conocimiento definición ferrater mora (2)

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CONJames Mill, en efecto, considerabaque la expresión 'caballo blanco' de-nota dos cosas: caballo y blanco,pero denota el color blanco prima-riamente y el caballo secundaria-mente. O, más rigurosamente, la men-cionada expresión nota la significa-ción primaria y connota la secundaria.Por consiguiente, la diferencia entreun modo de decir recto y un modo dedecir oblicuo son admitidas por elautor de referencia. En cuanto a J. S.Mill, elaboró una distinción entreconnotación y denotación sen-siblemente parecida a la hoy usada,pero se basó para ello en el análisisde James Mill. Así, según J. S. Millla connotación es la nota o conjuntode notas que determinan el objetoal cual un nombre, término o símbolose aplican, como cuando decimos queuna circunferencia es una figura planacurva cuyos puntos equidistan de unpunto interior, llamado centro, y ladenotación es el objeto u objetos alos cuales el nombre, término osímbolo se aplican, como cuandoadmitimos que todas las circunferen-cias son la denotación del término 'cir-cunferencia'. Una conclusión razona-ble es, pues, la de suponer que lassignificaciones actuales de 'connota-ción' y 'denotación' son distintas de lasmedievales, pero han sido estableci-das teniendo en cuenta los análisismedievales del notar y del connotar.Hay que advertir, con todo, que lasequiparaciones modernas antes men-cionadas no son admitidas por todoslos autores. Algunos lógicos rehusanhablar de sinonimia y prefieren ha-blar de similitud. En el caso de lacomprensión se reconoce, por ejem-plo, que hay en el concepto reso-nancias de carácter psicológico y nosólo una significación de orden estric-tamente lógico; por eso la compren-sión solamente sería connotación enel caso de una previa objetivaciónde lo significado en el término. Yael propio Mill estima que la connota-ción y la significación son idénticas,y en este caso no habría dificultad enefectuar otra identificación entre laconnotación y la comprensión objeti-va. Pero la dificultad o imposibilidadde efectuar tal objetivación en losobjetos no susceptibles de una des-cripción lógica completa, hace quealgunos lógicos admitan la connota-ción como la característica o conjun-to de características necesarias, a di-

CONferencia de la comprensión, que in-cluiría las notas no necesarias. Lasdificultades en el empleo de la con-notación en el sentido de Mill pare-cen obedecer, en todo caso, a unainsuficiente profundización en la teo-ría de las clases lógicas. Así, la rela-ción simple entre extensión y com-prensión, lo mismo que la relaciónsimple entre denotación y connota-ción, no tendría en cuenta la funda-mental distinción entre la relación deuna clase con una subclase, y la rela-ción de una clase con sus miembroscomponentes. Lo mismo ocurriría enla distinción entre denotación y exten-sión, pues mientras la primera de-signaría individuos, la segunda sereferiría a variedades de clases. Porlo tanto, la denotación no podríatampoco equipararse a la mera de-signación, no obstante que, en unuso amplio del lenguaje, pudiesedecirse que ambas tienen una fun-ción designativa. La distinción es-tablecida por Frege entre el sentido(Sinn) y la referencia o denota-ción (Bedeutung) de una proposi-ción está asimismo encaminada aevitar las mentadas confusiones. Hayexpresiones, en efecto, que tienenidéntica denotación, pero distintosentido o connotación, como ocurre,por ejemplo, siempre que el objetoreferido es el mismo, pero expresadomediante distintos términos (en elejemplo dado por Frege: "el lucerovespertino" y "el lucero matutino",que denotan por igual a Venus.Cfr. "Ueber Sinn und Bedeutung",Zeitschrift für Philosophie und phi-losophische Kritik, C [1892]). Auto-res como Ogden y Richards rechazanpor motivos diversos la distinciónclásica entre denotación y conno-tación por cuanto, a su entender,ni el denotar ni el connotar puedenser usados como si fuesen una re-lación simple o una relación funda-mental. Por ejemplo, en lo que tocaa la denotación observan que nin-guna palabra tiene denotación apartede alguna referencia que simboliza,pues las relaciones entre la palabra yla cosa son indirectas' y casuales.En cuanto a la connotación, laspropiedades de que se habla no seencuentran, señalan, en ningunaparte, por ser entidades ficticiassimuladas por la influencia que ejercela mala analogía con la cual tratamosciertas partes de nuestros

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CONsímbolos como si fuesen símboloscompletos. Pues tales autores suponenque las únicas entidades que hay en elmundo son propertied things, sólosimbólicamente distinguibles enpropiedades y cosas (Cfr. The Mea-ning of Meaning, Cap. III). L. S.Stebbing (A Modern Introduction toLogic, Cap. III, § 4) señala, por otrolado, que el rechazo de la noción deconnotación en el sentido de Mill,así como, y a mayor abundamiento,el rechazo de la distinción clásicaentre extensión y comprensión evitanconfusiones, como las procedentes delos siguientes hechos: 1. De quealgunos nombres carecen deconnotación (tales como los símbolosdemostrativos, los nombres propioslógicos y los nombres de cualidadessimples). 2. De que hay diferentesclases de nombres, o palabras quetienen connotación (como nombrespropios ordinarios y frases des-criptivas). 3. Que algunos nombrescarecen de denotación (como las fra-ses descriptivas que no describennada: montaña de cristal, centauro,etc.). Y, finalmente, C. I. Lewis(An Analysis of Knowledge andValuation, 1946) sistematiza las no-ciones de denotación, connotación,comprensión y significación, señalandoque hay cuatro modos o clases designificación en cada término, por elcual entiende dicho autor la expre-sión lingüística que se aplica a unacosa o cosas de alguna clase, exis-tentes o pensadas: (1) La denotacióno extensión, o sea la clase de todaslas cosas existentes a las cuales seaplica. (2) La comprensión, que in-cluye, además de los elementos de suextensión, todas las cosas no existen-tes, pero pensables, a que el términopuede aplicarse. (3) La significacióno carácter, cuya presencia en unacosa es necesaria y suficiente parala correcta posibilidad de aplicacióndel término a la cosa. (4) La con-notación (la llamada también inten-sión [VÉASE]) de un término como laconjunción finita de todos los térmi-nos connotados por él.

CONOCIMIENTO. Preguntas co-mo: "¿Qué es el conocimiento?", "¿Enqué se funda el conocimiento?", "¿Có-mo es posible el conocimiento?", etc.,pertenecen a una disciplina filosóficallamada de varios modos: "teoría delconocimiento", "crítica del conoci-miento", "gnoseologia", "epistemolo-

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CONgía". No nos ocuparemos aquí delsignificado de los diversos nombresde esta disciplina; remitimos para elloal artículo GNOSEOLOGÌA. De momentola llamaremos "teoría del conoci-miento" y usaremos los términos'gnoseologico' y 'epistemológico' comoadjetivos.

Las preguntas antes formuladas, noobstante su generalidad (o quizás acausa de ella), no agotan los proble-mas que se suscitan en la teoría delconocimiento. En el curso de la pre-sente exposición examinaremos algu-nas cuestiones más específicamente,pero un recuento suficiente de ellasserá posible sólo agrupando los di-versos artículos de la presente obraque figuran en el "Cuadro sinóptico"al final de ella bajo el título "Teoríadel conocimiento (Gnoseologia, Epis-temología)" — artículos como A PRIO-RI, CATEGORÍA, EMPIRISMO, INNATIS-MO, UNIVERSALES, VERDAD y otros.

El problema —y los problemas—del conocimiento han sido tratadospor casi todos los filósofos, pero laimportancia que ha adquirido la teoríadel conocimiento como "disciplinafilosófica" especial es asunto rela-tivamente reciente. Los griegos intro-dujeron en la literatura filosófica, ycon un sentido preciso, los términosque nos sirven todavía para designarnuestra disciplina: los vocablos gno=sji("conocimiento") y e(pisth/mh ("saber",traducido a veces asimismo por "cien-cia"). Con frecuencia trataron proble-mas gnoseológicos, pero solieronsubordinarlos a cuestiones luego lla-madas "ontológicas". La pregunta:"¿Qué es el conocimiento?" fue a me-nudo formulada entre los griegos enestrecha relación con la pregunta:"¿Qué es realidad?" Algo parecidosucedió con muchos filósofos medie-vales. En modo alguno quiere deciresto que los filósofos aludidos no tra-taran el problema del conocimientocon detalle: no se puede decir que,por ejemplo, los escépticos o SanAgustín no dedicaran muchos esfuer-zos a esclarecer la posibilidad (o im-posibilidad) del conocimiento y lostipos de conocimiento. Sin embargo,es plausible sostener que sólo en laépoca moderna (con varios autoresrenacentistas interesados por el métodoy con Descartes, Malebranche,Leibniz, Locke, Berkeley, Hume yotros) el problema del conocimientose convierte a menudo en problema

CONcentral —si bien no único— en elpensamiento filosófico. La constantepreocupación de los autores aludidosy citados por el "método" y por la"estructura del conocimiento" es eneste respecto muy reveladora. Perotodavía no se concebía el estudio delconocimiento como pudiendo dar im-pulso a una "disciplina filosófica es-pecial". Desde Kant, en cambio, elproblema del conocimiento comenzóa ser objeto de "la teoría del conoci-miento". La filosofía de Kant no pue-de reducirse, como lo han pretendidoalgunos neokantianos, a teoría del co-nocimiento. Pero es indudable queesta teoría ocupa un lugar muy des-tacado en el pensamiento de dichofilósofo. Desde Kant, además, se hamanifestado con frecuencia en el pen-samiento filosófico moderno y con-temporáneo una cierta "epistemofilia",que contrasta con la "ontofilia" de losgriegos y de muchos autores medie-vales. En vista de ello, algunos auto-res han llegado a la conclusión deque la teoría del conocimiento es ladisciplina filosófica central. Otros hanintentado mostrar que es una discipli-na independiente, o relativamente in-dependiente. Las cosas, sin embargo,no son tan claras como se pretende.Es probable que, como ha indicadorepetidamente Nicolai Hartmann, losproblemas gnoseológicos se hallen es-trechamente coimplicados (o compli-cados) con problemas ontológicos (yviceversa). Es casi seguro que mu-chos problemas epistemológicos se ha-llan estrechamente relacionados concuestiones lógicas. En todo caso, pue-de seguirse reconociendo a la teoríadel conocimiento un puesto destacadosin por ello separarla de otras disci-plinas filosóficas.

En el presente artículo trataremosde los siguientes aspectos del proble-ma del conocimiento: la descripcióndel fenómeno del conocimiento o fe-nomenología del conocimiento; lacuestión de la posibilidad del conoci-miento; la cuestión del fundamentodel conocimiento; la cuestión de lasformas posibles del conocimiento.

Fenomenología del conocimiento.Entendiendo el término 'fenomenolo-gía' en un sentido muy general, como"pura descripción de lo que aparece",la fenomenología del conocimiento sepropone describir el proceso del co-nocer como tal, es decir, independien-temente de, y previamente a, cuales-

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CONquiera interpretaciones del conoci-miento y cualesquiera explicacionesque puedan darse de las causas delconocer. Por tanto, la fenomenologíadel conocimiento no es una descrip-ción genética y de hecho, sino "pura".Lo único que tal fenomenología aspiraa poner en claro es lo que significa serobjeto de conocimiento, ser sujetocognoscente, aprehender el objeto,etc., etc.

Un resultado de tal fenomenologíaparece obvio: conocer es lo que tienelugar cuando un sujeto (llamado"cognoscente") aprehende un objeto(llamado "objeto de conocimiento" y,para abreviar, simplemente "objeto").Sin embargo, el resultado no es niobvio ni tampoco simple. Por lo pron-to, la pura descripción del conoci-miento o, si se quiere, del conocer,pone de relieve la indispensable co-existencia, co-presencia y, en ciertomodo, co-operación, de dos elementosque no son admitidos, o no son admi-tidos con el mismo grado de necesi-dad, por todas las filosofías. Algunasfilosofías insisten en el primado delobjeto (realismo en general); otras,en el primado del sujeto (idealismoen general); otras, en la equiparación"neutral" del sujeto y objeto. La fe-nomenología del conocimiento no re-duce ni tampoco equipara: reconocela necesidad del sujeto y del objetosin precisar en qué consiste cada unode ellos, es decir, sin detenerse enaveriguar la naturaleza de cada unode ellos o de cualquier supuesta rea-lidad previa a ellos o consistente enla fusión de ellos.

Conocer es, pues, fenomenològica-mente hablando, "aprehender", es de-cir, el acto por el cual un sujeto apre-hende un objeto. El objeto debe ser,pues, por lo menos gnoseológicamen-te, trascendente al sujeto, pues de locontrario no habría "aprehensión" dealgo exterior: el sujeto se "aprehen-dería" de algún modo a sí mismo.Decir que el objeto es trascendente alsujeto no significa, sin embargo, toda-vía decir que hay una realidad inde-pendiente de todo sujeto: la fenome-nología del conocimiento, decíamos,no adopta por lo pronto ninguna po-sición idealista, pero tampoco realista.Al aprehender el objeto éste está dealguna manera "en" el sujeto. No estáen él, sin embargo, ni física ni meta-físicamente: está en él sólo 'represen-tativamente". Por eso decir que el su-

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CONjeto aprehende el objeto equivale adecir que lo representa. Cuando lorepresenta tal como el objeto es, elsujeto tiene un conocimiento verdade-ro (si bien posiblemente parcial) delobjeto; cuando no lo representa talcomo es, el sujeto tiene un conoci-miento falso del objeto.

El sujeto y el objeto de que aquíse habla son, pues, "el sujeto gnoseo-lógico" y el "objeto gnoseológica", nolos sujetos y objetos "reales", "físicos"o "metafísicos". Por eso el tema de lafenomenología del conocimiento es ladescripción del acto cognoscitivo co-mo acto de conocimiento válido, no laexplicación genética de dicho acto osu interpretación metafísica.

Sin embargo, aunque la fenomeno-logía del conocimiento aspira a "po-ner entre paréntesis" la mayor partede los problemas del conocimiento, yadentro de ella surgen algunos que nopueden ser ni solucionados ni siquieraaclarados por medio de una puradescripción. Por lo pronto, hay el pro-blema del significado de 'aprehender'.Se puede "aprehender" de muy diver-sas maneras un objeto. Así, por ejem-plo, hay una cierta aprehensión —yaprehensión cognoscitiva, o parcial-mente cognoscitiva— de un objetocuando se procede a usarlo para cier-tos fines. No puede descartarse sinmás este aspecto de la aprehensión deobjetos por cuanto un estudio a fondodel conocimiento requiere tener encuenta muy diversos modos de "cap-turar" objetos. Sin embargo, es carac-terístico de la fenomenología del co-nocimiento el limitarse a destacar laaprehensión como fundamento de unenunciar o decir algo acerca del obje-to. Por este motivo la aprehensión deque aquí se habla es una representa-ción que proporciona el fundamentopara enunciados.

En segundo lugar, hay el problemade cuál sea la naturaleza de "lo apre-hendido" o del objeto en cuantoaprehendido. No puede ser el objetocomo tal objeto, pero entonces hayque admitir que el objeto se desdoblaen dos: el objeto mismo en cuanto taly el objeto en cuanto representado orepresentable. La clásica doctrina delas "especies" —especies sensibles, es-pecies intelectuales— constituyó unesfuerzo con vistas a dilucidar el pro-blema del objeto en cuanto represen-tado o representable. Han sido asi-mismo esfuerzos en esta dirección las

CONdiversas teorías gnoseológicas (y amenudo psicológicas y hasta metafísi-cas) acerca de la naturaleza de las"ideas" — teorías desarrolladas por lamayor parte de autores racionalistas yempiristas modernos. También hansido esfuerzos en esta dirección losintentos de concebir la aprehensiónrepresentativa del objeto desde el pun-to de vista causal (como ha sucedidoen las llamadas "teorías causales dela percepción").

Finalmente, hay el problema de laproporción de elementos sensibles, in-telectuales, emotivos, etc., etc. en larepresentación de los objetos por elsujeto. De acuerdo con los elementosque se supongan predominar se pro-ponen muy diversas teorías del cono-cimiento. Puede verse, pues, que tanpronto como se va un poco lejos enla fenomenología del conocimiento sesuscitan cuestiones que podrían lla-marse "metafenomenológicas".

Posibilidad del conocimiento. A lapregunta "¿Es posible el conocimien-to?", se han dado respuestas radicales.Una es el escepticismo, según el cualel conocimiento no es posible. Elloparece ser una contradicción, pues seafirma a la vez que se conoce algo, esdecir, que nada es cognoscible. Sinembargo, el escepticismo es a menu-do una "actitud" en la cual no seformulan proposiciones, sino que seestablecen, por así decirlo, "reglas deconducta intelectual". Otra es el dog-matismo, según el cual el conocimientoes posible; más aun: las cosas seconocen tal como se ofrecen al sujeto.

Las respuestas radicales no son lasmás frecuentes en la historia de lateoría del conocimiento. Lo más co-mún es adoptar variantes del escepti-cismo o del dogmatismo: por ejemplo,un escepticismo moderado o un dog-matismo moderado, que muchas ve-ces coinciden. En efecto, en las for-mas moderadas de escepticismo o dedogmatismo se suele afirmar que elconocimiento es posible, pero no deun modo absoluto, sino sólo relativa-mente. Los escépticos moderados sue-len mantener que hay límites en elconocimiento. Los dogmáticos mode-rados suelen sostener que el conoci-miento es posible, pero sólo dentro deciertos supuestos. Tanto los límitescomo los supuestos se determinan pormedio de una previa "reflexión críti-ca" sobre el conocimiento. Los escép-ticos moderados usan con frecuencia

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CONun lenguaje psicológico o, en todocaso, tienden a examinar las condicio-nes "concretas" del conocimiento. Así,por ejemplo, los límites de que sehabla son límites dados por la estruc-tura psicológica del sujeto cognoscen-te, por las ilusiones de los sentidos, lainfluencia de los temperamentos, losmodos de pensar debidos a la época oa las condiciones sociales, etc., etc.Cuando lo que resulta es sólo un co-nocimiento probable, el escepticismomoderado adopta la tesis llamada"probabilismo". Los dogmáticos mo-derados, en cambio, usan un lenguajepredominantemente "crítico-racional":lo que tratan de averiguar no son loslímites concretos del conocimiento,sino sus límites "abstractos", es decir,los límites establecidos por supuestos,finalidades, etc., etc. Es fácil ver quemientras los escépticos moderados seocupan predominantemente de lacuestión del origen del conocimiento,los dogmáticos moderados se intere-san especialmente por el problema dela validez del conocimiento.

Los autores que no se han adheridoni al escepticismo ni al dogmatismoradicales y que, por otro lado, no sehan contentado con adoptar una posi-ción moderada, estimada como "me-ramente ecléctica", han intentado des-cubrir un fundamento para el conoci-miento que fuese independiente decualesquiera límites, supuestos, etc.,etc. Tal ocurrió con Descartes, al pro-poner el Cogito, ergo sum (VÉASE) ycon Kant, al establecer lo que puedellamarse el "plano trascendental"(véase TRASCENDENTAL). En el pri-mer caso, conocer es partir de unaproposición evidente (que es a la vezresultado de una intuición básica).En el segundo caso, conocer es sobretodo "constituir", es decir, constituirel objeto en cuanto objeto de conoci-miento. Nos hemos referido con másdetalle a estos puntos en los artículosdedicados a los autores mencionadosy a varios conceptos fundamentales,por lo que no estimamos necesariovolver sobre ellos.

Fundamento del conocimiento. Unavez admitido que el conocimiento(total o parcial, ilimitado o limitado,incondicionado o condicionado, etc.)es posible, queda todavía el problemade los fundamentos de tal posibilidad.

Algunos autores han sostenido queel fundamento de la posibilidad delconocimiento es siempre "la realidad"

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CON— o, como a veces se dice, "las cosasmismas". Sin embargo, la expresión la realidad' no es en modo alguno unívoca. Por lo pronto, se hahablado de "realidad sensible" a diferencia de una, efectiva o supuesta,"realidad inteligible". No es lo mismodecir que el fundamento del conocimiento se halla en la realidad sensible(en las impresiones, percepciones sensibles, etc.), como han hecho muchosempiristas, que decir que tal fundamento se halla en la realidad inteligible (en las "ideas", en sentido más omenos platónico), como han hechomuchos racionalistas ( especialmentelos que han sido al mismo tiempo"realistas" en la teoría de los universales). Por otro lado, aun adoptándose una posición empirista o racionalista al respecto, hay muchas manerasde presentar, elaborar o defender lacorrespondiente posición. Así, porejemplo, el empirismo llamado a menudo "radical" propone que no sóloel conocimiento de la realidad sensible está fundado en impresiones, sinoque lo está también el conocimientode realidades (o cuasi-realidades) nosensibles, tales como los números, figuras geométricas y, en general, todas las "ideas" y todas las "abstracciones". Pero el empirismo "radical"no es ni mucho menos la única formaaceptada, o aceptable, de empirismo.Puede adoptarse un empirismo a veces llamado "moderado" —que a menudo coincide con el racionalismotambién llamado "moderado", tal como sucede, por ejemplo, en Locke—,según el cual el fundamento del conocimiento se halla en las impresionessensibles, pero éstas sólo proporcionan la base primaria del conocer— una base sobre la cual se montanlas ideas generales. Puede adoptarse un empirismo que a veces se hallamado "total": es el empirismo querehusa atenerse a las impresiones sensibles por considerar que éstas sonsólo una parte, y no la más importante, de la "experiencia". La "experiencia" no es únicamente para este empirismo experiencia sensible: puedeser también experiencia "intelectual",o experiencia "histórica", o experiencia "interior", o todas esas cosas a untiempo. Puede adoptarse asimismo unempirismo que no deriva de las impresiones sensibles el conocimiento delas estructuras lógicas y matemáticasjustamente porque estima que tales

CONestructuras no son ni empíricas nitampoco racionales: son estructuraspuramente formales, sin contenido.Tal ocurre con Hume y diversas for-mas de positivismo lógico. Puedeabrazarse también un empirismo queparte del material dado a las impre-siones sensibles, pero admite la posi-bilidad de abstraer de ellas "formas";es el empirismo de sesgo aristotélicoy los derivados del mismo. En cuantoal llamado grosso modo "racionalis-mo", ha adoptado asimismo muy di-versas formas de acuerdo con el sig-nificado que se haya dado a expresio-nes tales como 'realidad inteligible','ideas', 'formas', 'razones', etc., etc.No es lo mismo, en efecto, un racio-nalismo que parte de lo inteligiblecomo tal para considerar lo sensiblecomo reflejo de lo inteligible, que unracionalismo para el cual el conoci-miento se funda en la razón, pero endonde ésta no es una realidad inteli-gible, sino un conjunto de supuestoso "evidencias", una serie de "verda-des eternas", etc., etc.

Las posiciones empiristas y racio-nalistas, y sus múltiples variantes, sonsólo dos de las posiciones fundamen-tales adoptadas en la cuestión delfundamento del conocimiento. Otrasdos posiciones capitales son las cono-cidas con los nombres de "realismo" e"idealismo". Nos hemos referido aellas con más detalle en los artículoscorrespondientes. Indiquemos aquíúnicamente que lo característico decada una de estas posiciones es la in-sistencia respectiva en tomar un puntode partida en el "objeto" o en el"sujeto". Aun así, no es fácil esclare-cer el significado propio de 'realismo'y de 'idealismo' en virtud de los mu-chos sentidos que adquieren dentrode estas posiciones los términos 'ob-jeto' y 'sujeto'. Así, por ejemplo, en loque toca al "sujeto", la naturaleza dela posición adoptada depende en granparte de si el sujeto en cuestión esentendido como sujeto psicológico, co-mo sujeto trascendental en el sentidokantiano, como sujeto metafísico, etc.En algunos casos el partir del sujetopuede dar lugar a un subjetivismo, yhasta a un solipsismo (VÉASE). Peroen otros casos el término 'sujeto' de-signa más bien una serie de condicio-nes del conocimiento como tal, queno son precisamente "subjetivas". Poreso cuando se habla, por ejemplo, deidealismo (VÉASE), no es lo mismo

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CONentenderlo en sentido subjetivista uobjetivista, crítico, lógico, etc., etc.En otros casos, el partir del objetopuede dar lugar a lo que se ha llama-do "realismo fotográfico", pero enmuchas ocasiones el admitir que elfundamento del conocimiento se hallaen el objeto no equivale a hacer delsujeto un mero "reflejo" del objeto.

No todas las actitudes adoptadas enel problema que nos ocupa puedenclasificarse en posiciones como las re-señadas. En rigor, todas estas posicio-nes tienen en común el dar de algúnmodo el conocimiento por supuesto.Además, casi todas tienden a conce-bir el conocimiento no sólo como unaactividad intelectual, sino también co-mo una actividad fundada en motivosintelectuales, aislados, o aislables, conrespecto a cualesquiera otros motivos.En cambio, ciertas posiciones, espe-cialmente desarrolladas en la épocacontemporánea, pero precedidas porciertas corrientes (entre las cuales cabemencionar a Nietzsche y a Dilthey),han intentado preguntarse por elfundamento del conocimiento endistinto sentido: en función de unamás amplia "experiencia". Como re-sultado de ello la teoría del conoci-miento no ha consistido ya en una"filosofía de la conciencia" como"conciencia cognoscente". Ejemplosde estos intentos los tenemos en va-rios autores: pragmatistas (Dewey,James), existencialistas (Sartre) yotros no fácilmente clasificables, comoOrtega y Gasset, Heidegger, Gilles-Gaston Granger, etc. Nos limitaremosa subrayar aquí la doctrina de Ortegaen la cual el conocimiento es exami-nado como un saber: el "saber a quéatenerse". Se niega con ello que elconocimiento sea connatural y con-sustancial al hombre, es decir, que elhombre sea últimamente "un ser pen-sante". Esto no equivale a defenderuna teoría "irracionalista" del conoci-miento; equivale a no dar el conoci-miento por supuesto y a preguntarsepor el modo como "se funda".

Formas del conocimiento. Nos he-mos referido ya al conocimiento comoconocimiento sensible y conocimientointeligible. En muchos casos se admiteque ambas formas de conocimientoson intuitivas, pero a veces se esta-blece, o propone, que el conocimientointuitivo es distinto de todas las de-más formas de conocimiento. Tal ocu-rre especialmente cuando la intuición

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CONes entendida como un acceso a larealidad absoluta.

Puede hablarse asimismo de cono-cimiento inmediato, equivalente a unaintuición o aprehensión directa delobjeto conocido o cognoscible; y deun conocimiento mediato, equivalen-te a una serie de inferencias y razo-namientos.

Otras formas de conocimiento deque se ha hablado con frecuencia sonel conocimiento a priori y el conoci-miento a posteriori. Nos hemos refe-rido a este punto con más detalle enel artículo A PRIORI.

Puede asimismo hablarse de cono-cimiento de acuerdo con el tipo derealidad que se trate de conocer. Eneste caso vuelve a hablarse de cono-cimiento sensible y conocimiento in-teligible (o a veces intelectual), perohay otras clasificaciones posibles. Así,por ejemplo, puede hablarse de unadiferencia entre el conocimiento de larealidad y el conocimiento del valor.A la vez, este último conocimientopuede ser de tipo intelectual o de tipoemotivo.

También puede hablarse de cono-cimiento por contacto o presencia di-recta y conocimiento por descripcióndel objeto que se propone conocer.Estos dos tipos de conocimiento coin-ciden a veces respectivamente con elconocimiento inmediato y mediato,pero no se identifican siempre conellos. En efecto, la mediatez del co-nocimiento que supone la inferenciaes muy distinta de la mediatez quesupone la descripción.

Algunos autores han distinguidoentre "conocer que" y "conocer co-mo"; otros han considerado el "cono-cer que" como un caso especial del"conocer como". Puede asimismo dis-tinguirse entre conocer algo y conocerque algo es esto o aquello. En gene-ral, un análisis de los diversos con-textos en los cuales se usan 'conocer'(y 'saber') puede hacer comprenderaspectos del problema del conocimien-to no siempre puestos de relieve porlas teorías del conocimiento "tradicio-nales".

Finalmente, puede hablarse de ti-pos de conocimiento de acuerdo conciertas divisiones introducidas en larealidad misma y en el modo do con-siderarla. Así, por ejemplo, se ha pro-puesto a veces que el conocimientode la Naturaleza y de los objetos na-turales tiene que seguir por caminos

CONdistintos (y emplear, por tanto, con-ceptos distintos) de los seguidos porel conocimiento del hombre y de los"objetos humanos" (acciones, valora-ciones, experiencias individuales e his-tóricas, etc. ). El problema de las for-mas de conocimiento se halla en estecaso relacionado con el problema dela clasificación de los saberes a quenos hemos referido en el artículoCIENCIAS (CLASIFICACIÓN DE LAS).

CONpor el Instituto Internacional de Filo-sofía y publicados en Dialéctica, XV,1/2 (1961).

Además de las obras anteriores hayque tener en cuenta otras muchasque, sin referirse explícita o princi-palmente al problema del conocimien-to, o sin llevar el término 'conoci-miento' en el título, son importantescomo teorías o partes de teorías delconocimiento. Tal ocurre con obrasprocedentes de las direcciones feno-menológica, lógico-positivista, neokan-tiana, actualista, pragmatista, etc.También deben tenerse presentes lasexposiciones de teoría del conocimientoprocedentes de escuelas bien deter-minadas, o relativamente bien de-terminadas; tal sucede con las expo-siciones de teoría del conocimiento (ode criteriología) en manuales neoes-colásticos, y especialmente neotomis-tas, y con exposiciones de gnoseologíaen textos escritos por materialistasdialécticos. Véanse para ello bibliogra-fías de MARXISMO, MATERIALISMO,

NEOESCOLASTICISMO, NEOTOMISMO.

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