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VI Congreso da Asociación Galega de Saúde Mental «O saber holístico» Homenaxe ó Profesor Rof Carballo Lugo, 9, 10 e 11 de xuño de 2005 Compiladores Dr. Luis F. Vila Pillado Dr. Ramón M. Area Carracedo

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VI Congreso da Asociación Galega de Saúde Mental

«O saber holístico»

Homenaxe ó Profesor Rof Carballo

Lugo, 9, 10 e 11 de xuño de 2005

Compiladores

Dr. Luis F. Vila Pillado

Dr. Ramón M. Area Carracedo

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© Asociación Galega de Saúde Mental, 2005

EditaAsociación Galega de Saúde MentalSecretaría Técnica: Congrega, S.L.R/ Rosalía de Castro, 13- 1º esq. 15002 A Coruñahttp://www.agsm.es

Deseño e maquetaciónMyM. A Coruña

ImprimeFeito, S.L.Severino Cobas, 67 - 36214 [email protected]

Depósito Legal:

I.S.B.N.: 84-935033-2-0

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VI Congreso da Asociación Galega de Saúde Mental

«O saber holístico»

Homenaxe ó Profesor Rof Carballo

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Índice

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9Luis Vila Pillado, Ramón Area Carracedo

Conferencia inaugural

Marcel Proust en la obra de Rof Carballo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11Jean Garrabé

Obradoiros

Taller: «La Comunicación» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23Mª Consuelo Carballal Balsa

«Me lo dice el cuerpo». Expresión somática y trabajo corporal en psicoterapia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33Marisol Filgueira Bouza

Mesa 1: Pensamento, lenguaxe, narrativas e terapia

Gramática generativa y mente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .105Camilo José Cela Conde, Gisèle Marty, Marcos Nadal, Miguel A. Capó. Carolina López Arenillas & Atahualpa Fernández

Semántica general y psicoterapia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .119Ramiro J. Álvarez

El trastorno formal del pensamiento: una alteración pragmática y ejecutiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127Dr. Álvaro Barrera

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Mesa 2: Etoloxía e urdimbre

Psiquiatría y etología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131Víctor Rodríguez, Rosendo Fernández

Neurobiología del amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161José María Izquierdo Rojo

Consideraciones acerca de la envidia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .175Luis Vila Pillado, Ramón Area Carracedo,Luis González Domínguez-Viguera

Mesa 3: Antropoloxía. Mesa in memoriam do ProfesorAntonio Rodríguez

Pensamiento primitivo y conciencia moderna . . . . . . . . . . . . . . . . . .187Marcelino Agís Villaverde

Locura y creatividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .197María José Recimil López, Isabel García Lado, Ramón Area Carracedo

Mesa 4: Bioloxía e psicoanalise

Confluencia Jung-Klein . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .211Enrique Galán Santamaría

Notas sobre biología lacaniana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .245Fe Lacruz

Las claves de la conducta: último reposicionamiento de Rof . . . . .253Manuel Álvarez Romero

Mesa 5: Psicosomática

Una reflexión clínico-teórica sobre el cuerpo, la mente y la identidad corporal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .267

Jorge L. Tizón

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Alexitimia y psicosomática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .279Matilde Blanco Venzalá

Psiconeuroinmunología y el concepto de urdimbre de Rof Carballo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .283J. Sancho Rof

Mesa 6: O home como encontro

Lo que queda de los héroes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .293Ramón Area Carracedo, Luis Vila Pillado, Luis González Domínguez-Viguera, Montserrat Neira Rodríguez

Neurobiología de la experiencia de éxtasis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .313Fco. J. Rubia Vila

Elogio de las humanidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .325Jesús Blanco Echauri, Mª Juana García Medín

Comunicaciones libres

Nostalgia, catalepsia, locura y «gaitoterapia»: Historias de gallegos en Cuba en el período de fin de siglo XIX y primeras décadas del XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .339David Simón Lorda, Emilio González Fernández

Adaptación y validación de la versión española del Addenbrooke´sCognitive Examination en una población rural de bajo niveleducativo en Galicia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .346A. García-Caballero, M. González, I. García-Lado, J. González-Hermida, M.J. Recimil, R. Area, F. Manes, G. Ozaita, S. Lamas, GE. Berrios

Estudio comparativo entre diez métodos de corrección del test del reloj en una población española de bajo nivel educativo . . . . . . . .348A. García-Caballero, A. Cibeira, G. Gómez, MJ. Recimil, R. Area,I. García-Lado, J. González-Hermida, S. Lamas, C. Cadarso-Suárez

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Unamuno y Rof Carballo: más allá del erotismo . . . . . . . . . . . . . . .350Ana Isabel Carballal González

Análisis motivacional y abordaje terapéutico en el trastorno límite de la personalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .356Juan Ramón Teijeira Santiago, Miguel Ángel Talavera Valverde, Pablo A. Cantero Garlito

Las nuevas resistencias: ortodoxia, psiquiatría comunitariay paradojas en la institución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .362Juan Ramón Teijeira Santiago, Miguel Ángel Talavera Valverde, Pablo A. Cantero Garlito

El sexo del equipo holístico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .369Pablo A. Cantero Garlito, Juan Ramón Teijeira Santiago, Miguel Ángel Talavera Valverde, Andrés González García

Os demos do bosco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .371Jesús Alberdi Sudupe, Sonia González Bardanca, Eva Fontela Vivancos, Mar Serrano Carton

Un nuevo reto en salud mental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .374Manuela Blanco Presas, Carlos Javier Álvarez Castro

Seducción e psicoterapia. O mito de Don Juan . . . . . . . . . . . . . . . . .380Fidel Vidal

Puede que haya un poco de maldad en este mundo . . . . . . . . . . . .390Carlos Porvén Día

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Presentación do libro do VI Congreso daAsociación Galega de Saúde Mental: «O saberholístico». Homenaxe ó Profesor RofCarballo

Luis Vila PilladoPresidente do Comité Organizador do VI Congreso da AGSMRamón Area Carracedo Presidente do Comité Científico do VI Congreso da AGSM

Coincidindo có centenario de Rof Carballo, propuxémonos hai xa uns anos, orga-nizar o 6º Congreso da Asociación Galega de Saúde Mental, como homenaxe óprofesor, non só po-la relevancia da sua producción científica senón pola filoso-fía que presidiu o seu achegamento á Ciencia e ó Coñecemento. Precisamente poriso, escollimos como título «O saber holístico» xa que ademáis, é algo que inci-de nún dos aspectos máis específicos da nosa asociación: a interdisciplinarieda-de. Tamén a realización dun Congreso da nosa asociación na cidade de Lugo, paranós resultaba un obxectivo importante de cara a equipara-la situación da nosaespecialidade coa do resto da comunidade galega. Xa tiñamos realizado duas xor-nadas, por certo con unha asistencia moi digna en canto a número de participan-tes, pero quedábanos o reto dun Congreso, e así prantexámonolo con grandeentusiasmo.

Ao longo das diferentes mesas nas que estivo organizado formalmente o Congreso,e ás que procuramos dar como nome o de algún dos libros máis importantes doProfesor Rof Carballo, revisáronse e actualizáronse algunhas das máis profundasintuicións que tivo e tentamos proseguir os camiños que, de maneira xenial,emprendeu.

Quixemos tamén dar un matiz persoal a cada un dos temas incorporados ao pro-grama fuxindo desa tendencia que a globalización, como proceso que tamén pare-ce afectar aos Congresos, leva a presupoñer que todo o mundo pode falar de cal-queira cousa. Tentamos tamén evitar os temas trillados e ós que se pode accederfácilmente a traverso dun bon libro ou dunha boa revista, achegándonos máis bena temas de reflexión, algo que se poido observar a traverso da organización dasmesas, destiñadas a exercitar, o diálogo e a integración. Tratamos, en definitiva, derecolocar as interrogacións que involucran á Saúde Mental despois dunha relec-tura da obra de Rof, escollendo ás persoas da nosa especialidade que podían

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explicar tales interrogantes e modificar o clásico formato dun congreso de manei-ra que se facilitase, no só a resposta, senon a xeración de novos e útiles interro-gantes. Como sinalaba Kundera «a estupidez da xente procede de ter resposta paratodo. A sabedoría da novela procede de ter unha pregunta para todo». E por estaliña é por onde tentamos ir movendonos.

Queremos agradecer a tódolos membros do comité organizador e do comité cien-tífico o traballo realizado que pensamos determinou un programa atractivo eespecial, o mesmo que ós organizadores dos últimos congresos da nosa asocia-ción, os doctores Fernando Iglesias Gil de Bernabé e Víctor Pedreira Crespo polaaxuda amosada e pola información que nos deron sobre os aspectos organizati-vos dos mesmos, e que nos axudaron dun xeito inestimable, ao igual que agrade-ce-lo apoio prestado ao proxecto en primeiro lugar pola Dra. Mª DoloresDomínguez, presidenta da AGSM cando pensamos en realizar este Congreso, ideaque apoióu dende o principio, igual que ó Dr. Luis Ferrer i Balsebre, presidentedurante o tempo no que se foi xestando o congreso. Tamén o noso agradecemen-to exténdese ós poñentes pola disposición amosada, ós coordenadores das mesas,á Sociedad Española de Medicina Psicosomática e á Sociedad Andaluza deMedicina Psicosomática, que tan pronto tiveron noticias do noso proxecto sumá-ronse ó mesmo, e ás institucións o seu inestimable apoio, especialmente e entreoutras ó Complexo Hospitalario Xeral-Calde, Consellería de Sanidade, e Concellode Lugo, este último ademáis aceptando gostosamente as nosas solicitudes de adi-car unha rúa da cidade á figura de Rof e á colocación dunha placa na súa casanatal destacando tamén o especialmente cordial e intelixente trato que en todomomento nos manifestaron. Naturalmente non podemos esquecer a dona CarmenRof Carballo, por termos facilitado os textos do seu irmán difíciles de atopar e porterse ofrecido pra axudarnos no que cumprira.

Asimesmo, agradecemos o apoio económico e loxístico dos laboratorios da indus-tria farmacéutica que colaboraron na súa grande maioría de xeito acorde ás suasposibilidades na organización do Congreso. Decir por último que o grande esfor-zo que nos supuxo durante estos anos ós organizadores do Congreso, e gracias áaxuda da nosa segretaría técnica, na nosa opinión viuse recompensado polo pro-veito que tódolos participantes poideron sacar deste denso programa científico asícomo dos actos sociais que preparamos e que na súa grande maioría recóllenseneste volume. Moitas gracias a todos e a todas.

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Conferencia inaugural

Marcel Proust en la obra de Rof Carballo

Jean GarrabéPrésident d’honneur de l’Evolution psychiatriqueSocio de honor Asociacion Galega de Saude Mental7 Place Pinel 75013. Paris.

Cuando recibí la carta del doctor Luis Ferrer i Balsebre, presidente de laAsociación Galega de Saúde mental anunciándome que se había acordado nom-brarme Socio de Honor y formalizar este nombramiento en el Congreso «RofCarballo: el saber holístico», que se iba a celebrar en Lugo, empecé a hojear loslibros de este médico filósofo que tengo en mi biblioteca parisina. Buscaba algo,no sabía muy bien qué, no del todo olvidado, que recordaba me había llamado laatención cuando los leí antaño. Pronto lo encontré: las numerosas veces en queRof Carballo habla de Marcel Proust (1871-1922) y cita su obra maestra A larecherche du temp perdu, –En busca del tiempo perdido–. Pensé que podríaagradecer mi nombramiento invitándoos a acompañarme en otra búsqueda tam-bién del tiempo perdido: ver en qué circunstancias nos habla Rof Carballo deProust y qué nos dice de su obra maestra. No sabía entonces que el doctor LuisVila Pillado, Presidente del comité organizador del congreso, también era un asi-duo lector de Proust. Naturalmente no podré hablar de todas las referencias quehace Rof Carballo a la obra proustiana por falta de tiempo y porque para hacerlodebidamente habría sido conveniente verificar en la biblioteca personal y en losarchivos de Rof cuáles eran las ediciones de En busca del tiempo perdido queestudiaba.

El interés de Rof Carballo por la obra de Proust

Creo que a Rof Carballo puede haberle interesado La recherche por tres motivos:

1. Por el del placer estético ligado a la belleza de la prosa de quien se considerahoy como el máximo novelista francés del siglo XX.

2. Por la fineza del estudio psicológico por parte de un autor que alguien de lacategoría del psiquiatra Ludwig Binswanger (1881-1966), fundador de laDaseinanalysis, consideraba como uno de los mayores fenomenólogos que hayahabido.

3. Por la misteriosa enfermedad psicosomática que padeció Proust toda su vida...

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Si se han podido llenar bibliotecas enteras con los libros comentando su novela,habría que prever otras con los que se han escrito sobre su asma. A Rof Carballole apasionaba como médico y escritor el problema de la creatividad en relacióncon la enfermedad. En el volumen Medicina y actividad creadora que reúnevarios ensayos sobre el tema, escribe en el titulado Orfeo a propósito de la des-trucción como creatividad comentando a la psicoanalista anglo-alemana MelanieKlein(1982-1960): «No cabe duda que gran parte de la obra creadora de Kafka,de Proust, de Dostoieski, del propio Rilke, de Goya, de Toulouse-Lautrec, de milmás, nació de fantasmas que poblaban lo mas hondo de su subconsciente»(p.63). El nombre de Proust aparece en una lista algo sorprendente porque reúne acreadores muy diversos y de épocas muy distintas, pero con una vida fantasmáti-ca subconsciente muy rica. En este mismo volumen en la parte titulada Asclepiosnos dice Rof Carballo: «Las influencias que cuentan de manera decisiva, hondísi-ma y radical en la vida de los hombres son cosa tan liviana y sutil como mínimasvariaciones expresivas en la voz de la madre o nodriza, sutiles cambios en el olorde la ropa o de la piel, cambiantes de luz y sombra dentro del cuarto donde pasanlos primeros días de nuestra existencia, la tibieza de un regazo o de una mejilla,estímulos táctiles casi imperceptibles por nosotros y cuya importancia hemos olvi-dado. Y, sobre todo, el grande, el vastísimo, el complicado universo de los gestos,de los ademanes, de las actitudes. De todo esto, hasta ahora sólo los artistas sabí-an hablarnos, ante todo los poetas, también algunos escritores, a los que sin más,sólo porque eran sensibles a aquello para lo cual el resto de los hombres tenemoscallosa impermeabilidad, calificamos de ‘sensibilidad enfermiza’, Proust porejemplo» (ib.p250). Aquí aparece el nombre de Proust sólo al final de una frasecuyo estilo recuerda extrañamente a este escritor de enfermiza sensibilidad en unaespecie de à la manière de. En otros textos Rof Carballo nos habla del extraordi-nario talento de Proust como autor de «pastiches», explicándolo por su capaci-dad de identificarse al escritor cuyo estilo quiere imitar hasta llegar a escribircomo él.

Mañana se inaugurará aquí en Lugo una placa en la casa en donde Juan RofCarballo nació y pasó hace cien años los primeros días de su existencia.

¿Cómo conoció Rof Carballo la obra de Proust?

Durante un tiempo pensé que debió de ser cuando estuvo en París como pensio-nado de la Junta de Ampliación de Estudios en el Instituto de Neurobiología quehabía fundado Georges Guillain (1876-1961), –el neurólogo que ha descrito elsíndrome que lleva su nombre, una radiculopolineuritis aguda que ahora sabemosligada al sistema H.L.A.–, en el hospital de La Salpêtrière y el primer biógrafo deCharcot, pero preparando esta conferencia descubrí que fue mucho antes, por loque pienso que quizás influyó muy tempranamente durante la formación de supensamiento medicopsicológico.

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En La contribución del psicoanálisis a una antropología médica, recoge entreotras, una conferencia hecha en Asclepios como respuesta a la invitación de PedroLaín Entralgo (1908-2001). En esa ocasión escribe sobre la traducción de lasobras de Sigmund Freud por Luis López Ballesteros y de Torres: «Cuando comen-cé mis estudios de medicina, allá por el año 1923, aparecieron los primerostomos. Fueron, con la obras de Proust, publicadas también por entonces, la lec-tura de mis años mozos» (p. 44). Pero si Rof Carballo leyó entonces a Freud enla traducción al castellano debió en cambio leer a Proust en francés ya que lossiete tomos de A la recherche du temp perdu se habían publicado de l913 a 1927,los últimos ya después de la muerte del autor en 1922. En otra conferencia dicta-da en 1971, Rof Carballo hablando de nuevo de esta «lectura de mozo» hace notarque habla cien años después del nacimiento de Proust y yo estoy hablando aquí enLugo cien años después del suyo.

En una entrevista con Marino Gómez-Santos dice Rof Carballo que después deestudiar química en Barcelona con don Augusto Pi i Sunyer (1876-1965) volvió aSantiago para estudiar patología general con Novoa Santos (1885-1933): «ElSantiago de Compostela de mi tiempo no era demasiado alegre, pero lo ilumina-ban tres cosas: la amistad, más estrecha allí que en parte alguna. En segundolugar, unos paquetes de libros que de vez en cuando me mandaba un librero deParís: Valéry, Proust, sobre todo. La tercera cosa que convertía a Santiago en laciudad más maravillosa del mundo era Novoa Santos» (p. 517). Rof Carballo pro-pone que se ponga en la Facultad de Santiago un cuadro representando una lec-ción clínica de Novoa Santos, como él de André Brouillet (1857-1914), actual-mente en la entrada del Museo de Historia de la Medicina de París y que repre-senta «Une leçon clinique du professeur Charcot à La Salpêtrière» en el que algu-nos historiadores han creído reconocer entre los asistentes a Freud, que no esta-ba en 1887, año en que se pintó el cuadro, en este hospital parisino.

En Biología y psicoanálisis Rof Carballo insiste: «Hacia 1925 Novoa Santos –quehabía publicado un sustancioso resumen de la obra de Freud en su libro Physis yPsiquis– fue mi maestro en patología general» (p. 44).

Sin lanzarme en una psicobiografía de Rof Carballo, me parece que leyendo suspropios textos vemos aparecer en esa época de su formación una constelación delugares y de nombres: Freud, Charcot, Santos, París-Santiago, Proust, que marcanlos puntos cardinales de su mundo intelectual subconsciente.

Urdimbre mediadora de la realidad

Tratando de lo que llama la quinta función de la urdimbre «merced a ella se abreante el niño la realidad del mundo a través y por mediación de la madre»

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Conferencia inaugural

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(Violencia y ternura. p. 31) dice Rof Carballo que Proust no puede evocar un serhumano sin situarlo previamente sobre un paisaje: «El objeto humano en Proust,trátese de Gilberta, de Albertina, o de la Duquesa de Guermantes, se convierte enel punto central de una realidad geográfica». Cita un párrafo que no he logradolocalizar en la recherche: «Imaginaba siempre alrededor de la mujer que amabalos lugares que más deseaba entonces conocer. Hubiese querido que ella me loshiciese visitar, que ella fuese la que abriera el acceso a un mundo desconocido...»Añade Rof Carballo:

«Es evidente la referencia profunda e inconsciente a la primera figura femeninade la vida, la que nos abre el acceso al mundo desconocido de los objetos y de laNaturaleza, es decir a la madre, o mejor dicho, a la urdimbre constituyente en sufunción de mediadora de la realidad» (p. 33).

Me he preguntado como podría traducirse adecuadamente «urdimbre» al francés,porque si disponemos de un verbo que también viene del latín «ordici» sólo seemplea en la expresión «urdir un complot». No sé qué palabra hubiese utilizadoProust pero yo propondría sencillamente «tissu», que tiene un sentido más amplioque «tisú» que para el Diccionario de la Real a Academia se dice sólo de «una telaentretejida con hilos de oro o plata que pasan del haz al envés», o sea lo que lla-maríamos en francés «un tissu précieux». Así es como vemos urdido en un «tissu»ese enorme mundo real de los mil gestos y de los cien mil matices de expresiónque modelan al ser vivo, del que Rof Carballo nos ha dicho que sólo personalida-des enfermizas como la de Proust saben hablarnos. Subraya que «no es del todoun mundo inconsciente. Y sin embargo tan olvidado lo tenemos que casi nos pare-ce inconsciente e irreal. Sus huellas si persisten de forma inconsciente en losentresijos de la estructura del hombre, en los puntos nodales de su ser»(Medicina y Actividad creadora. p. 250). Todo el talento del creador consiste enhacer surgir de estas huellas inconscientes que persisten en la estructura del serun mundo que nos parece tener más realidad que el mundo presente.

Hace unos años Illiers, el pueblo real que ha inspirado a Proust en sus descrip-ciones de algunos de los paisajes que contemplan los personajes de La búsquedadel tiempo perdido y en donde nació y murió su padre, ha añadido a su nombreoficial el de Combray, que es el nombre del pueblo ficticio de la novela. Así, cuan-do florecen los majuelos pueden venir los turistas del mundo entero, o mejordicho los peregrinos, a ver que las cosas son realmente tal como las habían soña-do. Pueden incluso en el salón de té de la localidad probar la «verdadera» mag-dalena de Proust, que tiene la extraña propiedad, aparte de la de no haber existi-do sino en la imaginación del escritor, de hacer volver a la memoria recuerdosque pensábamos olvidados. Mi magdalena fue la carta de Luis Ferrer i Balsebreque al anunciarme mi nombramiento como Socio de Honor me hizo recordar lo

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que pensaba había olvidado desde que leí a Rof Carballo. No creo que éste hayatenido nunca la oportunidad de ir físicamente a Illiers, pero estoy seguro de queleyendo La búsqueda del tiempo perdido ha hecho muchas veces el viaje aCombray. Sí puedo recomendaros un camino para ir de Santiago a París, pareci-do a esas rutas del Quijote que podemos admirar en los mapas, actualmenteexpuestos en la Biblioteca Nacional de Madrid y que nos indican cómo ir a sitiosimaginarios; no dejéis de pasar por Illiers-Combray al acercaros a la Catedral deChartres y sobre todo si habéis estudiado la psiquiatría en el Tratado de Henri Ey(1900-1977) al hospital que ahora lleva su nombre en la antigua Abadía de Saint-Florentin en Bonneval adonde he ido hace unos días para preparar un coloquiosobre esquizofrenia que se celebrará en el 2007.

La realidad de las cosas

En Velázquez y la normalidad, estudio sobre cómo vemos las cosas, escribe RofCarballo: «Aquello que creemos es lo más familiar para nosotros, por ejemplo elrostro de la persona amada, no es nunca una reproducción fiel de la realidad. Elrostro de Albertina es un resultado de una suma inmensa y, a primera vista, caó-tica, de diversas perspectivas sobre el rostro de Albertina: de frente, de mediolado, de perfil, con contraluces, con sombras. Todo esto suponiendo que Albertinaestuviese quieta, sin expresión, que fuera una estatua que tan sólo desplazara surostro. Por eso, cuando en la novela de Proust llega un momento en que el narra-dor, al acercarse al rostro de su amada para besarla ve que aquella configuraciónde rasgos que desea se desvirtúa y cambia por completo, en tanto aproxima suslabios a las mejillas adoradas, tiene legítimo derecho a preguntarse si lo que ahorabesa no es «otra cosa» distinta a aquello que antes amaba (Medicina y actividadcreadora. p. 128). Y Rof Carballo, como lo hace a menudo después de comentarun pasaje de la novela que le ha llamado particularmente la atención por la fine-za de su análisis psicológico extrae una conclusión teórica: «tenemos que concluirque el rostro de Albertina es una composición final y congruente que nos hace-mos; algo que nos «construimos», una destilación alquitarada de centenares ymiles de «clichés» que nuestro ojo ha ido disparando sin cesar y que nuestramente, en su laboratorio, ha ido seleccionando, componiendo y ajustando» (p.128). Indica incluso, que corresponde esta concepción a la teoría contemporáneade la fisiología de la visión de más importancia, que era entonces la de Leach. Novemos las cosas sino la representación que construye el cerebro de ellas.La cuestión de la percepción inconsciente es de máxima importancia para RofCarballo. Vuelve a propósito a citar A la recheche du temps perdu, esta vez enfrancés: «... notre oeil, chargé de penseé, néglige comme le ferait une tragédieclassique, toutes les images qui ne concourent pas à l’action et ne retient quecelles qui peuvent en rendre intelligible le but...». Este párrafo, del tomo II° Lecôté de Guermantes corresponde a una escena en que el narrador ve por prime-

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ra vez a su amada abuela, no como la veía hasta entonces formando su imagen conlas huellas inconscientes dejadas en su ser por la memoria desde la niñez, sinocómo es en la realidad presente: una anciana enferma y cansada que va acercán-dose a la tragedia de la muerte. El relato de esta agonía va a provocar un sor-prendente quid pro quo en uno de los textos de Rof Carballo que comentaré masadelante.

En el capítulo Comunicación y psicoanálisis en que trata de los «tabús» lin-güísticos Rof Carballo escribe: «Aquellos intervalos entre las cosas que antes (osea antes de las teorías de la lingüística contemporánea de los años setenta)servían para unirlas en un «contínuo», para fundirlas en una unidad, tal comoaparecen fundidas por la luz en un cuadro impresionista de Manet o Monet(recuérdese la famosa descripción de Proust de la iglesia de Balbec), estos inter-valos son ahora, motivo de prohibición, de tabús» (p. 191). Lo que Rof Carballollama descripción de la iglesia de Balbec es el relato que hace el narrador en elsegundo volumen de la «recherche», A l’ombre des jeunes filles en fleur, de loque ha experimentado cuando al llegar delante de la iglesia que nunca había vistohasta entonces descubre que las esculturas cuyas reproducciones tanto habíaadmirado no le producen el mismo efecto cuando las ve rodeadas de otras cosasreales. Al abrir, como si abriese una caja, el significante «Balbec» descubre en ellala realidad de otros significados; Rof escribe esto cuando se descubre de nuevo elCurso de lingüística general de Ferdinand de Saussure (1857-1916) que defineel signo como la relación entre significado y significante.

Semiótica y semiología

Apoyándose en lo que dice el filósofo Gilles Deleuze, más conocido por su Anti-Oedipe, en su libro Proust et les signes: «la obra de Proust está fundada no sobrela exposición de la memoria sino en el aprendizaje de los signos» escribe RofCarballo, identificándose en cierto modo al escritor: «He aquí, –me dije para misadentros al leer este párrafo– como en mi propia vida se cumple también lo quefue para Proust experiencia crucial, la confluencia en la madurez de los dos«caminos» que había seguido su existencia: el camino de Guermantes, y el cami-no de Méseglise, el del esteta Swann y el de la vieja raza aristocrática en declina-ción histórica. Ya que obras en principio tan dispares como las de Freud y la deProust son vistas por los filósofos y críticos como muestras prodigiosas de crea-ciones semióticas. En ambas se habla de «signos» y ya sabemos que la Semióticaes la «ciencia general de los signos». Pero ese vocablo «semiótica» procede enrealidad de la medicina» (p. 145). Para Rof Carballo las obras de Freud y deProust, o mejor dicho la lectura que hizo de ellas en sus años de mozo, cuandoprecisamente aprendía la semiótica de la patología general gracias a las leccionesclínicas de Novoa Santos, confluyen en la medicina como arte de interpretación de

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los signos.

Para el número de homenaje a mi llorado amigo Georges Lantéri-Laura (1930-2004) de la revista L’Evolucion psychiatrique que se ha publicado a mediados de2005, he escrito un artículo sobre el nacimiento de la semiótica como ciencia delos signos de la enfermedades, que personalmente fecho de 1809 con el libro deun discípulo de Philippe Pinel, menos conocido que su maestro y de él que conDora B. Weiner acabamos de publicar una edición critica de la segunda revisadadel Traité médico-philosophique sur l’aliénation mentale (1809), Augustin-Jacob Landré-Beauvais (1772-1840) que publicó su Séméiotique ou Traité dessignes des maladies en ese mismo año 1809.

Dice de la semiología Rof Carballo: «Entra un enfermo en nuestra consulta yempieza, como en la obra de Proust ocurre con los personajes, con las obras dearte, con la campiña, los recuerdos, como todo en la vida, a emitir signos, a darseñales... Signos unos claros, aparentes, signos verbales y no verbales... Nuestramisión es interpretar esos signos. Ya desde la más remota antigüedad la actividadfundamental del médico comienza y se centra en una interpretación». Uno de losfilósofos a los que alude indudablemente aquí Rof Carballo es a Paul Ricoeur(1913-2005). Ricoeur ha publicado su libro De l‘interprétation. Essai surFreud, en el que presenta la obra de éste como una hermenéutica, en 1965. Yanos ha dicho Rof Carballo que Novoa Santos no dictaba prácticamente cursosteóricos y que sus alumnos aprendían la patología general asistiendo a suslecciones clínicas en las que les transmitía el arte difícil de la semiología. Es denotar que una gran parte de la obra de Ricoeur trata del problema de la ipséité,en español la mismidad.

Los conocimientos médicos de Proust eran muy extensos por motivos personalesy familiares: su padre Adrien Proust (1834-1903) era una máxima autoridad dela época en la lucha contra las epidemias de cólera, y su hermano, también médi-co, hizo todo lo que pudo para que Marcel pudiese dedicarse exclusivamente a laescritura. Además Proust no era sólo el dandy mundano que han presentado algu-nas biografías sino un trabajador hasta el agotamiento que se documentaba entodos los campos culturales: arte, literatura, filosofía, medicina. Convivió conmuchos médicos de fines del siglo XIX cuyas obras conocía.

Dieulafoy (1839-1911) y Marañón (1887-1960)

En Marañón ,el médico, escrito poco después de la muerte de don Gregorio en1960 escribe Rof Carballo: «Una de mis lecturas preferidas de mis años mozoshabía sido Proust. Y dentro de su obra había quedado grabada en mi memoria defuturo médico una escena famosa: aquella en la que describe la muerte de su

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abuela y la visita del profesor Dieulafoy... «Proust niño admira, como yo conMarañón, la elegancia de los movimientos del que era entonces ídolo de París».Sigue luego el relato de la escena tal como la hace Proust en la novela y que seacaba así: «A los pies de un lecho de muerte era él y no el duque de Guermantesel gran señor...» Comenta Rof Carballo: «Muchos años después, tuve una de misconsultas con Marañón, junto al lecho de una enferma joven y bellísima, del másviejo linaje hispánico. Conmigo esperaban a Marañón no uno sino tres duques deGuermantes, varias veces grandes de España. No pude por menos recordar la des-cripción de Proust cuando observé la deferencia respetuosa con que le acogieron,mas que como a alguien de su alcurnia, como alguien al que se debe rendir plei-tesía mayor» (Medicina y actividad creadora. p. 316). Podemos interpretar estetexto como prueba de la profunda huella que dejó en Rof Carballo la lectura de lanovela de Proust y que le lleva a comparar una escena reconstruida por la imagi-nación –la muerte de la abuela no del autor cuando era niño sino del narrador,que es un adulto, y el papel ridículo en ella de un gran señor imaginario como loes el duque de Guermantes– con una escena real como la de la consulta conMarañón al lecho de una bellísima joven enferma que velan tres grandes deEspaña. Creo además que si Proust escoge el nombre de Dieulafoy para dárselo alpersonaje del médico mundano de su novela es simbólicamente porque era estefamiliar de la corte de Napoleón III y Eugenia de Montijo. Pero Dieulafoy, del queRof Carballo parece tener bastante mala opinión como científico, era célebre porlas lecciones clínicas que como profesor de patología general daba en el Hôtel-Dieu de París que me recuerdan mucho las que nos dice Rof Carballo daba NovoaSantos en Santiago.

El Caballero de los espejos

El último texto de Rof Carballo evocando a la novela de Proust del que hablaré,aunque podría comentar muchos más, es un artículo publicado en ABC sobre elcaballero de los espejos, que me viene muy a mano en este año del cuarto cente-nario de la publicación del Quijote. Trata en efecto del disfraz que, para curar adon Quijote, utiliza el bachiller Sansón Carrasco. Rof Carballo, que comparte laopinión de Unamuno según la cual el bachiller lo adopta por envidia, hace delcaballero de los espejos el primer caso de narcisista, no de España sino de la lite-ratura española. Aquí Rof Carballo marca la diferencia entre personaje de novelay ser real y sigue: «Vivía a principios del siglo, en París, un niño debilucho, al quesu madre mimaba en exceso y al que su padre, un famoso médico de la Facultadmenospreciaba». Haré notar que Proust, nacido en 1871 no era a principios desiglo un niño como lo era en cambio Rof Carballo, y que nada indica que el pro-fesor Adrien Proust, que murió cuando su hijo Marcel tenia cuarenta años, lomenospreciase. El talento literario de Marcel Proust fue reconocido temprana-mente por su entorno familiar. (Se piensa que Proust además de los miles de pági-

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nas de sus novelas, debió escribir desde los siete años unas 100.000 cartas de lasque sólo se han publicado hasta ahora 5.000 en los veinte volúmenes de lacorrespondencia recogida por el profesor norteamericano Philip Kolb que sededicó a ello toda su vida). Sin embargo para Rof Carballo «este niño, además deun terrible asma, sufría de una ‘mismidad’ fragmentada, a la cual dio expresióngenial en los diversos personajes... de una larguísima novela. Con ella esperabaganar prestigio literario y hasta un premio. Así fue. Pero únicamente, cuando enun último esfuerzo quiso ir más allá de sí mismo, esto es, hacer una obra trans-cendente, consolidó, ya próximo de la muerte, ese bellísimo pórtico del siglo XXque conocemos con el nombre A la busca del tiempo perdido que era en reali-dad A la busca de la mismidad perdida. En la opinión de Rof Carballo Proustsufría, como el caballero de los espejos, de un narcisismo fragmentado reflejadoen los múltiples personajes masculinos de su novela. Evoca una relación psicoso-mática entre este tipo de personalidad y el asma que padecía el escritor. Su luchapara conseguir llevar a cabo la redacción de su genial novela antes de morir secorrespondería con el intento de reducir esta fragmentación amenazadora de suser. Esto permite a Rof Carballo concluir que La búsqueda del tiempo perdido espara Proust la búsqueda de la mismidad, opinión que nos da una interpretaciónmetapsicológica radicalmente nueva de esta obra.

«Je livre cette conclusion à vôtre réflexion» con la esperanza que os incite a leero releer a Proust a través de Rof Carballo «et je vous remercie pour votre atten-tion».

Obras de Juan Rof Carballo citadas

- Medicina y actividad creadora. Madrid: Revista de Occidente; 1964.- Violencia y ternura. Madrid: Editorial Prensa española; l967.- Biología y psicoanálisis. Bilbao: Desclée de Brouwer; 1972.

Marcel Proust. A la recherche du temps perduTome I. Du côté de chez Swann.

A l’ombre des jeunes filles en fleur.Tome II Le côté de guermantes.

Sodome et Gomorrhe.Tome III La prisonnière.

La fugitive.Le temps retrouvé.

Paris: Gallimard Bibliothèque de la Pléiade 1955-56

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Taller: «La Comunicación»

Mª Consuelo Carballal BalsaDiplomada en Enfermería. Licenciada en Psicología. Complexo Hospitalario«Arquitecto Marcide». Prf. Novoa Santos.

La comunicación es la más básica y vital de todas las necesidades después de lasupervivencia física. Incluso para alimentarse, desde los tiempos prehistóricos,los seres humanos necesitan entenderse y cooperar unos con otros mediante lacomunicación interpersonal.

Desde que el ser humano nace, la comunicación verbal y no verbal, es el factormás importante que determina el tipo de relaciones que va a tener con los demásy lo que le suceda en el mundo que le rodea. Abarca toda la amplia gama de for-mas en que las personas intercambian información, desde la información queemiten y la que reciben y la forma en la que la utilizan.

En las líneas que siguen se abordará, principalmente, formas de comunicación enel campo de la gestión de los servicios, como uno de los elementos claves paraplanificar y organizar los equipos que administran los cuidados.

El proceso de comunicación consta de seis pasos:Ideación, codificación, transmisión, recepción, descodificación y respuesta.

El primer paso, la ideación, empieza cuando el emisor decide compartir el con-tenido de un mensaje con alguien, siente la necesidad de comunicarse, desarrollauna idea, o selecciona información para compartir. El objetivo de la comunicaciónpuede ser informar, persuadir, ordenar, preguntar o entretener. Cualquiera quesea la razón, el emisor necesita tener un objetivo y pensar claramente, el mensa-je puede ser incomprensible y sin sentido.

La codificación, el segundo paso, incluye dar significado a las formas simbólicas:hablando, escribiendo o a través de la conducta no verbal. Los propios prejuiciospersonales, culturales y profesionales afectan los objetivos y el proceso de codifi-cación. Es importante utilizar simbología claramente comprensibles y comunicartoda la información que el receptor necesita saber.

El tercer paso, la transmisión del mensaje, debe superar interferencias, comoun discurso incomprensible, el uso ininteligible de palabras, frases largas, com-plejas, distorsión de los dispositivos de registro, ruidos y letra ilegible.

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El siguiente paso es La recepción. Los sentidos de vista y oido del receptor se acti-van cuando se recibe el mensaje transmitido. Las personas tienden a prestar unaatención selectiva (escuchar los mensajes de su interés pero no otros) y unapercepción selectiva (escuchar las partes del mensaje que se adaptan a lo queellos quieren oír), lo cual causa una interpretación incompleta y distorsionada dela comunicación. En ocasiones, las personas no escuchan el mensaje porque pre-vén el contenido y piensan que saben lo que se va a decir o están tan ocupadasformulando la respuesta que no oyen el mensaje. El receptor puede estar preocu-pado en otras actividades y, por tanto, no está preparado para escuchar. La fal-ta de atención es uno de los obstáculos más importantes en el proceso de comu-nicación.

La descodificación del mensaje por parte del receptor es el quinto paso. Elreceptor define las palabras, interpreta los gestos durante la transmisión del dis-curso. Los mensajes escritos permiten más tiempo para descifrarlos, mientras losreceptores evalúan el significado explícito y las implicaciones del mensaje segúnlo que los timbales significan para ellos. Los símbolos se someten a interpretaciónguiándose por los propios prejuicios personales, culturales y profesionales y pue-den no tener el mismo significado para el receptor que para el emisor. El proce-so de comunicación depende de la comprensión de la información por el recep-tor.

La respuesta, o retroalimentación, es el último paso. Es importante para elemisor para saber que el mensaje se ha recibido e interpretado con precisión.

En estas fases se pueden desarrollar las siguientes técnicas básicas de comuni-cación:

Asegurar la comprensión se facilita asumiendo el valor, clarificando y confir-mando. Asumir el valor es una actitud en la que es importante que la personaescuche para abrir líneas de comunicación para que se pueda comprender loque la otra persona piensa y siente. Es útil entender lo que la otra persona estádiciendo y por qué, y a su vez aumenta las posibilidades de que la otra personaescuche.

La clarificación se utiliza cuando no se está segura de lo que la otra persona estádiciendo, realizando una pregunta específica, como qué quiere decir usted cuan-do dice...?» o haciendo una afirmación, como «no entiendo lo que usted quieredecir», o expresando un abierto interés por comentarios, como «¿y entonces?».

La confirmación se utiliza cuando se piensa que se comprende lo que se hadicho. El repetir lo que se ha dicho indica que se ha oído lo que se ha dicho, pera

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no necesariamente significa que uno lo entienda. El decir «entiendo lo que usteddijo» indica que se piensa entender lo que ha dicho la otra persona, pero la com-prensión puede no ser la misma que la de la persona que habla. Afirmar que seentiende lo que ha dicho el conferenciante y por qué es una forma más exacta deconfirmación.

Aumentar el valor se diferencia de la crítica al identificar las cualidades, des-arrollarlas y equilibrarlas en lugar de rechazar las ideas y acciones de otros. Cri-ticamos a menudo diciendo a otros lo que no nos gusta de sus ideas, lo que estáequivocado y lo que no funcionará. Esto conduce a la desmoralización, a actitu-des defensivas y un cambio agobiante. Podemos ser más eficaces si no criticamos.Para aumentar el valor, hay que identificar las cualidades mentalmente; pre-gúntese a sí mismo si puede mejorar la idea o la acción sin mencionar preocupa-ciones. Si es así, construya especificando las cualidades verbalmente y añádale elvalor. Una cualidad es cualquier cosa que le gusta de lo que el otro dijo o hizo, olo que usted quiere que la persona siga haciendo a pesar de necesidad del cam-bio.

Sin embargo, si la persona le solicita una evaluación o necesita saber en qué se haequivocado para ser capaz de hacer los cambios necesarios, o si la situaciónrequiere un cambio importante, usted debe hacer el balance. Especifique las cua-lidades y las preocupaciones, solicite sugerencias o reacciones y compruébelas.Solicite sugerencias después de que haya identificado las cualidades y sus preo-cupaciones para conseguir que la persona involucrada encuentre una solución,haga que se comprometa con las propias ideas y que adopte las ideas de otras per-sonas, en lugar de una confirmación de sus ideas. No solicite sugerencias a menosque usted las haga o piense que la persona necesita conocer sus ideas para la dis-cutirlas. Después de que usted ha solicitado y recibido sugerencias, aporte sureacción, confirmadora o clarificadora, dé otra respuesta detallada y solicite larespuesta de la otra persona.

Ofrecer apoyo favorece la cooperación proporcionando una retroalimentaciónoportuna y específica sobre los aspectos positivos de las ideas o esfuerzos deotros, reconociendo el valor de las contribuciones de otros a las suyas y de losdemás. La mayoría de las personas necesita reconocimiento por sus esfuerzos ylogros. Existe una relación directa entre el soporte aportado y la cooperación. Setarda menos tiempo si los otros saben lo que es importante para usted. Sin embar-go, existen varias razones para que las personas sean reticentes a apoyar a otros.Algunos temen parecer débiles o inseguros, no ven una conexión entre dar y reci-bir, o tienen miedo de no conseguir un logro específico en otras situaciones. Esapropiado cuando alguien muestra los primeros signos de mejora o cumple losrequisitos mínimos no observados habitualmente, reúne los requerimientos bási-

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cos, o supera los requisitos mínimos. De soporte expresando aprecio. Sea especí-fico al proporcionar reconocimiento, impida que otros malinterpreten su inten-ción, impida que otros piensen que a usted le gusta todo, haga su apoyo creíble ypermita a otros saber que usted presta atención a lo que ellos están haciendo.Mencionando las cualidades personales, usted refuerza esas cualidades y consiguebuena voluntad y apoyo. Mencionando cuán importantes son para usted los logrosde otros, les ayuda a saber que sus esfuerzos representan una diferencia y se valo-ran, haciéndoles sentirse más importantes y aumentando su deseo de continuarcontribuyendo.

La efectividad de diversos medios de comunicación es distinta según la base cul-tural, de forma que en las personas de menor cultura son más efectivos los mediosde comunicación orales y pictóricos; y a mayor cultura, mejor los medios escri-tos. Las personas con una baja autoestima son más fácilmente influenciables a tra-vés de comunicaciones persuasivas que las personas con una autoestima elevada.Es más probable que las personas oigan mensajes que sean compatibles con susexpectativas y es más probable que escuchen mensajes sobre temas que ya han leí-do.

Principales redes de comunicación

El estudio del proceso de comunicación en pequeños grupos ha revelado variasredes de comunicación: cadena, Y, rueda, círculo y todos los canales.

El sistema de la cadena es rápido y exacto para los problemas simples. La per-sona del medio de la cadena aparece como el líder y la posición de dirección esestable. No obstante, la moral es baja por lo que es necesaria la flexibilidad parala resolución del problema.

Cuando el líder aparece en la situación de centralidad más elevada es en el de lahorquilla de la Y y en el centro de la rueda. Ambos proporcionan una resolu-ción rápida y precisa del problema. El coordinador, que se halla en el centro,generalmente es aceptado, pero los miembros periféricos son menos aceptadosque los miembros en sistemas menos eficaces. La rueda es una estructura decomunicación eficiente y eficaz para los problemas simples.

La estructura circular es lenta e imprecisa. La estructura no influye en la apari-ción de un líder. Debido a que nadie puede comunicarse con nadie, no existe nin-gún coordinador. Sin embargo, la moral es alta y existe una flexibilidad conside-rable para resolver problemas.

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Cuando los grupos son libres, tienden a evolucionar hacia la red de todos loscanales, a medida que los problemas se vuelven complejos y regresan a una es-tructura en rueda cuando los problemas se vuelven simples.

A medida que la tarea es incierta y aumenta la complejidad deben procesarse can-tidades mayores de información. Por consiguiente, es mejor una estructura adap-tativa como el sistema de todos los canales para completar las tareas complicadase imprevisibles.

Principales formas de comunicación con los grupos

Comunicación descendente

La forma de tradicional de comunicación, sobre todo en el campo de la gestióny la administración, es desde el director hacia los escalones inferiores de la direc-ción. Esta comunicación descendente es principalmente directiva y ayuda a coor-dinar las diferentes estructuras de actividades de la jerarquía, diciéndole al per-sonal asociado qué hacer y proporcionando la información necesaria al personalasociado para relacionar sus esfuerzos con los objetivos de la organización. Inclu-ye adoctrina-miento oral y escrito, educación e información para influir en lasactitudes y los comportamientos del personal asociado. Las formas comunes decomunicaciones descendentes son manuales del empleado, manuales operativos,hojas de descripción del trabajo, entrevista de valoración del rendimiento, conse-jos a los empleados, sistema de altavoz, cartas, memorias, mensajes distribuidoscon los cheques de pago, carteles, tablones de anuncios, paneles de información,periódicos de la compañía, informes anuales, cadena de mando, rumores y sindi-catos.

Independientemente de la calidad del mensaje, la comunicación descendente produ-ce un mayor descontento del personal asociado que la comunicación ascendente.

Comunicación ascendente

Recientemente las técnicas de dirección, estimulan la delegación de la autoridady una mayor participación del personal en la toma de decisiones, creando así lanecesidad de una comunicación ascendente precisa.

La comunicación ascendente proporciona un medio para la motivación y satisfac-ción del personal al permitir la aportación del empleado. El director resume lainformación y la comunica en sentido ascendente al siguiente escalón para utili-zarla en la toma de decisiones. A continuación, ese escalón resume su acción ytransmite la información al próximo escalón. Debido a que cada escalón tiende a

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sesgar el informe adornándolo con información que coloca a ese peldaño en lamejor situación, existe un proceso de filtrado natural a medida que la informaciónse mueve hacia arriba. Cuando alcanza la cúpula de la dirección, es muy refinada.

A pesar de este sesgo, el personal asociado suele encontrarse en una posiciónpara evaluar la situación más exactamente que sus directores. Un empleado pue-de tener una solución mejor a un problema que el director de primera línea, elcual puede saber más sobre una situación que un director medio y así sucesiva-mente. Por tanto, la comunicación ascendente exacta es importante para la reso-lución eficaz de los problemas. El personal asociado debe sentirse libre paracomunicar ascendentemente tanto la información solicitada como la no solicitaday debe tener la oportunidad de hacerlo así, o a la dirección le faltará la informa-ción necesaria y tanto los directores como el personal asociado se frustrarán. Losmedios comunes para la comunicación ascendente incluyen discusiones cara acara; políticas de puertas abiertas; reuniones del personal; servicios especiales;informes escritos; valoraciones del rendimiento; procedimientos de descontento;encuestas de actitud; buzones de sugerencias; consejo; cadena de mando; defen-sor del personal; informadores; rumores; sindicatos, y dirección participativa,consultiva y democrática, en general.

Comunicación horizontal

La comunicación lateral, u horizontal, es entre departamentos o personal en lamisma jerarquía, que frecuentemente se utiliza para coordinar actividades. Lanecesidad de comunicación lateral aumenta la interdependencia. Por ejemplo, sevuelve más importante cuando un trabajador empieza un trabajo y otro lo termina.También es utilizada por el personal para transmitir información técnica a lasautoridades lineales y puede contener aspectos subjetivos y emocionales. Loscomités, las conferencias y las reuniones suelen utilizarse para facilitar la comu-nicación horizontal.

Comunicación diagonal

La comunicación diagonal se produce entre individuos o departamentos que noestán dentro de la misma jerarquía. Informal en su naturaleza y frecuentementeutilizada entre los grupos del personal y las funciones lineales y entre tipos de pro-yectos de organizaciones, es otra faceta de la comunicación multidireccional, quees común cuando las comunicaciones suelen fluir en todas las direcciones al mis-mo tiempo.

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Cómo definir los medios de participación del equipo

El modelo de participación del equipo incluye los siguientes medios.

- Toma de decisiones

Una adecuada toma de decisiones tiene en cuenta la situación, los datos y la lógi-ca para llegar al entendimiento y al acuerdo. No es la categoría o el status de losmiembros individuales el factor determinante, ni la persona de voz más potente laque prevalece; tampoco es preciso utilizar para la toma de decisiones la regla dela mayoría o las presiones tácticas. Los miembros del equipo apoyan las decisio-nes una vez que han sido resueltas las dudas y las reservas que quedaban.

- Objetivos

Los miembros del equipo tienen metas y objetivos claros hacia los que encaminansus esfuerzos. Por tanto, las actividades desplegadas para lograrlos están dotadasde propósito y dirección. En lugar de limitarse a trabajar según el statu quo,haciendo lo que se les manda o repitiendo el ayer, saben específicamente lo queel equipo trata de lograr. Consecuentemente, los miembros aportan mejores con-tribuciones y hallan mayor satisfacción en ello.

- Coordinación

La coordinación adecuada resulta evidente cuando los miembros del equipodemuestran la capacidad de aunar sus esfuerzos de un modo válido, puntual einterdependiente, incluso cuando les presionan para obtener resultados.

- Comunicación

Entre los miembros del equipo resulta esencial una comunicación clara y since-ra para intercambiar datos, opiniones y puntos de vista. Así, las soluciones alcan-zadas llegan a ser de una gran calidad, pues se discuten los asuntos importantesateniéndose a los datos y con sinceridad.

- Crítica

La crítica centrada en el equipo sobre la calidad o la eficacia de la realización sonconstantes. Participar en la crítica implica aceptar la responsabilidad de compar-tir ideas y opiniones, reservas y dudas, y esperanzas y aspiraciones respecto alproceso de interacción que hay tras las operaciones presentes, a fin de que la con-secución de la tarea se lleve a cabo de forma más eficaz.

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La práctica de la participación antes de la formación del equipo

Aunque es posible incorporar la práctica de la participación a la propia formacióndel equipo, la experiencia ha demostrado que hay varias ventajas cuando dichapráctica se lleva a cabo de forma independiente y antes de las actividades de for-mación. El establecimiento de una base para la participación constituye una etapadeseable antes de tratar de desarrollar una mejor realización en un equipo «real».

1. Las formas de crítica de la mayoría de los equipos son esencialmente inútiles.Es necesario perfeccionarlas a fin de que produzcan el máximo de beneficiosposible.

2. La práctica de la participación supone un medio más sólido para adquirir laefectividad, que el que proporcionan los métodos cognitivos (lecturas) o pasivos(conferencias).

3. La adquisición de un marco conceptual en que considerar y discutir las cues-tiones que atañen a la realización resulta esencial para que los miembros del equi-po comprendan claramente lo que constituye un trabajo en equipo adecuado.

4. La sinceridad es condición esencial para discutir de forma abierta y franca lasverdaderas cuestiones del trabajo en equipo. Las pautas de abertura y sinceridadse desarrollan con más facilidad en un entorno «neutral», en que uno se sientelibre de decir la verdad sin miedo a las repercusiones. Es poco probable quedichas pautas aparezcan en la disposición actual del equipo, a no ser que seancompartidas por todos sus miembros.

5. Los miembros del equipo suelen tener dificultades para reunir el suficientecoraje y abordar al jefe con franqueza. La práctica previa del opinar sin que el jefeesté presente asegura el afrontamiento apropiado de cualquier cuestión relacio-nada con el jefe durante la formación del equipo.

6. Cada miembro del equipo debe sentir la inclinación emocional y el deseo deocupar un lugar propio en el objetivo de contribuir a la mejor solución para elequipo.

7. Aprender a manejar los conflictos de modo constructivo es el requisito previopara afrontar una participación cada vez mayor y la aparición de la sinceridad enel equipo «real».

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8. La sinergia es un concepto teóricamente atrayente, pero son las experiencias deaprendizaje en las que se logra dicha sinergia las que refuerzan el convencimien-to y la capacidad de los miembros del equipo para lograrla realmente.

9. La decisión de formar el equipo resulta más firme cuando procede de un con-vencimiento fundado en valores, obtenido mediante el aprendizaje de la partici-pación que se apoya solo en la fe o en una recomendación.

10. Un período de incubación entre la práctica de la participación y la formacióndel equipo suele fomentar y madurar la comprensión de las características de unarealización adecuada.

Qué hay que evitar durante la práctica de la participación

Uno de los propósitos de la práctica de la participación es liberar al equipo de lasreacciones defensivas o improductivas ante las diferencias de ideas y opinión. Porello, los cursos que enseñan a controlar la situación de forma enérgica o median-te reacciones circunstanciales tiene mayor probabilidad de incrementar las defen-sas del equipo que de reducirlas. Los cursos que son partidarios de la manipula-ción no suelen ser promover la aparición de la sinceridad como algo esencial paraun trabajo en equipo activo. Los miembros individuales del equipo reaccionanmostrando su desconfianza ante un comportamiento agresivo o manipulador,haciendo que resulte más difícil sustituir la orientación individual por el compro-miso con el equipo.

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Bibliografía

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«Me lo dice el cuerpo»: Expresión somática ytrabajo corporal en psicoterapia«Body talks to me: Somatic expression and body handling in psychotherapy»

Marisol Filgueira BouzaDoctora en Psicología, Especialista en Psicología Clínica, Psicoterapeuta.Unidad de Hospitalización Psiquiátrica, Hospital Marítimo de Oza (1ª planta). CHU Juan Canalejo.Avda. As Xubias de Abaixo s/n. 15006 La Coruña.Tf.: 981 178174, ext. 31009. Fax: 981 178686. E-mail: [email protected]

Índice de contenidos

- Psicosomática- Narrativa de la enfermedad: patrones mente-cuerpo en la generación de los

síntomas- Terapia mente-cuerpo- Bibliografía- Eventos científicos- Direcciones de interés

Resumen

Desde el modelo biopsicosocial de la salud/enfermedad, se discuten problemas enla interacción mente-cuerpo para revisar determinados procesos en psicoterapiaque permiten indagar el significado de los síntomas, proponiendo técnicas queayudan a reconstruir el relato sobre la enfermedad y a reajustar la dinámica rela-cional del paciente. Se trata de técnicas extraídas de diferentes escuelas de psico-terapia (terapias psicocorporales, terapia familiar/de pareja sistémica, estratégi-ca, narrativa, constructivista, y psicodrama), basadas en el estudio y la utilizacióndel lenguaje verbal, corporal, la escritura y el propio cuerpo, sirviendo como ins-trumentos para la recuperación.

Palabras clave

Modelo biopsicosocial, medicina psicosomática, interacción mente-cuerpo,expresión somática, síntomas-símbolos, diálogos terapéuticos, cuerpo, psicotera-pia. terapias psicocorporales, terapia familia, terapia de pareja, psicodrama.

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Abstract

Problems of mind-body interaction are discussed from the biopsychosocialmodel of health and illness to review some processes in psychotherapy usefulto search into the symptoms’ meaning, proposing different techniques thatserve for the reconstruction of the illness story and for the readjustment of thepatient’s relational dynamics. Those techniques have been drawn out fromseveral psychotherapy approaches (psychocorporeal therapies; system,strategic, narrative and constructivist family and couple therapy; andpsychodrama), based upon the study and use of verbal and body language,writing and the body itself, working as therapeutic tools for recovery.

Key-words

Biopsychosocial Model. Psychosomatic Medicine. Mind-Body Interaction.Somatic Expression. Symptoms-Symbols. Therapeutic Dialogues. Body.Psychotherapy. Psychocorporeal Therapies. Family Therapy. Couple Therapy.Psychodrama.

1. Psicosomática

Para los planteamientos preliminares de este trabajo, hemos escogido la obra deR. Bayés (1991), un clásico de la Psicología Oncológica, de quien destacamos lossiguientes conceptos relevantes para el tema que nos ocupa:

Los factores psicológicos (cognitivos, emocionales y motivacionales), produc-to de la historia individual de cada persona en su contexto (cultural, socioeconó-mico y político), influyen tanto en el proceso del enfermar humano como en laprevención de los trastornos y enfermedades, y en el mantenimiento de un nivelóptimo de salud.

La Medicina Comportamental es el «Área interdisciplinaria que se ocupa deldesarrollo e integración del conocimiento y técnicas de las ciencias comporta-mental y biomédica, relevantes para la comprensión de la salud y la enfermedad,y su aplicación a la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación». Es, endefinitiva, la Psicología del Aprendizaje aplicada al campo de la salud.

El Enfoque Psicosomático de la enfermedad designa a los trastornos orgánicoscuya etiología puede atribuirse a causas psicosociales. Elabora hipótesis, modelosy teorías de la estrecha relación entre lo psicológico, y lo fisiológico-bioquímico,haciendo énfasis sobre los efectos de las emociones en el funcionamiento delorganismo.

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La respuesta fisiológica de estrés:

1. Se concreta en dos sistemas: a) el eje hipofisosuprarrenal producción de cor-ticosteroides, que intervienen en los mecanismos inmunitarios y del metabolismoenergético; y b) el sistema nervioso vegetativo secreción de adrenalina y nor-adrenalina.

2. Supone la modificación bioquímica de todo el organismo. Se han verificado susefectos sobre los sistemas cardiovascular, inmunitario y gastrointestinal, los cua-les pueden originar, facilitar o potenciar un trastorno o enfermedad, facilitar olentificar un proceso curador.

3. Varía en función del grado de controlabilidad que crea poseer el sujeto sobrela situación, el cual depende, a su vez, de factores aprendidos.

Sus efectos indeseables podrán aminorarse o suprimirse:

1. Disminuyendo el número e intensidad de los acontecimientos estresantes, locual implica una acción a nivel político, económico y jurídico.

2. Enseñando a los ciudadanos los mecanismos de asociación pavloviana (condi-cionamiento clásico) a los que se encuentran sometidos y las reacciones fisioló-gicas implicadas.

3. Educándoles para enfrentarse con las situaciones potencialmente estresantes.

La Medicina Comportamental ofrece las siguientes posibilidades:

1. Disponibilidad de técnicas específicas derivadas del análisis conductual (bio-rretroalimentación, condicionamiento...) para el control directo o la mejoría delos síntomas físicos de la enfermedad.

2. Dependencia de definiciones y medidas conductuales objetivas, y uso de prin-cipios conductuales verificados empíricamente en la investigación sobre la etiolo-gía, tratamiento, rehabilitación y prevención.

3. Aplicabilidad a todos los trastornos médicos, no sólo a los tradicionalmentedefinidos como de naturaleza puramente psicofisiológica.

4. Desmedicalización total o parcial (según el problema) de muchos trastornos,con la economía consiguiente.

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5. Sustitución, en ciertos casos, de una tecnología medicamentosa por una tecno-logía comportamental.

6. Mayores garantías de que los servicios subvencionados por la comunidad cum-plirán los objetivos para los que fueron creados: conservar y mejorar el nivel desalud de los ciudadanos.

7. Incremento de la participación activa de los pacientes en el proceso curador.

Los procesos y mecanismos que relacionan el comportamiento con lasalud y la enfermedad pueden agruparse en tres categorías:

1. Hábitos y estilos de vida que afectan negativamente a la salud, tales como el con-sumo de tabaco.

2. Efectos fisiológicos que son consecuencia directa de estimulaciones psicoso-ciales, tales como las situaciones productoras de estrés.

3. Cumplimiento de las prescripciones terapéuticas.

2. Narrativa de la enfermedad: patrones mente-cuerpo en lageneración de los síntomas

Veamos cómo se expresa la interacción mente-cuerpo.

A. Kleinman (1988), hablando del significado de los síntomas y los trastornos, dis-tingue tres acepciones diferentes en el concepto global de enfermedad:

Illness (= dolencia) se refiere a la experiencia humana innata de los sínto-mas y del sufrimiento. Denota el modo en que el enfermo y los miembros de sufamilia o de la red social más amplia, perciben, conviven y responden a los sínto-mas y a la discapacidad. Se trata de la experiencia vivida de seguimiento de losprocesos corporales que implica la valoración de dichos procesos como espera-bles, graves o necesitados de tratamiento. Incluye la categorización y explicación,en términos de sentido común accesibles a todos los profanos del grupo social,de las formas de malestar causadas por dichos procesos fisiopatológicos. Debeincluir los juicios del paciente sobre la mejor manera de enfrentarse con el males-tar y con los problemas prácticos que éste genera en la vida cotidiana. La conductaen respuesta a la dolencia consiste en iniciar tratamiento y decidir cuándo buscarayuda profesional. Las orientaciones culturales locales (patrones aprendidos depensamiento y acción que replican la estructura social del mundo en que vivimos)organizan el sentido común convencional sobre cómo entender y tratar las dolen-

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cias. Así, hay formas normales y anómalas de estar enfermo, es decir, formas quela sociedad considera apropiadas o inapropiadas. Pero las expectativas conven-cionales sobre las dolencias se ven alteradas por medio de negociaciones en dife-rentes situaciones sociales y en redes particulares de relaciones. Las expectativassobre cómo comportarse cuando se está enfermo también difieren en función dela biografía individual peculiar. Por eso también se puede decir que la experien-cia sobre la enfermedad es siempre distintiva o característica. Las quejas son loque los pacientes y las familias llevan al profesional. Además, las expresioneslocalmente compartidas sobre la enfermedad crean una base común para que elpaciente y el profesional se comprendan en sus encuentros, ya que también el pro-fesional se ha socializado en una experiencia colectiva particular de la enferme-dad.

Disease (= enfermedad) es lo que el profesional crea al redefinir la dolenciaen términos de teorías de los trastornos, aquello que ve por su formación a tra-vés de los lentes teóricos de su forma particular de práctica. El profesional recon-figura los problemas que las dolencias conllevan al paciente y a la familia en tér-minos de limitadas cuestiones técnicas y problemas de enfermedad. Interpreta elproblema de salud dentro de una nomenclatura y taxonomía particular, una noso-logía de la enfermedad, que crea una nueva entidad diagnóstica (la enfermedad).La enfermedad es el problema desde el punto de vista del profesional, reconfigu-rado únicamente como una alteración de la estructura biológica o del funciona-miento, lo que puede resultar un éxito (por ej., cuando el dolor puede reducirsea una condición aguda tratable) o un fracaso (cuando quedan sin diagnosticar ysin tratar otros aspectos relacionados como el temor, la frustración, el conflictolaboral o relacional...). En el modelo biopsicosocial, la enfermedad se entiendecomo la encarnación de la red simbólica que vincula el cuerpo, el yo y la socie-dad, teniendo en cuenta la interacción dinámica entre los procesos biológicos,los estados psicológicos y las situaciones ambientales. La conceptualización de ladolencia como enfermedad excluye algo esencial a la experiencia de la enferme-dad, que queda fuera de las consideraciones clínicas y no recibe intervención.

Sickness (= mal) es la consideración de un trastorno en su sentido genéricoen una población en relación a las fuerzas macrosociales (económica, políti-ca, institucional). Tanto los investigadores como los pacientes, las familias y losclínicos pueden hacer extrapolaciones de la dolencia al mal, añadiendo otro arti-ficio a la experiencia del trastorno, viéndolo como reflejo de la opresión política,la deprivación económica y otras fuentes sociales de miseria humana.

La enfermedad tiene significado en varios sentidos, todos ellos dignos de análisis.La trayectoria de la enfermedad se asimila al curso de la vida, contribuyendo deforma tan estrecha al desarrollo de una vida particular que se hace inseparable de

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la historia vital. Tanto sus continuidades como sus transformaciones conducen ala apreciación de los significados de la enfermedad. En el curso de un trastornocrónico, el enfermo, sus familiares y quienes los tratan se percatan de que los sig-nificados comunicados por la enfermedad pueden intensificar o mitigar los sínto-mas, aumentar o disminuir la discapacidad, impedir o facilitar el tratamiento.Estas consideraciones a menudo quedan como emblemas silenciados y no exami-nados de una realidad encubierta que se aborda indirectamente o no se abordaen absoluto, pero hay intensas emociones y poderosos intereses vinculados a estossignificados. La formación médica mecanicista excluye dicha investigación, redu-ciendo la competencia de los clínicos y restando poder a los enfermos, un mode-lo que requiere reforma teniendo en cuenta que existe una alternativa terapéuti-ca. La interpretación de los significados de la enfermedad rompe el círculo vicio-so que aumenta el malestar y contribuye a la administración de cuidados más efi-caces. Esta alternativa terapéutica nace de la reconceptualización de la asistenciamédica como (1) el testimonio empático de la experiencia existencial del sufri-miento y (2) el enfrentamiento práctico de las principales crisis psicosociales queconstituyen la amenazante cronicidad de dicha experiencia. El trabajo del profe-sional incluye la recogida sensible de la historia de la enfermedad tal como esrelatada por el paciente y la familia, la elaboración de una mini-etnografía de loscontextos cambiantes de la cronicidad, la negociación informada con las pers-pectivas profanas alternativas sobre la asistencia, y una psicoterapia médica brevepara las múltiples amenazas y pérdidas en curso. Kleinman elabora los siguientessignificados en relación a la enfermedad:

1. El síntoma como significado: se trata del significado convencional del sín-toma como discapacidad o malestar. Existe una tendencia a considerar dichasignificación como natural. Pero lo que es natural depende de consideracionescompartidas en culturas particulares y suele cambiar en los diferentes grupossociales. Los significados de los síntomas son verdades normativas en un sistemacultural local, en la medida en que las categorías grupales se proyectan sobre elmundo, y luego se les llama naturales porque están allí. Sancionamos formas loca-les de conocimiento común que contribuyen a nuestra apreciación compartida delo que es la enfermedad y lo que se quiere transmitir cuando una persona expre-sa la experiencia de la enfermedad por medio de patrones establecidos de gestos,expresiones faciales y sonidos o palabras. Como resultado, cuando hablamos dedolor, quienes nos rodean nos entienden. En cada cultura y período histórico,existen diferentes formas de hablar de los dolores y estas diferencias condicionandiferentes formas de respuesta ante el enfermo. En el curso vital de una enferme-dad, palabras clave conllevan una significación especial para el que sufre y sufamilia que otros oyentes no podrían interpretar. Diferimos como individuos en laeficacia del uso de estas expresiones convencionales y términos especiales a lahora de influenciar la conducta de los demás con el deseo de recibir apoyo, man-

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tener a los otros alejados, estar solos, transmitir ira, ocultar la vergüenza..., etc.En este nivel de significado, existen formas implícitas de conocimiento sobre elcuerpo, el yo y su relación recíproca y con aspectos más íntimos de nuestro mun-do vital. En las sociedades occidentales, el cuerpo es una entidad discreta, objeti-va, algo similar a una máquina, separada del pensamiento y la emoción. En lassociedades no occidentales, es un sistema abierto que vincula las relaciones socia-les con el yo, un equilibrio vital entre elementos interrelacionados en un cosmosholístico. La emoción y la cognición están integradas en los procesos corporales.El yo corporal no es un dominio privado secularizado de la persona individualsino una parte orgánica de un mundo sagrado y sociocéntrico, un sistema decomunicación que implica intercambios con los demás (incluyendo lo divino).Para comprender el significado de los síntomas y las enfermedades, hay que com-prender las concepciones normativas del cuerpo en relación con el yo y el mun-do. Estos aspectos integrales de los sistemas sociales locales informan de cómosentimos, cómo percibimos los procesos corporales mundanos y cómo interpre-tamos dichos sentimientos y procesos. Aprendemos a leer los procesos corpora-les y aprendemos expresiones retóricas (verbales y no verbales) para comunicarlos estados corporales. Los estilos de las actividades normales (comer, lavarse,reir, llorar...) influencian las expresiones sobre la enfermedad. Aprendemos aidentificar y reaccionar ante el dolor, y a etiquetar y comunicar la disfunción porlos mismos canales que se emplean para comunicar problemas de cualquier tipo.Un canal específico puede expresar malestares de varios tipos. En el núcleo de lasquejas se hayan sólidamente integrados significados fisiológicos, psicológicos ysociales. Las expresiones sobre la enfermedad surgen de la dialéctica entre pro-cesos corporales y categorías culturales, entre la experiencia y el significado. Lasconsideraciones profanas de la enfermedad influyen tanto sobre la comunicaciónverbal como no verbal. Hay expresiones faciales, movimientos corporales y voca-lizaciones de malestar lo bastante universales como para que miembros de otrascomunidades entiendan que se está experimentando algún tipo de problema. Perotambién existen matices sutiles que señalan nuestra experiencia pasada, preocu-paciones actuales y formas prácticas de enfrentarse al problema. Estas particula-ridades forman parte de las consideraciones locales en una medida tal que resul-tan opacas a quienes son ajenos a nuestras formas de vida compartidas. También,estas expresiones características retroalimentan influenciando la experiencia demalestar. El clínico debe traducir las quejas de los pacientes en signos de enfer-medad. Para el diagnóstico, resulta crucial la anamnesis, es decir, la historia delpaciente. El relato de las quejas del paciente es el texto que el profesional debedecodificar, interpretando los sistemas característicos de significado.

2. Significación cultural como significado: síntomas y trastornos particu-lares destacan en una cultura en diferentes épocas y sociedades. Dichas cate-gorías especiales de síntomas y enfermedad conllevan un significado cultural par-

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ticularmente poderoso, generalmente con un efecto estigmatizante (aborreci-miento y segregación de los leprosos en Occidente por el temor mítico colectivo,peste como símbolo del pecado y el mal en la Edad Media, histeria como produc-to de la transformación social y enfermedad propia de la burguesía y clase alta enel siglo XIX, ciertas desviaciones calificadas como brujería en culturas puritanas ysociedades tribales, en nuestros días el cáncer recientemente se consideraba unacondena a muerte, el SIDA y otras enfermedades venéreas se atribuyen a conduc-tas viciosas, las distintas valoraciones y dedicación al tratamiento del estrés, laansiedad, las preocupaciones alimentarias, las adicciones, los abusos... en cadamomento histórico o contexto social, etc.). Los significados culturales marcan ala persona enferma imprimiéndole una significación, a menudo no deseada, queno se suele abordar y que puede representar un estigma o la muerte social. El sig-nificado es ineludible, aunque sea ambiguo y aunque sus consecuencias puedanverse significativamente modificadas por el lugar que ocupa la persona afectadaen el sistema cultural local. Las personas difieren en los recursos de que dispo-nen para resistir o re-elaborar los significados culturales de la enfermedad.Dichos significados suponen un problema para el paciente, la familia y el profe-sional tan difícil como la propia lesión. Los significados culturales de la enferme-dad connotan el sufrimiento como una forma característica moral o espiritual demalestar. Se clasifique el sufrimiento como la representación ritual de la desespe-ración, como ejemplos morales paradigmáticos de cómo debe enfrentarse eldolor y la pérdida, o como el dilema existencial humano, en última instancia, deestar solo en un mundo sin sentido, los sistemas culturales locales proporcionantanto el marco teórico del mito como el guión establecido de la conducta ritualque transforma la aflicción de un individuo en una forma simbólica sancionadapara el grupo. El problema de la enfermedad como sufrimiento plantea dos cues-tiones fundamentales a la persona enferma y al grupo social: «¿Por qué yo?» (lacuestión del desconcierto) y «¿Qué se puede hacer?» (la cuestión del orden y elcontrol). Casi todas las perspectivas terapéuticas en todas las culturas orientan alos enfermos y a su círculo hacia el problema del desconcierto; el modelo bio-médico se centra en las cuestiones de la enfermedad más que del sufrimiento. Losclínicos deben responder al desconcierto personal y grupal ampliando su marcoprofesional para incluir los modelos biopsicosocial y psicosomático, o poniéndo-se al lado de sus pacientes mediante la adaptación a su perspectiva moral de sen-tido común o a una perspectiva religiosa más particular. Ello no implica que elprofesional y el paciente deban compartir los mismos valores, pero hay que tenerpresente que el sufrimiento es nuclear en la experiencia de la enfermedad y debeconstituir la ocupación central en la asistencia clínica.

3. El mundo vital como significado: la enfermedad se encarna en una tra-yectoria vital particular, rodeada de un mundo vital concreto. La enfermedadsucciona la significación personal y social del mundo del enfermo. A diferencia de

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los significados culturales de la enfermedad, que portan significación para la per-sona enferma, este tercer significado de tipo íntimo transfiere una significaciónvital de la vida de la persona a la experiencia de la enfermedad, desde su mundointerno privado de experiencia personal hasta las redes de significación interper-sonal que vinculan a la persona con el mundo social (por ej. la exacerbación deuna enfermedad en un proceso de duelo). Gran parte del trabajo original de psi-quiatras y psicólogos del siglo XX que han estudiado los trastornos médicos o elmundo interno de la persona, surgieron de investigaciones de la significación per-sonal peculiar de la enfermedad, trabajos sobre el continuum simbólico entrepsique y soma con valiosas implicaciones terapéuticas para un enfoque psicoso-mático exhaustivo de la medicina. Los primeros analistas interpretaban los sínto-mas como símbolos de significaciones personales profundas: conflictos sexuales,cuestiones de dependencia y pasividad, pulsiones hacia el control y el poder… Enocasiones, se mantenía que estos significados causaban los síntomas con los queestaban asociados por un proceso de traducción psicosomática que materializabalos conflictos psíquicos en quejas somáticas. Se consideraba que dichos síntomaseran la expresión simbólica de contenidos inconscientes nucleares en el conflictoneurótico reprimido de la vida psíquica del paciente. Aunque el modelo resultóuna explicación útil de los síntomas clásicos de la histeria de conversión, sedemostró que no era aplicable a la mayoría de los trastornos psicosomáticos o losproblemas médicos crónicos. Por otro lado, no existen pruebas empíricas de laasociación de síntomas particulares con tipos particulares de personalidad ni conconflictos neuróticos particulares. Al contrario, los mismos problemas psicológi-cos parecen estar asociados de forma no específica con toda la gama de trastor-nos psicosomáticos y problemas médicos crónicos, o bien no estar relacionadosen absoluto. El síntoma y el contexto pueden interpretarse como el símbolo y eltexto. El último amplía y clarifica la significación del primero; el primero cristali-za las posibilidades latentes del último. Los profesionales de la salud se han acos-tumbrado a examinar la forma en que las pasiones y agitaciones internas perso-nales empeoran la experiencia de la enfermedad. La interpretación de la biogra-fía del paciente y el contexto interpersonal del trastorno continúa siendo unavisión atrayente para muchos psiquiatras, psicólogos, médicos de atención prima-ria, enfermeros, trabajadores sociales y otros profesionales sanitarios para cons-truir un nuevo lenguaje de la asistencia sanitaria general que se ocupe de la sig-nificación privada profunda de la enfermedad. Las constelaciones de sentimientospresentes en el paciente bajo observación constituyen ingredientes claves de laexperiencia de enfermedad que pueden afectar a las experiencias del pacientesobre la vida en general, a la enfermedad en sí misma y a la respuesta a los cui-dados. El papel del profesional sanitario no consiste tanto en averiguar los secre-tos más ocultos (lo que puede conducir a un peligroso tipo de voyeurismo) comoen ayudar al enfermo y a quienes le rodean a asimilar (aceptar, dominar o modi-ficar) las significaciones personales que pueden verse operando en sus vidas y en

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su asistencia. Esta es la esencia de lo que Kleinman denomina habilitar a lospacientes.

4. Explicación y emoción como significado: aquí se aborda el esfuerzo delos enfermos, sus familias y los profesionales para elaborar explicaciones úti-les de los diversos aspectos de la enfermedad y el tratamiento. Se trata de res-ponder a las siguientes preguntas: ¿Cuál es la causa del trastorno? ¿Por qué hizosu aparición precisamente cuando lo hizo? ¿Qué le hace la enfermedad a mi cuer-po? ¿Qué curso está siguiendo en este momento y qué curso puedo esperar quesiga en el futuro? ¿Cuál es la fuente de las mejorías y empeoramientos? ¿Cómo pue-do controlar la enfermedad, sus exacerbaciones y sus consecuencias? ¿Cuáles sonlos principales efectos que ha ejercido la enfermedad sobre mi (nuestra) vida?¿Qué es lo que más temo de esta enfermedad? ¿Qué tratamiento deseo recibir?¿Qué espero del tratamiento? ¿Qué efectos temo del tratamiento?. Los profesiona-les deben responder a estas preocupaciones tanto del lado paciente como de lafamilia. Estas preguntas no se formulan sencillamente para obtener información.Se sienten a niveles profundos. La expresión facial, el tono de voz, la postura, losmovimientos corporales, la marcha y, especialmente, los ojos expresan la agita-ción emocional que forma parte importante de la experiencia de la enfermedad.La forma en que se expresan y enfrentan los sentimientos conflictivos (ira, deses-peración, culpa, preocupación) también revela cómo manejan la enfermedad elenfermo y la familia. Las cuestiones relacionadas con las causas, los efectos y lasformas eficaces de manejo de la enfermedad encuentran respuestas no sólo en elenfermo sino en todos los miembros de la red social, en los medios y en los sis-temas terapéuticos ortodoxos y alternativos. Los enfermos son una especie de his-toriadores que revisan y representan los acontecimientos pasados a la luz de cam-bios recientes: intérpretes de buenos y malos presagios, archivadores que investi-gan un desorganizado catálogo de experiencias pasadas, diaristas que registran alminuto los ingredientes de las dificultades y triunfos del momento, cartógrafos quedibujan mapas de viejos y nuevos territorios, críticos de los artefactos de la enfer-medad... en una persistente búsqueda de oportunidades para el auto-conocimien-to. La interpretación de lo ocurrido y por qué ha ocurrido, y el pronóstico de loque puede suceder hace del presente un proceso de constante apresamiento auto-reflexivo de los significados de la enfermedad. Los modelos explicativos de laenfermedad que utilizan los pacientes proporcionan alternativas conductualesprácticas en su tratamiento y les permiten ordenar, comunicar y controlar simbó-licamente los síntomas. Una de las tareas principales de la asistencia clínica eficazconsiste en afirmar la experiencia que tiene el paciente sobre la enfermedad,constituida por modelos explicativos profanos, y en negociar un enfoque terapéu-tico empático en los términos específicos de dichos modelos. Otra tarea funda-mental es la interpretación empática de una historia vital que convierte la enfer-medad en el tema de una biografía. El clínico escucha el mito personal del enfer-

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mo y su familia, una historia que da forma a una enfermedad, permitiendo dis-tanciarse de una realidad de otro modo espantosa. Su narración destaca temasnucleares (injusticia, coraje, victoria...) para los que aporta pruebas la búsquedade detalles de la enfermedad. Así, los pacientes ordenan su experiencia de laenfermedad (lo que significa para ellos y para sus relaciones significativas) en for-ma de narrativas personales. La narrativa de la enfermedad es una historia quecuenta el paciente y vuelven a contar las personas significativas para él, a fin dedar coherencia a los acontecimientos característicos y al largo curso del sufri-miento. El argumento, las metáforas y la retórica que estructuran la narraciónproceden de modelos culturales y personales para la organización de la expe-riencia en formas con significado y para la comunicación eficaz de dichos signifi-cados. Esos modelos de texto dan forma e incluso crean experiencia. La narrativapersonal no refleja meramente la experiencia de la enfermedad sino que más biencontribuye a la experiencia de los síntomas y el sufrimiento. Para poder apreciarde modo completo la experiencia del enfermo y su familia, el clínico debe juntarlas piezas de la narrativa de la enfermedad tal como emerge de las quejas delpaciente y la familia y de sus modelos explicativos; después, debe interpretarla ala luz de las diferentes modalidades de significado de la enfermedad: símbolos delos síntomas, enfermedades culturalmente destacadas, contextos personal y social.La elaboración y el relato de la historia de la enfermedad es particularmente rele-vante en las personas mayores y cuando la enfermedad tiene un final fatal, permi-tiendo la construcción de una explicación coherente con una conclusión apro-piada la elaboración del duelo por todo lo que se deja atrás y por uno mismo, dan-do sentido y finalidad a las pérdidas, así como la reafirmación de valores cultura-les y la reintegración de relaciones sociales. Aún cuando la narración distorsionelos hechos reales, su razón de ser no es la fidelidad a las circunstancias históricassino dar significación y validez a la creación de la historia vital. La visión del clí-nico cuando interpreta debe ser panorámica: no debe únicamente reconocer laenfermedad a la luz de sus intereses particulares (terapéuticos, científicos, profe-sionales, económicos, personales), limitando el relato y la escucha, sino atenderademás a sus significaciones personales y usos sociales. La realidad clínica esconstruida de manera diferente por diferentes profesionales interactuando condiferentes pacientes en diferentes escenarios. Los clínicos deben revisar susesquemas interpretativos y las versiones del mundo clínico que crean para asegu-rarse de que sus interpretaciones no restan tendenciosamente legitimidad a laexperiencia de la enfermedad constituyendo, así, obstáculos para la asistencia efi-caz.

La lección moral de la enfermedad es que existen dolores indeseados e inmereci-dos con los que hay que vivir, que tras la fachada de benigno optimismo sobre elorden natural de las cosas, existe una aprehensión más profunda de una oscura ydolorosa corriente de acontecimientos negativos y problemas. El cambio, el capri-

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cho y el caos experimentados en el cuerpo desafían el orden en el que nos haceny en el que necesitamos creer. La discapacidad y la muerte nos obligan a reconsi-derar nuestras vidas y nuestro mundo. La posibilidad de la transformación huma-na, inminente o transcendente, a veces comienza por esta desconcertante visión.Para el enfermo, la toma de conciencia puede ser el resultado del conocimientovivenciado del cuerpo que sufre y de la mente trastornada. Para la familia y el pro-fesional, puede surgir de la experiencia de simpatía y empatía. Este es el signifi-cado moral implícito de la enfermedad y la asistencia. Desde esta perspectiva,vamos a considerar los trastornos psiquiátricos cuya expresión está más vincula-da al cuerpo.

En una revisión del Trastorno de Somatización, J. López Santiago y A. Belloch(2002) realizan un análisis de los distintos significados del término somatiza-ción. De modo genérico, se refiere a «una queja física, que ocasiona malestar, enausencia de hallazgos clínicos que permiten postular una causa orgánica que pue-da explicarla completamente». Aparece como denominador común en el grupo delos Trastornos Somatomorfos (T. Hipocondríaco, T. de Conversión, Dismorfofobiay T. de Somatización). Hay que empezar por distinguir entre somatización comosíntoma (diferentes usos y significados) y como síndrome (categoría diagnósti-ca, evolución y conceptualizaciones alternativas). Y tiene repercusiones muy dife-rentes entender un síntoma como la manifestación de un conflicto subyacente ocomo resultado de una hipersensibilidad a determinadas lesiones.

¿En qué consiste el trastorno de somatización?

1. Manifestación de un trastorno psíquico en forma de síntoma orgánico. Eltérmino fue acuñado por Steckel, quien lo definía como «el proceso en que untrastorno psicológico puede producir trastornos corporales», en sentido similaral concepto de conversión de Freud y en estrecha vinculación con las teorías psi-codinámicas. Este modo de entender la somatización como lenguaje de expresiónde malestar psicológico se ha mantenido, con matizaciones, hasta nuestros días.Aunque se distinga claramente de la simulación, invita a pensar que la queja físi-ca es imaginaria o provocada de forma más o menos consciente por no tener unajustificación médica clara y tiende a estigmatizar a la persona que la presenta, aun-que muchos síntomas y síndromes puedan responder a pequeñas lesiones o alte-raciones difíciles de detectar por pruebas convencionales. Lo físico, como másreal, se acepta mejor como enfermedad legítima. Desde la concepción dualistamente-cuerpo, no es fácil aceptar que existan síntomas somáticos sin un referen-te orgánico que los explique. Así, las quejas somáticas no justificadas orgánica-mente se convierten en algo indeseable.

2. La somatización y lo psicosomático. Los dos términos expresan una relaciónentre lo físico y lo psíquico, y han llegado a utilizarse arbitrariamente para refe-

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rirse a las alteraciones donde aparecen interrelacionados aspectos psicológi-cos y somáticos. No obstante, los trastornos psicosomáticos son enfermedadesfísicas en las que los factores psicológicos pueden jugar un importante papel, vin-culándose con su aparición, mantenimiento, mejoría, remisión o agravamiento,mientras que en la somatización no aparece un diagnóstico médico claro que pue-da justificar los síntomas.

3. La somatización como síntoma de depresión. Existe una correlación positivaentre depresión y síntomas somáticos: los pacientes depresivos presentan unmayor índice de síntomas somáticos que los pacientes no depresivos y, también,los pacientes somatizadores tienden a padecer más trastornos psiquiátricos quepacientes con enfermedades físicas. Se ha denominado depresión enmascaradaa un trastorno depresivo que se manifiesta fundamentalmente mediante síntomasfísicos, más intensos y graves que los psíquicos (emocionales y cognitivos), quequedan atenuados, ocultados o negados. No suelen ser diagnosticados en atenciónprimaria, donde se favorece que las quejas del paciente se centren en los aspec-tos somáticos y, por lo tanto, quedan sin tratamiento. Pocos pacientes inicialmen-te diagnosticados como somatizadores resisten una evaluación diagnóstica ade-cuada manteniendo que sus síntomas son causados por una enfermedad física. Loque a veces se denomina somatizador puede resultar un trastorno ansioso odepresivo, que presenta manifestaciones físicas como característica intrínseca delpropio trastorno, generalmente acompañadas de sus correlatos cognitivos y emo-cionales. Es prioritario el adecuado diagnóstico diferencial antes de interpretar lasomatización como un mecanismo de enmascaramiento de otras patologías.

4. La somatización como conducta de enfermedad. Se trata de un término acu-ñado por David Mechanic para referirse a «una conducta relevante respecto acualquier condición que cause, o pueda causar habitualmente, que una personase preocupe por sus síntomas y busque ayuda». Se considera anormal cuandoexiste una discrepancia entre la patología orgánica y la respuesta del paciente. Susmanifestaciones están en consonancia con las características del rol de enfermo(verbalizaciones de malestar, visitas frecuentes al médico, consumo de medica-mentos, no acudir al trabajo…), también usualmente asociadas con el conceptode somatización. Asimismo, se acuña el término doctor shopping para designar elcomportamiento de los grandes consumidores de recursos sanitarios sin justifica-ción orgánica para ello («malos pacientes», «pacientes difíciles»…). Equiparar«somatización» y «conducta de enfermedad» es estigmatizante y repercute nega-tivamente en la evolución y tratamiento.

5. Somatización como término descriptivo: síntomas somáticos no explicadosmédicamente. Los distintos significados atribuídos a la somatización sobrepasanel hecho de la manifestación de síntomas somáticos. Varios autores (Lipowski, Kell-

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ner…) optan por una denominación puramente descriptiva como «síntomas noexplicados médicamente», que implica la existencia de tales síntomas sin hacerreferencias de carácter etiológico o teórico, sin atribuirles ninguna funcionalidad.La existencia de síntomas funcionales no puede ser explicada por una única teoríani un único proceso patológico, por tratarse de un fenómeno extremadamentecomplejo y determinado multifactorialmente, presente en diversas categorías diag-nósticas.

Con respecto a la nosología

El Síndrome de Briquet, descrito por Paul Briquet en 1859, hace referencia a «unsubgrupo de pacientes histéricos caracterizados por múltiples quejas somáticasprincipalmente referidas a vómitos, intolerancia a la comida, pérdida de concien-cia, cambio de peso, dismenorrea e indiferencia sexual». En los años sesenta, elgrupo de San Luis (Samuel B. Guze y col.) define, con la misma denominación, untrastorno caracterizado por «un patrón recurrente de síntomas pertenecientes adiferentes sistemas orgánicos y asociados con malestar psicológico, no pudiendoasociarse a una enfermedad física que los justifique adecuadamente», y establece,para el diagnóstico, la presencia de un mínimo de 25 síntomas, de un listado de60, distribuidos en 10 categorías, cuyos criterios diagnósticos fueron utilizadospor Feighner et al., en 1972, bajo la denomicación de Histeria (Tabla 1). En elDSM-III, se utiliza por primera vez el término Trastorno de Somatización con loscriterios de Feighner, incluído en la categoría de los Trastornos Somatomorfos ydefinido como «un desorden crónico (aunque fluctuante), polisintomático, queempieza antes de los 30 años y que ocurre prioritariamente en la mujer», median-te un listado de 37 síntomas que excluye, sobre todo, los de carácter psicológico,afectando a los sistemas pseudoneurológico, gastrointestinal, reproductor feme-nino, psicosexual, dolor y cardiopulmonar. A efectos diagnósticos, es suficiente elhecho de que el síntoma sea narrado por el individuo, aunque no se constate real-mente su presencia, y se requieren al menos 12 síntomas en los hombres y 14 enlas mujeres. En el DSM-III-R, se iguala el número de síntomas para hombres ymujeres en 13; el listado se reduce a 35 síntomas; se incluye la creencia de estarenfermo como criterio primario y alternativo a la presencia de síntomas múlti-ples; los síntomas no tienen que aparecer únicamente durante crisis de angustia;se incluyen síntomas de origen médico que ocasionan un malestar desproporcio-nado; y se proponen 7 síntomas patognomónicos como criterios de screening(dismenorrea, nudo en la garganta, vómitos, dificultades para respirar, ardor enrecto, genitales o boca, dolor en extremidades y amnesia). En el DSM-IV, los sín-tomas-criterio se reducen a 8; se requieren al menos 4 síntomas de dolor, 2 gas-trointestinales, 1 sexual y 1 pseudoneurológico; se elimina el criterio referido a lacreencia de tener una enfermedad y la referencia al carácter de screening de algu-nos síntomas; es necesario que los síntomas provoquen un deterioro significativo

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en áreas importantes de la actividad o que provoquen la búsqueda de atenciónmédica. En la CIE-9, se incluye un tipo de histeria cuyo criterio fundamental es lapresencia de síntomas somáticos múltiples y variables para los que no se haencontrado explicación médica, siendo los más frecuentes las molestias gastroin-testinales, dérmicas, menstruales y sexuales; establece, como criterio común delos trastornos somatomorfos, «la negativa persistente a aceptar las explicacioneso garantías reiteradas de médicos diferentes de que no existe una explicaciónsomática para sus síntomas»; los síntomas y el comportamiento consecuente oca-sionan un deterioro en el comportamiento social y laboral. La CIE-10 propone lapresencia de 6 síntomas, de un total de 14, distribuidos en 4 categorías, debien-do pertenecer al menos a 2 de las categorías (Tabla 2); permanece el criterio de«rechazo persistente a aceptar el diagnóstico médico de ausencia de enferme-dad».

Los resultados de la investigación otorgan solidez al Trastorno de Somatizaciónentendido, de forma genérica, como un trastorno polisintomático y persistente enel tiempo, y permiten enlazarlo, en sentido amplio, con el Síndrome de Briquet.Pero, si en la definición se incluyen aspectos etiológicos o atribucionales respec-to a la naturaleza y origen de los síntomas, aparecen discordancias diagnósticasen las diferentes clasificaciones. Con respecto a la característica definitoria deltrastorno (historia múltiple de síntomas somáticos), se aprecia una tendencia adisminuir el número de síntomas considerados como somatizaciones, eliminán-dose principalmente los de carácter psicológico. Los listados de síntomas resultanmuy divergentes. También disminuye progresivamente el número de síntomasnecesarios para realizar el diagnóstico. Y la distribución de síntomas en subgru-pos ha sido cuestionada.

El concepto de «síntoma no explicado médicamente» se interpreta frecuentemen-te como sinónimo de síntomas imaginarios o inventados, lo que puede llevar alpaciente a hacer esfuerzos para que se admita como real algo que, sin duda, expe-rimenta personalmente como tal, con el consecuente deterioro de la relaciónmédico-paciente. Dicha tendencia es una consecuencia de la tradición dualistaque considera la mente y el cuerpo como entidades separadas, induciendo a con-siderar como psíquico todo trastorno que no sea somático y haciendo más lícitoatribuir a síntomas físicos una causa orgánica, sin pensar en posibles causas psi-cológicas o en una interacción entre ambas. Se considera deshonesto expresar entérminos somáticos problemas que el profesional sitúa en el ámbito psicológico osocial. Algunas intervenciones médicas y psicológicas se han centrado en tranqui-lizar al paciente, facilitando atribuciones adecuadas sobre sus síntomas, sin dudarde su veracidad y fenomenología, evitando que factores iatrogénicos compliquenel problema. No se puede generalizar la idea de que los pacientes insisten en atri-buir un origen orgánico a sus síntomas.

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La inespecificidad de los síntomas del trastorno de somatización hacen especial-mente relevante el diagnóstico diferencial con otros trastornos psiquiátricos y conotras enfermedades médicas caracterizadas por síntomas que podrían solaparsecon los que se incluyen en el trastorno de somatización. La incidencia del trastor-no es bastante alta, al igual que su comorbilidad con otros trastornos psiquiátri-cos.

Ante la duda sobre si estos síndromes tienen entidad diagnóstica, se han realiza-do intentos de ofrecer una concepción más operativa del Trastorno de Somatiza-ción. En primer lugar, se propone una versión modificada de los criterios de laCIE-10, que consiste en eliminar el criterio sobre el rechazo de la explicaciónmédica y en hacer hincapié sobre la evaluación de síntomas, a fin de facilitar undiagnóstico más sencillo para identificar un grupo de pacientes polisintomáti-cos. Una segunda propuesta considera que la noción tradicional del pacientesomatizador era demasiado inespecífica y no estaba adecuadamente reflejada enlas nosologías psiquiátricas, apostando por una definición abreviada, denomina-da «Indice de Síntomas Somáticos», donde el criterio diagnóstico lo constituye lapresencia de 4 síntomas somáticos en hombres y 6 en mujeres. Los pacientes quecumplen estos criterios puntúan alto en número de visitas médicas innecesarias ono programadas, interferencia en el funcionamiento normal y consumo de medi-camentos, junto con otras variables de significación clínica. En una tercera pro-puesta encontramos el «Trastorno Multisomatoforme», definido por la presenciade 3 o más síntomas somáticos de un listado de los 15 síntomas más frecuentesen las consultas médicas (los que determinan un 90% de las visitas). Estos pacien-tes presentan un deterioro significativo en la calidad de vida, el número de días debaja, el número de vivistas médicas y el grado de enfermedad percibida por elmédico. Estas nuevas conceptualizaciones apoyan una descripción dimensionaldel trastorno de somatización, el cual puede entenderse como un continuo en elque el aumento de síntomas es un indicador del incremento de malestar, incapa-citación y conductas de enfermedad inadecuadas. La elevada comorbilidad entresomatización y otras patologías psiquiátricas invita a preguntarse por la etiologíade estos síntomas, por el significado de su coexistencia con otros trastornos psi-quiátricos y por el sentido que, en ocasiones, puede tener resaltar como entidadnosológica la presencia aislada de esos síntomas.

No todos los síntomas que han sido considerados como somatizaciones puedeninterpretarse de la misma forma. Los diferentes contextos en que pueden apare-cer y el gran número de interpretaciones que pueden hacerse sobre diversos sín-tomas somáticos, cuando no aparecen asociados a una clara patología física, obli-ga a tener cautela con los significados que les atribuimos, invitando a elegir unaconceptualización preferentemente descriptiva que prevenga contra la generaliza-ción y simplificación. Ello no impide admitir una explicación plausible, en un con-

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texto y dirección determinados, cuando la haya. Parece obligado recurrir a unmodelo multifactorial para comprender la etiopatogenia de la somatización. Paraformular hipótesis ajustadas al caso y diseñar estrategias de intervención adecua-das, es necesario un análisis individualizado del papel que pueden estar jugandolos síntomas (y la preocupación por los mismos) en aspectos como el estado deánimo, la red social o el rendimiento en diversas áreas del funcionamiento coti-diano del paciente. La tarea de evaluar del psicólogo clínico es mucho más com-pleja y personalizada que la mera etiquetación diagnóstica. Se ha cuestionado lavalidez y utilidad clínica del trastorno de somatización como categoría diagnósti-ca y las distintas definiciones del trastorno presentan importantes diferencias.Existen dudas sobre su claridad conceptual. Para que resulte útil como categoríadiagnóstica, es necesario clarificar algunas cuestiones controvertidas:

1. Si pudiese atribuirse a estos pacientes la persistencia de un rechazo a aceptarun diagnóstico negativo sobre los síntomas, habría que especificar la naturaleza eintensidad de dicho rechazo, aclarando las diferencias y similitudes con el tras-torno hipocondríaco.

2. Delimitar más claramente la naturaleza y características de los síntomas queson entendidos como somatizaciones para evitar la confusión diagnóstica.

3. Elaborar definiciones más operativas que expliquen mejor el conjunto de lospacientes somatizadores para aumentar la utilidad y representatividad de las cla-sificaciones nosológicas.

Tabla 1. Listado de síntomas de Feighner para la histeria (síndrome deBriquet)

Grupo 1: Cefaleas, enfermizo la mayoría de la vida. Grupo 2: Parálisis, afonía, ataques o convulsiones, inconsciencia,

amnesia, sordera, alucinaciones, retención urinaria, dificultades de la marcha, otros síntomas «neurológicos».

Grupo 3. Fatiga, sensación de nudo en la garganta, voz débil, visión borrosa, debilidad, disuria.

Grupo 4: Respiración dificultosa, palpitaciones, crisis de angustia, dolor torácico, mareos.

Grupo 5. Anorexia, pérdida de peso, fluctuaciones importantes de peso, náuseas, distensión abdominal, intolerancias alimentarias, diarrea, estreñimiento.

Grupo 6 .Dismenorrea, irregularidades menstruales, amenorrea, menstruaciones abundantes.

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Grupo 7. Indiferencia sexual, frigidez, dispareunea, otras dificultades sexuales, vómitos durante los 9 meses de embarazo o hiperemesis grávida.

Grupo 8: Dolor abdominal, vómitos. Grupo 9: Dolor de espalda, dolor articular, dolor de las

extremidades, dolor o escozor en los órganos sexuales, boca o recto; otros dolores corporales.

Grupo l0: Nerviosismo, miedos, sentimientos depresivos, necesidad de abandonar el trabajo o incapacidad para realizar las tareas habituales de la casa a causa de sentirse enfermo, facilidad de llanto, sentimiento de desespero, pensamientos positivos frente a la muerte, necesidad de morirse, pensamiento suicida e idea suicida.

Nota: Tomado de Martin y Yutzy (1996).

Tabla 2. Síntomas de los criterios de investigación de la CIE-10 para eltrastorno de somatización

Síntomas gastrointestinales:1. Dolor abdominal 2. Náuseas3. Mal sabor de boca o lengua saborral 4. Sensación de plenitud abdominal o meteorismo5. Queja de vómito o regurgitación6. Quejas de tránsito intestinal rápido o diarreas mucosas

Síntomas cardiovasculares:7. Falta de aliento sin hacer esfuerzos8. Dolor torácico

Síntomas urogenitales: 9. Disuria o quejas de micción frecuentes10. Sensación desagradable en o alrededor de los genitales11. Queja de flujo vaginal excesivo o desacostumbrado

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Síntomas cutáneos o de dolor: 12. Erupciones o decoloración de la piel13. Dolor en los miembros, extremidades o articulaciones14. Sensaciones desagradables, falta de tacto o parestesias

Nota: Fuente OMS (1993).

A. Kleinman (1988) habla de los Trastornos Facticios como creación de enfer-medad. Se refiere a enfermos que sufren problemas psiquiátricos graves, general-mente ocultos para todos menos para los íntimos, que, por diversas razones, lesllevan a inducirse enfermedades (hacerse heridas sangrantes, inyectarse bacte-rias, agregar sangre a las muestras de orina o heces para simular un trastorno gra-ve, calentar un termómetro para fingir fiebre...). El individuo disfraza la conduc-ta y a menudo se somete a elaboradas pruebas diagnósticas y tratamientos bio-médicos que suponen un coste elevado al sistema sanitario. Inicialmente se deno-minó Síndrome de Munchausen (por el Barón Munchausen, un aventurero delsiglo XVIII conocido por los fantásticos relatos de sus hazañas). En la jerga psi-quiátrica actual, se denomina Trastorno Facticio y se agrupa también con síndro-mes de autolisis deliberada que incluyen conductas repetitivas de auto-mutilacióncomo cortarse y quemarse. Estos síndromes pueden aparecer en el contexto detrastornos mentales graves, como la Esquizofrenia o el Trastorno Límite de la Per-sonalidad, o como trastornos autónomos; o pueden no derivar de enfermedadessino constituir conductas prescritas culturalmente como el sacrificio ritual. Enmuchos casos, esta conducta anormal se convierte en un forma crónica de vida.A diferencia de la Simulación, no conlleva un beneficio práctico de tipo econó-mico u otra ganancia social. Más bien, representa una complicación en una vidaya profundamente perturbada. Por otro lado, interpreta la hipocondriasis comoenfermedad irónica. Se trata de una enfermedad en la que no hay enfermedad.En la psiquiatría contemporánea se clasifica como una condición crónica en laque el paciente insiste en su nosofobia (temor a la enfermedad) a pesar de laspruebas médicas en contra: teme tener una enfermedad, pero el médico noencuentra pruebas de que sus temores estén fundados en la existencia de un pro-ceso patológico. Hay una experiencia de enfermedad en ausencia de la patologíabiológica de la enfermedad. Ilustra la relación alternante entre los significados yexperiencias de los pacientes, y los significados y experiencias de los profesiona-les, existiendo una laguna entre unos y otros, lo cual genera tensión, frustración,conflicto y una toma de conciencia irónica. Invierte la relación médica arquetí-pica en la que el paciente se queja de una dolencia y el médico diagnostica una

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enfermedad. Aquí, el paciente se queja de una enfermedad mientras que el médi-co sólo puede confirmar una dolencia. En la descripción clásica, se supone queel paciente no duda de su temor a tener una enfermedad en la que no creen losmédicos pero, en realidad, pocos hipocondríacos son psicóticos en este sentido.Existe una forma inusual de hipocondriasis en la que el paciente no tiene capaci-dad de insight y su nosofobia presenta todas las características de un delirio (Psi-cosis Hipocondríaca Monosintomática); la psicosis se limita a este único aspectode la experiencia. Pero el temor persistente del hipocondríaco no se basa usual-mente en una certeza delirante sino en la profunda incertidumbre sobre la dudapersistente. No se puede convencer ni el médico puede convencerle de que nohay una enfermedad. Por eso el trastorno conduce a realizar tantas pruebas inúti-les del funcionamiento biológico: el hipocondríaco sabe que ninguna prueba es lobastante completa o precisa en su capacidad para definir la enfermedad desde suscomienzos y, por tanto, para ofrecerle la certeza absoluta de que no la padece. Laduda hipocondríaca tiene su complemento perfecto en la duda del profesio-nal, que sabe perfectamente que, a pesar de intentar convencer al hipocondríacode lo contrario, él mismo no puede estar completamente seguro de que el pacien-te no tenga una enfermedad, pues el trabajo clínico se mantiene en el nivel de laprobabilidad, no de la certeza. El paciente tiene que mantener la ficción socialde no dudar de su propia duda, cuando tal vez la parte más perturbadora de laexperiencia de la hipocondriasis es la duda intratable del paciente de que su cre-encia sea correcta. El paciente hipocondríaco confronta la duda del médicohaciéndole sentir muy incómodo. Con frecuencia, argumenta que el comporta-miento de su enfermedad es único, por eso no encaja en las categorías biomé-dicas establecidas pero, en realidad, para el clínico es muy obvio que la conduc-ta hipocondríaca es una copia del lenguaje y la experiencia de cualquier otropaciente con el mismo problema. La contradicción crea problemas de comuni-cación en la relación terapéutica. De hecho, las percepciones de los pacientes ylos profesionales son correctas pero el conflicto surge porque hablan de dosmodalidades diferentes de experimentar la realidad. La conducta del pacientereplica, en el nivel superficial, lo que comparte con otros pacientes con lamisma patología, pero también expresa los significados característicos de suvida que dan forma a la experiencia de la enfermedad como suya y de nadiemás. Otra ironía consiste en el conflicto entre la naturaleza de los problemas vita-les y los sistemas profesionales y familiares que responden a ellos: el dominio delarte de la curación comienza con la memorización de reglas y la copia de copias,pero el profesional experto debe saber improvisar a partir de dichas copias,sobrepasando los estereotipos. El tratamiento consiste en persuadir al paciente deque, en lugar de tener la enfermedad que teme, sufre un trastorno psiquiátrico. Eltrabajo incluye dotar de conciencia al paciente y a la familia sobre las ironías deltrastorno, considerándolo como un lenguaje de malestar y utilizando las metáfo-ras del paciente, para reducir sus consecuencias más discapacitadoras. La explo-

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ración sistemática de los significados de la enfermedad hipocondríaca puede con-vertirse en la base de una terapia que también se ocupe de la posición irónica delos protagonistas como actores y observadores simultáneamente.

J.L. Griffith, M. Elliot Griffith y L.S. Slovik (1989) proponen un modelo explicativode la generación de síntomas desde el enfoque sistémico de la terapia fami-liar:

Con una visión panorámica de los síntomas en el contexto del sistema familiar, laterapia familiar ofrece al clínico nuevas opciones de interpretación de los sínto-mas y, por tanto, mayor flexibilidad en el diseño de las intervenciones. Ello con-duce a la búsqueda de formas de combinar la terapia familiar con otras modali-dades de tratamiento para que cada enfoque permita reforzar la eficacia de losdemás. Así debería ser, dado que quedan pacientes para los que ninguna modali-dad de tratamiento resulta eficaz, precisando una combinación de diferentes tiposde tratamiento, y teniendo en cuenta que muchos trastornos psiquiátricos requie-ren, para su expresión, de una alteración neurofisiológica en el cerebro que exi-ge tratamiento específico. Las corrientes innovadoras de terapia familiar se apo-yaron en buena medida sobre la hipótesis de que los síntomas constituyen con-ductas transaccionales en la familia, lo cual no aporta ideas para vincular laterapia familiar con los tratamientos tradicionales, que buscan la fuente de los sín-tomas dentro del cuerpo o la mente de los individuos, e impide al terapeuta con-siderar otras descripciones del problema. La combinación de la terapia familiarcon la medicina y la biología obliga a confrontar cuestiones difíciles relativas a laforma de interacción entre la mente y el cuerpo para ejercer influencia ogenerar síntomas. Se proponen seis clases de patrones de interacción men-te-cuerpo, útiles para la comunicación con otros profesionales en torno a lossíntomas y para el diseño de tratamientos multimodales. Son los siguientes:

A. Patrones Primarios

Modelo Biopsicosocial. Derivan de la interconexión mente-cuerpo, definidacomo la frontera entre los niveles fisiológico y psicológico de una estructurajerárquica.

El modelo biopsicosocial de la enfermedad considera que el amplio rango y lacomplejidad de los seres humanos, la conducta humana, sus trastornos y el artede curar se entienden mejor mediante una descripción jerárquica. Dicha descrip-ción suele utilizar, de inferior a superior, los niveles anatómico, fisiológico (porun lado de la barrera), psicológico y social (por el otro lado). Los diferentestratamientos médicos y psicosociales administrados para el alivio del sufrimientohumano se pueden organizar por este método según el nivel del organismo don-

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de deban aplicarse fundamentalmente las intervenciones. Los clínicos de la saludmental se dividen en distintos campos según se ocupen de producir cambios psi-cológicos (individuales) o en los sistemas sociales interpersonales para aliviar elsufrimiento. Para mayor simplicidad, vamos a considerar únicamente interaccio-nes entre el nivel fisiológico y el psicológico, asumiendo que los cambios anató-micos (como el infarto cerebral) pueden alterar dramáticamente el funciona-miento psicológico y social, y que los procesos sociales pueden alterar el funcio-namiento fisiológico.

Los patrones primarios describen síntomas que proceden de la alteración de lasfunciones normales en la frontera de la interconexión mente-cuerpo. Sus pro-piedades pueden derivarse en gran parte de la consideración de las propiedadesuniversales de las jerarquías y sus niveles.

1. Cada nivel tiene, dentro de los límites, una cierta estabilidad y autonomía.Los acontecimientos fisiológicos y psicológicos vienen determinados primaria-mente por procesos regulares dentro de cada nivel, no por las interacciones entre losniveles.

2. La comunicación dentro de cada nivel es mayor que la comunicación entreniveles. Los acontecimientos fisiológicos interactúan primariamente con otrosacontecimientos fisiológicos, y los psicológicos con los psicológicos.

3. La comunicación entre niveles es asimétrica, pero no unilateral. El recono-cimiento de esta propiedad introduce la linealidad cuantitativa en procesoscausales cualitativamente considerados como circulares. Por ejemplo, unaalteración de la fisiología cerebral (como en la hipoglucemia o la hipoxia) modi-fica de forma inmediata y dramática una gran gama de funciones psicológicas. Sinembargo, la alteración de procesos psicológicos (como en pensamientos depre-sivos o ansiosos) altera mínimamente, si llega a hacerlo, la fisiología cerebral. Ycuando la alteran (como sucede cuando la ansiedad desestabiliza los patronesnormales de la arquitectura del sueño produciendo insomnio), los cambios seproducen a un ritmo temporal mucho más lento y son cuantitativamente peque-ños en comparación.

4. La comunicación entre los dos niveles se limita a «puertas» en su fronteracomún, que estructuran el tipo, cantidad y dirección del flujo de comunica-ción entre los niveles. Las puertas del nivel psicológico al fisiológico son el siste-ma nervioso autónomo, el sistema neuroendocrino y, posiblemente, el sistemainmune. Por ejemplo, las enfermedades corporales precipitadas o exacerbadaspor factores psicológicos (como la úlcera péptica o el asma) se limitan a órganoscorporales cuya fisiología es regulada en buena medida por el sistema autónomo

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o el neuroendocrino. Por otro lado, las perturbaciones emocionales severas ejer-cen escaso impacto sobre la fisiología de los músculos esqueléticos o los huesosque tienen una escasa o ninguna inervación autonómica. La puerta del nivel fisio-lógico al psicológico generalmente coincide con el cerebro, particularmente conel sistema límbico, aunque esta correspondencia no es completa. Por ejemplo,una infección vírica limitada al sistema límbico alterará dramáticamente el estadode ánimo, la memoria y el contenido del pensamiento, mientras que la mismainfección limitada al cerebelo puede ejercer muy poco o ningún impacto sobre elfuncionamiento psicológico.

5. Como nivel superior, el nivel psicológico posee propiedades emergentes queno posee el nivel fisiológico. Estas propiedades proporcionan significado a losacontecimientos del nivel fisiológico inferior. Por ejemplo, los cambios en el meta-bolismo de la serotonina y la norepinefrina en los circuitos cerebrales de la cate-colamina, considerados cruciales para comprender el funcionamiento de la medi-cación antidepresiva, sólo son significativos en el contexto de categorías del esta-do de ánimo definidas psicológicamente.

6. Como nivel inferior, los acontecimientos fisiológicos sirven de modeloexplicativo para los acontecimientos del nivel psicológico. Las limitaciones queimpone el nivel fisiológico al nivel psicológico son suficientemente grandes paraque un análisis de la fisiología cerebral proporcione útiles explicaciones de lasvicisitudes de los acontecimientos psicológicos.

La aplicación de la Cibernética y la Teoría General de Sistemas al tratamiento delos trastornos psiquiátricos y médicos ha acentuado la interconexión de aconteci-mientos entre los niveles jerárquicos del organismo más que la necesidad deautonomía de los acontecimientos dentro de cada nivel. Este énfasis sobre lacomunicación a través de la interconexión mente-cerebro ha supuesto un útilcorrectivo del «separatismo de niveles» que caracterizaba los tratamientos médi-cos y psiquiátricos en el pasado. Pero este interés ha restado importancia al papelde la interconexión mente-cuerpo a la hora de proporcionar autonomía internaen cada uno de los niveles. El aspecto más destacable de la interconexión men-te-cuerpo no es su capacidad para permitir la comunicación entre la mentey el cuerpo sino, más bien, su función de filtro que limita la cantidad y tiposde comunicación. Cuando la interconexión mente-cerebro no logra ejercer sufunción de filtro o membrana, surgen los patrones primarios mente-cuerpode formación de síntomas.

Clase I: Patrones Neuroconductuales: el exceso de comunicación o lacomunicación inusual del nivel fisiológico al psicológico, o la pérdida decomunicación normal, altera el funcionamiento psicológico (ataques de ira

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secundarios a tumor en el sistema límbico, pérdida de capacidad de juicio socialderivada de lesión del lóbulo frontal…). Aparecen los típicos patrones de pro-blemas familiares ante la demencia, trastornos graves del aprendizaje, ataquesepilépticos u otros trastornos neurológicos (daño cerebral secundario a enferme-dad neurológica o alteraciones en el desarrollo) que pueden alterar la conductade un miembro de la familia de manera que parece un «mal comportamiento»voluntario. Lo que sucede es que posee un sistema nervioso central estructural-mente distinto al de los demás miembros de la familia. Cuando no se ha recono-cido la diferencia estructural, se puede malinterpretar su comportamiento, atri-buyéndole un significado o una motivación erróneos. La respuesta familiar a estemalentendido se puede volver problemática cuando se amplifica hasta convertirseen un síntoma por medio de procesos repetitivos de feedback. Ejemplo: desinhi-bición e impulsividad secundarias a demencia crónica con déficits cognitivos.Tratamiento: psicoeducación para redefinir el significado de la conducta en elcontexto de la alteración neurológica. El éxito del modelo psicoeducativo de tera-pia familiar para el tratamiento de la esquizofrenia representa un cambio desdelos esfuerzos del pasado por formular la psicosis como un fenómeno interno anivel social (familiar) a la formulación de la psicosis como un patrón neurocon-ductual de niveles múltiples donde la alteración cerebral impone una forma par-ticular de organización de la conducta familiar que la rodea.

Clase II: Patrones Psicofisiológicos: existe una comunicación inusual oexcesiva del nivel psicológico al fisiológico. Las fluctuaciones de los fenómenosmentales producen una fluctuación excesiva en el funcionamiento de un sistemafisiológico (exceso de contracciones de la musculatura lisa bronquiolar en elasma, secreciones gástricas ácidas en la úlcera duodenal), o un tipo inapropiadode comunicación (ataques epilépticos inducidos por estrés). Cuando un miembroconcreto de la familia percibe transacciones conductuales específicas entre losmiembros de la familia, el resultado es el estado de alerta del sistema límbico y laactivación crónica del sistema nervioso autónomo o el sistema neuroendocrino,produciendo síntomas específicos. Ejemplo: espasmos musculares, trastornosgastrointestinales… atribuidos a estrés psicológico en dinámica familiar conflic-tiva no verbalizada. Tratamiento: «la mente preocupada habla demasiado con elcuerpo y es necesario bloquear la comunicación entre ambos». Se trabaja laexpresión de las emociones contenidas. La mayoría de los trastornos médicos quepresentan un patrón paroxístico de síntomas (epilepsia, angina de pecho, migra-ña, úlcera péptica, asma…) puede seguir este patrón que describe aspectos dealgunos trastornos psiquiátricos como la depresión, el insomnio y los trastornosde ansiedad.

Tanto la medicina psicosomática como la terapia familiar han aceptado que unavulnerabilidad fisiológica específica en una persona determina, en muchos casos,

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la forma y el ritmo de la enfermedad psicosomática ante acontecimientos vitalesestresantes (tratamiento de las familias psicosomáticas de Minuchin). Pero, has-ta ahora, la terapia familiar ha ignorado el componente fisiológico como área deintervención, centrándose casi exclusivamente en el cambio de los otros dos com-ponentes (la estructura de la familia psicosomática y la implicación del niño en elconflicto parental) a la hora de diseñar los tratamientos familiares. El beneficio dediseñar el tratamiento en torno al marco psicofisiológico, cuando sea posible, esque se justifican tanto el tratamiento psicológico como el somático, a la par quese respeta la autoestima familiar responsabilizando a un proceso mórbido del pro-blema. El tratamiento medicamentoso de un paciente individual y las intervencio-nes para modificar el sistema familiar del paciente se pueden integrar fácilmentecuando se utilizan metáforas psicofisiológicas para definir el síntoma.

Clase III: Patrones Autónomos: el clínico percibe un patrón de síntomas aniveles múltiples que no encaja a la luz de las pruebas. Si no se tiene toda lainformación disponible o si se ignora selectivamente información disponible, elclínico ve acontecimientos fisiológicos y psicológicos como elementos en interac-ción cuando, en realidad, unos y otros quedan mejor descritos por patrones desíntomas generalmente internos no relacionados entre sí. La interconexiónmente-cuerpo como frontera funciona con normalidad. En un miembro de lafamilia pueden estar presentes, sin guardar relación, un trastorno fisiológico quese manifiesta con síntomas fisiológicos y una disfunción familiar que se manifies-ta con síntomas psicológicos. Ni los unos ni los otros se mantienen por medio deun patrón de interacción de niveles múltiples entre los dos procesos. Ejemplo:coexistencia de síntomas neurológicos secundarios a esclerosis múltiple y de sín-tomas afectivos independientes de la exacerbación de la enfermedad neurológica,relacionados con un proceso de duelo por las pérdidas derivadas de la misma:trabajo, relaciones, autonomía… Tratamiento: psicoterapia del duelo, psicote-rapia individual de apoyo, terapia de pareja…

B. Patrones Secundarios

Teoría del Aprendizaje. Derivados del concepto de mente como sistemacibernético que puede alterar su patrón de responsividad tras la perturbaciónreiterada por parte de un estímulo de su entorno.

Como criatura cibernética, el ser humano reorganiza activamente su conducta enrespuesta a una perturbación del entorno. Los síntomas mente-cuerpo primariosproducen una deformación conductual en la familia, de ahí que no puedan durarmucho como acontecimientos aislados en la vida del paciente y la familia sin quese disparen también patrones secundarios de conducta sintomática. Además, losindividuos o las familias pueden a veces presentar inicialmente patrones secunda-

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rios cuando la presencia de síntomas primarios es solo hipotética; el síntoma per-turbador es entonces un acontecimiento cognitivo e interno.

Clase IV: Patrones de Síntomas Capturados: la familia ha reorganizado suconducta en torno a un síntoma anterior (cualquier síntoma médico o psi-quiátrico puede ejercer esta función). Un síntoma físico surge de un proceso mór-bido afectando a un órgano del cuerpo. La aparición de conducta sintomáticaaltera el sistema familiar y/o social del paciente, precipitando una respuesta deéstos a la conducta sintomática (intento de resolver el desequilibrio). Si, a su vez,esta respuesta afecta al paciente de manera que éste responde con más con-ducta sintomática, la conducta sintomática puede perdurar en una secuen-cia recurrente incluso después de haber sanado el órgano del cuerpo, debidoal apareamiento entre el paciente y su sistema familiar y/o social (se super-pone más sintomatología sobre la anterior). La conducta sintomática ha quedado«atrapada» por la interacción sistémica. Ejemplo: la sintomatología gastroente-ral secundaria a una infección vírica en un hijo provoca la reunificación de unmatrimonio divorciado, aunque solo sea para discrepar sobre el origen de laenfermedad, y la desestabilización de sus respectivas nuevas familias reconstitui-das. Su focalización en el hijo les aparta de su confrontación mutua, lo que supo-ne un considerable alivio de la tensión previa. Los signos no verbales de aliviomantienen la conducta sintomática del hijo. Tratamiento: terapia conductualindividual (rol aprendido de enfermo), terapia familiar estructural (favorecer laevolución de las familias reconstituidas y proporcionar un hogar estable). Estospatrones son particularmente frecuentes en los trastornos que no cuentan con unmétodo sencillo para documentar la condición fisiológica del órgano corporal(dolor crónico, esclerosis múltiple, depresión mayor…). Resultan engañosospara los clínicos porque el sentido común sugiere que cualquier tratamiento queresultase apropiado inicialmente debe mantenerse hasta que el síntoma remita.Pero, cuando un síntoma capturado se convierte en la conducta relevante quemantiene el síntoma, el tratamiento de la enfermedad original se vuelve irrelevan-te y puede, en realidad, intensificar la conducta sintomática.

Clase V: Patrones Desviados: un sistema familiar se encuentra estable perosufre de estrés crónico por la presencia de un miembro con una enfermedadfísica o mental (alguien padece una enfermedad crónica que centra la atención dela familia, sea de apoyo u hostilidad). Si otros problemas estresan al sistemafamiliar, la explicación que da la familia al nivel añadido de tensión conti-núa focalizándose sobre las necesidades del enfermo crónico. En consecuen-cia, o bien se incrementa la culpabilización del enfermo por el malestar familiaro bien se invierte más energía en su cuidado. Esta desviación de la atención de lasáreas problemáticas disminuye el nivel de tensión en la familia como totalidad (esuna solución adaptativa a la inestabilidad del sistema pero superpone un nuevo

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patrón sintomático sobre el original). Si el clínico ayuda a resolver los nuevos pro-blemas, el enfermo crónico deja de ser «el problema». Ejemplo: historia de mal-tratos y separaciones en una familia con un hijo retrasado mental estable que sufrecrisis motoras. Tratamiento: intervenciones sociales (programa en Hospital deDía, sacando al hijo estresante del sistema) y familiares (relaciones y funciones).Estos patrones han recibido mucha atención de los terapeutas familiares estruc-turales que trabajan con pacientes pediátricos psicosomáticos, pero es cada vezmás frecuente el tratamiento de personas mayores o con demencia desde surepentina aparición en los servicios de urgencia con descompensaciones agudas.Con frecuencia se comprueba que nada ha cambiado en el estado mental delpaciente identificado; más bien, alguna otra parte del sistema familiar se desequi-libra y la familia intensifica su atención sobre el miembro enfermo.

C. Patrones Terciarios

Como los Secundarios, se enmarcan en la Teoría del Aprendizaje y derivan delconcepto de mente como sistema cibernético.Los seres humanos pueden «aprender a aprender» (deuteroaprendizaje de Bate-son). Con el paso del tiempo, una persona que ha participado en un patrón desíntomas capturados o desviados puede aprender a presentar la conducta sin-tomática voluntariamente como comunicación social. Puede incluso apren-der, como un paso más, a generar «síntomas» como una clase general de con-ductas (en oposición a síntoma específico) útiles para regular su mundo inter-personal. Debido a la formación de alianzas y coaliciones en las familias, unafamilia con un miembro que ha aprendido creativamente a utilizar síntomas médi-cos múltiples, tanto antiguos y conocidos como nuevos, puede empezar a funcio-nar como un sistema que utiliza el proceso de «generación de síntomas» comomecanismo para preservar su estabilidad. A nivel familiar, estos patrones deimitación constituyen el análogo sistémico del deuteroaprendizaje individual.

Clase VI: Patrones de Imitación: aparecen frecuentemente cuando una fami-lia contiene un miembro con Trastorno Facticio o Somatomorfo (Trastorno porSomatización, Síndrome de Munchausen…). El diagnóstico fiable requiere laverificación de un funcionamiento fisiológico normal en el curso de la producciónde los síntomas, lo que resulta una tarea difícil. A pesar de no haber ningunaalteración fisiológica corporal, un miembro de la familia produce un sínto-ma tal y como lo imagina, al haberlo observado en otra persona que sirve demodelo, o después de haberlo experimentado por haber estado enfermo enuna ocasión anterior. La conducta sintomática se mantiene cuando el sistemafamiliar y social perturbados por el síntoma responden de forma que provocan larepetición de la conducta sintomática en un proceso recurrente. Ejemplo: histo-ria de somatizaciones múltiples sin hallazgos significativos en paciente con fami-

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lia multiproblemática, hiperresponsable, que no verbaliza sus necesidades. Pro-duce síntomas al menor desequilibrio para procurarse cuidados médicos antes deverse seriamente dañada por las tensiones familiares y para poder seguir prote-giendo a su familia, hasta requerir una hospitalización que obliga a otros miem-bros de la familia a asumir la responsabilidad, devolviendo la estabilidad al siste-ma. Tratamiento: terapia familiar (desvelar el significado del síntoma y rees-tructurar los patrones de conductas interpersonales). Las intervenciones sistémi-cas pueden minimizar con éxito la frecuencia de los síntomas cambiando los con-textos relacionales que repetidamente disparan la producción de síntomas, aun-que cambiar la responsividad del paciente individual (deuteroaprendizaje) pormedio de la modificación conductual es bastante difícil.

Los tipos de patrones mente-cuerpo que describen la estabilidad de un síntomaespecífico cambian con el tiempo. Nuevos patrones se superponen sobre los anti-guos, resultando a veces que ambos describen conjuntamente los procesos quemantienen el síntoma. Se necesitan medidas para identificar y alterar los contex-tos relacionales más complejos que precipitan la generación de síntomas a fin deinterferir el patrón terciario. El cambio de los patrones de síntomas con el tiem-po puede hacer necesario un cambio en el foco del tratamiento según que los sín-tomas sean nuevos o viejos. Las intervenciones exitosas que acaben con la contri-bución de un patrón secundario o terciario de mantenimiento de síntomas sólopuede desvelar un patrón diferente que también ha estado contribuyendo activa-mente a los síntomas de manera menos obvia.

En un trabajo posterior sobre «Enfoques cibernéticos de los problemasfamiliares con síntomas somáticos en uno de los miembros», J.L. Griffith,M. Elliot Griffith y L.S. Slovik (1990) consideran que la realidad del problema esmoldeada lingüísticamente por quienes interactúan en torno al mismo,incluyendo al terapeuta y al equipo de observación. La historia del problema esuna realidad co-construida, que contribuye inadvertidamente a su mantenimien-to, estrechando la gama posible de soluciones más efectivas. El terapeuta recogede cada persona, en el lenguaje de ésta, su historia de la enfermedad en la fami-lia, facilitando una conversación terapéutica que proporcione un contextopara que se establezcan nuevos juicios, incluyendo la forma en que la mente yel cuerpo pueden interactuar para generar los síntomas. Tiene que descubrir ellenguaje mente-cuerpo que ha caracterizado las conversaciones sobre el síntomaentre los implicados en el problema, dando con la forma de introducirse en estaconversación como participante, para convertirse después en su facilitador. Debeofrecer una variedad de nuevas ideas y juicios para ver cuáles suscitan más inte-rés entre los participantes. Algunas de ellas conllevarán un nuevo lenguaje sobrelos juicios mente-cuerpo. Se derivarán cambios en las creencias y conductas,pudiendo surgir entonces soluciones más innovadoras.

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Las innovaciones pueden incluir cambios, no sólo en la conducta familiar, sinoademás en la conducta instrumental de los profesionales sanitarios. Este enfoque,a diferencia del anterior, que se basaba en patrones ecosistémicos para el diag-nóstico sistémico ubicados fuera del propio diálogo terapéutico (Cibernética dePrimer Orden), utiliza únicamente descripciones y explicaciones del problema talcomo se construyen, por medio de la colaboración, en esta conversación tera-péutica (Cibernética de Segundo Orden). En esta nueva situación, la informaciónrelevante para llevar a cabo la terapia es la descripción de la historia que hacecada persona, un entendimiento de cómo cada uno de los implicados en el pro-blema ve su origen, mantenimiento y posible solución. El cambio en las percep-ciones habituales puede facilitar la aparición de nuevas soluciones creativas, deahí que el interés se centre en el cambio creativo de las creencias de los implica-dos con respecto a la forma en que se hacen juicios mente-cuerpo y a la forma deinteracción mente-cuerpo en la producción de los síntomas. En la medida en queel terapeuta delega poder, los pacientes pueden asumir un nuevo compromiso yun nuevo nivel de responsabilidad en la confección de una terapia que se ajustea su identidad familiar.

Desde este segundo enfoque, los problemas mente-cuerpo en terapia familiarganan viabilidad cuando las creencias de las personas vinculadas en torno al pro-blema logran engendrar una conversación estable que conduce secundariamentea conductas y estructuras sociales que dan apoyo a la conducta sintomática. Aun-que el síntoma que se presenta sea corporal, el problema existe en el lenguaje,en la red de significados creados por las personas implicadas en el diálogosobre el problema. Cuando el problema se resuelve, lo hace en el lenguaje. En elproceso terapéutico, quienes han participado en el sistema organizador del pro-blema descubren nuevos significados y nuevas creencias que se reflejan en las his-torias que se cuentan a sí mismos y que cuentan a los demás sobre el problema.Estas creencias pueden incluir nuevas explicaciones de las relaciones entre losacontecimientos mentales y los procesos somáticos del miembro familiar sinto-mático. Aparecen nuevas percepciones sobre el significado del síntoma, el enten-dimiento de las relaciones entre el síntoma y los acontecimientos vitales, y los sig-nificados de cada relación dentro de la familia..., surgen nuevas conductas, cambiala estructura social del sistema implicado con el problema y se deriva la resoluciónde la conducta sintomática.

En un enfoque cibernético de primer orden, el terapeuta intenta analizar el sín-toma mente-cuerpo en términos de patrones de generación de síntomas que sonestables dentro de cada nivel y a través de los distintos niveles de una jerar-quía biológica. En un enfoque cibernético de segundo orden, el trabajo del tera-peuta consiste en favorecer el diálogo. Se trata de ampliar y verbalizar lo inexpre-sado: el desarrollo, por medio del diálogo, de nuevos temas y narrativas, y la

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creación de nuevas historias. Esta posibilidad de cambio se encuentra en lacapacidad que tenemos de «estar en el lenguaje» recíprocamente y, desde allí,desarrollar continuamente nuevos temas, nuevas narrativas y nuevas historias. Laposición epistemológica escogida para co-crear un dominio conversacional deter-mina la gama de observaciones posibles desde ese lugar y conlleva una experien-cia asociada de proximidad o distancia emocional con el cliente. Una posiciónque utilice descripciones heterónomas permite realizar con mayor efectividad jui-cios para describir la conducta como regulada por contingencias ambientales. Elcomportamiento del sistema se considera inmerso en un contexto desde el cual sedescriben las conductas en términos de sus interacciones con el entorno, porta-doras de funciones dentro del mismo, lo cual permite predecir e intentar contro-lar el comportamiento del sistema dentro de dicho contexto. El modo de interac-ción del observador con el sistema observado es instructivo y los resultados insa-tisfactorios se consideran errores. El enfoque cibernético de primer orden, quebusca patrones cibernéticos que expliquen la conducta sintomática dentro decada nivel y entre los niveles de un sistema, se basa primariamente en una des-cripción heterónoma. Aplicado a los problemas mente-cuerpo, estos patronesdescriben relaciones funcionales entre la conducta familiar y los procesos somá-ticos del miembro sintomático. Por otro lado, una posición que se incline por des-cripciones autónomas, desde la cual el comportamiento del sistema se describecomo un producto de las interacciones entre sus componentes, considera las con-ductas como el resultado de la estructura interna del sistema que opera única-mente para mantener la organización del mismo. Estas observaciones nos permi-ten comprender su identidad específica. El modo de interacción del observadorcon el sistema observado es conversacional y los resultados insatisfactorios seconsideran como fracturas en el entendimiento. El «acto del lenguaje» es unbaile de conductas verbales y no verbales entre los participantes; el estilo del bai-le dictado por el flujo coordinado de emociones constituye el «acto de la emo-ción» entre los participantes. El acto de la emoción entre el terapeuta y la familiaselecciona el dominio de acciones en el que el acto del lenguaje es operativo parasu relación terapéutica. Las descripciones heterónomas y autónomas tienen pro-nósticos diferentes para la terapia que surge de cada una de ellas. La descripciónheterónoma surge cuando la emoción principal del terapeuta (en el sentido deMaturana, emoción como disposición corporal dinámica a la acción) se diri-ge a la construcción de una explicación del problema clínico que satisfaga a unacomunidad de «observadores normativos», la cual no incluye al paciente, y pue-de incluir al co-terapeuta, al equipo detrás del espejo, al gremio profesional delterapeuta o a la comunidad científica más amplia. El vocabulario en la formula-ción de las preguntas por parte del terapeuta, su tono de voz, su postura y otrasconductas en busca de información, así como su diálogo interno, buscan satisfa-cer a esta comunidad de observadores. Para el éxito de la terapia, es necesarioque el paciente acepte la explicación, por tanto el terapeuta encontrará la mane-

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ra de hacer que el paciente se someta a dicha explicación por medio de educa-ción, persuasión o coaccción. El terapeuta trabaja desde una posición «distante»con respecto a la familia. La descripción autónoma surge cuando el terapeuta ayu-da a la construcción de una explicación del problema clínico que satisfaga a unacomunidad observadora que incluye al paciente. Requiere una emoción primariadiferente. Selecciona un dominio de acciones que encajan en un proceso de len-guaje donde todas las partes aportan ideas hasta que se encuentra una explicaciónsatisfactoria para todos. El terapeuta se siente «emocionalmente próximo» a lafamilia. El trabajo terapéutico desde una orientación cibernética de segundoorden requiere un alto grado de tolerancia de la incertidumbre. La precisión conque conocemos los mecanismos de generación de los síntomas puede variarinversamente a la precisión con que conocemos la identidad de aquellos a quie-nes observamos.

F. Menéndez Osorio (2002), en un trabajo sobre Paidopsiquiatría de Enlace, hablade la significación del síntoma corporal y los trastornos de expresiónsomática en lo psíquico infantil desde un enfoque psicodinámico, enlazando tam-bién la alteración somática con el contexto psicosocial del paciente. Señala cómolas vivencias y expresiones del sufrimiento y de su realidad son particulares y espe-cíficas, y vienen condicionadas por la historia familiar y personal de cada niño. «Elser humano, y el niño como tal, no se agotan en el cuerpo como algo exclusiva-mente reducido a su cuerpo-máquina, sino que nos remite a una interrelación einterconexión de fenómenos biopsicosociales. Desde esta óptica, debemos teneren cuenta la expresión del cuerpo, el síntoma, el dolor, el malestar, etc., lo inse-parable de los fenómenos neurobioquímicos, genéticos…, y de lo que constituyeel orden simbólico y lo subjetivo en tanto ser social, entronizado en la cultura y ellenguaje.

(…) Dar, por tanto, cuenta del orden simbólico en tanto ser de lenguaje, parteconstitutiva de lo que suponen los fenómenos mentales y la conducta. La inter-consulta (…) nos remite a las distintas formas de expresión de la psicopatologíainfantil (…). Existe una mayor incidencia de las demandas como expresión somá-tica (…) y, por lo tanto, el cuerpo como expresión y lugar de registro del tras-torno. El cuerpo se convierte así en un lugar para «leer» la significación de unmalestar, no reduciendo el órgano a mero organismo, sino a ese lugar «privile-giado» de expresión de sufrimiento, un conflicto, etc. El «no tiene nada», «sonnervios», «es algo funcional»…, donde lo objetivo, visible, cuantificable o medi-ble no nos muestra alteraciones, no significa que no tenga «algo». Ese tener«algo» remite al significante en juego como única y posible forma de expresar elsufrimiento, dolor, malestar o lo insoportable de una situación. Es desde esta sig-nificación como adquiere todo su valor (intrínseco y de intercambios) el síntomapsíquico, máxime en el niño donde, su queja, su dolor, su malestar adquiere en el

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cuerpo una dimensión privilegiada. Cuerpo que tiene un sentido para quien lequiere, le cuida, le protege, le privilegia, le da valor…, a veces es ese malestar, susíntoma, lo único que un niño puede ofrecer en el mercado de los intercambiosafectivos y en la bolsa de valores del tener algo para quien le quiere. Además dela realidad neurobioquímica y material del síntoma, éste tiene en el niño, al igualque en todo acto humano, una dimensión de intercambios y de mensaje dirigidoal adulto que le quiere y le pertenece. Es un signo que se interpreta desde el quele observa y lo recibe. Es desde el otro, privilegiado por el niño (padres, etc.),quien sobredimensiona, sobrecarga… o no tiene en cuenta y no se entera…, enuna palabra, quien resignifica en el niño su síntoma. Tener algo es lo que va a sig-nificar para quien me quiere y para quien soy alguien. Esto no supone que no hayao se niegue lo objetivo del existir del síntoma sino que, por el contrario, lo abri-mos a una dimensión más amplia que el mero quedarnos en lo aparente y en elreduccionismo de lo explícito. De esta forma podrá devolverse al niño, y trabajarcon él, lo que su síntoma supone y representa para su curación».

J.L. Griffith y M. Elliot Griffith (1997) afirman que «las tradiciones dominantes dela psiquiatría y la psicología occidental han considerado los síntomas somati-zados como expresiones superficiales de conflictos intrapsíquicos más profundos(enfoque psicoanalítico) o como un estilo conductual que un individuo ha apren-dido (enfoque conductista). En ambos casos, el paciente individual ha sido el cen-tro de estudio. Pero la atribución de un problema a algún aspecto duradero deuna persona e ignorando su contexto social ha conducido consistentemente a laestigmatización de la persona.». Ante una somatización, los clínicos asumen queno poseen la capacidad para ayudar al paciente a menos que éste reconozca queel problema es verdaderamente psicológico en su origen y demuestre que deseacambiar, adoptando así el papel de juez sociomoral que decide si el paciente o lafamilia es resistente, obtiene beneficio secundario, se ve reforzado por el hechode permanecer en el papel de enfermo o necesita estar enfermo. En distintas cul-turas, las expresiones corporales y verbales de aflicción ocurren simultáneamen-te, no una en lugar de la otra, pero cuando los factores sociales inhiben la expre-sión verbal, sólo quedan visibles las expresiones corporales. De ahí el sentido dela búsqueda de los factores sociales, a menudo ocultos, que prohíben activamen-te hablar. No se puede comprender la aflicción de un paciente sin escuchar y com-prender primero esas historias silenciadas. Hay que confrontar, por tanto, las rela-ciones de poder que rigen quién puede hablar, quién puede ser escuchado y quiénserá tomado seriamente dentro del discurso local en el que se comunica elpaciente. Estos autores suponen que «un síntoma corporal es una expresión deaflicción cuando aparece en ausencia de una enfermedad definible fisiológica-mente o cuando es más intensa de lo que la evidencia de la enfermedad indica-ría», y que «un síntoma somatizado significa que el paciente está atado a un dile-ma inexpresable para el cual el tipo de conversación necesaria para su resoluciónno puede ocurrir».

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Un dilema inexpresable es una comunicación social de doble vínculo en lacual:

1. El paciente se ve forzado a elegir entre dos o más alternativas, cada una de lascuales es punitiva;

2. El dilema no puede ser reconocido o discutido mediante el tipo de conversa-ción que podría conducir a su resolución debido a una amenaza explícita de daño(como en el caso de abusos u opresión política) o bien a emociones intolerables(como vergüenza, tristeza, furia o miedo extremos) que se desencadenarían si sereconociese el dilema; y

3. El paciente intenta escapar al dilema silenciando o disfrazando sus expresionescorporales de aflicción.

En la terapia, los pacientes y familiares que se sienten estigmatizados, suelen mos-trarse desconfiados, entablar peleas rápidamente y avergonzarse con facilidad. Latarea principal del terapeuta consiste en construir un tipo de relación y conversa-ción que, organizadas hacia la justicia y la colaboración, permitan hablar libre-mente de la experiencia personal con la expectativa de ser escuchado y tomadocon seriedad. Ello previene el aislamiento, entrampamiento y silenciamiento delos dilemas inexpresables, de los que puede hablarse abiertamente sin temor derecibir o hacer daño. Estos pasos hacia la justicia en una terapia de la somatiza-ción son también los pasos hacia la remisión de los síntomas, guiados por elsiguiente cuerpo de prácticas terapéuticas:

1. El clínico debe estar atento a lo que aún no ha sido expresado en el discurso:captar los signos corporales de camuflaje (desvío de la mirada, músculos tensos,rostro inexpresivo, voz sin expresión, sonrisa estereotipada...), y averiguar loscambios que permitirán liberar el cuerpo y la voz.

2. Crear el tipo de conversación que permita al paciente mostrar competencianarrativa:

- Utilizar el lenguaje del paciente (y no el lenguaje técnico profesional) en el diálogo terapéutico;

- Mantener este mismo dominio conversacional desarrollado en la sala de terapia también en las conversaciones con los colegas y con uno mismo;

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- No segregar información en las historias médicas, conversaciones con colegas... etc., permitiendo que el paciente y su familia colaborenen la elaboración de las notas, cartas,... etc.

3. Crear un tipo de relación terapéutica que proteja un espacio en el discurso parael paciente:

- Que sea colaborativa, no jerárquica o igualitaria, favoreciendo quecada cual contribuya con su perspectiva;

- Que estimule la reflexión, esto es, una posición de escucha en equi-po de conversaciones espontáneas, donde todos tengan la oportunidadde responder sin la obligación de hacerlo, donde nadie pueda dominarel proceso, donde se pueda especular libremente cara-a-cara y sin queello suponga confrontación, y donde se puedan corregir libremente lasespeculaciones;

- Que se ajuste a los signos corporales de movilización o ansiedad (respiración rápida y superficial, músculos tensos, postura corporal rígida, voz forzada...), permitiendo modificar el ritmo de la entrevista ocontinuarla en otro momento. Los pacientes y familiares participan enla conversación en la medida en que les sea posible mantener un climaemocional que les conduzca a hablar, escuchar y reflexionar.

4. Seleccionar acciones terapéuticas que fomenten el trabajo personal:

- Descartar el lenguaje y las prácticas sociales que inhabilitan al paciente (no inducirles a aceptar pasivamente las directrices del profe-sional);

- Colaborar en reconstruir el sí mismo y reinterpretar la experienciapersonal.

Se trata, en definitiva, de trabajar desde el interior de la experiencia delpaciente y su familia, tal como ellos la conocen y la describen, lo queaumenta enormemente las posibilidades de cambio terapéutico.

3. Terapia mente-cuerpo

Siguiendo a S. Ugalde (2001), destacamos la figura de Wilhelm Reich, a quien seconsidera el fundador de las terapias psicocorporales. En sus primeros tratados

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de «Vegetoterapia», donde publica la experiencia de sus trabajos desde 1928 a1934, se ocupa de «la movilización de las emociones a través de la respiración yel uso de distintas técnicas corporales, a fin de activar los principales centrosvegetativos pertenecientes al sistema nervioso autónomo del individuo». Su apor-tación esencial consiste en considerar que el trabajo con el cuerpo es un ele-mento fundamental de la terapia y, en su análisis del inconsciente, observacómo cuando el paciente contacta con alguna emoción, surge también unaexpresión corporal que la acompaña y que debe ser examinada. Su técnicaterapéutica suministra un contacto directo con el cuerpo para aflojar las ten-siones corporales. Trabajaba con varios sistemas de tensiones musculares invo-luntarias buscando la distensión acompañada de emociones como ira, tristeza,angustia o dolor, imágenes y recuerdos. De esta forma, descubre que la rigidezmuscular involuntaria (contracturas, tensiones...) contiene una serie de emocio-nes encerradas. Propone el concepto de coraza o armadura caracteriológicaque encubre el pasado y el caos psíquico de la vida del individuo. La coraza mus-cular es una armadura neurótica contra tales sensaciones y experiencias. Los neu-róticos construyen una versión distorsionada de la realidad, y usan corazas paraprotegerse de la ansiedad y frenar sus manifestaciones emocionales. De esta for-ma se bloquea el flujo de energía, la coraza psíquica y corporal va atrapando elflujo de energía corporal, que queda encerrada en ciertas zonas, las cuales sevuelven rígidas o insensibles. Cada área bloqueada contiene emociones reprimi-das y es relevante para el entendimiento de la naturaleza y estructura del caráctery su vinculación funcional con la actividad corporal. La coraza es una forma deprotegerse contra el displacer que, a su vez, conlleva una pérdida de la capacidadpara sentir placer, pues suprime manifestaciones autorreguladoras disminuyendola energía y vitalidad. El individuo la construye involuntaria e inconscientementemediante hábitos y actitudes originados por una determinada disposición delcuerpo-psique (lo psíquico y lo somático son dos procesos en mutua interac-ción) y, como no conoce la existencia sin ella, la percibe como sana y natural.Todos los individuos poseen corazas caracteriológicas y corporales, más o menosrígidas, construidas a lo largo de su vida para contener impulsos y emociones, portemor al castigo, por censura impuesta desde el medio sociofamiliar... Existe unarelación entre la rigidez predominante en el medio sociofamiliar y la necesidad deformar defensas somáticas y psicológicas. La terapia consiste en descubrir y eli-minar las resistencias procediendo desde las defensas del yo que actúan contralos impulsos inconscientes. Al ir relajando la musculatura, surge la emociónaprisionada, compuesta de energía contenida durante largo tiempo, que se expre-sa libremente poniendo al servicio del individuo más energía para la realizaciónde sus actividades cotidianas.

Freud y los psicoanalistas tuvieron en cuenta la importancia del grupo familiar ylos primeros contactos sobre el desarrollo, así como la influencia de los fenóme-

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nos psíquicos colectivos sobre la conducta humana, enfatizando el pasado indivi-dual como el factor explicativo más importante del comportamiento. No obstante,el hombre es un animal gregario que pasa toda su vida en relación con otros seresy con su entorno, perteneciendo a grupos. En los grupos, surgen conductas nue-vas, que no emanan del pasado individual, sino que son una función de la estruc-tura y la dinámica grupal del momento. El grupo funciona como una unidad (sis-tema, gestalt) con una tarea y objetivo común al que contribuyen todas las apor-taciones individuales de sus miembros. Muchos autores (Bion, Foulkes, Slavson,Bales, Moreno, Lewin…) han considerado el grupo como el contexto natural idó-neo para analizar y modificar la conducta de los individuos (seres sociales), yaque todas las conductas se crean, aprenden y mantienen en situaciones de rela-ción. Cualquier intervención sobre los individuos resultará más completa y eficazsi se lleva a cabo en el contexto natural donde se desenvuelven sus actividades (elgrupo), el cual permite observar de primera mano cómo aparecen y se desarro-llan las conductas y los conflictos en el intercambio personal. Por otro lado, losresultados obtenidos con un tratamiento grupal son más fácilmente transferiblesa la vida real del sujeto, debido a la mayor afinidad entre ambos contextos. JacobLevy Moreno, padre de la Psicoterapia de Grupo, el Psicodrama, el Role-Playingy la Sociometría, fue el pionero de este planteamiento (en 1931 acuña el térmi-no psicoterapia de grupo a partir de sus experiencias e investigaciones grupalesdesde 1908). Otras figuras destacadas en la Era de los Grupos fueron Kurt Lewinque, en 1946, introduce el término Dinámica de Grupos desde sus estudios de laconducta humana en grupos de tarea; Rice y Bion, por sus experiencias con elGrupo de Estudio (Group-Analysis) en el Tavistock Institute of Human Rela-tions (1945); Carl Rogers, por el desarrollo de los Grupos de Encuentro (1947);y Fritz Perls, padre de la Psicoterapia Gestalt (1963). Si Freud fue responsablede la primera revolución en la historia de la psiquiatría, introduciendo un méto-do (el Psicoanálisis) que permitió el tratamiento de los sujetos con métodos dife-rentes de los estrictamente biomédicos, Moreno introdujo dos nuevas revolucio-nes: la revolución del grupo contra el individuo y la revolución de la accióncontra la palabra. Freud estructuraba la cura en torno a la palabra, el diván y lalibre asociación de pensamientos, a partir del pasado revivido y el cuerpo exten-dido e inmóvil en el diván, bajo la mirada del analista. Desde los planteamientosmorenianos, los individuos comienzan a ser tratados en grupo y las distintas téc-nicas psicoterapéuticas evolucionan en la línea de implicar progresivamenteal cuerpo y activar la relación. Se pasó del diván al círculo de sillas y, después,al escenario, la alfombra, la piscina… El terapeuta erudito, interpretador y espe-cialista se convierte en un coordinador que ya ha pasado por la experiencia gru-pal y la facilita para los demás. Importa más el «cómo» y el «cuándo» que el «porqué», cobrando el proceso tanta importancia como el contenido. «Lo no dicho»se pondera tanto como «lo dicho», y hay que indagar en la comunicación verbal

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y no verbal para favorecer la integración de los individuos en los grupos a que per-tenecen y su funcionamiento eficaz (M.S. Filgueira Bouza, 1992).

Siguiendo a P. Población (1997), la formulación de «la necesidad de entender alhombre en relación y no limitarse a lo intrapsíquico», y la afirmación de «la uti-lidad de sumar el uso de la acción al de la palabra en la práctica de la psicotera-pia» hacen de Moreno «un claro adelantado de las corrientes sistémicas y cons-tructivistas». Actualmente, «no se concibe una psicoterapia que no tenga en cuen-ta el factor relacional y cada vez son más los terapeutas que introducen las técni-cas de acción en la terapia». El modelo grupal se apoya en una epistemología sis-témica, llevando la terapia a un desarrollo tridimensional, pues exige el espacio yrelaciona nuevos lenguajes. «Un grupo de seres humanos que se dan la cara tie-nen que tener en cuenta los gestos y movimientos de los otros y, desde aquí, esinevitable que se vean compelidos a relacionarse activamente. Se suman losmodos de comunicación digital y analógico; es el encuentro tanto a través de lapalabra como de la acción». El psicodrama, o terapia a través de la acción, con-siste en una narración actuada, donde está presente de modo necesario el cuerpoen acción.

En cualquier forma de psicoterapia están presentes los cuerpos de los participan-tes. Incluso en las terapias verbales, se tienen en cuenta los cuerpos en sus modosde expresión, distribución topológica, aspectos fisiológicos y fantasías que des-pierta su visión. A su vez, en las terapias corporales es imprescindible el uso de lapalabra para complementar la relación. El psicodrama es paradigmático de lasterapias que manejan lo verbal y lo corporal: en él, se suma la acción de loscuerpos y su interacción a todos los modos de estar el cuerpo en las terapias ver-bales.

Al trabajar con el cuerpo en psicoterapia, podemos referirnos a lo que ocu-rre en/con el propio cuerpo y a los cuerpos que se encuentran en el espacio.Ambos aspectos son objeto del trabajo terapéutico. Hablamos del cuerpo ensi-mismado para referirnos al hombre sumido en los fenómenos que tienen lugardentro de los límites de su corporeidad (desde las fantasías hasta las sensacionescenestésicas, pasando por su imagen del esquema corporal, integrando la auto-conciencia). Con la expresión cuerpo mostrado, nos referimos a todos los movi-mientos corporales que se instituyen como vías de comunicación analógica (len-guaje no verbal) ante la mirada de los otros, produciendo efectos sobre la con-ducta. En el grupo activo, la importancia de la comunicación no verbal se multi-plica por constituirse el protagonista en el centro de atención y las miradas detodos. En este tipo de comunicación, incluimos la topología (lugares relativos delos cuerpos en el espacio o mapa relacional) y la proxemia (estudios de terri-torialidad y espacio personal) como objetos de observación y herramientas tera-

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péuticas. El hombre internaliza progresivamente engranajes de conducta o acciónque abarcan todas las áreas de relación del ser humano consigo mismo y con suentorno, desarrollando un aprendizaje de la interacción. La interacción va másallá del cuerpo ensimismado y del cuerpo mostrado, alcanzando una nuevadimensión de la comunicación humana: la del cuerpo compartido en el contac-to corporal. Las experiencias tempranas madre-hijo marcan los modelos indivi-duales de contactar que se manejarán como pauta en las relaciones interpersona-les. Los modos específicos de contacto aparecen como metáfora de los modos deser en el mundo. Contacto y separación constituyen los movimientos básicos dela interacción basados en impulsos (miedo, vínculo sexual, amor, protección,agresión, curiosidad, cooperación, hostilidad, rechazo, prudencia...). El cuerpose encuentra absolutamente comprometido en el trabajo terapéutico, debatiéndo-se en una lucha interna entre el deseo de cambio (desaparición del conflicto) yla resistencia al cambio (esfuerzo, renuncia, dolor). En psicodrama, antes de laacción, el sujeto se siente protegido en su espacio por la fusión con el cuerpo gru-pal (cuerpo sentado); el silencio o la palabra son sus vías de comunicación, y lepermiten conservar su coraza y ser el de siempre. Impulsado a la acción, pene-tra en el espacio escénico, comprometiendo todos los contenidos de su ente biop-sicosocial y del sistema terapéutico con el entorno (cuerpo actuando). El des-equilibrio experimentado produce una crisis que dará paso a una recolocación enun nuevo equilibro más adaptativo, si se consigue el objetivo catártico, entrañan-do nuevas posibilidades de estar con los otros. De vuelta al grupo, recibirá apo-yo por la experiencia vivida; la comprensión y aceptación de los otros le ayudaráa sentirse de nuevo en un mundo de iguales y en la experiencia de lo real, y le per-mitirá elaborar dicha experiencia para trasladarla al contexto social del que esca-pó un rato antes para correr su aventura terapéutica (cuerpo en el comentario).

Las Terapias Psicocorporales tienen el cuerpo como referente de trabajo,denominador común, y en ellas la expresión y la relación terapéutica son aspec-tos fundamentales para el proceso terapéutico (P. Hernández, 2002). Se trabajacon la expresión emocional reflejada en el cuerpo, con el uso de la energía y conla integración de las diferentes partes de la persona para su maduración, a travésde diferentes técnicas. Presentamos seguidamente una relación de estas terapias:

1. Terapia Reichiana - Vegetoterapia (Wilhelm Reich): las tensiones muscu-lares y las expresiones fijas revelan tensiones y rigideces de carácter. Liberando elcuerpo se liberan las emociones y se adquiere flexibilidad.

2. Terapia Junguiana (Carl Gustav Jung): busca un proceso integral de indivi-duación por medio del desarrollo del potencial creativo, ampliando la concienciasobre el mundo interno, los sentimientos y la interrelación entre lo individual y locolectivo.

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3. Terapia Bioenergética (Alexander Lowen): lectura del cuerpo y ejerciciosgimnásticos estructurados, adaptados específicamente a las funciones que hay quetrabajar. Basada en los postulados de W. Reich.

4. Terapia Gestáltica (Fritz Perls): integración de la persona y su entornomediante el contacto con todos los sentidos y el «darse cuenta» del mundo inte-rior, del mundo exterior y de la fantasía.

5. Psicodrama (Jacob Levy Moreno): escenificación de la propia vida para laliberación de los sentimientos y el aprendizaje de la espontaneidad, mediante elentrenamiento de la comunicación verbal y no verbal. Y sus derivaciones: Socio-drama, Role-Playing, Teatro para la Resolución de Problemas, CinematografíaTerapéutica…

6. Expresión corporal: aprendizaje de la expresividad.

7. Artes expresivas (plásticas, gráficas, escénicas…): proyección de la perso-nalidad y aprendizaje de la espontaneidad-creatividad.

8. Música, Psicomúsica, Musicoterapia, Danza, Danzaterapia y Psico-Ballet: entrenamiento del sentido del ritmo, el movimiento y la expresión psico-corporal, desarrollo de la personalidad.

9. Relajación y Respiración (Schultz, Jacobson…): canalización de emocio-nes.

10. Masaje (Bernard Gunther, Rollo May, Charlotte Selver…): reparación de ten-siones.

11. Técnicas Orientales: Meditación (Budismo-Zen, Meditación Transcenden-tal, Meditación Tibetana, Control Mental…); Aikido (autodefensa basada en lafilosofía de utilizar con vitalidad y dinamismo la energía mediante la coordina-ción); Yoga (técnicas respiratorias y corporales para coordinar las fuerzas y des-cubrir el sentido del mundo); Acupuntura, Digitopuntura, Reflexología...

12. Sexología: terapia de la sexualidad.

13. Método Feldenkrais (Moshé Feldenkrais): sistema de educación corporala través del movimiento. Exploración del movimiento, análisis de los hábitos pos-turales, estudio de las interconexiones entre diferentes partes del cuerpo. Educa-ción del sentido del movimiento. Aprendizaje de la sensación y de nuevos esque-mas neuromusculares para el incremento de la flexibilidad por medio de un pro-ceso sensoriomotriz. Mejora del estado físico y mental.

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14. Eutonía o Técnica Alexander (Gerda Alexander): método de reeducaciónpsicofísica que estudia el uso que hacemos de nosotros mismos. Analiza la cone-xión entre el pensamiento y la acción. Se ocupa del funcionamiento físico, emo-cional y mental. Trabaja la coordinación entre el pensamiento y el movimientoaumentando la adaptabilidad del tono muscular. Busca organizar la atención paraaumentar el poder de elección y, por tanto, la capacidad de respuesta con mayorlibertad ante los estímulos cambiantes internos y externos.

15. Rolfing (Ida Rolf): terapia que libera el cuerpo de tensiones musculares cró-nicas alineando la arquitectura corporal con la fuerza de atracción de la Tierra(gravedad). Trabaja con la manipulación del tejido conectivo muscular y la edu-cación del movimiento para aumentar el equilibrio corporal y, por tanto, el bien-estar físico y emocional.

16. Ludoterapia: terapia mediante el juego.

17. Nudoterapia: terapia del desnudo.

18. Inmersión en el agua.

19. Terapia mediante el grito (Roy Hart, Daniel Casriel, Arthur Janov): regre-sión y reviviscencia de situaciones arcaicas, liberación de emociones mediante elgrito…

A los efectos de esta revisión, incluiríamos también los enfoques de Terapia Fami-liar, Psicoanálisis y otras psicoterapias que, sin ser propiamente o priori-tariamente corporales, integren las técnicas activas (con implicación delcuerpo) en su metodología de trabajo.

(www.psicocorporal.com ; M.S. Filgueira Bouza, 1992).

El terapeuta que desee trabajar en esta línea debe tener su propia formación psi-cocorporal en una gama suficiente de técnicas. A continuación, presentamos elPerfil de Formación de Terapeutas Corporales propuesto por el Instituto deTerapia Gestalt de Valencia:

1. El cuerpo del terapeuta.2. La disponibilidad corporal del terapeuta.3. La función terapéutica del ritmo, el baile y la expresión corporal.4. Respiración, relajación y contacto físico en el proceso de corporificación.5. La Bioenergética y otras técnicas corporales: Eutonía, Método Feldenkrais y

Rolfing.

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6. Lo psicosomático.7. El psicodrama corporal.8. La imagen corporal.9. El cuerpo desde el concepto holístico.10. La conciencia corporal transpersonal.

El Terapeuta Corporal debe especializarse en la utilización de diferentes técnicasque se apoyan en los lenguajes somáticos para colaborar con el proceso psicote-rapéutico. Dicha especialización no es solamente el producto del conocimientoteórico de dichas técnicas y sus respectivos encuadres, sino fundamentalmente dela experiencia personal en su propio cuerpo, es decir, en su persona, de las téc-nicas referidas. Es por ello que su formación es fundamentalmente vivencial conuna metodología teórico-práctica (ITG Valencia: Curso de Formación de Tera-peutas Corporales, 2002-2003).

Para finalizar, comentamos algunas experiencias relevantes que abordan el traba-jo con el cuerpo para el tratamiento de la expresión y las relaciones desde distin-tas modalidades de psicoterapia: Terapia Familiar, Terapia de Pareja y Psicodra-ma.

1. Diálogos terapéuticos para problemas mente-cuerpo (J.L Griffith & M.Elliott Griffith, 1996).

En esta obra, los autores revisan y amplían sus planteamientos previos sobre laslimitaciones de los sucesivos modelos de enfoque de los problemas mente-cuer-po a lo largo de la historia de la medicina, las relaciones entre el cuerpo y el len-guaje, los procesos de generación de síntomas, los dilemas inexpresables y elrelato de la enfermedad, para proponer estrategias que permiten transformarlas narrativas personales y el uso terapéutico del lenguaje. Es un libro sobre ellenguaje y el cuerpo que pretende enseñar a usar el poder del lenguaje en el tra-tamiento de pacientes con síntomas somáticos, ya sean de origen clínico,somatoide, psicofisiológico o facticio. En él, se exponen las razones del fracasodel sistema sanitario a la hora de encontrar soluciones eficaces para los proble-mas mente-cuerpo, desde el punto de vista del sufrimiento y la estigmatización delpaciente, así como de los costes sanitarios (cap. 1). Se comentan los escasoslogros alcanzados, señalando los malentendidos básicos respecto del lenguaje, lacomunicación y el cuerpo en la formación profesional (cap. 2). Se propone unrelato diferente sobre la generación de los síntomas, que sitúa el problema encostumbres sociales e individuales ancladas en narrativas de experienciaspersonales (cap. 3). Se describe una terapia que consiste en crear el tipo deconversación y de relación que permita relatar narrativas importantes, basa-da en una serie de habilidades clínicas que se pueden practicar y aprender (cap.

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4). Se ejemplifican formas de aplicación de los principios propuestos (cap. 5),explicando lo que se debe hacer cuando la expresión de la experiencia perso-nal no basta para resolver un síntoma porque las narrativas personales de quedispone el paciente retienen su cuerpo en un vínculo generador de síntomas.Se trata de luchar contra el poder destructivo de estos relatos, bien desafiandodirectamente su autoridad, o reformulando viejas narrativas y creando otras nue-vas, o localizando narrativas diferentes asequibles pero olvidadas que no generensíntomas (caps. 6 y 7). Se explica la manera de formular preguntas útiles en tera-pia y de usar la posición reflexiva para estimular la creación de un nuevo sen-tido (cap. 8). Se ilustra el tratamiento expuesto con casos clínicos, integrando lasdistintas propuestas (cap. 9). Se propone la farmacología etológica, esto es, el usoestratégico de medicamentos para crear posibilidades de conversación y rela-ción, como alternativa a la psicofarmacología tradicional (cap. 10). Por fin, seexponen los modos de aplicación de esta técnica terapéutica en el tratamiento deenfermedades clínicas crónicas (cap. 11).

Para estos autores, la escisión del lenguaje y el silenciamiento del cuerpoconstituyen la base donde crecen los síntomas somáticos. Los síntomassomatoides y la exacerbación de síntomas clínicos relacionada con el estrésvital, encubren la existencia de un dilema no expresado, anclado en narrativascríticas de la vida del paciente, que contribuyen a perpetuarlo. Las personas que-dan atrapadas en dilemas y aisladas cuando no hay un camino visible hacia la solu-ción, ninguna alternativa para escapar del dilema (porque cualquier opción espunible), y no se puede iniciar la clase de conversación necesaria para idear unasolución y resolverlo (por hábitos prescritos, prohibiciones expresas o amenazas,temor, vergüenza...). La somatización es un idioma corporal (lenguaje no ver-bal) que aparece cuando se atenúan las expresiones verbales de emoción.Silenciar la propia voz para proteger una relación vital, suele tener un sentido y selogra fácilmente. Más difícil resulta silenciar las expresiones del cuerpo, aunqueaprendemos a desligar el cuerpo (expresiones faciales, tono de voz, respiración,postura, mirada...) del discurso privado a medida que averiguamos cómo hay quevivir para competir en las sociedades modernas.

La emoción (en el sentido de Maturana) es una disposición dinámica del cuer-po para la acción. Una postura emocional es la configuración general de com-ponentes mentales (desplazamientos del foco de atención, nivel de vigilancia...) yfísicos (alteraciones del ritmo cardíaco, tensión muscular...) del cuerpo que par-ticipan, durante una emoción específica, en la preparación del cuerpo para seguirun determinado camino de acción. Para aprender sobre una postura emocional,hay que formular preguntas que identifiquen el posicionamiento físico del cuerpoy las sensaciones corporales específicas que experimenta el paciente. Las tramasde las narrativas personales y culturales que prescriben camuflar la emoción y

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prohíben el diálogo significativo sin esperar respuesta de quienes nos rodean lle-van a buscar la condición de paciente y el cuidado de los profesionales. Silenciarla expresión corporal en los problemas mente-cuerpo implica mantener sus-pendido el propio cuerpo en determinada postura emocional, preparado parauna acción que nunca llega. Hay que buscar modos específicos en que el pacien-te y su familia puedan actuar conjuntamente para escapar de un dilema generadorde síntomas.

La historia es la experiencia inmediata tal como aparece organizada temporal-mente en el lenguaje. Las personas generan narrativas específicas para guiar susacciones. Algunas personas están vinculadas por dilemas inexpresables gene-radores de síntomas corporales. Ciertas narrativas impiden a los pacientes esca-par de los dilemas; otras narrativas nuevas pueden ayudarles a escapar de ellos.

Pero algunas personas tienen dificultades para componer historias utilizables, porser demasiado rudimentarias sus áreas críticas de vivencia y su experiencia per-sonal, por no disponer de un lenguaje que permita conversar con otros acerca delas vivencia (alexitimia), por establecer vínculos intrínsecamente destructivosentre las narrativas personales y los usos culturales vigentes... Por ej., ciertos tiposde historias vitales personales prohíben compartir con otros la experiencia per-sonal (algunas historias vitales acarrean consecuencias tan destructivas para unomismo o para el otro que no se puede hablar de ellas sin correr riesgos); algunosusos socioculturales prescriben un dilema y prohíben toda conversación sobre él(sistemas políticos represivos, tópicos, estereotipos, prácticas religiosas, secretosfamiliares...).

El silenciamiento de la expresión es tan importante como el dilema en sí. Elfactor desencadenante de un síntoma somatoide no suele ser la intensidad de unaemoción (ira, miedo, vergüenza...) sino el esfuerzo por silenciar su expresión.Desde la perspectiva etológica, se trata de una orden de camuflar la emoción cor-poral. Como no podemos abstraernos de actuar socialmente, cuando nos está pro-hibido hacerlo, presentamos una expresión corporal somatizada que represen-ta la actuación pública de un dilema inexpresable.

La liberación de la expresión por medio de la reconstrucción de las narrativasque mantienen el dilema debería desatar el vínculo y aliviar el síntoma. El trata-miento de un síntoma somatizado debe iniciar una conversación y una relaciónque inviten al paciente y su familia a expresarse personalmente por el relato dehistorias importantes de su experiencia vivida. Tan sólo esto puede producir ungran alivio en los casos en que el silenciamiento de la expresión personal ha sidoel principal obstáculo para resolver un síntoma. Para generar conversaciones quepermitan verbalizar lo «no-dicho», el clínico debe aprender a observar con dete-

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nimiento las complejas interacciones entre los campos de la emoción, el conoci-miento y la expresión en la formación social de problemas mente-cuerpo.

Hay posturas emocionales que abren o cierran las posibilidades de diálogo tera-péutico: 1) Las posturas emocionales de tranquilidad preparan al cuerpo paracuidar de sí mismo o del otro. La persona introvierte su atención hacia sí mismao hacia su resonancia interior con otra persona o su comprensión de ella. Se pres-ta una atención mínima al control del entorno físico, con un bajo nivel de vigilan-cia hacia las amenazas. Se disfruta del contacto del otro; 2) Las posturas emocio-nales de movilización consisten en las diversas configuraciones de preparacióndel cuerpo para la defensa o la rapiña. El organismo se dispone a controlar suentorno. Hay un alto grado de vigilancia frente a la amenaza potencial. La atenciónse extrovierte, se esfuerza por predecir y controlar la conducta de la presa o deladversario. El contacto es atrapante o amenazador.

Las posturas de movilización pueden aprisionar a las personas en dilemas gene-radores de síntomas porque combinan dos procesos independientes y los dosreducen su capacidad y la de sus familiares para resolver problemas: en primerlugar, constituyen un retraimiento reflexivo de todo el organismo respecto de unasituación dolorosa que implica aislar un discurso privado sobre el problema delas conversaciones con otras personas, incluidas las que pueden proporcionarayuda; por otro lado, representan una reconfiguración de procesos cerebralesperceptuales, procesadores de información y conductuales que aumentan al máxi-mo la rapidez y eficiencia de la respuesta, a la vez que reducen al mínimo su cre-atividad y complejidad. Ayudan al que lucha solo pero son un impedimento cuan-do se depende de la cooperación dentro de una relación (por ej:, terapeuta-paciente). Para autoproteger el cuerpo, enmascaran y ocultan la historia vital, yaque la verbalización de las narrativas que prohíben la expresión corporal viola elsilencio prescrito por los usos vinculantes, con el riesgo de entrar en una zona dealarma que activaría emociones de vergüenza, furor, miedo, pesadumbre, dolor...Cuando predomina una postura de movilización, se estructura una postura epis-temológica que predispone la percepción, las pautas cognitivas y las accionesposibles, controlando el acceso al conocimiento necesario para escapar del dile-ma, ya que centra selectivamente la atención en las posibles amenazas externas.La hipervigilancia sacrifica oportunidades de reparar en hechos inesperados,reflexionar, tener pensamientos creativos y abrirse a modos más adaptativos deresolver el problema.

El clínico debe crear una zona o ambiente de seguridad, que no suele existir enlos discursos cotidianos espontáneos, y permite expresar las narrativas ocultas. Lahabilidad del clínico para facilitar a los pacientes y su familia el relato de sus his-torias personales consiste en la habilidad para ayudar a entrar en posturas emo-

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cionales de tranquilidad. Las narrativas de las que depende el éxito en el trata-miento de un problema mente-cuerpo son las que vinculan al paciente que seencuentra inmerso en un dilema inexpresable. Dichas narrativas se ocultan por laescisión entre el discurso público y privado bajo amenaza de castigo, vergüenza opena. Sólo se puede hablar de ellas si se garantiza la seguridad y protección dequien lo haga. El relato de historias personales importantes nunca surge con unapostura emocional de movilización. El clínico experto puede abrir paso al tipo deconversación necesaria para que el paciente y su familia puedan idear escapato-rias de los vínculos generadores de síntomas desarrollando habilidades para:

1. Estructurar un escenario clínico para una conversación terapéutica que invitea narrar historias personales importantes situadas en la intersección mente-cuer-po. Las siguientes pautas ayudan a estructurar la reunión de forma que engendreposturas emocionales de curiosidad, apertura, respeto y sinceridad:

- Proteger la integridad personal de los participantes: expresión sin coacciones, respeto del ritmo personal, clima confortable...

- Establecer relaciones igualitarias: participación activa en el proceso detoma de decisiones, bajo el respeto y reconocimiento mutuo, compar-tir toda la información disponible, recoger el juicio del paciente y sufamilia sobre la terapia...

- Tomar en cuenta el impacto del encuadre clínico: favorecer el encua-dre que invite al diálogo neutralizando las restricciones impuestas porun tipo determinado de relación y conversación (por. ej. en psicoa-nálisis), el temor al rechazo...

- Tomar en cuenta el impacto relacional de los conocimientos pericia-les del clínico: regular el flujo de entrada y salida de conocimientos pro-cedentes de fuentes externas a la terapia (el acceso privilegiado a cono-cimientos técnicos, historia clínica, comentarios del derivante u otrosdatos mantenidos en secreto imposibilita un diálogo auténtico, de ahíque deban compartirse cuando se puedan examinar en colaboracióncon el paciente).

2. Usar el lenguaje para construir un campo conversacional donde se puedahablar de historias personales. Todos los participantes están comprometidos enun proceso de habla, escucha y reflexión del que surge, por negociación mutua,un lenguaje específico para referirse al problema y su solución. Algunas estrate-gias para construir el campo conversacional apropiado son:

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- Usar el lenguaje individual del paciente como base de la terapia: la co-creación del lenguaje idiosincrásico para la terapia específica debeapoyarse en el lenguaje que emplea el paciente para hablar del proble-ma (expresiones peculiares para describir su experiencia personal,marcadores corporales como el tono de voz, la expresión facial, el esta-do de tensión muscular, la respiración o la postura, metáforas particu-lares...).

- Guiar las conversaciones observando los cuerpos de los participantesy siguiendo sus cambios de estado: detectar las señales de alarma suti-les que indican que se entra en zonas liminares y presagian lucha o hui-da (respiración agitada, posturas rígidas, labios apretados, titubeos,tragar saliva...) para aflojar el ritmo y permitir que los participantes sesientan cómodos.

3. Comprometerse en la conversación para abrir el acceso al conocimiento. El clí-nico debe asumir la responsabilidad por su posición epistemológica en la tera-pia y favorecer el acoplamiento de posturas emocionales de tranquilidad.

4. Seleccionar las posturas emocionales. La construcción del campo conversacio-nal para el diálogo resulta más fácil si el clínico pertenece a la misma vecindad deexperiencia corporal que el paciente y su familia. Existen dos métodos para selec-cionar la postura emocional con que entrará en la conversación terapéutica:

- Rastreo e imitación fisiológicos: imitar la respiración, postura y movi-mientos corporales del paciente y su familia para acceder a su mundovivencial (espejo).

- Elección cuidadosa de las hipótesis de trabajo: supuestos que favorez-can las posturas emocionales recíprocas de curiosidad, apertura,acep-tación y respeto para construir la relación, desarrollar el vínculo y recoger la información de la forma más adecuada. El paciente está blo-queado por agentes innominados que le impiden comunicar su aflic-ción de otro modo. La sabiduría del cuerpo se aloja en sus posturasemocionales.

Hipótesis básicas para interpretar la experiencia de la terapia:

a. Los pacientes y los miembros de su familia, como seres humanos,comparten con el clínico más similitudes que diferencias. La disposi-ción a ver las similitudes de personalidad tonifica la construcción de

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una relación positiva; la disposición a ver diferencias intensifica unescrutinio diagnóstico que clasifica al otro como objeto.

b. Los miembros de una familia son gente común que lleva una vidacorriente y que, por desgracia, se encontraron con circunstancias insó-litas y difíciles. Los problemas de los enfermos no se pueden reducir aprocesos mentales intrapsíquicos o anormalidades fisiológicas cerebra-les. La disposición a ver los problemas como situados entre personasen los niveles del lenguaje, los usos sociales y las instituciones más quedentro de la personalidad predispone al terapeuta a vivenciar respe-tuosamente al paciente y su familia.

c. Cuando una persona o los miembros de una familia tienen un pro-blema y solicitan una psicoterapia es porque se debaten con un dilemasobre el que no puede iniciarse el tipo de conversación necesariapararesolverlo. La expectativa de descubrir coacciones ocultas que vinculana las personas y familias con su sufrimiento estimula la curiosidad para oir sus historias de manera terapéutica.

d. Las personas y familias siempre poseen más experiencias vividas quelas contenidas en las narrativas disponibles acerca de su problema. Siel clínico confía firmemente en que va a tener a mano este recurso invi-sible cuando lo necesite es probable que detecte recursos no utilizadosen las experiencias vitales de los pacientes y sus familias, y que sientacuriosidad por averiguar cómo podrían utilizarse.

e. En lo más profundo de su ser, las personas y familias no deseanhacerse daño ni dañar a otros. Es probable que los anhelos ocultos dedar y recibir amor sólo se revelen ante los ojos de un terapeuta que creeen la posibilidad de su existencia.

f. Un clínico no puede comprender el significado del lenguaje que usauna persona en tanto no hayan conversado ambos sobre el tema. A lahora de trabajar con sentidos que se determinan localmente en el inte-rior del diálogo terapéutico, constituye un requisito abordar el diálogodesde una posición de «no saber».

g. El cambio siempre es posible. La hipótesis contraria impide la fran-queza.

h. La persona o familia que tiene un problema desea liberarse de él. Lahipótesis contraria impide el respeto.

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i. Un clínico no puede saber a ciencia cierta qué acciones necesitan emprender los miembros de una familia para resolver su problema. Lahipótesis contraria impide la curiosidad.

La competencia como terapeutas reside en el poder para dirigir lacoreografía de posturas emocionales entre el clínico, el paciente y lafamilia, a fin de favorecer el descubrimiento del tipo de saber que seránecesario para resolver el problema. El desafío de la terapia estácontenido en las siguientes preguntas:

1. ¿Qué tipo de conocimiento puede hacer falta para resolver el pro-blema?.2. ¿Qué posición epistemológica aumentará al máximo la probabilidad

de descubrir ese conocimiento necesario?.3. ¿Qué posturas emocionales corporizarán esa posición epistemológi-

ca?.4. ¿Cómo puede cambiar el acoplamiento de emociones entre el clíni-

co, el paciente y la familia de manera tal que provoque esas posturasemocionales necesarias?.5. ¿Cómo puede seleccionar el clínico una postura emocional que inci-

te ese cambio en el acoplamiento de emociones?.6. ¿Qué modificaciones en las hipótesis sobre el paciente, la familia, el

problema o la solución requerida facilitarán la deseada reconfiguraciónde la postura emocional del terapeuta?.

Ante algunos problemas mente-cuerpo, contar la historia de la experiencia perso-nal no es la solución. El problema no consiste tanto en el silenciamiento de laexpresión corporal como en el hecho de que la narrativa conductora de la vidadel paciente y su familia está desprovista de ideas eficaces para abordar el pro-blema o es intrínsecamente destructiva por los vínculos que impone a su cuerpo(historias que culpan o quitan poder al paciente, o a otras personas, generandosufrimiento). Cuando el problema es la calidad de la narrativa, crear el con-texto que facilite la expresión no basta por sí solo para resolver el problema.

Las narrativas personales son historias de experiencias personales que definennuestro sentido de identidad. Algunas narrativas se relacionan estrechamente conun síntoma somático porque retienen al paciente dentro de un doble vínculo quesilencia la expresión corporal. Suelen descansar en el transfondo de la experien-cia del paciente, aisladas del discurso público. Para involucrarlas en el proceso dela terapia hay que buscarlas activamente e identificarlas a fin de trazar, junto conel paciente, una estrategia que socave su poder. Es un proceso de deconstruccióny exteriorización de las narrativas personales. Se trata de sacar a la luz premi-

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sas interpretativas ocultas que dan sentido a una idea. Suelen permanecer invisi-bles porque se han segregado de sus orígenes históricos: aunque cada una sea unaverdad específica en un momento y situación específicos, se toman por axiomasgeneralizables que se presuponen y no se cuestionan en la conversación. Paraexteriorizarlas, hay que identificar la postura emocional característica que va uni-da al síntoma y buscar la narrativa personal vinculada a esa postura emocional(experiencias vitales relacionadas con la emoción) para, después, averiguar losusos (estereotipos) culturales, políticos, religiosos… que modelaron dichasexperiencias, sancionando pautas de pensamiento y acción. Hay que formular pre-guntas que separen las narrativas personales y sus prácticas culturales de la per-sonalidad del paciente. Si se logra exteriorizar una narrativa personal, es más fácildeconstruir las fuentes de su poder. Al nombrar el dilema y las narrativas que losustentan, es posible objetivarlos, creando una distancia emocional que abrepuertas por donde el paciente puede escapar de su dilema y del síntoma que ésteprovoca. El paciente descubre que su narrativa personal originó dilemas que leobligaban a optar entre varias posibilidades inaceptables, proscribiendo toda con-versación sobre el dilema. Las preguntas deben sensibilizarle hacia lo que signifi-ca vivir constreñido por un dilema inexpresable, pues los pacientes aprenden aadaptarse a sus dilemas y, o bien olvidan el aspecto que tenía la vida antes de quesurgiera el dilema, o se habitúan a la opresión y privaciones para que la expe-riencia del mismo no parezca gravosa, o aprenden a centrar la atención exclusi-vamente en problemas inmediatos para no advertir las consecuencias a largo pla-zo que conlleva vivir dentro de él. Una vez averiguadas las historias que coordinanlos síntomas, las preguntas de la conversación enuncian, deconstruyen y exterio-rizan dilemas, sensibilizando a los pacientes y sus familias para sus consecuenciasa largo plazo. El proceso se esboza de la siguiente manera:

1. Averiguar la postura emocional característica asociada con la ocurrencia del síntoma por medio de un interrogatorio minucioso acerca del estado del cuerpo cuando es seguro o probable que aparezca el síntoma.

2. Hacer preguntas que recobren narrativas personales dominantes que anclen esta postura emocional.

3. Hacer preguntas que exterioricen estas narrativas personales y sus dilemas.

4. Hacer preguntas que intensifiquen la toma de conciencia de estos vínculos y opciones forzadas en la vida del paciente.

5. Hacer preguntas que sensibilicen al paciente para las consecuencias a largo plazo que le traerá vivir dentro de un dilema inexpresable.

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En este tratamiento, el clínico participa en carácter de consultor que ayuda alpaciente y a su familia a estudiar el modo en que opera el dilema y las narrativasque lo sustentan. Se trata de aprender a rastrear los hábitos del dilema y, una vezque éste y sus historias han sido bien comprendidos, suelen aparecer cursos deacción bastante obvios, capaces de socavar su poder. Con frecuencia, se vislum-bran múltiples acciones eficaces y viables porque, si el problema mente-cuerpo seorigina en un dilema rígidamente inexpresable, habrá muchos aspectos de lasituación que, al verse alterados, desvelarán el silenciamiento o el dilema en sí.Aunque cada historia vinculante es única, hay cuatro caminos que reflejan losmodos en que pacientes y familias escapan de estos vínculos:

1. Aprenden a mantenerse apartados de situaciones que sustentan el poder de unahistoria vinculante, esto es, aprenden qué circunstancias y relaciones deben evitarpor ser demasiado arriesgadas.

2. Localizan una historia de su experiencia vital que les provoca una postura emo-cional que bloquea la aparición del síntoma.

3. Localizan una historia no vinculante capaz de desplazar a la actual historia vin-culante, dando entrada a una historia diferente que ha estado en barbecho fuerade la conciencia o creando una historia nueva.

4. Reformulan una antigua historia vinculante, dándole una forma nueva que nocrea un dilema inexpresable.

Una vez creado el campo conversacional en que se pueden enunciar, sin riesgo,un dilema inexpresable y las narrativas que lo rodean, se procede a ayudar alpaciente y su familia a escapar de las narrativas personales que sostienen los sín-tomas, aún después de que el dilema ha sido expresado públicamente. A conti-nuación, se presenta un mapa general para terapia:

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Escapar del influjo de una historia no significa decirle al paciente que esa historiaes falsa o carece de sentido, ni que disponemos de una historia más válida. Una«historia» es un símbolo que representa la historia tal como vive biológicamente,como una danza de interacciones sociales entre los miembros de una familia ogrupo social. Las historias se sustentan por usos sociales (costumbres, políticas,rituales y otros hábitos) que modelan la convivencia humana. Escapar del influjode una historia implica cuestionarla allí donde existe, esto es, en la experienciavivida del paciente y en los hábitos y usos sociales de la vida diaria que la inclu-yen o corporifican. La tarea del terapeuta consiste en buscar prácticas que la con-trarresten, antídotos eficaces que desbaraten el vínculo que una historia destruc-tiva ejerce sobre el cuerpo, nuevos hábitos, rituales y estilos de vida que impiden

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Crear un campoconversacional

Averiguar posturas emocionales quecaractericen la aparición de los síntomas o

una escalada de su intensidad

Aprender cómo estas narrativaspersonales crean dilemas de relación

inexpresables que vinculan la expresióncorporal del paciente

Averiguar narrativas personales queanclen estas posturas emocionales

Ya conscientes de los vínculos impuestospor el dilema, el paciente yla familia se niegan a aceptarlos

Identificar las posturas emocionales que abortan la aparición del síntoma

Hallar narrativas personales queanclen estas posturas

emocionales protectoras

El paciente evita las relaciones,conversaciones y situaciones sociales queentrañan un «alto riesgo» de aparicióndel síntoma

Asistidos por el clínico, el paciente y su familia buscan otras narrativaspersonales no vinculantes

El paciente practica el acceso a narrativaspersonales protectoras en condiciones

que traen el riesgo de aparición delsíntoma

Asistido por el clínico, el paciente vuelvea crear antiguas narrativas de sí mismoen una forma que no vincule al cuerpo

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o dificultan la participación en una historia destructiva. Un buen punto de partidaconsiste en averiguar dónde, cuándo y cómo se manifiesta una narrativapersonal destructiva en la vida de una persona:

1. ¿Qué conversaciones, relaciones y situaciones tienden a revivirla?2. ¿Hay situaciones en que su poder aparente es tan grande que deberían ser evi-tadas? 3. ¿Cuáles son los mejores argumentos que puede presentar la narrativa personalpara convencer a la persona de su validez? 4. ¿Cuál sería la mejor descripción de los momentos de mayor vulnerabilidad a la influencia de la narrativa personal?

Se trata de acechar a la narrativa para aprender cómo opera en la vida de la per-sona. Estas preguntas la personifican como adversario, lo cual provoca un cam-bio inmediato en las posturas emocionales del cuerpo, que pasa de las posturasde entrampamiento (protesta miedosa o desapego apático) a las de rebelión(desafío, afirmación, indignación…). Este reposicionamiento emocional delcuerpo ocurre tan pronto como cambia el lenguaje, aún antes de que el pacienteemprenda acciones concretas basadas en las nuevas percepciones. Este cambiomuchas veces basta por sí solo para desenganchar el síntoma somático antes deaplicar un plan terapéutico destinado a alterar las pautas de conducta.

Este tipo de tratamiento constituye el intento de crear artefactos historiados(programas terapéuticos), partiendo de una experiencia vivida por un paciente,que admitan reformulaciones que permitan abrir nuevas posibilidades de cura-ción. Al construir un nuevo estilo de vida basado en la resistencia a una narrativapersonal exteriorizada, se escenifica una nueva historia de vida diferente. Lospacientes que han pasado gran parte de su existencia conviviendo con narrativaspersonales destructivas y los problemas por ellas engendrados suelen perder devista su capacidad para identificar, interrogar y cuestionar la autoridad de las his-torias que guían su vida. Podemos ayudarles a deconstruir dichas suposicionessobre la realidad que silencian su expresión personal. Las acciones terapéuticasque crean el escenario, el tipo de conversación y la relación que facilitan la adop-ción de posturas emocionales de tranquilidad pueden bastar para posibilitar laexpresión de narrativas personales significativas. Si persiste la dificultad para rela-tarlas, puede ser preciso enunciar, exteriorizar y deconstruir cualquier creencia,interpretación o suposición que traben la expresión de experiencias. Todo ello sepuede perseguir valiéndose de las siguientes Estrategias Terapéuticas:

1. Escapatorias geográficas de historias vinculantes: no exponerse, esto es,mantenerse apartado eventualmente de situaciones vitales cuya configuración derelaciones o políticas culturales prescriben dilemas inexpresables con alta proba-

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bilidad de revivir historias que sostienen el síntoma, al menos en tanto el pacien-te y su familia no estén preparados para hacer frente a las situaciones conflictivas.

2. Encontrar historias que protejan y curen el cuerpo: detectar la posturaemocional de la que emerge el síntoma y las historias vitales en la que está ancla-da; buscar una narrativa personal que coloque al cuerpo en una posición emo-cional complementaria, la cual sirva de antídoto para los efectos nocivos de lapostura anterior, impidiendo la aparición del síntoma (identificar emocionesincompatibles con el síntoma, partes críticas de la historia vital relacionadas condichas emociones y experiencias cuyo relato colocan al cuerpo en una posturaemocional protectora); sustituir las historias destructivas por historias alternativasque estimulen la curación (si es necesario, apartándose del diálogo interpersonal,cuando el sujeto se ve obligado a soportar la relación de doble vínculo, paraencontrar dichas historias en el diálogo interior). Las narrativas personales domi-nan cuando el cuerpo permanece fijo en un estado fisiológico específico; si elpaciente es capaz de alistar su cuerpo en un estado fisiológico incompatible,seleccionando la narrativa personal pertinente, neutraliza el poder destructor dela narrativa vinculante. La atención/focalización se desplaza del dominio del pro-blema al dominio de soluciones posibles.

3. Detección de historias nocivas: las historias más perniciosas para el cuer-po son las que no se conocen como historias, porque se han convertido hasta talpunto en parte del paisaje de la vida que el paciente las conoce como manifesta-ciones de que «así es la vida». Son narrativas que constriñen el cuerpo de tal for-ma que se han vuelto familiares y se conocen como un relato válido de la reali-dad. El paciente sabe de su sufrimiento pero desconoce su origen. Hay que ense-ñarle a discernir una narrativa personal nociva del telón de fondo de otra des-cripción de la propia vida para que pueda identificar qué es lo que le aflige. Ellose consigue con preguntas, metáforas e historias que se puedan introducir entrela narrativa personal vinculante y el relato de la propia vida en el que se ha insta-lado, poniendo en manos del paciente y su familia un saber que les dota de un sen-tido de elección personal y de la capacidad para evaluar sus aprendizajes y creararmas para enfrentar los síntomas que han dominado su vida.

4. Reescritura de relatos vinculantes: la narrativa personal vinculante se pue-de interpretar como la actuación de un drama social, el cual se puede recompo-ner y transformar en una versión benigna, 1) cambiando el modo en que se esce-nifica dicha narrativa en la vida diaria (la puesta en escena o los personajes deldrama), o 2) revisando el texto del libreto. En el primer caso, se trata de cam-biar el lugar de la vida diaria donde se expresa una narrativa personal o las per-sonas que participan en ella. En el segundo, se invita a transformar la vieja narra-tiva en una versión diferente o a formular una narrativa completamente nueva.

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Para transformar una narrativa, es necesario identificar los marcadores contex-tuales que señalan el esquema de la historia (personajes, escenario, comienzo,nudo y desenlace de la historia, dilemas, intenciones, opciones, acontecimien-tos…). Dichos marcadores orientan la experiencia personal del terapeuta haciala narrativa que escucha, creando su propia narrativa y señalando dónde se pue-de intervenir para la transformación. Las ambigüedades y lagunas del relato ofi-cial dominante ofrecen la posibilidad de elaborar una versión diferente más útil.Hay que hacer preguntas que obliguen a explicar las incoherencias, contradiccio-nes, ambigüedades, paradojas y enigmas. Para ello es necesario crear un nuevosentido, reformulando o desplazando la narrativa dominante, lo cual libera elcuerpo. La reescritura del drama puede hacerse 1) por expansión temporal(cambios que experimentaría la historia si comenzase antes o se prolongase mástiempo), 2) por cambio de reparto (añadir o quitar personajes), o 3) por alte-ración de la selección de sucesos en que se basa el argumento narrativo(hechos, motivos y opciones de los personajes). También, desenmascarar lainfluencia de los usos sociales que condicionan hábitos de percepción, pensa-miento y acción habilitan al paciente y su familia para ver alternativas, hasta enton-ces no percibidas, que modelen su vida más a su gusto. Desde ahí, se pueden dise-ñar prácticas eficaces que produzcan una vida libre de síntomas.

En ocasiones, una narrativa se esconde tan bien que sólo se pueden encontrar sushuellas en el cuerpo del paciente (por ej., dolores, entumecimientos, vértigos,vómitos, debilidad, convulsiones, etc., en casos de traumas cuyo recuerdo estádisociado). Estudiando esas huellas con detenimiento, se puede inferir una narra-tiva verosímil tal como pudo haber existido y, reelaborando este prototipo, trans-formar el impacto que la narrativa original produjo en el cuerpo del paciente.

El error más común en las tareas de reescritura consiste en olvidar que el pacien-te y su familia son los verdaderos autores de la nueva historia. El clínico sóloactúa de consultor. El sentido se amplía y los cuerpos se liberan de síntomas si setrabaja sobre las historias y las hipótesis que aportan los pacientes, no sobre lasque proponen los clínicos. La postura de «seguir al paciente» determina que laspreguntas se formulen desde una posición de «no saber», sin hacer interpreta-ciones ni declaraciones asertóricas. Se trata de escuchar «con un tercer oído» lashistorias de los pacientes para orientarse, no hacia lo que dice, sino hacia lo quequiso decir (lo que resulta complicado desde los hábitos de comunicación másusualmente aprendidos durante la formación). La habilidad radica en saber cómousar el lenguaje para construir relaciones, crear conversaciones y catalizarsentidos que puedan servir de nueva solución a un viejo problema, y permitanal paciente y su familia enfrentar problemas futuros sin la intervención de un pro-fesional. Para que el clínico conduzca la terapia de forma productiva, es necesa-rio el entrenamiento en dos conjuntos de destrezas de lenguaje:

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1. Formulación de preguntas que faciliten el cambio terapéutico: pregun-tas que inviten de manera activa a la curiosidad, respeto, aceptación y franqueza,que no susciten alarma ni protesta, formuladas desde posturas emocionales abier-tas de tranquilidad, afiliación y autorización (respetuosas, reverentes, curio-sas…), preguntas «circulares» (grupo de Milán, Instituto Ackerman…) para ras-trear los procesos interpersonales, más centradas en las soluciones que en el pro-blema (enfoque estratégico), que autoricen la reescritura de las narrativas perso-nales (teoría crítica, construccionismo social, teoría narrativa…). La eficacia dealgunas preguntas radica en que su contenido semántico invita a adoptar posturasemocionales de tranquilidad, porque: 1) yuxtaponen sentidos de manera inespe-rada; 2) desplazan la atención a regiones de experiencia de vida que han sido des-atendidas; 3) introducen nuevos encuadramientos cognitivos para organizar laexperiencia; 4) abren un espacio para una gama de respuestas posibles y, por tan-to, para la creatividad inesperada del paciente. Otras, resultan terapéuticas por-que contrarrestan usos sociales generalizados de una cultura que generan y man-tienen problemas mente-cuerpo: 1) contrarrestan usos culturales que apartan laatención de ciertos campos de experiencia, dejándolos sin examinar (dar voz alcuerpo); 2) facilitan el desplazamiento hacia una posición epistemológica dife-rente (emisor-receptor-oyente), permitiendo la resolución creadora de los pro-blemas por el acceso al mayor número posible de alternativas (hablar a/desdeotro).

2. Establecimiento de las condiciones óptimas para la posición reflexivaque permite generar sentidos nuevos: la posición reflexiva es una posiciónde escucha; es un lugar, dentro de una conversación, donde se puede escuchar loque dicen los otros sin sentir la obligación de responder, o donde se puede escu-char libremente la conversación interior sin sentir la obligación de relegarla alsecreto absoluto ni a la revelación total. No se pretende instruir ni manipular alpaciente y su familia para provocar el cambio deseado, sino invitarles a crear nue-vos sentidos. Para ello, resulta útil que se les permita, en algún momento, escu-char las discusiones del equipo de observación y que todos puedan despuéscomentar y reflexionar sobre lo discutido, observando una serie de reglas deprocedimiento: 1) no utilizar información extraída de fuentes externas a la pro-pia sesión; 2) los comentarios se emiten en forma tentativa, dando rienda suelta ala creatividad del paciente y la familia; 3) se evitan los comentarios descalificado-res; 4) los miembros del equipo de observación hablan entre sí sin que el pacien-te o la familia entren en el debate durante la fase de escucha; 5) los comentariosse formulan en el marco de «tanto/como» más que de «o/o», a fin de ampliar lassoluciones posibles; 6) se menciona lo observado relacionándolo con los pensa-mientos, imágenes y figuraciones de los consultores, evitando evaluar, juzgar oexplicar lo observado. Estas pautas dan transparencia a los procesos cognitivos delos clínicos y crean una estructura democrática para la terapia, según un modelo

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de escucha y reflexión respetuosas, que permite debatir sobre los vínculos y dile-mas inexpresables excluidos de las conversaciones cotidianas. La posición refle-xiva distribuye poder a todas las voces diferentes que se encuentran en el interiordel discurso, dominantes y no dominantes, neutralizando el monopolio de losusos culturales, con el beneficio de mezclar perspectivas susceptibles de produciruna realidad nueva en la que el cuerpo del paciente quede libre de sus ataduras.

2. Terapia Familiar Médica (TFM) con pacientes somatizadores (S.H.McDaniel, J. Hepworth & W.J. Doherty, 1995).

La TFM es una aproximación sistémica a la psicoterapia con pacientes y fami-lias que sufren una enfermedad o discapacidad médica. Presta atención espe-cial a las repercusiones de la enfermedad sobre la vida emocional del pacien-te y la dinámica familiar. Se basa en la teoría de los sistemas biopsicosociales,asumiendo que no hay eventos biomédicos sin implicaciones psicosociales nieventos psicosociales sin repercusiones biológicas, lo que resulta especialmenteevidente en el tratamiento de los pacientes somatizadores. Son éstos pacientes quepresentan una fijación somática y utilizan el lenguaje del cuerpo para construirsus problemas, soluciones, identidades, relaciones y vidas. Usan el lenguaje somá-tico para expresar todas sus dificultades, físicas o emocionales, buscan frecuente-mente atención médica y suelen implicarse en luchas de poder con los profesio-nales que insisten en que usen el lenguaje emocional para expresar la tensión. Suvida puede llegar a verse dominada por los síntomas físicos, las luchas interper-sonales y el exceso de tratamientos médicos. Las diversas creencias sobre la saludentre pacientes, familias y profesionales suelen provocar disfunciones en la comu-nicación. El arte de la TFM consiste en la negociación de la colaboración y lacreación conjunta de historias terapéuticas que sean aceptables para elpaciente, la familia, el terapeuta y el médico. Debe promover, en el paciente yla familia, la «participación activa» (la vivencia de efectividad en el manejo de laenfermedad y otros aspectos de su vida) y el «sentimiento de integración» (elabordaje de los vínculos emocionales y de comunicación que han podido verseafectados por el dolor y la enfermedad). Su pieza central es la colaboración entrelos profesionales sanitarios y los terapeutas de familia. Su objetivo no es lacuración de la enfermedad sino mejorar el afrontamiento de la enfermedad,reducir los problemas con el manejo de la medicación, mejorar la comunica-ción con el personal sanitario, aumentar la aceptación de los problemasmédicos incurables y ayudar a cambiar el estilo de vida. Aplicada a la somati-zación, los objetivos incluyen la aceptación de la incertidumbre médica acercadel origen del dolor del paciente, reducir las expectativas de curación, redu-cir el nivel de conflicto con el personal sanitario, reducir los costes sanitariose incrementar el disfrute de la vida en el paciente y su familia.

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Algunas culturas familiares carecen de cualquier tipo de lenguaje para expresar laexperiencia emocional, muestran patrones de interacción encaminados a evitar oanestesiar el dolor emocional, y sólo cuentan con lenguaje acerca de la expe-riencia física. Los hijos de estas familias reciben atención por dolores físicospero no por dolores emocionales, lo que les condiciona a experimentar cualquiernecesidad o problema como físico, utilizando el lenguaje de los síntomas físicospara todo tipo de experiencia. También, el dualismo cartesiano mente-cuerpopropio de nuestra cultura determina un lenguaje y un sistema de creencias quefavorecen la fijación somática, considerándose que todo síntoma físico ha de teneruna causa orgánica y que cualquier sensación emocional se origina en una expe-riencia psicológica. Tendemos, por otro lado, a considerar que la gente es res-ponsable de sus problemas emocionales pero no lo es en absoluto de la enferme-dad. Los problemas considerados físicos llevan a un rol pasivo-dependiente depaciente socialmente aceptable que, además, obtiene tratamiento sin correr elriesgo de ser rechazado por presentar limitaciones psicológicas. La aplicaciónexclusiva del modelo biomédico a la conducta de somatización suele llevar a unaescalada de síntomas, la frustración del paciente y el médico, y el incremento enel uso y costes de los servicios sanitarios. Por su lado, el enfoque exclusivo en lopsicosocial provoca, en el paciente, el rechazo de la psicoterapia y el lenguaje delas emociones, y, en el terapeuta, el rechazo del paciente.

Los pacientes somatizadores, muy comunes en las consultas de atención primaria,son los más difíciles a la hora de establecer una alianza terapéutica. Muchos pro-fesionales los consideran «casos perdidos». Viven en el centro de la división men-te-cuerpo, desafiando las nada funcionales creencias sobre la salud y poniendo aprueba las habilidades técnicas de los médicos. La colaboración en equipo entremédicos y terapeutas familiares procura cuidados más efectivos y menos costosos.El tratamiento debe incluir preguntas biomédicas y psicosociales en todas susfases, el establecimiento de una relación de cooperación con el paciente y la fami-lia, la tolerancia a la ambigüedad, la determinación de objetivos limitados, la limi-tación de las pruebas y procedimientos, y el intento de comprender la experien-cia y el lenguaje del paciente desde su particular punto de vista.

Ya desde la derivación, paciente, familia y personal sanitario tienen que negociarun lenguaje terapéutico. Las sesiones conjuntas (médico + terapeuta familiar)permiten una visión estereoscópica, representan la aceptación de la definiciónque el paciente hace del problema, producen el acercamiento entre todos los par-ticipantes, desmitifican la terapia, desarrollan una relación de confianza e integranla perspectiva polarizada mente-cuerpo, validando por igual como interrelaciona-das la experiencia física y la psicológica. Son útiles en el comienzo y final del tra-tamiento, en los momentos de mayor dificultad o, en los casos más graves, duran-te todo el tratamiento.

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Los agentes fundamentales del cambio son el lenguaje del paciente y su defini-ción del problema. El terapeuta debe hablar el lenguaje del paciente y la familia,e intentar comprender su experiencia y su particular «diagnóstico» de la enfer-medad desde una postura de «desconocimiento». Preguntando por el diagnósticoy pronóstico que ellos tienen de la enfermedad y el tratamiento que consideranmás adecuado, se obtiene información sobre sus creencias de salud y su lengua-je. Con un acercamiento ecosistémico, el lenguaje del tratamiento se desarrolla apartir de la colaboración entre las partes. No se desautoriza al paciente y no sedesencadenan luchas de poder. Hay que obtener toda la información posiblesobre los síntomas y no desplazar su interpretación del marco biológico al psico-lógico, sino evaluar todos sus significados en la historia familiar de la enfermedad,integrando al paciente en el proceso de considerar la relación entre lo físico y loemocional, indirecta y progresivamente, por medio de tareas (listados de sínto-mas, dibujos de los órganos afectados, registros de acontecimientos...). El geno-grama de la historia médica familiar ayuda a descubrir el significado transgenera-cional de los síntomas y aporta información sobre los cambios en los roles y cuo-tas de poder en la familia.

La primera fase del tratamiento debe estar enfocada más médicamente y favore-cer la tolerancia de la incertidumbre sobre el origen de los síntomas. Las explo-raciones emocionales son prematuras mientras el paciente y la familia no denmuestras de estar preparados para ello. En este momento, son útiles el lenguajemédico e intervenciones físicas (relajación, dieta, sueño y ejercicio) con implica-ción de la familia siempre que sea posible, pues el refuerzo de sus puntos fuertesproporciona recursos útiles para el tratamiento. Se exploran los aspectos desco-nocidos y misteriosos de la enfermedad, identificando factores que producenmejorías y factores que empeoran los síntomas. En la fase media, la definicióndel problema comienza a ser más compleja, incluyendo aspectos emocionales enla exacerbación de los síntomas y disminuyendo la fijación somática. El pacientepuede empezar a aceptar y usar palabras que tienden un puente entre la expe-riencia física y la emocional (estrés, cicatrizar, dolor...), permitiendo conversa-ciones sobre las reacciones emocionales. Se pueden realizar intervenciones médi-cas al servicio de la psicoterapia, explicando los términos y aportando toda lainformación requerida. Se pretende mejorar el funcionamiento sociofamiliar ylaboral del paciente. Los síntomas pueden disminuir dejando de dominar o inter-ferir en el trabajo o las relaciones, de manera que aparece la vivencia de unamejora notable en la calidad de vida, mayor eficacia y actividad, mayor control delos síntomas y mayor integración relacional. Los intercambios se hacen más flexi-bles. La finalización se produce cuando todos se sienten más cómodos con lossíntomas, que dejan de representar una crisis médica. Se pueden programar con-sultas de seguimiento y enseñar la técnica de la «prescripción de la enfermedad»

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(conductas para reactivar los síntomas) para dotar de un mayor control de lossíntomas. En la última sesión, se debe hacer balance y organizar el seguimiento sies preciso.

La TFM requiere una formación más amplia que la genérica en Terapia Familiar.Hace que paciente y familia desarrollen nuevas historias y consideren nuevos len-guajes que les permiten procesar y responder directamente a acontecimientosemocionales, comprender y apreciar mejor la interdependencia mente-cuerpo.Requiere aceptar la ambigüedad de la vida y los límites de los tratamientos médi-cos tradicionales. A continuación, se presenta un listado de pautas para guiar estetipo de tratamiento.

Estrategias para el tratamiento de pacientes somatizadores y sus fami-lias

Derivación

1. Empatizar con el médico.2. Sugerir un acercamiento integral de tratamiento, en el cual médico y psi-cólogo estén continuamente implicados con el paciente y su familia.3. Pedir al médico que apoye explícitamente la derivación y el proceso psi-coterapéutico.4. Con pacientes muy reacios a la psicoterapia, ofrecer una primera entre-vista con el médico en su consulta.

Fase inicial

1. Centrarse en los síntomas, preguntar por el «diagnóstico» de la familiay permanecer atento a las metáforas sobre el dolor emocional.2. Conseguir detalles relevantes de la historia de la enfermedad.3. Hablar de los puntos fuertes y las áreas de competencia de la familia.4. Realizar un genograma que ayude a entender cualquier posible signifi-cado transgeneracional de los síntomas. Preguntar:«¿Alguien más de lafamilia tuvo una enfermedad que se pueda parecer de algún modo aésta?»5. Investigar sobre cómo han podido influir los síntomas en los cambios deroles típicos o la distribución de poder en la familia.6. Usar temporalmente lenguaje e intervenciones de estilo médico, como elregistro de síntomas, relajación y cuidado de la dieta, sueño y ejercicio.7. Aplazar el lenguaje y la introspección emocionales hasta que la familiamuestre que es capaz de hablar en esos términos.

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8. Tolerar y admitir la incertidumbre relacionada con los síntomas delpaciente. Colaborar con el paciente y la familia, e implicarlos en experi-mentos que muestren lo que ayuda y lo que no.

Fase intermedia

1. Trabajar con una definición del problema que sea aceptable para elpaciente, la familia, el médico y el terapeuta; utilizar palabras que conec-ten la experiencia física, emocional e interpersonal; usar la misma defini-ción en ambos contextos, el médico y el psicoterapéutico.2. Mantener la curiosidad acerca de las experiencias del paciente y la fami-lia.3. Introducir lentamente el lenguaje emocional hasta que las sesiones vayanequilibrándose gradualmente e incluyan lenguaje acerca de las experien-cias biológica, psicológica y social.4. Reforzar los intentos del paciente de incrementar el nivel de actividad yanimar a la familia a que también los refuerce. Desaprobar el refuerzo dela conducta sintomática.5. Evitar la fijación psicosocial; permanecer abierto a la posibilidad de pro-blemas biológicos que requieran intervenciones biomédicas.

Fase final

1. Predecir recaídas cuando la frecuencia de los síntomas disminuya.2. Confeccionar por escrito, conjuntamente con la familia, la «prescripciónde la enfermedad», detallando qué podría hacer cada uno para que los sín-tomas empeorasen.3. Terminar suavemente.

3. El uso terapéutico de la escritura (P. Penn, 2001)

Desde un enfoque constructivista social y colaborativo, el grupo de investigaciónen Lenguaje y Escritura del Instituto Ackerman trabaja con familias que padecenen silencio una enfermedad crónica. La enfermedad es considerada una expe-riencia traumática desde el punto de vista relacional («trauma relacional»), tantopara el enfermo como para su familia. El sistema relacional del paciente tambiénmuestra signos de estrés físico, aislamiento y desvalimiento. El tratamiento con-siste en ampliar la conversación que da origen a nuevos relatos, por medio deldesarrollo de las voces internas y el uso de la escritura. Se examina si, en el len-guaje social, prevalecen metáforas negativas (dependencia, deficiencias, repre-sión, debilidad...), voces externas que sumergen al enfermo y su familia en elsilencio, aislándoles y desconectándoles en un momento en que es indispensable

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establecer conexiones. Los consultantes deben escribir sobre sus sentimientos entorno a la enfermedad y sus relaciones recíprocas, y después leerlos en la sesión.La escritura permite crear nuevas voces, metáforas y descripciones capaces derevitalizar las conversaciones silenciadas por la enfermedad (soledad, miedo,ira, esperanza...). De este modo, las emociones desplazadas se liberan y vuelvena ocupar su lugar. Produce alivio, reconecta a la familia, mitiga los efectos nega-tivos de los traumas relacionales, estimula regiones cerebrales relevantes en eltrauma, refuerza el sistema inmunológico, incrementa la comprensión, permitevislumbrar planes de futuro...

El enfermo crónico necesita un nuevo relato sobre su enfermedad y el lugar queésta ocupa en su vida y la de quienes le rodean. Dado que la narración del silen-cio y el aislamiento es inaceptable, puesto que agrava el trauma, se impone encon-trar voces que sean capaces de hablar. Hay tres clases de narraciones de la enfer-medad crónica: 1) la narración de mejoría («he enfermado pero cada día estoymejor»); 2) la narración del caos (todo se deteriora y está fuera de control); y3) la narración de la búsqueda (dar sentido y significado a la vida). Compartirel relato permite compartir el saber sobre la enfermedad y renueva las relaciones.Las familias descubren qué es lo importante para ellas y lo que pueden esperar,aprenden a escucharse de otro modo, pueden establecer prioridades, organizar eltiempo... y viven con entusiasmo la posibilidad de hablar lo que estaba silenciado.Casi siempre, en la base del silencio, existe un dilema o una paradoja: «si no tedigo cómo estoy, me iré apartando de ti y abandonándote; si te lo digo, te irásapartando de mi y abandonándome». El diálogo interno del enfermo crónicosuele versar sobre las identidades perdidas, lo que se puede conservar y cómoesperar los próximos cambios. Pero el hecho de inhibir los pensamientos actúacomo un factor estresante sobre el cuerpo, pudiendo constituir un precursor dela enfermedad. Para resolver la paradoja, es necesario fortalecer y emplear lasvoces relevantes coexistentes. La escucha debe ser empática y profunda: el oyen-te debe ingresar en el espacio del hablante/escritor, siendo testigo junto a él, cola-borando, sin enjuiciarlo y con esperanza. Unos y otros practican la esperanzajuntos a fin de preservar la vida. De este modo, el que habla se siente com-prendido y moralmente digno. La calidad de la escucha y de la actitud asumida enlos cuidados puede en sí misma cambiar el relato de la enfermedad porque laspersonas enfermas, cuando no se sienten juzgadas, experimentan mayor libertadpara contemplar otras posibilidades. La conversación terapéutica debe dar conuna metáfora, que emerge tanto del relato del terapeuta como del relato del con-sultante, y ha de representar al menos una síntesis de la lucha que la familia halibrado contra la enfermedad, viendo a ésta última bajo una luz más provechosa,reemplazando las metáforas sociales negativas, negociando nuevos significadosque permitan modificar las percepciones heridas y posturas rígidas, y ofreciendouna nueva manera de «verse a sí mismo», una imagen más sólida y positiva. Cuan-

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do se logra una metáfora adecuada, la familia y el terapeuta comparten una sen-sación de euforia. Después, se puede asociar sobre ella, poniendo de relieve eluso colaborativo del lenguaje: los consultantes se sienten conectados y atendi-dos; los terapeutas se sienten participantes.

El descubrimiento de nuevas voces (optimismo, lealtad, conexión, admiración,amor, protección, aprecio, perdón...) proporciona una posición diferente paravolver a relatar la vieja historia o crear una nueva. Se trata de describir(se) deotro modo, haciendo que las voces internas hablen en voz alta. La escritura estárelativamente libre de las restricciones y costumbres sociales, así que uno puededecir(se) de todo con empatía, y conmover(se) con las propias experiencias sen-soriales y emocionales, y pueden volver recuerdos que estaban fuera de la con-ciencia, desde un estado mental más intuitivo, expresivo y creativo. De allí, surgenlas palabras necesarias y se dice lo que nunca se había dicho. Cada nueva palabraofrece más potencialidades narrativas. Escribir da operatividad: en lugar de seractuados por la situación, actuamos sobre ella, lo que basta para derrotar laautoridad que posee la enfermedad.

4. El trabajo con el cuerpo en la integración Terapia Sistémica-Psico-drama.

Los notables esfuerzos de la Medicina Psicosomática y el modelo biopsicosocialno han logrado superar el mito de la dualidad mente-cuerpo: polaridades del ran-go espíritu/materia, yo(¿self?)/mi cuerpo, efímero/eterno, real/irreal,tangible/intangible… (A. Pintado Calvo, 1997), siguen confrontándonos con con-flictos existenciales hasta ahora no resueltos que generan ansiedad, y la enfer-medad nos sigue planteando una escisión entre el conflicto y el organismo, con laconsiguiente ruptura del sí mismo y la desintegración de la identidad. Los tera-peutas que trabajan con respuestas corporales siguen persiguiendo la integraciónoperativa del cuerpo en el discurso vincular «Paciente-Terapeuta», consideran-do el área del cuerpo como «un ‘emergente’ más de los posibles en un ‘drama’»(T. Herranz Castillo, 1992).

No cabe duda de que, en el enfoque sistémico de la enfermedad y el tratamiento,encajan perfectamente el lenguaje relacional y la metodología activa del psico-drama. La teoría moreniana es congruente e incluso anticipa los postulados sis-témicos. Las técnicas psicodramáticas activan la relación y el cambio, acelerandoel proceso y el logro de los objetivos terapéuticos. La comparación detallada deambos enfoques excede los límites de este trabajo, pero no lo podemos concluirde un modo efectivo sin señalar el evidente paralelismo entre el concepto more-niano de «el hombre como autor y creador de su propia vida» (principal catali-zador de su propio cambio, con la guía del terapeuta, por medio de la reestruc-

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turación de escenas), y la posición narrativa-constructivista (utilizar el len-guaje del paciente, co-creación de nuevas narrativas), o la común importanciaatribuida a las redes de relaciones y la influencia socio-familiar sobre la conduc-ta, y la búsqueda también compartida de la integración grupal y la adaptación enel medio. Y qué decir de las posibilidades de las técnicas psicodramáticaspara:

1. Dar voz a un cuerpo que, ya de por sí, habla (estudio e interpretación de laexpresión somática mediante concreción simbólica, esculturas, espejo...)

2. Descifrar sus tensiones y expresiones de dolor (técnicas de caldeamiento cor-poral, lectura y diálogos escénicos con el cuerpo, juegos y ejercicios corporales,entrenamiento de la expresión corporal…)

3. Exteriorizar las voces y potencialidades internas (doble, soliloquio, cambio deroles, aparte, multiplicación dramática...),

4. Poner en acción (puesta en escena) para examinar y re-escribir (re-crear, vol-ver a crear) las historias (escenas) de los pacientes y las personas significativa-mente relacionadas con ellos (átomo social, personajes del drama), a fin deaprender guiones de vida (historias) y roles (modos de relación) más adaptativosque no generen síntomas (estudios de espacio personal y distancia interpersonal,sociometría activa de las posiciones relativas en el grupo/pareja/familia, diagra-mas de roles, dramatizaciones, role-playing, sociodrama…)

5. Re-entrenar la expresividad (técnicas corporales de caldeamiento, ejercicios deentrenamiento de la expresión corporal y la espontaneidad, role-playing…) paramejorar la comunicación.

Ya es muy abundante (y sigue proliferando) la literatura sobre esta integraciónTerapia Sistémica-Psicodrama, tanto para el tratamiento individual (D.Bustos, 1985; T. Herranz Castillo, 1990; J.S. Fonseca Filho, 1991…) y grupal (P.Población Knappe, 1990; D. Ubrí Acevedo, 1992…) como, y muy especialmente,de parejas (P. Población Knappe, 1990; E. López Barberá, 1991…) y familias(P. Población Knappe, 1990; P. Población Knappe y E. López Barberá, 1991; T.Herranz Castillo, 1992; S. Baer Mieses, 1992…).

En el abordaje de los conflictos familiares y de pareja, hay que destacar la téc-nica de la Escultura, por su especial relevancia y eficacia específica, creada y des-arrollada por terapeutas familiares (Duhl, Kantor, Papp, Silverstein, Carter, Andol-fi…) que se inspiraron en la metodología psicodramática (P. Población Knappe yE. López Barberá, 1991; E. López Barberá y P. Población Knappe, 1997). La téc-

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nica consiste en la utilización de los cuerpos para expresar simbólicamente laestructura vincular de un sistema relacional. Se puede esculpir la relación real,tal como la perciben subjetivamente los miembros del sistema, la ideal o deseada,esto es, el tipo de relación que desearían tener, la temida, la perceptual (aquéllaque cada uno cree que percibe el otro)... Del mismo modo, se pueden esculpirdistintos momentos en la relación con criterios temporales (presente-pasado-futuro) o circunstanciales (diferentes situaciones y contextos). Sirve para detectarlas disfunciones y discrepancias en la (percepción de la) relación, situando losaspectos más relevantes del conflicto, para explorar posibles negociaciones y paraaveriguar, e incluso ejecutar, los pasos a emprender en el proceso de cambiohacia la situación ideal negociada. Para ampliar la información, mejorar el diag-nóstico y operativizar el cambio, esta técnica se complementa con:

- Soliloquio - el sujeto expresa los contenidos que se le movilizan realizando eltrabajo.

- Doble - un auxiliar, el terapeuta u otro miembro del sistema verbaliza lo que elsujeto no es capaz de expresar.

- Espejo - el terapeuta u otro miembro del sistema reproduce la imagen para queel sujeto pueda observarse desde fuera y adquirir una nueva perspectiva.

- Cambio de Roles - dos o más miembros del sistema intercambian sus papelesen la escena y/o lugares en el espacio para comprender y relacionarse desde ellugar del otro.

- Multiplicación Dramática - varios miembros del sistema realizan la mismatarea a su modo para explorar distintas opciones.

Además de reajustar las relaciones a un nivel más satisfactorio para sus partici-pantes, esta metodología puede dar respuesta a cuestiones que hemos planteadoa lo largo de este trabajo, como los motivos y procesos por los que recurrimosal cuerpo para expresar nuestras aflicciones, cómo y por qué cambia el por-tavoz de la sintomatología dentro de los sistemas, qué relación pueden tenerlos cambios con las intervenciones (T. Herranz Castillo, 1992), el significadode los síntomas, la utilidad del trabajo con el lenguaje analógico para el diag-nóstico sistémico y el cambio terapéutico, las posibilidades de la instrumen-tación del cuerpo del terapeuta como emisor de mensajes analógicos con finesterapéuticos… (S. Baer Mieses, 1992) etc.

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Eventos Científicos

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VIII Reunión Nacional de la Asociación Española de Psicodrama: «Integracionesteóricas en psicodrama». Reus (Tarragona), 1-3 Mayo 1992.

XIV Conferencia Internacional de la Sociedad para la Exploración de laIntegración en Psicoterapia: «Integración sin fronteras». Madrid, 2-5 Julio 1998.

II Jornadas Interautonómicas del Norte de la Asociación Española deNeuropsiquiatría (A.E.N. País Vasco, A.E.N. Castilla y León, A.E.N. Asturias yAsociación Galega de Saúde Mental): «El cuerpo, encrucijada de la saludmental». Segovia, 13-14 Diciembre 2002.

Direcciones de interés

Asociación de Psicoterapia Integradora Humanista. Rector Ubach, 46. 1º 1ª.08021 Barcelona. Tf.: 93 2011016. Fax: 93 2020972. Web:www.feap.es/apih.html

Asociación Española de Psicodrama. E-mail: [email protected] Web:www.feap.es/aep.html

Asociación Española de Sexología Clínica. Santa Cruz de Marcenado, 12. 1º 5.28015 Madrid. Tf.: 4489327. E-mail: [email protected] Web: www.feap.es/aesc.html

Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas. Cristóbal Bordiu, 35.Oficina 105. 28003 Madrid. Tf.: 91 5543588. Fax: 91 5337650. E-Mail:[email protected] Web: www.feap.es

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Sección de Psicoterapias Corporales y Emocionales

Asociación de Psicoterapeutas «Laureano Cuesta». Hortaleza, 73. 3º Izq. 28004Madrid. Tf.: 91 3103238. E-mail: [email protected],[email protected] Web: www.psicoterapeutas.org,www.feap.es/aplc.html

Asociación Española de Psicosomatoterapia. Sol, 12. 39003 Santander. Tf.: 942215097. E-mail: [email protected] Web: www.feap.es/aeps.html

Asociación Española de Terapia Gestalt. Pza. Universidad, 1. 2ºA. 08007Barcelona. Castillejos, 417. 6º 1ª. 08025 Barcelona. Tf.: 93 3233222. E-mail:[email protected] Web: www.gestalt.es, www.feap.es/aetg.html

Escuela Española de Terapia Reichiana. República Guinea Ecuatorial , 4. 1ºC.46022 Valencia. Tf.: 96 3727310. Fax: 96 3562090. E-mail:[email protected] Web: www.EsTeRnet.org, www.cesser.com/usr/reichiana,www.feap.es/eetr.html

Sociedad Española de Terapia Bioenergética. Los Arfe, 41. 28027 Madrid. Tf.: 914077319. E-mail: [email protected] Web: www.feap.es/setb.html

Instituto de Estudios Psicosomáticos y Psicoterapia Médica. Alonso Cano, 46.6ºA. 28003 Madrid. Tf.: 91 5360893. E-mail: [email protected] Web:www.feap.es/ieppm..html

Instituto de Psicoterapia Gestalt. Tiziano, 11. 28020 Madrid. Tf./Fax: 915721507. E-mail: [email protected] Web: www.ipg-gestalt.com

Instituto de Técnicas de Grupo y Psicodrama. San Martín de Porres, 12B. Esc.Dcha. 0B. 28035 Madrid. Tf.: 91 3164216. Fax: 91 3164727. E-mail:[email protected] Web: www.feap.es/aep.html

Instituto de Terapia Gestalt. Xabia, 9. Entresuelo A. 46010 Valencia. Tf./Fax: 963390092. E-mail: [email protected] Web: www.itgestalt.com

Instituto Español de Psicodrama Psicoanalítico. Mejía Lequerica, 18. 28004Madrid. Tf.: 91 4480874. Web: www.feap.es/iepp.html

Psicocorporal. Terapias Corporales. Web: www.psicocorporal.com

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Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicología Médica. Ibiza, 74.2ºC. 28009 Madrid. Tf.: 91 5043087. E-mail: [email protected]: www.psicociencias.com, www.feap.es/semppm.html

Sociedad Española para la Integración en Psicoterapia. Pedrueca, 5. 1ºB. 39003Santander. Tf.: 942 223301. Fax: 942 223894. E-mail: [email protected]: www.arrakis.es/~dmusti/seip/seiphome.htm

Society for the Exploration of Psychotherapy Integration. Dr. George Stricker. TheDerner Institute. Adelphi University. Garden City, N.Y. 11530. USA. E-mail:[email protected] Web: www.cyberpsych.org/sepi Journal of Psychotherapy

Integration. Jerry Gold. Blodgett Hall 212A. Adelphi University. Garden City, N.Y.11530. USA. Ph.No. 516-877-4740. E-mail: [email protected] Web:www.apa.org/journals/int/description.html

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Mesa 1Pensamento, lenguaxe, narrativas eterapia

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Gramática generativa y mente

Camilo José Cela Conde, Gisèle Marty, Marcos Nadal, Miguel A. Capó. Carolina López Arenillas, Atahualpa Fernández.Laboratorio de Sistemática humana. Universidad de las Islas Baleares

En el prólogo a su libro El cerebro interno y mundo emocional, Rof Carballo(1952) comentaba con un orgullo nada disimulado cómo la patología psicoso-mática había pasado primero de especulativa a clínica y luego de clínica a fisio-patológica para alcanzar, por fin, una «razón de ser» anatómica. Ese camino denaturalización que exige ir desde lo especulativo a lo anatómico –pasando en oca-siones por estadios en los que los argumentos etiológicos son importantes– debe-ría figurar como vademecum imprescindible para quienes se adentran por lossenderos aún borrosos del análisis de las funciones del cerebro. Rof Carballo fueun pionero en la tarea y alcanzó en su empeño de dotar de razones de ser anató-micas a la medicina psicosomática unas cotas que este congreso reconoce. Pero¿sería posible plantear un programa semejante cuando hablamos de algo tan eté-reo como la mente?

Vamos a abordar aquí la manera como otro autor ilustre, Noam Chomsky, planteaun programa de naturalización de la mente para, a continuación, esbozar pordónde se puede seguir el camino que los postulados chomskianos abrieron. Engran medida se tratará de puntos de vista especulativos; la «razón de ser» anató-mica queda lejos todavía. Pero por algo se empieza.

La estructura de la mente en el programa chomskiano

En su obra Rules and Representations, Chomsky (1980) describe la mente comouna «caracterización abstracta de las propiedades de ciertos mecanismos físicos,casi por completo desconocidos hoy. No tiene ningún sentido ontológico ulterior»(Chomsky, 1980, p. 5). Esa descripción implica una postura precisa frente al lla-mado «problema mente/cuerpo« o «problema mente/cerebro»: no existe unaentidad ontológica «mente» ajena al cerebro, que es el mecanismo físico que lagenera, pero la entidad abstracta «mente» tampoco es reducible, de acuerdo conChomsky, a la actividad funcional del cerebro.

Intentemos explicar esa paradoja aparente. La carga metafísica de una menteajena al cerebro es, desde el punto de vista imperante hoy, un error derivado dela descripción del mundo llevada a cabo por la mecánica cartesiana. Como se

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sabe, Descartes postuló la existencia de la res cogitans o mente como entidadseparada de la res extensa o mundo físico. Pero llegó a esa conclusión a través suintento de demostrar la existencia de un mundo físico por completo deterministay alejado del animismo. Para ello, Descartes situó en el mundo de lo mental lasacciones que, de forma introspectiva, intuímos que no están sujetas a ningunadeterminación externa. Hoy entendemos —si es que Descartes no lo entendiótambién así— que la mente no es ajena al cerebro: aparece como resultado de laspropiedades de ciertos mecanismos físicos (la mayoría de ellos desconocidos,recordémoslo). Pero ese resultado, sostiene Chomsky, no es reducible a los pro-pios mecanismos físicos. El cerebro, compuesto de órganos mentales, lleva a caboprocesos para dar lugar al conocimiento, y ese conocimiento no es ningún órga-no mental, ni tampoco la suma de todos ellos, sino el resultado de una interac-ción.

Un poco más adelante en la misma obra Chomsky puntualiza que hay algo seme-jante a una mente unitaria, «un sistema de distintos sistemas de pensamiento queinteractúan» (Chomsky, 1980, p. 28). La idea de la mente «trascendente» comosistema de distintos sistemas del pensamiento que son propiedades de ciertosmecanismos físicos pero va más allá de ellos se mantiene en el programa mini-malista posterior (Chomsky, 1998a; 1998b). De hecho constituye un punto cen-tral de la teoría del lenguaje y de la mente de Chomsky a lo largo de toda su carre-ra. ¿De dónde proviene su fuerza?

Nadie discute hoy, que nosotros sepamos, el que la mente es un conjunto siste-mático del pensamiento que tiene su soporte físico en el cerebro humano. Inclusoquienes mantienen, más bien metafóricamente, que la mente está «en la interac-ción entre la sociedad y el individuo» (Fischer, 1990), la necesidad del soportecerebral es absoluta. Se podrá sostener, pues, que la mente es algo más que elcerebro, que no es reducible al soporte físico y ni siquiera, tal vez, a la actividadfuncional de éste, pero ni los dualistas más acérrimos relacionan hoy la mente conla actividad funcional del corazón o del hígado, como cupo imaginar en un tiem-po. ¿A qué viene entonces proclamar su condición trascendente?

La respuesta dada por Chomsky a través de distintos artículos en los que se plan-tea precisamente esa pregunta (Chomsky, 1992; 1994; 1995; 1998a) tiene que vercon los medios existentes para explicar los fenómenos observables. Desde elpunto de vista ontológico, la mente es un objeto natural, tan natural como un serhumano o un átomo de hidrógeno. Pero de acuerdo con una postura epistemoló-gica que cabría calificar tal vez más cercana a Hillary Putnam que a Descartes,Chomsky plantea que los objetos naturales no son accesibles por igual. Los áto-mos de hidrógeno son explicables en términos técnicos o, si se prefiere, científi-cos. Pero cuando hablamos del «ser humano» no basta con describirlo en térmi-

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nos físicos, químicos o incluso anatómicos. Hay algo más, un añadido que escapaa las aproximaciones científicas y sólo puede ser explicado en términos de senti-do común.

La distinción entre aproximaciones naturalistas y aproximaciones de sentidocomún, no naturalistas, es básica en la epistemología chomskiana y del todoimprescindible para entender su teoría de la mente. Pero el que exista una apro-ximación solamente de sentido común, no naturalista, a la entidad natural «serhumano» no quiere decir que todos los aspectos de un ser humano sean inabor-dables para la investigación científica. Los brazos o el hígado de un ser humanoson del todo entidades naturales al estilo del «átomo de hidrógeno». ¿Qué decirde la mente? ¿Pertenece a lo abordable de forma naturalista o a lo abordable sola-mente en términos de sentido común?

La respuesta es dolorosa para los objetivos de nuestro artículo. Si consideramos«mente» de forma holista, como correlato de «ser humano« (y casi como su equi-valente), Chomsky entiende que no hay forma de realizar una aproximación natu-ralista a la mente. Enseguida veremos con mayor detalle por qué. Pero los aspec-tos parciales de la «mente» sí constituyen programas legítimos, para Chomsky, delestudio científico. Difícilmente podía ser de otra manera, habida cuenta de lamanera como establece a lo largo de toda su obra lo que es el órgano mental dellenguaje.

Para Chomsky el de la mente/cuerpo no es un problema en sí mismo, sino tan soloel resultado de un inadecuado enfoque que tiene que ver con la manera como lamecánica cartesiana describió el mundo (es decir, un falso problema). Si abor-damos adecuadamente la forma como funciona el conjunto mente/cerebro, lamejor manera de responder a la pregunta acerca de si «el pensamiento del serhumano» es o no una entidad natural es el preguntarnos, a su vez, si existenaspectos parciales del pensamiento humano que pueden ser descriptibles deforma naturalista.

La respuesta es afirmativa.

El «pensamiento humano» entendido de forma holista no será nunca abordablede forma naturalista. Como dice Chomsky (1994): «Sencillamente, un enfoquenaturalista no excluye otros modos de tratar de comprender el mundo. Quien loadopta puede creer consistentemente (conmigo) que aprendemos muchas máscosas de interés humano sobre cómo piensa y siente y actúa la gente leyendo nove-las o estudiando la historia o las actividades de la vida ordinaria, que con toda lapsicología naturalista; quizá esto vaya a ocurrir siempre. Del mismo modo, el artepuede ofrecer una apreciación de los cielos a la que la astrofísica no aspira». Pero

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eso no impide el que se puedan detectar y explicar de forma naturalista algunosaspectos parciales de lo que es el pensamiento.

¿Hasta dónde llegarían esos aspectos parciales?

Como habíamos apuntado antes, lo que distingue la concepción de Chomsky es lacondición de lo mental como un sistema de sistemas distintos. Es ése el sentido dela mente chomskiana, opuesto al de todos los que, desde Skinner a Piaget, sostie-nen que la mente es un todo único e indiferenciado. Aun cuando se acepte queexisten diferentes facultades mentales (memoria, imaginación, entendimiento,afección, voluntad), la idea de la uniformidad mantendría que las diferentes capa-cidades cognitivas se desarrollan de manera uniforme, que existen principiosgenerales del conocimiento «estrategias de aprendizaje comodín» subyacentes atodas las distintas capacidades mentales (Chomsky, 1980, p. 245). Chomsky dis-cute de manera explícita esa pretendida «uniformidad» (Chomsky, 1980, p. 40 ff.;p. 244 ff.), invocando, con toda razón, las evidencias enormes en su contra queproceden de los trabajos experimentales, en concreto de los de David Hubel sobrela percepción visual en los mamíferos.

Los órganos mentales

La modularidad mental implica, pues, una estructura en la que se integran dife-rentes sistemas del pensamiento pero, ¿cuáles? Chomsky habla de varios «órganosmentales» que se desarrollan cada uno de manera específica de acuerdo con elprograma genético, igual que se desarrollan los órganos del cuerpo (Chomsky,1980, p. 245). No existen principios generales del crecimiento de los órganos quesean responsables de la forma y funciones del hígado, el riñón, el corazón, etc.,más allá del nivel de la biología celular. Lo mismo debe ser cierto para los órga-nos mentales (Chomsky, 1980, p. 245). Se trata de un primer atisbo en el trasla-do de la especulación a la anatomía porque, siendo así, quizá cabría indicar cuá-les son los correlatos anatómicos de esos «órganos mentales». Pero para ello esnecesario de antemano identificar tales órganos.

Uno de los órganos mentales es inmediato, y más aún si estamos hablando deChomsky: la facultad del lenguaje; los demás no quedan tan claros.

Los términos en que Chomsky habla de «lenguaje» son conocidos: se trata de unacaracterística ligada a nuestra especie, de orden, pues, universal, basada en laexistencia de una capacidad innata que, durante la ontogénesis —y gracias a losinputs recibidos del entorno idiomático—, da lugar a la gramática profundacorrespondiente a la lengua materna. Son inabordables los estudios que han idoacotando las características de esa gramática generativo-transformacional res-

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ponsable de la condición creadora del lenguaje. Pero además de ese aspectoestrictamente sintáctico, la gramática generativa tiene un componente antropoló-gico: supone una determinada forma de procesar, desde el punto de vista cogniti-vo, las informaciones procedentes del medio dotándolas —mediante un procesotop down en el que los esquemas de pensamiento previos son cruciales— de sen-tido. El lenguaje no sólo permite hablar del mundo; permite, además, entender-lo.

En ese sentido es el lenguaje un «órgano mental». Pero nos estábamos plantean-do si existen más. Y la respuesta que da el propio Chomsky es, con todas las reti-cencias que se quieran añadir, afirmativa. Otro órgano mental parece ser la facul-tad numérica, es decir, el concepto de adición indefinida de elementos discretosque conduce al infinito (Chomsky, 1980, p. 38). Otro podría ser la capacidad demanejar propiedades abstractas del espacio (Chomsky, 1980, p. 39). Otro más, lacapacidad (sugerida por Piaget, como reconoce Chomsky) de desarrollar unconocimiento científico en determinados dominios (Chomsky, 1980, p. 249). Aúntenemos otro: la capacidad de reconocimiento de rostros (Chomsky, 1980, p.248). Pero ahora viene la mala noticia. Salvo que la metodología y, quizá, las evi-dencias obtenidas del estudio del órgano del lenguaje sean traspasables a losdemás órganos mentales, nos encontraríamos con que —de acuerdo conChomsky— esas otras facultades sólo pueden abordarse en términos de sentidocomún.

La idea un tanto intuitiva de que las estructuras del lenguaje son específicas y pro-porcionan poca luz sobre los demás órganos mentales la mantiene Chomsky a lolargo de toda su obra. Markson y Bloom (1997) han estudiado el fast mapping–aprendizaje de aspectos del significado de nuevas palabras en función de unaspocas exposiciones incidentales y retención del conocimiento adquirido duranteun periodo largo— en los niños, sacando la conclusión de que esa facultad tal vezno se limite al aprendizaje lingüístico. La capacidad de aprender y retener nuevaspalabras podría formar parte de posibilidades de aprendizaje y memoria que noson específicas del lenguaje. A su vez, la detección por parte de Vandenberghe ycolaboradores (1996) de un sistema semántico común para palabras e imágenesapunta en el mismo sentido. Como indica Caramazza (1996), eso no significa porfuerza que la región encargada de un «órgano» sea funcionalmente homogénea;quizá una misma área es capaz de manejar distintas formas de conocimiento demanera diferente, tal como sugieren los estudios de lesiones cerebrales. Pero laidentificación de esas áreas «multiórgano» plantea, en todo caso, una relaciónmás estrecha de la que cabría imaginar entre la semántica visual y la verbal.En contra de lo esperado, algunos de los «órganos de la mente» mencionados porChomsky en su texto de 1980 cuentan hoy con interpretaciones científicas inci-pientes. Así, la facultad numérica (Dehaene et al, 1999) o el reconocimiento de

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rostros (Ó Scalaidhe, Wilson, & Goldman-Rakic, 1997). Pero sería injusto retra-tar a Chosmky como un autor empecinado en sostener unas posturas que la cien-cia luego refuta. En su artículo «Explaining Language Use» (Chomsky, 1992), y aldescalificar la posibilidad de una investigación naturalista de la intencionalidad,Chomsky ya recogía que en el terreno del estudio de los sistemas C-R (computa-cional-representacionales) se habían logrado notables éxitos de explicación dealgunos aspectos de la «semántica interna» (internalist semantics) gracias a lastécnicas de detección de potenciales eléctricos ERP. Cabe recordar al respecto quedentro de la teoría chomskiana era la sintaxis la que podía ser estudiada de formacientífica; la semántica sólo parecía abordable por medio de explicaciones de sen-tido común. Eso significa, pues, que mediante las técnicas modernas de detecciónde la actividad funcional del cerebro es posible obtener explicaciones naturalistasy, por tanto parciales, del pensamiento en parcelas antes ocultas. El propioChomsky ha planteado más tarde la necesidad de distinguir entre los sentidosestrecho y amplio del lenguaje, incluyendo en este último ciertas capacidades quevan más allá de las consideraciones gramaticales estrictas (Hauser, Chomsky, &Fitch, 2002).

Sigamos, pues, por esa línea apuntada. Los rasgos que, además del lenguaje, pen-samos que distinguen mejor a los seres humanos de los otros primates son los jui-cios éticos, la estética y las creencias religiosas —por dejar de lado otros tambiénnotorios como el sentido musical. Pues bien, los dos primeros cuentan ya con evi-dencias experimentales acerca de cuáles son los correlatos en el cerebro de losprocesos cognitivos que subyacen a la ética y la estética.

El órgano de la moral

Desde que Hanna Damasio y sus colaboradores resucitaran el caso de PhineasGage, el ingeniero que, en el siglo XIX, sufrió lesiones cerebrales que no le mata-ron pero le causaron déficits en la toma de decisiones (Damasio et al, 1994), sepuso de manifiesto la importancia de las conexiones cerebrales existentes entre lacorteza frontal y el sistema límbico de cara a poder llevar a cabo una conducta útilpara la adaptación social (la denominada «hipótesis del marcador somático»).Mediante el estudio de pacientes con lesiones cerebrales se estableció que laamígdala y otras zonas ventrales del cerebro son elementos necesarios a la horade realizar juicios sobre la vida social, aunque sus papeles respectivos difieren(Adolphs, Tranel, & Damasio, 1998; Bechara et al, 1999). Por su parte, y graciasa la técnica de la resonancia magnética funcional (fMRI) que mide el consumo deoxígeno provocado por el trabajo de las neuronas, Alan Sanfey y sus colaborado-res (2003) identificaron en sujetos, esta vez sanos, la activación de una zona queestá relacionada con las emociones —la ínsula anterior— y otra zona frontalencargada de múltiples funciones entre las que se encuentran los juicios realiza-

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dos frente a las alternativas existentes para la acción —la corteza prefrontal dor-solateral. En todos esos estudios se da por supuesto que el cerebro es el genera-dor, mediante sus estados funcionales, de lo que llamamos consciencia o mente.Pero existe una diferencia sensible entre hablar de la actividad cerebral en térmi-nos vagos y establecer cuáles son las redes neuronales interrelacionadas en undeterminado proceso cognitivo. Por desgracia la precisión temporal de la fMRI noes muy alta, del orden de entre 2 y 6 segundos, cuando los procesos de activacióncerebral se miden en milisegundos.

¿Qué nos están indicando la fMRI y la tomografía de emisión de positrones (PET)respecto de la activación cerebral relacionada con juicios que implican en ciertaforma el uso de valores morales?

Lo interesante no es tanto la respuesta que puedan dar los participantes del expe-rimento como las zonas cerebrales que se les activan de forma distinta cuando seenfrentan a juicios morales personales, juicios morales impersonales y juicios queno tienen contenido moral. De acuerdo con los resultados obtenidos por Greeney colaboradores (2001), la condición personal (puente) activó de manera signi-ficativamente mayor el giro medial frontal (áreas de Brodmann —BA— 9 y 10),el giro posterior cingulado (BA 31) y el giro angular en los dos hemisferios (BA39). Todas esas áreas se consideran relacionadas con el procesamiento de lasemociones. Por el contrario, los juicios morales impersonales y los neutros acti-varon de manera significativamente mayor el giro medial frontal derecho (BA 46)y el lóbulo parietal de ambos hemisferios (BA 7/40), áreas que se relacionan conla memoria de trabajo. El resultado indica, pues, una implicación de las emocio-nes en los juicios personales frente al cálculo presente en los impersonales y losneutros.

Se han realizado diferentes estudios con resultados en cierto modo dispersosdebido, tal vez, los diferentes objetivos y supuestos de partida de los diferentesgrupos de investigadores.

El trabajo de Joshua Greene y colaboradores (2001) se centró en la búsqueda decorrelatos neuronales diferenciales para la resolución de dos grupos diferentes dedilemas que se distinguían por el modo de llegar a un mismo resultado. Los ejem-plos paradigmáticos fueron los dilemas «tranvía» (trolley) y «puente» (footbrid-ge). En el primero al participante en el experimento se lo puso ante la siguientesituación:

Dilema tipo trolley. Un tranvía sin control matará a cinco personas si sigue su tra-yecto. Usted puede desviarlo mediante una palanca hacia otros raíles en la quesólo hay una persona, a la que sin duda el vehículo matará. ¿Es apropiado accio-nar la palanca?

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En el segundo caso, el dilema seguía un guión similar con la diferencia de que lasituación cambiaba algo:

Dilema tipo footbridge. Ahora usted está en un puente sobre los raíles y tiene a sulado a un extraño. Para salvar a las cinco personas que serán atropelladas puedeusted arrojar al extraño a los raíles, deteniendo así el tranvía. ¿Es apropiado obrarasí?

La búsqueda de correlatos neuronales diferenciales tuvo su origen en que las res-puestas a los dilemas por parte de los distintos sujetos implicados en el experi-mento variaban de manera sustancial. En resumen, la mayor parte de los partici-pantes respondía que en el primer caso es apropiado desviar el tren arrollando alindividuo solitario, mientras que en el segundo caso, también de forma mayorita-ria, se opinaba que no es apropiado arrojar a la vía al extraño. Todo ello pese ala obviedad de que el resultado final de ambos dilemas es el mismo: salvar la vidade cinco personas a cambio de la vida de un solo individuo.

Para llevar a cabo el estudio el equipo de Greene añadió a los grupos de dilemastipo trolley —a los que llamó dilemas morales impersonales— y a los tipo foot-bridge —o dilemas morales personales— un tercer grupo de dilemas neutroscon el propósito de que estos últimos sirvieran como linea base para compararlos resultados de los otros dos. La heurística utilizada para construir unos y otrosfue la de partir de los dilemas paradigmáticos y crear variaciones sobre ellos, pro-ceso por el cual se llegó a establecer que los dilemas personales debian contenernecesariamente tres elementos: 1) implicar un daño corporal; 2) a un individuoo grupo de individuos particular y 3) de tal forma que el daño no sea una«desviación» de un daño preexistente, sino más bien el resultado de la interven-ción expresa de quien juzga (noción de agencia). Los dilemas que carecieran deal menos uno de los elementos anteriores serían considerados impersonales, decontener juicios morales, o neutros si se referían a otro tipo de juicio comopuede ser el de utilizar un determinado tipo de ingredientes en una receta queexige otros.

Lo interesante no es tanto la respuesta que dieron los participantes del experi-mento como las zonas cerebrales que se les activaron de forma distinta cuando seenfrentaban a los dilemas morales personales, los dilemas morales impersonalesy los dilemas sin contenido moral. De acuerdo con los resultados obtenidos porGreene y colaboradores (2001), la condición personal (footbridge) activó demanera significativamente mayor el giro frontal medial (áreas de Brodmann–BA— 9 y 10), el giro cingulado posterior (BA 31) y el giro angular bilateral (BA39). Todas esas áreas se consideran relacionadas con el procesamiento de lasemociones. Por el contrario, los dilemas morales impersonales (trolley) y los

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neutros activaron de manera significativamente mayor el giro medial frontal dere-cho (BA 46) y el lóbulo parietal de ambos hemisferios (BA 7/40), áreas que serelacionan con la memoria de trabajo. El resultado indica, pues, una implicaciónde las emociones en los juicios sobre dilemas personales frente al simple cálculopresente en los impersonales y los neutros. El trabajo de original de Greene y cola-boradores fue ampliado más tarde (Greene et al, 2004) teniendo en cuenta estavez las respuestas de los individuos a los dilemas personales pero sin diferenciasdignas de mayor comentario.

Podemos destacar varias sombras en la interpretación del experimento de Greeney colaboradores (2001). En primer lugar, los correlatos neuronales del juicio aso-ciado a dilemas impersonales y neutros fueron en la práctica idénticos con la sal-vedad de algunos puntos del área BA 7/20 del hemisferio derecho. Por añadidurael punto clave donde hubiese cabido buscar diferencias adicionales, el cortexorbitofrontal, no pudo estudiarse debido a ciertos artefactos creados por la sus-ceptibilidad magnética. Pero también existen algunas dudas de concepto. Aunquelos sujetos de los experimentos opten por una solución distinta en el caso del tran-vía y en el del puente, es más que dudoso —como sugieren, por otra parte, lospropios autores al final de su artículo— que quepa llamar «impersonal» a laacción cuando se obliga a sacrificar una persona, y todavía más digno de sospe-cha que esas acciones impersonales activen los mismos circuitos en el cerebroque los juicios no morales al estilo de si es correcto utilizar nueces normales enuna receta pensada para nueces de macadamia. O bien la inteligencia humanaesconde unas ciertas claves de perversidad e indiferencia hacia la suerte de nues-tros congéneres, o el experimento pone de manifiesto claves mentales distintas ala de un juicio moral.

Jorge Moll y colaboradores (2002) ofrecieron a tal respecto algunas pistas usan-do dilemas que implicaban juicios morales (ejemplo: el juez condenó a un ino-cente), juicios no morales neutros (los niños obesos deben seguir dieta), juiciosno morales pero desagradables (limpió el retrete con la lengua) y juicios sin sen-tido (el turno vital de los zapatos bebidos era hermano). Los juicios morales acti-varon la corteza medial orbitofrontal, el polo temporal y el surco temporal supe-rior del hemisferio izquierdo mientras que los no morales pero desagradables lohicieron respecto de la amígdala izquierda, el giro lingual y el giro lateral orbital.En opinión de los autores, la coincidencia en este último caso con las zonas queGreene y colaboradores indicaban como propias de los juicios morales persona-les apunta a la activación de zonas emotivas no tanto por la necesidad de decidirla moralidad de una acción como por las circunstancias desagradables de las con-ductas que se sugieren, de evidente importancia a la hora de tirar a una personadesde un puente. Por lo que hace a la activación ligada al juicio moral, el trabajode Moll y colaboradores confirmó pautas ya conocidas como es la implicación del

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córtex medial orbitofrontal. Pero el hecho de que los juicios morales utilizados noactivasen zonas límbicas y sí zonas occipitales relacionadas con la visión planteala necesidad de llevar a cabo nuevos experimentos con más sujetos y en condi-ciones mejor controladas.

El órgano de la belleza

Además de lo juicios morales, los de orden estético también han podido estudiar-se por lo que hace a sus correlatos cerebrales gracias a las técnicas de neuroi-magen. De hecho nuestro equipo de investigación, al abordar el intento de diluci-dación de tal actividad cognitiva, se encontró con un problema muy semejante alque llevó a Shaftesbury o a Hutcheson a preguntarse qué es eso del gusto estético.Puede contestarse sin miedo a la equivocación que no lo sabemos. Así que nos-otros optamos por dejar de lado las definiciones: sea lo que sea, parece induda-ble que hay una capacidad humana para encontrar estéticas unas cosas y otras,no. Pues bien, para averiguar lo que se esconde debajo de ese fenómeno decidi-mos preguntárselo a los sujetos de nuestros experimentos. Comenzamos, pues,por realizar un estudio de los juicios semánticos emitidos por una gran cantidadde participantes (más de 100) sobre láminas de muy diversos estilos: reproduc-ciones de obras de pintores de distintas escuelas; fotografías de paisajes urbanos,marítimos, campestres; figuras de las que se utilizan como iconos publicitarios;máquinas; objetos de papelería... La oferta era muy amplia. A los sujetos se lespidió que calificaran cada lámina puntuándola de 0 a 9 en las escalas de bello/nobello, agradable/desagradable, interesante/no interesante y original/no original,que son las utilizadas de manera más común en la Psicología del arte. Se detectóasí que existe un componente básico de lo estético, lo que el psicólogo Eysenckdenominó un «factor único« ya en los años 40 del siglo XX. Dicho de otra mane-ra, se comprobó que lo que un sujeto encuentra bello también lo encuentra, engran medida, agradable, interesante y original (Marty et al, 2003). El resultadoobtenido daba pie a utilizar las técnicas de obtención imágenes de las funcionescerebrales con la única variable de bello/no bello; algo imprescindible porque espreciso manejar variables lo más concisas y simples posible.

El segundo problema a superar consistió en obtener una respuesta a la pregunta¿bello para quién? Si se presentaba a los sujetos experimentales un paquete deláminas supuestamente bellas, elegidas como tales por los diseñadores del expe-rimento, se corría el riesgo de estar usando un criterio sesgado. De hecho esa difi-cultad se presentó en los primeros experimentos hechos en 2002, en colabora-ción con el equipo del Dr. Ricardo Montz, la clínica López Ibor de Madrid, y pro-fesores del Departamento de Psicología Básica de la Universidad Autónoma deMadrid, mediante la técnica de la tomografía por emisión de positrones (PET). Nose obtuvieron resultados lo bastante concluyentes, aunque sí prometedores.

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El uso de otra técnica distinta, la de magnetoencefalografía (MEG) en el CentroPérez Modrego de la Universidad Complutense —con la colaboración de un equi-po dirigido por los doctores Tomás Ortiz y Fernando Maestú— permitió superarese obstáculo. Se presentaron a los ocho participantes en el experimento 320láminas que incluían los estilos artísticos muy diversos ya mencionados y fotogra-fías de la naturaleza. Cada sujeto (eran todas mujeres, para eliminar las posiblesvariables de comportamiento entre los sexos) debía decidir por sí mismo frente acada lámina si la encontraba bella o no. Las láminas fueron previamente homo-geneizadas en tamaño, estructura de color, luminancia, definición y complejidad. El experimento detectó en todas las participantes la activación del córtex prefron-tal dorsolateral izquierdo cuando contemplaban las láminas que ellas mismasdaban como bellas. Se activaban también, por supuesto, otras áreas relacionadascon las tareas visuales y con la percepción de forma y color. Pero la activación delcórtex prefrontal dorsolateral izquierdo era mucho más intensa en las láminas«bellas» que en las «no bellas». (Cela-Conde et al, 2004). Es preciso aclarar quelas participantes no coincidían en el criterio acerca de qué laminas eran bellas yqué otras no. Pero la condición subjetiva, personal, de la belleza les activaba atodas esa misma área cerebral.

Los resultados de nuestro experimento indican que la zona prefrontal del cerebroes en gran medida responsable de una conducta tan específicamente humanacomo la de la percepción estética. Falta por averiguar en qué medida intervienenpara matizarla factores como pueden ser los de la educación recibida, o el sexo.La continuación de nuestros experimentos intentará averiguarlo.

En el dibujo del cerebro que está apareciendo gracias a los estudios de imagine-ría cerebral se apuntan ya algunas claves dignas de mención. En primer lugar, laconfirmación de aquella hipótesis lanzada por Crick y Koch (1990) acerca de laconsciencia como una actividad sincronizada de neuronas que se encuentransituadas en lugares distintos de la corteza cerebral, cosa que da carpetazo a algu-nas de las ideas más firmes del funcionalismo computacional (Fodor, 1983, porejemplo): un procesador central y un progreso bottom-up de la percepción hastallegar a los procesos superiores. En lo que llamamos «conocimiento» intervienensecuencias de activación complejas cuyas dimensiones espaciales y, sobre todo,temporales no han podido ser puestas de manifiesto hasta el desarrollo de técni-cas tan precisas como la de la magnetoencefalográfica, capaz de detectar la acti-vación neuronal en lapsos de centésimas de segundo. Estamos lejos todavía decontar con un mapa preciso de las activaciones espaciotemporales relacionadascon los procesos cognitivos pero vamos camino de hacerlo. En términos genera-les va apareciendo un panorama en el que la corteza prefrontal juega un papel deprimer orden respecto de lo que son los procesos cognitivos, cosa que, por otraparte, había sido ya sugerida, aunque fuese a título de hipótesis especulativa, por

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los científicos (Deacon, 1996; 1997). Convertir esa especulación en certeza ana-tómica es la tarea que se espera de la ciencia actual.

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Semántica general y psicoterapia

Ramiro J. Álvarez

El mapa no es el territorio; el mapa no cubre todo el territorio; todo mapa esautorreflexivo.

La sentencia nos suena; la hemos leído repetidamente en multitud de obras dediferentes autores; nos la ofrecen continuamente como paradigma de la distanciaentre la «realidad» y la interpretación personal que de ella hacemos tanto en lavida cotidiana como en nuestro quehacer profesional y, sin embargo, a la mayoríade los receptores del mensaje les resulta completamente desconocida tanto lafuente como el verdadero trasfondo conceptual que la máxima quiere reflejar.

En el ámbito cotidiano, la gente entrecomilla con sus dedos ciertos términos cuyocarácter relativo o subjetivo quiere destacar; asimismo, el empleo de guiones paraunir términos diferentes pero que aluden a una misma realidad en un único con-cepto unitario se ha generalizado hasta el punto de considerarlo como habitual. Ytodas estas prácticas –sepámoslo o no– forman parte del eco de influencias quela teoría de la Semántica general (SG) de Alfred Korzybski está ejerciendosobre nuestro propio modo de pensar.

Semántica General no es una parte de la lingüística, aunque tiene que ver con ellenguaje; no es una escuela de filosofía, aunque se sustenta sobre un quehacerfilosófico como búsqueda y cuestionamiento; no es una forma de psicoterapiaaunque sus implicaciones alcanzan a muchos de los más actuales movimientosterapéuticos. Semántica general podría ser definida como un mapa del quehacerhumano natural en su afán de comprender y ajustarse a la inabarcable «realidad».

Si aceptamos como definición de cordura el adecuado ajuste de una persona a larealidad, si consideramos como medida razonable de la sensatez la distancia exis-tente entre la «realidad» objetiva y la «realidad» personal, entonces podremosempezar a intuir la utilidad que los planteamientos de la SG pueden aportar al tra-bajo psicoterapéutico de cualquier escuela particular.

Alfred Korzybski (1879-1950), testigo directo de las dos grandes contiendas mun-diales, pudo constatar la gran paradoja de una humanidad capaz de desarrollaruna tecnología que, en su vertiente bélica, llegaba a desarrollar la potencia sufi-ciente como para arrasar ciudades enteras al tiempo que, en sus planteamientos

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existenciales, en su filosofía de la vida, se aferraba a los viejos mitos y prejuiciosdel pasado. Tal vez la situación no es muy diferente en nuestra actualidad, acomienzos del siglo XXI; hoy en día constatamos también que, mientras en elámbito científico-tecnológico se produce una progresión geométrica, en su des-arrollo social, en su «humanización», la humanidad se ve frenada por credos atá-vicos, prejuicios apriorísticos y estilos supersticiosos que dificultan un desarrollosimilar.

Fue este desfase, este décalage entre tecnología y humanización lo que impulsó alautor de Science and Sanity a averiguar las razones del origen de este desajustepara proponer vías de equilibrio y progreso armónico de manera que los aspec-tos más propiamente humanos de las personas alcanzaran el mismo nivel de des-arrollo que la ciencia y la técnica.

Si entendemos a las formas de vida más elementales, las plantas, como «enlaza-dores de energía»cuya función consiste en unir la energía lumínica del sol y laenergía química de los componentes del suelo para sintetizar proteínas y a los ani-males en general, dotados de movimiento, como «enlazadores de espacios» pre-cisamente por su carácter territorial, tendremos que caracterizar a los sereshumanos como «enlazadores de tiempo»; los únicos seres vivos del planeta capa-ces de mantener la conciencia de su pasado a lo largo de generaciones así comode elaborar proyectos de futuro a muy largo plazo; los únicos con conciencia his-tórica colectiva e individual.

Y esta especificidad característicamente humana, esta posibilidad de enlazar tiem-pos radica en la capacidad de lenguaje como sistema de símbolos, exclusiva denuestra especie. Pero en el hecho lingüístico radican, precisamente, la máximaposibilidad de desarrollo y el mayor obstáculo a nuestro progreso. El Génesisalude a la facultad «co-creadora» del ser humano en el sentido de que fue él quienque dio su nombre a cada ser creado pero narra también cómo el propio lengua-je impidió a los hombres alcanzar el cielo mediante la confusión de la Torre deBabel.

La clave estaba, entonces, en el lenguaje, en esa prerrogativa exclusivamentehumana de traducir y simplificar la realidad en palabras y aprender a reaccionarante las palabras como si de la realidad misma se tratase. Korzybski vio con clari-dad que mientras la ciencia utilizaba para su progreso un lenguaje inequívoco,objetivable e isomórfico con la realidad a la que se refería, un lenguaje científi-co, el habla cotidiana –con los demás y con uno mismo– constituía una repre-sentación distorsionada, equívoca y, a menudo, muy diferente del mundo objetivoque pretendía transmitir; se trataba de un lenguaje mitológico particular crea-dor de «realidades subjetivas» distorsionadas y engendrador de problemas emo-cionales.

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El mapa no es territorio tiene, entonces, el sentido de recordarnos que la pala-bra no es la realidad que designa.

La SG, sirve de punto de reflexión para incrementar nuestra conciencia de estaseparación entre discurso y realidad por un lado y, por otra parte, se constituyeen herramienta muy útil para asegurar que ese distanciamiento entre hechos ypalabras sea el menor posible. En efecto, la realidad es unitaria, macro y micro-cósmica, procesual y compleja; su mapa, nuestro lenguaje, es equívoco y múltiple,elemental y fragmentario. Nuestra capacidad de percepción de la realidad es limi-tada y, así, nuestro lenguaje refleja más propiamente nuestra propia limitaciónperceptual que la proteica «realidad».

En el ámbito «real» tienen lugar los acontecimientos-proceso, un estrato de la«realidad» que sólo puede ser inferido a partir de datos científicos: la estructuradel átomo con su flujo de electrones, los continuos intercambios de materia yenergía, el «ciclo de la vida» en todas sus manifestaciones. Se trata del nivel de la«realidad universal» dinámica y mutante, de la que nosotros mismos, en nuestroconstante devenir –en todos los órdenes: físico, intelectual y emocional– forma-mos parte integrante.

De toda esa compleja realidad, nuestra estructura neuro-psíquica nos permiteacceder tan sólo a un limitado rango de objetos perceptibles a través de los órga-nos sensoriales. Se produce, por lo tanto, una primera abstracción –en el sentidode «dejación»– de datos dentro del ámbito de, por así decirlo, contacto directocon lo «real»; es el nivel de las percepciones directas desde un punto de vista muyamplio en el que se incluye la propia conciencia no verbal –directa– de nosotrosmismos.

Pero la «realidad directa« es incomunicable –por compleja y proteica- a losdemás y a nosotros mismos. Necesitamos realizar una nueva abstracción (deja-ción de datos) para hacernos una idea comprensible de esa «realidad». Nos situa-mos, entonces, en el primer nivel verbal, descriptivo, en el que las denomina-ciones verbales cobran primacía sobre la «experienciación» directa: nos defini-mos a nosotros mismos y definimos a las personas y objetos de nuestro entorno.Y, lo que es más importante, ya no reaccionamos tanto ante los seres u objetosexistentes en la realidad, sino ante el título genérico de la categoría en la que losincluimos. Este procedimiento ahorra mucho tiempo y energía a la hora de habér-selas con el mundo pero ofrece el riesgo de incurrir en simplificaciones, estereo-tipos, y generalizaciones demasiado elementales.

Una vez alejados de la realidad e inmersos en nuestras construcciones lingüísti-cas, es posible continuar refinando el proceso de abstracción-selección para

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introducirnos en el nivel inferencial, ciertamente muy útil cuando permanecesometido a los rígidos controles del procedimiento científico de contraste conti-nuo de hipótesis, pero lleno de riesgos cuando, en la vida cotidiana, perdemos devista nuestro propio proceso de recorte progresivo de la realidad hasta el puntode convertir nuestro mapa de la «realidad» en una recolección fatídica de expec-tativas inmutables.

De nuevo, las indudables ventajas de las generalizaciones desprovistas delcorrespondiente control científico desembocan fácilmente en teorías persona-les sobre el mundo, nosotros mismos, nuestro futuro o nuestras posibilidadesque, a menudo, cobran un sesgo de mitología personal.

Por el mismo hecho de ser seres humanos, no podemos sustraernos al reduccio-nismo lingüístico de la «realidad». La SG, entonces, puede servir de punto dereflexión para lograr una construcción de nuestro mapa verbal lo más isomórficoposible con esa realidad que quiere representar. De este modo, algunos de losconceptos de Korzybski pueden resultar muy útiles para un sano realismo y unadecuado equilibrio emocional.

En primer lugar, el concepto de no-identificación. No se trata sólo evitar reac-cionar ante las palabras como si ellas fueran el objeto real al que se refieren sinoque, además, frente al postulado aristotélico de identidad (A = A), la SG asume elprincipio heraclitiano de que «no es posible bañarse dos veces en el mismo río»;no sólo porque las primeras aguas ya habrán pasado sino porque, además, lasegunda vez, nosotros ya no seremos exactamente los mismos que accedimosantes al cauce. La idea de no identificación alude asimismo al carácter procesualde toda realidad: no «somos» nuestra foto fija en una determinada edad, con unamisma estructura fisiológica o mental, sino la película continua de todo nuestroproceso evolutivo.

La conciencia del sujeto de la acción es otro de los puntos de atención de la SG.El mapa lingüístico, a diferencia de la «realidad» que intenta representar, admitecomo protagonista de cualquier acción un sinnúmero de conceptos –incluidosconstructos hipotéticos inexistentes en la realidad– que, además, en el nivel ver-bal, pueden ser tratados con absoluta independencia de un contexto del que, cier-tamente, forman parte integrante. Así, cuando verbalmente aludimos, por ejemplo,a nuestros pensamientos como entidades separadas e independientes de nosotrosmismos (sus verdaderos «productores»), les cedemos un protagonismo que, cier-tamente, no les corresponde al tiempo que renunciamos a nuestra capacidad decontrol sobre nuestros procesos neuro-psíquicos con las consiguientes conse-cuencias emocionales que tal dejación entraña.

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La idea de conjunción pretende servir de llamada de alerta desde esa considera-ción de la «realidad» como proceso-unitario-continuo-y-complejo frente a lavisión fragmentaria y, a menudo disyuntiva, o ante el empeño en designar unacausa única para cada acontecimiento, propios de toda descripción verbal. Locierto es que tras los actos más nobles podemos entrever motivaciones complejasen las que se entremezclan altruismo, ambición, nobleza, entrega, egoísmo,hambre de fama, etc.

Desarrollar nuestra conciencia de abstracción, en fin, y, por tanto, nuestra con-ciencia de la diferencia entre la «realidad» a la que pretendemos referirnos y laspalabras con las que a ella aludimos, es el objetivo final de la SG. La tortuga sólopuede escapar de Aquiles en el ámbito de las palabras pero no sobre la arena delestadio y el cretense que afirma que todos los cretenses son unos embusterospodrá dormir tranquilo, sin atormentarse por la posible verdad o mentira de suaserto, en el momento en el que entienda que sobre la faz de la tierra sólo habi-tan hombres y mujeres y que «cretenses» o «macedonios» no son otra cosa querótulos lingüísticos de autoaplicación.

Alfred Korzybski es uno de los cuarenta autores más citados en lengua inglesa. Suinfluencia en el ámbito de la psicoterapia se ha dejado sentir en la mayor parte delos sistemas de aplicación contemporáneos. De manera explícita y directa o biena través de fuentes intermedias, la mayoría de los creadores de formas de psico-terapia han encontrado en la SG un sólido apoyo en la formulación de sus siste-mas y nosotros, en el momento actual, podemos reinterpretar muchas de lasactuales líneas psicoterapéuticas a la luz de las claves de la SG.

En primer lugar, cabe citar la notable coincidencia con los planteamientos deKorzybiski de la aportación original de William Glasser, la terapia de realidad,orientada a ayudar a los pacientes a reconectar con la realidad de su entorno altiempo que abre una vía pionera, anticipándose, a las corrientes más actuales depsicología positiva y terapia narrativa.

A su vez, como vía de conexión directa con esa realidad de la que formamos parteintegrante y que debe ser el sustento de nuestra salud global, la terapia ocupa-cional actúa, en muchos casos, como ancla directa con la realidad del entorno,asegurando al paciente un punto de contacto firme para no perderse en su «rea-lidad» autística.

Pero las primeras relaciones directas con los postulados de la SG, podemoshallarlos en algunas propuestas de actuación en los niveles no verbales. En con-creto, los trabajos de conciencia sensorial de Charlotte Read, discípula directade Korzybski y continuadora de su obra hasta su fallecimiento hace pocos años.

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Un sistema de trabajo psicoterapéutico muy interesante es el focusing de EugeneGendlin, procedimiento perfectamente amoldable al marco de la SG en el que laverbalización consciente de los contenidos mentales y emocionales ha de sercontrastada con el «felt sense» (resonancia corporal no verbal) y, a su vez, dicha«sensación sentida» debe ser vertida de nuevo en palabras para ir avanzando enel camino terapéutico.

En los niveles predominantemente verbales, la terapia cognitiva de A. Beckapela continuamente al contraste de los pensamientos automáticos con la realidadcircundante. Por su parte, Albert Ellis, el creador de la terapia de conductaracional emotiva, no sólo admite abiertamente la influencia que sobre él haejercido la teoría de la SG en citas expresas de sus múltiples obras sino que, inclu-so, ha llegado a prologar alguna obra específica divulgativa de los principios de lateoría de Korzybski. En nuestro país, el primer sistema de psicoterapia cognitivaestablecido intencionadamente sobre los postulados de la SG es el denominado«terapia lingüística de evaluación», de la profesora Isabel Caro Gabalda, de laUniversidad de Valencia.

A menudo, las «ideas» parecen flotar en el ambiente de modo que llegan a serpatrimonio común de diferentes autores. George Kelly elabora su psicología delos constructos personales cinco años después de la muerte de Korzybski. Noaparecen alusiones directas a la SG en ninguna de sus obras pero la idea kellyanadel ser humano como un «científico elaborador de su propia teoría del universo»y el papel de la psicoterapia como herramienta para lograr construir la mejor teo-ría posible coinciden punto por punto con los planteamientos de la SG.

La fundamentación teórica de la denominada «Escuela de Palo Alto» y su «tera-pia breve» es obra de Gregory Bateson y Paul Waltzawick, autor bien prolijo esteúltimo y conocido por sus consideraciones sobre la «realidad de lo real». Enmuchas de las obras de referencia del enfoque estratégico de Palo Alto se citadirectamente la obra de Korzybski y el diseño de las estrategias de intervención,muchas veces paradójicas y chocantes, que se elaboran al otro lado del espejounidireccional del Mental Research Institute carecerían de sentido si no tuviéra-mos en cuenta los planteamientos fundamentales de la SG.

En los comienzos del siglo XXI estamos asistiendo a un verdadero cambio para-digmático en los planteamientos de la Psicología. El pensamiento post-racionalis-ta asentado en las ideas de autores como Humberto Maturana está superando losviejos esquemas deterministas E-O-R para retomar la consideración de la unici-dad, la globalidad y las complejas interacciones que tienen lugar dentro del marcode esa escurridiza «realidad». El ser humano, como sistema autopoiético, pasa aser considerado como un verdadero agente «creador« de «realidad« que cede su

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carácter de objetiva para pasar a ser considerada como construida. Se trata, endefinitiva, de un nuevo intento de cartografiar el inextricable territorio de la «rea-lidad». Las consecuencias prácticas de toda esta revolución ideológica se hacensentir también en el terreno de la psicoterapia: desde nuevas formas más globaleso «ecológicas» de considerar la perturbación emocional, como los abordamien-tos de la terapia de familia de Virginia Satir o Salvador Minuchin por un lado,hasta los planteamientos constructivistas vigentes en la terapia narrativa deEpston y White, de Martin Payne y de tantos otros o la estimulante vía de la psi-cología positiva de Martin Seligman que abre camino a todos los planteamien-tos del construccionismo «proactivo».

El valor de la SG, creo, ha sido servir de toque de atención y de herramienta deuso para la revisión de muchos de los dogmas sobre el comportamiento humano,para la apertura de nuevas vías de conocimiento sobre nosotros mismos y elentorno del que formamos parte integrante. Ciertamente, la angustia que deriva dela renuncia a las falsas seguridades puede ser un obstáculo importante para aden-trarse en territorios para los que, todavía, no existen mapas fiables; la desorienta-ción de un relativismo sin dogmas puede resultar desconcertante pero, comoenlazadores de tiempo, los humanos no podemos resignarnos a ser pioneros denuestro propio camino. Tenemos el privilegio de haber recibido importantes cla-ves para la comprensión de nuestra «realidad» de quienes nos precedieron en laconquista del saber; tenemos la responsabilidad de contribuir con nuestros pro-pios pasos en el camino antes de pasar el testigo a quienes continuarán la tarea.

Ciertamente, por muy completo que llegue a ser nuestro mapa, no será nunca elterritorio mismo de la «verdadera realidad» ni podrá cubrir toda su infinita exten-sión. Pero, en la medida que nuestro mapa habla de nosotros mismos, tenemos laobligación moral de procurar que refleje del modo más fiable nuestros auténticosvalores como personas y como profesionales.

Bibliografía

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- Isabel Caro Gabalda. Psicología y Semántica General. Promolibro, Valencia1990.

- Ramiro J. Álvarez. Pensándolo bien. Desclée de Brouwer. Bilbao, 1999.

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- Charles W. Brooks. Sensory Awareness. The Rediscovery of Experiencing.Ross-Erikson Publishers, Santa Barbara, USA, 1974.

- Eugene Gendlin. Focusing.. Bantan Books, New York, 1981. Versión española:Focusing, proceso y técnica del enfoque corporal. Ed. Mensajero, Bilbao,1991.

- Aaron Beck. Cognitive Therapy and the Emotional Disorders. New AmericanLibrary, New York, 1979.

- Albert Ellis. Reason and Emotion in Psychotherapy. Secaucus, N.J. 1962.Versión española: Razón y emoción en psicoterapia. Desclée de Brouwer.Bilbao, 1980.

- George A. Kelly. A Theory of Personality. The Psychology of PersonalConstructs. WW Norton. New York, 1963.

- Jean-Jacques Wittezaele y Teresa García. La escuela de Palo Alto. Herder,Barcelona, 1994.

- Robert A. Neimeyer y Michael J. Mahoney. Constructivismo en psicoterapia.Paidós, Barcelona, 1998.

- Lluis Botella y Guillem Feixas. La reconstrucció Autobiogràfica. EscolaUniversitaria de Treball Social. Barcelona, 1991.

- Michael White y David Epston. Medios narrativos para fines terapéuticos.Paidós, Barcelona, 1993.

- Virginia Satir. Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar. Ed. PaxMéxico, México, 1991.

- Christoper Peterson y Martin Seligman. Carácter, Strengths and Virtues.Oxford University Press. New York, 2004.

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El trastorno formal del pensamiento: unaalteración pragmática y ejecutiva

Dr. Álvaro BarreraMRCPsych, MSc, PhD (Cambridge), Consultant Psychiatrist, Warneford Hospital,Oxford, Inglaterra.

Introducción

El lenguaje es considerado aquí esencialmente como una «herramienta» de inter-acción social cuya evolución ocurrió en el contexto de grupos de primates cuyaorganización social era particularmente compleja (Beaken, 1996). Desde estaperspectiva, la pragmática es considerada como la dimensión fundamental dellenguaje pues enfatiza el efecto que el hablante produce en su interlocutor. Desdeeste punto de vista, el significado linguístico abstracto es visto como un procesoepigenético que ocurre desde el ámbito social hacia lo mental, a la manera pro-puesta por Vygotsky (Vygotsky, 1934). En esta presentación se asume también lavisión dialógica de Bakthin, según la cual los significados son intersubjetivos(Wertsch, 1991). Por lo tanto, las vias neurales involucradas en la comprensión yproducción del lenguaje hacen posible los procesos linguísticos pero es impor-tante recordar que los significados («semántica») no están «en» el cerebro.

Un modelo conceptual

Proponemos que la producción normal del lenguaje requiere de al menos tres sis-temas mentales/neurales que jerárquicamente existen por encima de los sistemasneurales tradicionalmente involucrados en los trastornos disfasicos (áreaWernicke, fascículo arcuatus, y área de Broca):

1. Un sistema que haga disponible la información de tipo conceptual.2. Un sistema que permita el uso de dicha información de acuerdo con los obje-tivos del agente hablante.3. Un sistema de procesamiento lógico externamente determinado que use opera-dores lógicos básicos y reglas de deducción.

Durante el siglo veinte la investigación del lenguaje y el pensamiento de pacientesafectados por psicosis («Trastorno Formal del Pensamiento» o TFP) ha explora-do estos tres últimos sistemas (Barrera y Berrios, 2001). Más recientemente doshipótesis han sido propuestas para explicar el TFP, ya sea como un desorden eje-

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cutivo de la producción del lenguaje o como una anormalidad del procesamientosemántico (Kerns y Berenbaum, 2002).

Barrera, Berrios, Mackenna (2005) han encontrado recientemente evidencia queapoya fuertemente la hipótesis del TFP como un desorden ejecutivo de la produc-ción del lenguaje. Tres grupos de sujetos fueron estudiados: pacientes con esqui-zofrenia con TFP, pacientes con esquizofrenia sin TFP, y sujetos con controles nor-males. Los tres grupos no diferían en edad ni en nivel intelectual premórbido. Lossujetos fueron estudiados con una batería de pruebas de funciones ejecutivas,memoria semántica, y procesamiento sintáctico. Los sujetos con esquizofrenia yTFP mostraron, en comparación con los sujetos con esquizofrenia sin TFP y conindividuos sin patología psiquiátrica, severas dificultades para suprimir de su dis-curso significados irrelevantes sugeridos por el contexto lingüístico. En otras pala-bras, su capacidad para editar su producción lingüística era claramente deficien-te. Los pacientes con esquizofrenia y TFP mostraron también un severo déficit dela ejecución ordenada de secuencias de conducta pese a ser perfectamente capa-ces de realizar cada actividad individual (Barrera, Berrios, Mackenna, 2005).

Conclusión

Volviendo al modelo propuesto más arriba, proponemos que el trastorno formaldel pensamiento (TFP) en esquizofrenia se debe a una anormalidad en el sistemaque usa la información semántica de acuerdo con los objetivos del agente hablan-te. Esta disfunción ejecutiva de la producción de lenguaje a su vez afectaría a laconducta y el pensamiento reflexivo consciente del paciente (Carruthers, 1996)llevando a conducta bizarra y afecto inapropiado. De hecho, estos dos últimos sín-tomas se asocian con el TFP para constituir la dimensión «desorganización» de lapsicopatología de la esquizofrenia. Finalmente, la posibilidad de una anormalidadde los procesos cognitivos implícitos (Kihlstrom, 1999) expresada como illogica-lity (Andreasen, 1979) permanence sin ser explorada.

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Mesa 2Etoloxía e urdimbre

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Psiquiatría y etología

Víctor Rodríguez, Rosendo FernándezMédicos psiquiatras. Hospital de Castro San Rafael, Lugo

La Etología consiste en el estudio biológico de la conducta. (griego ethos, cos-tumbre, uso, manera, hábito.) La etología puede ser definida como el estudio delcomportamiento de los animales en su ambiente natural. La concepción modernadel termino se atribuye a Oskar Heinroth.

La etología surge de la biología, en particular de la zoología y enfatiza el estudiode la conducta contextualizada. Un aspecto de la etología que ha sido subrayadoes el origen filogenético de la conducta. Los etólogos se ocupan del estudiocomparativo de la conducta y enuncian hipótesis basadas en presupuestos filo-genéticos: Fórmula de Haeckel: «La ontogénesis recapitula la filogéne-sis»

La mayoría de los trastornos mentales –por lo menos de las psicosis– parecenpoderse explicar por un proceso de disociación y resurgimiento de conductas yde pautas mentales arcaicas, que serían una regresión a los primeros estadios dela vida infantil y más allá de la historia individual, es decir, de la ontogénesis, inter-vendría también la historia de la especie: la filogénesis. Es de resaltar que ya Jungcon el término arquetipos (formaciones psíquicas innatas) y Freud,estaban con-vencidos de la realidad de una herencia filogenética.

El estudio comparado del cerebro humano y de los de los animales, Mac Lean(1973), ha sabido presentar una perspectiva evolucionista, los tres cerebros (rep-tiliano, paleo-mamífero-límbico y neo-mamífero-neocórtex) permanecen integra-dos. En algunas condiciones patológicas que provocan disfunción en la integra-ción, conducen a la liberación de comportamientos primitivos programados enlos cerebros arcaicos.

Etología comparada: homologías y analogías

Eibl-Eibesfeldt llama «homólogas» a las estructuras que tienen un origen filoge-nético común y se parecen. Las «analogías» son semejanzas que provienen de pre-siones selectivas semejantes sobre estructuras biológicas que no tienen un origenfilogenético común. Tratándose de «convergencias».

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Filogenia y disposición para el aprendizaje

Las presiones de la selección natural han dado una ventaja a los sujetos que apren-dían con mayor rapidez los comportamientos necesarios para la supervivencia ,son los aprendizajes reforzados por la evolución. Los aprendizajes no reforza-dos por la evolución, son los que habitualmente se estudian en los laboratorios.Las aversiones alimenticias son un ejemplo evidentemente de que nos hallamosante una adaptación que deriva de experiencias de la especie en el transcurso dela evolución. Este tipo de aprendizaje es de una sola exposición y extremadamen-te resistente a la extinción incumpliendo las leyes de aprendizajes habituales.

Los nombres de la etología

En 1973 el Premio Nobel en fisiología y medicina fue concedido a tres etólogos:Karl von Frisch, Konrad Lorenz, y Nikko Tinbergen. Esa ocasión anticipó la impor-tancia que la etología habría de tener en un futuro en especial para la psiquiatría.

- Karl Von FrischEs fundamentalmente conocido por sus análisis de cómo las abejas se comunicanunas con otras, esto es, su lenguaje a través de las «danzas».

- Konrad LorenzSu interés se enfocó desde el principio en las acciones instintivas, ciertos movi-mientos realizados en una manera preestablecida y provocados por ciertos estí-mulos, que en la actualidad se llaman patrones motores fijos. Parecen estargenéticamente programadas, y una vez iniciadas, no se ven afectadas por el medioambiente.

Los patrones motores fijos están provocados por estímulos específicos paracada pauta, que son llamados «estímulos clave» mecanismo de liberacióninnata MLI. Se supone que este mecanismo reacciona a estímulos clave y desen-cadena la liberación de patrones motores fijos correspondientes. Lorenz es quizásmás conocido entre psiquiatras por sus estudios sobre la impronta.Es también conocido su interés en por la agresividad. Habla de la agresividadcomo una necesidad primaria en humanos, cultivada por la presión de la selec-ción natural.

- Nikko TinbergenSu descubrimiento de las actividades de desplazamiento o sustitución repre-senta otra contribución clave; en una situación conflictiva, cuando la necesidad deluchar y de huir son más o menos iguales en fuerza, las aves a veces no se decan-

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tan por ninguna. En general, las actividades de sustitución forman parte de unou otro de los seis tipos de actividades instintivas siguientes:

- Comportamientos de nutrición- De aseo,- De la reproducción - Del sueño- De agresividad y - De jerarquía.

Las actividades de sustitución surgían en cuando dos comportamientos ins-tintivos incompatibles eran activados simultáneamente en un mismo grado.Es decir, en situaciones de conflicto, de oposición de tendencias. Se observantambién en otras circunstancias, en condiciones de frustración, cuando haysobrestimulación y también con el aislamiento.

Perspectivas

La interacción entre psiquiatría y etología presenta varios aspectos de interés.

Para comenzar, la metodología. Las cuidadosas técnicas de observación quelos etólogos emplean para describir pautas conductuales específicas y su contex-to, es una metodología que debería ser fundamental también en psiquiatría. Elmétodo etológico, confiere a la observación inicial el valor de una etapa fun-damental. Será solamente en un segundo paso cuando intervendrá la experi-mentación.

N. Tinbergen formulaba claramente que la encuesta etológica tiene que abordarlos comportamientos según cuatro niveles y estudiar siempre:

- Causas y mecanismos, según un método ampliamente basado en una observacióninicial y seguido de una experimentación que utiliza técnicas originales (recla-mo).- Desarrollo en el individuo desde el momento de su nacimiento (ontogénesis).- Desarrollo en el transcurso de la evolución de la especie (filogénesis).- Significación biológica, es decir, su función adaptativa y de supervivencia en elambiente natural.

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Función y filogénesis. La herencia de las enfermedadesmentales

Ventajas vinculadas a algunas enfermedades. En la anemia drepanocítica, oanemia falciforme, los individuos heterocigóticos, que sólo han recibido un gen S,oponen resistencia al paludismo sin sufrir anemia grave, en zonas con paludismoendémico, tienen muchas ventajas en comparación con los sujetos «norma-les».Del mismo modo ventajas selectivas en el pasado de nuestra especie para laadaptación a los ambientes naturales y a las condiciones sociales primitivas expli-can la pervivencia de diferentes trastornos mentales, como ejemplo:

La esquizofreniaHeston observó los niños de madres esquizofrénicas, 50% –no patológicos– tie-nen una personalidad más creativa y más imaginativa que un grupo de control,Karlsson ha señalado existencia de sujetos superdotados, «superfrénicos», en lasfamilias de esquizofrénicos, Jarwik y Deckard (1977) indican ventajas selectivasobtenidas por sujetos no esquizofrénicos portadores de dichos genes, sugierenmodificar los términos de personalidad esquizoide-paranoica por los de per-sonalidad Odiseana. «Odiseo-Ulises» es un individuo astuto, distante y descon-fiado.

La enfermedad maníaco-depresivaEntre la familia de maníacos-depresivos se observa con frecuencia la existencia desujetos que se distinguen por cualidades como dinamismo, status intelectual, etc.Los propios pacientes maníaco-depresivos son frecuentemente sujetos de élite.También en este caso, parece que los genes responsables de la enfermedad con-fieren a los portadores predisposiciones ventajosas.

Las psicopatíasLas tendencias a la aceptación de riesgos, el paso a la acción, la búsqueda de satis-facciones inmediatas, de estimulaciones nuevas, están en la base de inserción deestos individuos en algunos cuerpos profesionales (ejército, periodismo...). Lafunción social de los psicópatas depende de las condiciones del ambiente...

Función adaptativa de los comportamientos

Un comportamiento se llama adaptativo cuando sus consecuencias favorablespredominan aumentando así las posibilidades de supervivencia y, por consiguien-te, su tasa de reproducción.

La función de algunos comportamientos puede ser evidente, sentido débil del ter-mino función. El sentido fuerte se refiere a la función de la selección natural.

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Beer (1975), define la función inmediata, como la consecuencia favorableobservable; los comportamientos de agarramiento, descritos por Harlow, de losjóvenes monos tienen como función inmediata el mantenimiento de la proximidadcon la madre. La protección contra los depredadores resultante es una funciónúltima.

Una escuela de pensamiento dentro de la psiquiatría que tiene paralelismos inte-resantes con una perspectiva etológica es la del psicoanálisis. Los impulsos libi-dinales y agresivos acerca de los cuales Freud y otros han escrito, podrían ser aná-logos a algunos de los estados conductuales estudiados en etología. John Bowlbyarticuló con éxito la relación natural entre el pensamiento psicoanalítico y el eto-lógico.

Las áreas de investigación etológica clásicamente sugeridas como potencialmenteútiles son: Agresión, particularmente el estudio de la conducta territorial y jerár-quica y los sistemas de vínculo. El uso de algunos de los métodos desarrolla-dos por etólogos permitirían una caracterización de los trastornos psiquiátricosen esta línea, de un modo más definitivo y específico. Las áreas más importantesen las que puede dar la aproximación entre la psiquiatría y etología segúnKirkpatrick (1994).

1. Depresión. La pérdida de lazos afectivos importantes aumenta el riesgo detrastornos depresivos mayores y hay modelos humanos y animales de las altera-ciones neurobiológicas persistentes asociadas con hechos tempranos sociales.

2. El deterioro de relación social hallado en el autismo no puede ser totalmenteesclarecido por el deterioro cognitivo existente en estos pacientes.

3. La neurobiología del comportamiento social puede proporcionar un marcoconceptual útil para desarrollar los modelos animales concernientes al síndro-me deficitario de la esquizofrenia.

4. Puede ser posible el delimitar una neuroanatomía de la conducta social,incluyendo aquellas tan fundamentales como la de emparejamiento, la conductapaternal y maternal y el procesamiento de un amplio rango de estímulos visualessociales.

Ontogénesis humana. El punto de vista etológico

El ser humano, desde la perspectiva etológica, como sistema psicofísico, estáconstituido como un reloj biológico: Tanto su estructura como su ciclo vital estánpredeterminados por la historia evolutiva de sus genes.

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La psiquiatría evolutiva concibe al organismo como un sistema siempre prepara-do, en fases sucesivas del ciclo vital, para experimentar ciertos estados psicológi-cos y producir cierto tipo de comportamiento. El desarrollo procede a través deseries predeterminadas de secuencias, cada una de ellas ligada a una fase en elciclo vital natural de las especies, y cada una manifestada en pautas de comporta-miento específicas de cada especie, tales como: la ligazón maternal, adquisicióndel lenguaje, juego entre pares etc., en interacción mutua.

C. H. Waddington, con su teoría de la epigénesis, atendiendo a factores ambien-tales que confieren singularidad al fenotipo, influyeron en etólogos como M.K.Harlow que concluía que la adaptación social de los monos Rhesus dependía dela activación secuencial de 5 sistemas afectivos diferenciales:

1. El sistema maternal: que augura la supervivencia, fomenta la seguridad a tra-vés de a través de la relación madre - hijo.

2. El sistema madre - infante, que integra los comportamientos que provocanla búsqueda y el mantenimiento de la proximidad materna.

3. El sistema de pares. Promueve la exploración del medio y el desarrollo dehabilidades sociales y motoras.

4. El sistema heterosexual, que opera intermitentemente en algunas especies ymás permanentemente en otras, para asegurar el emparejamiento y la reproduc-ción en primates. La formación de vínculos heterosexuales está influida por eléxito o el fracaso de ligazones previamente formadas con la madre o los pares.Harlow sentenció que los primates que no han amado de pequeños nunca ama-rán después.

5. El sistema paternal, protegiendo a las crías y asegurando la posición privile-giada de madres y niños.

Estos postulados se basaron en experimentos con monos, pero parece muy pro-bable que unos pasos ontológicos similares ocurran en la maduración social delser humano.

Roles sociales y psicopatología

La psicología evolutiva deber responder a de qué manera predisposiciones inna-tas son activadas por ciertas características del entorno para producir una con-ducta apropiada al contexto en el que ocurren. En el caso humano nuestras pre-disposiciones evolucionadas posibilitan la percepción de significados, la selección

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de opciones estratégicas adaptativas y el desarrollo consecuente de roles social-mente apropiados y ventajosos.

Las metas biosociales y sus sistemas conductuales relacionados proporcionan elrol social que ha de desempeñar el individuo. Gardner ha estudiado 8 roles espe-cíficos, que define como «estados de comunicación» que son fácilmente per-cibidos y comprendidos por los congéneres. Cada rol, según Gardner, puede estarimplicado en estados psiquiátricos mayores, así como en las actividades típicassociales en animales y seres humanos normales.

Gardner bautiza a estos estados comunicacionales con el término PSALIC, quesignifica «Programmed Spacings and Linkages in Conspecifics». Un PSALICse define como un estado comunicativo primitivo, mediado por estructuras neu-rales profundamente homogéneas, que, cuando son estimuladas y activadas,determinan que el organismo muestre disposición a realizar roles distintivos rela-cionados con las actividades funcionales que incluyen a uno o más de sus congé-neres.

Los PSALIC enumerados por Gardner son:

1. Criador2. Destinatario de la crianza3. Sexual4. Alfa5. Alfa recíproco6. Omega intragrupal 7. Omega extragrupal 8. Espaciador.

Los 8 PSALIC de Gardner se relacionan a las metas biosociales de a- Vínculo (Criador y Destinatario de la crianza) b- Reproducción (Sexual)c- Lucha por la dominancia (Alfa, Alfa recíproco, Omega intragrupal), asícomo la estrategia defensiva de huida o retirada (Omega extragrupal yEspaciador).

Gardner afirma que existe para cada trastorno psiquiátrico una contraparti-da humana normal. Y una contrapartida animal, subrayándose la antigüedadfilogenética de estos estados homólogos.

Estos PSALIC se solapan ,la autoasertividad agresiva y éxito en el control de sub-ordinados en la jerarquía social (Alfa), se asocian con éxito en la competición de

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parejas (PSALIC Sexual). De modo similar un individuo forzado en un rango infe-rior por sus superiores, exhibirá normalmente conductas de sumisión a otrosmiembros de rango superior del grupo (Omega intragrupal).Un sujeto tambiéndesarrollará pena (duelo) si se le priva de una figura vincular (Destinatario de lacrianza).

En cuanto a las conductas de evitación y de salida del grupo, los sujetos se sien-ten perseguidos, podrán retirarse de la sociedad para vivir aislados, si se vuelvendesconfiados y extravagantes, podrían ser clasificados como paranoicos o esqui-zofrénicos. Para Gardner, los delirios y alucinaciones surgirían cuando los proce-sos de actividad subcortical son excesivos y malinterpretados a niveles corticales.La enfermedad mental seria el resultado de programa PSALIC liberado yactuando de un modo inapropiado (análogo al modelo «Jacksoniano» órganodinámico compartido por H. Ey).

Todos los trastornos psiquiátricos mayores pueden ser concebidos de esta formacomo expresiones inapropiadas de tendencias evolutivas relativas a comporta-miento adaptativo en los dominios de:

a) Pertenencia a un grupo (trastornos de vínculo y rango),

b) Exclusión de un grupo (trastornos del espaciamiento) y

c) Emparejamiento (trastornos reproductivos)

PSALIC Humano anormal Humano normal Animal normal

Criador Secuestro sin propósitos Cuidados parentales Creación de nidos. económicos Cuidados parentales

Destinatario Dependencia Conducta normal Conductas de de crianza Depresión anaclítica de crías con padres Cuidado-

y otros cuidadores búsqueda normales

Sexual Perversiones. Violación Enamorarse. Relaciones Conducta sexualsexuales dominante

Alfa Manía Normal de alto perfil. Miembro Líder carismático dominante de grupo

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Alfa recíproco Pérdida de valores Seguidores. Audiencias Subordinados no como en una banda Trance hipnótico omega de un grupoo líder inapropiado. Trastornos deConversión

Omega Depresión mayor Rango muy bajo que Posición más bajaintragrupal exhibe conducta en una jerarquía

de sumisión social

Omega Paranoia. Delirios Miembro perseguido Miembro perseguido extragrupal de persecución de un grupo de un outgroup

Espaciamiento Esquizoidía. Autismo Eremita. Vida aislada Comportamiento evitativo hacia congéneres

Vínculo y rango

Estas áreas han sido ampliamente estudiadas en etología dando lugar a dos gru-pos de contribuciones por sus importantes implicaciones etiológicas para los tras-tornos psiquiátricos.

Vínculo afectivoVínculo y psiquiatría.

El que primero atrajo la atención hacia la psiquiatría de la vinculación afectiva fueJohn Bowlby. No sólo estableció que la vinculación era instintiva tanto en el niñocomo en la madre sino también que el sistema conductual responsable de hacery sostener el vínculo está diseñado para mantener a la vez proximidad física ycomunicación social entre los participantes.

Bowlby dedicó gran parte de su vida al estudio de la formación vincular y de lasconsecuencias de su ruptura El temor a que un vínculo emocional pueda serroto puede manifestarse en ira y agresión, así como ansiedad, mientras que lapérdida de una figura de vínculo se asocia con pena, desesperación, depresióny finalmente, indiferencia. La renovación de un vínculo es experimentada comouna fuente de una alegría profunda.

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El creciente sentido de seguridad del niño en el mundo (lo que Eric Ericssondenominó «confianza básica») depende de la formación de una ligazón cálida,íntima y duradera en la infancia.

El contacto físico sería un elemento fundamental en la formación del vínculo.

Paternidad patogénica

Las pautas características del parentaje deficitario, suelen ser:

Ausencia parental, o separación del niño: tanto de uno como de ambos.Falta de respuesta de los padres a las necesidades del vínculo por parte del niño: amenazas de abandono por parte de los padres usadas como castigo.

Inducción por parte de los padres de sentimientos de inferioridad o culpa en elniño. El padre y sobre todo la madre desarrolla una «vinculación ansiosa» al niño,invirtiendo incluso el rol de dependencia.

La madre es particularmente influyente al respecto, pues ella es la mediadoradel mundo. Una madre extremadamente ansiosa tenderá a inducir excitacióndefensiva y miedo en sus hijos, mientras que una madre deprimida entorpece-rá el desarrollo de su «confianza básica». El maternaje idóneo suele producirfuturas madres adecuadas. Un aspecto vital de un comportamiento materno nutri-cio es su capacidad para intuir el estado subjetivo del niño, «función de espe-jamiento», por la cual ella ayuda al niño a comprender la naturaleza de lo queél está experimentando.

Creemos con Bowlby que en la alteración del establecimiento, preservación y enla perdida de vínculos afectivos, se halla la clave de la psicopatología humana.

Rango y psiquiatría

Rango

Desde hace millones de años, nuestros ancestros competían por los recursos.Posteriormente, como grupo,compartieron el territorio y comenzaron a compe-tir por el rango. Un alto rango permite el acceso a los recursos deseados.

La competición por el rango habitual en animales, toma la forma de exposición deamenazas y combates físicos en contiendas diádicas o torneos, llamados «com-portamiento ritual agonístico» (CRA). Medida del Poder mantenedor derecursos –PMR–).

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Los animales tienen la capacidad de valorar su propio PMR con relación al PMRde adversarios potenciales. El CRA es muy llamativo ya entre los reptiles, por loque la capacidad para evaluar PMR debe residir en el cerebro reptiliano.

Una alta PMR y acceso a los mejores lugares de alimento y a las hembras, con-tribuye al ajuste reproductivo. Las derrotas, por otro lado, dan por resultado unadisminución de PMR y cambios del estado fisiológico del animal.

El equivalente humano del PMR es la autoestima y la derrota puede tener efec-tos similares en el comportamiento y la autoestima de seres humanos, así como latiene en el comportamiento y PMR de reptiles, mamíferos y primates.

En todos los animales sociales, la amenaza de un congénere percibido como conmayor PMR resulta en dos tipos diferentes de comportamiento defensivo: sumi-sión y escape. El dominador tolerará la presencia continua del derrotado y cesa-rá la amenaza, siempre que este se ponga en una postura que indique sumisión.

Los animales subordinados tienden a ser conducidos a la periferia del grupo alque pertenecen y, como consecuencia, están con mayor exposición a depredado-res y grupos hostiles de congéneres.

La postura tensa y la vigilancia ansiosa observada entre animales subordina-dos es comprensible por el estado alto de arousal no descargado y es directa-mente análogo al arousal aumentado de pacientes ansiosos y a lacontinua rumiación, comprobación y preocupación intensa observa-da en el TOC.

Las enfermedades mentales más que presentar entidades aisladas, se entiendenmejor como exageraciones crónicas de potenciales comportamientos innatos conlo que todos estamos «filogenéticamente» dotados.

Rango y competición

En los últimos 10 millones de años ha evolucionado una nueva forma de compe-tición social: en vez de «intimidar» a los rivales, el competidor trata de «seducir-los». Chance reconoció en sus trabajos con primates dos modos diferentes defuncionamiento, que llamó «hedónico» y «agónico». El modo agónico escaracterístico de sociedades organizadas jerárquicamente donde los individuos sepreocupan de prevenir amenazas a su estatus y de inhibir expresiones abiertas deconflicto agresivo. El modo hedónico se asocia con comportamientos de filiacióna organizaciones sociales más igualitarias, dónde las tensiones agónicas estánausentes.

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En el modo agónico, Chance observó que el balance social entre individuosdominantes y subordinados se mantiene por un proceso al que llamó «equili-bración«: El grupo se mantiene unido por la amenaza de ataque de los individuosdominantes, y cualquier intento por parte de un subdominante de salir del grupo,supone atacarle. Este fenómeno se denomina «escape revertido» y contrastacon la libertad de los individuos para salir del grupo, e incluso dejarlo por untiempo que es posible en el modo hedónico.

El modo agónico prevalece cuando el potencial para la violencia agonística estápresente pero inhibido. Como resultado, los miembros individuales del grupoestán en un estado de alta tensión, pero se previenen las explosiones agresivas.Muchos investigadores han visto los dos modos como poseedores de un valor heu-rístico enorme para la teoría e investigación psicosocial, al traducir estos hallaz-gos etológicos a las organizaciones sociales humanas y su psicología.

La sustitución evolutiva de la intimidación por la atracción permitió que emergie-se el sistema hedónico. En el modo hedónico el competidor busca desarmar a losrivales potenciales, atraer parejas potenciales, así como conseguir estatus a losojos de otros miembros del grupo.

Con la evolución de una competición por atracción, surgió una nueva capacidadde autovaloración, «potencial de conseguir atención social» (PAS). Gilbert(1988).

El PAS de un individuo es una medida de su capacidad de lograr atención y atraera otros miembros del grupo. La gente atractiva (con alto PAS) tiene asegurado elprestigio (el correlato sistémico de PAS). Asumen roles de liderazgo y tienen acce-so a más recursos que sus competidores menos exitosos. Tienden a tener másparejas, más progenie y es más probable su supervivencia.

En la psique personal (ontogenética) se ha incorporado una valoración de reglasen forma de un complejo moral similar al superego freudiano de modo que trans-gredir las normas es incurrir en la desagradable experiencia de culpa o vergüen-za.

La vergüenza se experimenta cuando uno fracasa para igualar los estándares delgrupo; la culpa se sufre si uno rompe las reglas. Ambos, vergüenza y culpa se aso-cian a una bajada de PAS, autoestima disminuida y disforia.

Si los grupos que practican competición hedónica son más efectivos que los gru-pos cuya jerarquía social es todavía determinada por agónica («competiciónpor intimidación»), prevalecerán.

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Para que las sociedades afiliativas, cooperativas, funcionen correctamente, debehaber sanciones sociales muy fuertes contra la competición agonística. De ahí losritos de iniciación, los mandamientos religiosos, las leyes contra el asalto y la vio-lencia etc.

Sólo las personalidades autoritarias, altas en «orientación de dominancia social»(Parto et al. 1994), prefieren vivir en sociedades agónicas.

Los estados psiquiátricos de ansiedad y depresión son experiencias naturales yuniversales que los humanos comparten con los mamíferos son reacciones adap-tativas a la pérdida o la deprivación.

Igualmente, una reacción depresiva a la pérdida de estatus social permite al indi-viduo degradado adaptarse pasivamente al rango inferior, evitando más ataques delos individuos más fuertes que lo han desplazado. Esto contribuye a la paz y cohe-sión social.

La depresión, por tanto se asocia con la ubicua táctica de sumisión de los mamí-feros, mientras que su opuesto, la manía tiene que ver con la táctica de dominan-cia. La enfermedad maniaco-depresiva está indisolublemente unida al sistemade rango –ordenador de dominancia– sumisión y a sus sistemas asociados, agre-sión y apaciguamiento.

El concepto de los dos modos de competición, nos proporciona un paradigmaevolutivo de las estructuras afiliativas y de rango en la raíz de los trastornos maní-aco depresivos. La manía se deriva de un sentimiento de ser dominante yomnipotente, mientras que en la depresión de ser subordinado y despreciable.

De hecho el funcionamiento trastornado de los componentes fundamentales delos dos modos (vinculación y rango) puede extenderse para aclarar las presenta-ciones características de una gran cantidad de trastornos psiquiátricos. En algu-nos predominan los factores relacionados con formación de vínculos afectivos yconducta hedónica (ansiedad de vinculación, ansiedad de separación, la depre-sión de duelo o pérdida), mientras que en otros predominan los factores relativosa la búsqueda de estatus y predomina el comportamiento agónico (manía, tras-tornos de personalidad tipo A y depresión provocada por pérdida de estatus),pero en la mayoría de las condiciones, un resultado de frustración de las necesi-dades arquetipales, tanto de vinculación como de estatus, y afectan la capacidaddel individuo para funcionar adecuadamente tanto en el modo agónico comohedónico.

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Un esquema ortogonal para los trastornos mayores

Esencialmente, los resultados posibles de la competición a través de la amenaza yla agresión (RAB para ganar RHP) o de la competición a través de la atracción(autodespliegue para aprobación por parte del grupo para ganar SAHP) son cua-tro:

1. Cooperación e integración social2. Dominancia3. Sumisión 4. Retirada y aislamiento social.

Pueden representarse ortogonalmente, con la competición física para la domi-nancia en el eje vertical y competición para atracción para aprobación e integra-ción social en el eje horizontal. (Stevens y Price, 1996)

La dimensión horizontal puede ser llamada «Acercamiento-alejamiento», «cerca-nía-distancia», «amigabilidad-hostilidad», etc. En otras palabras, la dimensiónhorizontal tiene que ver con la afiliación y la dimensión vertical tiene que ver conel poder y la dominancia. (Figura 1.)

Ya que la dominancia tiene que ver con la «selección intrasexual» (competir concongéneres para recursos de alimentación) y amor tiene que ver, con selección depareja, estos dos coordenadas son constructos fundamentales. La amplia aplica-ción de estas dimensiones básicas a la psicopatología humana resulta en lossiguientes postulados:

- La afiliación exitosa tiende a asociarse con el ajuste social y salud mental.

- El fracaso de la afiliación se asocia a la personalidad esquizoide, esquizotípia otrastorno esquizofreniforme y un modo de ajuste de personalidad introvertido,orientado hacia adentro.

Sumisión: tiende a asociarse a baja autoestima, sentimientos de vergüenza y humi-llación, personalidad dependiente, ansiedad, depresión, masoquismo y facilidadpara ser victimizado u objeto de abusos.

Dominancia tiende a asociarse con alta autoestima, personalidad tipo A, hipoma-nía, sadismo y facilidad para victimizar y abusar de otros.Un factor crucial es si el individuo continúa sintiéndose («insider») pertenecien-te al grupo (un miembro de un grupo, un responsable miembro de la comunidad,sea amado o no, de estatus alto o bajo) o no («outsider»).

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Si un «insider» desarrolla un trastorno psiquiátrico, tenderá a ser un trastorno dela vinculación y del rango, mientras que un «outsider» desarrollará un trastornodel espaciamiento.

Los individuos que son inciertos respecto a su lealtad y que rondan inquietos entreel estatus de «insider « o de «outsider» tienden a presentar un trastorno border-line. (Figura 2.)

figura 1.

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ATTACHMENT, RANK, AND PSYCHIATRY

Dominance

fight

attractivenessSocial

integration

co-operation

Competition

flightSocialisolation

withdrawal

Submission

yielding

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figura 2.

Extrapolación de modelos animales

La transposición al hombre de los modelos comportamentales descubiertos en elanimal se alimenta de las perspectivas evolucionistas. Los comportamientos terri-toriales y jerárquicos, existen con toda evidencia tanto en el hombre como en losanimales, así como la más reconocida conducta de apego.

Describiremos brevemente a continuación una serie de modelos etológicos de psi-copatología humana siguiendo la estructura de la obra de Albert Demaret.

Las actividades de sustitución

Dos avocetas que se amenazan, adoptan de repente la actitud del sueño y tambiéndos gallos de pelea en plena lucha empiezan a picotear el suelo, sobre el que nohay nada para coger. Estos comportamientos que Tinbergen (1940) y Kortland(1940) describieron, han sido designados con el nombre de actividades de sus-titución o desplazamiento.

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Disorders of attachment & rank

Dominance(”Insider” status)

Borderlinestatus

(“Outsider status”)

Socialisolation

Socialintegration Competition

Submission

Spacing disorders

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Las actividades de sustitución en el hombre

Las actividades de sustitución son muy corrientes en el hombre (Lorenz, 1953; DeLannoy y Feyereísen, 1973). En circunstancias patológicas, cuando el conflicto esinteriorizado y no consciente, el acto de sustitución se repite incansablemente.

Trastornos neuróticos y psicosomáticos

Trastornos del comportamientoLas actividades de sustitución pueden manifestarse en la esfera oroalimenticiaconduciendo a obesidad, al etilismo o la potomanía en las actividades de cuida-do del cuerpo pudiendo llegar hasta las excoriaciones neuróticas. En las activi-dades sexuales, a la masturbación compulsiva y en las actividades vinculadas alsueño, a bostezos incoercibles o a la letargia.

Trastornos psicosomáticosPodrían ser considerados también como actividades de sustitución; los sujetosexpuestos reprimen los componentes visibles de sus reacciones. Los componen-tes vegetativos y endocrinos sustituirían estas reacciones externas inhibidas incre-mentados en intensidad y duración (pattern A de personalidad, y riesgo corona-rio).

Rituales obsesivosHolland (1974) propone considerar los rituales obsesivos como actividades desustitución. Características esenciales de las actividades de sustitución. 1. Adoptan con frecuencia la forma de las actividades de cuidados del revesti-miento corporal.2. Se producen en condiciones de conflicto o de frustración.3. La elección de la actividad de sustitución puede depender de estímulos presen-tes en el ambiente.

Masturbación compulsivaLos chimpancés, entre otras reacciones a la frustración, pueden recurrir tambiéna la masturbación (Van Lawick-GoodaIl, 1971). Las observaciones de McGrew(1969 ) en niños varones, que ocupan los lugares inferiores en la jerarquía de sugrupo, realizan muchos gestos de automanipulación genital.

Onicofagia y la tricotilomaniaLa «alolustración» (aseo a un congénere) es un comportamiento muy importan-te entre los primates, tanto como actividades de aseo como de regulación las rela-ciones sociales y jerárquicas en los grupos. La onicofagia aparece como un com-

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portamiento de alolustración sin pareja, desplazado sobre las extremidades digi-tales del sujeto. La tricotílomanía parece más próxima a la lustración que la madreejerce sobre su hijo. La onicofagia y la tricotilomanía constituyen comportamien-tos aprendidos, pero sostenidos, por una disposición filogenética, que consiste enla tendencia del primate a la lustración (grooming).

Catatonia e hipnosis

Catatonia y catalepsia humanas

Con frecuencia progresivamente disminuida en la clínica actual pero resultaba unfenómeno común antes de la era neuroléptica. Típico del cuadro catatónico era lainmovilidad, mutismo negativismo, rigidez u obediencia automática.Frecuentemente se asociaba a ecomimia, ecolalia y ecopraxia. Dicho estado deextrema inhibición motriz podía alternarse con súbita agitación (raptus). En Asiaoriental es frecuente un fenómeno de inercia psicomotriz con los mencionadosfenómenos de «eco»: El Latah. Por otra parte, estados de catalepsia con inmovili-zación motora y rigidez pueden observarse en reacciones histéricas y bajo la hip-nosis.

La catalepsia animal

Existen semejanzas entre la suspensión de actividad motriz en la catalepsia huma-na y en ciertas reacciones de inmovilización de los animales con manipulacionessúbitas asociadas o no a fijación ocular. En gallinas se estudió esta respuesta deinhibición motora completa con hipo o hipertonía, en 1646, el padre jesuitaKircher.

Las relaciones entre hipnosis y catatonía y otras alteraciones del comportamientopueden ser aclaradas por las funciones de comportamientos animales análogos enmedio natural.

Modelos animales de catatonia

La inmovilización eficaz se basa en una reacción incondicional a determinadosestímulos «incondicionados». Gallup y Maller encontraban características comu-nes entre la catatonía humana y las reacciones de inmovilización en animales.

La función de la reacción cataléptica en el animal se comprende en el marco delas relaciones depredador-presa. La inmovilidad puede tener como efecto el rela-jamiento de la atención del depredador.

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El Latah podría comprenderse dentro de la sugestibilidad motriz; la ecomimia, laecolalia como conductas de imitación de los congéneres durante comportamien-tos de huida en grupo, o de la terminación de las fases de inmovilización del ani-mal.

Modelos animales de hipnosis

La catalepsia animal se da en los miembros de una especie, de la misma formaque el estado hipnótico es susceptible de obtenerse en la mayoría de los sereshumanos ya Freud admitía un parentesco entre ambos fenómenos. Las posiblediferencias entre ambos fenómenos se difuminan considerando la catalepsia ani-mal en su componente intraespecífico (obviando las ínter especificas).

Las reacciones de inmovilización

En muchas aves, como las avefrías (vanellus vanellus) se produce la reacción deinmovilización de los polluelos cuando oyen ciertos gritos de los pájaros adultos.Entre los primates, la adopción de la inmovilidad forma parte de las conductas desumisión y de apaciguamiento del dominante. Como hipnosis animal podríandesignarse las reacciones de inmovilización en un contexto intraespecífico.

Conducta de seguimiento

Las crías de avefría se inmovilizan ante gritos de alarma de sus padres. Cuando hapasado el peligro, los padres emiten gritos diferentes. Se ve entonces a los peque-ños salir de su inmovilidad, juntarse con ellos y seguir. También pájaros nidífugoscomo ocas y patos presentan tendencia desde el nacimiento a seguir objetos enmovimiento.

El niño presenta también la reacción de seguimiento, por ejemplo, puede seguirautomáticamente a un adulto que pase cerca de él entre una masa de gente. Sehipotetiza que los grupos humanos disponen de una cierta tendencia a seguir auno o varios individuos dominantes como símiles parentales.

Hipnosis y Psicología Colectiva

En determinadas circunstancias, la conducta de seguimiento se transfiere a otrosindividuos del grupo familiar o suprafamiliar (especialmente especies gregarias)circunstancia que permite cohesión y progresión de manadas en migración. En elser humano fenómenos análogos crean sentimiento de filiación y unidad de grupo.Como mencionamos anteriormente, parece también existir en el ser humano unatendencia a seguir a uno o varios individuos «parentales» o dominantes. Esta «fas-

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cinación» que como Freud hacía notar «del estado amoroso a la hipnosis la dis-tancia no es grande» (con ausencia de impulso sexual directo) se trasluce en lasreacciones de las masas ante dictadores y líderes similares...

Histeria

En el Timeo de Platón se describe al útero que desea ardientemente procrearhijos, recorrer todo el cuerpo pudiendo obstruir las salidas cuando permaneceestéril, generando toda una serie de manifestaciones.

Crisis histéricas paroxísticas: El gran ataque de Charcot

El ataque empezaba por un período epileptoide seguido de un período de con-torsiones, llamado «clownismo»: a continuación, la enferma permanecía en unestado onírico, e imitaba escenas violentas o eróticas.

La histeria puede también mostrar ataques inversos de inhibición psicomotriz.Se conoce en particular el ataque de letargia histérica, que consiste en unainhibición de toda actividad motriz que da la apariencia de sueño. Los ataquescatalépticos histéricos se observan con menos frecuencia .

Los modelos biológicos de Kretschmer

Kretschmer (1961) intentó una aplicación biológica de la histeria los dos tipos demanifestaciones que hemos descrito: la crisis de agitación y la crisis de inhibi-ción.

Comparaba las crisis de agitación histéricas con las reacciones motrices violen-tas que se pueden dar en cualquier especie animal cuando un individuo es con-frontado con una situación de peligro vital extremo. El hombre puede recurrir ins-tantáneamente a esta reacción primitiva en los estados de pánico.

Crisis de Inhibición: aparecen en el hombre ante estímulos abrumadores.Serían las equivalentes al reflejo de inmovilización o de simulación de muerte,presentadas por los animales amenazados por un depredador.

Ludwig (1972) propone una tercera manifestación: comportamientos de sumi-sión, especialmente comportamientos de tipo infantil que buscasen como efectola inhibición de la agresividad de los dominadores respecto a los sumisos.

En presencia de síntomas prolongados en la histeria, por ejemplo la hemiple-jía histérica hay una predominancia de los síntomas del lado izquierdo,

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para Bishop y colaboradores (1978). Semejantes reacciones primitivas podrí-an tener un acceso más fácil en el lado del cuerpo que no esta bajo el controldel hemisferio dominante por defecto de inhibición .

- «Simulación del ala rota»Un pájaro puede aparecer arrastrándose por el suelo con un ala desplegada y col-gando. El pájaro ha llevado a cabo un comportamiento cuya función es la de dis-traer al depredador del lugar donde estaban escondidos el nido y las crías el nido.El pájaro se halla en una situación de conflicto entre una tendencia a huir y unatendencia a incubar. Cuanto más lejos está el pájaro del nido, menos importantees la inhibición reapareciendo la movilidad.

- «Agarramiento» y el «mobbing»Las madres primates, ante los depredadores en lugar de apartarse de los peque-ños, se precipitan en su dirección, agarrándolos –el pequeño hace lo mismo consu madre–. Los depredadores evitan atacar al grupo. Las reacciones individua-les como la simulación del ala rota o el agarramiento seguidos de la huida,casi siempre se completan por una contrarreacción agresiva por parte delgrupo contra el depredador: el mobbing.

Los comportamientos de agarrar son visibles ya en el recién nacido humano. Elreflejo de Moro revela su pertenencia a los comportamientos de agarramiento delos primates.

- Engaño de los depredadoresUn individuo podía exponerse momentáneamente a la vista de un depredador,exhibiendo actitudes que le harían parecer una presa fácil. La gran crisis histéri-ca podría ser también una manifestación adaptatíva de filogenia arcaica.

- Apaciguamiento de los congéneresEntre los comportamientos en primates que pueden apaciguar la agresividad delos congéneres dominantes, se cuenta la sumisión e incluso la provocación a lasconductas pseudosexuales, de «receptividad» para la cópula, independiente-mente del sexo, semejanza con la postura de «ofrececimiento sexual» observadaen las crisis histérica «charcotianas».

Otra forma de apaciguar a los congenéres son los comportamientos de tipo infan-til, junto con los signos de disminución física o de enfermedad. Nuestra especieesta provista de mecanismos de inhibición de la agresividad ante las señales-estí-mulos. Los déficits funcionales histéricos serian resultado de la transformación dela más primitiva función de diversión frente a los depredadores en un sentido deapaciguamiento de los congenéres más agresivos.

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Bajo el prisma evolutivo, si se nos permite parafrasear el aspecto histrióni-co;«La histeria es una función»: Una maniobra de diversión que despistaal depredador, la provocación sexual que apacigua al congénere agresivo, y elchivo expiatorio (en caso de mobbing) que restablece la cohesión en el grupo.

Mobbing

Ocasionalmente los comportamientos del mobbing (agresión grupal a depreda-dores) son utilizados contra los congéneres que presentan anomalías de constitu-ción física o de comportamiento y esto tanto entre los anímales como entre loshombres.Bilz describe cinco etapas en el mobbing humano (etapas de agresividadgradual, tomando como ejemplo paradigmático la conducta grupal en ejecucionespúblicas, como por ejemplo el caso de lapidación).

- Por la mirada- La sonrisa- Las bromas- El ataque y finalmente la muerte.

Cuanto más evoluciona una especie en el sentido social, más numerosos son loscomportamientos altruistas dado que la función de un sistema es la superviven-cia de los genes de la población. No obstante,el mobbing, agresión intraespecífi-ca grupal a un congénere, persiste... el histérico, el débil, el «diferente» por exten-sión... puede, por tanto, despertar dos reacciones grupales opuestas: altruismo orechazo.

Las depresiones

Las depresiones reactivas En las especies sociales, la separación del grupo induce la angustia en el indivi-duo aislado así como la separación de la pareja en las especies, en las que el vín-culo conyugal es durable (aves).

Experimentos de separación Harlow 1958-1959. Los pequeños monos rhesus que eran separados de su madredesde el momento del nacimiento y colocados sobre madres «artificiales», al lle-gar a la edad adulta, se mostraban incapaces de tener comportamientos sociales,sexuales o parentales adecuados. Una privación inmediata y total de la madre pro-ducían anormalidades que recordaban las de los niños autistas. Harlow describiólos cinco sistemas de afecto:

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- El afecto maternal- El del niño hacia su madre - El de los compañeros de juegos- El sistema de afecto heterosexual- El afecto paterno.

Actualmente, la separación de los compañeros representa el modelo animal de ladepresión más utilizado por los experimentadores.

Psicosis maniaco-depresiva

El factor herencia es muy grande en la psicosis maníaco depresiva, sugiriendoexistencia de mecanismos adaptativos subyacentes. Existe gran semejanza en laagitación de un maníaco y en la de un animal territorial. En efecto, la territoria-lidad y la jerarquía están estrechamente relacionadas. El comportamiento territo-rial se define como la defensa de un espacio por un individuo, una pareja o ungrupo contra la intrusión de congéneres en su territorio. Se diferencian territo-rialidad de función alimenticia y la territorialidad de función sexual.

El maníaco se comporta del mismo modo que un animal territorial, el sentimien-to de omnipotencia del maníaco y su euforia tienen sus fundamentos biológicos enlos programas filogenéticos de los comportamientos territoriales.

El melancólico adopta la actitud de un animal que ha cometido la falta de intro-ducirse en el territorio de un congénere, los sentimientos del melancólicocorresponden biológicamente a la pérdida del territorio.

Los comportamientos jerárquicos

La psicosis maniaco-depresiva puede compararse, en el plano de la biología de loscomportarnientos, a las conductas jerárquicas. En esta perspectiva, la vivenciamaníaca corresponde al estado mental del animal que asciende en la jerar-quía y la vivencia depresiva, melancólica, al del animal que desciende.

- Agresividad territorial simbolizada. Los enfrentamientos intraespecíficosgeneralmente están fuertemente ritualizados y terminan por medio de la huida, oadoptando actitudes de sumisión. En condiciones naturales, el individuo domina-do regresa a su territorio o bien si carece de él, evita frecuentar los territorios quepertenecen a los dueños, o bien adopta actitudes de sumisión permanentes (comoel melancólico).

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- Suicidio. El melancólico se comporta como si esperase que se le diese muerte,a la manera como los animales pueden a veces persistir mostrando a los domi-nantes la exposición de zonas vulnerables ofrecimiento del cuello en cánidos alser derrotados en el enfrentamiento.

- Aspectos cronobiológicos. Lange (1928) había comparado la periodicidadestacional de los accesos melancólicos a la del fenómeno de la hibernación.

- Territorio común y sintonía. El carácter del maníaco-depresivo esta marca-do por la extraversión y la sintonía, mientras que el del esquizofrénico está domi-nado por la introversión y el autismo. El maníaco-depresivo desarrolla un com-portamiento territorial de grupo, mientras que el esquizofrénico muestra un com-portamiento territorial individualista.

Conductas de marcaje

Una de las características principales del comportamiento territorial son cierta-mente las conductas de marcaje, que pueden ejercerse tanto respecto a los lími-tes del territorio como a los de la pareja sexual.

El exhibicionismoLa exhibición de los órganos sexuales por algunos primates, es frecuente, espe-cialmente los zambos y su función es el marcaje del territorio. En psicopatología,se distingue el exhibicionismo en erección, a más frecuente, y sin erección, másraro. El primero corresponde a una tentativa de afirmación, el segundo es proba-blemente el equivalente de los actos de sumisión rituales.

La enuresisHa sido considerada como el resurgimiento de un comportamiento territorial. Bilzmostró que el funcionamiento intestinal estaba estrechamente vínculado a condi-ciones de tipo territorial (estreñimiento pertinaz fuera del hogar).

Los rituales obsesivos de lavado y limpieza, podrían corresponder a conductas demarcaje. Frotando regularmente los lugares contaminados se hacen desaparecerestas marcas territoriales extrañas, y se impregnan las propias.

Miedos y fobias

Para sobrevivir es necesario una disposición particular: la ansiedad; de maneraque el animal se mantenga en un estado de alerta y de vigilancia máximas. En elcaso de la especie humana, algunos individuos heredaron predisposición a laangustia, son los individuos neuróticos. Por su parte, su inverso, el psicopático,no.

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FobiasEl célebre experimento de Watson (1920) con el pequeño Albert suscitó la cre-encia de que todos estímulos podían convertirse igualmente un objeto de fobias,por un simple mecanismo de condicionamiento. Era el principio de la equipoten-cialidad de estímulos (equipotentiality premise). Sin embargo, diversos hechosde observación no lo corroboran.

Ya en 1897, Stanley Hall reconocía la intervención de factores filogenéticos en lasfobias. Resultan de aprendizajes preparados por la evolución, cuando presentancomo caracteres: Pueden ser adquiridas en una sola exposición, son muyselectivas, son muy resistentes a la extinción, y probablemente no intervienenen ellas. Mecanismos cognitivos.

AgorafobiaNumerosos autores prefieren hablar de un «síndrome agorafóbico». Las teoríaspsicodinámicas iniciales resaltaban los componentes «sexuales» como primor-diales, en contraste con los defensores de la relación con el componente de«apego».

En la actualidad cada vez más analistas consideran que el rasgo principal de laagorafobia es el temor a abandonar el hogar, de hallarse solo y que de éste deri-van los demás.

Agorafobia y agorafiliaEl síndrome agorafóbico comporta vínculos estrechos con la depresión. Algunosautores proponen la existencia de una bipolaridad agorafóbica y agorafílica y con-sideran la agorafobia tal como se ha considerado la psicosis maníaco-depresiva,es decir, como un comportamiento territorial.

En los ungulados Topis (y otros antílopes) los machos se agrupan en determina-das zonas «legs» (arenales), creando un lugar de parada, más central cuanto másdominante y motivado el macho, mientras los otros machos sumisos son recha-zados a la periferia .Las hembras en la parada se acercan atraídas por los más cen-trales.

El comportamiento de los agorafóbicos corresponde al comportamiento territo-rial de los individuos machos periféricos, conflicto temor-atracción, a la vez atra-ídos y asustados por la zona central del arenal (competición). Por el contrario, elcomportamiento de los individuos «agorafílicos» es claramente el de los anima-les, machos o hembras territoriales sobre su arena: parada y seducción.

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Anorexia mental

La anorexia mental, cuadro de importancia creciente en nuestra civilización estambién un síntoma frecuente en las neurosis experimentales con animales.

La anoréxica presenta una lucha contra la tentación de comer, esconde los ali-mentos. Con frecuencia desarrolla intereses por las actividades culinarias condi-cionadas a poder ejercerlas hacia los demás (pueden escogen a una persona, ala que sobrealimentan «altruismo alimenticio»). La relación con la madre essiempre conflictiva, incluso si el conflicto no aparece de inmediato. Un detalle enla fratría: notoria ausencia de niños muy pequeños en el momento de apare-cer la anorexia.

Interpretaciones etológicas

El espacio individual Para Ploog (1964) el individuo humano estructura su espacio durante el des-arrollo y delimita al llegar a la pubertad un espacio individual, tanto físico comopsíquico.

A las tupayas (Tupaïa) si se les da una gran cantidad de alimento, consumen sólouna pequeña parte, después empiezan a circular por la jaula, cogen otro poco yempiezan de nuevo a circular, vagabond-feeding.

Bilz indica, cómo las ardillas consumen su alimento en pequeñas cantidades a lavez, y disimulan el resto en escondrijos (acumulación o boarding).Animales depredadores sociales muestran el comportamiento inverso: elcommensalism. Los papiones cautivos, comen respetando la jerarquía, la pro-ximidad de un animal alfa inhibe el comportamiento alimenticio de los individuosde rango inferior o de los más jóvenes.

En la anorexia, la joven reaccionaría frente a la autoridad de los padres. No puedecomer en presencia de sus padres (commensalism) la inanición progresiva apa-recería como «regresión filogenética», el comportamiento adaptativo de res-puesta al hambre del vagabond-feeding .

- El altruismo alimenticio. En varios casos se ha señalado que el altruismo ali-menticio habría precedido a la eclosión de la anorexia (Eibl-Eibesfeldt) y podríasuponer un valor adaptativo del síndrome.

- Interés por los niños. La anorexia parece producirse siempre en la ausenciade hermano o hermana de corta edad. La anoréxica puede orientar su comporta-

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miento de tipo parental hacia otros niños. Esta conducta de tipo parental com-prende típicamente un componente nutritivo.

- La imagen del cuerpo. Ante la carencia de objeto externo satisfactorio a sualrededor, la anoréxica descubriría en su imagen corporal delgada-infantil; elmodelo del niño esperado por una madre, dispuesto a ser alimentado y educado...

Si el modelo animal de la anorexia fuera el del comportamiento de las hembrassin progenitura hacia las madres y sus hijos, se ofrecería como un modelo expli-cativo de la biología del comportamiento para aclarar la predisposición del sexofemenino a padecerla.

Apéndice: Una hipótesis etológica de los estados autistas

Tras la breve panorámica desarrollada sobre psicopatología y modelos etológicos(siempre discutible atendiendo al desarrollo del neocórtex e importancia delcomponente simbólico –segundo sistema de señales– en el ser humano), pasa-mos a mencionar exponer un último apunte. Se trata de un modelo que conside-ramos capital de cara a la compresión de la Psicopatología, siguiendo un mode-lo de continuum de etapas de desarrollo psicoemocional, de manera similar aldesarrollo cognoscitivo de Piaget. Crear un puente biopsicodinámico, un modelosincrético, en el cual las relaciones objetales (intensivamente estudiadas en lasformulaciones de la escuela Kleineana) se relacionarían con estructuras neuro-biológicas de circuitos filogenéticamente establecidos. Tratamos de relacionar eltrastorno del autismo con el fenómeno del «imprinting» (impronta-acuñamiento-impresión o troquelado).

N. Tinbergen presentaba un modelo etológico sobre el autismo resaltando elhecho de que los niños autistas muestran un repertorio exagerado de «acerca-miento y conducta de evitación» al igual que los niños normales, sólo que en elautista, la actitud de evitación es mas intensa y duradera, encontrando quemuchos de los síntomas aparentemente extraños serían idénticos a ciertos com-portamientos animales. Así en el caso de impulsos de «acercamiento y evitación»,la coexistencia de actitudes opuestas, la tendencia para acercarse y explorar ysimultáneamente con la propensión a huir, da como resultado una neutralizaciónen inmovilización.

Para Tinbergen la conclusión es que la perturbación fundamental que afectaa las personas autistas consiste en el ‘conflicto motivacional’ las alteracionesmotoras, perceptivas y otras, serían la consecuencia de tal conflicto.

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No obstante, nuestra perspectiva es coincidente con la del psicoanalista brasileñoPaulo Duarte Guímaraes Filho, quien en un congreso psicoanalítico celebrado enRoma en el año 1989, postuló el modelo apuntado: «Las personas autistas no efec-tuarían el reconocimiento instintivo de las criaturas de las misma especie(imprinting), pero sí de aspectos parciales, vinculándose exclusivamente a estí-mulos sensoriales presentes....»

Imprinting

En 1910 Heinroth anunció el descubrimiento de que los pequeños ánsaresseguían al primer objeto móvil que veían tras salir del huevo: los gansos seguíanpermanentemente al objeto con preferencia a cualquier otra cosa. Esta rápida fija-ción de preferencias sociales fue designado por Heinroth por Pragüng, términoque significa impronta, traducido posteriormente por K.Lorenz como Imprinting;se trata de un aprendizaje inmediato sin precisar recompensa y de duración per-manente.

De la improntación resulta una preferencia perceptual estable como consecuen-cia de exposición al estimulo desencadenante durante un periodo crítico. Laimpronta es el proceso por el que animales jóvenes forman ligazones con el pro-genitor.

El descubrimiento efectuado por los etólogos explica dicho establecimiento por lapresencia de un estimulo especifico, de tal forma que un animal joven puede serinducido a formar ligazón con un individuo u objeto que se parezca suficiente alestimulo especifico. La improntación se realiza durante un periodo critico tem-prano en la vida y si no se establece, el desarrollo normal del comportamiento sepierde irremediablemente.

Autismo

Siguiendo la concepción de Tustin (1980), los hechos característicos de la con-ducta del autista son la existencia de una atención casi completa («absorción»)respecto a ciertos objetos, propiciado por los estímulos sensoriales que éstosproducen o poseen. La relación con los tales objetos por parte del niño autista estan completamente esencial, que la separación de los mismos ,desencadenareacciones emocionales intensísimas, como si tuviera lugar una catástrofe.Además de esta relación peculiar, la otra característica central de conducta autis-ta típica es la ausencia de relación normal con los seres humanos.

Varios experimentos han demostrado que un bebé de sólo unos días o semanaspuede identificar estímulos que provienen de la figura de la madre y reaccionar

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de una manera específica a ellos, hecho que no puede explicarse exclusivamentedebido a los procesos de aprendizaje.

Condon y Sander (1974) observaron 12 horas después de nacer, que los bebésreaccionaron al ritmo expresivo del discurso significativo (no a listas de pala-bras). Ya a las 5 semanas discriminan la voz materna de la de otros humanos.

En otra serie de experiencias, Carpintero (1975) mostró que un bebé de sólo dossemanas puede unir partes diferentes del cuerpo de su madre en una sola per-cepción visual, y que asocia esta percepción visual a los estímulos audibles.

Se ha comprobado reacción de discriminación al olor materno con relación al deotros humanos o animales, tras escasas horas del nacimiento.

Estas observaciones parecen mostrar que el humano al nacer, está dotado con unproceso cognoscitivo instintivo en relación a la figura de la madre (podría serreferido al «arquetipo materno») o a otro ser humano que tomaría el papelmaterno, hecho de naturaleza bastante similar a los elementos innatos encontra-dos en los animales en el fenómeno del «imprinting».

Con una interacción suficiente y adecuada entre una madre y su niño, elreconocimiento de estímulos parciales en una figura total, gradualmente secumplirá y percibirá finalmente la figura maternal globalmente y como con-secuencia, se establecerá un vinculo personal. Sin embargo, cuando el proce-so no ocurre de manera apropiada (debido a conducta disfuncional de lamadre o por factores del infante, incluyendo trastornos orgánicos –noxas preo perinatales– que afectaran a los circuitos cerebrales implicados en elimprinting) podríamos observar en lugar de un vinculo con la persona total,el establecimiento de los vínculos «aislados», exclusivamente con determi-nados atributos sensoriales presentes. Estos eventos anómalos constituiríanel eje esencial que originarían el trastorno del estado autista.

Presuponemos la existencia fenómeno del «imprinting» en humanos, el no«reconocimiento» intraespecífico por disfunción del proceso de impronta-ción, sería la génesis del estado autista .

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Un proyecto en el que nos ilusionaba trabajar, junto a nuestro compañero elDr. Ignacio Gómez Reino (CHUS Cristal Piñor) y que puede ser factible en unfuturo próximo, es el del desarrollo de un modelo psicopatológico unitario–como puede intuirse a partir de la premisa enunciada–. Esperamos contri-buir desde nuestro Centro R. R. San Rafael de Lugo a dicha tarea, dado queparece existir actualmente una receptividad mayor a conceptualizar ladimensionalidad frente a la categorización y corregir el error previo habitualde evitar sistemáticamente la posibilidad de complementación de los diferen-tes modelos teóricos frente a la habitual contradicción-antagonismo.

Bibliografía

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Neurobiología del amor

José María Izquierdo RojoFacultad de Medicina Oviedo

Madrid, invierno de 1837. Un joven escritor, culto, inteligente, brillante, ha llega-do al zénit de su fama. Con sólo 28 años es conocido, admirado y respetado entodos los ambientes cultos de la capital y de España entera.

Los periódicos y los editores se disputan su pluma. Carece de problemas econó-micos. No tiene obligaciones perentorias. Hace lo que quiere. Escribe, viaja,pasea, asiste al teatro y a las tertulias literarias. Su compañía se busca y se desea.Sus amigos son aristócratas cultivados. Uno de sus más vehementes deseos, llegara ser diputado a Cortes, es alcanzado en plena juventud.

Tiene salud, éxito y dinero abundante. Todo le es favorable. La vida parece mimar-le y el mundo sonreírle. Nuestro joven sale a la calle. Tiene un cita furtiva con unabella mujer. Lugar retirado. Palabras breves. Miradas que hablan. Ruegos y súpli-cas en el hombre. Firmeza en la mujer. En pocos minutos la entrevista se quiebra.Ella se aleja con paso decidido. El permanece en silencio. Cabizbajo regresa a sucasa y se mira al espejo. Su inteligencia, su éxito, su brillo social no le sirven paradisfrutar de la vida. Ni siquiera para asirse a ella.

El sentimiento se impone a la razón. El hipotálamo prevalece sobre la corteza.Mariano José de Larra, inteligencia lúcida, mente poderosa, pluma incomparable,abre despacioso el cajón de su mesa de escritor. En un frío, oscuro y lluvioso atar-decer del invierno madrileño suena un disparo...

He querido mostrar, con la referida estampa, la importancia y aun trascendenciaque emociones y sentimientos tienen en el destino del ser humano. Si lo que lla-mamos razón, mente, intelecto, es la brújula que guía el navegar del hombre, lasemociones son los vientos que empujan la nave, y los sentimientos son lascorrientes que pueden arrastrarla. Para el buen gobierno de la embarcaciónimprescindible es disponer de bien orientada brújula, pero muy necesario parececonocer las brisas y los vientos, así como saber aprovechar o evitar corrientes yremolinos.

No sólo hay ideas en el cerebro, sino también afectos, tendencias, impulsos, sen-timientos, es decir vientos y mareas que pueden cambiar el rumbo de la nave.

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Conveniente parece investigarlos, siquiera sucintamente, pues para mí tengo quenada hay mejor, para controlar un negocio, que conocerlo a fondo, que del pro-fundo saber nace el buen dirigir, y de éste viene el éxito del propósito. Y aún másconveniente si pensamos en la decisiva importancia que las emociones tienen enel fluir de la vida humana, en la que pueden ser cascadas, rápidos o torrentes,pero también embalses, presas y remansos. Como decía Mira López, en la con-ducta humana «lo afectivo es lo efectivo».

En alguna ocasión me he ocupado de lo que pudiéramos llamar «bioquímica delas sensaciones cenestésicas», como sucede por ejemplo con la sensación debienestar que sigue a la práctica de ejercicio físico, probablemente por liberaciónde endorfinas, y también de la «bioquímica de los sentimientos» como el delamor, fundamental en la conservación de la especie y en la historia y devenir dela humanidad. Decía entonces a propósito del amor: es éste un sentimiento queme parece decisivo y trascendente para la vida del hombre y aun para la evoluciónde la humanidad, y que a pesar de esta su absoluta importancia, pocas veces hasido estudiado o analizado con mentalidad científica, biológica, experimental.

No he llegado a hacer investigaciones biológicas o analíticas sobre tan importan-te sentimiento. Mi deseo hubiera sido poder presentarles cifras y curvas. Haberestudiado los niveles plasmáticos o liquorales de neuromediadores, neuromodu-ladores y neuropéptidos, en jovenes enamorados y en otros que no lo están, ymostrarles las diferencias si las hubiera habido. Y también en adultos, y aún enancianos, que nunca se sabe a ciencia cierta si es la rosa roja más bella que laamarilla o si el lebrato es más ligero que el matacán.

Nada de eso he hecho, aunque no desespero de llevarlo a cabo en el mañana, con-tentándome hoy con exponerles algunas reflexiones, en forma de ensayo o diva-gación, sobre tan curioso como determinante sentimiento.

Al hablar del amor es forzoso comenzar con algunas precisiones o limitacionessemánticas, por ser ésta una palabra de casi infinitas acepciones y no menos ses-gos y matices. Debo pues indicar ya desde el comienzo, que me ocuparé unica-mente del amor como sentimiento o vivencia que surge entre hombre y mujer, quesuele aparecer por lo general al final de la niñez o en la primera juventud, queperdura, –al menos en cuanto a capacidad o posibilidad de sentirlo– durante laedad adulta y que habitualmente se va apagando con la vida, aunque en todomomento pueda dar destellos más o menos fugaces.

Es claro que la palabra se aplica a otros varios sentimientos, vecinos algunos, pró-ximos muchos, semejantes todos, pero idéntico ninguno. Así llamamos tambiénamor al recio sentimiento que vincula y une a los padres con los hijos. Amor lla-

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mamos al más templado que nos liga a parientes y amigos (recordemos que amis-tad y amigo tienen la misma raíz que amor, y de ella provienen). Idéntica palabraaplicamos a la relación que existe entre el maestro y el discípulo, entre la patria ysus habitantes, entre la tierra y sus naturales, entre la profesión y sus cultivadores.Añadamos a esto el sentimiento de apego y atracción que nos embarga inclusofrente a ciertos objetos inanimados: ¿quién no ha sentido amor a la casa de suniñez, al cuarto en el que charlaba con sus padres, al que era testigo de sus jue-gos, o a aquel otro que en las mañanitas soleadas olía a manzana verde o a gines-ta en flor?

Podemos sentir amor hacia las mas diversas personas, condiciones o elementosque rodean nuestra vida. Podemos amar el trabajo, el mar, un valle determinadoo el perro con el que convivimos. Todo puede llegar a ser objeto de tan universalsentimiento.

Pero de nada de esto nos ocuparemos ahora. Como ya he indicado, mis reflexio-nes se limitarán al amor entre hombre y mujer, es decir al que Ortega llamaba«amor de enamoramiento», sentimiento que entiendo es decisivo y trascendentepara la vida del hombre, y aún para la evolución de la humanidad, y que a pesarde esta su absoluta importancia, pocas veces ha sido estudiado o analizado conmentalidad científica, biológica, experimental.

Es, sin embargo, claro, que el amor entre hombre y mujer es uno de los pocosmotores y estímulos que incitan al ser humano. Ya el Arcipreste de Hita, en suLibro del buen amor decía que dos son los objetivos que todo hombre busca ypor los que trabaja y se esfuerza: uno es llenarse el bandujo (o como él decía«procurarse la mantenencia») y el otro «yacer con fembra placentera», que –enlos tiempos que corren– me apresuro a decir que sería para las mujeres yacer convaron placentero.

Si no existiera este firme sentimiento, la historia del hombre hubiera sido muyotra. Si el amor no se hubiera cruzado entre hombre y mujer, posiblementeInglaterra seguiría siendo católica, y las innumerables guerras de religión quedevastaron Europa hubieran sido distintas, o no se habrían producido. Sin el amorpor Helena, tal vez Troya no hubiera sido asediada y después destruída por losaqueos. Ulises no habría regresado a Ítaca y doña Juana no habría vagado por lospolvorientos caminos de Castilla, dejando por entre ellos la razón, mientras acom-pañaba el cadáver de su marido del que no quería separarse ni desprenderse.

El amor entre hombre y mujer es en definitiva el sentimiento en el que se funda-menta la existencia de todos nosotros, de la especie humana y consiguientementede su continuidad, de su evolución y de su desarrollo.

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El amor que estamos analizando está sin duda emparentado con la sexualidad.Hay cierto paralelismo entre las edades de aparición de ambos y también en lasde su apogeo y su declinar. Es claro que el sentimiento amoroso se satisface concaricias y otras manifestaciones que también sirven para facilitar la procreación.No es, ciertamente, el único objetivo, tal vez ni siquiera el mayor ni el más impor-tante, pero creo que es innegable que existe una íntima relación entre amor ysexualidad.

Insisto en que no es el principal objetivo, y –si tuviera que decir cuál es el prime-ro– quizá diría que es el bienestar de la persona amada, pero también quisierainsistir en que el amor entre hombre y mujer suele acompañarse de alguna, mayoro menor, relación sexual entre ellos, o cuando menos, es buscada por los ena-morados pues el amor incita a tenerla. Bien sé que algún romántico dijo que sóloes de verdad amor aquél que es imposible, pero entiendo que eso –con toda larazón que pueda tener– no es sino una sublimación de un sentimiento que en con-diciones normales y si se le deja fluir por sus cauces naturales, suele acompañar-se, cuando menos de algún simbolismo o deseo de la esfera sexual.

No hay maravilla en ello. Para mi tengo que el hombre no es sino una reacciónfísico-química compleja, gobernada por un genoma y modulada por un ambientecon el que interacciona. Las reacciones fisico-químicas que perduran a lo largode toda la evolución forzosamente han de ser aquellas que conducen a la conser-vación del individuo y por tanto de la especie. Obviamente, las que no conducena la conservación desaparecen con el individuo.

Si por una extraña mutación génica, un grupo de primates sintiera una gran atrac-ción por las setas venenosas, esa especie o grupo se extinguiría. Sólo quedan yevolucionan aquellos seres en los que hay una conformidad o adecuación entrelas necesidades de sus reacciones físico-químicas y las posibilidades de satisfa-cerlas. Y si esa conformación o adecuación se vivencia como placer, mejor quemejor. Quizá por ello la evolución se dirige en el sentido de ir logrando especiesque sientan placer en todo aquello que las conserva como individuos o como talespecie.

Basta reflexionar para darse cuenta de que el hombre siente placer en las activi-dades que tienden a perpetuarlo, es decir a mantener la reacción fisico-química:comer y beber, guarecerse de los fríos, dormir bien, mantenerse limpio y seco, y–como decía el arcipreste de Hita– yacer con fembra placentera. Siente en cam-bio dolor con lo que tiende a destruirlo, como individuo o como especie: enfer-medad, traumatismo, herida, hambre, humedad, etc.

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Placer y dolor serían sentimientos o vivencias o como quiera llamárselos, funda-mentales para la conservación y evolución del individuo y de la especie, y –a suvez– producto de esa evolución. Supongamos, una vez más, que una especie deanimal superior, por una modificación extraña en sus reacciones (gobernadaspor su genoma, no se olvide) sintiera placer al exponerse al fuego. Sin duda sequemaría entero, y –lleno de placer– perecería, con lo que sólo irían quedandolos que sienten dolor al contacto con el fuego y retiran rápidamente su pata.El placer y el dolor son a su vez reacciones fisico-químicas orgánicas, aún no bienconocidas en profundidad, pero sí algo en superficie. Del dolor sabemos que seproduce por excitación excesiva o inadecuada de receptores, muchas veces acausa de la aparición de las llamadas sustancias algógenas (bradiquininas, algu-nas prostaglandinas, sustancia P, y otras), y no es difícil bloquear totalmente eldolor con unos centímetros cúbicos de un anestésico.

El placer está sin duda relacionado con otras sustancias químicas: las endorfinas,también llamadas opiáceos endógenos, grupo constituído por varios péptidos quese liberan en ciertas situaciones que se vivencian como «placenteras», como prac-ticar un deporte, y probablemente durante el acto amoroso. Es posible que la ele-vación de la temperatura del organismo y la sudoración consiguiente libere tam-bién endorfinas, lo que explicaría el bienestar que sentimos tras el ejercicio físi-co, la sauna o el baño caliente.

El amor sería un sentimiento o vivencia igualmente fundamental para la conserva-ción de la especie, pues a través de él buscamos a la persona de otro sexo y la pro-creación. Gracias al amor nuestra información genética se transmite y perdura,pues pasa a nuestros descendientes, con lo que adquirimos una cierta inmortali-dad ya que una gran parte de la información genética que ha gobernado nuestrasreacciones va a ser la misma que gobierne las de nuestros hijos. Esto ya lo intuíaDiotima, la amiga de Sócrates, cuando dialogaba con el filósofo y decía:

- «Porque la belleza, Sócrates, no es como te imaginas el objetivo del amor - ¿Cuál es entonces? preguntó el filósofo- La generación y la producción de la belleza- Sea, concedió Sócrates, pero ¿por qué es la generación el objeto del amor?- Porque la generación es la que perpetúa la familia de los seres animados y le dainmortalidad compatible con la naturaleza mortal... es necesario unir al deseo delo bueno el deseo de la inmortalidad, puesto que el amor consiste en desear quelo bueno nos pertenezca siempre».

El hombre se perpetúa gracias al amor. Por eso decía Platón: «el amor, verdade-ramente, no es más que el deseo mismo de la inmortalidad, que es la única inmor-talidad que es posible al hombre».

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Con palabras más actuales, el amor permite la conservación y evolución de laespecie. Las especies que no sientan atracción entre los sexos se extinguirán, ysólo quedarán las que sientan esa atracción.

Muy probablemente, la aparición en un organismo de esta atracción amorosa estéligada a la formación en el sistema nervioso de alguna sustancia o sustancias hoypor hoy desconocidas.

Y digo en el sistema nervioso porque gran parte de las manifestaciones de estashipotéticas sustancias generadoras del amor pertenecen claramente al ámbito deacción de este sistema, pues afectan a lo que llamamos entendimiento y voluntad,al ánimo, a los sentidos, y también –a través de la fisiología nerviosa– a funcionesde otros aparatos.

Bellamente lo expresa Fernando de Rojas por boca de la Celestina: «No les duelea los enamorados lo que gastan, según la causa por la que lo dan; no lo sientencon el embellecimiento del amor, no les pena, no ven, no oyen... que ni comen nibeben, ni ríen ni lloran, ni duermen ni velan, ni hablan ni callan, ni penan ni des-cansan, ni están contentos ni se quejan, según la perplejidad de aquella dulce yfiera llaga de sus corazones... Y si con ellos hablas, jamás conveniente respuestavuelven. Allí tienen los cuerpos; con sus amadas los corazones y sentidos. Muchafuerza tiene el amor; no sólo la tierra, mas aún los mares traspasa, según supoder...

¿Por qué entiendo yo, y quisiera hoy expresarlo y transmitirlo, que el sentimientoque llamamos amor –en la limitada acepción que expuse al comienzo– no es sinoel resultado de la acción de alguna sustancia química sobre el sistema nerviosocentral (S.N.C.), o lo que es lo mismo, de una neurosecreción episódica? Algunosindicios y algunas reflexiones creo que permiten al menos esbozar esta hipótesis.En primer lugar, sabemos que el funcionamiento del S.N.C. exige la existencia deneuromediadores y neuromoduladores, sustancias que se liberan al paso decorrientes eléctricas que circulan por circuitos neuronales. Estas corrientes cons-tituyen probablemente el sustrato neurofisiológico de las ideas, y estos neurome-diadores tienen capacidad para modificar o hacer surgir patrones de conductas ysentimientos.

A nadie se le oculta que toda la personalidad, la conducta, lo que llamamos«modo de ser» o carácter de un niño, cambia por completo tan pronto aparecenen su sangre unas sustancias químicas –nada complejas por cierto– que llama-mos hormonas. Son sencillas, pero cambian totalmente el psiquismo relativamen-te uniforme de niños y niñas hacia el más diferenciado y distinto de varones ymujeres.

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Es claro y es experiencia común que en las hembras de los animales superiores, ytambién en la mujer, aparece después del parto un sentimiento de cuidado de laprole, que responde igualmente a la aparición de algunas sustancias químicas detipo hormonal, tampoco muy complejas. Su efecto es extraordinario, cambiandogran parte de la conducta de la hembra, como puede comprobar cualquiera queintente retirar los cachorros a una perra recién parida o los oseznos a la osa queacaba de dar a luz. Estos sentimientos desaparecen a los pocos días, tan prontocomo ciertas hormonas dejan de estar en la sangre.

Los ejemplos podrían multiplicarse. Desde el distinto «psiquismo» del arrogantegallo frente a la humilde gallina o del toro bravo frente a la vaca medrosa, hastalos ligeros cambios en el humor y en el comportamiento de la mujer en el perío-do premenstrual, todo hace pensar que la influencia de la bioquímica en los sen-timientos es absolutamente decisiva.

También abona la existencia de alguna sustancia específica la propia transitorie-dad del amor, que aparece (al menos en cuanto a capacidad para sentirlo) a unadeterminada edad, que parece guardar cierta relación con la pubertad, y va dis-minuyendo con el tiempo. Por otra parte, el amor puede aparecer y desaparecersin que intervenga la voluntad. Recordemos el clásico y sabio aforismo médico:«en Medicina, como en amor, no digas siempre ni nunca». Esto es, poco podemoshacer por controlarlo. Puede llegar y puede marcharse, puede invadirnos y aban-donarnos, a veces en el momento menos oportuno. Por ello no podemos asegu-rar con certeza que siempre tendremos amor, o que nunca va a aparecer.

Otro punto que puede ir a favor de la existencia de una neurosecreción es laobservación de que el sentimiento amoroso aumenta o disminuye en relación acircunstancias externas o ambientales, como sucede en la primavera, o durante elacto sexual. Incluso cabe pensar que esta hipotética sustancia podría estar empa-rentada con las endorfinas, pues gran parte de las sensaciones se vivencian comoplacenteras y en ocasiones lo son tanto que llegan a hacerse necesarias para elindividuo, que puede sufrir extraordinariamente cuando se ve privado de lasmanifestaciones amorosas o simplemente del cariño de la persona amada.

El amor produce, además, en la persona que lo siente, numerosos efectos orgá-nicos que probablemente necesiten de neuromediadores que actúen sobre recep-tores, algunos ya conocidos. Recordemos la taquicardia, las papitaciones o elrubor facial, los mareos y desvanecimientos o el llanto más fácil entre las mani-festaciones sistémicas. Entre las neurológicas y psíquicas, existe una cierta com-pulsión en el pensamiento, que se dirige obsesivamente hacia la persona amada;se produce también un aumento de la sensibilidad en general, de la capacidad deacción y decisión y del valor personal.

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Ya Hesiodo, cinco siglos antes de Cristo, decía: «Si hay alguien de quien un aman-te no quisiera ser visto arrojando al suelo sus armas o abandonando sus filas, esdel que ama; preferiría morir mil veces antes que abandonar en el peligro a subienamado y dejarle sin auxilio, porque no hay hombre tan cobarde a quien Amorno infunda el mayor valor y no lo convierta en héroe. Lo que decía Homero de losdioses que inspiran audacia a ciertos guerreros, puede decirse con más justiciadel Amor que de ninguno de los dioses. Únicamente los amantes son los que sabenmorir el uno por el otro».

Los griegos dedicaron mucha atención al fenómeno amoroso y en algún casoparecían esbozar una hipótesis organicista, humoral, fisiológica con la que expli-carlo. Recordemos que es la civilización griega la que cambia el concepto deenfermedad, y la hace pasar de la etiología mágica y sobrenatural a la causalidadfísica y natural; del mundo del espíritu al campo de la «physis», la naturaleza; delas ideas abstractas e irreales, a los humores concretos y tangibles; en definitiva,del «mithos» al «logos».

Por ejemplo, hablando del amor, dice el médico Erixímaco en uno de los diálo-gos de Platón: «El amor existe en los elementos, puesto que es necesario el acuer-do de lo seco y lo húmedo, de lo caliente y lo frío, que son naturalmente contra-rios». En este párrafo de Erixímaco parece adivinarse un germen de «organici-dad» del amor, un intento de querer buscar su «physis», su naturaleza, un veladodeseo de hacerle pasar del mundo mágico al mundo sensible. Recientemente seha visto que una hormona segregada por la neurohipófisis, la oxitocina, puedetener algunas acciones en este sentido. En una determinada raza de ratones exis-ten dos variedades de individuos: los que habitan en las praderas, que son monó-gamos, comparten la cueva en la que habitan con su pareja, colaboran en la ali-mentación de las crias, se enfadan y deprimen si se les separa y son fieles de porvida. Puede decirse que habitualmente forman parejas estables. Incluso si enviu-dan, pocas veces se aparean de nuevo. Los ratones de la variedad de las monta-ñas, por el contrario, son promiscuos, no forman parejas o sólo con la madrecuando son jóvenes. Segun ciertas investigaciones, los primeros tienen niveles deoxitocina más altos que los segundos. Si a las hembras de la variedad de las mon-tañas se les inyecta oxitocina, hacen parejas con más facilidad, incluso sin apare-amiento previo, y estables. Los antagonistas de la oxitocina invierten estos com-portamientos. Parece ser que ambas variedades tienen receptores de oxitocina enel cerebro, aunque en lugares diferentes.

La oxitocina es una hormona segregada por la neurohipófisis que interviene en elmecansmo del parto. Se segrega en el parto, en la lactancia y durante el coito.Favorece la contracción del músculo uterino y la expulsión de leche.

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Otra sustancia que parece intervenir es la serotonina. Son interesantes las expe-riencias de Donatella Marazzitti, que observó niveles bajos de serotonina en lasplaquetas, tanto en los pacientes afectos de trastorno obsesivo-compulsivo, comoen los enamorados recientes («amor de enamoramiento»). Al año se habían nor-malizado.

Sin embargo, el amor, pensarán vds., es demasiado intenso en su vivencia y amplioen sus manifestaciones como para depender de una o varias sustancias químicas.Un sentimiento que es capaz de hacer pasar del pesimismo al optimismo, del llan-to a la risa, del equilibrio a la locura, del grato placer al amargo dolor, de la ale-gría a la pena, de la sonrisa al sollozo, de la esperanza a la desesperación; un sen-timiento que cambia la historia, que rompe cadenas, que provoca lágrimas tieneque ser producto de elaboración más compleja.

Sin embargo, en el sistema nervioso actúan numerosas sustancias, algunas quími-camente sencillísimas, que llegan a producir cambios extraordinarios en la per-sonalidad y en la conducta del individuo. El ejemplo más sencillo y de fácil com-prensión puede ser el alcohol. El alcohol etílico es un compuesto orgánico de fór-mula muy simple. Dos átomos de carbono, seis de hidrógeno y uno de oxígeno,adecuadamente combinados, y en cantidades exiguas, pueden enturbiar nuestramente, alterar nuestro carácter y cambiar por completo nuestra conducta.También el alcohol, a pesar de la sencillez de su molécula, produce optimismo,elimina inhibiciones e infunde ánimo y valor en nuestro espíritu. El vino alegra elcorazón del hombre, dice la biblia con tanta antigüedad como razón.

Vemos pues que sustancias químicas elementales pueden producir efectosextraordinarios en nuestro organismo, y especialmente en el sistema nervioso.Algunas otras, quizá no tan elementales, como multitud de drogas y estupefacien-tes, cambian igualmente la personalidad, el carácter y las normas de conducta.

¿En qué lugar del cerebro podría formarse esta hipotética sustancia? Algunos indi-cios apuntan hacia las áreas filiogenéticamente más antiguas, en las que se gobier-nan los sentimientos, las tendencias, los impulsos, la sexualidad, el cuidado de laprole, las emociones. Corresponde a lo que se ha llamado el cerebro emocional,que incluye núcleos hipotalámicos y áreas rinencefálicas muy conectadas conellos, como son las zonas hipocampales y parahipocampales, septum lucidum,corteza pericallosa y orbitaria, y especialmente el núceo amigdalino.

No es el momento de relatar las experiencias que abonan estas hipótesis, peropodemos decir que van proporcionando algo más que indicios, en lo que se refie-re a la localización de las áreas que regulan las emociones, áreas muy conectadaspor cierto con las olfatorias, de tanta importancia para la atracción entre sexos en

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muchísimas especies. Parece pues que no sería descabellado atribuir el senti-miento amoroso a la activación de ciertos circuitos del cerebro medio y del rinen-céfalo, activación en la que intervendrían sustancias químicas que actuarían comoneuromediadores.

Los hombres, sin embargo, con nuestro habitual y desmedido orgullo, tendemosa rechazar estas realidades. Nos cuesta aceptar que nuestros sentimientos y nues-tra conducta están regidos simplemente por minúsculas proteínas que no vemosy por ridículas corrientes eléctricas que no moverían ni un alfiler. Admitimos condificultad que gran parte de la responsabilidad del funcionamiento de nuestramente está prefijada en el genoma que nos ha sido transmitido. Nos resulta pocogratificante reconocer que nuestra libertad, nuestra capacidad de elección es muysemejante a la del ordenador ajedrecista, que –ciertamente– puede escoger laficha que debe mover según vaya transcurriendo la partida. Quizá nos gustaríamás saber con certeza que nuestro espíritu es inmaterial, inmortal, transcenden-te, tal vez eterno. Sospechar que simples aminoácidos o meros milivoltios puedanser responsables de nuestros sentimientos más puros, de nuestros pensamientosmás elevados, de nuestro amor más cristalino, de nuestras ideas más geniales,ofende nuestra propia estima y –por supuesto– nuestro orgullo.

Esto me trae a la memoria el sentir de aquel personaje de Wenceslao FernándezFlorez, que «ante la posibilidad de poder curar su neurosis con cacodilato de sosasentía rebajada su condición humana» (Albarracín).

Nos cuesta aceptar la somatización del espíritu y de los sentimientos. No hacemucho, un ilustre colega ridiculizaba ante los estudiantes a «aquellos que nosaben ver un más allá de la biología, que renuncian al embrujo de la espirituali-dad del alma». Llevamos siglos impregnados por estas ideas, y no es fácil adoptarotras que, además, pueden herir nuestro orgullo.Sin embargo, no sólo el amor, sino también otros sentimientos profundos y tam-bién las emociones más intensas, radican en nuestro cerebro. El corazón, antañocuna de afectos y nido de pasiones, ha sido desplazado por el circuito límbico, yreducido a su prosaico papel de bomba inyectora.

Bellamente lo expresa Albarracín, que difícilmente se resigna a admitir la natura-leza bioquímica de un sentimiento tan generoso y gratificante como el amor entrehombre y mujer.

¿Qué es en realidad el amor? se pregunta Albarracín. ¿Tan solo la acción de esashipotéticas endorfinas u opiáceos endógenos sobre el cerebro emocional?Esperemos que esto no sea así.

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¿Para qué habrá servido si no la aguda espina dorada de Machado, una y otra vezañorada? ¿Para qué el dolorido sentir azoriniano, tan orgullosamente mantenido?Y la acción límite de un Ganivet, de una Storni o de un Shelley ¿serán episodiosbaldíos?

Muchas y perversas cosas está haciendo el hombre actual, pero, ¡por favor! queno llegue a llamarnos la posteridad desfacedores de ensueños. Que cuando en elpróximo milenio los adolescentes estudien poesía, no haya que decirles que desdeGarcilaso a Gutierre de Cetina, desde Lope y Calderón hasta finales del siglo XX,sonetos, octosílabos y romances fueron fruto de la hipersecreción de unas endor-finas y no expresión del sufrimiento o la pasión de sus autores. Porque si asi fuese,no tendríamos mas remedio que exclamar con el castizo: ¡apaga y vámonos!

En estas felices frases se trasluce la resistencia del hombre a disminuir su espiri-tualidad, a renunciar a lo que considera «más elevado» de sí mismo. Parece quelo enigmático, lo inexplicable, tuviera un cierto atractivo para el ser humano. Sinembargo, creo que conocer la explicación de un fenómeno no disminuye en abso-luto su belleza. El amanecer será siempre hermoso, aunque sepamos perfecta-mente por qué se produce, y estén ya lejanos los tiempos en los que el hombreadoraba al sol como a un Dios que diariamente le visitaba, sonriente en el cieloazul o enfadado y oculto en las tormentas. Son quizá explicaciones más atractivas,con mayor embrujo, pero menos verdaderas. Aún con las actuales, mucho másexactas, el amanecer sigue siendo hermoso. Igualmente bella es la idea de espe-ranza, por ejemplo. Que sepamos circula por una vía y tiene un patrón eléctrico ytemporo-espacial determinado, creo no empaña su belleza ni su grandeza. La his-toria de la cultura no es sino una sucesión de pasos que nos van conduciendodesde el pensamiento mágico hacia el pensamiento científico, es decir, una conti-nua y sucesiva desmitificación. La luz y el cielo han sido durante milenios atributos de la divinidad, que suele serrepresentada mediante un rayo de luz, y relacionada con el cielo. Ahora sabemosque luz y cielo no son sino el resultado del cambio de energía que se produce enla retina cuando los fotones pasan a corrientes eléctricas que llegan después allóbulo occipital. El corazón, como antes decía, fue clásicamente el asiento delamor, del afecto y de la pasión, en tanto que hoy diagnosticamos los infartos porlos cambios en los registros de las corrientes que lo mueven, es decir por el elec-trocardiograma.

Probablemente ocurra lo mismo con los conceptos de alma, vida psíquica, espiri-tualidad, pensamiento elevado, ideas superiores, etc. Conoceremos su explica-ción, pero seguirán siendo hermosas y probablemente útiles.

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Pero los intentos para una aproximación neurobiológica no deben de alejarnosdel amor como fuente de inspiración literaria y de creación en cualquier campode las bellas artes. Dafnis y Cloe, Eloisa y Abelardo, Bao-yu y Dai-yu, Calixto yMelibea, Romeo y Julieta, son otros tantos ejemplos de amor y literatura.

Uno de los más bellos y menos conocidos es el de Filemón y Baucis, contado porOvidio en las «Metamorfosis»: el padre de los dioses, Júpiter tonante y el mensa-jero alado, Mercurio, el de los pies ligeros, recorren la Frigia buscando cobijo yhospitalidad. Pero nadie les da albergue, si no es una pareja de ancianos, Filemóny su esposa Baucis, que habitan en una pobre cabaña rústica, próxima al mar.Poco tienen Filemón y Baucis, pero todo lo ofrecen a sus huéspedes. Les aderezanun lecho de algas, les preparan una cena caliente y les ofrecen el pan y el vino desus campos.

Los dioses están agradecidos a los ancianos, pero sienten deseos de castigar a losinhóspitos frigios. Se dan a conocer y suben con sus anfitriones a lo alto de unmonte. Ordenan allí a las aguas que cubran y aneguen la Frigia, inundando casasy cosechas. Filemón y Baucis, de corazón bondadoso, ven con lástima la ruina desus vecinos.

Su hospitalidad es en cambio recompensada. La humilde cabaña se transforma enun suntuoso edificio. Los dioses les conceden además un deseo, el que quieran,el que más les apetezca. ¿Qué es lo que piden los ancianos? No son riquezas nihonores. No quieren la juventud vigorosa ni la belleza atractiva. No desean elpoder ni la gloria. No buscan los placeres que tantos otros ansían. Filemón hablacon Baucis unos instantes y ruega a Júpiter que les permita morir unidos y a lamisma hora. «Que yo no vea la pira de Baucis ni que ella vea mi sepultura». Losdioses fueron generosos. Filemón y Baucis vivieron largos años, hasta que el tiem-po teminó de arrugar su piel, encorvar sus espaldas y minar sus energías.

Un día, su piel se endureció, se transformó su figura y se secó su corazón. Baucisvio cómo del cenceño cuerpo de su compañero brotaban ramas y hojas, hastaconvertirse en un frondoso tilo, mientras Filemón vio transformarse a Baucis enuna hermosa encina.

Se dijeron adiós antes de que la corteza sellara sus bocas. Después se entrelazó suramaje, y así permanecieron durante siglos, con sus ramas que se acariciaban enel invierno y sus hojas que se entremezclaban en la primavera.

Los cuentos y las leyendas de amor siempre han sido muy del agrado de cual-quiera que las escuche, y esperemos que esto siga siendo así a pesar de los avan-ces de la neurobiología. Para mí tengo que a la vuelta de unos años estaremos en

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condiciones de controlar y suprimir a voluntad algunas de nuestras emociones,incluso las que parecen más recónditas, que también se traducen, por prosaicoque pueda parecer, en proteínas, catecolaminas, milivoltios y miliamperios.

Llegará el día en que el joven enamorado desdeñado por su amada cortará radi-calmente todo su dolor, toda su angustia y toda su amargura con un comprimidoo con una inyección, con la misma facilidad con la que hoy se elimina la ovula-ción o la lactancia en una mujer fértil, hechos estos que hubieran parecido cien-cia-ficción hace menos de un siglo, y que hoy vemos como habituales.

Desaparecerán emociones penosas y amargas, desaparecerán los seguidores deWerther, y desaparecerá mucho dolor inútil en la especie humana. La ciencia, unavez más, habrá minado las esencias del romanticismo, pero éste se cobrará unenorme tributo, porque con las emociones y el amor controlados ya nadie serácapaz de escribir versos como los que brotaron del poeta ante la ausencia de lamujer amada:

Señor ya me arrancaste lo que yo más queríaOye otra vez Dios mío mi corazón clamarTu voluntad se hizo, Señor, frente a la míaSeñor, ya estamos solos mi corazón y el mar

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Consideraciones acerca de la envidia

Luis Vila Pillado, Ramón Area Carracedo, Luis González Domínguez-Viguera.Servicio de psiquiatría Complexo Hospitalario Xeral-Calde. Lugo.

Lo observado no es independiente del observador. Parece evidente y todos queda-mos tranquilos cuando hacemos la crítica al psicoanálisis freudiano de que siem-pre aparecen contenidos en concordancia con su teoría pansexualista. Hasta aquíde acuerdo, pero nuestra psiquiatría científica ¿no estará igualmente contaminadapor otras visiones y otras cegueras? Si uno se para a considerar las anotacionesque efectuamos a diario en relación a la psicopatología de la afectividad de nues-tros pacientes encontraremos afectividad depresiva, maniforme, embotamientoafectivo, ansiedad, labilidad afectiva y poco más. Justamente aquello sobre lo queparece más claro que podemos influir a nivel farmacológico. Pero ¿se acaban aquílos afectos? Si uno acude al Diccionario de los sentimientos de Marina nos encon-traremos muchos más. Entre ellos la envidia.

¿Es la envidia patológica? Tal vez sea la primera pregunta a plantearnos. Si lo fueseevidentemente nos tendríamos que ocupar de la misma. Pero como en otrasmuchas cuestiones la respuesta dificilmente sería absoluta. ¿Siempre? ¿Nunca?Aún, si pensásemos que no lo es nunca, ¿qué ocurriría con sus efectos? ¿no esta-rán en más ocasiones de las que creemos en la base de muchos trastornos por losque se nos consulta?

Ha sido el psicoanálisis la teoría que más se ha ocupado de la envidia aunque cen-trada en la envidia del pene freudiana, algunas consideraciones de Adler sobre lamisma y su relación con los sentimientos de inferioridad, y posteriormente en losfantasmas kleinianos de las primeras fases del desarrollo de la psique. No es deestos temas sobre los que trataremos aquí, aunque, como veremos más tarde, RofCarballo se apoyó en Melanie Klein, y fundamentalmente en su texto Envidia ygratitud para su trabajo sobre la envidia y su relación con la creatividad.

También entre nosotros Pérez L.-Villamil, en su texto de psicopatología, trató eltema, al igual que lo hizo de un modo indirecto, Cabaleiro Goás en su estudiosobre el Abel Sánchez de Unamuno, y mucho más de paso Emilio Mira y López ensu texto sobre La psiquiatría en la guerra. Posteriormente Castilla del Pino en suseminario de Antropología de la conducta y la posterior publicación del mismose ocupó del tema, aunque siguiendo en ocasiones muy de cerca a Harry Stack

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Sullivan, y como señala en su texto la poca atención que la psicopatología actualle ha prestado no se corresponde con lo que sucedía a principios del siglo XIX,cuando autores como Pinel, Esquirol o Einroch se ocupaban de la locura y su rela-ción con el descontrol de las pasiones.

También desde otros campos como la filosofía, la sociología, el ensayo en general(esto que como ya comentamos en otra ocasión ahora se denomina «no ficción»)y, como no, la literatura y el cine, se han realizado finos análisis de la misma. Sicomenzamos por la filosofía vemos que dicho sentimiento se ha considerado dedistintos modos.

Para Aristóteles sería una de las desviaciones de la justicia, y, por tanto, algo malo,censurable, caracterizada además por su voluntariedad y su habitualidad. Tambiénva a destacar su carácter intersubjetivo: previo a la aparición de este sentimientovicioso hay una identificación intersubjetiva con el sentimiento del otro, que haceque su felicidad, por ejemplo, afecte al envidioso. También nos señala como seenvidia a las personas más cercanas en el tiempo, en el espacio, en la edad, en lareputación (y en el nacimiento). Mucho después Covarrubias nos señalará que laenvidia se genera en aquellos que tenemos por más amigos, «y que son más per-judiciales que los enemigos declarados».

Plutarco escribió tres textos en relación a nuestro tema: Cómo sacar provechode los enemigos, Sobre el amor fraterno y Sobre la envidia y el odio. Para elautor, si no es posible liberarse de la envidia, «deberían redirigir esa malignidadhacia fuera, hacia quienes no sean de la misma sangre, tal como hacen los hom-bres que eluden la sedición en la ciudad mediante guerras en el extranjero». Dadoque la generosidad con el envidioso no funciona, la recomendación de Plutarcopara desactivar dentro de lo posible la envidia, es que la persona envidiada hagaaquello que la persona envidiosa suele hacer espontáneamente, es decir, resaltarlos aspectos en los que el envidioso es superior al envidiado.

Descartes distinguirá entre una envidia buena y una envidia mala. Una envidiasería justa cuando se ha ofendido previamente a la justicia.

En Spinoza, la envidia está en la naturaleza de los hombres, pero su objeto es másimaginario que real, aunque para envidiar a alguien debe darse previamente uncierto plano de igualdad. También será algo moralmente perverso ya que es unaespecie de odio que tiende a destruir a la persona que se odia.

Kant la define como la tendencia a ver con dolor el bien de los demás aún cuan-do éste no acarree ningún daño para nuestro bien.

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La fenomenología de Husserl nos enseña que la intersubjetividad de la que hablá-bamos antes como característica previa de la envidia es siempre un acto imper-fecto, por lo que aplicándola al tema que nos ocupa queda claro que nunca seenvidia la auténtica percepción del otro o ni siquiera el genuino sentimiento delotro, sino que es la experiencia que uno tiene del otro la que da la máxima apro-ximación y es la que a su vez se convierte en objeto irrebasable de admiración orechazo.

Para Schopenhauer la envidia establece un muro entre el yo y el tú, y por su nece-sidad de ser ocultada se convierte en una pasión solitaria, que priva de una rela-ción productiva, no sólo con el envidiado sino con los demás, que acaban por dis-tanciarse de sujetos tan destructivos.

En Niestzche se equipara al resentimiento y aparece como un sentimiento, con jui-cio moral negativo, pero que está en la base de la cultura y de la religión, en cuan-to esta ha llevado a sus teólogos y a sus jerarcas a establecer normas morales con-trarias a la vida y a la afirmación humana.

Paul Ricoeur explica como el límite dispara el deseo y lo convierte en deseo sinlímite, el deseo de infinitud, apareciendo la finitud como insoportable y dando piea la transgresión. El inevitable deseo culpable e insatisfecho de ser como Dios esel protoconcepto de la envidia. Pero también esta imperfección e impotencia nosda la auténtica dimensión de la limitación y la angustia humana, apareciendo elresentimiento como una reacción maligna de las almas débiles que se niegan a simismas la ocasión de la libertad.

Sin embargo también se ha descrito la envidia divina y cómo los dioses, tal y comosucede en la historia de Polícrates, pueden castigar a los mortales que destacan.Lo mismo puede suceder, al menos en la historia antigua, con reyes, tiranos opoderosos. Sobre historia o situaciones del presente pensamos que no hace faltadar explicaciones.La institución del ostracismo se puede incluso interpetar comoexpresión de envidia. Recordemos que en el siglo V a C. se celebraba en Greciauna elección anual sobre si habría ostracismo o no. A los dos meses se decidíaquien sería expulsado de la ciudad por 10 años. Cabaleiro Goás en su estudiosobre el personaje unamuniano Joaquín Monegro también habla de la envidia delpadre hacia el hijo, y de la envidia como «forma de parentesco».

No sólo ser dioses, sino también está la condena, que César Moreno se plantea conPessoa, que supone ser siempre uno mismo y la insuperable tentación de quererser siempre otro. Esta limitación y esta tensión son características preconceptua-les y presupuestos básicos a toda consideración de la envidia.

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Para M. Zambrano la historia de España está amenazada de eterno retorno de gue-rras civiles creadas por la envidia, y el germen de la misma estaría en el nihilis-mo, en el «para qué» y el «a mí qué». La autora también estudia la historia de AbelSánchez y Joaquín Monegro. Mientras que para Cabaleiro, Monegro, y coincide enmuchas características con Unamuno, es un yoista, egoista caracterizado por suangustia existencial, su amor y odio al mismo tiempo a si mismo y a los persona-jes de Abel y Helena, Zambrano se centra en otras cuestiones de la obra. Para ella,un punto importante está en el esfuerzo de Joaquín, que consigue una realidadfrente a la posibilidad de Abel ya en la niñez con ese «¡si este chico estudiara!».La autora nos señala como todo aquel que desemboca en una pasión fatal comoel amor o la envidia, una pasión por la cual es perdido, ha sentido, en algún ins-tante el vértigo de la posibilidad, es decir, la imposibilidad de su parte, el que lalucha estaba de antemano decidida. Ha sentido pesar la posibilidad más que surealidad, ha sentido volatilizarse la realidad creada fatigosamente, la realidad hijade su libertad, ante la posibilidad dada de antemano. Kierkegaard con su concep-to de angustia, ofrece una guía para salir de las garras de la posibilidad: ofrecer-se a la angustia, porque ella es la presencia de nuestro posible yo, de nuestra posi-bilidad, que es infinita. La envidia sería hambre de realidad, la enfermedad de larealidad, y por eso es la enfermedad del español, tan realista.

Silvia Tubert desde una perspectiva psicoanalítica de inspiración lacaniana tratatambién el tema de la envidia y su relación con el narcisismo. Como relación ima-ginaria y dual, la sitúa en el estadio del espejo, como signo de la búsqueda de lapropia identidad, pero en un punto en el que ya se empieza a reconocer al otro,aunque aún no se le sitúe en el plano simbólico. Pero la autora también se plan-tea cuestiones en relación al personaje de Unamuno: ¿Por qué Dios miró con agra-do a Abel y no a Caín? ¿Puede estar la causa de la envidia en la preferencia de Dios?La autora señala como Caín hace su ofrenda movido por la envidia: no soportaque haya otro a los ojos de Dios. Sullivan, sobre quien luego volveremos, distin-gue la envidia de los celos, por ser estos últimos de estructura triangular, aunquese parezcan en cuanto a que en ambos se da una baja autoestima. En el análisisque veíamos de Caín y Abel, sin embargo, la estructura parece más triangular, conlo que la distinción entre celos y envidia, no parece tan clara. Marina diferenciaestos dos sentimientos de otro modo: se tiene celos de lo que se posee, y envidiade lo que no se posee. Para él, los niños sienten celos de su hermano por pensarque les va a arrebatar el cariño de sus padres, pero sentirían envidia si un niñorecibe un premio, y ellos no. Volviendo al análisis de Silvia Tubert, la salida hubie-ra sido que Dios aceptase la ofrenda de Caín con toda su humana impureza,demostrando que a los ojos del Padre, de la Ley, hay lugar para todos. Para ella,Unamuno, también resalta la dimensión colectiva de la envidia, de modo que «losespíritus vulgares, los ramplones, no consiguen distinguirse, y como no puedensufrir que otros se distingan, les quieren imponer el uniforme del dogma». ¿Será

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la envidia el precio que tengamos que pagar por librarnos del pensamiento único?¿ y del partido, o similares, único?

Señala Rof Carballo que para Melanie Klein la envidia está en la más profunda raízde la estructura humana y cuando se presenta en forma perturbadora lo hace concarácter congénito, constitucional. Por otro lado, la envidia lo es siempre de lacreatividad, de la energía cradora, de todo lo que en el mundo significa o sim-boliza creación, fuerza de la Naturaleza. Para Neumann, el neurótico está afecta-do en su creatividad, y la psicoterapia debe devolvérsela. El hombre es creador,hecho a imagen de Dios. Para Melanie Klein es envidioso, tiene algo de demonía-co. Tal vez el pecado original de Luzbel fuese no la soberbia, sino la envidia, envi-dia de las posibilidades creadoras. El estudio que hace Unamuno de la envidia sesuperpone a los hallazgos de M. Klein. La escisión que provoca la envidia, permi-te que el envidioso pueda ser creador también, pero su creación nunca será sere-na, plena o ininterrumpida. Ahora, si la envidia es vicio colectivo, de todo ungrupo social, entonces si, la esterilidad es su fruto. Por otro lado, para Rof la otrapersonificación literaria de la envidia será Smerdyakov, el hermano ilegítimoKaramazow.

Proviene de la sociología el término de McDougall de «ilusiones del yo», entendi-do como importantes puntos de apoyo que se utilizan cuando fallan las satisfac-ciones interpersonales directas. Aquí podrían entrar objetos tales como un buencoche, la ropa, etc. Todos ellos pueden aparecer como factores de seguridad o derealce de prestigio y que van a ser capaces de suscitar la envidia.

Es con este concepto con el que se apoya H. S. Sullivan en su análisis de la envi-dia, que va a ser definida como un «sentimiento de aguda incomodidad determi-nado por el descubrimiento de que otro posee algo que sentimos que deberíamostener». Para Sullivan si hay una envidia acentuada, hay que pensar que la organi-zación del sistema del yo no es muy eficaz. Sin duda uno aprende a considerarsecomo un ser inadecuado por dos vías: a) por defraudar las esperanzas que lospadres habían depositado en él, 2) por fijación de metas excesivamente altas, yque por tanto no son alcanzables. Sullivan no lo dice, pero parece evidente quenos encontramos ante problemas de narcisismo. Si que la va a aproximar a ladinámica paranoide, dado que la deficiencia del yo va a llevar a una actitud dehipervigilancia ante cualquier indicio de pérdida de terreno frente al otro. La acti-tud paranoide también se va reforzar dado que la envidia precisa ocultarse entanto que existe una norma ética de no envidiar, y por otro lado no es sólo la des-aprobación social lo que se teme, sino que también reconocerla supondría reco-nocer la propia inferioridad, lo que lleva a utilizar las racionalizaciones comomecanismo de defensa.

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Sullivan distingue la envidia de la competencia, que le parece inevitable en la etapajuvenil de la vida, sea en su vertiente deportiva o intelectual, e incluso habla de loque denomina una «organización juvenil de la personalidad», y que serían suje-tos adultos competitivos, ambiciosos, inseguros e impacientes en cuanto a ascen-so social, y que aunque carezcan de envidia pueden resultar en ocasiones des-tructivos.

Sullivan también se detiene en analizar los aspectos culturales de la envidia. Paraél los Estados Unidos de su época se caracterizaban por una escasez de normasapropiadas de intimidad, en lo que influían factores tales como que la poblaciónera resultado de una serie de oleadas continuas de inmigración, apareciendo elextranjero como útil para resaltar el prestigio de los demás, pero al mismo tiem-po pasa a ser blanco de la hostilidad. Al mismo tiempo un rápido progreso eco-nómico con aparatos de todo tipo y una falta de comprensión de los factores esen-ciales de la vida, con una continua llamada de atención sobre factores ilusorios,serían el caldo de cultivo perfecto para la envidia. Si Sullivan tenía razón, ¿quépodríamos decir de nuestra época?

Para Castilla del Pino, siguiendo a Max Scheler, el que el otro posea un bien, esconsiderado por el envidioso como la causa de que él no lo posea. De ahí quesienta que se comete con él una injusticia. El bien adquiere una categoría simbó-lica. No se envidia lo que le toca a uno en la lotería o lo que roba otro, porqueson bienes inmerecidos, que no añaden valor positivo a la imagen del sujeto envi-diado. Lo que sí podemos es deducir de qué carece el envidioso a partir de lo queenvidia en el otro. La identidad del envidioso estará en su carencia.

La envidia para este autor es una interacción entre dos sujetos, que además ocu-pan posiciones asimétricas, pero la posición de inferior no es reconocida y si sehace se rechaza mediante racionalizaciones. Pero aún así no hay que olvidar queenvidiar a alguien equivale a conferirle un alto valor. Se desea quitarle al otro esevalor añadido que la posesión del bien le supone. Se establece una relación dedependencia unidireccional del envidioso respecto al envidiado, que muchasveces desconoce la envidia que suscita. Y no es de extrañar que la desconozca,pues la comparación que se hace entre ambos, el envidioso y el envidiado, habi-tualmente la hacen los demás, y no el envidiado. Cuando el envidiado sabe la envi-dia que provoca, el tipo de relación que se produce es denominada por Castilladel Pino como de tipo enantibiótico, o relación necesaria para el perjuicio recí-proco.

El envidioso, continúa Castilla, va a ser hipercrítico con el envidiado, construyen-do un discurso razonado, bien estructurado, en el que una parte de verdad se vaa convertir en la definición global del otro. Esto le asemeja al delirante, aunque

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raramente se perderá el sentido de realidad hasta el punto de llegar a conclusio-nes disparatadas respecto al envidiado. Otra de las características es la gran cau-tela con la que actúa para no descubrirse, puesto que la envidia precisa ocultarseo disfrazarse, y no sólo ante terceros, sino también ante uno mismo, lo que supo-ne una cierta disociación del sujeto envidioso.

Aún así suele acabar saliendo a la superficie, manifestándose en una obsesiva ocu-pación por la persona del envidiado, un silencio ante los elogios que otros pue-dan hacer del envidiado, el ataque a aspectos dificilmente comprobables de la vidaprivada del envidiado, y en general la tendencia a la difamación. La envidia hafocalizado la atención, impidiendo una actividad espontánea y creadora, llevandoa fantasías improductivas, a racionalizaciones, a destructividad y también a unatristeza, cargada de componentes persecutorios, que autores como Bleichmarcalificarían de depresión narcisista. La suspicacia en forma de hipersensibilidadnarcisista pero que raramente evoluciona hacia el delirio, sería para Castilla otrode los rasgos característicos.

Insiste Castilla en la ambivalencia de la relación que se establece en la envidia,algo que también estaba en Cabaleiro, por un lado relación de amor, de admira-ción, aunque no se reconozca, y por otro lado relación de odio. Odio hacia elenvidiado, pero también odio hacia si mismo, a veces traducido en un odio gene-ralizado hacia aquellos que son como él porque en ellos «se ve» y odio haciaaquellos que no son como él, porque a esa diferencia se le concede valor de supe-rioridad.

Elster distingue entre envidia como dolor al observar la buena fortuna de otra per-sona y malicia, como placer que comporta la fortuna del otro. Distingue ademásentre un dolor de primer orden de la envidia, provocado por el reconocimientode la diferencia, de un dolor de segundo orden, como la pena o culpa producidapor reconocer o que los demás reconozcan esa envidia. Para él si bien la tenden-cia en cuanto a manifestaciones conductuales será hacia la destrucción del obje-to envidiado o de su poseedor, hay otra serie de manifestaciones que se podríanclasificar siguiendo dos dimensiones: a) Conductas emprendidas por el envidio-so, por el envidiado o por terceras personas, b) Finalidad de reducir o bien dedespertar la envidia. De este modo resultarían seis manifestaciones en la teoría,aunque en la práctica se queden en cinco, ya que nunca se observa al envidiosoactuando con intención de intensificar su envidia, aunque sus acciones puedandar dicho resultado. Tal vez, interese destacar como una de estas cinco posibili-dades, que sería el acto de despojarse el envidiado de sus bienes, de sus recursos(o de ocultarlos), con la finalidad de reducir la intensidad de la envidia, muchasveces puede provocar el efecto contrario, ya que puede sugerir una falta de apegopor los bienes envidiados difícil de digerir por el envidioso.

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Francesco Alberoni va a distinguir distintos tipos de envidia: a) Envidia competiti-va, que tendría como efecto un estímulo hacia la mejora y el crecimiento, b)Envidia depresiva, que lleva a pensar en que no se tiene remedio, acompañándo-se de una renuncia a la competencia e incluso cayendo en el abandono, c) Envidiaobsesiva, en la que no se trata de un momento, de una punzada, sino que es unrencor que caracteriza una vida, hasta el punto de envenenarla, d) Envidia malig-na, en la cual el placer está no tanto en el propio éxito como en el fracaso de losdemás, con un odio violentísimo hacia el envidiado, e) Envidia avara, propia depersonas afirmadas en sus puestos pero que temen la competencia de los jóvenes(para el autor sería también envidia a pesar de que es el envidioso el que poseelos bienes o valores), y f) Envidia de iniciación, como una envidia que tratade buscar a la otra persona, para conocerla mejor, tomarla como modelo y trans-formarse en algo diferente.

Para este autor, el envidioso también se caracteriza por su intento de buscar cóm-plices, por su proselitismo, aunque en el fondo a éstos los considere como unosestúpidos de los que se ríe.

Por último, un breve apunte cinematográfico. T. Liébana escoge como películascaracterísticas para estudiar la envidia en el cine Amadeus y Johnny guitar.Podríamos destacar de sus conclusiones en la primera de las películas, como lamuerte de Mozart es vivida por Salieri como una venganza del padre, que lleva ala condena de vivir contemplándose desaparecer como olvido; esto lleva a quepierda la razón, y se declare culpable de la muerte de Mozart, pero al mismo tiem-po conlleva a la lucidez de aceptar la realidad de que al lado de éste no es másque un mediocre. En la segunda de las películas, destaca como Emma solamentepuede establecer relaciones de rivalidad con otras mujeres, y ante Viena siente queno puede ganar, por lo que la solución pasa por una masculinización y el intentode eliminar a la mujer a la que envidia por todos los medios. Nosotros tal vez aña-diríamos El manantial de la doncella en donde se aprecia la potencia destructi-va de la envidia, Sonata de Otoño, también del maestro Bergman, en la que vemoscomo este tipo de situación también se da dentro de las relaciones familiares, aligual que sucede en ¿Qué fue de Baby Jane?, de Aldrich, en la que la se describela interacción envidiosa adoptando las dos personajes, dos hermanas, ambosroles en determinados momentos.

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Bibliografía

- Adler, A.: El carácter neurótico. Austral.

- Adler, A.: Conocimiento del hombre. Austral.

- Alberoni, F.: Los envidiosos. Gedisa, 1999.

- Cabaleiro Goás, M.: Werther, Mischkin y Joaquín Monegro vistos por un psiquiatra. A.G.P.

- Castilla del Pino (comp.): La envidia. Alianza Universidad, 1994.

- Castilla del Pino: Teoría de las sentimientos. Tusquets, 2000.

- Elster. J.: Alquimias de la mente. Paidós.

- Klein, M.: Envidia y gratitud. Paidós.

- Liébana, T.: El cine en el diván. Suma de Letras. 2003.

- Lorenzo, R.: Notas filosóficas sobre la envidia. Clínica y análisis grupal, vol.23.

- Marina, J. A., López Penas: Diccionario de los sentimientos. Anagrama, 1999.

- Mira y López, E.: La psiquiatría en la guerra. Editorial médico-quirúrgica.

- Pérez L.-Villamil: Manual de Psiquiatría. Psicopatología general. A.G.P.

- Rof Carballo, J.: Envidia y creación. Insula, nº 145, 1958.

- Sullivan. H. S.: Estudios clínicos de psiquiatría. Ed. Psique.

- Zambrano, M.: Unamuno. Ed. Debolsillo.

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Mesa 3Antropoloxía. Mesa in memoriamdo Profesor Antonio Rodríguez

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Pensamiento primitivo y conciencia moderna

Marcelino Agís VillaverdeUniversidad de Santiago de Compostela.

A comienzos del siglo XXI, umbral del tercer milenio, se produce un aconteci-miento científico de insospechadas consecuencias para la humanidad. Tras unaminuciosa y prolongada investigación científica se reconstruye el mapa genéticodel hombre. El proyecto Genoma Humano había nacido en 1988 en EstadosUnidos y se amplió a centros de investigación de otros países e incluso se contócon la colaboración de la empresa privada. Los avances de la biotecnología y dela informática contribuyeron a la culminación del proyecto. A mediados del año2000 el mundo tuvo noticia de que disponíamos ya de la secuencia total del geno-ma humano, si bien sus variantes no estarían listas hasta el año 2003. El genomahumano se reveló como un inmenso libro cuyas páginas nos permiten no sóloconocernos sino soñar con un futuro en el que las enfermedades puedan atajarsecon la localización de los genes defectuosos. En esta tarea se afana actualmente laciencia.

En una sociedad de la información acostumbrada a conocer las noticias en tiem-po real este descubrimiento se hizo pública a través de los canales habituales dela ciencia pero llegó también a la televisión y a los medios de comunicación demasas. Y aquí empezó el problema. En un esfuerzo por dar conocer de la formamás llana y más ilustrativa posible la trascendencia de dicho descubrimiento losnoticiarios y los periódicos nos contaron que el mapa genético del ADN humanose asemejaba a una inmensa biblioteca, cuyos volúmenes contenían millones depáginas que hablaban de la composición más recóndita y minúscula de nuestroser. Para nuestra sorpresa, el ADN humano no sólo nos hacía idénticos a todos loshombres sin distinción de razas, sino que se asemejaba al de un primate y lo queresultó todavía más llamativo al del mosquito del vinagre.

El hombre descendía bruscamente del pedestal al que lo habían elevado la cien-cia, la religión y la historia. De ser el centro del mundo, señor del universo, joyade la creación, pasábamos a ser una criatura entre otras de la naturaleza y nues-tros aires de superioridad debían acomodarse al lugar exacto que ocupamos den-tro del mapa genético, compartiendo una herencia común con nuestros antepa-sados y otros seres vivos. Esta lección de humildad, como decía de insospechadasconsecuencias para el hombre contemporáneo, debería permitirnos valorar deforma más ecuánime nuestra posición en el mundo, al lado de los demás seres dela naturaleza y así como los valores de las diversas manifestaciones culturales.

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Igualmente, nuestra actual posición nos permite recuperar con una nueva sensi-bilidad la creatividad de esos ancestros que denominamos primitivos y que duran-te siglos expulsamos de la historia humana porque su pensamiento, expresado através de mitos y símbolos, no respondía a los mismos esquemas conceptuales delhombre moderno. Esta recuperación que alcanza ahora nuevas dimensiones no esnovedad absoluta.

El sentido de los mitos

En efecto, frente a la concepción heredada del siglo XIX que consideraba al mitocomo fábula, cuento o ficción alegórica, el fenomenólogo de las religiones MirceaEliade ha buscado una visión lo más cercana a la que podrían tener los hombresdonde este fenómeno era una realidad viva. Allí donde era considerado como unahistoria verdadera, que enseña un modelo ejemplar, da una explicación sobre elmundo y manifiesta lo sagrado. Todas ellas son características coimplicadas puesal ser real y manifestar lo sagrado, el mito se convierte en ejemplar, modelo de losactos humanos que se repiten con determinada periodicidad1. Así pues, desde laóptica de Eliade tan sólo estudiando las sociedades donde el mito está vivo, dondeconstituye el soporte de la vida religiosa, donde se considera como una historiaverdadera y no una ficción, podremos realizar una adecuada interpretación delpensamiento mítico2. Los primeros investigadores en «mitología comparada»,fundamentalmente lingüistas e indianistas –señala Dumèzil–, cayeron en el errorde estudiar los mitos separándolos de la vida de los hombres que los narraban,con lo que «la mitología, aislada de la vida, despojada de sus asideros naturales,era interpretada según sistemas a priori»3 Este peligro acecha a todo «mitólogo»,pues para entender el sentido de un mito es preciso recurrir a un trabajo herme-néutico; y «en toda hermenéutica hay un riesgo de pérdida del aroma poético ori-ginal –y del sentido religioso»4–. Mircea Eliade escapa a estos dos peligros yaque, por una parte, nunca descontextualiza un mito para analizarlo y, por otra, susenfoques aún siendo los de un historiador o fenomenólogo de las religiones se venenriquecidos con la aportación de otras disciplinas, lo que aumenta su fiabilidadhermenéutica. En opinión de Eliade, para comprender no sólo el pensamientosino la estructura de una sociedad que se sustenta en el mito, hay que entender a

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1Eliade, M.: Mitos, sueños y misterios, Buenos Aires 1981, p. 19.2Eliade, M.: The Quest. History and meaning in Religion, The University of Chicago Press,1969, p. 73.3Dumézil, G.: Mito y epopeya I –la ideología de las tres funciones en las epopeyas de lospueblos indoeuropeos–; Ed. Seix Barral, Barcelona 1977, p. 10.4García Gual, C.: La mitología. Interpretación del pensamiento mítico. Ed. Montesinos,Barcelona, 1987, p. 7.

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éste en su totalidad, lo que significa conocer y familiarizarse con la escala de valo-res que es inherente a dicha mitología5.

Ateniéndose al ámbito de estudio establecido, Eliade presenta su definición demito:

«El mito es considerado como expresión de la verdad absoluta, refiere una histo-ria sagrada, esto es, una revelación sobrenatural que ha tenido lugar en el alba delGran Tiempo, en el tiempo sagrado de los comienzos (in illo tempore)... En otrostérminos, un mito es una historia verdadera que ocurrió en el comienzo delTiempo y que sirve de modelo al comportamiento de los humanos. Imitando losactos ejemplares de un dios o de un héroe mítico, o simplemente refiriendo susaventuras, el hombre de las sociedades arcaicas se desliga del tiempo profano yalcanza mágicamente el Gran Tiempo, el tiempo sagrado»6. De esta noción demito se desprenden las siguientes características, que iremos desarrollando acontinuación7:

1. El mito constituye la historia de los actos que los Seres Sobrenaturales–héroes y dioses– llevaron a cabo en los orígenes, modelo ejemplar paralos actos humanos.

2. Esta historia se considera absolutamente verdadera y sagrada.

3. El mito cuenta cómo algo ha llegado a la existencia, cómo se fundaronciertas realidades. Por ello es considerado un conocimiento esotérico alque sólo los iniciados podrán acceder.

4. El conocimiento del mito implica un saber acerca de cómo fueron cre-adas las cosas en los orígenes. Por ello los hombres estaban seguros dedominarlas.

5. Vivir el mito significa rememorar y reactualizar los acontecimientos tal ycomo tuvieron lugar en los orígenes.

6. El mito despierta las primeras elucubraciones «metafísicas».

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5Cf. Eliade, M.: The Quest, p. 75.6Eliade, M.: Mitos, sueños y misterios, pp. 19-20.7Cf. Eliade, M.: Mito y realidad, Labor, Barcelona, 1983, p. 25.

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1. Eliade enfatiza e insiste en una funcionalidad doble de los mitos. En primerlugar, informan de la irrupción y presencia de lo sagrado. Gracias a ellos el hom-bre toma conciencia de que existe otro mundo de realidades absolutas8.

En segundo lugar, los mitos le suministran modelos ejemplares para llevar a cabosus actividades, siguiendo directrices establecidas por las fuerzas sagradas, queles ayudan a fundamentar su vida social y cultural. Estos modelos se caracterizanpor ser universales y eternos: eternos, porque han ocurrido in illo tempore y noparticipan de la temporalidad; y universales, porque al revelar la existencia y acti-vidad de los seres sobrehumanos, han conocido la ejemplaridad (y universalidad)de su validez9

Para guiarse por su ejemplaridad, el hombre ha de volver a vivir aquel tiempomágico de los orígenes. Esta regeneración del tiempo es la que posibilita vivenciar,con toda intensidad, los acontecimientos que relatan. No es que el cosmos debaser recreado y abolido periódicamente porque la primera creación no hubierasucedido, sino sólo porque el estado que se corresponde con el momento de lacreación representa una plenitud y beatitud imposible de encontrar una vez queel mundo fue creado. La perfección original, por otra parte, es transitoria, de ahíla necesidad de integrarla con cierta periodicidad10

Pero si los mitos funcionan como modelos para guiar las actividades humanas,también ellos se generan a partir de su propio modelo. Y esta es una de las carac-terísticas de la hermenéutica ensayada por Eliade sobre el mito: establecer mode-los arquetípicos genéricos que permitan interpretar una amplia variedad de mitos.Esta función corre a cargo de los mitos de origen o mitos cosmogónicos, equipa-

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8Les está encomendado «despertar y mantener la conciencia de otro mundo, de un más allá,de un mundo divino o mundo de los Antepasados». Eliade, M.: Mito y realidad, p. 1479Eliade, M.: Mitos, sueños y misterios, p. 12. Por ejemplo en el plano terapéutico. Al relatarcomo se manifiesta lo sagrado, accede al origen de todas las cosas, lo que le permite afian-zarse y, hasta cierto punto, dominar el mundo en el que vive. Si, por ejemplo, alguien sufreuna herida producida por un hierro, para curarse tendrá que relatar el origen del hierro.«Se ha podido demostrar que un gran número de pueblos, desde los más antiguos hasta losmás civilizados, utilizan como método terapéutico el recitado solemne del mito cosmogóni-co... Simbólicamente, el enfermo ‘vuelve hacia atrás’, vuelve a ser contemporáneo de la crea-ción, vuelve pues al estado de plenitud inicial. No se repara un organismo usado, se lo reha-ce; el enfermo debe nacer nuevamente y recuperar, de esta manera, la suma de energía ypotencialidad de que dispone un ser en el momento del nacimiento». (Eliade, M.: Mitos,sueños y misterios, p. 47).10Eliade, M.: The Quest, p. 81.

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rados por Eliade con verdaderas ontofanías, pues toda cosmogonía significa «l’ê-tre qui va à l’être» (el ser que llega al ser), o lo que es lo mismo, la aparicióndel Ser11. No será ésta la única ocasión en la que se pronuncie a favor de unaequiparación del mito cosmogónico con las ontofanías. En otra de sus obras nosdice que «puesto que todos los mitos participan en cierto modo del mito de tipocosmológico... resulta que toda mitología es una ontofanía. Los mitos revelan lasestructuras de lo real y los múltiples modos de ser en el mundo»12. La primeracreación, la creación del mundo, se convierte en el arquetipo que rige toda crea-ción. Existe un «mito base» encargado de describir como el mundo comenzó aexistir. Hay una historia primordial y esta historia tiene un comienzo: un mitocosmogónico, o un mito que describe el principio, el estado germinal delmundo13.

2. El hombre fue desde siempre consciente de la funcionalidad de los mitos. Sabíaque eran una historia verdadera frente a otras historias que eran meras fábulas.Es crucial reconocer esta capacidad de discernimiento para no caer en una falsaimagen que presenta a estos pueblos como inferiores en el plano mental y espiri-tual. Para ellos la diferencia era absoluta entre ambos tipos de relato. Los prime-ros revelaban la existencia y la aparición de lo sagrado, y por ello sólo podían sernarrados durante un tiempo muy especial, consagrado. Mientras que las historiasfalsas (cuentos, fábulas) pertenecían de lleno a la esfera profana y podían ser con-tadas en cualquier momento. La diferencia entre el mito como relato auténtico yel cuento o la fábula como relato sin valor es absoluta. De hecho, el proceso dedegradación del mito que ya hemos mencionado nos ilustra hasta qué punto pier-de relevancia un relato que no es revelación de los misterios.

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11Eliade, M.: Fragments d’un Journal I, Gallimard, París 1973 (1986), pp. 530-531.12Eliade, M.: Mitos, sueños y misterios, p. 11.13Estos mitos suelen presentarse en torno a cuatro variantes fundamentales:

1º Creación ex nihilo, mediante la cual el ser supremo crea el mundo tan sólo con su pensamiento, o de palabra, etc. El mundo se crea de la nada.2º Una segunda variedad es la que se da cuando el dios envía animales anfibios, u otros animales al fondo de los océanos, donde arrancan una partícula de tierra que sirve para formar todo el mundo.3º Un tercer modelo es la creación por división de dos elementos que formaban una unidad primordial. Por ejemplo, la separación del cielo y la tierra o la sección en dos de un huevo cósmico.4º Y, por último, la creación por el desmembramiento de un ser primordial. Eliade, M.: «Los mitos y el pensamiento mítico», p. 20. Puede verse también la clasificación que ofrece en la Historia de las creencias y de las ideas religiosas IV, Cristiandad, Madrid, p. 95.

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Así pues, para realizar un ejercicio de interpretación del mito desde la perspecti-va de Mircea Eliade es preciso deslindar el ámbito del tiempo sagrado y del tiem-po profano. Ni el tiempo ni el espacio son homogéneos en el contexto de las socie-dades arcaicas, fenómeno del que van a pervivir lejanos recuerdos en las socie-dades modernas (fiestas, lugares de infancia, etc.).

3. La historia que narra el mito incluye unas características muy particulares yrepresenta por ello una forma de conocimiento esotérico. Por una parte, es unahistoria secreta que sólo los iniciados conocen y por otra, tal conocimiento vaacompañado de un poder mágico-religioso que permite que se mantenga el carác-ter esotérico. En este sentido, Eliade nos dice que «no hay mito si no hay descu-brimiento de un ‘misterio’, revelación de un hecho primordial que haya fundadoya sea una estructura de lo real, ya un comportamiento humano... Y cuando no esasumido como una revelación de los ‘misterios’, el mito se ‘degrada’, se oscure-ce, vuélvese cuento o leyenda»14.

Conocer los mitos significa, pues, entender «lo que realmente ha acaecido en elmundo». Toda la obra de los seres superiores, dioses o héroes, queda desveladay de esta forma se accede a un saber valiosísimo para explicar el porqué de la exis-tencia del mundo y de su propia existencia, asumiendo la irrupción de lo sagradoen el cosmos. Esta información que permite explicar la existencia constituye unaverdadera historia sagrada y de hecho, sólo los iniciados accederán a ella15.

4. Los mitos, por lo tanto, cuentan cómo todo ha sido creado: el mundo, el hom-bre, una especie animal o una institución social. Y por la misma razón de quemanifiestan lo que ha ocurrido, de contar cómo algo ha llegado a la existencia, secuenta el porqué16. «El ‘porqué’ está siempre imbricado en el ‘cómo’. Y ello espor la simple razón de que al contar el ‘cómo’ ha nacido una cosa se revela unamanifestación de lo sagrado, causa última de toda existencia real»17. Pero ade-más, cabe hablar de una multivalencia funcional de los mitos en su faceta arque-típica, cuando el hombre imita lo realizado por dioses y seres supremos paraafrontar los retos de su vida diaria. Un mito es un modelo ejemplar porque con-tiene en su ser una invitación a aplicar su mensaje en nuevas situaciones. «Graciasa la ejemplaridad del mito, el hombre de las sociedades tradicionales encuentrael coraje de afrontar situaciones nuevas y de vencer las dificultades inesperadas.

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14Eliade, M.: Mitos, sueños y misterios, p. 12.15Cf. Eliade, M.: Iniciaciones místicas; Taurus Ed., Madrid 1984 (reimpr.), p. 16.16Cf. Eliade, M.: The Quest, p. 75.17Eliade, M.: «Structure et fonctions des mythes», en Eliade, M.: Briser le toit de la maison–la créativité et ses symboles–; Gallimard, París 1986, p. 80.

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En el fondo, el mito cosmogónico le revela cómo se hacen las cosas...»18.Conocer el origen es la clave para dominar la naturaleza.

5. Pero además de ser un relato de los actos creadores de los seres primigenioses un acto sagrado que constituye en muchos casos la base y justificación de todala vida religiosa. Por ello, el pasado mítico es recuperado periódicamente pormedio de rituales19. Una de las notas más características del mito es el hecho deque sea continuamente recitado, de tal forma que la cosmogonía o aquello querelate, se reitera con la fuerza del símbolo. Desde nuestra mentalidad la repeticiónes una actitud negativa frente a la existencia, que siempre es una y nueva constan-temente. El hombre arcaico puede, por el contrario, ser simbolizado por la figu-ra del círculo. El eterno retorno de los acontecimientos, lejos de ser visto comonegativo, como un inevitable determinismo que elimina la libertad humana, estomado como vivificante y salvador. «El primitivo –afirma Eliade– no está dema-siado seguro de que el ciclo perfecto del Tiempo recomenzará siempre con cadanuevo año. Tiene miedo de una desarticulación apocalíptica de las estaciones y deuna regresión catastrófica al caos primordial»20. Siendo así, se entiende que larepetición signifique para ellos un acto creador, en tanto que las cosas «se hacenvenir a la existencia». Así, por ejemplo, las ceremonias que reactualizan los acon-tecimientos primigenios ocurridos en los orígenes, en muchos casos de caráctersecreto, convierten en presente la época de los comienzos. Los mitos de origenpresentan al hombre gozando de una beatitud, de una espontaneidad y de unalibertad que perdió dolorosamente a raíz de la «caída», es decir, a raíz del acon-tecimiento que provocó la ruptura entre el «Cielo» y la «Tierra». Esta situaciónque el mito quiere superar, se traduce tanto en una mutación ontológica de la con-dición humana, como en una ruptura de ésta con la armonía inicial del cosmos.

El hombre posee una historia al conocer los acontecimientos primordiales de losorígenes, y dicha historia le aporta, además, una explicación sobre la existencia yunas divinidades o fuerzas sagradas a las que venerar y, como también dijimos, unmodelo para sus propias actuaciones. Como es natural, decir que el mito supone

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18Eliade, M.: «Structure et fonctions des mythes», p. 86.19«El mito, en rigor, es la base de la religión y en ninguna parte se encuentra esta situaciónmás claramente ilustrada que en Australia: el mito siempre surje allí en los comienzos de unareligión, sea ésta del tipo que fuere». Esta tesis defendida por Eliade se opone a las concep-ciones racionalistas de Lang y W. Schmidt, quienes consideraban la creatividad mítica como unsigno de degeneración de la religión originaria de estos pueblos, completamente racional yajena a la «fantasía juguetona y voluble que crea los mitos». Eliade, M.: Introducción a lasreligiones de Australia, Amorrortu, Buenos Aires 1975, p. 30.20Eliade, M.: «Structure et fonctions des mythes», p. 85.

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una «historia» no indica que el hombre arcaico sea consciente de la irrepetibili-dad de los acontecimientos en el devenir temporal. Collingwood ha acertado aexpresar como la historia mítica, el tiempo mítico, carece de temporalidad. «Lasacciones divinas registradas por el mito no son sucesos fechados en el pasado,porque si bien se conciben como acontecimientos pasados, se trata de un pasadosin fechas que es tan remoto que nadie sabe cuando ocurrió. Es un pasado fuerade toda cuenta del tiempo al que se llama ‘el principio de las cosas’. De aquí resul-ta que cuando un mito reviste lo que al parecer es una forma temporal, en cuan-to narran sucesos que se siguen los unos a los otros en un orden definitivo, talforma no es temporal en un sentido estricto, sino que es cuasi-temporal. En efec-to, el narrador emplea a manera de metáfora el lenguaje propio de la sucesióntemporal para expresar relaciones que en realidad no concibe como tempora-les»21.

6. En la medida en que manifiesta algo sobre el origen «último» de las cosas, elmito es una pieza clave en el desencadenamiento de cuestiones de índole metafí-sica, que con el tiempo retomaría la filosofía con la sistematicidad y el arropa-miento conceptual y crítico que la caracteriza. Su función es la de revelar un prin-cipio ontológico fundamental, a saber, que «lo esencial precede a la actual condi-ción humana, que el acto decisivo ha tenido lugar antes de nosotros, y aun antesde nuestros padres: el acto decisivo ha sido la obra del Antepasado mítico»22. Escierto que no podemos atribuirle al primitivo la creación de un lenguaje teórico,con conceptos tales como «ser», «no-ser», «real», «devenir», etc., pero ello noes óbice para que accediesen a una sui generis ontología, puesto que además delos símbolos, también los mitos se encargaban de subsanar esta carencia. «Esinútil buscar –afirma Eliade–, los términos tan laboriosamente creados por lasgrandes tradiciones filosóficas... Pero si la palabra se echa en falta, la cosa estáahí: sólo que se ‘dice’ –es decir, se revela de una manera coherente– a través desímbolos y mitos»23.

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21Collingwood, R. G.: Idea de la Historia; F.C.E., México (4ª reimpr.) 1972, p. 24.22Eliade, M.: Mitos, sueños y misterios, p. 54.23Eliade, M.: Le mythe de l’éternel retour –Archétypes et répétition–; Gallimard, París 1969,p. 15. La relación «mito-filosofía» o «mito-metafísica» es imprescindible para explicar la pecu-liaridad del pensamiento de los primeros filósofos griegos y, por ende, de todo el pensamien-to occidental en tanto que heredero de aquél. El legado mítico en los filósofos de la antigüe-dad es la clave para entender el espíritu de sus desarrollos intelectuales. Una visión de con-junto de este tema puede encontrarse en mi trabajo: «Mito y filosofía: en torno a MirceaEliade», en Revista Pensamiento, nº 183, Madrid 1990.

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La preocupación por los orígenes, por el arché, pasó de ser un problema relativoa los mitos cosmogónicos para situarse en el plano de los problemas ontológicosy metafísicos fundamentales del hombre. «Las primeras especulaciones filosóficas–nos dice Eliade– se derivan de las mitologías: el pensamiento se esfuerza poridentificar y comprender el ‘comienzo absoluto’ del que hablan las cosmogonías,de desvelar el misterio de la Creación del Mundo, el misterio, en suma, de la apa-rición del Ser»24. En el mito se hallan los componentes temáticos que con poste-rioridad retomará la filosofía. Con él se plantean –o sería mejor decir, se resuel-ven– cuestiones cosmológicas que los primeros filósofos jonios abordarán en sufilosofía natural. Aristóteles se da cuenta de que en un pensamiento como el deTales está todavía latente la huella de «los primeros autores de cosmogonías, anti-quísimos y muy anteriores a nosotros», cuyas opiniones en torno a la naturalezano distaban mucho, más que en el tratamiento, de la búsqueda de los primerosprincipios de todas las cosas25. Mito y Logos mantienen una interdependenciaabsoluta, hasta el punto de que no puede pensarse la existencia de la germinal filo-sofía griega sin la aportación del mito. Jaeger ha visto en su justa medida esta rela-ción: «podríamos decir, parafraseando la afirmación de Kant, que la intuiciónmítica sin el elemento formador del logos es todavía ‘ciega’, y la conceptualizaciónlógica sin el núcleo viviente de la originaria ‘intuición mítica’ resulta ‘vacía’. Desdeeste punto de vista debemos considerar la historia de la filosofía griega como elproceso de progresiva racionalización de la concepción religiosa del mundoimplícita en los mitos»26.

Los mitos, por lo tanto, desempeñaron una importante función, no sólo en lassociedades arcaicas, sino también para el hombre, en la medida en que abrieronsu pensamiento y le pusieron en conexión con problemas fundamentales de suexistencia y de la existencia del cosmos. Una tarea que el hombre ha realizadodesde las fases más arcaicas de la cultura y que sigue realizando en un intento dehallar sentido a la realidad en la que está inmerso. De esta forma, tal como suce-de con nuestro mapa genético, también las coordenadas de nuestro mapa intelec-tual nos acercan a la mentalidad primitiva y a sus primeros esfuerzos por pensarel mundo, tarea inacabada que el hombre sigue afrontando en nuestros días.

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24Eliade, M.: Mito y realidad, p. 119.25Cf. Aristóteles: Metafísica; A 983 b 25-30.26Jaeger, W.: Paideia: los ideales de la cultura griega; F.C.E., Madrid 1985, p. 151.

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Locura y creatividad

María José Recimil López. Psiquiatra; Isabel García Lado. Psiquiatra. Complexo Hospitalario Ourense.Ramón Area Carracedo. Psiquiatra.Complexo Xeral-Calde. Lugo.

«...had he been a stable and equable man, hecould never have inspired the nation. In 1940,when all the odds were agaist Britain, a leader

of sober judgment might well had concludedthat we were finished.»

Anthony Storr, Churchill: The Man.

El viejo tópico de la asociación entre genio y locura se plantea actualmente en tér-minos de relación entre alta creatividad y enfermedad mental (Hare, 1987).Múltiples enfermedades tanto físicas (tuberculosis, hiperuricemia, distonía de tor-sión, atopia, miopía, Tourette, demencia fronto-temporal en fases iniciales...)como mentales (espectro bipolar, esquizofrenia, trastornos de la personalidad,abuso de substancias, autismo... ) se han vinculado con elevada productividadartística o científica pero la relación más clara parece haberse establecido entrecreatividad, trastornos afectivos y en menor medida rasgos esquizotípicos de laesfera «positiva» (McCreery, 1993; Jackson, 1991;Weinstein & Graves, 2002).

Introducción histórica

La primera mención explícita a la asociación entre la «locura» y los más altoslogros humanos ha sido atribuida tradicionalmente a Aristóteles: «¿Por qué razóntodos aquellos que han sido hombres de excepción, bien en lo que respecta a lafilosofía, o bien a la ciencia del Estado, la poesía o las artes resultan ser clara-mente melancólicos...?», aunque la noción de una estrecha relación entre los dio-ses, la locura y la creatividad estaba ya implícita en muchos mitos y ritos griegos(p. ej. los cultos dionisíacos, ceremonias muy ligadas a los rituales de fertilidad yen las que simbólicamente, el autoconocimiento surgía a partir del caos, la vio-lencia y la destrucción). Tal y como señala Jamison, curiosamente, dichos ritualesde muerte y renacimiento se celebraban con carácter cíclico y estacional.

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A lo largo del siglo XX se han sucedido los intentos de abordar de forma sistemá-tica y mediante métodos científicos esta compleja cuestión. A su vez, dichos méto-dos de estudio pueden subdividirse en dos tipos:

Subtipos de estudios

1. Biográficos. Realizados a partir de biografías y autobiografías de sujetos céle-bres. Un tanto obsoletos en la actualidad debido a serios problemas metodológi-cos.

2. Estudios empíricos controlados que evalúan creatividad en muestras tantode enfermos mentales como de sujetos normales y sus respectivas familias asícomo de los propios procesos creativos en pacientes y controles.

Estudios biográficos

Las primeras aportaciones corresponden a Havelock Ellis (1904) y Lange-Eichbaum (1932). La metodología sistemática retrospectiva se perfecciona en lasegunda mitad del siglo XX con estudios sistemáticos como los de Adele Juda(1949, 1953) que investigó a lo largo de 26 años una muestra de 19.000 sujetos(varones de lengua alemana de «la más alta capacidad mental» y sus familias)encontrando entre artistas y científicos creativos una prevalencia tres veces supe-rior de esquizofrenia y diez veces superior de psicosis maníaco-depresiva.

Slater hy Meyer (1959) enfatizaron la relevancia de trastornos psiquiátricosmenores en personalidades prominentes que habían pasado inadvertidos hastaentonces.

Posteriormente (1978), se publicó el libro de Becker «Mad Genius Controversy»donde, basándose en toda la literatura publicada hasta 1940, describía en detallela polémica entre quienes consideraban al genio la más sublime expresión de lahumanidad y quienes lo reducían a una forma de aberración mental.

Schildkraut et al (1990) estudiaron a los 15 miembros de las escuela de expre-sionistas abstractos de Nueva York, descubriendo que nueve (entre ellos Pollock,Motherwell, de Kooning, Rothko y Gorky) habían padecido trastornos afectivos oabuso de substancias, seis habían recibido tratamiento psiquiátrico, tres habíansido hospitalizados por motivos psiquiátricos, dos se habían suicidado (Rothko yGorky) y otros dos (Pollock y Smith) murieron en accidentes de tráfico que se haninterpretado como posibles suicidios. En resumen, una tasa de trastornos afecti-vos 10 veces superior a la normal y una tasa de suicidios trece veces superior.Ludwig (1992) halló una elevada tasa de suicidios (18%) en la muestra de poe-

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tas de su revisión biográfica de 1005 famosos artistas, escritores y otros profesio-nales del siglo XX, liderando aquéllos junto con los músicos el grupo de mayormorbilidad psicopatológica en su comparación entre distintas profesiones.

Jamison (1989) en su artículo de revisión de las biografías, autobiografías y regis-tros clínicos de poetas británicos e irlandeses del siglo XVIII halla una alta pro-porción de trastornos afectivos (una probabilidad treinta veces superior de pade-cer la enfermedad maníaco-depresiva, veinte veces superior de haber sido institu-cionalizados y cinco veces superior de haber cometido suicidio respecto a suscontemporáneos) que afectaron a nombres tan ilustres como Blake, Scott,Coleridge, Shelley, Keats, Chatterton, Byron....

Posteriormente, la misma autora retomará la cuestión en el capítulo correspon-diente (Manic-Depressive Illness, Creativity and Leadership) del libro de con-sulta Manic Depressive Illness (Goodwin & Jamison, 1990) y en su monografíaTouched With Fire: Manic-Depressive Illness And The Artistic Temperament(1993) así como otros artículos (1995).

Aunque la autora manifiesta reiteradamente su convencimiento de que la mayorcarga de enfermedad afectiva recae sobre los artistas, sobre todo escritores (par-ticularmente poetas) y músicos y la menor sobre los científicos también ha inves-tigado sobre la prevalencia de dicha enfermedad en prohombres políticos y mili-tares (Napoleón, Alejandro Magno, Cromwell, Lincoln, Roosevelt, Churchill,Mussolini) así como reformadores religiosos (durante los episodios maníacos sonfrecuentes los raptos extáticos, las conversiones religiosas inopinadas y las viven-cias de fusión con el cosmos –la temática religiosa es la más común tanto para losdelirios como para las alucinaciones– 32%) como Lutero, Santa Teresa, SanFrancisco, George Fox, Sabbatai Sevi o Swedenborg (para muchos otros autores,esquizofrénico).

Aún reconociendo Jamison las graves dificultades metodológicas (debido a laimposibilidad en muchas ocasiones para establecer diagnósticos retrospectivos)que estos estudios implican, se arriesga a presentar listados, admitiendo que todoslos que se puedan efectuar, serán necesariamente incompletos.Listado abreviado de Jamison de artistas con probable ciclotimia, depresiónmayor o PMD.

PoetasArtaud, Baudelaire, Blake, Byron, Coleridge, Eliot, Hölderlin, Mayakovsky, Musset;Pasternak, Pavese, Poe, Pound, Pushkin, Shelley, Dylan Thomas, Whitman, Plath,Berryman, Lowell, Sexton.

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EscritoresAndersen, Balzac, Goethe, Cabrera Infante, Dickens, Faulkner, Fitzgerald, Gogol,Gorki, Greene, Hemingway, Hese, Ibsen, James, Melville, Stevenson, O´Neill,Stindberg, Tolstoi, Williams, Woolf, Zola.

CompositoresBerlioz, Bruckner, Elgar, Händel, Gesualdo, Mahler, Mozart, Mussorgsky,Rachmaninoff, Rossini, Schumann, Tchaikovsky, Cobain, Mingus, Parker, Porter,Powell, Simone.

Pintores Gauguin, Géricault, Van Gogh, Gorky, Kirchner, Miguel Ángel, Munch, Pollock,Rothko.

Estudios biográficos

Post (1994) publicó un estudio sobre las biografías de 291 hombres mundial-mente famosos incluyendo científicos, compositores, artistas, políticos, pensado-res y escritores. Los científicos tenían la prevalencia más baja de anormalidadespsíquicas pero sólo estaba completamente ausente en un tercio (0% psicosis, 13%ansiedad, 33% depresión), incrementándose progresivamente a partir de éstos encompositores, políticos, artistas y pensadores hasta los escritores (15% psicosis,14% ansiedad, 72% depresión).

El mismo autor, en 1996, replicó el mismo método revisando las biografías de 100escritores británicos y norteamericanos descubriendo psicopatología en 93 de los100 escritores. Contrariamente a lo encontrado por Jamison, los poetas gozabande una estabilidad relativa con tasas inferiores de trastornos de la personalidad,depresión, alcoholismo y psicopatología global que novelistas y dramaturgos aun-que aventajaban a éstos en bipolaridad y tendencias suicidas. Los más afectados,los dramaturgos.

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Listado de Post

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Scientist Composers

Mild Marked Severe None Mild Marked Severe

Bernard Babbage Bell Bartok Bizet Chopin BergBoole Darwin Bohr Brahms Britten Grieg BerliozBrunel Hamilton(WR) Boltzmann Busoni Debussy Mahler BrucknerDalton Helmholtz Galton Chabrier Donizetti Mendelssohn ElgarEdison Liegib Mayer(R) Hindemith Dvorák Rimsky-Korsakov FallaEhrlich Lister Mendel Janacek Fauré Rossini GounodEinstein Mach Metchnikoff Offenbach Franck Schoenberg MartinúFaraday Pasteur Michelson Smetana Gerschwin Sibelius MoussorgskyGauss Röntgen Shostakovich Léhar Stravinsky PucciniLyell Rutherford Liszt Wolf RachmaninoffPavlov Schrödinger Meyerbeer Reger

Tyndall Prokofiev SatieRavel SchumannStrauss (J) ScriabinStrauss (R) TchaikovskySullivan WagnerVerdi

24.4% 26.7% 17.8% 17.3% 32.7% 19.2% 30.8%

Politicians Artist

Asquith Adenauer Bismark Braque Cornelius Böcklin CézanneBen Gurion Cavour Bülow Corot Degas Corinth CourbetBethmann-Hollweg Chiang Kai Shek Disraeli Daumier Delacroix Giacometti EnserGaribaldi Churchill Hitler Derain Hodler Ingres EpsteinLenin Clemenceau Kernal Ataturk Liebermann Kaulbach Matisse FriedrichMao-Zedong Gambetta Lincoln Pissarro Klee Monet GauguinMasaryk Gladstone O’Connell Sargent Manet Rodin JohnMazzini De Gaulle Woodrow Wilson Menzel Whistler KandinskyNkrumah Lloyd George Mondrian KokoschkaPoincaré Mussolini Renoir ModiglianiRoosevelt (FD) Nasser Rousseau MunchSun-Yat-Sen Nehru (Le Douanier) Picasso

Palmerston Schiele RiveraParnell Seurat RossettiPeel Spitweg SickertPerón TurnerPilsudsky UtrilloStalin Van GoghVnizelos

26.1% 41.3% 17.4% 14.6% 29.1% 18.8% 37.5%

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Wills (2003) investigó el material biográfico correspondiente a 40 músicos ame-ricanos de jazz encontrando cifras similares a las de otros trabajos: (28.5% detrastornos afectivos, 10% de psicosis, 27% de alcoholismo) excepto por lo referi-do a abuso de drogas ilegales, pues un 52% de los músicos de la muestra habíansido en algún momento adictos a la heroína.

Estudios empíricos

Karlson (1981, 1984), en Islandia, encontró relación entre creatividad, elevadodesarrollo intelectual y número de ingresos en hospitales psiquiátricos.

Andreasen (1987) estudió una muestra de 30 escritores americanos (participan-tes en el taller de escritura de la universidad de Iowa, algunos muy famosos y otrosapenas conocidos) encontrando que un 80% de la muestra cumplía criterios paraun trastorno afectivo mayor frente a un 30% de los controles, cifra también muchomás alta que la de la población general (5-8%). La autora investigó igualmente afamiliares en primer grado de controles y escritores descubriendo en éstos últi-

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Thinkers Writers

Acton Buber Bakunin Maupassant Chekov Balzac ConradAdams Carlyle Cornte France Bennett DostoevskyFeuerbach Ellis (H) James (W) Hauptmann Brecht LaurnerFoucault Emerson Kierkegaard Melville Camus GideFrazer Flinders Petrie Newman (Card) Orwell Dickens GogolHerzen Freud Nietzsche Dumas HemingwayHerzl Heidegger MarxMichelet Jung ProudhonMommsen Macaulay Ruskin Gorky JoyceMoore (GE) Mill (JS) Russell Hardy KafkaPlekhanov Sainte-Beuve Tocquevillle Hugo KiplingSantayana Schliemann Toynbee (A) Huxley (A) Lawrence(DH)Strauss (DF) Schopenhauer Watson (JB) James (H) Mann (T)Sapir Spengler Maugham (S) Manzoni

Treitschke Pasternak ProustWeber (M) Pirandello SartreWhitehead Shaw Scott Fitgerald

Thackeray StendhalTrollope Strindberg

Turgenev TolstoyZola Waugh (E)

WellsWilde

28.0% 36.0% 26.0% 2.0% 10.0% 42.0% 46.0%

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mos una prevalencia mucho más alta de trastornos psiquiátricos que en los fami-liares de controles, siendo también mucho más creativos. Puesto que controló elfactor inteligencia que era similar en escritores y controles, no podía atribuirse aéste la variación en cuanto a creatividad.

Jamison (1989) realizó una investigación sobre 47 artistas y escritores británicoscontemporáneos de renombre. El 38% había recibido tratamiento por padecer untrastorno afectivo, constituyendo los poetas el grupo más afectado por la depre-sión y los únicos que recibían fármacos antimaníacos, a pesar de lo cual un 89%de la muestra general describía cambios bruscos de humor en relación con epi-sodios de intensa creatividad precedidos por la disminución de las necesidades desueño y asociados a sentimientos de euforia, entusiasmo, energía, bienestar, flui-dez de pensamiento, etc. Sin embargo, otras conductas asociadas a la hipomanía(despilfarro, promiscuidad y desinhibición sexual...) sólo se registraron en unaminoría.

La autora conjetura que existirían dos tipos de relación entre estados de ánimo ycreatividad, la de aquéllos que experimentan formas más suaves de hipomanía queno requieren tratamiento y en los que coincidiría el mayor bienestar anímico y elperiodo creativo y los que sufren hipomanías más severas o manías francas, quie-nes, por otra parte requieren tratamiento, y en los que el periodo creativo (tres ocuatro meses antes) no coincide con el de mayor bienestar.

Akiskal & Akiskal (1988) entrevistaron a veinte reconocidos escritores, pintores,escultores y poetas europeos: dos tercios mostraban tendencias ciclotímicas ohipomaníacas recurrentes y la mitad había padecido en algún momento depresiónmayor. Los Akiskal encontraron que es entre este espectro bipolar moderadodonde se dan las condiciones más adecuadas para el liderazgo y la creatividad. Encolaboración con Evans, detectaron las mismas tendencias en músicos de bluesvivos.

En otro trabajo, Akiskal & Akiskal (1988) evaluaron la creatividad artística y lacriminalidad en un grupo de 750 pacientes psiquiátricos, divididos en cuatro sub-grupos: esquizofrénicos, esquizoafectivos-bipolares I, bipolares II-III y depresivosunipolares, hallando que el grupo 2 presentaba el índice más alto de criminalidady el 3 el más alto de creatividad. Los autores señalan que la desorganización esqui-zofrénica impediría tanto la organización como la planificación necesarias tantopara la actividad artística como para la criminal y los deprimidos demasiado inhi-bidos para implicarse en ninguna. En una hipótesis similar a la de Jamison supo-nen que el autocuestionamiento y la reflexión propios de la fase depresiva son elgermen de las ideas creativas que brotan con la hipomanía.

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Richards et al (1988) aplicaron una escala de creatividad de su autoría, LifetimeCreativity Scale a un grupo de 17 maníaco-depresivos, 16 ciclotímicos y 11 fami-liares en primer grado de éstos y los compararon con 15 controles normales y 18pacientes psiquiátricos sin historia personal o familiar de trastornos afectivosmayores, ciclotimia, trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia o suicidio y descu-brieron que tanto pacientes afectivos como familiares eran más creativos que loscontroles, los familiares en mayor grado que los enfermos y los ciclotímicos pre-sentaron puntuaciones muy próximas a las de los familiares por lo que concluye-ron que las formas moderadas, menores o subclínicas representarían una ventajaevolutiva en términos de creatividad aumentada.

En un segundo estudio (1992), compararon depresivos unipolares con y sin his-toria familiar de trastorno bipolar. Resultaron más creativos los que tenían ante-cedentes de bipolaridad.

Ludwig (1994) estudió la patología psiquiátrica en un grupo de 59 mujeres escri-toras y un grupo de 59 controles hallando cifras más elevadas en las escritorastanto de trastornos del estado de ánimo como de abuso de substancias, ataquesde pánico, ansiedad general y trastornos de la alimentación. También encontrócierta evidencia de heredabilidad de la creatividad.

Schuldberg et al (1988) midieron en estudiantes universitarios la relación entrealgunos componentes de la creatividad y rasgos esquizotípicos de la personalidadmediante la escala de Chapman encontrando un rendimiento significativamentesuperior al del grupo control en esquizotípicos aunque al no correlacionar losrasgos esquizotípicos con «pensamiento divergente» (un tipo de pensamiento enel que se barajan múltiples soluciones a un problema y finalmente se descubrenmúltiples soluciones válidas), el autor sospecha que quizá la creatividad esté másvinculada a factores afectivos que a los más propiamente esquizotípicos.

En un segundo estudio, este mismo autor concluye que la sintomatología afectivatiene más importancia que los procesos primarios del pensamiento a la hora dedeterminar la capacidad creativa.

Claridge & Beech (1995), McCreery (1993) y Jackson (1991) han señalado larelación entre rasgos esquizotípicos, creatividad y experiencias espirituales pro-fundas.

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Hipótesis explicativas de las relaciones entre creatividad y enfermedadmental

Arieti (1976) propone la expresión «proceso terciario» para designar una espe-cial combinación de mecanismos primarios y secundarios «... en lugar de recha-zar lo primitivo o lo que es arcaico, obsoleto o inhabitual, la mente creativa lointegra junto con los procesos lógicos normales en una especie de síntesis mági-ca en la que lo nuevo emerge».Arthur Koestler (1964) escribió que «todo acto creativo implica una regresión aetapas más primitivas mientras otros procesos tienen lugar simultáneamente anivel de la mente consciente. La capacidad de regresar, más o menos a voluntad alos juegos del subsuelo sin perder contacto con la superficie, parece ser la esen-cia de lo poético y de casi cualquier otra forma de creatividad».

Tal como Jamison señala, desde los antiguos griegos, se admite que la actividadartística y la creatividad la integración de procesos irracionales profundos conprocesos lógicos superiores.Por otra parte, las características emocionales, cognitivas y perceptivas de los esta-dos hipomaníacos (inquietud, irritabilidad, grandiosidad, aceleración de los pro-cesos asociativos, pensamiento divergente, etc) son las que, en mayor grado com-parte la experiencia creativa.

Esta misma autora menciona los estudios de Guilford (1957) sobre la naturalezade la creatividad. Este autor considera que el pensamiento creativo se divide encuatro componentes, uno de los cuales (la fluidez del pensamiento) se subdividea su vez en otros cuatro.

Componentes del pensamiento creativo según Guilford

1. Fluidez de pensamiento:a) Fluidez de palabras: capacidad de decir palabras que contengan una determinada letra o combinación de letras.b) Fluidez de asociaciones: producción del mayor número de sinónimosposibles de una palabra en un tiempo dado.c) Fluidez expresiva: producción y rápida yuxtaposición de frases.d) Fluidez ideativa: capacidad de elaborar ideas que cumplan determina-dos requisitos en un tiempo dado.

2. Flexibilidad espontánea (capacidad de imaginar gran variedad de ideas y decambiar de categorías).

3. Flexibilidad adaptativa (capacidad de generar soluciones inusuales).

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4. Pensamiento divergente en lugar de convergente (una única respuestaválida).

Todas estas capacidades se encuentran probablemente incrementadas durante losepisodios hipomaníacos.

Otros autores (Stenberg, Andreasen) han hecho hincapié en otras peculiaridadesdel pensamiento maníaco como la tendencia al pensamiento combinatorio (sínte-sis significativa de información previa dispar) y a la sobreinclusión conceptual, esdecir, la ampliación o cambio de los límites conceptuales.

Desde el punto de vista emocional, Jamison sugiere que la experiencia melancóli-ca, bruscamente sustituída por estados maníacos de gran intensidad y expansivi-dad permiten al individuo acceder a grados más profundos de introspección quepueden culminar, bajo determinadas circunstancias, en la creación de una obraartística. Lo aprendido y vislumbrado durante las fases de depresión, puede serutilizado, gracias al empuje maníaco para conferir mayor sentido y profundidad ala propia experiencia.

Weinstein & Graves (2002) en un artículo sobre creatividad y esquizotipia apor-tan interesantes hipótesis que podrían iluminar el trasfondo neurológico de estaasociación. Estos autores postulan que la creatividad y los rasgos esquizotípicosestarían vinculados en su origen con una alteración en el procesamiento semánti-co que favorecería que asociaciones semánticas más infrecuentes o más globalespudiesen acceder a la conciencia debido a una relajación en la censura que sobreestas asociaciones ejerce el hemisferio izquierdo ante una hiperactividad delhemisferio derecho. Estas diferencias en cuanto lateralidad hemisférica podríanser tanto anatómicas como funcionales. Sugieren también que la creatividad esta-ría en relación con la capacidad de utilizar información no consciente «intuitiva»y de favorecer un estado atencional no consciente y global en cuyo mantenimien-to estaría implicado el lóbulo frontal derecho en lugar de una atención focal y deli-beradamente consciente.

Kaplan (1988) plantea una hipótesis similar relacionando creatividad y dominan-cia hemisférica al sugerir que en los momentos de gran actividad creativa se pro-duciría una mayor sincronización interhemisférica, lo que permitiría el flujo deimágenes y fantasías hacia la conciencia desde un hemisferio derecho relativa-mente más activo. Para este autor, la creación reside en la capacidad de combinarfunciones visuales y verbales en síntesis globalmente armoniosas y emocional-mente significativas, por lo que la integridad de las estructuras de coordinacióninterhemisférica como el cuerpo calloso sería esencial.

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Ludwig (1995) describe un rasgo de personalidad común a todos quienes des-arrollan esfuerzos intelectuales de alto nivel (psychological unease) que podríatraducirse como insatisfacción o malestar psicológicos y que él define como ten-dencia a la inquietud emocional, al inconformismo intelectual, a la búsquedaincansable de respuestas.

Post (1996) en esta misma línea, apunta que el torbellino emocional desencade-nado por acontecimientos estresantes (particularmente duelos u otro tipo de pér-didas reales o potenciales) precipita un hiperactividad sostenida de las redes neu-rales, que, al mantenerse en el tiempo, (p.ej. en individuos con tendencias ansio-so depresivas) desembocarían en cambios en la distribución y cualidad de las sus-tancias neurotransmisoras, según Delvenne (1990) más acusadas en las áreas dellenguaje del hemisferio dominante.

Post incluso sugiere que estos cambios pueden ser autoprovocados, es decir, nosólo causados por eventos externos, sino originados por el propio frenesí imagi-nativo.

Dissayanake, en su libro What is art for? desarrolla una hipótesis respecto al valordel arte desde un punto de vista bioevolutivo. A partir de planteamientos antropo-lógicos, propone que la función principal del arte era contribuir a la celebraciónde rituales comunitarios física y emocionalmente gratificantes y, por lo tanto, alreforzamiento de conductas evolutivamente valiosas por cuanto fomentaban lacohesión grupal y reducían la ansiedad. La carencia en las sociedades industria-les modernas de un sistema de creencias compartido y de superestructuras míti-cas homogéneas otorga al arte una posición de privilegio como única vía de acce-so culturalmente permitida en un mundo fragmentado y profano hacia lo sagradoy trascendente.

Las intensas experiencias religiosas o espirituales, que frecuentemente se mani-fiestan en los trastornos psiquiátricos podrían facilitar que aquellos enfermos contalento artístico las canalizasen actuando como vehículos de las mismas al gene-rar «símbolos de trasformación cultural» que expresan y aun tiempo alivian elsufrimiento existencial del conjunto social.

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Confluencia Jung-Klein

Enrique Galán SantamaríaPsicoanalista. Fundación C.G. Jung.

«Con ocasión del IV Congreso Internacional de Psicoterapia en Barcelona en 1958(…) me encontré, en casa del Profesor Sarró, con Erich Neumann, el más ilustrediscípulo de Jung, cuya obra yo admiraba profundamente. Cuando le dije que elpsicoanálisis de la escuela de Melanie Klein, sin saberlo, estaba tendiendo unpuente entre el psicoanálisis ortodoxo y las derivaciones de la corriente junguia-na en la obra del propio Neumann, asintió, pero noté en su rostro una expresiónde sorpresa. Ignoraba entonces que él –que desgraciadamente iba a fallecer pocotiempo después sin terminar su obra– en aquellos momentos estaba escribiendoun libro, Das Kind, «El niño», que se publicó sin terminar y en el cual, tambiénpor parte de la corriente junguiana, se redescubre la importancia de las primerasrelaciones constitutivas y su trascendencia en el futuro del ser humano» (Rof,1972:32).

Las páginas que siguen intentan desplegar el contenido de esta anécdota personaldel Dr. Rof Carballo. Repetida en otros textos suyos (Rof, 1975:129) es un indicioinequívoco no sólo de su nivel de información y reflexión sino también de la evo-lución de la psicología profunda a lo largo del siglo con el que nace. Un des-arrollo que se produce dentro de una transformación general de la conscienciaoccidental en las áreas del conocimiento –ciencias, filosofía–, la sensibilidad–artes, técnicas– y la conducta –moral, política– de individuos y grupos. Dichatransformación, por su profundidad y extensión, es un hecho espiritual de primerorden, luminoso y oscuro, que Juan Rof intenta perfilar en su extensa obra, arti-culada como él mismo cuenta, según tres grandes ejes, esas «fidelidades secretas»que operaron a lo largo de su vida: (1) Considerar la ciencia y el arte como «lasdos alas de una posición en el mundo que nos lleva a la verdad compleja de laexistencia y, el camino, nunca decepcionante, de un alto goce de vivir, inmune atodo desánimo»; (2) «Conservar en lo posible las virtudes de lo indecible, (…)evitar la posición dogmática, la instalación»; y (3) La «recuperación de lo des-deñado»– problema tanto como solución. (Rof, 1993:36).

Quienes conocemos, aunque sea fragmentariamente, la obra de nuestro autor,sabemos hasta qué punto es verdad su aseveración. Las miles de páginas dedica-das a exponer los conocimientos científicos relevantes para su investigación psi-cosomática, su atención a los procesos artísticos como un modo de conocimien-

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to que trasciende las dicotomías dejadas por las ciencias a su paso, la aperturaconstante al misterio de lo real y los enigmas con los cuales nos hacemos con yen él, de modo personal y colectivo, la intuición del equilibrio secreto que man-tienen el crecimiento y la degradación nos ayudan a sus lectores a captar ese «tra-siego fronterizo con la realidad velada» (Ibid.:37) al que dedicó esa fructíferabiografía de «un médico que empezó su vida clínica como anatomopatólogo, [yque] ahora, al cabo del tiempo, [tiene] que ocuparse en problemas de teoría delconocimiento, de epistemología y de patología social» (Ibid.:35). Una mirada, lade Rof Carballo, capaz de descubrir el significado tanto de una sutil imagen vistapor el microscopio como de la dinámica abstracta manifestada en las creacionesdel hombre.

Juan Rof Carballo y el psicoanálisis en España

Es sabido que el psicoanálisis es un paradigma psiquiátrico que se fundamenta enla hipótesis de una vida psíquica inconsciente y que actúa clínicamente como unapsicoterapia, una curación por la palabra. Creado por Sigmund Freud coincidien-do prácticamente con el inicio del siglo XX, es la compensación lógica de la obrade su contemporáneo Kraepelin, que inaugura la psiquiatría nosológica y organi-cista actual. La relación de amor y odio entre estos dos paradigmas psiquiátricosa lo largo del siglo constituye el entramado de la concepción occidental, pero dehecho universal, de la psique humana en nuestros días, su psico(pato)logía, porusar el término de C. Castilla del Pino.

Por lo tanto, si queremos comprender el papel del psicoanálisis en España debe-mos echar un somero vistazo a la psiquiatría del país donde va a integrarse pro-fesionalmente. Una psiquiatría sujeta en parte a los vaivenes históricos de su des-arrollo desde la obra pionera de Pinel en 1800 y en parte a las condiciones pro-pias de nuestro país. Como recuerda un historiador de la psiquiatría española, «laposición ideológica del médico español estaba aún en el siglo XIX (…) cargadade múltiples conflictos espirituales, causados por la actitud dogmática de la Igle-sia Católica frente a los progresos y fundamentos de la medicina, así como frentea la presentación de la enseñanza general de las enfermedades, campo en el queactuaban la neurología y la psiquiatría. Además, la adaptación espiritual del médi-co estaba inhibida por la falta de bibliografía y la carencia de intercambio cientí-fico con el resto de Europa» (Dieckhöfer, 1984:121). Podemos entender así lasdificultades que han tenido que superar los psiquiatras, no sólo del siglo XIX, paraenfrentar el oscurantismo, teñido de superstición, milagrería y ocultamiento, queconformaba la respuesta social a la locura individual en nuestro país.

Aunque el primer asilo psiquiátrico del mundo es el levantado por el Padre Jofréen Valencia en 1409, donde se dispensaba un tratamiento moral fundamentado en

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el senequismo y el cristianismo, y contamos con autores como F. Vallés, adalid dela curación de la palabra, Huarte de San Juan con su penetración psicológica, oincluso Andrés Piquer, médico de Fernando VI y Carlos III, el primero en hablarde affectus melancholico-maniacus, la psiquiatría científica en nuestro país seve obligada a nutrirse en un primer momento de la psiquiatría francesa (Pinel,Esquirol, Morel, Gueslain) para volver un poco antes de la I Guerra Mundial susojos a la alemana (Kraepelin, Bleuler, Jaspers, Kretchmer, Bumke, Schneider,Gruhle, Weitbrecht) y, en el campo del psicoanálisis, Freud, Adler, Jung como cre-adores de escuela.

Entre los «afrancesados» españoles exiliados en París entre 1813 y 1833, seencontraban dos médicos que se formarían en la pujante psiquiatría postnapole-ónica: Orfila y su discípulo Pedro Mata. Son ellos quienes traen a nuestro país, asu vuelta, los conocimientos teóricos y clínicos que permitirán dar los primerospasos en la delimitación de las enfermedades mentales y sus tratamientos especí-ficos. Pedro Mata, abanderado de la psiquiatría forense, formará a los psiquiatrasque crearán escuela: Giné y Partagás en Barcelona y Esquerdo en Madrid.

Mientras en los primeros manicomios provinciales, que empiezan su andadura enlos años de la década de 18501 con una dirección administrativa y un tratamien-to en manos de religiosos, el médico resultaba «una figura decorativa e inclusomolesta», y donde incluso en el «manicomio modelo» de Santa Isabel, en Lega-nés, «la asistencia médica brillaba por su ausencia» (Ibid.: 106), en las clínicasprivadas que surgen entonces la medicina será dominante. El frenopático entierraal manicomio.

Las primeras clínicas psiquiátricas nacen en Barcelona2 e inician unos estudiosque no se contemplaban en las Universidades. A. Pujadas es el primer director deS. Baudilio del Llobregat y el único español en las convenciones psiquiátricaseuropeas de entonces, partidario del non restraint anglosajón. Giné y Partagás,director de Nueva Belén, donde se aplican tratamientos higiénicos, farmacológi-cos y psicológicos, funda la primera escuela de psiquiatría en nuestro país, repre-sentada perfectamente por A. Galcerán, su sucesor en la dirección de Nueva Belény posterior director de San Baudilio, y a quienes se debe la primera publicaciónperiódica psiquiátrica, Revista Frenopática Barcelonesa (1881) y la convocato-

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1 Salamanca (1851), Mérida, Valladolid y Madrid (1852), Sevilla, Toledo (1853), Granada(1855), Zaragoza (1859), Cádiz (1862), Teruel (1864)2 Torre Lunática (1844), San Baudilo del Llobregat (1854), Nueva Belén (1857), InstitutoFrenopático (1863).

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ria del primer congreso de psiquiatría en España (1883). En el Instituto Freno-pático, por su parte, los psiquiatras T. Dolsa y P. Llorach aplican la electroterapiay la hidroterapia, utilizando para la investigación la fotografía –como Esquirol,Morel o Gueslain–. Se trata en todos los casos de psiquiatras somaticistas, forma-dos en Higienismo y Medicina Legal, cuya máxima preocupación es proporcionartratamientos médicos a enfermos diagnosticados de las variables patologías men-tales, enfrentándose así tanto a la tradición manicomial del encierro indiferencia-do y la exhortación religiosa como a la visión popular de la locura.

Las propuestas científicas elaboradas en clínicas privadas que van abriendo unabrecha en el mundo universitario también se encuentran en la obra de los médi-cos de algunos manicomios. Es el caso de J. B. Peset y Vidal, director del mani-como P. Jofré, donde imparte lecciones clínicas y realiza una investigación anató-mica que finalmente se revelará inútil. Fruto de esas investigaciones es su Patolo-gía psicológica (1859), que establece una nosología sintomática de fundamentopsicológico. Junto al libro posterior de Giné, Ensayo teórico-práctico sobre lahomología y la heterología frenopática (1887), más conocido, constituyen lasprimeras obras de referencia en nuestro idioma para la formación de los psi-quiatras.

En Madrid, la Clínica del Dr. Esquerdo potenciará la constitución de la psiquiatríacientífica, impulsada por Valle y Aldabalde, en maridaje con la psicología experi-mental desarrollada en el laboratorio dirigido por L. Simarro. Discípulo de éste,y formado con Kraepelin, Alzheimer y Ramón y Cajal, Achúcarro será una figuracentral, a pesar de su temprana muerte. Como recuerda Dieckhöfer, «bajo ladirección de Giné y Galcerán Garcés, en la ciudad de Barcelona, y la de Simarroy Achúcarro, en Madrid, se constituyen las primeras escuelas nacionales de psi-quiatría en tierra española, las cuales recibieron influencia también de otros espe-cialistas en disciplinas afines, por ejemplo Ramón y Cajal en el campo de la neu-roanatomía y Marañón en el campo de la medicina interna» (Ibid.: 152). De esasescuelas saldrán los psiquiatras que impulsarán el psicoanálisis en España: E.Mira y López en Barcelona y J.M. Sacristán en Madrid.

La historia del psicoanálisis en nuestro país es, como señala uno de sus pocosinvestigadores, «rocambolesca» (Llor Moreno, 2000: 305). Su aparición resultasorprendente vista su evolución posterior. La primera noticia que se tiene deFreud en este país es la publicación en dos revistas médicas: Revista de CienciasMédicas (Barcelona, 10/2/1893) y Gaceta Médica de Granada (febrero y marzode 1893), de «Mecanismos psíquicos de los fenómenos histéricos», firmado porBreuer y Freud, que ve la luz un mes antes en la Wiener Med. Blätt, y que hoyconocemos como la «Comunicación preliminar» de los Estudios sobre la histe-ria, publicado originalmente dos años después. No se sabe quién tradujo ese texto

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ni las razones de su publicación. Lo que no puede negarse es la actualidad cientí-fica en esas dos revistas, que revela la de al menos sus suscriptores y comprado-res. Sea como fuere, el caso es que deben pasar otros cuatro años para que sesepa de Freud en este país. Es también en Barcelona, el año 1897, cuando apare-ce de nuevo el psicoanálisis. La Gaceta Médica Catalana y la Revista de CienciasMédicas de Barcelona publican en distintos meses tres artículos, dos de ellos tra-ducciones –alemán y francés–, pero el otro es el primer texto referido al psicoa-nálisis escrito por un autor español. Se trata de «Psiquismos histéricos», de L.Dolsa, un psiquiatra organicista degeneracionista –el paradigma entonces domi-nante en la psiquiatría– que considera inútil el psicoanálisis, subrayando la «com-plicación de tales estudios para llegar al conocimiento exacto de la entidad noso-lógica» (en Carles Egea, 2000:20). La visión crítica de Dolsa es la compartida porel medio psiquiátrico europeo en aquellos momentos y marca la tendencia gene-ral del español en su recepción del psicoanálisis. Incluso los primeros en acogerla teoría e intentar aplicar su práctica manifiestan una y otra vez sus apreciacio-nes críticas.

Debemos recordar que es en 1900 –fecha de publicación de La interpretaciónde los sueños– cuando se hace notar la influencia del psicoanálisis, primero entrelos colegas vieneses de Freud (Adler, Stekel…). A partir de 1907, con la incor-poración de Jung, comienza su institucionalización y su expansión europea einternacional, cubriendo una primera etapa hasta la I Guerra Mundial. Ya en estesiglo XX, el primer artículo publicado en nuestro país se debe a César Juarros y setitula «Concepto clínico de histerismo». El texto aparece en 1908, año del que seconsidera el I Congreso de la Asociación Internacional de Psicoanálisis, en Salz-burgo. Juarros, especialista madrileño en Medicina Legal y Criminología, con con-sulta psiquiátrica en el Hospital de la Cruz Roja, escribirá, entre otros temas,varios textos relativos al psicoanálisis, culminando en 1928 con Los horizontesdel psicoanálisis, y es el único en considerarse psicoanalista práctico, en 1921.En esos veinte años el psicoanálisis se ha introducido lo suficiente en la medicina,la pedagogía, el derecho, la criminología y la opinión pública ilustrada como paraser objeto de un tratamiento literario: además de Buñuel y Dalí, recordemos lasobras de Azorín Brandy, mucho brandy, de 1927, y Cervantes o la casa encan-tada, de 1931, los dramas de los Machado, Las adelfas, y de I. Sánchez Mejías,Sinrazón, ambos de 1928 y la novela de J.J. Domenchina, La túnica de Neso, de1929, entre cuyos personajes hay pacientes y analistas y se utiliza el vocabulariopsicoanalítico.

El punto de inflexión lo constituye la publicación a partir de 1922 de las Obrascompletas de Sigmund Freud en la traducción, alabada por el mismo Freud, deLópez-Ballesteros. Como se sabe, debemos a Ortega y Gasset esta iniciativa, quellevó al director de Biblioteca Nueva, A. Ruíz Castillo, a iniciar las gestiones en

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1917 –todavía en marcha la I Guerra Mundial–. La primicia internacional de esteproyecto, que pondría en el mercado diecisiete volúmenes entre 1922 y 1934,marca el despegue profesional y social del psicoanálisis en nuestro país. Primerose le presenta como un método más dentro de las técnicas psicoterapéuticas y psi-quiátricas y posteriormente se intenta ofrecer una visión general de la teoría.

Antes de 1922, en las revistas médicas van apareciendo artículos que dan noticia,con mayor o menor extensión y profundidad, de las propuestas psicoanalíticas delas distintas escuelas que ya entonces existen –Freud, Adler y Jung amalgamados–en su aplicación práctica a la psicoterapia de las neurosis y la psicología experi-mental –Mira traduce el test de asociación de palabras de Jung con ese objetivo–y en su formulación conceptual como psicología de lo inconsciente o psicologíaprofunda, según la denominación de Bleuler.

M. Gayarre, director de Ciempozuelos en 1909 publicará ese mismo año La géne-sis sexual del histerismo y las neurosis en general, artículo en el que estudia elcélebre «caso Dora» de Freud, concluyendo que el psicoanálisis sólo tiene unvalor relativo y parcial como terapia. Ortega y Gasset en 1910, en un artículo sobreBaroja, pero sobre todo en Psicoanálisis: ciencia problemática, de 1911,subraya la novedad oxigenante que ha supuesto su aparición para la psiquiatría,pero considera al psicoanálisis más «mito» que ciencia, entendiendo por mito«todo contenido mental indiferenciado que aspira a ejercer la función de con-cepto o explicación teórica de un problema, pero que no se ha libertado sufi-cientemente del empirismo sensitivo» (Ortega, 1911: 217). La psicoanálisis espor esta razón «ciencia descriptiva» y no «ciencia explicativa» (Ibid.: 237). Orte-ga inicia su exposición así: «El Dr. Sigmundo Freud es un judío profesor de Psi-quiatría en Viena. Esto es ya bastante. Pero según un número considerable de gen-tes, de médicos jóvenes sobre todo, es mucho más que eso: es un profeta, un des-cubridor de ciertos secretos humanos, cuya patentización ha de ejercer una pro-funda influencia reformadora no sólo en la terapéutica de los neuróticos, sino enla psicología general, en la pedagogía, en la moral pública, en la metodología his-tórica, en la crítica artística, en la estética, en los procedimientos judiciales, etcé-tera, etc. Según otros, el doctor Freud no es en realidad nada de esto, sino mera-mente un hombre ingenioso, un hombre charlatán» (Ibid.:219). A casi un siglo dedistancia, parece que la figura del profeta ha triunfado sobre la del charlatán, querecaería en su tiempo sobre Lacan.

Menos crítico que Gayarre u Ortega es el catedrático Valle y Aldabalde. En 1913publica El psicoanálisis de Freud, que «puede considerarse como la primeralectura seria, rigurosa y crítica que un psiquiatra español hace de la obra freu-diana y es una magnífica introducción a la inmediatas criticas ampliadas que haráseguidamente Fernández Sanz» (Carles Egea, 2000:36). Fernández Sanz fue cier-

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tamente más crítico, y veía al psicoanálisis «ausente de toda lógica» (en Carpinte-ro y Mestre, 1984:45). Desde su primer artículo, El psicoanálisis (1914), hastael último, Psicoanálisis y lógica (1924), asiste a su evolución, aceptando de élmás sus sugerencias teóricas que sus aspectos prácticos. Critica su pansexualis-mo, considera su vocabulario técnico un «nominalismo» que permite «afirmacio-nes gratuitas» y como psicoterapia, no le ve una eficacia mayor que la de otrasterapias, como las sugestivas de Janet o Babinski, que él prefiere. En esa línea,pero llevándola a su paroxismo, le sigue J. M. Villaverde, quien no sólo cree quela obra de los «tres mosqueteros: Freud, Jung y Jones» tiene poco valor teórico(«pura palabrería» sin pruebas que exagera la importancia de la sexualidad),sino que considera su práctica, cuando no peligrosa, corruptora si está en manosinexpertas. Villaverde, que recomendaba tomarse a broma el psicoanálisis, haráuna cruzada contra él, tachándolo de «conjunto de disparates», o incluso «engen-dro de una mente calenturienta» (en Muñoz González, 2000: 103). Villaverde, quetenía un prestigio internacional y publicaba en Suiza y Alemania, sólo expresabade un modo más desgarrado la postura que otros grandes autores –Ramón y Cajal,Simarro, Marañón– tenían al respecto cuando criticaban la pretendida cientifici-dad, la complicada práctica o la dudosa moral del psicoanálisis. En el primer artí-culo español acerca de la recepción del psicoanálisis en España, Historia del des-arrollo de las ideas psicoanalíticas, debido a Solís Suárez y Álvarez Blanco ypublicado en 1933, se ofrece el siguiente panorama: «Por doquier penetraba yactuaba la doctrina de Freud como un ataque a la generalidad, contra la cual sereaccionaba, al principio, con burlas y risas; luego, con indignación moral, y,finalmente, con la observación de que lo que contiene de bueno no es nuevo y loque contiene de nuevo es falso» (en Carpintero y Mestre, 1984:86).

Frente a estas posiciones, la mayor parte de los psiquiatras madrileños de lo queDieckhöfer denomina «generación de 1916» (Dieckhöfer, 1984: 153), como Jua-rros, Achúcarro, J. M. Sacristán, Rodríguez Lafora, Sanchís Banús entre los másconocidos, que han estudiado con Ramón y Cajal neurología y han conocido lapsiquiatría kraepeliniana directamente en Múnich en muchos casos, conciben elpsicoanálisis de modo mucho más favorable y lo utilizan en la clínica. El papel deSacristán, director de Ciempozuelos desde 1919 a 1936, es fundamental. Junto aLafora y Ortega impulsará Archivos de Neurobiología, publicado a partir de 1920,un punto de inflexión no sólo respecto a las publicaciones médicas sino por supapel en la constitución de la psiquiatría española.

El primero que desmonta la visión conservadora y negativa del psicoanálisis esJuarros, que se sirve de él como una técnica terapéutica adecuada a los casos másrebeldes, y que explica la «freudofobia» en España como el resultado de la «gaz-moñería» y el «miedo a la verdad» en materia sexual, en un país donde los con-fesores ven en el psicoanálisis una competencia peligrosa. Valora enormemente lo

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que otros critican como «pansexualismo», sigue a Jung en su hipótesis de uninconsciente colectivo, considera que el psicoanálisis debe aplicarse no sólo a lamedicina, sino a la pedagogía y la criminología, y afirma que Freud es el «funda-dor de una nueva ética» (en Carpintero y Mestre, 1984: 48).

Por su parte, los psiquiatras agrupados en torno a Sacristán y que publican en losArchivos de Neurobiología, valoran el psicoanálisis como método diagnóstico yterapéutico y como instrumento para la investigación psicológica. Es el caso delpropio Sacristán, con su El psicoanálisis como método de exploración delinconsciente (1923) o La técnica del psicoanálisis infantil (1929), en el quese apoya tanto en M. Klein como en A. Freud. Por su parte, Sanchís Banús subra-ya en La cuestión del psicoanálisis (1924) su utilidad práctica y teórica y laimportancia de la sexualidad en la etiología de las neurosis, mientras RodríguezLafora, en La teoría y los métodos psicoanalíticos (1923) lo concibe más comométodo de investigación, complementario a la psicología experimental, que comopsicoterapia, y aunque lo considera «una nueva ciencia indiscutible (…) no poreso aceptamos el dogma de Freud en toda su integridad» (en Ibid.: 69).

Este eclecticismo y distancia será común en todos los introductores del psicoaná-lisis en el país, entre quienes se encuentran, además de los citados, Alberca, Gime-no, Santos Rubiano o Prados, del servicio de Sacristán. El caso más claro es E.Mira y López, cabeza de la escuela catalana y el primer catedrático de psiquiatríaen España en 1933. Desde 1921 publica casos clínicos tratados con el psicoaná-lisis y se le debe la primera monografía sobre el psicoanálisis La psicanàlisi(1926), a la que seguirán en años muy posteriores otros libros de presentaciónpormenorizada de los autores de las principales escuelas psicoanalíticas en undiscurso común. Los introductores del psicoanálisis son quienes impulsan las pri-meras asociaciones psiquiátricas (Asociación Española de Neuropsiquiatras en1924 y la Liga Española de Higiene mental en 1926), con los Archivos de Neu-robiología como órgano de expresión, y quienes invitan a España a Binswanger(1923), Kraepelin (1924) y Ferenczi (1928). La renovación psiquiátrica incide enla legislación y organización de la salud mental en el país e influye en otras áreasajenas a la medicina, como el derecho, donde autores como Camargo o Jiménezde Asúa elaboran teorías judiciales de base psicoanalítica, o la pedagogía, en laque sobresalen D. Barnés, J. Peinado o J. Jaén.

Ninguno de estos psiquiatras, que integran el psicoanálisis en su trabajo teórico yclínico, se ha psicoanalizado. El análisis didáctico, recomendado por Jung en1910 y establecido institucionalmente en 1918 en el V Congreso de la AsociaciónPsicoanalítica Internacional de Budapest, será el siguiente paso para la constitu-ción del psicoanálisis en nuestro país. Un paso que darán R. Sarró, que viaja a

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Viena en 1925 para analizarse, cosa que haría, por sugerencia de Freud, con H.Deutsch, y A. Garma, que se traslada en 1927 a Berlín, donde se analiza con Th.Reik.

Sarró quedó muy decepcionado de su análisis, interrumpido al año y medio, peropermaneció en Viena trabajando bajo supervisión de los miembros del grupofreudiano, lo que le permitiría conocer, además de a Freud, a Reich, Federn,Rank, Schilder, incluso a Adler y a seguidores de Stekel. Más adelante se autode-finirá como un «freudiano antifreudiano» (Muñoz, 2000:132). Su testimonio esbastante revelador: «Durante mi análisis didáctico no sólo no experimento nuevasvivencias revelacionales que esperaba profundizaran las que había experimentadopor mí mismo, sino que llego a la conclusión de que los conceptos básicos delpsicoanálisis, que, según Freud, son dos: resistencia y transferencia a las que sepuede agregar la reactualización de la relación edipiana, no emanan de la situa-ción psicoanalítica, sino que están superpuestos a ellas por exigencias de la teo-ría, o mejor hipótesis, sobre la actividad inconsciente de la libido (…). En con-tradicción con Freud, pretendo considerar las escuelas psicoanalíticas ortodoxasy heterodoxas como un campo unitario y eventualmente complementario» (Sarró,1987: 14). Sarró volvió a España en 1928 y si bien no se dedicó a la práctica psi-coanalítica en sentido estricto, sí alentó la traducción y publicación en la editorialMiracle de los autores no freudianos como Adler o Jung, de quien ya se habíanpublicado algunos artículos en Revista de Occidente en 1923.

Si Sarró se formó en contacto amistoso con los freudianos y antifreudianos viene-ses, manteniendo su independencia institucional, Garma se formó en el poderosoInstituto Psicoanalítico de Berlín, dirigido por M. Eitingon, y en 1931 es elegidomiembro de la Asociación Psicoanalítica Alemana. Garma vuelve a España en 1931con la idea de crear un movimiento psicoanalítico regido por las normas de for-mación internacionales. Frente a Sarró, que le confiesa a Ferenczi en su viaje aEspaña que no ve las condiciones para crear ese movimiento, Garma que habíatrabajado con Sacristán, Lafora, Prados, etc. en Ciempozuelos, es acogido conagrado y respeto por sus antiguos compañeros y se ocupa de algunas lecciones delcurso que impartía Lafora, reseñando sistemáticamente en los Archivos las nove-dades psicoanalíticas. Su primera tarea es diferenciar el psicoanálisis de la psi-quiatría y otras escuelas dinámicas y dar noticia del psicoanálisis desde la expe-riencia de quien se ha analizado en el Instituto de Berlín. Frente al eclecticismoimperante en la psiquiatría, él expone los criterios ortodoxos e inicia análisisdidácticos con Prados y Molina, entre otros que serán posteriormente analistasprofesionales.

El momento da alas al optimismo, pues «bajo la República, la psiquiatría españo-la conocerá sus años de mayor esplendor. La creación del Consejo Superior psi-

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quiátrico, que preside Lafora, en 1931, supone un fuerte impulso. El Consejo,compuesto por la plana mayor de la comunidad psiquiátrica (Lafora, FernándezSanz, Germain, Sanchís Banús, Sacristán, Juarros, Jiménez de Asúa, Mira y López,Prados y Guija Morales), llevará finalmente a cabo muchas de las aspiraciones queanimaron la fundación de las dos asociaciones más importantes de la psiquiatríaen España» (Muñoz González, 2000: 141). La psiquiatría y la psicología, en susdiferentes corrientes, son moneda común en los institutos de investigación psico-lógica que dirigen Mira –con Sarró como adjunto en su cátedra desde 1933– enBarcelona y Simarro en Madrid. Sin embargo la percepción de Garma es la de unaresistencia al psicoanálisis por parte de la psiquiatría, refiriéndose posiblementea la tendencia eclectizante e independiente de los psiquiatras españoles y al res-peto con el que tratan la obra de los disidentes Adler y Jung, anatemizados por elpsicoanálisis ortodoxo desde 1910 y 1913 respectivamente, unido a la escasaaceptación y comprensión de los conceptos mayores de «resistencia» y «transfe-rencia».

Aún así, «entre 1930 y 1936, el psicoanálisis en España había penetrado comple-tamente en la psiquiatría. Casi cualquier especialista en esta materia había discu-tido y examinado con mayor o menor profundidad las teorías freudianas. Sus tér-minos se manejaban con fluidez (lo que no implica que se atuvieran fielmente alos conceptos que designaban) y si ya eran pocos los que rechazaban de unamanera absoluta sus postulados, y menos los que negaban a Freud cierta autori-dad y prestigio científicos, también eran minoría los que decidieron iniciar laaventura psicoanalítica» (Ibid: 173). Se trata de M. Bustamante, J. Solís, J. Moli-na y M. Prados. Los dos primeros no serán psicoanalistas profesionales en el futu-ro, pero su formación analítica impregnaría sus investigaciones neurológicas. Losotros analizados de Garma tendrán posteriormente un papel central en el psicoa-nálisis, el primero en Madrid, en Canadá el segundo.

El 18 de julio de 1936 una rebelión militar contra la República inicia la guerracivil que desestructura totalmente la vida española durante tres años, dando lugara un régimen político que se mira en las experiencias fascista (Italia desde 1928)y nacional-socialista (Alemania desde 1933). La psiquiatría se hace «psiquiatríade guerra», bajo la férula de Vallejo Nágera se instaura una ideología nacional-católica y son perseguidos los psiquiatras que se habían significado políticamen-te. La diáspora del exilio lleva, por citar a los más conocidos, a Mira y López, Aju-riaguerra y Tosquelles a Francia, J. Corominas y Garma se exilian en Argentina,donde este último es uno de los fundadores del poderoso psicoanálisis argentino;Prados cumple el mismo papel en Canadá, Lafora se exilia en México y vuelve aEspaña en 1947, donde se encuentra proscrito en el exilio interior Sacristán.

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Es la hora de López Ibor, crítico desde el principio con el psicoanálisis –su Lo vivoy lo muerto en el psicoanálisis es de 1936– y potenciador de la psiquiatría feno-menológica y nosológica alemana (Jaspers, Bumke, Gruhle, Schneider, Weit-brecht…) y de la psiquiatría organicista. Durante casi treinta años, la psiquiatríaespañola se regirá por los intereses de López Ibor, jefe de fila de la psiquiatríamadrileña y española, y de R. Sarró, que ejercerá en Barcelona el mismo poder.Sólo la figura de C. Castilla del Pino desde los años 60 ofrecerá una psiquiatríaajena a esa «vieja psiquiatría» nosológica y nihilista terapéuticamente para elabo-rar un riguroso sistema «etodinámico» de base psicoanalítica, poniendo a puntoinstrumentos lógicos para la investigación de la psico(pato)logía.

Descabezada la psiquiatría dinámica tras la guerra, el comandante médico J.Molina intenta llevar adelante la organización de un movimiento psicoanalítico ennuestro país. Molina y M. Del Portillo inician a partir de 1949 un contacto conMüller-Braunsweig, desnazificado psicoanalista freudiano alemán, encargado porJones de recrear en 1950 la Asociación Psicoanalítica Alemana. Acuerdan enviara la analizada de G. Bally, Margarita Steinbach, a España como analista didáctica,dada su relación con este país, donde había vivido en los años 1921-26 como fun-cionaria de la Embajada de Viena en Madrid y profesora de alemán de los hijos deMarañón.

En 1949 se publica Patología psicosomática. Se trata de la elaboración del cursodado por Rof el año anterior en el servicio de Jiménez Díaz y González Bueno conel título «Modernos aspectos de la Patología psicosomática». Han pasado dos añosdesde la primera incursión de Rof en la psicosomática, con su artículo «Patologíapsicosomática y medicina interna». Desde un principio, Rof considera que laaproximación psicosomática se integra dentro de un paradigma más amplio, el dela medicina antropológica de von Weizsäcker, «una medicina que se mueva conigual soltura en las vertientes psicológica y biológica de los problemas clínicos, sininútiles rivalidades, llena de humanidad» (Rof, 1949:17). Aunque Rof tendrá encuenta los diferentes paradigmas psicológicos –experimental, conductista, refle-xológico, funcionalista–, su referencia fundamental es el psicoanálisis. De ahí quede los treinta y dos capítulos y seis apéndices de este libro fundamental, ocho capí-tulos y un apéndice, alrededor de 300 páginas de las 1100 que componen estaobra «catedralicia» –como la calificó Ortega– estén dedicadas a la presentaciónde las teorías psicoanalíticas y a la psicoterapia que de ellas se desprende.

En un momento en que se ha decretado la muerte del psicoanálisis, Rof tiene lavalentía de exponer con toda claridad su importancia no sólo para la psiquiatríasino para la medicina interna, siguiendo la trayectoria ecléctica que ha caracteri-zado la recepción del psicoanálisis en España. Lo comenta el mismo Rof al recor-dar su contacto con la obra de Freud en los años 20, publicación que coincidió

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con la de Proust en nuestro país: Las Obras completas de Freud «fueron, con laobra de Proust, publicada también por entonces, la lectura más fascinante de misaños mozos. En el curso de 1923 a 1924, estudiando Fisiología en Barcelona conAugusto Pi y Suñer –o quizás un poco más tarde allá por el año 1926, no recuer-do bien–, oí el primer curso en España sobre Freud, Jung y Adler. Fue dado porel psiquiatra Mira y López» (Rof, 1972:44). A su vuelta a Santiago ese mismo año,pregunta a su profesor Nóvoa Santos, interesado desde finales del XIX en loinconsciente y que valoraba la importancia que el psicoanálisis concede a lasexualidad, «¿por qué no se intenta aplicar a la clínica médica las doctrinas deFreud? Como correspondía a mi impertinencia me respondió que antes tenía yoque estudiar bien lo que era el psicoanálisis. Estaba entonces yo infinitamentelejos de pensar que en estas dos frases, pronunciadas casi al azar, iba a encerrar-se lo que fuera una gran parte de mi vida» (Rof, 1993: 30). La lectura que haceRof Carballo de la psicología profunda le lleva a considerar que Jung «es el másamplio y hondo de los psicoanalistas actuales» (Rof, 1949: 962), pues aunque«las ideas de Jung no es fácil que sean admitidas por todos (…) lo que sí cree-mos que tiene un excepcional interés es ver esta realidad que Jung descubre en elfondo del alma humana, la de que el hombre es ante todo una tendencia a reali-zar una totalidad» (Rof, 1951: 139).

La mera lectura, como bien sabemos, no basta para calibrar en qué consiste el psi-coanálisis. Es necesario analizarse para descubrir qué riquezas esconde nuestrapsique cuando vamos más allá de nuestra sombra, es decir, de nuestras defensasante lo inconsciente. Rof verá la oportunidad de analizarse en 1951, gracias a lallegada de M. Steinbach a España comisionada por la internacional freudiana. Hasido estimulado a ello por I. Matte Blanco, un psicoanalista kleiniano chileno queaprecia en lo que vale su Patología psicosomática. Demos de nuevo la palabra aRof: «Por aquella época había arribado a Madrid, con el encargo de la SociedadPsicoanalítica de Berlín de promover el desarrollo del psicoanálisis en España,Margarita Steinbach (…) Formé entonces parte de la media docena de médicosespañoles que constituyeron la primera falange de psicoanalistas que en Madridfueron a formarse con arreglo a las rigurosas normas que ya empezaban a perfi-larse en Europa» (Rof: 1993: 33). Desde entonces, Rof alternará su trabajo clíni-co con el psicoterapéutico, dejando a su paso importantes libros sobre el psicoa-nálisis y la psicoterapia, además de sus obras mayores de psicosomática, muyatento a los desarrollos en todos esos campos: «Desde el año 1961, en que publi-co mi libro Urdimbre afectiva y enfermedad, hasta en año 1972, en que apare-ce el volumen Biología y psicoanálisis, voy alternando en mi práctica profesionalla medicina clínica y la psicoterapia» (Ibid.).

Margarita Steinbach, analizada por el suizo G. Bally, que sería un gran amigo deRof, quien sólo tiene para él palabras de admiración y aprecio, trabajó con esa

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media docena de médicos (J. Molina, R. Del Portillo, Rof, C. Zamora, M. L. Herre-ros, J. Pertejo, M.T. Ruiz, C. Blaise) que el 26 de marzo de 1954 constituyen laAsociación Psicoanalítica Madrileña. Dos semanas después muere en accidente M.Steinbach y sus analizados continúan sus análisis con psicoanalistas argentinos(Garma, Grinberg, Pichon Riviére), franceses (Laforgue) e ingleses (Segal). Cadauno de estos primeros analistas de la posguerra dará lugar a grupos de estudio yformación, entre los que destaca, por su mayor institucionalización, la clínica psi-coanalítica Peña Retama, una comunidad terapéutica constituida en 1962 bajo ladirección de J.Molina siguiendo los planteamientos de Maxwell Jones y la clínicaTavistock de Londres. Peña Retama contaba con un instituto de formación, en elque además de los autores clásicos (Freud, Adler, Jung, Ferenczi, Abraham…) seestudia la obra de los psicoanalistas de las relaciones objetales (Fairbain,Klein…) y de los neo-freudianos (Stack Sullivan, Horney, Fromm, Fromm-Reich-man…). Se trata de la primera, y creo que única, clínica psicoanalítica en Espa-ña.

Paralelamente, en Barcelona, otro grupo de médicos constituyen alrededor deSarró el grupo Erasmo para la investigación psicoanalítica, realizando sus análisisen Suiza y Londres. J. Corominas, exiliada en Buenos Aires, pasa en Londres losaños 1947-48 becada en la clínica Tavistock, donde empieza a interesarse en psi-coanálisis de la mano de Bowlby y Balint, y a su vuelta a Barcelona contacta conel grupo Erasmo, donde P. Bofill, Montserrat, Folch y Pertejo van creando el ger-men de un grupo psicoanalítico homologado muy influido por el psicoanálisiskleiniano. En 1956 crean la Sociedad Luso-Española de Psicoanálisis, que seráaceptada como grupo ibérico en 1959 en el Congreso de Copenhague de la API.Este grupo se escinde en uno español y otro portugués en 1966 y en julio de 1967la Sociedad Española de Psicoanálisis es aceptado como grupo español por la API,con los analistas ya citados más Rallo, Portillo, Zamora y Ruíz. Al fin el psicoaná-lisis en España empezaba una dinámica regular. Los años 70 serán muy fructífe-ros para el psicoanálisis español, que se enriquecerá gracias a la llegada a Espa-ña en 1976 de importantes psicoanalistas exiliados tras el golpe de estado enArgentina, como Grinberg, representante del psicoanálisis kleiniano, y dinamiza-dores culturales como O. Massota , que introducirá a Lacan en nuestro país a tra-vés de la Biblioteca Freudiana que funda en Barcelona.

Rof publicará en 1975 su monografía sobre el psicoanálisis, Fronteras vivas delpsicoanálisis. Tiene 70 años y una obra ya importante y básica a sus espaldas,aunque todavía abrirá nuevas vías en las dos décadas que le quedan por vivir. Ape-gado a su tiempo, la información que ha ido elaborando sobre el psicoanálisis yel desarrollo de la psicoterapia encuentra en este libro una formulación de granutilidad. Ya no se trata de analizar la psicodinámica de la enfermedad y los entre-sijos de su noción cardinal de urdimbre, sino de exponer el significado del psi-

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coanálisis en el pensamiento occidental y su relación con las sabidurías orienta-les. En el ciclo de conferencias que constituyen este libro, Rof analiza las fronte-ras epistemológica, estética, sociológica y lingüística de la psicología profunda,con la erudición que le caracteriza, concluyendo que «las ‘fronteras del psicoa-nálisis’ se nos presentan en un mundo, el de nuestros días, que a su vez está ‘enlas fronteras’ del hombre, camino quizá hacia ‘un hombre nuevo’» (Rof,1975:336). Más adelante definirá ese camino como «el cambio que ya desdehacía varios años yo sentía que se iba produciendo en el clima psicoanalítico y quese refería a la introducción, no sólo en el pensamiento psicoanalítico sino tambiénen la medicina, y hasta cabe decir en toda la ciencia, de la consideración episte-mológica» (Rof, 1993:34).

Jung, Klein y la evolución de la psicología profunda

Aunque la confluencia a que se refiere el título de este epígrafe se explicita en losdiscípulos de Jung y Klein, creo útil ofrecer previamente una panorámica de susplanteamientos y su vocabulario para delimitar sus diferentes ámbitos de investi-gación, Jung atendiendo a la psicología del anciano, Klein a la del recién nacido.Jung y Klein pertenecen a la misma generación –Jung es siete años mayor y muereunos meses después–, pero parecen desconocer sus obras respectivas, pues enningún momento se citaron en sus libros. Se da la circunstancia de que la idea deun instinto de muerte, tan importante en la obra de Klein, se debe a una primerí-sima paciente de Jung, S. Spielrein, de quien la tomaría Freud, con el cual Spiel-rein se formó como analista. Además, los analistas y protectores de Klein, Ferenc-zi, Abraham y Jones, fueron en su momento los protagonistas de la deslegitima-ción y defenestración de Jung.

Carl Gustav Jung inicia su vida profesional en 1900 como interno de la Clínica Psi-quiátrica Burgöhlzli, adscrita a la Universidad de Zúrich y dirigida a la sazón porE. Bleuler, el psiquiatra que conceptualiza la esquizofrenia y traducido muy pron-to a nuestro idioma. A diferencia de Freud, el ámbito de trabajo de Jung son laspsicosis a las que trata en medio hospitalario. Es decir, mientras que Freud es unneurólogo, formado en el laboratorio de investigación del sistema nervioso, Junges un psiquiatra, un alienista, que trata desde un principio con individuos muyconflictuados psíquicamente.

En ese momento, el paradigma dominante en psiquiatría es el que ha puesto apunto Kraepelin, quien organiza científicamente el nebuloso discurso psiquiátricoanterior, donde se amalgaman las propuestas de la psiquiatría francesa originadaen Pinel y su «tratamiento moral» ya en bancarrota, los planteamientos de una psi-quiatría romántica alemana que poco puede conseguir en la práctica aunqueaguza la descripción de las historias clínicas organizadas biográficamente y los

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balbuceos de una psiquiatría organicista inaugurada por Griesinger, continuadaen la neurología mecanicista que se apoya en el descubrimiento de la sinapsis porRamón y Cajal. Kraepelin sintetizará la mejor neurología con el espíritu clasifica-torio de la nosología de la psiquiatría francesa, la psicología experimental deWundt y la descripción biográfica de los casos clínicos. Si bien esta psiquiatríasupone un gran avance por los programas de investigación que ilumina, no porello deja de estar afectada por el nihilismo terapéutico que atravesaba toda psi-quiatría. La revolución freudiana, que lleva más allá la psiquiatría dinámica fran-cesa (Charcot, Bernheim, Janet) y arrumba en el olvido el degeneracionismo deMorel y Magnan, supondrá un soplo de aire fresco que hará posible una psicote-rapia más efectiva que la psicoterapia racional de Dubois o la sugestión hipnóticade Bernheim.

El joven Jung comprobará desde muy temprano la esterilidad práctica de la psi-quiatría científica –a la que sin embargo ofrecerá junto a su colega y primo F.Riklin un instrumento, el test de asociación de palabras, con su concepción diná-mica de la noción de «complejo sentimentalmente acentuado» del kraepelinianoZiehen– y encontrará en el psicoanálisis, y su concepto central, «lo inconscient»,la vía de una mayor comprensión psicológica de las «enfermedades mentales» y,lo que es más importante, una psicoterapia de efectividad indiscutible.

El encuentro de Jung y Freud, unidos por una intensa amistad y una estrecha cola-boración entre 1907 y 1913, es fundamental para la extensión del psicoanálisis alcampo de las psicosis y su expansión en el mundo profesional. Basta recordar quela primera formulación psicoanalítica de la esquizofrenia es el libro de Jung Sobrela psicología de la dementia praecox: un ensayo (1907) y que fue él quien ocupódesde su constitución en 1910 la presidencia de la Asociación Psicoanalítica Inter-nacional, según la idea de Ferenczi. Los problemas de la primera política del psi-coanálisis y la ampliación en Jung del concepto de libido –de energía sexual aenergía psíquica indiferenciada– y de inconsciente –de un inconsciente com-puesto por lo reprimido a un inconsciente colectivo como psique objetiva inde-pendiente en su origen de la consciencia– provocó una sonada ruptura entreFreud y Jung en los albores de la I Guerra Mundial.

A partir de entonces, el psicoanálisis y la psicología analítica seguirán su propiorumbo, con una psicología diferente de la psique humana –aunque con paralelis-mos y concordancias que siempre serán señalados por Jung y nunca por Freud–y una terminología específica para conceptos distintos. Aún así, quedan en el psi-coanálisis –clásico– algunos términos junguianos como «complejo» o Imago,mientras que muchos conceptos del psicoanálisis serán de uso común en la psi-cología analítica, que se quiere una profundización de aquél –inconsciente, resis-tencia, transferencia, proyección y tantos otros–.

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Sintéticamente, la psicología junguiana considera que la consciencia está nuclea-da alrededor del complejo del yo, uno más entre otros complejos, en una relacióncompensatoria con lo inconsciente personal –el inconsciente freudiano–, el niveldel complejo, y lo inconsciente colectivo, el nivel de los arquetipos como imagoscomunes a toda la Humanidad y elaborados consciente y colectivamente en formade mitologías, religiones, arte, filosofía y ciencias. Si el yo es el centro de la cons-ciencia, el sí-mismo es el centro de la psique, inconsciente incluido. La relacióndel la consciencia con lo inconsciente, del yo con el sí-mismo, es el «proceso deindividuación», autorrealización del sí-mismo y el aspecto psíquico de la madu-ración personal, gracias al cual el individuo, en un proceso conflictivo, compen-satorio y complementario de diferenciación de los pares consciencia/inconscien-te e individual /colectivo, construye su biografía, y logra así, mediante la «funcióntrascendente», que articula consciente e inconsciente, ampliar su consciencia,tomar noticia de su totalidad psíquica y captar su sentido vital.

Jung atiende desde muy temprano a la «ecuación personal» del investigador ydefine una tipología ideal basada en las actitudes «extraversión» e «introversión»–según se dirija la libido hacia el objeto externo o el objeto interno– y en las fun-ciones psíquicas, que mantienen una relación compensatoria y complementaria,sensación /intuición –funciones no racionales, es decir, no basadas en un juicio–y pensamiento/sentimiento –funciones basadas en un juicio (de hecho y de valor,respectivamente)–. Esta tipología sirve para caracterizar las posiciones conscien-tes personales, y sus conflictos con lo inconsciente, y para dar una forma a losconflictos interpersonales.

En cuanto a la estructura de la psique, Jung considera que en cada complejo –arti-culación de representaciones y emociones del sujeto en su relación con el obje-to– hay un núcleo arquetípico, y que la dinámica arquetípica, colectiva, propia dela especie humana y resultado de la hominización y la humanización, es autóno-ma respecto a la consciencia individual, debiendo el individuo ajustarse a esadinámica interna en un medio espacio-temporalmente determinado. Entre losarquetipos estructurales destaca Jung la «persona» –arquetipo de lo social encada uno, la autoimagen construida en las relaciones sociales–, la «sombra» –loinconsciente personal, tanto negativo como positivo–, la sicigia «ánima/ánimus»–contraparte sexual en la psique de cada género actuando desde lo inconsciente–y el «si-mismo» –centro de la psique, dotado de conocimiento y sentido previos ala experiencia personal, a la que dirige–. Junto a los arquetipos estructurales Jungha analizado con mayor cuidado el arquetipo de la Gran Madre, el Viejo Sabio –elsenex–, la niña –Core, puella–, el niño –puer–, el pícaro –trickster- como figu-ra hermética que fundamenta la función transcendente, y el propio proceso deindividuación –mysterium coniunctionis–. A partir de los años 30 Jung funda-

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menta su psicología en la alquimia y establece una conexión entre psique objeti-va y mundo objetivo con la noción de ‘sincronicidad’, el único neologismo deJung.

Puede decirse que el concepto fundamental en Jung es «símbolo», entendidocomo la mejor formulación posible de lo desconocido, con un valor finalista ypropositivo. A la «asociación libre» freudiana Jung contrapone la «amplificación»–el correlato arquetipal del complejo– en su análisis onírico, según una metodo-logía que diferencia entre nivel de objeto y nivel de sujeto, prestando atención a laserie de sueños. Toda la investigación antropológica junguiana –filosofía, arte,mitologías, religiones, epistemología– está dirigida a conseguir un buen instru-mento de amplificación. A través del símbolo que brota espontáneamente en lapsique del individuo pueden comprenderse y tratarse las neurosis y psicosis y esposible asistir a la dinámica psíquica expresada simbólicamente mediante la«imaginación activa».

Creo que esta apretadísima síntesis permite hacerse una idea del núcleo de la psi-cología analítica, que ha sido desarrollada, detallada, ampliada, reformulada ymodificada por los psicólogos analíticos. Se han seguido distintos criterios paradar fe de las diferencias dentro del ámbito junguiano. La clasificación más objeti-va se debe a A. Samuels, que define tres escuelas: (1) clásica, centrada en la rela-ción complejo-arquetipo y representada por Neumann, von Franz, Meier, Hannah,Harding…, (2) evolutiva, más atenta al proceso de individuación en el curso dela biografía, con autores como Fordham, Gordon, Plaut, Jacoby, Samuels…y (3)arquetipal, que da prioridad a la dinámica de los arquetipos, con figuras comoHillman, López-Pedraza, Geigerich, Guggenbühl-Craig… (Samuels, 1985). Estaevolución ha sido paralela a la del psicoanálisis clásico y las otras formas de psi-coterapia.

En cuanto a Melanie Klein, se analizó con Ferenczi y Abraham, antes de instalarsea partir de 1926 en Londres, invitada por E. Jones. Centrada desde el principio enel psicoanálisis del niño y partiendo de la segunda tópica freudiana –Eros y Tana-tos, aparato mental compuesto por yo, ello y superyó– creó una corriente psico-analítica, el psicoanálisis de las «relaciones objetales» que supuso la modificaciónde varias tesis freudianas. De Ferenczi, entre muchas otras cualidades y concep-ciones, Klein mantiene el par proyección/introyección, la «afanisis» –desapari-ción de líbido– y su biologismo. De Abraham –analista también de Deutsch, Reik,Glover…–, la idea de los momentos pasivo/activo (masoquista y sádico) de lasfases libidinales (oral, anal, a la que añadirá la descrita por Jones, fálica, y geni-tal), la noción de objeto parcial y la relación de objeto según las fases libidinales.Klein sigue a Abraham en su interés por la psicosis maníaco-depresiva y de suescuela saldrán las mejores conceptualizaciones de la psicosis (Bion).

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El psicoanálisis clásico fundamenta sus interpretaciones psicológicas en las expe-riencias infantiles, y pronto se estudiaron las conductas de los niños (Jung, Abra-ham, Ferenczi, Freud…) en función de los informes ofrecidos por los padres.Estas investigaciones, tentativas, serían profundizadas por Aichhorn –que tratabaniños delincuentes en Viena–, Hug-Hellmuth, A. Freud y Klein a partir de los años20. Las dos líneas fundamentales de investigación están representadas por A.Freud, centrada en el yo y con una aproximación terapéutica educativa, y M. Klein,centrada en las pulsiones inconscientes de vida y muerte y una psicoterapia basa-da en el juego del niño en la consulta para elaborar sus fantasías inconscientes.La pugna entre estas analistas y sus seguidores dieron lugar durante dos décadasa lo que se conoce como «Grandes controversias». Refiriéndose a ellas, comentaHeimann que «en el futuro, será difícil a los analistas formados darse cuenta de larealidad de tal controversia, y más particularmente, imaginar cómo ha podido sus-citar tal energía, esfuerzo y pérdida de tiempo» (Heimann, 1952a: 14).

Para Klein, el niño nace con las pulsiones eróticas y destructivas intrincadas y atra-viesa en su desarrollo hasta la constitución de un yo integrado por dos posicionespsíquicas fundamentales. La primera, la posición esquizo-paranoide, rige deforma dominante durante los primeros tres-seis meses de vida, en los que el yoincipiente se relaciona mediante proyección e introyección con objetos parcialesy se defiende fundamentalmente contra su propio sadismo, utilizando como defen-sas la escisión, la idealización, la negación y la omnipotencia. Desde un principioel bebé mantiene relaciones de objeto, que disocia en su defensa como objetosbuenos y malos, experimentando hacia ellos emociones no integradas de ansie-dad, amor, odio y envidia. Como «el yo temprano carece de cohesión y una ten-dencia a la integración alterna con una tendencia a desintegrarse» (Klein,1946:13), no puede darse una imagen de objeto total. En la madre está todo: «elpene del padre, excrementos, niños» (Klein, 1930:224) y el niño ataca sádica-mente en la madre a «la figura de los padres combinados» (Klein, 1952:64).

En segundo lugar aparece la posición depresiva, entre los seis-ocho meses, a raízde la captación del objeto total, con lo que se instala la ambivalencia y las emo-ciones arcaicas pueden dar lugar a la culpa, el duelo, la reparación y la gratitud,permitiendo la acción constructiva del «impulso epistemofílico» –surgido con elsadismo– y el conocimiento simbólico, formándose una imagen de la propia indi-vidualidad. En la posición depresiva se utilizan las defensas paranoides y manía-cas. Siendo «las relaciones de objeto el centro de la vida emocional» (Ibid.: 62),que permiten «la lucha entre los instintos de vida y de muerte [que] emana delello e involucra al yo» (Ibid, 66), será alrededor del objeto (parcial y total) comose produzca la ansiedad y se organicen las defensas contra ella: «La ansiedad per-secutoria se refiere a peligros sentidos como amenazando al yo y la ansiedaddepresiva a peligros sentidos como amenazando al objeto amado» (Klein, 1950:

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54). Para Klein, «los primeros objetos incorporados forman la base del superyó»(Klein, 1935:274), con lo que sitúa su constitución mucho antes que el complejode Edipo y la fase genital. Es el superyó arcaico, pregenital, referido a la madre yno al padre, como ocurre en el psicoanálisis clásico, que lo sitúa en la fase geni-tal.

M. Klein da primacía a los procesos primarios propios de lo inconsciente, y susdiscípulos la seguirán por ese camino, siendo «los artífices de una clínica moder-na de las relaciones de objeto, centrada en la psicosis y los trastornos narcisistas,en los fenómenos de regresión, las relaciones arcaicas e inconscientes con lamadre y la exploración del estado pre-edípico» (Roudinesco y Plon, 1997: 430).Como señala uno de los seguidores más cercanos, P. Heimann, en el capítulointroductorio del libro colectivo donde se presentan elaboradas las propuestas dela escuela kleiniana, Desarrollos del psicoanálisis (1952), «el psiquismo funcio-na originariamente con fantasmas, es decir, los corolarios psíquicos y emociona-les de los impulsos relativos a los objetos y a las acciones del cuerpo, que res-ponden a las experiencias significativas de placer y de dolor» (Heimann, 1952a :17).

Con ello, Heimann está siguiendo la teoría de S. Isaacs: «La ‘expresión psíquica’del impulso es el fantasma inconsciente. El fantasma es (ante todo) el corolariomental, el representante psíquico del impulso (…) Todos los impulsos, todos lossentimientos, todos los modos de defensa son vividos en fantasmas que les con-fieren una vía psíquica y revelan su dirección y su intención (…) El mundo delos fantasmas presenta las mismas transformaciones proteiformes y caleidoscópi-cas del contenido de un sueño (…) Muy pronto, los fantasmas del niño son sus-ceptibles de configurarse en imágenes plásticas –visuales, kinestésicas, táctiles,gustativas, olfativas, etc. Estas imágenes plásticas y estas representaciones dramá-ticas del fantasma son elaboradas progresivamente con las percepciones organi-zadas que provienen del mundo exterior» (Isaacs, 1952:79, 80 y 89).

No están estos planteamientos lejos de la definición junguiana de arquetipo comocorrelato psíquico del instinto, de su afirmación de la fusión de los arquetipos enlo inconsciente o de su aforismo «imagen es alma». Tampoco la «dirección eintención» de la psique son muy diferentes de su énfasis en la propositividad psí-quica. Estas propuestas llevarán a Glover en 1944 a denominar el psicoanálisiskleiniano como «junguismo», su peor crítica posible (Glover publicó en 1950¿Freud o Jung?, una crítica feroz contra la psicología analítica).

La influencia del pensamiento kleiniano en los psicoanalistas británicos fue prác-ticamente total y la incluyeron con facilidad en sus propias concepciones Winni-cott, Balint, Fairbain, Bowlby, Kahn entre los independientes, y Bion, Rosenlfeld,

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Segal y tantos otros junto a Heimann, Isaacs o Rivière como representantes pres-tigiosos de esta escuela.

Cuando en 1958 Rof habla a Neumann en casa de Sarró del puente que el psico-análisis de las relaciones objetales inaugurado por Melanie Klein está tendiendoentre la psicoanálisis clásico freudiano y la psicología analítica de Jung, no estácomunicando una intuición sino la constatación del desarrollo de la psicologíaprofunda desde la penosa separación en 1913 de los grandes pioneros de la psi-cología profunda que fueron Freud y Jung. Han pasado cuarenta y cinco añosdesde entonces y lo que está señalando Rof se materializará progresivamente apartir de los años 60.

Erich Neumann estudia medicina en Berlín entre 1927 y 1933, año de la subidade Hitler al poder –Rof estaba entonces en Alemania–, y se traslada entonces aSuiza para estudiar con Jung en Zúrich durante dos años, antes de fijar su resi-dencia en Israel. Además de sus intervenciones en los Encuentros Eranos –quecomienzan en 1933 y en los que Neumann tendrá una presencia permanente entre1948 y 1960, el año de su fallecimiento– y una serie de artículos sobre arte(Kafka, Moore), Neumann escribe tres libros fundamentales de psicología, Histo-ria originaria de la consciencia (1949), La Gran Madre (1955) y su obra inaca-bada El niño (1963), además de su interesantísimo Psicología profunda ynueva ética (1949), el único traducido a nuestro idioma, en 1960.

Neumann es un jefe de fila de escuela clásica de la psicología analítica, aunque hasido criticado por otros autores junguianos (Fordham, Geigerich o Hillman).Siempre tuvo presente el psicoanálisis clásico, con el que mantuvo una diálogofructífero, no exento, evidentemente, de discrepancias. Su libro sobre el niño, apesar de no estar terminado, no podía más que interesar a Rof, pues, entre otrascualidades, ofrece una compleja descripción, desde una perspectiva diferente, dela «urdimbre primigenia» de nuestro autor.

Para Neumann, existe un sí-mismo primario que empuja a la constitución de unyo a través de diferentes fases evolutivas mediante la «centroversión», que instau-ra el eje yo-sí-mismo, y el «automorfismo» o actualización de las potencialidadesindividuales. Las dos primeras fases son embrionarias. La primera permite laconstitución de un sí-mismo corporal en el interior del cuerpo materno. Le sigueotra fase embrionaria, extrauterina, hasta la constitución de un sí-mismo unifica-do, entre el año y el año y medio de vida. En esta fase extrauterina el niño vive en«identidad inconsciente» con la madre en el seno de una «relación arcaica», enla cual la madre funciona como sí-mismo hasta el «verdadero nacimiento» delniño. Como recuerda D. Lyard, de quien tomo estos datos, «la Relación Arcaicacon la madre es más que una relación primaria, pues gracias a esta relación, e

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incluso antes del ‘verdadero’ nacimiento al año, el niño es moldeado por la cul-tura humana» (Lyard, 1979:4).

Desde esa posición de identidad inconsciente con la madre, el sí-mismo va encar-nándose en distintos arquetipos. Al arquetipo de la madre le sigue el del padre, aéste el sí-mismo grupal antes de organizarse como sí-mismo individual. Todasestas encarnaciones, y el juego de identificaciones que promueven, suponen eldoloroso abandono de la anterior y se manifiestan en una forma polarizada–abrirse/cerrarse, aceptar/rechazar, actividad/pasividad, etc.– hasta llegar a lasgrandes oposiciones yo-mundo y masculino-femenino.

Mientras el niño vive en identidad con la madre y en participación mística con elmundo, está inmerso en el «uroboros matriarcal», donde rige la conscienciamatriarcal, ligada al orden cósmico y el mundo instintivo, y el tiempo circular. Esla sabiduría de lo inconsciente, «un mundo simbólico en el que la realidad exte-rior del mundo aún no está separada de la realidad interior del alma y el espíri-tu» (Ibid.:12) La aparición de una consciencia insular en el niño le integra en el«uroboros patriarcal», donde rige un tiempo lineal y un orden humano que per-mite el acceso del niño a la cultura de su grupo de pertenencia. Es «el dominio dela consciencia masculina, que procede separando los sistemas de lo consciente ylo inconsciente, y que se establece relativamente firme en oposición e indepen-dencia hacia este último» (Ibid.: 13).

Estas dos fases urobóricas de la relación arcaica mantienen una fluctuación queda lugar a emociones plancenteras y displacenteras. Las primeras se relacionancon la Gran Madre Buena arquetípica, basada en la experiencia de completud yarmonía que supone «sentirse al abrigo en la continuidad de la existencia» ,inmerso en lo inconsciente. Las segundas implican la aparición de la Gran MadreTerrible, experimentada en las situaciones de abandono con su imaginería demuerte, hambre, vacío, impotencia… tan asociadas a la esquizofrenia. La luchapor salir de ese estado mueve a la agresividad y al odio lanzados contra la madre,necesarios para el desarrollo y que la madre metaboliza para el niño. De esemodo «la madre sirve de punto de unión entre el orden matriarcal natural dirigi-do por el si-mismo corporal y el orden racional patriarcal impuesto por la cons-ciencia y la cultura» (Ibid.:34). Esa capacidad de integración que muestra lamadre permitirá la constitución del yo del niño. Aquí, Neumann remite a las inves-tigaciones de Bowlby y a la «ansiedad de los 8 meses» de Spitz, resultado de ladiferenciación de la madre como una figura individual separada. La angustia a queda lugar este proceso es índice del crecimiento y conduce a un refuerzo del yo.

Frente a otros junguianos, Neumann sí utiliza la noción de superyo, constituidodoblemente según el orden cósmico matriarcal y el orden legal patriarcal, ligan-

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do éste último a la bipedestación y la analidad. Establece así una relación trian-gular entre yo, sí-mismo y superyó que varía en cada fase de desarrollo y en cadaconstelación arquetípica. Aunque salta a la vista las semejanzas con la obra de M.Klein, Neumann no acepta una pulsión de destrucción innata, sino que los impul-sos agresivos serían secundarios a las experiencias de abandono, discutiendo lanoción de sadismo aplicada a la agresividad por considerar que el niño no pre-tende el daño ajeno con sus conductas agresivas, sino autoafirmación. Por otrolado, si bien usa conceptos psicoanalíticos familiares en las obras de Searles,Mahler, Fairbain o Glover, rechaza los conceptos de «identificación» o «narcisis-mo primario», prefiriendo para los fenómenos que recubren los de «participa-ción mística» e «identidad inconsciente». Más adelante veremos la confluencia deun psicoanalista, H. Kohut, con Neumann. Ahora me referiré a la confluencia con-creta que se ha producido entre la psicología analítica y el psicoanálisis kleinianoen la llamada escuela evolutiva de la psicología analítica, liderada por MichaelFordham.

Fordham viajó a Zúrich desde su Londres natal para conocer a Jung en 1933 y enlas visitas que desde entonces éste realizó a Londres le tuvo siempre como acom-pañante. Fordham estuvo en la organización de las conferencias de Jung en laTavistock en 1935, a la que asistieron Bion y su analizando Beckett –con granbeneficio para el escritor, que a raíz de la conferencia a la que asistió vio desblo-quearse su inhibición artística–, estuvo en 1938 en la ceremonia de la Universi-dad de Oxford en la que Jung fue investido honoris causa y fue uno de los tresprimeros editores, junto a H. Read y G. Adler, de las Collected Works de Jung, laprimera edición internacional de su Obra completa.

Dedicado al análisis infantil, desde muy pronto contó con las técnicas y categori-zaciones kleinianas en su propio trabajo. En 1981 publicó una larga crítica a Elniño, de Neumann, cuya traducción inglesa se había publicado ocho años antes.Fordham es demoledor. Señala que «el libro de Neumann está escrito sin ningunaexperiencia en niños, sólo con madres y niños [… y] no se apoya en material ana-lítico de niños sino en mitos y material etnológico, […con lo que se trata de una]teorización abstracta sin datos clínicos, […de ahí su] carácter dogmático [… ysu] error fundamental: aplicar conclusiones y terminología etnológicas a la infan-cia y los niños» (Fordham, 1995: 152, 154, 155, 156 y 157). Fordham reco-mienda a Neumann la lectura de Piaget y Klein y critica su terminología (auto-morfismo, centroversión, eje yo-sí-mismo, estados urobóricos matriarcal ypatriarcal) por «innecesaria y extrapolada (…). Los informes de Neumann sonidealizados e irreales (…) alimentando muchas ilusiones corrientes sobre losniños que usan analogías adultas para ampliar los datos que el terapeuta no com-prende… obstruyendo así el desarrollo del conocimiento del niño real»(Ibid.:163 y 171). Critica incluso el uso que hace Neumann del psicoanálisis y

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afirma que «lejos de refutar el psicoanálisis, su libro acaba plagado de materialpsicoanalítico con una nueva apariencia» (Ibid.: 152). Tal vez si Neumann hubie-ra podido terminar adecuadamente su libro las opiniones de Fordham fueran dis-tintas. Tal vez el material clínico no había sido elaborado todavía. El caso es quelas críticas de Fordham señalan claramente la perspectiva «adultocéntrica» tradi-cional en el psicoanálisis de niños y el autor echa de menos lo que para él cons-tituye un instrumento sin igual, el juego analítico kleiniano y las cuidadosas obser-vaciones de niños que Winnicott, Bowlby, Spitz y la escuela de Klein van explican-do mediante conceptos empíricos basados en los procesos biológicos, tan impor-tantes en los niños.

En primer lugar, Fordham señala las analogías existentes entre los conceptos jun-guianos y kleinianos: arquetipos/fantasmas; conceptos paralelos de mundo inter-no y realidad psíquica e igual promoción del símbolo como fundamento psíquico;tendencia al conocimiento/impulso epistemofílico; implacabilidad de lo incons-ciente/posición esquizoparanoide; madres nutricia y terrible/pecho bueno ypecho malo; lucha y triunfo contra la madre/defensa maníaca; símbolo unita-rio/pecho-pene; coniunctio/escena originaria (Ibid.:53), y añade que «he encon-trado considerable soporte e inspiración en los escritos de M. Klein (fantasíasinconscientes, objetos buenos y malos, imagos parentales buenas y malas)»(Ibid.:141).

Fordham admite el instinto de muerte, que considera «generado por la operaciónde factores arquetípicos y configuraciones yoicas» (Ibid.: 74). Acepta las posicio-nes esquizoparanoide y depresiva y considera esta última el comienzo de la indi-viduación. Por último, utiliza con agradecimiento la técnica kleiniana del juegoterapéutico. También toma de M. Klein la idea de la integración/desintegración delyo arcaico aplicándola al «sí-mismo originario,(…) la naturaleza básica del indi-viduo». La desintegración seguida de integración es el mecanismo de adaptación.Recuerda también Fordham que «la idea de que el símbolo es la consecuencia dela destrucción del objeto bueno (…) constituye la base para el desarrollo delmundo interior del infante y contribuye a definir la fantasía como distinta de larealidad» (Ibid.:73). Fordham subrayará muchas coincidencias e interpenetra-ciones entre la psicología analítica y el psicoanálisis de Klein y el del grupo deindependientes con Winnicott a la cabeza.

Todo ello no es casual, sino el fruto de animadas discusiones en las sesiones detrabajo conjunto de psicoanalistas y psicólogos analíticos en la sección médica dela Sociedad Psicológica Británica, como las mantenidas en 1958 sobre «Arqueti-pos y objetos internos» entre P. Heimann, G. Adler, Scott, J. Rickman y el mismoFordham, o al año siguiente sobre «Contratransferencia» (Fordham, Heimann, M.Little, R. Strauss y Winnicott). La relación con Winnicott viene de lejos, como cole-

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gas en las clínicas asociadas a la Tavistock, y Fordham dice de él que «después deJung no ha habido nadie tan importante personal y científicamente para mí»(Ibid.:195).

Si bien es cierto que los psicoanalistas prácticamente no citan a los psicólogosanalíticos, los junguianos sí citan la obra de sus colegas freudianos y kleinianosabundantemente, usando con profusión sus términos específicos y haciéndolospropios. Fordham entiende que Jung se ha adelantado en varios aspectos al aná-lisis de la contratransferencia respecto a los psicoanalistas y ve en la obra de Bionparalelismos y la descripción de los mismos fenómenos con distinta terminología.Un discípulo americano de Bion, Grotstein, afirma incluso que Bion ha sido influi-do por Jung sin citarlo (en Dehing, 2000:15).

Este «híbrido Jung-Klein» , como lo denomina, es respondido por F. Plaut, que,aunque sí ve un énfasis común por parte de junguianos y kleinianos en el mundointerno del hombre «en contraste con la gran significación de la realidad externaen la obra de Freud» (Plaut, 1993:286), atiende más bien a las diferencias queobserva al comparar ambas psicologías. En primer lugar, nada hay en Jung deldeterminismo biologista ni de los «mecanismos» de Klein, ni fundamenta Jung lasfunciones mentales del individuo, como Klein, en la relación de funciones corpo-rales y cuidado materno. En cuanto a la concepción junguiana de lo inconscien-te, «este territorio a explorar no es ni amistoso ni hostil, sino las dos cosas,[…mientras que] el mundo interior kleiniano es primero y principalmente unlugar hostil y asesino, donde abundan la agresión y la ansiedad, la avidez y elsadismo» (Ibid.: 289) También contrasta la riqueza imaginal de lo inconscientecolectivo con la pobreza de los fantasmas ligados a las experiencias corporalesque constituyen el grueso de la imaginería kleiniana. Plaut ve una mayor analogíaentre Fairbain y Jung por la visión más actual en ambos de los procesos dinámi-cos.

El híbrido, sin embargo, no deja de crecer, pues muestra su utilidad conceptual ypráctica. Así lo demuestran, al otro lado del Canal de la Mancha, los encuentrosentre los analistas de la Escuela Belga de Psicoanálisis y la Escuela Belga de Psi-coanálisis Junguiano en sus programas de estudio de autores. Así, se han llevadoa cabo los siguientes cursos: «C.G.Jung, S. Freud y M. Klein, una aproximación psi-coanalítica» (1995-96), «Después de Jung, Freud y Klein, la segunda generación»(1996-97), centrados en Winnicott, Kohut, Kernberg, Lacan, Fordham, Bion…, y«Pluralidad de las teorías y prácticas psicoanalíticas» (1997-98), en las que secelebró el centenario de Bion con un análisis de su Memorias del futuro.(Dehing, 2000: 7). Pero no son sólo los psicólogos analíticos los interesados enesa confluencia o en dejarse influir por los psicoanalistas. También éstos se acer-can conceptualmente a la psicología analítica. Es el caso de la conceptualización

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winnicottiana de «ser/hacer» para caracterizar la polaridad femenino-masculino,casi idéntica a la sicigia ánima/-us de Jung. O la caracterización en Bion de lacosa-en-sí psíquica, la ‘O’ –lo infinito, lo incognoscible– donde se originan loscontenidos que las mentes de analista y analizando deberán transformar, transfor-mándose ellos a su vez para establecer sus concepciones, realizar sus pre-con-cepciones, que funcionan como estructuras arquetípicas, en su proceso de creci-miento mental. Resulta difícil para cualquier analista, freudiano o junguiano, nover una descripción de la situación familiar en la consulta tal como la transmiteBion con sus útiles instrumentos conceptuales (elementos alfa y beta, barrera decontacto, oscilación entre las posiciones esquizoparanoide y depresiva). Rizandoel rizo, podríamos decir que en Bion se da el paso al cuarto cuando habla del pasode las tres «transformaciones en K» (relativas al conocimiento) –rígida, proyecti-va y en alucinosis– a la «transformación en O», indistinguible de la mística. Algosemejante ocurre con la modificación en el último Lacan de su «nudo borromeo», desde el sistema tripartito RIS (real, imaginario, simbólico) al sinthome, la mís-tica. ¿Se trata del Axioma de María, tan querido por Jung?

Por el lado del psicoanálisis clásico, no kleiniano e incluso antikleiniano, se va adar una cierta identidad no confesada entre Kohut y Neumann. Kohut, con su «psi-coanálisis del sí-mismo», elaborado a partir de 1959, renueva el «psicoanálisisdel yo» dominante en Norteamérica desde los años 30, que se quiere directa suce-sión de Freud al contar con su propia hija Anna entre sus miembros. Uno de susinspiradores, H. Hartmann introducirá en 1950 en el psicoanálisis el término ‘sí-mismo’. Con ello quiere salir de las asfixiante dependencia del psicoanálisis res-pecto a la dinámica instintiva (el ello, que centra la atención del primer psicoa-nálisis clásico) después de haber elaborado una psicología del yo. En relación aeste psicoanálisis del yo, dice Rof en el apéndice IV de su Patología psicosomá-tica que «el estudio del ‘yo’ y sus funciones ha tenido que hacerse después delestudio del ‘ello’, del mundo de impulsos instintivos (…) El desarrollo de la psi-cología del yo, hoy considerada de extraordinaria importancia por la mayoría delos psicoanalistas, ha modificado en su raíz muchas de las primitivas hipótesis yhasta la propia técnica del análisis» (Rof, 1949:1044).

Dos décadas después, ante el aumento de los trastornos narcisistas y los casosborderline, la noción de un yo en pugna con el ello y el superyó se queda corta.Lo señalaría Lacan al empezar su influencia pública en esos mismos años 50, refi-riéndose siempre despectivamente a la ego psychology como una expresión másdel american way of life. La psicología del sí-mismo que sucede pronto a estapsicología del yo queda superada por una visión más amplia del sí-mismo dentrodel análisis que se quiere clásico. Será Kohut, analizando de Deutsch, la mismaanalista de Sarró, quien dé ese salto. Kohut describe la situación histórica: «Yahemos pasado, bajo la influencia de Freud y la generación siguiente de sus discí-

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pulos, de la psicología del ello a la psicología del yo. ¿Es necesario agregar ahorauna psicología del sí-mismo a la de los impulsos y a la del yo?» (Kohut, 1977:16).El autor considera su psicología «que coloca al sí-mismo en el centro», comple-mentaria con la psicología del sí-mismo de Hartmann, quien entiende más bienel sí-mismo como un contenido del aparato mental, como representación del yo.Kohut dará la larga lista de los autores que le han iluminado en su trabajo. Algu-nos de esos autores han sido señalados por sus comentaristas: Hartmann, Winni-cott, Aichhorn, Sartre, Adler, Rogers o Rank. Otras influencias son citadas por elpropio Kohut: Balint, Erikson, Jacobson, Kernberg, Lacan, Lampl-de-Groot, Lis-chtenstein, Mahler, Sandler o Schafer. Un buen elenco, donde no se cita ni unautor junguiano, cuando son evidentes los paralelismos con Neumann o inclusoFordham [Jacoby, 1990].

Kohut concibe al sí-mismo como «unidad cohesiva en el espacio y perdurable enel tiempo que constituye un centro de iniciativa y un receptor de impresiones»(Kohut, 1971:80). Desde el comienzo de la vida existe un si-mismo rudimentario«virtual» –en contra de la «falacia kleiniana», dice Kohut– «nuclear» y «corpo-ral», que se va constituyendo en la relación con los «objetos del sí-mismo». Con-tra Klein, Kohut niega que la ansiedad de desintegración sea una defensa contra elimpulso sino del sí-mismo contra su disolución. Da por supuesto que «el bebé nodesarrolla confianza, sino que la restablece» (Ibid.: 92) y considera que la posi-ción paranoide no es primaria sino producto de la desintegración. Así pues, «laagresividad no destructiva forma parte de las exigencias del sí-mismo rudimenta-rio» (Ibid.:93).

Algo muy semejante, si no igual, a lo dicho por Neumann. A quien se aproximaaún más al referirse a la relación madre-hijo en estos términos: «dentro de lamatriz de mutua empatía entre el niño y el ‘objeto del sí-mismo’, convergen laspotencialidades innatas del bebé y las expectativas del objeto del sí-mismo conrespecto a aquél: (…) es el punto de origen del sí-mismo rudimentario y originaldel niño» (Ibid.:80). Se profundiza la analogía en lo que leemos unas páginasantes: «Las relaciones si-mismo/objeto del si-mismo son las precursoras de lasestructuras psicológicas, y la internalización transmutadora de los objetos del si-mismo llevan gradualmente a consolidar el sí-mismo» (Ibid.:70). Nos encontra-mos ante la «relación arcaica» de Neumann o la «urdimbre primigenia» de Rof.Una última analogía entre Neumann y Kohut se refiere a la noción de «si-mismobipolar» de Kohut, que oscila entre ambiciones –impulso– y aspiraciones –guía–,y el eje yo-sí-mismo.

Los impulsos –y su psicología–, valen para la figura del «Hombre Culpable»,cuyas «metas apuntan a la actividad de sus impulsos», pero no para la del «Hom-bre Trágico», cuyas «metas apuntan a la realización del si-mismo (sus esfuerzos

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van más allá del principio del placer)» (Ibid.: 100). En otras palabras, un poloque abraza lo personal y otro lo transpersonal. Un último punto es la incognosci-bilidad del sí-mismo, pues «no podemos mediante la introspección y la empatíapenetrar en el sí-mismo per se; sólo son accesibles sus manifestaciones psicológ-icas introspectiva o empáticamente percibidas» (Ibid.: 212). Algo que, mal que lepese, no sólo es idéntico a lo dicho por Jung, sino que recuerdan las palabras deuna kleiniana de pro, P. Heimann: «El trabajo psicológico no revela directamentela acción de la pulsión. Lo que vemos son las pulsiones en tanto que dannacimiento a las emociones, a las esperanzas, a los temores, a los conflictos, a loscomportamientos y actos [«mociones pulsionales»]» (Heimann, 1952b: 304).

Las coincidencias de las diversas escuelas en la observación y explicación de losfenómenos, por diferentes que sean, son significativas en varios puntos. Si bien lasdescripciones diferentes revelan psiques personales diversas, una extensa tipolo-gía y distintas perspectivas de análisis (los «vértices» de Bion), los aspectos comu-nes permiten la fundación de una objetividad mediante la intersubjetividad. Esdecir, el mínimo rasgo común que hace posible pensar la psicología profundacomo una empresa científica y no como «una maraña de especulaciones teóricascontradictorias, mal fundamentadas y a menudo vagas» (Kohut, 1977:17), comodescribe Kohut la literatura psicoanalítica.

Las coincidencias son muchas veces una «vuelta de lo desdeñado», que decía Rof.Y la psicología analítica de Jung ha sido tradicionalmente forcluida en el discursopsicoanalítico. Sin embargo, no faltan las pruebas de la influencia del pensamien-to de Jung –el complemento sintético-hermenéutico al análisis reductivo freudi-ano, en los propios términos de Jung– en el psicoanálisis y la psicoterapia, o almenos una coincidencia de objetos científicos. Samuels nos ofrece una larga listade los temas junguianos que están presente en otros autores. Él la presenta como«una lista de los cambios y desarrollos en el psicoanálisis (…) que reflejan unareorientación junguiana: (1) atención a la primera experiencia pre-edípica deapego y separación de la madre –Klein y psicoanálisis de las relaciones objetales,Fairbain, Guntrip, Winnicott, Balint, Bowlby–; (2) papel en la vida psicológica delas estructuras psíquicas innatas (arquetipos) –Klein, Bowlby, Spitz, Lacan, Bion–;(3) aspecto creativo y propositivo, no destructivo, de lo inconsciente –Milner,Rycroft, Winnicott, Maslow–; (4) concepción de los síntomas no sólo de modocausal reductivo sino en términos de sentido para el paciente –Rycroft y el análi-sis existencial de Binswanger y Boss…–; (5) desplazamiento de la teoría analíti-ca desde una posición patriarcal, de dominio masculino y falocrática, con aten-ción a lo femenino –psicología y psicoterapia feministas, Mitchell, Stoller, Lacan–;(6) uso clínico de la contratransferencia –Searles, Langs, Racker, Little, Winni-cott–; (7) análisis como interacción mutuamente transformadora e importanciacentral de la personalidad del analista y su experiencia analítica –Langs, Searles,

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Lomas, interaccionalismo–; (8) uso clínico de la regresión –Balint, Kris–; (9) elanálisis concierne más al si-mismo que al yo, entendido el si-mismo como laexpresión cohesiva de la persona y no como una o más representaciones en el yo–Kohut, Winnicott–; (10) subdivisiones de la personalidad (complejos) con losque el analista puede trabajar –sí-mismo verdadero y falso de Winnicott, Gestalt,análisis transacional–; (11) carácter simbólico de la fantasía incestuosa –Bion,Lacan, Mitchell, Winnicott–; (12) la integración personal (individuación) es másimportante que la «salud» o la «genitalidad» –Erikson Milner–; (13) sentido enlos fenómenos esquizofrénicos –Laing y sus colegas–; (14) expansión de losintereses analíticos en la segunda mitad de la vida –Lewison, Parkes, Erikson,Kübler-Ross–; (15) los problemas de los padres se expresan en los hijos –terapiafamiliar– (Samuels, 1985:10). Podríamos añadir que la psicología transpersonalsitúa a Jung dentro del dominio transpersonal (Wilber) o hace directamente de lapsicología analítica la «psicología del futuro» (Grof).

Rof Carballo, en el capítulo I de Biología y psicoanálisis, libro dedicado a Gus-tav Bally y Margarita Steinbach, titulado La espiral psicoanalítica, va a referirse ala evolución de la psicología profunda hacia una mayor integración de las dife-rentes escuelas, originadas entre grandes desgarramientos. Puede verse la histo-ria de la psicología profunda como un rosario de separaciones personales y cis-mas entre grupos, partiendo del tronco freudiano común. Un cúmulo de razonesexplican estas rupturas, desde la incompatibilidad personal de tipos psicológicosa conflictos conceptuales o clínicos, sobre el fondo de los fenómenos políticosque se dan en todo grupo. La rigidez institucional, intentando abrazar lo que pordefinición sólo puede ser individual, y en este sentido, heterodoxo, como es elproceso de individuación y la experiencia personal que determina una concep-tualización psicológica dada, ha potenciado finalmente la diferenciación de lumi-nares individuales y la constitución de grupos con un trabajo común. Del psico-análisis primitivo surgieron la psicología individual de Adler, la psicología analíti-ca de Jung, las heterodoxias últimas de Ferenczi y Rank, la vegetoterapia de Reich,el freudomarxismo de Sbowoda, Reich y Smidt, el psicoanálisis de las relacionesobjetales de Klein y socios, el neo-freudismo transido de adlerismo de Fromm,Stack Sullivan y Horney, el psicoanálisis lacaniano y sus derivaciones, la logotera-pia de Frankl… La tesis de Rof es que «todas las heterodoxias que han amenaza-do al psicoanálisis en su evolución suponían brotes de verdad que, por elmomento, era conveniente desatender» (Rof, 1972: 23)

En una de las conferencias del último ciclo que Mira y López ofreció en noviem-bre de 1963 en la argentina Mendoza, subrayaba el aspecto menos dogmático delos que llamaba el «neoanálisis», es decir, la escuela neo-freudiana, y terminabadiciendo que «en psicología tenemos que ir, exactamente igual que en política,contra las dictaduras. Es preciso instalar la democracia psicológica» (Mira y

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López, 1998:65). Lo mismo propone Rof, veintitrés años después, en el libroescrito con Javier del Amo, Terapéutica del hombre: «el problema primordial detoda psicoterapia es que cada terapeuta está aferrado a su sistema, se mueve den-tro de él y se niega a aceptar las ventajas de otros sistemas de tratamiento. Peroen la realidad hay muchas superposiciones y coincidencias entre todos ellos y loprimero que tiene que hacer todo buen psicoterapeuta es ser consciente de estanecesidad de apertura» (Rof y del Amo, 1986: 105). Una muestra de la segunda«fidelidad secreta» de Rof, evitar la posición dogmática, la instalación.

Razones de la psicoterapia

El relato sintético ofrecido hasta aquí tenía por objetivo desentrañar el significadodel comentario de Rof a Neumann con ocasión del congreso donde presentaría suartículo seminal sobre la urdimbre, «Constitución, transferencia y coexistencia».Congreso inaugural, ciertamente, pues como el mismo Rof señala, «este caminode recomponer el complejo rompecabezas de la psique fue el que inicié en el año1958, con una ponencia presentada en el Congreso Internacional de Psicoterapiade Barcelona y que constituyó la base de mi libro Urdimbre afectiva y enferme-dad» (Rof, 1972: 24). En el tiempo transcurrido entre su Patología psicosomá-tica y esta ponencia, Rof se ha analizado y trabaja como psicoterapeuta, mantie-ne una estrecha amistad con G. Bally y contacto con bastantes analistas, entre elloslos impulsores del psicoanálisis de grupo británico (Foulkes, especialmente). Enestas décadas, los cincuenta y los sesenta en España, la figura de Rof será funda-mental para el psicoanálisis español.

El psicoanálisis surge como una psicoterapia que da lugar a una psicología gene-ral, por mucho que a tantos psicoanalistas, como a Lacan, tal hecho les parezcaaberrante, e impregna la cultura occidental, extendiéndose a otras, como la japo-nesa o la india, durante todo el siglo XX. Su grado de aceptación varía a lo largodel siglo, y empieza a tener sus horas bajas a partir de los años 80 en los EstadosUnidos de Norteamérica, donde triunfó sin discusión desde los años 30, cuandose instalaron allí los perseguidos psicoanalistas alemanes y austriacos. En unalocura colectiva se había transformado una cultura nucleada por una religión(etnia) en un hecho biológico (raza), y esa «raza» se había decretado patológicapor unas autoridades que hacían del gánster su modelo de acción. Los psiquiatrasbiológicos de entonces se prestarían a esta eugenesia genocida.

El psicoanálisis, impotente ante la marea de esa locura colectiva, que fue señala-da desde distintas posiciones psicoanalíticas –Jung, Reich, Fromm…–, sólo podíaofrecer su trabajo a individuos y pequeños grupos, pero tiñó con sus plantea-mientos la antropología, la sociología, la asistencia social, la criminología, inclu-so la publicidad, liberando energías colectivas que encontraron una realización

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creativa en los años 60. Gracias a la psicología profunda se fueron constituyendootras psicoterapias, como ampliación y como alternativa, hasta hacer de la socie-dad norteamericana una sociedad «psi» con una industria concomitante enexpansión.

En la historia que se ha contado en el segundo epígrafe de este escrito acerca delas concordancias y evoluciones dentro del campo de la psicología profunda, nadase ha dicho de la evolución de la psiquiatría y de las psicoterapias. Pero es fun-damental recordar que cuando en los años 50 está consolidado el paradigma klei-niano, se inicia la transformación de la psicología del yo en una psicología del sí-mismo y comienza el lacanismo, aparecen en el mercado los psicofármacos. Diréde pasada que Rof nos recuerda que él estuvo presente en los primeros ensayosclínicos de estos productos –el meprobramato y la LSD en un principio– en lapoliclínica psicosomática del Hospital General de Madrid, dirigida por Marañón.Estos psicofármacos suponen una revolución psiquiátrica que ha determinado lamarcha de la psiquiatría. La psicofarmacología es ahora su paradigma dominan-te. El Prozac ha vencido al psicoanálisis.

A partir de los años 60 entran en el escenario las terapias ligadas a la psicologíahumanista (Maslow, Rogers, etc.), que no sólo suponen una competencia al psi-coanálisis y a la psicología profunda, sino que con su planteamiento de un creci-miento personal desligado de la patología crean múltiples técnicas de moviliza-ción psicológica y relacional, así como de captación de lo que llamamos incons-ciente. Por otro lado, la extensión de esa cultura «neopagana» ligada a las dro-gas –enteógenos, activantes y opiáceos– ha abierto nuevas vías de investigación delo inconsciente –Grof, etnobotánica–, llegando a ese nuevo paradigma de la psi-cología transpersonal, en la que tan agusto se sentía Rof, según pone de manifies-to Terapéutica del hombre (1986).

En esas mismas fechas surge la antipsiquiatría (Szasz, Laing y Basaglia como jefesde fila), que aunque en la práctica fuera un desarrollo de la comunidad terapéu-tica de Maxwell Jones y tuviera su fundamento en la psicología profunda, permiti-ría una nueva lectura de la psiquiatría y de su loco. La antipsiquiatría está muyatenta a todo acto de dominio en la psiquiatría y la psicoterapia, empezando porla noción de enfermedad mental, siguiendo por la propia nosología y propician-do una nueva práctica hospitalaria con hospitales de día y medicación de sopor-te. Anejo a este planteamiento que critica la noción de una enfermedad del cere-bro, el conductismo humano de la escuela de Palo Alto (Bateson, Watzlawick…)ha permitido encarar de otro modo la alteración psíquica, más como una patolo-gía de la comunicación en el grupo –familiar y otros– que del cerebro individual.

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Tales novedades, que de modo explícito o implícito permean el ámbito de la psi-coterapia actual, forman parte de una transformación social ligada a los cambiostecnológicos, económicos y políticos por todos conocidos. Rof señala como fun-damentales los habidos en la sociedad occidental, la medicina, el hombre y suslímites y la idea que este hombre se hace de él y del mundo en torno (Rof, 1993:34). Unas líneas más abajo describirá en su «Autobiografía intelectual» a estasociedad como «una sociedad narcisista ávida de medicina», donde «la autoridadse sustituye por consignas burocráticas» que dan lugar a «nuevas tiranías incons-cientes» en las que rige el «pensamiento operatorio, sin fantasía y sin factoresemocionales» (Ibid.:35). Un mundo, pues, de seres desquiciados que abdican desu libertad y su creatividad en aras de la seguridad y la rentabilidad de sus actos.¿No es comprensible que aumenten los servicios «psi» en un mundo como éste?La explosión de las psicoterapias –hay al menos 500 en el mercado– es un fenó-meno significativo. Desde 1872, año en que el psiquiatra inglés D. H. Tuke pusoen circulación el neologismo psychotherapeutics, nuestro conocimientos psico-lógicos han aumentado exponencialmente hasta llegar a la sociedad psicologizaday psiquiatrizada de nuestros días. Incluso las disciplinas espirituales de Oriente yOccidente han entrado a formar parte de la oferta «psi». Oferta que no pocasveces crea la demanda pero que expresa una necesidad social de fondo. La moral,el entramado de costumbres de una sociedad, se ha desplazado desde el ámbitoreligioso confesional a un terreno que se quiere científico. Los psicoterapeutasocupan el lugar de los sacerdotes –en la escucha, la comprensión, la orientación,el soporte– y algunas de las prácticas institucionales propias de las Iglesias –lajerarquía, los sínodos, el pensamiento escolástico y la fijación del dogma, la vigi-lancia doctrinal, las controversias teológicas, la predicación de conductas virtuo-sas– se han volcado sobre el molde psicoterapéutico.

Con ello se ha pasado de un cierto terror y temblor a potencias externas a unavisión optimista sobre nuestras potencias internas, aunque tantas veces se expre-sen haciéndonos sufrir. Esta visión optimista supone un aumento del grado delibertad individual, con sus riesgos –el «si Dios ha muerto todo está permitido»de Dostoievski– y sus ventajas –el mayor valor de la experiencia privada sobre laadaptación a la norma común. Las exigencias que trae aparejada esta libertad –unaumento de la responsabilidad– no son muchas veces fáciles de sobrellevar. Laduda íntima, el peso de nuestras limitaciones, las vivencias conflictivas nos asal-tan una y otra vez, y ese sufrimiento es el acicate de toda psicoterapia, de toda bús-queda de una pastilla milagrosa. La psicoterapia y la psiquiatría buscan teórica-mente ahondar en esa libertad individual, la primera proporcionando instrumen-tos mentales para aumentar la responsabilidad, la psiquiatría instrumentos quími-cos para ampliar nuestros límites y paliar nuestras limitaciones.

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La apuesta implícita en esta oferta «psi» corre el peligro de alimentar nuestrosaspectos maniacos y, con ello, desencadenar compensatoriamente procesosdepresivos, como estamos comprobando. A su vez, retroactivamente, la sociedadactual, vertida al exterior y las relaciones a distancia necesita la patología paraatender al interior y las relaciones cercanas. La patología, la lógica del sufrimien-to, está en primer plano. Patología que en su vertiente física trata la medicina yen la vertiente psíquica la psicoterapia. Rof intentó articular ambas perspectivas,que siguen su marcha paralela. Por eso, a la pregunta que Rof formulaba en1951, «¿aumentará aún más la escisión, la distancia entre el médico funcionario,servidor fiel de una institución estatal más o menos eficaz, pero deshumanizado yfrío, y el psicoterapeuta de vocación casi religiosa?» (Rof, 1951:86), hoy, a cin-cuenta y cuatro años de distancia, podemos responder, desgraciadamente, sí.

La medicina está sujeta en lo conceptual al determinismo genético y en su prácti-ca a la máquina burocrática sanitaria, en la que el médico tiene un 10% de res-ponsabilidad aproximadamente. Lo recordaba Rof al decir que «poco a poco elmédico liberal, antes el prototipo del hombre independiente, se vuelve un funcio-nario, un eslabón de una compleja cadena que trenzan alrededor de su misión»(Rof, 1993:35). Con la paradoja de que en este momento, con una medicina cien-tífica tan desarrollada, estamos más enfermos que nunca. Eso sin contar con lapromoción de una visión médica de rasgos o conductas no estrictamente mórbi-das. En cuanto a la psicoterapia, la mística –sea exaltación en las «experienciascumbre» de Maslow, la «transformación en O» de Bion, el sinthome lacaniano oel vacío mental de la meditación oriental– aparece como el final del recorrido psi-coterapéutico.

En ese gran espectro entre el gen y el misterio insondable de la vacuidad vamoshoy creando una imagen antropológica y unas prácticas para enfrentar el sufri-miento. Saber que ese sufrimiento está en el origen de nuestra evolución indivi-dual y como especie es tal vez uno de los tesoros de la psicoterapia.

Madrid, abril 2005

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Notas sobre biología lacaniana

Fe LacruzPsicóloga clínica. Psicoanalista. Miembro de la AMP-ELPCSM. Cangas. Vigo.

El cuerpo en psicoanálisis

Dentro de la mesa «Biología y psicoanálisis», título de una de las obras del profe-sor Rof Carballo cuya figura nos convoca en este Congreso, mi interés es transmi-tirles el modo en que una práctica de palabra como es el psicoanálisis aborda lacuestión del cuerpo, aquél del que un paciente decía: «a veces me cuesta trans-portar mi cuerpo de un lado a otro», una observación que en su simplicidad nosda la medida de aquéllo que Lacan plantea como una afirmación primera: «Uncuerpo uno lo tiene, no lo es»1 Uno no es un cuerpo, tiene uno (por efecto delsignificante, el parlêtre o ser hablante, está hecho de falta-en-ser y eso divide sery cuerpo). La forma del cuerpo es entonces como un modelo de lo primero queaparece del lado del tener. Se trata entonces de poder servirse de él.

Un sintagma como «Biología y psicoanálisis» ¿querría decir que es posible plan-tear articulaciones entre ambos? Saben Vds. que el aparato teórico freudiano avan-zó utilizando como método la constante oposición entre dos términos, un bina-rismo fecundo del que Freud se sirvió en la construcción de su teoría, pero allídonde las pulsiones de conservación y sexuales dieron paso a pulsiones de vida yde muerte, Lacan se sirvió de una nueva creación: un mixto de libido y pulsión demuerte, un nuevo término más operativo al que llamó goce, unificando en ciertomodo las pulsiones freudianas, que de alguna manera ilustran algo comprobableclínicamente: que allí donde uno dice sufrir también goza. Quizá por ello, se per-manece firmemente apegado: es lo que evidencia la compulsión a la repeticiónque Freud encontró en su experiencia clínica, abordada en el marco de la reac-ción terapéutica negativa en su texto de 1920 Más allá del principio del placer2,texto capital que permite entender por qué el hombre es el único ser vivo que nobusca necesariamente su propio bien, lo que le lleva en ocasiones, a maltratar, oa dejar que maltraten, su cuerpo.

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1Lacan J., El Seminario, libro XXIII, Le sinthome, Editions du Seuil. París, 2005 (pág. 150)«Son corps, on l´a, on ne l´est á aucun degré».2Freud S., Más allá del principio del placer (capítulo III), Obras completas, vol. XVIII;Amorrortu editores, 2ª ed.; Buenos Aires, 1984.

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Freud, dócil a la histérica, construyó a partir de su escucha una primera teoría dela interpretación, aquélla que en el plano de la semántica le permitía mediante elsentido descifrado en los síntomas, averiguar que la fisiología no daba cuenta delas parálisis motrices, de las perturbaciones de la visión, ni tampoco de las afoní-as o de la frigidez. Una nueva anatomía, la anatomía significante, se recortaba enese cuerpo del sujeto histérico, hombre o mujer. No se trata de una lesión, propiadel fenómeno psicosomático, sino la efectuación de un fantasma que permitíaentender por ejemplo, por qué Isabel von R. no andaba, una vez que su padremoribundo descansa su mano enferma sobre su pierna, y tantos otros casos des-critos en los Estudios sobre la histeria3. No quiere decir esto que el neuróticoobsesivo se libre y pueda dejar a un lado su cuerpo, él erotiza el pensamiento peroes necesario un cuerpo para gozar, precisamente un cuerpo que a veces parecegozar por su cuenta, tal como constata Juanito, el pequeño paciente analizado porFreud, cuando observa entre atónito y angustiado sus primeras erecciones.

El cuerpo, perturbado en sus funciones, habla precisamente ahí donde su funcio-namiento no es el esperado, ahí donde algo se rebela a la voluntad consciente delsujeto. Para la Biología y la Medicina es tal o cual órgano, tal o cual sistema o apa-rato ¿y para el psicoanálisis? Tomado como un mensaje, ese cuerpo es portadorde unas marcas de goce, huellas susceptibles de ser leídas o interpretadas. Esta-mos ante la dimensión del síntoma en su registro significante, tal como lo ilustraen un primer abordaje el síntoma histérico, y que no refleja otra cosa sino el efec-to de las palabras sobre el cuerpo. Síntoma que como formación del inconscien-te, pone en escena algo de las dificultades del sujeto para sostener su deseo, peroque da cuenta también de la satisfacción pulsional sustitutiva que, siempre y detodas maneras, se consigue. Es la otra dimensión del síntoma, la dimensión degoce, tantas veces ignorada por las psicoterapias.

Esta satisfacción no es somática ni psíquica, es satisfacción pulsional. Un modoneurótico de satisfacción que Freud plantea en La perturbación psicógena de lavisión4 un texto princeps sobre el tema, tomando como ejemplo el registro de lapulsión escópica.

En este artículo, Freud aborda el fenómeno de la ceguera histérica y propone lahipótesis de que esta perturbación funcional de un órgano del cuerpo correspon-de a su sustracción de lo que sería su función natural, que se pone entonces al

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3Freud S., Estudios sobre la histeria, Obras completas, vol.II; Amorrortu editores, 2ª ed.;,Buenos Aires 1984.4Freud S., La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis, Obrascompletas, vol.XI ; Amorrortu editores, 2ª ed.; Buenos Aires 1984.

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servicio de la satisfacción pulsional, en este caso según Freud, al placer sexual delo escópico. Pero como no es un placer regulado, sino un placer que desborda loque sería su fin inicial, la conservación de la vida (recordemos que este texto escontemporáneo de la primera teoría de las pulsiones: sexuales y de conservación)agregaremos con Lacan que es un placer convertido en goce.

¿De qué puede estar hecho este goce escópico, puesto que el ojo se ha quedadociego y el individuo ha perdido la vista? Precisamente por no querer ver nada, elyo pierde el dominio de este órgano cuya función estaba al servicio de la supervi-vencia. ¿Qué ocurre entonces? Freud responde que el órgano de la vista abando-na su función, la de ver. Y es el goce de ver lo que ahora está en juego. Parecieraque el órgano se hubiera emancipado del cuerpo, es otro cuerpo que ya no estáal servicio del funcionamiento y la adaptación al exterior, sino que es un cuerpodesadaptado, que goza de sí mismo: es el cuerpo pulsional.

El análisis de Freud, tal como señala Zenoni en un artículo sobre psicosomática5

muestra que la pulsión escópica logra su satisfacción no con el objeto que el ojove, recordemos que el el ojo está «ciego», sino con un objeto que de alguna mane-ra es un complemento del sujeto. Se trata del goce mismo del acto de ver. Lo queLacan llamará la mirada, una de las modalidades del goce pulsional.

Cuando Freud proponía que para la meta de la pulsión el objeto era indiferente(la pulsión no tendría un objeto predeterminado) apuntaba a lo que este ejemplomuestra: el objeto escópico no son las cosas que se ven, sino que se sitúa en lasatisfacción de la zona erógena como tal, sin ninguna relación con las cosas vis-tas. La pulsión escópica rodea un vacío en su recorrido, y como mirada separadadel ojo es justamente lo contrario de la visión.

En la psicosis, las cosas ocurren de distinto modo. Dado que esta esta escisiónentre ojo y mirada no tiene lugar, el goce escópico se localiza en el exterior: en lamirada del vecino, o de una cámara, que de una forma que a veces resulta dra-mática, llega a coincidir con los ojos del perseguidor. Mirada y ojo se confunden,lo que explicaría que en el acto criminal de las hermanas Papin, evocado porLacan6 una de ellas arrancara los ojos a sus patronas, tratando de hacerlo poste-riormente consigo misma, ya en la cárcel. La separación ojo-mirada, al no poderrealizarse en lo simbólico, se efectúa en lo real.

5Zenoni, A., Le phénomène psychosomatique et la pulsion; Revista Quarto, nº 79,Bruxelles, 2003.6Lacan J., Motifs du crime paranoique: le crime des soeurs Papin ; Le Minotaure nº 3/4 yeditado como texto que sigue a la tesis De la psychose paranoique dans ses rapports avecla personnalité, Paris, Ed. Du Seuil, colección Le champ freudien, París 1975.

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Vemos entonces que el cuerpo es para Freud un cuerpo libidinal, cuyas partes sonsusceptibles de erotizarse y por tanto de independizarse. El lenguaje común, queacumula expresiones vinculadas a lo corporal (no se traga a alguien, o se lo comecon los ojos…) da cuenta precisamente de cómo un término referido a la satis-facción de una necesidad, cobra valor metafórico, y cambia inmediatamente deregistro, aquél que el psicoanálisis ha privilegiado durante un largo tiempo.

Pero los tiempos cambian, es el momento de la contingencia, de la tyché griega,es decir, del encuentro imprevisto. Mientras que el azar, pariente sólo aparente dela contingencia, es calculable (de hecho es lo que no deja de hacer la Ciencia consus cálculos, que incluyen previsiones sobre el azar) no se puede prever la con-tingencia, uno no puede anticiparse a ella. El obsesivo huye como de la peste desemejante figura, mientras que la histérica la convoca, enamorada como está delos juegos que le permiten poner en escena la sorpresa, de la que querría hacer-se agente.

La contingencia con sus dos caras, amor o trauma, toma entonces carácter deacontecimiento, que afecta al cuerpo. Por eso podemos decir con Lacan que elsíntoma, respuesta al trauma por un lado, y encuentro con el partenaire por otro(partenaire cuya elección es siempre sintomática) es un acontecimiento del cuer-po. O como señala Miller «acontecimientos de discurso que dejaron huellas en elcuerpo, y que lo perturban»7. Huellas que alcanzarán categoría de síntoma si elsujeto las lee y las descifra.

Cuerpo sostenido por una vida que lo atraviesa pero que va más allá de sus lími-tes, cuerpo que la anoréxica querría hacer desaparecer hasta convertirse ellamisma en esa nada que come, cuerpo que el toxicómano cual funambulista, pre-tende inmortal de puro frágil, cuerpo que la bulímica deforma hasta no ser másque la masa de los pasteles que engulle... tal es la coalescencia con el objeto quecompleta y al mismo tiempo divide al sujeto en su fantasma. Cuerpo en fin quedesaparece con la muerte biológica, pero que deja un rastro significante, como lopone de manifiesto la inscripción del nombre en una lápida.

La vieja dicotomía alma-cuerpo o cuerpo-pensamiento deja paso, en psicoanálisisal menos, a una articulación entre lo simbólico (el mundo de las palabras en loque tienen de formalizable) y lo real, aquello no articulable de ninguna de lasmaneras, aquello que puede solamente cercarse por la palabra, pero no como

7Miller J. A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica (cap. 21).Ed. Paidós,Buenos Aires, 2003.

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palabra encadenada, engarzada a otras, sino como puro significante solo engan-chado a un objeto, marca de goce del encuentro, que se aloja en el cuerpo.Encuentro del ser hablante con el lenguaje, que no por contingente es menosnecesario.

Ese es el encuentro que hace del organismo un cuerpo ¿cómo? Por medio de unaimagen, imagen encontrada en el espejo, de la que el niño se enamora, y que essostenida por ese Otro que es la madre, que asiste y confirma ese descubrimien-to jubiloso. Y ahí, con el organismo enganchado a esa imagen a la que se agregala lengua, lengua materna (que cuando se habla da siempre la ilusión de ser) setiene entonces un cuerpo.

La cuestión del cuerpo estaría vinculada a la imagen que fascina, lo que pone enjuego el narcisismo, y en el horizonte, lo imaginario de un todo. Es el cuerpo enel registro imaginario. Pero también puede pensarse, es un segundo momento enla teoría lacaniana del cuerpo, que tener un cuerpo viene dado por la articula-ción del lenguaje y el viviente, que se realiza por medio de las zonas erógenas alas que está adherida la líbido. En ese punto, el significante (causa de goce enLacan) se articula a lo viviente. De ahí resulta la idea de cuerpo como conjunto designificantes, emblemas, signos. Y es que el lenguaje afecta al organismo, lo des-naturaliza y modifica. Se trata del cuerpo en su registro simbólico.

Es el cuerpo como superficie de inscripción de las huellas simbólicas, a las quese agregan los «inventos vinculados a la corporización del significante»7, que evi-dencian cómo el significante entra en el cuerpo: tatuajes, piercings, las prótesiscorporales (bien por estética, bien por una nueva forma de entender el arte(body-art) pero es también campo de experimentación (drogas, autolesiones…)lecho de goces que ocupan los bordes corporales, ahí donde la pulsión se asien-ta.

En su seminario Le sinthome, en el que Lacan toma a James Joyce para plantearla cuestión del cuerpo-síntoma, mixto de síntoma freudiano y fantasma. Es la últi-ma formulación de su teoría sobre el cuerpo. El lenguaje ya no es aparato decomunicación sino aparato de goce, indicado en el término apparole (neologis-mo de palabra-aparato de goce) ¿Qué quiere decir esto? Que el cuerpo es toma-do como síntoma, lo que da cuenta del esfuerzo de Lacan por salir del campo delinconsciente, que ahora es entendido como aparato o artefacto que interpreta la

7Miller J. A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica (cap. 21).Ed. Paidós,Buenos Aires, 2003.

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realidad psíquica descifrándola. Estamos entonces ante el goce del cuerpo quehabla, un bla bla bla donde ya no hay dependencia del sentido.

La interpretación y su eficacia

¿Cómo un dispositivo de palabra como el psicoanálisis alcanzaría a tener efectosterapéuticos sobre el cuerpo? Porque la palabra puede tener efectos terapéuticosen los cuerpos trastornados por las huellas de las palabras oídas, las experien-cias vividas, lo sentido o lo imaginado (para la realidad psíquica poco importa laexactitud).

La eficacia de la interpretación viene dada por tocar algo del goce que determinala posición subjetiva del sujeto. Tomemos un síntoma que se manifiesta como unaperturbación de la función: una «disfunción eréctil» de varios meses de evoluciónen un paciente en la cincuentena, y que se resolvió en la primera consulta. En ellafue desgranando todos aquellos haberes con los que se presentaba ante el Otro,para lograr así su reconocimiento: la preocupación por mantener una situaciónde bienestar para su familia, su buen hacer con los clientes (no siempre muy pre-sentables) sus intentos de ser un buen padre, un buen esposo, incluso un buenyerno; concluyendo con un: «yo lo que no quiero es fallarle a nadie». Tanto celo,que al dar por concluída la entrevista y al despedirse, la analista de un modo apa-rentemente casual, como al pasar, dejó caer: «Ya ve Vd., por no fallarle a losdemás… se falla a sí mismo». El paciente, perplejo por el inmediato efecto tera-péutico, solicitó dos consultas más, quería asegurarse de los resultados obtenidos.

¿Qué había ocurrido? Por la interpretación, el goce resultó tocado, un goce quediscurría bajo el Ideal de lograr estar a la altura de la demanda del Otro, tapandoasí su deseo. Donde había un menos (la impotencia en su doble acepción) lainterpretación, recogiendo sus palabras, hizo aparecer un más, un «te fallas»seguido de un implícito, «tú mismo».

Pegado el goce al significante amo «no-fallarle-a-nadie», no era posible el desli-zamiento metonímico propio al deseo, pero nuestro paciente no tenía a su dispo-sición el saber que le advirtiera de que tener todos los méritos, no garantiza niasegura, tener un órgano que responda a voluntad.

En la medida en que el sujeto, sin saberlo, cedió algo de ese goce pegado al idealde no-fallarle-a-nadie, la respuesta sintomática se hizo innecesaria, y la función serestableció. Es un ejemplo de la política del psicoanálisis, que toma del síntomasu fuerza para que el sujeto haga un nuevo uso.

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No se trata en psicoanálisis, de la secuencia estímulo-respuesta, donde el ser delsujeto equivaldría a su cuerpo, estamos donde el sujeto decide con su interpre-tación (con su versión de lo recibido del Otro) qué valor darle al estímulo, y surespuesta incluye un punto de incalculable ¡que aburridas serían si no las rela-ciones entre los humanos! Y ese punto es el que otorga su singularidad a cada unode los pacientes en análisis, por eso no es posible hacer estadísticas que los uni-formicen, por eso no hacen masa (todos comandados por un significante amo quelos hace andar al paso).

El fenómeno psicosomático

¿Qué decir del fenómeno psicosomático? Fenómeno y no síntoma, ya que elinconsciente no está implicado, no hay un fantasma que sitúe esa alteración enuna historia. No hay una causa localizable por lo que no se apunta tampoco, comolo haría el síntoma histérico, al mensaje que se puede encontrar en las pertuba-ciones funcionales. No se trata de que lo somático afecte a lo mental, sino delcuerpo pulsional afectando al cuerpo biológico. Una fijación pulsional marca elcuerpo biológico, pero es un rasgo de goce que no está conectado al inconscien-te. No se juega en la dimensión del sentido, y por eso no es interpretable. Comono ha habido para el sujeto, la posibilidad de responder en la dimensión de losimbólico al encuentro con el enigma o el capricho del Otro, no hay una subjeti-vidad que esté implicada, como ocurre en el síntoma (donde encontramos unainterpretación del deseo del Otro). Tomemos un ejemplo de fenómeno psicoso-mático: es el caso del eczema de un niño que acaba de tener un hermano. Lamadre le prohibe tajantemente cogerlo en brazos por temor a que se le caiga. Deinmediato aparece un eczema en las palmas de las manos. De ello, este niño nopuede decir absolutamente nada, pero en su cuerpo una marca escribe lo que haocurrido. Fijación de un goce pero no al modo sintomático, sino como un «restobruto», utilizando una expresión de J. A. Miller. Lo que no descartaría su conver-sión en síntoma si cambiara de registro, si en un momento dado surgiera la pre-gunta para este niño sobre el deseo del Otro materno.

Angustia, cuerpo y significante

No querría terminar esta exposición sin hacer una mínima referencia a la cuestiónde la angustia, «el afecto que no engaña» en la definición de Lacan. Porque laangustia surge en el cuerpo, es la sospecha de quedar reducidos a nuestro cuer-po. Nos orientará el ejemplo de una pesadilla que un paciente relata en unasesión: en un sótano cinco hombres fuertes, musculados, prácticamente desnu-dos, miran por una especie de ventana al interior de otro aposento, se está matan-do gente. Una sombra se acerca, él se retira, esta sombra empieza a matarlos atodos con un cuchillo, de forma sanguinaria. Él huye angustiado pero curiosa-

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mente sin sentirse perseguido, hasta que accede a una azotea y entonces la angus-tia le despierta.

En el sueño, un Otro cuyo goce lleva a la muerte a sus semejantes, hace de él unaterrible excepción, «a mí no me iba a matar», ocupando entonces el lugar dondeya no es posible escapar, algo se perfila como un goce innombrable, sensación delgoce del Otro, ante el que el sujeto no puede oponer ya nada como defensa. Lacandirá: «¿De qué tenemos miedo nosotros? De nuestro cuerpo. Es lo que manifiestala angustia. La angustia es justamente algo que se sitúa en otra parte en nuestrocuerpo, es el sentimiento que surge de esa sospecha que nos asalta por reducir-nos a nuestro cuerpo»8.

Es en la angustia donde se pone claramente de manifiesto que hay una conexiónentre significante y cuerpo que viene dada por la pulsión, pero que hay algo en loque el significante no consigue dar cuenta del cuerpo como Otro.

Lugo, 10 de junio de 2005VI Congreso de la Asociación Galega de Saúde Mental

8Lacan, J. Intervenciones y textos 2 (La Tercera, pág. 102) Ed. Manantial, Buenos Aires1988.

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Las claves de la conducta: Últimoreposicionamiento de Rof

Manuel Álvarez Romero Centro de Medicina Psicosomática de Sevilla. Asunción 59, 1º Dcha. 41011,SevillaTlf. 954 270 780. E-mail: [email protected]. - www.psicosomatica.org

Este trabajo pretende ser una muestra de reconocimiento a los organizadores delhomenaje a Rof Carballo al que hemos de considerar el padre –y también lamadre– de la Psicosomática española. El propio Rof, cita a Grodeck como elpadre de la Medicina Psicosomática europea aunque no podemos olvidar que esaatribución se le ha dado también a otros autores como a W. Weizsäecker. Y trata,a la vez, de ser una consideración admirativa y agradecida desde la SociedadAndaluza de Medicina Psicosomática (SAMP) y desde la Sociedad Española deMedicina Psicosomática (SEMP) como entidades institucionales a quien nos abrióamplios horizontes profesionales.

Estoy convencido de que, además, se unirían a nosotros, cuantos cultivadores dela Psicosomática española pudiesen hacerlo. El maestro Rof entusiasma, atrae yexcita al reconocimiento agradecido.

Nuestro trabajo pretende ser un punto, un flash en la historia de la Medicina Psi-cosomática española, y a la vez como una punta de iceberg de la obra, «Geogra-fía e Historia de la Medicina Psicosomática» que, con el Profesor José María LópezSánchez (Granada), estamos preparando.

Introducción

En nuestro título se incluyen dos términos:

El primer término, «Las claves de la conducta» trata de aunar los diversosaspectos de la ciencia moderna que Rof incorpora a la Medicina Psicosomática,esbozados en las obras suyas que citamos. Su integración teórico-práctica y lasvías de conexión. Entre los diversos factores condicionantes de la conducta, supo-ne un enriquecimiento psicopatológico y clínico de indudable valor.

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El segundo, «Último reposicionamiento de Rof» es la expresión comentadadel artículo Nuevos horizontes de la Medicina Psicosomática que apareciópublicado en la revista Psicopatología (Madrid, 1993) y que, como allí mismo sedice transcribe el contenido de la conferencia previa inaugural en el CongresoFundacional del Instituto de Psiquiatría de Lengua Española (Madrid, 28-30/X/92). Es un texto lineal y coherente con la visión psicosomática de Rof, desdesus primeros escritos, sabiendo, también aquí, asimilar los nuevos descubrimien-tos de la ciencia moderna en aquel momento.

Resulta curioso el que Laín diga que el riesgo de la Medicina Psicosomáticaestá en la falta de rigor científico y en la ausencia de aplicación clínica.Rof supo estar en vanguardia positiva, en ambos aspectos, siempre y hasta el finalde su vida. En concreto continuaba pasando consulta aún a sus 80 años y, a la vez,muestra estar en plena vanguardia en una de sus últimas obras Terapéutica delhombre así como en este artículo que comentamos.

La conducta humana

Entendemos por conducta la expresión global y operativa de una perso-na. Quizá fuese en los primeros años de nuestra vida escolar, donde comenzamosa relacionar la responsabilidad y la conducta cuando nos la calificabanjunto a las notas de las materias académicas, iniciándose así una toma de con-ciencia acerca de la repercusión de nuestro actuar en los demás y en nosotrosmismos.

Toda conducta obedece a un principio vital, unitario en su ser, pero diverso en suselementos y facetas, que pueden ser conscientes o inconscientes, internas o exter-nas, voluntarias o involuntarias, etc. Siendo la conducta el resultado de lainteracción bio-psico-socio-espiritual de la persona, podemos señalarlecomo componentes los que deseamos analizar brevemente, muchas veces conpalabras o ideas del propio Rof. Serían:

1. Los factores filogenéticos expresados en la ontogenia específica. Es loheredado. «Para el médico, el hombre actual está siempre remitiendo su expe-riencia clínica al hombre del pasado, esto es, en primer lugar, al niño (y hasta alser que ha vivido durante nueve meses una vida intrauterina) y, más allá de esto,a lo que en este ser en desarrollo persiste como reliquia activa del proceso dehominización (…). En segundo lugar, el hombre surge ante el médico durante elproceso de diagnóstico y tratamiento; es un ser al que trata con intención curati-va procurando restablecer su normalidad. En tal trato el hombre se nos presentacomo el resultado de una interacción; cognoscible el hombre sólo en tanto que,conociéndolo, nos conocemos a nosotros mismos. Producto, pues, de un proce-

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so singular de encuentro: el encuentro terapéutico. El cual, en alguna de susmodalidades, ante todo en la psicoterapia se traduce, en la práctica, por una com-pleja y prolongadísima interacción de las capas profundas de dos seres: médico yenfermo, que en este encuentro reiterado, que dura meses y meses, aprenden unode otro, mediante la puesta en actividad de sistemas cognoscentes que, existiendoen la lactancia del cuerpo de cada uno de ellos, no habían encontrado ocasión,hasta ese momento, de ponerse de manifiesto en todo su poder y amplitud (…).En tercer término, la Psicología profunda de nuestros días al cambiar de acento yponerlo, no en el Ello, en el subconsciente, sino en el Yo, descubre en éste sucarácter prospectivo, de apertura constante hacia el futuro, de versión incesantedel hombre hacia esa novedad, radical que adviene a su vida y que, a la vez, laestá creando, desde el momento en que, en el hombre, la vida se ha convertido envida personal (Zubiri)»1.

2. Su actualización mediante el proceso aún más especificador de laurdimbre constitutiva. Todo un proceso de feed-back de consecuencias impor-tantísimas ya que «Desde el primer encuentro del hombre, en su radical menes-terosidad o invalidez, con el medio tutelar o diatrófico, transmisor de la herenciasociogénica se dan innumerables encuentros interpersonales de gran valor en laconducta del hombre»2.

«El encuentro primordial, el que constituye al hombre, se lleva a cabo en el ámbi-to de la invalidez o menesterosidad primera, a la que corresponde un impulsotutelar o diatrófico que permite convertir esta aparente insuficiencia en algo dedecisiva importancia. Ciertamente, si no ocurriese así, si el cerebro humano,como órgano de la herencia sociogenética, no fuese a la par que otros sistemasdel organismo, inmaduro en el momento del nacimiento, no podrían realizarse laincorporación al nuevo ser de pautas sutilmente transmitidas por los primerosimpulsos aferentes y por las primeras relaciones transaccionales. De esta suertequeda incorporada, como tantas veces he indicado, en forma programatoria, alnuevo ser, una herencia histórica. Este proceso, que se ha denominado urdim-bre, ha sido descubierto y redescubierto en los últimos años múltiples veces ydesde los más diversos parámetros de observación»3.

3. La homeostesis bioquímica del complejo sistema corporal con sus des-plazamientos condicionados desde dentro o desde fuera del organismo y con lossistemas compensadores y correctores de ese fino y sorprendente equilibrio.

1El hombre como encuentro, Rof Carballo, Madrid 1973, pág.122El hombre como encuentro, Rof Carballo, Madrid 1973, pág 253El hombre como encuentro, Rof Carballo, Madrid 1973, pág 25

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4. Las motivaciones tendenciales o instintivas tan arraigadas y condicionan-tes.

5. Los condicionamientos derivados de las vivencias que vayamos asu-miendo de modo positivo o negativo, consciente o inconsciente, perci-bidas como reales o producto de nuestra fantasía.

«Así se forjan los sistemas defensivos, más o menos complicados o encubiertos,en los que todo hombre acaba, tarde o temprano, instalándose. Son esas pautasde conducta, ritmos de actuación, actitudes básicas y convicciones que llamamoscarácter o personalidad»4.

«Volvamos ahora a nuestro punto de partida, que era postular que el hombre sólose conoce por entero, sin mutilación o desgarro, en tanto se manifiesta en elencuentro con otro hombre; en nuestro caso en el encuentro médico o psicote-rapéutico. Encuentro en el cual se reactualiza su pasado y se abren las posiblestensiones que van a determinar su futuro. Si esto ocurre es en virtud de lo que sehan denominado los dos pilares del tratamiento psicoanalítico: el análisis de lasresistencias y la elaboración de la transferencia.

El análisis de las resistencias inconscientes mediante la interpretación pone a lavista del hombre, al desnudo, sus arcaísmos inconscientes. Dicho de otra mane-ra, todo hombre acaba tarde o temprano instalándose en unas pautas de conduc-ta, en unos ritmos de actuación, en unas actitudes básicas, en unas conviccioneso bases que, al analizarlas, vemos que resultan de sistemas defensivos más omenos complicados y encubiertos que forman parte intrínseca de lo que se llamasu carácter y aun de lo que se denomina su personalidad.

Mediante la transferencia, es decir, los sentimientos que le unen a su médico,absolutamente inconscientes –esto es primordial– revive el hombre el encuentroprimero, el que, mal o bien, le ha constituido, y que ahora, cargado de afectostraspasa, transfiere a su médico»5.

6. Las vivencias emocionales, de naturaleza trascendente, genérica oespecífica, medibles en sus expresiones neurovegetativas, que surgendesde la persona profunda –que tiene sus talones de Aquiles– y que darán lugar

4El hombre como encuentro, Rof Carballo, Madrid 1973, pág. 455El hombre como encuentro, Rof Carballo, Madrid 1973, pág. 45

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a conductas o se transformarán en lesiones patológicas cuando no alcanzan unaadecuada y suficiente expresión6

7. Las consecuencias a largo plazo de la urdimbre constitutiva, cuandose vive en desamor, que se traducen en comportamientos neuróticos ydepresivos que coartan la libertad del sujeto.

«La realidad de la materia, en especial materia social, reside en su futuridad. Serhombre es tener utopías. Utopía significa ese dinamismo propio de toda materia,también de la materia social, que le pertenece a ella de manera inminente y quese manifiesta en el impulso que le lleva a desarrollarse en el futuro. El conceptode esperanza de Ernesto Bloch va implicado en el de transformación de lasociedad, es decir, en la realización del viejo sueño de la humanidad de revolu-cionar todas las circunstancias dentro de las cuales el hombre es un ser humilla-do, esclavizado, abandonado y despreciado (Marx). Habría que preguntarse: ¿Porqué a esta lista de adjetivos: humillado, menospreciado, etc., no se añade esteotro? El hombre es un ser que no sólo sufre la humillación y la injusticia, sino tam-bién la neurosis, la depresión y otras enfermedades crónicas que coartan su liber-tad, y se originan de un inicial desamor de su etapa constitutiva. Hombre en estafase oral del desarrollo de la persona que, al igual que la fijación en la urdimbrede orden impide que la sexualidad se desarrolle de manera normal»7.

8. El desarrollo del Yo, más o menos reforzado en el proceso evolutivopersonal. Entendemos por Yo la estructura central de la persona, presente en elcrecimiento, que se va fortaleciendo y desarrollando a lo largo de la vida y cuyamisión es mantener en equilibrio toda suerte de tensiones, tanto las emocionalesprovenientes del mundo de los instintos, como las conflictivas que nacen delenfrentamiento del ser vivo con el exterior para así adaptar al sujeto a la realidad,proyectándola hacia el futuro.

«Más adelante en la vida, si este niño, hecho hombre, llega a ser sometido a unencuentro terapéutico, esta relación transaccional de la urdimbre va a reprodu-cirse en forma de la relación dinámica transferencia-contratransferencia.

La transferencia se refiere a los sentimientos que el paciente siente hacia su médi-co y que no están justificados por la situación actual, sino que representan las mis-mas tensiones emocionales que presidieron en su infancia su constitución indivi-dual.

6El hombre a prueba, Rof Carballo, Madrid, 1951, pág 65-707El hombre como encuentro, Rof Carballo, Madrid 1973, pág. 20

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La palabra contratransferencia sirve para designar aquellas actitudes emocionalesque el enfermo suscita en el médico, en tanto a éste le son, por el momento,inconscientes y que, por deber técnico, tiene que sacar a la luz y esclarecer, sopena de entretener con ella la neurosis de su paciente en lugar de curarle. Si, porel contrario, el médico, con su inteligencia y su saber, pone al descubierto, escla-reciéndolos o iluminándoles, los procesos subconscientes que tienen lugar en supropia psique, en la psique del médico, en esta nueva situación de encuentro, quepone en marcha el crecimiento de la persona de su enfermo»8.

9. En la interacción del apego infantil hay un ritmo alternante de afecto y aban-dono percibido, que permite, bien acompasado, el desarrollo del niño. Rof des-cribe como aparte y frente a la urdimbre la presencia de una tensión de creci-miento, empuje vital, que le lleva a realizarse como sea, bajo los auspicios de cual-quier encuentro, malo o bueno. Es el responsable de lo que Carlota Bühler llamala iniciativa constante del recién nacido, que le abre a la novedad y al futuro arealizar.

«Una característica de este encuentro primario, que también subraya Spitz, es elde ir diversamente matizado en cada uno de sus partícipes. Para el niño. Esta uni-dad que establece con la persona tutelar o con la madre, lo es todo; para la madreo persona tutelar sólo es, en cambio, una parte de su vida. Por consiguiente, laprotección va, ya desde el primer momento, vinculada a un ritmo alternante deafecto y abandono. Para entender las consecuencias de esto, capitales en el pro-ceso psicoterápico y en la interpretación médico del hombre, hemos de conside-rar que, aparte de la urdimbre, hemos de admitir en todo nuevo ser una tensiónde crecimiento o empuje vital, que le lleva a realizarse sea como sea, bajo los aus-picios de cualquier encuentro, malo o bueno. Una de las características de esteempuje vital es, como ha subrayado recientemente Carlota Bühler, una discusióncon Spitz, la iniciativa constante del recién nacido, sus posibilidades de novedad,su apertura incesante hacia un futuro a realizar»9.

10. Los circuitos reverberantes, en el lenguaje cibernético, nos explicancomo en cada etapa, el genoma es solicitado por aquello mismo que acaba deproducir y organizar obligándose a una readaptación o nueva alternativa en la quese mantiene la primigenia especificidad a la vez que se suscitan nuevos organiza-dores, informaciones que antes solo eran potencialidad y ahora son realidad. Asíel sistema abierto que es todo ser vivo es completado por algo exterior a él, quede nuevo vuelve a convertirlo en sistema abierto, pero a otro nivel más elevado.

8El hombre como encuentro, Rof Carballo, Madrid 1973, pág 459El hombre como encuentro, Rof Carballo, Madrid 1973, pág 27

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«Al final de todos estos reajustes evolutivos, está el gran reajuste terminal, en elcual el ambiente, hasta ahora presente tan solo a través de la pantalla o filtro pla-centario, se convierte en la presencia fundamental, en el último ordenador delproceso evolutivo. El circuito reverberante o cibernético madre-niño, continúapor un lado un proceso biológico primordial; por el otro abre o inicia un proce-so espiritual decisivo; el del conocimiento, el del aprendizaje o, si se prefiere elde la culturización.

Pensemos que, de una forma o de otra, tanto lo que llamamos madre como tute-la o, si queremos limitarnos a algo más concreto, la lactancia, son algo que, nece-sariamente, han de estar tan presupuestos en el caudal genético, tan previstos enlos genes como en el cordón umbilical o los párpados que protegen al globo ocu-lar de traumatismos. La evolución embriológica del ser humano se lleva a cabosabiendo ya desde un principio que, al final de ello, están el pecho nutritivo o elbiberón, es decir, el encuentro con estas realidades imprescindibles. Si no fueraasí, todo el resto, complejísimo, el desarrollo de las enzimas, las infinitas sutile-zas del sistema nervioso no tendrían sentido alguno, pues de nada servirían parala subsistencia del nuevo ser. Serían absolutamente inútiles, un estúpido bizanti-nismo de las moléculas, organizarse en forma tan complicada para luego sucum-bir irresistiblemente.

Para decirlo de otra manera, la urdimbre (tutela) está prevista o anticipada por elcódigo genético. No puede ser una casualidad que, por azar; se repita siempre, sinun encuentro que esta tan calculado en el genoma como pueden estarlo los gru-pos sanguíneos o la estructura de la hemoglobina»10.

Cada escuela dará cuenta de estos factores resaltando unos u otros elementos yasí:

- El Psicoanálisis priorizará el inconsciente y la líbido.- La Reflexología crítico-visceral, destacará los aspectos neurofisiológicos.- El Conductismo consideraría el aprendizaje condicionado como patrón.- Los Cognitivistas pondrían como base la actividad intelectiva y conceptual,etc.

10El hombre como encuentro, Rof Carballo, Madrid, 1973, pág 44.

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Lo hasta aquí expuesto es una muestra de cómo Rof Carballo analiza la conductahumana de modo extenso, pormenorizado y preciso a lo largo de toda su obra.Nos atrevemos a destacar entre sus aportaciones, y por orden cronológico:

Patología Psicosomática (1949), El hombre a prueba (1951), Cerebro internoy Sociedad (1952), Cerebro interno y Mundo Emocional (1952), La Medicinaactual (1954), Niño, Familia y Sociedad (1960), Urdimbre afectiva y Enfer-medad (1960), Biología y Psicoanálisis (1972), El hombre como encuentro(1973), Fronteras vivas del Psicoanálisis (1975), 50 años de Medicina Psico-somática (1984), Teoría y Práctica Psicosomática (1984), Terapéutica delhombre (1986), Violencia y ternura (1991).

Psicosomática y ciencia actual en Rof

En el año 1992 nos muestra Rof la honradez y la audacia de un abordaje integra-tivo de las nuevas aportaciones científicas.

De entrada nos encontramos en «Nuevos horizontes de la Medicina Psicosomáti-ca»11 con una reafirmación de la tradicional psicosomática. Estos hechos no anu-lan, sino al contrario, la resaltan como más precisa en la medicina de este perio-do intersecular.

En el trabajo que nos sirve de base, Rof señala una serie de factores que, por aquel1990-2000 emergen en el mundo de la Ciencia. Los repasaremos con sus palabrasy en especial relación con la conducta humana, tal como ha sido nuestro propó-sito.

Se abren así nuevos horizontes ante la Medicina Psicosomática, los últimos que vioRof en un momento en que Dantzer de «ilusión transitoria» de la medicina de losaños 1930-1950.

En el artículo que comentamos Rof replantea las cinco grandes revolucionesdel momento, modificadores del esquema comprensivo actual del hombre. Losapuntaremos brevemente:

La primera comprende a los Neuropéptidos, constitutivos del sistemaopioide endorfínico. Su presencia en el cerebro límbico, la ligazón que expli-

11Nuevos horizontes de la medicina psicosomática, Rof Carballo, Art. Psicopatología,Madrid 1993, 13 2º, (79-83).

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can entre emoción y regulación genética mediante el Sistema emocional presen-ta en todo el organismo que su relación con ese sexto sentido defensivo que es elsistema inmunitario, son aspectos de gran significación. Citando a Eccles, y enbase a lo descrito, describe Rof el «salto del homínido al hombre» con una psi-que capaz de posibilitar un complejo de intencionalidades que se potencian oinhiben mutuamente, obedecen a rutinas, a pautas rígidas o a una insondablelibertad.

La segunda, contemplaría el engarce somo-psique, alma-cuerpo, mente-cerebro. Es un horizonte que se abre al compás de la mecánica cuántica, con elestudio de dendrones y psicones, la activación/desactivación del neo-córtex confantasías, intenciones, etc, y la sorprendente actividad del cerebro frontal y límbi-co considerado mudo hasta hacía poco tiempo.

El tercer hito revolucionario va ligado a la «ciencia del caos» y la fisio-logía no lineal del cerebro humano. Para Rof, la «Realidad velada» de los físi-cos atómicos y las «formas ligeramente alteradas de conciencia» que refieren losneuropsicólogos del momento y que amplía posteriormente en 1992 en el prólo-go de «Violencia y Ternura» son nuevos retos en la consideración del misterio delhombre.

En cuarto lugar señala Rof la introducción del sujeto en la física moder-na junto al drama de la expulsión del mismo en la medicina. En «la para-doja Epistémica»12 da un paso más en este campo y relaciona la imponente efi-cacia terapéutica moderna, la yatrogenia del hipertecnicismo despersonalizador ydel consiguiente vicio profundo que invade a lo que era y debió seguir siendo unamedicina honesta.

El quinto campo revolucionario para nuestro autor implica a la con-ciencia/realidad de la propia identidad sexual. Dice Rof: «la propia vida denuestra cultura ha llevado a interrogarse seriamente sobre algo que parecía fijo einamovible, la identidad sexual. Hay un movimiento en las culturas de Occidentehacia el descubrimiento por el varón de unos estratos femeninos y recíprocamen-te con la mujer de capas masculinas, que tienen una expresión cada vez más visi-ble en las costumbres y prácticas de día en día más frecuentes en nuestra cultu-ra»13

12La paradoja epistémica, Rof Carballo, Revista Atlántida nº 14. 13Nuevos horizontes de la medicina psicosomática, Rof Carballo, Art. Psicopatología 13,2º Madrid 1993, Pág 80.

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En otro lugar había escrito acerca de «el ara de la bisexualidad, en la que el hom-bre, en forma más o menos escondida, se enfrenta, a través del encuentro con elprójimo, con su sexualidad inconsciente, de signo contrario al de su conscientesexualidad»14.

Y también nos hace considerar «el área de la hominización (tutela-desamparo) y,también, el área de la bisexualidad, en la que el hombre, en forma más o menosescondida, se enfrenta –siempre, como en todas las restantes, a través del encuen-tro con el prójimo– con su sexualidad inconsciente, de signo contrario al de suconsciente sexualidad. Pero, además, habría que considerar al hombre en suconstituirse en otros encuentros radicales: el encuentro con el juego, con el len-guaje; el que hace, en el curso del aprendizaje con las categorías lógico-matemá-ticas; el que, en el plano biológico, lleva a cabo entre sus ritmos propios y los rit-mos telúricos y cósmicos y que hace con la cultura. Otros dos encuentros decisi-vos en la vida humana son el encuentro con la muerte y el encuentro trascenden-te»15.

Años antes en Almería se estudiaba bien la Androginia primordial en la búsqueday elección del «otro al pretender conseguir y ajustar la pareja humana mediantela conquista de lo originario en lugar de la reconquista de los orígenes llegandoasí –al llegar– a ser en plenitud»16.

Un sexto e ilusionante reto introduce Rof en la moderna psicosomática,clásico y actual a la vez. Es «el fluir implacable del tiempo, tanto el tiem-po biológico como el tiempo histórico». Todo hombre vive el fluir heracli-tiano de su vida, el futuro está encerrado imprevisiblemente en el pasado. Y en sumemoria lleva marcado el tiempo que fue.

Y concluye este valioso artículo afirmando que la Clínica Psicosomática es el inten-to de actualizar el pasado, lleno de fuerza obsesiva y secretos, que gobierna nues-tra vida desde las oquedades submarinas del rememorar, como dijera Proust. Bio-grafiar es vivificar el pasado, ese pasado, que si es amputado, hace enfermar o queal enfermar tiende a ser amputado.

14El hombre a prueba, Rof Carballo, Madrid 1973, Pág. 25.15El hombre a prueba, Rof Carballo, Madrid 1973, Pág. 25.16Génesis biográfica del ajuste de pareja. Concepción Barceló y Fernando Jiménez. FoliaNeuropsiquiátrica, XVII, 2, 1982.

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Con el abordaje psicosomático cada enfermo historiado –biografiado– es una ricafloración escondida de realidades visibles o subterráneas, con unas posibilidadesespirituales inmensas encerradas en las células –cerebrales principalmente– y enlos péptidos que discurren por todo su cuerpo, con repercusiones que solo lanueva física del caos –Schrödinguer, Szent-Gyorgy, Prigogine y Eccles–, y porahora la física cuántica, puede contribuir a desvelar.

Sea este trabajo un punto de partida en la contemplación actual de la MedicinaPsicosomática desde el que aprender integrando todos estos retos que Rof Carba-llo avizoró y valoró. Evocando su memoria nos adentramos ilusionados en estaaventurada empresa.

Sevilla, 10 de Abril de 2005

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Una reflexión clínico-teórica sobre elcuerpo, la mente y la identidad corporal1

Jorge L. TizónNeuropsiquiatra, psicólogo, psicoanalista. Miembro del Plan Director de SaludMental y Adicciones del Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya.

La mente es un sueño de la vida engarzado en el cuerpo

Creo que, para acercarnos a entender el papel jugado por el cuerpo y su auto yhéterocuidado en la génesis de las relaciones internas o relaciones de objeto (lasbases para la estructuración del yo), hemos de tener en cuenta al menos trespapeles del cuerpo desde el punto de vista relacional: el cuerpo como base deldesarrollo biopsicosocial, el cuerpo como base para la contención y el cuerpocomo espacio transicional entre el espacio mental (parte de la «realidad interna»)y el espacio exterior (o «realidad externa»).

De entrada hemos de recordar que el descubrimiento del cuerpo por parte delser humano, de cada uno de nosotros, se realiza en el período preverbal deldesarrollo, a base de doloridas o placenteras –pero siempre emocionadas– viven-cias; vivencias de hambre, saciedad, inhabilidad motriz y placer en la integraciónpsicomotriz, molestias digestivas y ansiolisis saciada; cambios cenestésicos, visce-rales, de temperatura, etc., vividos como pérdidas del continente o no; necesida-des de abrazos y contacto físico; placenteras pero enigmáticas vivencias de unosolores, unos sabores, unos contactos cutáneos, un tono muscular, unos ojos-nariz-boca o una melodía «familiares», reasegurantes, repetidas... Se trata de unconjunto que se integra y desintegra por momentos, una y otra vez a lo largo deldía, y que sólo con las semanas y los meses el ser humano llegará a percibir comola madre, el primer consuelo y la fuente de todos los placeres, pero que tambiénsentirá en ocasiones como el más indiferente o el más cruel de los entes...

En la medida en la cual esas «sensaciones» iniciales ocurren ya en los primerosdías y semanas tras el nacimiento (o, probablemente, desde antes, desde la vida

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1Versión previa de la Conferencia pronunciada dentro de la Mesa Redonda 6 del VIº Congre-so de la Asociación Galega de Saúde Mental, «O saber holístico, homenaxe ó Profesor RofCarballo», organizada conjuntamente por la AGSM, la Sociedad Andaluza de Medicina Psico-somática y la Sociedad Española de Medicina Psicosomática. Lugo 9-11 de xuño del 2005.

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intrauterina: Lamour y Levobici, 1991), vale la pena recordar que su represen-tación mental se va a escapar, a menudo, a la simbolización primero, y a la sim-bolización verbal después.

La mente, la realidad mental, como conjunto estructurado, se desarrollará preci-samente a partir de la representación mental de las sensaciones, emociones y rela-ciones externas de esos primeros estadíos. Por eso a veces he insistido en la ideade que la mente es un sueño de la vida engarzado en el cuerpo (Tizón,1999). Porque a partir de ahí, a partir de la corporalidad más primitiva e ines-tructurada, van a surgir, estructurarse e interrelacionarse las emociones y sensa-ciones –y, por lo tanto, las vivencias–, dando lugar al mundo de la representaciónmental más elaborada, al mundo de las cogniciones, si ustedes quieren llamar-las así: vivencias y afectos primitivos, fantasías inconscientes y conscientes, senti-mientos, pensamientos... Y en ese conjunto o amalgama, cuando aún se halla enun estadío bastante polimorfo y bastante des-estructurado, es donde se van a rea-lizar las primeras representaciones mentales del cuerpo: antes de la integraciónmental de los primeros objetos internos totales y permanentes y, por lotanto, antes de que sea posible simbolizar; por supuesto, también antes de laentronización del lenguaje (verbal) y, por tanto, de la simbolización verbal.

De ahí que, para entender esa relación primitiva cuerpo-mente, sea útil lametáfora del «matrimonio secreto»: es una unión estable y deseada, pero tanprofunda y secreta –incluso para nosotros mismos– que sólo sale a la luzcuando surgen las desaveniencias, cuando el cuerpo funciona mal o es malvivido a nivel mental.

Y ¿cuáles son las vías, los instrumentos para ese descubrimiento del cuerpo, dela corporalidad? Pues, como decía, siguiendo a Bion (1963), en primer lugar,las sensaciones y, particularmente, las sensaciones o percepciones provenientesdel cuerpo. Tal vez a esas sensaciones, en un período de no estructuración o inte-gración, es a lo que Bion llamó «elementos beta». Como he apuntado, tales «ele-mentos beta», dadas las limitaciones del bebé y el feto para actuar sobre el mundocircundante, provienen inicialmente sobre todo de lo cenestésico, propioceptivo einteroceptivo. Esa es una de las razones para que esta fase del desarrollo psicoló-gico «epigenético» pueda ser justamente deisgnada como «sensorio-oral», en elsentido de Erikson («oral-sensorial», en mi terminología): el niño no sólo «sealimenta» o realiza el placer a través de las actividades digestivas sino, mucho másen general, de las actividades incorporativas. Y éstas se realizan a través de laboca y la «porción proximal del tubo digestivo», si, pero también mediante la«ingestión» a través de los órganos de los sentidos e incluso a través de órganostales como la mano, incluídos plenamente en las primeras fantasías inconscientesorales (Corominas, 1991). Por eso, al hablar de la formación de las primeras

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vivencias «psicosomáticas» hemos de recordar no sólo las aferencias procedentesde los órganos de los sentidos exteroceptivos, sino también desde los interocepti-vos.

En una situación tan simple como la del bebé y el niño que se llevan cosas ala boca, entran en acción lo propioceptivo, lo olfatorio, el gusto... Es ciertoque, como apuntó ya Freud, ahí el niño está experimentando un placer«oral», no solo libidinal, relacional, sino también «de conocimiento», quediría Bion; pero se están produciendo asimismo complejas aferencias, siem-pre teñidas fuertemente por la emoción y la visceralidad, precisamente poresa participación de las sensorialidades más profundas.

De ahí que estos aspectos sensoriales, tanto en francés como en castellano, pue-dan calificarse con los simples y primitivos vocablos de «bueno« y «malo»: en lamedida en la cual su predominancia en la experiencia coincide con la progresivaestructuración mental de la posición esquizoparanoide, basada en el logro dela disociación primitiva entre lo bueno y lo malo –y, sólo más tarde, en la diso-ciación entre el self y la madre, entre lo interno y lo externo–. Y así, hablamos deun «buen» y un «mal» sabor u olor, pues su vivenciación inicial ha quedado liga-da a la escisión primitiva entre lo bueno y lo malo, lo benéfico y lo persecutorio.Sin embargo, difícilmente, podría aceptarse que posee igual sentido el decir una«buena visión» o un «buen sonido o audición»... Allí existe una primitividad, vin-culada a la visceralidad, que tiñe nuestras primeras escisiones, básicas para eldesarrollo de la simbolización –y, por tanto, del lenguaje–. Pues bien: es en esosmomentos en los que incorporamos y «colocamos» en el incipiente espacio men-tal esas sensaciones provenientes del cuerpo. De ahí que tales sensaciones quedena menudo almacenadas como «elementos beta«, como engramas muy poco onada estructurados con el resto de las representaciones mentales.

Por ejemplo, todos poseemos determinado tipo de sensaciones que, comofantasías, sueños o vivencias durante la enfermedad, vuelven a nuestra menteen relación con esa primitiva experiencia del cuerpo: en unos casos puede serla sensación de acaloramiento de la fiebre, o la de entorpecimiento del fun-cionamiento mental, o determinadas sensaciones cenestésicas o tactiles, etc.Son representaciones mentales particularísimas, personalísimas, fuertemen-te teñidas de visceralidad, pero totalmente «idiosincrásicas» y sólo parcial-mente «transferibles», que nos recuerdan la existencia del «matrimoniosecreto». O, más concretamente, nos avisan de problemas conyugales en lapareja: con ocasión de una enfermedad, banal o no, con ocasión de una sen-sación corporal, con ocasión de un sueño o fantasía... Y no hemos de olvidarque, a menudo, la primitividad de su origen queda encapsulada tras nume-rosas «elaboraciones secundarias» procedentes, por ejemplo, de las vivencias

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que hemos procesado con ocasión de las variadas enfermedades o trastornosfuncionales que, como niños y como adultos, todos hemos padecido después.

Por ejemplo ¿qué importancia pueden tener para la estructuración mental,para la organización de las vivencias elementales del indivíduo, la repetidaexperiencia de dolor que retuerce una y otra vez a muchos bebés durante los«cólicos intestinales» del segundo o tercer mes? ¿Qué papel representa mástarde en la fisiología y en las vivencias o representaciones de nuestro funcio-namiento intestinal y en la fantasía inconsciente de nuestro interior y de laintroyección y la «elaboración-digestión?».

En definitiva, quería recordar aquí que el «descubrimiento del cuerpo», de la cor-poralidad, se hace gracias a la información sensorial y, particularmente, a la infor-mación sensorial más primitiva. Y se hace, se vive, además, en acción y reacción,tanto temporal como de significación, con la génesis de lo bueno y lo malo, lasescisiones y significaciones fundamentales del ser humano. Tal vez en el momen-to actual podemos pensar que existe un nivel primitivo de la vida mental, en rea-lidad protomental (en el sentido de Bion, 1962 y Meltzer 1985), que a veces seconceptualiza como «autístico» o de «narcisismo primario». Personalmente, hepreferido llamar a esos momentos y niveles «confusionales primitivos» (por lano diferenciación sujeto-objeto que implican siempre). Los he puesto en relacióncon una posición confusional primitiva, dominada por las ansiedades dediferención - indiferenciación, integración - desintegración, por ansie-dades catastróficas (Tizón, 1992a y b, 1994). Este nivel, parte o componentedel sistema mental tiende a permanecer profundamente escindido de nuestrasvivencias y representaciones conscientes y, en la vida relacional habitual, tiende ala idealización y escisión extremas del self y los objetos. Si ya en los primerostiempos no ha sido modulado por experiencias «suficientemente buenas», tal vezse constituya en una «vía preferencial» para la reacción ante determinados suce-sos y circunstancias vitales extremas para ese individuo. Desde luego, este niveltiende a quedar muy escindido de las restantes partes de la personalidad, queacceden a la simbolización, al lenguaje y, por lo tanto, a la relación vehiculada através de los símbolos y el «proceso secundario».

Sin embargo, este «nivel protomental» de Bion se halla sujeto a fuertes influenciasmutuas con al menos dos tipos de fenómenos humanos: las somatizaciones y lasrepresentaciones y afectos de la vida grupal-tribal. Así, la ansiedad catastrófica quevivencian los grupos ante los cambios importantes, tal vez podría vincularse direc-tamente a una posición confusional primitiva. La tendencia de los individuosy los grupos a dejarse llevar en esas situaciones por los supuestos básicos gru-pales, a subyugarse a un «líder de supuesto básico», al sacrificio de la individua-lidad (la inmersión en la confusión self-objeto y la des-diferenciación mentales)

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tal vez nos indican la importancia de la ansiedad vivida y la enorme dificultad deelaborarla simbólicamente.

La otra vía de expresión de esas ansiedades y esos niveles «protomentales« es, porsupuesto, la vía somática, corporal. En mi opinión, tal vez fuera conveniente pen-sar en un continuum de posibilidades de «descarga directa por la vía corporal»(Marty, 1984, 1990; McDougall, 1989) según la estructura de la personalidad y laimportancia de las dificultades de diferenciación y simbolización vivenciadas enlos primeros meses de la vida (¿y tal vez ya en las influencias intrauterinas?), al goparecido a lo que muestro en la tabla 1. En ese sentido puede entenderse que elcontacto con determinado tipo de ansiedades no elaborables por una personadeterminada pone en marcha esos «niveles protomentales» de funcionamiento,normalmente profundamente escindidos, en especial si esa patofisiología estáfavorecida por vulnerabilidades biológicas previas o posteriores. Según la intensi-dad de la vivencia y el «nicho« en el que tales niveles se hubieren «grabado» o«escondido» en el conjunto de la corporalidad y la personalidad, tendremosentonces desde las «descargas masivas», los auténticos despeñamientos de emo-ciones no simbolizadas que se observan en las «enfermedades psicosomáticaslesionales» (Tizón, 1988), como por ejemplo en el grupo de enfermedades «Chi-cago Seven», hasta la utilización del cuerpo para la comunicación analógico-sim-bólica que se da en los trastornos conversivos y en algunas formas (más neuróti-cas) de somatización. El abanico de posibilidades intermedias es, desde luego,muy amplio, y va desde los «trastornos funcionales» graves, en los cuales la a-sim-bolia vuelve a ser dominante, hasta los trastornos por somatización que implicandirectamente comunicaciones, incluso en algún caso digitales, no analógicas,pasando por ese mundo pre-simbólico, de «ecuaciones seudosimbólicas» quesostiene algunos delirios somáticos o los núcleos paranoides del sufrimiento hipo-condríaco.

Esquematizando algo la situación, podríamos hablar de un cuerpo (vivido como)persecutorio, como podríamos hablar de un cuerpo evacuativo (en la relaciónoperatoria), un cuerpo analógico (cuando el mundo interno se expresa a tra-vés de somatizaciones) y un cuerpo dramático, que sirve de expresión a la rela-ción histérica, a las reacciones conversivas y a diversos tipos de simulación –asícomo al mismo arte teatral en sus diversas variantes–.

A mi entender, desde el psicoanálisis seguimos sin poder dar respuestas, ni tansiquiera mínimas, al tema del por qué se expresan esas ansiedades no simboliza-das a través de órganos concretos y seleccionados. Evidentemente, hay que teneren cuenta las vulnerabilidades biológicas connatales (genéticas o intrauterinas),un terreno en el que se ha avanzado enormemente en los últimos años –y en unadirección en buena medida coincidente con las intuiciones de Rof Carballo. Tam-

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bién hay que pensar que situaciones de «no contención» de ansiedades muy pri-mitivas, mantenidas en periodos muy primitivos de la vida (incluso de la vidaintrauterina tal vez) facilitan unas «vías de descarga neuro-endocrinas preferen-ciales» y no otras (Dantzer, 1992, Dejours, 1992, Consoli, 1992...). Y todo ello,en el período en el que la fisiología de los órganos y sistemas está aún desorgani-zada y es maleable, incluyendo entre esos órganos y sistemas frágiles, desorgani-zados y maleables a los sistemas endocrino e inmunitario. Puede hipotetizarsepues que se crean «vías de descarga anómalas» para lo no contenible, lo no ela-borable –en esa época, aún no simbolizable. Y que determinadas situacionesvivenciales posteriores reactivan esas ansiedades primitivas junto con sus vías dedescarga «preferenciales» –y aquí, gran parte de las polémicas entre lo psico-somático y lo somato-psiquico y sus seguidores respectivos pierden sentido, pueses indudable que hay bases biológicas para que las descargas en cada caso seanunas y no otras. Y son causas, razones o facilitaciones biológicas en cuyo conoci-miento la medicina esta avanzando de forma significativa: por ejemplo, en el temadel ulcus gastroduodenal, la cardiopatía isquémica, la enfermedad asmática, larectocolitis hemorrágica, etc.

Un componente del soma que cristaliza una escisión o disociación fundamental ynecesaria es precisamente la piel, barrera natural y portaestandarte de la diferen-ciación entre un «interior» del individuo –un «interior» inicial abigarradamente«psicosocomático»– y un «exterior» al mismo.

En el sentido en el cual vengo hablando, he de recordar que la piel es, además deun límite, una barrera, también un órgano de sensaciones, intero y exteroceptivasy, como consecuencia, una fantasía inconsciente (Con más propiedad: la viven-cia primitiva de la piel da lugar a un conjunto de fantasías inconscientes integra-das en los estratos más profundos de nuestra urdimbre o entramado personal defantasías, ansiedades y defensas). Así encontraremos frecuentemente representa-ciones conscientes o inconscientes de la piel como barrera, como límite...Pero también como matriz de las representaciones inconscientes –tan profunda-mente inconscientes– que delimitan y contienen un interior individual, tanto físi-co como mental. En este sentido, la piel la vivimos como vinculada a la reuniónde las partes del cuerpo. He ahí, por ejemplo, la base ontogenética de las fre-cuentes relaciones, tanto de significación madurativa como psicopatológica, conla identidad: de ahí los profundos ligámenes entre imagen del cuerpo, self eidentidad. Representaciones mentales primitivas de la piel se hallarán, alternativa-mente, en el base de las presentaciones conscientes e inconscientes personales deladentro y el afuera, es decir, tanto de los límites con el exterior, como del contac-to con el exterior (ambos, tan vitales durante el primer año y luego, a lo largo detoda la vida). Y recordemos que las coincidencias entre la embriología de la piely la del SNC ya han comenzado a proporcionar explicaciones sobre correlacionesdérmato-psicológicas y psico-dermatológicas.

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Desde los primeros días de la vida extrauterina (y probablemente antes, segúnapuntan experiencias realizadas con el uso de ecografías, incluso en el caso degemelos bi y univitelinos), se origina ya la dialéctica de la piel y el cuerpo con la«realidad externa», es decir, la dialéctica del contacto y la ruptura del contacto,de las barreras y límites, de la maleabilidad, penetración o ruptura de los mis-mos... A partir de la fantasía inconsciente de que existen ciertos límites, puedenestablecerse las bases primitivas de la identidad y la relación personalidad-mundoexterno. Observando el juego antitético de contención de un interior de mús-culos y vísceras mediante esa barrera, Esther Bick (1968) pudo llegar a proponerla noción de piel secundaria o segunda piel contenedora. Aunque ella pare-cía en ocasiones entenderla fundamentalmente en un sentido sustitutivo, vicarian-te, creo que tal noción puede ampliarse a la madre que contiene con sus brazos,su regazo, su pecho, su mente capaz de «precupación maternal primaria y secun-daria», capaz de rèverie; la madre y sus substitutos, que proporcionan una y otravez una «contención-integración secundaria» cuando el conjunto mal integradodel recién nacido podría disgregarse ante las dolorosas presiones del hambre, elabandono, la necesidad de contacto u otras necesidades fisiológicas...

Ampliando la idea de E. Bick con el concepto de Abelló y Pérez-Sanchez de «uni-dad originaria» (1984), tal vez podríamos pensar un papel de «segunda piel con-tenedora» (o «piel secundaria») –no necesariamente patológica, desde luego– nosólo para la madre, sino también para el conjunto de la familia como unidad fan-tasmática que contiene mientras transmite esa sensación-preconcepción primitivade unidad: es la fantasía de la triangulación originaria. Y ampliando aún másel concepto, tal vez sea lícito atribuir un papel de tercera piel contenedora (opiel terciaria) para las representaciones mentales vinculadas con la fantasíainconsciente de la piel que se producen, como funciones y experiencias emocio-nales, en determinadas situaciones asistenciales y en determinados funcionamien-tos de las instituciones asistenciales (Tizón, 1990, 1992), cuando éstas actúan deforma contenedora.

En definitiva, hemos de recordar que el esquema corporal y el self corporalse inscriben en nuestro sistema mental o de representaciones al tiempo que lasvivencias de los aconteceres con el medio externo: de ahí que sólo en el extremopodamos explicarnos situaciones o relaciones internas mediante el recurso uni-lateral a carencias o traumatismos externos; de ahí que para la explicación de ladialéctica de la identidad y, ya antes, de la génesis del yo y del self, debamos teneren cuenta tanto el monto de necesidades concretas de este bebé concreto comolas posibilidades del medio, comenzando por la madre y la triangulación origi-naria, para proporcionar suficiente «alimento», contacto y sedación –no sólofísicos, desde luego– para tales necesidades: he ahí el valor hermenéutico delconcepto winnicottiano de la «madre suficientemente buena».

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Quiere decir con todo esto que las vivencias primitivas sobre el esquema cor-poral y el self corporal se inscriben en nuestro mundo de representacionesprimitivas al tiempo que un dolor cólico digestivo, que una dificultad de lamadre al acercar el pezón, que el sonido y melodía muy grave o muy agudade una madre (o un padre), que una forma de coger hipertónica de un padre,que unos borborigmos maternos reiterados, etc.

He ahí unas cuantas muestras de las repercusiones que el funcionamiento corpo-ral de la triangulación originaria posee sobre la representación mental primitiva.Si todo ello ocurre en momentos precoces del desarrollo y si la ansiedad acom-pañante no está suficientemente contenida, esas sensaciones, esas percepcionesquedarán «almacenadas» tan sólo como elementos beta, rastros de sensacionesno integradas... De ahí la dudosa utilidad de las referencias e interpretaciones conobjetos totales o parciales simbolizados como desencadenantes, etiología oexplicación en el caso de pacientes con afecciones «psicosomáticas» estrictas:ya no tan sólo por «sentido común» (a veces tan escaso en determinadas aproxi-maciones «psicoanalíticas»), sino por motivos empíricos y teóricos.

Proseguir la reflexión clínico-teórica por estos caminos tal vez hoy nos llevaríademasiado lejos y se halla fuera de mis posibilidades aquí. Por eso preferiría ter-minar esta breve reflexión recordando una cita idónea para ello: En definitiva, «Elhombre se constituye, no nace con una constitución». Lo decía en 1972,en Biología y Psicoanálisis, Juan Rof Carballo. Sirvan estas líneas como recuer-do y reconocimiento de ese activo partícipe de los inicios del psicoanálisis y la psi-cosomática en España.

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Tabla 1

Propuesta de descripción de los trastornos (mentales) con expresióncorporal descollante

Simulación

Tr. adaptativo con El cuerpo «dramático» Síntomas somáticos

Tr. por conversión

Tr. facticio

Tr. por somatización El cuerpo «analógico»

Tr. somatoforme indiferenciado

Tr. somatoforme por dolor

Tr. alexitímico o «psicosomático»u «operatorio» El cuerpo «evacuativo»

Tr. hipocondríaco

Tr. dismórfico corporal El cuerpo «perseguidor»

Tr. psicóticos con delusiones corporales

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Alexitimia y psicosomática

Matilde Blanco VenzaláESMD Morón de la Frontera (Sevilla).

En 1972 el término «Alexitimia» se creó para denominar una deficiencia en lacapacidad para identificar/ describir/ expresar sentimientos en pacientes con que-jas físicas atípicas o resistentes al tratamiento. El desarrollo de las descripcionesiniciales se concretó en 4 puntos:

- Incapacidad para identificar los sentimientos y dificultad para diferenciarlos delas sensaciones físicas corporales.

- Incapacidad para comunicar/describir/expresar sentimientos.

- Vida fantástica empobrecida, con escasa capacidad para experimentar ensoña-ciones diurnas, sueños y dificultad para la construcción de conceptos abstractos.

- «Pensamiento operativo», caracterizado por descripciones detallistas repletas deinformación superflua y por la ausencia de con tenido personal o emocional.

La relación de la alexitimia con la psicosomática es estrecha aunque controverti-da. Desde su nacimiento Sifneos se apresuró en remarcar que este fenómeno noes exclusivo de pacientes que expresan quejas físicas pero las descripciones ini-ciales partieron de este colectivo. Este punto de partida y el hecho de que otrosautores hayan descritos fenómenos conceptualmente idénticos permiten estable-cer una relación directa entre las dificultades afectivas y la expresión de malestarfísico.

El término anglosajón se ha impuesto finalmente al resto de las opciones perorevisarlas nos permite aclarar los puntos confusos y reforzar la validez del con-cepto alexitimia.

Ruesch describió la personalidad de los pacientes psicosomáticos como infantilcon rasgos inmaduros que impiden integrar los aspectos biológicos y sociales. Suimposibilidad para identificar y diferenciar la información procedente del cuerpo(hambre, sed, sueño, dolor, etc.) y los aspectos físicos de la emoción provoca unatendencia a etiquetar todos estos procesos como patológicos manifestándosecomo quejas somáticas inespecíficas y frecuentes. Por otro lado, la falta de inte-

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gración se traduce en un mundo simbólico vacío de elementos personales perolleno de patrones de comportamiento socialmente aceptados. Para la Escuela Psicosomática de París el foco de interés está en el pensamientooperatorio. El modelo explicativo dinámico considera que la incapacidad del indi-viduo para integrar los contenidos inconscientes, preconscientes y conscientesmotiva un lenguaje monótono, vacío y estereotipado y predispone a sufrir patolo-gías físicas y dificulta las relaciones sociales.

En el campo de la neuroanatomía, Nauta propuso la Agnosia Intero-ceptiva para referirse a la dificultad en la integración de la infor-mación procedente del medio interno. La consecuencia de esta dis-función daría lugar a deficiencias en la solución de problemas plan-teados por el medio y forzaría a la utilización de patrones de com-portamiento estereotipados e ineficaces.

La disimbolia de Henry abunda en las dificultades en la fusión de los aspectos cog-nitivos y emocionales. El aislamiento de ambos elementos incapacita para cons-truir conceptos abstractos y aprender de nuevas experiencias. Las conductas sonlimitadas impulsivas, repetitivas e ineficaces y su expresión verbal rígida y con-creta, con predominio de las descripciones físicas.

El propio Rof Carballo propuso la timo-apraxia para referirse a la desconexiónentre la vida afectiva y otros aspectos de la actividad mental. Esta condición pro-vocaría discrepancias entre la experiencia subjetiva del individuo sobre su afecti-vidad, que considera normal, y la impresión provocada en las personas de suentorno, que los tacharían de aplanados e inexpresivos. Sin expresarlo de formaexplícita Rof se adelantó de nuevo a su tiempo para apuntar al déficit de concien-cia emocional descrito en estos pacientes.

En resumen, las enseñanzas extraíbles de este conjunto de datos se pueden con-cretar en dos puntos:

1. El trabajo con pacientes etiquetados como psicosomáticos produce la mismaimpresión en los clínicos independientemente del modelo explicativo que se sigaanatómico, biológico, cognitivo o psicodinámico.

2. Los elementos comunes apuntan a una dificultad en el procesamiento de lossentimientos con 2 grandes grupos de síntomas: quejas subjetivas de contenidofísico que se relacionan con los elementos fisiológicos de la emoción. Falta dereconocimiento de estas sensaciones como parte de la vida afectiva sin posibilidadde integrarlas con el resto de los elementos psíquicos. Las expresiones sonpobres, estereotipadas e ineficaces para mantener la función comunicativa y elaprendizaje de la experiencia.

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La relación entre las manifestaciones fisiológicas y la alexitimia están aún en dis-cusión con varias hipótesis explicativas para asociar ambos fenómenos. Se hasugerido la incapacidad para afrontar el estrés relacional con estrategias cogniti-vas motiva una repuesta basal exagerada del sistema nervioso autónomo. La hipe-ractividad motivaría una disminución en la capacidad reactiva y en el afronta-miento de situaciones con contenido emocional sólo se observaría una discretaelevación en meseta con una recuperación lenta de la línea base.

El déficit en el reconocimiento de aspectos emocionales es global y no sólo verbalcomo podría dar a entender la elección del término alexitimia (sin palabras paralos sentimientos). Incluye la confusión en la identificación y la denominación nosólo del medio interno (manifestaciones físicas), sino también de los elementosemocionales comunicacionales de los demás (expresión facial). Con respecto ala expresión, las dificultades se plantean a nivel verbal y no verbal creando malen-tendidos en sus relaciones originando conflictos de repetición, contactos socialesescasos y poco duraderos. A la ausencia de disfrute de los contactos personales sele suma la falta de ensoñaciones diurnas, una imaginación pobre y una incapaci-dad para entretenerse / divertirse con elementos fantásticos. Por ello, los alexití-micos tampoco disfrutarían de actividades que requieran el uso de la actividadsimbólica como la lectura o la música.

Hablamos por tanto de sujetos con una fuente importante de disconfort (manifes-taciones físicas) y una dificultad en desarrollar actividades gratificantes, lo quefinalmente motiva que la existencia del individuo gire alrededor de sus molestiasfísicas.

A estas dificultades se añade la falta de conciencia sobre el propio déficit, ya quecarecen de insight emocional y se muestran sorprendidos e irritados cuandodesde el exterior se les pone de manifiesto la relación entre las manifestacionesfísicas y las circunstancias vitales que las motivan.

Con respecto a diagnósticos clínicos concretos la alexitimia se ha asociado a diag-nósticos como asma, colitis ulcerosa, cáncer o diabetes, y con condiciones pocodefinidas como el dolor crónico o el comportamiento patológico ante la enferme-dad. En el primer grupo, entidades patológicas bien definidas, la presencia de unarepuesta autonómica anormal propia de la alexitimia podría facilitar el desarrollode estas enfermedades. En el caso del dolor crónico y del comportamiento pato-lógico anormal, la alexitimia actuaría como un mecanismo de defensa para afron-tar el estrés provocado por situaciones con contenido emocional, con un aumen-to de la expresión de los síntomas físicos.

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Esta segunda interpretación del término alexitimia la sitúa próxima al conceptode neuroticismo. Sin embargo, la relación sólo se mantiene cuando se reduce elconcepto a la experiencia subjetiva y desaparece cuando se considera la alexiti-mia en su totalidad.

Como conclusión destacar que cuando la alexitimia recupera su naturaleza pri-mitiva la relación con la patología psicosomática se hace evidente y muy intere-sante a la hora de establecer planes terapéuticos. Aunque el tratamiento de estacondición está todavía por desarrollar, su conocimiento puede ser útil a la horade enfocar el diagnóstico y evitar la iatrogenia en el tratamiento. La sensación deimpotencia que estos pacientes crean en el clínico puede contrarrestarse con elestablecimiento de un modelo teórico que le permita cierta comprensión. Por otraparte, a nivel intuitivo, podríamos considerar que una labor de aclaración y psi-coeducación de los síntomas podría finalmente reducir el sufrimiento de estospacientes.

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Psiconeuroinmunología y el concepto deurdimbre de Rof Carballo

J. Sancho RofJefe Servicio Endocrinología y Nutrición. Hospital Ramón y Cajal, Madrid.

Los sistemas inmune, endocrino y nervioso tienen una función biológica funda-mental en común. Ambos sistemas poseen capacidad para actuar como interme-diarios en la interacción entre el organismo vivo y el medio y de comunicaciónintracelular, es decir, de integración del organismo. La psiconeuroinmunología(PNS) trata del estudio de las interacciones entre comportamiento, sistemas ner-vioso, endocrino e inmunológico. El sistema inmune no opera autónomamentecomo se creía recientemente. Clásicamente se ha entendido el sistema inmunecomo un sistema cerrado. La descripción clásica es que era estimulado por sus-tancias extrañas (antígenos) y regulado por moléculas solubles producidas y libe-radas por células inmunes (generalmente citoquinas o linfoquinas). Estos pro-ductos servirían para la comunicación entre células inmunes localmente y a dis-tancia para controlar el progreso de la respuesta inmune. Aunque los antígenosinician la respuesta inmune y las citoquinas los distintos procesos inmunológicosexiste una amplia evidencia experimental que demuestra la existencia de vías decomunicación bidireccional entre el sistema nervioso central (SNC) y el sistemainmune existiendo control regulador de uno sobre otro. La función inmunerequiere alteraciones globales que afectan al organismo entero (como cambios enel balance energético) así como procesos locales (como multiplicación selectivade células T en nódulos linfáticos como respuesta a un antígeno). Sólo el SNCpuede coordinar estas funciones tan dispares. Por ello, el SNC debe ser capaz deejercer control sobre ciertos aspectos de la respuesta inmune. Además, para cum-plir esta función el SNC debe recibir información sobre acontecimientos en elorganismo (como la entrada de un agente infeccioso a través de la piel) y sobrela situación del sistema inmune. De hecho, el sistema inmune actúa como un órga-no sensorial difuso que envía al cerebro una variedad de impulsos. El SNC y el sis-tema inmune se controlan mutuamente. La existencia de interacciones neuroin-munológicas permite que los eventos psicológicos también intervengan en el pro-ceso. Si el SNC regula el proceso inmune existirían conexiones que permitan quefactores psicológicos tengan impacto en la inmunidad. De manera inversa, si elproceso inmune altera la función del SNC también produciría efectos en el com-portamiento, emociones y pensamiento. PNI estudiaría las interacciones entreestos procesos. En los últimos 20 años, se han conocido numerosas evidencias deque el sistema inmune no funciona de forma autónoma, sino que está bajo la

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influencia del cerebro. Además, el sistema inmune sería un potencial mediador deuna gran variedad de efectos psicofisiológicos. La evidencia para esta asertaciónes amplia. Incluye:

1. Evidencias neuroanatómicas y neuroquímicas de la inervación del tejido linfoi-de.

2. Lesiones o estímulos en le hipotálamo producen cambios en la reactividadinmunológica. Y, por otro lado, la activación de la respuesta inmune produce cam-bios en el hipotálamo.

3. Hallazgo de receptores para hormonas y neurotransmisores en los linfocitos.

4. Alteraciones en la función hormonal o en los neurotransmisores producenreactividad immumológica y, por el contrario, alteraciones en la función inmuneproducen cambios en los niveles de neurotransmisores y hormonas.

5. Cambios en el comportamiento o en la conducta producen cambios en la res-puesta inmune.

6. Estudios experimentales y clínicos han revelado que determinados factores psi-cológicos pueden predisponer o precipitar o perpetuar una enfermedad.

Con respecto a los factores psicosociales y enfermedad, existen abundante biblio-grafía clínica que documenta la relación entre los «cambios de vida» o el estrés yla aparición de enfermedades, especialmente, infecciosas alérgicas y autoinmu-nes. De igual forma, se ha relacionado el estrés con la aparición de neoplasias.Mayor relevancia presenta la influencia de los factores psicosociales en la reacti-vidad inmune per se.

Esta integración entre sistemas se refleja en el desarrollo de la psiconeroinmuno-logía, que sería el estudio de las interacciones entre el sistema nervioso, el inmu-ne, el endocrino y el comportamiento. Actualmente, las piezas de este puzzle sonconocidas sólo de forma parcial.

Las interacciones entre el SNC y la inmunidad sugieren que eventos psicológicosdeberían ser capaces de alterar la inmunidad. Las investigaciones concernientes ala modulación psicológica de la inmunidad se han centrado en dos temas, condi-cionamiento de la inmunidad y el impacto de stress. Los cambios en el estadoemocional y el comportamiento que acompaña a la percepción de las diferentescircunstancias ambientales se acompañan de complejos patrones de cambios neu-roendocrinos. Numerosos estudios en animales y en humanos, generalmente

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retrospectivos, han implicado los factores psicosociales en la predisposición a ini-ciar o progresar de varios procesos patofisiológicos, incluyendo enfermedadesinfecciosas, autoinmunes, alérgicas o neoplásicas, que involucran alteraciones enle sistema inmune. La cadena de esos acontecimientos no ha sido establecida fir-memente, pero cambios en distintos componentes de la celularidad humoral ycelular han sido relacionados con determinados estados emocionales y de com-portamiento.

Todos los procesos inmunoregulatorios tienen lugar en un ambiente neuroendo-crino que es sensible a la influencia de la percepción individual y a la respuestaante eventos del mundo externo. Cambios en el comportamiento y estados emo-cionales que acompañan a la percepción, y esfuerzo de adaptación, ante circuns-tancias ambientales se acompañan de patrones complejos de cambios neuroen-docrinos. Numerosos estudios en animales y humanos implican a factores psico-sociales en la predisposición a, o la iniciación y progresión de varios procesosfisiopatológicos incluyendo infecciosos, bacterianos, alérgicos, autoinmunes yneoplásicos que envuelven alteraciones de los mecanismos de defensa inmunoló-gicos. La cadena de eventos psicofisiológicos no ha sido claramente establecidapero cambios en múltiples componentes de la inmunidad celular y humoral sehan asociado con distintos estados emocionales tanto natural como experimental-mente.

Los homínidos son el resultado evolutivo de progresivos cambios adaptativos queconducen a un mayor rango de acción con el ambiente, a mayor independenciade los condicionantes ambientales y que filogenéticamente esto se consiguemediante la tendencia a una mayor flexibilidad en la ejecución del programa gené-tico. Esto no indica, en absoluto, una finalidad. El fenómeno es contingente ypuede que tenga relación con la manera en que, al azar, se han ido construyendolos programas modulares de desarrollo de organismos complejos. Tambiénhemos descrito, de manera resumida y con los pocos datos de que disponemos,la imbricación e intercomunicación de los que, hasta ahora, se han descrito comosistemas separados de comunicación intracelular y organismo ambiente, es decir;sistemas nervioso, inmune y endocrino.

La principal característica, de gran valor adaptativo, de estos sistemas de comuni-cación homeostáticos, es su plasticidad, que alcanza un grado máximo en loshomínidos. Hoy es evidente la gran plasticidad del SNC, cuya funcionalidad sesigue moldeando en periodos postnatales, permitiendo así una mayor adecuaciónal medio. Mediante este diseño biológico, la evolución fabrica un sistema que mul-tiplica exponencialmente su capacidad a partir de un programa (genómico) queintrínsecamente es limitado en su volumen de codificación. El resultado de estehallazgo evolutivo es muy patente en animales superiores, en los fenómenos de

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imprinting. En los homínidos esta faceta es más acusada tanto en el desarrollodel sistema nervioso central y endocrino.

Cada vez hay mas evidencias de que emociones intensas, particularmente en eta-pas claves iniciales, pueden desencadenar no solo cambios de conducta sino cam-bios físicos de larga duración en el cerebro. Estos persisten mucho después delcese de estas emociones y van a modular, posteriormente, las respuestas emocio-nales a lo largo de la vida. Existe evidencia en animales de laboratorio que el cui-dado maternal intensivo tiene un profundo efecto en el desarrollo de las crías conefectos beneficiosos. Se ha visto que estas diferencias de comportamiento corres-ponden a cambios bioquímicos específicos. Se ha demostrado, en animales delaboratorio, que los efectos del cuidado maternal en la reactividad de stress de lascrías está mediada por cambios en los niveles de expresión de genes específicosen regiones cerebrales que regulan el comportamiento y las respuestas endocri-nas al stress. Ratas con madres especialmente atentas y con comportamientomaternal desarrollado tienen más receptores para neurotransmisores que inhibenla actividad de la amigdala y menos para la hormona de stress CRF. Estos cambiosen numero de receptores pueden explicar el comportamiento ecuánime de estosanimales en ambientes novedosos en la vida adulta. Además, estos cambios trans-cripcionales inducidos por la madre, pueden ser transmitidos de manera no genó-mica a través de generaciones múltiples como recientemente han demostrado D.Francis y col. Este sería un ejemplo de imprinting emocional, mediante el cual,se transmiten diferencias individuales del comportamiento, a través de generacio-nes.

Estas observaciones entrarían dentro del concepto de Rof Carballo de urdimbreafectiva. Esta urdimbre, el troquelado de los mecanismos de comunicación yadescritos, en etapas de desarrollo pre y post natal, existe en animales superiores,pero donde adquiere una función decisiva en los homínidos. El recién nacido esabsolutamente incapaz de desarrollarse como homínido si no es sometido a esteproceso de troquelado que lo adapte en su relación con el medio.

Este concepto es esencial para analizar la patología del sistema psiconeuroinmu-nológico. Si estas etapas iniciales trascurren sin la tutela adecuada se produciríanalteraciones de maduración y coordinación de estos sistemas de comunicación,con cambios de trascripción y post transcripcionales que solo recientementeempezamos a comprender.

Estos sistemas de comunicación, con variaciones individuales programadas por elpolimorfismo genético y por el troquelado inicial ambiental, al ser plásticos, con-fieren una gran capacidad adaptativa al individuo, absolutamente necesaria en loshomínidos, sobre todo en su reciente etapa histórica. Conviene recordar que, el

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homo sapiens, mediante la socialización y la transmisión cultural, es el únicoorganismo que altera radicalmente su nicho ecológico (tanto físico como culturaly emocional), incluso, en sociedades industriales, a lo largo del periodo de unasola generación. Podríamos pensar que, teóricamente, un diseño Lamarckiano(transmisión genómica de cambios adquiridos) sería un diseño mas eficaz paraun organismo semejante. Pero la realidad biológica es como es y la evoluciónDarwinista, con los límites que impone la lógica de diseño biológico, ha llegado,aleatoriamente, a otras soluciones. Una de ellas seria nuestro sistema nerviosocentral con sus correlatos de memoria, lenguaje simbólico, etc. De hecho, latransmisión cultural es un fenómeno que podríamos llamar pseudoLamarckiano.

Es lógico pensar, que esta variación rápida y continua ambiental tiene que produ-cir una gran presión en los mecanismos homeostáticos descritos, por encima desu nivel de plasticidad, lo que se traduciría en fallos adaptativos de estos sistemasy por tanto del organismo. Es de estas alteraciones de lo que trata, o debería tra-tar, la patología psicosomática o psiconeuropatología.

Desde hace tiempo muchos sectores médicos han conceptualizado la enfermedadcomo un fallo adaptativo y no simplemente como el único producto de alteracio-nes estructurales de órganos, células o genes. Este fallo no solo reduce la ade-cuación (fitness) reproductiva. La adecuación (fitness) de un organismo es unconcepto funcional. Depende de la integridad de múltiples sistemas al servicio dela capacidad reproductora; las necesidades metabólicas y energéticas de células ytejidos; la respuesta adecuada a amenazas y cambios ambientales; la defensa de laintegridad tisular mediante procesos de reparación modulados por factores decrecimiento; la neutralización de antígenos y toxinas por anticuerpos o la des-trucción enzimática de toxinas; destrucción y eliminación de células infectadas otumorales mediante mecanismos inmunes complejos o cambios metabólicosdurante infecciones.

Cuando estos mecanismos fallan (como en inmunosupresión o inmunodeficien-cia) aparece el proceso patológico. Cuando falla la muerte programada, o célulasnormales son inmortalizadas por distintos factores, o se pierde la expresión degenes supresores las células malignas crecen sin oposición. Por tanto no es queel tumor sea la enfermedad sino que la enfermedad es el resultado del fallo demúltiples procesos fisiológicos defensivo adaptativos. La enfermedad seria unaforma de presión selectiva. Los llamados síndromes funcionales son el resultadode fallos de adaptación a distintos retos, cambios de vida, amenazas, peligros per-cibidos etc. Habría que cambiar el término stress por el de presión selectiva oinvocar causalidades múltiples ultimas y próximas.

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Después de años buscando explicaciones causales para la enfermedad en unida-des y componentes celulares se necesita un concepto integrador que incorporetodos los elementos relativos a la salud y enfermedad estudiados ahora por dife-rentes disciplinas. Esta integración enfoca al organismo humano en todos suscomponentes en interacción dinámica unos con otros, con otros organismos y conel ambiente continuamente cambiante. Fallos de adaptación reducen la adecua-ción total y reproductiva del organismo y aboca a enfermedad y muerte. Las adap-taciones fisiológicas y de comportamiento están engranadas para interaccionarcon el ambiente. Las emociones han aparecido evolutivamente como una manerade compaginar las respuestas fisiológicas con las demandas del ambiente y paraseñalar el estado del organismo.

El enfoque psicosomático de comienzos de siglo creía haber identificado enfer-medades que no eran enteramente orgánicas pero tampoco verdaderamente men-tales, o sea procesos cuyo comienzo y desarrollo precian guardar relación con elestado emocional y la historia psicológica del paciente. A esto se opuso la medi-cina especializada, que con tranquila confianza, ha absorbido en la practica lasllamadas enfermedades psicosomáticas. Pero esta medicina especializada, por supropia estructura formal, es incapaz de realizar el enfoque unitario del que hemoshablado, dejando grandes lagunas de conocimiento.

Un ejemplo muy evidente es el enfoque actual de la ulcera péptica. Con el descu-brimiento de la infección por Helicobacter pylori de la mucosa gástrica, en la lite-ratura medica, libros de texto incluidos, se atribuye la causa específica de la úlce-ra a la infección por esta bacteria. Desde entonces los trabajos sobre stress y úlce-ra casi han desaparecido. Pero, el problema es, que aunque podamos curarmuchas ulceras erradicando la bacteria, ésta no es la sola causa. Por un lado un15% de ulceras duodenales se forman en pacientes no infectados por Helicobac-ter. Pero, lo más importante, solo el 10% de personas infectadas por helicobacterdesarrollan úlcera. Obviamente es un proceso multifactorial, uno de los cuales esel stress.

Otro ejemplo es la falta de explicación actual del efecto placebo. Cualquier metaanálisis pone en evidencia que si sumásemos todas las mejorías por placebo dedistintas series este aparece como la droga más poderosa existente. Este efecto,producido por la interacción médico paciente, tiene, por tanto, que ser estudiadorigurosamente en todos sus aspectos, incluyendo su mecanismo fisiológico intimo.Si a esto añadimos que el 40% de las consultas ambulatorias son despachadas conel diagnostico de enfermedad funcional y que el 50% de los pacientes no siguenlas recomendaciones médicas nos encontramos con la paradoja de que la mitadde los fenómenos que observamos en la investigación clínica y la práctica médicason desechados como inabordables por nuestro enfoque monocausal. Los hallaz-

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gos de la PNI plantean la posibilidad de iniciar un enfoque más unitario que expli-que los mecanismos de estos fenómenos. Sólo utilizando el más riguroso métodocientífico experimental podemos evitar que, ante la frustración, algunos médicosy muchos pacientes se vuelvan hacia doctrinas holísticas parecidas a pseudo cien-cias. La doctrina que debería inspirar el estudio de las relaciones entre cuerpo ymente entre lo fisiológico y lo psicológico corresponde a lo que Bunge llama unreduccionismo emergente. Esto no es una simple vuelta al holismo sino una apro-ximación sistemática, incluyendo amplios estudios prospectivos poblacionales enlos que podamos comparar biografías con alteraciones de los sistemas de inte-gración hasta sus niveles más básicos como es la expresión génica. El cerebro esun sistema compuesto de subsistemas mutuamente interactivos. Cada procesomental tiene componentes afectivos y cognitivos, así como componentes motores,sensoriales, viscerales y endocrinológicos. Una sensación de miedo ya no es sim-plemente un tema de «emociones» sino que tiene que ver con concentracionescirculantes de epinefrina. Los intentos de explicar la conducta individual sola-mente mediante estados mentales son tan defectuosos como limitar la cuestión alritmo cardíaco y niveles hormonales.

El territorio nebuloso de la relación cuerpo-mente se ha transformado en las com-plejas relaciones entre los procesos psicológicos y fisiológicos. La complejidad deestas interacciones no es aleatoria: fueron seleccionadas evolutivamente para con-ferir una definitiva ventaja a los organismos capaces de utilizarlas para dominar yresolver los problemas a los que se confrontan. Esta ventaja evolutiva conlleva unriesgo: la posibilidad de disfunción del mecanismo regulador, más que la altera-ción ordinaria de los elementos constituyentes. El nuevo reto consiste en atrever-nos a confrontar esa complejidad y intentar entender los mecanismos implicadosya que son básicos para entender realmente al sujeto enfermo.

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Lo que queda de los héroes

Ramón Area Carracedo, Psiquiatra; Luis Vila Pillado, Psiquiatra; Luis González Domínguez-Viguera, MIR psiquiatría; Montserrat NeiraRodríguez, Terapeuta Ocupacional.Complexo Hospitalario Xeral Calde.

Mitos, héroes y augures

La condición de héroe aparece ligada al mito. El mito, estudiado sobre todo enrelación a la civilización griega, se define negativamente al contraponerlo a losotros dos grandes grupos de estructuras narrativas como son la ciencia y la histo-ria.

Mito (mythos, gr.): fábula, leyenda. Relato fabuloso de carácter religioso querecurre a seres que personifican a los agentes naturales. El mito tiende a propor-cionar respuestas y explicaciones, además de proporcionar coherencia social1

El mito aparece en los albores de la filosofía griega como uno de sus orígenes.Señala Abbagnano2 que los principios de la misma son:

- Las cosmogonías míticas: El documento más antiguo entre los griegos es laTeogonía de Hesíodo «…lo primero de todo fue el caos, después fue la tierra delamplio seno y el amor que resplandece en la naturaleza de los dioses inmorta-les…».

Posterior es Ferécides de Siro (600 A.C. aproximadamente) el cual afirma queantes de cualquier cosa existían Zeus, Cronos, Chtonie y Ge.

Como señala Aristóteles el problema que se plantea en las cosmogonías míticas esde naturaleza filosófica, pero la respuesta es de tipo mítico.

- Religión de los misterios (siglo VI A.C.) manifestada por ejemplo en los cultos aDionisos y el Orfismo, que proponen a la actividad de pensamiento en generalcomo camino de vida.

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1J. Russ. Léxico de filosofía. Akal, 1999.2Abbagnano N. Historia de la filosofía, vol. 1. Sarpe 1988.

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- Leyendas de los Siete Sabios: Tales, Biantes, Pítaco, Solón, Cleóbulo, Misón yQuilón. Anticiparon la indagación acerca de la conducta del hombre, atribuyén-doseles agudezas y sentencias morales.

- Los poetas: fundamentalmente a través del concepto de un ley que da unidad almundo humano (que se encuentra en Homero), ley que determina en los aconte-cimientos humanos un orden providencial.

El mito es un relato caracterizado fundamentalmente por su orientación epistémi-ca y la recurrencia a lo sobrenatural.

Con epistémica queremos hacer mención a su finalidad explicativa de eventos dela naturaleza.

Con sobrenatural, nos referimos a la presencia de seres pertenecientes almundo de los Dioses para dar cuenta de circunstancias terrenales.Héroe es un Dios o un semidios o bien un jefe épico que aparece en los relatosmíticos.

En la evolución de la civilización griega aparecen, como señalábamos, dos estruc-turas posteriores, ciencia e historia, que ayudan a completar la definición de mitoal señalar de alguna forma, lo que no es.

La historia trata de dar cuenta del pasado con una finalidad de verdad. Se separadel relato mítico al no recurrir a lo sobrenatural pero también en el diferentematiz epistemológico. Si bien el mito trata de explicar eventos naturales, la histo-ria está encuadrada por la noción de temporalidad, lo que a su vez, limita las cau-salidades al concepto de sucesión.

La ciencia también se separa del mito al negar explícitamente en sus explicacio-nes causales la posibilidad de recurrir a lo sobrenatural: «lo terrenal se explicadesde y con lo terrenal».

Desde una perspectiva no ya epistemológica sino pragmática el mito se relacionaen las civilizaciones antiguas con los augurios. Los augurios son una consulta almundo sobrenatural acerca de condiciones terrenales, obteniendo una respuestaorientada a la acción. Puede ser la decisión acerca de la ubicación de una nuevaciudad, la solución a alguna epidemia o enfermedad, la conveniencia de entrar enbatalla con el enemigo.

La figura del héroe toma en el augurio características diferentes a las del mito. Loshéroes no tienen una intervención directa en la praxis del mito, sino que, a lo

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sumo, el augurio designa como jefe o como humano dotado de alguna caracte-rística especial o sobrenatural para la ocasión, a una persona determinada. Puedetambién el augurio realizar esta misma función de cara al futuro.

El augur y el héroe tienen características diferentes vistos desde esta perspectiva,siendo los dos personajes fronterizos (entre lo terrenal y lo divino). El augur, esepistemológico, al ser un hombre al que le es dado conocer parcial o completa-mente los designios de lo divino. El héroe es pragmático, al ser capaz de influir enlo terrenal gracias a determinados elementos insertados a su persona que perte-necen a lo divino.

El que el héroe se interprete como un ser fronterizo es algo que ya el propioPlatón señaló al identificar a los héroes como semidioses, «…nacidos de la uniónde un dios con una mujer mortal o de un hombre mortal con una diosa…». Estaespecie de mestizaje que lo que señala no es tanto una unión como una separa-ción (ni hombres ni dioses) será una de las derivas que en la década de los 90protagonizará en mundo de los cómics y de los superhéroes como veremos másadelante.

Mito y héroe deben contemplarse bajo otras dos perspectivas, la de la narracióny la de la moral.

- Si el mito sólo tiene una exigencia epistemológica, no hay obligación de la moral.Atlas sustenta la Tierra y nada más. Cuando aparece el augurio, se reclama el posi-cionamiento de los Dioses a favor de alguien, y aquí ya entra la moral. Hay anteuna confrontación, personas buenas y personas malas. Los héroes que se corres-ponden a jefes guerreros, por ejemplo, están atravesados por la moralidad alencontrar en ella el fundamento de un favor divino.

- La narración mítica que involucre a un héroe de este tipo, un héroe moral, sufrepor lo tanto una serie de modificaciones muchas de ellas puestas de manifiesto(en otro contexto) por los formalistas rusos3. El héroe se ve enfrentado a unaserie de pruebas para obtener algo valioso para sí mismo y para sus semejantes yesto se corresponde a una estructura universal que es la de la peripecia.

Es en el romanticismo y en la ilustración donde se completa la noción de héroe.Hegel4, identifica al héroe con un personaje real y necesario, seres necesarios en

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3 Propp V. Morfología del cuento ruso. Fundamentos, 19814 Hegel, G.W.F. Filosofía de la historia

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los cuales se encarna la providencia y que están destinados a la realización degrandes acciones capaces de determinar el proceso histórico. Visualiza a los héro-es como videntes que conocen la verdad última de su mundo y de su tiempo. LaRazón, según Hegel, se sirve de estos individuos excepcionales (quienes aparen-temente sólo buscarían satisfacer su ambición personal) para cumplir sus finestrascendentes. La Idea Universal alcanza su finalidad a través de ellos.

Existe una fundamentación final en la concepción romántica de la historia, estruc-turada sobre la creencia de que la misma está encaminada a realizar un plan per-fecto e infalible y existen individuos destinados a realizar tal plan.

La noción de héroe sufre pues un proceso de corporización, que se suma a los demoralización y al de peripecia, además de los originarios de seres fronterizos(entre lo terrenal y lo divino), pragmáticos (destinados no sólo a proporcionaruna explicación de mundo sino también decididos a intervenir en el curso de lascosas del mundo).

Este determinismo del héroe que supone la corporización se ve ampliada por elúltimo aspecto que se incorpora en el devenir histórico al concepto de héroe: lanecesidad. Ya en la definición proporcionada al principio de éstas líneas se seña-laba que una de las funciones del mito es la de proporcionar coherencia social.Otros autores como5 señalan que los héroes son siempre los cristalizadores de lasaspiraciones de toda una colectividad:

«… Si algún día un pueblo pudiera plasmar materialmente sus anhelos, esta plas-mación tendría las mismas características formales y dinámicas de sus héroes…».

Esta visión del héroe en relación al pueblo como patria es también señalada porBotkin cuando afirma del héroe su función ideológica: «… Los relatos de héro-es nos dicen más acerca de un pueblo que quizá ningún otro tipo de relatos.Puesto que, como individuos excepcionales y dignos de admiración, los héroescorporeizan las cualidades que más admiramos o deseamos en nosotros mis-mos…»6

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5Alvarez Villar. «Héroe (Culto del)», en el Diccionario Unesco de Ciencias Sociales, vol. II.Planeta-Agostini, 1988.6Botkin B.A. A Treasury of American Folklore: Stories, Ballads and Traditions of the People.Crown, 1944.

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Resumiendo pues las características del héroe, tenemos:

- Ser fronterizo.- Pragmático y no tanto explicativo.- Moralizado.- Corporeizado.- Inserto en una peripecia.- Finalista e ilustrado en la concepción de la historia.

Superhéroes

En el año 1933 Jerry Siegel y Joe Shuster crearon en el fanzine Science aSuperman como protagonista de un relato titulado El reinado del superhombre.En 1938, en una época prebélica, cuando Alemania se veía sometida a la dictadu-ra del nazismo (y a la deformada visión que éste hacía del concepto de super-hombre de Nietzsche), Superman apareció en el número 1 de Action Comics.

Este hecho se considera el nacimiento del primer superhéroe.

Entre los diferentes autores que se han ocupado del fenómeno de Supermán escomún el señalar la continuidad que representa respecto a otros héroes míticos,sobre todo en la función de construcción identitaria de los pueblos (como lo fue-ron Moisés para los judíos, Eneas para los romanos, Roldán para la cristiandad).Su aparición durante el clima prebélico, pero también la orientación de los críti-cos hacia el antiamericanismo, posiblemente hayan llevado a resaltar este aspec-to del superhéroe, el de su participación en la creación y consolidación de la ima-gen que el pueblo norteamericano tiene de sí mismo, de los otros y de su desti-no.

Así pues, hay una especie de doble deformación en el nacimiento de Supermán, elprimer superhéroe. De un lado, la deformación que el nacionalsocialismo realizódel concepto de superhombre de Nietzsche y de otro lado, la deformación queNorteamérica realizó de esta deformación como respuesta. De algún modo, elsuperhéroe, frente al héroe está aquejado de la enfermedad del nacionalismo y delbelicismo.

El superhéroe, frente al héroe, de manera diáfana nos muestra la superioridad desí mismo frente a la colectividad pero también de la colectividad que lo ha erigi-do frente a otras colectividades, lo cual es una de las oposiciones identitarias bási-cas del fascismo y del colonialismo.

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Pero además, el superhéroe connota otras cuestiones menos diáfanas. Es impor-tante señalar que se pierde el aspecto pragmático que definíamos como esencialdel héroe frente al augur, a favor de un aspecto epistemológico. Deja de ser fun-damentalmente alguien que actúa para convertirse en algo que representa losvalores de una comunidad. La articulación de unos valores como elemento de laconstrucción identitaria, precisa de la moral, ya que dicha construcción se defineno tanto en relación a lo que somos, sino por lo que no somos y por lo que que-rríamos ser.

Lo que no somos involucra al bien y al mal, de ahí que cada superhéroe (desdeSupermán) precise un antagonista, un villano, que, además, es vital para su defi-nición, para su proyecto vital.

Pero lo que queremos ser involucra también a esa concepción romántica de lahistoria asimismo impregnada de moral, al considerar que existe una opción defuturo hacia la que es obligado luchar para dirigirse hacia ella.

Lo que de nuevo, tanto moral como historia, nos conducen a la estructura narra-tiva de la peripecia, que toma su forma en los seriales de cómics por entregas quese han desarrollado (con su particular evolución en la que más adelante nosdetendremos) a lo largo del siglo XX.

Este aparente y primario carácter epistemológico (explicativo) de los superhéro-es realiza un camino de regreso al mundo de la acción (pragmática) cuando seconsidera que asociados a estos dos elementos primarios de la moralidad, el bieny el mal, aparecen otros dos, que sí serán los motores fundamentales para la partede acción vinculada a los superhéroes: amenaza y legitimidad. Ya que, aunque lafinalidad fundamental de los superhéroes era una finalidad de corte epistemoló-gico, es imposible sustraerse a los análisis más politizadores de los mismos, queincorporan la noción de propaganda. La propaganda sería pues una función aso-ciada a los relatos de superhéroes que partiendo de una función explicativa, dancomo resultante una acción, por ejemplo, el cambio de opinión del pueblo, elapoyo a un determinado dirigente, la aglutinación de personas en la consideraciónque ellas mismas se tienen como pueblo. Lo que subyace a este mecanismo es laconsideración de la moral como praxis, es decir, la moral como sustento de laacción y en los superhéroes la realización de una acción heroica viene justificadapor la amenaza del mal y la justificación (en general del castigo) frente al mal.

El otro aspecto fundamental para el análisis de los superhéroes es cómo se con-sigue permanecer en el mundo fronterizo en el que aparentemente están.Permanece en ellos desde los tiempos de los héroes un carácter semidivino al quedos fuerzas desestabilizadoras parecen enfrentarse, dificultando dicha permanen-cia en tal estado fronterizo.

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- De un lado, una filosofía moral dicotómica en la que se delimitan de forma clarael bien y el mal, es contradictorio con los personajes fronterizos. Esta dificultad sesolventa con la creación de un alter-ego, un antihéroe que divide entonces el uni-verso en cuatro porciones: los mortales buenos, los mortales malos, los semidio-ses buenos y los semidioses malos. Tal configuración es altamente inestable y seráuna de las causas de las complicaciones argumentales de los cómics sobre todo apartir de la década de los noventa.

Así, frente a Superman, Lex Luthor. Frente a Batman, Jocker. En la serie X-man,Magneto.

Sin embargo, en los cómics de tendencia más postmoderna, el hilo argumental esel siguiente: si bien en un principio los superhéroes luchaban contra la delin-cuencia, el Acta Keene de 1977 prohíbe todos los encapuchados a excepción delComediante y el Dr. Manhattan (que trabajan para el gobierno) pasando a ser elresto de los superhéroes unos fuera de la ley en los que la moral dicotómicabien/mal, ya no funciona. Algo parecido se puede decir sobre la resolución de laprimera trilogía de La guerra de las Galaxias, cuando Darth Wader es unCaballero Jedi atrapado por el lado oscuro de la fuerza y a la sazón padre del pro-tagonista, Luke Skywalker. El Comediante de Moore asesina a la mujer vietnamitade la que espera un hijo. Ozimandias (uno de los encapuchados de Watchmen)no duda en acabar con la mitad de la población de la ciudad de N.Y. en aras deun bien superior.

- De otro lado, la concepción finalista de la historia, en la que se considera queexiste una situación de futuro a la que es deseable llegar por encima de las demásposibilidades, puede aceptar como transitorio la existencia de personajes fronte-rizos, pero nunca como algo permanente o eterno. Es más, la propia estructuranarrativa que señalábamos como la peripecia, coloca al héroe, después de lalucha frente a los obstáculos, en el punto de partida (en el mundo terrenal).Varios ejemplos que pueden ilustrar esta fuerza desintegradora de los personajesfronterizos, son los deseos de Superman de perder sus superpoderes en algunosde los episodios de la saga, los intentos abandonar su personalidad secreta deBatman o ya de forma más clara el repudio que le produce a Hulk su transforma-ción, constatándose en este personaje que el ser un semidios es al mismo tiemposer una bestia.

Como señalábamos antes, también esta inestabilidad protagonizada por la con-cepción romanticista de la historia, ha determinado la evolución de las líneasargumentales de los cómics a partir de los años noventa.

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Como ejemplos, el Batman de Miller se convierte en un viejo que soporta mal loscombates. Cómics que reflejan el combate entre Batman y Superman. El exilio aMarte del Dr. Manhattan. Progresiva humanización de los personajes deWatchmen.

Pasemos a continuación a enumerar los elementos que determinan al superhéroecomo superhéroe pero también como (inestable) ser fronterizo. También señala-remos algunas consecuencias simbólico/psiquiátricas al identificar cada uno delos elementos que elevan al hombre a la categoría de superhombre:

Fuerza sobrehumana: es una de las características más comunes de los super-héroes, desde Superman a Hulk pasando por Astérix y Obélix.

La fuerza traduce la omnipotencia divina a través de un atributo humano. Perodicha pretensión de omnipotencia, lo que convierte a la sociedad que precisa delos superhéroes para la explicación de mundo, en una sociedad poblada de soma-tizadores de la insuficiencia personal.

Poderes sobrenaturales: éstos, por lo general, suelen ser atributos tanto deanimales como de elementos de la naturaleza. Ejemplos los podemos encontraren el hombre antorcha (fuego), en la capacidad de caminar por las paredes deSpiderman (araña), pero toman quizás un elemento fundamental en la serie X-men en el que los mutantes por vía genética toman poderes de animales(Lobezno).

Directamente emparentada con el mito (en cuanto a personificación de los ele-mentos de la naturaleza) pero también con el carácter mestizo que Platón atribu-ía a los héroes (hijos de un Dios y una mortal) proporciona, sin embargo, a la his-toria elementos de credulidad al emparentarse con los fenómenos de paganismode muchas culturas. Lo que traducen a nivel social es hombres precientíficos yprehistóricos que comparten una suerte de animismo. Es la religiosidad primitivacomo sustitutiva de la angustia existencial.

Armas letales o que prestan invulnerabilidad: el escudo del CapitánAmérica, el bastón de Daredevil pueden ser interpretados sin duda desde unaperspectiva psicoanalítica, que además no es ajena a la cuestión. Así por ejemploOto Rank7 señala como elemento común a los relatos de héroes el nacimiento

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7Rank O. El mito del nacimiento del héroe.

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confuso o misterioso (abandono y posterior educación por personas de extrac-ción humilde) existiendo a lo largo del relato una recurrencia de figuras paternas,a menudo uno bueno y uno malo al que ha de dar muerte (ejemplo, Batman,Alfred y Jocker). Herbert Silberer señala incluso la presencia de escenas o remi-niscencias de mutilaciones (ejemplos en películas tales como The Vikings o One-eyed-Jack o incluso la conocidísima Robocop)8.

Las armas letales traducen la necesidad de prótesis identitarias reducidas a obje-tos por parte de la señalada sociedad compuesta por individuos insufiecientes.

Emblemas y uniformes: también presentes en multitud de personajes, como laS en Superman, la doble D de Daredevil o el átomo de hidrógeno del Dr.Manhattan. Un emblema es la simbolización de algo, en este caso, el superhéroe,como dirían algunas corrientes psicoanalíticas, un significante. Posiblemente fun-cionen también como prótesis identitarias pero en el sentido de completar unsigno, dotado tanto de significado como de significante. Se corresponde (como loshechos demuestran) con el aspecto más propagandístico del superhéroe y comoseñalábamos, la propaganda pretende a partir de una función epistemológica con-seguir una función pragmática.

En cierta forma, traduce una sociedad que precisa de símbolos completos a losque agarrarse, esa especie de mentira compartida por los seres humanos que con-tribuye a obviar la mirada al precipicio (mirada de la que hablaremos más ade-lante, ya tratando específicamente el tema de Sin perdón). Tal simplificaciónpuede también deducirse en la evolución del cómic en esta cuestión específica, aladquirir el uniforme cierto tinte ridículo al que sin duda ha contribuido las acu-saciones de conexiones con el mundo gay.

La máscara: Es uno de los recursos esenciales de la estructura narrativa de loscómics, que recurren a ella constantemente cuando el carácter fronterizo delsuperhéroe se solventa gracias al artefacto de la doble identidad.

Existe un personaje curioso, llamado Rorchach porque adopta una máscara querefleja una de las conocidas manchas del test y que podría dar lugar a divagacio-nes acerca de lo que proyectan los mortales al encontrarse con un rostro enmas-carado (desde particulares miedos personales a arquetípicas reacciones ante lo

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8Campbell J. El héroe de las mil caras: psicoanálisis del mito. Fondo de Cultura Económica,1984

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desconocido o lo que se oculta). Lo que se muestra y lo que no se muestra formaparte de la dualidad terrenal/divino que caracteriza al superhéroe, pero comorecurso narrativo también se disgrega si la contemplamos pensando que una delas razones de la actuación desde la moral es el binomio agresión/legitimación,que parece en franca contradicción con la necesidad de ocultar el rostro. Quizáspor eso, también a partir de los años noventa la máscara es algo que entra en fran-co retroceso.

Apuntalando esta idea nos gustaría señalar la evidente relación de la máscara conel carnaval y el retroceso que en los carnavales urbanos presenta la máscara. Elocultamiento de la identidad para la transgresión tiene como contrapartida unapérdida temporal y parcial de la propia identidad, pérdida que en una sociedadnarcisista y acrítica como es la urbana, sumada a la menor necesidad de trans-gredir la norma al existir unas relaciones (presuntamente) más igualitarias entrelos ciudadanos, llevan a transformar el disfraz carnavalesco no en un ocultamien-to de la identidad para transgredir, sino en un mostrarse como ideal o como per-fección, que está más lejano de suceder en los medios rurales de por ejemplo,Galicia.

La contribución de una máscara a adquirir el carácter de superhéroe tiene muchoque ver con los juegos de mostrarse y esconderse continuamente presentes en lasociedad urbana occidental tal como señala Delgado9 cuando trata de definir loque hoy en día constituye el espacio público.

Animales: aparecen junto a algunos superhéroes con evidentes resonancias psi-coanalíticas, algo así como el reflejo del Dios al que representan en cuanto a semi-dioses y que de alguna manera mataron. También guardan relación con ese ani-mismo ya señalado y entonces representarían parte del poder de la naturaleza alque aspiran. Ejemplos serían el lince Bubastis de la serie Watchmen o los mur-ciélagos en Batman.

Pero además, también se generan recursos que tratan de remarcar el lado huma-no y que contribuyen tanto como los anteriormente señalados a situarlos comoseres fronterizos.

Existencia anodina: El aburrido Clark Kent es el hombre en el que asientaSuperman.

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9Delgado M. El animal público. Anagrama, 1999.

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Vida familiar más o menos tradicional: Peter Parker (Spiderman) convivecon una agradable tía, Los Cuatro Fantásticos son una especie de familia.

Compañero fiel: El Capitán América y Bucky, Batman y Robin, Astérix y Obélixcontribuyen (sólo en apariencia) a obviar la soledad propia de los excluidossociales. Además, en muchas ocasiones toman el papel de maestro/discípulo.

La amada: quizás el elemento más claro del conflicto en el que se ven inmersoslos seres fronterizos. Es común que la amada se enamore del superhéroe (que nopuede amar) y el ser anodino se resigne a no ver jamás cumplidos sus deseos.

Todos estos elementos traducen de forma clara su insuficiencia como seres y queen ocasiones, de manera morbosa, con cierta recreación por los guionistas enestos aspectos, contribuyen a crear ese vértigo en los lectores del que presunta-mente huyen, una especie de compulsión inconsciente que viene a delatar el moti-vo último de la creación de los propios superhéroes: la insuficiencia y la angustiadel hombre.

Sin perdón

Cuando al héroe del mito se le quita la concepción romántica de la historia, laciencia, la moral dicotómica aderezada con la amenaza y la legitimidad, posible-mente lo que nos queda es Clint Eastwood.

Cuando Clint Eastwood subió al escenario para recoger el Oscar a la mejor pelí-cula por Million dollar baby, dijo: «Siempre es mejor la segunda vez».

La frase, no sólo es el título de una canción de Sarah Vaughan, sino que es unasíntesis (teniendo además en cuenta el escenario) de su trozo de alma, quizásjusto el que le lleva a dirigir películas.

Las segundas oportunidades es uno de esos temas que pueden ayudar a com-prender asuntos complejos. Eastwood muestra desde sus inicios una preocupa-ción por todo lo norteamericano, es justo recordar que empezó su carrera haciael éxito con una deriva del Western, es un notable pianista de jazz, posee conoci-mientos más que amplios de otra de las manifestaciones musicales típicamentenorteamericanas, el country y ha ejercido como alcalde del pueblo en el que resi-de, Carmel.

Norteamérica, a su vez, puede entenderse como el lugar de las segundas oportu-nidades, el país construido con millones de emigrantes que, procedentes en sumayoría de la vieja Europa, inician una nueva vida.

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Siempre es mejor la segunda vez, dirán muchos de ellos.

El propio mito fundacional de la nación, basado en el esfuerzo, en la igualdad deoportunidades, en la posibilidad de hacerse a uno mismo.

Si comenzamos por la propia historia de la literatura norteamericana, muchosafirmarán que se asienta en seis figuras fundamentales: Mark Twain, ErnstHemingway, Hermann Melville, William Faulkner, Scott Fitzgerald y Walt Whitman,cada uno por sus propios y particulares motivos.

Pero para el tema que nos ocupa, hablaremos de Melville y de Fitzgerald.Moby Dick es la primera novela norteamericana (publicada en el formato que hoyentendemos) que alcanza el éxito. Es la historia de una monomanía, la del capi-tán Achab, en su lucha contra la gran ballena blanca. En la novela está el mar, lalucha del hombre, el destino, los barcos, y sobre todo, la ballena. En los tiemposen que Norteamérica pugna por desvincularse definitivamente de su antiguametrópoli, no puede dejar de llamar la atención que un genuino hombre de lasAméricas pelee con la ballena, de alguna forma símbolo de la madre y de la aris-tocracia, una especie de reina de los mares todopoderosa. Achab pierde su pier-na en sus intentos por desprenderse de Inglaterra, podríamos aventurar.

Fitzgerald proclama: no hay segundas partes en las vidas de los americanos. Ysin embargo, Norteamérica es la tierra de las segundas oportunidades, el lugar enel que muchos de los desheredados de diferentes países de la vieja Europa cons-truyen su segunda oportunidad. Es como sí la segunda oportunidad, la relacióncon la primera, el papel del destino (del destino como proyecto vital, no sólocomo azar) fuese una de las ideas constituyentes de los Estados Unidos.

La historia de Clint Eastwood comienza con el Spaghetti western, en el que desdeel principio hasta el final de la historia, el héroe se ve inmerso en una peripeciaen la que se remarca su carácter fronterizo, especial, inestable. Los cambios deplanos, de corto a largo, la concentración de la mirada en los ojos, son algunosde los recursos fílmicos que subrayan la excepcionalidad del personaje.En Cometieron dos errores, la película empieza con el intento de ahorcamientodel protagonista al tomarlo por un cuatrero. Los dos errores se refieren a que noera un cuatrero y a que no comprobaron si efectivamente estaba ya muerto, porlo que al ser descolgado, toda la acción se circunscribe a la venganza. De algunaforma, estos dos errores lo transforman en un ser superior, omnipotente, perocondenado a vagar por el mundo en busca de su venganza. Todo el poderío queadquiere, la astucia, la habilidad con el revólver… traen como consecuencia elque el personaje sea esclavo de sí mismo, de su sed de venganza, y que se veaimposibilitado para trascenderla.

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En El bueno, el feo y el malo, todas las características de heroidicidad del prota-gonista (básicamente las genéricas del western) se supeditan a la avaricia.

Así que vemos cómo en el spaghetti western se subrayan hasta el ridículo lasextraordinarias habilidades del protagonista, pero también, y esto es lo importan-te, los problemas añadidos de orden moral que traen.

De tal manera, la inestabilidad que señalamos en los superhéroes tiene aquí sutraducción en que su persona entera está regida por lo moral, por los pecadoscapitales, por ejemplo, y éstos, de forma inexorable, conducen o bien al fracaso(y la muerte) o bien, en caso de superarse, otra vez a la normalidad (pérdida dela consideración de héroe).

Esta es la estructura narrativa básica del Spaguetti western, con lo que decíamos,empieza la historia de Clint Eastwood.

Posteriormente, entra en el mundo de Harry, con la conocida trilogía, acusadarepetidamente de violenta cuando no de filofascista.

En Harry se deja patente que la acción superheroica ha de trascender la morali-dad de los mortales, algo así como una licencia para matar. La tarea de salvaciónde la humanidad a la que el héroe está abocado trae como viajera la repulsa delresto de la humanidad, con lo que se remarcan los aspectos de soledad del héroe,que hace lo que tiene que hacer.

Estos son los inicios.

Entre las primeras películas que Clint Eastwood firmó como director fueron lainmensa Bird y la inconmensurable Cazador blanco, corazón negro.Curiosamente, pertenecen al género biográfico, y mientras en la primera se abor-da la vida del saxofonista Charlie Parker, en la segunda se hace de un aspecto dela vida de John Huston.

Con estas dos películas, podríamos decir además que Eastwood inicia su segundaoportunidad en el mundo del cine, asumiendo la dirección de muchas de las pelí-culas que protagoniza al tiempo que comienza a darles un giro muy personal ysubjetivo.

Lo que caracteriza a ambos personajes es el fracaso de su vida personal unido alreconocimiento como genial de sus tareas artísticas. No es sólo el arte entendidocomo destructivo, sino también es la América de Scott Fitezgerald cuando dice: nohay segundas partes en las vidas de los americanos.

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Aquí se aborda el precio de la heroidicidad no sólo en términos de la soledadfrente al resto de los mortales, sino de manera mucho más clara que en Harry,desde los propios sentimientos del protagonista, o mejor dicho, desde su certezadel fracaso de su propio proyecto vital.

Cazador blanco, corazón negro, cuenta la historia del rodaje de La reina deAfrica, película protagonizada por Humprey Bogart y Katherine Hepburn y consi-derada por la crítica y por el público como obra maestra. En ella, el argumentogira en torno a los intereses del director, John Huston, papel protagonizado por elpropio Eastwood, marcados más por el interés en organizar una cacería paramatar un elefante que en el propio rodaje, muchas veces etiquetado casi como unaexcusa. Los aspectos morales son patentes en el film. Así, se pone en boca deHuston la siguiente frase: «Es mucho más que un delito matar un elefante, es unpecado. De hecho es el único pecado que uno puede cometer con solo compraruna licencia». Los aspectos pasionales, motores de las acciones en las películasde Eastwood quedan patentes cuando exclama: «es como cualquier pasión, irres-ponsable y destructiva».

La tensión del film gira en torno a las repetidas anulaciones del inicio del rodajepara irse de caza y, a su vez, los repetidos fracasos en los intentos por dar caza aun elefante. Solo cuando sucede la desgracia en sus intentos por cazar al elefan-te, con la muerte del guía negro, solo entonces, es cuando Huston puede ponersea rodar, es decir, el fracaso en la primera parte, permite el inicio de la segundaparte.

Otra mención al problema de las primeras y segundas partes es la repetida bús-queda de la última parte del guión de la película que se va a rodar, el cual no estáescrito o si está escrito, no aparece.

Tenemos pues en la película los siguientes elementos:

- Primeras y segundas partes.- Pasiones destructivas.- Genialidad (como director) que se aborda desde una condición de superhéroe(llevado al desastre por sus impulsos y el desgobierno de su razón).

Años después, Clint rueda Sin Perdón, que junto a una película anterior El jinetepálido y Silverado se consideran la trilogía renovadora del género.

En Sin perdón lo que se busca es la segunda parte. De ahí nace la película. Nosólo es una segunda parte para un género en decadencia, sino una segunda parte

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para los héroes. Los elementos fundamentales (y que aparecerán de manera obse-sivamente repetitiva en films posteriores) que la caracterizan son:

1 - Esposa fallecida.2 - Contacto con antiguos camaradas.3 - Peripecia anterior fracasada.4 - Impulso hacia una nueva peripecia que está destinada a reactualizar la ante-rior y, por lo tanto, condenada al fracaso.5 - Afrenta a la mujer, que queda marcada.6 - Heroidicidad ya no basada en un superpoder (se remarcan determinadosaspectos físicos relacionados con la vejez) sino en la determinación de estar dis-puesto a repetir las veces que sea un anterior fracaso. Es decir, el héroe no estácondenado como el resto de los humanos, a aprender de sus fracasos o al miedoque lo paralice.

El argumento del film es bien conocido. Unas prostitutas contratan a Eastwoodpara vengar una afrenta a una de ellas (que fue marcada en la cara con un cuchi-llo), y éste se rodea de un viejo (Morgan Freemann) y un joven que, curiosamen-te, tiene problemas con la vista.

Las películas posteriores van sufriendo pequeñas modificaciones. Uno de los fan-tasmas fundamentales en la obra de Eastwood es Norteamérica. El presidente escontemplado bajo dos puntos de vista que son algo así como cara y cruz de lamisma moneda, en dos films, En la línea de fuego y Poder absoluto.

En En la linea de fuego, el protagonista se ve inmerso en la peripecia de salvar alpresidente de los EE.UU. de un peligroso asesino, cuando en su pasado, no pudoevitar la muerte de Kenneddy a manos de Oswald. La segunda oportunidad se fun-damenta precisamente en la visión del asunto que tiene el asesino, cuando le pre-gunta ¿Hiciste todo lo que pudiste en Dallas? Además, se mantienen muchas delas constantes de la filmografía reciente de Eastwood como son el subrayar losaspectos de la vejez, la nueva compañera más joven seducida y al mismo tiempoen rebelión.

Hay además otros elementos presentes en muchas otras películas de argumentossimilares, como son la conversación telefónica entre el asesino/psicópata y el poli-cía, pero en esta ocasión, parece contener elementos próximos a la línea erótica.Es decir, en la mayoría de los films se señala y se incide en la necesidad que tieneel asesino en hablar con el policía, estableciendo una especie de lucha intelectual.En esta, el protagonista también presenta esta necesidad, ya que sólo a través deella se puede librar del peso de su propia historia, es decir, de la consideraciónde guardaespaldas que permitió el asesinato de Kennedy.

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En Poder absoluto, el protagonista persigue a un presidente asesino y mentiroso.Tiene esta última, algunos aspectos curiosos. El argumento es el siguiente. Unladrón de guante blanco, interpretado por Clint, entra en una lujosa vivienda pararobar, y se queda atrapado en una habitación que tiene un espejo unidireccional,desde el que observa como un hombre (el presidente de los EE.UU. en lo queempieza con un escarceo sexual, da muerte a una joven, de la que después se des-cubrirá que es a mujer de uno de sus mejores amigos. Toda la película gira entorno a las investigaciones del Servicio Secreto para atrapar al ladrón-voyeur y losintentos de Eastwood de librarse de las sospechas de ser considerado él mismo elasesino, de un lado, y los esfuerzos por recuperar la relación rota con una hija,de otro.

Respecto al espejo, algunas frases de la película son:

- «Por Dios, espero que Sullivan no se dedique a contemplar lo que hace su mujersentado en esta silla, parece un buen hombre».

- Más adelante, cuando intentan asesinar al personaje interpretado por Clint a finde silenciarlo, es un espejo brillando el que hace fallar el tiro al asesino.

- Y, de nuestra cosecha, quizás el doble espejo en torno al que gira la película seaun símbolo de la doble moral, sobre la que también gira la película.

Otra de sus películas relacionadas con América y el poder es Ejecución inmi-nente, en la que el protagonista se ve obligado a seguir su olfato y detener la penade muerte de un reo al saber (intuitivamente) de su inocencia.

Así que en estas tres películas lo que se utiliza como contraste del héroe es elpoder, y cómo éste ha de sobreelevarse sobre el mismo e imponer su moral, queen este caso se hace coincidir con el resto de los mortales. Vemos entonces comola estructura de la peripecia ha variado levemente. Aquí la tensión del héroe eshacia el poder, debiendo hacer lo que tiene que hacer un héroe, es decir, cumplircon su destino. Nuevamente, se han perdido muchas de las marcas de heroidici-dad y se hace patente la vulnerabilidad ante fuerzas de rango superior del prota-gonista pero también en subrayar los rasgos de vejez y de decrepitud del mismo,muchas veces en contrate con la pareja protagonista, por lo general, una mujerjoven.

Posteriormente Clint Eastwood rueda más películas en las que también se puedenver muchos de estos elementos. En Los puentes de Maddison, una historia desegundas oportunidades y se dicen frases como «No puedo perder toda una vidapara que aparezca otra nueva». Las difíciles relaciones con los hijos se ejemplifi-

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ca en el hecho de que los dos personajes son sojuzgados por los hijos y los temasmorales producen diálogos como el que sigue: «En África, no hay ninguna moralimpuesta, las cosas son como son. Conviven los animales con los humanos».Medianoche en el jardín del bien y del mal se ocupa del tema de la venganza y dela justicia. El aventurero de medianoche, con el country (una de las manifestacio-nes norteamericanas por excelencia) como telón de fondo, en el que aconteceuna especie de viaje iniciático, con Nashville como sueño. Space cowboys es lahistoria de la segunda oportunidad de unos viejos astronautas. Otras películas máscomerciales son Firefox, El sargento de hierro, etc…, de calidad mucho menor,pero en las cuales también aparece el tema de la segunda oportunidad.

El viaje iniciático y las difíciles relaciones entre padres e hijos también aparecenen Un mundo perfecto. El secuestrador, héroe de ambivalencia ética, acompa-ñante, y también figura paterna, no exento de resonancias lacanianas, pues al finales el que libera al niño secuestrado del «deseo» materno, le dice al niño secues-trado: «Lo que los dos tenemos en común es que nuestros padres fueron unoscabrones» (padres fuera de la ley). Finalmente el niño lo matará, no sin dolor.

Y llegamos a sus dos últimas películas en las que se da una vuelta de tuerca mása este viaje del héroe a lo largo de la sociedad americana. Aquí Eastwood se acer-ca a Jung y a su concepto de acompañante del héroe y la mirada es la de un testi-go que sabe, un maestro que enseña, un hombre al que sólo le queda la resigna-ción y que, además ya no posee para sí la acción (eso es cosa del superhéroe). Seestablece una tensión entre el superhéroe y el héroe, entendido este último comoalguien que está al lado y que asiste a la imposibilidad absoluta de la heroidicidad.

Mystic River es la historia de una amistad en la infancia, en la que un hecho deter-mina todo el resto de la historia, como señalando, ahora sí, resignadamente,aquello que ya Scott Fitzzgerald dijera: no hay segundas partes. Es una película enla que, tras años de buenos y malos, la moral parece borrarse, la venganza arrin-conada al terreno de lo falso y de la mentira, y en la que, el tratamiento del temade la familia toma un aspecto determinante. Es una película que empieza con unniño en un coche, filmado con un plano especial y que termina que un coche quese aleja, con el mismo plano, la misma forma, en fin, lo mismo, y en la que todolo que sucede en el medio, manifiesta una historia de imposibilidad para todo:para la amistad, para la justicia, para la venganza, para el olvido, para controlarlas cosas que duelen en la vida.

Million dollar baby está rodada en el mundo del boxeo. Es la historia de un ancia-no que malvive de ese mundo, al que abandona un prometedor boxeador de colorcon la excusa de que ya le ha enseñado todo lo que le puede enseñar, y al que pre-tende y finalmente contrata una muchacha para ser entrenada y disputar comba-

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tes de boxeo femenino. Hay un compañero de Clint, interpretado por MorganFreeman que no supo parar a tiempo y que como consecuencia de ello, presentauna secuela. Se nos presenta también a la familia de la chica, una familia desas-trosa, una antifamilia, en la que no parecen existir lazos de afecto alguno. Y pocoa poco, Clint, a pesar de no querer hacerlo y a pesar de saber que todo acabarámal, la entrena, la enseña a moverse, se insisten en las escenas del movimiento delos pies, de cómo evitar los golpes, de cómo desplazarse de un lado a otro y pare-cer que se hace al revés. Posteriormente se suceden los combates hasta la trage-dia final, en la que algunos han creído ver una problemática sobre la eutanasia enla película, cuando no creemos que sea esa la cuestión.

El problema del protagonista en la película es el problema del maestro escépticoy desengañado que no puede dejar de ser un maestro que acompaña a sus discí-pulos en la imposible tarea de convertirse en héroes. Porque los héroes, no exis-ten, eso lo sabe Clint, por eso, él que se ha dedicado a taponar en los rings todotipo de hemorragias, sabe, desde el principio, que alguna vez, en algún momentode su vida, se encontrará con una hemorragia que no es capaz de detener. Y aúnasí, sabe que estará allí para verlo y que cuando suceda, lo único que le quedarapor hacer es irse a un restaurante de carretera en el que ponen un pastel de limónde verdad, no uno de esos que rellenan con una pasta artificial.

Tenemos pues el viaje que realiza Clint Eastwood desde el vengativo protagonistade Cometieron dos errores hasta el viejo especialista en cortar hemorragias deMillion dollar baby. Y con él, el recorrido imposible del héroe en Norteamérica.

Por lo menos, hasta la próxima guerra, en la que seguramente, todo parecerá quevuelve a empezar.

Filmografía

Million Dollar Baby (2004). Producción, música, actor y director.Mystic River (2003). Producción, director y música.Deuda de sangre (2002). Actor y director.Space Cowboys (2000). Director , actor, producción.Ejecución inminente (1998). Director y actor Medianoche en el jardín del bien y del mal (1997). Producción y director.Poder absoluto (1996). Director y actor.Casper (1995). Actor.Los puentes de Madison (1995). Director y actor.Un mundo perfecto (1993). Actor y director.En la línea de fuego (1993). Actor.Sin perdón (1992). Actor y director.

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El principiante (1990). Director y actor.El cadillac rosa (1989). Actor y director.Cazador blanco, corazón negro (1989). Actor y director.La lista negra (1988). Actor.Bird (1988). Director.El sargento de hierro (1986). Director y actorEl jinete pálido (1985). Director y actor.Ciudad muy caliente (1984). Actor.En la cuerda floja (1984). Actor.Impacto súbito (1983). Director y actor.El aventurero de medianoche (1982). Director.Firefox, el arma definitiva (1982). Director.El aventurero de medianoche (1982). Actor. Firefox, el arma definitiva (1982). Actor. La gran pelea (1980). Actor.Bronco Billy (1980). Director actor y música. Fuga de Alcatraz (1979). Actor.Duro de pelar (1978). Actor. Ruta suicida (1977). Director y actor. Harry, el ejecutor (1976). Actor.El fuera de la ley (1976). Actor y director. Licencia para matar (1975). Actor y director. Un botín de 500.000 dólares (1974). Actor. Harry, el fuerte (1973). Actor.Infierno de cobardes (1973). Actor y director. Joe Kidd (1972). Actor. El seductor (1971), Actor Escalofrío en la noche (1971). Director y actor. Harry, el sucio (1971). Actor. Los violentos de Kelly (1970). Actor. Dos mulas y una mujer (1970). Actor. La leyenda de la Ciudad sin Nombre (1969). Actor.El desafío de las águilas (1969). Actor. Zintzilik (1968). Actor. La jungla humana (1968). Actor. Cometieron dos errores (1967). Actor. El Bueno, el Feo y el Malo (1966). Actor. La muerte tenía un precio (1965). Actor. Por un puñado de dólares (1964). Actor. La escuadrilla Lafayette (1957). Actor. Hoy como ayer (1956). Actor.

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Neurobiología de la experiencia de éxtasis

Fco. J. Rubia VilaFacultad de Medicina. Universidad Complutense. Madrid.

En la contraportada de mi libro La conexión divina escribí lo siguiente: «nopodemos ignorar que existen dos tipos de realidades en torno a las cuales girannuestras vidas, una «externa», mezcla de estímulos externos y construcción cere-bral y otra «interna», a la que no tenemos acceso conscientemente, pero que nopor ello deja de influir sobre nosotros».

Pues bien, gracias a la amable invitación de los organizadores de este Simposio enhomenaje al Profesor Juan Rof Carballo, he tenido ocasión de leer por vez prime-ra un libro publicado por éste en 1986 titulado «Terapéutica del Hombre» en elque Rof dice lo siguiente: «Se parte siempre de que no hay más que una realidad,la que todos conocemos, tocamos, vemos y oímos». Y en otro lugar: «La realidadque contemplamos y nuestro «habitual» estado de consciencia son, ambos, unaconstrucción, eso sí muy bien conseguida por el consenso de toda una cultura ypor el «refuerzo» ininterrumpido de un conjunto de «informaciones» exquisita-mente seleccionadas del mundo exterior».

Poco después llegué a la razón por la que, sin saberlo, ya Rof Carballo habíahablado de este asunto que es el tema de mi libro: la segunda realidad, la expe-riencia de éxtasis, mística o de trascendencia, como quieran ustedes llamarla. Yes que Rof, que era un lector incansable, ya había conocido la obra de Arnold J.Mandel que planteaba la hipótesis de que la serotonina era responsable de eseestado de la mente que llamamos éxtasis místico y que representa el acceso a esasegunda realidad, por cierto, para los que la han vivido mucho más real que larealidad cotidiana.

Rof plantea la pregunta que se hacía Ragnar Granit, premio Nobel de Fisiología yMedicina en 1967, de si no estaremos todavía en el camino de un nuevo desarro-llo evolutivo del cerebro. «Quizás –dice Granit– somos todavía una especie demedio-hombre de Neandertal, es decir hombres sumamente primitivos en elmanejo del hemisferio no dominante. Lo que hoy llamamos ‘formas alteradas o nocomunes de consciencia’ ¿no serían una especie de comienzo en una nueva evo-lución del hombre?»

No puedo responder a esta pregunta de Granit ni tampoco decir si tiene razón alpreguntarse eso de esta manera, porque siempre me ha sorprendido la cuestión

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de si utilizamos o no toda la capacidad cerebral o sólo el 10%, cuestión que seviene siempre repitiendo, sobre todo en medios periodísticos, pero para la que noexiste la más mínima prueba. No hay zonas silentes en el cerebro, por lo que lasuposición de que podemos desarrollar regiones cerebrales que no estén activashoy no deja de ser una ilusión.

Pero también es cierto que el pensamiento occidental ha cuidado mucho eldesarrollo de la mente racional, dualista, que, al parecer, tiene su localización enel hemisferio dominante, es decir, en el que está localizada la mayor parte del len-guaje, que en la inmensa mayoría de las personas es el hemisferio izquierdo. EnOriente, este pensamiento dualista también existe, recuerden el yin y el yang chi-nos, pero no ha sido tan desarrollado como en Occidente. Por tanto, existe uncomponente cultural importante en el mayor o menor desarrollo de funcionescerebrales. Lo que sí me extrañaría es que un desarrollo cultural determinadocrease funciones nuevas.

Nuestras facultades mentales tienen que tener como base una predisposición inna-ta, pero que necesita un entorno apropiado para su desarrollo. Ahí está el ejem-plo del lenguaje, planteado como innato, al menos su estructura general, por ellingüista Noam Chomsky hace ya casi medio siglo, y que no ha podido ser rebati-do hasta ahora por nadie. Antes bien, existen argumentos muy sólidos que apoyanesta hipótesis. Por ejemplo, que el desarrollo del lenguaje en el niño a partir delos dos años aproximadamente no sigue ninguna de las características de unaprendizaje normal, es mucho más rápido, o el hecho de que los esclavos proce-dentes de diversas tribus africanas con diferentes lenguajes que llegaron aNorteamérica creasen un lenguaje muy reducido llamado pidgin, y que sus hijosque sólo habían escuchado ese lenguaje creasen luego el lenguaje criollo, quedesde el punto de vista de la gramática o del vocabulario era comparable a cual-quier otro idioma.

Pero volvamos al tema de esta conferencia. Existe una realidad diferente a la rea-lidad cotidiana que es de difícil acceso, pero que ha sido descrita por todos losmísticos que han sido en las diversas religiones, aparte de muchas personas quehan sufrido de epilepsia del lóbulo temporal o que, de forma espontánea, hanaccedido de pronto, debido a una fuerte emoción, a esta segunda realidad y luegola han descrito. Yo no estoy de acuerdo en llamarlo «estado alterado de cons-ciencia»; más bien soy de la opinión que la conciencia diaria, a la que estamosacostumbrados, ejerce una especie de inhibición de este segundo estado de cons-ciencia, que es tan normal como el primero y que sólo en estados extraordinariosesta segunda consciencia se desinhibe generando lo que llamamos experiencia deéxtasis. En mi libro «La conexión divina» he planteado que esta experiencia esmuy probable que haya jugado un papel en el origen de las religiones, origen que

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estoy convencido ha sido multifactorial, pero que no se puede negar que esa expe-riencia tan intensa emocionalmente ha formado parte de la vida de los fundado-res de religiones, incluidas las más modernas como los cuáqueros o los mormo-nes. Por otra parte, los chamanes, considerados como los sacerdotes de las reli-giones más primitivas, las de los pueblos cazadores-recolectores, han sido llama-dos por el historiador rumano de las religiones Mircea Eliade «especialistas deléxtasis», porque para conseguir entrar en contacto con sus dioses, antepasados,realizar el vuelo mágico al cielo o al infierno, curar enfermedades o adivinar elfuturo, el chamán desde tiempos inmemoriales ha usado determinadas técnicasque hoy sigue usando en diversas culturas, sobre todo en el Norte de Asia, o enSudamérica.

Las técnicas que se han utilizado desde siempre para conseguir alcanzar este esta-do de éxtasis pueden ser activas o pasivas y, a veces, se utilizan ambas. Entre lastécnicas activas está en primer lugar la danza rítmica, el sonido de tambores yotros instrumentos musicales. Piensen en el dios Shiva en la India, dios de la danzay el éxtasis, o en Dióniso, en Tracia con sus ménadas, o en los curetes, en Greciaque danzaban armados para provocar el éxtasis, o en los derviches giróvagos deKonya en Turquía.

Pero también las técnicas pasivas han sido y siguen siendo muy usadas. Sobre todoel aislamiento, la privación sensorial, de alimentos y bebidas o del sueño, la medi-tación y concentración en algún objeto o en la respiración. Experimentos de ais-lamiento realizados en voluntarios tuvieron que interrumpirse por la aparición desíntomas psicóticos al cabo de unas 72 horas. Las alucinaciones y visiones eranfrecuentes, como lo han sido siempre en aquellos que se aislaban en el desiertopara meditar u orar.

Los chamanes, cuando ninguna de estas técnicas daban resultado, recurrían a laingestión de drogas alucinógenas o enteógenas (que significa Dios dentro de mí).Todavía lo hacen con sustancias activas de plantas, lianas, cactus u hongos, porcierto como lo han hecho antes que el hombre muchos animales, como los renosen Siberia, con la Amanita muscaria, lo que probablemente condujo a que elhombre los imitase, o los chimpancés, en cuyos estómagos se han encontrado res-tos del hongo Psilocybe mexicana, que crece en los excrementos de mamíferosy que es altamente alucinógeno.

También he planteado que muy probablemente la mentalidad que ha sido llama-da primitiva de pueblos ágrafos y que ha sido estudiada por antropólogos y etnó-logos era una forma de ver el mundo mucho más cercana a la experiencia místi-ca que a la forma occidental moderna. Esta diferencia entre ambas se ha defini-do, a mi entender, de forma magnífica diciendo que el hombre primitivo no que-

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ría entender el mundo sino vivirlo, experimentarlo emocionalmente. Quizás ennuestro origen teníamos una mayor «participation mystique», con la naturaleza,como dice el antropólogo Lévy-Bruhl, que la que tenemos hoy. Sigmund Freud ensu «Interpretación de los sueños» también dividió el pensamiento humano en dosprocesos psíquicos esencialmente diferentes, que denominó proceso primario ysecundario. El primero se caracteriza porque los pensamientos contradictorios notienen a sustituirse, sino que permanecen yuxtapuestos, lo que supone un pensa-miento no-dualista, al que nos referiremos posteriormente como una característi-ca de la experiencia de éxtasis. El segundo es el pensamiento racional y dualistaal que estamos acostumbrados.

En la époco greco-romana y antes de la irrupción del cristianismo existían nume-rosas religiones que hoy llamamos histéricas y que tenían un denominadorcomún: la búsqueda del éxtasis entre sus iniciados. No puedo referirme a los deta-lles de cada una de ellas, pero piensen, por ejemplo, en el culto a Isis, a Mitra, aDióniso, a Attis y a Cibeles o a Deméter y Perséfone. Desgraciadamente no tene-mos muchos datos de lo que ocurría en estos cultos, ya que eran secretos y fuer-temente castigados si se revelaban, pero les recomiendo que lean «El asno deoro» de Apuleyo, que revela algo de estos ritos. O el libro de Plutarco «De Isis yOsiris».

Tampoco voy a referirme a las experiencias de tantos místicos que han sido, nosólo en Occidente, sino en Oriente. Pero sí quisiera dejar claro que no sólo se handado estas experiencias en personas religiosas. Se da por hecho que Plotino, unfilósofo neoplatónico del siglo III no lo era y, según nos cuenta su discípuloPorfirio, tuvo varias experiencias místicas en la que pudo contemplar el Uno, con-cepto que podría perfectamente corresponder al concepto de Dios en las perso-nas religiosas.

Varias cosas me han llamado la atención al estudiar el misticismo en las diversasreligiones. La primera es la ocurrencia acumulada de casos en diversas épocas dela historia y en diversas culturas, como si fuese una moda. Así vemos que los mís-ticos se dan sobre todo en el siglo XIII en Bélgica, Holanda y Alemania; en el sigloXVI brilla por su número España con místicos como Ignacio de Loyola, Teresa deÁvila y Juan de la Cruz; en el siglo XVII es Francia, con Francisco de Sales, BlaisePascal o madame Guyon.

La segunda cosa que llama la atención es el enorme parecido entre las declara-ciones y narrativas de las experiencias místicas en Occidente y en Oriente. Siemprepongo como ejemplo el del místico del siglo IX en el Islam y que ha sido consi-derado como el «Cristo del Islam». Me refiero a Husayn ibn Mansur al-Hallaj. Estemístico se inició muy pronto en el sufismo, la corriente mística del Islam, y estu-

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vo apartado del mundo durante veinte años; luego se convierte en un predicadoritinerante viajando por Arabia, Asia Central y la India. Sus predicaciones teníanuna sola meta: la unión con la divinidad. Por eso mismo y por sus experienciascomenzaba a hablar como si él fuese dios mismo. Una de sus expresiones favori-tas era «Yo soy la Verdad Divina», lo que le acarreó acusaciones de hereje y blas-femo. Su muerte ha sido comparada con la de Cristo. Tras ocho años de prisión,fue conducido a Bagdad a la plaza pública, los verdugos le cortaron las manos ylos pies y lo flagelaron con quinientos latigazos. Después de crucificado, fue deca-pitado, envuelto su cuerpo en una estera, rociado con petróleo y quemado. Sucabeza fue expuesta en la punta de una pica en un puente sobre el Tigris.

Otra característica de la mística que llama la atención es el hecho de que la mayo-ría de sus representantes fueron perseguidos e incluso ajusticiados por los repre-sentantes ortodoxos de su propia religión. Recordemos el caso de Juana de Arco,quemada en la hoguera y tras 500 años elevada a los altares. O la persecución detantos místicos españoles y no españoles por la Inquisición. La razón es bien sen-cilla. El contacto directo con Dios hacía superflua toda la jerarquía eclesiástica yesto siempre fue considerado un peligro para ella. Otro motivo fue que los místi-cos solían compartir la vida de los pobres, lo que iba generalmente acompañadode una crítica a las costumbres de la clase sacerdotal. Las prédicas de los místi-cos solían tener más éxito que las de los sacerdotes y sabios de la Iglesia corres-pondiente, lo que generaba envidias y recelos.

La experiencia mística ha sido común en todas las culturas y épocas de la huma-nidad, por lo que este hecho hace suponer la existencia de alguna estructura cere-bral que la sustente. Para la neurofisiología el ser humano no puede tener unaexperiencia que no tenga una base cerebral. No poseemos sensores infrarrojoscomo las serpientes y por ello no podemos detectar el calor de las presas comoellas; tampoco podemos percibir las altas frecuencias que emiten con sus chilli-dos los murciélagos para orientarse en la oscuridad de su ceguera mediante el ecode esos chillidos; ni sensores ultravioletas como algunos peces en las profundida-des del océano. En resumen: sin las estructuras adecuadas, cualquier percepción,sentimiento o creencia son simplemente imposibles.

William James, psicólogo y filósofo norteamericano en su libro Las variedades delas experiencias religiosas, que está considerado como el comienzo de la psico-logía de la religión, citó las características comunes a esta experiencia de tras-cendencia. James fue el primer profesor de psicología de la Universidad deHarvard y en 1901 viajó a Escocia a impartir las célebres Gifford Lectures en laUniversidad de Edimburgo. El libro que he mencionado antes es la publicación deestas conferencias. Posteriormente, estas características han sido descritas porvarios autores, entre ellos Marghanita Laski, que recogió muchas experiencias en

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su conocido libro titulado «Éxtasis». Pero también fueron mencionadas esascaracterísticas por el filósofo inglés Walter Terence Stace en su libro Misticismoy filosofía y por el psiquiatra americano Walter Pahnke, quien modificó la lista deStace. El psiquiatra Walter Pahnke es conocido por su experimento realizado enEstados Unidos y que se denominó «el milagro de Marsh Chapel». Pahnke selec-cionó veinte estudiantes de teología que nunca habían usado ningún tipo de droga.Los estudiantes se dividieron en cinco grupos de cuatro y a cada grupo se le asig-naron dos guías que tenían experiencias con drogas psicodélicas. Dos estudiantesde cada grupo recibieron treinta miligramos de psilocibina. Los otros recibieronun placebo que contenía ácido nicotínico, que produce una sensación de come-zón, pero que no tenía ningún efecto alucinógeno. Ni los guías ni los estudiantessabían quién había recibido la droga y quién el placebo. Nueve sujetos que habí-an recibido la droga alucinógena informaron haber tenido lo que ellos conside-raban una experiencia religiosa. Sólo uno de los que recibieron placebo hizo estaafirmación.

Yo me he permitido hacer un resumen de todas ellas y en mi libro La conexióndivina he mencionado 14 que son las siguientes:

1. Sensación de unidad de todo lo existente.2. Pérdida del sentido del yo y del mundo, es decir, del sujeto y el objeto.3. Pérdida del sentido del tiempo y el espacio.4. Pérdida del sentido de la causalidad.5. Sensaciones de alegría, bienaventuranza y paz, de vitalidad y bienestar,

tanto física como mentalmente.6. Sensación de estar en contacto con lo sagrado.7. Sensación de objetividad y realidad.8. Superación del dualismo y aceptación de la paradoja.9. Inefabilidad de la experiencia.10. Transitoriedad de la experiencia.11. Cambios positivos persistentes en la actitud y conducta del sujeto.12. Cualidad noética.13. Sensaciones de elevación y de flotar en el aire.14. Referencias a la luz intensa.

No todas estas características tienen que darse conjuntamente. En muchos casossuelen darse sólo algunas dependiendo probablemente de la región cerebral exci-tada. Pues bien, una vez definida esta experiencia por estas características quisie-ra hacer hincapié en algunas de ellas que son, a mi entender, importantes. La pri-mera es que esa sensación suele ser placentera. Bien es verdad que no siempre,porque, de nuevo, las estructuras excitadas pueden ser otras que las que conoce-mos como sistema de recompensa del cerebro. Este sistema que, sin duda, ha sido

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tan importante para nuestra supervivencia y la de los otros animales que nos hanprecedido en la evolución, suele excitarse en situaciones de estrés y tiene un com-ponente analgésico, por lo que impide el dolor en ejercicios físicos extenuantes,pero que puede crear adicción, ya que es el mismo sistema al que se dirigen lasdrogas que el ser humano ha utilizado desde que existe sobre la tierra. Drogas quese encuentran en la naturaleza y que han sido utilizadas y se utilizan no sólo porél, sino también por muchos otros animales

Por tanto, ese componente placentero que genera la sensación de felicidad, depaz, de bienaventuranza, ha sido con alta probabilidad el responsable de que elser humano, una vez experimentada esa sensación, la haya buscado una y otra vez.

Estas experiencias se acompañan de síntomas de activación del sistema nerviosovegetativo o autónomo, que se compone de dos subdivisiones principales: el sis-tema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. El primero se encar-ga de los mecanismos que aportan energía y facilitan su utilización; se suele decirque prepara al organismoa para la lucha o para la huída. El segundo todo lo con-trario, contribuye al almacenamiento y preservación de la energía y está activodurante el sueño, la digestión, etcétera.

Los esfuerzos y las modificaciones de la situación de reposo del organismo vanacompañados necesariamente de cambios en estos sistemas, que, por otra parte,suelen mantener un cierto equilibrio en situación de normalidad. Ni que decirtiene que los estudios que se han hecho en personas con este tipo de experienciashan detectado numerosos cambios vegetativos, como era de esperar.

El sistema límbico abarca varios núcleos de células nerviosas en la profundidadde los surcos cerebrales y, como hemos dicho, está en relación con las emocio-nes y los afectos. Sabemos que la estimulación de algunas estructuras límbicas escapaz de producir fenómenos considerados paranormales, como son las alucina-ciones, las sensaciones de estar fuera del cuerpo, los fenómenos de déjà vu, lasensación de flotar en el aire, las luces intensas y muchos otros síntomas que tam-bién son comunes a las experiencias místicas.

Sabemos también que un tipo de epilepsia, la epilepsia del lóbulo temporal, quepuede no ir acompañada de pérdida de consciencia, es capaz de producir esossíntomas; y existe un síndrome, conocido como el síndrome de Gastaut-Geschwind, llamado también «personalidad del lóbulo temporal», que se mani-fiesta por conversiones religiosas súbitas, hiperreligiosidad, hipermoralismo,hiposexualidad, preocupaciones filosóficas exageradas, hipergrafia y circunstan-cialidad en el pensamiento (que se mueve constantemente de un pensamiento aotro), así como cambios en el humor, de la alegría a la tristeza.

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En algunos casos, como el de Dostoievski, el aura que precede al ataque epilépti-co desemboca en una experiencia mística clásica. Por todos estos datos, el psicó-logo Michael Persinger de la Universidad Laurentiana en Ontario, Canada, se hadedicado a estimular electromagnéticamente, a través del cráneo, a muchos de susestudiantes que voluntariamente se prestaban a ello. La estimulación del hipo-campo y la amígdala en las profundidades del lóbulo temporal producían este tipode experiencias, así como la sensación de la presencia de algún ser espiritual que,dependiendo de la cultura del sujeto, podía ser la Virgen, Buda, Mahoma o elEspíritu del Cielo. También se producían alucinaciones auditivas de seres espiri-tuales que daban consejos, sensaciones de estar fuera del cuerpo, alteraciones dela percepción, como luces brillantes y sensaciones de paz, bienaventuranza y feli-cidad.

La labilidad de estas estructuras varía naturalmente de unas personas a otras. Y,por tanto, unas personas eran más proclives a tener estas experiencias que otras,lo cual es obvio; también hay personas más musicales que otras.

Algunas de estas experiencias no son placenteras, y, al parecer, si la estimulaciónde la amígdala prevalecía se producían experiencias desagradables y terribles, conpresencia de demonios y otros seres malvados.

Otros autores han planteado también el origen en el lóbulo temporal de estasexperiencias. Para Arnold Mandell, por ejemplo, ciertas drogas psicoactivas actua-rían bloqueando el efecto inhibitorio de la serotonina sobre estas estructuras queson, por cierto, muy ricas en dopamina.

Desgraciadamente no estamos aún en condiciones de decir mucho más sobre estetema. Pero quisiera, al menos, comunicarles algunas de las hipótesis que se mane-jan en relación con estos fenómenos.

Dos investigadores de Penssylvania en Estados Unidos, uno ya fallecido, EugeneD’Aquili y el segundo que ha trabajado con técnicas modernas de imagen cere-bral, Andrew Newberg, propusieron cuatro categorías de estados alterados deconsciencia:

1. Un estado de hiper-tranquilidad, de relajación que puede alcanzarse con lameditación y que, en casos extremos, puede percibirse la sensación oceánica detranquilidad y bienaventuranza en donde los pensamientos desaparecen así comolas sensaciones corporales. En psicología budista se denomina este estadoUpacara samadhi.

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2. Un estado de hiper-alerta, con excitación máxima, que puede ocurrir con lasdanzas y otras técnicas activas que antes mencioné; también ha ocurrido en corre-dores de largas distancias o en la natación. Se caracteriza por una atención y con-centración extremas.

3. Un estado de hiper-tranquilidad con irrupción del sistema de alerta. Se suponeque la tranquilidad es máxima y llega un momento en el que se desborda activan-do el sistema de alerta, como cuando una persona está profundamente meditan-do y de pronto entra en ese estado oceánico que se acompaña de una concentra-ción intensa en el objeto de la meditación, e, incluso, una fusión con él. En psi-cología budista se denomina Apacana samadhi.

4. Un estado de hiper-alerta, con irrupción del sistema de tranquilidad, es decir,lo contrario que el anterior. Por ejemplo, lo que suele ocurrir en los dervichesgiróvagos de Turquía, en las carreras de maratón y, a veces, tras el orgasmosexual.

De estos estados lo que podemos deducir es que en unos, los estados de hiper-alerta, el sistema nervioso vegetativo simpático es activado hasta un extremo quepuede producirse un desbordamiento y se active también el sistema vegetativoparasimpático. Esto explica por qué desde una meditación se puede pasar a unestado de máxima alerta, o por qué desde un estado de excitación máxima a unestado de tranquilidad absoluta.

El esquema que les muestro a continuación de un psicólogo americano, RolandFischer, indica que de un estado de normalidad se puede aumentar en intensidadla estimulación del sistema simpático hasta llegar a la estimulación de ambos yviceversa. Al llegar a la experiencia mística aparece Dios, el vacío, el nirvana, laenergía cósmica o cualquier otro concepto, dependiendo del trasfondo culturaldel sujeto.

Esta explicación que considero provisional como todas las cosas en ciencia, es, almenos, plausible y habrá que experimentar mucho más para conseguir hipótesismás sólidas y refrendadas por más experimentos que los que hasta ahora tene-mos.

Los investigadores antes mencionados, D’Aquili y Newberg explican también queen el caso de las técnicas pasivas, mediante la meditación, es decir, con la volun-tad del individuo, se intenta limpiar la mente de pensamientos, evitando tambiénlas aferencias sensoriales que irían a parar en condiciones normales a áreas deasociación del lóbulo parietal del hemisferio derecho, áreas que están dedicadasa la orientación del individuo. Al faltarle estos estímulos periféricos, se generaría

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la sensación subjetiva del espacio puro, es decir, se perdería la sensación espacialnormal lo que generaría esa sensación de flotación característica de la experien-cia mística. El área correspondiente en el hemisferio izquierdo, más analítico,lógico y racional, también quedaría desaferentada, lo que produciría la sensaciónde disolución del «yo» como contrapuesto al mundo exterior, de ahí la fusión conel entorno. La estimulación de la amígdala en la profundidad del lóbulo temporalproduciría la sensación de que lo percibido tiene un sentido profundo, de formaque los místicos han referido siempre que esa realidad es mucho más real que larealidad cotidiana. También se conoce que cuando faltan aferencias al sistemalímbico se producen alucinaciones. Las sensaciones de felicidad y bienaventuran-za son el resultado de la producción de endorfinas, sustancias parecidas a la mor-fina que produce el propio cerebro y que se activan con cualquier tipo de estrés.

Es curioso que muchas de las características que hemos mencionado de la expe-riencia mística se produzcan también en las llamadas experiencias cercanas a lamuerte. No tenemos hoy una explicación exhaustiva de estos fenómenos, pero esde suponer que la anoxia que se produce en esas circunstancias afecte primero alas llamadas interneuronas inhibitorias, produciendo una activación de las mis-mas estructuras que producen la experiencia mística, cuya consecuencia seríanlas sensaciones de paz y tranquilidad, las luces cegadoras, el encuentro con per-sonajes religiosos o espirituales o con personas fallecidas, la sensación de estarfuera del cuerpo, las distorsiones en el espacio y en el tiempo, etcétera.

Al igual que en la experiencia mística, las experiencias cercanas a la muerte pue-den variar dependiendo de la cultura de los sujetos que las experimentan. Y de lamisma manera que en la experiencia mística o de trascendencia, dependiendo delas áreas, estas experiencias pueden ser agradables o desagradables.

Estamos aún lejos de tener una imagen nítida de lo que ocurre con esta experien-cia mística en el cerebro, pero quisiera dejar algunos puntos bien claros:

El primero es que existen estructuras en el cerebro cuya activación, sea en condi-ciones normales o patológicas, producen experiencias que llamamos místicas ode trascendencia. Este hecho hace posible que la estimulación artificial, experi-mental, de estas estructuras provoque estas experiencias y pienso que tiene unaimportancia que considero fundamental. Supone que experiencias subjetivas espi-rituales tienen una base cerebral, como no podía ser de otro modo. Los resulta-dos que hoy tenemos, y los que probablemente van a generarse en un futuro pró-ximo en este campo, van a cambiar profundamente la visión que tenemos de nos-otros mismos. Esta característica será un denominador común en neurociencias,pues estoy convencido de que estamos en algunos temas relativos al hombre com-pletamente equivocados. A partir de ahora, lo Numinoso estará estrechamenteligado a nuestro cerebro.

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¿Significa esto que estamos interfiriendo con las creencias religiosas? Yo no locreo así. Una cosa son los hechos y otra distinta sus interpretaciones. El creyentetiene que saber que sin cerebro no hay experiencias de ningún tipo, como tam-bién debe saber que la superación del dualismo cerebro-mente en neurocienciases lo que está permitiendo que avancen estos conocimientos sobre la mente quehasta ahora no eran tarea de la neurofisiología, quedando en el campo de la espe-culación psicológica cuando no teológica. Como explico en mi libro La conexióndivina, el creyente puede pensar que estas estructuras están ahí para que seaposible la conexión con la divinidad. Y, por otro lado, el no creyente puede inter-pretar que esta es la explicación de la existencia no sólo de las religiones sino detodos los dioses que han sido. El científico se limita a constatar que lo que hoy escierto puede ser falso mañana y que los conocimientos científicos no tienen colorreligioso alguno.

En otro lugar he dicho que me daría por satisfecho si he podido contribuir por unlado a que se entienda que la espiritualidad en el hombre debe ser algo inheren-te a su naturaleza y que cualquier intento de erradicarlo está llamado a fracasar,y por otro, a entender que el dualismo, a pesar de ser también producto de la acti-vidad cerebral, no es la única forma de ver el mundo y que durante demasiadotiempo ha impedido el estudio de las funciones mentales que, en otros tiempos,se han llamado también funciones anímicas.

El comentario final me lleva a pensar que aquellas religiones que han manifesta-do que Dios, Buda o cualquier otra entidad no hay que buscarla fuera de nosotros,sino dentro de nosotros mismos, estaba diciendo probablemente la verdad.Recuerden también que en el cristianismo, en el evangelio de Lucas (17, 31) a unapregunta de sus discípulos, Cristo responde: «El Reino de Dios está dentro de vos-otros mismos». Yo soy de la opinión que esta frase no hay que tomarla en sentidofigurado, sino al pie de la letra.

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Elogio de las humanidades

Jesús Blanco EchauriProfesor de Ética. Universidade de Santiago de Compostela.Mª Juana García MedínPsiquiatra. Unidade de Saúde Mental I de Ferrol.

Cuando meditamos nuestra intervención en este homenaje al profesor RofCarballo, hace ya varios meses, quiso el azar que estuvieramos releyendo, trasunos años de relativo olvido, el Examen de Ingenios para las Ciencias del doc-tor Juan Huarte de San Juan. Y debo confesar que la nueva lectura de este extraor-dinario texto nos sedujo hasta el extremo de considerar que el mejor medio pararendir nuestro particular tributo a la memoria y el talante humanista del granmédico lucense podría residir en rescatar del olvido la figura y la obra de estedoctor navarro, nacido en San Juan al Pie del Puerto, quien pudo publicar en1575 uno de los textos más notables que jamás hayan sido escritos en lengua cas-tellana, en el que concurren además un conjunto de circunstancias que enfatizan–en nuestro criterio– la oportunidad y pertinencia de nuestra iniciativa. Estamosseguros, en fin, que el doctor Rof Carballo, lejos de limitarse a consentir nuestroatrevimiento con benevolencia, se encontraría muy honrado al juzgar nuestra ocu-rrencia con el (buen) sentido que la guía y preside: la de reivindicar su perte-nencia a tan antigua como valiosa estirpe de médicos humanistas como la que elDr. Huarte de San Juan inaugura y principia en el ámbito peninsular, tan amena-zada de extinción, por otra parte, como los propios estudios universitarios a losque parecieran encontrarse originariamente vinculada.

Nos proponemos, por consiguiente, revisitar la obra de Juan Huarte de San Juany pretendemos hacerlo, además, en dos tiempos, aunque tan sólo del primeroposeerá el lector, con anterioridad, una propuesta por escrito, reservando parauna segunda parte, durante nuestra intervención en el transcurso del congreso, elencuentro más personal y directo con el Examen de los Ingenios para lasCiencias. Nuestra relectura del texto de Huarte, la contemporaneidad de algunasde sus propuestas, así como la reflexión sobre el valor intelectual y moral de tes-timonios como el que representa este doctor de finales del siglo XVI, precursorremoto del talante y espíritu que guiarán en el pasado siglo al profesor y médicolucense, las pospondremos (por razones, en particular, de espacio y tiempo)hasta la celebración del Homenaxe ó Profesor Rof Carballo. Entonces hablare-mos de «Juan Huarte de San Juan: ayer y hoy». En este primer tiempo, sin embar-go, a modo de trabajo propedéutico, acometeremos el estudio de «La influencia

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de Huarte de San Juan sobre Baruch de Espinosa: Filosofía y Ciencia en el sigloXVII». Vamos con ello.

Espinosa publicó anónimamente el Tratado teológico-político (TTP) en 1670.Ciertamente consideró la posibilidad de reeditarlo porque, después de su publi-cación, redactó notas suplementarias que completan el texto. Algunas de estasnotas aclaran los argumentos utilizados en el Tratado; otras precisan una nota;otras, en fin, indican una referencia. ¿Cómo conocemos estas notas? En lo esen-cial, de dos maneras: por una parte, algunas de ellas fueron publicadas, desde1678, como apéndice a la traducción francesa del TTP, redactada sin duda porGabriel de Saint-Glain (que debió de trabajar sobre un ejemplar anotado porEspinosa); por otra parte, existen ejemplares latinos del TTP anotados de formamanuscrita (como, por ejemplo, el ejemplar remitido por el propio Espinosa aKlefmann en julio de 1676 y que lleva 5 observaciones de su puño y letra). Los edi-tores de Espinosa han tomado la costumbre de publicar esas notas a continuacióndel Tratado, sea cual sea su origen1. Existe, sin embargo, en Florencia un ejem-plar anotado que no parece haber recibido toda la atención que merece. Fue seña-lado en 1933 por Sonne y estudiado después, más recientemente, por PinaTotaro2. Comprende, sobre todo, referencias bíblicas y correcciones de imprenta.Pero contiene también una observación que no se encuentra en ningún otro lugary que, hasta ahora, no ha llamado la atención de los comentadores. Frente al pasa-je consagrado a los milagros, puede leerse la anotación siguiente (en francés):«Voyez l’Examen des Esprits de Huarte Chap. IV., Pag. 53 et Suivv.»

¿Por qué esta nota no ha provocado ningún comentario? Primero, porque el artí-culo de Sonne es poco conocido. Apenas ha entrado en el horizonte de visibilidadde los espinosistas. Segunda razón: el libro de Huarte no se encuentra en la biblio-teca de Espinosa. Tercera razón, la más fuerte: no se ve relación ninguna, apa-rentemente, entre la problemática de Huarte y la filosofía de Espinosa tal como sela presenta habitualmente. De ahí que no haya ningún motivo para pensar que elautor del TTP leyera el Examen de los Ingenios, y habría que atribuir la nota a uncopista o a un lector.

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1Esta costumbre comienza con la edición de Paulus (1802) para la cual Hegel recogió lasnotas de la traducción Saint-Glain.2Se encuentra en la Biblioteca Marucelliana. Cf. I. Sonne: «Un manoscritto sconosciuto delle«adnotationes» al Tratatto teologico-politico di Spinoza», Civiltà moderna,5, 1933, pp.305-312; G. Totaro: «Un manoscritto inédito delle «adnotationes» al Tractatustheologico-politicus di Spinoza», Studia Spinozana, V, 1989, pp. 205-224.

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Consideremos estas razones más de cerca. La ausencia de un libro de una biblio-teca no es una prueba. En el siglo XVII, los libros son caros, y se leen algunos queno se tienen en la biblioteca propia. Sabemos por su Correspondencia queEspinosa leyó u hojeó un libro de Athanasius Kircher en casa de Huyghens. La ver-dadera discusión debe, más bien, recaer sobre la última razón: ¿Espinosa teníamotivos teóricos para interesarse por Huarte? Pensamos que sí los tenía, y que hanpasado desapercibidos porque no se ha visto un tema central de su pensamiento:la noción de ingenium.

Es de esta proximidad teórica y de sus límites sobre lo que vamos a reflexionarahora, sin pretender zanjar el problema del origen de esta cuestión. Antes de eso,sin embargo, quisieramos subrayar otros dos puntos comunes a Espinosa y aHuarte de San Juan: los dos analizaron los milagros en función del ingenium dela gente3; y los dos provocaron una crisis con la publicación de su libro.

Volvamos al ingenium. Se sabe que Espinosa en las partes III y IV de la Éticaintenta reducir el comportamiento humano a leyes. Esas leyes –las leyes de laspasiones humanas– son exteriores a la voluntad y desbordan al individuo. Pero,precisamente, la individualidad insiste, persiste en afirmarse (sin que haya con-tradicción a pesar de todo, pues hay otra cosa en el individuo además de la volun-tad). Por una parte, las pasiones mismas se diversifican según los individuos, igualque se diversifican según los objetos4. Por otra parte, algunas propiedades de losindividuos conciernen a su particularidad –son, entre otras, las propiedades queconciernen a la política y a la religión. Cuando hay que caracterizar el modo enque los profetas se distinguen de los otros hombres, marcar, pues, su diferencia,esta diferencia no se deduce: se constata. Es, pues, la experiencia la que hace apa-recer la forma concreta de individualidad que regula la expresión de la justicia yde la piedad. ¿Esta individualidad puede pensarse por sí misma? Cuando hay queindicar la regla espontánea del comportamiento de los hombres respecto de otrohombre, no se puede decir que es tal o cual pasión la que triunfa: cada hombretiene espontáneamente la tendencia a querer determinar a los otros según su pro-pia complexión, su propio ingenio. Por tanto, incluso si las relaciones interhuma-nas se inscriben en la esfera de las pasiones, la determinación de las leyes pasio-nales no resuelve todas las cuestiones. Hay que darse un medio de designar lo que

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3Examen de Ingenios, cap. IV, BAE 65, pp. 418-419. Es además, a este pasaje a donde remi-te la nota marginal 42 señalada por Sonne, op. cit. pp. 6-7.4Ética, Libro III, prop. LVII, G II, p. 186, 1.11-14. Para la diferenciación según los objetos, cf.la proposición precedente.-224.

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constituye lo propio (lo específico y singular), en el plano pasional, del individuo.La manera en que esta noción se introduce en la parte III de la Etica es muy ins-tructiva. El corolario de la proposición XXXI ha demostrado que cada cual seesfuerza, tanto como puede, por conseguir que todos amen lo que él mismo amay odien lo que él odia. Así enunciado, el teorema parece incidir sobre dos pasio-nes solamente, el amor y el odio. Pero se apoya en la proposición XXXI que nom-braba también al deseo y no hay ninguna razón para no considerar que el deseono esté implicado también en el corolario. Es más, el escolio reformula el coro-lario reemplazando los nombres de las pasiones por una expresión mucho másgeneral: «vemos así que cada cual, por naturaleza, apetece que los demás vivancomo él lo haría según su propio ingenio (ingenium)»5. ¿Por qué este cambio?Sin duda porque la regla es tan constante que se aplica no sólo a las pasiones pri-mitivas (el deseo, la alegría a través del amor, la tristeza a través del odio) sinoademás a todas sus derivadas. Son, pues, todas sus pasiones lo que cada cual quie-re hacer compartir a los otros. ¿«Ingenium» sería, pues, simplemente un nombrecolectivo para el conjunto de las pasiones? Si así fuese, el razonamiento no gana-ría nada en el escolio, sólo un poco de brevedad. Pero no es así. La clave la pro-porciona el paso del «nosotros» de la proposición y de la demostración al «cadacual» del corolario y del escolio. Diciendo «nosotros», el orden geométrico apun-ta a la naturaleza humana en su sistema de causas. Tiene como objeto las pasio-nes, y se aplica a todas a través de los afectos fundamentales. Pero cuando se hablade «cada cual», se apunta al complejo pasional preciso que constituye tal indivi-duo, y que es diferente para cada individuo, aunque esté constituido por los mis-mos ingredientes. En uno, tal pasión es dominante; tal pasión es asociada, porrazones biográficas o por el entorno que pesa sobre él, a tal otra; tal pasión, enfin, toma ciertas características a causa de la estructura propia del cuerpo de uno,o tales objetos preferenciales a causa de su historia personal; en el otro, los mis-mos elementos se organizan de otro modo, en un todo de tonalidad diferente. Sólola experiencia puede enseñamos este dato existencial. Pero el orden geométricoenunció primero una ley que lo pone en juego. Paradójicamente, la individuali-dad, cuyo contenido no nos es dado por la ley matemática, es convocada por lamisma ley en ese contenido mismo para determinar su aplicación. Es preciso,pues, un concepto para designar ese nudo pasional irreducible cuyo lugar la geo-metría designa sin poder asignarle su figura, y es este concepto lo que parecedesignar el término ingenium.

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5«Atque adeo videmus, unumquemque ex natura appetere, ut reliqui ex ipsius ingeniovivant», G II, p. 164,1.28-29.

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Ahora bien, es precisamente aquí donde encontramos la cultura de Espinosa. Pueseste concepto de ingenium no es nuevo6.

- Juega un papel central en los textos humanistas y luego en la época moderna: nosólo en Huarte, sino también en Vives7, Gracián8, Cervantes9.

Toma en ellos una nueva dimensión en la medida en que proporciona un asideroa la reflexión humanista sobre la diferencia individual. Oscila entre dos sentidos:marcar la diversidad de los ingenios o bien la superioridad de algunos de ellos.Puede significar lo natural de tal individuo, por oposición a los otros; puede indi-car, más bien, el genio, el ingenio que caracteriza a algunos más que a otros10. Enlos dos casos, marca claramente que el espíritu humano no es reducible a laRazón: el ingenium, en Vives, es el conjunto de las capacidades creadoras quedesbordan al entendimiento solo. En Espinosa, esta dualidad se desvanece: el pri-mer sentido deviene el esencial, y el segundo, cuando aparece, sólo es pensadobajo su jurisdicción; tener talento es una de las complexiones, uno de los natura-les posibles11. Se pasa de una reflexión sobre la originalidad a una meditaciónsobre la diversidad.

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6El término es corriente en latín clásico, pero apenas alcanza el estatuto conceptual. Salustiolo emplea a menudo para designar bien el temperamento o el «natural» de un individuo,bien las cualidades del espíritu por oposición a las del cuerpo. Catilina era «ingenio malopravoque» (Conjuratio, cap. V), los senadores tenían el cuerpo debilitado por los años,pero el espíritu fortalecido por la sabiduría, «corpus annis infinnun, ingenium sapientia vali-dum» (ibid., cap. VI).7Cf. E. Hidalgo-Serna: «Ingenium and Rhetoric in the Works of Vives», Philosophy andRhetoric, t. 16/4, 1983, pp. 228-241.8E. Hidalgo-Serna; «The Philosophy of Ingenium: Concept and ingenious Method in BaltasarGracián», Philosophy and Rhetoric, t. 13, 1980, pp. 245-63. El Criticón está en la bibliotecade Espinosa.9Cf. Weinrich: Das ingenium Don Quijote.. Ein Beitrag zur literarischen Charakterkunde,Münster, Aschendorff, 1956. Espinosa poseía las Novelas ejemplares.10Esta dualidad de sentido hace difícil traducirlo a una lengua distinta del italiano o del espa-ñol. E. Hidalgo-Serna lo hace observar a propósito de las lenguas germánicas («Ingenium andRhetoric in Vives» op. cit., p. 240, n.32); pero es verdad también para el francés. En francés,Appuhn dice «complexión».11Espinosa utiliza a veces la palabra en este sentido no conceptual, sin precisión: los teólogosquisieron dar prueba de su talento (ingenium ostentare) asignando fines a las cosas. Ética,libro 1, App., G II, p. 80, 1..30-31. Asimismo Descartes, con su teoría de los afectos, no hahecho más que mostrar la penetración de su gran talento (maeni sui ingenii acumen). ÉticaIII, Prefacio, G II, p. 138, 1.4-5.

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Desde este punto de vista, Espinosa está incontestablemente más próximo a la tra-dición de Huarte12. En éste, la noción de ingenio interviene para explicar por qué,siendo así que todas las almas son iguales, los individuos y las naciones tienencapacidades tan diversas, tanto para el saber como para las actividades prácti-cas13. La diversidad de los ingenios se asienta, a su vez, en la de las disposicionesdel cuerpo14, es decir, de las maneras irreductibles en que la Naturaleza ha apli-cado sus propias leyes en cada individuo singular. Lo que en Huarte remite a lamezcla de los cuatro humores, supone, en Espinosa, una ecuación en términos dereposo y movimiento. Pero en los dos casos, se trata de proporcionarse un con-cepto para delimitar la diversidad de los individuos, y para pensar ésta en relacióncon su determinación corporal15.

La ventaja de esta noción se debe, sobre todo, a que permite caracterizar al indi-viduo a posteriori, sin dar el rodeo por la deducción geométrica. Cada individuoestá determinado por una cierta proporción de movimiento y reposo. Esta pro-porción podría ser entendida por un entendimiento infinito, que dominase el sis-tema de todas las leyes por las que un individuo complejo está constituido. Unentendimiento finito puede, sin duda, dominar este sistema cuando estudia indivi-duos muy simples, donde entran en juego pocos componentes. Cuando se trata deindividuos más complejos, el mismo proceso es, de derecho, siempre posible,pero, de hecho, no lo efectuamos. ¿Eso nos impide toda aproximación al indivi-duo y a su relación con otro, o nos constriñe a hacerlo sólo de manera inadecua-da? La experiencia da una respuesta. Sin conocer la composición esencial de talindividuo, podemos constatar que todos lo reconocen: el trato frecuente nos pro-porciona de él un saber sólido, sin conocimiento de las causas, pero suficiente-mente seguro para impedir ciertas ideas, para marcar ciertos límites. Igual que

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12Se sabe que se quiso encontrar esta tradición también en Descartes: G. A. Pérouse suponeque este último habría leído también por lo menos el primer Prólogo del Examen, sobre laespecialización de los espíritus (L’Examen des Esprits du Dr. Juan Huarte de San Juan. Sadiffusion et son influence en France aux XVIe et XVIIe siècles, Belles-Lettres, 1970, pp.144-152).13Examen de los ingenios, cap. XI y ss., BAE 65, p. 447 y ss.14Op. cit., cap. VIII, p. 433 y ss.15Esta proximidad generalmente es olvidada. Por ejemplo, el libro de M. Iriarte, El doctorHuarte de San Juan y su Examen de ingenios, CSIC, Madrid, 1948, que consagra, sin embar-go, varios capítulos a la influencia de Huarte, no nombra a Espinosa. Recíprocamente, losespecialistas en Espinosa no se interesan apenas por Huarte. Dunin-Borkowski, que recitabibliotecas enteras, no lo nombra ni una sola vez. Es verdad, en cualquier caso, que la com-paración sólo tiene interés si se hace aparecer el papel decisivo del ingenium en Espinosa.

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reconocemos los rasgos de su rostro, reconocemos los rasgos de su espíritu.Estos rasgos no son reducibles a su grado de progreso en la vía de la racionali-dad, aunque este grado pueda jugar un papel en la percepción del conjunto; estambién el nudo de las pasiones, la manera en que se modulan y se imbrican enuna singularidad. Estos rasgos constituyen el ingenium.

¿Cuáles son los caracteres del ingenium? Se los puede enumerar según variosmomentos aparentemente contradictorios, pero que, de hecho, se deducen losunos de los otros. Su irreducibilidad individual se manifiesta primero como reglade diversidad entre los individuos. Se manifiesta después, en cada individuo, comoprincipio de juicio y funciona entonces como regla de asimilación. La conjunciónparadójica de estas dos reglas dicta una estrategia espontánea en las relacionesinterhumanas.

1. La regla de la diversidad. Espinosa lo repite con insistencia: «La comple-xión común de los hombres es extremadamente diversa; uno se siente satisfechomejor con tales opiniones, el otro, con tales otras; lo que es objeto de respeto reli-gioso para éste, excita la risa de aquel»16. Lo vuelve a decir poco antes de expo-ner el credo universal, y esta vez utiliza explícitamente la fórmula característica dela experiencia: «Nadie lo duda, el ingenio común de los hombres es extremada-mente diverso, no todos encuentran el reposo en las mismas cosas, sino que, alcontrario, los gobiernan opiniones diferentes, ya que las que llevan a uno a ladevoción, mueven a otro a la risa y al desprecio»17. Por supuesto la forma propiade cada cual puede ser explicada por el conjunto de las leyes que se combinanpara producirlo, proporcionarle una biografía, etc. Pero, de todas maneras, si unose asigna un número de hombres suficientemente grande, es seguro, antes inclu-so de haberlos examinado, que se encuentra en ellos una diversidad extrema deingenios. Afirma la irreductibilidad de los individuos tomando en cuenta su varie-dad. Esta variedad puede deberse a los grados de comprensión18 pero puede

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16«quia hominum ingenium varium admodum est, et alius his, alius illis opinionibus meliusacquiescit & quod hunc ad religionem, illum ad risum movet (...)», TTP, Prefacio, G III, p. 11,1,1-4.17«& nemo dubitet, commune hominum ingenium varium admodum esse, nec omnes in ómni-bus aeque acquiescere, sed opiniones diverso modo homines regere, quippe quae hunc devo-tionem, eae ípsae alterum ad risum, & contemptum movent», TTP, cap. XIV, G III, p. 176, 1.35- p. 177, 1, 4.18Los hebreos que salen de Egipto son «rudis ingenii»; el mismo término es usado, en el capí-tulo III para los homines prudentes cuyo ingenio, como la vigilancia, es «non mediocris».

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remitir también a diferencias de valentía, de misericordia19, de aptitud parasoportar la adversidad, de fuerza de espíritu. Puede también concernir a la obsti-nación20.

Esta diversidad real se apoya en la irreducibilidad; pero se va a ver que el juegomismo del ingenium va precisamente a acabar por reducirla imaginariamente.

2. La regla de asimilación. Esta diversidad repercute sobre la concepción delmundo En efecto, cada cual toma su ingenium propio como base de su juicio:juzga el bien y el mal por el soberano derecho de la naturaleza y discurre en inte-rés suyo en función de su complexión21. No es que se equivoque, pero generalizaespontáneamente y cree que lo que vale para él vale para otro. Cuando la com-plexión está dominada por una pasión única el juicio según el ingenium se hacejuicio según esta pasión. «Así el avaro juzga que la abundancia de dinero es lomejor que hay; la pobreza, lo peor. El ambicioso no desea nada tanto como la glo-ria y no teme nada tanto como la vergüenza. Nada más agradable para el envidio-so que la desgracia ajena, ni más insoportable que la felicidad de los otros»22.Prueba de que los caracteres sólo son legibles como margen de las pasiones: aquíson dados como ingenia unidimensionales. Pero, sobre todo, los hombres, inclu-so cuando tienen una complexión más rica, juzgan necesariamente la complexiónde otro con arreglo a la suya: en efecto, interpretan sus propias acciones en fun-ción de un esquema finalista que expresa su misma complexión, pero no la delotro, del mismo modo que tampoco expresa la realidad; por tanto, cuando inten-tan descifrar el comportamiento de los demás, si no tienen otro medio de cono-

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19La interpretación que proporciona Espinosa de la marcha de Josías, después del descubri-miento del Libro de la Ley (TTP, cap. II, G III, p. 33), da a entender que el «ingenium mulie-bre» es, al menos a los ojos del rey, más inclinado a la misericordia (de hecho niParalipómenes II, 34, ni el texto paralelo de Reyes II, 22, atribuyen a Josías la elección de laprofetisa; pero Espinosa pudo pensar legítimamente que sus servidores cumplían su inten-ción). Una fórmula de la Ética parece suscribir esta caracterización (E. IV, pr. 37, esc. 1:«muliebri misericordia», G II, P. 236, 1, 35).20Antes de la legislación mosaica, el ingenium del pueblo hebreo era «contumaz», TTP, cap.V, G III, p. 75, 1,15.21«Atque adeo summo naturae jure unusquisque judicat, quid bonum, quid malum sit, suae-que utilitati ex suo ingenio consulit», Ética, Libro IV, prop. XXXVII, escolio II, G II, p. 237,1,22-24. «Unusquisque ex suo ingenio Judicat, quid bonum sit». Libro IV, prop. LXX, dem.22Ética, Libro III, prop. XXXIX, escolio. Que se trata efectivamente de una tesis sobre el inge-nium, aunque la palabra no se pronuncie en este escolio, se concluye por el hecho de que lademostración anteriormente citada remite a él.

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cerlo, le aplican ese esquema. Este procedimiento se ejecuta, por supuesto, tantoa los seres imaginarios como a los seres reales. Es por ello que, cuando los hom-bres forjan rectores naturae para explicar los fenómenos que les sorprenden,conciben el ingenium de éstos a partir del suyo propio, e inventan darles un cultoa partir también de su propio ingenio (hay está, para quien quiera leerlo, el textodemoledor del Apéndice a la parte I de la Ética). La diversidad de los ingeniaexplica entonces la diversidad de los cultos y de las supersticiones. En lugar deindignarse por esta diversidad o deplorarla, se debe constatar que es «necesaria».

3. La paradoja del ingenium va a engendrar una estrategia espontánea.La realidad desmiente en cada instante la creencia espontánea. Si es así, cada cualse esforzará en transformar esta realidad para que se adapte a su creencia, y nega-rá a los otros esa irreductibilidad del ingenium que no puede dejar de exigir parasí mismo. Cada uno va a intentar hacer pasar a lo real su reducción imagina-ria. Se va a esforzar, pues, para que los otros vivan como él o, al menos, paraque se conformen a sus criterios de vida. Cada uno desea espontáneamenteque los otros se plieguen a su propio ingenium. Es tal vez la frase que Espinosarepite más a menudo cuando se trata de explicar las relaciones interhumanas23.Esta estrategia espontánea no se limita además a la política: concierne también ala religión24, y asimismo, por ejemplo, a las relaciones intrasociales, la educa-ción, etc.

Esta estrategia espontánea podría hacernos pensar en el estado de naturaleza hob-besiano. Sin embargo, hay que observar que, en su aplicación concreta, esta reglano implica en su sentido estricto una «guerra de todos contra todos». Se articula,en efecto, con otro principio de base de la psicología espinosista: el de la imita-ción de los afectos (E 3P27: «Por el hecho de imaginar que experimenta algúnafecto una cosa semejante a nosotros, y sobre la cual no hemos proyectado afec-to alguno, experimentamos nosotros un afecto semejante»). Los mecanismos deesta última explican por qué, estando inclinados a imponer su complexión a otro,los hombres, al mismo tiempo, son conducidos a identificarse, al menos por uncierto tiempo y en una cierta medida, con la complexión de otro. Se comprende,pues, que ciertos ingenia puedan servir para relevar o sustituir a otros y que fac-

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23Cf. Etica, parte III, Prop. 31. Véanse también el corolario y el escolio de esta proposición.24«Vemos que casi todos sustituyen la palabra de Dios por sus propias invenciones y se dedi-can únicamente, bajo el velo de la religión, a obligar a los otros a pensar como ellos»: aquí,al comienzo del capitulo VII del TTP, la palabra ingenium está ausente, pero se reconoce eltema.

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ciones o grupos ideológicos puedan constituirse, compartiendo, al menos par-cialmente, las mismas pasiones, y obteniendo, de este reparto, una fuerza multi-plicada para imponerla a los más resistentes o recalcitrantes. La aplicación com-binada de estos dos principios permite comprender esa verdad de la experienciaque se le escapa a Hobbes25: no encontramos nunca la anarquía absoluta; trope-zamos, más bien, con la lucha de grupos constituidos.

La política espinosista de la relación con otro va a fundarse sobre esos caracteresde la individualidad. A la estrategia espontánea va a oponer una estrategia reflexi-va. Pero esta última deberá siempre tener en cuenta el carácter necesario de laprimera. Esta estrategia reflexiva opera siguiendo una doble distinción: entre elindividuo y el Estado, entre los pensamientos y las acciones. Acaba así trazandolíneas de demarcación complejas. Para convencerse de ello, basta comparar lasconclusiones de Espinosa con las que Hobbes culmina una reflexión bastantesemejante en su punto de partida. El De Cive en efecto, cuando se trata de definirla noción de pecado, observa: «Los hombres son de tal naturaleza que cada cualllama bien lo que desearía que se le hiciese y mal lo que querría evitar; de mane-ra que siguiendo la diversidad de sus afectos, sucede que lo que uno llama bien,el otro lo llama mal»26. Constatación paralela a la de Espinosa, pero de la queHobbes extrae efectos totalmente distintos. De la diversidad de hecho de las opi-niones, y de la igualdad fundamental entre los hombres, él concluye inmediata-mente en la necesidad de una intervención autoritaria del Estado para fijarles unaregla. Por sí mismas, en efecto, ellas no podrían encontrarla espontáneamente.Las conclusiones espinosistas serán más matizadas.

Por una parte, a pesar de la tendencia de cada cual a juzgarlo todo según su com-plexión y a querer regir a los otros en función de ella, nadie está naturalmenteobligado a vivir según la complexión de otro27, ni a aceptar de otro la regla desus juicios, es decir, a juzgar a partir de.un ingenium distinto del suyo28. Por otraparte, es preciso dejar a cada uno esa parte de individualidad: el Estado debehacerlo, y dejar a cada uno el poder de interpretar los fundamentos de la fe a par-

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25También Hobbes siente la necesidad de explicar la formación de grupos pasionales, peroúnicamente en el caso de la sedición. No disponiendo de la teoría de la imitación de los afec-tos, se ve obligado a producir un po- bre equivalente de ella: la elocuencia, con la que losambiciosos arrastran la estupidez del vulgo (De Cive, Cap. XII, parágrafos 12, 13). 26De Cive, II, Cap. XIV, parágrafo 17.27TTP, Prefacio, G III, p. 11, l.15-17.28TP, cap. II, par. 18, G II; p. 282, l.15-18.

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tir de su propia complexión29. No puede además hacer otra cosa30 –si lo inten-ta, cae en el ciclo de la violencia que lo arrastrará a su fin. Este tipo de estrategiaes pues, deseable y posible. Es además lo que sucede en los Países Bajos31; y, porsu parte, el hombre razonable lo hace también32.

¿Pero la Ciudad puede dejar que cada cual viva (y no sólo piense y sea afectado)según su propio ingenio? Ciertamente no, o no totalmente, pues el que vive segúnsu propio ingenio depende enteramente de su propio derecho y no del de la ciu-dad 33. Por tanto, si una ciudad deja que alguien viva en función de su propioingenium, cede al derecho de éste, lo cual es imposible sin la división delEstado34 (texto). No se puede tampoco dejar que un ciudadano interprete elDerecho a su modo, pues supondría dejarlo vivir según su ingenium35. Somosasí remitidos de nuevo a una distinción entre los ámbitos interno y externo.

A pesar de todo, tal distinción entre lo interno y lo externo no siempre es fácil. Deahí una especie de astucia de la Razón de Estado respecto del ingenium: hay queconducir a los hombres de manera tal que cada cual crea no ser conducido, sinoobedecer a su propio ingenium36. Dicho de otro modo, la última lección de lapolítica espinosista consiste tal vez, una vez trazada la demarcación entre lasacciones y los pensamientos, en incitar a los gobernantes a manejar las accionescomo si fuesen pensamientos.

¿Qué decir del hombre razonable? No tiene los mismos motivos que el Estado paraintervenir en las acciones de otro. Pero si reprime su inclinación a reducir espon-táneamente a otro a su propio ingenio, ¿no corre el riesgo entonces de dejar en élel campo libre a la sola imitación de los afectos? Espinosa observa que es difícilencontrar así una línea de conducta. Los hombres son diversos y es necesario unsingular poder sobre sí mismo para aceptarlos a todos con el ingenium propiode cada uno de ellos evitando imitar sus afectos37. De hecho la solución consis-tirá en continuar, en cierta medida, la estrategia espontánea, es decir, en intentarguiar a los otros hacia la razón, que juega así el papel de ingenium del hombrerazonable.

Mesa 6: O home como encontro

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29TTP, Prefacio, G III, p. 11, l.4-6.30TTP, cap. XX, G III, p. 240, l.1-5.31TTP, Prefacio, G III, p. 7, l.21-23.32Ep. XXX, G IV, p. 166, l. 18-19.33TP, cap. II par.9,G III, p. 280, I. 2-534TP, cap. III, par. 3, G III, p. 285, l. 8-11.35TP, cap. III, par. 4, G. III, p. 285, l.32-p. 286, l.2.36TP, cap. X, par. 8, G III, p. 356, l. 26-27.37Etica, parte IV, APP., cap. XIII, G. II, p. 269, l. 16-22.

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Una forma particular de esta estrategia concierne a la manera de educar a loshombres o, simplemente, de hablarles. Espinosa dice que hay que hablar «ad cap-tum vulgi», o que la Escritura enseñó «ad captum vulgi» –según la comprensióndel vulgo. ¿Qué significa captum? Se lo interpreta a veces como prueba de un«doble lenguaje». De hecho, ese término tiene, al menos en parte, la misma dis-tribución semántica que el término ingenium: designa el conjunto de las opinio-nes de cada uno, el marco a través del cual recibe el discurso38. No es de ordenepistemológico; constituye, más bien, la condición individual de lo epistémico. Elreceptor del discurso tiene un cuerpo y una complexión que corresponde a esecuerpo. Cuando el receptor es un pueblo, el marco de comprensión está formadopor su ingenium nacional39.

El ingenium, tal como lo encontramos en estos textos, es de orden constitutivo yno confirmativo. No podemos demostrar a priori que el espíritu de tal individuotendrá tales características. Sólo la experiencia puede enseñárnoslo. Además, nose puede considerar este ingenium como una simple remanencia de la ignoran-cia o, inversamente, como un puro equivalente de la sabiduría. Se mantiene másallá de la adquisición de la sabiduría. Espinosa habla, en efecto, del ingenium delhombre conducido por la razón40, al mismo tiempo que de su vivendi ratio.

¿Estamos aquí lejos de Huarte? Tal vez; ciertamente incluso en lo que concierne alas consecuencias que pueden establecer una política del ingenium. Pero es pre-ciso ante todo constatar esto: existe en Espinosa una conceptualización filosóficamuy importante del ingenium individual, concebido como el complejo pasionalque lo caracteriza singularmente, distinguiéndolo en mayor o menor medida delos demás individuos; esta conceptualización (transversal al orden geométrico dela Etica y del TP), así como la explicación cuasi-física que de él se proporciona,y la necesidad afirmada –en fin– sobre la irreductibilidad de esta particularidadrepresentan otros tantos rasgos, a menudo poco percibidos, que acercan el unoal otro, al autor de la Ética (el más importante texto escrito entre los dos mileniosque searan Aristóteles de Kant) y al autor del Examen de los Ingenios.

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38Cf. TTP, cap. XIV, G III, p. 173.39Cf. TTP, fin del cap. XI: los Apóstoles adaptaron el mensaje evangélico al ingenium de loshombres de su tiempo. Pablo al de los griegos, los otros al de los judíos. (G III, p. 158).40Ética, Libro IV, prop. LXVI, esc., G II, p. 260, 1.28.

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«Nostalgia, catalepsia, locura y‘gaitoterapia’: Historias de gallegos en Cubaen el período de fin de siglo XIX y primerasdécadas del XX»

David Simón Lorda Doctor en Medicina. Psiquiatra. Complexo Hospitalario de Ourense/SERGASDireccion Provincial. Dirección de contacto: David Simón Lorda. ComplexoHospitalario de Ourense. C/ Ramón Puga, 52-54. 32005 Ourense. Tfno.988-385397. E-mail: [email protected] González FernándezDoctor en Antropología. Psiquiatra. Unidad de Salud Mental nº 2. ComplexoHospitalario Universitario de Santiago.

Uno de cada tres gallegos (medio millón en total) marcharon a Hispanoaméricaen la segunda mitad del siglo XIX. Escribía Marcos Valcárcel hace unos días (mayode 2006) en su blog (http://www.asuvasnasolaina.blogspot.com) sobre la emigra-ción gallega y señalaba que sin entender la emigración a América no se puedeentender la historia de Galicia. Lo mismo se puede aplicar al tratar de construir lahistoria de la respuesta a la enfermedad mental en Galicia: necesitamos conocerqué ocurrió en la orilla hispanoamericana.

Mucho se ha escrito en estas semanas sobre vida y obra de Manuel Lugrís Freire,autor homenajeado no Día das Letras Galegas del 2006. Lugrís fundó con ArmadaTeixeiro y dirigió el primer periódico escrito integramente en gallego. Era A GaitaGallega, que se editó en La Habana entre 1885 y 1889.

Precisamente una noticia del periodico habanero A gaita gallega, del 13 dediciembre de 1885 nos da la excusa para hablar de una historia de un ourensanoen La Habana de fin de siglo XIX. Una historia de nostalgia y emigración con soni-dos de gaita gallega como ahora veremos.

El cataléptico de La Habana y la gaitoterapia

Camilo Martínez, de 22 años y natural de A Peroxa-Ourense, era un soldado inter-nado en el Hospital militar de San Ambrosio en La Habana en 1885. El hombreestuvo en estado cataléptico por un lapso de 14 meses. Ocasionalmente estornu-daba o tosía y murmuraba algunas palabras. Se anotó en su hoja clínica que algu-

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nos meses antes de este episodio de trance, el paciente había sido herido y sufríauna extrema depresión que se atribuyó a la nostalgia por su patria. Luego comen-zó a desarrollar ataques catalépticos intermitentes y temporales, que culminaronen el episodio de 14 meses de inmovilidad. Diagnosticado por los médicos decatalepsia por nostalgia, tras largos meses en estado catatónico «sale» de su esta-do de locura mediante una prescripción terapéutica poco habitual: Un «gaiteiro»tocando muñeiras y fandangos con gaita gallega a la cabecera de la cama delenfermo, al tiempo que le hablaban además en gallego. Como el «cataléptico»peroxano comenzaba a mejorar y comenzaba a moverse siguiendo la música conlas manos, según Lamas carvajal llegaron a ser tres los gaiteiros ourensanostocando a pie de cama del enfermo: uno de Rivadavia, otro de Valdeorras y otrode Penalba.

Su caso fue inicialmente reseñado en periódicos cubano-gallegos como GaliciaModerna en agosto de 1885 (El Cataléptico del Hospital Militar). A las pocassemanas Valentín Lamas Carvajal atento a todo lo que ocurría en el mundo perio-dístico fue recogido por en el ourensano O tío Marcos da Portela en un artículoirónico y sarcástico titulado A gaitoterapia. Precisamente este artículo es el quea su vez retoman Lugrís y Armada Teixeiro y lo reproducen en la portada de Agaita gallega unos meses después (13-12-1885).

«Iñórase quén foi, non se sabe a quén lle deu por alí, nin quén xuncras pensouna gaita gallega para empregala como meiciña; pro foi o caso que cando a cata-lepsia dempois de estrozar os nervos iba esparexéndose astra pola cana dos osos,xa canso de tocar o violón, e lonxe de ir á botica foise onda un gaiteiro, que polamañanciña cedo....soltou ós ventos os malancónicos acordes dunha alborada.Como por arte de encantamento, levou o cataléptico as maus ós ollos. A músecada terriña, cicais espertando aquel adormecido espritu, fíxolle o efeuto que nonfixeran astra daquela tódalas meiciñas do mundo» (Lamas Carvajal, A GaitaGallega, 13-12-1885).

En octubre de 1885, en Galicia Moderna daban noticias siguiendo todavía elcaso. A esas alturas de la historia ya había intervenido también el Centro Gallegode La Habana, sufragando los gastos para que al enfermo peroxano se le pudieranaplicar duchas de hidroterapia en el establecimiento privado «La Quinta del Rey»ya que no disponían de ellas en el Hospital Militar. No sabemos a día de hoy cómotermina el caso. Tampoco se si quedará memoria del caso en la Sociedad deNaturales de La Peroja que al menos hasta 1970 existía como tal dentro delCentro Gallego de La Habana.

Pocos años más tarde el caso del cataléptico da Peroxa también mereció ser reco-gido en el famoso libro de Gould y Pile, titulado Anomalies and Curiosities ofMedicine (1900).

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Decir que las circunstancias del caso transcurren en primavera-verano de 1885,momento en el cual tampoco había grandes avances en el mundo de la psiquia-tría, la neurología y la psicología. Freud aún empezaba a desarrollar su vida pro-fesional, no había medicamentos efectivos y la estructura asistencial tampoco erala más desarrollada ni en La Habana ni en Galicia. El Manicomio de Conxo se abreen el verano de 1885, al tiempo que el cólera arrasaba en España y llamaba a laspuertas de Galicia (Simón y Rúa, 2006). Respecto al diagnóstico de «catalepsiapor nostalgia», decir que tratar de saber a qué diagnóstico de la medicina actuallo podríamos englobar es complicado. Aplicar diagnósticos de hoy en día apacientes de hace un siglo y medio puede ser una falacia categorial. El concepto-constructo de «nostalgia», siempre en la órbita de los trastornos afectivos, aúnestá en plena revisión e investigación hoy día por autores como Miranda VanTilburg, quien en su grupo de los Países Bajos desarrollan investigaciones en elesfera de la psicología y la psicometría. Con la catalepsia - que pueden ser casosde patología neurológica pero también psicosis o melancolías graves- podemosdecir lo mismo que antes (aquí es obligado citar los trabajos del catedrático depsiquiatría de Cambridge, el británico-peruano German Berrios).

Concurre en este caso un aspecto poco estudiado por la psiquiatría y la psicolo-gía como es el de la musicoterapia, que desde la Antigüedad fue usada como tera-pia para las alteraciones del estado de ánimo y que hace unos años fue motivo deun extenso trabajo por uno de los dres. De Castro, de la saga médica de las tierrasde Entrimo de la que ya dimos noticia en otra entrega. En los Anuarios da Gaitaque me facilitaron los de la Escola Provincial de Gaitas no contemplaban esteaspecto ni tampoco había referencias históricas del caso, salvo en uno de los tra-bajos sobre La gaita flamenca y el mundo pictórico de Brueghel (Anuario daGaita). Firmado por Luis González apunta unas interesantes conexiones a explo-rar ya que en las obras del pintor Brueghel hay varias referencias a la relaciónentre los gaiteiros y la curación de las enfermedades mentales en el siglo XVI enEuropa. El autor ya demandaba que algún profesional de la psiquiatría o la psico-logía avanzase algo más sobre la supuesta musicoterapia de la gaita. Poco máspodemos avanzar hoy en estas líneas, pero hay que decir que tal vez sea un áreade expansión o conexión de la Escola de Gaitas con el mundo sanitario en unmomento en que la musicoterapia asiste a un renacer en nuestro país como dis-ciplina en los últimos años pero al tiempo ya se han ido colando muchas melodí-as en quirófanos, nidos de maternidades y escuelas. Se ignora cómo consiguenactuar pero lo cierto es que parece la música tener capacidad para disminuir eldolor, reducir el estrés, ayudar a niños con problemas de autismo o mejorar lamemoria.

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Migraciones y salud mental: Del XIX al XXI

Si en vez de suceder los hechos en 1885 hubiera sido en 1888, tal vez CamiloMartínez hubiera sido internado en La Benéfica, la Casa de Salud que se abre enese año bajo los auspicios del Centro Gallego de La Habana (creado en 1879). LaCasa de Salud La Benéfica, que ofertaba asistencia sanitaria a todos los asociadospronto se convirtió en la institución más importante de la colectividad gallega emi-grada a Cuba.

El fenómeno migratorio siguió siendo una constante en el primer tercio de sigloXX y seguirá preocupando a las autoridades sanitarias gallegas. En las JornadasMédicas Gallegas, celebradas en Lugo en 1933 tuvo lugar la conferencia sobreProblemas sanitarios que plantea la emigración e Inmigración en Galicia,cuyos autores fueron J. Souto y Julio Freijanes Malingre entre otros. Proponían yaen 1933 medidas preventivas y de protección del emigrante antes de la salida,durante la travesía y al llegar al país de origen, así como unas elaboradas conclu-siones en torno a las causas de la emigración («la principal causa es el desequi-librio económico producido por la desproporción entre la población y la riquezaexplotada»). Aportaban los datos asistenciales de los años 1923-1933 suministra-dos por el Dr. Esterino de los servicios médicos del Centro Gallego de La Habana(tenía unos 70.000 socios en ese momento): Por tuberculosis (7269 casos), sífi-lis (2994 casos) y enfermedades nerviosas y mentales (2821 casos). En esa líneatambién iban las preocupaciones de las Comisiones Gestoras de las DiputacionesGallegas quienes en octubre de 1931 en un documento que envían al Presidentedel Consejo de Ministros solicitándole ayuda económica para adquirir elManicomio de Conxo; señalan que con la compra del mismo se pudiera teneratención para «los numerosos dementes que en la actualidad esperan turno paraser ingresados y los que la repatriación de América arroja como tristes residuosde un vivir de penalidades y privaciones».

Estos trabajos acerca de la relación entre salud/enfermedad mental y emigraciónde los años 30 del siglo XX suponen un acercamiento pionero al tema en Galicia,que será después continuado ya muchos años más tarde por Cabaleiro Goás, y másrecientemente por otros profesionales gallegos (Santiago Lamas, Emilio González,Jorge Luis Tizón, etc.). Las últimas aportaciones en este campo en la Galicia delsiglo XXI son las últimas aportaciones de Emilio González sobre el caso del lla-mado «El Caballero de parís», un emigrante de Lugo que se convirtió en loco ofi-cial de La Habana y sobre el que ya alguna pista había dado Neira Vilas. Destacartambién el trabajo de Santiago Lamas en su «Galicia Borrosa» (2004): un librode ensayo que dispara en multitud de direcciones, y que salta de las emociones alpaisaje, de la saudade al cérebro o al «asegún» pasando por la arquitectura, elurbanismo, el duelo y la identidad de los gallegos (y asimilados).

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Cabaleiro, la higiene mental y los problemas psíquicos de la emigra-ción

En Ourense se celebra en 1967 el «Seminario de Higiene Mental» en el cual laparte central del Seminario va a ser la ponencia Problemas Psíquicos de laEmigración presentada por Manuel Cabaleiro Goás y por Morales Asín. Cabaleiroincide en una problemática de tipo clínico asistencial grave que Ourense presen-taba en ese momento, los trastornos psíquicos derivados de la emigración. Es untrabajo que surge de una práxis asistencial que conectaba con la realidad socioe-conómica, pues es en ese período cuando en Galicia se produce la salida de ole-adas de emigrantes hacia Centroeuropa. Tampoco faltan referencias a la morriña,a la saudade y la nostalgia.

Cabaleiro, hijo de emigrante en Cuba durante treinta años, nunca olvidará el temade la emigración, volviendo a él una y otra vez. En 1972, vuelve a impatir confe-rencias y seminarios en torno al tema de la emigración en foros muy diferentes.Así, por ejemplo, participa en Noviembre en un ciclo de conferencias invitado porla delegación Diocesana de Vigo de la Comisión Católica Española deMigración, disertando sobre Psicología y psiquiatría de la emigración, y com-partiendo cartel entre otros con Xosé Manuel Beiras quien da la charla sobre«Efecto global de la emigración en el desarrollo de Galicia».

Algunas preguntas y reflexiones

Terminamos aquí con algunas preguntas respecto al caso de la «Gaitoterapia» ypara las que tal vez nunca tengamos respuesta aunque la investigación continúaactiva en este momento: ¿Qué fue de Camilo Martínez?, ¿Hay memoria o recuerdossobre este paisano en su tierra natal de A Peroxa?, ¿Qué proceso morboso pade-cía?, ¿A quién se le ocurrió probar con el gaiteiro a la cabecera del enfermo?,¿Sabemos algo de ese gaiteiro? Tal vez debieran investigarlo los de la Escola deGaitas, o los autores cubanos del documental Os últimos gaiteiros de La Habana(Premio Internacional de Periodismo Rey de España 2004).

Este caso curioso nos puede servir además de ejemplo para dos cosas. Una deellas, más en la línea historiográfica, para tratar de abordar el estudio de la pro-blemática sanitaria y psiquiátrica y la respuesta que se dio a la comunidad degallegos emigrantes a Hispanoamérica. Hace más de un siglo muchos de nuestroscompatriotas emigrantes presentaban similares situaciones de tristeza, soledad ydificultades de adaptación que las que hoy en día presenta la inmigración enEspaña. Vamos así del siglo XIX al XXI en esta España con inmigración creciente,y que representa un desafío asistencial para los servicios sanitarios (entre ellos losde atención a la salud mental). Nos vale también para hacer una llamada a la refle-

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xión sobre cómo trabajamos con el bagaje social y cultural que terapeuta, institu-ción y pacientes comparten en el momento de relación clínico-asistencial.

Esto que hoy exponemos se conexiona por muchos puntos con otro caso que nosrelataba La Voz de Galicia en octubre de 2004. Una señora de Noia, residentedurante años en Miami, con sus sesenta y muchos vivía sola en la ciudad peromantenía contactos habituales telefónicos con su familia gallega. Tras un atracocon agresión que la lleva a sufrir episodio amnésico-disociativo, queda semimu-tista y sin poder ser confirmada su identidad. Al final queda aparcada y perdida siidentificar en los pasillos de una residencia para enfermos y ancianos de su pro-pia ciudad. Nuevamente la música interviene en esta historia de nostalgia, soledady migración. Cantaba y musitaba una y otra vez las mismas canciones... Cancionesdel grupo noiés de los Tamara (Pucho Boedo y los Tamara) fueron la que llevó asu familia, algunos de los cuales pertenecían al grupo de músicos Los Tamara, adar con ella en la búsqueda y rastreo que hicieron durante muchos meses juntocon la embajada española y el cónsul en Miami. Cuando ya la daban por perdidatras un año desaparecida, un dato que les aporta por teléfono un empleado cuba-no de una residencia de ancianos de Miami les pone en pista segura: tenían unaseñora de identidad no filiada, de rasgos físicos similares y que continuamentecantaba canciones como «De Santiago vengo», «Galicia Terra Nosa»... –¡¡ de losTamara ¡!– De seguro que los médicos WASP (blanco, anglosajón, protestante) deMiami no conocían ni el castellano ni el gallego ni supongo que tampoco a losTamara.

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Adaptación y validación de la versiónespañola del Addenbrooke’s CognitiveExamination en una población rural de bajonivel educativo en GaliciaShort title: Validation of the Spanish version of the ACE

A. García-Caballero, M. González, I. García-Lado, J. González-Hermida,M.J. Recimil, S. Lamas Servicio de Psiquiatría. Complexo Hospitalario de Ourense, Spain.Correspondence to: Dr. A. García-Caballero. Servicio de Psiquiatría, ComplexoHospitalario de Ourense. R/ Ramón Puga nº 54. 32005, Ourense. Spain . Tel: 988-218990. Fax: 988-218991. E-mail:[email protected]. AreaServicio de Psiquiatría. Complexo Hospitalario Xeral-Calde, Lugo, Spain.F. ManesDepartamento de Neurología. Instituto de Investigaciones Neurológicas RaúlCarrea -FLENI- Buenos Aires, Argentina.G. OzaitaServicio de Neuroloxía. Complexo Hospitalario de Ourense, Spain .G.E. BerriosDepartment of Neuropsychiatry, Addenbrooke's Hospital, University ofCambridge, Cambridge, UK.

Financiación/ Becas: Dirección Xeral de Investigación e Desenvolvemento, Xuntade Galicia; grant number: PGIDIT 03SAN 92302.

Introducción

El Addenbrooke´s Cognitive Examination (ACE) es una breve batería de testscognitivos diseñada para diferenciar la enfermedad de Alzheimer (EA) de lademencia frontotemporal (DFT). Este instrumento ha sido recientemente valida-do en sus versiones en francés y en malayalam y se encuentra en proceso de vali-dación en otros idiomas.

Objetivo

Adaptar y validar el ACE en español en una población de bajo nivel educativo.

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Pacientes

Comparamos un grupo clínico compuesto por 70 pacientes que cumplían crite-rios DSM-IV para demencia y 25 pacientes con queja mnésica subjetiva sin demen-cia, con 72 controles pareados por edad y nivel educativo.

Metódos

El grupo clínico fue estudiado con instrumentos neuropsicológicos estandarizadosy neuroimagen (TAC o RMN y SPECT en todos los casos en los que se sospechóDFT), además de una exploración neurológica de rutina. El grupo clínico y elgrupo de control fueron estudiados con la Addenbrooke´s CognitiveExamination (ACE), el Mini Examen Cognoscitivo (MEC-30) y la ClinicalDementia Rating scale (CDR). Se calcularon la sensibilidad, especificidad, área bajo la curva (ABC), fiabilidad yel cociente Verbal-Language/ Orientation-Memory (VLOM) ratio. A continua-ción la muestra fue estratificada por nivel educativo en dos grupos, obteniéndoselas curvas Receiver Operating Characteristics (ROC) y los puntos de cortecorrespondientes para cada uno de ellos.

Resultados

Las curvas ROC demostraron la superioridad del ACE en el subgrupo de pacientescon edad igual o superior a 14 años al terminar la escolarización. El cocienteVLOM confirmó su utilidad para el diagnóstico diferencial entre EA y DFT.

Conclusión

La versión española del ACE es un instrumento útil para el diagnóstico de demen-cia. En nuestra población deben utilizarse diferentes puntos de corte en funcióndel nivel educativo. En esta muestra el cociente VLOM demostró su utilidad parael diagnóstico diferencial entre EA y DFT.

Palabras clave. Addenbrooke´s; ACE; Frontotemporal dementia; Alzheimer´sdisease; cognitive evaluation; education; Spanish.

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Estudio comparativo entre diez métodos decorrección del test del reloj en unapoblación española de bajo nivel educativoShort title: Comparison of ten clock scoring methods in Spanish population

A. García-Caballero, A. Cibeira, G. Gómez, MJ. Recimil, I. García-Lado, J. González-Hermida, S. LamasServicio de Psiquiatría. Complexo Hospitalario de Ourense, Spain.Correspondencia: Dr. A. García-Caballero. Servicio de Psiquiatría, ComplexoHospitalario de Ourense. R/ Ramón Puga nº 54. 32005, Ourense. Spain. Tel:988-218990. Fax: 988-218991. Correo electrónico:[email protected]. Cadarso-SuárezUnidade de Bioestatística. Departamento de Estadística e Investigación Operativa.Facultade de Medicina. Universidade de Santiago de Compostela, Spain. R. AreaServicio de Psiquiatría. Complexo Hospitalario Xeral-Calde, Lugo, Spain.

Financiación/ Becas: Dirección Xeral de Investigación e Desenvolvemento, Xuntade Galicia, grant number: PGIDIT 03SAN 92302 and BMF2002-0313 (EuropeanFEDER support included) from the Spanish Ministry of Science and Technology.

Objetivo

Comparar la fiabilidad del metodo de corrección del reloj incluido en laAddenbrooke´s Cognitive Examination (ACE) con nueve métodos estándar decorrección del reloj en una población española de bajo nivel educativo.

Pacientes

Comparamos un grupo clínico compuesto por 70 pacientes que cumplían crite-rios DSM-IV para demencia y 25 pacientes con queja mnésica subjetiva sin demen-cia, con 72 controles pareados por edad y nivel educativo.

Metódos

El grupo clínico fue estudiado con instrumentos neuropsicológicos estandarizadosy neuroimagen. El grupo clínico y el grupo de control fueron estudiados con la

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Addenbrooke´s Cognitive Examination (ACE), Mini Examen Cognoscitivo (MEC-30) y la Clinical Dementia Rating scale (CDR). Posteriormente se seleccionaron161 tests del reloj extraidos del ACE que fueron distribuidos aleatoriamente y pun-tuados de forma ciega al diagnóstico y a los resultados de la exploración cogniti-va por dos evaluadores independientes. Cada reloj fue puntuado de acuerdo conlos métodos de Cahn (cualitativo y global), Manos, Méndez, Rouleau, Shulman,Sunderland, Watson, Wolf-Klein y ACE. A continuación se calcularon las curvasReceiver Operating Characteristic (ROC) para cada una de estas situaciones y seobtuvo la fiabilidad inter-examinadores para todos los métodos excepto los deManos y Watson.

Resultados

Se demuestra la existencia de diferencias estadísticamente significativas entre losdiferentes métodos de puntuación del reloj (c2= 1395.805, df= 10, p-value<0.001). El Area Bajo la Curva (ABC) fue mayor de 0.850 para los métodos del ACE(0.8575), Cahn-global (0.8893), Méndez (0.8851), Rouleau (0.8742), Shulman(0.8749) y Sunderland (0.8785). No existieron diferencias estadísticamente sig-nificativas entre las áreas de estos métodos. Por el contrario los métodos deManos (0.8111), Watson (0.7563) y Wolf-Klein (0.8166) obtuvieron ABC´s meno-res que el grupo previo, siendo las diferencias significativas desde el punto de vistaestadístico. La fiabilidad interexaminadores (0.860- 0.949) fue alta en todos losmétodos estudiados.

Conclusión

El método de corrección del reloj incluido en la ACE obtiene un ABC y una fiabi-lidad interexaminadores óptimas. No se obtuvieron diferencias estadísticamentesignificativas entre los resultados obtenidos con este método y con otros sistemasestandarizados. En nuestra población los métodos de corrección del reloj del ACE,y los de Cahn, Méndez, Rouleau, Shulman y Sunderland fueron óptimos y equiva-lentes de cara a la detección de demencia.

Palabras clave

Addenbrooke´s; ACE; Clock Drawing Test; CDT; education; Spanish

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Unamuno y Rof Carballo: más allá delerotismo

Ana Isabel Carballal González

Situado entre los más excelsos intelectuales de su época, Juan Rof Carballo no essólo, como lo llama el Dr. Álvarez Romero1, el principal exponente de la medici-na psicosomática en España, sino también el primer introductor de estos estudiosdentro de la teoría de la crítica literaria. En su artículo «La nebulosa de la nove-la», Rof postula, por primera vez en España, el abandono de las escuelas de críti-ca tradicional, basadas en el estudio de géneros y figuras literarias, y la introduc-ción de la «nueva crítica» constituida por la aplicación de teorías marxistas, for-malistas, existencialistas y sobre todo, psicoanalíticas al estudio de textos litera-rios. Según este artículo, la mente hispana sufre de una inhabilidad congénita parael estudio de novelas modernas y la aplicación de teorías estructuradas en tornoa conceptos como la subjetividad y los complejos emocionales del autor, su ámbi-to social y la exploración de su lenguaje como instrumento del propio conoci-miento. La forma de pensar y de observar de los hispanos no se adecua a estospresupuestos analíticos de la nueva novela y ello es causado por lo que se deno-mina «enraizamiento»2. Este enraizamiento, definido como la vinculación secre-ta del escritor con sus antepasados, tiene serias consecuencias para el estudio delerotismo en los escritores españoles ya que promueve: su huida de la intimidad,del inconsciente, del lenguaje y lo más importante, su huida y evasión de la figurafemenina y lo erótico.

Es paradójico dentro de este contexto del erotismo español tan fuera del alcancede los intelectuales, que sea Rof Carballo el que analice la obra de Unamuno desdeesta perspectiva. Sin embargo, en el caso de Unamuno, como lo explica el propioRof en su artículo «El erotismo en Unamuno», la conceptualización de lo erótico

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1 En su artículo Psicosomática y creatividad, el Dr. Manuel Álvarez Romero afirma la deudade la introducción de la medicina psicosomática en España a la labor del Dr. Rof Carballo,identificándole como uno de los primeros que estudió la influencia de los estados emociona-les y procesos cognitivos en la actividad creadora.2 En La nebulosa de la novela, Rof define el enraizamiento como «…lo importante que sevuelve en el hombre, doblado ya al cabo de la vida, la percepción allá en sus profundidades deuna vinculación secreta con las generaciones que le han precedido y a las que hasta entoncesse había permitido desdeñar» (255). La consciencia de las raíces del autor permiten la cone-xión con su subconsciente, su nebulosa, el espacio, del cual pretende huir.

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no parte tanto de perspectivas sincrónicas y sociales del amor como lo que sedefine a partir de: «la estratificación lingüística del propio autor que nace de unadoble herencia que él (Unamuno) denomina como ‘el ciego ímpetu del sexocomo el lúcido arrebato de la ternura’» (p.73). El objetivo de este ensayo es ree-xaminar las conclusiones a las que se llega en este artículo y con un estudio delas novelas mayores de Unamuno: Amor y pedagogía (1902), Abel Sánchez(1917), Niebla (1914), y La tía Tula (1921), y aplicar dichas conclusiones alanálisis de tres cuentos incluidos en otra obra del mismo autor que es El espejode la muerte (1913). El ensayo mostrará que, aunque el sistema erótico de lasnovelas es muy similar a la de los cuentos, la descripción de la tiranía matriarcalen aquellas se contradice en estos, con la presentación de una epidemiologíafamiliar no basada en la madre, sino en el padre como centro de poder y cambio.

Si bien Rof Carballo concluye que son las figuras femeninas las que establecen elpoder dentro de la estructura social y cultural de un grupo, marcando la caracte-rización del mismo (con su impulso maternal, su orgullo y por lucha para salir dela pobreza y subir de estatus social), el hombre no puede ser caracterizado comovíctima en su sacrificio a este poder superior, sino que como se comprobará enlos cuentos, este también tiene el poder para imponer un sistema patriarcal conlos mismos atributos que el de las féminas.

Las dicotomías establecidas por Rof Carballo en cuanto al impulso sexual contrael maternal, lo erótico frente a la muerte, el orgullo de la hembra, y su lucha porsobrevivir en la escala social no son siempre indicio de equilibrio y estabilidad.Aunque muchos de los personajes de Unamuno (como Augusto Pérez y la tía Tula)conviven dentro de esos binomios; otros, como se comprobará con la historia deJulián y Susín, rompen la estabilidad y correlación entre los mismos para estable-cer un nuevo orden.

Para Rof Carballo, estudiar literatura es instruirse también en la psicología del serhumano. Los personajes de Unamuno (como los de otros escritores), son los querevelan más profundamente sus más recónditas pasiones: su actitud hacia el amor,su actitud hacia el sexo opuesto, la polaridad entre el impulso sexual y espiritual,y sobre todo la relación de ese ser humano con la primera figura femenina en suvida: la madre. La figura de la madre no sólo influye en el desarrollo del individuocomo tal sino también en su posición dentro del grupo social que lo rodea y queda sentido a su existencia. Este desarrollo es consecuencia directa de lo que sellama la «epidemiología familiar» y que tiene su principal modelo en la tía Tula:«La mujer atormentada… antierótica y aparentemente diatrófica, maternal, seconvierte en mito, en tradición familiar, en fuerza matriarcal de la raza» (p. 86). Es en esa doble herencia biológica y cultural, del sexo y de la ternura, como seconforma lo erótico en Unamuno. En un principio, una de las características del

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erotismo en Unamuno es el de desarrollar heroínas «varonas», definidas como«tipos muy femeninos, cuya fuerza contrasta con la flaqueza del hombre» (p. 75).Siguiendo con ese binomio de feminidad y fortaleza, estas mujeres ejemplarizanasimismo la caracterización de la civilización española como «religiosa y guerre-ra», es decir, sin atreverse a dar el paso hacia lo «erótico y metafísico» y mante-niendo siempre el amor fuera de la ecuación social y perdido entre «el impulsobiológico y las normas del deber o de las costumbres» (p. 77). Este sistema eró-tico unamuniano, presidido por la figura de la hembra se caracteriza por la exis-tencia de cuatro tipos de dicotomías o constantes: el conflicto entre el apetitosexual y el instinto maternal, la conexión entre lo erótico y la muerte, la exhibi-ción del amor propio y el problema del estatus social y la pobreza. De acuerdocon Rof Carballo, las obras y personajes unamunianos responden tarde o tempra-no a esas premisas, sin embargo como se mostrará a continuación no todos lospersonajes y las historias se desarrollan alrededor de una figura femenina central,en muchos de ellos, el protagonista es un hombre y en algunos, es este hombre elque impone su propio sistema y se alza como educador y transmisor de la cultura.

Teniendo en cuenta estas consideraciones y la idea de la tiranía matriarcal comoprincipal medio de transmisión de las pautas sociales y culturales a las que elhombre (en su vacío e invalidez) está sometido, hay ocasiones en las cuales,dichos parámetros se intercambian creando universos novelescos, en los que sibien los papeles del hombre y de la mujer no van a estar tan marcados, se vivedentro de una tiranía patriarcal y no matriarcal. Este es el caso de los cuentos aanalizar: Las tribulaciones de Susín, El abejorro y El poema vivo del amor. Elprimero es la historia de un niño, Susín, de cuatro o cinco años, que jugando undía en el campo, se aleja inadvertidamente de su niñera, dando lugar a una seriede terroríficos encuentros que lo llevarán a manos de un alguacil y finalmenteseguro a los brazos de su padre. El abejorro narra el recuerdo que tiene el pro-tagonista, Gabriel, de la muerte de su padre y su obsesión con el accidente y lafigura del abejorro presente en el mismo. Finalmente El poema vivo del amornarra los recuerdos que Julián (un hombre mayor y ciego) tiene de su primerencuentro amoroso con su prima Eustaquia.

En un principio y siguiendo la caracterización de lo erótico que hace Rof Carballo,hay que señalar que en las tres obras no hay ninguna figura femenina relevante,haciendo que la figura de la «varona» desaparezca a favor de la figura del varón.La fuerza y pasión femenina son sustituidas por la fuerza y el ímpetu varonil. En elcaso de Susín, esta fuerza se metaforiza en los abrazos de su padre que lo acogedespués de la horrible experiencia de su pérdida, y cuya voz describe como: «¡Quédulce le sonó la voz de papá riñendo a la chacha!» (p. 663). El padre es la figuracentral de la historia, manda y ordena, acoge pero también reprende. En «El abe-jorro» existe una situación muy parecida, la voz del padre del protagonista domi-

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na y cuestiona a éste, incluso después de la muerte, hasta el punto de hacerledudar de su verdadera existencia, de su verdadero ser: «¿Serás siempre bueno,Gabriel?» (p. 755). El protagonista oye esta pregunta una y otra vez, sobre todocuando hay un abejorro rondando en su cercanía, lo cual muestra la obsesión deél mismo no con su madre, sino con la figura del padre. Incluso en «Elpoema…», se puede hablar de condiciones parecidas de la tiranía patriarcalcuando es Julián el que, dominando a su prima, va a hacer que su encuentro cul-mine en el acto sexual:

…abrazó Julián por el talle a su prima, cuyos ojos decían vida, fundiéndole la sangre las entrañas, derritiendo sobre su corazón

a su cerebro. Sentáronse con otros en el suelo sobre la mullida alfombra a comulgar en la merienda, a beber del

mismo vaso, a respirar del mismo aire y a calentarse al mismo sol.(p. 761)

Julián no es sólo, en esta escena, la única figura dominante, el patriarca y amo delos destinos de aquellos que se someten a él (en este caso, Eustaquia) sino que laimagen de la comunión, hace que el lector lo compare incluso con Jesucristo,cabeza de la iglesia, y señor de la comunidad universal. El hecho de que sea elhombre y no la mujer, el creador de la realidad (papel que también se le habíaatribuido a la hembra), hace que estas historias confieran a lo masculino, a lafigura del padre, un inmenso poder, que a su vez, le es negado a la madre.

Del mismo modo que Rof atribuye a la madre el poder de estructurar la sociedady establecer lazos de solidaridad basados en lo femenino y en enemistad con elmacho, en los cuentos ocurre lo contrario. El padre transmite la realidad, se con-vierte en cuidador, personifica la seguridad familiar, y establece lazos de relacióncon aquellos de su mismo sexo. Si Rof Carballo muestra la imagen de la muertedel zángano como el sacrificio que el hombre debe realizar para preservar esa tra-dición matriarcal normativa, en estos cuentos, zángano y abejorro triunfan sobreesta tradición, imponiendo la suya propia.

En este estado de cosas, los cuentos tampoco ejemplifican el sistema erótico una-muniano que atribuía a la mujer la potestad del impulso maternal, el orgullo y laprotección de la raza. Estos impulsos ahora, quedan sustituidos por lo que Rofdenomina el impulso genésico, que no se contrasta con el instinto materno sinoque sobrevive como cualidad distintiva del nuevo sistema paterno. Es así comoJulián y Eustaquia, lejos de cualquier inclinación maternal, se sumen en la prácti-ca sexual. También, Susín busca refugio en los brazos de su padre y no de sumadre (o en este caso de la niñera). Y el abejorro nunca muere, sirviendo de tor-mento para Gabriel. El impulso genésico y la actividad protectora y educativa

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recaen ahora en la figura del padre, al igual que va a suceder con esa conexiónentre lo erótico, la muerte y el orgullo. Para Rof, Unamuno utiliza la muerte y elcarácter orgulloso de algunos de sus personajes (sobre todo de la tía Tula), comoformas de mostrar la insatisfacción libidinosa de lo masculino y como estrategiapara defender la labor protectora y cultural de la mujer.

Sin embargo, en estos tres cuentos, la muerte no es identificable con la insatisfac-ción sexual sino con la única posibilidad para el surgimiento de un nuevo hom-bre: un hombre fuerte. Es así, por ejemplo, como en El abejorro, el protagonista,si bien vive atormentado por la inquisición del insecto, toma a la vez la resoluciónde no ser un hombre enfermo y débil como su padre sino de superar el miedo de«ser», y convertir esa superación en la fuente de su orgullo: «…figúrese usted quemis hijos, de verme a mí, adquieren mi horror al abejorro,…» (p. 752). Gabrielquiere romper el lazo genético que une la debilidad paternal con el resto de suprogenie y este cambio va a comenzar ahora y con él mismo. La enfermedad delpadre, sumida en el olvido, va a dar como resultado el surgimiento de la nuevaraza, una raza creada por el hombre, no nacida de la mujer.

Al convertirse el hombre en el guardián de la cultura, la sociedad y la educación,como también lo había sido la mujer, los problemas de estatus social y la super-vivencia hambre no tienen ya razón de existir en el sistema erótico. En Niebla y Latía Tula, el hambre y la posición social marcan a las mujeres hasta el punto deinfluir en el futuro de sus hijos, y también en el futuro de su matrimonio, deci-diendo con quién se van a casar y cómo van a vivir. Sin embargo, cuando el hom-bre se convierte en responsable del sistema, es esa estructura social la que le per-mite ponerse a la cabeza del sistema y no tener que depender de ella. Si las muje-res utilizan el amor como medio para salir de su situación, el hombre, dueñointrínseco de sus circunstancias, no necesita del amor para cambiarlas. En«Susín», la chacha trabaja para su padre, pero ello nunca le permitirá cambiar declase social o enriquecerse. De igual manera, Eustaquia no pudo mediante su rela-ción con Julián, llegar a ocupar una posición matriarcal, de poder. La relaciónsexual entre Eustaquia y Julián solo beneficia a este último, que una vez ciego, seconsuela reviviendo los momentos más felices de su vida. En «El abejorro», ya nohay ninguna mención de lo femenino, sólo de la debilidad del padre, que el pro-tagonista se asegurará de que muera con él.

Es indudable la importancia de la madre y de lo femenino dentro del análisis psi-coanalítico de un texto literario. Sin embargo, en Unamuno, esos sistemas eróti-cos no son siempre factibles. Relaciones materiales, sociales y culturales, que elpsicoanálisis atribuye a la figura femenina, están sujetas en la mayoría de los casosa condiciones económicas, que en muchos casos, ayudan a la transferencia depoder entre uno y otro género. Por otra parte, entrando en la lógica de la carac-

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terización del pueblo español como «guerrero y religioso», esa representaciónpodría también modificarse, si el sistema erótico estuviera constituido por la pre-sencia de un padre y no de una madre. No obstante, estas divisiones entre hom-bres y mujeres, padres y madres dentro del cosmos literario de Miguel deUnamuno no son tan nítidas como pudieran pensarse. Es verdad que existen pará-metros por los cuales el hombre puede ser percibido como un ser inválido, feme-nino, a merced de esa tiranía matriarcal. Al mismo tiempo, es mediante la figuradel hombre y personajes como el padre de Susín, Gabriel y Julián que se recupe-ra la varonía masculina, el intercambio genésico y el sistema patriarcal de cultu-ra y sociedad. Esto trae como consecuencia que se abra la esperanza a la socie-dad de lo erótico y lo metafísico.

Lista de obras consultadas

- Álvarez Romero, Manuel. Psicosomática y creatividad. II Jornadas deHumanismo sanitario de Sevilla: Arte y psiquiatría: La enfermedad mental en elarte y la literatura.http://perso.wanadoo.es/malvarezromero/PSICOSOMATICAYCREATIVIDAD.html. 1-4.

- Rof Carballo, Juan. El erotismo en Unamuno. Revista de Occidente. 7 (1964).pp. 71-96.

- El hombre como encuentro. Madrid. Alfaguara, 1973.

- La emoción del paisaje en el hombre gallego. Grial. 11 (1966). pp. 14 -34.

- La nebulosa de la novela. Papeles de Son Armadáns. 49 (1968). pp. 229-262.

- Mito e realidade da terra nai. Vigo. Galaxia, 1957.

- Signos en el horizonte. Madrid. Prensa Española, 1972.

- Juan. Violencia y ternura. Madrid. Prensa Española, 1967.

- Unamuno, Miguel de. El abejorro. Obras completas. Barcelona. Vergara S.A.,1858. pp. 752-756.

- El poema vivo del amor. Obras completas. Barcelona. Vergara S.A., 1858. pp.757-762.

- Las tribulaciones de Susín. Obras completas. Barcelona. Vergara S.A., 1858.pp. 658-663.

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Análisis motivacional y abordaje terapéuticoen el trastorno límite de la personalidad

Teijeira Santiago, Juan RamónFacultativo Especialista de Área de Psiquiatría. Área Sanitaria de Ferrol.E-mail: [email protected] Talavera Valverde, Miguel ÁngelTerapeuta Ocupacional. Servicio de Psiquiatría. Área Sanitaria de Ferrol.Cantero Garlito, Pablo ATerapeuta Ocupacional. CRPS Ayuntamiento de Plasencia.

Resumen

En esta comunicación libre realizamos una revisión de las dificultades aparecidasen casos clínicos de la práctica diaria en el abordaje terapéutico del TrastornoLímite de la Personalidad (TLP), procurando relacionar dichas dificultades conlos aspectos motivacionales del paciente analizados desde un contexto grupal yfamiliar.

El abordaje terapéutico de los Trastornos Límites de la Personalidad ha sido unacuestión controvertida hasta el momento actual.

A pesar de que le TLP es una categoría diagnostica con criterios clínicos bien iden-tificados, se trata verdaderamente de una categoría muy heterogénea, en la que,de cualquier modo, existe una predisposición de la persona afecta a:

- Actuar de modo impulsivo sin tener en cuenta las consecuencias.- Ánimo impredecible y caprichoso.- Predisposición a tener arrebatos de ira y violencia.- Incapacidad de controlar las propias conductas explosivas.- Predisposición a conflictos a los demás.- Predisposición a trastornos de conducta, en especial cuando los actos impulsi-vos propios son impedidos o censurados.

Pueden diferenciarse dos tipos principales:

1. Impulsivo: caracterizado principalmente por

- Inestabilidad emocional.- Falta del control de impulsos.

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2. Límite en sentido estricto, en el cual, además de lo anterior, también se objeti-van

- Distorsión de la imagen corporal, autopercepción y autoconcepto.- Distorsión de los propios objetivos, propósitos y metas- Relaciones interpersonales muy intensas a la par que inestables y frágiles.- Tendencia a comportamiento autodestructivo, incluyendo gestos, amena-zas e intentos autolíticos, por una parte, o consumo tóxico en episodiosdisruptivos, por otra.- Sentimientos crónicos de vacío y ausencia de finalidad.- Esfuerzos excesivos para evitar ser abandonados, lo cual puede incluirconductas de seducción y sobreimplicación interpersonal.

Los TLP son trastornos que se caracterizan por su difícil abordaje clínico y tera-péutico, dado que la falta de estabilidad del paciente determinada por su inesta-ble personalidad lo predisponen a ir pasando de un dispositivo a otro de la redsegún su momento evolutivo, sin evolución favorable clara y, muchas veces, conevolución tórpida con fases de efímera estabilización o mejoría.

Esto hace que dichos pacientes sean con frecuencia remitidos a dispositivos inter-medios tipos Hospital de Día, unidades de subagudos, centros de rehabilitaciónpsicosocial, dispositivos de tratamiento grupal, debido a la dificultad para su tra-tamiento en régimen de consulta en USM en muchos momentos de su evolucióny/o a repetidos ingresos en unidades de hospitalización de agudos debidos a suvez a las frecuentes disrupciones conductuales, conflictos interpersonales gravesy/o conductas suicidas o parasuicidas.

Así, el problema del abordaje de estos pacientes se traslada frecuentemente a unrégimen terapéutico intensivo en dispositivos intermedios de la red de salud men-tal.

Sin embargo, resultaría ingenuo pensar que el mero hecho del ingreso en un dis-positivo de este tipo va a suponer per se un beneficio terapéutico para el pacien-te. La idea de que un dispositivo intermedio tipo Hospital de Día pueda suponercontención por sí mismo para este tipo de pacientes, resulta válido solamente enun porcentaje marginal de los casos.

Esta dificultad, la de las ilusiones terapéuticas, es la primera que debemos afron-tar: es necesario abordar, desde nuestro punto de vista, el aspecto de las expecta-tivas iniciales de paciente, familia e incluso a veces del terapeuta que lo deriva,para ajustarlas en la medida de lo posible a la realidad que se objetiva. Un buenprocedimiento en esta situación podría ser el de situar la mejoría en función del

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esfuerzo del paciente para adaptarse al nuevo marco terapéutico, con lo cual loque estamos haciendo es conseguir una implicación inicial en el proceso tera-péutico y en la potencial mejoría clínica que se pueda originar.

No obstante, suele ser necesario configurar adecuadamente un marco terapéuticoeficaz para este tipo de casos. A un contrato terapéutico general puesto por escri-to para los pacientes de estos dispositivos, puede ser útil el añadir un contratoespecífico con los puntos que se estime oportuno pactar con el paciente, en fun-ción de sus dificultades específicas, objetivadas al revisar su historia y evoluciónanterior, y firmándolos éste en presencia de un familiar.

Así, es posible iniciar el tratamiento con un mínimo compromiso por parte de lapersona afectada de TLP.

Las dificultades ulteriores que va a sufrir el proceso terapéutico vienen derivadasde las características clínicas de los TLP. Revisemos algunas dificultades frecuen-tes:

1. Predisposición a conflictos con los demás: esta característica determina con-flictos frecuentes, fundamentalmente al principio del proceso, con:

- Otros pacientes.- Miembros del equipo terapéutico.

Con frecuentes actitudes de manipulación, tergiversación, maximización de mate-riales de confrontación y minimización de la responsabilidad propia y de la capa-cidad autocrítica.

2. Arrebatos de ira/ impulsivos/ explosivos frecuentes en actividades terapéuticasgrupales y en psicoterapias de grupo, sobre todo cuando el terapeuta u otrospacientes realizan confrontación concerniente a algún aspecto de la conducta delpaciente. Ello determina:

- Dificultad añadida para el marco grupal de tratamiento de los TLP. - Utilidad terapéutica esencial de los límites puestos por los otros pacientes.

3. Esfuerzos excesivos para evitar ser abandonados: este aspecto determina confrecuencia conductas y actitudes de aparente hiperadaptación y falsa sobreimpli-cación, tan frágiles como volubles. Es fundamental, por tanto, evitar actitudes decomplacencia ante estos aspectos por parte del equipo terapéutico, para no reali-zar un refuerzo iatrogénico de tales actitudes patológicas.

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4. Gestos, intentos y amenazas autolíticas: interfieren de modo abrupto con la evo-lución de estos pacientes incluso cuando es globalmente favorable. Suponen porsí mismas un grave factor de discontinuidad para el tratamiento, así como una difi-cultad sobreañadida para la adecuada integración de estos pacientes, tanto en elgrupo terapéutico como en su medio familiar, social y, si es el caso, laboral.

5. Relaciones interpersonales intensas e inestables: Este factor predispone alpaciente con TLP a establecer:

- Sistemas de alianzas, coaliciones y contraalianzas con otros pacientes, demodo variable y migratorio.- Intentos reiterados de establecer dichos sistemas con los miembros delequipo terapéutico.- Relaciones patológicas con otros pacientes o con familiares de otrospacientes, especialmente con personas integradas en medios familiares frá-giles, en crisis o conflictivos.

Distorsión de los propios objetivos: estos pacientes suelen presentar grandes difi-cultades para valorar su propia evolución y mejoría. Así, son frecuentes los fenó-menos de «falsa confianza» o de «creer estar bien» (o, por el contrario, de «falsoderrotismo») incluso cuando, para los demás, la evidencia demuestra lo contra-rio. Esta distorsión en la autopercepción de los propios procesos predispone cla-ramente a recaídas. La relación de este factor con los aspectos motivacionales delos pacientes es directa. Así, la motivación principal para cambiar e intentar mejo-rar que los pacientes con TLP suelen expresar suele ser, muchas veces, una moti-vación superficial, convincente desde un punto de vista meramente formal (ver-bal) para un interlocutor no experimentado, pero que, para un terapeuta cono-cedor de las dificultades anteriormente mencionadas, se presenta como motiva-ción verbal contradictoria con la expresión conductual del paciente y, por tanto,frágil, voluble, inestable y claramente insuficiente cuando se presenta un factorsituacional estresante ante el cual dicha motivación fracasa.

Cuando se intenta, en el proceso psicoterapéutico, abordar estos aspectos de dis-torsión de la percepción de la propia motivación, el paciente con frecuencia pare-ce tener una actitud constructiva e hiperreceptiva, expresando verbalmente su«toma de conciencia» de que sus motivaciones anteriormente expresadas se hanrevelado claramente insuficientes, motivaciones como «quiero cambiar para esta-bilizar mi vida afectiva» o «laboral» o «familiar» o «vengo aquí a tratarme porquedebo cambiar mi trayectoria personal» o «sé que hasta ahora mi forma de ser meha supuesto más dificultades que ventajas y que debo modificar estos aspectos demi personalidad». Pueden observarse con frecuencia grandes habilidades de estospacientes para satisfacer al terapeuta a nivel del mensaje verbal. Desde nuestro

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punto de vista, es aquí donde, nuevamente, el terapeuta debe evitar por su partela complacencia con esta situación y proceder a intentar reenfocar la atención delpaciente hacia motivaciones para la mejoría situadas a un nivel lógico inmediata-mente inferior, tal vez más elementales, más prosaicas si se quiere, pero más alalcance de la persona que se está tratando y, además, más fácilmente evaluablespor parte de paciente, terapeuta y familia. En nuestra experiencia, suele ser un ins-trumento terapéutico eficaz la intervención consistente en:

1. Marginalizar los aspectos motivacionales expresados por el paciente amodo de constructos abstractos, grandilocuentes, asociados a carga afecti-va y difícilmente valorables y2. Derivar al paciente hacia la fijación de nuevos objetivos, tangibles, biendelimitados, directamente relacionados con los problemas evidenciados enun nivel lógico inmediatamente inferior.

Es un tipo de intervención que permite desbloquear el proceso terapéutico, espe-cialmente en aquellos casos caracterizados por larga evolución y frecuentes reca-ídas con disrupción conductual grave. La consecución de un pequeño cambio,concreto y tangible, predispone, como señaló Watzlawick, a la consecución denuevos pequeños cambios en una dirección similar.

Esta evidencia, sostenida por diversos autores, dista, sin embargo de ser unamedida generalizada en algunos ambientes terapéuticos, más proclives tal vez asostener, fortalecer y reforzar las grandes expresiones verbales y afectivas de estospacientes. Tal vez el devolver al paciente a niveles más primarios de retorno a loconductual y relativa postergación de lo verbal permite a estas personas afectas deTLP el efectuar un adecuado reaprendizaje y reprogramación de sus procesos depercepción de sí mismos y del entorno, procesos que, de otro modo, seguiríaninstaurados en una grave distorsión que dificultaría, sin duda, la evolución clíni-ca ulterior de estos pacientes.

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Bibliografía

- M. Roca, E. Baca, C. Leal, J. Vallejo, S. Cervera y J. Giner. Trastornos depersonalidad. Ed. Ars Médica. Barcelona, 2004.

- N. Szerman y cols. Trastorno borderline de la personalidad. Ed. Entheos.Madrid, 2004.

- T. Millon. Trastornos de la Personalidad. Más allá del DSM-IV. Ed. Masson.Barcelona, 1998.

- P. Watzlawick, J. H. Weakland, R. Fisch. Cambio. Formación y solución de losproblemas humanos. 8ª ed. Ed. Herder. Barcelona, 1994.

- M. Bernardo, M. Roca. Trastornos de la personalidad. Perspectivapsicobiológica. Ed. Masson. Barcelona, 1998.

- V. Rubio, A. Pérez Urdaniz. Trastornos de la Personalidad. Ed. Elsevier.Madrid, 2003.

- Kaplan y Sadock. Sinopsis de Psiquiatría 9ª ed. Ed. Waverly. Barcelona, 2004.

Forma de citar este artículo en sucesivos trabajos

Teijeira Santiago, J.R.; Talavera Valverde, M.A.; Cantero Garlito, P. A.: Análisismotivacional y abordaje terapéutico en el trastorno límite de lapersonalidad (comunicación). En actas del VI Congreso de la AsociaciónGallega de Salud Mental. AGSM. Lugo 2005

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Las nuevas resistencias: ortodoxia,psiquiatría comunitaria y paradojas en lainstitución

Teijeira Santiago, Juan RamónFacultativo Especialista de Área de Psiquiatría. Área Sanitaria de Ferrol.Talavera Valverde, Miguel ÁngelTerapeuta Ocupacional. Servicio de Psiquiatría. Área Sanitaria de Ferrol.E-mail: [email protected] Garlito, Pablo A.Terapeuta Ocupacional. CRPS Ayuntamiento de Plasencia.

Resumen

Esta comunicación pretende abordar, desde un punto de vista eminentementepráctico, el tema de las resistencias que pueden aparecer cuando desde diferen-tes dispositivos se plantea un programa de tratamiento psiquiátrico comunitario,diseñado sobre pilares teóricos plenamente homologados y con una programa-ción práctica concreta y contrastada. Se pasa posteriormente a analizar de modoescueto los factores y condicionantes que contextualizan dichas resistencias.

Tras este trabajo, se encuentra la descripción de los datos obtenidos en una mues-tra de usuarios, programas comunitarios y comentarios/opiniones de profesiona-les, guiado por una serie de hipótesis previamente establecidas.

1. Introducción

Hipótesis

¿Están los equipos de salud mental preparados para afrontar los planteamientosde la Psiquiatría Comunitaria en la práctica? ¿Qué existe detrás de la contradicciónentre la defensa teórica de planteamientos comunitarios y su desvalorizacióncuando se plasman en niveles prácticos? ¿Por qué algunos profesionales insisten,e incluso se reafirman en su crítica a programas de carácter comunitario, a pesarde conocer la aceptación y grado de satisfacción e implicación de los pacientes yfamiliares? ¿Por qué las criticas proceden de los profesionales con formación teó-rica de carácter comunitario y que dicen defender lo interdisciplinario y el traba-jo enfocado a la comunidad? ¿Es posible aplicar la psiquiatría comunitaria desdeel medio hospitalario?

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b. Muestra

Un grupo de 219 pacientes, usuarios de diferentes dispositivos de la red hospita-laria asistencial, inscritos todos ellos en programas de corte comunitario.

2. Metodología

Se realiza descripción de la situación acontecida en diferentes dispositivos de estared.

Se realiza cuestionario de medición de satisfacción a usuarios y familiares.Información de corte cualitativo.

Se recogen comentarios y opiniones de otros profesionales, seleccionadas en unperiodo concreto de realización de programas de intervención comunitaria.

a. Descripción del estudio

Partimos de los postulados formulados por D. Ramón Blasi Ras (Presidente deARAPDIS), sobre la Psiquiatría Comunitaria. Aparece la descripción de accionesy propuestas encaminadas a la intervención de los equipos y sus profesionalessobre usuarios dentro de la comunidad, versus unidades que reproduzcan espa-cios comunitarios.

D. Ramón Blasi, alerta del grave error conceptual en el momento de intentar guiaruna práctica comunitaria, dentro de un medio hospitalario, alejado del caráctercomunitario que tienen las intervenciones de la Psiquiatría Comunitaria.Reproducimos, por parecernos clarificador, parte del texto correspondiente a unade las mesas redondas del Congreso de Rehabilitación Psicosocial celebrado enValencia en el año 2004. Cuyo título es: Igualdad en la diversidad la rehabi-litación psicosocial integral en la comunidad y con la comunidad:

... «La «Comunidad» debe ser una «unidad social», cuyos miembros participan enalgún derecho, interés, elemento, o función común, con conciencia de pertenen-cia, situados en una determinada «área geográfica».Debemos pasar de «psiquiatría en la comunidad» a «psiquiatría de la comuni-dad» y por lo tanto de «comunidad terapéutica» a «terapéutica de la comunidad».

El desarrollo de la «psiquiatría comunitaria» que ha potenciado los niveles pri-marios y secundarios, ha definido el nivel de «prevención terciaria de la salud»,con la «rehabilitación psicosocial» como el instrumento hacía la «integraciónsocial» plena, normalizada y por ello verdadera. Entendemos por «psiquiatría

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comunitaria» la utilización de todos los recursos de una comunidad determinadapara tratar de conseguir el máximo de salud mental de sus propios integrantes.

Todo lo contrario de una pretendida «readaptación» del enfermo en una sociedadinmóvil, que se limitaría a recibir, con mayor o menor tolerancia, sin incluirse así misma en el proceso. El usuario ha de ser el protagonista de su propia recupe-ración y se le han de facilitar medios y servicios a su alcance para su propia pro-moción, evitando convertirlo en sujeto pasivo de una asistencia crónica.

En todo caso, «rehabilitar» significará «volver a habilitar» unas funciones que sesupone que «existen» pero no siempre estaban a un nivel de desarrollo y adapta-ción adecuados.

La «Rehabilitación» implica la existencia de un «trastorno psíquico previo» queha sido el motivo de «pérdida de habilidades sociolaborales y comunitarias» y/ode «aprendizaje» y/o» relacionales».

El «deterioro» se caracteriza por los «datos y las pérdidas producidas por laenfermedad mental», creándose las «discapacidades y los déficit». Unas hacenreferencia a la pérdida de hábitos y funciones fruto de la vida institucional y otrosa la expresión de síntomas negativos de la enfermedad.

La «rehabilitación» se ha de entender hoy no sólo como un soporte a la institu-ción, sino como una intervención imprescindible en la comunidad. Por eso esnecesaria la «rehabilitación de la comunidad».Hemos de diferenciar tres tipos de escenarios distintos para abordar la rehabili-tación:

- Hospitalario;- Extrahospitalario- Comunitario: En este último se han de reordenar y crear «nuevos recur-sos intermedios polivalentes, reglados específicos», a la vez que otros «noreglados», aprovechando y readaptando los propios recursos de la comu-nidad que se generan por la propia vinculación de «necesidades y posibi-lidad de satisfacción de las mismas».

Debemos movernos en un modelo amplio y flexible en salud mental, con una com-prensión más psicosocial de la enfermedad y también de la salud, a la vez que conuna intervención en la comunidad y con la comunidad.

La creación del área, no es sólo atender las necesidades mínimas de la vida coti-diana, un lugar y forma de vivir, sino la creación de un nuevo hogar, una nueva

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familia y la búsqueda de alternativas válidas, tanto personales como sociolabora-les y culturales que faciliten el largo y costoso proceso de integración.

Se trataba de configurar «espacios de convivencia grupal», con otros «espaciosintegrados de rehabilitación, capacitación e inserción sociolaboral comunitaria»y otros de «Adaptación Sociocultural», de «creación y vinculación progresiva ycontinuada» y con «índices de rotación adecuados», para aquellas personas en«situaciones transitorias de crisis» o como paso a «medio camino» hacia la «rein-serción familiar, social, laboral y comunitaria», o que tengan una «falta de auto-nomía prolongada» y «una necesidad de vinculación más ilimitada»....» 1 (Blasi,R. 2005)

b. Descripción de la muestra y la metodología empleada

La recogida de información que aparece a continuación pertenece a datos obteni-dos de diferentes programas de intervención comunitaria en diversos dispositivos.

Los programas se centraban en los ejes de habilidades verbales e implicación enOcio y Tiempo Libre.

Se comienza el programa comunitario, con sesiones organizadas para realizar encontextos comunitarios. Las sesiones tienen dos modalidades:

- Organizadas por el equipo y presentadas posteriormente a los pacientespara su realización-Planificadas por los pacientes y posteriormente moduladas por el equipo.

Antes de la realización de las actividades y al igual que sucede en otros dispositi-vos donde se establecen programas de intervención comunitaria, buscamos laobtención de:

- La implicación del grupo de pacientes con: sesiones grupales de los programas anteriormente citados.

- La implicación individual de cada paciente, de acuerdo a criterios evolutivos según su momento dentro del proceso terapéutico. Se excluye,

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1 Blasi Ras, R (2004). Igualdad en la diversidad. La rehabilitación psicosocial integral enla comunidad y con la comunidad. En actas del Congreso Internacional deRehabilitación Psicosocial. Valencia 2004.

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explicándoselo al paciente, a aquellas personas a las que motivos clínicosaconsejan su no participación en esa actividad del programa.

- La implicación familiar. Para ello una vez planificada la actividad con anterioridad a su programación definitiva, se envía carta a los familiares delos pacientes informando de la actividad a realizar, describiéndola, inclu-yendo elementos de consentimiento informado y solicitando su implicación apelando al beneficio para el paciente.

- El familiar puede optar por autorizar o no autorizar la participación delpaciente en la actividad.

Posteriormente, los resultados de la actividad se abordan grupalmente a dos nive-les:

- Pacientes.- Familiares.

Las intervenciones incluían diversos tipos de contextos y acciones, todas ellas des-arrolladas en la comunidad.

C. Recogida y valoración de los resultados obtenidos:

Tras la realización de las primeras recogidas de datos podemos obtener lassiguientes conclusiones, después de analizar los datos relacionados con la satis-facción de los usuarios y los familiares:

El 92% de los pacientes y el 96% de las familias se han mostrado plenamente satis-fechas tanto con las actividades programadas como con el resultado obtenido, deacuerdo a los resultados de las encuestas de satisfacción. Estos resultados hansido valorados grupalmente con los familiares. Todo ello insta a la continuaciónde los programas de intervención comunitaria.

Profesionales de intervención. ¿paradojas comunitarias?

Debemos destacar que las hipótesis que podían establecerse sobre los emisoresde comentarios con franca connotación negativa no se corresponden con la rea-lidad. Nos referimos a que, en principio, dichos comentarios podríamos atribuir-los a los profesionales sin formación teórica de carácter comunitario, y ello no esnecesariamente cierto.

Al contrario, las principales descalificaciones al programa proceden de profesio-nales con formación teórica de carácter comunitario.

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3. Resultados

La diversidad de las críticas, y la no correspondencia con perfiles de profesiona-les sin formación teórica de carácter comunitario, hace plantearse que tras estetipo de intervenciones aparece una reticencia y/o una oposición que responde aotro tipo de planteamientos lejanos de los que proponen los principios de la psi-quiatría comunitaria.

Es importante destacar en primer lugar, que el eje profesionales-usuarios, es claveen este proceso, pero previamente no podemos dejar de un lado el eje profesio-nal-profesional. En muchos momentos, este último eje, quebrado por algún lado,supone una de las mayores dificultades, repercutiendo en la relación con el usua-rio. Se dan momentos en los que el usuario, lejos de su implicación, es usadocomo moneda de cambio, entre los conflictos internos de los diferentes agentesde intervención. Todo ello propicia, que el progreso de estrategias de cambio,intervención o prevención, no se realice en su totalidad, que incluso no se lleguena elaborar, y en otros momentos que no se puedan ni tan siquiera forjar.

El usuario en todo esto, se mantiene en un lugar de incertidumbre, ante la reso-lución de conflicto inter-profesional, llegando en ocasiones a perder el nivel designificación de la acción propuesta. En otros casos, aún con la disconformidadentre profesionales, el desarrollo de la intervención se realiza, e incluso en otrosmomentos llega a obtenerse respuestas favorables medibles de forma cualitativay/o cuantitativamente de las intervenciones realizadas.Estamos ante ejemplos dentro de este estudio de sistemas estáticos o bloqueados.Se prioriza hacia los profesionales como eje de la intervención en detrimento delusuario. O incluso el proceso centrado en el dispositivo.

Relación incongruente-desajustada entre el proceso de rehabilitación y el proyec-to de vida, que algunos profesionales plantean.

En este apartado cabe considerar si los objetivos de intervención comunitaria sonplanteados sobre la persona o sobre el equipo de intervención.

Reflexión final

Las propuestas comunitarias, guiadas desde medios hospitalarios ¿se plantean –o,en su caso, se valoran– teniendo en cuenta el compromiso o las expectativas de lapersona en su proyecto, o se ejecutan –o se critican– pensando en el lucimientopersonal/profesional?

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BIibliografía

- Expósito, M.S. (2004). Políticas de integración, modelos de gestión ymodelos de atención. En actas del Congreso Internacional de RehabilitaciónPsicosocial. Valencia 2004.

- Cabrera Herrera, A. Los recursos residenciales a debate: ¿viviendas oprogramas de rehabilitación? Programas de rehabilitación: una reflexiónsobre riesgos y excesos de su aplicación en el contexto de los recursosresidenciales para personas con Trastornos Mentales Graves (TMG). En actasdel Congreso Internacional de Rehabilitación Psicosocial. Valencia 2004.

Forma de citar este artículo en sucesivos trabajos

Teijeira Santiago, J.R.; Talavera Valverde, M.A.; Cantero Garlito, P. A.: Las nuevasresistencias: ortodoxia, psiquiatría comunitaria y paradojas en la institución.(comunicación). En actas del VI Congreso de la Asociación Gallega de SaludMental. AGSM. Lugo 2005.

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El sexo del equipo holístico

Teijeira Santiago, Juan Ramón, González García, AndrésFacultativos Especialistas de Área de Psiquiatría. Área Sanitaria de Ferrol.Talavera Valverde, Miguel ÁngelTerapeuta Ocupacional. Servicio de Psiquiatría. Área Sanitaria de Ferrol.Cantero Garlito, Pablo A.Terapeuta Ocupacional. CRPS Ayuntamiento de Plasencia.

IntroducciónLos trabajos de Cuadrado (2003) y Chemers (2001) han demostrado con sufi-ciente claridad que las diferencias entre hombres y mujeres, en el ejercicio delliderazgo, son mínimas, tanto si nos referimos a los estilos de liderazgo como enrelación a la eficiencia del liderazgo.

Metodología

Hipótesis:¿Es el sexo una variable determinante en el funcionamiento de los equipos deSalud Mental?¿Es posible que las relaciones de equipo varíen en función del género de suscomponentes?¿Influye el sexo en la configuración de las dinámicas Inter/Intra grupales?

Búsqueda bibliográficaEl siguiente paso realizado es la consulta bibliográfica que permite identificarla evidencia obtenida en estudios anteriores para que, a continuación, poda-mos evaluar la calidad de los resultados. Tras realizar dicha búsqueda se selec-cionan los resultados que ofrecen más fiabilidad al tema tratado.

Resultados

Tomando como respuesta a estas hipótesis los estudios realizados por CuadradoGordillo, I; Soledad Navas, M; Molero Alonso, F en El acceso de las mujeres apuestos directivos: Género, contexto organizacional y estilos de liderazgo; porEsther Barberá Heredia, Amparo Ramos López en Liderazgo y discriminación degénero; por Sabino Ayestarán en Liderazgo, género y creación del conocimien-to; por María Pilar de Luis Carnicer, A. Martínez, Manuela Pérez Pérez, María JoséVela en Trabajo en equipo y potenciamiento: Un estudio empírico en equiposde investigación universitarios.

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Conclusiones

Podemos llegar a concluir según los resultados de dichos estudios que las «carac-terísticas de género del contexto organizacional influyen, en la dirección espera-da, sobre algunos de los estilos de liderazgo adoptados por hombres y mujeres(Isabel Cuadrado Gordillo, María Soledad Navas, Fernando Molero Alonso)».

Bibliografía

- Isabel Cuadrado Gordillo, María Soledad Navas, Fernando Molero Alonso. Elacceso de las mujeres a puestos directivos: Género, contexto organizacionaly estilos de liderazgo. En: Revista de psicología general y aplicada: Revista de laFederación Española de Asociaciones de Psicología, ISSN 0373-2002, Vol. 57,Nº. 2, 2004 (Ejemplar dedicado a: La Psicología y el acceso de la mujer a lafunción directiva), Págs. 181-192

- Esther Barberá Heredia, Amparo Ramos López. Liderazgo y discriminaciónde género. En: Revista de psicología general y aplicada: Revista de la FederaciónEspañola de Asociaciones de Psicología, ISSN 0373-2002, Vol. 57, Nº. 2, 2004(Ejemplar dedicado a: La Psicología y el acceso de la mujer a la funcióndirectiva), Págs. 147-160

- Sabino Ayestarán. Liderazgo, género y creación del conocimiento. En: Revistade psicología general y aplicada: Revista de la Federación Española deAsociaciones de Psicología, ISSN 0373-2002, Vol. 57, Nº. 2, 2004 (Ejemplardedicado a: La Psicología y el acceso de la mujer a la función directiva), Págs.209-224

- María Pilar de Luis Carnicer, A. Martínez, Manuela Pérez Pérez, María JoséVela. Trabajo en equipo y potenciamiento: Un estudio empírico en equiposde investigación universitarios. En: Capital humano: revista para la integracióny desarrollo de los recursos humanos, ISSN 1130-8117, Año nº 15, Nº 161,2002, pags. 56-87.

Forma de citar este artículo en sucesivos trabajos

Cantero Garlito, P. A.; Teijeira Santiago, J.R.; Talavera Valverde, M.A.; GonzálezGarcía, Andrés: El sexo del equipo holístico. (Comunicación tipo póster). Enactas del VI Congreso de la Asociación Gallega de Salud Mental. AGSM. Lugo 2005.

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Os demos do Bosco

Alberdi Sudupe, Jesús; González Bardanca, Sonia; Fontela Vivancos, Eva; Serrano Cartón, MarServicio de Psiquiatría. Complejo Hospitalario Universitario Juan Canalejo.A Coruña.

El breve ensayo de Rof Carballo Os demos do Bosco, reúne en su desarrollo variasde las temáticas y preocupaciones que el autor estudia con mayor detenimiento enotros textos más extensos y conocidos. Aquí aparecen compendiados en aras a laresolución del valor de una obra de arte, como objeto cultural privilegiado.

El estudio se centra en la observación de uno de los cuadros más famosos de ElBosco, El jardín de las delicias, actualmente expuesto en Madrid, y en la elabo-racional racional de los motivos de la admiración que éste le suscita.

Se conocen pocos datos fidedignos de la vida de El Bosco –Hieronymus Bosch–.Murió hacia el año 1516, aproximadamente a la edad de unos 50 años. Su nom-bre proviene de su lugar de residencia, la ciudad holandesa de Hertogenbosch.

Las pinturas de este artista, que algunos años después de su muerte reunió en sumayor parte Felipe II –excepción hecha, entre otros, del enigmático Las tenta-ciones de San Antonio, actualmente en Lisboa–; ofrecen una original iconografíade imágenes fantásticas, que chocan con el figurativismo pretendidamente realis-ta de la época. Son escenas sorprendentes, cuya clave interpretativa ha sido y esobjeto de debate. Una polémica difícil de cerrar, pues los datos históricos dispo-nibles son limitados, y seguramente así continuarán siéndolo.

Precisamente sobre este debate aporta su punto de vista Rof Carballo, ante todocomo médico y psicoanalista, pero también como estudioso del arte y la literatu-ra. Entre los autores con los que confronta su teoría están Fränge, en primer lugary Aymés.

El primero defiende la idea, a grandes rasgos, de que el sentido de las extrañasescenas y figuras del cuadro tiene un carácter esotérico. La única cara humana delcuadro entre tantas figuras humanas como aparecen, –cara que representa unretrato, con rasgos definidos atribuíbles a una persona concreta, a diferencia detodo el resto de caras anónimas sin rasgos diferenciales propios– sería la del GranMaestre de los Adamitas. Personaje contemporáneo del pintor, y al parecer emi-

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nente protagonista de su tiempo. De este modo, el cuadro reflejaría distintas vici-situdes de la cosmología de esta secta herética, que en tiempos del autor se exten-día por el norte de Europa. Esta secta predicaba el retorno a Adán, a los primerostiempos del paraíso terrenal, libres de pecado. Celebraban sus reuniones desnu-dos, como tales habitantes del paraíso aún no contaminado por el pecado induci-do por Eva.

En contra de esta opinión, para Aymés, el cuadro representa otra versión distintade la religión cristiana, la de los Rosa-Cruz, y también con una construcción eso-térica a partir de las creencias de las personas pertenecientes a este grupo reli-gioso.

Hay autores que abogan por una interpretación más secularizada y profana. Lasescenas del cuadro –de los cuadros en general de El Bosco– vendrían a ilustrarla sabiduría recogida en diversos refranes populares de uso en tiempos del autor,y a los que éste daría una interpretación plástica muy peculiar. Hecho similar alque ocurría en las iglesias y catedrales, así como otras muestras del arte sacro dela Edad Media, ya que la población en gran parte anlfabeta e incapaz de leeradquiría el conocimiento de algunos mensajes bíblicos a través de escenas plas-madas en la pintura o la escultura por el artista correspondiente.

En este sentido, los amantes encerrados en una bola de cristal vendrían a decir-nos algo así como que el placer es tan frágil como el vidrio… Otro tanto ocu-rriría con escenas como las representadas por el carro de heno, o la piedra dela locura que el cirujano extrae de la cabeza.

Rof se decanta por una versión psicoanalítica de la interpretación de las escenas.Los cuadros de El Bosco son demasiado hermosos, tienen tanta belleza, que reba-san la habilidad meramente técnica del oficio de un autor que por encargo acep-ta plasmar simplemente las creencias esotéricas de una secta o el saber popularpreservado en los refranes. En los cuadros de El Bosco está en juego, además dela temática desarrollada, la propia fantasía o imaginación creadora del pintor queda cuerpo a las instrucciones recibidas de alguien ajeno.

Las figuras de El Bosco son un destilado personal, si bien derivado del encargoexplícito de uno-s personaje-s de su entorno que le transmiten unos mensajes.Pero en definitiva éstos son elaborados a través del inconsciente del pintor, hastaque emergen en su conciencia visual en una forma original y propia de quien lasha engendrado en su interior. Un mecanismo psicogenético paralelo al de los sue-ños que desde las honduras inconscientes del cuerpo dormido, de la materia vivaprivada de la instancia crítica de la conciencia, surgen en imágenes sorprenden-tes a la vida consciente desprovista de prevenciones y prejuicios.

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Para Rof, el arte se interpreta decididamente al modo psicoanalítico, tal como lohiciera antes Freud. El sustrato inconsciente del que proviene la inspiración remi-te a su vez al medio cultural y social en el que están vigentes las convenciones ylos valores de los que ese inconsciente se va a nutrir. Y ese medio socio-culturalo terreno germinal, también es susceptible para Rof de una aproximación litera-ria y antropológica. Pero el mayor peso de la reflexión sigue radicando en el pro-cesamiento psicoanalítico de esas referencias a través del insconsciente del pin-tor.

Y en el extremo más alto o vértice del proceso creativo, las imágenes sublimadas,ya plasmadas en la tabla o el lienzo, se ofrecen al estudio del crítico de arte y algusto de quien disfruta de la belleza visual como observador. También en estaposición se ubica Rof.

En resumen, de los tres momentos, creemos que el mayor interés de Rof reposaen el intermedio psicoanalítico. Entre el terreno socio-cultural y el vértice espiri-tual de la belleza desencarnada al modo platónico, ambos con sus propias reglasde conformación, transita la tensión dinámica del inconsciente psicoanalítico consus movimientos de transformación. En todos los pasos del trayecto emplea Rofsus conocimientos de médico y humanista, con mayor o menor fortuna segura-mente según los momentos, pero al menos en todos ellos con una amplitud demirada que nos habla de un hombre culto que pretende abarcar distintas facetasdel conocimiento del tiempo que le tocó vivir, hoy generalmente dispersas. Eneste sentido, una cita del propio Rof, recogida en Siso Saúde, nº41, 2004, p. 24puede servir para condensar nuestra tesis:

«A lo largo de mi vida se me ha hecho con frecuencia el reproche de que en miintento por divisar la importante verdad que, en el ser humano, está oculta tras losdiversos enfoques; psicoanalítico, neurofisiológico, etológico, clínico, psicológi-co, antropológico, genético, bioquímico… hay un propósito de eclecticismo o dealarde de eudición.

Tras este juicio se esconde la tendencia inconsciente a poner el acento en las teo-rías que resultan de estos enfoques, dando importancia a las «opiniones» o a lastesis «psicoanalíticas», «genética», etc. Sin buscar tras todo ello una realidad,indiferente en su esencia a los métodos con que se la estudia y, naturalmente, tras-cendiéndolos a todos.»

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Un nuevo reto en salud mental

Blanco Presas, ManuelaÁlvarez Castro, Carlos Javier

DedicatoriaA todos los afectados, y a los que puedan sufrir acoso laboral

Introducción

¿Qué es el mobbing?Concepto.Conceptos jurídicos.

Incidencia

Se calcula que el mobbing afecta al 11% de la población española.(Acoso psicológico en el trabajo. Gerardo Mediavilla.).

Fases del mobbing

- Seducción.- Conflicto.- Acoso moral en el trabajo.- Actuación del entorno.- Actuación empresa.- Marginación.- Recuperación.

Concepto. Concepto Jurídico

- Toda conducta no deseada que atenta contra la dignidad de una persona y creeun entorno intimidatorio, humillante y ofensivo, con la consiguiente degradacióndel clima laboral.

- «Presión laboral tendenciosa encaminada a la auto-eliminación de la víctima».

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Fases

1. Seducción

- La seducción perversa priva de libertad. Atrae irresistiblemente corrompe ysoborna.- Normalmente, va dirigida a la víctima, pero en ocasiones la seducción está des-tinada al entorno próximo de la víctima, y esta fase puede quedar enmascarada.

2. Conflicto

- Comienza cuando la víctima reacciona contra el autoritarismo de un superior yno se deja avasallar.- Su capacidad de resistir a la autoridad a pesar de las presiones la señala como«blanco».- Algunas veces, es tan corto el espacio de tiempo que separa «el conflicto» del«acoso» que se solapan.

3. Acoso

- «Comportamiento negativo entre compañeros o entre superiores o inferioresjerárquicos, a causa del cual el afectado es objeto de acoso y ataque sistemáticodurante mucho tiempo, de modo directo o indirecto, por parte de una o más per-sonas, con el objetivo y/o efecto de hacerlos el vacio». La definición de la UE (14-5-01).

4. Actuación del entorno

- La víctima reacciona de un modo vehemente y confuso. Cualquier cosa queemprenda se vuelve contra ella gracias a la mediación de sus perseguidores.- La respuesta del entorno laboral será la que determinará la resolución del acosoo su implantación permanente, con el consiguiente daño en la salud del acosado.Por tanto el entorno es un elemento básico en el desarrollo o en la resolución delacoso laboral.

5. Actuación de la empresa

- En ocasiones surge por una deficiente planificación (empresa pública) y en otrasforma parte integrante del «hacer» empresarial (empresa privada).

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6. Marginación

- Discrimina, excluye y aisla a la víctima, con la colaboración del entorno.

Tipos de Acosador

- Asociados a distintos tipos de personalidad:- Manipuladores, psicópatas, narcisista, paranoicos, ansiosos, histriónicos, obsesivos y esquizoides.

Forma de actuar del acosador

- Evitará que la víctima se exprese.- Intentará el aislamiento de la víctima.- Desconsiderará el trabajo realizado por la víctima.- Comprometerá su salud.

Pautas para vencer el mobbing

- Tomar conciencia.- Cuidar su salud.- Buscar aliados.- Afrontar el problema con valentía.- Defenderse aportando pruebas.- Luchar sin odio.- Mantener la dignidad.

Protocolo de defensa

- Reunir pruebas por escrito.- Conseguir declaraciones de testigos de los hechos.- Certificados médicos.

Realizar las denuncias escritas a:- Unidad de salud laboral y comité de salud laboral.- Inspección de trabajo.- Juzgado de los social.

Reconocimiento

Existen sentencias de distintos Juzgados de lo Social, declarado en mobbingcomo accidente laboral, y por tanto considerándolo un daño moral indemnizable(D.M. 29/10/2001).

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Tribunales

- Sector privado: SMAC, denunciando al empleador, al acosador, y a todos los participantes en el acoso.- Sector público: presentación de denuncia ante el Tribunal Administrativo y en contra de la Administración Pública.- Presentación denuncia civil contra las personas.- En ambos casos denunciar responsabilidades penales.

Investigación

Población: personal sanitario del C.H.U. Juan Canalejo. Muestra compuesta porcategorias médica, enfermería y auxiliares de enfermería.

Conclusiones

Propuesta de comisión antimobbing.

Desarrollar procedimientos para garantizar un entorno laboral libre de riesgoslaborales procedentes de la violencia psicológica o mobbing.

Formar a los trabajadores en estrategias para prevenir y combatir el mobbing.

Proporcionar sistemas de promoción con criterios objetivables, no perversos,basados en el mérito y no en el nepotismo y/o favoritismo.

Comité ético formado por miembros del comité de salud laboral para la detecciónprecoz del mobbing y su tratamiento.

Bibliografía

- Marie France Irigoyen. El acoso moral. Editorial Paidós.

- Fernando Trias de Bes y Alex Rovira. La buena suerte. Editorial Empresaactiva.

- Iñaki Piñuel. Mobbing. Manual de autoayuda. Claves para superar el acosopsicológico en el trabajo. Editorial Aguilar.

- Gerardo Mediavila. ¿Por qué la han tomado conmigo? Editorial Debolsillo.

- Gloria Poyatos. Mobbing, análisis multidisciplinar y estrategia legal.Editorial Bosch.

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Cuestionario

Justificación

Se pretende realizar un estudio sobre el acoso en el ámbito laboral, tomandocomo población al Personal Sanitario del C.H.U. Juan Canalejo.

Este cuestionario es anónimo pero precisamos conocer algunos datos para lainvestigación.

- EDAD- SEXO- CATEGORÍA PROFESIONAL- SERVICIO

Cuestionario1. ¿En su actual puesto de trabajo se siente integrado dentro del

equipo? 123452. Su superior reconoce su trabajo. 123453. Tiene dificultades con sus compañeros. 123454. En sus trabajos anteriores era bien valorado por sus compañeros. 123455. Participa en las celebraciones organizadas entre los

compañeros de trabajo. 123456. Se ha sentido maltratado por un superior. 123457. Se ha sentido maltratado por sus compañeros. 123458. Acude al trabajo angustiado. 123459. Se siente humillado por el trato que le dispensa su superior. 1234510. Percibe que su superior lo trata de forma distinta a sus

compañeros. 1234511. Calificaría como hostil su entorno laboral. 1234512 Se siente vigilado por su superior en el desarrollo de sus tareas. 234513. Finalizada la jornada, llega a casa y comenta el mal

ambiente laboral con su cónyuge. 14. Siente que sus compañeros le hacen el vacio. 1234515. Sus compañeros le han manifestado quejas de forma colectiva. 1234516. Algún compañero le manifestó que debería cambiar su actitud 1234517. Cree que sus compañeros se mostrarían insolidarios en una

situación de acoso laboral. 12345.18. Cree que sus compañeros evitarían enfrentarse a su superior

aunque usted fuese acosado. 12345

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19. Siente que las malas relaciones con su superior le han distanciado de sus compañeros.

20. Siente que no puede confiar en ninguna persona de su entorno laboral. 12345

21. ¿Cree que es posible mejorar con su superior? 1234522. Ha pensado alguna vez en cambiar de trabajo. 1234523. Aunque cambie de trabajo, cree que su superior encontrará

«otro chivo expiatorio».24. Considera que el acoso laboral puede crear riesgo de

enfermedad. 1234525. Cree necesario que las unidades de Prevención de riesgos

laborales instauren Protocolos dirigidos a evitar la existencia de casos de acoso laboral. 12345

26. Considera que el acoso laboral es un tema de difícil afrontamiento. 12345

27. Cree que el abordaje del acoso laboral es un tema «tabú». 1234528. Considerar que los profesionales de salud mental han

contribuido a definir con claridad lo que se entiende por acoso laboral. 12345

29. Cree que existe un compromiso social para erradicar el acoso laboral. 12345

30. Considera que el acoso laboral genera absentismo laboral. 12345

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Seducción e psicoterapia. O mito deDon Juan

Fidel VidalPsiquiatra. A Coruña

Á pregunta ¿que é un mito na actualidade? Roland Barthes responde: O mito éunha fala. Unha fala que constitúe «un sistema de comunicación, unha mensa-xe»1. O mito é unha unha especie de proclama, algo notable, unha notificación.Non deixa de ser, segundo Hans-George Gadamer, en liña semellante á de Barthes,unha forma de falar, un logos, un discurso que termina sendo «un tipo particularde discurso frente ao logos, frente ao discurso explicativo e demostrativo». A pala-bra designa en tales circunstancias, «todo aquilo que só pode ser narrado, as his-torias dos deuses e dos fillos dos deuses»2(a cursiva é nosa).

Don Juan

Don Juan é un mito eterno que se convirtiu no símbolo vivinte da seducción mas-culina, do conquistador irresistible. Apaixonado, libertino, trapalleiro e infiel.Hoxe chamar a un home «Don Juan» é un eloxio, é sinalar ao macho capaz deseducir, por pura diversión ou por unha aposta, a calquera muller, solteira oucasada, ou mesmo se trate dunha monxa. Un mito antigo que debería existir naimaxinación popular antes de pasar á literatura, no Século de Ouro español, porobra e gracia de Tirso de Molina. A figura do Burlador, confirma Rof Carballo, xur-díu «dun misterio da alma colectiva»3, e preséntase con variados disfraces (Tirso,Mozart, Zorrilla).

Para Ortega y Gasset, que sostén que o mito é atractivo cara ós homes, Don Juansupón a «condensación exemplar da experiencia masculina»; é un «símbolo esen-cial e insubstituible de certas angustias radicais que aflixen ao home, unha cate-goría inmarcable da estética e un mito da alma humana»4. Para a psicanálise de

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1 Barthes, Roland, Mitologías, Siglo XXI, Madrid, 1980, especialmente a parte II, «El mito,hoy», pp. 197-257.2 Gadamer, Hans-George, Mito y Razón, Paidos Studio, Barcelona, 1996, p.25.3 Carballo, Rof, «O problema do Seductor en Kierkegaard, Proust e Rilke» en Mito e reali-dade da terra nai (pp. 105-173), Galaxia, Vigo, MCMLVII, p.107. 4 Ortega y Gasset, José, en «Introducción a un Don Juan», Historia como sistema y Brindisy prólogos, Obras Completas, tomo VI, Revista de Occidente, Madrid, 5ª ed.,1961, p.125.

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corte lacaniana Don Juan aparece calificado como unha pantasma feminina, quenos trae a figura dun home «ao que non lle falta nada». Don Juan está ligado áacepción do finximento e da impostura: «é o obxecto absoluto, sempre está alí nolugar do Outro»5. Don Juan é o outro sexo, o sexo masculino para as mulleres. Apartir de que hai nomes de mulleres cos que se pode ir facendo unha lista, e con-talas. «Se hai mille è tre é porque se as pode tomar unha por unha»6

Os modelos

Rof Carballo distingue un Don Juan trivial e superficial de outro que se supón tras-cendente e profundo. «Se o Don Xoán trivial amósasenos co antiface rosado dohome que con doada garrideza engaioala ás mulleres, o Don Xoán Trascendenteaparécesenos, en troques, coa moura e misteriosa máscara do home que as sedu-ce7, co carís ambiguo, arlequinado de tebras e de luces, do Seductor»8.

Kierkegaard

Kierkegaard representa a seducción como decisión: a decisión amorosa. SegundoRof Carballo niguén como Kierkegaard no seu Diario dun Seductor ten exposto,de maneira máis diáfana e máis ruda ca el, o problema do home a partir da deci-sión amorosa. A vida do home consiste nunha constante e forzosa toma de deci-sións, na que se vai definindo a nosa vida, segundo escollamos «o camiño daEstética ou da Ética», «o camiño de folganza nos goces ou o camiño de sacrifi-cios»9.

O Seductor de Kierkegaard ten como primordial «virar interesante a conquista,demorala, gorentala coma un requintado degustador de matices psicolóxicos», oque non deixa de ser outravolta literatura. Por iso no Don Juan do Diario dunSeductor a conquista non ten por que ser múltiple, «senón que abonda con quese limite a unha soa muller»10. E non precisa ser brutal nin lostregante, sen repa-ros nos medios como acontece en Zorrilla, senón longa e ata alongada con arti-ficio, coa arte meditada da seducción.

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5 Rajlin, Beatriz, El fantasma de Don Juan, www.discurso freudiano.com.6 Ibid.7 Se-duce, etimolóxicamente, que leva por un camiño extraviado.8 Carballo, Rof, op. cit., p.108..9 Ibid., p.109.10 Ibid., p.113.

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Temos, pois, por unha banda, a cantidade, o número, cantas máis mellor, impor-tante en Zorrilla, non así en Kierkegaard, abonda con só unha, como representa-ción de a muller; por outra, a calidade da conquista, sen valor en Zorrilla, coas con-tas o conto, que si o ten no danés, a reflexión exquisita e a análise da conquista, aescrita.

Proust

Proust representa a seducción sen querer, a seducción involuntaria. A preocupa-ción de Proust é ben diferente da de Kierkegaard e dos outros, como Mozart, Tirsoou Zorrilla, que se ocuparon do tema do Seductor. A preocupación de Proust, quea Rof Carballo parécelle que nel era case unha obsesión, estaba en saber por quee como é posible a seducción. En Proust a cuestión radica máis que nada na pre-gunta de «o por que o home ou a muller seducen, e preocúpalle, non os métodosde seducción reflexiva como a Kierkegaard, senón o mecanismo da seduccióninvoluntaria»11.

Para Proust o rasgo distintivo do amor é a súa insaciabilidade. De aí que non éextraña nin sorpresiva a interpretación que fai do donjuanismo como unha formade adicción, a adicción ao sexo. Valoración que Rof Carballo ve axeitada. Así des-cribe «un home que se droga de féminas coma outros o fan con cocaína, non parafuxir do remorso edipiano, senón para procurarse algo do que non poden pres-cindir», se ben admite «unha perturbación primaria dise vencello afectivo, nasoleira da vida, co maternal»12. «A insaciabilidade, o non ter punto de acougo, ainquedanza devoradora que non atopa término, eran tamén as características doSeductor, do Don Xoán e, tamén [...] da inquedanza dialéctica, sempre insatisfei-ta, do propio Kierkegaard.»13 Porque estamos a falar, nono esquezamos, de gocee non de satisfacción. A satisfacción está ligada á necesidade. O goce xamais sesacia, en tanto pertence á estructura do desexo, sempre insatisfeito.

Rilke

Rilke está entregado á profundización e ó desvelo reflexivo sobre a eterna paixónfeminina. A amante como muller seducida e atrapada na paixón. A Rilke o que lleinteresa non é a seducción desde o campo do home, senón desde o delicado esubtil campo da muller. Para Rilke a grandeza do amor «está na ardencia glorio-sa que xa para sempre vai debecer, durante todo o resto da súa existencia, á

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11 Ibid., p.110. 12 Ibid., p.134.13 Ibid., p.144.

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Seducida». Aí están a monxa portuguesa Mariña Alcoforado ou Gaspara Stampa,que para Rilke serán a encarnación de outro gran mito: «o mito da GranApaixonada»14

O Don Juan español

Ao noso Don Juan, o de Zorrilla, non ó de Tirso, di Rof Carballo, interésanlle soa-mente dúas cousas: «o número de conquistas e maila cativa sona de facer máistarde o seu reconto na tasca sevillana».15 Ou sexa, a cantidade e poder alardear,a presunción estadística dun record, unha especie de competición coa corres-pondente publicación. O que importa é o catálogo, o listado na edición dun catá-logo, non as obras. A súa publicación, o relato diante do público. O que interesada aventura é poder contala, presumir dela, porque o goce está non na vivenciasenón no relato da mesma. Para Juan Goytisolo o mito de Do Juan, desde Tirso aZorrilla, «flúe ao longo da literatura española e alcanza, a partir do século XVIII,dimensións universais. Don Juan non é un homesexual que se ignora, como pre-tendía Marañón: é o resultado da dualidade cristiano-musulmana e, polo tanto, unpersonaxe esencialmente español a quen a nostalxia do harén o leva a buscar asúa presa na comunidade feminina que máis se asemella: o convento»16. No DonJuan de Zorrilla que encarna ó burlador español católico do romanticismo, semanteñen xuntos o amor e a morte. E a salvación. Porque nos outros Don Juanacaba penando as culpas no lume eterno.

A fuxida e o intre. O amor como diferencia

En calquera dos modelos fundamentais, unha vez feita a conquista, Don Juan des-aparece. Mais, a diferencia do Don Juan hispánico, «ó que iso nada lle importa,tanto o Don Xoán kierkegaardián como no caso do Vizconde de Valmont, fan todoo posible para que o rastro que deixen sexa imborrable e eterno»17. Imborrablena memoria da muller seducida, facendo a esta eterna a través da obra, por morda arte que convirte a seducción en trascendente. Con isto o que defende é a loitacontra a morte, a morte como a nada. Persistir no outro ante a posible perda dunmesmo. Porque en Kierkegaard a angustia non deriva do medo á morte, senón dopresentimento da nada. O temor á nada é o que se alivia deixando semente pro-pia na memoria, na memoria emocional do outro, da outra. A trascendencia poloAmor.

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14 Ibid., p.110.15 Ibid., p.112.16 Goytisolo, Juan, España y los españoles, Lumen, Barcelona, 1969, p.65.17 Ibid., p.114.

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Non nos debe traer de novas a admiración de Kierkegaard polo don Giovanni deMozart, onde atopa a encarnación da xenialidade do sensual: «O Seductor non éDon Xoán senón a música, a poesía, a Arte». «Don Giovanni, é, por esencia, abso-lutamente musical».18 «O amor de Don Xoán –di Kierkegaard– non é espiritoalsenón sensual, non fiel (...) non ama a unha senón a cantas mulleres ten seduci-do». «O seu amor dura somentes un intre, a súa vida, a vida do Seductor, é sóunha vida de intres, sen permanencia nin continuidade.» Así a música, que é purointre. «Tódalas demais artes quedan, teñen unha fixeza; só a música fuxe, pasa»19,como acontece no Don Juan. Pero ama, no Seductor do diario hai amor, ¿haiamor no de Zorrilla? Unha fuxida como misterio do amor cando o amor se da naparella, unha fuxida que se pode interpretar como perda e, polo mesmo, añoran-za do amor perdido ou alonxado: Como el ciervo huiste -habiéndome herido/Salí tras ti clamando y eras ido/, máxima expresión poética do que estamos adicir por voz de San Juan de la Cruz.

Para Maurois a tese sobre o amor de Proust se resume na frase «être de fuite»,ser de fuxida. Pero non se trata da fuxida da Amada de San Juan de la Cruz –Comoel ciervo huiste habiéndome herido–, posto que xamais chama por ela –Salí trasti clamando y eras id–, senón que forma parte dunha historia, unha historia sen-tida na nostalxia da falta, moito máis interesante que a de Zorrilla, que esta si quenon fuxe, pois quen fuxe e el. A amada pertence á marxinalidade da historia, xaque o centro é o propio Don Juan, puro narcisismo, que nos lembra ao egocén-trico Ricardo III20. Neste caso o Seductor non é amante na relación Amado-Amante, aquela na que o ama é ao mesmo tempo amado. O Seductor ámase a simesmo e nútrese da conquista conseguida como feito en si, non da leña da amo-rosa que da a relación.

18 É de interese a aportación de Lucia D´Angelo «Don Giovanni» de Mozart. Mito e inter-pretación del «donjuanismo» masculino, Ornicar? digital (www.wapol.org/ornicar), ondese aborda a desvinculación entre sexo é xénero, así como, nunha liña lacaniana (Lacan sem-pre que se acerca ó mito do Don Juan o fai desde o de Mozart), da interpretación do amor nopersonaxe, segundo o que «xa non se trata do amor de Don Juan senón do desexo feminino».Para Lacan o Don Juan, mito por excelencia do «xénero masculino», é un «mito feminino».Lacan: «Don Juan, do que dixeron de todo, e, ata o que é o colmo, un homosexual: é un mitofeminino» (El Seminario, Libro XX, Aún, p.18). Ed. Paidós. 19 Ibid., p.117.20 «Ricardo ama a Ricardo, é dicir, eu son eu». Nunha crítica de Bloom á mala calidade dosversos do Ricardo III de Shakespeare: «incluso alterando o verso 184 convirtíndoo en‘Ricardo ama a Ricardo, é dicir, eu son eu’, seguiría sendo horrible, e a media ducia de ver-sos seguintes é aínda peor», Cfr. Bloom, Harold, Shakespeare, la invención de lo humano,Anagrama, Barcelona, 2002, p.96.

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Se a seducción se poder condenar sen ningún miramento é porque carece da von-tade de permanencia, fáltalle decisión de continuidade, e sobre todo, de entrega,de entregarse, como ocurre no amor. Sen amor a posibilidade de levar adiante unmatrimonio e construir unha familia nas millores condicións queda moi limitada.

Corpo e espírito

A aventura nin sequera é transitoria, só é un intre. «Mais o intre que tan poucaimportancia ten na vida do home, na muller pode fixar xa para sempre, sen voltade folla, o curso de toda unha vida»21. E non só polas circunstancias fisiolóxicasarredor da seducción carnal, fóra das normas, senón polo feito, máis importante,da seducción espiritoal. O disfrute con pecado, doble pecado, polo disfrute e polatransgresión da moral. Corpo e espírito indisociables na maior parte das mulle-res, onde o corpo son eu. O eu antes que nada é un corpo, dicía Freud. Hai unmodelo de Don Juan feminino, que se xustifica moitas veces como vinganza dunhaafrenta. A rapaza establece relacións coa intención de machacar aos homes, e quese podería resumir usando a expresión: A estes cabróns hai que fodelos. E vai apor eles para fodelos, e fódeos. Pero aínda así, ela tamén sae fodida. Porque late-xa a esperanza, na elección da suposta víctima, non dun home calquera senónalguén que lle gusta, coa ilusión latente de que cambie de actitude, deixando deser home-obxecto con capacidade de enamoramento (conversión a home-suxei-to), e de enamoramoarse dela, da muller-suxeito, salvándose así ambos os dous.A educación polo amor. Se todo queda na mera acción de contabilidade paracobrir un listado, entón hai «razóns» que confirman a esixencia e obriga de con-tinuar coas conquistas. Porque se trata dunha historia persoal, íntima, que nonten salvación máis que a través do coñecemento do seu conflicto, porque o sufre.

A salvación no caso do Don Juan español é moi doada, como ocurre con calque-ra pecador que se arrepinta.22 «Desde a época dos Reis Católicos, explica JuanGoytisolo, os escritores españois acostuman atribuir tódolos desvíos, erros e here-xías ao sexo (Menéndez Pelayo é un exemplo típico) e, en 1555, Fray Felipe deMeneses non vacila en escribir: ‘Esta inclinación á sensulaidade, ao meu parecer,non é natural da nación española’; pero a realidade era moi outra, e os españoisde entón, coma os de agora, viven na súa carne e espírito o indisoluble conflic-

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21 Carballo, Rof, op.cit., p.118.22 Non ocurre así, como xa sabemos, co «Don Giovanni» de Da Ponte e Mozart, nin co «DonJuan» de Richard Strauss, ou de Tirso, ou de Molière, etc., onde ao final é castigado e arras-trado cara aos infernos pola estatua do Comendador, o Convidado de Pedra, a quen o prota-gonista da morte ao principio do drama. (Cfr. Lucia D´Angelo, ref. cit.)

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to.»23 Un conflicto derivado da contínua e continuada represión que hai queresolver.

Muller, nai e femia

No Don Juan dase unha faceta básica: a de ser un mito prometeico, un mito dainsurrección contra o pai, un mito de rebelión contra a figura paterna. RofCarballo esboza rasgos do mito edipiano, e advirte da «ausencia da nai en todoDon Xoán», que é para el «a millor demostración do seu papel central» 24 Comoaquel que di que brilla pola ausencia, de aí fundamental presencia. Presenciaconstante en calquera muller que se presente. Para Otto Rank o «donjuanismo» éun constante intento de atopar a muller ideal; Guiora o relaciona co complexo deEdipo, onde Don Juan estaría a buscar continuamente relacións maternais conoutras mulleres; Amiel, en contraposición á opinión da homosexualidade latenteque sostén Marañón, suxire en relación ao «Don Juan que evita consumar sexual-mente as súas conquistas por medo a que se rompa a imaxe idealizada que tén damuller.»25 Segundo Rof Carballo, «o Don Xoán busca incesantemente a conquis-ta da muller para confrontala coa figura superidealizada da nai».26 Rof Carballocritica a interpretación que el califica de «burdo esquema» que habitualmenteaplican algúns psicoanalistas e ó que se aferran «máis que por creren nel, porqueproduce escándalo». Non é unha axeitada nin feliz argumentación, que nos indu-ce a pensar en problemas de orde persoal, ¿morais?, ou de mala interpretacióndas aportacións da psicanálise. «É a tese, segue Carballo, de que Don Xoán cobi-za sexualmente á nai; como ten que refrenar iste desexo incestuoso, para se defen-der dil arrastra polo chan toda imaxe feminina, pisotea á muller, déixaa reducidaa pura femia e comprácese na sucesión das conquistas, en domostrarse a simesmo que toda muller é seducible, que a virtude feminina non existe».27 Senembargo acepta a aportación de von Gebsattel, para quen a «infidelidade de DonXoán nace dunha fidelidade á vivencia da figura maternal».28

A «femia», como animal de xénero, o xénero feminio, na escala biolóxica carecede moral, de vicios e virtudes, é pura inocencia. Inocencia animal. As mulleres, asflores do mal de Baudelaire eran inocentes, fundamentalmente desde a óptica do

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23 Goytisolo, Juan, op.cit., p.65.24 Carballo, Rof, op.cit., p.127.25 Cfr. Kelvin, Z., «La respuesta racional de la ciencia al donjuanismo», Don Juan tiene lapalabra (www.gratisweb.com). 26 Carballo, Rof, op.cit., p.128.27 Ibid., p.128.28 Ibid., p.128.

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poeta ao convertilas en femias. A virtude feminina non existe no intre en que éseducida con engaño. Porque a seducción é unha arte. Non é o mesmo que atraer,como acerta a dicir Saramar. «É o cultivo do desexo»29. E añade: «Pero hai taménunha acepción da palabra seducir, que fai referencia ao engaño. A seducción, esaacción e efecto de engañar con arte e maña. A esencia da súa idea consiste enlograr que alguén desexe aquilo que non quere». Mesmo, e sobre todo cando sesabe da pertencia a outro. A todas, hai que follalas a todas, porque non son miñas.Son do outro, do Outro. A muller que desexo, a muller do desexo é a muller dodesexo do Outro. E será miña en canto súa, por iso a desexo, pechando así a diná-mica triangulación edipiana. Carlos Fuentes na novela Terra Nostra pon en bocade Don Juan: «Porque ninguna mujer me interesa si no tiene un amante, marido,confesor o Dios al cual pertenezca y si al amarla no mancillo el honor de otrohombre».

Educación e doble moral

O Convidado de Pedra supón para Rof o seu propio remorso, «o super-ego pater-no que, implacábel, persigue e aniquila ó Seductor», «é o morto que pervive,como conciencia acusadora, dentro do subconsciente do culpable»30. Porque amorte é a razón da lei, lei en si, como logos que se transforma en lei precisamentegracias á morte do pai. Se o pai está excusamos da lei. Cando o pai falta persistea lei, a prohibición, manténse interiorizada, desde onde se controla a conducta ,reprímese, constituida en super-ego. A lei está para non ser cumplida. Porque é alei do poder, contra quen hai que loitar. A pantasma de pedra enriba nosa que nosarrastra ao inferno dos sentimentos de culpa, pois a ameaza do castigo eterno nosavernos non evita a transgresión. O Burlador de Tirso sempre responde ante talesameazas: «¡Cuán largo me lo fiais!»

A moral pon trabas á relación sexual como goce, só se acepta na función repro-ductora, ou sexa, función de macho e femia, exenta de culpas ao non existir máisregulación que a instaurada pola fisioloxía. Nos animais non existe a lei da prohi-bición do incesto, isto é privativo do home que o fai tal. Rof Carballo fala dun«donxoanismo de vía estreita», que goza de gran boga en certas épocas e en cer-tos estratos sociais, onde «o home decrárase enamorado da súa esposa, á que res-peta como a súa nai, ou como «nai dos seus fillos», á que prefire fríxida, sensexualidade, o que non lle impide satisfacer o seu impulso sexual con outras

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29 Saramar, «Ensayo sobre la mujer», Cfr. Kelvin, Z.30 Carballo, Rof., Ibid.

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mulleres que desprecia.31 Esta práctica de doble moral, en canto valoración dualque lembra arquetipos de Jung, virxe/puta: muller a respetar e muller para follar.Parece tamén que o pracer sexual sen pecado é menos pracer, non é pracer, é fun-ción biolóxica. E cando se goza sen desexalo, na relación programada exclusiva-mente para enxendrar un fillo, moitas veces o goce se confesa como pecado,como culpa. Tampouco nesta situación a relixión represiva nos deixa en paz. Hoxeacode no seu auxilio o médico cando di que non hai perigo na relación e no gocesexual, mesmo pode ser bo, e é bo, en dose naturalmente de prescripción mode-rada, como relaxación pola acumulación de tensión derivada da vida moderna. Osexcesos, xa se sabe, ou crean vicio ou trastornos adictivos. En poucas palabras,relación íntima hixiénicamente aceptada. Así é que abondan os manuais de «edu-cación sexual», que parecen libriños de instrucción como se do manexo dunhalavadora se tratara, botón para lavar «en frio», botón do «precalentado», etc, eque se algo non ofrecen é ningún tipo de educación. O home e a muller conver-tidos en maquiniñas, en maquiniñas del buen foder.

Seducción, urdime e psicoterapia

Calquera saber do home está sempre impregnado de afectividade e de emocións,iso que tan de moda estivo hai uns anos co tautolóxico nome de intelixencia emo-cional. A intelixencia non é posible, ou sexa, «non se desenrola, se antes de queexista como tal non se ten constituido unha urdime simbiótica afectiva cos seresprotectores que lle sirven de matriz ou placenta»32.

A transferencia na relación terapéutica é transferencia afectiva, non é, di RofCarballo, «como se pensa vulgarmente, un ‘namoramento’ do enfermo polo seumédico, senón que se compón dos sentimentos máis diversos: amor e, ó mesmotempo xenreira; confianza cega e desconfianza; estimanza e abafallo; obediencia eoposición teimosa; necesidade de amparo e resistencia testuda; benevolencia eenvexa» (...) «Prodúcese un avivecer das primeiras emocións da infancia cara oseu primeirísimo próximo, que nin sequera é home ou muller senón algo neutro,que nos analistas da escola de Jung chaman uroboros materna. Semella como se,en virtude da ‘situación analítica’ tivérase posto de súpeto ó descuberto a ‘urdi-me simbiótica’, ou sexa, a trama sotil de afectos sobor da cal, na nosa vida cotián,vaise tecendo a relación co próximo»33.

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31 Ibid., p.129.32 Ibid., p.133.33 Carballo,, Rof, op.cit., p.132.

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Estamos a falar de afectos, estamos a falar de amor. A transferencia coloca aosuxeito no lugar da demanda, «nunha posición que el non debe senón ao seu des-exo»34. A demanda é sempre demanda de amor. Demanda que parece no darseno caso de Don Juan. Todo psicoterapeuta, e todo médico vese, involuntariamen-te enfrontado, na súa práctica diaria co problema da seducción, di Rof. Pero benmirado, afina o autor, «na transferencia analítica non se trata dunha se-ducciónsenón dun proceso de con-ducción»35.

O proceso curativo realízase gracias «ó se restablecer co psicoterapeuta a urdimeafectiva que por diversas causas non tiña chegado a fraguar coa nai»36. ¿Que con-dicións se requiren para que ista con-ducción do próximo sexa eficaz, para que ase-ducción da psicoterapia cumpla o seu obxectivo, que non é outro que encau-zar as forzas curativas que xacen sempre na alma do home?, pregúntase RofCarballo. E contesta seguindo as indicacións e consellos do psicanalista Müller-Braunscheweig: «A condición fundamental, importante e central no psicotera-peuta é a capacidade para o amor ó próximo, non entendida como un sentimen-talismo afectivo senón coma o eslabón terminal duha vida chea de renuncias,privacións e perigos»37. Na relación entre o médico e o enfermo o médico debe«manter en todo momento unha distancia». «O problema técnico da psicotera-pia –afirma Müller Braunscheweig– pódese reducir realmente a estas dúas pala-bras: Amor e distancia»38. A distancia debémola entender non no espacio senónno terreo das emocións como neutralidade afectiva, para evitar os efectos dunhaposible contratransferencia. O enfermo debe ser educado non para ser semellan-te a nós, nos aprende Freud, senón para «se liberar de si mesmo e completar oseu propio ser».

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34 Hesnard, A, De Freud a Lacan, Martínez Roca, Barcelona, 1976, p.92.35 Carballo, Rof, op.cit., p.132.36 Ibid., p.133.37 Vid., CARBALLO, Rof, op.cit., p.138.38 Ibid., p.139.

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«Puede que haya un poco de maldad en estemundo»

Carlos Porvén DíazPsiquiatra. Complexo Hospitalario Xeral-Calde. Lugo.

En un pasaje del libro del profeta bíblico Isaías, se anuncia un mundo futuro felizy pacífico en el que «habitará la pantera junto al cabrito, el ternero y el león pace-rán juntos, la vaca vivirá con el oso y el lobo dormirá junto al cordero; y nadiecausará ningún daño».1

Woody Allen, el famoso cineasta norteamericano, ironizó, en cierta ocasión, sobredichos versículos, señalando que seguramente cuando llegue esa noche el corde-ro no dormirá demasiado bien.

No es tampoco intención de este autor contradecir al profeta pero, y aún dejandode lado que los animales siguen devorándose unos a otros, en este trabajo com-pararemos la visión de Isaías con la realidad humana actual, y ya advertirán comodescubriremos notables diferencias. Y aún ello a pesar de limitarnos a describirúnicamente el problema de la heteroagresividad, sin incluir otros comportamien-tos indudablemente violentos, como el suicidio u otras conductas autolesivas.

Comenzaremos exponiendo los siguientes datos:

Quinientos noventa millones de seres humanos murieron como víctimas de accio-nes violentas entre los años 1820 y 1945.2En los Estados Unidos, durante el siglo XX, se cometieron un millón de homici-dios. Actualmente, las tasas se han duplicando llegando hasta los 20.000 homici-dios por año (100 años, 2 millones).

La probabilidad que tiene un americano de ser víctima de un crimen grave duran-te su vida es de un 80%.3

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1Biblia de Jerusalén. Ed. Desclée de Brouwer (1975).2Richardson, L. Statistics of deadly quarrels. Boxwood Press (1960).3Kaplan, H./Sadock, B. Tratado de psiquiatría. Ed. Intermédica (1995).

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En los países occidentales se comete un asesinato cada veinte segundos.4 Del 30al 50% de las mujeres han sufrido violencia física por parte de sus parejas en algu-na ocasión.

Dependiendo de las fuentes consultadas, las violaciones a mujeres en EE.UU. osci-lan entre las 200.000 y 640.000 al año.

En los Estados Unidos los casos de maltrato infantil superan los 2,7 millones alaño.5 Pero, se preguntarán ustedes, ¿y los gobiernos?, ¿es que no pueden ellosdefendernos de estas atrocidades? Pues por supuesto que se encargan concienzu-damente de la violencia, como mostraremos inmediatamente.

Robert Conquest, en su libro «La cosecha de la pena» sobre la época estalinista,afirma que cada letra impresa en el mismo supone 20 vidas perdidas. El libro tiene411 páginas. Un millón de letras. Veinte millones de muertos.6

Y aunque no todos los gobiernos cometen las mismas atrocidades que el de Stalin,durante el siglo XX, ciento setenta millones de personas fueron «eliminadas» porsus propias autoridades.

Entonces, ¿sería posible que la vida fuese más pacífica sin gobiernos? ¿No hemosoído hablar de sociedades primitivas, que todavía perviven en algunos lugares delglobo, cuya vida supuestamente idílica y pacífica nos describieron antropólogoscomo Margaret Mead? La amarga realidad es que en las mencionadas sociedadesdel 10 al 60% de los hombres mueren a mano de otros hombres.7

Sin ninguna duda, el siglo XX quedará marcado en los anales de la historia comouno de los más sangrientos y despiadados: la I y II Guerras Mundiales, los geno-cidios llevados a cabo por los nazis, las deportaciones y purgas estalinistas, lasbombas atómicas arrojadas sobre ciudades llenas de civiles en Japón, la China deMao, Corea, Vietnam, Camboya, prácticamente toda África, Palestina, el Kurdistán,la antigua Yugoslavia y un largo etcétera.

Y el siglo XXI, ¿qué nos deparará? Los inicios no son halagüeños: terrorismo indis-criminado, guerras preventivas en Afganistán e Irak. La lista mundial de conflictoscatalogó, en el año 2001, sesenta y ocho áreas de violencia sistemática. Quien

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4Rof Carballo, J. Violencia y ternura . Colección Austral. Ed. Espasa Calpe (1987).5Baron/Byrne. Psicología social. Ed. Prentice Hall (1998).6Amis, M. Koba el Temible. Ed. Anagrama (2004).7Pinker, S. The blank slate. Penguin books (2002).

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piense que estas atrocidades son un signo de nuestros tiempos se equivoca. Enrealidad la violencia humana está descendiendo, sólo que ahora disponemos dearmas mucho más letales que antaño, tanto que podrían borrarnos sin dificultadde la faz de la tierra.

Echemos un poco la vista atrás y retrocedamos un milenio. Podemos descubrir,por ejemplo, que el emperador bizantino Basilio II ordenó dejar ciegos a 15.000búlgaros en el 1014, o que los griegos de Adramitum en el 1100 arrojaban a losniños turcos al agua hirviendo, o también al emperador Nicéforo que en el 961hizo catapultar las cabezas de los sarracenos muertos dentro de las ciudades ase-diadas.8

Si continuamos nuestro viaje hacia el pasado más remoto, seguimos descubrien-do más de lo mismo. Existen hoy pruebas evidentes en fósiles de hasta 800.000años de antigüedad de que nuestros primeros ancestros practicaban el canibalis-mo y el asesinato con el mismo entusiasmo que hoy en día.9 Evidentemente merefiero únicamente al asesinato ya que, afortunadamente, los gustos culinarios síhan cambiado. Un distinguido político, y además gran escritor, como WinstonChurchill dijo en su día que «la historia de la humanidad es la guerra. Y que toda-vía mucho antes de que la historia comenzara la lucha asesina era ya universal ysin fin».10

Después de esta sucesión de cifras y calamidades, seguiremos con la exposiciónde una de las más certeras y sobrecogedoras descripciones de la violenta natura-leza humana. En la cuarta parte de los Viajes de Gulliver, escritos en 1726 porJonathan Swift, el protagonista es abandonado por sus compañeros de tripulaciónen una tierra desconocida, donde los caballos eran los seres racionales y los hom-bres animales salvajes. Gulliver, con ingenuidad, les relata a los caballos las pecu-liaridades de nuestra civilización, diciéndoles por ejemplo: «que el oficio de sol-dado es el se tiene por más honroso de todos, pues un soldado es un hombre con-tratado para matar a sangre fría a tantos de su especie, que nunca le han hechomal, como le sea posible».

Los caballos racionales –y a partir de ahora seguiremos literalmente la insupera-ble prosa de J. Swift– incrédulos ante esto objetan que eso es imposible: «pues laNaturaleza, os ha incapacitado completamente para causaros mucho daño, puescomo la boca os queda plana con la cara, apenas si podéis morderos unos a otros

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8Rof Carballo, J. Violencia y ternura . Colección Austral. Ed. Espasa Calpe (1987).9Arsuaga, J.L./Martínez, I. La especie elegida. Ed. Temas de Hoy (1998).10Cooper, R. The long peace. Prospect (1999).

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con ningún propósito, a menos que con consentimiento. Luego por lo que se refie-re a las garras de vuestras patas delanteras y traseras, las tenéis cortas y delicadas.No pude menos de hacer un movimiento de cabeza y sonreír levemente ante suignorancia. Y como no soy lego en el arte de la guerra, les describí cañones, cule-brinas, mosquetes, carabinas, pistolas, balas, pólvora, espadas, bayonetas, bata-llas, asedios, retiradas, ataques, minas, contraminas, bombardeos, batallas nava-les; barcos hundidos con mil hombres, veinte mil muertos de cada lado; quejidosde muerte, miembros volando por el aire, humo, ruido, confusión, morir pateadobajo los cascos de los caballos; fuga, persecución, victoria; campos sembrados decadáveres abandonados para comida de perros y lobos y aves de rapiña; expolia-ción, saqueo, violación, incendio y destrucción. Y para destacar el valor de misqueridos compatriotas les aseguré que los había visto hacer volar a cien enemigosa la vez en un asedio, y a otros tantos en un navío, y presenciado cómo los cuer-pos sin vida caían en trozos de las nubes para gran divertimiento de todos los pre-sentes».11 Sin lugar a dudas, es uno de los más impresionantes y terribles relatossobre la capacidad para la violencia del ser humano.

Analizando lo expuesto hasta aquí no creo que les queden ya dudas sobre la exis-tencia de la violencia en el mundo, pero para saber cómo debemos enfrentarnoscon este problema es fundamental dilucidar sus orígenes. ¿Es instintiva la violen-cia y el hombre nace con la marca de Caín o, por el contrario, la violencia es pro-ducto del aprendizaje? Entre los partidarios de la teoría instintiva se encuentraFreud que, influido por los acontecimientos trágicos de la I Guerra Mundial,incorporó tardíamente a su teoría psicoanalítica el instinto de muerte o «thana-tos».12 Etólogos, como el premio Nobel Konrad Lorenz, también opinan que laagresividad nace principalmente del instinto de lucha que los seres humanos com-partimos con las otras especies.

Los animales deben destruir sustancias vivas para saciar su hambre. Además deesta agresividad interespecífica, básicamente nutricional, la más difundida es laagresividad intraespecífica. Los animales luchan entre ellos por el territorio, porel apareamiento y también existe una agresividad lúdica en el juego.

Sin embargo, para Lorenz, con la excepción del hombre, estas luchas entre indi-viduos de la misma especie rara vez son cruentas. Son luchas ritualizadas en lasque, por el bien de la especie, el adversario se rinde o huye antes de resultar heri-do, habiéndose además desarrollado poderosos mecanismos de inhibición de la

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11Swift, J. Los viajes de Gulliver. Ed. Cátedra (1992).12Kaplan, H./Sadock, B. Tratado de psiquiatría. Ed. Intermédica (1995).

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agresividad en el vencedor.13 Más atinado quizá sería atribuir dicha ritualizacióne inhibición de la agresividad no al bien de la especie, sino a la valoración quehacen ambos contendientes de resultar malheridos o muertos en el caso de quela confrontación fuese realmente cruenta.

Posiblemente en el hombre, en su origen, también las luchas ocurrieran de estemodo pero la invención de herramientas mortales marcaron sin duda un antes yun después. No conviene de todos modos olvidar que una considerable cantidadde las luchas entre los machos de las especies animales sí son realmente morta-les o infligen importantes lesiones, ni tampoco los infanticidios cometidos por losleones para poder copular antes con las hembras, o los fratricidios dentro delnido cometidos en un gran número de especies de aves.

Otras teorías, aunque niegan el papel instintivo de la violencia, conceden una granimportancia a los factores biológicos correlacionando la agresividad con el hallaz-go de niveles bajos de neurotransmisores como la serotonina, opioides endóge-nos y la inhibición de sistemas gabérgicos, o por el contrario con niveles altos denoradrenalina, dopamina, vasopresina, sustancia P y otros aminoácidos excitado-res. También podrían estar implicadas hormonas como la testosterona, anoma-lías genéticas y lesiones en el lóbulo frontal y sistema límbico.14

Diversas hipótesis destacan el papel de la frustración en el origen de la agresivi-dad15 o intentan explicar ésta como el fruto de alteraciones cognitivas, influidastanto por el estado de ánimo como por una evaluación distorsionada de la reali-dad.

Finalmente destacaremos la teoría del aprendizaje social según la cual la agresivi-dad, como otras formas de comportamiento social, en buena parte se aprende. Yno sólo se aprende esto sino también qué grupos o personas son objetivos apro-piados para la agresividad, qué acciones la justifican o requieren represalias agre-sivas y en qué situaciones y contextos es apropiada la misma.16

Profundizar en el conocimiento de las causas de la violencia es fundamental parasu adecuada comprensión y el diseño de soluciones para la misma.

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13Rof Carballo, J. Violencia y ternura . Colección Austral. Ed. Espasa Calpe (1987).14Roca Bennasar, M. Trastornos de personalidad. Ars Medica (2004).15Dollard, J. Frustration and appression. Yale University Press (1939).16Baron/Byrne. Psicología social. Ed. Prentice Hall (1998).

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La demostración, por ejemplo, de una naturaleza genética en la violencia no debe-ría hacer temer que este conocimiento fuese utilizado para apoyar políticas racis-tas o persecutorias contra los grupos étnicos o individuos que poseyeran más can-tidad de estos genes. Sobre este recelo infundado ya el propio Rof Carballo, pre-cisaba, en su libro «Violencia y ternura» de 1967, que sólo el 20% del materialgenético es activo, y que el nivel de actividad de los genes depende de los factoresambientales.

Otro temor a la agresividad innata es que entonces parecería inevitable ser vio-lento e incluso serlo a todas horas. Para refutar este argumento recordemos lofácilmente que puede ser inhibida la violencia en los animales, y aún mucho másen los seres humanos, cuyo sistema límbico está además interconectado con lacorteza cerebral de unos lóbulos frontales de un tamaño inusualmente grande.17

Sin embargo, el considerar la violencia como un producto del aprendizaje parecepara algunos que facilita su manejo y control mediante la educación. Además,debido a la tendencia de equiparar la violencia con la maldad, liberaría a lahumanidad del peso moral de ser mala por naturaleza. Desde nuestro antropo-centrismo juzgamos moralmente las acciones de los seres vivos y, así catalogamoscomo malvados a los grandes carnívoros, a los parásitos y nos indignamos antelas crías del cuco cuando arrojan del nido los verdaderos huevos de sus padresadoptivos, olvidando la naturaleza completamente amoral de la evolución.18 Confrecuencia caemos en el error de pensar que la agresividad y la violencia son unaenfermedad o una maldición en vez de mecanismos necesarios para la supervi-vencia, para la defensa, y en los animales sociales para la jerarquización del grupoy el establecimiento de vínculos de solidaridad.

Para los defensores del aprendizaje las raíces de la violencia se encontrarían,como declaró en una ocasión el expresidente norteamericano Lyndon Jonson, enla ignorancia, la discriminación, la pobreza y la enfermedad». Más recientementelos historiadores Beth y Daniel Kevles atribuían la misma a la pobreza, a la discri-minación y al fracaso del sistema educativo. Asimismo, abogaban por mejorar laeducación, la nutrición y por la intervención estatal en los hogares disfunciona-les.19

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17Pinker, S. The blank slate. Penguin books (2002).18Gould, S.J. Dientes de gallina y dedos de caballo. Ed. Crítica (2004).19Kevles B./Kevles D. Scapegoat biology. Discover (1997).

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Otros de los culpables preferidos son los medios de comunicación y los dibujosanimados con gran cantidad de imágenes violentas, que presuntamente enseñarí-an modelos agresivos de comportamiento e insensibilizarían a la población, espe-cialmente, a la infantil ante la violencia.

Sin embargo, para consternación de determinados grupos, la mayoría de los datosdisponibles –con alguna excepción20– sobre la violencia, no indican que se hayaincrementado ésta desde la aparición de la televisión. Esto no impide la adopciónde medidas ridículas como, por ejemplo, la retirada de la exitosa e inocente serieShin Chan no sé si porque enseña «o cuíño e a piroliña» o porque no es política-mente correcto reflejar, ni de forma humorística, los roles familiares en la socie-dad japonesa actual. Debe considerarse que nuestros tiernos infantes sólo puedenser expuestos a los modelos de la civilización occidental.

Por otra parte, ¿son realmente más violentos los dibujos animados actuales quelos de toda la vida? Recuerden al coyote intentando atrapar al correcaminos paradevorarlo y siempre cayendo víctima de sus propias trampas, o las peleas sin finentre Tom y Jerry, o los ataques del gato Silvestre a Piolín, o a Bugs Bunny y alcazador.

Y qué decir de los cuentos infantiles clásicos con Caperucita y su abuela devora-das por un lobo, Blancanieves envenenada por su madre adoptiva, o Hansel yGretel siendo engordados por una bruja con intención de comérselos.

Otros chivos expiatorios suelen ser las minorías: ahora es el turno de los inmi-grantes. No hace mucho tiempo, en España, se demonizaba a la confabulaciónjudeomasónica, sin olvidarnos tampoco de la eterna ola de pornografía y erotis-mo que, desde siempre, nos está invadiendo. En los EE.UU. se inquietaban por loscomunistas como reflejan los siguientes versos del poema satírico de AllenGinsberg titulado América «esos rusos, esos rusos y esos chinos. Y esos rusos.Rusia quiere comernos vivos».21 Siempre encontraremos alguien a quien temer ya quien culpar.

Repasando la obra de Rof Carballo observamos que realiza un intento de síntesisentre las dos corrientes (naturaleza y aprendizaje), y aunque reconoce la impor-tancia de los componentes genéticos para él, el niño no nace ya hecho sino quese construye diatróficamente en una relación transaccional de éste con el ambien-

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20Ghiglieri Michael P. El lado oscuro del hombre. Col. Metatemas. Ed. Austral (2005).21Ginsberg. Aullido y otros poemas. Ed. Visor (1993).

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te o con la madre, entendida ésta en un sentido amplio, no como una personaconcreta sino como la suma de experiencias que se unen para constituir al niño.De este modo las crías construyen a la madre lo mismo que la madre configura asus pequeñas crías.22

El hombre es el animal que nace más prematuro, tanto en sus sistemas enzimáti-cos e inmunitarios que todavía no han aprendido al nacer a distinguir entre lo pro-pio y lo ajeno, como en su sistema nervioso, el cual no concluye el proceso demielinización hasta los dos años.23

Para Rof Carballo, es precisamente este desvalimiento la línea evolutiva que con-dujo a la aparición del hombre. Lo seleccionado no es un cerebro poderoso yagresivo sino uno cada vez más inmaduro y más capaz de incorporar ambiente y,por lo tanto, de hacerse cargo mejor de la realidad. Esta línea de pensamientoconcuerda perfectamente con la evidente pedomorfosis observable en el adultohumano, el cual todavía muestra muchos caracteres típicamente infantiles: neuro-cráneo grande, cara corta y pelo escaso.24 Los adultos humanos somos, en pala-bras del embriólogo Louis Bolk, fetos con capacidad reproductiva.

Pero para que este ser tan desvalido pueda salir adelante ha tenido que desarro-llarse paralelamente un formidable impulso tutelar en la hembra ¿Qué razonespueden impulsar a la hembra, y también al macho humano, a cumplimentar unacrianza tan intensa, duradera y gravosa para sus propias vidas?

Para algunos la respuesta se encuentra en la ingeniosa hipótesis del «gen egoísta»según la cual, y simplificándola mucho, los individuos somos meros transporta-dores de genes que «obligan» a las personas a reproducirse para autoperpetuar-se.25 Esta teoría, sin embargo, no puede explicar la enorme demanda de adop-ciones, ni el mercado negro de compra-venta de bebés sin parentesco genéticocon los padres adoptivos. Antropólogos culturales, como Marvin Harris, respon-den a esta cuestión señalando la gran necesidad de amor que demandan los adul-tos, la cual sería considerablemente satisfecha por los niños.26

El hombre no nacería de la agresividad sino de la ternura. Pero esta ternura paraposibilitar el desarrollo normal debe progresivamente relacionarse con su retira-

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22Rof Carballo, J. Violencia y ternura . Colección Austral. Ed. Espasa Calp (1987).23Mardomingo, M.J. Psiquiatría del niño y del adolescente. Ed. Díaz de Santos (1994).24Arsuaga, J.L. El enigma de la esfinge. Ed. Random House Mondadon (2001).25Dawkins, R. El gen egoísta. Ed. Salvat (1994).26Harris, M. Nuestra especie. Ed. Alianza (1995).

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da, que aunque vivida por el niño como violencia, es también necesaria para per-mitir la correcta constitución del ser humano dentro de un orden social, y laadquisición de una identidad propia. Este nacimiento menesteroso es el que obli-ga al ser humano a ser completado no sólo en su inteligencia sino también en susemociones. Rof se adelanta a su tiempo como pionero de la importancia del des-arrollo de la, hoy tan de moda, inteligencia emocional. En el ser humano convivi-rían dos mentes: una que piensa y otra que siente, y estas dos formas fundamen-tales de conocimiento interactuarían para construir nuestra vida mental.27 Losprimeros meses de la vida son claves en la constitución del individuo. Tanto losestudios realizados en animales a los que cruelmente se colocan en situaciones dedeprivación afectiva como los estudios en humanos criados en inclusas, o en otrassituaciones de carencia afectiva muestran importantes anomalías en la esfera emo-cional, intelectual e incluso a nivel endocrinológico y en la susceptibilidad a enfer-medades.28

Un antiguo experimento, a este respecto, es relatado por el cronista Salimbene DaParma según el cual el emperador Federico, que reinó a principios del siglo XIII,quiso saber qué lengua sería la primitiva en la humanidad y para ello ordenó quelas nodrizas dieran leche a los niños pero sin hablarles ni una sola palabra. Todossus intentos fueron vanos porque los niños morían, ya que no podían vivir sin lascaricias y las palabras de amor de sus nodrizas.29 El niño necesita la proteccióndel adulto contra las influencias hostiles y esperan amor, comida y vestido inter-pretando la ausencia de este apoyo que se le debe como una agresión.30

Las experiencias tempranas son tan importantes porque muestran una gran resis-tencia a la extinción, suelen ser objeto de refuerzo social y además son experien-cias repetitivas y con tendencia a la autoperpetuación.31

Y, sin embargo, este ser humano capacitado para cometer las mayores monstruo-sidades y aberraciones, y que no parece especialmente dotado para hacer el bien,destaca en ocasiones por la generosidad y altruismo de su conducta y acciones,llegando a exponer su propia vida para salvar la de sus congéneres.

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27Goleman, D. Inteligencia emocional. Ed. Kairós (1995).28Greenfield, S. The private life of the brain. Penguin books (2000).29Eco, U. La búsqueda de la lengua perfecta. Ed. Crítica, Grijalbo Mondadoni (1994).30De Ajuriaguerra, J. Manual de Psiquiatría infantil. Ed. Masson (1977).31Millon, T. Trastornos de la personalidad. Ed. Masson (1998).

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¿Cómo se puede explicar esta aparente contradicción?

La teoría evolucionista, que no admite sacrificios por el bien de la especie ni delgrupo, salva este escollo mediante la hipótesis del gen egoísta antes mencionada,lo que permite el sacrificio por alguien genéticamente muy emparentado comopueden ser los hijos o hermanos. Pero existen claras evidencias de que no siem-pre se ayuda a personas genéticamente emparentadas. Esto es posible sólo enespecies cuyos individuos puedan reconocerse unos a otros, que tengan posibili-dades altas de volverse a encontrar y que guarden en su memoria la cuenta defavores recibidos y dados, de tal modo que puedan castigar adecuadamente a los«aprovechados».32 Estas conductas de altruismo recíproco y agresividad hacia losindividuos que piden pero no dan han sido constatadas en especies como loschimpancés.33

Y el hombre tiene una memoria prodigiosa para recordar las deudas pendientes.Tenemos además tendencia al autoengaño, a sentirnos expropiados y maltratadosen los repartos, lo cual acarrea frustración y un incremento de la agresividad.¿Estamos pues condenados a una espiral de violencia que debido a la existenciade armas cada vez más mortíferas borre del mapa a la especia humana como otroexperimento fallido de la evolución? o por el contrario ¿se vislumbran remediosque nos ayuden a superar el problema? Revisaremos brevemente a continuaciónlas principales soluciones propuestas:

Castigo a los violentos: sería una buena medida disuasoria si fuese inmediato, sufi-cientemente severo, cierto en el sentido de que la posibilidad de castigar al cul-pable sea del 100% y vivido como justificado por el destinatario. Temo que nin-guna de estas características sean típicas de nuestros sistemas penales.

Intervenciones cognitivas tendentes a la no asignación de atribuciones hostiles alos actos ajenos.

Intervenciones conductuales mediante exposiciones a modelos no agresivos,entrenamiento en habilidades sociales y en respuestas incompatibles con la agre-sión como el humor, la excitación sexual leve o el incremento de la empatía porla víctima. Aquellos que hayan leído «La Naranja Mecánica» de A. Burgess o vistosu versión cinematográfica no podrán evitar recordar con cierta aprensión el tra-tamiento aversivo contra la violencia recibido por su protagonista Alex.

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32Hauser, M. Wild minds. Penguin books (2001).33De Waal, F. Food sharing and reciprocal obligations among chimpanzees. Journal ofHuman Evolution, 18 (1989).

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Catarsis: consiste en dar rienda suelta a la hostilidad y a la cólera reprimidas ensituaciones diferentes y no perjudiciales. Los experimentos realizados al respectosugieren que sus efectos son efímeros y, por lo tanto, no se mantienen en el tiem-po.

Fármacos: la violencia no es en sí misma una enfermedad y es comprensible untemor a la fabricación de medicamentos que puedan destinarse a «pacificar» a losciudadanos. Existen de todos modos en el mercado muchos fármacos que se estánutilizando para controlar la impulsividad empezando por los anticonvulsivantes,últimamente muy promocionados por la industria farmacéutica. Se usan tambiénantipsicóticos, b-bloqueantes, litio, ansiolíticos, ISRS e incluso antiandrógenospara los agresores sexuales.34

Medidas políticas: ya que las sociedades preestatales son más violentas que aque-llas que tienen estados fuertes, la actual tendencia hacia la existencia de cada vezmenos estados y más sólidos podría ser un indicador positivo hacia una pacifica-ción mundial, que se lograría cuando hubiera un solo estado que englobara a todala tierra. Desgraciadamente, sin embargo, el método más usualmente usado parala reducción del número de estados es la guerra.

Medidas económicas y sociales tendentes a reducir la pobreza, las desigualdadesy la discriminación.

Cambios educativos: aumentando el tiempo y el espacio destinados para la ternu-ra recibida en los primeros meses con progresivos aumentos en la frustración dedeseos y su tolerancia, sin llegar a producir niveles de angustia patológicos. Desdeluego, procuremos no seguir los consejos de la Duquesa que, en Alicia en el Paísde las Maravillas, acunaba violentamente a su bebé con la siguiente canción:

«Speak roughly to your little boyAnd beat him when he sneezes

He only does it to annoyBecause he knows it teases.»35

(Habla con rudeza a tu bebé y pégale cuando estornude. Sólo lo hace por fas-tidiar porque sabe que eso molesta).

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34Ros Montalbán, S./Peris Díaz, M.D. Impulsividad. Suplemento 1. Ars Médica (2005).35Carroll, L. Alice’s Adventures in Wonderland and Through the Looking Glass. Puffin books(1983).

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Educación menos competitiva de los niños: menos concentrada en la adquisiciónde conocimientos y más dirigida al desarrollo emocional adecuado. Por otraparte, resaltemos la importancia de enseñar modelos no agresivos de comporta-miento, y al respecto recordemos que los modelos que siguen los niños no son engeneral sus padres, sino fundamentalmente sus compañeros del grupo en el quepretenden encajar.

Una hipótesis optimista y atractiva es la de la expansión del círculo moral huma-no36 El hombre suele mostrarse indiferente con los que están fuera de su círculomoral, que son catalogados como no-personas como pueden ser las hormigas olos reptiles. A medida que avanza la historia este círculo se ha ido ampliando. Así,en los últimos siglos, se han incluido y han adquirido condición humana plena,por ejemplo, los niños, las mujeres, los negros, los extranjeros, los que profesanotras religiones, etc. Si continúa expandiéndose este círculo, sería factible quecada uno de nosotros incluyéramos en él a toda la humanidad. Para ello, la faci-litación de las comunicaciones entre las personas de distintos países que suponeel desarrollo de Internet puede convertirse en un arma formidable de pacifica-ción.

Uno de los principales problemas para solucionar el problema de la violencia esque no depende únicamente de la buena voluntad individual, sino que necesita-mos asimismo que el prójimo colabore y también desee su fin. De nada le sirve auna persona o a un país desarmarse o ser pacífico si otros no lo son, y es muer-to o aniquilado en una guerra.

Para finalizar, recordemos que, a pesar de todo lo expuesto, la agresividad no esexclusivamente negativa sino que de ella nacen los vínculos para la formación dela solidaridad grupales. El impulso agresivo es consustancial al ser humano y laclave de sus grandes realizaciones culturales. Concluyo con las palabras del pro-fesor Rof Carballo cuando manifestaba que «la agresividad es en el fondo una soli-citud de diálogo, la violencia un diálogo frustrado».37

Comunicaciones libres

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36Pinker, S. The blank slate. Penguin books (2002).37Rof Carballo, J. Violencia y ternura . Colección Austral. Ed. Espasa Calpe (1987).

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