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CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES INDÍGENAS EN CHILE: UNA APROXIMACIÓN ONTOLÓGICA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES BOGOTÁ D.C. 2019

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CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES INDÍGENAS

EN CHILE: UNA APROXIMACIÓN ONTOLÓGICA

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES

CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA

CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES

BOGOTÁ D.C.

2019

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CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES INDÍGENAS

EN CHILE: UNA APROXIMACIÓN ONTOLÓGICA

Trabajo de grado para optar por los títulos de politóloga e internacionalista

CAMILA MEJÍA SALAMANCA

DIRECTOR DEL TRABAJO

MIGUEL GOMIS BALESTRERI

Doctor en Ciencia Política y Relaciones Internacionales

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES

CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA

CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES

BOGOTÁ D.C.

2019

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Agradecimientos

A mi director por su gran guía, apoyo y ánimo desde el comienzo del proceso. Por

impulsarme siempre a hacer un mejor trabajo.

A todos los entrevistados que me recibieron tan amablemente en su país y compartieron

conmigo su valiosa perspectiva.

A Nicolás por su aporte gráfico. A María del Rosario por su paciencia. A Simón por

terminar de convencerme de estar en el lugar indicado. A Catherine por su indispensable e

incondicional ayuda.

La minería para Chile es, prácticamente, el sustento del país, su estructura y su desarrollo.

O sea, en el fondo, sin la minería, prácticamente desde la independencia a la fecha, Chile

sería un país bastante pobre, muy atrasado

(Académico Ingeniero de Minas)

El agua llega, crea la naturaleza, crea la vegetación, crea la fauna, crea los paisajes que

hoy en día vemos. (…) Agua, pacha mama, ser humano, o seres vivientes, somos uno solo.

Si uno se afecta obviamente que este cosmos también se ve afectado. Si mi agua se ve

afectada, yo como ser humano también me veo afectado, mis hermanos menores que son,

en este caso, los flamencos, los animales, también se ven afectados. Para qué decir la

pacha mama, no produce. Entonces tiene un significado bien importante, es vida, agua es

vida, eso es.

(Representante atacameño)

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Resumen

El presente trabajo se pregunta por el papel que han tenido las concepciones sobre el agua en

los conflictos vinculados con la explotación minera y el pueblo atacameño en Chile. Para

analizar los conflictos se propone una aproximación ontológica y centrada en la subjetividad

y narrativas de los actores, apoyándose en los postulados de la ecología política, el framing y

el enfoque ontológico. A través de una metodología cualitativa, se explora el contexto nacional

de Chile y las relaciones entre el modelo económico, la minería y los pueblos indígenas. Como

caso de estudio se toma el conflicto de Pampa Colorada en el desierto de Atacama. A partir de

ello, se analizan las percepciones del conflicto por parte del Estado, las compañías mineras, el

pueblo atacameño y sus apoyos en las organizaciones no gubernamentales (ONG). Luego, se

caracterizan y comparan las perspectivas ontológicas de las partes y su concepción sobre el

agua. Se encuentra que existen diferencias ontológicas entre los actores y sus concepciones

sobre el agua y que éstas ayudan a explicar el origen de los conflictos, motivando las posiciones

de pretensión y resistencia. La narrativa del pueblo atacameño se centra en el agua, aunque

ésta se aprovecha como un medio para visibilizar problemáticas estructurales. Por su lado, el

discurso estatal y de las empresas recurren al «desarrollo sostenible», pero esto se contradice

con el modelo aplicado en la práctica, de mercantilización de la naturaleza y exclusión de otras

visiones sobre el desarrollo. También se halla que las tensiones han tendido a mantenerse

debido a que la percepción del problema por parte de los actores difiere, por lo que las

propuestas de solución resultan insuficientes.

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Contenido

I. Introducción .................................................................................................................... 1

II. Estado del arte ................................................................................................................. 4

III. Marco teórico y conceptual............................................................................................. 6

i) La ecología política y los conflictos socioambientales ............................................... 6

ii) El framing y la subjetivación del conflicto ................................................................. 8

iii) El enfoque ontológico y la raíz profunda del conflicto .............................................. 9

IV. Metodología .................................................................................................................. 12

i) Recolección de la información .................................................................................. 13

ii) Análisis de la información ........................................................................................ 13

V. Nivel descriptivo: los conflictos hídricos en Antofagasta y contexto nacional .............. 14

i) Contextualización política y económica de Chile ..................................................... 16

ii) La importancia de la minería para Chile ................................................................... 19

iii) El papel de los pueblos indígenas del norte .............................................................. 21

iv) Caso de estudio: el conflicto de Pampa Colorada .................................................... 23

VI. Nivel analítico: caracterización subjetiva y ontológica de los conflictos hídricos ...... 27

i) Dimensión subjetiva del conflicto ............................................................................. 27

ii) Dimensión ontológica del conflicto .......................................................................... 39

VII. Discusión y conclusiones .......................................................................................... 46

VIII. Anexos ...................................................................................................................... 51

IX. Bibliografía .............................................................................................................. 71

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I. Introducción

La situación de los recursos hídricos en América Latina es paradójica: aunque se trata de una de

las regiones del planeta con mayores reservas de agua dulce1, existen enormes desigualdades

frente a su acceso. Según Pochat, Donoso, & Saldarriaga (2018) el 35% de la población no tiene

acceso al agua potable y el 78% no lo tiene al saneamiento, además de los problemas en la calidad

del servicio y del elemento mismo que son más graves en las zonas rurales.

Como sostienen Ramírez & Yepes (2011), las desigualdades en el acceso no sólo vienen

determinadas por factores naturales, sino también por asimetrías socioeconómicas y políticas.

Esto convierte al agua en un elemento escaso y disputado, capaz de originar conflictos (Torres,

García, & Rojas, 2017). Gran parte de los conflictos hídricos en la región se vinculan con la gran

minería, una de las actividades económicas primordiales en muchos países latinoamericanos.

Esto se debe a que la minería a gran escala implica un elevado consumo de agua y genera

contaminación de las fuentes hídricas, de las cuales dependen muchas poblaciones (Ávila, 2016;

Rivera et al., 2016). Según la Comisión Chilena del Cobre (2018), para 2017, en Chile el

consumo de agua continental en la minería de cobre fue de 13.264 litros por segundo. Es decir

que en un minuto de operación se utilizan más de 795.840 litros de agua o lo equivalente al

consumo de 400 personas para sus actividades diarias por 20 días2. Consecuentemente, Silvers

(2000) señala que, aunque en la minería se apliquen todas las medidas de mitigación y reparación,

sigue siendo una actividad de alto impacto.

El caso chileno destaca en la región pues en este país la minería, especialmente de cobre, es el

sector económico más importante, habiendo representado en promedio el 10,61% del PIB entre

2012 y 2017 y el 55% de las exportaciones totales para el mismo periodo (Comisión Chilena del

Cobre, 2018). Esto se ha reflejado en una tendencia creciente del consumo de agua por parte del

sector (ver figura 1). Consumo que proviene en un 74% de aguas dulces, que son 41%

subterráneas y 33% superficiales (Comisión Chilena del Cobre, 2018).

1 La región tiene una tercera parte del total del agua dulce y una dotación per cápita notablemente mayor a la media

mundial (Ramírez & Yepes, 2011). 2 Según la recomendación de 100 litros diarios por persona de la Organización Mundial de la Salud (Howard & Bartram,

2003).

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Chile también es un caso de interés debido a su legislación hídrica marcadamente neoliberal, la

cual ha persistido con pocas reformas desde la época dictatorial de Pinochet (Torres & García,

2009). El llamado Código de Aguas de 1981 promueve la privatización del agua, buscando que

su distribución se dé acorde con las reglas del mercado, mientras contempla pocas condiciones

ambientales y sociales (Costa, 2016; Panez, Faúndez, & Mansilla, 2017; Rivera et al., 2016).

Estas condiciones han favorecido que en Chile proliferen los conflictos hídricos y

socioambientales en general, pues las comunidades afectadas han reaccionado y se han

movilizado para defender sus intereses (Delamaza, Maillet, & Neira, 2017). Señalan Fuenzalida

& Quiroz (2012) que en todas las regiones del país existe al menos un conflicto de este tipo. La

minería destaca como uno de los sectores que más conflictividad genera (Delamaza et al., 2017)

(ver figura 2).

Una parte significativa de los conflictos hídricos relacionados con minería en Chile involucra

comunidades indígenas. Según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) (2012) para

2012, se registraron 29 conflictos vinculados con agua y minería de los cuales 62% implicaba

territorios indígenas. Esto se debe, por un lado, a que las actividades extractivas afectan el medio

ambiente del cual dependen las actividades tradicionales y de subsistencia de algunos grupos

indígenas. Y por otro lado, a desacuerdos con los procesos de consulta realizados por el Estado

(Delamaza et al., 2017; Fuenzalida & Quiroz, 2012; Silvers, 2000). Este tipo de conflictos se

concentran en la zona norte del país (regiones I, II y III), donde tradicionalmente han habitado

los pueblos atacameño, aymara, colla y quechua, que actualmente suman alrededor de 20.000

personas (Agostini, 2014; Delamaza et al., 2017; Madaleno & Gurovich, 2007).

Múltiples trabajos han abarcado la temática de los conflictos hídricos en Chile, enfocándose

principalmente en las consecuencias del Código de Aguas de 1981 (Bakker, 2014; Bauer, 2004;

Budds, 2004; Cannoni & Crocco, 2017; Guerrero, Fonseca, Garrido, & García, 2018; Larraín,

2006; Prieto, 2015; Sturla & Irlanes, 2006; Urquiza & Billi, 2018) y en el agotamiento del agua

debido a la actividad minera (Ávila, 2016; Delamaza et al., 2017; Fuenzalida & Quiroz, 2012;

Madaleno & Gurovich, 2007; Rivera et al., 2016; Silvers, 2000; Torres et al., 2017). Esta

investigación, aunque reconoce la importancia de tales factores, propone una mirada alternativa

para explicar el origen de los conflictos, contemplando la dimensión subjetiva y las perspectivas

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ontológicas de los actores involucrados. Distintos investigadores coinciden en que los conflictos

hídricos no solamente responden a una rivalidad por el uso del agua, sino que existe un trasfondo

ontológico o de lecturas divergentes sobre la naturaleza y el agua que produce un choque de

concepciones (Delamaza et al., 2017; Ramírez & Yepes, 2011; Sault, 2018; Torres et al., 2017;

Yates, Harris, & Wilson, 2017).

En consecuencia, la inquietud central del presente trabajo es: ¿qué papel han tenido las

concepciones sobre el agua en los conflictos vinculados con la explotación minera y el pueblo

atacameño en Chile? Geográficamente, el trabajo se delimita a la región de Antofagasta (II

región) ubicada en el norte del país, donde históricamente se ha concentrado la mayoría de la

actividad minera y ha sido el territorio ancestral del pueblo atacameño. También se trata de una

zona extremadamente árida, lo cual aumenta la presión sobre los recursos hídricos y ha

favorecido el surgimiento de conflictos socioambientales (Cannoni & Crocco, 2017; Machado,

2010; Madaleno & Gurovich, 2007; Rivera et al., 2016; Torres & García, 2009). En esta región,

la demanda de agua supera notablemente su disponibilidad (Rivera et al., 2016) (ver figura 3).

El caso de estudio seleccionado, Pampa Colorada, se ubica específicamente en el desierto de

Atacama, una de las zonas más secas del planeta (Madaleno & Gurovich, 2007; Prieto, 2016a).

Los conflictos socioambientales, particularmente aquellos ligados con el agua, son un fenómeno

cada vez más importante en el mundo y en América Latina. El caso latinoamericano evidencia

que los conflictos hídricos van más allá de la distribución natural desigual y que, más bien,

encarnan un problema político en el cual los actores estatales, transnacionales y locales juegan

un papel fundamental. Esto convierte tales fenómenos en un objeto de interés para la Ciencia

Política. La propuesta de análisis ontológico y subjetivo explora una nueva forma de abarcar los

conflictos en la disciplina.

También es un objeto de interés para las Relaciones Internacionales ya que el estudio de los

conflictos hídricos vinculados con minería permite analizar las relaciones entre actores locales,

nacionales y trasnacionales (Silvers, 2000). Asimismo, este sector productivo se caracteriza por

su alto grado de globalización: la explotación de la materia prima, realizada en su mayoría por

empresas transnacionales, se destina casi exclusivamente para su exportación y procesamiento

en otras latitudes del mundo (Machado, 2010).

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Chile, dada la importancia de su sector minero, su particular legislación sobre el agua, la

presencia de comunidades indígenas y la creciente conflictividad asociada con estos elementos,

es un caso de estudio que puede contribuir con valiosas lecciones para el resto de América Latina,

incluyendo Colombia. Este último, siendo un país donde los conflictos hídricos y

socioambientales están adquiriendo mayor relevancia y atención en el marco de un modelo de

desarrollo también fuertemente apoyado en la minería y de la controversia generada en torno a

los procesos de consulta previa (El Espectador, 2018; OCA, s. f.)

El objetivo central de la investigación es analizar cuál ha sido el papel de las concepciones sobre

el agua en los conflictos vinculados con la explotación minera y el pueblo atacameño en Chile.

Los objetivos específicos para ello y que guían la estructura del trabajo son: primero, describir

el contexto general y los hechos del conflicto hídrico vinculado con minería y pueblos indígenas

en Antofagasta. Segundo, caracterizar las percepciones y narrativas del conflicto por parte de sus

actores. Y, finalmente, identificar y comparar las perspectivas ontológicas de las partes,

enfatizando en su concepción sobre el agua.

II. Estado del arte

Los numerosos trabajos sobre conflictos por agua en América Latina evidencian la importancia

creciente del tema en la región. La siguiente revisión del estado del arte se concentra en el

material reciente sobre los conflictos hídricos en Chile y se complementa con estudios

desarrollados en otros países latinoamericanos.

Para comenzar, algunos estudios buscan entender las causas de la creciente conflictividad en

torno a temas hídricos y socioambientales en Chile (Fuenzalida & Quiroz, 2012; Ramírez &

Yepes, 2011; Rivera et al., 2016; Silvers, 2000). El más reciente, de Delamaza et al. (2017)

analiza los conflictos asociados con asuntos territoriales y proyectos extractivos en Chile, desde

la democratización de 1990. El estudio halla una presencia generalizada de conflictos territoriales

en todo el país y una concentración de aquellos vinculados con minería en la zona norte. Además,

señala como principales causas de movilización social la extracción y contaminación de la

naturaleza, destacando allí el agua (Delamaza et al., 2017).

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Otro tema central en los estudios de los conflictos hídricos en Chile es el Código de Aguas de

1981 (Bauer, 2004; Budds, 2004; Cannoni & Crocco, 2017; Donoso, 2003; Sturla & Irlanes,

2006). Esta es la preocupación central del trabajo de Guerrero et al. (2018), el cual argumenta

que en Chile el sistema regulatorio orientado por una lógica de mercado está fuertemente

vinculado con el surgimiento de conflictos. Guerrero et al. (2018) encuentran que la legislación

ha permitido la sobreexplotación y contaminación del agua por parte de las grandes empresas

que ostentan los derechos, perjudicando a las comunidades y motivando protestas.

Otros trabajos recurren al estudio de caso (Calderón et al., 2016; Madaleno & Gurovich, 2007;

Panez et al., 2017; Sepúlveda & Villarroel, 2012; Torres & García, 2009; Torres et al., 2017;

Urkidi, 2008). Azócar (2015) y Bolados (2014) se centran en el conflicto surgido en torno al

proyecto de Pampa Colorada de Minera Escondida. El primero se pregunta por el desarrollo del

Movimiento Indígena Atacameño a raíz del conflicto y concluye que el enfrentamiento con la

empresa minera sirvió para cohesionar al pueblo atacameño, en un proceso de «identidad por

contraste» (Azócar, 2015). Bolados (2014) plantea una aproximación socio-antropológica e

histórica a los procesos de construcción étnica atacameña, bajo un contexto de globalización.

Según la autora, el Salar de Atacama se ha configurado como un enclave de las industrias

transnacionales mineras y turísticas, generando conflictos socioambientales y motivando la

consolidación de las comunidades atacameñas como sujetos políticos que reivindican sus

derechos étnicos, ambientales y territoriales (Bolados, 2014).

Otra línea en los estudios de los conflictos hídricos en América Latina se enfoca en las distintas

concepciones y discursos sobre el agua de los actores y el choque entre éstos como fuente de

conflictos (Babidge, 2016; Bottaro, Latía, & Sola, 2014; Machado, 2010; Molina, 2016;

Napadensky & Azocar, 2017; Orlove & Caton, 2010; Usón, Henríquez, & Dame, 2017). Una

de las publicaciones más recientes es el trabajo de Sault (2018) que evidencia la problemática de

los efectos ambientales y sociales para las comunidades adyacentes a las zonas de explotación

minera en Perú y Bolivia, enfatizando en el tema del agua y su privatización como factor central

en los conflictos. Sault (2018) presta especial atención a la visión de mundo de los actores para

comprender el trasfondo ontológico de las tensiones.

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La revisión de la literatura indica que los conflictos socioambientales y, particularmente,

hídricos, son una problemática y un objeto de estudio creciente en Chile y otros lugares de

América Latina. Mediante los trabajos reseñados, se evidencia que tal situación se vincula con

un modelo económico extractivo que genera resistencias en las comunidades y, en el caso

chileno, con su legislación hídrica mercantil. También, se ve un creciente interés por el análisis

del trasfondo ontológico de los conflictos, línea en la cual se ubica la presente investigación.

III. Marco teórico y conceptual

El presente estudio propone analizar los conflictos hídricos en el norte de Chile bajo la óptica de

tres corrientes teóricas que se articulan y complementan entre sí: la ecología política, el framing

y el enfoque ontológico.

i) La ecología política y los conflictos socioambientales

La ecología política se ha desarrollado desde los años 70 con el reconocimiento de la crisis

ambiental y su traslado de la escena contestataria y los movimientos sociales, al plano político y

académico convencional (Comas, 1999; Dobson, 2009; Leff, 2003). Esta corriente teórica

permite comprender las problemáticas ambientales como problemáticas sociales, atravesadas por

relaciones y recursos de poder. Así, la ecología política funciona como una teoría marco que

inserta la variable medioambiental en el campo de estudio de la Ciencia Política.

Su preocupación central son los conflictos socioambientales o de distribución ecológica

(Martinez-Alier, 2004). Para efectos de esta investigación, éstos se entienden como “un complejo

conjunto de confrontaciones entre distintos sectores de la sociedad, que surgen debido a su

interrelación diferenciada con los sistemas ecológicos” (Cardoso, Bandeira, Lobao, & Modercín,

2015, p. 2). Estos autores señalan que “el conflicto va más allá de un foco centrado en choques

políticos y económicos e incorpora elementos socioculturales divergentes, relativos a la

cosmología, el ritual, la identidad y la moral” (p. 2).

Los conflictos hídricos, siguiendo a la CEPAL (Martín & Justo, 2015), se definen como

el resultado de la multiplicidad de demandas y pretensiones o aspiraciones que confluyen sobre los limitados

recursos hídricos y que, por consiguiente, no pueden satisfacerse simultáneamente (…) Ellos materializan relaciones

antagónicas que surgen de la colisión de posiciones e intereses en torno a la cantidad, calidad y oportunidad de agua

disponible para los diferentes actores. (p. 11)

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A esta definición debe agregarse la dimensión sociocultural ya señalada por Cardoso et al.

(2015).

Para la ecología política los conflictos socioambientales se vinculan con las relaciones de poder

asimétricas que se dan en torno a la naturaleza y la distribución de los recursos naturales

(Martínez-Alier, 2015; Palacio, 2006). Comas (1999) sostiene que “la degradación ambiental no

puede ser entendida al margen de los procesos sociales y políticos asociados a ella” (p. 95). En

la misma línea se ubica Martínez-Alier, quien menciona que “no todos los seres humanos son

afectados de la misma manera por el uso que la economía hace del ambiente. Algunos se

benefician más que otros, y algunos llevan una carga de costos mayor (…)” (2004, p. 13).

Señalan Comas (1999) y Loftus (2019) que las asimetrías que favorecen los conflictos

socioambientales no son sólo locales, sino que se ven influenciadas por las desigualdades del

sistema económico y político internacional. Por su lado, América Latina se ubica como un

proveedor global de productos primarios, lo cual genera una situación de presión sobre los

recursos naturales y degradación ambiental. Esto implica que el análisis de los conflictos en la

región debe hacerse desde esa perspectiva contextualizada (Comas, 1999; Loftus, 2019).

Martinez-Alier (2009) hace el mismo reconocimiento con lo que él llama «el ecologismo de los

pobres», que rechaza la idea de que los ciudadanos de países tercermundistas no tienen interés

en defender el medioambiente por estar más preocupados por su supervivencia económica. Por

el contrario, el autor sostiene que en los países en desarrollo muchas personas están tan o más

interesadas en la protección ambiental que en países ricos, pues gran parte de ellas depende

directamente de los recursos naturales para subsistir. Esto sugiere que el estudio de los conflictos

en América Latina debe hacerse considerando la estrecha relación entre las afectaciones

medioambientales y los impactos económicos y culturales en las formas de vida de algunos

sectores de la población. Sin embargo, como aclara Martinez-Alier (2009), no debe caerse en el

error de asumir que «los pobres» siempre apoyan la conservación.

Por otro lado, varios autores de la ecología política comparten una crítica hacia las tradiciones

intelectuales occidentales que han excluido de sus análisis el elemento de la naturaleza y las

relaciones de ésta con los seres humanos, cuestionando la separación occidental

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humanidad/naturaleza (MacGregor, 2009; Palacio, 2006; Togerson, 2009; Toro & Martín, 2018).

Algunos autores, como Leff (2003) han ido más allá. Para el autor, esta teoría debe cuestionar

los fundamentos ontológicos modernos y considerar otras posibilidades de significación de la

naturaleza, ayudando a comprender el fondo de los conflictos socioambientales, más allá de la

distribución de los recursos (Leff, 2003). No obstante, la postura de Leff se ubica más bien en la

frontera con el enfoque ontológico, del cual se hablará más adelante.

ii) El framing y la subjetivación del conflicto

La teoría del framing sirve para reconocer que los conflictos tienen una importante dimensión

subjetiva y para comprender mejor la perspectiva de cada actor. Shmueli (2008) trabaja

específicamente el framing para los conflictos socioambientales con un fuerte componente

territorial. La autora sostiene que esta teoría, además de reconocer las relaciones de poder entre

las partes, explica su comportamiento a partir de sus valores y objetivos.

Shmueli (2008) resalta que el framing tiene dos grandes vertientes complementarias. Por un lado,

está la dimensión cognitiva, donde los «marcos» funcionan como lentes subjetivos, a través de

los cuales las personas filtran sus percepciones para entender el mundo que los rodea, según sus

experiencias y creencias. Por otra parte, la dimensión comunicativa es un medio por el cual los

actores, influenciados por sus marcos cognitivos, presentan su versión de los hechos, haciendo

énfasis en los aspectos que les son más convenientes y minimizando los que no.

La autora define la dimensión cognitiva como un proceso “mediante el cual individuos y grupos

filtran sus percepciones, interpretaciones y entendimientos de situaciones complejas de manera

consistente con sus propias experiencias sociopolíticas, económicas y culturales del mundo”

(Shmueli, 2008, p. 1). Por su parte, Goffman (2006) sostiene que la realidad no es plenamente

objetiva, sino que cada persona construye una versión de ésta, a través de sus percepciones

filtradas por un marco de creencias y experiencias. Menciona el autor: “resulta claro que la

caracterización retrospectiva del «mismo» acontecimiento o de la «misma» ocasión social puede

diferir ampliamente, ya que el rol de un individuo en una tarea puede proporcionarle un juicio

valorativo distinto (…)” (Goffman, 2006, p. 10).

Shmueli (2008) señala que la dimensión comunicativa puede tratarse de un proceso estratégico

o inconsciente, para promover la versión narrativa del conflicto -y del problema- más

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conveniente para un determinado actor. Así, se buscarían sumar apoyos de sectores afines y

mejorar la propia posición en la negociación. Esto concuerda con lo expuesto por Martinez-Alier

(2004), quien menciona que no todos los actores en un conflicto utilizan el mismo lenguaje y

que éste se acomoda a la situación, dependiendo de los grupos sociales involucrados.

Martinez-Alier (2004) también menciona que cuando existen valores, visiones y narrativas

disonantes sobre un problema, los conflictos suelen darse en términos inconmensurables,

complicando cualquier negociación. Esto suele suceder, como sostienen el mismo autor y

Shmueli (2008) en los conflictos socioambientales que implican elementos como pérdida de

biodiversidad, patrimonio cultural, formas de vida, lugares sagrados o autonomía. Asimismo, es

fundamental reconocer las asimetrías que se reflejan en la narrativa dominante y el lenguaje

utilizado, pues el control sobre el relato también es un ejercicio de poder (Martinez-Alier, 2004).

iii) El enfoque ontológico y la raíz profunda del conflicto

Algunos autores destacan la importancia de indagar por el trasfondo de los conflictos

socioambientales, considerando que además de un problema distributivo subyace un choque de

concepciones sobre la naturaleza (Leff, 2003; Martinez-Alier, 2004). Particularmente -aunque

no única, ni necesariamente- cuando se involucran poblaciones indígenas (Escobar, 2012b; Yates

et al., 2017). Sostiene Blaser (2009): “más allá del acceso y control sobre los «recursos

naturales», el conflicto puede provenir de la propia definición de las «cosas» que están en juego”

(p. 14). Esto se propone comprender de la mano del enfoque ontológico.

En este contexto y siguiendo a Escobar (2012a) la ontología se entiende como “aquellas premisas

que los diversos grupos sociales mantienen sobre las entidades que realmente existen en el

mundo”. Según el autor, las ontologías se materializan a través de prácticas, que “crean

verdaderos mundos”, pues según la concepción que se tenga se interactúa e incide en el mundo

de una determinada manera (Escobar, 2012a, p. 6).

El «giro ontológico» se originó en la Antropología, en parte como reacción a la crisis ecológica

global, la cual favoreció que se cuestione la forma como entendemos las relaciones entre lo

humano y lo no-humano desde el paradigma occidental (Dos Santos & Tola, 2016; Escobar,

2012a; Kohn, 2015). Su proyecto es reconocer que existen múltiples maneras de concebir y

relacionarse con el mundo y que la occidental, caracterizada por la división cultura/naturaleza,

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es sólo una entre varias ontologías (Descola, 2012; González, 2015; Loera, 2015; Vallejo &

Sánchez, 2011). Tal reconocimiento también favorece que se critique la idea imperante de

desarrollo y que se abran diálogos con otras visiones (Acosta, 2014; Loera, 2015).

El giro ontológico implica más que un reconocimiento de la multiculturalidad. Blaser, uno de los

principales defensores de esta tesis, critica que el concepto de «cultura» asume que existe una

realidad objetiva y una multiplicidad de perspectivas sobre la misma, bajo la noción de «una sola

naturaleza y múltiples culturas». Esto implica que algunas concepciones de mundo se acepten

como más «precisas» o «correctas» por supuestamente asimilarse más a la «realidad objetiva».

Así, se da lugar a una jerarquización de culturas y saberes, donde lo occidental, respaldado por

la ciencia moderna, se ha atribuido una posición privilegiada, mientras que otros conocimientos

se catalogan como creencias culturales y superstición (Blaser, 2009, 2013; Dos Santos & Tola,

2016; Escobar, 2012a; Yates et al., 2017).

Considerando todo lo anterior, Blaser (2009) define el conflicto ontológico, no como un choque

cultural, sino como un desacuerdo sobre cómo es la realidad. Esta definición resulta útil para

explicar la base de los conflictos socioambientales, incluidos los hídricos. Como señalan Yates

et al. (2017), muchas veces estos conflictos se remontan a la propia concepción del agua.

Descola (2012) ha realizado una de las más más importantes contribuciones al giro ontológico.

También sostiene que el binomio naturaleza/sociedad es una construcción occidental que ha

tendido a mostrarse como universal y «verdadera». El autor destaca que el momento de

separación tajante del ser humano y la naturaleza en Occidente se da con la modernidad, pero

que tiene sus antecedentes en la tradición intelectual y moral de la Antigua Grecia y del

cristianismo. En efecto, ambos promovieron una concepción de la naturaleza como externa,

inteligible, potencialmente controlable y como subordinada al hombre (Descola, 2012).

Reconociendo que la visión dualista de naturaleza/cultura es producto de una ontología

particular, Descola (2012) reafirma que existen otras posibles miradas “capaces de inventar por

sí mismos realidades distintas de la nuestra, y dar con ello testimonio de una creatividad que no

puede juzgarse con la vara de nuestros propios logros” (p. 135). Sin embargo, el autor, como

otros (Delgado, 2014; Escobar, 2012a; Loera, 2015), advierte que ha existido una tendencia a

Page 16: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

11

ordenar las sociedades según su grado de realización, utilizando a Occidente como referente.

Así, se etiqueta a aquellas comunidades «no-modernas» como atrasadas, inferiores o en una etapa

de infancia de la razón, donde prima la superstición, que es como desde Occidente se califican

los conocimientos que “carecen de la ayuda de las ciencias exactas” (Descola, 2012, p. 137).

El antropólogo propone una tipología para aprehender las distintas ontologías basada en los

modos de identificación que los grupos humanos establecen con el resto de lo existente, humano

y no-humano. Así, se marcan continuidades y discontinuidades en los aspectos de la «fisicalidad»

y la «interioridad». Con ello, Descola (2012) enuncia las categorías de totemismo analogismo,

animismo y naturalismo (ver anexo 1). El autor señala que estos modos de identificación inciden

en la forma en la cual los seres humanos se relacionan con su entorno, pero advierte que no se

trata de un proceso determinista a priori (Descola, 2012).

Esta propuesta ha recibido críticas por su aparente simplificación y por una supuesta falta de

compromiso ético-político con las comunidades indígenas (Harris & Robb; Bessire & Bond

citados por Dos Santos & Tola, 2016). Sin embargo, Descola (2012) advierte que los modos de

identificación no son modelos culturales exhaustivos, sino «esquemas de integración de la

experiencia» y no niega la posibilidad de matices y situaciones híbridas. Por otro lado, nunca

sugiere una preminencia normativa de ninguna ontología sobre otra, aunque admite la existencia

de relaciones de poder. Al contrario, su trabajo busca reconocer y valorar la multiplicidad de

concepciones del mundo (Descola, 2012; Dos Santos & Tola, 2016).

La rama de la ontología política se especializa en el estudio de los conflictos que surgen cuando

diferentes ontologías intentan mantener su existencia, interactúan y se entremezclan, dándose

una disputa “por la definición misma de qué es lo visible, lo legítimo y lo legible en el mundo

contemporáneo” (Ruiz & Del Cairo, 2016, p. 200). Blaser es considerado su principal exponente,

por su definición de los conflictos ontológicos y el reconocimiento de que las ontologías están

atravesadas por relaciones de poder (Blaser, 2013; Dos Santos & Tola, 2016; Escobar, 2014).

Blaser (2009, 2013) sostiene que cuando hay una disputa vinculada con el ambiente y distintas

concepciones de éste chocan, aquella del grupo con mayor poder tenderá a definir el acceso, el

uso y la relación que se puede establecer con «la cosa» en disputa. Aunque muchos Estados dicen

Page 17: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

12

mantener una visión pluralista, la imposición y la coerción se legitiman cuando esas otras

visiones “cruzan los límites de lo que es comúnmente percibido como razonable y concebible”

(Blaser, 2013, p. 555). Para el autor, esto se evidencia cuando las comunidades indígenas buscan

defender sus mundos, oponiéndose a proyectos de desarrollo y conservación. Se considera que

no todas las formas de conocer y de relacionarse con la «naturaleza» son válidas en el marco de

la racionalidad política, donde se toman las decisiones. Así, los reclamos y argumentos de los

grupos indígenas son descalificados como irracionales o «creencias» sin fundamentos

científicos. Se asume que confunden «su visión cultural» con la «realidad como realmente es»,

una situación que deriva de la idea de culturas múltiples y naturaleza única (Blaser, 2009, 2013).

Escobar (2012a, 2014) también ha aportado a la ontología política, partiendo de su propuesta del

«pluriverso». Para Escobar (2012a, 2014) en esta lógica que busca reconocer otras visiones de

mundo, se inscriben las múltiples luchas de pueblos indígenas y afrodescendientes en América

Latina. Pueblos cuyas ontologías se han visto subyugadas como parte del binario

tradición/modernidad.

Para el autor, aparte de la ontología moderna -comparable con el naturalismo de Descola- existen

ontologías relacionales que no conciben una separación entre los mundos biofísico, humano y

supernatural ni entre naturaleza y cultura, individuo y comunidad. Destaca el vínculo que los

grupos con ontologías relacionales mantienen con el territorio, que es concebido como más que

una base material para la reproducción de la comunidad. Se entiende también como un espacio

de interrelación y complementariedad con los demás seres, con los que se mantienen relaciones

sociales, extendiéndose el concepto de comunidad a los no-humanos (Escobar, 2012a, 2014).

IV. Metodología

Para responder a la pregunta de qué papel han tenido las concepciones sobre el agua en los

conflictos vinculados con la explotación minera y el pueblo atacameño en Chile, se propone una

metodología cualitativa, orientada por las tres corrientes teóricas expuestas. Se busca así un

análisis que reconozca las asimetrías de poder y en la distribución de los costos y beneficios del

uso de los bienes naturales, que dé cuenta de las percepciones y narrativas de las partes y que

permita caracterizar y comparar la perspectiva ontológica de cada una.

Page 18: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

13

El alcance del trabajo es correlacional, al indagar por el vínculo entre los conflictos hídricos y

las concepciones sobre el agua. La hipótesis propuesta es que las concepciones sobre el agua de

los principales actores divergen en su base ontológica y que esto es una de las causas de los

conflictos. Al conflicto hídrico le subyacería un conflicto ontológico: por un lado, una ontología

naturalista que intenta imponerse y por otro, una ontología alternativa que ejerce resistencia para

subsistir.

i) Recolección de la información

En primer lugar, se recurrió a la revisión documental de fuentes académicas y periodísticas.

Primero, para establecer el panorama general de los conflictos hídricos vinculados con minería

y pueblos indígenas en Chile. Segundo, para identificar el problema, los principales sucesos, los

actores involucrados y sus dinámicas de interrelación en el caso de estudio: Pampa Colorada.

Luego, se buscó establecer la dimensión subjetiva del conflicto y la perspectiva ontológica de

las partes. Esto se hizo mediante 24 entrevistas semiestructuradas a representantes de los sectores

involucrados (Estado, compañías mineras3, comunidades indígenas y ONG) y a académicos

chilenos expertos en minería, pueblos indígenas y medio ambiente4 (ver anexo 2). También se

revisaron las declaraciones oficiales de los actores en artículos de prensa, publicaciones oficiales,

páginas web propias y de terceros. Se complementó con trabajos previos con un enfoque similar.

ii) Análisis de la información

El análisis de la información se desarrolló en dos niveles. El primero, de carácter descriptivo,

buscó reconstruir las características y el contexto de los conflictos hídricos, en general, y del caso

de estudio, en particular, identificando los principales actores involucrados y sus dinámicas de

interacción. Para el caso de estudio, se hizo uso del marco de análisis de conflictos hídricos de

la CEPAL que identifica el objeto, los sujetos y las formas (Martín & Justo, 2015) (ver anexo 3).

Con el análisis general se buscó evidenciar que el conflicto hídrico en Chile se enmarca en una

dinámica conflictiva amplia y compleja que involucra a los actores de interés. Se muestra que el

3 Como representante del sector se tomó a la Sociedad Nacional de Minería, organización gremial que agrupa a las

empresas mineras en Chile. Se intentó contactar a las compañías directamente, particularmente a Minera Escondida,

pero no estuvieron dispuestas a participar en las entrevistas. Algunos aspectos se suplen con la información proveída

en las páginas web de BHP Billiton, Barrick y CODELCO. 4 La identidad de todos los entrevistados se mantuvo anónima para garantizar su seguridad.

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14

caso de estudio no es un incidente aislado, limitado a una afectación medioambiental específica,

sino que está inscrito en una problemática nacional generalizada y sistemática. Estas dinámicas

más amplias ayudan a entender el origen y desarrollo del conflicto local, así como las posiciones

de los actores, que pueden trascender las circunstancias específicas del mismo. Por su parte, el

caso permite visualizar las tensiones identificadas en el contexto general, de forma concreta.

El segundo nivel es analítico, compuesto de una parte subjetiva y una de aproximación

ontológica. La primera se dirigió a caracterizar la perspectiva subjetiva del conflicto por parte de

los actores. Se tomaron los elementos de autoidentificación, percepción externa, percepción del

problema/objetivos y estrategia narrativa, haciendo uso de la teoría del framing, propuesta en los

términos de Shmueli (2008) (ver anexo 4). La parte ontológica pretendió caracterizar y comparar

las perspectivas ontológicas de los actores, para establecer su concepción de la naturaleza y

especialmente, del agua. Para tal fin se usó la matriz ontológica propuesta por Descola (2012).

Se utilizaron criterios de identificación de lo no-humano como externo o interno (a la comunidad)

y como holístico o fragmentado. Para la concepción del agua se siguió un criterio de unidad o

separación frente a lo humano y lo no humano y según el fin que se le atribuya.

V. Nivel descriptivo: los conflictos hídricos en Antofagasta y contexto nacional

El agua es un elemento esencial tanto para la supervivencia de los seres humanos y de los

ecosistemas como para los sistemas productivos. No es de extrañar entonces que surjan conflictos

cuando la misma escasea y la demanda es creciente. En Chile los conflictos hídricos y

socioambientales se han hecho más frecuentes desde los años 2000, cuando se produjo un boom

en los precios de los minerales y con ello una intensificación de las industrias mineras (Delamaza

et al., 2017). Esto se debe a que, aunque se apliquen las medidas de mitigación y reparación, la

minería es una actividad de alto impacto en el ambiente: implica alteraciones en el paisaje y su

composición, con efectos no solo en el lugar de operación, sino en el ecosistema circundante

(Bridge, 2004; Silvers, 2000; Urkidi, 2010).

La región de Antofagasta ha sido históricamente y de forma exponencial desde los años 2000 un

terreno predilecto para la minería, dada la riqueza de su subsuelo (Bolados, 2014; Grosjean &

Veit, 2005). La minería allí representa alrededor del 60% del Producto Regional Bruto y aporta

cerca del 30% de las exportaciones del país (Cademartori, 2002). Por lo mismo, la región se ha

Page 20: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

15

visto expuesta a un consumo hídrico intensivo5 y creciente y a una importante contaminación de

sus fuentes de agua6. Situación que es agravada por las condiciones naturales de aridez de la

región, una de las más secas del país y del mundo7, e intensificada por el cambio climático

(Cannoni & Crocco, 2017; Urquiza & Billi, 2018).

Adicionalmente, la legislación hídrica chilena mercantiliza los recursos hídricos y en el norte ha

tendido a favorecer la concentración de los derechos de agua en las grandes mineras (Borzutzky

& Madden, 2013; Carrasco, 2016). Esta problemática ha afectado directamente a las

comunidades vecinas de los proyectos mineros, dada la cercana relación que muchas de éstas

mantienen con su entorno en términos económicos y espirituales.

Distintas comunidades indígenas, incluyendo la atacameña, han pasado de tener provechosas

actividades agrícolas, pecuarias y de pesca, a la virtual desaparición de estas formas de vida por

la escasez hídrica, lo que ha provocado migración forzada en busca de oportunidades (Calderón

et al., 2016; Carrasco, 2016; Madaleno, 2007). Adicionalmente, la reducción y mercantilización

del agua ha modificado las costumbres de las comunidades, generando divisiones y pérdidas

culturales, ha degradado significativamente la riqueza ambiental y ha comprometido el consumo

humano básico (Calderón et al., 2016; Guerrero et al., 2018; Machado, 2010).

De tales circunstancias han surgido los conflictos hídricos en Antofagasta, entre éstos los más

sonados de Pascua Lama, Quillagua y el de Pampa Colorada. En los últimos años, la mayoría de

las comunidades damnificadas ha reaccionado ante la afectación de sus formas de vida,

intentando prevenir que las compañías amplíen su control sobre las aguas (Bridge, 2004). Así

como se intensificó la actividad minera desde el 2000, también lo hizo el activismo de las

comunidades, mediante protestas y movilizaciones, recursos jurídicos y búsqueda de apoyos

5 Según Azócar (2015) el consumo de agua fresca por parte de la minería de cobre en Antofagasta es de 4.952 litros por

segundo, representando el 40% del consumo hídrico de este sector en el país. Esto la convierte en la región donde mayor

cantidad de agua se extrae para la minería de cobre. Asimismo, sostienen Guerrero et al. (2018) que la minería consume

alrededor del 66% del agua en el norte del país. 6 La minería genera altos volúmenes de contaminación a raíz de los residuos generados en los procesos de extracción y

procesamiento del mineral. En la producción de cobre, el 99.5% del material es descartado. Asimismo, la utilización de

químicos en los procesos puede producir contaminación del aire y el agua (Bridge, 2004). 7 En la región se cuenta con 500m³/habitante/año de agua, mientras que la media considerada como umbral para el

desarrollo sostenible es 2.000m³/persona/año (Sturla & Irlanes, 2006). Además, es una situación que contrasta

notoriamente con el sur del país, donde se alcanzan niveles de 160.000 m³/persona/año (Larraín, 2006).

Page 21: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

16

extra-locales8 (Delamaza et al., 2017; Fuenzalida & Quiroz, 2012; Guerrero et al., 2018; Torres

et al., 2017). Esto ha generado tensiones con las empresas y casi siempre con el Estado, actores

que buscan resguardar los intereses del sector minero, considerado como esencial para la

economía del país y como una fuente de bienestar y estabilidad para la mayoría de la nación

chilena. Se trata de una situación marcadamente asimétrica, dada la distribución de recursos entre

las partes (Delgado, 2010; Torres & García, 2009).

Antes de entrar en el caso de estudio, es fundamental entender que los conflictos hídricos del

norte de Chile no son eventos locales aislados. Más bien, son el reflejo de tensiones complejas

que provienen del nivel nacional, vinculadas con el modelo de desarrollo, el rol de la minería en

éste y la posición que las poblaciones indígenas han ocupado y reivindicado en el país. En el

anexo 5 se ilustra la progresión de las políticas mineras, ambientales e indígenas en el país.

i) Contextualización política y económica de Chile

Chile es considerado un país de ingreso alto9, cuyo crecimiento económico ha sido sostenido y

considerable, sobre todo, desde la década del 2000 (Quiero, 2017). Pese a ello, sigue siendo un

país altamente desigual, aunque con significativas mejorías desde los años 90 (Banco Mundial,

2019a). Sus principales exportaciones provienen de la minería de cobre y sus importaciones son

bienes de alto valor tecnológico (OEC, 2018). Su economía se ha caracterizado por ser

marcadamente abierta desde los años 70, consolidándose actualmente como el segundo país más

atractivo para la inversión extranjera en Suramérica (Ghorbani & Seng, 2017).

Tales indicadores económicos están íntimamente relacionados con el modelo de desarrollo, que

algunos consideran la clave del «milagro chileno» (Gajardo, 2014). Éste, como en otros países

latinoamericanos, se basa en el uso intensivo de los recursos naturales, especialmente, la

extracción de minerales. Razón por la que también se ha criticado su dependencia de las materias

primas (Ahumada & Sossdorf, 2017; Cademartori, 2002). Pese a significativos cambios

políticos, este modelo se ha mantenido a través de la historia del país10.

8 Aunque la demanda mundial por minerales se ha desacelerado y sus precios han bajado desde mediados de la década

del 2010 (El Economista, 2015), la conflictividad se ha mantenido (Delamaza et al., 2017). 9 En 2017 registró un PIB de US $277 millones, con un PIB per cápita de US $15,3 (Banco Mundial, 2019c, 2019b). 10 Por tal razón, el presente trabajo toma como actor al Estado y no a los gobiernos de turno.

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17

Incluso en la segunda década del siglo XX, cuando los países latinoamericanos intentaron

industrializarse y reducir su dependencia de las materias primas, la minería persistió como un

pilar de la economía chilena bajo el gobierno de Allende (Cademartori, 2002). Aunque entonces

se buscó un modelo estatalizado, la situación fue revertida tras el golpe militar de 1973. Éste dio

lugar al gobierno dictatorial de Pinochet y sus políticas neoliberales de privatización y libre

mercado, además de represión y violencia contra cualquier expresión de un modelo distinto

(Carruthers, 2001; Iglesias, 2017).

Su gobierno reprivatizó e internacionalizó gran parte del sector minero11 e implementó medidas

-aún vigentes- aconsejadas por la «Escuela de Chicago», para favorecer los capitales privados y

para profundizar este modelo de desarrollo. El Código Tributario de 1974 hizo de Chile uno de

los países con menos impuestos para la minería de cobre (Lagos, Blanco, Bustos, & Torres,

2002). La política de apertura redujo marcadamente los aranceles12. El Código de Aguas de 1981

mercantilizó el agua. El Código de Minería de 1982 fortaleció la seguridad para la inversión

extranjera, sin consideración con las comunidades indígenas. Y la Constitución de 1980,

consagró de forma especial la protección de los derechos de propiedad, incluyendo el agua, y,

en su momento, omitió referirse a los derechos humanos (Rivera et al., 2016; Saavedra, 2014).

Con la democratización de 1990 y hasta 2010, llegó al poder la Concertación, conformada por

grupos de oposición al gobierno militar. Si bien estos gobiernos implementaron políticas e

instituciones ambientales y sociales más fuertes que las existentes en la dictadura, mantuvieron

y profundizaron la estrategia económica neoliberal del régimen de Pinochet y el modelo basado

en recursos naturales, por lo que persistieron las tensiones con algunas comunidades indígenas

(Cuadra, 2014; Figueroa, 2016; Saavedra, 2014). Esto es cierto incluso para un gobierno

considerado de izquierda como el de Bachelet (2006-2010, 2014-2018) y su modelo

neoextractivista13 (Babidge & Bolados, 2018).

11 A excepción de la Corporación Nacional del Cobre de Chile (CODELCO) que se mantuvo en manos del Estado,

principalmente por la presión de las Fuerzas Armadas beneficiadas por sus regalías (Fuentes & De Cea, 2017). 12 Antes del golpe militar, las tasas arancelarias superaban en promedio el 100% y en algunos casos el 1000%. El

gobierno militar homogeneizó los aranceles hacia un 15% (Saavedra, 2014).

13 Modelo que mantiene la extracción intensiva de recursos naturales, con mayor distribución y compensación social

(Babidge & Bolados, 2018).

Page 23: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

18

Un elemento crucial del modelo chileno es el Código de Aguas de 1981 que continúa vigente

con pocas reformas. Esta legislación, creada en la dictadura neoliberal, se basa en la premisa de

que el mercado es el mejor medio para regular la distribución de las aguas, trasladándolas de

usos de menor a mayor valor (Donoso, 2003). Aunque el agua es legalmente un bien público,

sobre su uso se establecen derechos de aprovechamiento particulares, privatizándola de facto

(Rivera et al., 2016). Éstos inicialmente fueron concedidos por el Estado de forma gratuita, libre

de impuestos y a perpetuidad, a través de la Dirección General de Aguas (DGA). Brindan total

libertad a su titular para su uso, venta, alquiler, etc., convirtiendo el agua en un bien transable,

como cualquier otro (Bauer, 2004). Antes de las reformas, el único requisito para solicitar los

derechos era que existiese disponibilidad en la cuenca hídrica solicitada, sin perjuicio de terceros

(Donoso, 2003). También se buscó formalizar, bajo el nuevo modelo, el uso histórico que habían

hecho del agua algunas comunidades y grandes empresas (Budds, 2004).

El Código de Aguas separó los derechos de agua de la tenencia de la tierra, con el fin de crear el

mercado. De igual forma, no requirió que se justificaran los usos del recurso, ni estableció

prioridades entre éstos. Además, la participación estatal en el sistema se hizo mínima, limitada

al monitoreo de la calidad y abundancia hídrica. De modo que, los conflictos emergentes debían

solucionarse de forma privada o en las cortes civiles (Bauer, 2004; Borzutzky & Madden, 2013;

Larraín, 2006; Oyarzún & Oyarzún, 2011; Prieto, 2015).

Algunos, como el Banco Mundial, han considerado el modelo hídrico chileno como un éxito

(Bauer, 2004; Budds, 2004). Sin embargo, éste ha tenido múltiples fallas en el funcionamiento

del mercado, como un subregistro de derechos, la acumulación especulativa y la inflación de los

precios (Budds, 2004; Oyarzún & Oyarzún, 2011). Además, el modelo ha provocado efectos

ambientales y sociales negativos asociados a la sobreexplotación y el deterioro de las cuencas

(Calderón et al., 2016; Carrasco, 2016; Guerrero et al., 2018). Y tampoco considera las

condiciones hídricas locales ni las formas de gestión colectiva de algunos grupos (Prieto, 2015).

Desde la democratización, se buscó modificar el Código para mejorar su funcionamiento, pero

sin alterar su lógica mercantil. En 1992 se introdujo una reforma que no se aprobó hasta 2005 y

consiguió solo parte de sus objetivos iniciales. Los cambios incluyeron, primero, la limitación al

acceso de aguas subterráneas en las regiones de Tarapacá y Antofagasta (Yañez & Gentes, 2005).

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19

Segundo, la exigencia de una justificación para solicitar nuevos derechos. Tercero, el gravamen

de aguas no aprovechadas. Y por último, el mantenimiento de un caudal ecológico y la

posibilidad de que la DGA restringiese asignaciones de aguas subterráneas por motivos

ambientales (Oyarzún & Oyarzún, 2011; Reyes, 2010). Sin embargo, estas medidas sólo aplican

a los derechos entregados tras la reforma, cuando la mayoría habían sido ya otorgados y los daños

ecológicos y sociales ya habían ocurrido. Por años se ha intentado aplicar reformas más radicales,

pero la oposición de las empresas ha sido férrea, apoyada en la protección constitucional a la

propiedad privada (Borzutzky & Madden, 2013; Madariaga, 2018).

ii) La importancia de la minería para Chile

Chile es reconocido como uno de los países mineros más importantes del mundo (Ghorbani &

Seng, 2017). La industria minera ha sido esencial para su economía durante toda su historia,

comenzando con el auge del salitre en el siglo XIX y luego, en el siglo XX, con el cobre (Baros,

2003; Pinto, 1994). En el país se explota gran diversidad de minerales, pero el cobre representa

más del 95% de las rentas mineras (Accorsi, Figueroa, López, & Sturla, 2018). Con el boom de

los años 2000, la producción cuprífera chilena llegó a representar el 31% del total mundial

(Accorsi et al., 2018; Ghorbani & Seng, 2017) (ver figura 4). Además, el país tiene las mayores

reservas del mineral en el mundo y es considerado uno de los destinos más atractivos y

competitivos para la inversión minera (Arellano, 2012; Baros, 2003; Lagos, 2018).

Consecuentemente, la minería es un sector estratégico para la economía chilena (Ghorbani &

Seng, 2017). Entre 2012 y 2017, representó el 10,61% del Producto Interno Bruto y el

55% de las exportaciones del país (Comisión Chilena del Cobre, 2018). Del 2000 al 2010,

se observó un aumento acelerado de la participación minera en el PIB, llegando a rondar

el 15% y 20% (Banco Mundial, 2019d) (ver figura 5). En concordancia, señalan Sturla &

Irlanes (2006) que Chile es el quinto país en el mundo más dependiente de la minería, por

la participación de ésta en su PIB.

Además, históricamente y hasta la actualidad, el sector ha brindado rentas estatales para el

desarrollo de infraestructura y bienes públicos como educación y salud, además de propiciar

procesos de urbanización. Todo lo cual ayudó a consolidar el Estado (Baros, 2003; Lagos, 2018;

Ortega, 1982; Sturla & Irlanes, 2006).

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20

La importancia de la minería también se evidencia en la normatividad. Desde la primera parte

del siglo XX, el Estado mostró interés en fomentar el sector, mediante la creación de

institucionalidad especializada (Fuentes & De Cea, 2017). Más aún, durante el gobierno militar,

se hizo evidente la preferencia por la industria minera: se introdujeron medidas como el Código

Tributario de 1974 y la más importante, el Código de Minería de 1982. Éste favoreció la

seguridad inversionista, garantizando la estabilidad de las «reglas de juego» y las condiciones de

trato nacional a la inversión extranjera (Lagos et al., 2002). También estipuló el derecho de los

concesionarios mineros para acceder a recursos hídricos aledaños, sin contar con un título, bajo

la figura de las «aguas del minero», así como un amplio acceso a las tierras y demás facilidades

requeridas para las labores mineras (Cannoni & Crocco, 2017; Obando, 2004).

El modelo minero de Chile tiene un carácter mixto, puesto que grandes empresas privadas, en su

mayoría transnacionales, generan alrededor del 75% de la producción en el país, mientras que la

empresa estatal CODELCO sigue siendo la mayor productora de cobre en el mundo (Larraín,

2006). El sistema es resultado de los procesos de nacionalización y privatización que se dieron

durante los gobiernos de Allende y Pinochet y el auge de la inversión extranjera de los 90 (Lagos,

2018; Sturla & Irlanes, 2006). Se critica que, aunque más de dos tercios de la extracción de cobre

están en manos privadas, CODELCO aporta alrededor del 60% de los ingresos fiscales

provenientes de la minería (Lagos, 2018). Sin embargo, se debe reconocer que las empresas

transnacionales fueron las primeras en adoptar políticas ambientales y de responsabilidad social,

antes de que existieran regulaciones fuertes en el país y también que han sido un medio para traer

innovaciones tecnológicas (Bridge, 2004; Liverman & Vilas, 2006).

Hasta los años 90, la normatividad ambiental fue laxa frente a la actividad minera y se rigió

principalmente por los estándares privados de cada compañía (Carruthers, 2001; Ghorbani &

Seng, 2017). Sólo tras la democratización y con la presión internacional, las normas ambientales

se hicieron más firmes: se creó la primera ley unificada en la materia (Ley 19.300), se aumentó

el presupuesto del sector y se formaron instituciones especializadas, como la Comisión Nacional

de Medio Ambiente (CONAMA), los Comités Regionales del Medio Ambiente (COREMA) y

el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) (Ghorbani & Seng, 2017; Madariaga,

2018). No obstante, se critica que la nueva legislación siguió privilegiando el crecimiento

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21

económico y que sus medidas fueron insuficientes para garantizar la protección ambiental en los

proyectos de inversión (Carruthers, 2001; Cuadra, 2014; Sepúlveda & Villarroel, 2012).

La normatividad ambiental se robusteció después del año 2000, lo cual se manifestó en el rechazo

y postergación de algunos proyectos por consideraciones ambientales, incluyendo el caso de

Pampa Colorada (Madariaga, 2018). Hacia 2010, se dieron otras regulaciones importantes, como

la creación del Ministerio de Medio Ambiente, en reemplazo de CONAMA (Sepúlveda &

Villarroel, 2012). En parte, este fortalecimiento normativo iniciado en 1990 respondió a

presiones internacionales, como los Tratados de Libre Comercio y el ingreso a la OCDE, y no a

un cambio en el proyecto económico (Carruthers, 2001; Madariaga, 2018).

iii) El papel de los pueblos indígenas del norte

En el norte de Chile habitan distintos pueblos indígenas, incluyendo al pueblo atacameño o

lickanantay. La mayoría de atacameños reside en la región de Antofagasta, aunque las

comunidades se encuentran divididas entre Chile y Bolivia (Agostini, 2014). Gran parte de esta

población es urbana y un grupo importante trabaja en la industria minera (Agostini, 2014;

Carrasco, 2016). Sin embargo, como apuntan Carrasco & González (2014), el carácter urbano

de los indígenas no implica la desaparición de su cultura, sino que, al contrario, se han creado

fuertes vínculos entre estas personas y sus comunidades rurales de origen.

Señala Agostini (2014) que, pese al crecimiento económico que ha experimentado el país en las

últimas décadas y la reducción generalizada de la pobreza, los grupos indígenas siguen

presentando niveles desproporcionados de ésta. Sin embargo, los atacameños son de los grupos

indígenas con menor tasa de pobreza. Aun así, llama la atención que, aunque Antofagasta es una

de las regiones que más contribuye al PIB nacional, los indicadores de desarrollo humano de esta

población continúan siendo comparativamente más bajos (Cademartori, 2002). Además, es

importante destacar que los atacameños se han visto especialmente afectados por la escasez,

contaminación y privatización hídricas, que son causas importante del abandono de la vida rural

(Carrasco & Fernández, 2010; Madaleno & Gurovich, 2007; Molina, 2012).

Es fundamental entender la relación histórica de estos pueblos con el Estado chileno. Desde la

independencia en el siglo XIX, la construcción de la nación se hizo excluyendo lo indígena, con

Page 27: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

22

una visión peyorativa de ello (Figueroa, 2016). Luego, durante la primera parte del siglo XX, se

intensificó la política de «chilenización» o asimilación forzada, donde se buscaba una anulación

de las diferencias culturales y persistió el despojo territorial (García, 2014; Madaleno &

Gurovich, 2007). Es clave destacar la Guerra del Pacífico (1779-1883), tras la cual los llamados

indígenas nortinos14 y sus territorios fueron anexados a Chile. Hasta la actualidad, esta

percepción de extranjería genera una distancia entre los nortinos y otros pueblos indígenas, así

como cierta invisibilización ante el resto del país (Madaleno & Gurovich, 2007).

Con el pasar de las décadas, las políticas se hicieron menos forzadas y más paternalistas (De la

Peña, 2005; Madaleno & Gurovich, 2007). En la segunda mitad del siglo se asimiló a los

indígenas como campesinos. Se centraron las políticas en el tema de la tierra, pero se ignoraron

las diferencias culturales. Aun así, esto sirvió para que algunas comunidades recuperaran parte

de sus tierras ancestrales bajo las reformas agrarias de los gobierno de Frei y Allende (García,

2014). Sin embargo, con la dictadura las medidas se revirtieron y se retomaron algunas políticas

de asimilación. Además, las políticas neoliberales, como los códigos de Aguas y Minería,

desconocieron las tradiciones y territorios indígenas (Madaleno & Gurovich, 2007).

Sólo hasta la democratización y como resultado del Acuerdo de Nueva Imperial15 se elaboró una

legislación que reconoce la diversidad de las comunidades indígenas. La Ley Indígena 19.253

buscó promover su bienestar e intereses. Para ello, creó la Corporación Nacional de Desarrollo

Indígena, como encargada de coordinar y ejecutar las políticas de desarrollo integral y defender

a las poblaciones en caso de conflictos (Lagos et al., 2002). También estableció un Fondo de

Tierras y Aguas Indígenas, destinado a la compra de derechos para las comunidades. Y determinó

la protección sobre las vegas y bofedales de uso de las etnias nortinas (Gentes, 2001; Yañez &

Gentes, 2005). No obstante, se le ha cuestionado la falta de recursos, que no reconoció los

«territorios», sino las «tierras» indígenas, y con ello, que no brindó seguridad sobre las aguas, ni

impidió el traslado de las comunidades en caso de proyectos de inversión (Zelada & Park, 2013).

14 Término con el que se conoce a los indígenas de la zona norte en Chile 15 Producto de la reunión que se desarrolla en 1989, entre el futuro presidente Patricio Aylwin y múltiples representantes

indígenas. En ésta se acordó el apoyo de las organizaciones indígenas al entonces candidato y el compromiso de la

Concertación de crear la legislación e institucionalidad para los asuntos de los pueblos indígenas, reconocerlos en la

constitución y ratificar el Convenio 169 de la OIT (Aguas & Nahuelpan, 2018).

Page 28: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

23

También se ha cuestionado que la institucionalidad tuvo un carácter retórico y que no incidió de

ninguna forma en el modelo económico, pues promovió el reconocimiento cultural sin trastocar

otras cuestiones de fondo como el territorio, los recursos naturales y el derecho a decidir de las

comunidades indígenas, en lo que Aguas & Nahuelpan (2018) denominan «multiculturalismo

neoliberal». Igualmente, el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas ha sido una

tarea imposible hasta el momento, pese a ser una promesa que viene desde el Acuerdo de Nueva

Imperial y una tendencia en la región (Fuentes & De Cea, 2017; García, 2014).

Aun así, el nuevo escenario ha servido para fortalecer e impulsar la organización indígena, que

ahora cuenta con mayor soporte jurídico y legitimidad para sus luchas. Además, en 2008, tras 19

años de su emisión, se aprobó el Convenio 169 de la OIT y la consulta indígena (Aguas &

Nahuelpan, 2018). Ésta dictamina la obligación del Estado de consultar a los pueblos indígenas

sobre las decisiones que les afecten directamente (Fuentes & De Cea, 2017). No obstante, la

implementación del Convenio en los gobiernos de Bachelet y Piñera (2008-2014) fue criticada

por las organizaciones indígenas. Se acusó de ser un proceso más bien informativo, sin real y

efectiva participación de los indígenas (Aguas & Nahuelpan, 2018; Astudillo, 2017)

Argumenta Gundermann (2013) que las movilizaciones y demandas indígenas no son nuevas,

pero en los últimos años se han fortalecido la conciencia étnica y las exigencias de los pueblos

indígenas nortinos. Gran parte de estas demandas se vinculan con el reconocimiento de la

diferencia, la autodefinición y el derecho a vivir de una forma distinta, con los recursos

necesarios (Aguilar, 2006; De la Peña, 2005; Pehrson, González, & Brown, 2011). Respondiendo

a la minería y la mercantilización hídrica, los atacameños, como otros grupos indígenas, se han

organizado y contestado bajo nociones como «el agua vale más que el oro» (Machado, 2010).

Las movilizaciones locales han buscado apoyos y formado redes a nivel nacional e internacional,

con actores indígenas y no-indígenas como ONG ambientales, de derechos humanos y grupos

religiosos (Bowen, Fábrega, & Medel, 2012; Urkidi, 2008).

iv) Caso de estudio: el conflicto de Pampa Colorada

En este contexto que entrelaza al Estado, el sector minero y los pueblos indígenas, se desarrolló

el conflicto de Pampa Colorada, entre 2005 y 2007. Es un caso menos estudiado que otros

conflictos hídricos y que tuvo un desenlace poco usual en el cual el Estado negó a la empresa la

Page 29: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

24

explotación de los recursos hídricos16. A continuación, se describen los hechos de este conflicto,

que involucró al pueblo atacameño, la empresa Minera Escondida y las autoridades ambientales

y de gestión hídrica. En el anexo 6 se presenta un cuadro resumen del conflicto de Pampa

Colorada, usando el marco analítico de la CEPAL (Martín & Justo, 2015).

Pampa Colorada es un territorio cercano a los pueblos de Peine, Socaire y Toconao. Se ubica en

las inmediaciones de San Pedro de Atacama, en el desierto de Atacama que es uno de los lugares

más secos del mundo. Allí las comunidades atacameñas han practicado históricamente el

pastoreo y la agricultura, principalmente, para el autoconsumo (EJ Atlas, 2018). Desde la

segunda mitad del siglo XX una parte importante de los habitantes trabaja como asalariada en la

minería, lo que ha permitido aumentar sus ingresos, pese a las consecuencias negativas de la

actividad en la comunidad (Calderón et al., 2016).

Minera Escondida es una compañía transnacional, mayoritariamente propiedad de BHP Billiton

y con participación de Río Tinto, JECO Corporation y, en el momento del conflicto, la IFC del

Banco Mundial (Azócar, 2015). Funciona en Chile desde 1990 y su principal lugar de operación

es La Escondida, a 170 km de la ciudad de Antofagasta. Es la mayor productora de cobre en el

mundo y la segunda en el país, después de CODELCO (Cademartori, 2002; Lagos et al., 2002).

En ese entonces, CONAMA era la institución ambiental central y tenía sus instancias

descentralizadas regionalmente en las COREMA. El Sistema de Evaluación de Impacto

Ambiental (SEIA) funcionaba desde 1997 y la DGA tenía un papel un poco más relevante en la

asignación de derechos hídricos, tras la reforma del Código de Aguas de 2005. Estas instituciones

se encontraban bajo el gobierno de Michelle Bachelet, aún perteneciente a la Concertación. Se

venía de un contexto donde las administraciones Frei Ruiz-Tagle (1994-2000) y Lagos (2000-

2006) habían mantenido tensas relaciones con los grupos indígenas y las instituciones

ambientales se habían desprestigiado, considerándose politizadas a favor de los inversores

(Aguas & Nahuelpan, 2018; Sepúlveda & Villarroel, 2012).

Antes del inicio del conflicto, existían algunas relaciones de cooperación y de tensión entre las

partes. Además del mencionado vínculo laboral de los atacameños con la minería, la empresa

16 Entre 1977 y 2006, sólo el 7% de los proyectos de inversión fue rechazado en Chile (Azócar, 2015).

Page 30: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

25

venía ejecutando desde 1996 proyectos de desarrollo local, bien recibidos por la comunidad.

(Babidge & Bolados, 2018). No obstante, ya existían tensiones por el agua y el territorio. Desde

los años 90, la comunidad de Peine reclamaba que la minera se ubicaba en sus territorios y que

el Estado le había entregado sus aguas. Con ello consiguió una compensación monetaria de la

compañía. Asimismo, existía una tensión entre el Estado y las comunidades pues, pese al plazo

de tres años establecido en la Ley Indígena de 1993, éste seguía sin otorgar los títulos sobre sus

tierras ancestrales a los atacameños, incluyendo la zona de Pampa Colorada (Azócar, 2015).

En 2005, la empresa Exploraciones Mundo S.A. (EMSA) inició la exploración de aguas en la

zona de Pampa Colorada, contando con el consentimiento de la comunidad de Socaire, que había

recibido un pago por ello. Poco después, la empresa inscribió los derechos de las aguas

subterráneas allí presentes, despertando inquietudes en Peine y Socaire. En 2007, Minera

Escondida realizó una petición para comprar y explotar las aguas adquiridas por EMSA e ingresó

su estudio de impacto ambiental al SEIA. El proyecto de $300 millones de dólares se denominaba

«Suministro de agua de Pampa Colorada» y buscaba la extracción de 1.027 l/s por 20 años para

abastecer La Escondida (Azócar, 2015; COREMA Antofagasta, 2007). Se considera así que

Escondida, sujeto necesario, encarna la posición de «pretensión» (Martín & Justo, 2015).

Este proyecto era muy importante para la compañía debido a la baja disponibilidad hídrica de la

zona. De hecho, la escasez ha impulsado a que la empresa intente hacer un uso más eficiente y

sustentable del recurso, mediante el ahorro, la reutilización y la búsqueda de alternativas, como

la desalinización (Azócar, 2015). Sin embargo, en ese entonces, la exploración de nuevas fuentes

de agua dulce seguía siendo necesaria, en parte, por sus costos más bajos.

La explotación de las aguas de Pampa Colorada hubiese provocado una serie de efectos negativos

hasta por 60 años después de concluido el proyecto, como reconocía el estudio de impacto

ambiental de la empresa (COREMA Antofagasta, 2007). Esto se debía a la gran cantidad de agua

que sería extraída y que afectaría bofedales, vegas y lagunas (Bolados, 2014). Si bien la compañía

propuso medidas de mitigación con riegos artificiales, éstas fueron desestimadas por la población

y por las autoridades ambientales (Azócar, 2015; COREMA Antofagasta, 2007). Además, se

preveían afectaciones a la vegetación y la fauna, así como la generación de 100 a 200 kilos diarios

de residuos peligrosos (COREMA Antofagasta, 2007).

Page 31: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

26

Al poco tiempo de ingresado el informe, las comunidades atacameñas de Socaire, Peine, Toconao

y San Pedro de Atacama se opusieron al proyecto, adoptando la posición de «resistencia» como

sujetos necesarios (Martín & Justo, 2015). Lograron articularse y superar sus diferencias en favor

de la causa común, bajo el liderazgo del Consejo de Pueblos Atacameños y consiguieron el apoyo

de la municipalidad de San Pedro de Atacama (Azócar, 2015). Recurriendo a la autodefensa

(Martín & Justo, 2015), realizaron protestas, declaraciones públicas, difusión digital y el

«enlutamiento» de los poblados con banderas negras en las casas. Esto atrajo la atención de la

prensa y consiguió apoyos a nivel nacional (Bolados, 2014; Calderón et al., 2016). Así, las

comunidades se aliaron con terceros: ONG ambientalistas y de derechos humanos como el

Observatorio de los Derechos Indígenas (actualmente Observatorio Ciudadano), Chile

Sustentable, y el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales, que aportaron

recursos técnicos y económicos para la defensa de la comunidad y de las aguas (Babidge &

Bolados, 2018; Gundermann & Göbel, 2018).

Luego, recurriendo a la heterocomposición (Martín & Justo, 2015), las comunidades presentaron

sus observaciones al SEIA (COREMA Antofagasta, 2007), pero ampliaron la discusión técnica

con sus demandas históricas por el control de sus territorios y la explotación de sus aguas por

parte de la minería (Bolados, 2014). El movimiento soportó sus argumentos en normativa

nacional e internacional como la Ley Indígena, el Convenio 169 de la OIT (entonces no ratificado

por Chile) y pronunciamientos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Bolados,

2014).

Finalmente, en octubre de 2007, la COREMA de Antofagasta rechazó el proyecto hídrico de

Minera Escondida (EJ Atlas. 2018; Gundermann & Göbel, 2018). Se argumentó la generación

de efectos adversos significativos sobre la cantidad y calidad de los recursos naturales

renovables, las comunidades aledañas y sitios de valor antropológico, arqueológico e histórico,

sin proveer medidas de mitigación adecuadas (Azócar, 2015; Yañez & Molina, 2008).

Inmediatamente después, Minera Escondida pidió reconsiderar la negativa del organismo

(MiningPress, 2007), pero no apeló a la resolución. En cambio, recurrió a la alternativa -más

costosa- de desalinizar agua de mar (Azócar, 2015). Aun así, sostiene Azócar (2015) que en los

Page 32: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

27

pueblos atacameños permaneció una sensación de inseguridad y desconfianza frente al futuro de

las aguas, pues su protección legal continuó siendo débil y permanecieron en manos de EMSA.

Es fundamental señalar que el Estado chileno, si bien no se presenta como actor directo del

conflicto, más allá de su rol como árbitro mediante las autoridades ambientales, es un importante

artífice de éste. Como se ha mencionado, el Estado ha sido el principal promotor del modelo

económico intensivo en minería, a la vez que ha brindado instancias para la participación de los

pueblos indígenas, pero también ha generado inconformidades relacionadas con la propiedad de

los territorios y las aguas. Esto lo convierte en un sujeto necesario (Martín & Justo, 2015).

VI. Nivel analítico: caracterización subjetiva y ontológica de los conflictos hídricos

A continuación, se busca explicar las situaciones anteriores desde los componentes subjetivos y

ontológicos del conflicto. Con ello, se intenta mostrar que la complejidad de los conflictos va

más allá de un asunto distributivo y cómo las percepciones, las narrativas, las visiones de mundo

y las relaciones de poder pueden ser claves para entender su origen.

i) Dimensión subjetiva del conflicto

Para caracterizar el conflicto de Pampa Colorada y la situación general en que éste se enmarca

desde la perspectiva subjetiva de las partes y siguiendo la propuesta de framing de Shmueli

(2008), se presentan: autoidentificación, percepción externa, percepción del problema y

objetivos y estrategia narrativa. La tabla sintética se encuentra en el anexo 7.

Comenzando por la autoidentificación, el sector empresarial minero se reconoce como una fuente

de desarrollo, en términos de crecimiento económico, provisión de bienes materiales y creación

de empleo. Así es señalado por los académicos del sector y miembros de la Sociedad Nacional

de Minería entrevistados. “La minería para Chile es, prácticamente, el sustento del país, su

estructura y su desarrollo” (Académico, comunicación personal 2); “un motor de desarrollo, eso

es” (Representante SONAMI, comunicación personal 9). Así mismo se describen compañías

como BHP Billiton y CODELCO en sus páginas web oficiales (BHP, 2019b; CODELCO, s. f.).

Las compañías transnacionales se identifican como quienes han proveído estándares de calidad,

responsabilidad social y ambiental e innovación para el país y la industria nacional

(Representantes SONAMI, comunicación personal 9 y 16; Barrick, s.f.-b; BHP, 2019b).

Page 33: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

28

Por su parte, desde el Estado se asocia la minería con la identidad chilena y como una clave en

la consolidación estatal: “definitivamente, somos un país minero” y “Chile se destaca por ser un

país minero a nivel internacional y es uno de sus motores principales, desde el punto de vista del

crecimiento, si no el motor central”, señalaron respectivamente funcionarios del Ministerio de

Medioambiente y de Minería (comunicación personal 18 y 19). Consecuentemente, los

funcionarios están de acuerdo con algunos académicos y el sector privado en que la minería es

«el sueldo de Chile» (comunicación personal 18 y 19).

Ahora bien, el Estado chileno no es una unidad homogénea y sus distintas áreas tienen

identidades diversas, acordes con sus campos de acción. Mientras el Ministerio de Minería se

identifica como promotor y facilitador de la actividad minera (Ministerio de Minería, s. f.), el de

Medio Ambiente se reconoce como agente en la protección y conservación de los recursos

naturales y garante del desarrollo sustentable (Ministerio de Medio Ambiente, s. f.). La DGA y

el SEA se identifican como órganos técnicos especializados de administración y evaluación de

recursos hídricos y proyectos de inversión (DGA, s. f.; SEA, s. f.).

Las instituciones estatales tienen en común que se conciben a sí mismas como mediadores y

facilitadores en la relación entre inversionistas y comunidades locales. “A nosotros nos compete

hacer un rol, por decirlo así, articulador, de acercar a las partes” (Funcionario, comunicación

personal 19); “(…) lo que buscamos, específicamente, fue que lográramos tratar de tener esta

convivencia que nos permita escucharnos a todos y entender las problemáticas de todos”

(Funcionaria, comunicación personal 18).

Los atacameños se autoidentifican como un pueblo ancestral, destacando su ocupación de la zona

por miles de años y con ello sus derechos sobre el territorio y el agua (Representante atacameño,

académicos, comunicación personal 8, 16 y 22; Consejo de Pueblos Atacameños, s. f.-a). Debe

señalarse que los atacameños han tenido un proceso de «reindigenización» propiciado sobre todo

desde la Ley Indígena de 1993, que reconoció legalmente a los pueblos indígenas y les brindó

algunos beneficios (Académicos, comunicación personal 13 y 22). Destaca un académico que

antes los atacameños no se denominaban como tal ni se reconocían como indígenas, pues esto

tenía un carácter peyorativo. Sin embargo, una parte importante de las comunidades mantuvo, y

mantiene hasta hoy, costumbres y formas de vida tradicionales, que incluyen el pastoreo y el

Page 34: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

29

culto a los cerros y el agua (académicos, comunicación personal 13 y 22). Actualmente, esta

forma de vida tradicional y su reivindicación también son rasgos importantes en la

autoidentificación atacameña (Representantes atacameños, comunicación personal 6 y 8).

Otro elemento para resaltar es su vínculo con el agua. Al preguntar por rasgos distintivos del

pueblo, tanto a sus representantes, como a académicos que han trabajado con éste, la estrecha

relación con el agua fue destacada como parte esencial de la comunidad (comunicación personal

4, 6, 7, 11 y 13). Además, existe un fuerte sentido comunitario, que los atacameños consideran

característico y clave para sus luchas por el agua y el territorio. En la misma lógica, de forma

colectiva, se consideran como agentes con capacidad de incidencia en los proyectos mineros

(Representante atacameño, comunicación personal 8; Radio Toconao, s. f.).

Finalmente, las ONG que han servido de apoyo al pueblo atacameño se autodefinen como

promotoras y defensoras de los derechos humanos y medioambientales (Chile Sustentable, s.f.;

Observatorio Ciudadano, s. f.-b; OCMAL, s. f.; OLCA, 2019). Comparten la idea de que son

organizaciones para el acompañamiento de los pueblos indígenas y su reivindicación de derechos

ambientales y de reconocimiento, pero que son éstos quienes llevan la “vocería política”

(Representantes ONG, comunicación personal 12 y 23).

Sobre la autoidentificación se observa que a partir de la forma cómo los actores se entienden a sí

mismos y los valores que consideran representar, definen derechos que les corresponden y

justifican sus acciones. Desde el sector empresarial, la autoidentificación como generadores de

progreso y bienestar es una justificación para la realización y ampliación de la labor minera, a

pesar de los impactos en las comunidades y ecosistemas locales, pues estiman que se aporta al

bien común del país. Por otro lado, desde la relación estrecha que el Estado establece entre

minería e identidad nacional, así como su autoidentificación como mediador, se entiende por qué

su discurso se centra en buscar el diálogo entre las partes, siempre y cuando éste no cuestione el

modelo minero. Asimismo, los reclamos y demandas sobre las aguas y territorios de los

atacameños surgen y se legitiman a partir de la idea de ancestralidad y de su estrecha relación

con el agua. Su autoidentificación como actores colectivos con capacidad de incidencia favorece

la movilización social constante. Movilización que ha sido respaldada por organizaciones, cuya

razón de ser se identifica con la lucha por los derechos de estos pueblos.

Page 35: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

30

En cuanto a la percepción externa, puede decirse que el sector empresarial encuentra en el Estado

un socio estratégico, que ha brindado las facilidades y seguridad para la inversión y el desarrollo

de proyectos mineros (Académicos y Representantes SONAMI, comunicación personal 2, 9, 14

y 16). No obstante, también existe la percepción de que las barreras de autorización en ocasiones

son muy altas y pueden llegar a ralentizar los procesos: “hay ciertas lentitudes en el proceso de

aprobación de los proyectos de lo cual se quejan muchas mineras, grandes especialmente”

(Representante SONAMI, comunicación personal 9).

Por otra parte, las empresas muestran un creciente interés por acercarse más a las comunidades

indígenas, en el marco de la llamada «responsabilidad social corporativa» y con miras a

establecer comunicación. Esto se evidencia en las directrices sobre relacionamiento con

comunidades que tienen las mineras (Barrick, s.f.-a; BHP, 2019a) e igualmente fue expresado

por los representantes de SONAMI (Comunicación personal 9 y 16).

Hay que vivir en paz con las comunidades y, al contrario, hoy en día la tendencia es al revés, es como vincularme

más con la comunidad, como vincular más las comunidades al negocio minero, de manera que se beneficien

directamente, no solamente porque no se saque el agua, sino que además son parte del negocio (…) hoy en día hay

un cambio radical: hoy en día nadie puede hacer minería en Chile, si no habla con las comunidades y llega a acuerdos

primero. (Representante SONAMI, comunicación personal 16)

Esto parece indicar que se estaría considerando a las comunidades como actores relevantes en el

territorio, con incidencia en los proyectos mineros, más allá de la relación paternalista

tradicional, señalada por académicos, atacameños y los representantes de SONAMI

(comunicación personal 6, 13, 15 y 16). La importancia dada a la relación con las comunidades

puede, al menos en parte, explicar por qué Minera Escondida no insistió en el proyecto de Pampa

Colorada.

La percepción de las comunidades indígenas por parte del Estado se ha ido transformando, lo

cual se ve en la Ley Indígena y en los avances en materia de la consulta indígena. Antes de ello

e históricamente, existían prejuicios negativos sobre estas comunidades, a la vez que se les tendía

a ignorar y marginar, según señalaron varios académicos (comunicación personal 4, 15 y 20).

Sin embargo, persiste una percepción de poca capacidad de agencia y, con ello, una imposición

sobre las formas de manifestarse y restricciones a la autonomía. Una académica señaló:

Page 36: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

31

El Estado impuso, tal vez quiso hacerlo bien, pero en mi opinión no fue tan bien, porque impuso nuevamente lo que

había venido haciendo toda la vida: subordinar a los pueblos indígenas y decirles cómo debían organizarse, cómo

debían comportarse, qué debían hacer. (Comunicación personal 13)

El Estado percibe que el descontento de las comunidades proviene de una falta de información

sobre los proyectos, mas no de la realización de los mismos en su territorio. Por ello se considera

que la solución es la participación ciudadana, aunque no sea vinculante, ni trate cuestiones de

fondo, como el modelo de desarrollo (Funcionarios, comunicación personal 18, 19 y 24).

De las compañías mineras se tiene una idea positiva, de contribución al bienestar del país,

mientras se haga bajo los estándares legales. Esto no solo en términos de la actividad minera

propiamente, sino de las «externalidades» que trae consigo, como la generación de

infraestructura, provisión de bienes y servicios a las comunidades circundantes y trabajadores

locales. Sin embargo, también hay conciencia sobre los efectos negativos:

Nadie va a creer que la minería no genera impacto. El tema es cuáles son las externalidades positivas que sus

proyectos pueden llevar a las comunidades. Cómo se hacen cargo. Porque si yo voy a dañar, por ejemplo, una

determinada zona, que tiene a lo mejor una riqueza ecosistémica, cuáles son las medidas que voy a hacer para

compensar ese daño. Entonces, al final, aquí hay un juego de impacto versus cómo me hago cargo de esos impactos.

No va por un tema de desconocer los efectos tanto positivos como negativos que un proyecto minero tiene.

(Funcionario, comunicación personal 19)

Los atacameños perciben al Estado como un actor distante que ha tendido a ignorar a su pueblo,

que se niega a reconocer sus derechos y que no se ha preocupado por entender su perspectiva:

“porque se mira muy desde lejos, como ellos no están aquí, entonces, no miran la cosmovisión,

no miran la realidad de una comunidad porque no la conocieron y, por lo tanto, se dejó de lado”

(Representante atacameño, comunicación personal 7).

Ha sido una relación muy lejana, lejos de lo que el Estado debiera hacer, o el Estado debiera trabajar con nuestros

pueblos originarios. Actualmente no somos reconocidos en la Constitución política chilena, que eso quiere decir

que como que no existimos dentro del país. Tampoco ha reconocido o no ha sabido aceptar los derechos que nosotros

tenemos sobre nuestras tierras, sobre nuestras aguas, que ancestralmente siempre hemos dicho que nos pertenecen.

(Representante atacameño, comunicación personal 8)

El centralismo del Estado es una queja común en distintas manifestaciones del pueblo atacameño

(Comunidad de Toconao, 2008; Consejo de Pueblos Atacameños, s. f.-b; Radio Toconao, 2012).

Asimismo, se percibe que en el marco de un modelo de privatización el Estado generalmente

protege los intereses de las compañías, mientras desprotege a las comunidades:

Page 37: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

32

(…) no ha sido capaz de poder darle una calidad de vida como corresponde a sus pueblos originarios, dejándolos en

el total olvido y empobreciéndolos cada vez más. Usurpando actualmente todavía sus territorios, a través de los

permisos que está otorgando con concesiones mineras, donde pareciera que el poder económico para él tiene mayor

relevancia que la sobrevivencia de una cultura, de un pueblo. Por lo tanto, la relación con ellos ha sido muy mala,

ha sido de decepción, ha sido de olvido, ha sido una relación triste (…) Chile es lo que es, es un país que no cumple

sus obligaciones. Primero, que privatiza todo, todo en Chile es privatizado, falta que nos privaticen el aire y sería lo

último. Y que todo lo mercantiliza, para un “desarrollo” que no llega a todos, sino que llega a algunos y donde

algunos se han beneficiado y otros se ven totalmente empobrecidos. (Representante atacameño, comunicación

personal 8)

Frente a las compañías mineras, la situación es más complicada, pues como reconocen los

mismos miembros de la organización atacameña, existe una dualidad en la percepción, a razón

de los beneficios y los impactos negativos generados (comunicación personal 6 y 8). Por un lado,

la percepción de los dirigentes tiende a ser principalmente negativa, concibiendo a las compañías

como explotadoras y destructoras del ambiente, a la vez que existe poca confianza hacia éstas

(representantes atacameños, comunicación personal 7 y 8). Por otro, entre los comuneros se

asocian las compañías mineras con empleo y progreso material, aunque se conocen los efectos

ambientales y sociales negativos (Miembro Organización Atacameña, comunicación personal 6;

Académico, comunicación personal 22).

Ahora bien, como señalaron algunos académicos, los atacameños también son conscientes de las

capacidades económicas de las mineras, lo cual ha favorecido que se establezcan relaciones de

transacción (comunicación personal 4, 13 y 22). Así, los líderes negocian con las compañías

mineras para recibir financiación para proyectos de la comunidad (Babidge & Bolados, 2018).

Por otro lado, las ONG muestran una percepción notoriamente negativa, tanto del Estado como

de las compañías. Destacan elementos como el fuerte extractivismo del modelo económico, la

desigual distribución de la riqueza generada por la actividad minera, la degradación ambiental y

la afectación de las comunidades locales, en lo que se ha denominado «zonas de sacrificio17».

Consecuentemente, no se considera que el Estado vele por los intereses de las comunidades

indígenas ni del ambiente (Representantes ONG, comunicación personal 12, 17 y 23;

Observatorio Ciudadano, 2018). Sin embargo, es importante señalar que la percepción acerca de

17 Éstas se entienden como territorios donde los ecosistemas y las comunidades locales son expuestos a graves

situaciones de deterioro, bajo el argumento del desarrollo de industrias que generan ingresos para el beneficio de la

mayoría del país (Fundación Terram, 2017).

Page 38: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

33

las compañías trasnacionales es peor que la de la minería nacional, debido a la contribución fiscal

de ésta (Representantes ONG, comunicación personal 17 y 23).

Desde la percepción externa empiezan a dilucidarse las tensiones entre los actores, así como la

complejidad de sus relaciones. Tanto el Estado como las mineras consideran que los atacameños

son actores con capacidad de incidencia en el territorio y que, por tanto, deben ser tenidos en

cuenta. Ahora bien, lo que se busca es incluirlos en el modelo de desarrollo establecido, no en la

discusión sobre éste. Por su parte, los atacameños tienen una percepción primordialmente

negativa del Estado y de las compañías mineras que es compartida, con sus propias

características, por sus apoyos en las ONG. No obstante, también son conscientes de que

requieren de los otros actores para negociar y recibir beneficios.

Pasando a la percepción del problema y objetivos, para el empresariado minero, el problema

parece centrarse en la escasez hídrica, producto de la competencia con el crecimiento

demográfico y turístico, la agroindustria y el cambio climático. Sus objetivos serían continuar y

ampliar la producción minera para generar utilidades a sus inversionistas, disponiendo de los

recursos necesarios y manteniendo las buenas relaciones con la población local (Académicos y

representantes SONAMI, comunicación personal 1, 2, 9, 14 y 16; Barrick, s.f.-b; BHP, 2019c).

Desde el sector se proponen soluciones técnicas que reduzcan la competencia por el agua fresca,

como el aumento en la eficiencia, la reutilización y, sobre todo, la desalinización de agua de mar

(Académicos y representantes SONAMI, comunicación personal 1, 2, 9, 14 y 16).

Para el Estado el problema, más allá del tema hídrico, giraría en torno a una falta de

comunicación y transparencia entre las partes, cuando se plantea el desarrollo de un proyecto

(Funcionarios, comunicación personal 4, 18, 19 y 24).

Siempre existe una legítima preocupación de cuáles van a ser los efectos que un determinado proyecto puede causar

dentro de los estilos de vida de las personas que habitan un determinado lugar (…). Entonces, nosotros creemos que,

hoy en día, las relaciones entre las empresas y las comunidades deben darse en términos muchísimo más

transparentes de lo que se ha dado anteriormente (...). (Funcionario, comunicación personal 19)

Dentro de sus objetivos centrales se encuentra el fomento de la minería, en un marco de

desarrollo sostenible, que equilibre aspectos económicos, sociales y ambientales. También, es

claro que dentro de sus prioridades está mantener la seguridad inversionista característica del

Page 39: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

34

país, lo cual incluye tramitar los conflictos por vías institucionales, evitando la inestabilidad

(Funcionarios y académico, comunicación personal 18, 19 y 22; Ministerio de Minería, s.f.;

Ministerio de Medio Ambiente, s.f.). Consecuentemente, la solución desde su punto de vista

estaría en la generación de diálogo entre las partes, que permita un desarrollo exitoso de los

proyectos.

Nosotros creemos que una de las conclusiones concretas que se puede hacer es desarrollar unas plataformas, qué sé

yo, más tecnológicas, de encuentro que permitan (…) tanto para los desarrolladores de proyectos conocer quiénes

son las comunidades de un determinado lugar, quiénes son sus representantes, cómo pueden acceder a contactarlos.

(…) también creemos que el diálogo es necesario para ambos lados, no solo cuando estamos con las comunidades.

(Funcionario, comunicación personal 19)

La idea es que todos podamos conversar juntos y que nos escuchemos, porque cuando el representante de pueblos

indígenas escucha al representante de pueblos no indígenas, escucha a un privado, escucha a una ONG, y escucha

al gobierno, tú puedes entender mejor cuál es la visión que se le está dando. Y eso es lo que se busca. (Funcionaria,

comunicación personal 18)

Para el pueblo atacameño, la extracción hídrica es un problema muy importante y fue clave en

el conflicto de Pampa Colorada. Por ello, no han dudado en denominar su territorio “zona de

sacrificio hídrico” (Consejo de Pueblos Atacameños, s. f.-b).

Nos estaban extrayendo el elemento vital, nos estaban matando, o sea, no solo a nosotros si no que a todos los seres

vivientes que hay en el territorio. Por eso eran las banderas negras, de rechazo, de luto, de saber que en cualquier

momento puedes desaparecer como cultura. De que te están llamando, prácticamente, como llaman a las ovejas al

matadero, así nos estaban llamando a nosotros por más que algunos piensen que es exagerado. Pero el que te extraiga

agua una empresa, donde hay una cultura que ha sobrevivido a -si no es al desierto más árido del mundo- donde

escasea el agua y viene una empresa que te saca 1.400 litros y al lado tiene una comunidad que muere porque no

tiene agua, que no tiene vida. (…) Y a eso obedecían las banderas negras, o sea, decirle al Estado: “oye me estas

matando, o sea, cómo quieres que siga subsistiendo si me estas sacando lo primordial, lo más sagrado para mí: el

agua”. (Representante atacameño, comunicación personal 8)

No obstante, esto se enmarca en problemáticas más amplias que van desde la destrucción de los

ecosistemas y las formas de vida tradicionales por intereses económicos, hasta la negación del

reconocimiento como habitantes ancestrales, de su capacidad para decidir lo que ocurre en su

territorio y de la inclusión de su perspectiva en las políticas (Representantes atacameños y

Académicos, comunicación personal 6, 7, 8, 11 y 22; Consejo de Pueblos Atacameños, s. f.-b);

Consejo de Pueblos Atacameños, s. f.-c; Radio Toconao, 2012).

Como comunidades Lickan-Antay, dueñas de nuestros territorios, nos corresponde por derecho ser los protagonistas

directos en decidir cómo queremos el desarrollo económico, social y cultural de nuestra Pata Hoiri (madre tierra)

Page 40: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

35

por lo tanto es obligación del Estado considerar nuestra participación en la formulación, aplicación y evaluación de

los planes y programas de desarrollo nacional y regional ahora y siempre. (Asamblea de Dirigentes Atacameños,

2012)

Entonces yo creo que la gran pregunta es: primero, ¿es viable seguir extrayendo agua dulce en un territorio que

históricamente ha sido un territorio seco? y también no poner sobre la vida humana, sobre la calidad de vida de las

personas el poder económico. Es fundamental para entender qué políticas podemos tener o qué políticas podría

instalar el Estado, primero, para la protección de las personas (…) creo que hay ahí una discusión tremenda y

tendremos que agotar esfuerzos para decirle al Estado que aquí tiene que prevalecer primero el ser humano y luego

el tema económico, obvio, el tema económico va al último. Nuestros abuelos, nuestros ancestros pudieron vivir,

hacer todo esto sin ningún peso, entonces, ¿por qué ahora no? el dinero es malo, el dinero crea desunión, crea duda,

crea conflicto, obviamente ayuda y hoy en día todo se mueve con dinero, pero, por qué no pensar en otros modelos

de desarrollo. Lo que es la gran conversación y los grandes temas a plantear a las autoridades (…) [el Estado]

tampoco ha reconocido o no ha sabido aceptar los derechos que nosotros tenemos sobre nuestras tierras, sobre

nuestras aguas, que ancestralmente siempre hemos dicho que nos pertenecen. Me hace recordar que lo que el Estado

no ha entendido es que nosotros hemos estado desde antes que el Estado, muchísimo tiempo antes. (Representante

atacameño, comunicación personal 8)

Sus objetivos en el corto plazo serían que la minería dejase de extraer agua y evitar que se instalen

nuevos proyectos:

Yo creo que Escondida, quiere 10 años más de agua, Zaldívar quiere 10 años más de agua (…) pero ahora, estamos

en un proceso en el cual se están renovando esos permisos y lo que nosotros tenemos como política, (…) es realizar

una oposición para que esos procesos, para que esos permisos no se otorguen. Esa es nuestra visión, esa es nuestra

política y eso es lo que estamos intentando hacer (…) podemos decir que los nuevos proyectos, los que se pretenden

instalar ahora, no los queremos, vamos a hacer todo lo posible para que ni siquiera se puedan instalar. (Miembro

Organización Atacameña, comunicación personal 6)

Sin embargo, en el largo plazo, se aspiraría a tener mayor control sobre lo que ocurre en el

territorio, con el reconocimiento de su derecho sobre éste y sus aguas (Representantes

atacameños y Académicos, comunicación personal 6, 7, 8, 11 y 22). De hecho, Pampa Colorada

es visto como un caso emblemático por los atacameños. Consideran que sus presiones sirvieron

para frenar el proyecto, es decir que cumplieron su objetivo de incidir en las decisiones

(Representantes pueblo atacameño, comunicación personal 6, 7 y 8).

La percepción del problema por parte de las ONG se instala en un nivel macro. Se denuncia que

la minería tiene afectaciones ambientales y sociales y que sus beneficios tienden a concentrarse

en un sector privilegiado y se comparte la idea de que el modelo de privatización ha generado

este fenómeno (Representantes ONG, comunicación personal 12, 17 y 23). Sin embargo, hay

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36

visiones distintas, que van desde un completo rechazo a la minería “en ninguna parte se podría

hacer la minería sustentable. No, la minería no es sustentable” (Representante ONG,

comunicación personal 11), hasta otras que consideran que la minería no debe ser el centro de la

actividad económica en el país, pero que, haciéndose de forma más sustentable, sus beneficios

podrían y deberían favorecer a todos los chilenos (Representantes ONG, comunicación personal

17 y 23). Sus objetivos generales se instalan en la esfera nacional, donde se busca favorecer un

modelo político y económico más incluyente y sostenible. Tales propósitos generales se

alimentan con el respaldo a las luchas de las comunidades locales (Chile Sustentable, s. f.;

Observatorio Ciudadano, s. f.-a; OCMAL, s.f.; OLCA, s.f.).

A partir de las percepciones del problema y los objetivos de las partes, se hace evidente la

complejidad del conflicto: mientras que para las compañías es un asunto distributivo y

solucionable por vías técnicas y para el Estado es una cuestión de comunicación y transparencia

proyecto-a-proyecto, para los atacameños y sus apoyos esto podría ser insuficiente. Si bien en el

corto plazo soluciones como la desalinización podrían satisfacer a todas las partes, al aumentar

la disponibilidad de agua, esto no resolvería otras dimensiones más profundas del problema,

asociadas a las reivindicaciones de reconocimiento y capacidad de decisión por parte del pueblo

atacameño. Lo mismo sucede con las transformaciones políticas y económicas perseguidas por

las ONG. Estos objetivos más amplios pueden entrar en disputa con los de las compañías, pues

significarían restringir y condicionar más las oportunidades de explotación minera.

El caso de Pampa Colorada ilustra cómo la diferencia en la percepción del problema perpetúa el

conflicto: aunque el caso puntual se resolvió por vías institucionales (decisión de COREMA) y

técnicas (desalinización por parte de Minera Escondida), las tensiones entre el pueblo atacameño,

el Estado y las empresas mineras persisten y están en aumento en la actualidad. Esto porque se

avecina la renovación de las licencias ambientales para los proyectos existentes y por la llegada

de nuevas industrias como el litio (Representantes atacameños, comunicación personal 6 y 8).

Por último, se consideran las narrativas de las partes, en términos gana-gana o de suma-cero,

elementos destacados u omitidos y recursos discursivos. Comenzando por las empresas, se

evidencia una tónica en términos gana-gana: se propone que es posible continuar su actividad

extractiva, con las medidas de mitigación, reparación y compensación pertinentes, generando a

Page 42: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

37

la vez beneficios para las comunidades locales (Representantes SONAMI, comunicación

personal 9 y 16; Barrick, s.f.-a; BHP, 2019a; CODELCO, s. f.).

Frente al conflicto en general y en el caso específico de Pampa Colorada, se reconoce la escasez

hídrica como problema, pero se privilegia hablar sobre las posibilidades de solución. Se destaca

cómo las compañías han venido trabajando en las medidas técnicas para ello (Académicos y

Representantes SONAMI, comunicación personal 1, 2, 14, 9 y 16). Sobre el problema, se enfatiza

en que la minería no es el mayor consumidor de agua en el país, sino que lo es la agricultura,

aunque se reconoce que a nivel local su consumo es importante. Se tiende a resaltar otras causas

como el turismo y el crecimiento demográfico. No hay mención a los derechos de los pueblos

indígenas sobre los territorios o las aguas (Académicos y Representantes SONAMI,

comunicación personal 2, 9, 14, y 16).

La narrativa del Estado también presenta una lógica gana-gana en la cual el crecimiento de la

actividad minera y el desarrollo sustentable a nivel nacional y local son posibles y van de la

mano. El desarrollo es uno de los elementos más destacados en el discurso estatal (Funcionarios,

comunicación personal 3, 18 y 19; Ministerio de Medio Ambiente, s.f.; Ministerio de Minería,

s.f.; SEA s.f.). Sobre el problema, hay poca referencia a la escasez hídrica y se enfatiza más en

la necesidad de participación ciudadana y comunicación. La participación se plantea de proyecto-

a-proyecto, de forma que permita mejorar la calidad de éstos sin un carácter vinculante. No hay

referencia a los derechos de los pueblos sobre aguas y tierras, aparte de la mención del derecho

a la consulta previa (Funcionarios, comunicación personal 3, 18, 19 y 24). “No nos podemos

hacer cargo dentro del SEA de demandas históricas” (Funcionario, comunicación personal 3).

El discurso del Estado recurre principalmente al desarrollo sustentable, con la idea de que es

posible un equilibrio económico, social y ambiental y que la minería es parte de ello. Pese a que

se señala que los beneficios pueden y deben llegar al nivel local, el discurso sobre el bienestar se

centra notoriamente en el nivel nacional y sus necesidades (Funcionarios, comunicación personal

3, 18 y 19; Ministerio de Medio Ambiente, s.f.; Ministerio de Minería, s.f.; SEA s.f.).

La narrativa de los líderes atacameños, al menos en el corto plazo y en la temática hídrica, puede

caracterizarse como de suma-cero. Ellos mismos destacaron que se niegan a la instalación de

Page 43: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

38

nuevas empresas (Representantes atacameños, comunicación personal 6, 7 y 8). Sin embargo, en

sus problemáticas y objetivos de largo alcance puede identificarse una narrativa con potencial

gana-gana donde, hay lugar para el diálogo con el Estado y la minería ya instalada, en la medida

que se les reconozcan sus derechos sobre el territorio y las aguas. Postura acorde con la de los

comuneros que trabajan en el sector (Representantes atacameños y Académicos, comunicación

personal 6, 7, 8, 11 y 22; Consejo de Pueblos Atacameños, s. f.-b, s. f.-c; Radio Toconao, 2012).

Por otro lado, el agua es un elemento central en la narrativa atacameña. Efectivamente, esto

refleja su rol en la problemática. Sin embargo, también funciona como un recurso discursivo

sobre el cual se enfatiza para visibilizar otras reivindicaciones más amplias del pueblo

atacameño, como el reconocimiento y el territorio. El agua sería entonces un objeto en disputa

estratégico y un recurso narrativo para una población que se ha sentido ignorada (Representantes

atacameños, comunicación personal 6, 7 y 8).

El recurso más utilizado es la mención de los derechos indígenas y ancestrales, en los cuales se

insiste como la base de todas las reivindicaciones (Representantes atacameños, comunicación

personal 6 y 8; Asamblea Dirigentes Atacameños, 2012; Comunidad de Toconao, 2008; Consejo

de Pueblos Atacameños, s. f.-a; Radio Toconao, 2012). Otro recurso es el uso de un lenguaje

técnico y legalista, que permite a los atacameños expresar sus reivindicaciones en los términos

de las reglas de juego dominantes. Se refieren a la normativa indígena nacional y también a los

acuerdos internacionales en el tema (Miembro organización atacameña, comunicación personal

6; Consejo de Pueblos Atacameños, s. f.-a; Radio Toconao, 2012; Comunidad de Peine, 2017).

La narrativa de las ONG también tiende a la suma-cero, mientras se mantenga el modelo de

desarrollo actual, considerado insostenible. La situación se plantea como una lucha de la sociedad

civil contra del modelo extractivista sostenido por el Estado y las compañías (Representantes

ONG, comunicación personal 12, 17 y 23; Chile Sustentable, 2018; OLCA, 2013). Los aspectos

destacados son los efectos negativos del modelo económico en la región, el país y a nivel local.

Se recurre a la mención de los derechos indígenas y las normativas nacionales e internacionales

(Representantes ONG, comunicación personal 12, 17 y 23; Representantes ONG, comunicación

personal 12, 17 y 23; Chile Sustentable, 2018; Observatorio Ciudadano, 2017; OLCA, 2013).

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39

En definitiva, se observan dos grandes narrativas contrapuestas: por un lado, la de las compañías

mineras y el Estado, cooperativa y constructiva, pero con una mirada reduccionista de la

situación; por otro, la narrativa más conflictiva de los atacameños y sus apoyos en las ONG que

sostiene el agua como elemento central, pero que llama la atención sobre elementos estructurales.

Para los atacameños éstos se refieren al nivel local y su relación histórica con el territorio y el

Estado; para las ONG al modelo de desarrollo y sus efectos a nivel nacional e internacional.

ii) Dimensión ontológica del conflicto

Ahora, se caracterizan las concepciones de los distintos sectores del conflicto sobre la naturaleza

y, especialmente, sobre el agua. Se identifican diferencias y semejanzas para explicar el origen

del conflicto desde una perspectiva ontológica. La tabla sintética se encuentra en el anexo 8.

Para las empresas mineras la naturaleza es muy importante por ser la fuente de recursos para la

producción (Académico, Geólogo, comunicación personal 5 y 10). Así, su concepción se

establece en la forma de recursos naturales. El agua se sitúa como uno de ellos. Es crucial para

el procesamiento de los minerales, así como para la disposición de desechos: “en este minuto el

agua es un recurso esencial para la explotación minera” (Representante SONAMI, comunicación

personal 9); “por ahora, el agua es absolutamente clave en la minería” (Representante SONAMI,

comunicación personal 16); “sin acceso al agua, simplemente no podríamos llevar a cabo nuestro

negocio” (BHP, 2018). Su valor es estratégico y, por tanto, hay una preocupación por optimizar

su uso, particularmente, en un contexto de aridez y competencia (Académicos, Representantes

SONAMI, comunicación personal 1, 9, 14 y 16; Barrick, 2017; BHP, 2018; CODELCO, 2016).

La preocupación por la protección ambiental provendría de presiones externas: del marco

regulatorio nacional e internacional y el interés por mantener una imagen pública y así, el valor

de las acciones (Académicos, Geólogo, Representantes SONAMI, comunicación personal 1, 2,

5, 9 y 16.). La razón para que en los 90 las compañías transnacionales exigieran al gobierno

robustecer la legislación ambiental fue la protección de sus inversiones “necesitábamos que esto

fuera claro de manera que en el largo plazo supiéramos a qué atenernos” (Representante

SONAMI, comunicación personal 9).

Nosotros queremos que regule los aspectos ambientales porque debemos trabajar tranquilos a largo plazo, queremos

saber las reglas del juego (…) eso nos conviene, que las cosas estén claras por largo plazo, la minería es a largo

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40

plazo, se quiere que todo este a largo plazo, poder planear y poder invertir tranquilo (Representante SONAMI,

comunicación personal 16).

No obstante, las empresas no desean que la legislación sea excesiva, en tanto “las normas estarían

trabando el desarrollo óptimo de proyectos mineros” (Lagos et al., 2002).

Por otra parte, la concepción de la naturaleza desde el sector minero tiene un carácter

fragmentado que ha sido funcional para la actividad minera. En general, se considera lógica y

deseable la separación legal que se ha establecido sobre la tierra, el subsuelo y el agua, pues ha

facilitado la extracción minera en la práctica. La división de la propiedad de la superficie y la del

subsuelo ha permitido que la operación minera se dé con mayor seguridad jurídica, sin verse

restringida por la oposición del propietario superficial (Académico, Geólogo y Representan

SONAMI, comunicación personal 2, 5 y 16). Señala un académico del sector “es un tema de

seguridad de la inversión. No hay minería sin eso” (comunicación personal 2).

En cuanto a la separación del agua y la tierra propiciada por el Código de Aguas de 1981 se

identifican pros y contras. Los beneficios se asocian con la facilitación del acceso al agua para

la minería y la garantía sobre su propiedad, lo que brinda seguridad jurídica a los inversionistas

(Representantes SONAMI, comunicación personal 9 y 16). Sin embargo, también se reconoce

que el agua es necesaria para la vida humana y los ecosistemas, por lo cual esto debería estar

contemplado en la legislación (Académico, comunicación personal 1; BHP, 2018). No obstante,

en su concepción recurso natural, el agua es vista como susceptible de apropiación. Esto se refleja

en que las críticas al Código de Aguas no se deben a la mercantilización del agua, sino a la falta

de regulación sobre el mercado, que ha dado lugar a especulación y acaparamiento no productivo

(Académicos y Representante SONAMI, comunicación personal 1, 2 y 16).

Por otro lado, la naturaleza también es concebida como una fuente de riesgo para la actividad

minera, en términos de eventos climáticos que alteren la disponibilidad de los recursos o que

amenacen la seguridad de las faenas. A la vez, se le considera como susceptible del impacto de

la minería (Académicos, comunicación personal 1; BHP, 2018; CODELCO, 2016). Para ambos

casos se piensa que la acción humana, mediante la tecnología, puede intervenir (Académicos y

Representantes SONAMI, comunicación personal 1, 2, 14, 9 y 16; Barrick, 2017; BHP, 2018;

CODELCO, 2016). En tal sentido, la naturaleza se concebiría como potencialmente controlable.

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41

En resumen, el sector empresarial tendría una concepción del agua como un recurso natural,

susceptible de apropiación y control, dispuesto para la producción. En la misma lógica, la

naturaleza se entendería como un ambiente externo al ser humano, con utilidad para éste,

potencialmente controlable por medios técnicos y susceptible de subdividirse y apropiarse. Bajo

la clasificación de Descola (2012), podría señalarse que el sector empresarial se orienta por una

ontología naturalista.

Por su parte, el Estado tendría una concepción principalmente técnica de la naturaleza y el agua:

éstas también serían entendidas como recursos naturales, pero no solo en el sentido extractivo,

sino como recursos escasos que requieren ser gestionados por expertos para su aprovechamiento.

En tal sentido, habría una racionalización del territorio, la naturaleza y sus componentes con

miras a establecer control (Académicos, comunicación personal 11 y 20).

La institucionalidad ambiental e hídrica refleja esta concepción, con una aproximación

completamente técnica hacia la naturaleza. El SEA la concebiría como un ambiente externo a los

proyectos productivos, susceptible a impactos que pueden corregirse de forma artificial mediante

medidas de mitigación, reparación y compensación (Funcionario, comunicación personal 3;

SEA, s.f.). La DGA, acorde con el Código de Aguas, entendería el agua como un recurso escaso,

susceptible de apropiación y que requiere de un monitoreo técnico para garantizar su calidad

(DGA, s.f.). Esta idea de un manejo tecno-experto de las aguas dejaría por fuera otras formas de

gestión y comprensión (Académicos, comunicación personal 10 y 11).

La aproximación técnica también se refleja en el manejo atomizado que se hace de los asuntos

ambientales: además del Ministerio, el SEA y la Superintendencia de Medioambiente, existen

numerosas instituciones especializadas por materias como los bosques, la pesca y las aguas

(Funcionarios, comunicación personal 3, 18 y 24). Éstas últimas, principalmente en manos de la

DGA, no se encuentran dentro de la institucionalidad ambiental, sino del Ministerio de Obras

Públicas. El agua misma se encuentra fragmentada en su administración. Comentó un

funcionario de la DGA “Chile hoy tiene 42 instituciones con potestad al respecto de recursos

hídricos” (Comunicación personal 24). Se evidencia así una concepción fragmentada de la

naturaleza. “Entonces el medio ambiente no es nunca una entidad compleja, es siempre una

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42

entidad que se puede medir por fracciones. Y por la cual solamente importa lo que es medible

por cada uno de los servicios” (Académico, comunicación personal 11).

La noción de recurso natural, como en el caso de las empresas, también está vinculada con la

idea de la naturaleza como fuente de extracción. Esta visión ha acompañado la relación del

Estado con la naturaleza históricamente, pero se exacerbó con el modelo neoliberal de la

dictadura y se mantiene hasta la actualidad (Académicos, comunicación personal 10, 11 y 21).

Esto, en tanto el modelo extractivista y neoextractivista ha sido funcional para los intereses

económicos de particulares y del país. El agua también se entendería entonces como un insumo

de la producción, lo cual se refleja claramente en el Código de Aguas: los usos que establece

para el recurso y la idea de que el mercado transferirá el agua de usos de «bajo valor» a los de

«alto valor» (Académicos, comunicación personal 10 y 11; Carrasco, 2016).

En la misma lógica, la naturaleza se concibe como externa a la sociedad y su deterioro como una

externalidad del proceso de desarrollo y, por tanto, de la búsqueda del «bien común»

(Académicos, comunicación personal 11 y 21). Esto, relacionado con “la épica desarrollista, en

la cual la lógica era que para hacer tortillas hay que romper huevos”. Asimismo, se asume que el

progreso y desarrollo técnico brindarán las soluciones (Académico, comunicación personal 11).

Ahora bien, en los últimos años ha aumentado la conciencia sobre la escasez y el deterioro de

los recursos naturales y dada su importancia, tanto para la producción como para la sociedad en

general, se ha buscado mejorar su administración. Nuevamente, desde una perspectiva técnica y

que no afecte las bases del modelo económico, sino que más bien lo fortalezca (Funcionarios y

Académicos, comunicación personal 3, 11, 18 y 19). “El Estado ha ido cada vez más relevando

los temas ambientales, la importancia de los temas ambientales y la importancia que tienen para

el desarrollo”; “la propia operación del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental permite

encontrar mejores proyectos” (Funcionarios, comunicación personal 18 y 19 respectivamente).

Esta preocupación ha sido impulsada internamente, por la presión ciudadana, y externamente,

por las exigencias internacionales (Académicos, comunicación personal 14 y 21).

Pese a esta nueva toma de conciencia, ha sido casi imposible reformar el Código de Aguas.

Sostiene Budds (2018) que, a partir del Código, la relación entre la sociedad y las aguas, se

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43

caracteriza por la privatización, «comodificación», individualización, metrización y regulación

privada. Elementos que reflejan la concepción de la naturaleza y el agua mencionada.

Efectivamente, incluso las reformas más radicales que se han planteado al Código no cuestionan

la mercantilización del agua, sino que buscan evitar las fallas del mercado y sus efectos

socioambientales negativos (Académico y Funcionarios, comunicación personal 10, 19 y 24).

En conclusión, se observa una concepción predominantemente técnica y productiva de la

naturaleza y el agua, bajo la noción de recursos naturales. Los elementos identificados como la

fragmentación, la disposición para la explotación productiva, el carácter de externalidad y sus

impactos corregibles por medios técnicos, así como las características del Código de Aguas

indicarían que el Estado también se caracteriza por una ontología naturalista.

El agua también es muy importante para el pueblo atacameño: es una parte central de su

cosmovisión y un elemento estratégico, dada su vida en medio del desierto. A diferencia de los

sectores anteriores, los atacameños no conciben el agua como un elemento independiente, sino

como parte integral de la naturaleza y ésta como parte de la comunidad. Por tanto, en un sentido

de supervivencia y en uno espiritual, el agua es parte de su identidad (Académicos,

Representantes Atacameños, comunicación personal 4, 6, 7,8 10, 15 y 22).

Se concibe también como parte del equilibrio necesario para mantener la vida en el entorno

(Académico y Representante Atacameño, comunicación personal 4, 7 y 8; Carrasco &

Fernández, 2010). “Esto no se trata solo de producir papa o choclo o zanahoria, sino se trata

también de mantener el equilibrio, que no se seque la tierra” (Miembro Organización Atacameña,

comunicación personal 6).

Además, viviendo en el desierto desde hace miles de años, los atacameños han desarrollado un

conocimiento profundo del agua de la zona y con ello formas de gestión propias y exitosas,

(Académicos, comunicación personal 4, 11; Prieto, 2016b). La escasez del elemento favoreció

la organización colectiva de las comunidades atacameñas y con ello, una noción del agua como

elemento comunitario, lo cual actualmente choca con la legislación hídrica chilena (Académico,

comunicación personal 22; Prieto, 2016b).

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44

Los atacameños establecen una relación comunitaria y de reciprocidad con la naturaleza. Esto se

expresa a través de prácticas materiales y espirituales que comparten las comunidades como el

pago a la tierra -que se da en forma de comida, alcohol y hojas de coca-, el floramiento del

ganado; y la limpia de canales. Mediante éstas se busca preservar el agua, la fertilidad de la tierra

y los animales y, así, la prosperidad del pueblo. Se trata de trabajos y rituales colectivos en los

que se responde de forma recíproca a los favores de la «madre tierra» y los ancestros (Carrasco,

2016; Prieto, 2016; Comundiad de Socaire, s.f.). “Se dice que es el tiempo en donde ella recibe

lo que sus hijos le ofrecen y agradecen” (Radio Toconao, 2011).

No son solo actos espirituales, sino trabajos comunitarios para el mantenimiento de los bienes

naturales. La limpia de canales consiste en el retiro de escombros y plantas de los sistemas de

regadío. Esto se acompaña de pagos y cantos ceremoniales (Comunidad de Socaire, s. f.;

Representante atacameño, comunicación personal 7). Se muestra una simbiosis entre las

dimensiones productiva y espiritual de la naturaleza para los atacameños. Eventos como la limpia

son una forma de estrechar los lazos con los no-humanos mediante los pagos y con los humanos

a través del trabajo comunitario (Carrasco, 2016; Prieto, 2016b).

La limpia de canales cumple una de las más lindas tradiciones nuestras, donde se puede contemplar el trabajo en

equipo, la unificación de una comunidad que se vuelca a un servicio voluntario, comunitario, para poder limpiar lo

que son los canales de regadío, para poder regar la siembra y poder tener los frutos que después tenemos en esta

época más o menos. Y donde también hacemos las rogativas a nuestros cerros, a nuestras aguas, a nuestras vertientes,

a nuestros nacimientos, para que no falte el agua, no falte la producción, para que nos protejan nuestros cerros

tutelares, para que nuestros antepasados se sientan orgullosos de lo que estamos haciendo. (…) compartimos entre

hermanos lickanantay y le damos la importancia tanto al agua, porque nos permite hoy en día hacer agricultura, a la

pacha mama, quien nos da ¿cierto? todos los frutos que nosotros podamos sembrar. (Representante atacameño,

comunicación personal 8)

Los no-humanos para los atacameños no serían disociables de la comunidad y la «naturaleza»

no sería un medio externo. Una manifestación de esto son los mallku o cerros tutelares que para

el pueblo garantizan la provisión de agua y el bienestar, son sagrados y son concebidos como sus

ancestros (Académicos y Representante atacameño, comunicación personal 4, 7, 8, 15, 21 y 22;

Prieto, 2016b). Los atacameños establecen relaciones cercanas con ellos, les hacen ofrendas y se

comunican: “yo hablo con las montañas cuando traigo mis animales y les voy convidando. Y les

digo al agua, a la tierra, a los abuelos: esta es tu comida, la comida para que coman” (Elvira.

Page 50: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

45

Entrevista realizada por Prieto, 2016b) “Las montañas están vivas como las personas. Tú puedes

tener una conversación con una montaña” (Atacameño. Entrevista realizada por Carrasco, 2016).

Entonces, el agua no sería vista como un elemento separado, sino como una parte integral en esta

concepción holística de naturaleza y comunidad:

Es quien nos permite subsistir, es quien nos baña de vida. (…) el agua llega, crea la naturaleza, crea la vegetación,

crea la fauna, crea los paisajes que hoy en día vemos. Estoy hablando del agua en general, no de esta separación que

hace el Código de Aguas de Chile (…). Agua, pacha mama, ser humano, o seres vivientes, somos uno solo. Si uno

se afecta obviamente que este cosmos también se ve afectado. Si mi agua se ve afectada, yo como ser humano

también me veo afectado, mis hermanos menores que son, en este caso los flamencos, los animales, también se ven

afectados. Para qué decir la pacha mama, no produce. Entonces tiene un significado bien importante, es vida, agua

es vida, eso es. (Representante atacameño, comunicación personal 8)

A raíz de lo anterior, las concepciones de los atacameños entran en conflicto con la división entre

tierra, agua y subsuelo establecidas en la legislación chilena. Para ellos, tales separaciones

artificiales son ilógicas y se dan para beneficios privados (Representantes atacameños,

comunicación personal 7 y 8). Igualmente, ha sido común que los atacameños se opongan a la

titulación individual del agua, así como a su venta a las compañías mineras, pues esto va en

contra de sus costumbres colectivas y su relación con el elemento, así como de su supervivencia

a largo plazo (Azócar, 2015; Prieto, 2016b).

En el fondo sin agua desaparece el pueblo. O sea, se pueden ganar millones, pero se transa el agua y te van a dar 50

millones mensuales, 100 millones para toda la comunidad durante la eternidad o hasta que dure el proyecto, pero

sin agua vas a tener que salir de Socaire… En el fondo estás transando tu propia historia y un montón de cuestiones.

Estas traicionando a tu cultura, estas traicionando un montón de cosas por un tema de plata. (Ex presidente del

Consejo de Pueblos Atacameños, Entrevista realizada por Azócar, 2015)

Finalmente, para los atacameños las medidas artificiales de mitigación muchas veces no son

aceptables, pues alteran el funcionamiento normal de la naturaleza. Así se evidenció en el caso

de Pampa Colorada, con el rechazo de las comunidades a las medidas propuestas por Minera

Escondida para sustituir los bofedales: “era una cosa bien ridícula. O sea, los bofedales tienen

una importancia tremenda en el ecosistema altoandino y ellos pretendían con maquinaria

producir eso, cosa que es imposible” (Dirigenta de Peine. Entrevista realizada por Azócar, 2015).

Resumiendo, los atacameños tendrían una concepción holística de la naturaleza, que difícilmente

se puede disociar de la comunidad. Para el pueblo, el agua, las montañas y los antepasados

conformarían una unidad con el resto de los habitantes. Por ello, establecen relaciones de

Page 51: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

46

reciprocidad y comunicación. También se considera que éstos tienen agencia e incidencia en el

porvenir del pueblo. En consecuencia, en términos de Descola (2012) podría identificarse una

ontología con rasgos animistas.

Por último, la concepción de la naturaleza y el agua por parte de las ONG compartiría algunos

rasgos con las empresas y el Estado, en tanto se tiene una visión de éstas como externas. La

noción de recursos naturales es también recurrente y no se establece una relación comunitaria

con la misma, como en el caso de los atacameños. La principal diferencia sería que las ONG no

tienen una concepción extractivista de la naturaleza y el agua, sino que buscan su preservación

para el mantenimiento de los ecosistemas y las poblaciones locales que dependen de ellos

(Representantes ONG, comunicación personal 12, 17 y 23). Su preocupación central frente a la

naturaleza sería cómo se distribuyen los recursos, así como los beneficios y costos de su uso.

Entonces, podría decirse que las ONG tienen una ontología principalmente naturalista. Sin

embargo, como es destacado por Descola (2012), esto mostraría que una misma ontología puede

dar lugar a distintas formas de relación, pues otras variables intervienen. Consecuentemente, se

denotaría que, si bien el trasfondo ontológico es importante, otros elementos como los intereses

económicos y políticos y las relaciones de poder deben ser considerados.

VII. Discusión y conclusiones

A partir de los hallazgos, la hipótesis propuesta se valida: se identifican diferencias e intentos de

imposición y resistencia entre las concepciones sobre el agua y las ontologías de los actores en

conflicto, en concordancia con un conflicto ontológico. Aun así, se ve que grupos con ontologías

distintas pueden compartir objetivos y cooperar, como sucede con el pueblo atacameño y las

ONG. También, que pueden surgir conflictos entre grupos con una misma ontología, como entre

las ONG, el Estado y las empresas. Esto muestra que las ontologías no son en sí mismas causas

de conflicto o cooperación, sino que otros factores intervienen.

En línea con lo anterior y para responder a la pregunta central del trabajo, puede decirse que el

papel de las concepciones sobre el agua ha sido significativo en los conflictos: ha influido en la

posición que las partes han adoptado. Las compañías encarnan la pretensión sobre el agua, siendo

ésta necesaria para su actividad productiva. Desde su ontología naturalista, la naturaleza provee

Page 52: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

47

los recursos para la satisfacción de las necesidades humanas y los impactos generados pueden

controlarse y compensarse por medios técnicos. Las externalidades en el nivel local se

justificarían por el aporte al «desarrollo nacional». El Estado también encarna la pretensión, en

tanto ha fomentado un modelo de desarrollo sustentado en la noción de la naturaleza como fuente

de recursos. Esta concepción estaría detrás del Código de Aguas. Desde su visión, el modelo ha

contribuido al desarrollo nacional, proveyendo los recursos económicos. Las externalidades

generadas pueden corregirse mediante la regulación y la gestión de los recursos naturales.

El pueblo atacameño encarna la posición de resistencia, defendiendo no sólo su acceso al agua,

sino su derecho a mantener una forma de vida propia. El papel que han jugado aquí la concepción

sobre el agua y su base ontológica animista es fundamental, pues éstas han motivado la lucha de

la comunidad. Oponerse y resistir bajo las actuales condiciones hídricas resulta más costoso que

aceptar compensaciones de las empresas y trasladarse a otros lugares. Sin embargo, el vínculo

con el territorio, sus formas de vida y relación con los no-humanos parecen tener un valor

suficiente para que gran parte de los atacameños decida oponerse al modelo de desarrollo.

Es clave señalar que, como sostienen Blaser (2013) y Descola (2012), estas ontologías y

concepciones están atravesadas por relaciones de poder que han resultado en la distribución

desigual del agua y de los costos y beneficios de la explotación de la naturaleza. Por un lado, las

compañías y el Estado concentran los recursos económicos y políticos, así como la justificación

que se dan de aportar al bien común. De esta forma, su visión de mundo materializada en el

modelo económico extractivista y neoextractivista de Chile ha tendido a perdurar a lo largo de

la historia, independientemente de la tendencia del gobierno y del modelo de las compañías. Esto

se contrapone con la visión animista y comunitaria de los atacameños, un pueblo que se percibe

históricamente ignorado. Aunque disponen de menos recursos, han encontrado soporte en la

reciente legislación ambiental e indígena, nacional e internacional y en las ONG. Con ello

defienden su forma de vida y cuestionan el modelo de desarrollo que se da a costa de su sacrificio.

Al empoderarse con estos soportes, los atacameños se han hecho más conscientes de su capacidad

de incidencia y han entrado en negociación directa con las empresas, lo que ha generado

relaciones de transacción. Las compañías han respondido, en el marco de la responsabilidad

social corporativa y de la percepción del peso de las comunidades en los proyectos. Esto ha

Page 53: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

48

favorecido una relación ambigua entre atacameños y empresas, en medio de la confrontación y

la cooperación. Se muestra así un comportamiento estratégico de las comunidades para mejorar

su posición en la negociación. Distinto ha sido por parte de las ONG, particularmente aquellas

más radicales, que niegan a toda costa la posibilidad de convivir con la minería. Bajo el actual

modelo económico del país, que es además una tendencia a nivel regional, la posición netamente

confrontativa de estas organizaciones puede dificultar la viabilidad de sus demandas.

De forma consecuente con lo planteado por (Shmueli, 2008) y como han hecho otros grupos

indígenas en la región, los atacameños han recurrido de forma estratégica al discurso

ambientalista, enfatizando en la cuestión hídrica. Este discurso responde a una de las

problemáticas del pueblo, a la vez que permitir visibilizar otras situaciones de fondo ya

mencionadas. Ahora bien, para que el discurso tenga una incidencia real en las instancias

estatales como el SEIA, los atacameños han tenido que acomodarlo a términos técnicos y

legalistas que les permiten participar con las reglas de juego establecidas. Esto con la

problemática de que tales reglas de juego vienen determinadas desde la ontología dominante y,

por tanto, no permiten abarcar el problema desde otras visiones de mundo como el animismo de

los atacameños, en concordancia con lo advertido por Martinez-Alier (2004).

Llama la atención el discurso gana-gana y de desarrollo sostenible mantenido por el Estado y

las empresas, pues éste entra en abierta confrontación con el modelo extractivista y neoliberal

que existe en la práctica. Los numerosos conflictos socioambientales del país son producto del

modelo y se han mantenido pese al acercamiento que el Estado y las empresas dicen estar

buscando con las comunidades. Probablemente se deba a que con este diálogo se pretende

«insertar» a las comunidades en el modelo de desarrollo dominante, sin que sus concepciones

del «desarrollo» y cuestionamientos sean realmente tenidos en cuenta.

Una clara manifestación de esta situación es la consulta indígena que, como en otros países de

la región, ha sido controversial. Chile no sólo fue uno de los Estados latinoamericanos que más

tarde la ratificó, sino que su implementación ha sido cuestionada, considerada ilegítima y poco

efectiva (Astudillo, 2017). Se ve entonces como este mecanismo de participación, uno de los más

importantes hitos de normatividad internacional en la temática, resulta limitado y sin la

Page 54: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

49

incidencia esperada. Aun así, la consulta es una de las conquistas más importantes de los

movimientos indígenas y una herramienta que éstos utilizan y exigen.

El conflicto entre minería y pueblos indígenas persiste pese a que en algunos casos como Pampa

Colorada se han dado soluciones satisfactorias para las partes, al menos en el corto plazo. Esto

se debe a que no existe un acuerdo sobre cuál es el problema de fondo, por lo que las medidas

resultan insuficientes en el largo plazo. Mientras que las empresas se centran en la escasez y una

solución técnica, para los pueblos indígenas y sus apoyos existe una problemática estructural.

Pampa Colorada ilustra cómo las medidas técnicas no bastan: la solución a este conflicto se dio

hace más de 10 años y en la actualidad las tensiones entre los atacameños, las compañías y el

Estado van en aumento. Esto se evidencia en la oposición de las comunidades a la instalación de

nuevas empresas y la renovación de los derechos hídricos de las existentes. A pesar de la

implementación de la desalinización y la optimización en el uso del agua por parte de la minería,

el problema continuará, en tanto para los atacameños sigue sin resolverse la cuestión de su

capacidad de decisión sobre su territorio y forma de vida. Incluso medios de decisión claves

como la consulta han resultado insuficientes, pues se centran en el aval o rechazo a proyectos

concretos, pero no permiten trastocar el fondo del modelo de desarrollo desde otras visiones de

mundo.

Este estudio del caso chileno muestra que los conflictos hídricos entre minería y pueblos

indígenas no solo se vinculan con situaciones de distribución natural desigual, sino con factores

políticos, económicos y valorativos. El caso evidencia la complejidad de este tipo de conflictos:

las relaciones de tensión, cooperación y ambigüedad entre los sectores involucrados, las

asimetrías de poder entre los mismos, la imposición de unas visiones de mundo sobre otras y el

surgimiento de resistencias. Elementos que pueden ser comunes a otros países de la región,

considerando que en muchos proliferan los conflictos socioambientales.

Asimismo, denota la dificultad para resolver una tensión entre dos visiones de mundo, cada una

con sus necesidades, demandas, valores y justificaciones. Por un lado, una ontología naturalista

aplicada en un modelo de desarrollo intensivo en recursos naturales, que ha generado los ingresos

para consolidar el Estado y mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población. Por

otro lado, una ontología animista que ha motivado a un pueblo a luchar por su supervivencia y

Page 55: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

50

la de su comunidad humana y no-humana, por el control sobre su territorio y por la reivindicación

de su forma de vida.

Se trata de una situación compleja, donde no es fácil señalar una vía de resolución. A partir de

los hallazgos de esta investigación, se considera que las soluciones técnicas y de participación

ciudadana ofrecidas por los sectores minero y estatal pueden contribuir, pero resultarán

insuficientes, pues no abarcan la problemática estructural. Esto puede servir como indicación

tanto para el caso chileno, como para otros países latinoamericanos con situaciones similares,

donde el problema evidentemente va más allá de lo hídrico. Sin embargo, quedan preguntas sobre

la posibilidad real de encontrar vías de solución que cuestionen el modelo económico,

considerando que Chile y otros países de la región no son casos aislados, sino parte de un sistema

global de producción y consumo.

Este trabajo buscó mostrar que las diferencias ontológicas y en las concepciones sobre el agua

tienen un papel significativo en el surgimiento y el desarrollo de los conflictos hídricos entre

minería y pueblos indígenas. Se encontró que así es para el caso del norte de Chile y se considera

que estos hallazgos pueden aplicarse a otros contextos latinoamericanos. Confirmar esta

inquietud se deja como recomendación para el desarrollo de próximas investigaciones.

Ahora bien, aunque el estudio encontró que las diferencias ontológicas y de las concepciones

sobre el agua provocan que haya dos grandes posturas difíciles de conciliar, esto no implica la

negación total del diálogo. Sin embargo, no puede tratarse de cualquier conversación, sino de un

diálogo «inter-ontológico» que reconozca y valore las visiones de mundo distintas a la propia.

Para ello, es crucial la continuidad de las luchas políticas de los atacameños y otros grupos

indígenas y sociales, pero también la voluntad política de los Estados para escucharlos. Queda

claro que los intereses económicos y políticos, así como las asimetrías de poder dificultan que

procesos así se lleven a cabo. No es tarea sencilla, pero revaluar -desde distintas compresiones

de la realidad- el modelo de desarrollo de Chile y de otros países de la región y del mundo es un

asunto de suma importancia. Más aún en el contexto de una crisis ecológica global.

Page 56: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

51

VIII. Anexos

Figura 1: Consumo de agua continental en la minería de cobre en Chile. 2009-2017

Figura 2: Conflictos por sector económico en Chile. 2005-2017

Fuente: elaboración propia con datos de la Comisión Chilena del Cobre

(COCHILCO) (2018)

Co

nsu

mo

lts

/seg

Fuente: Delamaza, Maillet, & Neira (2017)

0

5

10

15

20

25

30

Page 57: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

52

Figura 3: Demanda vs. Disponibilidad de agua en Chile por regiones

Figura 4: Participación de los mayores productores de cobre en la producción mundial.

2014

Fuente: Rivera et al. (2016)

Disponibilidad Demanda

m3/s

Fuente: Accorsi et al. (2018)

31%

8,7

%

7,5

%

7,3

%

5,9

%

C H I L E C H I N A P E R Ú E S T A D O S U N I D O S R E P . D E M . D E L

C O N G O

Page 58: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

53

Figura 5: Rentas anuales de la minería como proporción del PIB. 1994-2010

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial (2018)

0,0%

5,0%

10,0%

15,0%

20,0%

25,0%

1994 1998 2002 2006 2010

Page 59: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

54

Anexo 1: Matriz ontológica de Philippe Descola (2012) (Resumen de elaboración propia)

Identificación externa Id

enti

fica

ción

in

tern

a

SÍ NO

Totemismo

La organización totémica es la

asociación de entidades y fenómenos

no-humanos con grupos de personas

humanas. En ésta, los individuos

forman parte de grupos de personas

que llevan el nombre de un objeto

natural y que están especialmente

asociadas con él.

La ontología que sustenta esto parte

de la idea básica de una unicidad de la

vida que comparten el humano y las

demás especies, lo cual significa que

éstos forman un todo orgánico,

biológico y social. A partir de ello, se

establece que los humanos y los no-

humanos comparten una serie de

propiedades, físicas y espirituales, lo

suficientemente estables para

transmitirse a través de las

generaciones.

Surge entonces la idea de que la

persona humana comparte

características intrínsecas con una

especie totémica, a partir de lo cual se

establece un parentesco entre los

humanos y otros seres del mismo

tótem. Así, dentro de un mismo linaje

totémico se considera que no hay

discontinuidades, físicas ni

espirituales, incluso entre humanos y

no-humanos. Sin embargo, sí existen

discontinuidades entre grupos con

distintos tótems.

Animismo

Las personas humanas atribuyen a los

no-humanos una interioridad idéntica

a la suya. Esto implica que se les

atribuye un alma a los demás seres y,

por ende, se les considera sujetos, con

un punto de vista propio. Lo anterior

se hace bajo la idea de que existe un

sustrato universal común y que los

seres tienen una sustancia compartida

y un origen espiritual único.

Además, lo anterior permite que los

humanos establezcan relaciones de

comunicación con los no-humanos y

que estos últimos también se

consideren poseedores de normas

sociales y preceptos éticos.

Un elemento clave de la ontología

animista es que posee una idea más

amplia de la cultura, al considerar que

los no-humanos también la tienen,

incluyendo aspectos como dominio de

técnicas, comportamientos

ritualizados y respeto de las

convenciones. Esto no significa que

los animales y plantas actúen igual a

los humanos, sino que, desde el punto

de vista de éstos, sus comportamientos

particulares corresponden con los de

una cultura propia.

Ahora bien, las continuidades no son

completas, pues las fisicalidades, es

decir, las formas y características

corporales y los comportamientos y

modos de vida inducidos por las

Page 60: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

55

Se considera que la identidad de la

persona, incluyendo aspectos

biológicos y sociales, está

fuertemente vinculada con los rasgos

del animal, planta o fenómeno del

tótem de su grupo. Esto dificulta

notablemente que se pueda trazar una

línea entre naturaleza y cultura.

Para la ontología totémica, todos los

seres tienen un origen común, pero

desde antes de convertirse en sus

formas actuales, el mundo ya se

encontraba categorizado según las

divisiones de los tótems.

Tener un tótem común no implica

necesariamente una relación en pie de

igualdad o de persona-a-persona con

todos los demás seres, sino que se

limita a compartir ciertas cualidades

materiales y esenciales. Esto es

relativo según la comunidad con una

ontología totémica de que se trate,

pues para algunas debe existir una

relación de especial protección,

mientras que en otras cazar y

consumir a los miembros de otras

especies que compartan el tótem no

tiene ningún impedimento.

El estilo de relación que puede

inferirse de la ontología totémica es el

de una relación básica que mantienen

todos los miembros de un mismo

tótem: una relación de origen,

emparentamiento, similitud o

simplemente de inherencia.

primeras, marcan la diferencia entre

humanos y los no-humanos. Las

propiedades físicas del cuerpo

también marcan las discontinuidades,

y así, la particularidad, entre humanos

Por otro lado, se considera que la caza

y la alimentación permiten adquirir las

habilidades de otros seres, bajo la idea

de que la vitalidad, la energía y la

fecundidad circulan constantemente

entre los organismos, mediante la

captura, el intercambio y el consumo

de carnes.

Del modo de identificación animista

puede inferirse un estilo de relación

intersubjetiva o de persona-a-persona

entre los humanos y los no-humanos,

a raíz de la interioridad compartida y a

pesar de que existan diferencias en la

fisicalidad. Cuando un humano se

comporta con un no-humano como un

afín o amigo ceremonial, asume que el

otro reconocerá tal actitud y

responderá en forma recíproca, de

acuerdo con sus convenciones. Esto

produce una gran anexión de lo que

Occidente denomina «naturaleza» a la

vida social.

Page 61: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

56

NO

Naturalismo

Uno de sus rasgos fundamentales y

distintivos es la división tajante que

establece entre la naturaleza y la

cultura, la cual se considera una

característica exclusiva de los

humanos. Esta ontología se encuentra

en el trasfondo de la modernidad.

Asimismo, parte de la idea de

unicidad de la naturaleza y

multiculturalismo. Esto quiere decir

que existe una realidad objetiva, “ahí

afuera” y que alrededor de ésta se

crean varias perspectivas según la

cultura. Esto implica que algunas

culturas puedan ser más acertadas que

otras para comprender y explicar el

mundo, según las herramientas de

conocimiento con las que cuenten

para ello. La ontología naturalista-

moderna, de la mano de la ciencia se

considera a sí misma la más adecuada

para descifrar el “mundo real”.

Precisamente, una de sus

características claves, y de la cual

proviene su denominación18, es la de

presentar su propia visión como

“natural”.

El naturalismo se caracteriza por

considerar que existe continuidad en

las fisicalidades de humanos y no-

humanos y discontinuidad en sus

interioridades. En síntesis, existe una

singularidad de la interioridad

humana individual y universalidad en

las determinaciones materiales.

Analogismo

Como rasgo básico, se establecen

discontinuidades físicas y espirituales

entre todas las criaturas y objetos del

mundo, siendo esencial en la ontología

la multiplicidad y diversidad de los

seres. De hecho, el cosmos se

considera mejor -más cerca de la idea

de lo Bello, del Bien y de la Verdad-,

cuanto mayor es la cantidad y la

diversidad de las cosas que contiene.

No obstante, lo anterior no implica que

no exista interacción entre los

múltiples y diferenciados seres, por el

contrario, se les considera a todos

profundamente interconectados en

una compleja red de analogías, donde

las propiedades intrínsecas de las

entidades, aunque distintas, se

vinculan y afectan mutuamente.

El mundo es concebido como la

diferencia infinitamente multiplicada

en todo lo existente. Por su parte, la

semejanza es un medio para introducir

orden en este cosmos supremamente

diverso del analogismo que, de lo

contrario, sería caótico. Las

semejanzas no se establecen entre las

similitudes de las cosas mismas, sino

entre las relaciones que éstas

mantienen entre sí.

Así, lo existente se fracciona en una

variedad de esencias, formas y

sustancias separadas por pequeñas

distancias, que pueden estar ordenadas

en una escala graduada, distribuidas

en una red de relaciones analógicas.

18 Denominación determinada por el mismo autor.

Page 62: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

57

La continuidad de las fisicalidades se

establece, por un lado, a partir del

desarrollo del conocimiento de la

estructura molecular y el

metabolismo que dan cuenta de

elementos compartidos entre todos

los organismos. En el caso de los

objetos no vivientes, a partir de las

leyes de la química y la

termodinámica. Sin embargo, la idea

de continuidad física ya existía en

Occidente desde antes de estos

descubrimientos, bajo las ideas

cristianas de una separación entre las

criaturas espirituales o celestiales y

las criaturas corporales, que incluyen

a los humanos y las demás criaturas

del mundo terrenal, los cuales se

consideran todos compuestos de los

cuatro elementos y sus cualidades.

Por otro lado, los humanos se

diferencian por la conciencia

reflexiva, la subjetividad, la

capacidad de significar, el dominio de

los símbolos, y el lenguaje. Los

grupos de seres humanos se

diferencian entre sí por sus maneras

particulares de desarrollar tales

aptitudes y eso es lo que se conoce

como cultura. Además, la interioridad

humana también es considerada como

distintiva de individuo a individuo,

aunque en el marco de una tendencia

general de la cultura a la que cada uno

pertenece.

La apreciación de interioridades

distintas también tiene sus raíces en

creencias religiosas que han

considerado el alma humana como

Las diferencias se hacen mayores

cuanto mayor sea la distancia entre los

eslabones que conforman la red.

El elemento fundamental en la

definición y particularización de los

seres es la posición que éstos ocupan

dentro de la red cósmica, lo cual se

refleja en la posición física y social de

cada individuo. Esta ubicación

cósmica define las metas perseguidas

de cada ser, de acuerdo con el destino

fijado de antemano por su suerte.

Otro rasgo clave de esta ontología es

que, en medio de la gran variedad de

seres diferenciados, pero

interconectados, se dificulta establecer

aquello que hace parte de la

interioridad y aquello que conforma la

fiscalidad de cada uno. En

consecuencia, la clasificación de

discontinuidad interior y física en el

analogismo no debe tomarse de forma

literal, considerando lo difuso de los

contornos entre ambas categorías. La

fisicalidad y la interioridad de cada ser

están fragmentadas entre

componentes múltiples, móviles e

incluso extracorporales, cuya

combinación particular da lugar a

identidades individuales únicas.

Por otro lado, es común la idea de la

correlación entre el microcosmos y el

macrocosmos, donde el primero -la

escala micro de la cotidianidad, el

cuerpo, etc.- puede tener

consecuencias a gran escala, como la

organización social, los fenómenos

naturales, etc.

Page 63: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

58

única y separada del dominio de la

naturaleza. Con el tiempo, esa

concepción se ha mantenido mediante

la idea de la excepcionalidad humana,

que considera al hombre como

moralmente superior a las demás

criaturas.

Frente a los posibles estilos de

relación inferidos de la ontología

naturalista, a raíz de la discontinuidad

de interioridades y particularmente,

las diferencias que se asumen entre la

mente humana y la del resto de las

criaturas, no puede establecerse que

exista un parámetro de relación

generalizable a los humanos y los no-

humanos. Es decir que la marcada

diferencia de interioridades hace que

las relaciones de los humanos con el

resto del mundo dependan de la

identidad del otro.

En esa relación del micro y el

macrocosmos, los humanos tienen un

lugar privilegiado, en medio de la gran

variedad de existentes únicos, pues su

persona brinda un modelo reducido, y

así manejable, de las relaciones y los

procesos que gobiernan la mecánica

del mundo. Sin embargo, esto no

significa que las ontologías analógicas

sean completamente antropomórficas,

pues la complejidad del cosmos es tal

que una sola criatura no podría

tomarse como único parámetro.

Las relaciones que pueden inferirse

del analogismo están vinculadas con la

compleja red cósmica en la que se

ubican e interrelacionan de forma

analógica la multiplicidad de seres

diversos. En consecuencia, las

relaciones posibles son múltiples, en

tanto, en la compleja red, hay varios

caminos de encuentro entre las

entidades y, por ende, múltiples

posibilidades de relación.

Page 64: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

59

Anexo 2: Información general de los participantes en las entrevistas

Las entrevistas fueron realizadas de forma presencial entre el 4 y el 24 de abril de 2019,

en Santiago y San Pedro de Atacama, Chile. Se contó con el consentimiento informado

de todos los entrevistados para hacer uso de sus aportes en la presente investigación,

manteniendo su identidad de forma anónima. A continuación, se relaciona la información

general de los participantes.

Sector Actor Fecha de

entrevista Número

Em

pre

sas

min

eras

Representante de la Sociedad Nacional de

Minería (Ex empleado de Minera Escondida)

15/04/2019 9

Representante de la Sociedad Nacional de

Minería (Ex empleado de Minera Escondida)

17/04/2019 16

Est

ado

Funcionario del Servicio de Evaluación

Ambiental

08/04/2019 3

Geólogo - Servicio Nacional de Geología y

Minería

08/04/2019 5

Funcionaria del Ministerio de Medio Ambiente 18/04/2019 18

Funcionario del Ministerio de Minería 18/04/2019 19

Funcionario de la Dirección General de Aguas 24/04/2019 24

Pueb

lo

Ata

cam

eño

Miembro Organización Representante del Pueblo

Atacameño

09/04/2019 6

Representante del Pueblo Atacameño 09/04/2019 7

Representante del Pueblo Atacameño 09/04/2019 8

ON

G

Representante Observatorio de Conflictos

Mineros de América Latina

16/04/2019 12

Representante Asociación Nacional de Mujeres

Rurales e Indígenas

17/04/2019 17

Representante Programa Chile Sustentable 24/04/2019 23

Page 65: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

60

Aca

dem

ia

Profesor del Departamento de Ingeniería de

Minería – Universidad Católica de Chile

04/04/2019 1

Profesor del Departamento de Ingeniería de

Minería – Universidad de Chile

05/04/2019 2

Profesor del Programa de Antropología –

Universidad Católica de Chile

08/04/2019 4

Profesor del Departamento de Ciencias

Ambientales y Recursos Naturales Renovables –

Universidad de Chile

15/04/2019 10

Profesor del Instituto de Sociología – Universidad

Católica de Chile

15/04/2019 11

Profesora del Departamento de Ciencias del

Derecho – Universidad de Chile

16/04/2019 13

Profesor del Departamento de Ingeniería de

Minería – Universidad Católica de Chile

16/04/2019 14

Profesor del Instituto de Historia - Universidad

Católica de Chile

16/04/2019 15

Profesor del Departamento de Geografía Humana

– Universidad Católica de Chile

22/04/2019 20

Profesor del Departamento de Antropología –

Universidad de Chile

22/04/2019 21

Profesor del Departamento de Antropología –

Universidad de Chile

23/04/2019 22

Page 66: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

61

OB

JE

TO

Se

vin

cula

co

n

las

aspir

acio

nes

de

los

acto

res

sobre

la

dis

trib

uci

ón d

el a

gua.

Se

div

ide

en

pre

tensi

ón

y

resi

sten

cia.

Pre

ten

sión

Se

enti

ende

com

o

la

posi

ción

del

acto

r que

busc

a m

odif

icar

el st

atu

quo

de

dis

trib

uci

ón

o

apro

vec

ham

iento

del

ag

ua.

E

s d

ecir

, la

posi

ción del

nuev

o s

uje

to q

ue

entr

a en

esc

ena

con

un

der

echo

sob

re

el

agua,

el

cu

al

modif

ica

la

canti

dad

, ca

lidad

o

dis

po

nib

ilid

ad

del

ag

ua

par

a lo

s

dem

ás a

ctore

s.

Res

iste

nci

a

Corr

esponde

a la

op

osi

ció

n q

ue

surg

e fr

ente

a l

a

pre

tensi

ón,

es d

ecir

, fr

ente

a l

a m

odif

icac

ión d

el

statu

s quo

de

la

dis

trib

uci

ón

del

ag

ua.

E

sta

resi

sten

cia

pued

e es

tar

rela

cionad

a no s

ólo

con e

l

uso

del

agu

a en

mis

mo,

sino c

on l

a af

ecta

ción

de

otr

os

der

echos,

com

o l

a par

tici

pac

ión e

n l

os

pro

ceso

s d

e to

ma

de

dec

isió

n,

el r

econoci

mie

nto

de

nec

esid

ades

de

gru

pos

espec

ífic

os,

la

dis

trib

uci

ón d

e b

enef

icio

s y

ex

tern

alid

ades

, et

c.

SU

JE

TO

S

Son

los

pri

nci

pal

es

acto

res

que

inte

rvie

nen

en

el

confl

icto

de

form

a dir

ecta

o

adhir

iendo

a la

s dis

tinta

s

posi

ciones

Nec

esa

rios

Son q

uie

nes

tit

ula

riza

n l

as p

osi

ciones

de

pre

tensi

ón

y

resi

sten

cia.

S

in

la

pre

senci

a de

ésto

s,

no

ex

isti

ría

el

confl

icto

.

Ter

cero

s

Son l

os

acto

res

que

adhie

ren a

las

post

ura

s d

e lo

s

suje

tos

esen

cial

es o

qu

e se

ven

afe

ctad

os

por

ella

s.

FO

RM

AS

Se

refi

eren

a l

as m

aner

as d

e

inte

racc

ión

y

estr

ateg

ias

de

los

acto

res,

baj

o l

os

cual

es s

e

des

arro

lla

el c

onfl

icto

.

Au

tod

efen

sa

La

pre

tensi

ón o

la

resi

sten

cia

se

ejer

cen d

e fo

rma

dir

ecta

por

sus

titu

lare

s,

med

iante

vía

s de

hec

ho y

sin

rec

urr

ir a

ter

cero

s.

Au

toco

mp

osi

ción

Los

suje

tos

real

izan

pro

ceso

s de

diá

logo

y

neg

oci

ació

n

de

form

a

dir

ecta

par

a en

fren

tar

el

confl

icto

.

Het

ero

com

posi

ción

Las

p

arte

s re

curr

en a

un

terc

ero

par

a en

fren

tar

el

confl

icto

.

An

exo 3

: M

arco

de

an

áli

sis

de

con

flic

tos

híd

rico

s d

e la

CE

PA

L (

Mart

ín &

Ju

sto, 2015)

Page 67: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

62

Act

or

Au

toid

enti

fica

ción

P

ercep

ción

exte

rna

P

ercep

ción

del

pro

ble

ma y

ob

jeti

vos

Est

rate

gia

narr

ati

va

Gru

po

soci

al

par

tici

pan

te

del

confl

icto

Cóm

o s

e id

enti

fica

el

gru

po

soci

al

en

mis

mo y

en r

elac

ión

con o

tros.

Cuál

es

son

los

pri

nci

pal

es

val

ore

s

que

info

rman

su

post

ura

.

Cóm

o

ven

lo

s

mie

mbro

s del

gru

po

soci

al

a lo

s otr

os

par

tici

pan

tes

del

confl

icto

, qué

idea

tien

en

de

sus

inte

nci

ones

, in

tere

ses,

etc.

Cuál

co

nsi

der

an

las

par

tes

que

es el

ori

gen

del

co

nfl

icto

. Q

resu

ltad

os

con

cret

os

esper

an l

os

acto

res

en e

l

cort

o

pla

zo

y

a qué

cam

bio

s as

pir

an

en

la

situ

ació

n

gen

eral

y

rela

ción

con

los

otr

os

acto

res.

Cuál

es

aspec

tos

del

co

nfl

icto

son d

esta

cados

por

el d

iscu

rso

de

cad

a p

arte

y c

uál

es o

mit

idos

o

mo

der

ado

s.

mo

es

la

nar

rati

va

de

los

acto

res

(cooper

ativ

a/gan

a-gan

a o

confl

icti

va/

sum

a-ce

ro).

An

exo 4

: M

atr

iz d

e an

áli

sis

de

act

ore

s a p

art

ir d

el t

rab

ajo

de

Deb

ora

h S

hm

uel

i (2

008)

Page 68: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

63

An

exo 5

: P

rogres

ión

de

las

polí

tica

s m

iner

as,

am

bie

nta

les

e in

díg

enas

en C

hil

e

Fu

ente

: el

abo

raci

ón p

rop

ia

Page 69: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

64

Pre

ten

sión

Inst

alac

ión

de

pozo

s y

tu

ber

ías

par

a la

ex

trac

ción

conti

nua

de

agu

as

subte

rrán

eas

de

Pam

pa

Colo

rada

(1.0

27l/

s) por

20 añ

os,

par

a la

oper

ació

n de

Min

era

Esc

ondid

a.

Res

iste

nci

a

Las

pobla

ciones

in

díg

enas

al

edañ

as,

apoyad

as

por

la

munic

ipal

idad

de

San

Ped

ro d

e A

taca

ma

y v

aria

s O

NG

, se

oponen

al

pro

yec

to

de

Pam

pa

Co

lora

da,

al

co

nsi

der

ar

amen

azad

o s

u u

so a

nce

stra

l y c

oti

dia

no d

el a

gu

a.

N

eces

ari

os

-Min

era

Esc

ondid

a (B

HP

Bil

lito

n)

-Conse

jo

de

Pueb

los

Ata

cam

eños

y

pobla

ciones

atac

ameñ

as d

e P

eine,

Soca

ire,

Toco

nao

y S

an P

edro

de

Ata

cam

a

-Est

ado c

hil

eno

Ter

cero

s

-Obse

rvat

ori

o d

e lo

s D

erec

hos

Indíg

enas

-Chil

e S

ust

enta

ble

-Obse

rvat

ori

o L

atin

oam

eric

ano d

e C

onfl

icto

s A

mbie

nta

les

-Munic

ipal

idad

de

San

Ped

ro d

e A

taca

ma

Au

tod

efen

sa

En la

etap

a m

ás tem

pra

na

del

confl

icto

, las

com

unid

ades

indíg

enas

hac

en u

so l

a m

ovil

izac

ión,

la p

rote

sta

y l

as

estr

ateg

ias

sim

bóli

cas,

con l

o c

ual

se

atra

e la

ate

nci

ón

de

los

med

ios

y a

liad

os

exte

rnos.

Het

ero

com

posi

ción

Hab

iéndose

som

etid

o e

l es

tudio

am

bie

nta

l al

SE

IA, el

confl

icto

se t

rasl

adó a

un t

erce

ro,

par

a se

r dir

imid

o d

e m

aner

a té

cnic

a.

Entr

an a

jugar

un r

ol

centr

al e

l eq

uip

o j

urí

dic

o d

e la

s O

NG

que

apoyan

a

las

com

unid

ades

, as

í co

mo

la

DG

A

y

otr

as

auto

ridad

es

esta

tale

s q

ue

emit

en

su

pro

pio

co

nce

pto

. E

n

últ

imas

, la

dec

isió

n

qued

a en

m

ano

s d

e la

C

OR

EM

A

de

Anto

fagas

ta.

An

exo 6

: C

on

flic

to d

e P

am

pa C

olo

rad

a c

on

base

en

el

marc

o d

e an

áli

sis

de

con

flic

tos

híd

rico

s d

e la

CE

PA

L (

2015)

OBJETO SUJETOS FORMAS

Page 70: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

65

An

exo 7

: M

atr

iz d

e an

áli

sis

de a

ctore

s ap

lica

da a

los

con

flic

tos

híd

rico

s en

An

tofa

gast

a

Act

or

Au

toid

enti

fica

ción

P

ercep

ción

exte

rna

P

ercep

ció

n d

el

pro

ble

ma y

ob

jeti

vos

Est

rate

gia

na

rra

tiv

a

Sec

tor

emp

resa

rial

min

ero

Fuen

te

de

pro

gre

so

y

des

arro

llo

mat

eria

l

par

a la

so

cied

ad

chil

ena.

(Tra

nsn

acio

nal

)

Pro

vee

dor

de

norm

ativ

idad

ambie

nta

l,

soci

al

e

innovac

ión.

Del

E

stado:

Soci

o

estr

atég

ico,

que

bri

nda

faci

lidad

es

y

seguri

dad

. E

n a

lgunos

caso

s im

pone

bar

rera

s

muy

alta

s a

los

pro

yec

tos.

De

los

ata

cam

eños:

His

tóri

cam

ente

,

pat

ernal

ism

o.

Act

ual

men

te,

rece

pto

res

de

sus

pro

gra

mas

de

resp

onsa

bil

idad

so

cial

corp

ora

tiva.

T

ambié

n

acto

res

con ca

pac

idad

de

inci

den

cia

en

el

terr

itori

o q

ue

deb

en s

er

consi

der

ados

y

con

quie

nes

co

nvie

ne

man

tener

buen

as

rela

ciones

.

Esc

asez

híd

rica

pro

duct

o

de

la

com

pet

enci

a co

n

el

crec

imie

nto

dem

ográ

fico

, del

turi

smo,

la

agro

indust

ria

y

el

cam

bio

cli

mát

ico.

Obje

tivo d

e co

nti

nuar

y a

mpli

ar l

a ac

tivid

ad

min

era

par

a gen

erar

uti

lidad

es,

dis

po

nie

ndo

de

los

recu

rsos

nec

esar

ios

y

man

tenie

nd

o

bu

enas

rela

ciones

co

n

la

pobla

ción

loca

l.

Pro

pues

ta

de

solu

ciones

cnic

as

par

a au

men

tar

dis

po

nib

ilid

ad d

e ag

ua

fres

ca.

Gan

a-g

ana:

se

ñal

a

posi

ble

co

nti

nuar

la

acti

vid

ad m

iner

a, co

n

las

med

idas

ambie

nta

les

per

tinen

tes

y

gen

eran

do

b

enef

icio

s

par

a la

s co

munid

ades

loca

les.

Ante

el

pro

ble

ma,

se

pri

vil

egia

hab

lar

de

las

solu

ciones

cnic

as

y

las

acci

ones

qu

e la

s

com

pañ

ías

está

n

tom

and

o.

Se

enfa

tiza

en e

l m

ayo

r co

nsu

mo

híd

rico

de

otr

as

acti

vid

ades

fre

nte

a l

a

min

ería

(a

niv

el

nac

ional

).

No

hay

men

ción

a lo

s

der

echos

indíg

enas

sobre

tie

rras

y a

guas

.

Page 71: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

66

Est

ad

o c

hil

eno

Min

ería

co

mo

par

te

esen

cial

de

la id

enti

dad

nac

ional

y c

lave

en s

u

des

arro

llo.

Med

iadore

s y

faci

lita

dore

s en

la

rela

ción

empre

sas-

com

unid

ades

.

De

los

ata

cam

eños:

His

tóri

cam

ente

,

exis

tenci

a de

pre

juic

ios

neg

ativ

os,

mar

gin

ació

n

y

pat

ernal

ism

o.

Per

cepci

ón

m

ejora

da

des

de

la L

ey I

ndíg

ena

que

fort

alec

e lo

s

der

echos

indíg

enas

.

Sin

em

bar

go,

se

man

tien

e vis

ión

de

poca

ca

pac

idad

d

e

agen

cia

y a

uto

nom

ía.

De

las

com

pañía

s:

Gen

erad

ora

s d

e

bie

nes

tar

y

des

arro

llo

del

paí

s,

mie

ntr

as

se

resp

eten

es

tándar

es

legal

es.

Cau

sante

s de

exte

rnal

idad

es

neg

ativ

as,

per

o,

sobre

todo, posi

tivas

.

Fal

ta d

e co

munic

ació

n

y

tran

spar

enci

a en

tre

las

par

tes

cuan

do

se

pla

nte

a des

arro

llo

de

pro

yec

tos

min

eros.

Obje

tivos

de

fom

enta

r

la m

iner

ía, en

el

mar

co

de

un

des

arro

llo

sost

enib

le y m

ante

ner

la

seguri

dad

inver

sionis

ta.

Pro

pues

ta d

e au

men

tar

el

diá

logo

y

la

par

tici

pac

ión

ciudad

ana

en

torn

o

a

los

pro

yec

tos

de

inver

sión.

Gan

a-g

ana:

se

ñal

a

posi

ble

s e

inte

rrel

acio

nad

os

el

crec

imie

nto

de

la

acti

vid

ad

min

era

y

el

des

arro

llo

sust

enta

ble

.

Fre

nte

al

pro

ble

ma,

poca

re

fere

nci

a a

la

esca

sez

híd

rica

y

énfa

sis

en la

so

luci

ón

med

iante

par

tici

pac

ión

ciudad

ana

y

diá

logo.

Par

tici

pac

ión

pla

nte

ada

en té

rmin

os

pro

yec

to-a

-pro

yec

to.

No h

ay r

efer

enci

a a

los

der

echos

de

los

pueb

los

indíg

enas

sobre

ag

uas

y

tier

ras,

más

all

á de

la c

onsu

lta

pre

via

. D

esar

roll

o

y

des

arro

llo

sust

enta

ble

com

o

elem

ento

s

des

taca

do

s.

Dis

curs

o

sobre

el

bie

nes

tar

incl

uye

lo loca

l, p

ero s

e

centr

a en

lo n

acio

nal

.

Page 72: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

67

Pu

eblo

ata

cam

eño/

lick

an

an

tay

Car

ácte

r an

cest

ral,

vín

culo

his

tóri

co

con

las

tier

ras

y l

as a

gu

as.

Port

adore

s de

cost

um

bre

s y u

na

form

a

trad

icio

nal

.

Est

rech

a re

laci

ón c

on e

l

agua

y

senti

do

com

unit

ario

co

mo

par

tes

de

su i

den

tidad

.

Del

Est

ado:

Dis

tante

y

centr

alis

ta.

Igno

ra

par

ticu

larm

ente

al

pueb

lo

atac

ameñ

o,

se

nie

ga

a re

conoce

r su

s

der

echos

y

no

se

pre

ocu

pa

po

r en

tend

er

su per

spec

tiva.

T

iende

a pro

teger

los

inte

rese

s

de

las

com

pañ

ías

y

des

pro

teger

a

las

com

unid

ades

.

De

las

com

pañía

s:

(Am

big

üed

ad).

D

esde

los

dir

igen

tes,

per

cep

ción

pri

nci

pal

men

te

neg

ativ

a,

centr

ada

en

los

efec

tos

ambie

nta

les

dañ

inos.

S

in

embar

go,

algunos

tam

bié

n las

ven

com

o

fuen

te

de

recu

rsos.

D

esd

e lo

s

com

uner

os

se

reco

noce

n e

sos

efec

tos,

Extr

acci

ón

híd

rica

por

par

te d

e la

min

ería

qu

e

agota

re

curs

os

de

las

com

unid

ades

y

des

trucc

ión

de

los

ecosi

stem

as.

Ést

a

enm

arca

da

en

pro

ble

mát

ica

de

falt

a de

reco

noci

mie

nto

y p

od

er

de

dec

isió

n s

obre

lo q

ue

ocu

rre

en

sus

terr

itori

os;

pre

val

enci

a

de

inte

rese

s

económ

icos

por

enci

ma

de

la pre

serv

ació

n del

pueb

lo

y

sus

cost

um

bre

s.

Obje

tivo

en

el

cort

o

pla

zo

de

evit

ar

extr

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ón h

ídri

ca y

la

inst

alac

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de

nuev

os

pro

yec

tos.

En

el

larg

o,

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ner

rec

on

oci

mie

nto

sobre

el

terr

itori

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Sum

a-ce

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(cort

o

pla

zo

y

tem

a híd

rico

par

a lo

s dir

igen

tes)

:

Oposi

ción

taja

nte

a

la

extr

acci

ón h

ídri

ca y

a la

inst

alac

ión

de

nu

evas

empre

sas

en

el

terr

itori

o.

Pote

nci

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ente

gan

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gan

a (l

argo

pla

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y

obje

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de

larg

o

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in

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ada,

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o

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ento

centr

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la

pro

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mát

ica,

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mbié

n

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vis

ibil

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otr

as

dem

andas

.

Der

echos

indíg

enas

ance

stra

les

com

o

elem

ento

des

taca

do.

Page 73: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

68

per

o

hay

m

irad

as

posi

tivas

so

bre

la

crea

ción d

e em

ple

o y

la

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pci

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e ben

efic

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eria

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ol

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lo

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n e

l és

te

Uso

de

lenguaj

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cnic

o

y

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les.

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s:

Car

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vis

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por

la

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trib

uci

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la

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los

recu

rsos

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les

y

las

com

unid

ades

loca

les.

La

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ción

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ías

tran

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ional

es e

s m

ás

neg

ativ

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l.

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y

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e la

min

ería

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ion

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ional

. D

esig

ual

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trib

uci

ón

de

ben

efic

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y co

stos

de

la m

iner

ía.

Model

o de

pri

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izac

ión

co

mo

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.

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centr

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en

favore

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o

y

las

com

pañ

ías.

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ctos

neg

ativ

os

del

model

o

económ

ico

y

der

echos

indíg

enas

com

o

aspec

tos

des

taca

dos.

Page 74: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

69

An

exo 8

: C

lasi

fica

ción

de

los

act

ore

s se

n s

u p

ersp

ecti

va o

nto

lógic

a.

Matr

iz o

nto

lógic

a d

e D

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la (

2012)

Id

enti

fica

ción

exte

rna

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S

Í N

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mo

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o

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lo a

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o:

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nsi

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s hum

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com

ún,

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los

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s.

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n p

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vis

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la

com

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or

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se

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ble

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rel

acio

nes

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y

com

unic

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n c

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nti

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es c

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o l

os

cerr

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o m

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De

esta

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dan

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ones

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erso

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en

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hum

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y

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s,

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de

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eren

cia

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exte

riori

dad

es.

Se

per

cibe

reci

pro

cid

ad e

ntr

e lo

s hum

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los

no

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a t

ravés

de

even

tos

com

o l

os

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os

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tier

ra,

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mie

nto

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inte

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taca

meñ

a.

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ura

lism

o

•C

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pañ

ías

min

eras

Cla

ra d

ivis

ión e

ntr

e nat

ura

leza

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ura

, al

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der

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la p

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n a

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iente

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rno.

Por

un l

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es

un a

mbie

nte

que

repre

senta

am

enaz

as p

ara

la a

ctiv

idad

Anal

ogis

mo

Page 75: CONFLICTOS HÍDRICOS ENTRE MINERÍA Y COMUNIDADES …

70

anexo

min

era

y,

por

el o

tro,

que

es i

mpac

tado p

or

ésta

en l

a

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a de

exte

rnal

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es. S

in e

mbar

go, ta

les

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acio

nes

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ote

nci

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ola

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ios

técn

icos.

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leza

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pri

nci

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inio

y e

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les

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iner

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oci

ón

de

recu

rsos

nat

ura

les

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mit

e fr

agm

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en c

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ponen

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. R

acio

nal

izac

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del

ter

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rio, la

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leza

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us

com

ponen

tes

(rec

urs

os

nat

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les)

de

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a se

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ada,

con m

iras

a s

u g

esti

ón

técn

ica.

Rec

urs

os

nat

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les

com

o e

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s cl

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l

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e des

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l, q

ue

se

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cionan

con s

u m

ism

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de

der

echos

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man

os

y

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les

(apoyos

pueb

lo a

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meñ

o)

Nat

ura

leza

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co

mo e

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ento

s se

par

ados,

per

o

inte

rdep

endie

nte

s.

Nat

ura

leza

co

mo

med

io

exte

rno

susc

epti

ble

a

los

impac

tos

neg

ativ

os

del

m

odel

o de

des

arro

llo

. Im

pac

to d

el d

eter

ioro

de

la n

atura

leza

en los

sere

s hum

anos.

N

oci

ón

de

recu

rsos

nat

ura

les,

des

tinad

os

a la

sa

tisf

acci

ón

de

las

nec

esid

ades

hum

anas

, no d

e m

aner

a ex

trac

tiva,

sin

o e

n f

orm

a de

der

echos.

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