consistencia teórica definitiva
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Consistencia teórica
En lo sustancial, podemos identificar en el trabajo desarrollado por
Verónica Hoyos tres ejes epistemológicos fundamentales, sobre los cuales se
sustenta su investigación didáctica. Dichos aspectos se remiten a la utilización
de la Teoría de la Instrumentación propuesta por Pierre Vérillon y Pierre
Rabardel, además de las concepciones de Desarrollo del Discurso de Anna
Sfard y de Enunciación de las Propiedades Matemáticas postulada por Colette
Laborde.
Es a partir de dichos fundamentos teóricos centrales desde donde la
autora despliega su proceso de exploración didáctica, situándose en tres
dimensiones que le permiten articular un recorrido coherente en lo que
respecta a sus planteamientos sobre el aprendizaje de las transformaciones
geométricas.
La primera de ellas dice relación con situar, sobre la base de la Teoría
de la Instrumentación, la cual se constituye como un aporte que renueva el
concepto de manipulación de material concreto derivado de los postulados de
Piaget e Inhelder, como una posibilidad de generar un aprendizaje significativo
de las matemáticas a partir la utilización de artefactos, entendidos como “todos
los objetos de la cultura material a la que un niño tiene acceso durante su
desarrollo” (Verillón y Rabardel, 1995), en pro de dicho objetivo pedagógico.
Ahora bien, en lo general Verillón y Rabardel aportan al estudio de
Hoyos la noción de relevancia que juegan en el desarrollo cognitivo la
interacción de los estudiantes con material concreto, ya sea del ámbito de la
nuevas tecnologías (computadora) como de la mecánica (pantógrafo). Desde
esta lógica la autora configura el primer pilar de su propuesta atendiendo a
ubicar la justificación epistemológica para el material didáctico que sugiere para
el aprendizaje.
La segunda dimensión se establece en al ámbito de lo metacognitivo,
vale decir, hace referencia a los procesos mentales derivados de la interacción
de los estudiantes con los artefactos utilizados para el aprendizaje, lo que
permite la configuración de un discurso a partir de los conceptos que se
adquieren en tal evento. En esta línea el estudio exploratorio se nutre en su
marco teórico de lo que, a juicio de Sfard, aparece como un impulso a la
actividad mental de generar nuevos significados por parte de los estudiantes, lo
que conlleva, consecuentemente, al desarrollo de un discurso matemático que
se reflejará en la capacidad de comunicar sobre lo aprendido.
Desde esta perspectiva, Hoyos establece un proceso de asimilación que
proviene de la relación de los sujetos con el material concreto, entregando un
cariz distinto a su propuesta, argumentando así, el desarrollo de la inteligencia
que descansa en la reflexión por parte del estudiante, quien se empoderar no
sólo de herramientas materiales para facilitar su aprendizaje, sino también de
un repertorio semántico que lo faculta para pensar matemáticamente gracias al
discurso que se ha articulado en su aspecto cognitivo.
Acto seguido la autora se remite a una tercera dimensión
epistemológica, determinada por parte de Laborde y que aparece como la
extensión natural de la segunda, esta es, la capacidad de verbalizar las
propiedades matemáticas aprehendidas y que fueron dando cuerpo, gracias a
los dos procesos anteriores, un nuevo discurso, vale decir, el estudiante se
encuentra apto para comunicar oral y/o escrituralmente los conceptos
adquiridos. Ello evidenciaría la instalación cognitiva de los significados que se
desarrollaron durante el proceso de aprendizaje.
Finalmente, la propuesta investigativa recoge un aspecto teórico que
contextualiza genéricamente las tres dimensiones del proceso didáctico
articulado en ella, la cual dice relación con la concepción de Szendrei que
reseña el hecho del desarrollo igualitario que conlleva la utilización de
materiales concretos en el aprendizaje de los sujetos, independientemente de
su sexo, lo que se traduce en que tanto niños y niñas manifiestan un proceso
similar, gracias a la implementación didáctica de los artefactos.
Al analizar la investigación didáctica, objeto de nuestro estudio, desde el
prisma hermenéutico con el que pretendemos distinguir, evidenciar y clarificar
sus ejes conceptuales, nos es factible determinar la presencia de una
articulación epistemológica estructurada sobre la base de un hilo conductor
teórico, lógico y coherente. Formalizamos esta opinión porque a nuestro
parecer el recorrido de la propuesta de Verónica Hoyos nos sitúa en un
proceso didáctico que apuesta por lo inteligible en términos de las secuencias
que lo conforman.
Dichas secuencias conceptuales pueden ser sintetizadas en cuatro
momentos, que a nuestro juicio se resumen en la interacción con el material
concreto, fundamentada por la teoría de la de la instrumentación, la reflexión
que posibilita el desarrollo de un discurso, la verbalización que surge como
consecuencia de este y el aprendizaje igualitario que subvierte los cánones
culturales de la diferenciación de género.
Por lo tanto, y bajo a la luz de estos argumentos, consideramos que el
estudio exploratorio llevado a cabo por Hoyos responde a las epistemologías
supuestos teóricos y conceptos desplegados por la autora, los cuales se ven
ratificados por el soporte teórico del que está provisto y que aparecen
atingentes frente a los aspectos que la investigación se propone estudiar.
Los supuestos teóricos y epistemológicos que subyacen a la investigación, y sus posibles aportes a la construcción del campo de estudios denominado didáctica
Podemos distinguir, en términos de un supuesto teórico subyacente, que
sea un aporte al campo de la didáctica, la participación de los artefactos,
llámese material concreto y/o recursos tecnológicos, como factores
constitutivos de discurso. Es decir, al relacionarse en la investigación
explorativa estudiada lo práctico con la génesis de un nuevo léxico semántico
en el estudiante, y como consecuencia de ello la articulación de un discurso, se
está apelando al aprendizaje significativo, lo cual se constituye en una arista de
la visión constructivista de la pedagogía.
Por lo tanto al plantearse esta sincronía entre la interacción con los
artefactos y sus consecuencias cognitivas subyace en ello el postulado de que
la acción didáctica promueve e integra una reflexión sobre esa acción lo que da
forma a un pensar desde ese discurso. Lo que podemos sintetizar, a modo de
aporte a la construcción del campo de estudio de la didáctica, como un proceso
de aprendizaje que parte con la relación del estudiante y los objetos de la
realidad cultural en la que está inserto, acto que da forma a un metalenguaje
que permite la comprensión de dicha realidad y por consiguiente una reflexión
sobre el contexto, lo que fortalece la capacidad de comunicar un “pensar”
desde dicho discurso que se constituye finalmente en una visión de lo real
desde cualquier disciplina de conocimiento que siga este proceso. Lo que en
términos de la transmisión de un saber permitiría responder al constante
cuestionamiento de “¿profesor de qué sirve lo que usted enseña?” con la
premisa “sirve como una posibilidad de observar la realidad desde una
perspectiva diferente y analizarla desde esa mirada para tener una opinión
distinta de las cosas”.