conflicto del alto cenepa 1995

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ANALISIS DE LA GUERRA DEL CENEPA ENTRE ECUADOR Y PERÚ AÑO 1995 Tal como se pudo apreciar en el artículo publicado, se ha tratado de presentar la versión peruana de los acontecimientos sucedidos antes, durante y después del conflicto del Alto Cenepa, ocurrido en el año 1995, con una total parcialidad y evidente intención de no aceptar, que la invasión peruana fue la culpable del conflicto y además tratar de justificar su ineficiencia y desvirtuar de manera risible, la superioridad de la aviación militar ecuatoriana sobre la peruana. Pero para hacer un análisis más profundo de los hechos, es necesario mencionar que los problemas limítrofes entre Perú y Ecuador, tienen sus orígenes en la misma época colonial, tal como ya ha sido analizado en este mismo curso, la Cédula Real de 1810, la aplicación de Utis Possidetis Juris y en el largo listado de tratados que sobre límites, fueron expedidos en la historia de los dos países demuestran el evidente afán expansionista de los gobernantes peruanos y todos sus artificios ambiciosos y traicioneros utilizados a través de la historia. Como principal antecedente vale la pena mencionar que en 1936, tras largos años de incidentes y negociaciones, se fijó una "línea de Status Quo", en calidad de frontera provisional mutuamente reconocida, tomando como base los territorios que de facto poseía cada país. Dentro de dicha línea provisional, en la zona correspondiente al actual departamento peruano de Amazonas, se fijaba, como frontera natural, la Cordillera del Cóndor. Como era de esperarse y siendo ya una costumbre peruana, en los primeros días de 1941, alegaron que Ecuador desconoció esa línea provisional y movilizaron su ejército, ingresando a territorio ecuatoriano por Tumbes.

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ANALISIS DE LA GUERRA DEL CENEPA ENTRE ECUADOR Y PERÚ AÑO 1995

Tal como se pudo apreciar en el artículo publicado, se ha tratado de presentar la versión peruana de los acontecimientos sucedidos antes, durante y después del conflicto del Alto Cenepa, ocurrido en el año 1995, con una total parcialidad y evidente intención de no aceptar, que la invasión peruana fue la culpable del conflicto y además tratar de justificar su ineficiencia y desvirtuar de manera risible, la superioridad de la aviación militar ecuatoriana sobre la peruana.

Pero para hacer un análisis más profundo de los hechos, es necesario mencionar que los problemas limítrofes entre Perú y Ecuador, tienen sus orígenes en la misma época colonial, tal como ya ha sido analizado en este mismo curso, la Cédula Real de 1810, la aplicación de Utis Possidetis Juris y en el largo listado de tratados que sobre límites, fueron expedidos en la historia de los dos países demuestran el evidente afán expansionista de los gobernantes peruanos y todos sus artificios ambiciosos y traicioneros utilizados a través de la historia.

Como principal antecedente vale la pena mencionar que en 1936, tras largos años de incidentes y negociaciones, se fijó una "línea de Status Quo", en calidad de frontera provisional mutuamente reconocida, tomando como base los territorios que de facto poseía cada país. Dentro de dicha línea provisional, en la zona correspondiente al actual departamento peruano de Amazonas, se fijaba, como frontera natural, la Cordillera del Cóndor.

Como era de esperarse y siendo ya una costumbre peruana, en los primeros días de 1941, alegaron que Ecuador desconoció esa línea provisional y movilizaron su ejército, ingresando a territorio ecuatoriano por Tumbes.

Luego de invasiones, bombardeos y pérdidas humanas, el 29 de enero de 1942 se firma el protocolo de Río de Janeiro. Tomando en cuenta la situación mundial en ese entonces (Segunda Guerra Mundial), los países del continente no estaban interesados en un nuevo conflicto, por lo que presionaron a Ecuador a firmar el mencionado protocolo y lastimosamente las debilidades de la política externa de esa época y la presión de los países garantes, Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos de América, dieron como resultado que el país firme un protocolo que nunca debió haberse aceptado bajo presión y por la fuerza.

La firma del protocolo de Río de Janeiro confirmaba la línea del “Status Quo” de 1936 firmada en Washington por Perú y Ecuador, pero incrementándose el perjuicio para Ecuador en al menos 5,392 millas cuadradas.

La demarcación de la línea fronteriza establecida en el procotolo mediante el levantamiento de hitos se inició en 1947, sin embargo, ésta no fue culminada en la zona de la Cordillera del Cóndor,

debido a que mediante un levantamiento aerofotogramétrico se "descubrió" la presencia del río Cenepa entre el Zamora y el Santiago. Eso implicaba que lo consignado en el protocolo no correspondía con la geografía real de la zona y bastaba para que se declarase la inejecutabilidad e invalidez del mencionado protocolo. La suspensión de la demarcación se basó en la posición ecuatoriana, que señalaba la inexistencia de un "Divortium Aquarum" (divisoria de aguas) entre el río Zamora y el río Santiago, como contempla el Protocolo de Río de Janeiro. En efecto, el árbitro brasileño Braz Dias de Aguiar solamente menciona que los ríos necesarios para efectos de demarcación son el Zamora y el Santiago. Este tema, añadido a otras "inconsistencias" en el texto del protocolo, causó que la demarcación se suspendiera y quedara sin demarcar un espacio de 78 kilómetros lineales.

Luego de este hecho, el 22 de enero de 1981, se presentaría un nuevo conflicto provocado una vez más por la invasión de fuerzas militares peruanas en territorio nacional, la invasión de Paquisha, en la cordillera del Condor, tras las escaramuzas, que motivaron la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), el acta Sorrosa-Du Bois fijó las coordenadas de ubicación permitidas para las tropas fronterizas, ratificando la condición de la mencionada cordillera como límite natural entre ambos países.

Con estos antecedentes y dada que la política del vecino del Sur, en aquella época durante el gobierno de Alberto Fujimori, se preparaba para una reelección se empieza a intensificar la actividad peruana en el territorio ecuatoriano, infiltrándose por el sector sin demarcar. En los primeros días del año 2005 existieron ya encuentros de patrullas militares de ambos países, sin embargo la posición ecuatoriana siempre fue la de mantener la cabecera del río Cenepa, por las razones explicadas anteriormente de inejecutabilidad del Protocolo y dado que ese territorio pertenecía legítimamente al Ecuador.

En verdad las acciones bélicas en el teatro de operaciones aéreas tuvieron un papel muy importante y es claro que la Fuerza aérea ecuatoriana demostró ser superior en efectividad ante el enemigo, claro está que por mantener la moral de su gente, los peruanos nunca aceptaron que sus aviones fueron derribados por los A37-B y Kfir ecuatorianos, pero su máscara se cayó cuando inclusive Fujimori anunciaba la toma de Tiwintza por parte del ejército peruano y dos días más tarde en una acertada decisión del Ecuador de invitar a periodistas internacionales a que visiten ese punto ecuatoriano y ellos mismos comprobaron mediante posicionamiento satelital que Tiwintza era ecuatoriano y que seguía en nuestras manos.

Finalmente y una vez más debido a que la diplomacia y la política cedieron lo que se había ganado en el campo de batalla y a pesar de la sangre derramada por nuestros soldados, en presencia de 4 países garantes del Protocolo de Rio (Los Estados Unidos de Norte America, Brasil, Chile, Argentina), el canciller ecuatoriano Marcelo Fernández de Córdoba y el vice-ministro peruano de asuntos exteriores, Eduardo Ponce, firman en Brasil la Declaración de Paz de Itamaraty, confirmando un alto al fuego inmediato y el establecimiento de un grupo de paz MOMEP (Military

Observer Mission, Ecuador Perú), encargado de supervisar el cumplimiento del alto al fuego, a través de la puesta a cargo por parte de la MOMEP de las bases de Tiwinza y Base Sur, y el establecimiento de los limites de una zona desmilitarizada. Ecuador y Perú se comprometen a emprender las conversaciones en torno a las causas pendientes de ambos países.

Sin embargo, en incidentes "confusos", se producen nuevos combates en la zona del Cenepa. Si bien ni Ecuador, ni Perú cumplieron lo acordado en el tratado de Itamaraty, la versión oficial ecuatoriana es que, debido a que el Presidente de la República Alberto Fujimori había anunciado anteriormente la captura de estos destacamentos, era indispensable tomarlos antes de la llegada de los observadores y periodistas a la zona. Periódistas peruanos y Alberto Fujimori llegan escoltados por un pequeño grupo de soldados al izamiento de la bandera nacional del Perú en Cueva de los Tayos, un hecho que la representante de los Estados Unidos ante la OEA, calificaría el viaje de Fujimori en una reunión urgente de la OEA el 23 de febrero de 1995 de "provocación". El gobierno estadounidense también expresaría su rechazo ante el uso bélico que se le dio el 22 de febrero a los helicópteros que aquel gobierno dono al Perú para combatir el narcotráfico.

Lo anteriormente citado es lo que en verdad ocurrió y de acuerdo a lo publicado por analistas internacionales indican que la victoria del Ecuador en el Cenepa origina una nueva entrada en el antiguo conflicto; Ecuador logró una victoria militar sobre Perú por primera vez desde la batalla de Tarqui en 1829. Los ecuatorianos integraron exitosamente estrategias militares, operaciones y tácticas con una acertada campaña de información en ambos niveles, lo nacional (diplomacia) y lo militar (operaciones sicológicas). Este es un logro significativo para la nación ecuatoriana.

Finalmente y de acuerdo a lo explicado en Itamaraty, observadores de los países garantes del Protocolo de Río de Janeiro se desplazan hasta la zona del conflicto. El 2 de marzo de 1995, tras cinco semanas en enfrentamientos y escaramuzas, terminan los combates. Hay numerosos heridos y muertos por ambos lados. Durante el proceso de negociación de los impases existentes ambas partes ceden terreno dejando a un lado sus posiciones extremas, el Ecuador reconoce la “parcialidad” de la inejecutabilidad del protocolo de Rio y por consiguiente reconoce la autoridad del susodicho. El Perú por su parte reconoce por primera vez la existencia de una disputa y la necesidad de una revisión de los impases del protocolo de Rio.

Tras una casi fallida ronda de negociaciones la diplomacia condujo al acuerdo de Brasilia, el 24 de octubre de 1998, firmado por el presidente peruano Alberto Fujimori y su colega ecuatoriano Jamil Mahuad. Los países garantes resolvieron que las altas cumbres de la cordillera del Cóndor y que la región de Tiwinza, de 20 Km², pertenece al Perú, se concede al Ecuador 1 km² de Tiwinza como propiedad privada bajo la legislación privada del Perú, con la excepción de que esta propiedad nunca podrá ser expropiada del Ecuador, se la usara para realizar actos conmemorativos y no militares. A todo aquel que nazca en Tiwinza se le considerará peruano. El Perú deberá garantizar el derecho perpetuo de libre navegación por el río Amazonas y sus afluentes septentrionales, establecido en el Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro del 29 de enero de 1942, habiendo recibido además un permiso por 50 años para establecer dos embarcaderos comerciales cada uno de 150 hectáreas y libres de impuestos. Estos embarcaderos serán administrados por las

empresas que designe el Ecuador, pero tendrán que ser registradas bajo la legislación peruana. Un parque binacional ecológico, aún por implementar, sería la representación de la paz entre ambos países hermanos. También se establecieron los nuevos hitos en el sector de Lagartococha – Güeppi y en Cusumasa-Bumbuiza y Yaupi-Santiago en la cordillera de los andes, hitos que fueron causa de controversia visto que el Perú cede 42 km² al Ecuador, algo visto como una decisión que obedece razones políticas más que técnicas por parte de la comisión demarcadora. Quedando la base Teniente Ortiz en el Ecuador y el Puesto Pachacútec en el Perú.

En conclusión, luego de una aparente y definitiva demarcación del límite territorial entre Ecuador y Perú, se daría por terminada una larga historia de conflictos en los que ha primado la ambición peruana y lastimosamente una mala gestión diplomática y política ecuatoriana.