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DIRECTOR / EDITOR

Víctor García RuizUNIVERSIDAD DE [email protected]

CONSEJO DE REDACCIÓNEDITORIAL BOARD

DIRECTOR ADJUNTO

Ramón González RuizUNIVERSIDAD DE [email protected]

EDITOR ADJUNTO

Luis GalvánUNIVERSIDAD DE [email protected]

EDITORES DE RESEÑAS

Rosa Fernández UrtasunUNIVERSIDAD DE [email protected]

Fernando Plata UNIVERSIDAD DE COLGATE (EE.UU)[email protected]

/ Manuel CasadoUNIVERSIDAD DE NAVARRA

Francisco Javier Díez deRevengaUNIVERSIDAD DE MURCIA (ESPAÑA)

David T. GiesUNIVERSIDAD DE VIRGINIA (EE.UU.)

Luis T. González del ValleUNIVERSIDAD DE TEMPLE ENPHILADELPHIA (EE.UU.)

/ Óscar Loureda LamasUNIVERSIDAD DE HEIDELBERG(ALEMANIA)

Javier de NavascuésUNIVERSIDAD DE NAVARRA

Marc VitseUNIVERSIDAD DE TOULOUSE-LEMIRAIL. TOULOUSE 2 (FRANCIA)

/ Ignacio ArellanoUNIVERSIDAD DE NAVARRA

José María Enguita UtrillaUNIVERSIDAD DE ZARAGOZA(ESPAÑA)

Ángel Esteban del CampoUNIVERSIDAD DE GRANADA (ESPAÑA)

José Manuel González HerránUNIVERSIDAD DE SANTIAGO DECOMPOSTELA (ESPAÑA)

Luciano García LorenzoCSIC. MADRID (ESPAÑA)

Claudio García TurzaUNIVERSIDAD DE LA RIOJA (ESPAÑA)

José Manuel GonzálezCalvoUNIVERSIDAD DE EXTREMADURA(ESPAÑA)

Salvador Gutiérrez OrdóñezUNIVERSIDAD DE LEÓN (ESPAÑA)

Ángel López GarcíaUNIVERSIDAD DE VALENCIA (ESPAÑA)

/ Esperanza López ParadaUNIVERSIDAD COMPLUTENSE(ESPAÑA)

M.ª Antonia Martín ZorraquinoUNIVERSIDAD DE ZARAGOZA(ESPAÑA)

Emma MartinellUNIVERSIDAD DE BARCELONA(ESPAÑA)

Klaus PörtlUNIVERSIDAD DE MAGUNCIA(ALEMANIA)

Leonardo Romero TobarUNIVERSIDAD DE ZARAGOZA(ESPAÑA)

José Ruano de la HazaUNIVERSIDAD DE OTTAWA (CANADÁ)

M.ª Francisca Vilches de FrutosCSIC. MADRID (ESPAÑA)

Juan VillegasUNIVERSIDAD DE CALIFORNIA EN IRVINE (EE.UU.)

CONSEJO EDITORIAL / EDITORIAL BOARD

CONSEJO ASESOR Y CIENTÍFICO EDITORIAL ADVISORY BOARD

REVISTA DE FILOLOGÍA HISPÁNICAPAMPLONA. ESPAÑA / FUNDADA EN 1985 POR JESÚS CAÑEDO E IGNACIO ARELLANO2011 / VOLUMEN 27.2 / JULIO-DICIEMBREISSN: 0213-2370

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M.ª Belén ALVARADO ORTEGA y Leonor RUIZ GURILLO 305-20Un acercamiento fraseológico a desde luego

Clark COLAHAN 321-36El mundo lazarillesco de los procesos de pesquisas: muestras del archivo catedralicio de Oviedo

Adrián CURIEL RIVERA 337-53Los piratas esópicos de la colombiana Soledad Acosta de Samper

Julián GONZÁLEZ-BARRERA 354-77“En boca del mentiroso hasta lo cierto se hace dudoso”: ¿fue Lope de Vega realmente un poeta soldado?

Eugenia HOUVENAGHEL y Aagje MONBALLIEU 378-99Entre bombones, porsches y arañas: imágenes de la feminidad maléfica en dos cuentos de Julio Cortázar

Lorena Ángela IVARS 400-23El Brasil imperial y la obra de un condenado a muerte: Inconfidencia (El Aleijadinho) de Abelardo Arias

Jaume PERIS BLANES 424-40Ironía, ambivalencia y política en Memorias del subdesarrollo, de Edmundo Desnoes

Pablo ROJAS 441-62Luis Astrana Marín contra las vanguardias y contra Góngora

Oana Andreia SAMBRIAN-TOMA 463-76La España del espejo: la imagen de España en los escritores rumanos Miron y Nicolae Costin

Antonio SÁNCHEZ JIMÉNEZ 477-500Del Quijote al Persiles: Rota Virgilii, fortitudo et sapientiay la trayectoria literaria de Cervantes

REVISTA DE FILOLOGÍA HISPÁNICA2011 / VOLUMEN 27.2 / JULIO-DICIEMBRE / ISSN: 0213-2370

RILCE

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Alfredo J. SOSA-VELASCO 501-33La ciencia en La vida es sueño: una lectura experimental

Analía VÉLEZ DE VILLA 534-45Actantes, actores y roles en Hoy, Júpiter de Luis Landero

RESEÑAS / REVIEWS

Adriaensen, Brigitte, y Marco Kunz, dirs. Pesquisas sobre la obra tardía de Juan Goytisolo. Ken Benson 546-51

Aguilera Sastre, Juan, e Isabel Lizarraga Viscarra. Federico García Lorca y el teatro clásico: la versión escénica de “La dama boba”. Joaquín Zuleta 551-54

Andres-Suárez, Irene, y Ana Casas, eds. Juan José Millás. Alicia Nila Martínez Díaz 554-57

Andres-Suárez, Irene, y Ana Casas, eds. Antonio Muñoz Molina. Esther Navío Castellano 557-62

Arbona Abascal, Guadalupe. El acontecimiento como categoría del cuento contemporáneo. Las historias de José Jiménez Lozano. Rosa Fernández Urtasun 562-65

Arellano, Ignacio, ed. Poesía del Siglo de Oro. Antología. Carola Sbriziolo 565-68

Barnés Vázquez, Antonio. “Yo he leído en Virgilio”: la tradición clásica en el “Quijote”. Adrián J. Sáez 568-72

Díez de Revenga Torres, Pilar. Estudios de Historia de la Lengua Española: desde la Edad Media a nuestros días.Miguel Ángel Puche Lorenzo 572-79

Díez de Revenga, Francisco Javier. Los poetas del 27, clásicos y modernos. José Manuel Vidal Ortuño 579-81

García de Arrieta, Agustín. El espíritu de Miguel de Cervantes y Saavedra. Luis Galván 581-83

Garrido Gallardo, Miguel Ángel, dir. El lenguaje literario: vocabulario crítico. Luis Galván 583-86

Graff Zivin, Erin. The Wandering Signifier: Rhetoric of Jewishness in the Latin American Imaginary. Rodrigo Pereyra-Espinoza 586-89

Juana Inés de la Cruz, Sor. Neptuno alegórico. Frederick Luciani 589-92

Lillo, Baldomero. Obra completa. Miguel Donoso Rodríguez 592-97

Martín Ezpeleta, Antonio. Las “historias literarias” de los escritores de la Generación del 27. Eva Soler Sasera 597-601

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Meunier, Philippe, y Edgard Samper, eds. Mélanges en hommage à Jacques Soubeyroux. Dámaso Izquierdo 601-06

Penas Ibáñez, María Azucena, y Rosario González Pérez, eds. Estudios sobre el texto: nuevos enfoques y propuestas. Enrique Baena 606-11

Peñalver Castillo, Manuel. La Andalucía lingüística de Valera. Esteban Tomás Montoro del Arco 611-16

Romero Gualda, María Victoria. Léxico del español como segunda lengua: aprendizaje y enseñanza. Dámaso Izquierdo 616-20

Schneider, Stefan. Reduced parenthetical clauses as mitigators. A corpus study of spoken French, Italian and Spanish. Catalina Fuentes 620-625

SUMARIO ANALÍTICO / ANALYTICAL SUMMARY 626-36

SUMARIO VOLUMEN 27 637-40

INSTRUCCIONES A LOS AUTORES. NORMAS EDITORIALES Y ESTILO 641-42

SOBRE EL PROCESO DE EVALUACIÓN DE RILCE 643

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reseñas

reviews

The aesopic pirates of the colombian writersoledad acosta de samper

Adriaensen, Brigitte, yMarco Kunz, dirs.Pesquisas sobre la obra tardía de JuanGoytisolo. Ámsterdam: Rodopi, 2009.320 pp. (ISBN: 90-420-2547-6)

La editorial Rodopi, en su serie Forohispánico, nos tiene acostumbrados aestudios de gran calidad y rigurosidadsobre la literatura hispánica contem-poránea. En un mundo cultural y edi-torial donde prevalecen valores pere-cederos y comerciales, las distintas pu-blicaciones de esta prestigiosa editorialresaltan los alcances de la literatura y elpensamiento hispánico actual que es-capan a las rúbricas simplonas en las pá-ginas culturales de los diarios y a los ob-jetos de venta de masas en las librerí-as. La recopilación de trabajos bajo el–aparentemente– modesto pero su-mamente acertado título de Pesquisas so-bre la obra tardía de Juan Goytisolo, bajola dirección de Brigitte Adriaensen y

Marco Kunz, sigue en la línea de cali-dad y pertinencia que caracteriza las pu-blicaciones de la mencionada serie dela que el presente volumen constituyela trigésimotercera aportación.

El tomo está compuesto por treceensayos divididos en tres secciones. Aestos antecede una introducción a car-go de Brigitte Adriansen. La primerasección incluye tres estudios panorá-micos sobre la obra del autor con el finde situar la obra denominada tardía (lapublicada a partir de 1993) en el con-junto de su producción narrativa mos-trando cómo constituye una obra co-herente en continua evolución y trans-formación. De tal forma, Stuart Davisllega a afirmar que las obras ‘tardías’ nopueden llegar a entenderse “sin rela-cionarlas con las anteriores” (38), puesen ellas el autor repasa temas comunesa sus primeras novelas “re-escritos deuna manera innovadora” (38). La se-gunda sección se centra en las novelas“tardías” La saga de los Marx, Las se-

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manas del jardín, El sitio de los sitios, Lacarajicomedia y Telón de boca desde dis-tintas perspectivas analíticas que arojanmucha luz sobre los alcances de estaobra, sobre su carga intertextual, ide-ológica y la ambigua dosis autobiográ-fica que pueden vislumbrarse en ellos.El libro se cierra con una sección de cin-co trabajos dedicados a la obra ensa-yística del autor.

En su introducción señala Adrian-sen que pocos estudios se han dedica-do a los poemas del autor (una novedadreciente) ni a los ensayos (que han pro-liferado desde su inicio como escritorjunto a su faceta más conocida y ana-lizada, la de narrador). En este volumense tratan los poemas incluidos en unade sus novelas recientes (en la contri-bución de David Conte) así como unanutrida aportación sobre sus ensayos (latercera sección del volumen). Es un he-cho indiscutible que la fama literaria deJuan Goytisolo le viene de su rupturistay experimental trilogía de los años se-tenta (tradicionalmente conocida comola trilogía Mendiola y reeditada en 2004con el título Tríptico del mal), mientrasque la obra a partir de la década de losnoventa no ha recibido por lo generalrespuesta: no solo no ha recibido unarespuesta positiva sino que en muchasocasiones ha sido directamente silen-ciada. Es en este sentido en el que elpresente volumen adquiere su especialimportancia para romper con el mu-tismo sobre una literatura siempre a

contracorriente que exige a su vez mu-cho del lector, a diferencia del canon ac-tual de literatura fácil y transparente.

En la producción literaria de JuanGoytisolo nos encontramos, en efecto,con un discurso alternativo al hueco ytriunfalista discurso social y político dela España de la democracia que durantedécadas ha preferido mirar única y ex-clusivamente hacia adelante sin guar-dar un espacio para la reflexión sobreun pasado sombrío en el que se cons-truyera una sociedad y una mentalidaddesfasada y burda. Reincorporar estediscurso alternativo y periférico, hacerlointeligible y legible, señalar su impor-tancia y relevancia, es el cometidopropuesto y logrado por el conjunto delas aportaciones de este volumen. Enefecto, sus distintas contribucionesconstituyen un esfuerzo colectivo porreiniciar un diálogo con la obra tardíade Juan Goytisolo y relacionarla con elproyecto del conjunto de su obra,mostrando cómo esta obra tardía no esmenos rupturista ni menos experi-mental que las novelas con las que de-finitivamente rompió en su momentocon el realismo social. De la misma for-ma que en su momento fue a contra-corriente de las tendencias realistas, suobra a partir de los 90 va a contraco-rriente de muchas de las versioneslight del postmodernismo neoliberalcontemporáneo. El volumen nos mues-tra cómo esta obra madura guardaconcomitancias con su obra anterior,

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con la que de hecho mantiene un con-tinuo diálogo, al mismo tiempo queilustra cómo sus nuevas aportacionesforman parte del discurso cultural con-temporáneo en el que el elementocrucial identificatorio está constituidopor un cuestionamiento y una rupturade las fronteras tradicionales: entretextos de distintos ámbitos culturales ehistóricos fruto de una intertextualidadplural y recurrente, entre vida y litera-tura, entre ficción y hechos históricos,entre distintos géneros (ensayo, cróni-ca, lírica o narración), por mencionaralgunas de estas rupturas. El trabajo deDavid Conte sobre la interrelaciónsutil entre los poemas y la narración enEl sitio de los sitios es especialmente ilus-trativo a este respecto.

La importancia de la espacialidaden la obra goytisoliana es, por su par-te, resaltada en los ensayos de Jorge Ca-rrión y Luis Vicente de Aguinaga. Ca-rrión muestra cómo el autor ha trata-do en su obra espacios alternativos alcentro tradicional en la literatura es-pañola (desde la Castilla como repre-sentación del “alma de España” pro-mulgada por la generación del 98 a losámbitos del centro europeo de Francia,Alemania o Inglaterra promulgada porel espíritu europeísta de otros muchosintelectuales), los cuales serán sustitui-dos en su obra por ámbitos periféricos,entre ellos Almería como metonimia dela costa mediterránea que después se ex-pande a África, así como a diversos es-

pacios de la derruida antigua Yugosla-via: “El contra-espacio literario deGoytisolo es completamente original enla literatura en lengua española. Se con-trapone a las fronteras y a los interesesgeopolíticos de los últimos cinco siglosde textualidad hispánica” (51). Aguinagamuestra, por su parte, cómo la diáspo-ra y el cosmopolitismo de la obra delautor ha servido para una reconciliacióncon el espacio barcelonés visto desde ladistancia y el recuerdo.

La ideología del texto es otro ras-go recurrente en los análisis que con-forman el volumen. Stuart Davis señalacon acierto y claridad cómo la obra goy-tisoliana constituye un discurso a con-tracorriente con respecto al discurso he-gemónico, hecho que da unidad a suobra de conjunto: “las obras goytiso-lianas manifiestan las reacciones del au-tor contra los valores sociales y litera-rios, las novelas se presentan como des-afiantes a los valores de la sexualidad or-todoxa, al concepto del mundo islámi-co en el occidente, y a las formas de es-cribir la novela clásica” (25). MarcoKunz muestra, por su parte, cómo el au-tor trabaja en sus relatos La saga de losMarx y Las semanas del jardín contra losdiscursos totalitarios, sean éstos decorte marxista/comunista o fascista.Kunz matiza, sin embargo, cómo estedistanciamiento no implica un parale-lismo entre ambos totalitarismos, puesmientras el fascismo es caracterizadocomo perverso, aberrante y degenera-

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do, la crítica al marxismo sigue la líneade Edward Said señalando el etnocen-trismo y la “ética de la indiferencia tanfrecuentes en los escritos de Marxcuando habla de la tragedia de las co-lonias” (97). Ribeiro de Menezes estu-dia por su parte el contenido ideológi-co de los artículos de guerra publicadospor el autor en los conflictos de Bosnia,Argelia, Palestina y Chechenia.

Relacionado con la ideología tex-tual están las técnicas narrativas utili-zadas para transmitirlas. Entre ellas sedestaca en los estudios del volumen eldialogismo y la intertextualidad poli-fónica que se oponen al monolítico dis-curso del poder (sea este bajo el fran-quismo o bajo el posterior neolibera-lismo), tratados por Kunz. El fenóme-no de la intertextualidad es también ob-jeto de un minucioso análisis a cargo deYvette Bürki en su tratamiento de la re-lación de La Carajicomedia goytisolia-na con el género quinientista al que ape-la directamente. Andersen estudia porsu parte la relación que guarda el autorcon Cervantes y Borges, mientras quePope y Vandebosh, en sendos estudios,analizan la relación que guarda el au-tor en sus ensayos sobre Azaña. Ínti-mamente relacionado con aspectosideológicos está también la cuestión dela perspectiva marginal tomada en lasnarraciones goytisolinianas como ma-nifestación de “su preocupación por to-dos los territorios marginales y opri-midos del ser humano, esa búsqueda de

la verdad en las ruinas y despojos de lahistoria”, como afirma certeramenteDavid Conte (130). Este posiciona-miento marginal es igualmente obser-vado en la obra ensayística del autor:Pascual Gay estudia cómo en el con-junto de sus ensayos Goytisolo se valedel simulacro del ‘intelectual comodelincuente’, con el fin de adquirir unaposición privilegiada para la resistenciaideológica.

Relacionado con el dialogismo y laintertextualidad está a su vez la preo-cupación ética por la identidad huma-na, uno de los ejes recurrentes en elpensamiento literario de Juan Goyti-solo. En una contribución sobre Las se-manas del jardín, Stanley Beck estudiala función de lo autobiográfico “comoun aspecto esencial del procedimientoliterario del autor” (141) y muestracómo hay en el relato huellas del pen-samiento postestructuralista (Barthes,Derrida, Foucault) pero también detoda una tradición literaria renovado-ra de la modernidad (Cervantes, Bor-ges, Potocki), así como de tradicionestanto premodernas, como es el caso delarte oral de los juglares o la burla pa-ródica de Guzmán de Alfarache o La Ce-lestina, como anti-modernas y anti-occidentales, como es el caso de la tra-dición sufí. De esta forma la identidadautorial (y la identidad del lector que co-labora con el texto) deja de ser auto-biográfica para convertirse en lo queBeck denomina autográfica, esto es, un

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autor “que se identifica (en su doblesentido de reconocerse y darse unaidentidad) con un texto que logra cor-tar el cordón umbilical de una identi-dad anterior y constituir a una nueva”(156). En consecuencia, se hace una cla-ra distinción entre la identidad bioló-gica y la identidad cultural o literaria,estando esta última capacitada pararomper con las múltiples fronteras es-tablecidas por diversos discursos he-gemónicos (sean nacionalistas, neoli-berales o de otra índole). El propioGoytisolo reafirma esta identidad lite-raria como la única válida en pasajes deEl bosque de las letras, como en el que si-gue: “Esta comunión con los vivospor medio de la palabra escrita desco-noce fronteras y épocas. Me une a losautores cuyas obras he mencionado ya otros de culturas y áreas diversas […].Su fulgor me acompaña doquiera quevaya en ese universo de espectros fu-gaces de nuestra vocinglera y mediocreliteratura contemporánea”.

Relacionado con la identidad estáa su vez la cuestión de la memoria perotambién su opuesto, el olvido, comomuestra, en su aportación sobre Telónde boca, Yannick Llored con sutil bri-llantez. En su profundo análisis mues-tra cómo el olvido constituye una for-ma de entroncar con “el reconoci-miento de sí mismo en el espacio libe-rador del lenguaje poético” (191), arro-jando “luz sobre el reverso de los he-chos” y habilitando “en el lenguaje un

espacio autónomo de distanciamiento”que convierte “cualquier lugar evoca-do en un ámbito múltiple marcado poruna profundidad temporal” (195). Deesta forma Llored relaciona la natura-leza del olvido en esta obra de Goyti-solo con la interpretación que Benjaminle dio a la función del recuerdo en laobra maestra de Proust y finaliza sucontribución con unas palabras que aú-nan belleza y rigurosidad de pensa-miento y que merecen ser citadas lite-ralmente: “La cita-epílogo sacada de letemps retrouvé, con la cual concluye Te-lón de boca, subsume una última figuradel vértigo del tiempo donde hasta laexperiencia radical del dolor de la pér-dida desaparece a lo largo de un cami-no que desemboca en reconocer la im-presión espectral del fulgor de la vida,cuya efímera belleza siembra guijarrostras su paso antes de ser definitivamenteabolida” (210). Resulta evidente que estaforma de olvido como proceso gradualy elaborado es muy distinto a la pro-puesta del discurso del poder del iniciode la democracia de erradicar el pasa-do sin pasar por un doloroso procesode elaboración y asimilación.

El conjunto de los capítulos com-pilados en este estudio ofrece, porconsiguiente, una magnífica introduc-ción a las obras tardías de Goytisolo,menos conocidas que las que le lanza-ran a pertenecer al canon de la litera-tura española contemporánea en ladécada de los setenta. El autor ha se-

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guido su evolución y la mayoría de loscríticos no han sabido seguirle. De ahíla importancia de este volumen. Goy-tisolo ya expresó con claridad en El bos-que de las letras (citado por Pascual Gay,231) que “el escribir para ser releído im-pone al autor una ética particular de or-gullo y sacrificio”, consistiendo este or-gullo en el empeño de devolver a la cul-tura a la que pertenece “un idioma dis-tinto del que recibió de ella en el mo-mento de emprender su creación”.Para entender, valorar e interpretar laambición de semejante proyecto sehace necesario asimismo un conjuntode lecturas inteligentes y competentes(“semióticas” en el sentido que le dioRiffaterre a esta forma de leer más pro-funda y creativa) que nos permitan en-trever la complejidad de las voces, de losintertextos, de los diálogos latentes asícomo de la compleja creación de unnueva identidad en continuo proceso detransformación según se vislumbra enel discurso literario del autor.

La aportación común de este vo-lumen es por tanto sumamente valio-sa. Por un lado, por romper con el si-lencio crítico que tan injustamente hatratado la obra madura del autor; porotro, porque permite abrir entradas aesta compleja, rica y profunda obra quesigue en una línea de renovación y bús-queda al mismo tiempo que permane-ce alerta a las tendencias ideológicas he-gemónicas del presente, menos trans-parentes pero tan peligrosas para la li-

bertad individual como los discursos to-talitarios de distinta índole que autorescomo Goytisolo nos ayudan a detectar.Si la creación literaria de Goytisolo im-plica, como él mismo afirma, sacrificio,en cierta medida también exige sacri-ficio y esfuerzo por parte del lectoradentrarse en su compleja semiótica.Las aperturas ofrecidas en este volumencrítico constituyen sin duda una buenaayuda para poder llegar también a dis-frutar la producción literaria madura deuno de los intelectuales más innova-dores, renovadores y lúcidos del pen-samiento literario contemporáneo enlengua española.

Ken BensonUniversidad de Gotemburgo

Aguilera Sastre, Juan, e IsabelLizarraga ViscarraFederico García Lorca y el teatro clásico: laversión escénica de “La dama boba”. Lo-groño: Universidad de la Rioja, 2008.218 pp. (ISBN: 84-953-0151-2)

Federico García Lorca y el teatro clásico esla segunda edición, revisada y actuali-zada, de la versión escénica que reali-zara el poeta granadino a partir de la co-media de Lope de Vega. Consta de undocumentado estudio preliminar, unaparato de notas, numeración de ver-sos y varias fotografías de los muchos

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montajes que hubo de La dama boba tan-to en España como en América.

Existen varias motivaciones parauna publicación de esta naturaleza.Por un lado, el hallazgo del texto me-canografiado de La dama boba, queviene a ser la única versión íntegra y fi-dedigna de las numerosas adaptacionesque hizo García Lorca de los clásicosespañoles. En un marco más amplio, loseditores se han propuesto estudiar la in-tensa relación de Lorca con el teatro es-pañol del Siglo de Oro: “sus concep-ciones teóricas, sus adaptaciones tex-tuales y sus realizaciones escénicas” (18).En este sentido, el aparato de notas per-mitirá al lector advertir las variantes quehizo Lorca respecto a la obra originalde Lope de Vega.

El estudio preliminar, titulado“Federico García Lorca y el teatro clá-sico”, se inicia con una revisión cro-nológica de las diferentes representa-ciones dramáticas de obras clásicas es-pañolas, realizadas a lo largo de variossiglos de teatro. En primer lugar se ubi-can los dramaturgos románticos, quie-nes insistieron en refundiciones poco fe-lices del texto original. Más tarde fue elturno el teatro decimonónico, tambiénjuzgado negativamente por los editoresy en particular por García Lorca, quienlo situó como el modelo estético delcual era urgente alejarse. Un modelo di-rigido a la elite cultural del momento,basado en el lucimiento personal de losactores, la fastuosidad de los decorados

y, en definitiva, la torpe deformación deltexto.

El siglo XX plantea una nueva va-loración del teatro clásico español, apartir de un concepto teórico clave enla escena europea de los años veinte ytreinta: la estilización de la representa-ción, que permitió canalizar las nuevastécnicas experimentales y alejarse del re-alismo imperante hasta entonces. Así,el teatro clásico español jugaba un pa-pel preponderante en la renovación delas artes escénicas: autores como Lopede Vega o Calderón de la Barca pasa-rían a ser considerados modelos vi-gentes “tanto por la modernidad de sudramaturgia como por su virtualidad es-cénica, que las modernas técnicas de laescenografía y de la luz eran capaces deexpresar en toda su amplitud” (25). Eneste ámbito, la celebración del tricen-tenario de Lope de Vega en 1935 mar-có un momento importante en el pro-ceso de renovación del arte dramáticoeuropeo y español.

Sastre y Lizarraga también se de-tienen a estudiar la experiencia deGarcía Lorca con el grupo La Barraca,que fue sin duda fundamental para suformación como hombre de teatro. Nosolo cumplió la labor de adaptador, sinoque participó del hecho teatral en su in-tegridad: como director, escenógrafo,compositor y coreógrafo. El contextosocial de la República fue propiciopara este conjunto de estudiantes com-prometidos con la realidad cultural de

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su país, y les permitió ser parte, en pa-labras del poeta, de esta “idea de granpolítica nacional: educar al pueblo po-niendo a su alcance el teatro clásico yel moderno y el viejo” (30). Esta expe-riencia marcaría sin duda el estilo deLorca como adaptador.

García Lorca era contrario a la ideade refundir los textos clásicos a la horade la representación, pues ello signifi-caba necesariamente una desfigura-ción del sentido y grandeza de la obra:“No he refundido, sino que he corta-do, lo que es muy distinto. Las obrasmaestras no pueden refundirse” (50). Elcriterio de Lorca consistía en la sim-plificación y estilización del texto, res-petando siempre el espíritu de la pie-za y el planteamiento dramático del au-tor. Así, no era admisible la modifica-ción del texto, sino más bien la expur-gación de ciertos versos que resultasenoscuros para el espectador actual, comolas referencias a costumbres propias delsiglo XVI, además de aquellos episodiosque dilataran excesivamente la acción:“puntos negros o muertos en los que laatención del espectador vacila” (38).

Los editores resumen el criterio deLorca como adaptador en tres pilaresfundamentales: “el respeto al espíritu delautor, el juego escénico y el tono de lainterpretación”. En suma, uno de los re-cursos fundamentales de Lorca como di-rector era el aspecto plástico de la obra:escenografía, ritmo, tono, música.

La representación de La dama boba

de Lope de Vega planteó un verdade-ro desafío para García Lorca comoadaptador y director. Esta vez no trabajócon el grupo La Barraca ni para el pú-blico ingenuo de los pueblos de Espa-ña. Lorca se enfrentaba ahora a un pú-blico selecto, que pagaba la taquilla,dueño del éxito o fracaso del espectá-culo. Trabajó con el grupo de la actrizEva Franco, una compañía de teatroprofesional en Buenos Aires, y por lotanto con esta representación se juga-ba buena parte de su prestigio como es-critor y hombre de teatro fuera de Es-paña. Hay que decir también que Ladama boba, lejos de reposar en el olvi-do, ha sido una de las piezas más re-presentadas del repertorio clásico es-pañol. Se trataba, de esta manera, de unaobra familiar para el público culto.

La crítica bonaerense evaluó muypositivamente la representación de laobra. Uno de los aspectos que más va-loraron los críticos, además de la esce-nografía, fue el ritmo del montaje.Este era uno de los recursos que mejormanejaba Lorca: hacer que los actoresdieran la entonación y el ritmo poéti-co que el texto exigía. La obra tuvo ungran éxito de público, lo que le confir-mó al poeta que estaba en la senda co-rrecta respecto a la renovación del te-atro español e iberoamericano, como seencargaría de afirmar él mismo en unaentrevista: “En Buenos Aires la reno-vación ya se ha iniciado” (56).

En el apartado número cuatro del

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estudio preliminar, “El año de Lope(1935)”, los editores contextualizan larelación de García Lorca con el teatrode Lope de Vega, tomando en cuentael centenario del Fénix y el ambientepropicio a la celebración y difusión desu obra. Los editores reproducen bue-na parte del discurso que Lorca hicie-ra en el estreno de Peribáñez, donde ex-pone al público sus protestas ante el ol-vido en que han caído las piezas teatralesdel Siglo de Oro y la falta de identifi-cación entre los ciudadanos y los autoresclásicos: “el palpitante tesoro de un ver-dadero teatro nacional, único en todoel mundo, permanece en la sombra es-perando siempre el día de su difu-sión...Con motivo del centenario deLope de Vega se comienzan a repre-sentar obras que son como verdaderosestrenos y que debían saber de memo-ria los niños de las escuelas públicas sinuestros mayores hubieran tenido y hu-bieran sabido darnos educación verda-dera” (62-63).

Finalmente, el estudio preeliminarse refiere a las peripecias de las dos ver-siones existentes de La dama boba: el tex-to autógrafo, recuperado y publicadorecién en 1918; y el que publicara elmismo Lope en 1617. Los editores sos-tienen que García Lorca adaptó esta úl-tima versión, que si bien es imperfec-ta, era la que seguramente tuvo más amano el poeta cuando quiso montar laobra en Buenos Aires. En todo caso,tanto para Lope como para García Lor-

ca, lo que prevalece es “la representa-ción sobre el estricto cuidado de la le-tra impresa”.

Las notas a pie de página serán degran utilidad para el estudioso de la obradramática de García Lorca: permitiránconfrontar el texto autógrafo de Lopede Vega y la versión publicada en1617, con la adaptación que hizo el po-eta granadino para la representación deLa dama boba en Buenos Aires.

Joaquín ZuletaUniversidad de Navarra

Andres-Suárez, Irene, y Ana Casas, eds.Juan José Millás. Madrid: Arco Libros /Universidad de Neuchâtel, 2009. 317pp. (ISBN: 978-84-7635-759-0)

Juan José Millás es uno de los escrito-res más sobresalientes de la literatura es-pañola contemporánea. Además de sucolumna en un conocido diario, esautor de novelas como Dos mujeres enPraga o Laura y Julio. De un tiempo aesta parte, la obra de Millás es objetode una creciente atención y ello no hade extrañar, puesto que tanto su obra enprensa como la narrativa siempre nosacerca los aspectos más habituales,pero también los más feroces, de la re-alidad cotidiana. Con su obra, Millásbusca “desautomatizar” la mirada de sus

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lectores y ayudarles a combatir el “te-rrorismo de lo cotidiano” que nos cir-cunda a cada paso.

En este volumen dedicado a la obradel escritor y columnista Juan José Mi-llás se reproducen buena parte de lostrabajos que en diciembre del año2000 integraron el número 5 de la re-vista Cuadernos de Narrativa. Desde en-tonces han transcurrido algunos años ypor este motivo, las editoras han con-siderado oportuna la inclusión de tresartículos nuevos (a cargo de DavidRoas, Domingo Ródenas de Moya eIrene Andres-Suárez) que cubren lanueva producción del autor, al tiempoque se actualiza para el lector la bi-bliografía que en su momento elabo-raron algunos de los autores partici-pantes en el “Grand Séminaire deNeuchâtel”. Coloquio InternacionalJuan José Millás” en el año 2000.

Los estudios recogidos en este li-bro abordan desde múltiples perspec-tivas la escritura de Juan José Millás. Lateoría poética, los motivos literarios quevertebran su obra, sus relaciones con lofantástico o la naturaleza transgenéri-ca de muchos de sus textos son, entreotros, objeto de estudio por parte de losautores que participaron en el citado en-cuentro.

El texto con que se abre este librolleva la firma del propio escritor al quese dedican los trabajos que lo compo-nen. Se trata de una obertura excep-cional a través de la que el autor ofre-

ce muchas de las claves de su poética co-dificadas en sus propias experiencias vi-tales. Muy apropiadamente Millás titulasu escrito “Realidad e irrealidad”, ya queen él narra intuiciones, obsesiones ytambién supersticiones que más tardedarían forma y título a algunas de susnovelas: El desorden de tu nombre, El or-den alfabético o Tonto, muerto, bastardo einvisible. Pero sobre todo, el escritorcuenta en estas primeras veinte páginascómo comenzó a escribir con el firmepropósito de articular lo real con lo irre-al. Dice que fue entonces cuando des-cubrió que no hay mayor monstruosi-dad que la de la normalidad y de ahíparte su forma de entender la escritu-ra: una lucha constante contra la ten-dencia a la simetría, al espejismo.

Habitualmente se cree que un es-critor parte de una situación real des-de la que construye un mundo imagi-nario, sin embargo, en el caso de Mi-llás sucede justamente al contrario, taly como él confiesa. Desde que cayó enla cuenta de que las calles servían paraviajar por el interior de uno mismo ypor su propia historia, Millás vive atra-pado en una pesadilla en la que, dice,intenta abrir una grieta que le conduzcaa lo real y llama Literatura a esa grie-ta. A través de ella, el escritor trata deescapar, junto con todos los seresmonstruosos e irreales que pueblan suscuentos y novelas, de un mundo de ti-nieblas para hallar una salida a la rea-lidad, porque, según Millás, esto que

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nos sucede a diario, no puede ser real.Del mismo modo que este escritor

traza el camino inverso y va desde la fic-ción a la realidad o de irreal a lo real,el lector que se acerque a las páginas deeste libro se encontrará con la posibi-lidad de transitar por las obras aquí es-tudiadas sin la necesidad de tener unvasto conocimiento de las mismas.Ello se debe a dos motivos.

El primero es la excelente orde-nación que han realizado las editoras dellibro. En primer lugar figuran los tra-bajos dedicados a los aspectos genera-les y los motivos literarios que con másfrecuencia aparecen en la obra de JuanJosé Millás. En este primer grupo se en-cuadran los trabajos de José Carlos Mai-ner. En su artículo “El orden patriar-cal, el orden del mundo: motivos en laobra de Juan José Millás”, Mainer des-taca, entre otras ideas esenciales, la deque la dimensión metafísica y la histó-rica son dos caras de una misma mo-neda en la obra de Millás, así como laconvicción de este autor de que la li-teratura ha de explorar todo aquello quepreferimos desconocer. José AntonioMasoliver Ródenas, por su parte, ponede manifiesto un aspecto presente entoda la obra de Millás: el del lenguajecomo parte del proceso de transfor-mación de la realidad.

Esther Cuadrat Hernández se ocu-pa de la teoría poética de Millás, de suatracción por los aspectos teóricos deloficio literario. Esta autora considera

que tanto las novelas como los cuentosson paradigmas del modo metaficcio-nal, una exposición de los problemas dela escritura y del acto de novelar. Yvet-te Sánchez estudia en la narrativa deMillás la presencia del complejo temá-tico de la dualidad, del orden y el des-orden, de la simetría y de su carencia,porque para esta autora los textos deMillás constituyen una tupida red dedesdoblamientos.

Irene Zoe Alameda señala cómo apesar de la originalidad y el eclecticis-mo que se apodera de la obra de Millás,existe un fuerte componente de tradi-ción en su obra. Por este motivo, Ala-meda analiza las reminiscencias que seencuentran sobre la novela picaresca endos novelas: Letra muerta y Visión delahogado. Este bloque se cierra con el ar-tículo de Verónica Azcue en torno a laconfiguración del discurso literario enJuan José Millás como resultado de unproceso físico. La importancia nucle-ar que cobran, pues, las funciones y ór-ganos del cuerpo y cómo los síntomasy enfermedades articulan la narraciónen distintos niveles.

Los aspectos que atañen al siem-pre problemático estudio genérico enla obra millasiana se encuentran agru-pados en un segundo bloque. Aquí fi-gura un estudio dedicado a la casi des-conocida faceta del Millás poeta ela-borado por Carlota Casas Baró. La in-clusión en sus novelas de diferentes for-mas narrativas, como cartas, diarios e

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informes, se configura como uno de losrecursos más definitorios de la obra deJuan José Millás y es estudiada por Pi-lar Cabañas. Los trabajos de FernandoValls, Enrique Turpín y Ana Casascoinciden en explorar los trasvases ge-néricos entre textos de muy diferentenaturaleza que se operan en los textosdel escritor, mientras que David Roasdedica su atención a la omnipresenciade lo fantástico en la obra del autor.

Finalmente, en un tercer apartadose ubican los trabajos de Marco Kunzy Natalia Álvarez, quienes tratan sobrelos espacios literarios y sus usos meta-fóricos. El volumen se cierra con un es-tudio de David Ródenas de Moya sobrelas columnas del escritor, quizás la fa-ceta más conocida de su escritura, perotambién una de las más interesantes. Ensuma, las páginas de este libro ofrecenuna multiplicidad de trabajos, disparespero complementarios, que iluminanmuchas de las facetas de las que se com-pone la obra de este particular escritor.

El segundo de los dos motivos ci-tados es la claridad y precisión con quelos distintos autores han logrado dotara sus estudios. De esta forma, se lograun volumen tan rico en miradas y lec-turas sobre la obra de un mismo escri-tor como elocuente a la hora de seña-lar los nuevos caminos por los que pue-de discurrir el estudio de una obra tansingular como es la de Juan José Millás.

La idoneidad de la aparición deeste volumen resulta innegable, pues-

to que el interés en la obra del autor alque está dedicado no ha hecho más quecrecer en los últimos años por parte decríticos y lectores. Tanto los unoscomo los otros encontrarán en estas pá-ginas una miscelánea de artículos, queagrupados en la forma de este libro, vie-nen a ocupar un lugar fundamental enel ámbito de la reflexión literaria sobrela obra de Juan José Millás.

Alicia Nila Martínez DíazUniversidad Complutense de Madrid

Andres-Suárez, Irene, y Ana Casas, eds. Antonio Muñoz Molina. Madrid: ArcoLibros / Universidad de Neuchâtel, 2009.268 pp. (ISBN: 978-84-7635-758-3)

El presente volumen es una reediciónde las contribuciones presentadas al Co-loquio internacional dedicado a Anto-nio Muñoz Molina celebrado en la Uni-versidad de Neuchâtel los días 5 y 6 dejunio de 1997 y publicado inicialmen-te en el número 2 de la revista Cuader-nos de Narrativa (diciembre 1997), bajoel título Ética y estética de Antonio Mu-ñoz Molina y editado por Irene Andres-Suárez e Inés d’Ors. De cara a la nue-va publicación, se han actualizado al-gunas de las aportaciones y se han in-corporado dos artículos –los de JoséManuel Begines Hormigo y Jean-Pie-

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rre Castellani–, también publicadosanteriormente. Las editoras presentanasí doce artículos –más una enjundio-sa bibliografía final–, organizados entres bloques: aspectos generales de laobra de Muñoz Molina, articulismo yestudios de novelas concretas.

Abre el volumen el trabajo de Ire-ne Andres-Suárez, “Ética y estética deAntonio Muñoz Molina”, una atinadaaproximación a la poética del autor através de las reflexiones expuestas enconferencias, artículos y obras de fic-ción. La concepción de la literaturacomo vía de conocimiento, la interro-gación sobre la relación entre realidady ficción o consideraciones de caráctertécnico en torno a la escritura son al-gunos de los puntos examinados. Avan-za, además, una división de la obra delautor en tres etapas, que fija el co-mienzo de la segunda en El jinete pola-co y el de la tercera en Plenilunio. Laidentificación de este último periodo esalgo arriesgada a nuestro juicio, pues lanovela que la inicia aparece en el mis-mo año de escritura del artículo (1997).Aunque indudablemente El jinete pola-co marca un antes y un después en la tra-yectoria del autor y la tendencia refle-jada en la clasificación propuesta –deldeslumbramiento por los artificios dela ficción hacia la transparencia expre-siva y la vocación de realidad– resultaacertada.

En “Primera impresión (de El ji-nete polaco a Ventanas de Manhattan)”,

Santos Sanz Villanueva recoge diez desus reseñas publicadas en prensa entre1991 y 2004. En las palabras prelimi-nares, alaba la frescura de la crítica mi-litante frente al riesgo de hermetismode la académica; los textos que siguenson una espléndida demostración delvalor de esas observaciones surgidas alcalor de la novedad editorial cuando seejerce con agudeza interpretativa y ri-gor analítico. El catedrático ha decidi-do ampliar el texto inicial con las crí-ticas publicadas a partir de 1997, demodo que las obras reseñadas son El ji-nete polaco, Los misterios de Madrid, La re-alidad de la ficción, ¿Por qué no es útil laliteratura?, Nada del otro mundo, Eldueño del secreto, Ardor guerrero, Pleni-lunio, Carlota Fainberg, Sefarad, En au-sencia de Blanca y Ventanas de Manhat-tan. El crítico admira en el escritor sudominio del arte de contar historias, sushallazgos estilísticos, y su capacidad deobservación. Carlota Fainberg y Sefaradson las obras más elogiadas. En cual-quier caso, estas reseñas son un mag-nífico pórtico de entrada y una gozo-sa invitación a la obra del jiennense.

La exploración de la historia comovía de reflexión axiológica en la dia-léctica modernidad/posmodernidad esel tema escogido por Gonzalo Navajasen “La historia como paradigma in-trospectivo. El modelo ético de Anto-nio Muñoz Molina”. La elección de esteautor viene dada por que “su obra ilus-tra de manera extensa la bifurcación ac-

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tual, que alterna entre la interpretaciónde la ética como un espejismo o frene-sí metafísico (Lyotard, Lipovetski) y sureafirmación paradigmática (Haber-mas, Callinicos), ligada todavía a la vi-sión clásica de la realidad” (50-51). Me-diante el repaso de los rasgos heroicos(o no) de los protagonistas de Beatus Ille,Beltenebros, El jinete polaco o Plenilunioy de los finales de estas tres últimas no-velas, Navajas concluye que “la indefi-nición axiológica posmoderna se can-cela en Muñoz Molina” (65). Com-partimos más esta afirmación que el ma-tiz añadido a continuación, donde se-ñala que la obra de Muñoz Molina re-cupera “el impulso generalizante delproyecto moderno, pero no se identi-fica con él de modo abierto” (65).Siendo la reflexión planteada de sumointerés, queda la duda de si el receloante el dogmatismo y las ideologías ho-lísticas es un rasgo inevitablementeposmoderno o una apuesta por la luci-dez y la razón modernas.

José Carlos Mainer, en “AntonioMuñoz Molina o la posesión de la me-moria”, traza una sintética pero com-pleta introducción a la obra del autor.Tras una reflexión general sobre la no-vela española posterior a 1975, repasalas creaciones de Muñoz Molina, des-de sus primeras series de artículos enprensa hasta Los misterios de Madrid, pa-sando por Beatus Ille, El invierno en Lis-boa, Beltenebros, Las otras vidas y El jinetepolaco. Nos quedamos con dos suge-

rentes apuntes: el esbozo de una ana-logía entre “La casa de Asterión” deBorges y Beatus ille (74), y la fina con-sideración de que la “persecución y eldesvelamiento [son] las metáforas bá-sicas” de las novelas de Antonio MuñozMolina (70).

Las publicaciones más recientes delescritor son el objeto del artículo de JoséManuel Begines Hormigo, “La últimanovelística de Muñoz Molina: de Ple-nilunio a El viento de la Luna”. La divi-sión propuesta de la obra en dos etapasresulta confusa, pues primero se cita Ple-nilunio como la novela que abre el se-gundo periodo y unas líneas más aba-jo Ardor guerrero (84). También se for-mula una clasificación de las novelas es-tudiadas –Plenilunio y Sefarad; CarlotaFainberg y En ausencia de Blanca; y Ven-tanas de Manhattan y El viento de laLuna–, cuyo criterio temático no es deltodo satisfactorio.

Cierra esta primera parte del libroel estudio de Yvette Sánchez, “Recur-sos de suspense en las novelas de An-tonio Muñoz Molina”. Con apoyo enlas reflexiones del cineasta AlfredHitchcock y teóricos del género poli-cíaco, como José F. Colmeiro, repasa al-gunos mecanismos narrativos para cap-tar y sostener la atención expectante dellector principalmente en El invierno enLisboa y Los misterios de Madrid. Amodo de curiosidad, corroboramos suintuición de que el arranque de Belte-nebros le recuerda el inicio de The Be-

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ast Must Die, de Nicholas Blake: en unaentrevista, Antonio Muñoz Molina co-mentaba que Onetti le había señaladolo mismo en una ocasión (García, Luis,“Antonio Muñoz Molina”.<http://www.literaturas.com/anto-niommolina.htm>. Junio de 2002).

El segundo bloque del volumenestá dedicado a las colaboraciones pe-riodísticas del autor. Fernando Vallstraza un completo y bien documenta-do recorrido por la obra periodísticadel ubetense, entendida como una“veta principal de su creación” (146) yescuela de aprendizaje del oficio de es-critor. El estudio se centra en las seriesrecopiladas en volumen: El Robinson ur-bano (1984), Diario del Nautilus (1986),Las apariencias (1995), La huerta delEdén (1996) y Escrito en un instante(1997). Los análisis de las dos prime-ras son particularmente recomenda-bles, insuficientemente estudiadas porla crítica y examinadas aquí con im-pecable solvencia.

Las editoras han procurado cubrirel conjunto de la producción periodís-tica de Antonio Muñoz Molina recogidaen volumen con la incorporación de unestudio de Jean-Pierre Castellani sobrela serie La vida por delante, “Antonio Mu-ñoz Molina: entre literatura y perio-dismo: las columnas en El País Semanal(1998-2002)”, anteriormente publicadoen Literatura y periodismo: la prensa comoespacio creativo (ed. Salvador Montesa.Málaga: AEDILE, 2003. 77-92) y actua-

lizado ahora de cara a su reedición.Inicia el tercer bloque el excep-

cional trabajo de Geneviève Champe-au, “Comparación y analogía en BeatusIlle”. Partiendo de la abrumadora pre-sencia de la comparación en esta novelaEd. Salvador –hay más de quinientas in-troducidas por “como” y otras tres-cientas cincuenta por “como si” y susvariantes “como para” o “como + ge-rundio”, según señala la investigadora)–, Champeau estudia la importancia dela relación analógica en la obra y la con-secuente conformación de una poéticade lo incierto y lo inestable, que sólopuede aprehender el mundo mediantesucesivas y continuas aproximacionesdescriptivas. Asimismo, muestra que es-tas redes comparativas contribuyen a or-denar el relato mediante un sistema dealusión proléptica/repetición-variacio-nes, crean enigmas narrativos que re-fuerzan los diegéticos y, por su agru-pación en campos semánticos consis-tentes –destacan el mar y la represen-tación artística– adquieren un valor me-tafórico, autorreferencial e intertextual.

En “Anticipación y resonancia enEl jinete polaco” Marco Kunz define es-tos dos recursos narrativos y estudia supresencia y función en la cuarta nove-la del autor. Para ilustrar sus reflexio-nes, se apoya en el tratamiento del epi-sodio de la defensa de la lealtad repu-blicana del comandante Galaz. La se-gunda parte del artículo se centra en lostres leitmotiv de la novela –la figura del

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jinete, la emparedada y la biblia pro-testante–, incisiva y sugestivamentepresentados como símbolos del futu-ro, del pasado y del presente, respec-tivamente. Concluye Kunz que la an-ticipación y la resonancia no sólo sir-ven a la reproducción de los mecanis-mos de la memoria de Manuel, elprotagonista, sino que establecen unaanalogía entre los procesos de narra-ción y recepción, pues obligan al lec-tor a sostener una actividad mental pa-ralela a la de Manuel.

Sigue el trabajo de Georges Tyras,titulado “El dueño del secreto: la dualidadcomo secreto”. El estudio parte de la hi-pótesis de la dualidad como idea clavede la novela y rastrea concienzudamentesus diversas manifestaciones en lostres niveles de análisis del relato –die-gético, narrativo y enunciativo–. Noobstante, no debe pasarse por alto la ad-vertencia contra la tentación de estudiaral protagonista de esta novela desde laperspectiva autobiográfica, pues susvalores literarios la superan amplia-mente, en la medida en que encarna untipo literario, el del joven de provincias,según la definición de Lionel Trillingaquí recogida y que tan admirablementeretrata a muchos de los personajes delnarrador andaluz.

Antonio Lara se ocupa de Ardorguerrero, obra que considera novedosatanto en la narrativa española, por es-coger el servicio militar como tema cen-tral de una autobiografía, como en la

trayectoria del autor, que por primeravez cuenta un episodio de su vida sin re-currir a la ficción. No obstante, Larasostiene que la obra va más allá de lamera memoria militar porque parte dela situación extrema de la mili para ex-plorar experiencias y comportamientosque forman parte de la naturaleza hu-mana y rebasan por tanto el ámbito delcuartel. Finalmente, resulta del máximointerés la observación de Lara en tor-no al papel del sueño y de la memoriaasociativa como vías de irrupción de loimprevisto y lo improbable en el rela-to sin alterar el compromiso de fideli-dad a los hechos contraído por el autor.

Cierra el volumen una bibliogra-fía de 35 páginas, elaborada inicialmentepor Marco Kunz e Irene Andres-Suá-rez y actualizada por José Manuel Be-gines Hormigo. Se presenta conve-nientemente ordenada en obras de y so-bre Antonio Muñoz Molina. El primerapartado se subdivide en obras de fic-ción y de no ficción. El segundo apar-tado recoge entrevistas con el autor apa-recidas en prensa generalista y espe-cializada, monografías –30 entradas–, ar-tículos y capítulos de libros –casi 260 re-gistros–, críticas ordenadas por la obrareseñada y tesis doctorales. No es fácilelaborar y mantener una bibliografía ex-haustiva del autor. Su incesante dedi-cación a la publicación en prensa, su fa-ceta de prologuista y conferenciante yel sostenido interés académico en suobra conceden a esta tarea una dimen-

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sión titánica, por eso el ingente –y pro-vechoso– esfuerzo realizado sólo pue-de merecer el más sincero de los elogios,si bien podrían añadirse algunas entra-das más –excluyendo, claro está, las pos-teriores a 2007, límite razonable fijadopor los plazos de producción del libro–.Sólo resulta objetable la decisión de ex-cluir del listado de tesis doctoralesaquéllas de las que se tiene noticia de suposterior publicación en libro y figuranen el apartado de monografías. En laversión de 1997 se indicaba oportuna-mente la omisión bajo el epígrafe “Te-sis doctorales no publicadas”, y hubie-ra sido deseable mantenerlo en esta oca-sión, a fin de evitar la confusión, pueslleva a pensar que en España sólo se hadefendido una tesis sobre Antonio Mu-ñoz Molina, cuando se han leído, al me-nos, cinco más (Cobo Navajas, MªLourdes. Técnicas narrativas en la pro-ducción literaria de Antonio Muñoz Mo-lina. Universidad de Granada, 1994.Molero de la Iglesia, Alicia. Autobiografíay ficción en la novela española actual: Jor-ge Semprún, C. Barral, L. Goytisolo, En-riqueta Antolín y Antonio Muñoz Molina.UNED, 1998. Latorre Madrid, MiguelÁngel. Estudio de la narrativa de AntonioMuñoz Molina: Beatus Ille como metano-vela. Universidad de Málaga, 2000.Fraticelli, Bárbara. La imagen de la ciu-dad de Lisboa, entre lo real y lo imagina-rio. Universidad Complutense de Ma-drid, 2001. Y Aguilera García, Jaime. In-fluencia de la novela policiaca y del cine ne-

gro en la obra literaria de Muñoz Molina,Universidad de Málaga, 2004). Aunqueestos detalles no pueden oscurecer enmodo alguno la encomiable y casi in-abarcable labor realizada en esta bi-bliografía.

Esther Navío CastellanoUniversidad Complutense de Madrid

Arbona Abascal, GuadalupeEl acontecimiento como categoría delcuento contemporáneo: las historias deJosé Jiménez Lozano. Madrid: Arco Libros,2008. 428 pp. (ISBN: 978-84-7635-741-5)

La aportación al estudio del génerocuentístico que Guadalupe Arbonapropone con este monográfico es con-creta y novedosa: definir el “aconteci-miento” como categoría propia de untipo de cuento contemporáneo marca-do por su carácter de fragmento. Con-sidera que este factor es el que da la cla-ve de lectura de relatos significativos dela literatura reciente (recordemos queArbona ha estudiado y editado colec-ciones de cuentos de Antonio Prieto,Flannery O’Connor, Gabriel CampoVillegas y José Jiménez Lozano), y loexplica analizando en concreto el cor-pus de relatos de José Jiménez Lozano,La piel de los tomates.

El libro comienza con una prime-ra contextualización de la reflexión

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crítica sobre el cuento, especialmenteen lo que se refiere a las formas de re-novación del relato contemporáneo. Ar-bona las aborda de una manera pecu-liar, ya que le interesa aportar una “te-oría viva”, en la que la reflexión remi-ta de manera directa, se podría decir quecasi espontánea, a la vida. De ahí queno sólo quiera tener en cuenta las pa-labras de reconocidos estudiosos comoBaquero Goyanes, Walter Benjamin oFrank O’Connor, que ofrecen trabajossistemáticos y razonados, sino que le in-teresen mucho los escritos intuitivos yensayísticos de creadores como Flan-nery O’Connor o Edgar Allan Poe.También es lógico, desde esta pers-pectiva, que ya en este primer capítu-lo Arbona comience a hacer referenciasa la persona, la poética, y los cuentos deJosé Jiménez Lozano, como testimoniosconcretos en los que los datos recono-cidos de manera abstracta adquierencontornos materiales, definidos.

Es en este contexto donde presen-ta la autora su reflexión sobre el acon-tecimiento. Explica que descubrió la im-portancia de esta categoría leyendo aFlannery O’Connor, quien busca en suscuentos “ofrecer un acontecimientodesafiante”. La cuentista sureña se re-fiere al acontecimiento como un hecho“que condensa el significado del cuen-to y, como tal, aparece bajo una formavisible y misteriosa a la vez” (10). Arbonaprofundiza en la dimensión teórica deeste término a través de los estudios

epistemológicos de Luigi Giussani yconcluye definiendo el acontecimientoa través de cinco rasgos: es un hecho sig-nificativo que “sobresale por encima delos demás elementos, y que es central.Confiere el orden y el significado a to-dos los demás elementos”; “sucede enel marco de ficción de manera impre-vista”; “resulta paradójico porque se pre-senta como perceptible por los sentidos(…) pero no se agota en lo percibido,sino que esconde un elemento miste-rioso no aprehensible ni mesurablepor los sentidos”; es de “carácter com-plejo, aunque no pierde, de ninguna ma-nera, la unidad”, y por último, tiene un“carácter revelador” (64-66). Se trata deuna categoría que no sólo está presen-te en la génesis y la composición delcuento, sino que afecta al lector en surecepción: puede llegar a ser aconteci-miento también en quien lee. Al su-brayar la importancia de esta caracte-rística del cuento, Arbona incide en esacualidad de la literatura, en este caso delos relatos breves y fragmentarios, quepor su carácter de apertura revierte másdirectamente sobre la vida.

Desde estos presupuestos el libropasa a centrarse, ya de manera mono-gráfica, en José Jiménez Lozano. El se-gundo capítulo presenta la poética deeste autor, en la que destacan de manerasobresaliente algunos rasgos: su fuertearraigo en la realidad y la preferenciapor ambientes rurales, en estrechocontacto con la naturaleza y con las gen-

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tes sencillas; su atención a los inocen-tes ultrajados; el cuento como voz deaquellos que han sido silenciados; latransparencia de las palabras, que nobuscan en ningún caso llamar la aten-ción sobre sí mismas sino solamentenombrar. Todos estos aspectos lospone Arbona en relación con el carác-ter de acontecimiento de los cuentos delescritor abulense, quien a su vez defi-ne una y otra vez la literatura como “le-vantar vida con palabras”. El análisis de-muestra un conocimiento en profun-didad de los muchos escritos reflexivosde Jiménez Lozano: diarios, ensayos, ar-tículos académicos, periodísticos, etc.,así como de los escritores a los que esteautor ha prestado especial atención, demanera que a lo largo del estudio po-demos percibir cómo sus lecturas hanido influyendo en la escritura de sus li-bros críticos y de creación. Tambiénaportan una contribución singular lasnumerosas conversaciones que, de pa-labra o por escrito, Guadalupe Arbonaha podido mantener con Jiménez Lo-zano, quien en muchas ocasiones da suopinión sobre aspectos que a la estu-diosa le interesan de manera particular.

El tercer capítulo, descriptivo, re-corre el imaginario de Jiménez Loza-no a través de sus diversas coleccionesde cuentos, desde El santo de mayo(1976) hasta La piel de los tomates (2007).Arbona muestra los rasgos que, en suopinión, vertebran cada una de las pu-blicaciones. Aparecen así la tristeza, la

revelación, el escritor, las figuras fe-meninas, y otros elementos recurren-tes en la temática del autor analizado.A la última de las colecciones, editadapor la propia Arbona en 2007, dedicaun estudio detallado en el último capí-tulo. Explica en él que el tema princi-pal de este último libro es la vida, a laque se acerca preferentemente desdedos perspectivas temáticas: “la repre-sentación de la vida frágil y escondidaaconteciendo, y la paradoja vida/muer-te” (197). En estos cuentos, el aconte-cimiento se produce cuando se descu-bre la barbarie que significa despreciaro humillar una vida aparentementeinsignificante, o cuando se admira esavida en su misma enigmática sencillez.Se trata de una epifanía misteriosaque apela al lector.

Así se va manifestando en el análi-sis detallado que Arbona hace de loscuentos de La piel de los tomates. Utili-za para estructurarlo un eje temporal, elproceso desde la historia a la profecía,un movimiento que se puede percibir enel conjunto del libro y de algún modotambién en cada cuento en particular.Estudia de manera conjunta los relatosque hablan de personajes históricospasados, los que se sitúan en un presentefragmentado y abierto, y aquellos quetienen un carácter profético o de “me-moria futurorum” como prefiere decir.En algunas ocasiones el capítulo pare-ce alargarse innecesariamente, ya quemuchas de las ideas que aquí se hacen

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vida en los cuentos han sido descritaspormenorizadamente en capítulos an-teriores. Lo mismo sucede con algunasdigresiones, valiosas y ricas para en-tender los cuentos pero que acaban re-cargando el texto (como la explicaciónsobre la simbología de los animales, quequizá hubiera tenido mejor cabida en eltercer capítulo). De todos modos, se tra-ta de una prolijidad estimable, ya que laspersonas interesadas en el análisis de uncuento concreto encontrarán ahí todoslos elementos necesarios para acercar-se a él desde una perspectiva informa-da y adecuada.

Por último, es necesario mencio-nar la exhaustiva y actualizada biblio-grafía de las obras de Jiménez Lozano(incluidas sus colaboraciones en ABC yel Centro Virtual Cervantes) y la bi-bliografía general, que recoge los es-tudios más interesantes de la crítica delcuento contemporáneo.

Rosa Fernández UrtasunUniversidad de Navarra

Arellano, Ignacio, ed. Poesía del Siglo de Oro: antología. Colección El caldero de oro, 2. Madrid:Editex, 2009. 258 pp. (ISBN: 978-84-9771-210-1)

El volumen que aquí reseñamos es el se-gundo de la recién nacida colección “Elcaldero de oro”, desarrollada por la Edi-

torial Editex y GRISO (Grupo de In-vestigación Siglo de Oro) de la Uni-versidad de Navarra. Tras la publicacióndel primer volumen, una cuidada edi-ción de El caballero de Olmedo de Lopede Vega, el profesor Ignacio Arellano,director de GRISO, nos presenta ahorauna antología sobre la poesía españo-la aurisecular, universo literario siem-pre sugeridor y fuente inagotable de re-flexiones.

El trabajo se estructura en tres par-tes: “Introducción”, “Antología” y “Ac-tividades”. En la primera, el editoranaliza el género de la poesía barroca ensu contexto histórico y cultural, subra-yando cómo la crisis socio-política de laEspaña del siglo XVII se refleja en las ma-nifestaciones literarias de la época. Sepone de relieve que la corrupción delgobierno durante el reinado de FelipeIII, así como los fracasados intentos derehabilitación en la época de Felipe IV,no permiten que el país se arrime a lamoderna Europa central. Por otrolado, se hace referencia a unos impor-tantes hechos históricos, tal como la ex-pulsión de los moriscos en 1609, la Gue-rra de los Treinta años y la Paz de Wes-tfalia, que contribuyen a dejar a Espa-ña a un lado respecto a los demás paí-ses vecinos. A raíz de estos fenómenos,en el hombre del siglo XVII se va ha-ciendo patente un sentimiento de des-confianza y de crisis que, en el univer-so literario, se manifiesta en el conoci-do concepto del desengaño, conectado

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a los frecuentes motivos de la fugacidadde la vida, el transcurrir del tiempo, elubi sunt?, la muerte, la valoración de lariqueza espiritual y el desprecio de losbienes materiales frente a la exhaltacióndel lujo y los placeres terrenos. Este con-traste resulta ser un punto fundamen-tal porque, como hilo conductor de sutrabajo, el profesor Ignacio Arellanopropone considerar la conflictividadcomo rasgo distintivo, no sólo del gé-nero sino de la época toda. En términosliterarios, esto se concreta en la coexis-tencia de fórmulas y registros diferen-tes: el poema filosófico, religioso o he-roico se alternan con la poesía amoro-sa, erótica, burlesca y con la sátira so-cio-política. Por consiguiente, el estiloy el lenguaje utilizados serán asimismovariados: cultismos y neologismos co-existen con argot, recursos populares ytecnicismos: “En esta integración de lavariedad puede verse, quizá, la nota dis-tintiva de la poesía barroca” (8).

A continuación, valorando la im-portancia de las academias y del me-cenazgo, el estudio esboza con claridady sencillez las características funda-mentales de la poesía del siglo XVII, so-bresaliendo entre éstas el artificio, lametáfora y los demás recursos retóri-cos, la voluntad de causar impresión ysorpresa en el receptor.

Antes de pasar a abordar las figu-ras más relevantes del género, en estaparte se propone la clasificación gene-ralmente aceptada por lo que se refie-

re a la nómina de poetas: según el cri-terio geográfico, según la división en-tre poesía llana y poesía culterana y se-gún el criterio generacional. Siguenunos apartados en los que se da un es-bozo de los tres grandes poetas Luis deGóngora, Lope de Vega y Francisco deQuevedo. De ellos se traza un sintéti-co y muy claro panorama biográfico yliterario, que explicando los rasgos es-pecíficos de la poesía de cada uno, pasaen revista las varias obras escritas por lospoetas. Al mismo tiempo, se pone en re-lación a los tres ingenios subrayando lassemejanzas y diversidades que tanta in-amistad y polémicas causaron en la épo-ca. Resulta interesante observar cómo,una vez más, el profesor Arellano de-muestra que la coexistencia entre di-versas modalidades literarias es peculiarde la época, manifiestándose incluso enun mismo autor, tal como en el caso deQuevedo, autor de poemas de amor yal mismo tiempo de poesía satírica queataca y degrada a la mujer. En esta óp-tica, se afirma que la misoginia queve-diana, a veces interpretada como rasgotípico del poeta, es una modalidad másdel género satírico como tal.

Como conclusión de esta primerasección, se nos presentan unas fichas delos otros poetas seleccionados en la an-tología, a saber, Luis Carrillo y Soto-mayor, el Conde de Villamediana,Francisco de Rioja, Rodrigo Caro y An-drés Fernández de Andrada. Una con-cisa bibliografía al final de esta parte del

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volumen da cuenta de las ediciones uti-lizadas y de los estudios principales in-herentes a la poesía aurisecular y a losautores tratados.

La segunda parte del libro com-pendia una selección de poemas de dis-tinta clase y pertenecientes a distintosperiodos, logrando representar el mun-do poético global de cada autor. DeLuis de Góngora se editan letrillas, so-netos, romances, la Fábula de Píramo yTisbe, las primeras treinta y cinco oc-tavas de la Fábula de Polifemo y Galateay parte de la Soledad Primera. De Lopede Vega podemos apreciar sonetos,romances y otras composiciones, entrelos cuales encontramos el Arte Nuevo dehacer comedias en este tiempo, que nos re-cuerda la importancia del “Fénix de losingenios” no sólo para la poesía, sinotambién para el género teatral. La sec-ción dedicada a Quevedo compendiatres grupos de poemas: éticos, moralesy religiosos, amorosos y finalmente sa-tíricos y burlescos. Para completar laantología, se incluyen unos poemas delos cinco autores mencionados arriba.

Tal como advierte el editor, en estetrabajo se han utilizado las edicionesmás fiables, interviniendo en la grafíay en la puntuación con objetivo mo-dernizador, para que un lector moder-no pueda abordar con más facilidad lalectura de estos textos, a veces de difí-cil comprensión. Por otro lado, la edi-ción presenta un valioso aparato de no-tas explicativas a pie de página, que no

sólo pretende aclarar el aspecto léxico,es decir, palabras antiguas, cultismos,tecnicismos y referencias históricas omitológicas, sino que también explicapasajes y frases en las que la sintaxis ba-rroca, larga y compleja, impide al lec-tor de hoy una clara interpretación.

La tercera parte del volumen es unamplio apéndice que ofrece a alumnosy profesores interesantes actividades. Enun primer apartado, encontramos va-rias propuestas de trabajos, individua-les o de grupo para la expresión oral yescrita, relacionados con los temas y elestilo de los poemas. Por otro lado, seproponen trabajos “interdisciplinares”relacionados con otros saberes como lahistoria, la antropología, el arte y la mú-sica de la época. Novedosas y atracti-vas resultan las sugerencias para refle-xionar sobre la época aurisecular en re-lación a la nuestra, por ejemplo en lapropuesta de comparar las fuentes de lacomicidad en la época barroca y en laactual o las supersticiones del Siglo deOro con las del hombre de hoy.

Finalmente, en este apartado del li-bro cabe llamar la atención sobre otrorecurso muy actual, la incorporación deun listado de las principales páginas webdonde se pueden encontrar materialesde consulta para enfrentarse a las acti-vidades o profundizar los argumentospropuestos. Cierra el volumen unejemplo de comentario de texto queanaliza un poema de Quevedo.

El proyecto de la colección “El

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caldero de oro”, de la que esta antolo-gía sobre la poesía española del Siglode Oro forma parte, se dirige en prin-cipio a los alumnos y al profesorado deSecundaria y Bachillerato. En efecto,la claridad y sencillez de la introduc-ción, así como la manera sintética conla que se presentan los rasgos esencia-les del género en cuestión, brindan aquien busque un primer acercamien-to a la poesía barroca una valiosa ayu-da. Sin embargo, el trabajo puedetambién constituir una herramienta útilpara investigadores especializados, yaque los poemas editados son de granenvergadura en el panorama de la po-esía barroca, y sobre todo teniendo encuenta que la óptica es, lo repetimos,la de dar cuenta del fenómeno en su to-talidad. En fin, este cuidado volumenes, sin duda alguna, altamente valora-ble, dado que nos brinda una visión ge-neral y completa de la poesía españo-la del Barroco, teniendo en cuenta susrelaciones con el contexto histórico, so-cial y cultural de una época “contra-dictoria” de la que la literatura sehace espejo.

Carola SbrizioloUniversidad de Palermo. Italia

Barnés Vázquez, Antonio“Yo he leído en Virgilio”: la tradición clási-ca en el “Quijote”. Prólogo de Jean Cana-

vaggio. Vigo: Academia del Hispanismo,2009. 292 pp. (ISBN: 978-84-96915-47-3)

Este libro, revisión definitiva de la te-sis doctoral defendida por Barnés Váz-quez en la Universidad de Granada en2008, demuestra sin duda alguna la jus-ticia de haber merecido entonces la má-xima calificación y poco después el pres-tigioso III Premio Internacional de In-vestigación Científica y Crítica “Miguelde Cervantes”.

Barnés, que es Licenciado en Fi-lología Clásica, hace gala de sus sólidosconocimientos literarios para explorarcon acierto y rigor una parcela poco co-nocida en el Quijote, como es la recep-ción, influencia y uso de la tradición clá-sica grecolatina en la magna obra cer-vantina que, como demuestra el autor,no sólo se nutre de las novelas de ca-ballerías. Nadie discutía que Cervantestuviese conocimiento de autores yobras clásicas, pero era preciso un re-gistro, análisis y estudio exhaustivo desu empleo y funciones.

Precede al texto un prólogo del re-conocido cervantista Jean Canavaggio,quien señala los aspectos clave que fun-damentan el estudio de Barnés Váz-quez: el enfoque sincrónico, que con-cede especial relevancia al estudio al di-ferenciarlo de las perspectivas adopta-das por Lida de Malkiel, Marasso,Menéndez Pelayo y otros en su acer-camiento a las letras grecolatinas enCervantes; y la recopilación de testi-

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monios unida a la exégesis de la orien-tación del autor ante esta materia,marcada por la actitud satírica y joco-sa ante la erudición libresca (15-16).

Según aclara el propio autor, par-te del estudio del conocido aristotelis-mo en la teoría literaria de Cervantes,la relación entre la crítica de los hu-manistas a los libros de caballerías y elQuijote, el tono satírico de la novela yel gran influjo de Virgilio en la prime-ra novela moderna (17-18).

En el primer capítulo, “Un inge-nio cultivado” (23-39), estudia demodo sintético la formación y la cul-tura grecolatina de Cervantes, repa-sando sus posibles estudios para acabarcon la imagen de “ingenio lego” del no-velista. Sistematiza los estudios dia-crónicos en una base de datos, obte-niendo más de un millar de referenciasal mundo grecolatino en el Quijote (po-esía, teatro, historia, etc.), distribu-yéndolas según autor, referencia ex-plícita o implícita (sin olvidar otras alu-siones a cuestiones de teoría literaria ymitología) en tres cuadros para mayorclaridad. Recalca que tanto la Galateacomo el Persiles, primera y última obrade Cervantes, pertenecen a géneros deraigambre clásica que el escritor co-nocía y, si bien su actitud hacia la cul-tura clásica es irónica en el Quijote, setrata de una particularidad de tal obray no de una constante.

El capítulo II, “La preceptiva clá-sica, motor del Quijote” (41-56) está de-

dicado al gran influjo de la preceptivaclásica en general y al aristotelismo enparticular, aliento indiscutible de lanarrativa cervantina y factor decisivo enla concepción y génesis de la novela. Sureflejo en los conceptos de verosimili-tud, mímesis y verdad de la poesía enoposición a la verdad de la historia cons-tituyen, según Barnés Vázquez, no sólouna cuestión sobre la que disertar, sino“un objetivo buscado y logrado en su fic-ción literaria” (47). Gracias al equilibrioclásico de la ironía cervantina, logra de-purar el género caballeresco (48).

El estudio de los prólogos y los ver-sos preliminares se realiza en el tercercapítulo, “Un alegato contra la pedan-tería” (57-68). En ellos se halla unacompilación de citas clásicas, a la parque se explicita la voz del autor. En elprimero se ofrece un posible reperto-rio de citas y referencias que le librende las acusaciones de ignorancia (57),pero se revelan inexactas y se inter-pretan irónicamente. El autor subrayael principio de la verosimilitud como pi-lar fundamental del Quijote, descartandola búsqueda de autoridades clásicaspara las novelas de caballerías, géneroinexistente en la Antigüedad. Dentro delos ejemplos grecolatinos se aprecia unadistribución binaria y armónica deambas culturas, especialmente en el casode los autores Homero y Virgilio y delos personajes César y Alejandro. Si losversos preliminares son piezas emi-nentemente humorísticas, el segundo

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prólogo es de carácter más serio ymenos festivo que el primero, ya queCervantes responde a las acusaciones deAvellaneda.

Las “Cinco versiones del huma-nismo” (69-97) surgen de la caracteri-zación de los personajes: don Lorenzoofrece una versión juvenil o exaltada, ensu devoción a los clásicos y su despre-cio del romance; su padre, don Diegode Miranda, encarna la visión burgue-sa poco comprometida con la vida. Larespuesta de don Quijote a estos per-sonajes se erige como “la carta magnadel humanismo del Quijote” (72), don-de muestra una equilibrada armonía en-tre el conocimiento de la literatura clá-sica y el aprecio de las letras romances.El primo de Basilio es la representaciónde la pedantería tan poco grata a Cer-vantes, que halla respuesta en el des-contento de los personajes con susdiscursos. Por último, los eclesiásticosSansón Carrasco y el cura representanla versión “discreta”, orientada hacia lapropia literatura.

La caracterización de don Quijo-te es el objeto de estudio de los capítulosV y VI. En el primero, “Un Cicerón enla elocuencia” (99-121), aborda su afándocente (superior ante personajes de es-casa formación) y el hecho de que suformación clásica le permite conservarla razón pese a sus lecturas caballeres-cas (114). Así, el oxímoron del “lococuerdo” que sorprende a los persona-jes especialmente en la Segunda Parte

es aclarado por Barnés Vázquez. En“Un caballero andante humanista”(123-75) analiza la mímesis quijotescade héroes caballerescos y de persona-jes históricos y literarios del ámbito gre-corromano (sobre todo Alejandro y Ju-lio César), que guían su conducta en eldesarrollo de la novela, además del usodel mito utópico de la Edad de Oro yla idealización platónica de Dulcinea.

A su vez, el escudero Sancho esconsiderado en el capítulo VII, “Cogi-do le tengo” (177-200): es un personajeanalfabeto, pero posee toda la sabidu-ría popular concentrada en el refrane-ro y lo enseñado por los eclesiásticos,amén de aprender de los discursos y he-chos de su amo. La creciente discreciónde Sancho corre pareja a su aprendizajey asimilación de conceptos grecolatinos(183) que no oculta haber oído deotros y su uso posterior y distorsiona-do de dichas referencias clásicas sonfuente de comicidad.

El estudio narratológico aparece en“Las voces del narrador” (201-21) por-que Cervantes, en aras de la verosimi-litud, orquesta toda una compleja e in-novadora serie de voces narrativas:Cide Hamete, los cronistas de la Man-cha y los narradores de las historias in-tercaladas. Así, se otorga una mayor cre-dibilidad a la historia relatada. El na-rrador principal es el sabio arábigo, quese mueve en el mundo clásico, en opi-nión de Barnés Vázquez, con soltura ycon una intención constante de trans-

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gresión (204). El uso de lo clásico en elQuijote se produce tanto en sentido rec-to como oblicuo (201) sirviendo, entreotras funciones, para subrayar paródi-camente las equivocaciones de per-cepción del caballero andante.

Los “Escenarios” (225-54) o rela-tos intercalados del Quijote puedendistribuirse según cuatro tipologías di-ferenciadas, donde don Quijote y San-cho participarán de modo distinto ydonde Cervantes hará un uso libre enla estela de la variatio de los mitos clá-sicos (21): los amorosos (las historias deCardenio, Dorotea, don Fernando yLuscinda; de El curioso impertinente; dedon Luis y doña Clara; de Basilio yQuiteria) presentan el contrapuntoreal al amor ideal de don Quijote y enla evocación de diversos mitos (Píramoy Tisbe, Dánae, Palinuro, los ejemplosde Lucrecia, Penélope y Porcia) se en-fatiza el feliz desenlace; en los bucóli-cos (Marcela y Grisóstomo; Leandra)se muestra cómo la literatura puedetransformarse en vida; los marginalesestán constituidos por personajes ex-traños a la norma de la sociedad (el cau-tivo, el morisco y los bandoleros) don-de se integra perfectamente don Qui-jote al ser uno de ellos; el más impor-tante es el escenario sarcástico que sesitúa en el palacio de los Duques, sub-trama donde el caballero resulta heri-do y desconcertado en las burlas que su-fre y donde las referencias grecolatinasse intensifican (238).

En la conclusión (255-60), BarnésVázquez afirma que las referenciasgrecorromanas no son producto de laerudición o la pedantería como se des-prende de la lectura de la obra, sino quese insertan con naturalidad en los dis-cursos de personajes y narrador, mos-trando la asimilación cervantina de talherencia. Asimismo, estas citas y alu-siones pueden emplearse de modo rec-to o común y oblicuo o sarcástico, perosin burlarse de los personajes e imáge-nes clásicas, sino situándolas al serviciodel propósito humorístico del Quijote.Y a su vez, la erudición clásica de donQuijote influye en su alternancia entrecordura y locura, a la vez que contri-buyen a enriquecer su figura, al igualque afianzan la caracterización del res-to de personajes. Demuestra, en suma,cómo la selección de autores por par-te de Cervantes nunca es arbitraria ycómo consigue aunar armónicamentela tradición y la innovación, en la este-la de la imitatio más lograda.

La amplitud de conocimientos y elsolvente uso de la abundante biblio-grafía de referencia en el estudio (lo cualno es tan sencillo en el campo cervan-tista), unidos al estilo claro y ameno em-pleado en él hacen de “Yo he leído en Vir-gilio”: la tradición clásica en el “Quijote”un libro de interés tanto para especia-listas como aficionados y amantes delQuijote. La metodología que presentaBarnés Vázquez es aplicable, comobien advierte Canavaggio, al resto de la

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producción de Cervantes, y asimismose presta al estudio de su herencia ita-liana en Cervantes; igualmente es apli-cable al análisis de las referencias bí-blicas insertas en la obra cervantina yútil para el acercamiento a las letras clá-sicas en la época aurisecular en gene-ral y a los autores áureos en particular.Dentro de los estudios cervantinos, tanrecorridos por la crítica, es una obra su-mamente original y valiosa, que debeconvertirse en referencia clásica y ne-cesaria para todos los estudios poste-riores de Cervantes.

Adrián J. SáezUniversidad de Navarra

Díez de Revenga Torres, PilarEstudios de Historia de la LenguaEspañola: desde la Edad Media a nuestrosdías. Murcia: Real Academia Alfonso X elSabio, 2008. 370 pp. (ISBN: 978-84-96308-65-7)

A finales del año 2008 apareció publi-cado el volumen Estudios de Historia dela Lengua Española: desde la Edad Mediaa nuestros días de Pilar Díez de Reven-ga Torres. En él, la autora compila unaserie de estudios, inéditos unos, ya im-presos otros, con los que muestra unavisión amplia y de conjunto sobre la his-toria del español en Murcia con el pa-rámetro temporal que se indica en el tí-

tulo. Se convierte este, por tanto, enuna importante publicación por elcampo de estudio y por ser la primerade estas características que ve la luz enel contexto bibliográfico del hispanis-mo. Pero esa importancia, a mi pare-cer, radica en dos hechos principal-mente. El primero se debe a que seofrece el estudio de la historia denuestra lengua sobre un territorio ol-vidado u obviado, muchas veces, enobras generales. El segundo emana dela manera real y realista de abordar lahistoria de la lengua al acudir y anali-zar la autora los testimonios escritos, re-ferentes a ese enclave geográfico, de lanaturaleza más diversa: desde los do-cumentos notariales hasta los textos li-terarios, pasando por las obras de gra-máticos y científicos. Un amplio aba-nico que nos introduce en el caminoque deben seguir este tipo de estudioscon el fin de que la Historia de la Len-gua no adquiera una visión elitista y de-formada, pues, sin lugar a dudas, aque-lla está basada en el texto escrito y parael filólogo, no haría falta recordarlo,textos escritos hay muchos y de muy va-riada temática y naturaleza.

Con respecto al primer hechoque remarcaba, podría llevar a pensaral lector no especializado que se trata,en consecuencia, de un estudio de ca-rácter regional al manejar documentosy textos escritos por individuos de eseenclave geográfico. Sin embargo, y re-cordando la idea del castellano como

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complejo dialectal de García de Die-go, el antiguo reino de Murcia estabaintegrado en la Corona de Castilla sinque existiera en consecuencia otra di-visión territorial hasta el siglo XIX, aun-que existiera un precedente en tiemposde Felipe v. De ello se deduce que laevolución de la lengua no continuóunas directrices únicas en el dominiocastellano donde las más diversas cir-cunstancias históricas, condiciones ge-ográficas o contacto de lenguas forja-ron a cada zona de ciertas peculiari-dades lingüísticas que, en la actualidad,permiten diferenciarlas al margen deun nivel culto de la lengua. La com-plejidad de todas ellas y su estudio enprofundidad permitirán al filólogoconocer con mayor exactitud los ca-minos seguidos por el castellano me-dieval hasta convertirse en el españolmoderno. En definitiva, queda fuera detoda duda que éste no es un estudio re-gional, pues si esa fuera nuestra opi-nión, del mismo modo tendríamos quejuzgar los trabajos sobre documenta-ción y textos de Palencia o Toledo, porponer un ejemplo.

El volumen que nos presenta Díezde Revenga se divide en diferentes apar-tados acordes con los diferentes pe-riodos históricos. La introducción estácompuesta por dos trabajos indispen-sables para la investigación diacrónicade la lengua puesto que se refieren am-bos al tipo de documentación válidapara los estudios lingüísticos. Cen-

trándose en la Edad Media, la docu-mentación que nos ha llegado lo ha he-cho a través de originales o copias. Es-tas últimas, coetáneas o posteriores enel tiempo, ofrecen poca fiabilidad parael historiador de la lengua, tal como hademostrado y comprobado la autora.Por tanto, estos trabajos iniciales cons-tituyen una aportación metodológicaque todo filólogo debería conocer a lahora de acercarse al pasado de la len-gua para no caer en una percepción lin-güística errónea. Aunque si no se dis-pone de otro tipo de soporte para lle-var a cabo el estudio de un periodo yenclave concreto, esta circunstancia de-ber ser conocida en la descripción delcorpus, tal como afirma Díez de Re-venga: “No somos ni los primeros ni losúnicos que consideramos que se ha deacudir, siempre que sea posible, a lostextos que se conservan en su soporteoriginal. No todos los documentosson válidos para cada uno de los estu-dios que se pueden realizar; por ello sedebe describir detalladamente el cor-pus y, si las características… nos obli-gan a servirnos de copias, es nuestra res-ponsabilidad advertir de esos porme-nores al futuro lector” (36).

En el apartado dedicado a la EdadMedia, recoge nueve trabajos de graninterés para conocer la evolución delcastellano en este periodo y en un te-rritorio que aglutina unas peculiarida-des lingüísticas concretas. El primerode ellos se refiere a la toponimia, cuyo

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estudio no resulta fácil pues “al nom-brar un lugar intervienen una serie defactores que pueden caer en el olvidocon el paso del tiempo o con los cam-bios de pobladores y, consecuente-mente, con el cambio de lengua” (43-44), tal como se ejemplifica en el anti-guo reino de Murcia, donde la sucesióny convivencia de pueblos corrobora quela toponimia actúa de reflejo de su in-fluencia, sometida a procesos de re-nombramiento que oscurecen su origencuando intervienen lenguas de familiastan diferentes como el árabe, el caste-llano o el catalán, sin hablar del sustratoprerromano, lo que confirma que esmás correcto referirse a estratos que aisoglosas. Tras ello, se centra en la len-gua del Fuero Juzgo, a partir del códi-ce conservado en el Archivo Municipalde Murcia y datado en el siglo XIII. Suexhaustivo análisis lleva a la autora aafirmar que el copista era castellanoaunque tenía ante sí un manuscrito le-onés o de influencia leonesa, comomuestra de la complejidad dialectal delcastellano junto a la problemática queplantean los documentos copiados.

A continuación siguen una serie deartículos que describen un amplio ejetemporal (siglos XIII al XV) con el fin deconocer el estado y la caracterizacióngráfica de la lengua castellana. El tex-to escrito se convierte en este caso enun valioso testimonio para aproximar-nos al devenir lingüístico, de hecho, através de él se nos muestra cómo las re-

poblaciones acaecidas durante el sigloXIII dieron lugar a una etapa de bilin-güismo castellano-catalán que se trans-formaría en monolingüismo en perio-dos posteriores, aunque las tradicionesgráficas representativas de sistemasgráfico-lingüísticos distintos conti-nuarían entremezclándose. De aquelprimer momento nos llega el testimo-nio de un seseo de origen catalán en fe-chas tempranas (recordemos que la au-tora comienza su andadura en el sigloXIII) que sirve para adelantar la dataciónde este fenómeno. Podemos afirmarque estamos, por tanto, ante un traba-jo imprescindible para conocer la evo-lución de sibilantes en los territorioscon conformaban durante la EdadMedia la Corona de Castilla. La exis-tencia de voces con grafías seseantestambién se registra en el siglo XIV “unavez olvidadas la repoblación que se lle-vó a cabo en tiempos de Jaime I (sigloXIII) y la invasión de Jaime II (fines delsiglo XIII)” (104), sobre todo se advierteen censo y sus derivados, además de seresta una etapa de “intensidad lingüís-tica” pues los cambios políticos seacompañaban de un cambio de lenguay en poblaciones fronterizas con len-guas distintas se rastrean influencias enla correspondencia establecida entreellas, algo que se sucede hasta en el si-glo XV en los documentos castellanoscopiados de forma coetánea en Ori-huela. Finaliza el apartado referido a laEdad Media con un trabajo sobre léxico

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especializado, concerniente principal-mente a la elaboración de tejidos y otrosaspectos de la indumentaria. Para elloDíez de Revenga utiliza un texto me-dieval que narra unos sucesos aconte-cidos en un mercado y de él descubri-mos al final que es una lograda recre-ación y composición de la autora a par-tir de documentos medievales.

La lengua de los Siglos de Oroocupa el siguiente apartado. Díez deRevenga elabora tres trabajos, inéditos,que dan buena cuenta de la evoluciónde la lengua en ese periodo. Se sirvepara tal fin de las fuentes más diversas.Para el primero, referido a la lengua delos testamentos, utiliza como soporteeste tipo de textos de naturaleza jurí-dica y elaborados a partir de esquemaso estructuras, de las que Díez de Re-venga fue precursora de su estudio des-de una visión lingüística en el ámbitofilológico español, trayectoria esta quehan continuado numerosos investiga-dores. Tras conocer esas estructuras re-sulta sencillo aproximarse a la tradicióndiscursiva de ese documento y qué par-tes, en consecuencia, son arcaizantes ycuáles se prestan a la innovación. En“Los gramáticos y su percepción de loscambios en el Siglo de Oro” se centraen la evolución del sistema fonético-fonológico que dio lugar a la formacióndel español moderno, sobre todo en loreferente a los seis fonemas que cons-tituían los tres órdenes de sibilantes delcastellano medieval. No es necesario re-

cordar que estos no se dieron simultá-neamente ni en el espacio ni en el tiem-po, a la vez que los gramáticos que con-tinuaron la estela nebrisense se ocu-paron de describir en sus páginas la pro-nunciación de los sonidos del español.Nacidos en el marco geográfico mur-ciano son Cascales, Salazar y Dávila, re-presentantes de las tres normas conconfluyeron durante este periodo enMurcia: la castellana, la andaluza y lavalenciana. Díez de Revenga contras-ta, por tanto, las descripciones que fa-cilitaron estos de los fonemas y su usográfico en los documentos escritos deese lugar y esa época. A través de tra-bajos previos de esas características re-ferentes al siglo XVI, se advierte ciertacontradicción, ya que mientras aque-llos afirmaban que se mantenía la dis-tinción sorda/sonora los documentosmuestran lo contrario. Sin embargo, elhecho de que no haya estudios del XVII

sobre documentación murciana lleva aDíez de Revenga a ser prudente pues“será necesario el análisis lingüístico detextos del siglo XVII […] para que po-damos dilucidar si eran estos eruditosquienes tenían razón o si, por el con-trario, fue A. Alonso el que estaba enlo cierto. Si… la distinción se había per-dido en el siglo XVI, difícilmente se po-dría conservar en el XVII […]”.

El tercero de los estudios dedica-dos a los Siglos de Oro se refiere al Li-cenciado Cascales y sus Cartas Filoló-gicas. Además de resaltar la erudición

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del autor y la importancia del análisisde estas “cartas” desde una perspecti-va gramatical o lingüística, entre otras,nos muestra el gran interés que poseeel léxico que contiene esta obra y, trasrealizar una demostración, deja laspuertas abiertas a un estudio más ex-haustivo que proporcionará nuevosdatos acerca de este autor murciano delsiglo XVII de gran erudición, de nota-ble relieve en el panorama cultural es-pañol y con contactos en el extranjero.

A partir del siglo XVIII se produceun cambio sustancial en parte de la so-ciedad española dados los avances queemanaron de la Ilustración y que nosllegaron, sobre todo, desde el otrolado de los Pirineos. Los descubri-mientos científicos y técnicos se suce-den continuamente a partir de este pe-riodo introduciendo numerosas inno-vaciones en la vida cotidiana y en la-bores tradiciones que a la luz de esosavances muestran una renovación queafecta al léxico utilizado en su comu-nicación. A raíz de esta circunstancia,los dos trabajos que se centran en el si-glo XVIII muestran de forma sobresa-liente esta situación. En el primero, untexto de naturaleza jurídica, en este casouna Pragmática impresa en Murcia en1757 acerca de cómo se deben labrar lostejidos de oro, plata y seda en todos losreinos de España, acompañada de unasordenanzas, se convierte en el testigode cómo la moda y las labores relacio-nadas con el resultado de las explota-

ciones mineras se ven afectadas por elnuevo léxico procedente de la renova-ción e innovación que citábamos a la vezque convive con un caudal tradicionalpuesto que eran actividades arraigadasdesde antiguo en el seno de la sociedadespañola, en general, y de la murciana,en particular. El segundo trabajo, “Len-gua literaria y lengua especializada”, esinédito y amplía de forma considerableel panorama anteriormente expuesto,pues los testimonios escritos que con-sulta Díez de Revenga se multiplican ypermiten aportar una visión de la len-gua o del panorama lingüístico enri-quecedores. Aunque los autores litera-rios murcianos de este siglo no desta-caron precisamente por su calidad, síexiste una producción de literatura decordel importante, sobre todo villan-cicos, donde se registran casos de re-creaciones lingüísticas o lenguas in-ventadas expuestas a partir de su dis-tribución social en los personajes queaparecen dialogando en sus páginas. Allado de este tipo de producción escri-ta se encuentran aquellas publicacionesgeneradas por el avance científico, delque Murcia no debió ser ajena por laimpresión de algunos discursos y obrasvarias de este temática. En el caso de laciencia en general y la minería en par-ticular destaca el nuevo caudal léxicoque se integra en la lengua española,aunque en ocasiones fuera recopiladoen fechas tardías por el Diccionario aca-démico o tuviera que ser recogido en

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vocabularios especializados publica-dos como anejos de obras científicas.No obstante, como afirma Díez de Re-venga, “En toda España, las actividadesprofesionales locales que no se reno-varon conservaron su léxico tradicionalque, a menudo, pervive fosilizado en lashablas regionales” (256).

Los siglos XIX y XX constituyen elbloque final de la obra que publica Pi-lar Díez de Revenga. Es este un amplioperiodo temporal en el que las disqui-siciones lingüísticas y la evolución ypercepción de la lengua adquierenuna dimensión de enorme riquezapara su estudio tal como se comprue-ba en los seis artículos que lo confor-man. Conforme se avanza en el tiem-po aumenta el número de textos, tan-to en cantidad como en variedad te-mática, que el investigador tiene a sudisposición para comprobar y consta-tar cuáles han sido los pasos seguidospor el español en esa etapa. En este sen-tido Díez de Revenga completa muchaslagunas inéditas hasta ahora o, senci-llamente, mal comprendidas. En el si-glo XIX el descubrimiento del sánscri-to y el nacimiento de la Filología oca-sionaron que surgiera un enorme in-terés por los orígenes de las lenguas y,en justa correspondencia, una granatención hacia la etimología, así comoel nacimiento de novedosas corrientesque proporcionaron numerosas obrasgramaticales. En este contexto se sitúaPascual Martínez Abellán, discípulo de

Eduardo Benot, al que dedica el pri-mero de los trabajos. Si bien la apor-tación de Martínez Abellán no fue ori-ginal, sí se denota en sus publicaciones“su condición de pedagogo y filólogo”y un gran interés por “aclarar lo que,en su opinión, no estaba bien definidoen los diccionarios que conocía” (278),del mismo modo que se muestra acer-tado en el tratamiento que da, porejemplo, al latinismo y los préstamos.

El uso de la lengua en la literatu-ra procura el medio idóneo para los dosestudios que siguen (“Aspectos lin-güísticos de la poesía popular murcia-na” y “La analogía como recurso decreación”). La aparición del “murcia-no” como lengua literaria se habíaproducido en 1793 y pronto se con-vertiría en el vehículo de creación li-teraria de autores románticos, a la vezque sería conocida esta expresión lin-güística, inventada y generalmente decarácter jocoso, como panocho. Utili-zando como testimonio los escritos deVicente Medina y Frutos Baeza, Díezde Revenga aporta una clarificadora vi-sión de lo que se debe entender pormurciano y por panocho, diferenciacióny confusión abrumadora que se da enla actualidad en numerosos manualesy obras de referencia que intentanabordar la situación lingüística de la Re-gión de Murcia. De la poesía nos lle-ga también la confluencia entre litera-tura y ciencia de pluma de la poetisaMaría Cegarra. Química de profe-

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sión, la escritora aúna lengua literariay lengua técnica en sus composiciones,tal como nos indica Díez de Revenga,en un intento de conjugar su profesióny su mundo familiar. En cada una deellas se advierte el léxico técnico pro-pio de su especialidad, aunque en oca-siones ésta haya pasado a la lengua co-mún, pero del que resulta difícil extraerel significado en determinadas metá-foras si no se conoce el uso, fin o tex-tura de algunos minerales.

Concluye el volumen con dos tra-bajos forjados a partir de fuentes escritasdiferentes. En “Particularidades elo-cutivas en la Región de Murcia (Motesy Apodos)” Díez de Revenga elabora uncorpus textual formado por los ejem-plares del periódico La Verdad publicadoentre abril de 1988 y diciembre de 1990,con la finalidad de estudiar la presen-cia de motes o apodos en las esquelas.Generados por la misión de distinguira los individuos que conforman una co-lectividad y evitar confusión ante lacoincidencia de personas con idénticonombre y apellidos, son tan antiguoscomo el origen de la propia lengua ypara comprobarlo la autora nos loejemplifica con casos registrados en elLibro del Repartimiento de Murcia (sigloXIII). El segundo y último actúa de co-lofón de una línea de trabajo e investi-gación indispensable para el filólogo porel espacio acotado y el marco tempo-ral abordado. De hecho, y volviendo ala literatura, en esta ocasión es un es-

critor ajeno al ámbito murciano el quecaracteriza en sus novelas a determi-nados personajes como procedentes deesa zona geográfica, tal como advierteDíez de Revenga en El amante bilingüede Juan Marsé. Aunque dentro de unjuego lingüístico ajeno a cualquiercuestión de carácter sociolingüístico,Marsé confunde o mezcla rasgos an-daluces con murcianos o, sencillamen-te, utiliza solo los primeros para un per-sonaje charnego, probablemente con laintención de dotar de tono humorísti-co o jocoso algunos pasajes de su no-vela, pues la conclusión a la que llegala autora es que estamos “ante un per-sonaje caracterizado de charnego cuan-do en principio no lo era y que de-muestra ser capaz de expresarse en ca-talán cuando más le conviene” (366).

En definitiva, y a manera de con-clusión, estamos ante un libro fruto deun intenso trabajo que proporciona da-tos y metodologías convertidos en he-rramientas útiles y, en algunas parce-las, indispensables para el historiadorde la lengua. Ciertos trabajos habíanvisto la luz con anterioridad, además deser clásicos en los repertorios biblio-gráficos, no obstante reunidos ahora ycompletados con otros inéditos con laintención de abordar la historia de lalengua dentro de la complejidad del es-pañol cubren, a través de esta publica-ción, una importante laguna en el pa-norama lingüístico español. La obra seconvierte en una auténtica lección de

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cómo abordar los textos escritos pararealizar una investigación fiable enHistoria de la Lengua, además deconstituir una amena lectura.

Miguel Ángel Puche LorenzoUniversidad de Murcia

Díez de Revenga, Francisco JavierLos poetas del 27, clásicos y modernos.Murcia: Tres Fronteras. 2009, 272 pp.(ISBN: 978-84-756-4462-2)

Francisco Javier Díez de Revenga, ca-tedrático de Literatura Española, ha pu-blicado Los poetas del 27, clásicos y mo-dernos. Y lo ha hecho en la editorialmurciana Tres Fronteras, a la que hayque agradecer que haya creado una co-lección destinada a los estudios críticos.De hecho, el libro que nos ocupa –tanbellamente editado– lo constituyendiez aproximaciones a otros tantos po-etas de la aún llamada generación del27, en la que el profesor Díez de Re-venga es especialista indiscutible. Re-cordemos, a tal efecto, que uno de susprimeros ensayos, de 1973, giró en tor-no a La métrica de los poetas del 27 y quede la obra última de los mismos se haocupado en Poesía de senectud (1988).

Los trabajos del libro están orde-nados según la fecha de nacimiento delos autores estudiados, de Pedro Sali-nas a Manuel Altolaguirre. Son diez

magníficas lecciones de literatura, en lascuales observamos, no obstante, dis-tintos enfoques. Así pues, iluminar zo-nas en sombra es lo que Javier Díez deRevenga logra en los estudios dedica-dos a Pedro Salinas y Federico GarcíaLorca. Si entre el gran público PedroSalinas resulta más conocido por poe-marios como La voz a ti debida, nuestrocrítico ahonda en su poesía moraliza-dora a través de Todo más claro y otros po-emas, libro escrito en el exilio america-no y al que Díez de Revenga ya habíadedicado una edición crítica en Casta-lia el año 1996. En estos poemas de Sa-linas observamos un ataque al modo devida norteamericano similar al que,unos años antes, realizara Lorca a tra-vés de Poeta en Nueva York. Este asun-to, precisamente, se estudia en el trabajo“García Lorca: el poeta y la ciudad”; allí,el profesor murciano encuentra antici-pos de lo que serán los Sonetos del amoroscuro, a través de poemas como “Na-vidad en el Hudson”, y desvela los res-coldos de un amor lorquiano.

En Gerardo Diego no se estudia alpoeta, sino al teórico del creacionismo.Díez de Revenga, que editó las prime-ras Obras completas de quien fuera el pri-mer antólogo de la generación, apor-ta datos inéditos, sitúa al autor de Ver-sos humanos en su contexto artístico eu-ropeo (Gris, Léger, Apollinaire), paraconcluir que el creacionismo no fue enGerardo Diego una moda juvenil y pa-sajera, sino que reflexionó sobre este

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movimiento a lo largo de su dilatadavida. Por otra parte, mucho de lección–de magnífica lección de literaturacomparada– tiene el ensayo “JorgeGuillén frente a Quevedo”. Según el ca-tedrático de la Universidad de Murcia,un soneto de Guillén como “Muerte alo lejos” halla su precedente en el que-vedesco “Ya formidable y espantososuena”, mientras que “Ars vivendi”queda relacionado, por contraste, conel muy conocido “¡Ah de la vida!... ¿Na-die me responde?”.

Cuando se enjuician obras emble-máticas, el profesor Díez de Revengasabe extraer, con gran maestría, nuevasresonancias. Ocurre, por ejemplo,cuando aborda dos libros que marcaronun hito en 1944: Sombra del paraíso, deVicente Aleixandre, e Hijos de la ira, deDámaso Alonso. Del primero, destacasu calculada estructura y analiza las muybreves composiciones del apartado 4,“Los Inmortales”, donde aparecen ele-mentos esenciales de la naturaleza –como “La Lluvia”, “La Tierra”, “ElFuego”, “El Aire”, “El Mar”…–, mien-tras que el amor es mencionado, fugaz,mediante la sinécdoque (“cintura” o “la-bio humano”). En “Dámaso Alonso: in-novación y revolución”, quedan resal-tadas las aportaciones que Hijos de la iradejó en la poesía española de posgue-rra, tanto en los temas (el innegabletono existencialista) como en la forma(versolibrismo y lenguaje poco con-vencional); y todo esto se lleva a cabo

comentando los poemas “Los insectos”,“Monstruos” o el impresionante “In-somnio”.

Los estudios de Luis Cernuda yRafael Alberti no se centran en la obramás conocida de ambos poetas, sino enla prehistoria literaria de los mismos.Díez de Revenga analiza textos prime-rizos de Cernuda, escritos en prosa y enverso, que aparecieron en la prensa deMurcia; labor grata, pensamos, paraquien en 1979 trabajó en torno a las Re-vistas murcianas relacionadas con la gene-ración del 27. Por otra parte, poesía dejuventud, más influida por las van-guardias que Marinero en tierra, es la queescribió Alberti en los primeros 20: po-emas que fueron publicándose en re-vistas de claro signo rupturista, desti-nadas a un libro nonato que iba a titu-larse Giróscopo.

A los escritores más olvidados del27 les presta merecida atención el pro-fesor Díez de Revenga. A Emilio Pra-dos lo sitúa en el contexto de la poesíapura española, con poemarios de so-brios títulos como Tiempo, Canciones delfarero o Vuelta. Son libros que tienenuna métrica estricta (con alguna inno-vación como la “undécima” o “pradi-na”; esto es, décima en eneasílabos),queriendo el poeta demostrar con ello,quizás, “el sentido de precisión, rigory justeza que la poesía pura quería ofre-cer al la historia del verso español”. Elensayo de Manuel Altolaguirre es el másamplio, como si el catedrático de la

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Universidad de Murcia quisiera sa-carlo de la desatención en la que se ha-lla; abarca su poesía toda, porque lasconmemoraciones de su centenario –dice- “no se han detenido en la poesíade una gran escritor español, sino másbien en su actividad de editor, de im-presor, de amigo de sus amigos”, sos-layando una obra que “contó con la ad-miración de sus compañeros de gene-ración, entre ellos, no lo olvidemos, delexigentísimo Luis Cernuda”.

En definitiva, Los poetas del 27, clá-sicos y modernos es un libro de amena lec-tura, tanto para el especialista comopara el curioso lector, a lo que muchoayuda la claridad del profesor Francis-co J. Díez de Revenga. Es grato pen-sar que estos poetas, dados a conocermediante antologías y actos comunes,siguen unidos en obras como ésta,cuando el exilio, primero, y la muerte,después, separaron sus vidas para siem-pre. Un libro, pues, para leer, releer yconservar.

José Manuel Vidal OrtuñoInstituto de Enseñanza Secundaria“Azorín”, Petrel. Alicante

García de Arrieta, AgustínEl espíritu de Miguel de Cervantes ySaavedra. Ed. Francisco Cuevas Cervera.Sevilla: Renacimiento, 2008. 293 pp.(ISBN: 978-84-8472-414-8)

Francisco Cuevas García ofrece una ele-gante edición, con introducción y no-tas, del libro publicado en Madrid en1814 por el erudito bibliotecario realAgustín García de Arrieta (1775-1834),bajo el prolijo título de El espíritu de Mi-guel de Cervantes y Saavedra; o La filo-sofía de este grande ingenio, presentada enmáximas, reflexiones, moralidades y agu-dezas de todas especies, y sobre todos los asun-tos más importantes de la vida civil; saca-das de sus obras, y distribuidas por orden al-fabético de materias. Va añadida al fin deél una Novela Cómica, intitulada La tíafingida; obra póstuma del mismo Cervan-tes, hasta ahora inédita, y la más amena,festiva y correcta de todas las de este inmortale incomparable autor.

Quien haya tenido paciencia paraleer el título ya sabe lo que contiene ellibro de García de Arrieta. Tan sola-mente queda dar algunos ejemplos del“orden alfabético de materias”. Se abrecon: “AFRENTA: ¿en qué se diferenciadel agravio?”, y sigue una cita del Qui-jote, II.32, harto conocida (91). Enotros casos se acumulan las citas; bajo“AMOR: su definición; descripción de susefectos y de sus propiedades, buenas ymalas” se encuentran textos del Quijo-te; varios del Persiles; algunas páginas deLa Galatea, etc. (95-107). Otros lemasson: “CULPAS: cuál es la mayor”; “DES-DICHAS: cuán trabajoso es acomodar-se a ellas”; “GLOSAS DE VERSOS: no de-ben hacerse”; “HOMBRE: examen de sudefinición”; “HUMILDAD: su impor-

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tancia y utilidades”; “RAZONAMIENTOS:advertencia sobre ellos”; “REFRANES:idea de ellos, y advertencias sobre su usoen la conversación”; “REINOS: cómo sedeben gobernar los nuevamente con-quistados” (¿cuál era la urgencia de estaenseñanza en la España de 1814?);“REYES: cómo deben hacer sus casa-mientos” (preocupación habitual, alparecer); “SASTRES: cualidades de estosartesanos”; “ZAPATEROS: crítica deellos” (sin comentarios); etcétera, has-ta ciento veintiséis, si no he contado mal.En conjunto, predominan las seccionesque ocupan un párrafo de extensión me-diana, pero las hay que se ventilan enuna, dos o tres líneas y otras que se ex-tienden una docena de páginas.

Cuevas ha realizado una meritorialabor con este texto, modernizando supresentación gráfica, anotándolo, y pro-veyéndolo de una introducción que si-túa el trabajo de García de Arrieta en elpensamiento literario de su época y enla tradición de los estudios cervantinos.También analiza perspicazmente el mo-dus operandi de García de Arrieta, en lalematización, la selección de pasajes yleve reescritura para generalizar su al-cance, y la orientación edificante que ad-quiere el conjunto del libro. También esvaliosa su introducción al texto de La tíafingida, que expone la trayectoria edi-torial de la novelita y las implicacionesde su atribución a Cervantes.

En principio, el libro de García deArrieta no es una contribución al cer-

vantismo de la actualidad, sino a la his-toria de los estudios filológicos: saca aluz los prejuicios o, como podría lla-marse, el paradigma en que se trabaja-ba entonces, y el efecto que tenía en lacomprensión y el tratamiento de los tex-tos. No obstante, Cuevas advierte conacierto que también la actividad filo-lógica del presente tiene sus prejuiciosy paradigmas, cuyos efectos no dejan desentirse (252). El conocimiento de lahistoria de la disciplina sirve de orien-tación, o al menos de precaución, parasu práctica.

Además, no hay que descartar queun trabajo como el de García de Arrie-ta revele sobre Cervantes más de lo quea primera vista parece. Su libro presentael aspecto de una colección de “lugarescomunes”, como las que solían hacerpara su personal uso los (pocos) lecto-res de la Edad Media y el Renacimien-to, y acabaron recibiendo forma im-presa. El tratamiento de los lugares seconvirtió, como se sabe, en uno de lospilares de la mente renacentista y mo-derna (ver, por ejemplo: Ong, Walter J.Ramus, Method and the Decay of Dialogue:From the Art of Discourse to the Art of Re-ason. Cambridge, Mass.: Harvard UP,1958; y Moss, Ann. Printed Common-place-books and the Structuring of Renais-sance Thought. Oxford: Clarendon Press,1996). Así pues, ante esta edición deCuevas García hay que plantearse si qui-zá García de Arrieta no estaba simple-mente vertiendo la obra de Cervantes

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en un molde extraño pensado para supropio uso; es posible que estuviese re-cuperando, en alguna medida, la formamentis del autor y su tiempo.

Luis GalvánUniversidad de Navarra

Garrido Gallardo, Miguel Ángel, dir. El lenguaje literario: vocabulario crítico.Madrid: Síntesis, 2009. 1502 pp. (ISBN:978-8-4975-6546-2)

Este libro constituye una obra de con-sulta fundamental para la docencia y lainiciación en la investigación, como re-sulta evidente por el simple enunciadode su contenido y autores: “I: Funda-mentos del lenguaje literario”, por Mi-guel Ángel Garrido Gallardo; “II: His-toria de la Poética”, por Lubomír Do-ležel; “III: Historia de la Retórica”,por José A. Hernández Guerrero y M.ªdel Carmen García Tejera; “IV: Estilís-tica”, por José María Paz Gago; “V: Eltexto narrativo”, por Antonio GarridoDomínguez; “VI: La ficción”, por JoséMaría Pozuelo Yvancos; “VII: Retórica”,por Tomás Albaladejo; “VIII: Métrica es-pañola”, por José Domínguez Caparrós;“IX: Géneros literarios”, por KurtSpang. Los textos proceden de un con-junto de obras que han ido aparecien-do en la colección de Teoría de la Li-teratura y Literatura Comparada de laeditorial Síntesis a lo largo de las dos úl-

timas décadas, bajo la dirección del pro-fesor Garrido Gallardo; se ha aprove-chado la ocasión para hacer correccio-nes y ampliaciones. Siendo obras deprobado valor, está de más entrar en ob-servaciones particulares; la reseña se li-mitará a algunas observaciones sobre elefecto que producen en un volumenconjunto, y sobre la utilidad de estecomo “libro del profesor o summa”, se-gún se propone en la introducción (7).

En primer lugar, las obras reuni-das son de naturaleza distinta. Por unlado, se encuentran estudios históricos,como los de Doležel y Hernández yGarcía, frente a tratados sistemáticos,como los de Garrido Domínguez, Al-baladejo, Domínguez Caparrós ySpang; es híbrido de historia y sistemael de Pozuelo Yvancos. Por otro lado,en algunos se expone una visión per-sonalmente elaborada del tema o la dis-ciplina, como en los de Domínguez Ca-parrós y Spang, mientras que en otrospredomina la exposición de aportacio-nes teóricas y metodológicas proce-dentes de diversos autores, como en losde Paz Gago y Garrido Domínguez (eneste último ciertamente con un arma-zón sistemático que le da total cohe-rencia). Finalmente también hay quedistinguir entre las aportaciones más es-peculativas y las que presentan con-ceptos operativos para el análisis y la in-terpretación.

El volumen en conjunto se definetanto por lo que incluye como por lo

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que excluye; y en esta ocasión las ex-clusiones se perciben claramente consolo considerar la colección de Teoríay Literatura Comparada de la editorialSíntesis: aproximaciones históricas atradiciones y escuelas, como la Teoríade la literatura eslava (Mercedes Ro-dríguez), Teoría de la literatura france-sa (Alicia Yllera), Teoría de la literaturaalemana (Rita Gnutzmann); y a las re-laciones con otras disciplinas: Literaturay filosofía (Manuel Asensi), Literatura ypsicología (Isabel Paraíso), Sociología dela literatura (Dir. Antonio SánchezTrigueros), etc. La selección respondea un programa explícito, naturalmen-te: presentar “la retórica que se ocupade los principios constructivos del dis-curso literario”, y exponer sus “cues-tiones […] en el punto de desarrollo enque se encuentran […] y listas para suaplicación (generativa o analítica) a losdiscursos” (8). Hay que decir que estees un programa necesario, pero no unprograma suficiente, y que la docenciaharía bien en anteponer a todas estascuestiones unas consideraciones gene-rales sobre el carácter social e institu-cional de la Literatura. Bienvenidosea todo análisis riguroso de la confi-guración lingüística de los textos, perola pregunta “¿qué es lo que hace de unmensaje verbal una obra de arte?”, cier-tamente, no se responde invocando unapropiedad verbal común y exclusiva detodo lo que solemos llamar Literatura.Bienvenida será, por tanto, otra summa

que presente la Literatura en su con-texto histórico, sociológico, filosóficoy psicológico.

A diferentes secciones del libro sepueden hacer observaciones análogas:la exposición razonada de los conteni-dos de cada disciplina deja a veces en se-gundo plano algunas ideas que resul-tarían fundamentales en la docencia. Unsencillo ejemplo, a propósito del exce-lente tratado sobre Métrica española. Esesencial que los estudiantes desechen loantes posible (deberían hacerlo antes dellegar a la universidad) la idea de que es“prosa” todo aquello que no es “verso”:prosa y verso son dos maneras de for-malizar el discurso, y ambos se oponenal discurso no formalizado que es el queprofiere la mayoría de la gente la ma-yoría de las veces. Así lo hace constarDomínguez Caparrós, naturalmente,cuando encuentra ocasión (1043); perola enseñanza no debería esperar laocasión: debería comenzar por ello.

Algo similar sucede en la exposi-ción de las figuras retóricas, que se en-cuentra en un capítulo de Garrido Ga-llardo (el volumen no incluye el trata-do Figuras retóricas de J. A. Mayoral).Garrido las expone según el sistema di-señado por Todorov y Plett: licen-cias/intensificaciones, en la relaciónsonido-sentido, sintaxis, semántica, y re-lación signo-referente. En verdad estaordenación es “una de las más simplesy claras”, como juzga Garrido (148);pero no lo es tanto la ubicación de cada

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figura en ella: para Todorov, las repe-ticiones son “anomalías” o licencias;para Garrido, la repetición de fonemases “licencia” (aliteración), y la de palabrases “intensificación” (anáfora, etc.). Ade-más, siendo para ambos la aliteraciónuna anomalía, ciertamente no lo será dela misma forma que la metáfora, puesla norma violada no es de la misma en-tidad. Pues bien, antes de detenerse enestas cuestiones de detalle, la docenciapodría distinguir de forma preliminarentre el sistema tradicional de la Retó-rica, que trabajaba por inducción, acu-mulando observaciones y agrupándolasbajo un término técnico, y el sistema ac-tual de la Poética a partir del estructu-ralismo, que trabaja de forma deducti-va. Así, lo que encontramos en esta or-denación y en otras (como las de Pletty el Grupo μ, por ejemplo) es un es-quema elaborado deductivamente queluego se completa con las figuras iden-tificadas inductivamente por la tradiciónretórica. La coherencia total es, senci-llamente, imposible. En fin, merece lapena considerar el valor didáctico quetiene la clasificación de figuras y troposen el manual Persuasión: fundamentos deRetórica, del profesor Spang, que sim-plifica el sistema de Lausberg, dejandoseis clases: figuras de posición; de re-petición; de amplificación; de omi-sión; de apelación; y tropos.

Desde el punto de vista práctico,el tratado que arroja más dudas es elde la Estilística. Comienza por reco-

nocer que no hay un objeto unitariollamado “estilo” que sea estudiadopor todas las disciplinas o tendenciasque se han llamado “estilísticas”, haceun recorrido por ellas, y termina porrecomendar su abandono: “hace añosque hemos entrado en el paradigmapragmático y el ámbito que corres-pondía a la Estilística tradicional o es-tructural está integrado y debe ser de-finitivamente sustituido por la Prag-mática del texto literario, a su vez in-cluido dentro del ámbito epistemoló-gico más general de la Semiótica Tex-tual” (585). No hay mucho que obje-tar a esto; sí a que se haya hecho unaexposición demasiado somera de lasideas de Riffaterre, y a que no se ha-yan incluido las ideas de Bakhtin so-bre la estilística de la novela, ni las deBarthes sobre la pluralidad del texto.En el fondo está el problema de con-siderar que el estilo es la “manera deescribir o de hablar peculiar de un es-critor o de un orador”, como quiere elDRAE; es decir, una noción ligada alconcepto de autor, que poco tiene quehacer en el estudio de la Literatura. Unestilo es una convención de uso dellenguaje, una lengua funcional, unmodo verbal de apropiación del mun-do (Bakhtin), un código o campo res-tringido (Barthes). Incorporando es-tas nociones, y el concepto de inter-textualidad, el tratado de la Estilísti-ca (dejando aparte la cuestión delnombre) sí podría haber ofrecido al-

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gunas aportaciones operativas. Preci-samente “intertextualidad” es una au-sencia notable en el vocabulario críti-co que cierra el volumen.

Sea como fuere, de estas observa-ciones prácticas y otras análogas quecada uno, con su experiencia, pudierahacer, el volumen en su conjunto estodo un desafío a la docencia: hay un ni-vel que se debe alcanzar. Y más allá, parala investigación –no solamente en Te-oría, sino en los estudios literarios engeneral– es toda una “propuesta” y“apuesta”, como dice su Epílogo (1482),a favor de consolidar los resultados delgiro lingüístico y pragmático en el es-tudio de la Literatura. Tiene el valor yel mérito de asentar un estándar de co-nocimiento de la disciplina, sin el cualtoda propuesta post-lo-que-sea no pa-sará del nivel de charlatanería.

Luis GalvánUniversidad de Navarra

Graff Zivin, ErinThe Wandering Signifier: Rhetoric ofJewishness in the Latin AmericanImaginary. Durham: Duke UniversityPress, 2008. 222 pp. (ISBN: 978-0-8223-4367-7)

Este libro es un estudio que analiza aconciencia lo relevante a la actualidadrepresentacional del judío usando como

referencia la literatura latinoamericanade los siglos XIX y XX. Desde el co-mienzo de su análisis, Graff Zivin se dis-tancia de una postura que pudieracomprometer el desarrollo de su aná-lisis; es decir, su trabajo no analiza unacuestión meramente de “identidad”judía, sino que todo su trabajo preten-de ser una investigación que sirva o queinvite a un diálogo intelectual a pro-pósito de las investigaciones actualesque parecen ignorar al judío –tal es suapreciación– como personaje normativoen diferentes obras, principalmentelatinoamericanas.

El mismo título de su trabajoidentifica la cuestión judía a priori pro-poniéndolo como un significante ma-leable predispuesto a cambiar de acuer-do a las circunstancias de un discursonormativo hegemónico. El título dewandering signifier es muy significativopuesto que hace referencia a lo queGraff Zivin pudiera considerar comouna de las primeras imposiciones obli-gadas hacia el judío, quien habría de serhasta el día de hoy, considerado comoel Otro, marginado dentro de un es-pacio restringido históricamente. Hacereferencia a la leyenda o al aspecto mi-tológico antiguo cristiano del judíoerrante visto desde una perspectivamoderna refiriéndose únicamente altrabajo de George Kumler Anderson,The Legend of the Wandering Jew (1965),la cual es la que condiciona el resto dela investigación. Me parece que si esta

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es una idea que sirvió de punto de re-ferencia para el entendimiento que sedeseaba presentar de una comunidad ocomunidades judaicas, se debió con-sultar también las importantes contri-buciones de Luis Moreri (1643-1680)en su obra Le grand dictionnaire histori-que, ou le mêlange curieux de l’histoire sa-crée et profane (1674), y la obra de An-toine Agustín Calmet (1672-1757),que publica en 1707 y 1716 su princi-pal obra Commentaire littéral sur tous leslivres de l’Ancien et du Nouveau Testament.En ambos estudios mencionados en-contramos algunos de los primerosacercamientos eruditos acerca de la fi-gura mítica en cuestión.

De las cinco secciones de su libro,la primera de ellas, la introducción, esuna de las más importantes ya que nosólo expone el tema principal que va atratar a lo largo del corpus de su estu-dio, sino que ya se adentra al análisis delmismo dejando para los cuatro capítu-los siguientes ejemplos concretos de di-ferentes obras literarias. Su primerplanteamiento, de donde habrá de par-tir su marco teórico, es el de elaborarla manera en que se ha concebido elconcepto de lo judío (Jewishness) paraluego verse representado dentro de lasociedad y de igual manera en los tex-tos literarios. Para explicar cómo seconstruye la idea de lo judío recurre pri-mero al imaginario histórico del occi-dente utilizando tanto textos europeoscomo norteamericanos que analizan de

manera teórico-histórica dichas cues-tiones. Nos referimos principalmentea los textos de Max Silverman, ZygmuntBarman, Slavoj Žižek, Bryan Cheyeney Laura Marcus; textos de los cualesparten las posturas que se habrán deaplicar a los textos literarios latinoa-mericanos a investigar. De las teoríaspostuladas por los críticos y pensado-res mencionados, una de ellas se refle-ja en todo el análisis de Graff Zivin, lacuestión de la maleabilidad de lo judíocomo significante. Es decir, la maneraen que se concibe y se considera al su-jeto judío como signo lingüístico abier-to a múltiples interpretaciones. Elejemplo más claro de esa maleabilidady al que se habrá de aludir en losejemplos literarios mencionados, es elconcepto cuasi general del judío vistocomo el sujeto dominante por parte delsector social de las clases bajas, mien-tras que los mismos judíos son vistos otienden a entenderse por parte de lasélites sociales, como un grupo de razainferior.

En el primer capítulo Graff Zivinpresenta la cuestión judía entre la di-cotomía de lo sano y lo enfermo, elab-orando de esta manera un conceptonuevo, diagnosticar (diagnose), apega-do a la alegoría médica para represen-tar una visión de lo judío en ciertos gru-pos sociales y literarios de Lati-noamérica –aunque para fines prácti-cos del estudio, el tema y las posturasteóricas presentados son aplicables a la

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lo judío en general–. La cuestión judíay el entendimiento de ésta se basa nosólo en la manera en que el judío sepercibe o el entendimiento oconocimiento que se tenga de estegrupo social, sino que para Graff Zivinel conocimiento del Otro se inicia poruna cuestión de ansiedad (anxiety) naci-da por un miedo o rechazo que se tienehacia lo desconocido o hacia aquello nodeseable. La manera en que lo judío seha visto identificado ha sido a través deaquello que representa lo degenerado,lo enfermo, o lo deforme; algunos delos ejemplos que se presentan en el li-bro son las novelas del siglo XIX, María(1867) de Jorge Isaacs, La bolsa (1891)de Julián Martel, Los raros (1896) deRubén Darío, Al margen de la ciencia(1908) de José Ingenieros, y De so-bremesa (1925) de José Asunción Silva.También se presentan los ejemplos dedos escritoras contemporáneas judíashispanas, Luisa Futoransky con sunovela De pe a pa (1986) y Margo Glanzcon su relato “Zapatos” (1991); ambostextos presentan una definición de lojudío que, aunque venga de escritoras“judías,” se une a ese concepto de di-agnosticar lo judío, siendo entendidoeste concepto como algo enfermo ocomo algo deforme.

El siguiente capítulo analiza, comoconcepto teórico-histórico, la maneraen que lo judío se ha visto asociado enciertas transacciones monetarias, tan-to en préstamos como en el ámbito de

la prostitución, asociando en ambos ca-sos al judío como amante del dinero einiciador de una forma de prostitucióndel mismo. El desarrollo histórico quese presenta, identifica la manera en quelos judíos se vieron orillados a ciertostipos de transacción monetaria válidossólo entre los judíos, la manera deobtener intereses por préstamos dedinero, considerando estas transac-ciones como maneras de prostitucióndel dinero. Esta relación entre judío,dinero y prostitución es la que se anal-iza en los textos presentados en estecapítulo, de Julián Martel La bolsa(1891), de Hilario Tácito MadamePommery (1920), de Clara Beter Versosde una… (1926), de Jorge Luis Borges“Emma Zunz” (1948) y de EnriqueFogwill Vivir afuera (1998).

En el tercer capítulo Graff Zivinelabora conceptos de identidad judíaque van muy unidos a la idea de con-versión, aplicados directamente a lo quela autora llama conversión textual. Estaconversión, que en los textos se presentacomo maneras de asimilación por partede los judíos, es la que encamina a estegrupo social hacia un proyecto total-izador de consolidación de nación queademás ofrece a los judíos la posibili-dad de borrar diferencias dentro de unasociedad normativa. Sin embargo, paraGraff Zivin es esta misma conversiónla que orilla al converso hacia unapostura inestable de identidad, crean-do en el converso cierta ansiedad al no

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saberse o no entenderse como judío ono judío. Este mismo cuestionamien-to de identidad también lo vemos aso-ciado en la cuestión de género, dondese compara la conversión entre mujeresy hombres en textos literarios y dondeademás encontramos dentro de la dié-gesis de los relatos la muerte de las mu-jeres conversas a diferencias de loshombres conversos que logran sobre-vivir. Los textos aludidos son el deMaría de Jorge Isaacs, La hija del judío(1848) de Justo Sierra O’Reilly, O San-to Inquérito (1966) de Alfred DiasGomes, Pessach: A travessia (1967) deCarlos Heitor Cony, y El hablador(1987) de Mario Vargas Llosa.

El cuarto y último capítulo fun-ciona a manera de conclusión del es-tudio. En este capítulo Graff Zivin siguecuestionándose las maneras en que sedesarrollan las posibles identidadesque encuentra el sujeto. Elabora estetema cuestionando y analizando difer-entes posturas teórico-filosóficas yplanteándose a lo largo del capítulo lasmaneras y límites de representación quetiene el sujeto. Presenta el relato“Deutches Requiem” (1946) de JorgeLuis Borges, Respiración artificial (1980)de Ricardo Piglia, y Los planetas (1999)de Sergio Chejfec, para estudiar lamanera en que la cuestión de lo judíose ve representada en cuanto a loslímites de lo textual. Las representa-ciones que se exponen acerca de lacuestión judía y las teorías expuestas a

lo largo del estudio, ofrecen una opor-tunidad de diálogo y elaboración sobreeste tema que parece ser limitado encuanto a los estudios latinoamericanos.The Wandering Signifier… es un libroque por su acercamiento teórico-lite-rario habrá de convertirse en una lec-tura obligada no sólo para los especia-listas en el tema de estudios literariosjudíos sino para aquellos que quieran te-ner un amplio conocimiento de la li-teratura latinoamericana actual.

Rodrigo Pereyra-EspinozaTexas Tech University. EE.UU.

Sor Juana Inés de la CruzNeptuno alegórico. Eds. Vincent Martin yElecta Arenal. Madrid: Cátedra, 2009.202 pp. (ISBN: 978-84-376-2552-2)

En 1680 el cabildo de la Catedral Me-tropolitana de la ciudad de México leencargó a Sor Juana Inés de la Cruz eldiseño del arco que se erigiría en la fa-chada occidental de la catedral para laentrada oficial del vigésimo octavo vi-rrey de Nueva España, Tomás Antoniode la Cerda, conde de Paredes y mar-qués de la Laguna. La joven y ya céle-bre Sor Juana eligió el tema alegórico-mitológico del arco (basado en el diosNeptuno como alter ego del nuevo vi-rrey), desarrolló y explicó en prosa elprograma iconográfico luego ejecuta-

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do por pintores y calígrafos en los lien-zos y “jeroglíficos” que adornaban elarco, y compuso la “explicación delarco” en verso que se leyó ante el virreyy el público el día de la entrada oficial(30 de noviembre de 1680). El arco –construcción efímera de la cual no haquedado representación pictórica– y lostextos en prosa y verso de Sor Juana quese han conservado en múltiples edi-ciones desde el siglo diecisiete, llevanel título Neptuno alegórico. Ahora Vin-cent Martin y Electa Arenal han pu-blicado una nueva y excelente edicióndel Neptuno, una edición que facilita unnuevo acercamiento al artefacto es-pléndido de 1680, a los actos ceremo-niales y festivos que se realizaron en tor-no a él, y a una versión definitiva de lostextos que conservan su memoria.

Hoy día, el Neptuno alegórico es me-nos leído que otras composiciones dela monja mexicana –su lírica amorosa,su comedia Los empeños de una casa, y laRespuesta a Sor Filotea de la Cruz con susrevelaciones autobiográficas y su fe-minismo avant la lettre–. Aun para losespecialistas de la obra de Sor Juana, elNeptuno ha quedado un poco al margen,si bien los sorjuanistas admiran la apa-ratosidad barroca y la vasta erudiciónde esta obra, y reconocen cierto con-tenido polémico que se entreteje sutil-mente en su discurso panegírico. Es fá-cil olvidar que el actual estatus secun-dario del Neptuno es un anacronismoque resulta de la evolución de los gus-

tos literarios, de la inevitable separacióndel texto de su contexto original (de ca-rácter festivo y transitorio), y de la des-aparición del objeto al cual el texto co-rresponde.

En la época de Sor Juana, en cam-bio, el Neptuno se consideraba una delas composiciones más importantes dela monja –la más pública y visible, la quemás verificaba el estatus de su autora ymás prestigio le confería entre la élitede la capital novohispana–. El cabildode la catedral le confiaba a Sor Juanauna obra cuya importancia era no sóloestética, sino también cívica y política.Además de rendir homenaje a los nue-vos virrreyes, los arcos los aconsejabane instruían; Sor Juana sería una porta-voz de las aspiraciones colectivas de laciudad en este momento de su historia.A nivel personal y profesional, el Nep-tuno inauguró una década de esplendorpara su autora, durante la cual ésta go-zaba de la amistad y del mecenazgo delos marqueses de la Laguna. En 1689Sor Juana vio publicada en España, gra-cias a la marquesa, la primera colecciónimportante de sus obras, la Inundacióncastálida, que incluía el Neptuno alegórico.La Inundación castálida se publicaríaocho veces más en España hasta 1725.

En el siglo veinte, el Neptuno vol-vió a aparecer en nuevas ediciones dela Inundación castálida, como la muy es-merada de Georgina Sabat de Rivers(1982), y en otras colecciones como lasmonumentales Obras completas editadas

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por Alfonso Méndez Plancarte y Al-berto G. Salceda (1951-1957; Salcedase encargó del volumen 4 en que apa-reció el Neptuno). Para esta nueva edi-ción del Neptuno que aquí reseñamos,Vincent Martin (quien se ha ocupadoprincipalmente de editar y glosar el tex-to) no sólo ha consultado las demás edi-ciones modernas, sino también las an-tiguas ediciones de la Inundación castá-lida, con la meta de establecer el textodefinitivo del Neptuno. Sus notas al tex-to superan en detalle a las ya excelen-tes de Salceda, Sabat de Rivers y otros.Martin traduce, glosa (y a veces corri-ge entre corchetes) las numerosas citasen latín del texto, indicando los auto-res antiguos en que se basan; luego, para“exponer el proceso creador de nues-tra escritora” (49), rastrea estas citas enlos manuales y compendios de los siglosdieciséis y diecisiete (como los de Bal-tasar de Vitoria, Natale Conti y Vin-cenzo Cartari). Sor Juana aparente-mente recurrió a obras de este tipo paracomponer el Neptuno, como nos re-cuerda Martín, “por encargo y muy rá-pidamente” (49). De esta forma, Mar-tin contribuye a nuestra comprensiónde las dimensiones del universo inte-lectual de Sor Juana, y nos ayuda a re-construir su método de aprovechar lasfuentes –no siempre originales– que te-nía a su alcance.

Por su parte, Electa Arenal –dis-tinguida sorjuanista y especialista en lacultura de los conventos coloniales y

peninsulares– ofrece una introduc-ción multidimensional al Neptuno, enla que sitúa la obra en los varios con-textos necesarios para su plena com-prensión. Pasa revista a la vida y la obrade Sor Juana, elucidando la significa-ción de la comisión conferida a Sor Jua-na dentro de su trayectoria personal yprofesional. Explica la costumbre de losarcos triunfales erigidos para las en-tradas oficiales de virreyes, y el méto-do de revestirlos de emblemas y cua-dros alegóricos, para luego ser expli-cados ceremonialmente ante el mag-nate en cuestión. Traza las fortunas edi-toriales del Neptuno desde el estreno delarco en 1680, y reconoce las contri-buciones magistrales de Octavio Paz,José Pascual Buxó, Georgina Sabat deRivers y los demás estudiosos que hanesclarecido las complejidades icono-gráficas y mitológicas del arco ideadopor Sor Juana, con oscuras raíces en latradición emblemática y esotérica.Siempre atenta a lo que llama “las di-mensiones codificadas y re-visiona-rias” (14) del Neptuno, Arenal busca losmomentos en los que la autora del Nep-tuno articula –o mejor dicho insinúa–ideas feministas y actitudes contesta-tarias, y afirma oblicuamente su propiopapel como poeta oficial y consejera delnuevo virrey. Es especialmente suges-tiva la “guía de lectura” en la que Are-nal examina y comenta individual-mente los ocho lienzos y los seis “je-roglíficos” del arco, no sólo para re-

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construir su aspecto visual, sino tam-bién para revelar los posibles “códigossubliminales” contenidos en ellos.

Las ilustraciones que acompañan altexto en esta edición –emblemas, re-tratos, cuadros mitológicos de la épo-ca, etc.– están muy bien elegidas. Tal vezhubiera sido útil incluir, para el lectormenos familiarizado con la tradición delos arcos ceremoniales, una recons-trucción pictórica del Neptuno o lailustración de un arco comparable(como el que figura en el cuadro titu-lado Entrada del virrey arzobispo Morci-llo en Potosí de Melchor Pérez de Hol-guín, en el Museo de América de Ma-drid). También hubiera sido conve-niente dedicar más atención al otro arcomexicano de 1680 (auspiciado por el ca-bildo de la ciudad), el Teatro de virtudespolíticas de Carlos de Sigüenza y Gón-gora. Un tour de force como el Neptuno,el Teatro de virtudes políticas ofrecía la no-vedad atrevida de un esquema alegóri-co-mitológico que se basaba, no en losdioses de la antigüedad grecorromana,sino en los antiguos monarcas aztecascuyas virtudes servirían de modelopara el nuevo gobernante del virreina-to. Un análisis comparativo de los dosarcos hubiera puesto de relieve el ca-rácter extraordinario de ambos, y la fe-liz coincidencia de los dos talentos ex-cepcionales contratados para las cere-monias en honor del marqués de la La-guna. Pero éstos son reparos pequeños.Con esta edición, Arenal y Martin ha-

cen una contribución espléndida a losestudios sorjuaninos. Gracias a la in-troducción orientadora y las glosas ex-haustivas, cualquier lector interesado –sea especialista o no – podrá leer el Nep-tuno con provecho y gusto. Guiado poresta edición, y con la ayuda de lo queSor Juana llamaría “el pincel invisible”de la imaginación, el lector podrá re-construir mentalmente el magnífico yefímero arco que dio la bienvenida a unnuevo virrey de Nueva España aquellatarde de noviembre de 1680.

Frederick LucianiUniversidad de Colgate. EE.UU.

Lillo, BaldomeroObra completa. Eds. Ignacio Álvarez yHugo Bello Maldonado. BibliotecaChilena, vol. 1. Santiago de Chile:Ediciones Universidad Alberto Hurtado,2008. 799 pp. (ISBN: 978-956-8421-17-5)

Baldomero Lillo (1867-1923), primergran cuentista chileno y un narradorque sin duda vale la pena leer, fue el res-ponsable del abandono del escenarionovelesco del salón criollo, que carac-terizaba a la narrativa de fin de siglo,para descender al infierno de las minasde carbón, ese lugar donde trabajabanhasta el agotamiento y la inanición unosmineros que se nos presentan inhu-manamente explotados. Hombre de cla-

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se media nacido en Lota, en medio dela región carbonífera, Lillo fue unaventajado testigo de ese inframundo,el cual conoció personalmente. En pa-labras del escritor Carlos Droguett, “nohay escritor más antiliterario que él, noes un cómodo y estomacal testigo de oí-das, no está arrinconado en su habita-ción, escribiendo en un pedazo depalo las consejas de otro, no, él está enla calle, en el patio del conventillo, enla ronda de presos de la comisaría, enel fondo de la mina”. Y añade “no es nisiquiera un testigo del dolor, él es el do-lor mismo, personificado y presente, deahí su fuerza, su sinceridad, su vigen-cia y su permanencia” (660). De la plu-ma de Lillo brotan algunos de los me-jores y más estremecedores relatosque protagonizan los mineros de Sub te-rra. Es difícil apartar de nuestra retinaa los protagonistas de cuentos como“Los inválidos”, “La compuerta número12”, “El chiflón del diablo” y “Juan Fa-riña”, por mencionar algunos de los másconocidos. Pero su prosa no solo dibujala angustia de esos mineros cuya vida seextingue irremediablemente entre lospiques y los túneles subterráneos, sinotambién la de sus familias en la super-ficie, así como la de los campesinos y lagente de mar. De ello dan cuenta rela-tos como “El pozo”, “Caza mayor”,“Cañuela y Petaca” y “El registro”, en-tre los de tema campesino, y “El aho-gado”, “El remolque”, “Subsole”, “Elhallazgo” y “La ballena”, entre los de

tema marino. Y en todos ellos man-tendrá siempre una misma constante:la denuncia, sin retóricas ideológicas, dela injusticia, del mal y de la impiedadque arrasa la vida de esos seres huma-nos desvalidos, víctimas de su sino trá-gico y de la miseria, en vivo contrastecon unos pocos acomodados que vivenhaciendo la vista gorda ante el sufri-miento de esos obreros.

Esta voluminosa edición de laObra completa de Baldomero Lillo co-mienza con un interesante prólogo deJaime Concha, titulado “Lillo y los con-denados de la tierra” (15-67), en el cualse aborda la historia de la figura del mi-nero, centrándose, sobre todo, en losduros datos de la explotación minera enla época en que Lillo sitúa sus relatos,proporcionando cifras humanas con-cretas. Además, Concha hace una re-visión del tema en la literatura, par-tiendo por Germinal (1884-1885), deEmile Zola, así como en el cine, desdela película del norteamericano JohnFord (How green was my valley, 1941)hasta la reciente adaptación de Sub te-rra de Lillo en la película homónima de2003, dirigida por el chileno MarceloFerrari. Asimismo, es muy bienvenidoel recorrido que hace por los contextoshistóricos y culturales que marcaron laobra de Lillo. El único reparo que sepuede hacer al prólogo de Concha esgatillado por un hecho personal quesaca a colación: en 1971 y 1972 él mis-mo tuvo la oportunidad de bajar a la

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mina de Lota; a propósito de esta ex-periencia, Concha se desata en un co-mentario político contra la dictadura deAugusto Pinochet, mencionando aunos desaparecidos del régimen (29, n.17) que poco y nada tienen que ver conla materia del prólogo.

Siguiendo el orden de presenta-ción, comento a continuación la ediciónde los cuentos de Lillo, teniendo a lavista los criterios editoriales esgrimidospor los editores. En primer lugar figu-ran los cuentos publicados por el autorbajo el nombre de Sub terra (1904, conedición corregida y aumentada en1917); luego aparecen los de Sub sole(1907) y, finalmente, sus cuentos –al-gunos publicados en vida de Lillo yotros póstumos– aglutinados por JoséSantos González Vera bajo el nombrede Relatos populares (1942). Destacaademás la publicación del texto de Lahuelga, novela inconclusa de Lillo so-bre la explotación del salitre en la quese encontraba trabajando al momentode morir. Huelga decir que hay que fe-licitar sinceramente a los dos editorespor su trabajo de investigación, reco-pilación y edición de los textos de Li-llo, y a la Universidad Alberto Hurta-do por la creación de esta colección queen conjunto han titulado BibliotecaChilena, iniciada con la Obra completade tan gran cuentista. Es un hecho po-sitivo porque significa que están pro-yectando su labor en el tiempo y segu-ramente veremos aparecer nuevas edi-

ciones de las obras de otros connotadosautores chilenos abandonados por elmundo editorial. Hay que destacar, porcierto, la calidad de la edición y la cui-dada presentación del texto, aunque esteno esté exento de algunas erratas, quesin duda podrán corregirse en futurasreediciones. Los criterios de edición pa-recen razonables, y los editores de-muestran haber rastreado concienzu-damente todas las publicaciones, tan-to en vida como póstumas, de loscuentos de Lillo, hecho que nos aseguraestar, por fin, frente a una versión de-finitiva de sus relatos. Sin embargo, enel afán de mejorar algunos criterios dela colección, me permito aportar algu-nas sugerencias:

a) En relatos como los de Lillo,donde se repiten, cuento tras cuento,nombres técnicos relacionados con laslabores de extracción del carbón, pareceinnecesaria la repetición de las mismasnotas a pie de página, repetición que enlos criterios editoriales (80) los edito-res justifican porque este tipo de obrasnunca se lee ordenadamente, y más valepecar por exceso que por omisión, di-cen. Sin duda el problema se solucio-naría mejor simplemente agregando unglosario o un índice de voces anotadasal final de la edición, que el lector dis-perso pueda consultar cada vez que unvocablo le genere dudas.

b) Lillo corrigió varios de suscuentos iniciales, desechando largos pa-sajes. Es de agradecer que los editores

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hayan decidido proporcionar a pie depágina esos textos omitidos por Lillo,pero no parece justificado mantener enellos la ortografía arcaica de los origi-nales, que bien se puede modernizar, talcomo se ha hecho con el texto defini-tivo de Lillo finalmente editado, lo cualfacilita la tarea al lector.

c) Otro problema que hay que re-visar es la puntuación. Los editores in-dican que han mantenido estricta-mente la puntuación de los relatos talcomo figura en los textos publicados envida de Lillo, corrigiendo solo las erra-tas literales. Pero son numerosos los ca-sos en que la puntuación conservada ha-cía necesaria la enmienda. Solo por po-ner algunos ejemplos, véanse los si-guientes pasajes: “El mozo se interpu-so y, con tono sombrío, y resuelto ex-clamó” (El pozo, 150); “Súbitamente sedescolgaba del árbol y, caía sobre la gru-pa del animal, un monstruo espanta-ble…” (La chascuda, 423); o este otrodonde, dado que la puntuación brillapor su ausencia, nos vemos obligadosa coger aire antes de leer: “Era el fa-vorito de la clientela femenina de la vi-lla que no quería ser atendida sino porél con gran desconsuelo de los demáshorteras que no podían conformarsecon esta para ellos injustificada prefe-rencia” (La propina, 437). En estos y enmuchos otros casos se hacía necesariauna actualización o enmienda de la pun-tuación o ausencia de ella, fuera ésta deLillo o de sus editores, sin que esto sig-

nificara, creo, pasar a llevar su estilo li-terario, que por supuesto debe ser res-petado. Por último, me refiero a un pro-blema de anotación filológica: en elcuento El oro, (290), a la frase de Lillo“alcanzaré la veloz cuadriga antes quedesaparezca debajo del mar”, corres-ponde la siguiente nota 44 de los edi-tores a la voz cuadriga: “Carro tirado porcuatro caballos, usado en la antigüedaden las carreras del circo y como símbolodel regreso de los triunfadores”. Lanota, aunque correcta, no ahonda en elsentido principal de la frase. Debió ano-tarse ahí que la alusión de Lillo es al soly al famoso mito de su hijo Faetonte,al cual aquel le prestó su carro, con de-sastrosas consecuencias, tal como narraOvidio en sus Metamorfosis.

Los restantes segmentos de la edi-ción, todos muy valiosos, correspondena un dossier, una cronología y final-mente la bibliografía. Tres trabajos in-tegran el dossier. El primero, del escri-tor chileno y Premio Nacional de Li-teratura Carlos Droguett, bien conoci-do por novelas como Eloy (1960), Patasde perro (1965) y El compadre (1967), setitula “Baldomero Lillo o el hombre de-vorado” (643-61). Publicado inicial-mente en la Revista Mensaje 209 (1972),este texto es el comentario pleno de ad-miración de un escritor que se rinde antela prosa de su maestro. En este sentido,cabe destacar la comparación que haceDroguett de uno de los relatos marinosde Lillo, “El hallazgo”, publicado por

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primera vez por Lillo en 1919 e inclui-do después en sus Relatos populares(1942), con la novela El viejo y el mar(1952) de Hemingway. Para Droguetten esta competencia sale ganando, sinduda alguna, Lillo, no solo porquefrente al tema similar de ambas obras ladel chileno es anterior a la del nortea-mericano, sino porque “no hay en He-mingway esa hondura de sentimiento,esa incisión en el dolor que es esencialen Lillo” (650). Los personajes de He-mingway son siempre héroes arquetí-picos, superhombres, triunfadores,mientras que los de Lillo no son héro-es, sino hombres, seres verdaderos co-rrientes y sufrientes. Sin embargo, notodo son alabanzas a Lillo: en un apar-tado que subtitula “Morir dos veces”(654), Droguett dedica algunos intere-santes párrafos a pasar revista a lo queél llama la incapacidad del cuentista chi-leno de cerrar a tiempo muchos de susrelatos. Comentando uno de ellos, quelleva por título “El ahogado”, Droguettpuntualiza cómo el relato debió termi-nar cuando el pescador Sebastián, apre-miado de dinero para obtener la manode su querida Magdalena –la cual estáa punto de decidirse por un mejor par-tido–, encuentra providencialmente enlas heladas aguas del mar a un mori-bundo desertor de un buque de guerra,el cual porta consigo un portamonedasrepleto de monedas de oro. La con-ciencia de Sebastián libra un furiosocombate, pero finalmente su amor y la

codicia pueden más y, ansioso de apro-piarse del dinero salvador, le revienta elsalvavidas al moribundo. Para su estu-por y desconsuelo, el hombre se hun-de llevándose tras de sí el portamone-das. A juicio de Droguett el cuento de-bía terminar brillantemente ahí (654).Y claro es que Lillo dedica varias pági-nas más a narrar un nuevo encuentro delya enloquecido Sebastián con el cadá-ver del ahogado que lo persigue, hastallegar a su irremediable muerte final.

El segundo artículo es de Luis Bo-caz y lleva por título “Sub terra de Bal-domero Lillo y la gestación de una con-ciencia alternativa” (663-96), publica-do en Estudios Filológicos 40 (2005),cuyo eje gira en torno al carácter rup-turista del discurso presente en loscuentos de Lillo frente al discurso de laclase oligárquica dominante: “Sub terraes un detonante para debatir la llama-da “cuestión social” desestimada por loscírculos dirigentes” (686). Destaco,entre todos los temas abordados porBocaz, la vinculación que estableceentre los cuentos mineros de Lillo yfuentes paralelas tan importantes comolos Bocetos californianos de Bret Harte(1836-1902), escritos por el nortea-mericano al calor de la fiebre del oro enCalifornia, o el mismo Germinal deÉmile Zola. En favor de la creación deLillo jugaría un mayor contacto con larealidad descrita, contacto muy su-perficial en el caso de Harte y Zola, se-gún Bocaz (670-72). Por último, Bocaz

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destaca que Lillo representa al inte-lectual de capas medias emergentes, ysu obra es esencialmente chilena y en-focada en lo social, distanciándose de laliteratura del pasado y de la corrienteliteraria del modernismo (689).

El tercer y último artículo, a nues-tro juicio el mejor de todos los conte-nidos en este volumen, es “Seis cuen-tos de Baldomero Lillo”, firmado porLeonidas Morales y publicado origi-nalmente en Estudios Filológicos 2 (1966).Tomando como eje seis relatos redon-dos de Sub terra que giran en torno almundo de la mina de carbón, Moralespostula la presencia de dos niveles entodos ellos: a) El espacio subterráneo dela mina y b) ese espacio como una vi-sión del infierno (700). El análisis deMorales toma como punto inicial lostrabajos, todavía embrionarios, de au-tores como el crítico chileno Alone, queen un texto de 1954 indicaba que Bal-domero Lillo habría descendido a lamina “como Dante, provisto de una te-rrible lámpara. Narra la existencia in-fernal de los mineros, inmutable, po-niendo un detalle después de otro,descansadamente, hasta espantar” (702).Según Morales, el patetismo duro yseco de los relatos de Lillo no se pue-de, sin más, reducir a la sociología mar-xista (731); en realidad, el de Lillo es unmundo traspasado de religiosidad y res-ponde a una concepción cristiana delhombre, con un trasfondo de pensa-miento cristiano-bíblico que gravita so-

bre la significación del mundo narradoy que cimenta la visión grotesco-in-fernal de Lillo (702-03).

Cerrando la edición encontramosla Cronología, realizada por la estu-diante de pedagogía Mayling Tan, lacual resulta de suma utilidad para situarel contexto cultural, social y político enque se desenvuelven la vida y la obra deBaldomero Lillo. Del mismo modo, laBibliografía incluye no solo un com-pleto registro de todas las publicacio-nes de las obras de Lillo (en revistas, pe-riódicos, libros y antologías), sino queenlista todas las traducciones conocidasy es un completo registro bibliográfi-co de todas las fuentes que aparecen ci-tadas en el prólogo, en las notas al piey en los distintos estudios agrupados enel dossier. Para el lector interesado ypara el estudioso de la obra de Lillo estaedición resulta, por tanto, de una in-estimable utilidad.

Miguel Donoso RodríguezPontificia Universidad Católica deChile

Martín Ezpeleta, AntonioLas “historias literarias” de los escritoresde la Generación del 27. Madrid: Arco Li-bros, 2008. (ISBN: 978-84-7635-749-1)

El interés por el género de las historiasliterarias ha surgido en la actualidad

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como resultado del debate de la teoríaposmoderna sobre la pertinencia de ladiacronía histórica en el estudio litera-rio. Mientras esperamos la elaboraciónde una definitiva Historia de la historio-grafía literaria española, la presente mo-nografía nos acerca al estudio de cua-tro historias literarias de la primera mi-tad del siglo XX: las elaboradas por Án-gel Valbuena Prat, Ernesto GiménezCaballero, Juan Chabás y Max Aub. Lacoyuntura socio-histórica en la que seenmarcan estas cuatro historias litera-rias de escritores se puede enmarcar en-tre el espíritu del noventayochismo y elfranquismo sin dejar de retomar laidea de las literaturas nacionales del si-glo anterior.

Es cierto, por otra parte, que eldesarrollo de la historiografía literariaespañola siguió el camino que trazó larenovación crítica surgida a partir deMenéndez Pidal y el Centro de Estu-dios Históricos; no obstante, la insti-tución nunca dio lugar a una historia dela literatura española. A partir de losaños treinta, asistimos a un auge del gé-nero que se plasmaría no sólo en la obrade los autores estudiados sino ademásen la de Guillermo Díaz-Plaja, José Ma-nuel Blecua, Gonzalo Torrente Balles-ter, Julio Cejador o Fernando LázaroCarreter. Más allá de estos trabajos, elhispanismo en el exterior había dado susfrutos a través de la obra Ernest Meri-mée, Aubrey Bell, Miguel RomeraNavarro y, como no, Ángel del Río,

cuya Historia de la literatura española fueampliamente divulgada. A ellos habríaque sumar la producción de los exilia-dos de la República, quienes se aden-traron en el género como respuesta ala demanda editorial o a su desarrolloprofesional.

Quizás el capítulo más elogioso esel dedicado a la Historia de la literaturaespañola (1937) de Ángel Valbuena Pratque pasa por ser la más personal de losaños que preceden al franquismo; la au-sencia de prejuicios y la constitución deun canon que, en parte, respondía a laestética del grupo del 27 son algunos delos rasgos que caracterizan la obra. Se-gún el autor, la Historia de Valbuena Pratresponde a una erudición innegable y auna ambición crítica muy por encima delos diversos textos académicos existen-tes. La obra analizada de Valbuena Pratdestaca por el análisis del canon de la li-teratura española y sus relaciones con laliteratura universal. En parte, son evi-dentes las influencias de MenéndezPelayo y, desde luego, las huellas de laescuela positivista francesa de Brunetière.

El aspecto comparatista de la His-toria de la literatura española de ValbuenaPrat es una característica que llama laatención al autor, quien dedica un ca-pítulo a la comprensión de la literatu-ra española dentro de la universal queofrece el historiador catalán. Este fac-tor destaca entre muchos otros, comola comparación con las artes: pintura ymúsica, preferentemente.

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Buena parte del capítulo se dirigehacia el análisis del llamado “canon ca-nonizado”, esto es, el conjunto deobras que componen el canon de la li-teratura española del historiador yque, de manera patente, han influido enla perspectiva de los especialistas veni-deros. El autor del estudio realiza un re-corrido por las distintas épocas y gé-neros para analizar específicamenteaquellas obras y autores que más inte-resan al historiador: el Poema del MíoCid, Cervantes, la novela picaresca,Lope de Vega, Calderón, Tirso deMolina, Góngora, Moratín, Ramónde la Cruz, Cadalso, Larra, Bécquer y,como no, los novelistas del XIX: Ceci-lia Böhl de Faber, Alarcón, Valera yGaldós –excepto Clarín, a quien sitúacomo precursor del 98–. También Par-do Bazán, la cual, como Böhl de Faber,se halla bajo la perenne etiqueta de mu-jer escritora.

Respecto a la literatura del XX, Val-buena Prat incide en la figura clave delos inicios de siglo como es Rubén Da-río y su importante impronta en la po-esía española; además de él, un elogia-do Manuel Machado, Unamuno, Azo-rín y Valle-Inclán. Respecto a las no-velas, cabe destacar los comentariosacerca de la obra de Felipe Trigo,Blasco Ibáñez y, desde luego, los elogioshacia las figuras de Pérez de Ayala y Ga-briel Miró; entre los ensayistas, quienesocupan un importante apartado de suHistoria, destaca obviamente la figura

clave de Ortega. Por último, la Gene-ración del 27, cuya nómina es más am-plia de lo habitual, y la literatura del me-dio siglo en la que cabe valorar el es-fuerzo intuitivo, sin apenas base críti-ca, de selección de una nómina de au-tores contemporánea al acto de escri-tura. El autor de la monografía anali-za además la metodología empleada porValbuena Prat; además de la compara-ción entre obras, es importante el usode la biografía como manera de abor-dar los autores centrales de la Historia.

El cuarto capítulo, dedicado a lahistoriografía literaria de Ernesto Gi-ménez Caballero, centra su figuradentro de la ideología del fascismo es-pañol y sus implicaciones culturales.Los manuales de Giménez Caballerofueron un referente pedagógico en laEspaña de Franco, mucho menos im-parciales, desde luego, que los de Gui-llermo Díaz-Plaja o José Manuel Ble-cua, que también circulaban por la mis-ma época; el primero de ellos, titula-do Lengua y literatura de España y su Im-perio fue publicado en siete volúmenesy conviviría con Lengua y literatura deEspaña, también en siete volúmenes.

El autor analiza la vinculación dela historia literaria de Giménez Ca-ballero con teorías como las del genioespañol o con el nacionalismo que, evi-dentemente, marca su canon. En estesentido, obras como el Poema de MíoCid, los Milagros de Nuestra Señora, elLaberinto de Fortuna de Juan de Mena

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o autores como Calderón, Quevedo,Lope de Vega son una muestra de suspreferencias literarias tan evidentescomo las ausencias, entre las que figuraGaldós y gran parte de la Generacióndel 27. En este mismo capítulo, el au-tor analiza la metodología y la perio-dización de la historia literaria en laque destaca el sistema de las tres eda-des: edad de hierro, edad de oro y edadde plata.

El quinto capítulo está dedicado ala labor historiográfica de Juan Chabás;el escritor de Denia inició en su exilioen Cuba una de las obras más intere-santes desde el punto de vista que nosocupa; esta labor ya había sido inicia-da antes de la Guerra Civil a través dela Breve Historia de la Literatura Espa-ñola, versión temprana de la que mástarde sería la Nueva y manual historia dela literatura española en la que se con-tinuaría insistiendo en el contexto so-cio-histórico. Sin embargo, son muchoslos cambios que introduce; por una par-te, la atención a los orígenes del espa-ñol; por otra, la inserción de tablas cro-nológicas que establece elementos decomparación con otras literaturas na-cionales y determinados aconteci-mientos políticos. En 1952, Chabás pu-blicó Literatura española contemporá-nea, editada recientemente por JavierPérez Bazo; la obra pasa por ser una delas primeras y más maduras reflexionessobre la literatura del siglo XX español.

Además de las dos obras historio-

gráficas, el autor no deja de reseñar otrostextos críticos y antologías. De difícil ac-ceso son tanto la Antología general de laliteratura española como Poetas de todos lostiempos, publicada póstumamente en1960; la primera de ellas, centrada en elafán pedagógico, reivindica lo popularque, como en la mayor parte de críti-cos del periodo, representa el Volkgeistespañol. Por su parte, la segunda anto-logía está mucho más cargada de las ide-as socio-políticas de Chabás, aunque, nopor ello, excluye la reflexión sobre la lí-rica, muy influida, como en otros au-tores, por la búsqueda del espíritu na-cional. Otros estudios literarios anali-zados son Vuelo y estilo, escrito antes delexilio, en la que no está ausente la in-fluencia de las corriente estilística, re-presentada en nuestro país por Dáma-so Alonso y Con los mismos ojos, de1956, recopilación de cuatro ensayos so-bre Vives, Descartes, Martí y Gorki. Elcapítulo termina analizando algunos delos temas relevantes para la crítica y lahistoriografía de Juan Chabás como sonel poso que la crítica marxista tiene ensu obra, el canon de la literatura del si-glo XX y el testimonio del exilio.

El último capítulo se ocupa de es-clarecer la obra crítica e historiográficade Max Aub. Llegado a México en 1942,Max Aub publicó, por encargo, su Ma-nual de Historia de la Literatura Españo-la en 1966. Además de este texto, com-pletan su obra crítica La poesía españolacontemporánea, Discurso de la novela es-

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pañola, La prosa española del XIX y un li-bro de artículos, Pruebas. Antonio Mar-tín realiza, en primer lugar, un análisisde cómo el exilio influyó en la produc-ción de sus ensayos literarios y en su vi-sión de la literatura desde el compromisoético; el estudio del Manual de Historiade la Literatura Española ocupa buenaparte del capítulo centrado, sobre todo,en determinados aspectos como son lasfuentes historiográficas empleadas, lafuerte influencia de la historia políticade España en los factores culturales, ade-más del subjetivismo del autor en de-terminados elementos del texto.

Asimismo el canon y la periodiza-ción son las características del texto quemás llaman la atención al autor; en pri-mer lugar, el que se denomina el “ca-non canónico” no es otro que el con-junto de obras que forma parte de la tra-dición historiográfica-literaria que par-te de Menéndez Pelayo y que, desdeluego, se asienta con Menéndez Pidaly sus discípulos; por otra parte, el mo-delo generacional de Max Aub carac-terizado por elementos peculiares. Unaspecto relevante de la obra es la valo-ración que de la literatura del exilio co-mienza a hacer Aub; a diferencia de laopinión del autor, no se trata tanto deque Aub confiara en que el exilio fue-ra a terminar en los años sesenta sinoque no podía prever la fecha de fin delfranquismo, por ello esta etapa quedaseñalada con puntos suspensivos.

Tras analizar el Manual de His-

toria de la Literatura Española, elautor intenta realizar una aproxima-ción a los estudios literarios del autor;se trata de un punto en gran medidaincompleto pues, como sabemos, Aubdedicó una gran parte de su trabajo enel exilio a la crítica literaria en revis-tas culturales y literarias en la que con-tinúo tratando temas referentes a lahistoria literaria española y latinoa-mericana (Meyer, ed. 2007).

En conjunto, el ensayo contienemás de lo que anuncia; se trata de un re-corrido por cuatro historias literarias ypor la obra de cuatro autores impres-cindibles para dar muestra de los re-corridos de los estudios literarios en laEspaña del siglo XX.

Eva Soler SaseraUniversidad de Valencia

Meunier, Philippe y Edgard Samper, eds. Mélanges en hommage à Jacques Soubey-roux. Saint-Étienne: Éditions du CELEC,2008. 752 pp. (ISBN 978-2-9527257-1-2)

En septiembre de 2004, el profesor Jac-ques Soubeyroux comenzó su períodode jubilación. El volumen que aquí sereseña es publicado cuatro años despuéscomo tributo a su legado en el hispa-nismo francés. Como se pone de ma-nifiesto en el prefacio, la llegada de

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Soubeyroux a la universidad Jean Mon-net supuso la creación del G.R.I.A.S., unimportante grupo de investigaciónhispanista de Saint-Étienne, y delC.E.L.E.C., el Centre d’Etudes sur lesLittératures Etrangères et Comparé-es. Ahora son estos dos organismos losque muestran su gratitud al profesorSoubeyroux con la edición de este li-bro, que constituye una verdadera de-mostración de los frutos del hispanis-mo que con tanto entusiasmo prodigó.La detallada lista de publicaciones delhomenajeado que precede al primer ca-pítulo justifica con creces la publicacióndel libro.

El volumen está estructurado encuatro apartados de diversa extensiónsiguiendo un criterio cronológico: ini-cialmente se incluye un breve bloquede estudios acerca de la literatura me-dieval y aurisecular; posteriormente, seencuentra el apartado más extenso delvolumen, sobre el siglo XVIII, lo cual re-vela la vitalidad de la investigación dela literatura española del Siglo de lasLuces; a este le siguen dos apartados deextensión similar, uno sobre el siglo XIX

y primera mitad del siglo XX y otro so-bre la segunda parte del siglo anteriory el presente siglo.

George Martin inaugura el primerbloque con un trabajo sobre la posiblealusión al concubinato de Alfonso XI

con Alienor de Guzmán en el Libro deBuen Amor. Tal y como señala el pro-pio autor, sigue un enfoque que con-

juga historia y literatura, en la línea deSoubeyroux. A este artículo le sigue unestudio en el que Michel Laspéraspone el acento en la influencia de laslecturas en la obra cervantina por en-cima de sus propias vivencias a partirdel examen de La novela del LicenciadoVidriera. A continuación se incluyendos artículos sobre la novela picaresca.El primero de ellos, obra de Cécile Ber-tin-Elisabeth, se adentra en la inter-pretación del encierro y aislamiento delpícaro en las dos obras en las que estacuestión, en opinión de la autora, re-sulta paradigmática: el Guzmán y elBuscón. El trabajo de uno de los edito-res, Philippe Meunier, trata de desecharla idea de que Quevedo no quisiera cre-ar una novela al escribir el Guzmán,para lo que propone un sugerenteanálisis de la progresiva articulación delas palabras Pablos y caballero. Esteprimer apartado concluye con un es-tudio acerca del Heráclito y Demócritode nuestro siglo de Antonio López deVega, tratado en el que Marie-LaureAcquier ve un anticipo de la separaciónentre filosofía y literatura.

El segundo apartado del volu-men, sobre el siglo XVIII, comienza conotros dos artículos sobre preceptiva:Françoise Étienvre, a propósito de laPoética de Luzán, comenta que laspreceptivas francesas y españolas del si-glo XVIII estaban más influidas por latradición clásica que las anglosajonas;François Lopez, por su parte, de-

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muestra la dominante impronta delPinciano en las poéticas neoclásicas es-pañolas. A continuación, se incluye unestudio de Michel Dubuis que versa so-bre las connotaciones de las palabraserudito, erudición e ilustrado en la se-gunda mitad del siglo. En el siguien-te artículo, Elisabel Larriba se adentraen la Memoria de los acontecimientos másparticulares de mi vida de Cadalso y pro-pone un trabajo en el que se subrayanlas omisiones y referencias del autor so-bre sus vivencias. Posteriormente, se in-cluye un grupo de textos que se acer-can a tratados de índole político-eco-nómica. Uno de ellos es el firmado porAnne Dubet, en el que se intenta de-mostrar que una obra de TeodoroVentura de Argumosa Gándara es enrealidad una traducción encubierta deun tratado de Jean-François Melon. Elsiguiente artículo está dedicado a la ori-ginalidad del concepto de propiedadque muestra Cabarrús en sus Cartas.Para cerrar este pequeño bloque de ar-tículos sobre tratados políticos, Ale-xandra Merle ofrece un estudio de laCarta Segunda al conde de Lerena deLeón de Arroyal y de sus reflexionespolíticas, a las que este autor llega al in-terpretar que los problemas económi-cos en los que estaba sumido el país sedebían a un mal gobierno, tal y comoseñala la autora del capítulo. Trasesto, Jean-Pierre Clement profundizaen la importancia del lujo y de la apa-riencia como signo de distinción social

en la América del Siglo de las Luces yen sus implicaciones políticas, econó-micas y sociales.

Los dos siguientes estudios se fi-jan en el mundo del hampa, el cual hainteresado de manera especial al pro-pio Soubeyroux. De hecho, el capítu-lo de Christine Benavides nace comoampliación de su tesis, dirigida por elhomenajeado; en él, profundiza en lahistoria de la cárcel femenina La Ga-lera, en especial desde su rehabilitaciónen 1808. Este artículo está precedidode un estudio de Jean-Louis Guereñadedicado al intento de erradicación dela prostitución en la segunda mitad delsiglo XVIII, momento en que, tal ycomo un abundante número de testi-monios deja entrever, esta actividadcausó una gran preocupación. Poste-riormente, Rose Duroix investiga acer-ca del madrileño hospital Saint-Louis-des-Français, el cual ejercía la funciónde casa de acogida de viajantes fran-ceses. Sylvie Imparato-Prieur, por suparte, se centra en la influencia de lavulgarización de los tratados médicosen el cambio de percepción del niñodesde el punto de vista ideológico enEspaña. A continuación, Antonio Ris-co comenta un discurso hasta el mo-mento inédito de José García Fer-nández de finales del siglo XVIII sobrela gestión hospitalaria. Su artículo in-cluye en un apéndice la primera trans-cripción editada del texto. El siguien-te capítulo, escrito por Valérie Mole-

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ro, analiza las circunstancias en que sellevó a cabo la última hoguera de la in-quisición en Sevilla, aplicada a Maríade los Dolores López en 1781 en la lu-cha decimonónica contra la supersti-ción. Destaca el abundante apoyo tex-tual del artículo. El bloque acerca delsiglo XVIII es cerrado por Jean-MarcBuiguès y su estudio de la bibliotecadependiente de la iglesia colegial de Vi-llafranca del Bierzo y la ubicación desus obras.

Posteriormente, Solange Hibbs-Lissourgues abre el apartado de artí-culos sobre el siglo XIX y primera mi-tad del XX con un trabajo de corte so-cio-literario centrado en el papel quedesempeñaron las traducciones deobras europeas reputadas en el empe-ño de la Iglesia por crear una literaturaedificante. A continuación, CécileMary-Trojani se acerca a la poco di-fundida obra Las españolas náufragas ocorrespondencia de dos amigas y su filia-ción con la novela sentimental. El otrocoeditor del volumen, Edgard Samper,le sigue con un capítulo sobre doscuestiones de especial relieve en Eche-garay: el espacio teatral y los actores.Como es esperable, se reserva un lu-gar destacado a la actriz María Gue-rrero. Esta también ocupa buena par-te del artículo de Jean-François Botrel,en el que se comenta el deseo deClarín de que María Guerrero encar-nase a su Teresa fijándose en EmmaKosilis, personaje de las Feuilles déta-

chées de Renan. Paul Aubert, por suparte, propone un artículo que exa-mina las diversas valoraciones quesuscitó en el mundo intelectual espa-ñol la Revolución Rusa y su influen-cia en nuestro país. El siguiente textoestá dedicado a la idiosincrasia litera-ria de Cipriano de Rivas Cherif segúnsu obra Un camarada más. En él, Be-goña Riesgo subraya su concepción éti-ca de la literatura y su condena de unalibertad irrespetuosa en la obra men-cionada. Posteriormente, Pierre-PaulGregorio penetra en La cartilla escolarantifascista, un manual escolar dirigi-do a los soldados del bando republi-cano. El afán alfabetizador de esta obrano estaba exento de implicacionesideológicas, tal y como se pone de re-lieve en el artículo.

Justo después, se incluye el suge-rente capítulo de Jean-Claude Seguin,quien plantea una visión de anáglifo dela obra de dos fotógrafos consideradostradicionalmente como polos opuestos:Munkácsi y Echagüe. Llama la aten-ción la mezcla de citas textuales, imá-genes, verso y estilo literario en su pe-culiar estudio. Finalmente, PierreThiollière ofrece un detallado examendel tercer acto de la obra lorquiana Asípasen cinco años en el que subraya, en-tre otras cosas, la tensión que se pre-senta entre el Lorca social y el Lorcainterior.

Jean Tena inicia el bloque final decolaboraciones, dedicado a la segunda

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mitad del siglo XX y los primeros añosdel actual. Su artículo está centrado enel teatro pedagógico de Sastre y su co-nexión con Brecht en Historia de unamuñeca abandonada. Elianne Lavaud-Fage y Jean-Marie Lavaud, por suparte, reflexionan sobre la relevancia delos nombres propios en la literatura através del caso de Filomeno a mi pesarde Torrente Ballester. A continua-ción, Catherine Orsini-Saillet se fija enla novela de Rafael Chirbes Mimoun.En concreto, presta atención al modoen que los espacios de la novela evi-dencian el fracaso vital del protagonista.En el capítulo posterior, ChristinePérès propone un artículo segmenta-do en dos partes: en primer lugar, me-dita sobre la influencia que una obra li-teraria puede ejercer sobre el receptory, tras esto, estudia el caso de Sangre lu-nar de Sanchis Sinisterra y Naturalezade Felipe Hernández, obras que, en suopinión, logran modificar de manerallamativa el estado interior de los lec-tores. Anne Paoli, en cambio, fija su in-terés en la construcción del yo que re-aliza Josefina Aldecoa a través de supersonaje Gabriela. A este estudio le si-gue un interesante trabajo de CorinneMence-Caster en el que comenta laruptura de las expectativas del lectorque se produce en Cumboto de RamónDíaz Sánchez. En efecto, explica cómono se marca el aislamiento habitual enla literatura de la plantación. GenevièneChampeau dedica su artículo al des-

entrañamiento del motivo de la ventanaen la novela de Muñoz Molina Venta-nas de Manhattan. El volumen incluyea continuación un trabajo de PhilippeMerlo Morat, que profundiza en elcomplejo Royopellejas, personaje deAlfons Cervera. Entre otras cosas, se-ñala su dimensión mítica y lo consideraun reflejo de las aspiraciones del pro-pio autor.

Asimismo, en el siguiente texto sepropone un análisis de La velocidad dela luz de Javier Cercas: EmmanuelleSouvignet Chretin-Brison estudia lafunción del espacio en la novela en re-lación con la reflexión sobre el éxitoque el autor ofrece en la obra. Después,Marie-Claire Zimmermann aporta undocumentado artículo sobre la poesíade Guillermo Carnero a partir del es-tilo que deja entrever en su Verano in-glés. Otro capítulo, escrito por IdoliCastro, comenta detalladamente elpoema “Pintor chino y paisaje” de Jai-me Siles. En él, se pone de relieve la cu-riosa huella que en este autor deja lapoesía china. El estudio de Jean-PaulAubert también vuelve la mirada haciaOriente, pues está centrado en la pe-lícula de Hou Hsiao-Hsien Flores deShangai. Uno de los motivos por losque decide examinar esta obra es la pe-culiar fuerza con la que consigue co-nectar con el espectador, según el jui-cio del propio Aubert. Tras esto, se ha-llan dos trabajos que tratan de arrojarluz sobre el papel que las imágenes des-

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empeñan en ciertas obras artísticas. Porun lado, Bernard Dieterle advierte laimportancia de las ediciones ilustradasde Antonio Saura, cuyas imágenes sonsusceptibles de análisis, ya que noconstituyen un mero ornamento banal.Por otro lado, Anouk Chirol estudia eluso de la fotografía en la películaAmores perros de Alejandro GonzálezIñárritu. El autor del capítulo justifi-ca que las imágenes estáticas le sirvenal director para marcar la identidad delos personajes y realzar los momentosde melancolía. Por último, FranckMartin cierra el volumen con un acer-camiento a la discusión acerca de laconsideración del valenciano comolengua o como dialecto a partir de losdatos que ofrece el Nuevo Estatuto deAutonomía Valenciana: concluye au-gurando un buen futuro al conflicto en-tre los políticos.

Para concluir, cabría destacar la di-versidad de los artículos que formanparte de esta compilación, pues inclu-so se hallan algunos que analizan obrascinematográficas y pictóricas, así comootros que se aproximan desde un pun-to de vista histórico a ciertas realida-des relacionadas con la literatura. Noobstante, ello no implica que el librose convierta en un cajón de sastre, sinoque los cuarenta y cuatro trabajosconvergen en un punto: todos siguenla estela de Jacques Soubeyroux, quienen su vida investigadora también se haacercado a lo paraliterario y ha com-

binado con excelencia las perspectivashistórica y filológica.

Dámaso IzquierdoUniversidad de Navarra

Penas Ibáñez, María Azucena, yRosario González Pérez, eds. Estudios sobre el texto: nuevos enfoques ypropuestas. Fráncfort: Peter Lang, 2009.489 pp. (ISBN: 978-3-631-58310-4)

El libro titulado Estudios sobre el texto:nuevos enfoques y propuestas, cuyas editorasson María Azucena Penas y RosarioGonzález, publicado en la serie Studienzur romanischen Sprachwissenschaft und in-terkulturellen Kommunikation, constade presentación, una parte primera, unaparte segunda y una parte tercera. Cadauna de las tres partes en sus respectivosapartados presenta referencias biblio-gráficas pormenorizadas, actualizadas yespecíficas del tema tratado.

La presentación, a cargo de MaríaAzucena Penas y Rosario González,muestra el estado de la cuestión de losestudios textuales y hace patente laaportación personal de cada uno de losespecialistas que colaboran en estaobra colectiva. En ella la diversidad deenfoques no resta unidad al desarrollode los temas centrales, como son la in-vestigación de los procesos que regu-lan la construcción e interpretación de

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diferentes modelos textuales, desde ladiacronía hasta la sincronía actual; el es-tudio de las relaciones entre el texto ysu entorno enunciativo, incluido el te-lemático; la aplicación de distintas pro-puestas metodológicas para abordar lacomplejidad del fenómeno textual en sudimensión tanto oral como escrita; y lareflexión sobre la adquisición de la com-petencia textual en segundas lenguas.

La parte primera contiene dos ca-pítulos:

a) “La filosofía hermenéutica deltexto y su verdad. H.-G. Gadamer y P.Ricoeur”, de Mª Carmen López. Eneste artículo se analiza la relación en-tre el texto y su interpretación para re-velar la utilidad de la hermenéuticacomo filosofía transdisciplinar, así comolas claves de un nuevo paradigma paralas acciones y las ciencias humanas, sus-ceptibles de ser tratadas como textos.

b) “El carácter ontológico y éticode la palabra como generadora de tex-to”, de Juana Sánchez-Gey. La autoracentra su estudio en el pensamiento fi-losófico que se hace desde España, don-de el realismo y la reflexión ética son suscaracteres propios, especialmente en losescritores del siglo XX que han adoptadola forma del ensayo. Desde el realismo,por tanto, se ha valorado el pensar cony desde el lenguaje.

La parte segunda está dedicada alas propuestas metodológicas, des-arrolladas diferencialmente en cinco ca-pítulos:

a) “Que 30 años no es nada…Tra-dición y modernidad de la Lingüísticadel texto de Eugenio Coseriu”, de Ós-car Loureda. Su planteamiento operacon rigor sobre la pregunta de si el pen-samiento coseriano sobre el texto pue-de ahora integrarse, después de trein-ta años, en una lingüística textual no-tablemente diferente de aquella que ro-deaba al texto original en sus plantea-mientos metodológicos.

b) “La lingüística del texto y el aná-lisis interdiscursivo en la literaturacomparada”, de Tomás Albaladejo.Este destacado investigador prestaatención al hecho de que la lingüísticadel texto ha ofrecido a partir de las úl-timas décadas del siglo XX un instru-mental teórico-analítico de indudablevalor para el conocimiento de las ex-presiones lingüísticas de dimensióntextual por medio de las cuales se lle-va a cabo la comunicación, respon-diendo, además, a la unidad lingüísti-ca del texto.

c) “Principio sintáctico de lineali-dad en el hipotexto y parámetro se-mántico-pragmático de continuidaden el hiper(ciber)texto”, de Mª Azucena Pe-nas. En este capítulo se propone el tér-mino hipotexto y se analizan pormeno-rizadamente los procedimientos de hi-pertextualización que permiten carac-terizar otros dos términos: el hipertex-to y el cibertexto. Rasgos como el ordende palabras libre, expresiones sintácti-cas discontinuas y anáfora nula permi-

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ten, según la autora, acercar el nivel sin-táctico al textual ya que las estructurassintagmáticas tienen capacidad parafuncionar a modo de hipotextos al res-ponder a mecanismos textuales que vana estar presentes y van a caracterizar tex-tos mayores, como los hipertextos, y tex-tos específicos, como los cibertextos. Re-sulta importante en este trabajo, por suoriginalidad, la delimitación sintácticay semántico-pragmática con respecto alas variables linealidad y continuidadque se establece entre tres términos tex-tuales: uno, nuevo: el hipotexto; otro, re-elaborado: el hipertexto; y el tercero, es-tandarizado: el cibertexto.

d) “Gramática y estructura textual:propuesta metodológica”, de José Ma-nuel González Calvo. El autor advierteque se trata de una propuesta perso-nal y relativamente reciente, que ha idofraguando y forjando a partir del año2000. Concibe la parte textual comola cabeza de la gramática de una len-gua, de manera que sería posible pro-poner, como novedad que aporta, laexistencia de dos niveles en la partetextual: el comunicativo y el enuncia-tivo, siendo el primero el superior yesencial.

e) “Texto y marcadores del dis-curso”, de Esperanza Acín. La aporta-ción centra desde el principio el mar-co teórico desde el que enfocará su es-tudio: la gramática del texto. La auto-ra justifica el tratamiento de los mar-cadores en este marco y presenta al-

gunos planteamientos metodológicosque facilitarán el estudio de estos ele-mentos.

La parte tercera se ocupa de losnuevos enfoques teórico-prácticos.Este bloque se divide a su vez en tressecciones: sincrónica, diacrónica y de se-gundas lenguas.

El apartado de sincronía se com-pone de cinco capítulos:

a) “Tipología textual y coherenciadiscursiva”, de Rosario González. Eneste trabajo se pone en relación una delas propiedades fundamentales de lostextos, la coherencia, con la tipologíatextual. La hipótesis defendida aquí sos-tiene que la pertenencia a un determi-nado modelo discursivo es responsable,en buena medida, de la manera en quese desarrolla esta propiedad y, por tan-to, impone también ciertas restriccio-nes a la construcción del texto y guía suinterpretación.

b) “Solidaridades léxicas y cohesióntextual”, de Manuel Casado Velarde. Lainvestigación detalla con abundanteejemplificación extraída del CORDE ydel CREA los tres tipos de solidaridadesexpuestas por Coseriu, en función delelemento determinante o rasgo soli-dario. También se incluye el conceptodesarrollado por G. Salvador de soli-daridad semántica, distinguiéndola de laléxica, bajo la denominación común de“solidaridades lexemáticas”. Final-mente, como un avance novedoso, la ar-gumentación se detiene en los valores

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estilísticos especiales de las solidarida-des léxicas y semánticas.

c) “Algunas notas en torno a unmecanismo de cohesión textual: la aná-fora conceptual”, de Ramón González.En esta aportación la reflexión críticagira en torno a un procedimiento co-hesivo –todavía muy poco estudiado, deahí la importancia del estudio–, que harecibido varias denominaciones, comoencapsulación (anafórica) o encapsula-dores nominales, anáfora conceptual,anáfora recapitulativa o “resumitiva”,sustantivos anafóricos, sustantivos eti-queta o etiquetadores, sustantivos en-voltorio, etc. Se acompaña la teoría deejemplos ilustrativos que corroboran lanecesidad de prestar la debida atencióna este fenómeno.

d) “Textos generados en la Web2.0”, de Joan-Tomàs Pujolà, Mª Ánge-les García y Vicenta González. Los au-tores abordan el estudio de nuevas for-mas de comunicación que han apareci-do gracias a los avances tecnológicos, so-bre todo Internet. Su investigación secentra en la determinación y caracteri-zación de los cibergéneros. Se ha elegidola producción a través de la web 2.0 porpermitir una actividad comunicativacontinua, hecho que ha fomentado lainteracción on line de los usuarios y nue-vas formas comunicativas, en las que semezcla el componente verbal con otroscódigos sonoros y visuales, reforzándose,así, el contenido e intencionalidad de lostextos generados.

e) “Los blogs y la narratividad dela experiencia”, de José Ángel García.En este estudio se profundiza en un tipoconcreto de texto electrónico de granactualidad. Se parte de una definiciónprovisional, ajustándola según los da-tos que van arrojando los distintosanálisis a los que se someten los tér-minos de la definición. Una de las pie-zas de toque serán los “blogs de em-presa”. Con ello se abren nuevas vías dereflexión para los teóricos de los ci-bergéneros.

El apartado de diacronía consta deotros cinco capítulos:

a) “Estructuras clasemáticas y sen-tido textual en “Los Menecmos” y“Anfitrión” de Plauto”, de BenjamínGarcía-Hernández. Constituye unanovedosa aplicación al ámbito del tex-to de las oposiciones clasemáticas. Suautor considera las relaciones clase-máticas (complementarias, alternas o se-cuenciales) como vertebradoras de la ac-ción dramática del texto, con lo quecumplirían un importante papel comoejes organizadores de la estructura in-formativa que un texto, en este caso te-atral, transmite.

b) “Las “palabras clave” y su fun-ción representativa del sentido del tex-to”, de Jairo Javier García. En la tesisdel artículo se sostiene que el tejido deun texto, lo que hace que un texto estébien construido de acuerdo a sus pro-piedades internas fundamentales, estribaprincipalmente en la manera de trans-

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mitir la información que contiene; portanto, ese entramado es de base se-mántica. Uno de los mecanismos es elde las palabras clave o palabras signifi-cativas e informativas sobre el contenidodel texto, según G. Matoré.

c) “La construcción del discurso ar-gumentativo a principios del Renaci-miento”, de José Jesús de Bustos. Estainvestigación se ocupa del problema dela tipologización de los discursos en eleje diacrónico. Concretamente el autorse centra en la argumentación, puestoque constituye el tipo de discurso queha dado lugar a una mayor reflexión te-órica, así como en la caracterización deldiscurso argumentativo a principiosdel Renacimiento.

d) “Cohesión lingüística en “LaCelestina”: Referencias al discursomediante sustantivos de lengua”, deFrancisco Javier Herrero. El autor seocupa de un mecanismo de cohesiónque ha despertado un gran interés enla actualidad. Se da en ello cuenta deun tipo de referencias nominales pocoestudiadas en textos dialogados y me-nos aún en lo diacrónico. Ese meca-nismo consiste en el análisis de las re-ferencias nominales al propio discur-so, que también se tratan en el bloquesincrónico de este volumen por partede Ramón González.

e) “Ritmo y enumeración. Un es-tudio de dos modelos discursivos: aca-démico (E. Benot) y político (M.I. Pé-rez Quintero)”, de Mª del Mar Espe-

jo. Esta aportación se ocupa del estu-dio de la microestructura discursiva oconstrucción interna del discurso, cen-trándose en el mecanismo de la enu-meración argumentativa. Se parte delconcepto de serie argumentativa parademostrar que la enumeración es unaestructura relevante a la hora de pre-sentar los argumentos en el discursooral.

En el apartado de segundas len-guas, son dos los capítulos:

a) “Comprensión y traducibilidadde la diversidad (lingüística, textual ycultural): Observaciones desde la an-glística”, de Beatriz Penas. Trabajoque se encuadra dentro de los enfoquesde tipo socio-cultural en la explicaciónde los fenómenos textuales, aportandouna nueva visión a los estudios sobre eltexto. La tesis central gira en torno alestudio del texto generado en una tra-ducción, es decir, el intertexto.

b) “La evaluación de la compren-sión lectora”, de Teresa Bordón. La au-tora diseña una prueba para evaluar lacomprensión de textos escritos a alum-nos de EL/2 de nivel B1; una vez ana-lizados los resultados se aplica la mis-ma prueba a un grupo de estudiantes es-pañoles (lengua materna española, ni-vel universitario) y se analizan los re-sultados, con el fin de comparar los da-tos obtenidos a partir de los dos gruposde estudiantes. Con ello se compruebala hipótesis de partida: la falta de com-prensión de un texto para aprendices ex-

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tranjeros se debe fundamentalmente adesconocimientos léxicos.

Sin duda, nos encontramos anteuna obra indispensable y de consultaobligada por la actualización de susaportaciones, que traen no solo una vi-sión global, con avances plurales y ex-haustivos, sino también una visión re-novada de los estudios textuales. Ade-más, los trabajos diacrónicos que in-cluye el volumen ponen en evidencia lanecesidad de incorporar a la Lingüís-tica Textual análisis teórico-prácticosaplicados a la Historia de la Lengua, yaque sin este tipo de estudios la Lin-güística y la Gramática del texto que-dan incompletas.

Enrique BaenaUniversidad de Málaga

Peñalver Castillo, ManuelLa Andalucía lingüística de Valera. Gra-nada: Editorial Octaedro Andalucía,2007. 255 pp. (ISBN: 978-84-95345-32-5)

Juan Valera (1824-1905), autor deobras clásicas como Juanita la Larga oPepita Jiménez, es uno de los escritoresmás representativos del siglo XIX. Unode los aspectos más destacados de suobra literaria es el reflejo de la Anda-lucía rural de su época: los conflictosamorosos y religiosos que caracterizansu narrativa van acompañados de lascostumbres, el folclore, las fiestas, la

gastronomía, el pensamiento, la so-ciología, la política, etc. del pueblo an-daluz y, en particular, de su pueblo na-tal, Cabra (Córdoba). La búsqueda deuna “Andalucía lingüística” en la obrade Valera es la novedad que pretendeaportar el libro que reseñamos: por unlado, trata de justificar documental-mente el andalucismo del escritor –en-tendido como amor e interés por lasparticularidades lingüísticas andalu-zas– a partir de los testimonios con losque fue entreverando varios de sus es-critos, tanto literarios como epistola-res y ensayísticos; por otro lado, se pre-sentan los estudios realizados sobre elhabla de Cabra (que toman las novelasde Valera como fuente de información)como precursores de la dialectología lo-cal andaluza.

Las partes de las que se componeel libro obedecen –implícitamente, yaque no se distinguen de forma clara enla “Introducción”– a este doble objeti-vo: en un primer bloque, tenemos unaserie de capítulos que tienen como hiloconductor la obra de Juan Valera (capí-tulos 2 al 6). En ellos, se presentan tex-tos en los que el escritor egabrense re-fleja sus opiniones respecto a las hablasandaluzas así como sus conocimientosde estas (ya sea, en ambos casos, sobreaspectos fonéticos, morfosintácticos o lé-xicos). El segundo bloque estaría for-mado por los capítulos dedicados al ha-bla de Cabra (8-11) y en él trata de com-pletar las apreciaciones de Valera –oca-

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sionales, asistemáticas y diseminadas alo largo de su obra– con los datos apor-tados por investigaciones más rigurosassobre las hablas andaluzas en general ysobre el habla cordobesa en particular,que van desde la llamada etapa “pre-científica” de la dialectología andaluzahasta la actualidad. La unión entre am-bos bloques estaría determinada por laimportancia que tuvo Valera para el co-mienzo de los estudios sobre el hablaparticular de esta zona.

El primer bloque comienza conuna reflexión general, “Consideracio-nes teóricas sobre las hablas andaluzasen la obra de Juan Valera” (cap. 2): eneste capítulo se reproducen y se dis-ponen, según un orden cronológico,textos y fragmentos de la obra valeria-na que, según Peñalver, constituyen do-cumentos valiosos para el estudio de lashablas andaluzas. En primer lugar, en-contramos el texto íntegro de “LaCordobesa” (1872), ensayo sobre elprototipo de mujer rural de esta pro-vincia (jornalera o criada, según las pro-pias palabras de Valera), al final del cualencontramos apreciaciones sobre “ellenguaje y el estilo de la cordobesa”, ex-puestas en estilo ameno y sin preten-siones científicas. Se muestra ya en esteescrito cierta sanción normativa encuanto a la pronunciación andaluza(“En la pronunciación dejan un pocoque desear las cordobesas. La zeta y laese se confunden y unimisman en susbocas, así como la ele, la erre y la pe”,

50), si bien se celebran la elegancia, gra-cia y frescura desde los puntos de vis-ta sintáctico y léxico. Tras este primerensayo, se añade otra serie de frag-mentos extraídos de cartas u obrasmás amplias, en las que se muestra lapreocupación del autor, en sintonía conlo anterior, por evitar en la escritura larepresentación de las peculiaridades fo-néticas de la variedad andaluza, en prode “que todos hablen en castellano ycomo Dios manda” (56). La peculiari-dad andaluza se puede reproducir muybien en la literatura, a su juicio, a tra-vés del léxico. A este respecto, destacanlos textos donde muestra su empeño enla incorporación de andalucismos alDRAE: este deseo de enriquecimientodel diccionario académico a partir de losregionalismos fue generalizado a fina-les del XIX y comienzos del XX y, en elcaso de las variedades andaluzas, ca-racteriza las obras de Miguel de Toroy Gisbert, Francisco, Rodríguez Marín,Antonio Alcalá Venceslada, etc.

Los tres capítulos siguientes tienenuna extensión muy breve y contrastanllamativamente con los demás: el capí-tulo 3, “Testimonios concretos de la fo-nética de las hablas andaluzas en la obrade Juan Valera”, recoge fragmentos denovelas como Juanita la Larga o El co-mendador Mendoza en los que se reco-nocen fenómenos típicos de la pro-nunciación andaluza (algunos simple-mente del habla vulgar), como la aspi-ración de “h” (jierro, ajorro, jumeones), el

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ceceo (zeñó), la confusión de las conso-nantes implosivas -l y -r (infier), la pér-dida de la -d- intervocálica (asaos, esabo-río), la pérdida de -r final implosiva (zeñó)o la metátesis vulgar (probe). En el ca-pítulo 4, “Gramática”, se atestigua el usode ustedes por vosotros, la alteración delgénero en la voz “la mapa” por “elmapa” o la recurrente formación de di-minutivos o aumentativos en los nom-bres de determinados personajes popu-lares (Antoñón, Ramoncica). En el capí-tulo 5, por último, “Sobre la presenciadel lenguaje caló en la obra de Juan Va-lera”, se seleccionan dos fragmentos enlos que aparecen voces o expresionespropias de la lengua gitana, concreta-mente la voz “indinote” y el juramento“malos chuqueles te tagelen el drupo”.Dado que los datos que encuentra Pe-ñalver sobre estos tres aspectos son tanescasos, nos preguntamos si, en aras dela homogeneidad del tratado, no hubiesesido mejor incorporarlos a otros capí-tulos más largos en los que hubieran en-cajado bien: tanto los datos del caló y losantropónimos como los usos fraseoló-gicos de las palabra “mapa” y “fin” en losque se ve un género “anormal” (que re-presenta más un uso etimológico que an-tinormativo) pueden entenderse, porejemplo, como apuntes de tipo léxico(componente que se analiza por exten-so en el capítulo siguiente).

En el sexto capítulo, “Compo-nente lexicológico”, Peñalver nos re-cuerda que los primeros lexicógrafos del

andaluz, como Toro y Gisbert, tuvie-ron en cuenta la obra de Valera para laelaboración de sus repertorios. Enconcreto, en este apartado se rastreanunidades léxicas y unidades fraseológi-cas que se identifican como propias delhabla de Cabra, presentes en novelascomo Pepita Jiménez, Las ilusiones del doc-tor Faustino, El comendador Mendoza,Doña Luz, Juanita la larga, aparte deotras obras menores. El conjunto tie-ne que ver con los campos léxicos de lasfaenas del campo (huertas, viñas, oli-vares), el paisaje, la matanza, las fiestas,las tradiciones de Semana Santa, la gas-tronomía cordobesa, la repostería, losvestidos y, en general, las costumbrespropias de Cabra y los municipios deDoña Mencía y Zuheros. El interés deestos materiales se ve deslucido a vecespor su presentación, que no sigue unatécnica lexicográfica definida y en cuyaestructura se parecen adivinar las ano-taciones del autor al margen de cadauna de las obras consultadas: así, porejemplo, las palabras se agrupan en fun-ción del texto en el que aparecen y, porello, –aunque sea de forma anecdótica–hay voces que se repiten e incluso seanotan de forma ligeramente diferen-te. Es el caso, por ejemplo, de “chi-quirritico”, voz que se recoge tanto enPepita Jiménez como en Las ilusiones deldoctor Faustino y cuyas explicaciones (nodefiniciones) son, respectivamente, “Esun diminutivo de chico” y, en segundo,“Diminutivo de chico”. Una presenta-

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ción alfabética en la que se incluyera unamarca con la localización de la palabrahabría contribuido sensiblemente amejorar la consulta de este vocabulariopor parte de los especialistas.

El último capítulo del primer blo-que, titulado “Fragmento de un textoinédito de Alcalá Venceslada” (cap. 7),consiste íntegramente en la transcrip-ción anotada de una epístola –no se in-dica su autor– titulada “Locuciones an-daluzas” y dirigida a Antonio AlcaláVenceslada, en la que se celebra la ca-pacidad de Juan Valera para dotar de ex-presividad a sus obras sin caer en la malapronunciación o el mal gusto.

“El habla de Cabra (1948). Ante-cedentes” (capítulo 8) marca el co-mienzo del segundo bloque. Constitu-ye una presentación de los trabajos so-bre las hablas andaluzas que precedenal estudio realizado por Lorenzo Ro-dríguez-Castellano y Adela Palacio en1948 sobre el habla de Cabra, así comosu continuación por parte del primeroen 1952 y 1955, que es objeto de aná-lisis en el capítulo siguiente (9). En estecapítulo 8 se comentan las principalesconclusiones aportadas por la crítica es-pecializada sobre los trabajos de la lla-mada “etapa precientífica” de la dia-lectología de esta región: se comentan,concretamente, “Die Cantes Flamen-cos” (1881) de Hugo Schuhardt, “Unchapitre de phonétique avec trans-cription d’un texte andalou” (1889) deFedrik Wulff, “El habla andaluza” de

Américo Castro (1924), “La frontera delandaluz” de Tomás Navarro Tomás,Aurelio Macedonio Espinosa y LorenzoRodríguez-Castellano (1932), el Voca-bulario andaluz de Antonio Alcalá Ven-ceslada (1934) y “La aspiración de la “h”en el Sur y Oeste de España” (1936) deAurelio Macedonio Espinosa y LorenzoRodríguez-Castellano.

El capítulo 9, “Análisis del estudiode Lorenzo Rodríguez-Castellano yAdela Palacio sobre el habla de Cabra”está dedicado, como anunciábamos másarriba, a la presentación de tres traba-jos de estos autores sobre el habla de Ca-bra, realizados a mediados del siglo XX

y considerados por el autor como unhito en la historia de la dialectología an-daluza. La investigación en conjunto sediseñó para estudiar la modalidad de ha-blantes con nivel sociocultural bajo y laobtención de datos se basó en la técni-ca del cuestionario. El primero de estosartículos, “Contribución al estudio deldialecto andaluz: el habla de Cabra”, co-rresponde al estudio fonético-fonológicoy se compone del análisis, entre otros fe-nómenos, del vocalismo de la zona, delseseo, del comportamiento de la aspi-ración y pérdida de la -s implosiva en po-sición final de sílaba o de palabra, la ar-ticulación de la s y la aspiración de h pro-cedente de F- inicial latina. En 1952 pu-blica Rodríguez-Castellano el estudiocorrespondiente a la morfología, en elque se anotan usos especiales del artí-culo, el nombre, los numerales, la for-

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mación nominal, los pronombres, el ver-bo y la derivación verbal y las partícu-las. El trabajo se completa en 1955 conel artículo sobre el vocabulario de Ca-bra. Peñalver reproduce en su libro lascuatrocientas cuarenta palabras recogi-das por Rodríguez-Castellano en su ar-tículo, acompañadas de alguna infor-mación extraída del Vocabulario cabreño(2001) de Antonio Córdoba, con el ob-jetivo de mostrar si siguen vigentes. Conese mismo objetivo recoge a continua-ción las palabras que se encuentran enel DRAE (2001) y contrasta las defini-ciones de Rodríguez-Castellano y las dela vigésima segunda edición del diccio-nario académico. Finalmente, compa-ra las unidades léxicas y acepciones delvocabulario de Rodríguez-Castellanocon las encontradas en el Tesoro léxico delas hablas andaluzas (2000) de M. AlvarEzquerra.

Desde mediados de siglo XX has-ta nuestros días, la dialectología anda-luza ha experimentado un gran des-arrollo. El capítulo 10, “El habla de Ca-bra. Consecuentes” presenta los estu-dios que se han sucedido hasta la fecha,tras los trabajos de Rodríguez-Caste-llano y Palacio en torno a las hablas deesta región cordobesa. Se comentan la“Andalucía de la E” de Dámaso Alon-so, el Atlas Lingüístico y Etnográfico deAndalucía (ALEA) de Manuel Alvar y lasinvestigaciones posteriores de JoséMondéjar, por citar algunos de los es-tudios más representativos. Se trata de

una bibliografía sobre las hablas anda-luzas, comentada por el autor, donde seaportan datos acerca del habla ega-brense y que, por ende, está relaciona-da con el estudio de Rodríguez-Caste-llano. Este capítulo se ve completadopor el siguiente y último, “La Andalu-cía lingüística de Valera. Situación ac-tual y conclusiones” (11). En él seofrecen nuevos datos sobre la situaciónactual de la Andalucía lingüística de Va-lera o, lo que es lo mismo, sobre el ha-bla de Cabra (según los niveles acos-tumbrados: fónico, morfosintáctico y lé-xico). Aporta información basada, al pa-recer, en su propia observación pero,aunque se ofrecen porcentajes y sehabla de grabaciones realizadas, noencontramos en el capítulo informaciónalguna sobre el método seguido, el di-seño de las encuestas, las característi-cas de la muestra y la estratificación, etc.

En suma, en este libro se aportantextos útiles para un mejor conoci-miento tanto de la personalidad de JuanValera como el andalucismo que im-pregna su obra. Peñalver demuestra unagran admiración por el escritor de Ca-bra y reivindica su figura como creadorde un estado de opinión favorable al es-tudio de las variedades lingüísticas an-daluzas, tanto en sus novelas como ensus manifestaciones personales, a tra-vés de su correspondencia y de sus en-sayos. La localidad de Cabra constitu-ye el nexo de unión entre Valera y la his-toria de la dialectología andaluza, cuyo

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desarrollo se comenta en la segundaparte del libro. Seguro que será de pro-vecho para los lectores y especialistas in-teresados en uno u otro aspecto.

Esteban Tomás Montoro del ArcoUniversidad de Granada

Romero Gualda, María VictoriaLéxico del español como segunda lengua:aprendizaje y enseñanza. Manuales deformación de profesores de español 2/L.Madrid: Arco/Libros, 2008. 260 pp.(ISBN: 978-84-7635-736-1)

Este manual nace con el propósito desuplir una de las carencias de los estu-dios de español como lengua extranje-ra: el léxico. La autora, tal y como se-ñala en la introducción, pretende ofre-cer un apoyo a los profesores de espa-ñol en la enseñanza del léxico, que, pesea las dificultades que entraña, no ha ge-nerado un gran volumen de estudios.Por ello, la profesora Romero Gualdaenmarca su estudio dentro de los lími-tes de la Lexicología. Se trata de una ex-celente visión panorámica del asunto enforma de una guía de fácil manejo parala preparación de las clases. A ellocontribuye, sin duda, la clara ordena-ción de los capítulos.

El libro comienza con un capítu-lo dedicado a la neología. Una de susmayores virtudes es la insistencia con la

que se rechaza la difundida idea de queel neologismo es producto exclusivo denuestra cambiante sociedad. Para ello,la autora reserva un subapartado a unasomera descripción de la historia del lé-xico español; se detiene en las sincro-nías de mayor fuerza neológica –los Si-glos de Oro, el siglo XVIII y el actual–y en algunas de las lenguas que histó-ricamente más palabras han prestado alcastellano –el árabe y las lenguas ame-ricanas–. Además, esta explicación re-sulta un excelente ejemplo de una cues-tión destacada en muchos lugares delmanual: la imbricación entre léxico ycultura. Es evidente que la introducciónde tal cantidad de arabismos o ameri-canismos solo es explicable desde unpunto de vista sociocultural.

El segundo capítulo se adentra endos tipos de lenguas funcionales de granatractivo en la enseñanza de lenguas: lostecnolectos y la jerga. La proliferaciónde cursos de español con fines especí-ficos justifica con creces el estudio delas lenguas de especialidad. De todasformas, la autora considera que noforzosamente se ha de rechazar este lé-xico en cursos generales, pues esta de-cisión dependerá del tipo de alumnosa los que se enseñe. Sobre el léxico jer-gal, se refiere a la importancia de queel docente conozca con claridad los amenudo sutiles límites entre las dife-rentes variedades diafásicas y desacon-seja la enseñanza de vulgarismos comovocabulario activo.

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Tras esto, el tercer capítulo está de-dicado a las unidades fraseológicas(UFs). Romero Gualda justifica su aná-lisis basándose en su integración en elvocabulario y en su especial interés parael estudio de la cultura de la lenguameta. El capítulo introduce al lector enalgunas discusiones clásicas de la fra-seología, como la taxonomía de las UFs,pero, dado que el capítulo está esen-cialmente dirigido a la enseñanza denuestra lengua, la exposición de estosasuntos no resulta excesivamente pro-lija. Por ejemplo, constata la polémicaexistente en la inclusión de las coloca-ciones entre las UFs, pero, en vez deprofundizar en ella, reserva las si-guientes líneas a la sugerencia de mé-todos que contribuyan a su enseñanza:subraya la conveniencia de que el es-tudiante sepa que, al destruir una co-locación, se puede producir un enun-ciado gramatical pero rechazado por elhispanohablante por considerarlo ex-traño. Posteriormente, realiza una cla-sificación funcional de las locuciones ydestaca la existencia de otros enfoquesmuy aprovechables en el aula, como laorganización de estas piezas por cam-pos conceptuales. Concluye este capí-tulo con una importante reflexión so-bre el modo en que enseñar fraseolo-gía: se disuade al profesor de su ense-ñanza en listas y se promueve su ex-plicación contextualizada, especial-mente en clases dedicadas a la conver-sación o a la cultura, por ser muy pro-

picias a la aparición de estos elemen-tos en textos reales.

El siguiente capítulo profundiza enuno de los instrumentos esenciales enla enseñanza y aprendizaje del voca-bulario: el diccionario. Aunque tantoalumnos como profesores están fami-liarizados con esta herramienta, gene-ralmente es mal utilizada. La autora,consciente de ello, insiste en la lectu-ra de los preliminares al diccionario paraconocer los criterios de selección, elpropósito y las abreviaturas utilizadas,ya que así la búsqueda lexicológicaserá mucho más provechosa. De estamanera, el capítulo ofrece un útil ca-tálogo de diccionarios según las nece-sidades del alumno. Otra de las cues-tiones de especial relevancia es la pro-puesta de uso combinado de dicciona-rios monolingües y bilingües. Así, envez de adscribir exclusivamente el dic-cionario bilingüe a los alumnos prin-cipiantes y el monolingüe a los que po-seen un nivel avanzado, sugiere elaprovechamiento de ambos tipos deobras en función de la tarea que se vayaa realizar. En concreto, no consideraoportuno condenar el uso de diccio-narios bilingües en alumnos de nivel C,pues estos pueden resultar útiles comoprimera toma de contacto con ciertaspalabras. No obstante, afirma que a esealumno se le debe exigir una segundaconsulta en un diccionario bilingüe quele aporte una información más detalladasobre esa palabra.

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A continuación, se incluye un blo-que de tres capítulos sobre morfologíaléxica. En él, se estima relevante el co-nocimiento de los procedimientos deformación de palabras en español, ya quellevará al alumno a un mayor grado deautonomía. La autora, sin embargo, nopretende que el profesor explique en elaula disquisiciones lingüísticas talescomo cuál es el marbete que se ha deaplicar a las piezas bio- o filo-; en cam-bio, sí se debe mostrar su comporta-miento y recurrencia en el léxico espa-ñol para que el estudiante sea capaz deoperar con estos pseudoprefijos como unhablante nativo no lingüista. El primercapítulo de este bloque comienza con unrepaso de conceptos básicos de la mor-fología léxica como afijación, composicióno parasíntesis –en los que profundiza enlas páginas siguientes– y, posterior-mente, se centra en la descripción de lasufijación española con miras a la ense-ñanza. Este subapartado se organiza endos partes bien diferenciadas: por unlado, se analizan las posibilidades de en-señanza de la sufijación apreciativa y, porotro, se organiza el resto de sufijos enfunción de los cambios categorialesque provoquen.

El sexto capítulo ofrece una selec-ción de aquellos prefijos que con másfrecuencia surgen en clases de E/L2. Parala selección de prefijos que el profesordebe llevar a cabo, recomienda dejar delado aquellos que en el español actualtengan poca vitalidad. Al igual que en

otras ocasiones, para la organización delos prefijos se propone una clasificaciónnocional, muy apta para la enseñanza deE/L2. No obstante, esta es combinadacon el criterio categorial, ya que, por sumenor frecuencia, hace una mención se-parada de la prefijación verbal. Despuésde realizar un breve catálogo de lospseudoprefijos más habituales, reservaun pequeño espacio a la circunfijación.

Para cerrar este bloque sobre mor-fología flexiva, se explica la composiciónpartiendo de una clasificación de fácilcomprensión para el estudiante con baseen dos criterios: formal, según el cualcabe distinguir entre compuestos pro-pios e impropios o sintagmáticos; y fun-cional, por el que tenemos compuestosnominales, adjetivales y verbales. Trasla caracterización de cada grupo, se de-dican unas páginas a los procedimien-tos de abreviación que, pese a gozar decierta representación en nuestra lengua,en muchas ocasiones han ocupado unlugar secundario en los estudios. La au-tora distingue cuatro tipos de abrevia-ciones que explica –abreviatura, acor-tamiento, acronimia y siglación–.

El siguiente capítulo versa sobre losmecanismos de creación semántica –metáfora, metonimia y eufemismo–,en los que de nuevo se pone de relie-ve la relación entre cultura y vocabu-lario, pues, como es bien sabido, en mu-chas ocasiones desvelan cuáles son o hansido las principales preocupaciones deuna comunidad lingüística. La des-

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cripción de la metáfora y de la meto-nimia recogida en este capítulo resul-ta sin duda muy útil para desterrar laidea de que estas son terreno exclusi-vo de los estudios literarios, algo ya su-perado entre los docentes, pero no en-tre muchos estudiantes. También resultade gran interés el consejo de destacarla manipulación que se produce con al-gunos eufemismos, que de lo contrariono sería percibida por los alumnos.

El último capítulo de corte teóri-co profundiza en la noción de présta-mo apuntada en el primer capítulo. Enesta ocasión, se realiza un análisis de lospréstamos recientes clasificados en ex-tranjerismos, xenismos o peregrinismos,calcos e internacionalismos. Esta taxo-nomía resulta fructífera, porque, tal ycomo comenta la autora, cada tipo depréstamo presenta una diferente difi-cultad al aprendiz: es evidente que estecomprenderá con mayor facilidad un in-ternacionalismo –pues en su lengua ma-terna existirá con toda probabilidad unavoz muy similar a la española– que uncalco –constituido por signos de lapropia lengua–. Es relevante la reflexiónque se incluye a propósito de los prés-tamos innecesarios, pues, aunque seapoco apropiado que los alumnos los ad-quieran como vocabulario activo, debenreconocer al menos los más difundidoscomo vocabulario pasivo. El capítulo secierra con un apartado dedicado a losanglicismos, cuya proliferación ya se haconvertido en un lugar común.

Finalmente, la profesora RomeroGualda añade un capítulo primordial-mente práctico que recoge diversos mo-dos de aplicación de los capítulos an-teriores en el aula. Así, destaca la im-portancia de trabajar con textos y gra-baciones originales para que los estu-diantes aprendan el verdadero léxicoempleado en los países hispanoha-blantes. Además, advierte que, graciasa la difusión de los medios de comuni-cación, estos materiales son recupera-bles en países no hispanohablantes. Sinembargo, esto no implica un rechazo delos textos literarios cultos en el aula: laautora destaca el potencial de estos ma-teriales y lo demuestra con la propuestade ejercicios en relación con textos li-terarios de autores tan alejados en eltiempo como Quevedo y Rafael Alberti.

Por último, cabría subrayar algunasobservaciones de carácter general sobreel libro. Como se ha apuntado en líne-as anteriores, se trata de un manual queen todo momento tiene en cuenta lasaplicaciones en el aula de las nociones le-xicológicas explicadas. Una buena mues-tra de ello es la propuesta de ejercicioscomo apéndice de cada capítulo, que, taly como se dice en la introducción, tie-ne por objetivo medir a los propios do-centes lectores de este libro y presentarposibles actividades para sus alumnos.Este apego a la práctica, fruto de la ex-periencia de la autora en estas lides, tam-bién se pone de manifiesto cuando tie-ne en cuenta la multiplicidad de situa-

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ciones que se pueden producir en el aula,pues estas implican cambios en los mé-todos didácticos recogidos en los ma-nuales. Por tanto, este libro se presen-ta siempre como una sugerencia y ape-la constantemente a la originalidad y li-bertad del docente para adaptar loscontenidos del libro en función de las ne-cesidades de su grupo de alumnos. Porotra parte, incluye una bibliografía degran utilidad, pues marca aquellos tex-tos que la autora considera más útilespara ampliar conocimientos. Además, sepresentan algunas herramientas de pro-vechoso manejo como el Corpus de Re-ferencia del Español Actual (CREA), elCorpus Diacrónico del Español (COR-DE) o la red en su conjunto, que, pese aofrecer valiosos instrumentos de traba-jo, muchas veces es minusvalorada. Enresumen, se trata de una lectura muy aptatanto para el docente principiante comopara el experimentado, ya que combinala exposición de conceptos básicos de laLexicología con la sugerencia de nuevosenfoques en la enseñanza del léxicocastellano.

Dámaso Izquierdo Universidad de Navarra

Schneider, StefanReduced parenthetical clauses asmitigators: A corpus study of spokenFrench, Italian and Spanish.

Ámsterdam/Philadelphia: J. BenjaminsP.C., 2007. (ISBN: 978-90-272-2301-2)

Las estructuras parentéticas no son untema habitual en el panorama cientí-fico. Y tampoco lo es que aparezcanestudios contrastivos del nivel de laobra que comentamos. Su autor, Ste-fan Schneider, ya había demostrado sucapacidad analítica y descriptiva enotro magnífico trabajo anterior sobreel subjuntivo (Il congiuntivo tra moda-lità e subordinazione, Carocci, 1999).Ahora se centra en las “reduced pa-renthetical clauses” y analiza sus fun-ciones sintácticas y su comportamientopragmático. Las describe separandoexpresamente propiedades semánticasy pragmáticas (cap. 7), sintácticas (cap.8) y prosódicas (cap. 9).

El análisis va precedido de un es-tudio teórico sobre las estructuras pa-rentéticas y los estudios previos. Su tra-bajo es contrastivo: compara estas es-tructuras en español, francés e italiano,lo que enriquece y da fuerza a sus con-clusiones. Es curioso observar los pa-ralelismos entre estas lenguas y, sobretodo, cómo utilizan los mismos proce-dimientos para marcar algo impor-tante: usar estructuras marginales y delplano enunciativo para reducir la fuer-za de la aserción, para mitigar. El tra-bajo, como vamos a poder comprobar,es riguroso, de una gran novedad en lametodología y en la descripción.

El primer capítulo está dedicado a

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la determinación del objeto de estudio:las que llama “reduced parentheticalclauses” (RPC). Realiza una revisión ter-minológica y conceptual. Encuentraque los anteriores acercamientos altema han ido apuntando muchas de suscaracterísticas básicas: su cercanía conlos parentéticos, sus características se-mántico-pragmáticas que las relacionancon la mitigación, su distribución, losproblemas de categorización sintácti-ca y la falta de un corpus de trabajo enlas tres lenguas que va a comparar.

A partir de aquí aparecen unos ca-pítulos de delimitación teórica (2-4) ycinco de descripción práctica del obje-to de estudio (5-9), para terminar conunas breves conclusiones que recogentodo lo aportado en la obra.

En el capítulo 2 revisa el concep-to de parentético como un conceptopragmático, pero en el que entran enjuego varios criterios para su definición:a) prosodia: su aislamiento entonativo;b) la interrupción sintáctica de la ora-ción base (“host clause”), su relacióncon ella, su función comunicativa; c) lafalta de conector: asíndesis; d) la “sen-tentiality”, es decir, su consideracióncomo enunciado: para unos es unaoración completa, para otros reducida,o que proporciona menos informaciónque la oración principal (M.T. Espi-nal.“The representation of disjunctconstituents”. Language 6.4 (1991):726-62); e) su independencia sintácti-ca; f) su función comunicativa.

Revisa todos estos criterios y, trashacer un recorrido histórico por los au-tores que tratan el tema, llega a la con-clusión de que estamos ante un con-cepto flexible y ciertamente vago.

Por ello, el capítulo 3 se dedica ala revisión bibliográfica. Considera unpunto de inflexión el estudio de J.O.Urmson de 1952 (“Parenthetical verbs”.Mind 61 (1952): 480-96). Analiza lasaportaciones anteriores y las posterio-res, centrándose específicamente en losestudios dedicados a los hedges desde laobra de G. Lakoff de 1972 (“Hedges:a study in meaning criteria and the lo-gic of fuzzy concepts”. Papers from theEighth Regional Meeting of the ChicagoLinguistic Society. Eds. Paul M. Peran-teau y otros. Chicago: Chicago Lin-guistic Society, 1972. 183-228). Esteconcepto semántico-pragmático fueusado para las expresiones vagas: sort of(“una especie de”…), technically, etc. Es-tas no sólo reducían la precisión de lareferencia, sino también la implicacióndel hablante en lo dicho. Más tarde, P.Brown y S. Levinson (“Universals inlanguage usage: Politeness phenome-na”. Questions and politeness. Strategies insocial interaction. Ed. E.N. Goody.Cambridge: Cambridge UniversityPress, 1978. 56-311) la conectaríancon los procedimientos de cortesía.Concretamente, estos dos autores men-cionarían como RPC las expresiones in-glesas I guess, I suppose, I’m affraid.

A este concepto de vaguedad añade

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Axel Hübler (Understatements and hedgesin English. Ámsterdam/Philadelphia: J.Benjamins. 1983) otro: la pertenenciade estas unidades al “neustic”, ámbito de-finido como aquel en que planteamosla suscripción de lo dicho, y en el queestas estructuras comparten lugar conlos adverbios y verbos modales.

Aparte de ello, los estudios re-cientes han focalizado su atención so-bre multitud de aspectos: la relación sin-táctica con la oración base, su conexióncon la hipotaxis y parataxis, el tipo deverbos que admite, su relación con losmodales, con el subjuntivo, etc. Sehan manejado diferentes criterios, loque lleva al autor a considerar más ren-table la interacción de todos ellos, y asílo hará en los sucesivos capítulos.

En el capítulo 4 se centra en la par-te empírica de la investigación. Presentalos corpus empleados (un total de3.975.500 palabras) y la selección deRPC que obtiene de la aplicación de loscriterios investigados en el capítulo 2.Estos, concretamente, son: a) el pa-rentético tiene un verbo conjugado; b)no hay relación sintáctica entre él y laoración principal; c) aparece al menosuna vez intercalado y al menos un vezen posición final; d) en posición inter-calada, interrumpe una relación sin-táctica cerrada (frase u oración); e) laoración principal es estructuralmenteautosuficiente, no depende del paren-tético; f) el verbo parentético pierde unode los argumentos requeridos por su va-

lencia; g) el argumento omitido puedeser recuperado de la oración principal.

Encuentra 1939 casos de RPC quecumplen los criterios. Estas se distri-buyen en: 23 formas en francés, 25 enitaliano y 33 en español.

Su opción por un enfoque funda-mentalmente pragmático queda demanifiesto al dedicar todo el capítulo 5a los estudios previos en este campo. Es-tos versan sobre temas importantes ypoco conocidos: la mitigación (Caffi,Claudia. “On mitigation”. Journal ofPragmatics 31 (1999): 881-909) y losperformativos.

El capítulo siguiente comienzapropiamente la descripción, y lo hacecon las funciones pragmáticas quecumplen estas estructuras: a) grado deimplicación del hablante en lo dicho:atenuar la responsabilidad (fr. je crois);b) quitar responsabilidad (it. volevodire); c) compartir la responsabilidad (fr.vous savez); d) discurso referido: esp. dice;e) fáticos: fr. tu vois?

El primer grupo, el de mitigación,es el más empleado, y utiliza formas re-lacionadas con el predicado creer o nosaber, ya sea de forma directa: esp. yodiría, fr. je crois, o indirectas: esp. sabes,o los evidenciales. Sin embargo, sue-len darse cruces. Así, en español dirí-amos aparece como una forma de qui-tar o compartir responsabilidad. En di-gamos las funciones son mayores: ate-núan la responsabilidad, pero tambiénes un fático.

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Tomando todos estos criteriosidentifica 4 tipos de RPC: a) las que mi-tigan lo frástico (contenido proposi-cional); b) las que indican lo trópico (ilo-cución) y mitigan lo frástico (lo afir-mado) o néustico (el compromiso delhablante); c) las que directamente mi-tigan el néustico; d) las que indirecta-mente mitigan el néustico.

Los representantes más impor-tantes son, del primer grupo de miti-gadores: fr. disons, it. diciamo, y esp. di-gamos. Del segundo: it. dico y esp. digo,los performativos del tipo esp. quiero de-cir, fr. je dirais, it. voglio dire, esp. diría,yo diría. En el tercer grupo aparecencláusulas que expresan creencia: fr. jecrois, je pense. O las basadas en el verbosavoir, sapere o saber. En el cuarto apa-recen las frases que incluyen el verbo sa-ber referidas al locutor o a toda la co-munidad.

Concluye el autor señalando quereducir la responsabilidad del hablan-te no es su única función. Lo es tambiénel mantener el discurso (función fática),el retomar el discurso de otro, y la fuer-za ilocutiva. En las páginas 136 y 137recoge las formas en los tres idiomas ca-racterizándolas por sus funciones.

El capítulo 7 relaciona las propie-dades semánticas y pragmáticas de es-tas cláusulas. Y, así, en el corpus apa-recen las siguientes bases léxicas: a) ver-bos de habla: esp. decir, fr. e it. dire; b)verbos doxásticos (creer); c) verbos re-feridos a las inferencias y otras opera-

ciones mentales; d) verbos de percep-ción o sensación; e) verbos epistémicos:esp. saber, fr. savoir, it. sapere.

Los parentéticos derivados delverbo decir (esp), dire (fr. it.) aparecenen casi todas las funciones.

Como regla general, los parenté-ticos suelen aparecen en las oracionesdeclarativas. Pero hay casos en que losencontramos en preguntas, exhorta-ciones o mandatos: esp. digamos, it. di-ciamo, voglio dire, non so. O en el límiteentre “mitigated statements and polarquestions”: esp. supongo, fr. je pense, jesuppose.

La descripción sintáctica ocupael apartado 8. Tras una discusión sobreunidades y funciones sintácticas, con-sidera que hay rasgos sintácticos que ca-racterizan las RPC como un “complexoperador”:

a) La posición: pueden admitircualquier posición, incluso dentro de ungrupo nominal o preposicional. Laposición inicial es más común en fran-cés e italiano que en español.

b) El ámbito de incidencia: puede es-tar dentro de su mismo sintagma (“phra-se limited”), dentro de la oración (“clau-se-limited”), o del enunciado, afectandoa toda la oración compuesta (“sentence-limited”). En este último caso sólo incluyelas de discurso referido.

Diferencia luego las RPC de las“governing clauses”. Estas pueden te-ner valor mitigador y también asertivo(por ejemplo esp. yo creo integrado en

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la oración). Como parentético sóloactúa como mitigador. Los factores quedelimitan el uso asertivo son, entreotros, “meaning, the use within a con-dicional, discourse markers that esta-blish a relationship with the precedingcontext, and the presence of manner ad-verbials” (197).

En último lugar (capítulo 9), esta-blece las propiedades prosódicas, fun-damentales para la delimitación de es-tas estructuras. Aquí encuentra dos ti-pos de parentéticos: aquellos puros, porasí decir, que interrumpen el contornoentonativo del enunciado y los que no.Estos últimos suelen actuar como RPC

aunque no siempre, y desde el punto devista prosódico, no serían tales RPC.

En suma, el trabajo que analizamossupone una gran aportación al pano-rama lingüístico general y, más con-cretamente, al de las lenguas que uti-liza para su estudio. Las razones sonmuchas.

Metodológicamente, supone ungran avance. Realiza una descripcióncompleta en todos los niveles y los in-tegra. Su descripción sintáctica vaacompañada de la función pragmáticay las características prosódicas.

Es un estudio contrastivo, por loque aporta datos que pueden usarsepara el avance de la romanística en ge-neral.

Describe una estructura que tieneun comportamiento sintáctico-ento-nativo específico para una función dis-

cursiva también específica: mitigar laaserción. Analiza sus característicasdesde todos los planos y nos presentauna construcción sintáctica definida ypoco atendida en la gramática hastaahora. Los estudios sobre los parenté-ticos han sido parciales y pocas veces sehan atendido como estructuras especí-ficas. En 1998 presentamos “Estruc-turas parentéticas” (LEA XX.2 (1998):137-74), que nos consta que ha sidoconsultada por el autor, por conversa-ción personal con él. Ambos compar-timos, pues, el interés por este campode trabajo. Él se centra en estructurasmuy específicas que apuntan a la miti-gación, una de sus funciones. Pero, evi-dentemente, las estructuras parentéti-cas se usan para más cosas: discurso re-ferido, modalidad, argumentación, yabarcan otras construcciones: adverbios,enunciados completos, etc.

Además, la novedad del estudio noshace plantearnos algunas preguntas:¿Son estructuras, cláusulas como éldice? ¿Hasta qué punto se ha produci-do la fijación y podríamos incluirlas sin-tácticamente como operadores, es de-cir, elementos supraoracionales queactúan dentro del enunciado para in-dicar mitigación, una reducción de lafuerza asertiva y/o argumentativa de lodicho? ¿Ante qué tipo de operadores es-tamos? ¿Son enunciativos o argumen-tativos?

Por otra parte, ¿hasta qué punto elaislamiento entonativo es marca indis-

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pensable de estos elementos? Debemosadoptar una definición de prototipos ypensar que hay expresiones que seacercan en mayor o menor grado a lacaracterización sintáctica de la estruc-tura considerada. Esto se debe a que esun campo en movimiento, en creaciónconstante y el grado de desarrollo de es-tas unidades, de “pragmatización”, noestá aún completo.

Desde mi punto de vista debemosrelacionarlos con los evidenciales yaproximativos, otros elementos queatenúan el decir, y con todo el conjun-to de marcadores de la enunciación. Ladiversidad semántica de los verbosbase relaciona el pensamiento con el de-cir y con el asumir la responsabilidad delo dicho, así como los grados de verdad.¿Cómo están relacionados con otras fa-cetas de la enunciación? ¿Cuál es, ensuma, el mapa de los grados de aser-ción? Es este un tema que nos ha pre-ocupado y nos preocupa. A él hemosdedicado estudios relativos a los apro-ximativos (Lingüística Española Actual30.2 (2008): 223-58) o elementos de re-serva (Interlingüística 18 2008), pero nosqueda unir los resultados obtenidos, losinventarios de operadores, con estasotras estructuras, más cercanas a la ora-ción, pero que desempeñan la mismafunción.

Por otra parte, la mitigación se ex-tiende a otros planos: atenuación, cor-tesía, argumentación, que deberíamosestudiar. Son muchos, pues, los avan-

ces de este trabajo, cuyas conclusionescompartimos, y nos abre un panoramaa la investigación ciertamente intere-sante.

A modo de conclusión, podemosafirmar que la obra merece todo nues-tro aplauso. Nos pareció magníficacuando la leímos por primera vez y hoyhemos considerado necesario haceresta reseña para animar a su consulta,ya que su aporte a la sintaxis en gene-ral, y a la del español en particular, esalto y marca un camino que ojalá siganmuchas otras. La Lingüística pragmá-tica ya se va asentando en la investiga-ción y estudios tan rigurosos y meto-dológicamente tan pulcros como esterevelan la rentabilidad del enfoque.

Catalina FuentesUniversidad de Sevilla

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En este archivo no debe figurar el nombre ni identificación algunadel autor o autora.

• En el apartado “Asunto” del mensaje electrónico, indicarán: Artículopara evaluar.

4. Los trabajos se someterán a un proceso de selección y evaluación, según elprocedimiento y los criterios hechos públicos por la revista.

5. Estilo: los autores se atendrán al sistema de referencia abreviada en texto ynotas, y prepararán una lista de “Obras citadas” donde figuren todos los datosbibliográficos.

• Referencia abreviada en texto y notas: se indica entre paréntesis el

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apellido del autor y el número de página, sin coma: (Arellano 20)Si se citan varias obras de un mismo autor, se distinguen bien poruna palabra del comienzo del título, bien por el año de publicación:(Arellano, Historia 20) o (Arellano 1995, 20)Si la identidad del autor es clara en el contexto, basta localizar la cita:“como ha señalado Arellano (20), el teatro de Calderón…” o bien “como ha señalado Arellano (Historia 20), el teatro de Calderón…”

• Lista de Obras citadas:LIBROS: Apellido(s), Nombre. Título. Ciudad: Editorial, Año.Arellano, Ignacio. Historia del teatro español del siglo XVII. Madrid: Cá-

tedra, 1995.

ARTÍCULOS: Apellido(s), Nombre. “Título”. Revista n.º volumen enarábigo.fascículo (año): páginas.

González Ollé, Fernando. “Vidal Mayor, texto idiomáticamente na-varro”. Revista de Filología Española 84.2 (2004): 303-46.

COLABORACIÓN EN LIBRO COLECTIVO: Apellido(s), Nombre. “Tí-tulo”. Título del libro colectivo. Ed. Nombre(s) y apellido(s) del editoro editores. Ciudad: Editorial, año. Páginas.

Spang, Kurt. “Apuntes para una definición de la novela histórica”. Lanovela histórica: teoría y comentarios. Ed. Kurt Spang, Ignacio Are-llano y Carlos Mata. Pamplona: EUNSA, 1998. 65-114.

Empleen “ver” en lugar de “cfr.”, “véase”, “vid.” o “comp.”. En ningún casose emplean indicaciones como “op. cit.”, “art. cit.”, “loc. cit.”, “id.”, “ibid.”,“supra”, “infra”, “passim”.

Para más precisiones y casos particulares, consulten la versión de es-tas Normas disponible en http://www.unav.es/rilce/normaseditoriales

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SOBRE EL PROCESO DE EVALUACIÓN DE RILCE

1. Los originales recibidos son valorados, en primera instancia, por uno o va-rios miembros del Consejo Editorial de la revista para decidir sobre su ade-cuación a las áreas de conocimiento y requisitos que la revista ha publicadopara los autores.

2. El Consejo Editorial envía los originales, sin el nombre del autor o autora,a dos evaluadores externos al Consejo de Redacción, los cuales emiten su in-forme en un plazo máximo de seis semanas. En caso de desacuerdo entre losdos evaluadores, Rilce solicita un tercer informe. Sobre esos dictámenes, elConsejo Editorial decide rechazar, aceptar o solicitar modificaciones al autoro autora del trabajo. Los autores reciben una Notificación detallada y moti-vada donde se expone, retocado, el contenido de los informes originales, conindicaciones concretas para la modificación si es el caso, y una valoración de sutrabajo según los criterios objetivos hechos públicos por la revista. Ocasional-mente, Rilce puede enviar a los autores los informes originales recibidos, ínte-gros o en parte, siempre de forma anónima.

3. Los evaluadores emiten su informe según un Protocolo, que incluye: a. un breve informe tanto del artículo como de los resúmenes; b. una valoración cuantitativa de la calidad (excelente | buena | aceptable

| baja) de estos cinco criterios: originalidad; novedad y relevancia de losresultados de la investigación; rigor metodológico y articulación exposi-tiva; bibliografía significativa y actualizada; pulcritud formal y claridadde discurso;

c. una recomendación final: publicar | solicitar modificaciones | rechazar; d. indicación del plazo máximo de entrega del informe.

4. La fecha de Aceptación Definitiva por parte de la revista incluye el tiempodedicado por los autores a la revisión final de su trabajo o a aportar la infor-mación que se les solicite.

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INSTRUCCIONES A LOS AUTORES.NORMAS EDITORIALES Y ESTILO

1. Los trabajos serán resultado de investigación original, y no habrán sido pu-blicados previamente ni estarán siendo considerados por otras revistas.

2. La extensión no excederá de 9000 palabras, incluidas notas y bibliografía.El número y extensión de las notas se reducirá a lo indispensable.

3. Los autores enviarán por correo electrónico a:[email protected] y [email protected] :

• carta con la siguiente información personal: título del trabajo (en cas-tellano e inglés), nombre del autor o autora, ubicación profesionalcon su dirección postal completa, y dirección electrónica.

• por separado: archivo informático cona. El texto del original, correctamente redactado en español. b. Un resumen de unas 150 palabras en español, y su correcta versión

inglesa. Este resumen deberá atenerse al siguiente esquema: asuntoconcreto, metodología y conclusiones o tesis que se mantiene.

c. Una lista de entre tres y cinco palabras-clave en español, y su co-rrecta versión inglesa.

En este archivo no debe figurar el nombre ni identificación algunadel autor o autora.

• En el apartado “Asunto” del mensaje electrónico, indicarán: Artículopara evaluar.

4. Los trabajos se someterán a un proceso de selección y evaluación, según elprocedimiento y los criterios hechos públicos por la revista.

5. Estilo: los autores se atendrán al sistema de referencia abreviada en texto ynotas, y prepararán una lista de “Obras citadas” donde figuren todos los datosbibliográficos.

• Referencia abreviada en texto y notas: se indica entre paréntesis el

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apellido del autor y el número de página, sin coma: (Arellano 20)Si se citan varias obras de un mismo autor, se distinguen bien poruna palabra del comienzo del título, bien por el año de publicación:(Arellano, Historia 20) o (Arellano 1995, 20)Si la identidad del autor es clara en el contexto, basta localizar la cita:“como ha señalado Arellano (20), el teatro de Calderón…” o bien “como ha señalado Arellano (Historia 20), el teatro de Calderón…”

• Lista de Obras citadas:LIBROS: Apellido(s), Nombre. Título. Ciudad: Editorial, Año.Arellano, Ignacio. Historia del teatro español del siglo XVII. Madrid: Cá-

tedra, 1995.

ARTÍCULOS: Apellido(s), Nombre. “Título”. Revista n.º volumen enarábigo.fascículo (año): páginas.

González Ollé, Fernando. “Vidal Mayor, texto idiomáticamente na-varro”. Revista de Filología Española 84.2 (2004): 303-46.

COLABORACIÓN EN LIBRO COLECTIVO: Apellido(s), Nombre. “Tí-tulo”. Título del libro colectivo. Ed. Nombre(s) y apellido(s) del editoro editores. Ciudad: Editorial, año. Páginas.

Spang, Kurt. “Apuntes para una definición de la novela histórica”. Lanovela histórica: teoría y comentarios. Ed. Kurt Spang, Ignacio Are-llano y Carlos Mata. Pamplona: EUNSA, 1998. 65-114.

Empleen “ver” en lugar de “cfr.”, “véase”, “vid.” o “comp.”. En ningún casose emplean indicaciones como “op. cit.”, “art. cit.”, “loc. cit.”, “id.”, “ibid.”,“supra”, “infra”, “passim”.

Para más precisiones y casos particulares, consulten la versión de es-tas Normas disponible en http://www.unav.es/rilce/normaseditoriales

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SOBRE EL PROCESO DE EVALUACIÓN DE RILCE

1. Los originales recibidos son valorados, en primera instancia, por uno o va-rios miembros del Consejo Editorial de la revista para decidir sobre su ade-cuación a las áreas de conocimiento y requisitos que la revista ha publicadopara los autores.

2. El Consejo Editorial envía los originales, sin el nombre del autor o autora,a dos evaluadores externos al Consejo de Redacción, los cuales emiten su in-forme en un plazo máximo de seis semanas. En caso de desacuerdo entre losdos evaluadores, Rilce solicita un tercer informe. Sobre esos dictámenes, elConsejo Editorial decide rechazar, aceptar o solicitar modificaciones al autoro autora del trabajo. Los autores reciben una Notificación detallada y moti-vada donde se expone, retocado, el contenido de los informes originales, conindicaciones concretas para la modificación si es el caso, y una valoración de sutrabajo según los criterios objetivos hechos públicos por la revista. Ocasional-mente, Rilce puede enviar a los autores los informes originales recibidos, ínte-gros o en parte, siempre de forma anónima.

3. Los evaluadores emiten su informe según un Protocolo, que incluye: a. un breve informe tanto del artículo como de los resúmenes; b. una valoración cuantitativa de la calidad (excelente | buena | aceptable

| baja) de estos cinco criterios: originalidad; novedad y relevancia de losresultados de la investigación; rigor metodológico y articulación exposi-tiva; bibliografía significativa y actualizada; pulcritud formal y claridadde discurso;

c. una recomendación final: publicar | solicitar modificaciones | rechazar; d. indicación del plazo máximo de entrega del informe.

4. La fecha de Aceptación Definitiva por parte de la revista incluye el tiempodedicado por los autores a la revisión final de su trabajo o a aportar la infor-mación que se les solicite.

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