constitución subjetiva brunner

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LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Díaz 1837 | Ecuador 618 | Buenos Aires, Argentina | Telefax 4825-9034 | www.imagoagenda.com 30 | Imago Agenda | N° 152 | Agosto 2011 Constitución subjetiva Escribe Norma Bruner [email protected] L a clínica con bebés y niños con problemas en su consti- tución subjetiva (y/o desarrollo), nos enseña que: la pre- sencia de los significantes primordiales en el Otro es con- dición necesaria, pero no suficiente, para que su inscripción y funcionamiento se llegue a producir de manera encarnada y no anónima del lado del niño. La intervención psicoanalítica e interdisciplinaria temprana es eficaz al posibilitar la afirmación primordial del significante y sus leyes cuando la inscripción ha sufrido tropiezos por causa de condiciones que lo forcluyen, lo resisten, lo detienen, lo im- posibilitan o lo inhiben, favoreciendo que el organismo se tor- ne impermeable (cuando no lo es de antemano) a su entrada o su funcionamiento. Los bebés y niños (y sus padres) que nos consultan testimo- nian sobre las dificultades, obstáculos, topes y límites a la ins- cripción de los significantes primordiales y sus leyes en sus con- secuencias estructurales y clínicas. Esto constituye un fenómeno clínico a formalizar y un problema conceptual a dilucidar. Los problemas que se plantean son de orden etiológico-terapéuti- co-ético, constituyen una teoría del deseo y del sujeto, hacen a la dirección de la cura con el fin de orientar los atravesamien- tos y caminos necesarios para que el análisis produzca eficacia en los tiempos instituyentes y también a la ética sobre los fines y fin del tratamiento analítico en los tiempos de la constitución del sujeto en la infancia. Los significantes primordiales y sus leyes, en su sincronía re- quieren en la infancia para su inscripción, de una serie diacróni- ca, sucesiva y simultánea, de redoblamientos y repeticiones sim- bólicas para que su encadenamiento, encarnadura y anudamien- to pueda ser admitido y afirmado del lado del niño. Mi trabajo clínico y de investigación desde hace casi ya 25 años como psicoanalista y supervisora de equipos e instituciones clí- nicas que trabajan con bebés y niños con problemas en el desa- rrollo (los cuales pueden tener o no una base orgánica congénita u adquirida sobregregada) da cuenta cotidianamente de la im- portancia que tienen “las condiciones, para los actos de apertu- ra de vías y caminos a recorrer en la infancia para “el nacimien- to del sujeto”, “la encarnadura de los significantes” y de objetos “en el funcionamiento de la función del deseo”. Podemos establecer que: a) Hay condiciones de viabilidad para el viaje y/o viraje del de- seo, o de imposibilidad; condiciones de prohibición y de pres- cripción; condiciones de permeabilidad y plasticidad (biológi- ca y/o de sentido) y /o de resistencia, fijeza y dureza; condi- ciones de facilitación o de obstaculización para el significan- te y sus funciones y funcionamiento. b) Es necesario que durante la infancia se produzcan encuentros sucesivos, simultáneos y sostenidos con el campo del Otro Pri- mordial y los otros significativos, para que se lleguen a reali- zar del lado del niño, los anudamientos primordiales entre la estructura del lenguaje y sus leyes, (S) lo real orgánico (R) y las funciones imaginarias del yo (I) que permitan que el de- sarrollo y sus instrumentos funcionen de manera encarnada y acorde a un deseo no anónimo. c) La clínica nos enfrentan con la evidencia de que el deseo de jugar y la formación psíquica del juego no surgen de manera espontánea, no son innatas, ni se heredan genéticamente y su advenimiento no depende de la dotación orgánico-biológica con la que se nace. La construcción, constitución y desarrollo del escenario del juego, o sea, llegar a tener infancia, no está ase- gurado ni garantido para todos los niños y nos enfrenta con la pregunta por las condiciones de posibilidad o imposibilidad para el advenimiento y desarrollo del deseo de jugar en un niño. d) Los niños deben aprehenderlo casi todo para llegar a ser gran- des y obrar como los mayores –sus mayores significativos– y para ello deben incorporar las reglas y construir los instrumen- tos de los que se van a valer. En la infancia, “el trabajo del juego” –significante propuesto por nosotros para denominar los caminos psíquicos para la for- mación del juego y sus funciones–, tiene entre otras finalidades, aprehender en un tiempo muy breve del resultado de un traba- jo que a la cultura le ha llevado milenios. Los niños al jugar van preparándose para el futuro, practican incansablemente haciendo experiencias que aunque comparti- das o comunes son siempre singulares, “sus experiencias infan- tiles” y por serlo son “sus experiencias lúdicas”. Los anudamientos a producirse entre lo real orgánico, el desa- rrollo y la estructura del lenguaje y sus leyes, dependen de una serie de juegos primordiales a jugarse en la infancia. La posición del sujeto en la estructura no está decidida en la infancia –ni es definitiva–, pudiendo haber modificaciones que luego, efectivamente, ya no son posibles, es decir, no esta “con- figurada” sino que se va constituyendo y configurando casi de- finitivamente. Ya hemos ubicado al juego, como la formación psíquica cen- tral y por excelencia de la infancia, formación que a la vez que forma lo inconsciente es formada por el inconsciente y sus le- yes, cada vez y otra vez de nuevo. Es en la formación psíquica del juego y solo al ser jugado que del lado del niño el complejo de castración, sus condiciones, vi- cisitudes y consecuencias, se inscriben y articulan. El juego y el jugar infantil son una formación necesaria-no con- tingente para que la infancia exista como un tiempo lógico y cro- nológico, decisivo y casi definitivo en el camino de la constitución del sujeto del inconsciente, deseante, sexuado y hablante. Planteamos: El juego –y el jugar– es aquello que anuda, en- carna y articula la estructura con el desarrollo y lo real orgáni- co para el sujeto en la infancia. Hemos investigado la relación que hallamos en la clínica en- tre la ausencia o dificultades en el jugar –frecuentes en los ni- ños con problemas de desarrollo con base orgánica–, y aquellas presentaciones clínicas en la temprana infancia que denomina- mos y reunimos como “Posición melancólica del niño y su cuer- po respecto del Otro”, demostrando que esta posición si se ins- tala y perpetúa, es una de las puertas de entrada o bien en las psicosis o bien en el autismo, dos posiciones subjetivas que de- notan relaciones diferentes al significante. Mi experiencia clínica me muestra hasta el momento que el acto o la operación de admisión, de inscripción, y/o de entrada, Bejahung o la Verwerfung, el rechazo, la expulsión, la No admi- sión, recae de manera diferencial según se trate de un caso de psicosis o de autismo. Si en la psicosis se trata de la No Inscrip- ción del significante del Nombre del Padre, en el autismo se tra- ta de la No inscripción del significante en cuanto tal y en su con- Los Bordes del Juego

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Articulo sobre el juego con niños

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  • LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Daz 1837 | Ecuador 618 | Buenos Aires, Argentina | Telefax 4825-9034 | www.imagoagenda.com

    30 | Imago Agenda | N 152 | Agosto 2011

    Constitucin subjetiva

    Escribe

    Norma [email protected]

    La clnica con bebs y nios con problemas en su consti-tucin subjetiva (y/o desarrollo), nos ensea que: la pre-sencia de los significantes primordiales en el Otro es con-

    dicin necesaria, pero no suficiente, para que su inscripcin y funcionamiento se llegue a producir de manera encarnada y no annima del lado del nio.

    La intervencin psicoanaltica e interdisciplinaria temprana es eficaz al posibilitar la afirmacin primordial del significante y sus leyes cuando la inscripcin ha sufrido tropiezos por causa de condiciones que lo forcluyen, lo resisten, lo detienen, lo im-posibilitan o lo inhiben, favoreciendo que el organismo se tor-ne impermeable (cuando no lo es de antemano) a su entrada o su funcionamiento.

    Los bebs y nios (y sus padres) que nos consultan testimo-nian sobre las dificultades, obstculos, topes y lmites a la ins-cripcin de los significantes primordiales y sus leyes en sus con-secuencias estructurales y clnicas. Esto constituye un fenmeno clnico a formalizar y un problema conceptual a dilucidar. Los problemas que se plantean son de orden etiolgico-teraputi-co-tico, constituyen una teora del deseo y del sujeto, hacen a la direccin de la cura con el fin de orientar los atravesamien-tos y caminos necesarios para que el anlisis produzca eficacia en los tiempos instituyentes y tambin a la tica sobre los fines y fin del tratamiento analtico en los tiempos de la constitucin del sujeto en la infancia.

    Los significantes primordiales y sus leyes, en su sincrona re-quieren en la infancia para su inscripcin, de una serie diacrni-ca, sucesiva y simultnea, de redoblamientos y repeticiones sim-blicas para que su encadenamiento, encarnadura y anudamien-to pueda ser admitido y afirmado del lado del nio.

    Mi trabajo clnico y de investigacin desde hace casi ya 25 aos como psicoanalista y supervisora de equipos e instituciones cl-nicas que trabajan con bebs y nios con problemas en el desa-rrollo (los cuales pueden tener o no una base orgnica congnita u adquirida sobregregada) da cuenta cotidianamente de la im-portancia que tienen las condiciones, para los actos de apertu-ra de vas y caminos a recorrer en la infancia para el nacimien-to del sujeto, la encarnadura de los significantes y de objetos en el funcionamiento de la funcin del deseo.

    Podemos establecer que:a) Hay condiciones de viabilidad para el viaje y/o viraje del de-

    seo, o de imposibilidad; condiciones de prohibicin y de pres-cripcin; condiciones de permeabilidad y plasticidad (biolgi-ca y/o de sentido) y /o de resistencia, fijeza y dureza; condi-ciones de facilitacin o de obstaculizacin para el significan-te y sus funciones y funcionamiento.

    b) Es necesario que durante la infancia se produzcan encuentros sucesivos, simultneos y sostenidos con el campo del Otro Pri-mordial y los otros significativos, para que se lleguen a reali-zar del lado del nio, los anudamientos primordiales entre la estructura del lenguaje y sus leyes, (S) lo real orgnico (R) y las funciones imaginarias del yo (I) que permitan que el de-sarrollo y sus instrumentos funcionen de manera encarnada y acorde a un deseo no annimo.

    c) La clnica nos enfrentan con la evidencia de que el deseo de

    jugar y la formacin psquica del juego no surgen de manera espontnea, no son innatas, ni se heredan genticamente y su advenimiento no depende de la dotacin orgnico-biolgica con la que se nace. La construccin, constitucin y desarrollo del escenario del juego, o sea, llegar a tener infancia, no est ase-gurado ni garantido para todos los nios y nos enfrenta con la pregunta por las condiciones de posibilidad o imposibilidad para el advenimiento y desarrollo del deseo de jugar en un nio.

    d) Los nios deben aprehenderlo casi todo para llegar a ser gran-des y obrar como los mayores sus mayores significativos y para ello deben incorporar las reglas y construir los instrumen-tos de los que se van a valer.

    En la infancia, el trabajo del juego significante propuesto por nosotros para denominar los caminos psquicos para la for-macin del juego y sus funciones, tiene entre otras finalidades, aprehender en un tiempo muy breve del resultado de un traba-jo que a la cultura le ha llevado milenios.

    Los nios al jugar van preparndose para el futuro, practican incansablemente haciendo experiencias que aunque comparti-das o comunes son siempre singulares, sus experiencias infan-tiles y por serlo son sus experiencias ldicas.

    Los anudamientos a producirse entre lo real orgnico, el desa-rrollo y la estructura del lenguaje y sus leyes, dependen de una serie de juegos primordiales a jugarse en la infancia.

    La posicin del sujeto en la estructura no est decidida en la infancia ni es definitiva, pudiendo haber modificaciones que luego, efectivamente, ya no son posibles, es decir, no esta con-figurada sino que se va constituyendo y configurando casi de-finitivamente.

    Ya hemos ubicado al juego, como la formacin psquica cen-tral y por excelencia de la infancia, formacin que a la vez que forma lo inconsciente es formada por el inconsciente y sus le-yes, cada vez y otra vez de nuevo.

    Es en la formacin psquica del juego y solo al ser jugado que del lado del nio el complejo de castracin, sus condiciones, vi-cisitudes y consecuencias, se inscriben y articulan.

    El juego y el jugar infantil son una formacin necesaria-no con-tingente para que la infancia exista como un tiempo lgico y cro-nolgico, decisivo y casi definitivo en el camino de la constitucin del sujeto del inconsciente, deseante, sexuado y hablante.

    Planteamos: El juego y el jugar es aquello que anuda, en-carna y articula la estructura con el desarrollo y lo real orgni-co para el sujeto en la infancia.

    Hemos investigado la relacin que hallamos en la clnica en-tre la ausencia o dificultades en el jugar frecuentes en los ni-os con problemas de desarrollo con base orgnica, y aquellas presentaciones clnicas en la temprana infancia que denomina-mos y reunimos como Posicin melanclica del nio y su cuer-po respecto del Otro, demostrando que esta posicin si se ins-tala y perpeta, es una de las puertas de entrada o bien en las psicosis o bien en el autismo, dos posiciones subjetivas que de-notan relaciones diferentes al significante.

    Mi experiencia clnica me muestra hasta el momento que el acto o la operacin de admisin, de inscripcin, y/o de entrada, Bejahung o la Verwerfung, el rechazo, la expulsin, la No admi-sin, recae de manera diferencial segn se trate de un caso de psicosis o de autismo. Si en la psicosis se trata de la No Inscrip-cin del significante del Nombre del Padre, en el autismo se tra-ta de la No inscripcin del significante en cuanto tal y en su con-

    Los Bordes del Juego

  • LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Daz 1837 | Ecuador 618 | Buenos Aires, Argentina | Telefax 4825-9034 | www.imagoagenda.com

    32 | Imago Agenda | N 152 | Agosto 2011

    junto, de un rechazo y desconexin en un sentido radical.En el autismo se tratara de sostener activamente al conjunto

    de los significantes en posicin de exclusin y rechazados de su posibilidad de ingreso (entrada-inscripcin). El autista No da lugar al significante y su funcin, por ende, los significantes del Nombre del Padre son tambin rechazados por aadidura. De all que pueden compartir fenmenos clnicos pero desde una posicin subjetiva diferente.

    Si el psictico est en relacin con el campo de la palabra pero no en el de su funcin, el autista en cambio mantiene su rela-cin al significante pero una relacin de rechazo activo, relacin de exclusin y rechazo, relacin de ausencia de relacin que he-mos propuesto intentar definir como: A (a) versin de la cara del significante en su conjunto y en cuanto tal.

    Resulta imperioso acotar y precisar el diagnstico de autis-mo contrariamente a lo que se propone hoy, su ampliacin e imprecisin.

    He podido recortar una serie de fenmenos clnicos que si bien son diversos podramos ubicarlos como cortes, lesiones, in-terrupciones, suspensiones, vacilaciones, transitorias e incluso definitivas, de la funcin y funcionamiento en el juego (y ope-ratoria) de los significantes primordiales y los he llamado inten-tando su formalizacin para el abordaje clnico. La hemorragia y perdida del juego.

    Facilitada en los casos de bebs y nios con patologas de base orgnicas (principalmente neurolgicas, genticas y/o metab-licas) por la colaboracin y combinacin de factores de distinto orden y desde distintas vas, pero no es exclusivo de este cam-po y representa, creemos, un problema a formalizar y abordar incluso ms all de l.

    Freud dice: Es en la marca reveladora que es la invulnerabili-dad donde se discierne sin trabajo a su majestad el yo el hroe de todos los sueos diurnos de todas las novelas.1.

    El nio se hace de un yo invulnerable en el juego, de un cuer-po seguro y protegido por el sentimiento heroico, por las condi-ciones de no-peligro real que el juego implica.

    Si es solo un juego, en el interior del juego y solo mientras se juega el hilo que lo aguanta, lo separa y une a la vida y al Otro y otros de los que depende, puede sufrir cortes, lesiones, he-ridas, mutilaciones, desgarramientos, suspensiones, una y otra vez de nuevo figuradamente, sin que la amenaza de dao, real o imaginario, se realice realmente.

    En el juego, un nio podr entrenarse para la soledad y la paz, corriendo todo tipo de batallas, guerras, pesares y desdi-chas, proezas y hazaas, disgustos, victorias o derrotas, desam-paros y desesperanzas, abusos y maltratos, ya que Eso no pue-de pasarte a ti2, y funciona como lmite simblico porque es solo un juego.

    Ubicamos: El borde del juego tiene funcin y funciona como l-mite y proteccin, excluyendo, cortando, dividiendo el goce, que se separa y expulsa fuera del juego (y del cuerpo).

    Cul es el valor del juego, por estructura y en la clnica, para la inscripcin y operatoria de los significantes primor-diales? El valor del juego, su cuerpo, est hecho de lenguaje. El lenguaje toma forma de juego y apuntalndose en mltiples objetos se incorpora, siendo el nio, el agente y el producto (o resto) de esta operacin. Los representantes del sujeto, los ju-guetes, dicen del lugar de deseo respecto al Otro primordial del nio como objeto y entonces, un nio es dicho en aquello que estos objetos, los juguetes o compaeros de juegos, dicen de l. Es que solo al jugar, y mientras se juega, el juego toma cuerpo y pasa a ser un objeto del nio.

    Cules son los signos del juego?: El nio hace entrar en accin a la lengua al jugar y al mismo tiempo es al jugar que la

    lengua se incorpora y llega a advenir como discurso. El juego es la puesta en acto de la lengua como discurso y de ello su valor clni-co. El juego en transferencia y durante un tratamiento analtico con un nio, no es un juego cualquiera, el analista forma parte de l y de sus condiciones de construccin y constitucin.

    En un nio en posicin melanclica, la insignificancia flica, inscribe el agujero en lo simblico y las consecuencias clnicas de los efectos de retorno en lo real, por ello entre otras cuestio-nes y desde un criterio diagnstico riguroso un nio en esta po-sicin, presenta ausencia de juego en el sentido psicoanaltico del trmino, sin embargo se tratar de suponer y construir en la clnica, un juego herido y a un supuesto sujeto-jugador.

    Se tratara de poder llegar a construir y colegir un deseo (del lado del Otro y/o del lado del nio) prohibido, inhibido o impo-sible (por la combinacin de diferentes vas) de subirse decidida-mente al escenario para jugar y sostener el juego del falo.

    Una serie diversa de presentaciones clnicas en la infancia pue-den leerse como consecuencias de efectos de retornos reales, simblicos o imaginarios de un deseo reprimido, forcluido y/o excluido simblicamente, o bien de salirse del juego y/o bien de querer bajarse del juego y/o bien a no querer entrar al jue-go. Esta lectura y posicin sin duda constituyen para el psicoa-nalista y/o para aquel que trabaja con un beb o con un nio, un muy difcil trabajo de construccin y puesta del cuerpo, pero sin duda tambin un cuestionamiento y revisin de la bibliogra-fa psicoanaltica y no psicoanaltica aplicada a los nios a par-tir de la establecida para la clnica con adultos.

    La apuesta clnica y direccin consiste en intentar construir en transferencia, condiciones de posibilidad para volver a situar, a un nio sobre el escenario del mundo de la infancia, el del jue-go y su marco. En la clnica nos encontraremos una y otra vez construyendo y configurando marco al juego.

    De quin depende la configuracin del marco del juego? La construccin y configuracin de los bordes de un juego signi-ficante que por expulsado de lo simblico no pudo ser jugado sim-blicamente y retorna desde lo real y sus formaciones con las con-secuencias que esto con lleva para la constitucin del sujeto y el de-sarrollo es tarea del analista.

    A modo de conclusin: En la temprana infancia si por una com-binacin de vas y condiciones, las formaciones del juego y del jugar y sus bordes simblicos, los que hacen no equivalentes lo real y lo imaginario, no se inscriben ni se escriben, o bien desde el campo del Otro o bien del lado del nio, no tardar en abrir-se la brecha por donde se introduce en el nio Dbil y su edu-cacin (en el sentido ms amplio del trmino) la dimensin de la psicosis y/o el autismo.

    La operacin y direccin del analista en el juego clni-co permite: La transformacin de lo real en elemento indis-pensable como parte del juego y de la transferencia. E impli-ca como consecuencia: La construccin del puente significan-te que eleve lo real a categora de ser significante y significable para Otro y produzca como consecuencia el espacio imaginario donde la obra del juego y la infancia pueden llegar a tener lu-gar y transcurrir.n ________________ Nota: Parte de las ideas expuestas en este trabajo estn publicadas en:

    Duelos en juego. Norma Bruner. 2008. (2da Edicin 2009). Letra Viva. Buenos Aires.

    1. Sigmund Freud. (1914) Introduccin del narcisismo. Obras Comple-tas. Vol. XIV., 1984, Amorrortu. Buenos Aires, Pg. 88.

    2. Sigmund, Freud (1942) Personajes psicopticos en el escenario. Obras Completas. Vol. VII, Amorrortu Buenos Aires, 1984 Pg. 278. Frase de Anzengruber, una de las favoritas de Freud, como surge del texto De guerra y de muerte.