrera. Tal no-teora no admite, por supuesto, ninguna crtica, lo cual ayudar al grupo adesarrollar su burocracia informal.

    La teora del partido de Bordiga niega el problema. El consejismo lo evade esperando que se alcance unamayora proletaria tal que cualquier conflicto se pueda resolver sin violencia verbal ni fsica. La dicotoma

    partido o autonoma surge de nuestros fracasos pasados. El futuro movimiento revolucionario debersuperar esta dicotoma.

    La crtica a la democracia formal

    El anlisis marxista tradicional tiene el mrito de haber hecho hincapi en que la democracia ofreceposibilidades que slo se hacen realidad para aquellos que pueden emplearlas: en una sociedad de clases,los miembros de la clase dominante estarn siempre en una posicin ms ventajosa para hacerlo. (Casi)todo el mundo es libre de publicar un peridico, pero los anuncios necesarios para financiar un diario ouna revista no van a ir a la prensa anticapitalista. La papeleta electoral de Henry Ford cuenta como unvoto, tal y como la de uno de sus trabajadores, pero el seor Ford tendr un mayor dominio sobre losasuntos pblicos que cualquiera de sus obreros e, incluso, ms que miles de ellos.

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    Como algunas de las anteriores, esta crtica se dirige hacia una caracterstica fundamental de lademocracia, pero su defecto estriba en que trata las formas democrticas como si carecieran de realidad,mientras que son reales, tienen una realidad propia.

    Se dice a menudo que las libertades permitidas en un rgimen democrtico son tan slo cosmticas: esto es

    cierto, pero es tan slo una parte de la verdad. Todo el mundo sabe que la libertad de expresin favorece alabogado de negocios ms que a su criada. En una sociedad desigual el conocimiento, la cultura, la polticay el acceso a la escena pblica son tambin desiguales. Pero, hoy como ayer, al utilizar y ampliar lo que lesestaba permitido, los trabajadores, la gente comn ha sido capaz de mejorar su situacin y, de este modo,le han dado algn contenido a las libertades, que dejan de ser cscaras vacas. Cierto, esta mejora ha sidocausada ms por medio de la accin directa, a menudo violenta, que por la democracia propiamente dicha.No obstante, las uniones legales, los juicios, as como las autoridades locales, los diputados o incluso losgobiernos favorables a los trabajadores, han ayudado a canalizar estas demandas, moderndolas eimpulsndolas al mismo tiempo. La democracia y el reformismo llevan unos 150 aos de matrimonio,aunque a menudo hayan sido extraos compaeros de cama.

    Explicar que la papeleta de un obrero vale formalmente lo mismo que la de su jefe, tan slo prueba que laautodenominada igualdad poltica no hace la igualdad social. Pero los reformistas nunca han dicho lo

    contrario. Ellos dicen:

    Dado que la papeleta del Sr. Ford vale un milln de veces lo que la de uno de sustrabajadores, reunamos los votos de millones de trabajadores y seremos ms fuertes que la familia Ford.Haremos verdadero el aparente poder que la burguesa nos ha concedido

    . Contra el poder del capital, eltrabajo tiene la fuerza del nmero: hablar en pblico, poseer peridicos independientes de la prensaburguesa, organizarse en el lugar de trabajo, reunirse y manifestarse en la calle, son cosas que despus detodo se pueden hacer ms fcilmente en democracia, tal y como han experimentado los explotados yoprimidos. En general, la masa de la poblacin tiene ms medios para mejorar sus condiciones de trabajoy de vida con Adenauer que con Hitler, con De Gaulle que con Ptain, con Allende que con Pinochet, conFelipe Gonzlez que con Franco, etc.

    Si el parlamento fuera tan slo una farsa y la libertad de expresin no fuera ms que un engao, no habrams parlamentos, partidos ni campaas polticas, y no conseguiran votantes, ni levantaran pasiones (amenos que pensemos que esto se debe al condicionamiento astutamente impuesto por la burguesa, perociertamente ms de un siglo de rgimen democrtico debe haber servido para desengaarse ) Lademocracia no es un espectculo no es solamente un espectculo.

    As que Churchill estaba en lo cierto ?

    Este breve anlisis parece dejarnos tan slo una opcin, resumida por W. Churchill en la Cmara de losComunes el 11 de noviembre de 1947: La democracia es la peor forma de gobierno exceptuando el restode formas, que se han probado a lo largo del tiempo .

    Es significativo que la mejor definicin conocida de la democracia se base en una paradoja, incluso en unjuego de palabras. De hecho, a todo el mundo le hace gracia la cita de Churchill, y sin embargo todo elmundo la acepta, con una reserva: cada uno piensa que tiene la solucin para realmente sacar lo mejor de

    este mal menos malo.Es tambin significativo que el famoso hombre de estado britnico aadiera cinismo al pragmatismo enotra cita:

    El mejor argumento contra la democracia es una conversacin de cinco minutos con el votantemedio . Esta segunda frase se cita mucho menos: el desdn que muestra por los actores extras sera msapropiado

    de la democracia podra desacreditar la primera definicin.

    Volvamos a la palabra.

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    Westminster no es la Acrpolis

    Si situamos en su lugar, es decir, en la historia, esta realidad comnmente llamada democracia, nospercatamos de lo pobremente que se ha adaptado esta palabra a lo que se ha referido durante un par desiglos.

    Los tiempos modernos han dado un uso completamente nuevo al concepto nacido en la Antigua Grecia.En nuestros das, tanto el hombre de la calle como el acadmico o el activista poltico utilizan la palabrademocracia para referirse tanto a la Atenas del siglo V a.C. como a Italia o Suecia en el siglo XXI. Genteque no se atrevera a hablar de la economa o el trabajo prehistricos de los miembros de una tribu enNueva Guinea, no ve ningn anacronismo en aplicar el mismo trmino para un sistema donde laciudadana supone una capacidad (terica pero tambin parcialmente efectiva) de gobernar y sergobernado, un sistema en el que, para el 99 por ciento de los ciudadanos, la ciudadana se presenta enforma de derecho a ser representado.

    Este vaco se admita ms fcilmente en los primeros tiempos. James Madison12, uno de los padresfundadores de la Constitucin estadounidense, diferenciaba entre la democracia, donde la gente seencuentra y ejercita su gobierno en persona , y la repblica (un trmino de origen romano, no griego), enla cual la gente se rene y administra la sociedad mediante sus representantes . Con el paso del tiempo y

    el auge del Estado burocrtico moderno (al que se opona Madison), la democracia se ha convertido en unmero sinnimo del poder conferido al pueblo.

    El sentido comn lamenta los lmites de una democracia griega cerrada a las mujeres, esclavos yextranjeros, y alaba la apertura de la democracia moderna a sectores ms amplios de la poblacin. El idealde los demcratas radicales es una demos que recibe a todos los seres humanos que viven en un territoriodado. Olvidan que aquellos en la Antigua Atenas suficientemente afortunados para disfrutar de laciudadana, no eran ciudadanos por su condicin de seres humanos, sino porque eran copropietarios de lapolis: terratenientes, grandes o pequeos. El sistema democrtico surgi como un modo de administrar lomenos problemticamente posible las contradicciones propias de una comunidad de cabezas de familia,inexorablemente dividida por una distribucin de la riqueza cada vez ms desigual.

    Se debe tan slo a que estaba limitada a un grupo que comparta algo vital (una posicin social superior,aunque minada por las diferencias monetarias) que la democracia griega poda permitirse ser participativa(lo cual no la salvaba de crisis peridicas). En Europa o Estados Unidos en la actualidad, nada puedecompararse a la demos de los tiempos de Pericles13. Cuando se aplica a sociedades en las que rige larelacin capital-trabajo, la palabra

    democracia

    nos dice menos de la realidad que de lo que estassociedades piensan de s mismas.

    Una cuestin de palabras?

    Si queremos apegarnos a la palabra comunismo y rechazar la democracia, no es por tradicin, sino pormotivos histricos. A pesar de sus imperfecciones, la palabra comunismo expresa el esfuerzo de losexplotados y de la especie humana por liberarse a s misma. La palabra y la idea tuvieron significado (estoes discutible y discutido) en 1850 o 1900. La revolucin fracasada en Rusia, y ms tarde el estalinismo,

    cargaron el trmino de un significado totalmente diferente. Tal y como la Internacional Situacionistaexplic en su momento, las palabras cautivas se convierten en prisioneras sometidas a trabajos forzados: aellas tambin se las obliga a trabajar en beneficio de quienes las han capturado. El comunismo no esburocrtico por naturaleza.

    Por el contrario, la palabra democracia se ha distorsionado desde su retorno a la boca de losrevolucionarios burgueses desde el siglo XVIII en adelante, y de la mayora (pero no todos) los socialistasde los siglos XIX y XX. Esta distorsin no consiste en un engao descarado como las descripcionesmaostas de la vida en China, sino en un desplazamiento mental de la realidad: dado que identifica losparlamentos modernos con las goras de la Antigedad y el ciudadano del siglo XXI con el ciudadano

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    ateniense del siglo V a.C., y dado que asume que el ciudadano moderno tiene mucho ms poder,comprime la historia y nos confunde.

    Explotacin y/o dominacin?

    La desigualdad, la pobreza y la miseria, existen porque unos pocos privilegiados toman las decisiones portodos nosotros? O ms bien estos pocos afortunados tienen casi el monopolio de la decisin porque yason ricos y por lo tanto poderosos? La pregunta es estril.

    Se han escrito y se siguen escribiendo montaas de libros y artculos para rebatir la idea supuestamentemarxista de que la economa lo explica casi todo. Quin dijo eso y en qu momento?

    Segn la concepcin materialista de la historia, el factor que en ltima instancia determina la historia esla produccin y la reproduccin de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca ms que esto.

    (Engels, carta a J. Bloch, 21 de septiembre, 1890)

    La economa seguro que no explica el poder. El razonamiento basado estrictamente en la bsqueda debeneficios no explica las guerras (locales o mundiales). Una infraestructura socioeconmica similar

    puede coexistir con formas polticas muy diferentes y opuestas. La Alemania capitalista fue dirigidasucesivamente por una monarqua, por la burguesa, por los lderes de un Estado nacionalista y racista departido nico, despus de 1945 por la burguesa en el Oeste y por los burcratas en el Este, y de nuevo porla burguesa cuando se reunific el pas. La historia nos ofrece muchos ejemplos de no coincidencia entreel poder econmico y la autoridad poltica, y de un Estado moderno ocasionalmente dirigido contra laburguesa, imponiendo el inters general del sistema sobre industriales y hombres de negocios reacios.Afrontando una gran huelga en el Ruhr14, el mismo Bismarck15 oblig a los empresarios a garantizar unasubida salarial. Aunque generalmente en Europa el dinero da lugar al poder, en frica y en el Este, elpoder es a menudo el camino ms rpido para hacerse rico, ya que los miembros de la familia o el clanpueden aprovechar para malversar fondos pblicos o desviar las ganancias del comercio exterior.Asimismo, es bastante comn que los gobernantes polticos desposean a los ricos, tal y como hemos vistoen Rusia los ltimos diez o veinte aos.

    Sin embargo, en la gran mayora de los casos, los lderes polticos y los seores de la tierra, del comercio yde la industria van de la mano o se reducen a lo mismo. Dirigir a los hombres normalmente suponeponerlos a trabajar. Las dos formas de control pueden enfrentarse una a la otra, pero no por mucho tiempo:una consolida a la otra. El poder no se crea a s mismo. El mando poltico y la posesin de los medios deproduccin raramente coinciden, pero en la sociedad moderna no hay explotacin sin dominacin, nidominacin sin explotacin: los mismos grupos tienen el control directo o indirecto sobre la riqueza y elpoder.

    El explotador necesita ser capaz de presionar a la persona a la que explota: tan slo explota a susubordinado. La dominacin es una condicin y una forma necesaria de explotacin. No intentemosaveriguar qu viene antes lgica o cronolgicamente. La explotacin nunca es simplemente

    econmica(pongo a alguien a trabajar para m, en mi propiedad y para mi lucro privado), sino tambin poltica (en

    lugar de que alguien tome sus decisiones vitales, yo decido por l y, por ejemplo, decido cundocontratarlo y despedirlo). La sociedad no se divide, como pens Castoriadis16 en los 60, entre dirigentes ydirigidos. Es decir, esta divisin existe, pero las rdenes estn relacionadas con lo que estructura elmundo actual: la relacin entre capital y trabajo asalariado (lo que no significa que esto lo determine todo).No es necesario oponer los conceptos de explotacin y dominacin. Las sociedades humanas en general, yel capitalismo en particular, slo pueden entenderse por la relacin entre explotacin y dominacin. Lasempresas no slo persiguen el lucro: tambin son estructuras de poder, pero que siguen haciendo negociosmientras stos generen y acumulen valor; de otro modo van a la bancarrota.

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    La poltica como fundamento de la democracia

    Si por poltica entendemos la sociedad como un todo (incluida la realidad del poder), y no slo una sumade asuntos tcnicos o locales, entonces cualquier cambio social es poltico, cualquier crtica social espoltica, y la revolucin tiene que ver con la poltica.

    La poltica, sin embargo, es algo ms que la preocupacin por lo global, lo general, lo total, porqueconvierte esta totalidad en una nueva especializacin, en una actividad desligada de los intereses socialesdirectos. Esa dimensin especial no puede ignorar las jerarquas y oposiciones socioeconmicas. Por elcontrario, las sita en un nivel en el que las races de los conflictos nunca cambian, tan slo susconsecuencias.

    La verdadera contribucin de la Antigua Grecia a la historia no fue el principio de la democracia comoconjunto de normas e instituciones por las cuales los ciudadanos tomaban decisiones colectivas.

    La innovacin fue ms profunda. Inventaron los cimientos de la democracia: un espacio-tiempo especialreservado a la confrontacin, separado del resto de la vida social. En esa esfera especfica, se separa alindividuo de sus intereses privados, de sus diferencias de riqueza y estatus, de su superioridad oinferioridad social, y se lo sita en pie de igualdad con el resto de ciudadanos. Igualdad de derechos junto

    a desigualdad social: esa es la definicin de la poltica. La sociedad es plenamente consciente de estaincapacidad de suprimir el antagonismo de grupo o de clase, as que traslada ese antagonismo a un nivelparalelo supuestamente neutral, donde se reconocen y suavizan los conflictos en la medida de lo posiblepor el inters de la continuacin del sistema como un todo. Es esta separacin la que trataban los escritosdel joven Marx. La democracia directa u obrera mantiene la separacin al mismo tiempo que afirma ir msall al involucrar a todo el mundo en el proceso democrtico, como si dotar de poder a todo el mundopudiera solucionar el problema del poder. Desafortunadamente, meter a todo el mundo en una esferaseparada no elimina la separacin.

    Cualquier grupo humano piensa en su situacin y reacciona a ella como un todo. Pero las sociedades declases, empleando todos los medios y a travs del mtodo de ensayo y error, han llegado a divorciar eldebate, la gestin y la toma de decisiones de los dems aspectos. Lgicamente, estas sociedadesconsideran natural esta disociacin, y sostienen que es no slo universalmente deseable, sino la mejorforma posible de resolver los conflictos humanos.

    Las divisiones de clase, en ciertas condiciones, han creado la poltica: suprimir las divisiones de claseconllevar superarla.

    No hay que denunciar y aplastar la democracia, sino sustituirla. Como otras crticas fundamentales, lacrtica a la democracia slo ser efectiva mediante la comunicacin de la sociedad.

    Mientras la gente se contente con una redistribucin justa de la riqueza, inevitablemente querr tambinuna redistribucin justa del poder. Tan slo un mundo totalmente diferente no se obsesionar ms con lacuestin del poder, con tomarlo, compartirlo, o dispersarlo. Solucionaremos el problema poltico cuandodejemos de tratarlo como el asunto principal.

    Fabricando el consenso y la disensin

    Cuando escritores como Noam Chomsky exponen el condicionamiento de la opinin pblica por parte delEstado, los medios y los grupos de presin, se olvidan de preguntarse qu es lo que est siendocondicionado.

    Se ve a la opinin como un espritu colectivo variopinto e inconstante que a veces determinaacontecimientos y otras veces es zarandeado por ellos, como si estos hechos estuvieran un da a su alcancey al da siguiente fuera de l. Por ejemplo, se ha dicho que la opinin alemana pas de ser indiferente u

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    hostil a Hitler en 1923 a escucharlo en 1929, antes de desligarse de l tras la cada del Tercer Reich. Escomo si estos puntos de vista sucesivos se hubieran tomado sin tener en cuenta lo que los individuosalemanes, los grupos, clases, uniones, partidos, etc., hicieran en cada momento.

    Otro ejemplo es el da en el que hubo un revs en la opinin francesa en 1968: la enorme manifestacinderechista del 30 de mayo en los Campos Elseos es descrita como el principio del fn de la revuelta en las

    calles y fbricas. Pero esto no muestra ms que lo que la opinin pblica es en realidad. En abril, lamayora de los rebeldes de mayo no tenan idea alguna de que pronto se iban a encontrar manifestndoseen las calles o parando la produccin. Unos das ms tarde, empujados por las luchas callejeras y lainiciativa de una minora de trabajadores, millones de personas descubrieron lo que queran y podanhacer. Un par de semanas despus, el reflujo de la oleada de huelgas (y para muchos, la satisfaccin de versus demandas satisfechas al menos parcialmente) desgast la revuelta y posibilit que las fuerzasconservadoras la controlasen.

    As pues, desde el comienzo al final, el impacto de la huelga general ms grande de la historia determin elflujo de acontecimientos y, sucesivamente, hizo que la gente fuera consciente de los cambios posibles,permiti a los defensores de la ley y el orden volver a la superficie y gener la desesperacin entre losrebeldes, pero tambin numerosos rebrotes durante los diez aos siguientes.

    El ser social del hombre

    determina su conciencia

    . La verdad es que es recproco, pero ciertamente msen esta direccin que en la otra. Tras 1945, en Francia como en todas partes, los trabajadores de la plantade Renault en Billancourt, cerca de Pars, haban recibi-31

    do todas las difamaciones estalinistas que describan a los trotskistas como fascistas y agentesprovocadores a sueldo de los jefes y la polica. El sindicato del Partido Comunista Francs (PCF), laConfederacin General del Trabajo (CGT), haba logrado prevenir casi todos los paros a base deintransigencia:

    La huelga es el arma de los grandes negocios

    En la primavera de 1947, lostrabajadores de Billancourt se embarcaron en una huelga de dos semanas, parcialmente dirigida por lasbases, y eligieron a un conocido trotskista, Pierre Bois, para el comit de huelga. Aunque estaban

    condicionados por aos de propaganda y la minscula minora revolucionaria no pudo ms que repartirunos pocos panfletos, con el riesgo de ser golpeados o despedidos, dado que la CGT llevaba la gestin dela planta. Si, en circunstancias tan negativas, un nmero considerable de trabajadores se atrevi a dejar lasherramientas y designar a un trotskista para representarlos, no es porque tuvieran acceso a La RevolucinTraicionada de Trotsky o a otros anlisis crticos con la burocracia. Simplemente, la presin de suscondiciones de vida y trabajo y su propia resistencia a la explotacin los llevaron a desobedecer lasrdenes sindicales, y a luchar junto a personas como P. Bois y a tratar como camaradas a aquellos en losque antes desconfiaban. En cierto modo, hubo ms combatividad en las luchas de 1947 que en 1968: en1947 unos pocos huelguistas discutieron si producir o no armas de fuego y unos trabajadores rebeldesvolcaron la furgoneta del sindicato.

    Por la misma lgica, cuando termin la huelga, con el PCF expulsado del gobierno y el comienzo de laGuerra Fra, la CGT tom una lnea anti-burguesa ms dura. Una razn (o pretexto) del Gobierno paradeshacerse de sus ministros del PCF fue que los estalinistas se subieron al carro de los huelguistas y seposicionaron a su favor. La burocracia obrera recuper su influencia sobre la masa de la fuerza de trabajo.

    Pero no del todo: los trotskistas intentaron aprovechar la huelga para lanzar un pequeo sindicato (llamadoSindicato Democrtico Renault) que luch durante un par de aos antes de desaparecer.

    Si muy pocos trabajadores confiaron en l, no fue porque las difamaciones estalinistas hubieranrecuperado la eficiencia perdida en la primavera de 1947. La razn es ms prctica: la CGT estaba ms ensintona con las necesidades de los proletarios, exiga algunas de sus demandas y estructuraba sus luchas.La CGT representaba y defenda a los trabajadores mejor que un sindicato que no era ms que unapequea minora en Renault y no tena apenas apoyo en el resto del pas.

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    De propagandista a educacionista

    La opinin es un conjunto de ideas (individuales o colectivas) acerca del mundo. La democraciarepresentativa quiere que cada uno se forme sus propias ideas, y que slo despus, las compare con lasideas de otras personas. La democracia directa prefiere una formacin colectiva de ideas. Pero ambasformas suponen que el nico camino para el libre pensamiento es una correcta educacin o, incluso mejor,

    el auto aprendizaje y, de nuevo, preferiblemente colectivo.Debido al auge y la cada del totalitarismo en el siglo XX, la palabra y la realidad de la propaganda son porlo general despreciadas. En 1939, Serge Tchakhotine public Te Rape of the masses (La violacin de lasmasas): discpulo de Pavlov, defenda la idea de que los mtodos totalitarios (especialmente los utilizadospor los nazis) de control mental se basaban en el empleo de impulsos emocionales para crear reflejoscondicionados. Tchakhotine teoriz su propia prctica: haba sido el encargado de la propagandaantifascista del SPD (Sozialdemokratische Partei Deutschlands Partido socialdemcrata de Alemania)alemn a comienzos de los aos 30. En su libro afirma haber apelado a la razn y no a los sentimientos,como hacan los nazis, pero eso no le impidi idear tcnicas para condicionar a las multitudes en mtinesmasivos. El fracaso de Tchakhotine contra los nazis en su propio terreno es seal de que el xito de Hitlerestaba causado mnimamente por las tcnicas de manipulacin de masas. Alemania recurri a Hitlercuando la repblica de Weimar demostr ser incapaz de ofrecer cualquier otra solucin a su crisis (ya

    fuera radical, reformista o conservadora).

    Edward Bernays, quizs el mejor asesor profesional en relaciones pblicas, ya describi en Propaganda(1928) cmo un gobierno invisible diriga una sociedad democrtica. Alegaba ser capaz de actuar sobreel subconsciente colectivo con una combinacin de freudismo y psicologa de masas, e invent tcnicaspublicitarias que vendi tanto a los grandes negocios como a los polticos. En 1954 tuvo un papel decisivoal desestabilizar el gobierno (democrtico) de Guatemala, al que Estados Unidos derroc finalmente.Aquellos das an era una novedad eso de

    vender

    un candidato a la Casa Blanca como si fuera unrefresco, y por mtodos similares. El insufrible Bernays se adelant a su tiempo y anunci el nuestro;cuando ningn partido logra convencer con la propaganda, comunica. Los comerciales no vendenproductos, venden estilos de vida. Los partidos no ofrecen programas, ofrecen conceptos e imgenes.Contrariamente al simplista agit-prop de antao, la publicidad poltica ms avanzada en la actualidad nopretende cambiar nuestro punto de vista: se presenta a s misma como una mano amiga que permitir quenos formemos nuestras propias opiniones. La publicidad se llama ahora a s misma informacin,informacin interactiva, se entiende. Todo se supone que es de base . La gestin moderna ha pasado a serel modelo ideal de toda relacin. El jefe progresista da a su plantilla un amplio margen deautoorganizacin en su trabajo

    Siempre que alcancen el objetivo establecido por la compaa. Elprofesor se pone como meta fortalecer la autonoma de sus estudiantes. El psiclogo (asesor...) le repite asu paciente: S t mismo! La contradiccin se mantiene intacta en cada campo de actividad y resulta enun mayor control sobre los empleados (particularmente debido a la informatizacin), pautas msburocrticas en las escuelas y ms asesoramiento.

    Cmo podra ser de otro modo? La crtica a la educacin primero (o la autoeducacin primero) ya fueexpresada en 1845:

    La teora materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educacin, y de que,por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educacinmodificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y queel propio educador necesita ser educado

    (Marx, Tesis sobre Feuerbach, III)

    Nadie cree mucho de lo que dice la publicidad comercial o poltica, pero funciona. Ningn conductor,despus de ver un anuncio de Peugeot, considera que el nuevo SW407 es el mejor coche de la historia, yningn votante espera que el candidato a la presidencia cumpla todas sus promesas, pero la gente compracoches, participa en las elecciones, y eso es lo que importa. El contenido del mensaje es mucho menosimportante que la participacin popular en el sistema y la aceptacin general de ste.

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    Cuanta ms informacin y discusin haya, mejor

    Todos los demcratas, moderados o radicales, ven las deficiencias de la democracia como el resultado dela falta de democracia: las escuelas no son suficientemente buenas, los peridicos no tienen una calidadsuficiente, no hay debates televisados serios y nuestras fuentes de informacin nunca son suficientemente

    amplias ni variadas.La democracia de hecho se basa en el libre deseo (individual y/o colectivo), pero esta libertad debe sercorrectamente impulsada por la mayor informacin y discusin posible. Este ideal se puede esperar deorganizadores profesionales de partido, profesores, medios de comunicacin, publicistas y todos aquellosque hacen de la comunicacin una forma de vida (y de sentir). Pero es sorprendente que tantosrevolucionarios vean el intercambio de ideas como el motor principal de la historia.

    En 1984 de Orwell, Winston es vigilado por medio de una pantalla instalada obligatoriamente en su salade estar y que tiene prohibido apagar. A comienzos del siglo XXI, la televisin ya no es la principalpantalla popular que fue en 1960 o 1990. En Internet, en casa o en telfonos mviles, la gente tiene accesodirecto a foros en los que tienen lugar miles de discusiones entre un ministro del Gobierno, un ecologista,una mujer de negocios, un activista gay, un desempleado, un antiglobalizador o, a veces, incluso un

    anarquista. Con el ratn del ordenador puedo hacerme con montaas de datos y diferentes puntos de vistasobre lo que est ocurriendo ahora mismo en Pekn o La Paz. Unos pocos clics ms y ya puedo contrastarestas opiniones con un internauta de Sydney o de Montreal. Esta disponibilidad instantnea y universaltambin es aplicable al pasado. A no ser que tenga un especial cario por los canales de msterdam, ya novoy a volver a visitar el Instituto Internacional de Historia Social para conocer la historia del Ejrcito Rojodel Ruhr en 1920. No todo est disponible en lnea, pero ahora mismo hay ms informacin en Internetque en cualquier biblioteca pblica O que, por supuesto, en un kiosko. Y no est ah para ser leda, sinopara ser sobre todo compartida y debatida.

    Dado que en estos das todo se puede medir, es posible que alguien invente un sistema que monitorice ycuantifique todo intercambio verbal (incluso conversaciones por la red, por telfono, etc.) que tenga lugaren un determinado momento en el planeta. Es muy probable que la cifra sea mayor que en 1970, inclusoteniendo en cuenta el crecimiento de la poblacin. El hombre moderno es una paradoja. No deja de repetirque est cada vez ms desposedo (y acusa de ello a entidades como la economa, las finanzas o laglobalizacin), pero cuando termina su jornada de trabajo diaria siente que recupera su existencia leyendoun artculo acerca de la desposesin en el peridico, o (mejor y ms interactivo) conversando sobre ello enel ciberespacio.

    Cuanto menos poder tenemos sobre nuestras vidas, ms hablamos de ello. El ciudadano contemporneono se siente satisfecho con los pesados mecanismos democrticos. Al mismo tiempo, recibe unademocracia instantnea continua hecha a base de encuestas de opinin, mensajera instantnea, radio ytelevisin participativas y reality shows. No slo se le preguntan sus preferencias polticas cada cuatroaos: todos los das es da de elecciones. Mezclando el latn y el griego, podramos decir que vivimos enuna democracia centrada en casa que nos da la libertad de cambiar las cosas desde nuestro propio hogar:ayudo a solucionar los problemas del medio ambiente comprando bombillas de ahorro energtico desde

    mi cuarto de estar.La gente sola rerse del Speaker s Corner de Hyde Park como un smbolo de la socialmente inofensivalibre expresin. La expresin generalizada autogestionada circula de manera universal e inmediata. En elpuesto de trabajo, en clase, en una pareja, una familia, entre profesionales, entre actores y espectadores,entre culturas, religiones, medios de comunicacin, entre vecinos, en todas partes, todo lo susceptible deser discutido y toda la informacin se comparten, de manera que el poder fluya constantemente y nuncacristalice. As, nadie podr monopolizarlo. La guerra de Kosovo en 1999 fue la primera en la que seinvolucraron internautas de forma masiva. Todos pasamos a ser autodenominados reporteros: No odies alos medios; s los medios!

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    Para imponernos qu pensar, la democracia nos dice acerca de qu tenemos que pensar. Cuando Habermasensalz las virtudes de la esfera pblica en 1962, tambin lament su debilitamiento por parte de losmedios de comunicacin de masas. Hoy podra ser ms optimista, cuando el debate universal pareceestimular la apertura que l aplaude: un ciudadano es ahora una persona con acceso a la prensa, a losmedios y a Internet. Pero esta nueva ciudadana equivale a la libertad de dar voz a nuestro punto de vista

    sobre los asuntos mundiales o, lo que es lo mismo, sobre los asuntos tratados en la prensa, los medios eInternet. La esfera pblica pasa por ser una realidad capaz de vigilar el poder estatal, pero cundo hadeterminado realmente el curso de los acontecimientos o ha sido capaz de parar las catstrofes como 1914,Hitler, la Segunda Guerra Mundial o las masacres coloniales y post-coloniales? Expresar la propia opinines tan relevante como decisivas son las opiniones, y ciertamente no lo son, al menos no mucho. El liberalconservador Tocqueville17va ms al grano:

    ( ) es un axioma de ciencia poltica en los Estados Unidos que el nico modo de neutralizar el impactode los peridicos es multiplicar su nmero

    (La Democracia en Amrica, 1835)

    La democracia prevalece, ms que nada, dicindonos dnde pensar. El lector de prensa del ao 1900 podaelegir comprar un diario socialista o de derechas, pero no tena apenas influencia sobre la estructura y laevolucin de la prensa. La organizacin de Internet est igualmente fuera del alcance de un internauta o de

    un escritor: para empezar, nunca se le ha preguntado por el nacimiento mismo de la red. Decir que Internetlo crearon (y no existira sin) un milln de internautas, es tan cierto como decir que millones deconductores son los responsables del desarrollo de la industria automovilstica. Hacer de la mximainformacin y discusin un principio, inevitablemente lleva a priorizar el marco en que circula lainformacin y tiene lugar la discusin. Por supuesto, todo el mundo quiere que los canales decomunicacin sean lo ms de abajo a arriba posible, pero cmo puede ser as si la vida de loscomunicadores est organizada de arriba abajo por completo? La sociedad no es la adicin de millonesde experiencias y puntos de vista compartidos pblicamente.

    Las ideas de la clase dominante son en toda poca las ideas dominantes : esto es tan cierto ahora como en1845. La diferencia es que ahora circulan billones de ideas disponibles (casi) universalmente. Pero quintiene el poder? El sistema poltico sigue estando enfocado hacia las elecciones generales y presidenciales,y el resto no es ms que decoracin. En 1900 o 1950, en los salones de debate de los pueblos se hablaba depoltica, pero no se haca poltica. Lo mismo ocurre ahora en Internet. La pasividad inducida por elespectculo (tal y como analiz la I.S.) ha tomado la forma de una exhibicin de actividad constante.

    Y si le tomamos la palabra a la democracia directa?

    Segn sus partidarios, la democracia directa tiene como objetivo:

    1. El respeto a la mayora.2. La expresin de las minoras, a las que se garantiza una gran libertad de accin.3. La posibilidad de la libre expresin para evitar la presin y la violencia: Hablemos primero .4. La primaca de la voluntad colectiva, no la voluntad de un individuo o de un puado de personas.5. El respeto de las decisiones tomadas en comn.

    Vayamos una por una.

    1. La regla de la mayora: Muchos movimientos sociales han sido lanzados por una minora, a menudo unamuy pequea. En los aos 30, en la poca de las grandes huelgas de trabajadores no cualificados en losEstados Unidos, media docena de trabajadores iniciaron en Akron dos ocupaciones de fbricas queimplicaron a 10000 personas. En 1936, en Goodyear, mientras el sindicato negociaba los salarios con laempresa, 98 trabajadores no cualificados dejaron de trabajar. Les siguieron otros 7000, lo que forz a ladireccin a ceder tras 36 horas de negociacin. Se podra objetar que en todos estos casos la minora iniciaacciones que pronto son asumidas por la mayora. Cierto, pero este mismo hecho muestra lo poco

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    relevante que es el criterio de la mayora.

    Los participantes en un piquete ponen sus intereses (y los del trabajo como un todo) sobre los intereses delos no-huelguistas: no respetan el derecho a trabajar de aquellos que quieren trabajar. Los demcrataspodran sostener que la huelga es apoyada por una gran mayora de la fuerza de trabajo: eso sera olvidarque la democracia tambin es la protectora de las minoras. Por cierto, qu es una mayora? El 51 por

    ciento? El 60 por ciento? El 95 por ciento? Nos enfrentamos con la insuficiencia del principio del

    auto

    .

    Dejemos que los trabajadores mismos decidan

    . Quin decidir cundo una minora deja deser una minora y comienza a ser una mayora, y cundo una mayora se hace lo suficientemente grandepara ser considerada la voluntad comn?

    2. Los derechos de la minora: Cualquier movimiento profundo, ya sea por simples demandas o por algoms, arrastra tras de s cierto nmero de individuos an indecisos y les pide que hagan lo que previamentetenan ganas de hacer . Cuando los piqueteros van por el barrio y piden a 50 personas que vayan parareforzar el corte de carretera, los miembros del piquete no estn actuando como un jefe mandando a susempleados, o como un oficial del ejrcito haciendo que sus soldados cumplan una orden: esperan que otrosproletarios cumplan sus obligaciones con los piqueteros y consigo mismos.

    Existen diferencias entre la mayor parte de las bases de un movimiento y sus elementos ms activos: para

    que estos elementos se conviertan en una nueva elite dominante en la fbrica, y posiblemente en lasociedad, hace falta algo ms que el que prendan el descontento entre la base. La burocratizacin es casisiempre el resultado del reformismo, y no al contrario, y puede surgir tanto de minoras activistas como demayoras que lo consienten. La existencia de una mayora y de una minora no es un indicadorsuficientemente vlido que nos ayude a evaluar la situacin y a tratar con ella. La dualidadmayora/minora funciona en combinacin al igual que en oposicin. Nadie piensa sobre esto en el vaco.Si ests de acuerdo con una decisin, tiendes naturalmente a creer que surge de un nmero suficiente depersonas. Los que no estn de acuerdo tienden a pensar lo contrario: para ellos, esta mayora no es unamayora suficiente, les gustara otra, una ms numerosa...

    3. Libre expresin: No tiene sentido preguntarse si la palabra tiene lugar antes, despus o durante el actode rebelin. En 1936, en la fbrica de General Motors de Toledo, Ohio, todos los trabajadores se reunieronen una asamblea general pero, como dijo un participante, era como si todo el mundo hubiera tomado unadecisin antes de que se hubiese dicho una sola palabra , y empezaron una huelga ocupando la fbrica.Aquellos trabajadores no eran robots sin cerebro. Intercambiar palabras era en ese momento innecesarioporque ya haba tenido lugar antes, en cientos de discusiones informales y pequeas asambleas. La accinque haba surgido de ellos hablaba por s misma.

    Si igualamos la democracia al intercambio, estos encuentros pueden ser llamados democrticos, pero noera el principio democrtico lo que los haca posible.

    Por otro lado, en muchos conflictos, instar a los participantes a juntarse y hablar puede hacer que elmovimiento se vuelva ms consciente y ms fuerte, o que pierda su mpetu justo cuando empezaba a tomarvelocidad. El discurso que deja de ser accin y experiencia se disuelve en hablar por hablar. De la mismamanera, buscar ms informacin puede ser una excelente manera de olvidar la informacin esencial: la

    determinacin comn de luchar.A diferencia de la palabra de Dios que se hizo carne, las palabras humanas expresan ideas, caracterizaneventos, refuerzan (o a veces debilitan) nuestro comportamiento, pero no crean.

    Una huelga o una revuelta est forzada a pasar a la accin y a elegir entre opciones. Pero no se relacionacon ellas como un filsofo o un cientfico que experimenta con un conjunto de hiptesis y luego, por supropio razonamiento y sin interferencia exterior, opta por la mejor. En un movimiento social, la expresinayuda a aclarar lo que ha estado madurando en la mente de sus participantes, en relacin con su pasado ysu presente.

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    La crtica social a menudo rechaza la votacin secreta en urna a favor de la votacin pblica abierta que nodetiene la accin de los votantes. El momento de la votacin separa a cada votante de los otros y del restode su vida (la cabina de votacin se llama en Francia aislador). Una de las principales medidas antihuelgade Thatcher fue ilegalizar ir a la huelga sin una votacin secreta previa. Sin embargo, la historia nos damuchos ejemplos de gente y trabajadores que han sido manipulados en votaciones a mano alzada, un

    juego en el que los estalinistas se haban vuelto unos expertos.El punto que queremos dejar claro aqu es que la evolucin histrica no es el resultado de una regla de lamayora basada en una confrontacin de opiniones y en la mxima disponibilidad e intercambio deinformacin. Esto no es lo mismo que decir que la informacin y la discusin no tienen sentido. Ningnacto es suficiente en s mismo, ni su significado es tan obvio como para no requerir expresin en absoluto.En el ejemplo de la General Motors de 1936 mencionado anteriormente, el intercambio verbal ocurri,pero antes de la decisin de ir a la huelga, y contribuy a dicha decisin. En este caso, respetar lademocracia hubiera significado forzar a los trabajadores a discutir: esto podra haber revelado ladeterminacin de los trabajadores, o podra haberla desviado. El debate nunca es bueno o malo en smismo.

    4. La voluntad comn. La democracia siempre se presenta como una proteccin, como el medio para

    asegurar la no violencia entre sus participantes, ya que los demcratas se tratan unos a otros como iguales.

    Actuar en nombre de otro no convierte a nadie necesariamente en un lder. La mayora de los burcratasno construyen su autoridad posicionndose por encima de la de masa, sino ms bien refugindose tras ella.Un burcrata finge no tener ambiciones personales y servir a los intereses de las bases. Aunque porsupuesto no estamos buscando figuras carismticas, tampoco hay que temer las iniciativas individuales.

    Insistir en la comunidad como un principio nos deja estancados en el dilema intratable de mayora versusminora discutido antes. Entre los que comparten una perspectiva comn, a menudo uno de ellos se dacuenta de una oportunidad antes que los otros, tratar de convencer al resto de aprovechar esta oportunidadno ser un ejercicio puramente intelectual. Se pondrn diferentes argumentos sobre la mesa y es probableque se produzca un conflicto de voluntades en algn momento. Las ideas no se encontrarn en terrenoneutral hasta que una sea reconocida como la mejor por su superioridad lgica interna. La verdad nopertenece a nadie. Va y viene a empujones.

    La verdad es tan presuntuosa como la luz (...) Me posee(Marx, 1843). No se llega pacficamente a un acuerdo consecuente. Una idea fundamental hace aicos miscertezas y no me viene sin cierta violencia. Si la democracia significa elegir entre opciones con el librealbedro individual como nica gua y sin interferencia externa, entonces la verdad no es democrtica.

    Tomar como principio que se tenga que decidir cada accin por todo el grupo y que cualquier cambio en laaccin tenga que ser debatido y decidido de nuevo por otra asamblea (o alguna consulta general), significano actuar. Aquellos grupos que dicen actuar sobre semejante autogestin total slo autogestionan supropio discurso.

    5. Todos deben respetar las decisiones comunes. Todo el mundo est a favor de respetar las decisionescomunes a menos o hasta que la decisin es considerada incorrecta.

    En Francia, en 1968, la plantilla de Peugeot en Sochaux (en ese momento, una de las mayoresconcentraciones de trabajadores cualificados en ese pas) ocup la fbrica y fue a la huelga el 20 de mayo.Cuando una mayora de los trabajadores vot por la vuelta al trabajo el 10 de Junio, una minora reocup lafbrica, siendo violentamente desalojada por la polica a primera hora del da 11. En ese momento, milesde no huelguistas estaban llegando en autobs para el turno de maana. En vez de volver al trabajo comoera su intencin, se unieron inmediatamente a los ex ocupantes y se enfrentaron a la polica junto a ellosdurante todo el da. Dos trabajadores murieron. Ms tarde, los rumores dijeron que algunos trabajadoreshaban utilizado armas y que haban muerto policas pero que la polica no lo admitira. Sea verdad o (msprobablemente) falso, estos rumores muestran la dureza del enfrentamiento. La clase trabajadora local

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    vivi la situacin como un enfrentamiento declarado contra los jefes y el estado. La vuelta al trabajo solotendra lugar el 20 de junio, y los trabajadores consiguieron un acuerdo mucho mejor que el que haba sidogarantizado a nivel nacional.

    En otras palabras, tras votar a favor de la vuelta al trabajo, una gran parte de la fuerza de trabajo no slodecide no volver, sino que se une a lo que haba sido hasta entonces una minora de extremistas aislados.

    La primera ocupacin haba implicado a entre 100 y 1000 personas, de una plantilla de 35000, de los queslo 3000 estaban sindicalizados. En realidad, se podra decir que las asambleas generales no erandemocrticas: tuvieron lugar bajo la presin combinada de la CGT y de los medios. Pero el mismo hechode contradecir el voto de uno mismo y, lo que es ms, sin haber tenido una verdadera asamblea, muestraque, frente a lo que sostiene el principio democrtico, el espacio-tiempo del debate y el voto no esdecisivo.

    Lo que ocurri no fue un simple reflejo de solidaridad obrera instintiva. En la fbrica de Renault deBilancourt, en 1972, tras el asesinato de un trabajador maosta por un guardia de seguridad, suscompaeros de trabajo apenas reaccionaron; se mostraron indiferentes ante lo que vean como un intilizquierdista problemtico. En 1968, los trabajadores de Peugeot sintieron que tenan algo en comn conuna minora radical que no era ajena a ellos. Por otro lado, unos pocos aos antes, haban estallado huelgassalvajes en Sochaux, a menudo iniciadas por trabajadores jvenes. Adems, durante la primera ocupacin,

    en 1968, un centenar de radicales haban montado un

    frum que dur poco pero que sirvi como lugardonde discutir abiertamente sobre diferentes cuestiones controvertidas. La erupcin del 11 de junio nosurgi de la nada; haba sido preparada por los anteriores debates informales y asambleas no oficiales, queallanaron el camino (mejor que los procedimientos democrticos) para un estallido aparentementeespontneo. La resistencia annima no son slo conversaciones de bar o de mquina de caf: sirvencomo un trampoln para el conflicto abierto.

    Evaluar estos cinco criterios muestra en primer lugar que muchas situaciones positivas han tenido lugarsin ellos o contra ellos y en segundo lugar que a menudo no han conseguido prevenir lo que se supona quetenan que prevenir. Ninguno de los estndares de la democracia directa funciona en realidad.

    De hecho, un defensor de la democracia directa no pedir que sean totalmente implementados. Inclusopodr estar de acuerdo en la mayora de las cuestiones que estamos planteando, ya que nos dir que losestndares democrticos no deben ser tomados como absolutos: lo que importa son el motivo, el mpetuque hay tras ellos:

    Pero si sois guiados por el Espritu, no estis bajo la ley (San Pablo, a los Glatas5:18).

    Esa es la idea principal: esta complicada interaccin entre la letra y el espritu, la ley y el Espritu. Para SanPablo no haba ninguna contradiccin. S la hay para la democracia, y es, de hecho, la bsqueda decriterios formales: finge darnos reglas de conducta que nos provean de la mayor libertad posible. As pues,esta repentina falta de formalidad va contra la definicin que la democracia hace de s misma. Lademocracia no es la gestin de la vida social ad hoc. Es el comunismo el que depende de la capacidad delas relaciones sociales fraternales (no competitivas, no lucrativas, etc.) de crear la organizacin que mejorse adapte a ellas. La democracia es lo opuesto: establece procedimientos e instituciones comoprerrequisito y condicin del resto. Dice que la sociedad se basa en su organizacin poltica (de arriba a

    abajo o de abajo a arriba). Y entonces, cuando la experiencia demuestra que los estndares democrticosno funcionan, dice que podemos funcionar sin ellos O incluso que debemos funcionar sin ellos. Lademocracia est ah para resolver conflictos, pero cuando son demasiado serios, ya no los puedesolucionar. Qu utilidad tiene un principio que slo puede aplicarse cuando la vida social fluyesuavemente y no se lo necesita? La democracia funciona siempre y cuando la sociedad se mantengademocrtica. Este conflicto entre la letra y el espritu es una contradiccin de la democracia, pero susgestores (de izquierda o derecha) pueden hacerse con ello. Saben perfectamente bien que la democraciadebe ser y ser suspendida en tiempos de crisis. Se suspendi parcialmente cuando el Reino Unido tuvoque enfrentarse al IRA. Y totalmente, cuando el ejrcito argelino cancel las elecciones de 1991 tras lavictoria de los islamistas en la primera ronda y tom el poder, con todo el apoyo de Occidente. Los

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    burgueses no tienen ningn reparo en volverse dictadores En inters de la democracia a largo plazo, No hay democracia para los antidemcratas . Al ser un mal menor, la democracia de vez en cuando dejade ser democrtica para evitar un mal mayor.

    Para los radicales que creen en la democracia directa, sin embargo, esta contradiccin es una trampa: no seva a conseguir una realidad total y permanente a partir de un sistema que no puede proveerla. Priorizar la

    democracia directa no produce la democracia directa. Cualquier contenido positivo que pueda tener lademocracia (si queremos mantener la palabra), no puede ser el resultado de la democracia.

    Contradiccin en la teora comunista

    Incluso una lectura superficial de Marx es suficiente para percatarse de que era al mismo tiempo unpartidario acrrimo y un enemigo de la democracia. Ya que se pueden encontrar sus textos tanto en papelcomo en Internet, unas pocas citas sern suficientes.

    Marx defiende que la democracia es la culminacin de la poltica, y que una emancipacin poltica esparcial, egosta, burguesa, la emancipacin de la burguesa.

    Si, como escribe, el Estado democrtico (es) el Estado real , suponiendo que queremos un mundo sin

    Estado, tendremos que crear un mundo sin Estado ni democracia. Sin embargo, cuando Marx presenta lademocracia como el misterio resuelto de todas las constituciones , a travs del cual la constitucinaparece como lo que es, el producto libre de los hombres (Crtica a la Filosofa del Derecho de Hegel,1843), opone la democracia real a la existencia del Estado y, por lo tanto, apoya la democracia.

    Adems, Marx slo trata la democracia de manera indirecta a travs de una crtica de la burocracia, yapunta a la poltica mediante la crtica del Estado, particularmente mediante la teorizacin de He-gel:

    Todas las formas de Estado tienen su verdad en la democracia, y por esa razn son falsas, dado que noson democrticas. (dem)

    Una ltima cita, interesante porque fue escrita dcadas despus de sus primeros trabajos, y por alguien quese acercaba a admitir la posibilidad de una transicin pacfica al socialismo: Uno no debe nunca olvidarque la forma lgica de la dominacin burguesa es precisamente la repblica democrtica ( ) La repblicademocrtica siempre ser la ltima forma de dominacin burguesa, la forma en la que perecer.

    (Engels,carta a Bernstein, 4 de marzo, 1884)

    Las intuiciones dejan un amplio margen para la interpretacin y el contexto a menudo difumina elmensaje. Para tratar estos puntos de vista conflictivos, debemos tener en mente que, a mediados del sigloXIX, un clamor popular, de Irlanda a Silesia, presionaba por demandas democrticas radicales y sociales,ambas al mismo tiempo, combinadas y opuestas, y esta confrontacin result en una crtica de la polticacomo esfera separada. No idealicemos nuestro pasado. Los mismos pensadores y grupos a menudomezclaban estas demandas y aquella crtica. El fin de La Ideologa Alemana era mostrar que la historia nopuede explicarse por los conflictos de ideas o plataformas polticas, sino por las relaciones sociales por lasque los seres humanos organizan sus vidas y, sobre todo, por las condiciones materiales de sus vidas. Esaspginas deben leerse junto a La Cuestin Juda, Crtica a la Filosofa del Derecho de Hegel,

    Contribucin a la crtica de la Filosofa del Derecho de Hegel, El Rey de Prusia y la Reforma Social, lasTesis sobre Feuerbach y otros textos similares que analizan la revolucin democrtica burguesa y losDerechos del Hombre, y niegan una revolucin que slo tenga

    alma poltica . Por ejemplo, Marx ve elTerror de 1789 y, especialmente, de 1793-94 en Francia como la culminacin del deseo poltico que seengaa a s mismo creyendo que puede cambiar el mundo desde arriba. No hay duda de que Marx queraaplicar su mtodo materialista no slo a la historia, la religin, la filosofa y la economa, sino tambin ala cuestin del poder y a la poltica como un campo de conocimiento especial, una ciencia y una tcnicaseparadas. Pero en la poca en la que describa la esfera poltica como otra forma de alienacin, estaba apunto de terminarse la revolucin democrt ica burguesa, y unos aos ms tarde pas a ser el editor de un

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    peridico liberal progresista, el Neue Reinische Zeitung, subtitulado rgano de la Democracia .

    Cuanto ms profundiza el movimiento comunista, mayores son sus contradicciones. Marx es uno de lospensadores que ms se acerc a una sntesis y, por lo tanto, inevitablemente combina sus elementos mscontradictorios, las dimensiones cuya reconciliacin es ms costosa. No es casualidad que Karl Marxofreciera uno de los mejores acercamientos al comunismo (en particular, pero no slo, en sus trabajos de

    joven) y diera la bienvenida a la llegada del capitalismo como sistema mundial.y contradiccin en la prctica proletaria

    Si Marx fue quizs el escritor que ms lejos lleg al ensalzar y rechazar la democracia, es porque fue laexpresin concentrada de la situacin forzosa en la que viva y an vive el proletariado. Las discrepanciasintelectuales son el reflejo de un dilema prctico que los proletarios deben resolver para emanciparse.

    Como otros en su poca, como Rosa Luxemburgo despus, o la Izquierda Alemana tras 1914-18, Marxreflej una contradiccin: la autoconciencia y la cultura comunitaria (Selbstverstndigung yVersammlungskultur, como se las llamaba en Alemania hacia 1900), en el lugar de trabajo y en el barrioobrero, enfrentan a la democracia burguesa con la comunidad proletaria. Pero el uso de la condicinpropia como principal arma es una espada de doble filo para los proletarios. Guy Debord puede no ser el

    crtico ms afinado de la democracia, pero apunta a algo esencial en las tesis 87 y 88 de La Sociedad delEspectculo. La burguesa era capaz de emplear su poder socioeconmico como el principal instrumentopara su ascenso poltico. Los proletarios no pueden hacer de su rol una herramienta para emanciparse,porque este papel les es dado por el capital. As pues, su nica arma radical es su potencial negativo ,fuertemente relacionado con el papel positivo que juegan en la reproduccin del capital. La burguesagan al afirmarse sobre la base de lo que ya eran socialmente. Los proletarios slo pueden ganar luchandocontra s mismos, es decir, contra lo que son forzados a hacer y ser como productores (y comoconsumidores ). No se puede salir de esta contradiccin. Mejor dicho, la nica salida es la revolucincomunista.

    A la burguesa le era suficiente unirse y encontrar los medios para gestionar la sociedad: bastaba con crearlas instituciones adecuadas para la toma de decisiones (aunque esto llevase siglos). Las lites promovierondesde el siglo XVIII las redes de debate y las sociedades cientficas, los clubs, las bibliotecas pblicas ylos museos y, por supuesto, la prensa, no por amor al arte, la cultura y el conocimiento: las clasescomerciantes e industriales en auge estaban creando un nuevo tipo de sociabilidad que los ayudase acombatir a las monarquas y los aristcratas. Los proletarios tambin necesitan unirse: pero para ellos, tanslo unirse es quedarse en el capitalismo.

    Para lo que vale, la reunin democrtica es suficiente para la burguesa. El proletariado necesita algo ms.La autoorganizacin proletaria que no logra desarrollar una autocrtica del trabajo asalariado refuerza eltrabajo como parte del matrimonio capital-trabajo: este matrimonio forzado prevalece y lo mismo ocurrecon la gestin de la relacin, y de ah la coexistencia pacfica de opuestos llamada democracia.

    El parcial y confuso, aunque profundo, movimiento comunista desarrollado durante la primera mitad delsiglo XIX, inici una crtica igualmente confusa, aunque persistente, de la democracia. Tanto el

    movimiento como la crtica fueron pronto empujadas al fondo de la escena por el auge del trabajoorganizado, que intent sacar todo el jugo de la democracia burguesa. Pero cada vez que el movimientoresurga volva a lo bsico, y revivan algunos aspectos de la crtica a la democracia.

    No es necesario ser experto en marxologa para saber que la mayor parte de estos fundamentos cay en elolvido: algunos textos no tuvieron apenas respuesta, mientras que otros, los mismos Marx y Engels losdejaron a un lado y no fueron publicados hasta mucho tiempo despus. El movimiento real , como Marxlo llam, pareci tener poca utilidad para estos escritos. En la primera mitad del siglo XX, las nuevasoleadas de enfrentamiento proletario dieron lugar al renacimiento de una crtica que (re)descubri estasintuiciones tanto tiempo olvidadas, pero no fue capaz de realizarlas. De hecho, la prctica bolchevique tras

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    Octubre de 1917 podra caer bajo la crtica marxista junto a la Revolucin Francesa y el Jacobinismo.Respecto al terremoto mundial que se dio en el periodo entre 1960 y 1980, a pesar de, o quizs debido a supostura antiburocrtica, result en un apogeo de la democracia (aunque, al contrario que el periodo tras1917, no hubo ningn intento revolucionario de tomar el poder poltico en los 60 y 70). Las incursionestericas llevadas a cabo durante 150