conocimiento indígena revalorado en la agricultura de los andes

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Conocimiento indígena revalorado en la agricultura de los Andes A pesar de la creciente industrialización de la agricultura, la gran mayoría de agricultores en los Andes son campesinos o productores a pequeña escala. Aún cultivan los valles y laderas con métodos tradicionales y de subsistencia. Después de siglos de evolución cultural y biológica, los agricultores tradicionales han desarrollado y heredado sistemas agrícolas complejos, adaptados a las condiciones locales. Esto los ayudó a administrar ambientes agrestes de manera sostenible ya satisfacer sus necesidades de subsistencia sin depender de la mecanización, los fertilizantes químicos, pesticidas u otras tecnologías de la ciencia agrícola moderna. Boletín de ILEIA • 12-1 • julio de 1996 Las terrazas de las laderas de los Andes y los waru-waru (camellones) y qochas en el Altiplano son expresiones sofisticadas de modificaciones del paisaje que, históricamente, han aportado más de un millón de hectáreas de tierra para propósitos agrícolas (Rengifo 1987). La existencia pasada y presente de estas y otras formas de sistemas intensivos de agricultura demuestran una adaptación exitosa a ambientes difíciles por parte de los agricultores indígenas. En realidad, la investigación aplicada, realizada en dichos sistemas revela que muchas prácticas agrícolas tradicionales, antes consideradas primitivas o mal encaminadas, son ahora reconocidas como sofisticadas y adecuadas. La evidencia agroecológica y etnológica indica cada vez más que dichos sistemas son productivas, sostenibles, ecológicos y que se orientan hacia las características sociales, económicas y culturales del heterogéneo paisaje de los Andes (Earls 1989). Las adaptaciones culturales que los agricultores han desarrollado en los Andes incluyen: la domesticación de una diversidad de plantas y animales y el mantenimiento de una amplia base de recursos genéticos. establecimiento de diversas zonas de producción a lo largo de las gradientes altitudinales y verticales. desarrollo de una serie de tecnologías tradicionales y de prácticas de uso del terreno para enfrentar problemas como la altitud, las pendientes, los climas extremos, etc. dferentes niveles y tipos de control social de las zonas de producción incluyendo sectores sin cultivar. Cautivados por las implicancias ecológicas de los antiguos agrosistemas de los Andes, muchos científicos están empezando a interesarse en la agricultura tradicional, mientras buscan maneras de corregir las deficiencias del desarrollo agrícola moderno, reconociendo que los agricultores indígenas y sus sistemas pueden poseer mensajes de esperanza para el futuro de la agricultura en los Andes. En la actualidad es ampliamente aceptado el hecho de que el conocimiento indígena es un recurso poderoso por derecho propio y es complementario al conocimiento disponible de las fuentes científicas occidentales (Denevan 1995). Así pues, en esta nueva concepción emergente de desarrollo agrícola, el conocimiento del poblador rural sobre las plantas, los suelos y los animales adquiere un significado sin precedentes. Los científicos involucrados en

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Conocimiento Indígena Revalorado en La agricultura de los Andes

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Conocimiento indígena revalorado enla agricultura de los Andes

A pesar de la creciente industrialización de la agricultura, la gran mayoría deagricultores en los Andes son campesinos o productores a pequeña escala.Aún cultivan los valles y laderas con métodos tradicionales y desubsistencia. Después de siglos de evolución cultural y biológica, losagricultores tradicionales han desarrollado y heredado sistemas agrícolascomplejos, adaptados a las condiciones locales. Esto los ayudó aadministrar ambientes agrestes de manera sostenible ya satisfacer susnecesidades de subsistencia sin depender de la mecanización, losfertilizantes químicos, pesticidas u otras tecnologías de la ciencia agrícolamoderna.Boletín de ILEIA • 12-1 • julio de 1996Las terrazas de las laderas de los Andes y los waru-waru (camellones) y qochas en el Altiplanoson expresiones sofisticadas de modificaciones del paisaje que, históricamente, han aportadomás de un millón de hectáreas de tierra para propósitos agrícolas (Rengifo 1987). La existenciapasada y presente de estas y otras formas de sistemas intensivos de agricultura demuestranuna adaptación exitosa a ambientes difíciles por parte de los agricultores indígenas. Enrealidad, la investigación aplicada, realizada en dichos sistemas revela que muchas prácticasagrícolas tradicionales, antes consideradas primitivas o mal encaminadas, son ahorareconocidas como sofisticadas y adecuadas. La evidencia agroecológica y etnológica indicacada vez más que dichos sistemas son productivas, sostenibles, ecológicos y que se orientanhacia las características sociales, económicas y culturales del heterogéneo paisaje de losAndes (Earls 1989). Las adaptaciones culturales que los agricultores han desarrollado en losAndes incluyen: la domesticación de una diversidad de plantas y animales y el mantenimiento de una amplia

base de recursos genéticos.

establecimiento de diversas zonas de producción a lo largo de las gradientes altitudinales yverticales.

desarrollo de una serie de tecnologías tradicionales y de prácticas de uso del terreno paraenfrentar problemas como la altitud, las pendientes, los climas extremos, etc.

dferentes niveles y tipos de control social de las zonas de producción incluyendo sectoressin cultivar.

Cautivados por las implicancias ecológicas de los antiguos agrosistemas de los Andes, muchoscientíficos están empezando a interesarse en la agricultura tradicional, mientras buscanmaneras de corregir las deficiencias del desarrollo agrícola moderno, reconociendo que losagricultores indígenas y sus sistemas pueden poseer mensajes de esperanza para el futuro dela agricultura en los Andes.En la actualidad es ampliamente aceptado el hecho de que el conocimiento indígena es unrecurso poderoso por derecho propio y es complementario al conocimiento disponible de lasfuentes científicas occidentales (Denevan 1995). Así pues, en esta nueva concepciónemergente de desarrollo agrícola, el conocimiento del poblador rural sobre las plantas, lossuelos y los animales adquiere un significado sin precedentes. Los científicos involucrados en

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el desarrollo agrícola a pequeña escala deben sistematizar rápidamente e incorporar elconocimiento campesino antes de que este caudal de conocimiento práctico se pierda parasiempre, dado que la mayoría de los sistemas agrícolas tradicionales están desapareciendorápidamente frente a importantes cambios sociales, políticos y económicos que estánocurriendo en los países en desarrollo.

Dibujo Minka

Economía destructivaLos cambios económicos impulsados por el capital y la penetración del mercado estánconduciendo a un colapso ecológico que está empezando a destruir la productividad y lasostenibilidad de la agricultura tradicional. Después de crear sistemas de conservación derecursos durante siglos, las culturas tradicionales en áreas tales como los Andes, están ahorasiendo socavadas por fuerzas externas de orden político y económico. La biodiversidad estádisminuyendo en las fincas, la degradación del suelo se está acelerando, la organizacióncomunal y social está colapsando, los recursos genéticos se están erosionando y lastradiciones se están perdiendo.En este contexto y debido a las presiones comerciales y a las demandas urbanas, muchos delos que trabajan en desarrollo argumentan que el rendimiento de la agricultura de subsistenciaes insatisfactorio y que la intensificación de la producción con herramientas modernas y nuevasvariedades es absolutamente esencial para la transición de la producción de subsistencia a laproducción comercial (Brush 1990). La mayoría de los agroecologistas se oponen a este puntode vista y argumentan que el reto es cómo guiar dicha transición de tal manera que el productoy las ganancias aumenten sin incrementar la dependencia y la deuda de los campesinos y sinla posterior exacerbación de la degradación ambiental. Los agroecologistas sostienen que estopuede llevarse a cabo generando y promoviendo tecnologías agroecológicas y de conservaciónde recursos cuyas fuentes constituyen verdaderamente los sistemastradicionales que lamodernidad está destruyendo.

A pesar de que sería imposible el retorno de la agricultura tradicional a su estado original deequilibrio, lo que es posible es revertir el proceso actual de la «involución» agrícola encabezadapor el desarrollo de mira estrecha, guiando la transición de las diversas fases dela agricultura «modificada» del campesino hacia una sociedad rural más sostenible.Buscando alternativas

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Debido a la incapacidad de la Revolución Verde para mejorar la seguridad alimentaria, sehicieron evidentes la producción y las utilidades de las fincas de los más pobres y en los Andesse inició una búsqueda de alternativas agrícolas a pequeña escala, ecológicas, productivas ysostenibles. De muchas maneras, la emergencia de la agroecología estimuló a diversasorganizaciones no gubernamentales (ONG) y otras instituciones de la región a buscaractivamente nuevos tipos de desarrollo agrícola y estrategias de administración de recursosque basadas en la participación local, habilidades y recursos, aumenten la productividad de laspequeñas fincas a la vez que conserven los recursos.

Uno de los primeros proyectos que adoptó este planteamiento agroecológico se llevó a cabo aprincipios de los años ochenta en Puno, Perú. Diversas organizaciones gubernamentales y nogubernamentales crearon el Proyecto Interinstitucional de Rehabilitación de Waru-Waru en elAltiplano (PIWA) cuyo objetivo era ayudar a los agricultores locales en la reconstrucción de uningenioso sistema de carnellones que evolucionó en las altas planicies de los Andes haceaproximadamente 3,000 años. Estos waru-waru consistían en plataformas de suelo rodeadasde zanjas llenas de agua.

Producían abundantes cosechas haciendo frente a inundaciones, sequías, y destructivasheladas, sucesos frecuentes en alturas de casi 4000 metros. Inicialmente los técnicos ayudarona los campesinos locales en la reconstrucción de aproximadamente 10 hectáreas de lasantiguas fincas con resultados prometedores. Por ejemplo, el rendimiento de las papascultivadas en los waru-warus puede sobrepasar al de los campos fertilizados químicamente.Las recientes mediciones indican un rendimiento de los cultivos de papas de waru-warus de 10toneladas por hectárea en comparación con el promedio regional de una a cuatro toneladas porhectárea (Erickson y Chandler 1989).

La combinación de camellones y canales ha probado tener efectos ambientales especialmentesofisticados. Durante las sequías, la humedad de los canales asciende lentamente por lasraíces por acción capilar y durante las inundaciones los surcos drenan el flujo excesivo. Loswaruwarus también reducen el impacto de las temperaturas extremas. El agua en los canalesabsorbe el calor del sol durante el día y lo irradia durante la noche, ayudando así a proteger loscultivos de las heladas.

En los camellones, la temperatura nocturna puede ser algunos grados más alta que en laszonas circundantes. El sistema mantiene también su propia fertilidad del suelo. En los canales,el limo, el sedimento, las algas y los residuos animales y vegetales se descomponen formandoun abono rico en nutrientes que puede ser desenterrado por estaciones y puede añadirse a loscamellones. Esta antigua tecnología está probando ser productiva y poco costosa, de maneraque ahora está siendo activamente promocionada en todo el altiplano. No requiere deherramientas modernas o fertilizantes, el mayor gasto lo constituye la mano de obra para cavarlos canales y construir los camellones.

Restableciendo andenes abandonados

También en el Perú muchas ONG así como agencias gubernamentales se han comprometidoen programas para restaurar andenes abandonados y construir nuevos en diversas regionesdel país. Por ejemplo, en el valle del Colca, PRAVTIR (Programa de Acondicionamiento

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Territorial y Vivienda Rural) patrocina la construcción de andenes ofreciendo a lascomunidades campesinas préstamos a bajos intereses o semillas u otros insumos con el fin derestaurar grandes áreas de andenes abandonados.

Las mayores ventajas de utilizar andenes es que minimizan los riesgos en épocas de heladasy/o sequías, reducen la pérdida de terreno, amplían las opciones de cosecha, debido almicroclima y a las ventajas hidráulicas de los mismos y mejoran el rendimiento de los cultivos.Los rendimientos del primer año de los andenes mostraron un 4365% de aumento delrendimiento en el cultivo de papas, maíz y cebada en comparación con los rendimientos deesos mismos cultivos en las laderas. Uno de los mayores obstáculos de esta tecnología es queel trabajo es muy intenso y requiere aproximadamente de 350 a 500 horas/hombre porhectárea (Treacey 1989). Sin embargo, dicha demanda puede disminuirse cuando lascomunidades organizan y comparten las tareas.

A pesar de la arremetida de la modernización y de los cambios económicos que han promovidouna confianza excesiva en la maquinaria costosa, químicos y semillas mejoradas, incentivandoel monocultivo agroindustrial, aumentando la concentración de la tenencia de la tierra y de lariqueza en el campo acelerando el éxodo de los pequeños agricultores a las ciudadessobrepobladas, aún sobreviven en los Andes unas pocas administracionesagrícolas tradicionales y sistemas de conocimientos. Estos sistemas muestran importanteselementos de sostenibilidad, principalmente: están bien adaptados a su ambiente particular,dependen de recursos locales, son a pequeña escala y descentralizados, mantienen labiodiversidad y conservan la base del recurso natural (Rengifo y Regalado 1991). Porconsiguiente, estos sistemas comprenden un legado neolítico de considerable importancia, sinembargo la agricultura moderna amenaza constantemente la estabilidad de este patrimonio.Opciones prometedorasEste microcosmos de agricultura tradicional ofrece modelos prometedores para otras áreas, ala vez que promueve la biodiversidad, enriquece sin agroquímicos y rinde todo el año. Esparticularmente evidente, a partir de los ejemplos proporcionados, que los antiguos sistemas ytecnologías agrícolas pueden ayudar a rescatar a los agricultores andinos del actual círculovicioso de la pobreza rural y la degradación ambiental. Para los agroecologistas, lo que ha sidoespecialmente útil son los principios ecológicos que subrayan la sostenibilidad de los sistemasagrícolas tradicionales, y que una vez obtenidos y sistematizados pueden combinarse ensistemas de producción alternativos para los agricultores.La investigación agroecológica muestra, de manera convincente, que las combinaciones decultivo y animales desarrollada por agricultores tradicionales puede adaptarse con frecuenciapara aumentar la productividad cuando la estructura biológica de la parcela es mejorada y eltrabajo y los recursos locales se utilizan de manera eficiente. Este hecho ha sido validado porel diseño de la finca modelo de IDEAS en San Marcos, provincia de Cajamarca (Chávez et al.1989). Los principales aspectos de la propuesta agroecológica de IDEAS incluyen: Uso racional de los recursos locales, incluyendo el trabajo humano y animal

Gran diversidad de cosechas nativas y exóticas adaptadas y de animales criados en base apatrones relacionados con los policultivos y patrones rotatorios.

Reciclaje de residuos orgánicos y administración óptima de pequeños animales

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El módulo agroecológico consistía en una finca modelo de una nectárea inmersa en un áreacon condiciones similares a las que enfrenta el campesino promedio del área. La finca sedividió en cuatro parcelas, cada una de las cuales tenía un diseño rotatorio particular. Despuésde tres años de funcionamiento, los resultados mostraron las siguientes tendencias:

El contenido de sustancia orgánica aumentó del nivel bajo a niveles medio y alto, y losniveles de nitrógeno aumentaron ligeramente.La incorporación de fertilizantes naturales fue necesaria para mantener niveles óptimos desustancia orgánica y nitrógeno.

El fósforo y el potasio aumentaron en todas las parcelas.

El rendimiento de los cultivos sufrió variaciones entre las parcelas, sin embargo, en parcelascon buenos suelos se obtuvieron rendimientos altos de maíz y trigo.

Los policultivos sobrepasaron los rendimientos de los monocultivos en todas las instancias.

Para cultivar una hectárea de la finca modelo fue necesario utilizar 100 horas/hombre, 15horas/buey y aproximadamente 100 semillas.

Estos resultados preliminares indican que el diseño de finca propuesto tiene potencial paraaumentar la diversidad de los cultivos alimentarios disponible para la familia, para incrementarlos ingresos a través de una mayor productividad y para mantener la integridad ecológica de labase de recursos naturales.

Conocimiento combinadoDe manera realista, la búsqueda de modelos de agricultura sostenible para los Andes deberácombinar elementos tanto de la agroecología moderna como de la tradicional. Los patrones yprácticas tradicionales abarcan mecanismos para estabilizar la producción en un ambientepropenso a riesgos sin subsidios externos y para limitar la degradación ambiental. Dichascualidades estabilizadoras de la agricultura tradicional deben ser apoyadas y complementadaspor prácticas agroecológicas que mejoren el terreno, el agua y el potencial de conservación degermoplasma de las tecnologías tradicionales y que también proporcionen pautas dediversificación sobre cómo ensamblar la biodiversidad funcional, de manera que los sistemascampesinos puedan patrocinar su propia fertilidad de suelos, la salud de las plantas y laproductividad.Por ejemplo, podría ser posible utilizar el lupino u otras leguminosas adaptadas que producenuna gran biomasa, como abonos verdes para mejorar los sistemas de descanso tradicionales opara incorporar dichas leguminosas en los sistemas de rotación de cultivos con el fin de romperla naturaleza de monocultivo en los sistemas de producción de papas. Esto permitiría a losagricultores obtener beneficios en lo que se refiere a fertilidad del suelo y regulación de plagasque emergen de rotaciones y policultivos bien planificados.