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PÀRAMO Las alturas van desde 2.500 hasta 3.600 m.s.n.m. Alta humedad y viento seco. Son considerados fábricas de agua. La vegetación predominante son los frailejones, guardarocíos, macollas y musgos, entre otras. Los páramos son espacios de nieblas, lloviznas y arremolineantes nubes adheridas a las rocas y al viento. Lugares encubiertos, sombríos, ignotos, donde los horizontes se multiplican y la totalidad se hace patente. El páramo reúne en torno suyo las energías de la vida y el hombre las ha vinculado siempre a sus dioses, a esas fuerzas que no acaba de entender o dominar (Josan, 1982). Los páramos son sistemas naturales complejos y variados de alta montaña, los cuales se encuentran por encima del límite superior de los bosques alto andinos. Desde el punto de vista funcional, biogeográfico y de vegetación, los páramos se clasifican en subpáramo,páramo propiamente dicho y superpáramo. En la franja de alta montaña tropical, por encima de los 3.000 metros, comienzan los pajonales y frailejonales abiertos: el paisaje que le da su identidad al páramo. La mayoría de especies de frailejón están cubiertas de un suave vello que las protege de los drásticos cambios climáticos. Muchas plantas del páramo pueden absorber hasta 40 veces su peso en agua. El humus negro, especialmente el de las turberas, posee hasta un 98% de agua. La mayoría de las estrellas hidrográficas del país se generan en áreas de páramos. Solamente media docena de países en el planeta tienen el privilegio de contar con ecosistemas de páramo. Colombia no solamente posee la mayor superficie de páramos en el mundo, sino también la mayor cantidad de páramos independientes. En Colombia se encuentra el 98% de las especies vegetales de páramo que existen en el mundo. Ecosistema de alta montaña, relativamente abierto y caracterizado por la dominancia de pastos y plantas con hojas arrosetadas (entre ellas, los famosos frailejones).

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PÀRAMO

Las alturas van desde 2.500 hasta 3.600 m.s.n.m. Alta humedad y viento seco. Son considerados fábricas de agua. La vegetación predominante son los frailejones, guardarocíos, macollas y musgos, entre otras.

Los páramos son espacios de nieblas, lloviznas y arremolineantes nubes adheridas a las rocas y al viento. Lugares encubiertos, sombríos, ignotos, donde los horizontes se multiplican y la totalidad se hace patente. El páramo reúne en torno suyo las energías de la vida y el hombre las ha vinculado siempre a sus dioses, a esas fuerzas que no acaba de entender o dominar (Josan, 1982).

Los páramos son sistemas naturales complejos y variados de alta montaña, los cuales se encuentran por encima del límite superior de los bosques alto andinos. Desde el punto de vista funcional, biogeográfico y de vegetación, los páramos se clasifican en subpáramo,páramo propiamente dicho y superpáramo.

En la franja de alta montaña tropical, por encima de los 3.000 metros, comienzan los pajonales y frailejonales abiertos: el paisaje que le da su identidad al páramo. La mayoría de especies de frailejón están cubiertas de un suave vello que las protege de los drásticos cambios climáticos. Muchas plantas del páramo pueden absorber hasta 40 veces su peso en agua. El humus negro, especialmente el de las turberas, posee hasta un 98% de agua. La mayoría de las estrellas hidrográficas del país se generan en áreas de páramos.

Solamente media docena de países en el planeta tienen el privilegio de contar con ecosistemas de páramo. Colombia no solamente posee la mayor superficie de páramos en el mundo,  sino también la mayor cantidad de páramos independientes. En Colombia se encuentra el 98% de las especies vegetales de páramo que existen en el mundo.

Ecosistema de alta montaña, relativamente abierto y caracterizado por la dominancia de pastos y plantas con hojas arrosetadas (entre ellas, los famosos frailejones). Debido a la alta humedad reinante, a la abundancia de lagunas y de espesos colchones de musgos, los páramos son considerados las mayores fábricas de agua de Colombia. En el páramo suceden frecuentes cambios de clima: hay una gran insolación en algunos momentos del día, seguida por cielos nublados. En las noches la temperatura puede bajar por debajo de 0 grados Celsius.

La suma de la diversidad global de los páramos colombianos arroja cifras impresionantes: en los páramos de Colombia se han registrado más de 3700 especies de plantas vasculares, 882 briófitos (musgos y sus parientes, las hepáticas) y 90 especies de anfibios (Rangel 2000). Estas cifras son particularmente importantes si se tiene en cuenta que los páramos colombianos ocupan sólo un 2.6% de la superficie del país.

FloraLa vegetación dominante en el páramo abierto son varias especies de pastos o “pajas” de los génerosCalamagrostis, Agrostis y Festuca y las plantas arrosetadas, entre las que sobresalen diversas especies de frailejones de los géneros Espeletia, Espeletiopsis, Libanothamnus y Paramiflos. Los frailejones forman un grupo de asteráceas (las Espeletiinae) endémicas a los altos Andes de Venezuela,

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Colombia y Ecuador; en las altas montañas tropicales y subtropicales del Viejo Mundo tienen su equivalente en otras asteráceas de porte muy similar, como lasDendrosenecio de África y Argyroxiphium de Hawaii.

Otras plantas arrosetadas comunes en el páramo son los cardos (Puya), carditos (Paepalanthus) y algunos helechos del género Blechnum. Entremezcladas entre los pastizales crecen una gran cantidad de hierbas, muchas de ellas endémicas a reducidas zonas de páramo. Sobresalen las árnicas y otras especies de la familia de las margaritas (Asteraceae), los apios de monte (Apiaceae), las gencianas, teresitas y cachitos (Gentianaceae), los geranios silvestres (Geranium), los chochos (Lupinus), las orquídeas (Orchidaceae), las plegaderas (Lachemilla) y las valerianas (Valeriana), entre muchas otras.

Diversas especies de arbolitos y arbustos son comunes en partes del páramo, dispersos por el terreno o formando matorrales y bosques de porte bajo en cañadas y sitios protegidos. Estas plantas leñosas también forman matorrales en el límite inferior del páramo (subpáramo), donde este hace contacto con el bosque andino. La antigua dominancia de arbustos y bosques enanos ya no es evidente en muchos páramos, pues estos han sido destruidos por la tala y la quema para abrir los terrenos para la ganadería.

Entre los arbolitos y arbustos más típicos del páramo se cuentan varias especies de Asteraceae, conocidas como romeros de páramo, chilcos y amargueros (Monticalia, Diplostephium, Ageratina, Baccharis, Gynoxys, etc.), los uvos de monte, pegamoscos y mortiños venenosos de la familia Ericaceae (Cavendishia, Macleania, Bejaria, Gaultheria,Disterigma, Pernettya, Vaccinium, etc.) y los tunos, charnes y sietecueros de la familia Melastomataceae (Miconia,Bucquetia, Brachyotum, Monochaetum, Tibouchina, etc.), además de varias especies de encenillos (Weinmannia) y chites (Hypericum). En sitios pantanosos el chusque Chusquea tessellata forma densos matorrales. Sobresalen, además, dos tipos de árboles, los coloraditos (Polylepis) y el rodamonte (Escallonia myrtilloides), que antiguamente formaban bosques enanos a alturas sorprendentes (llegando a 4400 m.s.n.m.), bosques que actualmente han sido casi completamente destruidos.

Los páramos colombianos son el reino de los líquenes y los briófitos (musgos y sus parientes, las hepáticas.) La dominancia de estos es aquí muy manifiesta: las ramas de arbustos y arbolitos suelen estar cubiertas por barbas colgantes de líquenes, musgos y hepáticas y en el suelo se forman espesos colchones de musgos, los grandes almacenadores de agua del páramo; sobresalen los colchones formados por musgos del género Sphagnum, que forman turberas en sitios pantanosos

ConservaciónEn la actualidad los páramos se encuentran sometidos a una fuerte presión por parte de los seres humanos. La ganadería y la agricultura practicadas en zonas de páramo, las quemas, la cacería, la tala y destrucción de la vegetación leñosa, son algunas de las actividades que están degradando este ecosistema. Esto es particularmente grave si se tienen en cuenta los efectos que muchas de estas actividades tienen sobre los suelos del páramo y su capacidad para retener agua. El pisoteo del ganado, las quemas y la eliminación de la vegetación natural causan la compactación de estos suelos y la desaparición de los colchones de musgo. Con esto desaparece la capacidad que tiene el páramo de ser una esponja que acumula el agua y la distribuye gradualmente montaña

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abajo. El abastecimiento de agua de millones de personas de las ciudades y campos colombianos puede verse seriamente amenazado si estas actividades destructivas continúan.

La extinción de muchas especies de anfibios es otro caso de especial importancia en los páramos andinos. Los cambios climáticos a nivel global y la degradación y contaminación de los hábitats naturales parecen estar debilitando las defensas de muchas especies de ranas, que están siendo atacadas por un hongo parásito que se aloja en su piel y termina causándoles la muerte por intoxicación y asfixia. En unas pocas décadas esto ha llevado a la casi completa desaparición de varias especies del género Atelopus en los páramos y bosques andinos. En la actualidad se están adelantando estudios para entender esta enfermedad y buscar la manera de remediarla. 

SUBPÁRAMO

Conocido también como páramo bajo y considerado como una zona de transición entre el límite superior del bosque altoandino y el páramo propiamente dicho; presenta muchos arbustos y árboles bajos que proceden del bosque adyacente, entremezclados con la vegetación propia del páramo. Una de las características de la franja del subpáramo es la abundancia de arbustos, dispersos o en comunidades densas, entremezclados con el pajonal y con las rosetas de frailejón.

LIMITES Y CONDICIONES AMBIENTALES

Es difícil precisar dónde se inicia el subpáramo o hasta dónde asciende el límite superior del bosque altoandino, porque los factores que determinan estos límites son muy variables. No siempre se presenta el contacto del páramo bajo con selvas altoandinas densas; esta transición puede ocurrir abruptamente entre espesas formaciones arbustivas con los pajonales–frailejonales, o en un gradiente suave en extensas laderas de vertientes húmedas; el mayor contraste se da en la región extremadamente seca del cañón del Chicamocha, donde algunas cactáceas de zonas áridas se entremezclan con la vegetación paramuna.

Algunos investigadores han propuesto la temperatura media anual de 10°C y la presencia de heladas, como los principales indicadores para delimitar el subpáramo. Según otras hipótesis de carácter ecofisiológico, dicha franja está directamente relacionada con la poca disponibilidad de nutrientes y el exceso de acidez del suelo, con la alta tasa de transpiración y las fluctuaciones constantes de temperatura, luminosidad, radiación y el número de días con heladas. 

La franja de subpáramo tiene una temperatura media mensual de 10,2°C, con una máxima de 17,3°C y una mínima de 3,1°C. La humedad relativa promedio es de 85% y la evaporación mensual de 82 mm; su precipitación promedio anual es de 1.716 mm, con una distribución unimodal o biestacional, cuyo período lluvioso va de abril a noviembre y el mes más húmedo es julio, con 192 mm; el período seco se presenta entre

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diciembre y marzo; enero es el mes más seco, con 57,7 mm. 

Debido al disturbio antrópico y a otros factores como fuertes pendientes y suelos superficiales, en la cordillera Oriental es frecuente observar zonas paramizadas a 2.800 msnm; sin embargo, es común en esta cordillera que el límite inferior del subpáramo se ubique entre los 3.000 y los 3.200 msnm y el superior a 3.500 msnm, lugar donde ya hay evidencia, desde el punto de vista vegetacional y climático, de la existencia del páramo propiamente dicho; allí los arbustos son mucho más escasos y la vegetación está dominada por el pajonal–frailejonal. En las cordilleras Central y Occidental, por factores topográficos y de humedad, el subpáramo se inicia a mayor altitud, aproximadamente entre los 3.700 y los 3.900 msnm y llega hasta cerca de los 4.000 msnm, por lo cual conforma una franja mucho más estrecha.

La altitud donde se presenta la zona de transición entre el bosque y el subpáramo es muy variable y en muchos casos la actividad del hombre la ha transformado mediante la adaptación de terrenos para el cultivo de papa y el establecimiento de pastizales para la ganadería. También la deforestación del bosque altoandino y los incendios han conducido a un proceso que favorece la extensión del subpáramo hacia abajo mediante el avance de una flora compuesta por arbustos de ericáceas, especialmente de uvos de monte y reventaderas y algunos tipos de vegetación graminoide como las cortaderas; se observa frecuentemente el avance de frailejones típicos del páramo bajo como Espeletiopsis corymbosa, Paramiflos glandulosus y Espeletia argentea, entre otros.

TIPOS DE VEGETACIÓN

En la franja subparamuna se presentan cerca de 112 comunidades vegetales, como resultado de una gran heterogeneidad de condiciones ambientales y fisiográficas, en muchos casos determinadas por factores locales de temperatura, humedad, suelos, precipitación y contacto con el bosque altoandino; entre ellas se destacan algunos árboles propios de los bosques enanos, densos matorrales compuestos principalmente por ericáceas, varios tipos de chuscales y algunos frailejones.

Bosque altoandinoLa flora de los cerros y de las áreas rurales pertenece a los niveles que por altitud se definen como bosque alto andino y páramo. Entre 2.800 y 3.200 msnm se desarrolla el bosque alto andino que se distingue por su amplia diversidad biológica. Árboles como el raque, encenillo, mortiño, canelo, romero, aliso y varios familiares del sietecueros como el angelito, son predominantes. Una familia muy vistosa de arbustos está formada por los parientes del pegamosco que se distinguen fácil por lo vistoso de sus flores. Los helechos van desde las minúsculas gateaderas hasta el helecho palma, especie que supera los 10 m de altura; algunos de ellos se comportan como epífitos en el bosque alto andino y como rupícolas en el páramo. Los musgos y los líquenes al igual que las

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orquídeas son parte integral de estos ecosistemas; ellos aportan el color y las texturas propias del bosque nativo.

Prospera entre 2.800 y 3.200 msnm, límite que varía en cien o doscientos metros por las condiciones locales (vientos, asolación). Es un ambiente supremamente húmedo que se aprecia a la distancia como el característico manto de nubes que envuelve las cumbres de las montañas. El exceso de humedad permite que sobre las ramas de los árboles crezca una abundante variedad de epífitas como quiches, orquídeas, musgos y líquenes que los cubren por completo. También llamado selva andina y bosque de alta montaña, cumple funciones específicas como son la regulación del flujo hídrico que desciende de los páramos y la acumulación y administración de sus nutrientes. Por esto crecen árboles hasta de 20 m de alto que resguardan y alimentan una amplia y muy importante variedad de especies animales y vegetales.

Se trata de un bosque de fisonomía muy distinta a la del bosque andino, con un solo estrato de árboles pequeños y arbustos nanófilos (hojas muy pequeñas), de troncos por lo general torcidos y alturas entre 3 y 10 m, en el que predominan los elementos de la antigua familia Asteraceae. Además, forman parte de este estrato algunas hierbas altas como las cerbatanas y chusques y bromeliáceas. Los musgos son muy abundantes y forman espesos colchones en el piso del bosque. Muchos de ellos trepan y cubren totalmente los troncos y ramas de los árboles, junto con otras epífitas y bromelias.

El bosque alto andino ha sido destruido en su mayor parte, para dar paso al pastoreo de ganado vacuno y ovino y a algunos cultivos de papa. En su lugar se ha producido un avance de la vegetación del páramo, lo cual se conoce como proceso de paramización del bosque, esto caracteriza la mayoría de paisajes por encima de 3200 m. de altitud. Las quemas periódicas llevadas a cabo para favorecer el rebrote de los pastos impiden la recolonización del bosque, la cual de por sí es muy lenta dadas las condiciones muy limitantes de temperatura. Por esta razón, muchos autores han situado el límite bosque - páramo alrededor de los 3.200 msnm o a veces menos.

Esta degradación ha producido en muchos sitios un tipo especial de matorral más o menos abierto, basado en elementos propios del bosque alto andino y del páramo, el cual para algunos autores conforma lo que se denomina como «subpáramo». En realidad y dado que en algunas partes el paso del bosque al páramo herbáceo es relativamente rápido, la formación vegetal conocida comúnmente como subpáramo bien podría corresponder al bosque alto andino degradado, por lo menos en parte.

A pesar de lo anterior, se conservan relictos de muy diversos tipos de este ecosistema, desde los bosques paramunos de rodamonte y coloradito, pasando por la extensa franja de encenillal, hasta bosques andinos con especies de laureles y palmas de cera, lo cual configura una gama mucho más amplia que la conservada en el resto del área rural y un importante potencial biótico para la preservación de la biodiversidad y la extracción de herramientas de restauración para otras localidades.

Especies representativas de los bosques altoandinos

Árboles y arbustos: Zarros o helechos arbóreos, cedros, nigüitos, dulumocos, silvo silvo, manos de oso, uvitos de monte, quinas, pitás, latos o cafetos de monte (Palicourea spp.) y algunas palmas (de cera, macana, otras).

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Dosel: Laurel comino, molinillos, culefierro, arrayanes, dragos, amarraboyos, chagualos, sietecueros, guamos, borracheros, quimulá, yarumos, matapalos (Ficus spp.), robles, laureles, diomatos, higuerones, encenillos, carates, chaquiros, azucenos, chusque.

En el sotobosque: Aráceas, begonias, mortiños, cordoncillos, selaginellas, colchón de pobre, musgos.

BOSQUE ANDINO

Se denomina bosque andino, bosque nuboso o bosque de niebla, a los ecosistemas de bosque y selva montana de la Cordillera de los Andes, especialmente a los situados en los Andes septentrionales y que son propios de Colombia, Venezuela, Ecuador y una parte del Perú, los cuales son llamados bosques montanos de los Andes del norte por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF – World Wildlife Fund). Hacia el sur, a los bosques de montaña de Perú, Bolivia y Argentina se les suele llamar yungas. Tienen una altura desde 1.000 a 4.000 msnm con alta humedad y niebla.

El bosque andino comienza por encima del nivel de la selva húmeda tropical, más o menos entre los 1.000 y 1.200 msnm. A partir de los 1.800 o 2.000 msnm están frecuentemente cubiertos de neblina y se les suele llamar «bosques nubosos». Estos son el reino por excelencia de bromelias y orquídeas. Cada árbol es un jardín botánico con decenas de especies asociadas, todas dedicadas a la labor de cosechar las diminutas gotas de agua que forman la neblina. Esta agua que escurre por hojas, ramas y troncos contribuye a incrementar el caudal de los ríos y quebradas que nacieron en los páramos, o da origen a nuevos manantiales.

El bosque andino es el ecosistema más diezmado de Colombia, del cual tan sólo queda un 4%. Entre la biodiversidad de estos bosques se destacan ranas y aves, dos grupos en los cuales Colombia es el primero del mundo

Bosque de la parte alta de nuestras montañas, formado por árboles relativamente bajos y con hojas en promedio pequeñas, y con el sotobosque muy denso, a veces impenetrable. Las ramas y troncos suelen estar cubiertos por una gran cantidad de plantas epífitas, como musgos, bromeliáceas y orquídeas.

El bosque andino crece en la franja de clima frío de Colombia y sus temperaturas pueden bajar mucho en la noche. Algunos bosques andinos crecen en zonas montañosas donde casi todo el tiempo se encuentran nubes: estos bosques son muy húmedos y se los conoce como bosques de niebla andinos. Otros bosques andinos pueden crecer en zonas secas, donde van siendo reemplazados por matorrales semiáridos.

Las plantas y animales del bosque andino presentan un alto grado de endemismo, con

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muchas especies restringidas a áreas relativamente pequeñas. La diversidad global de los bosques andinos de Colombia es muy alta.

El origen de los bosques andinos es relativamente “reciente” en términos geológicos, correspondiendo con el levantamiento de los Andes hasta alturas cercanas a las actuales en los últimos 6 millones de años. Este levantamiento hizo que en estas regiones tropicales aparecieran tierras con clima frío, permitiendo que especies de plantas y animales de latitudes elevadas entraran a Colombia. Entre ellas podemos mencionar los robles (Quercus) y zarzamoras (Rubus) del hemisferio norte y los encenillos (Weinmannia) y ajíes de páramo (Drimys) del hemisferio sur. El levantamiento de las montañas también favoreció que un sinnúmero de especies tropicales fueran evolucionando en los nuevos hábitats.

Distribución en el paísSierra Nevada de Santa Marta y las tres cordilleras andinas, desde unos 2400 m.s.n.m. hasta el límite superior del bosque (usualmente entre 3300 y 3800 m.s.n.m.)

FloraA diferencia de lo que ocurre en zonas bajas, en los bosques andinos suele presentarse la dominancia numérica de una o unas pocas especies de árboles sobre las otras. Uno de los géneros más importantes de árboles dominantes en los distintos bosques andinos de Colombia son los encenillos (Weinmannia.) Otros árboles dominantes en bosques andinos del país son los cedrillos (Brunellia), robles (Quercus, Trigonobalanus), pinos romerones (Podocarpaceae), alisos (Alnus), palmas de cera (Ceroxylon), tíbares y rodamontes (Escallonia), colorados (Polylepis), raques (Vallea), arrayanes (Myrcianthes), gaques (Clusia), taguas (Gaiadendron), laureles de cera (Myrica), sietecueros y tunos (Tibouchina, Miconia, etc.), moquillos (Saurauia), granizos (Hedyosmum) y manzanos (Clethra), entre muchos otros.

Entre las familias más diversas de plantas leñosas en el bosque andino se cuentan las Asteraceae (familia de los frailejones y margaritas), Ericaceae (familia de los uvos de monte), Lauraceae (familia del aguacate), Melastomataceae (familia de los sietecueros) y Rubiaceae (familia del cafeto.) Es muy notorio el número de especies endémicas que hay en varios de estos grupos de plantas, por ejemplo en las Melastomataceae del género Miconia y en muchas Asteraceae.

Comparado con otros bosques de Colombia, el bosque andino es particularmente rico en especies de líquenes y briófitos (musgos y sus parientes, las hepáticas), que crecen sobre las ramas de los árboles o forman colchones sobre el suelo, rocas y troncos caídos. También crecen sobre troncos y ramas numerosas bromeliáceas, orquídeas y helechos y las carnosas Peperomia.

ConservaciónLos bosques andinos se encuentran gravemente amenazados, pues están situados en la

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parte más poblada del país. En muchas partes persisten sólo como fragmentos aislados en la parte alta de las montañas y en las laderas más empinadas. Puede decirse que nuestra cultura, ahora dominante, no es una cultura del bosque. El desarrollo consiste en abrir terrenos, no en cerrarlos. Es decir, en tumbar monte en lugar de conservarlo y aumentarlo.

Esto ha resultado muy desafortunado, incluso en términos económicos, pues los bosques andinos cumplen un gran papel como protectores de cuencas hidrográficas. Su suelo esponjoso y densos colchones de musgos acumulan el agua y la liberan gradualmente, permitiendo que los caudales de ríos y quebradas sean relativamente regulares, incluso durante las temporadas secas. Ahora, con la destrucción del bosque, muchas quebradas se han secado.