contexto estudios culturales

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ESTUDIOS CULTURALES Contextualización ¿De dónde surge? Los estudios culturales surgen en primera instancia en Gran Bretaña, cuando en 1964, Stuart Hall y Dick Hebdige fundan el Centro de Estudios Culturales Contemporáneos en la Universidad de Birmingham. Los investigadores de los estudios culturales se concentran en cómo un fenómeno particular se relaciona con asuntos como ideología, raza, clase social y/o género. El surgimiento de ese centro de investigación era, a su vez, la consecuencia del impacto que venían teniendo una serie de estudios sobre cultura y sociedad que habían sido realizados por quienes serían considerados los principales baluartes de esta escuela. Richard Hoggart, el primer director del Centro, hablaba en su discurso inaugural acerca de la necesidad de los Estudios Ingleses como disciplina académica, de entrar en una relación activa con su era. El proyecto en general se consolidaba como un férreo antagonista a las visiones elitistas de las escuelas de pensamiento cultural en Inglaterra que discutían acerca de la separación entre la alta cultura y la vida “real”, entre el pasado histórico y el mundo contemporáneo, o entre la teoría y la práctica. 1 En un principio, la orientación del Centro se contraponía a los esquemas de la sociología, por estar caracterizados en ese momento por una visión fucionalista- estructuralista cercana al modelo Americano y con una marcada tendencia empirista. Así, ni un enfoque positivista ni los Estudios Ingleses concordaban con los objetivos del Centro. Estos objetivos incluían estudiar la cultura (en un sentido amplio) en su contexto histórico; examinar nuevas formas de investigación fenomenológica o etnometodológica; y emplear un acercamiento de interpretación (hermenéutico) a las cuestiones del sentido. “Los primeros estudios pioneros de los Estudios Culturales fueron fundamentalmente cuatro: The uses of Literacy (1957), de Richard Hoggart, una revisión crítica de la cultura de clase trabajadora como cultura de resistencia ante la influencia de los medios de comunicación; Culture and Society (1958), de Raymond Williams, que defendía un enfoque amplio, desde la literatura hasta la comunicación, para entender la evolución del debate moderno sobre cultura; The Making of English Working Class (1963), de Edward P. Thompson, que apostaba por una historia social <desde abajo> y una culturización crítica de la categoría de clase social; The Popular Arts (1964), de Stuart Hall y Paddy Whannel, un 1 Schulman, Norma, Conditions of their Own Making: An Intellectual History of the Centre for Contemporary Cultural Studies at the University of Birmingham, Canadian Journal of Communication > Vol. 18, No. 1 (1993), en http://www.cjc-online.ca

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Algunos datos básicos para entender los Estudios Culturales

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Page 1: Contexto Estudios Culturales

ESTUDIOS CULTURALES Contextualización ¿De dónde surge? Los estudios culturales surgen en primera instancia en Gran Bretaña, cuando en 1964, Stuart Hall y Dick Hebdige fundan el Centro de Estudios Culturales Contemporáneos en la Universidad de Birmingham. Los investigadores de los estudios culturales se concentran en cómo un fenómeno particular se relaciona con asuntos como ideología, raza, clase social y/o género. El surgimiento de ese centro de investigación era, a su vez, la consecuencia del impacto que venían teniendo una serie de estudios sobre cultura y sociedad que habían sido realizados por quienes serían considerados los principales baluartes de esta escuela. Richard Hoggart, el primer director del Centro, hablaba en su discurso inaugural acerca de la necesidad de los Estudios Ingleses como disciplina académica, de entrar en una relación activa con su era. El proyecto en general se consolidaba como un férreo antagonista a las visiones elitistas de las escuelas de pensamiento cultural en Inglaterra que discutían acerca de la separación entre la alta cultura y la vida “real”, entre el pasado histórico y el mundo contemporáneo, o entre la teoría y la práctica.1 En un principio, la orientación del Centro se contraponía a los esquemas de la sociología, por estar caracterizados en ese momento por una visión fucionalista-estructuralista cercana al modelo Americano y con una marcada tendencia empirista. Así, ni un enfoque positivista ni los Estudios Ingleses concordaban con los objetivos del Centro. Estos objetivos incluían estudiar la cultura (en un sentido amplio) en su contexto histórico; examinar nuevas formas de investigación fenomenológica o etnometodológica; y emplear un acercamiento de interpretación (hermenéutico) a las cuestiones del sentido. “Los primeros estudios pioneros de los Estudios Culturales fueron fundamentalmente cuatro: The uses of Literacy (1957), de Richard Hoggart, una revisión crítica de la cultura de clase trabajadora como cultura de resistencia ante la influencia de los medios de comunicación; Culture and Society (1958), de Raymond Williams, que defendía un enfoque amplio, desde la literatura hasta la comunicación, para entender la evolución del debate moderno sobre cultura; The Making of English Working Class (1963), de Edward P. Thompson, que apostaba por una historia social <desde abajo> y una culturización crítica de la categoría de clase social; The Popular Arts (1964), de Stuart Hall y Paddy Whannel, un 1 Schulman, Norma, Conditions of their Own Making: An Intellectual History of the Centre for Contemporary Cultural Studies at the University of Birmingham, Canadian Journal of Communication > Vol. 18, No. 1 (1993), en http://www.cjc-online.ca

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intento de no hacer guetos con la diferencia cultural entre alto y bajo, sino de relacionar críticamente esos niveles a partir de casos como el jazz o el music-hall, entre otros”.2 El enfoque de los Estudios Culturales se ha ido modificando conforme el tiempo pasa. Para el final de la primera década, estaba mucho más alineado con el marxismo, sobre todo por la vertiente de la conciencia de clase, que coincidía con la visión del Centro de la cultura popular como un reflejo de la lucha implícita por expresión propia de la clase trabajadora. Más tarde, siguiendo la línea de Stuart Hall, los textos sobre medios de comunicación se convirtieron en ejemplos de cómo la ideología inscribe las ideas de un grupo dominante en la sociedad. Los estudios de lenguaje, contenidos de medios masivos y prácticas subculturales dieron material importante para el análisis del concepto de hegemonía de Gramsci. En la segunda mitad de la década de los setenta, la relectura de Gramsci, a la luz de los estudios de raza y género, reordenó el enfoque del Centro hacia el concepto de cultura popular que hasta ese momento sólo era considerada como un vehículo ideológico para infligir paradigmas dominantes de experiencia y ciertas suposiciones basadas en la clase social, ventajosas para la conservación del status quo. En la década de los ochenta, el enfoque del Centro cambió a mirara la cultura popular como un sitio de resistencia potencial y conflicto. Los Estudios Culturales se identifican con la dificultad de la definición, que según Stuart Hall, es intencional, debido a su carácter no doctrinario y a no tener una metodología “aprobada”. Se concibe más bien como un modo de análisis altamente contextual, variable, flexible y crítico. Los Estudios culturales se trasladaron posteriormente a la investigación en Estados Unidos, donde ha proliferado enormemente. Canadá. Francia, América Latina, Sudáfrica y Australia también han retomado la metodología y las temáticas, elaborando diversos trabajos notables bajo el paraguas de los Estudios Culturales. Los Estudios Culturales en Francia han tomado las influencias de Foucalt, Baudrillard y Bourdieu, entre otros. Estas influencias han permeado los Estudios Culturales en otros países. Para América Latina, los principales exponentes de los Estudios Culturales son Jesús Martín Barbero, Néstor Garcia Canclini y Renato Ortiz, que aún sin la formalidad del nombre en sus investigaciones, hablan sobre cultura, multiculturalidad, hibridación, interculturalidad e identidad cultural. 2 Méndez Rubio, Antonio, Perspectivas sobre comunicación y sociedad, (2004), Universitat de Valencia, pág. 143

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¿De qué se trata? El punto de partida de los Estudios Culturales era una visión global de la cultura entendida como perspectiva totalizadora que comprendía la vida material, intelectual y espiritual, incluyendo las conductas simbólicas. En esta tradición intelectual, la cultura es considerada una forma de vida que incluye ideas, actitudes, lenguajes, prácticas, instituciones y estructuras de poder, así como un campo global de prácticas culturales, formas artísticas, textos comunes, arquitectura, y conceptos novedosos como centralidad y marginalidad. Los Estudios Culturales refieren al dominio cambiante de formas y actividades culturales, a la estructuración de formaciones dominantes y subordinadas y a los procesos mediante los cuales estas formaciones se articulan. De esta manera, las luchas culturales producen cambios en las relaciones de fuerza que definen el campo cultural y las diferentes articulaciones entre cultura y hegemonía.3 Los estudios culturales defendían un marxismo heterodoxo, un pensamiento crítico no determinista, sino atento a las potencialidades de uso y de conflicto insertas en la comunión y en la cultura popular de los entornos urbanos. Interesaban especialmente las dimensiones no exploradas de la cultura popular contemporánea, hasta el reconocimiento de niveles alternativos de lectura en los contenidos audiovisuales que podían estar mirando los estereotipos masivos gracias a momentos de ironía, autoparodia o independencia, gracias a significados desviados. Es decir, que en los textos son sólo marginales pero en su recepción pueden cobrar una importancia estratégica según el contexto. En este sentido: - se distanciaban del mecanicismo y la absolutización del sistema institucional propios del funcionalismo, -del paternalismo elitista en que había incurrido a menudo la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt - del descuido de los contextos en que caía la semiótica estructuralista más divulgada, y - (más tarde) del relativismo aséptico y autocomplaciente del pensamiento posmoderno más exitoso.4 Los Estudios Culturales usan trabajo de campo etnográfico, entrevistas, análisis del discurso y del texto, y métodos históricos tradicionales para investigar una amplia variedad de asuntos relacionados con la comunicación. En un principio, eran más una forma autobiográfica experiencial de examinar la conciencia de clase y la cultura histórica y descriptivamente, volviéndose más sofisticados 3 Valenzuela, José Manuel, El color de las sombras: Chicanos, identidad y racismo, (1997), Universidad Iberoamericana. 4 Méndez Rubio, Loc. Cit.

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teóricamente, abstractos, y metodológicamente diversos hacia su segunda década, bajo el liderazgo de Stuart Hall. En principio, las propuestas principales de los estudios culturales pueden agruparse en torno a tres características clave: para empezar, una perspectiva no elitista sobre la cultura, que les dotó de una extraordinaria capacidad para investigar cuestiones relativas a cultura popular (o popular-masiva) de forma crítica, es decir, reivindicando las mediaciones y formas de recepción productiva que se desvían del orden ideológico dominante, desafiándolo de forma a menudo invisible (formas de resistencia y expresión propia de clase). En segundo lugar, este proyecto crítico se analiza a través de una deliberada inclusividad epistemológica, en términos de Stuart Hall, y de métodos interpretativos que apuestan por la apertura y la movilidad de los enfoques, desde la conciencia de que el conocimiento avanza de forma fructífera sólo mediante la diversidad, y que la ruta del monopolio del saber es la ruta del poder a corto plazo y la autoextinción a largo plazo. La postura de los Estudios Culturales quedaría mutilada si se viera reducida a un cruce interdisciplinario e incluso antidisciplinario. Así pues, la tercera posición definitoria de los estudios culturales, y en esto volvía a ponerse de manifiesto su deuda con el marxismo más perdurable, consistía en una defensa de la reconexión entre teoría y práctica en un sentido tan amplio como cotidiano. 5 Los Estudios Culturales “estaban decididos a no ser una <disciplina>, un cuerpo cerrado e internamente convalidado de conocimientos e ideas”.6 Además, había relaciones importantes con organizaciones de movimientos políticos radicales (socialismo, feminismo, antirracismo, artes y cultura local). La cultura es vista como un espacio de conflicto y lucha, y se desconfía de toda concepción del poder como bloque compacto, concepción que en última instancia bloquearía a su vez todo intento de crítica efectiva. En el terreno del análisis audiovisual y de las audiencias masivas, esta clave dialógica fue actualizada por Stuart Hall en un breve ensayo de 1977 titulado <Encoding / Decoding>, donde se insistía en que el consumo y la recepción del mensaje massmediático es también un momento productivo, creativo, ya que es el punto de partida de la <efectivización> de dicho mensaje. A pesar de que Hall se ocupa de la televisión, sus planteamientos ayudaron a repensar el proceso por el cual el significado del discurso masivo no era algo ya prefijado por el emisor (concepto más cercano al de la Teoría de la Aguja Hipodérmica del funcionalismo americano), sino el resultado de una negociación constante y variable entre la posición y el contexto de ese emisor, por un lado, y las posiciones subjetivas y contextuales de los receptores, por otro. Aunque están relacionadas, producción y recepción no se identifican; son más bien, momentos 5 Íbidem, pág. 145. 6 Barker, Martin & Beezer, Anne, Introducción a los estudios culturales, (1994), España, Ed. Bosch, pág 8.

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diferenciados dentro de la totalidad formada por las relaciones sociales del proceso comunicativo. Los Estudios Culturales deben siempre reflejar todas los supuestos que se hacen del contexto que se analiza y su posición dentro o en relación a él. Debe elaborar sus propias preguntas y las categorías y conceptos en que esas preguntas son pensables y por ello, la parte más difícil de cualquier proyecto de Estudios Culturales es dilucidar cuál es la cuestión. Requieren de una rigurosa aplicación de la premisa de la especificidad histórica, según afirma Hall. Más aún, el contextualismo es definido como una teoría de la articulación, que entiende la historia como un proceso continuo de hacer, deshacer y rehacer relaciones, estructuras, unidad (por encima de las diferencias). Si la realidad es relacional y articulada, sus relaciones son a la vez, contingentes y reales, y por tanto, nunca acabados o cerradas de una vez para siempre. 7 Lawrence Grossberg afirma que “los estudios culturales están comprometidos a decirnos cosas que aún no sabemos; busca sorprender a sus productores, sus interlocutores, sus audiencias , sus demarcaciones y en ese sentido, ofrecer mejores descripciones”.8 Los Estudios Culturales se mueven sobre todo en la dicotomía inicial planteada por Williams sobre la cultura. Por un lado, la cultura como una serie limitada de actividades textuales y significantes. Por el otro, la cultura como un completo modo de vida, como una organización material de prácticas. La cultura, en el primer sentido se convierte en el centro del enfoque, y el objeto de los Estudios Culturales. James Lull, por su parte, define la cultura como “una dinámica y compleja ecología de personas, cosas, cosmovisiones, actividades y escenarios que fundamentalmente permaneces estable, pero que también va cambiando en virtud de la comunicación de rutina y la interacción social. La cultura es un contexto.”9 Y retoma a Geertz, afirmando que la vida cotidiana es una actividad fundamentalmente interpretativa. Los Estudios Culturales leen todo y a todos como un texto, alentando a sus practicantes a considerar cualquier variedad de cosas nuevas para interpretar, ideológica o discursivamente. Además, los Estudios Culturales iniciaron una constante búsqueda por la realidad etnográfica (qué hace la audiencia con los textos), que amplía los efectos de los textos fuera de sus propias lecturas. Los Estudios Culturales se han enfocado al análisis de la cultura popular, que ya había sido abordada antes, pero otorgándole el merecimiento de su observación sistemática y con ello la posibilidad de comprender su significado político. 7 Grossberg, Lawrence, Does cultural studies have futures? Should it? (or what’s the matter with New York?), Revista Cultural Studies Vol. 20, No. 1 Enero 2006, pp. 1�32 8 Ídem. 9 Lull, James, Medios, comunicación y cultura, (1997), Buenos Aires, Ed. Amorrortu, p. 92

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¿Por qué se critica a los Estudios Culturales? Una de las críticas más comunes a los Estudios Culturales se refiere a su falta de método, que permite que cualquier tema quepa dentro de su campo. Ésta, que inicialmente parece ser su fortaleza, es también objeto de crítica porque le resta el rigor metodológico del que gozan las ciencias sociales. Los Estudios Culturales “discurren con frecuente ligereza sobre los más variopintos fenómenos culturales, a los que suelen aplicar sin más mediaciones las clásicas herramientas del análisis textualista, con resultados que suelen ser lamentablemente empobrecedores, poco atentos a las especificidades de los fenómenos estudiados. Creo que para navegar con solvencia en los procelosos mares de la totalidad cultural se requiere dominar el instrumental de varias disciplinas, no de una sola; es obvio que son pocos los investigadores que tienen la capacidad y la posibilidad de dominar tan vastos arsenales cognoscitivos”.10 James Lull critica a los Estudios Culturales más recientes, advirtiendo que se han convertido en autojustificatorios y “políticamente correctos”. Así, algunos investigadores se dedican a analizar etnográficamente un fenómeno que de entrada ya tienen teorizado, simplemente para encontrar argumentos desviados que lo sustenten. Lull afirma que si el trbajo empírico “no está abierto a sorpresas contraintuitivas o contracríticas al final sólo repite de forma diferente lo que ya creía el autor que era <verdad>”. 11 Néstor García Canclini cree que los Estudios Culturales deben encarar “los puntos teóricos ciegos, las inconsistencias epistemológicas a las que nos llevó movernos en las fronteras entre disciplinas y entre culturas, y evitemos "resolver" estas incertidumbres con los eclecticismos apurados o el ensayismo de ocasión a que nos impulsan las condiciones actuales de la producción "empresarial" de conocimiento y su difusión mercadotécnica. Lo digo así para insinuar que el énfasis teórico epistemológico, al que me limitaré por restricciones de tiempo, no puede hacernos olvidar que nuestras incertidumbres están relacionadas con la descomposición del orden social, económico y universitario liberal, con la irrupción y las derrotas de movimientos sociales cuestionadores en las últimas décadas y con el desmoronamiento de paradigmas pretendidamente científicos que guiaron la acción social y política”.12 Canclini afirma que a pesar de avances conceptuales y empíricos no puede

10 García-Bedoya, Carlos, Los estudios culturales en debate: una mirada desde América Latina, en Revista de Critica Literaria Latinoamericana, Año XXVII, Nº 54. Lima-Hanover, 2do. Semestre del 2001, pp. 195-21 (ww.dartmouth.edu/~rcll/rcll54/54pdf/54bedoya.PDF) 11 Lull, James, La “veracidad” política de los Estudios Culturales, en Comunicación y Sociedad, (DECS, Universidad de Guadalajara), Núm 29, enero-abril 1997, p. 58 12 García Canclini, Néstor, El malestar en los estudios culturales, en Revista Fractal en http://www.fractal.com.mx/F6cancli.html

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afirmarse que los Estudios Culturales constituyan ya un paradigma coherente y consistente. Son una narrativa con divergencias acerca del modo de estudiar la cultura y su relación con los contextos sociales. Canclini propone la redefinición de los Estudios Culturales a partid e su objeto: de la identidad a la heterogeneidad y la hibridación multiculturales. Puesto que las identidades ya no son caracterizables por elementos identitarios esenciales (etnias, naciones, clases), puesto que se reestructuran en medio de conjuntos interétnicos, transclasistas y transnacionales. . Así que estudiar los procesos culturales ahora implica conocer formas e situarse en medio de la heterogeneidad y entender cómo se producen las hibridaciones. También propone pensar los vínculos entre cultura, sociedad y saber, no sólo en relación con las diferencias sino con la desigualdad, que requiere a su vez ocuparse de la totalidad social. Otra crítica común a los Estudios Culturales consiste en el reproche a que no hacen Gran Teoría. Esta postura se acerca más a la urgencia de estudios que deriven en acción política y en modificaciones reales a las sociedades particulares. Así pues, no habría conceptos “totalizadores” que aplicaran a la sociedad en general como soluciones posibles y trasladables. 13 ¿Cómo se entiende la identidad cultural dentro y fuera de los Estudios Culturales? La identidad cultural se había visto por la sociología como el sentimiento de pertenencia a un grupo o cultura. Las culturas se definirían a sí mismas en relación, o en oposición, a otras culturas. Pertenecer a la misma cultura, implica un conjunto de normas comunes, que sólo son visibles en confrontación con otras culturas. El hecho de que la construcción de la identidad está ligada a relaciones desiguales de poder implica que la construcción de la identidad es de algún modo, ideológica. Establecer una identidad contribuye, reproduce o subvierte las relaciones de poder. El proceso de construcción de la identidad cultural desde la perspectiva de la antropología, desde el romanticismo y el idealismo alemán, la han intentado articular a partir de los rasgos culturales diferenciadores entre los pueblos, en la riqueza que supone la diversidad cultural, en el valor intrínseco que conlleva cada cultura de cada pueblo. Responde a la articulación de la diversidad cultural y la convivencia pacífica a través de la igualdad en la esfera pública y normativa

13 Jameson, Fredric & Stavoj Zizek, Estudios Culturakes. Reflexiones sobre el multiculturalismo, (1998), Argentina, Ed. Paidós.

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de los diversos colectivos culturales que pueden convivir en un mismo espacio social. La identidad cultural se define como la cultura de un grupo que tiene equemas de pensamiento, creencias, sentimientos y valores que resultan de las experiencias compartidas y del aprendizaje común. La construcción de esta identidad cultural se basa en la construcción de una imagen y representación social que hacen los miembros del mismo grupos. Entre en juego, entonces, la elaboración de determinados símbolos culturales que se conviertan en “señas de identidad” y el reconocimiento como grupo diferenciado por miembros de otros grupos con los que interactúa. La imagen construida está en continua reelaboración, ya que los grupos no viven aislados. Pero el elemento más significativo es la interiorización de una determinada identidad cultural a la que los individuos se sienten pertenecientes y que determina su forma de ver el mundo y por tanto su comportamiento.14 Para Grossberg, en el marco de los Estudios Culturales, la discusión sobre la identidad se concentra en el rechazo a la idea de que la identidad o identidades tengan un origen o experiencia compartidas universalmente. Las identidades son relacionales e incompletas, en proceso continuo de construcción. La identidad en este sentido, está formada por diversas aristas culturales y espacio temporales, además de elementos individuales, que sólo son aprehensibles epistemológicamente por el sujeto en particular. La identidad en los Estudios Culturales, como en las visiones anteriores, requiere del reconocimiento de otros. La construcción de la identidad se logra a través de la diferenciación, “es una estructuración que sólo alcanza el positivo a través del amplio ojo de lo negativo. Debe pasar a través del ojo de la aguja del otro antes de poder construirse a sí misma”15 Debido a que el concepto de cultura en los Estudios Culturales toma un rango más amplio de conceptos, la identidad también es un concepto mucho más amplio que la pertenencia a un grupo con reglas comunes, como se afirmaba anteriormente.

14 Lapresta, Cecilio, et. Al., Identidad cultural y lengua en el valle de Arán: entre la conciencia lingüística y la afectividad, Universitat de Lleida, en http://www.ub.es/ice/portaling/seminari/seminari-pdf/32lapresta.pdf 15 Hall, Stuart, citado en Grossberg, Lawrence, Identity and cultural studies: is that all there is?, en Hall, S. & du Gay, Paul, Questions of cultural identity, (2002), Londres, Ed. Sage.