conservación del sonido
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Las Tecnologías de la Información tienen por objetivo proporcionar a las personas dispositivos y métodos para agilizar todas o alguna de las etapas de conversión de los datos en información y/o su posterior manipulación.
Dato
Procesamiento
Información
Ya que una de las actividades vinculadas a la manipulación de la Información es la CONSERVACION, y sabiendo que uno de los formatos en los que se presenta dicha información es el sonido, no es de extrañar que el ser humano desarrollara dispositivos y métodos para tal fin.
En 1877, Thomas Alva Edison, de EE.UU., inventó la primera máquina capaz de grabar y reproducir sonidos: el fonógrafo. Para la grabación se empleaba una aguja de acero que trazaba surcos sobre la superficie de un cilindro de cera recubierto de papel de estaño. Luego, se reproducía el sonido usando la misma aguja y haciendo girar el cilindro a igual velocidad con la que había sido grabado.
En 1888, el alemán Emile Berliner mejora el sistema al cambiar el cilindro por un disco plano. La grabación se hacía sobre un disco maestro de metal que luego se usaba como molde para obtener tantas copias como se deseara.
En 1950 se comienza a emplear discos de vinilo (larga duración o Long–
Play) como soportes de las grabaciones. Estos
presentaban una sustancial mejora en las prestaciones,
ya que lograban sonidos más parecidos a los
originales (mayor fidelidad, menor ruido), mayor
resistencia al desgaste y menores costos.
Tanto el fonógrafo (grabación sobre
cilindro), como la victrola (discos de pasta) y el
tocadiscos (long - play), usaban una técnica
mecánica para la grabación y la lectura del
fonograma. Sin embargo, ante la aparición de otras
tecnologías su empleo decae a principios de los
’80.
Paralelamente a la tecnología mecánica de grabación en
discos, se desarrolló en 1935, el principio del
magnetismo permanente para grabar sonidos en una
cinta de plástico. En la década del ’60 hacen su aparición
los grabadores a cinta, que son mejorados en los ‘70 con
la llegada de los magazines y los cassettes.
En ambos, tanto la grabación como la lectura de los fonogramas, es de tipo electromagnética. Aquí la cinta, que posee en su superficie millones de imanes microscópicos, es puesta en contacto con un cabezal que codifica el sonido, previamente captado y amplificado, como un campo magnético variable. Esto provoca que los imanes se orienten en determinados sentidos. Cuando se quiere leer la información, se hace pasar la cinta sobre el cabezal el que, en esta oportunidad, amplificará el débil campo magnético de los imanes de la misma y lo decodificará generando el sonido.
Al iniciarse los ’80 surgen los llamados discos compactos (o CD por sus siglas en inglés) que realizan una grabación y una lectura óptica de los fonogramas. Esta tecnología emplea un haz de luz de ciertas características (rayo láser) que incide sobre la capa metálica de un pequeño disco plástico, al que le provoca perforaciones de distintas profundidades, codificando en ellas el sonido original.
Cuando se quiere escuchar los sonidos se recorre la superficie del disco con un láser de menor potencia que incide sobre la misma y rebota en distintas direcciones según las características de las perforaciones, lo cuál es interpretado por el aparato de música (lectora de compact disc) para generar un sonido extremadamente parecido al original (alta fidelidad).