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ciclo de conferencias y debates en ciencias monografía FUNDACIÓN RAMÓN ARECES NATURE PUBLISHING GROUP Diabetes mellitus tipo 2 TYPE 2 DIABETES MELLITUS Control metabólico en los tejidos TISSUE METABOLIC CONTROL

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ciclo deconferencias y debates en

ciencias

monografía

FUNDACIÓN RAMÓN ARECESNATURE PUBLISHING GROUP

El campo de la diabetes es muy amplio, pues diversos órganos tienen diferentes

funciones en el control metabólico. No sólo el páncreas y el tejido adiposo regulan

el metabolismo, sino que también el músculo, el cerebro y el hígado tienen papeles

cruciales en esta patología, por lo que es necesario tener una visión holística sobre el

síndrome metabólico.

En la actualidad, un 25% de la población mayor de 20 años padece síndrome

metabólico, pero el perfil de edad media de estos pacientes ha disminuido de

forma dramática en los últimos años. ¿Se mantendrá esta tendencia en el futuro?

¿Son eficaces los tratamientos actuales? ¿Se están investigando nuevas dianas

terapéuticas?

The field of diabetes is very broad, as different organs have different functions in the metabolic control. Not only the pancreas and adipose tissue regulate metabolism, but also muscle, brain and liver have crucial roles in this disease, so it is necessary to take a holistic view on the metabolic syndrome.

At present, 25% of the population over 20 years is suffering from metabolic syndrome, but the average age profile of these patients has decreased dramatically in recent years. Will this trend continue in the future? How effective are the current treatments? Are new therapeutic targets being investigated?

Diabetes mellitus tipo 2 / Type 2 diabetes mellitus

Diabetes mellitus tipo 2TYPE 2 DIABETES MELLITUS

Control metabólico en los tejidos

TISSUE METABOLIC CONTROL

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ciclo deconferencias y debates en

ciencias

monografía

FUNDACIÓN RAMÓN ARECESNATURE PUBLISHING GROUP

Madrid, 6 de febrero de 2014

FUNDACIÓN RAMÓN ARECES

C/ Vitruvio, 5 • 28006 Madrid

DIABETES MELLITUS TIPO 2

TYPE 2 DIABETES MELLITUSControl metabólico en los tejidos

Metabolic control in tissues

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© 2014 Nature Publishing Group Iberoamérica, S. L.

C/ Capitán Haya 1, edificio Eurocentro, 9º

28010 Madrid (España)

Tel.: (+34) 91 447 46 43

www.npgiberoamerica.com

Depósito legal: M. 5778-2014 Impreso en España – Printed in Spain

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Diabetes Mellitus tipo 2presentaciónFederico Mayor Zaragoza ___________________________________________________________ 7José María Medina ________________________________________________________________ 8Javier Cazaña Aguilar ______________________________________________________________ 9

introducciónJuan Carlos López _______________________________________________________________ 13

conferenciasLa inflamación como objetivo en el tratamiento de la diabetes tipo 2Marc Y. Donath _________________________________________________________________ 17

Nuevas terapias para diabetes y obesidadMatthias Tschöp _________________________________________________________________ 25

La grasa marrón humana en el punto de miraBarbara Cannon _________________________________________________________________ 33

debateJuan Carlos López, Marc Y. Donath, Matthias Tschöp y Barbara Cannon _________________________ 41

Type 2 Diabetes MellituspresentationFederico Mayor Zaragoza __________________________________________________________ 53José María Medina _______________________________________________________________ 54Javier Cazaña Aguilar _____________________________________________________________ 55

introductionJuan Carlos López _______________________________________________________________ 59

lecturesTargeting inflammation in the treatment of type 2 diabetes Marc Y. Donath _________________________________________________________________ 63

Novel therapies for diabetes and obesityMatthias Tschöp _________________________________________________________________ 71

Human brown fat is on fire Barbara Cannon _________________________________________________________________ 79

discussionJuan Carlos López, Marc Y. Donath, Matthias Tschöp and Barbara Cannon _______________________ 87

ÍNDICE

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pre

senta

ció

n

José María Medina

Miembro del Consejo Científico de la

Fundación Ramón Areces

Javier Cazaña Aguilar

Director General de

Nature Publishing Group Iberoamérica

Federico Mayor Zaragoza

Presidente del Consejo Científico

de la Fundación Ramón Areces

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P or sexto año consecutivo celebramos un ciclo de Conferencias y Debates en

Ciencias de la Fundación Ramón Areces en colaboración con Nature Publishing

Group Iberoamérica. Como en las cinco ediciones anteriores, el tema abordado,

la Diabetes mellitus tipo 2, representa un problema de salud prevalente e importante.

Enfermedades como ésta han sido una preocupación constante de nuestra institu-

ción, la cual, desde sus orígenes, y por expreso deseo de D. Ramón Areces, debía favore-

cer la investigación científica para que el conocimiento pudiera aplicarse para “paliar o

evitar el sufrimiento humano”. De esta manera, buena parte de las ayudas que concede

la Fundación Ramón Areces van dirigidas a la biomedicina, sin duda alguna el capítulo

más importante de las acciones que se llevan a cabo en el ámbito de las Ciencias de la

Vida y de la Materia.

Constituye una satisfacción para la Fundación Ramón Areces acoger una nueva edi-

ción de este Ciclo de Conferencias y Debates en Ciencias por el alto nivel científico y el gran

interés que ha despertado gracias al prestigio y la calidad de los ponentes. Nuestro agra-

decimiento más sincero a los conferenciantes y a los profesionales de Nature Publishing

Group, en especial al Dr. Juan Carlos López, editor de Nature Medicine, y D. Javier Cazaña,

director de Nature Publishing Group Iberoamérica, por facilitar la organización de esta

jornada y conseguir su máxima difusión.

Federico Mayor Zaragoza

Presidente del Consejo Científico de la Fundación Ramón Areces

Presentación

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DIABETES MELITUS TIPO 2

E n la cuarta edición del Ciclo de Conferencias y Debates en Ciencias celebrado en

2012 y dedicada a las enfermedades autoinmunes, el profesor Peakman del

King’s College de Londres impartió una excelente conferencia relativa a la etio-

logía molecular y los nuevos tratamientos de la diabetes mellitus tipo 1. En su interven-

ción resumió las principales ideas publicadas en una revisión reciente de Nature Medicine

sobre los nuevos tratamientos, aquellos que podríamos calificar como “autovacunas” des-

tinadas a vencer definitivamente esta enfermedad.

Tanto la Fundación Ramón Areces como Nature Publishing Group Iberoamérica con-

sideramos la necesidad de ampliar y extender nuestra atención en este campo, aproxi-

mándonos en esta ocasión a la diabetes mellitus tipo 2. La razón es bien sencilla: esta

enfermedad la padece aproximadamente el 5% de la población mundial. Es, por tanto, la

enfermedad metabólica de origen genético más frecuente en el mundo. Si a esto añadimos

la nueva clasificación que incluye, junto a la diabetes, otros trastornos que componen el

“síndrome metabólico”, podemos considerar que se trata, desde el punto de vista social, de

una de las enfermedades más importantes presentes en nuestra vida cotidiana.

El objetivo de esta jornada ha sido contar con las aproximaciones científicas y clínicas

más sobresalientes en el abordaje de la diabetes tipo 2, una enfermedad bastante más be-

nigna que la diabetes tipo 1, pero que padecen muchas más personas y que, sobre todo,

aún despierta importantes incógnitas, como el hecho de que se desconozca al día de hoy

su etiología molecular. Aunque en los últimos años se ha registrado un gran avance acer-

ca de los péptidos intestinales y su función en la secreción de la insulina, aún estamos

lejos de saber cómo surge y se desarrolla la enfermedad, y eso se debe a que se trata de un

trastorno complejo y multifactorial, en el que no solamente interviene el páncreas, sino

también los tejidos centrales y periféricos.

Partiendo de esta realidad, en esta jornada se pasa revista a aquellos tejidos implica-

dos en la enfermedad que, junto con el páncreas, desempañan una función decisiva en el

desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2. Asimismo, se muestran los progresos alcanzados

en el tratamiento de la enfermedad, a la vez que se avanzan algunas soluciones clínicas de

enorme interés y que despiertan grandes expectativas dentro de la comunidad científica.

La Fundación Ramón Areces y Nature Publishing Group Iberoamérica han hecho

un esfuerzo enorme por aproximarse a un tema de absoluta actualidad y gran interés

sociológico, contando para ello con conferenciantes de referencia mundial y líderes en

sus respectivos campos de investigación.

José María Medina

Miembro del Consejo Científico de la Fundación Ramón Areces

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Presentación

S egún el último informe publicado por la Organización Mundial de la Salud

(OMS), casi un 10% de la población adulta padece diabetes, una enfermedad de-

terminada por una concentración de glucosa en sangre en ayunas igual o mayor

a 126 mg/dl. El aumento del riesgo de padecer cardiopatías y accidentes cerebrovascu-

lares son tan sólo algunas de las consecuencias derivadas de la presencia de la diabetes,

entre las que también se incluyen la insuficiencia renal, la deficiencia visual, la ceguera, la

amputación de las extremidades inferiores y otras muchas.

Durante los últimos años, Europa está experimentando un aumento significativo de

la tasa de prevalencia de diabetes, llegando algunos de sus países a superar el 12% de la

población adulta afectada por esta patología.

La diabetes mellitus tipo 2 representa el 90% de los casos totales de diabetes a nivel

mundial. Se trata de una patología que, en gran medida, es posible prevenir, ya que el riesgo

de la resistencia a la insulina se ve aumentado por el exceso de peso, la falta de actividad y

la alta ingesta de las grasas saturadas; sin embargo, también su desarrollo está asociado con

otros factores, como el grupo étnico, los factores socioeconómicos y las vivencias de los

primeros años de la vida. La alta prevalencia y el porcentaje de la población afectada por

diabetes tipo 2 han ocasionado que su prevención y su tratamiento se conviertan en una de

las prioridades de la mayoría de los sistemas sanitarios del mundo.

En esta nueva edición del ciclo de conferencias y debates volvemos a abordar un tema

con gran interés para la ciencia y con mucha repercusión para la sociedad, por el gran nivel

de incidencia que tiene esta patología. Éste es el sexto año consecutivo que el acuerdo de la

Fundación Ramón Areces y Nature Publishing Group Iberoamérica ha permitido llevar a

cabo este acto, en el que participan algunos de los expertos internacionales con más pres-

tigio en esta área.

En esta ocasión, participan como ponentes los profesores Marc Donath, del Hospital

Universitario de Basilea, Matthias Tschöp, de la Universidad Técnica de Múnich, y Barbara

Cannon, de la Universidad de Estocolmo. Finalmente, y por un problema climatológico

imprevisto, no ha podido contarse con la aportación del Dr. Pere Puigserver, profesor de

bilogía celular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, Boston (EE. UU.).

La presentación de este año nuevamente corre a cargo del Dr. Juan Carlos López, editor

jefe de Nature Medicine, la revista con mayor Factor de Impacto dentro de su categoría.

Al igual que en años anteriores, me gustaría agradecer a la Fundación Ramón Are-

ces, representada aquí por los Dres. Federico Mayor Zaragoza y José María Medina, la

apuesta por este acuerdo de colaboración entre ambas sociedades, agradeciendo también

al director, al equipo de comunicación y a todo el Consejo Científico de la Fundación la

labor que desempeñan para el correcto desarrollo de estos ciclos de conferencias.

Javier Cazaña Aguilar

Director General de Nature Publishing Group Iberoamérica

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Dia

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intr

oducció

n

Juan Carlos López

Editor de Nature MedicineLicenciado en Investigación biomédica por la

Universidad Nacional Autónoma de México, ob-

tuvo el doctorado en neurobiología y conducta

en Columbia University (Nueva York), donde se

dedicó al estudio de los mecanismos celulares y

moleculares de formas simples de memoria, en el

laboratorio de Eric Kandel. Antes de introducirse

en el mundo editorial, Juan Carlos trabajó en el

Instituto Cajal (CSIC, Madrid), estudiando aspec-

tos funcionales de la neurotransmisión inhibito-

ria. En noviembre de 1999 fue galardonado con

el premio europeo de divulgación científica “Es-

tudi General” por su libro El Taller de la Memoria.

Actualmente es editor jefe de la revista Nature

Medicine y previamente lo fue de Nature Reviews

Neuroscience.

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E l campo de la diabetes es muy amplio, ya que

diversos órganos tienen diferentes funciones

en el control metabólico. No sólo el páncreas y

el tejido adiposo regulan el metabolismo, sino que tam-

bién el músculo, el cerebro y el hígado tienen funciones

cruciales en esta patología, por lo que es necesario tener

una visión holística sobre el síndrome metabólico.

En la actualidad, el 25% de la población mayor de

20 años padece síndrome metabólico, pero el perfil de

edad media de estos pacientes ha disminuido de for-

ma drástica en los últimos años. ¿Se mantendrá esta

tendencia en el futuro? ¿Son eficaces los tratamientos

actuales? ¿Se están investigando nuevas dianas tera-

péuticas?

Muchas de estas dudas se responderán a lo largo de

esta reunión, un encuentro en el que se aborda una en-

fermedad muy seria pero que para mí, desde el punto de

vista intelectual, resulta un problema muy interesante.

Durante mucho tiempo lo único que se podía hacer en

relación con la diabetes era actuar sobre aspectos muy

limitados y sobre trastornos puntuales relacionados con

la resistencia insulínica y el hígado. Se sabía que había

problemas con las grasas, pero no cómo afectaban estos

trastornos al origen y desarrollo de la diabetes.

Los últimos diez años han sido cruciales para la

comprensión de la diabetes. Ahora sabemos que es

una enfermedad mucho más complicada de lo que se

pensaba: el cerebro desempeña una función crucial,

el músculo también tiene un papel fundamental y el

sistema inmune parece ser muy importante; además,

sabemos mucho más sobre el tejido adiposo y cómo

contribuye a la diabetes, al igual que cómo podemos

combatir la enfermedad. Todos estos hallazgos han

sido progresivos y revolucionarios, y parece que cada

semana aprendemos más sobre la interacción entre los

diferentes órganos y cómo su disfunción provoca la

patología.

Ésta es la parte buena, que cada vez sabemos más

sobre la diabetes mellitus tipo 2 (DM2). Lo malo es que

cuanto más sabemos, más difícil es desarrollar nuevas

terapias, porque es muy complicado atacar al mismo

tiempo todos los frentes que dan origen a este trastorno

o que interfieren en su desarrollo. No sabemos si al ata-

car un objetivo concreto, una diana específica, vamos a

tener un efecto terapéutico global.

Por otro lado, es muy difícil conseguir un control

adecuado de la enfermedad, puesto que es una pato-

logía crónica. Resulta complicado encontrar un trata-

miento que sea seguro y que se pueda tomar todos los

días durante el resto de la vida sin que se desencade-

nen efectos secundarios. Por eso, la aprobación de cada

Introducción

“El 25% de la población mayor de 20 años padece síndrome metabólico, pero el perfil de edad media de estos pacientes ha disminuido de forma drástica en los últimos años.”

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DIABETES MELITUS TIPO 2

nuevo fármaco para la diabetes está siempre sometida a

mucha presión.

Sin embargo, tenemos margen para el optimismo, más

aún cuando contamos en este foro con tres expertos inter-

nacionales que van a resolver muchos de estos problemas:

los profesores Marc Donath, Matthias Tschöp y Barbara

Cannon. Estoy convencido que cualquier día obtendremos

una terapia eficaz y segura frente a la diabetes gracias, en

gran parte, a la contribución de estos tres destacados inves-

tigadores clínicos.

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confe

rencia

sLa inflamación como objetivo en el tratamiento de la diabetes tipo 2

Marc Y. Donath

Catedrático y jefe del Departamento de Endocrinología, Diabetes y

Metabolismo del Hospital Universitario de Basilea, Suiza

Nuevas terapias para diabetes y obesidad

Matthias Tschöp

Director del Instituto Helmholtz para la Diabetes y la Obesidad, jefe del

Departamento de Enfermedades Metabólicas y catedrático de Medicina

de la Universidad Técnica de Munich, Alemania

La grasa marrón humana en el punto de mira

Barbara Cannon

Catedrática de Fisiología y directora del Instituto Wenner-Gren,

Universidad de Estocolmo, Suecia

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E n los últimos años se han registrado avances

significativos en el campo de la diabetes melli-

tus, una enfermedad que afecta a millones de

personas en todo el mundo y cuya prevalencia experi-

menta un crecimiento exponencial.

En este ámbito se han ido acumulando progresiva-

mente nuevos conocimientos, muchos de ellos ya clá-

sicos pero que aún no se han aplicado totalmente en la

práctica clínica. Así, por ejemplo, se sabe desde hace

años la función esencial que desempeñan las células β

en la diabetes mellitus tipo 2 (DM2); se trata de células

pancreáticas localizadas en los islotes de Langerhans,

que sintetizan y segregan la insulina, la hormona que

controla los niveles de glucosa en la sangre.

El Dr.  Marc Y. Donath resumió algunos aspectos

clave para el desarrollo de nuevos fármacos para la

DM2 basados en la modulación de la inflamación y

del sistema inmune. Este experto es pionero en el uso

terapéutico de la inhibición de la interleucina 1 (IL-1)

en pacientes con DM2 y es el investigador principal de

estudios pivotales publicados en las principales revistas

de medicina de todo el mundo.

Una enfermedad dinámicaEn la DM2 se produce una disminución de la acción de

la insulina, con una alteración de la función de la cé-

lula β que inicialmente es capaz de responder con un

aumento de la producción de insulina (de ahí que sus

niveles estén elevados o normales, con el fin de com-

La inflamación como objetivo en el tratamiento de la diabetes tipo 2Marc Y. Donath

Catedrático y jefe del Departamento de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo del Hospital

Universitario de Basilea, Suiza

pensar el déficit de su acción), pero posteriormente, y si

el trastorno continúa, la producción de insulina termi-

nado siendo insuficiente.

Junto a la alternación de las células β, la resistencia

a la insulina es otro rasgo característico de la diabetes.

Se trata, como lo definió el Dr. Donath, “de un proceso

que supone que con la misma cantidad de glucosa se re-

quiera más insulina para producir la absorción tisular”.

Durante muchos años, la resistencia a la insulina se ha

considerado sinónimo de DM2.

La resistencia insulínica es un trastorno muy común

y extendido por todo el mundo, con millones de perso-

nas afectadas. Existen múltiples condiciones patológi-

cas comórbidas que se asocian con este trastorno insu-

línico, como la obesidad. Posiblemente, como estimó el

ponente, “no es exagerado decir que en una población

como la española por lo menos el 50% de los adultos

son resistentes a la insulina”. A pesar de que la diabetes

Reseña biográfica

Catedrático y jefe del depar-tamento de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo del Hospital Universitario de Ba-silea, Suiza, Marc Y. Donath es pionero en el uso terapéuti-co de la inhibición de la IL-1 en pacientes con diabetes tipo 2 y es el investigador principal en estudios pivotales publicados en las principales revistas de medicina de todo el mundo.

Marc Y. Donath

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DIABETES MELITUS TIPO 2

es una enfermedad extendida, no alcanza estas elevadas

tasas de prevalencia. El motivo es, a juicio del experto

suizo, “la adaptación de la célula β que produce insulina,

un hecho obviado durante muchos años”; y es que, ase-

guró, “estas células tienen una tremenda capacidad para

adaptarse: pueden aumentar su masa y su producción

de insulina, lo que permite en muchos casos superar el

problema de la resistencia insulínica. Si fracasan estas

células en el desarrollo de esta labor crucial, y en lugar

de aumentar su funcionalidad y su masa llegan a morir

por un proceso de apoptosis, se origina la diabetes”.

La DM2 es una enfermedad progresiva, distinguién-

dose en su desarrollo diferentes estadios que van desde

la prediabetes hasta la diabetes establecida, en la que

existe una dependencia total a la administración exó-

gena de insulina. El dinamismo de la diabetes se debe,

fundamentalmente, a los cambios que van sufriendo las

células productoras de insulina, mientras que la resis-

tencia insulínica en el mismo individuo es relativamen-

te constante en el tiempo.

¿Por qué fracasan las células productoras de insulina?El grupo de trabajo del Dr. Marc Donath ha llevado a

cabo en los últimos años una intensa y extensa activi-

dad investigadora, con numerosos ensayos preclíni-

cos, enfocada a encontrar las principales causas que

explicarían por qué fracasan las células productoras de

insulina. Fruto de estos trabajos no sólo se ha podido

profundizar en el análisis de estos factores precipitantes,

sino que también se ha estudiado el posterior efecto in-

flamatorio derivado de este fracaso celular.

En un primer momento se trató de investigar cómo

fallan las células β y se encontró que los nutrientes pue-

den estar implicados directamente en la producción de

la muerte de estas células (por medio de una muerte ce-

lular apoptótica programada). Posteriormente se quiso

entender por qué la glucosa inducía la apoptosis en las

células β y por qué se originaba una glucotoxicidad (si la

célula β estaba expuesta a altos niveles de glucosa dejaba

de producir insulina). Como principales observaciones

derivadas de esta investigación, se evidenció que cuanto

mayor era la exposición a la glucosa (bajo una situación

de estrés metabólico) más se elevaba la producción de

la citocina IL-1β; tras efectuarse pruebas funcionales in

vivo, se descartó la posibilidad de que este efecto guar-

dase relación con la ósmosis.

Estos hallazgos no fueron aceptados inicialmente

por parte de la comunidad científica, puesto que era es-

céptica sobre la posibilidad de que un cambio metabó-

lico produjese un fenómeno inmunológico en el área de

los islotes pancreáticos, que era dominio habitual de la

diabetes 1, pero no de la DM2.

A pesar de estas reticencias, y según explicó el

Dr.  Donath, “seguimos esta línea de investigación y

pudimos comprobar que no eran tan sólo algunas las

citocinas implicadas en este proceso, sino que se des-

encadenaba un proceso inflamatorio muy importante

en los islotes pancreáticos”. Previamente, ya se sabía

que dentro de los islotes de Langerhans de los pacientes

con DM2 existen las áreas blancas, que muestran una

fibrosis amiloide, un trastorno que se puede interpretar

como la fase final de un proceso inflamatorio crónico.

De hecho, esta evidencia debería haber dado lugar, se-

gún lo expresó el conferenciante, “a anticipar muchos

años antes la hipótesis de que detrás de la DM2 se es-

conde un proceso inflamatorio crónico”.

Para tratar de corroborar esta idea, el grupo de in-

vestigación del Dr. Donath puso en marcha un estudio

para evaluar con más detalle la posible existencia de in-

flamación crónica en los islotes pancreáticos inducida

“Determinar el papel del inflamasoma es crucial para el desarrollo de terapias apropiadas frente a los procesos inflamatorios.”

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La inflamación como objetivo en el tratamiento de la diabetes tipo 2 | Marc Y. Donath

por estrés metabólico. Así, se identificó el denominado

inflamasoma, un conjunto de proteínas citoplasmáticas

que se mostró como un buen sensor del sistema inmu-

nológico ante cambios importantes o situaciones de es-

trés metabólico.

La señalización de la IL-1 está controlada por este

inflamasoma, el cual favorece la maduración y secreción

de citocinas proinflamatorias como la IL-1β y la IL-18.

El inflamasoma relacionado con la criopirina o NLRP3

(receptor 3 de los nucleótidos ricos en leucina que con-

tienen pirina) es el mejor estudiado hasta la fecha. El

NLRP3 puede ser activado por diversos agentes, tales

como microorganismos patógenos, ATP extracelular,

sílice, asbesto inhalado, factores de estrés y, de forma

exógena, por cristales de urato monosódico.

Estas señales de estímulo entran en los monocitos

y macrófagos activando el NLRP3, que se despliega y

ensambla con otros componentes proteicos del infla-

masoma. Esta oligomerización induce la escisión de

la procaspasa 1 para formar la caspasa 1 activa, que a

su vez escinde a la proIL-1β para producir IL-1β, que

es liberada. La IL-1β es una citocina proinflamatoria

que se produce principalmente en las células mieloi-

des y que tiene efectos pleiotrópicos. Su síntesis y li-

beración está regulada por el antagonista del receptor

IL-1 (IL-1Ra), un antagonista de la IL-1β y la IL-1β.

La unión de la IL-1β a su receptor de tipo I (IL-1RI)

conduce a la señalización intracelular y a la trans-

cripción de otros genes proinflamatorios, de ahí que

la desregulación de la producción de IL-1b conlleve

consecuencias patológicas. La IL-1β actúa como un

mediador de la respuesta inmune periférica durante

la infección y la inflamación. La IL-1β liberada de la

célula provoca numerosas respuestas inflamatorias.

La definición del inflamasoma, sus características

estructurales y funcionales han permitido asociar

mutaciones en genes de proteínas NLR particulares

a desórdenes inflamatorios humanos como el vitíligo

(mutación en el gen NPL1), el síndrome de Muckle-

Wells (mutación en el gen NPL3), la enfermedad de

Crohn, la gota o la enfermedad de Alzheimer.

El tratamiento de pacientes con algunas de es-

tas enfermedades con antagonistas de los receptores

IL-1 revierte los síntomas clínicos, sugiriendo una

relación causa-efecto entre la producción de IL-1β

y la enfermedad. Recientemente se han encontrado

evidencias de una estrecha relación entre el inflama-

soma y enfermedades metabólicas como la obesidad

y la DM2. “Determinar el papel del inflamasoma en

estas enfermedades es de gran importancia en el de-

sarrollo de terapias apropiadas y en el conocimiento

de los mecanismos que modulan los procesos infla-

matorios”, afirmó el ponente.

Traslación clínicaEl sistema inmunológico desencadena, ante una ame-

naza, un proceso de estrés metabólico que termina pro-

vocando una enfermedad inflamatoria. Si este proceso

se cronifica, termina por generarse un círculo vicioso de

“autoinyección” de IL-1β. Una vez iniciado este proceso

inflamatorio, y aunque luego se produzca un descenso

de glucosa y desaparezca el estrés metabólico que ha

dado lugar a esta alteración, ya no se detiene y tiende

a hacerse crónico. Por eso, insistió el Dr. Donath, “cree-

mos que la DM2 es progresiva, aunque se termine por

normalizar el nivel de glucosa, ya que una vez iniciado el

proceso inflamatorio éste sigue adelante independiente-

mente de que se logre regularizar el nivel de glucosa”.

Esta perpetuación de la inflamación conlleva, ade-

más, la activación de numerosos cambios químicos

“Frente a una amenaza, el sistema inmunológico desencadena un proceso de estrés metabólico que termina provocando una enfermedad inflamatoria.”

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DIABETES MELITUS TIPO 2

(alteración de citocinas, quimiocinas, etc., que reclu-

tan macrófagos y activan otras células inmunológicas),

agravando aún más la carga inflamatoria en las célu-

las β, en el tejido adiposo y en todo el organismo.

Una vez observada la capacidad de la glucosa para

inducir la liberación de IL-1β de los islotes pancreáticos

y provocar el inicio de una cascada inflamatoria, el si-

guiente paso ha sido tratar de trasladar estas evidencias

a la práctica clínica, con el objetivo de determinar sus

implicaciones reales en el paciente diabético.

Dado que la IL-1β tiene efectos proinflamatorios,

inhibe la función de las células β y promueve su muerte,

se postula que su bloqueo podría aumentar la produc-

ción de insulina, mejorar la sensibilidad a ésta y dismi-

nuir la progresión de la enfermedad.

Partiendo de las evidencias preclínicas y de estas

hipótesis, se propuso evaluar el posible efecto sobre la

diabetes de un conocido fármaco empleado en artritis

reumatoide. Dado que en los pacientes con DM2 las

elevadas concentraciones de glucosa inducen la produc-

ción de IL-1 en las células β del páncreas, deteriorando

la secreción de insulina y disminuyendo la proliferación

celular, se consideró aceptable la posibilidad de emplear

anakinra (un antagonista recombinante del receptor

IL-1 humano) para tratar a pacientes con DM2.

En un ensayo clínico doble ciego aleatorizado se

incluyeron 70 pacientes con DM2 (de un total de 312

contactados y 124 sometidos a cribado), administrando

anakinra (100 mg por vía subcutánea cada 24 horas du-

rante 13 semanas) o placebo. A las 13 semanas, el nivel

de hemoglobina glicosilada (HbA1c) fue el mismo en

los dos grupos (8,37), pero la reducción fue más impor-

tante en el grupo anakinra (0,33; p = 0,03), ya que el

nivel basal era más elevado (8,7 frente a 8,2). La gluce-

mia basal fue 1 mmol/l menor en el grupo de anakinra,

pero a partir de la semana 4 las diferencias se redujeron

(0,5 mmol/l), aunque sin significación estadística. La re-

sistencia a la insulina, la adipocina sérica y el índice de

masa corporal fueron similares en los dos grupos. Tal y

como destacó en este foro el Dr. Donath, “ésta fue la pri-

mera vez que pudo demostrarse que por medio de una

intervención puramente inmunológica se obtenía una

mejora en la diabetes; posteriormente, también logra-

mos demostrar que con esta intervención inmunitaria

no sólo se mejora la producción de insulina, sino tam-

bién su calidad (el proceso de evolución de proinsulina a

insulina también se optimizó)”. Asimismo, se descubrió

una significativa reducción en el nivel de proteína C

reactiva (una proteína considerada actualmente como

un “termómetro” de la actividad inflamatoria sistémica)

y de IL-6 (otro importante marcador inflamatorio).

En un estudio posterior (seguimiento del anterior)

se trató a los pacientes durante 3 meses, para luego in-

terrumpir la medicación y hacer un seguimiento de su

evolución durante 9 meses más. Tras ese período de

tiempo, se mantenía una relevante mejoría en la secre-

ción de insulina, así como una reducción de glucosa y la

inflamación sistémica.

En estudios más recientes se ha podido comprobar

que si se administra un antagonista del receptor IL-1

humano a personas en fase prediabética también se

obtienen beneficios. En estos casos de diabetes en fase

muy precoz de desarrollo, en los que se objetiva una de-

teriorada secreción de insulina, se logra hacer frente de

forma eficaz a este trastorno, puesto que con la adminis-

tración de antagonista del receptor de la IL-1β se eleva

significativamente la secreción de insulina.

En un estudio de Sloan-Lancaster et al. se confirma

que el anticuerpo LY2189102 frente a IL-1β es seguro y

bien tolerado, produciendo modestos beneficios en pa-

cientes con DM2. Los resultados de este estudio en fase II

sugieren que el bloqueo de la actividad de la citocina es

una terapia adyuvante muy prometedora para la diabetes,

aunque se necesitan ensayos más grandes y duraderos

para establecer esa opción terapéutica. En concreto, estu-

diaron este anticuerpo comparándolo con placebo en un

ensayo multicéntrico, aleatorizado y doble ciego dirigido

a determinar su eficacia, seguridad y tolerabilidad. 

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La inflamación como objetivo en el tratamiento de la diabetes tipo 2 | Marc Y. Donath

Entre junio de 2009 y noviembre de 2010, un total

de 106 pacientes con diabetes se asignaron de forma

aleatoria a diferentes grupos de tratamiento, recibiendo

placebo por vía subcutánea una vez a la semana durante

12 semanas o una de las tres dosis de anticuerpo (0,6, 18

o 180 mg). El objetivo primario fue el cambio, desde el

inicio, de la concentración media de glucosa en plasma,

medida por HbA1c, pero los investigadores también

analizaron la glucosa en ayunas, la glucemia pospran-

dial y los biomarcadores inflamatorios, así como la se-

guridad y la tolerabilidad de cada pauta administrada.

El objetivo primario fue medido en el subgrupo de

pacientes (79 en total) que recibieron al menos 11 dosis

del fármaco del estudio o placebo. Los investigadores

encontraron que, en comparación con placebo, la dosis

de 0,6 mg del fármaco se asoció con un 0,27% de caída

en la HbA1c después de 12 semanas, mientras que la

dosis de 18 mg produjo una reducción del 0,38% y la

dosis de 180 mg provocó una disminución del 0,25%.

El efecto fue revertido parcialmente al final del se-

guimiento, 12 semanas después del final del tratamien-

to. La glucosa en ayunas se redujo durante la terapia,

pero también se recuperó después de la finalización

del tratamiento. Además, la glucemia posprandial se

redujo significativamente al final de la dosificación del

anticuerpo, pero ya no había un efecto significativo al

final de las 12 semanas de seguimiento. Hasta un 52%

de los pacientes que recibieron dosis de 0,6 mg alcan-

zaron una HbA1c menor de 7, una meta que tan solo

consiguió lograr un 31% de los tratados con dosis de

18 mg y un 26% de los que se sometieron a un trata-

miento con 180 mg. Con el uso de LY2189102 también

se registró un incremento en la secreción de insulina.

Los investigadores observaron una disminución signi-

ficativa y rápida de la proteína C reactiva que se puso

de manifiesto en la semana 4, alcanzó una disminución

promedio de 77% al final de la terapia y persistió hasta

el final del seguimiento. Sloan-Lancaster et al. también

observaron descensos aparentes en la IL-6, pero sólo

alcanzaron significación en el grupo de 180 mg en las

semanas 4 y 12.

En cuanto al análisis de seguridad, el anticuerpo fue

bien tolerado, con tasas similares de eventos adversos

emergentes tanto en el grupo placebo como en los gru-

pos tratados con LY2189102 (74,1 y 77,2%, respectiva-

mente). Los eventos adversos más comunes para todas

las dosis combinadas de LY2189102 fueron dolor de ca-

beza, nasofaringitis, artralgia y diarrea. Cinco pacientes

abandonaron el tratamiento debido a eventos adversos,

pero los únicos tres acontecimientos graves no se consi-

deraron relacionados con el fármaco del estudio.

Resumiendo los principales resultados de este estu-

dio, el Dr. Donath indicó que “la administración sub-

cutánea semanal de LY2189102 durante 12 semanas

fue bien tolerada, produjo una modesta reducción de la

HbA1c y de la glucosa en ayunas, y se asoció con unos

significativos efectos antiinflamatorios en los pacientes

con diabetes”. Los autores del estudio aseguran que la

neutralización de la IL-1β es una prometedora y conve-

niente opción para el tratamiento adyuvante de la DM2.

El canakinumab es un anticuerpo monoclonal

antiIL-1β totalmente humano cuyo mecanismo de ac-

ción se basa en la neutralización de la señalización IL-1β,

lo que conduce a la supresión de la inflamación en pa-

cientes con trastornos de origen autoinmune. Mediante

la unión antígeno-anticuerpo, el canakinumab inhibe

la acción de la IL1-β evitando sus efectos proinflama-

torios.

En pacientes con síndromes periódicos asociados a

la criopirina (CAPS), artritis reumatoide y DM2, el ca-

nakinumab produce una inhibición rápida y sostenida

“Una intervención puramente inmunológica obtuvo una mejoría en la diabetes, mejorando no sólo la producción de insulina, sino también su calidad.”

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DIABETES MELITUS TIPO 2

de la respuesta de fase aguda que resulta en reduc-

ciones sustanciales de la proteína C reactiva (PCR)

y la IL-6. Además, este anticuerpo sólo tiene efectos

marginales sobre los niveles de lípidos y, por tanto,

proporciona un nuevo método para ensayar directa-

mente la hipótesis inflamatoria de la aterotrombosis

por inhibición de la inflamación.

En la actualidad, está en evaluación como un nue-

vo posible agente dirigido frente a la IL-1β, con el ob-

jetivo de reducir la tasa de eventos cardiovasculares y la

diabetes de aparición reciente. En el estudio CANTOS,

que pretende incluir a más de 10.000 participantes

(aunque inicialmente se había diseñado para reclutar

a unos 17.000) y que ha previsto prolongarse durante

más de 4 años, el objetivo primario es determinar el

impacto de este tratamiento (50, 150 o 300 mg subcu-

táneos cada tres meses en comparación con placebo)

sobre los eventos cardiovasculares (determinar la recu-

rrencia de eventos cardiovasculares mayores, definidos

como infarto de miocardio no fatal, ictus no mortal o

muerte cardiovascular). Como objetivos secundarios,

el ensayo pretende evaluar el efecto del tratamiento so-

bre el riesgo de aparición de nuevos casos de diabetes

(teniendo como parámetro si posee glicemia en ayunas

normal o alterada) o la progresión de la enfermedad;

también se analizará el impacto de la terapia con ca-

nakinumab sobre la mortalidad total en pacientes po-

sinfartados y su relación con otros eventos vasculares,

incluyendo la hospitalización por angina inestable con

necesidad de revascularización.

Diferentes caminos, mismas evidenciasTal y como resaltó durante su conferencia el Dr. Marc

Donath, “similares hallazgos a los obtenidos en este

ámbito por nuestro grupo de trabajo se han obtenido

a partir de estudios diferentes. En nuestro caso, hemos

centrado los trabajos principalmente en el campo de los

islotes pancreáticos, pero otros científicos que se han

ocupado de áreas diferentes han llegado a observaciones

y conclusiones muy parecidas a las nuestras en relación

con el componente inflamatorio de la diabetes”.

Trabajos focalizados en el tejido adiposo han evalua-

do el posible beneficio del salsalato, un fármaco utiliza-

do para tratar la artritis reumatoide, capaz de disminuir

la glucosa en la sangre y de mejorar el control glucémico

en la DM2. Muchos de estos trabajos han sido liderados

por Steven Shoelson, quien identificó la inflamación

como un factor clave en el desarrollo de la DM2.

En una primera fase (en el año 2010) se evaluaron

diferentes dosis de salsalato en un centenar de partici-

pantes con DM2 durante 14 semanas. Esos resultados

se probaron de nuevo en una segunda etapa, evaluán-

dose casi 300 pacientes con DM2 durante 48 semanas.

Después de ese período de tratamiento, el nivel de he-

moglobina glicosilada fue un 37% menor. Además, los

pacientes que utilizaron salsalato necesitaron menos

medicamentos adicionales para controlar su azúcar en

sangre que los pacientes que no lo recibieron. Se conclu-

ye, por lo tanto, que salsalato puede tener una función

importante en el tratamiento de la diabetes y también

puede ayudar a aprender más acerca de cómo la infla-

mación contribuye al desarrollo de la DM2. Además,

recalcó el ponente, “estos resultados avalan definitiva-

mente la hipótesis de que la inflamación desempeña un

papel crucial en la patogénesis de la DM2”.

Con todo, recientemente se ha comprobado que los

pacientes que utilizaron salsalato mostraron aumentos

modestos en el colesterol y la albúmina en la orina, y tu-

vieron un ligero aumento en el peso, lo que puede indi-

car efectos negativos sobre el corazón o los riñones.

“Aunque se logre regularizar el nivel de glucosa, el proceso inflamatorio continúa, ya que la diabetes es una enfermedad progresiva.”

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La inflamación como objetivo en el tratamiento de la diabetes tipo 2 | Marc Y. Donath

De la misma manera, existen evidencias promete-

doras con antagonistas del factor de necrosis tumoral

alfa (TNFα). Pruebas obtenidas hace más de dos déca-

das indicaban ya el papel determinante del TNFα en la

insulinosensibilidad, hallazgos que posteriormente fue-

ron confirmados en estudios con animales. Sin embar-

go, la posible repetición de los resultados en humanos

ha sido controvertida, “sobre todo porque no siempre se

pueden trasladar las observaciones de los modelos ani-

males a los humanos y también porque habitualmente

no se hace el experimento correcto en la población más

adecuada”, advirtió el Dr. Donath.

El grupo de trabajo de Marc está diseñando un am-

bicioso estudio (Inflacomb Study) con el que se pre-

tende evaluar distintas opciones de tratamiento para

la diabetes. El estudio incluye hasta 8 pautas diferentes,

con 6 meses de tratamiento y 3 de seguimiento: placebo;

antiTNFα; antiIL-1β; salsalato; salsalato + antiTNFα; sal-

salato + antiIL-1β; antiIL-1β durante 3 meses y sustituir-

lo por antiTNFα; triple terapia con salsalto+antiIL-1β

durante 3 meses y luego 3 meses de tratamiento con sal-

salato + antiTNFα.

La idea de desarrollar este estudio, como argu-

mentó el conferenciante, “parte de la sólida y amplia

evidencia que ya tenemos en este campo”. De hecho,

añadió, “ya disponemos de numerosos ejemplos clí-

nicos que corroboran la vinculación de estos media-

dores de la inflamación en el desarrollo de múltiples

enfermedades”. En concreto, se ha confirmado el efec-

to positivo del antiTNFα en diabetes, psoriasis o coli-

tis, así como el del antiIL-1β en diabetes y gota, el de

antiTNFα o antiIL-1β en diabetes y artritis reumatoi-

de, el del salsalato en diabetes y dolor articular, e inclu-

so se especula sobre el posible efecto del antiIL-1β en

diabetes y la enfermedad cardiovascular.

En sus conclusiones, el Dr.  Donath afirmó que

“hay muchas evidencias experimentales e incipientes

hallazgos clínicos que muestran el importante papel

de la inflamación en la diabetes. Esto no quiere decir

que la inflamación sea la única clave para entender y

para abordar la diabetes, pero sí parece que en algunos

pacientes esta carga inflamatoria resulta especialmente

importante y, por lo tanto, un manejo clínico enfocado

a hacer frente a este proceso inflamatorio podría ser

muy útil”.

Como acotación final, el ponente presentó un caso

clínico propio, de un paciente que acudió a su consul-

ta con diabetes tipo 1 y que, posteriormente, desarrolló

enfermedad de Crohn. Debido a esta comorbilidad, se

decidió iniciar inmediatamente el tratamiento con un

antagonista del TNFα (infliximab, un anticuerpo mo-

noclonal con una potente acción antiinflamatoria). Se

obtuvo una rápida y eficaz mejoría de la enfermedad

auto inmunitaria, apreciándose también una significati-

va mejoría en la secreción de insulina y en la sensibilidad

insulínica.

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Nuevas terapias para diabetes y obesidadMatthias Tschöp

Director del Instituto Helmholtz para la Diabetes y la Obesidad, jefe del Departamento de Enfermedades

Metabólicas y catedrático de Medicina de la Universidad Técnica de Munich, Alemania

U na de las líneas de investigación básica y clí-

nica más esperanzadora en el ámbito de la

diabetes mellitus tipo 2 (DM2) se centra en

el descubrimiento de nuevas dianas terapéuticas, capa-

ces de proporcionar un abordaje combinado más eficaz

frente a este problema. Éste es un campo en el que des-

taca especialmente el Prof. Matthias Tschöp, que mostró

en esta reunión algunos de los trabajos más sobresalien-

tes llevados a cabo en su laboratorio durante los últi-

mos siete años siguiendo un abordaje innovador. Por un

lado, han probado una combinación de tres fármacos

dirigidos a los adipocitos y al sistema gastrointestinal,

que ha demostrado unos beneficios sin precedentes en

el control metabólico y de peso en modelos de diabetes

y obesidad. Por otro lado, su combinación de un pépti-

do con un esteroide ha sido capaz de revertir los prin-

cipales síntomas del síndrome metabólico sin provocar

destacados efectos adversos ni toxicidad inducida por

el uso de estrógenos. Esto representa un enorme avance

en la terapia polifarmacéutica para el tratamiento de en-

fermedades metabólicas como la diabetes y la obesidad.

De la leptina a los nuevos hallazgosCon trabajos ya clásicos de Friedman et al., en los que

se pudo identificar la leptina y sus implicaciones en la

obesidad y la diabetes, se inició un nuevo enfoque en el

estudio y abordaje de estos problemas de salud.

La leptina es una hormona producida por la grasa

que actúa sobre el hipotálamo del cerebro, para regular

la ingesta de alimentos, el gasto energético y la cantidad

de grasa que se acumula en el organismo; también se ha

comprobado que la carencia de esta sustancia o de su

receptor (área bioquímica que la recibe en el cerebro)

conduce a la obesidad. El descubrimiento de este me-

canismo, identificado en ratones y humanos, ha abierto

nuevas vías de investigación sobre las bases biológicas

de la obesidad y ha provocado un importante cambio

de paradigma, al demostrar que el peso excesivo no se

debe exclusivamente a un comportamiento inadecuado,

sino que es la consecuencia de un desequilibrio en un

proceso regulado hormonalmente.

Este hito científico lo realizaron el químico cana-

doestadounidense Douglas Coleman y el médico nor-

teamericano Jeffrey Friedman, encargado de demostrar

que las hipótesis científicas de Coleman eran correctas.

A finales de la década de 1970, Coleman había apuntado

Reseña biográfica

Licenciado y doctorado en Medicina en 1994 por la Uni-versidad Ludwig-Maximilians de Munich, Alemania. Ac-tualmente es el director del Instituto Helmholtz para la Diabetes y la Obesidad, jefe del departamento de Enfer-medades metabólicas y cate-drático de Medicina de la Uni-versidad Técnica Munich, Alemania.

Matthias Tschöp

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DIABETES MELITUS TIPO 2

que debía haber una hormona, entonces desconocida,

que regulase la ingesta alimentaria y el peso corporal.

Mediante ensayos con ratones de laboratorio, portadores

de una mutación que los convertía en extremadamente

obesos, se sugirió que este defecto estaba en un único

gen. En 1994 Friedman identificó el gen de la hormona

leptina, que funciona como había predicho Coleman. Se

confirmó así que esta hormona está diseñada para con-

trolar el peso corporal, circula por la sangre y actúa sobre

los centros cerebrales que regulan el apetito.

Estos hallazgos motivaron que el equipo de traba-

jo del Prof. Matthias Tschöp ahondara en este campo,

llegando a encontrar una hormona que actúa como un

oponente endógeno de la leptina: la grelina. Ésta es una

hormona peptídica secretada principalmente por el es-

tómago que el cuerpo utiliza para estimular el hambre

y aumentar la ingesta de alimentos. La grelina normal-

mente se eleva antes de una comida y cae poco después

de que los nutrientes comiencen a ser absorbidos en el

cuerpo. A medida que se reduce la ingesta de alimen-

tos y la masa grasa en una dieta, los niveles de grelina

aumentan, disminuyendo la pérdida de grasa y aumen-

tando el riesgo de recuperar el peso. Como sintetizó el

experto alemán, “esta hormona, que también actúa so-

bre el sistema nervioso central, está asociada con el peso

corporal, el apetito y el hambre, tiene efectos sobre el

metabolismo de la glucosa y, en definitiva, hace todo lo

contrario que la leptina”.

Esta nueva información sobre la leptina y la grelina

abrió la posibilidad de plantear nuevas estrategias tera-

péuticas en el control endocrino del peso y en el meta-

bolismo de la glucosa. La modulación de la función de

estas hormonas (aportando más leptina y/o bloqueando

la grelina) ha permitido examinar nuevas opciones para

hacer frente al síndrome metabólico y la DM2.

Sin embargo, los primeros resultados obtenidos en

humanos fueron decepcionantes. Tal y como recordó el

Prof. Tschöp, “los humanos obesos resistentes a la insu-

lina y que eran diabéticos tipo 2 eran resistentes a la lep-

tina y el bloqueo de la grelina resultaba muy complejo

en estos casos”. Esto, continuó explicando, “nos llevó a

pensar que había otros actores implicados en este pro-

ceso, lo que nos animó a tener en cuenta la función del

péptido PYY”. La grelina está íntimamente relacionada

con la hormona PYY, actuando las dos en los mismos

nervios del hipotálamo.

En sujetos sanos, se han detectado altos niveles de

grelina en estados de vigilia; sin embargo, en personas

con anorexia nerviosa, reducción de la dieta o cirugía

bariátrica también se presenta una elevación de esta

enzima. La grelina está relacionada con la obesidad, ya

que funciona como regulador de otras enzimas orexí-

genas como el neuropéptido Y, lo que sugiere que una

descompensación en la producción de grelina o en los

receptores ubicados en el núcleo arcuato del hipotálamo

podría predisponer a una ganancia de peso. Todas estas

enzimas tienen como fin común la homeostasis del eje

intestino-cerebro, regulando la ingesta de alimento de

manera directa e indirecta, la reducción o ganancia del

peso corporal, el gasto energético y la digestión de las

distintas macromoléculas provenientes de los alimen-

tos, lo que sugiere que cambios en la síntesis de estas

enzimas y la expresión de sus respectivos receptores a

nivel de sistema nervioso central pueden predisponer a

los individuos a padecer sobrepeso u obesidad.

Aprendiendo con la cirugía bariátricaAsumiendo las dificultades existentes para encontrar

el factor determinante para interferir satisfactoriamen-

“La obesidad no se debe exclusivamente a hábitos alimenticios poco apropiados, sino que también puede ser consecuencia de un desequilibrio hormonal.”

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Nuevas terapias para diabetes y obesidad | Matthias Tschöp

te en la obesidad y la diabetes, el grupo de trabajo del

Prof. Tschöp se fijó en una de las pocas intervenciones

que, a día de hoy, se asocia con unos buenos resultados

en la obesidad mórbida y la resistencia grave a la insuli-

na: la cirugía bariátrica. “Sabíamos que la cirugía bariá-

trica, así como el bypass gástrico o la colocación de una

banda gástrica, tienen un impacto inmediato sobre el

metabolismo de la glucosa y de los lípidos, incluso mu-

cho antes de que los pacientes hayan llegado a perder

peso corporal. Los pacientes sometidos a este tipo de in-

tervención quirúrgica suelen mostrar cambios tan sig-

nificativos y positivos en el metabolismo de la glucosa

que, incluso, son capaces de abandonar el tratamiento

con insulina”, apuntó el ponente. A su juicio, y aunque

aún se desconocen con detalle los mecanismos intrín-

secos involucrados en este fenómeno, “parece ser que la

señalización endocrina y neuroendocrina, así como el

propio cerebro en sí, desempeñan una función esencial

en estos efectos provocados por la cirugía bariátrica”.

Por lo tanto, adelantó, “nuestro objetivo fue generar un

recurso terapéutico menos agresivo que la cirugía bariá-

trica, pero que, en realidad, consiguiese engañar al cere-

bro y le hiciera creer que se había sometido al estómago

a este tipo de intervención”.

Con este fin se iniciaron los trabajos para diseñar y

desarrollar una intervención menos traumática que la

cirugía bariátrica. Científicos de la Universidad de Cin-

cinnati y del Instituto Helmholtz de Múnich estudiaron

la concentración de la hormona péptido similar al glu-

cagón 1 (GLP-1) intestinal en un modelo de roedores de

obesidad inducida por la dieta.

Se midió la GLP-1 activa y total mediante un ensayo

de electroquimioluminiscencia. Después de la cirugía

de bypass gástrico, se observa cómo la concentración

de la hormona intestinal GLP-1 en la sangre se eleva de

manera significativa. La GLP-1 aumenta la secreción

de insulina y contribuye a la mejoría de los niveles de

glucosa y de lípidos en la sangre. En el estudio con roe-

dores, la respuesta de la GLP-1 varió considerablemente

respecto al metabolismo de la glucosa y, lo más impor-

tante, se evidenció que cuanto más sensibles eran los

animales a la GLP-1, mayor era la eficacia de la deriva-

ción gástrica para mejorar el metabolismo de la glucosa.

Los autores concluyen su estudio señalando que el

sistema GLP-1 puede ofrecer un potencial sin explo-

tar, pudiendo erigirse como un nuevo biomarcador

para los métodos personalizados en el tratamiento de

la DM2 y la obesidad, aconsejando la puesta en mar-

cha de estudios clínicos en pacientes obesos y con DM2

para probar si este novedoso biomarcador muestra la

misma promesa, o incluso mayor, en los seres huma-

nos y se puede utilizarse para predecir los beneficios,

así como para prevenir los riesgos innecesarios de la

cirugía bariátrica.

Siguiendo esta línea de trabajo, se ha probado tam-

bién que la combinación de una intervención para

la colación de una banda gástrica junto con GLP-1 se

asocia con una mayor reducción de peso corporal en

comparación con el empleo único de la banda gástri-

ca (y similar a la lograda con el bypass). Según explicó

el ponente, “aunque, por motivos obvios, este tipo de

experimentos no podría hacerse en humanos, sí nos sir-

vió como prueba sólida para demostrar los beneficios

que podía ofrecernos combinar varias hormonas clave

(como el GLP-1 o el glucagón), que actúan en el cerebro,

el páncreas y/o el estómago; esta estrategia terapéutica

podría asociarse con unos resultados similares a los que

alcanzan con la cirugía y, por lo tanto, podrían ahorrar

este tipo de intervenciones más agresivas”.

A partir de estos trabajos, y en colaboración con el

químico Richard DiMarchi, el grupo investigador de

Matthias Tschöp dio un paso más en este campo, “con

“La leptina y la grelina tienen efectos opuestos sobre el metabolismo de la glucosa, el peso corporal, el apetito y el hambre.”

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DIABETES MELITUS TIPO 2

el fin último de tratar de incorporar las diferentes seña-

les identificadas, incluirlas en una molécula y que ésta

pudiera dirigirse a distintas vías al mismo tiempo, ob-

teniendo así un tratamiento más eficaz y seguro contra

la diabetes”.

Como aclaración, el ponente puntualizó que, aun-

que el glucagón eleva la producción de glucosa, siendo

una de las principales hormonas hiperglucemiantes del

organismo, “también es verdad que impulsa la lipólisis

o la termogénesis (ayuda a quemar calorías)”. Por eso

se pensó en la posibilidad de seleccionar únicamente

esa función del glucagón para quemar calorías y, en

combinación con las acciones positivas que se derivan

de la GLP-1 (favorece la secreción de insulina, la sen-

sación de saciedad…), crear una molécula única, una

“superhormona”, que generase de forma simultánea

todos los efectos beneficiosos que se precisan: desha-

cer la grasa, reducir la sensación de hambre y mejorar

el metabolismo de la glucosa, imitando todas las ven-

tajas que ofrece la cirugía bariátrica.

Basándose en la idea de que el metabolismo y la

homeostasis de la glucosa están controlados principal-

mente por las hormonas pancreáticas, la insulina y el

glucagón, se han desarrollado distintos medicamentos

dirigidos a modular las acciones del glucagón a nivel de

su receptor. La identificación del glucagón como una

hormona capaz de regular la insulina ha impulsado el

estudio de otros efectos que se derivan del agonismo

del glucagón, como su papel sobre el metabolismo li-

pídico, el equilibrio de energía, la masa de tejido adi-

poso corporal o la ingesta de alimentos. La capacidad

del glucagón para estimular el gasto de energía, junto

con sus efectos hipolipidícos y saciantes, convierten a

esta hormona en un atractivo objetivo farmacológico.

Su combinación con la GLP-1 ha confirmado el benefi-

cio que se puede alcanzar, por ejemplo, en el manejo del

síndrome metabólico.

La base del trabajo se fundamentó inicialmente en la

identificación de importantes similitudes en la estructu-

ra química de la GLP-1 y el péptido inhibitorio gástrico

(GIP), hormonas formadas por el aparato digestivo y

que controlan la ingesta alimentaria y numerosos proce-

sos metabólicos. Estas semejanzas encontradas sugerían

la posibilidad de crear una molécula única. Científicos

del Instituo Helmholtz y la Universidad Técnica de Mú-

nich, en colaboración con Richard DiMarchi, de la Uni-

versidad de Indiana, y otros expertos de la Universidad

de Cincinnati, consiguieron desarrollar con éxito una

estructura molecular que combinaba los efectos de las

dos hormonas.

Esta nueva molécula estimula simultáneamente

dos receptores (GLP-1 y GIP) y, por lo tanto, maximiza

los efectos metabólicos en comparación con el empleo

único de cada una de las hormonas intestinales. Los

coagonistas descubiertos de GLP-1/GIP inducen una

importante mejoría de los niveles de azúcar en sangre y

provocan una significativa reducción del peso, así como

una disminución de la grasa de la sangre. Los investi-

gadores observaron que la nueva sustancia mejora sus-

tancialmente el metabolismo en seres humanos, además

de inducir otros efectos positivos. Al mismo tiempo, esta

aproximación terapéutica se asocia con menos efectos

adversos (menor presencia de efectos adversos gastroin-

testinales) en comparación con el empleo individual de

cada hormona.

En trabajos dirigidos por John Day se ha evaluado

el efecto de la selección de los coagonistas glucagón/

GLP-1R en el tratamiento del síndrome metabólico.

Así, se ha podido describir la eficacia de un nuevo pép-

tido con agonismo al glucagón y a los receptores de

GLP-1 que tiene potentes efectos lipolíticos y que in-

duce una saciedad mantenida. Una modificación quí-

mica selectiva del glucagón ha permitido una pérdida

de especificidad, con mínimos cambios en su actividad

inherente. Tal y como se pone de manifiesto en este tra-

bajo, la base estructural para el coagonismo parece ser

una combinación de interacciones posicionales locales

y un cambio en la estructura secundaria.

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Nuevas terapias para diabetes y obesidad | Matthias Tschöp

Dos péptidos coagonistas, que difieren entre sí sólo

en su nivel de agonismo del receptor de glucagón, fue-

ron estudiados en modelos murinos experimentales de

obesidad. Se administraron péptidos PEGilados una

vez por semana, lográndose una normalización de la

adiposidad y tolerancia a la glucosa en ratones obe-

sos (engordados por medio de una dieta rica en gra-

sas). La reducción de peso corporal se logró por una

pérdida de grasa corporal producto de la disminución

de la ingesta de alimentos y el aumento del gasto de

energía. En el estudio se probaron diferentes alter-

nativas de tratamiento con este péptido, con distintas

proporciones de glucagón y de GLP-1R. Como desta-

có el Prof. Tschöp, “resultó especialmente espectacular

comprobar que en tan solo un mes los ratones obesos

sometidos a este tratamiento con glucagón/GLP-1R

perdían peso en una proporción similar la que se docu-

menta con la cirugía bariátrica. Además, se comprobó

que cuando el péptido contenía una mayor cantidad de

glucagón, la reducción del peso era mayor”.

Aparte de la evidente y significativa pérdida de peso,

los experimentos demuestran que se reducen los niveles

de insulina y se mejora la tolerancia a la glucosa. Actual-

mente también se están investigando los efectos a largo

plazo de los coagonistas glucagón/GLP-1R en estos mo-

delos de ratas.

También se ha evaluado qué pasaría si en este doble

agonista se elimina el agonismo del receptor de GLP-1,

comprobándose que se mantienen algunos de los benefi-

cios observados. Se puede concluir, por lo tanto, que con

el agonismo del receptor glucagón también se logran dis-

minuciones importantes de la masa grasa, pero inferiores

a las obtenidas cuando se emplea conjuntamente el ago-

nismo del receptor de GLP-1 y el agonismo del GLP-1R.

Aproximándose a la clínicaPartiendo de los esperanzadores hallazgos obtenidos,

se ha dado un paso más en esta nueva estrategia de

tratamiento de la obesidad y de la DM2 basada en la

combinación de hormonas intestinales que tienen una

incidencia directa en el cerebro.

Se ha tratado de determinar el posible efecto que se

obtendría con la combinación de dos incretinas, sabien-

do que los efectos farmacológicos de GIP (polipéptido

insulinotrópico dependiente de glucosa) son comple-

mentarios a los obtenidos con GLP-1. Se pretendía, en

este caso, profundizar en el conocimiento de los efectos

que se podrían lograr con la combinación de dos hor-

monas capaces de estimular la secreción de insulina o

de interferir satisfactoriamente en la biosíntesis de insu-

lina, la proliferación de células β o la propia superviven-

cia de las células β.

Las incretinas son hormonas intestinales que parti-

cipan en la homeostasia de la glucemia y que son libe-

radas al torrente circulatorio después de la ingestión de

una comida, regulando la secreción de insulina y gluca-

gón de manera dependiente de la glucosa (el aumento

de insulina y el descenso de glucagón reducen la pro-

ducción hepática de glucosa). Además, son agentes se-

cretores de insulina que poseen un interesante mecanis-

mo de acción para el tratamiento de pacientes con DM2

en combinación con antidiabéticos orales o insulina,

quedando suficientemente demostrada su eficacia para

disminuir la hiperglucemia en estos pacientes. Ya en el

año 1932 se describió la relación entre estas sustancias

y la secreción endocrina del páncreas (encargado de la

producción de insulina) y se utilizó por vez primera el

término “incretina” (acrónimo de intestinal secretion of

insulina), y en 1964 se describió el “efecto incretina”.

“El objetivo de las terapias combinadas es engañar al cerebro y hacerle creer que se ha sometido al estómago a una cirugía bariática, ahorrando esta intervención más agresiva.”

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DIABETES MELITUS TIPO 2

Localizadas en el intestino, las incretinas participan

en la liberación de insulina que se produce después de

comer, convirtiéndose en los últimos años en una de

las dianas farmacológicas más esperanzadoras para el

desarrollo de nuevos antidiabéticos. El problema es los

fármacos desarrollados hasta el momento no son muy

efectivos si no se administran en grandes dosis, lo que

puede causar efectos secundarios (como náuseas).

Para resolver esta cuestión, se ha optado por el dise-

ño de una molécula que activa ambos receptores (GLP-1

y GIP), en vez de estimular únicamente el receptor de

una de las incretinas. Se creó una nueva molécula que

incluía las dos hormonas peptídicas, fundamentales

para la regulación corporal del metabolismo. Los resul-

tados demuestran que GLP-1 y GIP, cuando se combi-

nan en una sola molécula, producen una sinergia capaz

de controlar la glucosa y disminuir el peso corporal en

modelos animales.

Según los autores de estos estudios, dirigidos por

Brian Finan, combinar estas dos hormonas fisiológicas

es un enfoque único y beneficioso para el tratamiento

de llamado síndrome metabólico y representa un im-

portante paso en la búsqueda de alternativas terapéu-

ticas más eficaces. Para el ponente, “la clave de la in-

novación es el hecho de contar con una molécula que

ha sido capaz de encarnar lo mejor de ambas incretinas

(GLP y GIP); no se trata únicamente de mezclar ambas

hormonas y unirlas sin más en una sola molécula, sino

que existe un refinado y sofisticado trabajo químico que

permite potenciar su sinergia”.

Tras probar su nuevo compuesto en roedores y mo-

nos obesos con DM2, evidenciando que el tratamiento

reducía de forma mantenida el peso corporal y mejora-

ba la glucosa en la sangre de los animales (en compa-

ración con liraglutida), se decidió iniciar un pequeño

estudio en humanos. Diseñaron un ensayo clínico y

probaron el producto en 53 pacientes obesos con DM2

durante 6 semanas. Los resultados mostraron que los

pacientes tratados secretaron más insulina, pero tam-

bién presentaban mejores niveles de glucosa y una ma-

yor pérdida de peso en comparación con los pacientes

no tratados con esta molécula; se comprueba, además,

que el tratamiento unimolecular GIP-GLP mejora la

HbA1c en humanos de forma dependiente de la dosis.

No obstante, reconocen los investigadores que los datos

a 6 semanas no son significativos como para propor-

cionar una evidencia definitiva acerca del control de la

obesidad en humanos.

Otro aspecto positivo del ensayo clínico es que tam-

poco se apreciaron efectos secundarios, sobre todo por

la potenciación farmacocinética del fármaco. Gracias a

su pegilación, se favorece una reducción de la frecuen-

cia de dosis y disminuye la exposición pico al fármaco

y, en combinación con una menor dependencia de la

farmacología mediada por GLP-1, se evitan los efectos

gastrointestinales adversos que caracterizan los agonis-

tas de GLP-1. Es más, la mayor potencia de la molécula

sugiere que podría administrarse en dosis más bajas que

las incretinas desarrolladas anteriormente, con lo que se

reducirían los efectos secundarios (como náuseas y vó-

mitos).

Las incretinas duales unimoleculares corrigen dos

mecanismos causales de la diabetes y la obesidad, como

la resistencia a la insulina inducida por la obesidad y la

deficiencia de insulina del páncreas, realizando esta la-

bor con más eficacia que los agentes selectivos monoa-

gonistas. Según sintetizó el Prof. Matthias Tschöp, “la

acción dual de estos fármacos muestra un prometedor

abordaje de la diabetes, puesto que estas moléculas lo-

gran un control eficaz de la glucosa en humanos y tam-

bién favorecen la pérdida de peso”.

De la doble a la triple terapiaContinuando con esta senda investigadora, y siguien-

do con el concepto de utilizar hormonas endógenas y

combinar agonismo a más de un receptor dentro de un

único péptido (incluyendo una vía capaz de reducir la

ingesta alimentaria y otra que se dirija a elevar el gasto

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Nuevas terapias para diabetes y obesidad | Matthias Tschöp

energético), recientemente se ha evaluado el efecto de-

rivado de un péptido triagonista que integra tres com-

ponentes: GLP, glucagón y GIP. Utilizando el modelo

animal de ratones engordados a base de una dieta rica

en calorías y azúcar, se ha observado que el péptido tria-

gonista ofrece algunas ventajas diferenciales respecto a

las inyecciones subcutáneas del abordaje coagonista.

Estos trabajos muestran que si se administra una

única molécula que actúa sobre tres rutas al mismo

tiempo, se obtiene una acusada disminución del peso,

alcanzando nuevamente un efecto muy similar al obte-

nido con una intervención de cirugía bariátrica. Como

resumió gráficamente el ponente, “aunque se nos estén

escapando otros factores importantes, en general pare-

ce que los efectos beneficiosos de una cirugía gástrica

los podemos conseguir igual al incluir en una jerin-

guilla una terapia triagonista”; a su juicio, parece que

hemos podido desentrañar parte de los aspectos mo-

leculares clave que hay detrás de la cirugía y llevarlos

a un fármaco.

Incorporando estrógenosTambién se ha probado con éxito la posibilidad de

combinar en una única molécula otros dos compo-

nentes: un péptido con beneficios metabólicos y un

esteroide que también aporte otros efectos metabólicos

positivos adicionales. Trabajos de Richard DiMarchi

y Matthias Tschöp han demostrado que el estrógeno,

una hormona femenina, puede ser manipulado para

ser más eficaz en el tratamiento de la obesidad y la dia-

betes. La hipótesis inicial era que mediante la combi-

nación del estrógeno con un péptido similar al GLP-1

sería posible crear una molécula única con menores

efectos secundarios.

La justificación de esta combinación es clara. El

GLP-1 es una hormona peptídica del sistema digestivo

que se utiliza en fármacos para tratar la DM2, fárma-

cos que mejoran el control de la glucosa en la sangre

y pueden conducir a una pérdida de peso, pero no lo

suficiente como para ser usados como medicamentos

para bajar de peso.

Del mismo modo, el estrógeno es otra hormona que

puede causar la pérdida de peso mediante la regulación

de algunos receptores cerebrales. Se trata, además, de

una hormona que ejerce acciones esenciales en dife-

rentes zonas del cuerpo: en el hipotálamo, aumento de

gasto energético y reducción de la ingesta de alimentos;

en el hígado, incremento de la sensibilidad a la insuli-

na, disminución de la litogénesis y de la producción de

glucosa; en el tejido adiposo, disminución de la litogé-

nesis y de la acumulación de triglicéridos; y, en los is-

lotes pancreáticos, reducción de la apoptosis de células

β, elevación de la supervivencia de células β, aumento

de la secreción y producción de insulina. Sin embargo,

también es cierto que su efecto puede ser deletéreo en

otras localizaciones: por ejemplo, en el tejido de mama

y en el útero, los estrógenos inducen un aumento del

potencial oncogénico. Estos posibles efectos secunda-

rios relacionados con el aumento del riesgo de cáncer,

especialmente de mama y de ovarios, limitan su uso

para reducir el peso y/o combatir la diabetes.

Por ello se pensó en la posibilidad de incorporar

estos estrógenos en un GLP-1, transportándolos hacia

el páncreas pero sin alcanzar esas otras localizaciones

donde la acumulación estrogénica puede tener poten-

cial oncogénico; en definitiva, se trataba de hacer llegar

poderosas hormonas nucleares a tejidos específicos sin

afectar los demás.

En concreto, se diseñó un péptido capaz de unirse

de forma reversible al estrógeno, combinando GLP-1

con conjugados estrogénicos, y administrándolo en ra-

tones de laboratorio obesos. La utilización de péptidos

intestinales naturales destinados a los receptores de la

membrana celular, incluyendo esteroides pequeños,

hizo posible alcanzar el lugar exacto donde se expresa

su receptor péptido específico en la superficie celular.

Desgranando algunos detalles más del funcionamien-

to de esta combinación, el científico alemán explicó lo

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DIABETES MELITUS TIPO 2

que denominó “teoría de la liberación selectiva”: se ha

sintetizado un conjugado químicamente estable, que

es una hormona GLP-1 cargada con estrógeno (GLP-1

+ β-estradiol-3-eter), que se dirige exclusivamente a

las células diana; una vez allí, esta molécula se une al

receptor de membrana, se internaliza y se descompone

dentro de las células, activa el receptor del núcleo y

empieza a desarrollar su efecto. En el caso del útero

y la mama, ante la ausencia de receptores de GLP-1,

no se producirá esta unión química en estas localiza-

ciones y, por lo tanto, no se desencadenará el efecto

estrogénico.

Los autores de la investigación encontraron en los ra-

tones analizados que la combinación era más eficaz que

usar cualquiera de los compuestos por separado. El trata-

miento con GLP-1/E2 (estradiol) estable aumenta signifi-

cativamente los efectos del GLP-1; de hecho, el empleo de

GLP-1 estable + estrógeno (400 μg/kg/día) es la pauta que

se asocia con una mayor reducción del peso corporal, es-

tableciéndose diferencias estadísticamente significativas

con el resto de opciones evaluadas (dosis bajas o altas de

GLP-1 agonista, GLP-1 frágil + estrógeno a dosis bajas o

altas…).

El GLP-1 actúa como una especie de guía para el es-

trógeno, llevándolo al hipotálamo y al páncreas para ser

metabolizado. Pero, además, la cooperación tan precisa

entre el péptido y la hormona, combinados en una sola

molécula, reduce la probabilidad de que el estrógeno de-

sarrolle el crecimiento de tumores o cáncer. Se confirma,

por ejemplo, que el empleo de GLP-1/E2 estable evita la

acción uterotrófica y no ejerce un efecto oncogénico en el

tejido mamario.

“Esto significa un gran avance, ya que se obtienen

dos beneficios, perder peso y administrar la glucosa sin

las toxicidades asociadas al estrógeno, maximizando los

beneficios metabólicos y minimizando la toxicidad po-

tencial gracias a que la molécula se dirige específicamente

a un subgrupo de receptores estrogénicos en las células

transportadoras del receptor GLP-1”, aseguró en este foro

el Prof. Tschöp.

El siguiente paso, como adelantó este experto, “sería

probar otras combinaciones de hormonas peptídicas y

esteroides, con la intención de descubrir nuevos trata-

mientos para más enfermedades, aunque de momento

no se descarta realizar una investigación exhaustiva para

comprobar su seguridad”.

Todos estos trabajos han permitido concebir una

nueva clase de fármacos capaces de liberar esteroides y

pequeñas moléculas por medio de hormonas híbridas

“turbocargadas”, a través de receptores de membrana

específicamente dirigidos. “Ahora podemos pensar en el

desarrollo de fármacos capaces de actuar en una diana

específica, sin interferir en otras zonas que, por diferen-

tes motivos, no interesa modificar”, sentenció el ponente,

quien también llamó la atención sobre incipientes traba-

jos que se están desarrollando siguiendo este concepto.

Así, por ejemplo, actualmente están evaluando el efecto

que se obtiene al añadir un glucocorticoide a un GLP-1,

con el objetivo de intervenir eficazmente en la cascada

inflamatoria presente en la diabetes.

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E l descubrimiento de la grasa marrón y los pos-

teriores trabajos que han permitido concretar

sus funciones, así como su presumible capaci-

dad para prevenir y atacar la obesidad, han supuesto un

acicate en la lucha contra la diabetes y contra la propia

obesidad. Tal ha sido su impacto y se considera tan im-

portante que, incluso, como la calificó en esta reunión

la Dra. Barbara Cannon, “el tejido adiposo marrón se

reconoce ya como un nuevo órgano en los humanos

adultos. En este sentido, es como si ahora estuviésemos

viviendo en la Edad Media y dijésemos que hemos des-

cubierto un nuevo órgano, que es el corazón y que éste

funciona como una bomba”.

Durante los últimos años se ha descubierto que

la grasa marrón humana no sólo mantiene caliente el

organismo humano, sino que desempeña una función

crucial al “quemar” el exceso de energía, contrarrestan-

do así los efectos del síndrome metabólico, para lo cual

no existe ningún otro mecanismo. Esta función se está

investigando actualmente para poderla explotar en el

desarrollo de nuevos fármacos.

Un antes y un despuésAntes de 2007, el tejido adiposo marrón sólo había po-

dido ser detectado en recién nacidos. Posteriormente,

ha sido posible identificar también su existencia en

adultos, un hallazgo que podría constituir la base de un

tratamiento contra la obesidad en un futuro próximo si

se encuentra la forma definitiva de aumentar la activi-

La grasa marrón humana en el punto de miraBarbara Cannon

Catedrática de Fisiología y Directora del Instituto Wenner-Gren, Universidad de Estocolmo (Suecia)

Reseña biográfica

Licenciada en Bioquímica por la Universidad de Lon-dres y doctorada en Fisio-logía por la Universidad de Estocolmo. Ha sido la direc-tora del Instituto, decana de Biología en la Universidad de Estocolmo, vicepresiden-ta de la Real Academia Sueca de Ciencias y la presidenta del Comité de la Fundación Nobel. En la actualidad es catedrática de Fisiología en el Instituto Wenner-Gren.

Barbara Cannon

dad de dicha grasa. El tejido adiposo marrón puede ser

metabólicamente importante en humanos, y el hecho

de que esté reducido, aunque todavía presente en la ma-

yoría de las personas con sobrepeso u obesas, puede ser

fundamental para el tratamiento de la obesidad.

La grasa marrón es un tejido que consume energía

para aumentar la temperatura corporal. Es un tipo es-

pecial de grasa con una gran concentración de mitocon-

drias (son oscuras y de ahí el color marrón de este tejido)

y que quema energía para proporcionársela al organismo

y elevar su temperatura cuando hace frío. Según explicó

la Dra. Barbara Cannon, “la función principal de la grasa

marrón es producir calor, bien para la termorregulación

o para la regulación del balance de energía”.

Hasta hace poco tiempo, se sabía de su existencia

en ratones y en niños, habiéndose documentado que

los recién nacidos presentan una cantidad considerable

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DIABETES MELITUS TIPO 2

de grasa marrón. Sin embargo, se pensaba que en las

personas adultas no existía este tejido o que éste se en-

contraba inactivo.

Grasa marrón también en adultosRecientes trabajos independientes han demostrado que,

en diferentes cantidades y grados de actividad, este teji-

do adiposo también se encuentra en los adultos. Dichos

trabajos (del Centro de Diabetología Joslin de Boston,

la Universidad de Maastricht en Holanda y otros cen-

tros de Finlandia y Suecia) se han publicado en The New

England Journal of Medicine.

La herramienta básica para poder identificar este te-

jido y medir su nivel de actividad en adultos ha sido la

combinación de la tomografía por emisión de positro-

nes (PET) y la tomografía axial computerizada (TAC).

Se pudo demostrar, por ejemplo, que en todos los pa-

cientes la captación de este tejido estaba claramente lo-

calizada dentro del tejido graso de los hombros.

Además, las nuevas técnicas de imagen como la tomo-

grafía por emisión de positrones con fluorodeoxiglucosa

(FDG-PET) han proporcionado un hallazgo colateral y

sorprendente: la visualización de áreas con grasa marrón

en adultos en las regiones supraclavicular y del cuello,

con depósitos adicionales paravertebrales, mediastínicos

o paraaórticos y suprarrenales, pero no interescapulares

(como los que existen en los recién nacidos).

Se ha podido establecer que los depósitos observa-

dos originalmente por FDG-PET son realmente depó-

sitos de tejido adiposo marrón, porque están enrique-

cidos en la proteína de desacople 1 (UCP-1). Se deduce

que la baja prevalencia de tejido adiposo marrón, en

base a estudios retrospectivos de documentos hospita-

larios archivados de imágenes FDG-PET, se debe a la

subestimación de la verdadera prevalencia, ya que sólo

refleja un estado agudo de actividad; consecuentemen-

te, estos estudios retrospectivos no permiten analizar de

forma concluyente los factores que influencian la activi-

dad y la cantidad de tejido adiposo marrón.

La combinación de innovadoras técnicas de ima-

gen ha permitido saber que la presencia de grasa

marrón varía mucho de unos individuos a otros en

función de la edad (decrece con los años), el nivel de

glucosa (más cantidad en individuos con niveles nor-

males) y el sexo (más en mujeres que en hombres).

Pero la relación más importante es con el índice de

masa corporal (IMC), ya que a mayor obesidad, me-

nos grasa marrón. Esto apunta con claridad a que

la presencia de este tejido podría proteger contra el

sobrepeso. Asimismo, se encontró que el ambiente

frío activa la grasa marrón, como era de esperar, para

producir más calor.

TermogénesisClásicamente, como explicó la Dra.  Cannon, “sabía-

mos que la grasa marrón cumplía algunas funciones

básicas en los neonatos y en los animales mamíferos,

como el hecho de mantener la temperatura tras el par-

to, contrarrestando el estrés que supone pasar de un

medio caliente a un ambiente más frío. Igualmente, en

aquellos animales que hibernan, esta grasa es la prin-

cipal responsable de que puedan mantenerse en una

temperatura estable y aceptable, ejerciendo una fun-

ción básica para facilitar su despertar tras este perío-

do de letargo”. La grasa marrón ejerce una importante

función en el feto y el recién nacido, llegando a repre-

sentar el 2-5% de su peso corporal; su papel principal

es termogénico durante el primer año de vida, al final

del cual se creía prácticamente desaparecida en su to-

talidad, transformándose en grasa blanca o amarilla.

También en trabajos previos se había podido lo-

calizar el lugar más habitual en el que se sitúa la grasa

marrón en los recién nacidos, estableciéndose como

principales zonas de ubicación entre las escápulas, las

axilas, la nuca y alrededor de los grandes vasos del tron-

co. Posteriormente se ha podido confirmar que la distri-

bución de este tejido adiposo está diseminada también

por otras localizaciones del cuerpo humano.

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La grasa marrón humana en el punto de mira | Barbara Cannon

El tejido adiposo marrón se caracteriza por pre-

sentar adipocitos o células grasas con un gran núcleo

central, amplio citoplasma y mitocondrias muy nume-

rosas, redondeadas con crestas muy juntas y bien desa-

rrolladas. Estas mitocondrias contienen citocromos que

les confieren ese color oscuro característico. En el cito-

plasma se encuentran dispersas varias gotas de ácidos

grasos de distinto tamaño, que durante la preparación

histológica rutinaria se pierden disueltas en los distintos

alcoholes, proporcionando el aspecto agujereado carac-

terístico al observarlo al microscopio. Los adipocitos

son poligonales y grandes, aunque más pequeños que

las células del tejido graso blanco. Estas distinciones no

son absolutas, puesto que los adipocitos pueden ser uni-

lobulares y tener un reducido número de mitocondrias

cuando los niveles de termogénesis son bajos.

La grasa marrón se caracteriza por estar lobulada,

recordando a una glándula. Tiene más capilares que el

tejido adiposo blanco, así como numerosas terminacio-

nes nerviosas simpáticas. Después de un ayuno prolon-

gado, las células adoptan un aspecto similar a un epite-

lio, acentuándose la semejanza con una glándula.

Los ácidos grasos almacenados en la grasa marrón

se usan directamente por el tejido en el que están al-

macenados, aunque también pueden movilizarse y ser

utilizados en situaciones críticas por otros tejidos.

Los mamíferos deben mantener su temperatura cor-

poral dentro de un margen muy estrecho de tempera-

tura. En el desarrollo embrionario y fetal, el nuevo ser

se encuentra aislado de la temperatura ambiente por lo

cual no posee una termorregulación. En el momento

del nacimiento, el recién nacido debe hacer uso de una

termogénesis obligatoria del metabolismo celular y una

disipación calórica superficial, para lo cual se cuenta

con el tejido adiposo marrón, que posee una función

termogénica esencial que se usará tras el nacimiento.

Tal y como detalló la conferenciante, “el abundan-

te tejido adiposo marrón en el recién nacido tiene una

razón, puesto que éste es capaz de funcionar como una

especie de calefacción central que mantiene al feto ca-

liente en el tiempo inmediato al parto”.

Tras el nacimiento, la hipotermia posnatal produce

un estímulo en el sistema nervioso, que inerva el tejido

debido a una activación de los receptores sensibles al

frío situados en el hipotálamo y en la médula espinal.

Este tejido es estimulado por la noradrenalina secreta-

da por el sistema nervioso autónomo, que produce la

hidrólisis aumentada de triglicéridos de los adipocitos.

Posteriormente se oxidan los ácidos grasos con gran

consumo de oxígeno y el calor producido calienta el

torrente sanguíneo, que a su vez mantiene caliente al

recién nacido.

En neonatos con retraso del crecimiento intrauteri-

no con edad gestacional corta se observa hipoglicemia

e hipoxia, viéndose también implicada la producción

de calor. Se ocasiona así una inestabilidad térmica, que

atenta contra el bienestar del neonato, puesto que no

tiene el tejido adiposo marrón desarrollado. Los depósi-

tos de energía de estos neonatos son muy bajos, puesto

que el almacenamiento de ácidos grasos no es suficien-

te. Todo ello permite una disipación calórica, haciendo

que el neonato resista el cambio de temperatura am-

biental y la perdida calórica superficial.

En este contexto, y detallando algo más la interrela-

ción entre tejido graso y el proceso de termogénesis, la

Dra. Barbara Cannon llamó la atención sobre la función

que desempeña la proteína mitocondrial desacoplante,

que “es esencial para la termogénesis inducida por la

norepinefrina en los adipocitos marrones (en estudios

experimentales con animales se ha comprobado que

la eliminación de la UCP-1 en estos modelos se asocia

“La grasa marrón funciona como una especie de calefacción central para el recién nacido, manteniéndole caliente después del parto.”

Page 37: conferencias y debates en cienciasaún despierta importantes incógnitas, como el hecho de que se desconozca al día de hoy ... ca de los péptidos intestinales y su función en la

DIABETES MELITUS TIPO 2

con la ausencia de producción de calor). La UCP-1 es la

única proteína capaz de mediar la producción de calor a

través de un mecanismo denominado termogénesis no

tiritante”. A modo de ejemplo, indicó que “si los huma-

nos entramos en un ambiente muy frío, pronto empe-

zaríamos a tiritar; en cambio, si nos mantuviésemos un

par de semanas en ese mismo ambiente helado, lo más

probable es que dejásemos de sufrir esos temblores, un

efecto en el que tiene mucho que ver la grasa marrón”.

En ratones wild-tipe se ha comprobado la modifica-

ción de la grasa marrón motivada por el cambio drásti-

co de temperatura. Tras una exposición a un ambiente

caluroso (de 30º), los ratones pasaron a un entorno frío

(con una temperatura de 4º). Su actividad muscular se

intensificó y creció considerablemente, tiritando de ma-

nera ostensible; sin embargo, tras permanecer en este

ambiente frío durante un par de semanas, desapare-

cieron por completo las tiritonas y decreció sustancial-

mente su actividad muscular, pero siguieron fabricando

calor. Este efecto no se reprodujo en el caso de animales

en los que no existe la proteína UCP-1: tiritan de frío

cuando son trasladados a un entorno frío, pero también

siguen con esa misma actividad muscular tres semanas

después si se mantienen en ese ambiente, es decir, no

pueden desarrollar ningún proceso de termogénesis al

carecer de la proteína UCP-1. Por lo tanto, como subra-

yó la conferenciante, “actualmente se asume que una de

la principales funciones de la grasa marrón es la estimu-

lación de la termogénesis mediante la activación de la

UCP-1, generando calor a partir de los ácidos grasos”.

En los humanos también se ha podido observar un

fenómeno similar al detectado en modelos animales

en lo que respecta al proceso de termogénesis no ti-

ritante. Se ha identificado la presencia de UCP-1 en

acúmulos de grasa marrón humana, confirmándose su

existencia en localizaciones muy precisas del cuerpo

humano (cuello, mediastino y suprarrenal). Además,

dos estudios recientes e independientes han compro-

bado que personas sometidas a un ambiente frío ex-

perimentan un distinto gasto energético dependiendo

de su nivel de grasa marrón: aquellas que tienen teji-

do adiposo marrón gastan entre 200 y 400 calorías al

día más, lo que supone un aumento del 10-20% en su

metabolismo basal. Este efecto resulta tan importan-

te que, según indicó la Dra. Cannon, “si las personas

pudieran mantener en el tiempo esta tasa metabólica,

sería probablemente suficiente para garantizarles un

peso corporal adecuado”.

Al igual que los ratones, los humanos poseen el

mecanismo de termogénesis no tiritante, disponiendo

también de la capacidad para adaptarse al frío. Estudios

recientes de Saito y Tsujisaki, llevados a cabo en pobla-

ción japonesa, han confirmado que la grasa marrón hu-

mana puede formarse: mientras que en verano la pobla-

ción mostraba una menor presencia de grasa marrón,

durante el invierno se detectó, por medio de novedosas

técnicas de imagen, un incremento significativo de teji-

do adiposo marrón. Así, un estímulo tan simple como

un ambiente frío genera un impacto y pone en marcha

el funcionamiento de esta grasa “buena” que consume

calorías y adelgaza.

La siguiente cuestión es saber cómo emplear este

mecanismo para reducir el riesgo de obesidad y de otras

enfermedades asociadas. Y es que, como expuso la ex-

perta de la Universidad de Estocolmo, “tenemos una ac-

tivación de la proteína UCP-1 que induce la producción

de calor, llevándose cabo una combustión de la grasa.

¿Se imaginan lo bueno que sería quemar grasa o comida

dentro de estos adipocitos marrones, convirtiendo esa

comida en calor y no en grasa, gastándola y no alma-

cenándola?”.

“ Mantener la activación del tejido adiposo marrón a lo largo de la vida podría proteger contra los efectos de la obesidad y la diabetes.”

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La grasa marrón humana en el punto de mira | Barbara Cannon

Si estamos en equilibrio energético, los alimentos

que ingerimos se convierten en calor y no pasan a alma-

cenarse como grasa; sin embargo, si comemos más de

la energía que gastamos, existe el riesgo de que se acu-

mule energía en forma de grasa. “Si dispusiésemos de

un mecanismo de combustión de grasa adicional, que

incrementase el gasto energético, quizá seríamos más

eficientes a la hora de quemar la grasa sobrante y ésta no

se acumularía en el organismo.” A juicio de la Dra. Can-

non, “la termogénesis inducida por la dieta existe y está

totalmente localizada en el tejido adiposo marrón”.

Consecuencias para la saludUna de las consecuencias más importantes derivadas

de una carencia de termogénesis inducida por el tejido

adiposo marrón es el desarrollo de obesidad. “Si no te-

nemos UCP-1 y, por tanto, no se dispone de grasa ma-

rrón activa, se eleva el riesgo de acumular más grasa y,

por consiguiente, de que se genere obesidad”, aclaró la

Dra. Cannon, para quien “ya hay suficientes evidencias

en animales y humanos que certifican esta hipótesis”.

En animales con UCP-1 (-/-), en comparación con

los que son UCP-1 (+/+), se documenta un mayor in-

cremento del peso corporal a pesar de haber seguido la

misma dieta rica en grasas: sin grasa marrón, el ratón

llega a ser más gordo. Esto se produce en condiciones

ambientales y de temperatura confortables para estos

animales. En síntesis, explicó la ponente, “los animales

que no tienen UCP-1 y, por tanto, presentan un déficit

de grasa marrón, son más proclives a engordar ingirien-

do la misma dieta rica en grasas que aquellos con pro-

teína UCP-1 (+/+). Por lo tanto, debemos concluir que

la grasa marrón activa protege en cierta medida frente

al riesgo de desarrollar obesidad”.

En la termogénesis, el tejido marrón utiliza, en pri-

mer lugar, los lípidos almacenados como sustrato para

generar calor. Esta fase temprana de la termogénesis

se corresponde con la liberación de noradrenalina del

sistema nervioso simpático, activando la liberación de

ácidos grasos de las gotas de triglicéridos. Algunos de

estos ácidos grasos activan la UCP-1, mientras que los

ácidos grasos remanentes son importados a la mitocon-

dria y allí se realiza la termogénesis, con la disipación de

energía en forma de calor debido a la acción de UCP-1.

Como el tejido graso marrón es un pequeño porcentaje

del total del peso corporal, para mantener una termogé-

nesis sostenida es necesario importar y quemar triglicé-

ridos circulantes.

Recientes trabajos han demostrado que el tejido

adiposo marrón, además de estar implicado en la ter-

mogénesis, podría tener un destacado papel en el meta-

bolismo lipídico. En estudios de Bartelt y Heeren se ha

investigado el efecto de la administración de partículas

lipídicas marcadas radiactivamente en ratones mante-

nidos en un ambiente frío, observando cómo práctica-

mente la mitad de estas partículas penetraban en la gra-

sa marrón, lo que sugiere que el tejido adiposo marrón

protege frente a la hipertrigliceridemia.

Repercusiones en el síndrome metabólicoTambién se ha apuntado el posible efecto de la grasa

marrón sobre el síndrome metabólico, considerándo-

se que es un posible factor capaz de reducir el impacto

de este síndrome en el que se conjugan trastornos tales

como la obesidad, la hipertrigliceridemia y la hiperglu-

cemia. Según la investigadora sueca, “la grasa marrón

puede mejorar la obesidad, los triglicéridos y tal vez la

hiperglucemia”.

Respecto al efecto de la grasa marrón sobre la dis-

ponibilidad de glucosa, estudios en ratones han puesto

de manifiesto que la estimulación de la grasa marrón no

sólo se asocia con una activación del proceso de termo-

génesis, sino que también se produce en paralelo una

activación del proceso de absorción de glucosa. Se de-

termina, por lo tanto, que la grasa marrón activa la des-

trucción de glucosa y, en determinadas circunstancias

(aún no suficientemente esclarecidas), tiene un potencial

enorme para absorber la glucosa de la sangre (un proce-

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DIABETES MELITUS TIPO 2

so de absorción que se realiza a partir de distintos trans-

portadores de la glucosa, como GLUT-1 o GLUT-4).

De hecho, indicó la Dra. Cannon, “la grasa marrón no

sólo tiene la capacidad de absorber la glucosa, sino que

también absorbe grasa de la sangre; es más, ahora sabe-

mos que quema la glucosa y la grasa para convertirlas

en calor”.

No menos relevantes son los hallazgos que se han

obtenido cuando se administran en estos modelos

animales partículas de glucosa radiactivamente mar-

cadas. Se estima hasta una absorción del 75% de estas

partículas por parte de la grasa marrón, mientras que

la propia grasa marrón es capaz de absorber también

hasta un 50% de las partículas lipídicas. “Esto es real-

mente sorprendente, sobre todo si se tiene en cuenta

el escaso espacio que ocupa la grasa marrón en el ra-

tón”, comentó la ponente. Se confirma que cuando la

proteína UCP-1 está activada, se oxidan tanto los lípi-

dos como los carbohidratos. También se ha evidencia-

do que los ratones que carecen de la proteína UCP-1

son menos sensibles a la insulina y registran una peor

respuesta cuando se les somete a una prueba de so-

brecarga de glucosa, así como que ratones con UCP

(-/-) sometidos a una alimentación normal tienen una

glucosa en ayunas superior a la que muestran los ra-

tones con UCP (+/+). Por lo tanto, la grasa marrón es

fundamental para la homeostasis de la glucosa, incluso

en ratones normales (no hiperglucémicos y con dieta

normal).

A partir de estos hallazgos, la Dra. Barbara Cannon

dedujo que “la grasa marrón parece tener una cierta

función antidiabética, pudiendo también proteger fren-

te a la obesidad y frente a la hipertrigliceridemia”. En los

ratones, sentenció, “la grasa marrón tiene una función

antisíndrome metabólico”.

¿Y en humanos?Sin embargo, ahora el reto es tratar de trasladar estas

evidencias a humanos y certificar su aplicabilidad clíni-

ca. Para la conferenciante, “estas observaciones son, en

cierta medida, aplicables también en humanos”.

En colaboración con un grupo de investigadores ita-

lianos, liderados por Zingaretti, la Dra. Cannon ha tra-

tado de descubrir si realmente la grasa marrón desem-

peña una función crucial en el desarrollo de la obesidad

en humanos y, en concreto, si el déficit de este tejido

adiposo realmente nos hace más propensos a sufrir esta

enfermedad. Entre otros resultados, los autores de este

trabajo han comunicado que, al comparar humanos

con grasa marrón con otros que no tenían, se obtienen

importantes diferencias en su densidad corporal, des-

cubriéndose también una significativa correlación con

la edad. Se determinó que la ausencia de grasa marrón

puede causar obesidad y que este tipo de grasa se pierde

con la edad.

Actualmente se acepta que la presencia de grasa

marrón en adultos jóvenes es alta, pero su actividad

es reducida porque se relaciona inversamente con el

IMC y el porcentaje de grasa corporal, especialmente

en las personas mayores. La señal para la activación de

los adipocitos marrones es una temperatura inferior a

la considerada neutra (34 ºC para los ratones, 28 ºC

para las ratas y 20-22 ºC para los humanos). La dieta

podría activar del mismo modo el tejido adiposo ma-

rrón, responsable de la termogénesis inducida por los

alimentos.

¿Qué es primero?Pero ¿las personas están obesas porque tienen un déficit

de grasa marrón o sufren una falta de grasa marrón por-

que están obesas? ¿O es posible que sea una conjunción

de ambos factores?

“ La grasa marrón no sólo absorbe glucosa, sino también la grasa de la sangre, para quemarla y convertirla en calor.”

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La grasa marrón humana en el punto de mira | Barbara Cannon

Ante la imposibilidad de responder aún con total

seguridad a estas dudas, Barbara quiso aportar una úl-

tima idea sobre la cirugía bariátrica, planteando si sus

efectos sobre la obesidad se deben a que con esta inter-

vención se ejerce una activación (o reactivación) física

o química (hormonal) de la grasa marrón. En cualquier

caso, sentenció, “lo que sí hemos podido comprobar

claramente es que tras una intervención de bypass gás-

trico, por ejemplo, un sujeto obeso sin prácticamente

grasa marrón pasa a mostrar un aumento considerable

de ésta (objetivado por medio de sofisticadas técnicas

de imagen)”.

Como otro apunte de interés, la experta sueca re-

conoció que “actualmente la única evidencia funcional

para una posible significación de la grasa marrón en

humanos es genética”. Múltiples estudios han estableci-

do asociaciones significativas entre polimorfismos del

gen UCP-1 y alteraciones relacionadas con la obesidad,

tales como la tendencia a la ganancia de peso con el

tiempo (tanto en individuos normales como en los ya

obesos).

El gen de la UCP-1 se encuentra localizado en el

cromosoma 4 (4q28-q31). El papel de la termogénesis

mediada por la UCP-1 en la obesidad en humanos no

está claro, pero la presencia de la variante –3826 A/G

en la región del promotor del gen de la UCP-1 se ha

asociado con una reducción en la expresión del ARN

mensajero de la UCP-1, una menor perdida de peso en

sujetos sometidos a una dieta hipocalórica y otras alte-

raciones metabólicas del fenotipo obeso. Por otro lado,

se ha descrito una interacción entre el gen del receptor

β3-adrenérgico y el gen de la UCP-1 con respecto a la

tasa metabólica basal. “Si tenemos suerte de haber reci-

bido de nuestros progenitores la variante –3826 A/A en

la región del promotor del gen de la UCP-1, expresare-

mos una mayor cantidad de esta proteína; en cambio,

tendremos peor suerte si recibimos de nuestros padres

el polimorfismo –3826 G/G”, afirmó la Dra. Cannon.

Y es que, incluso, se ha demostrado que las personas

con A/A tiene un gasto energético más alto en reposo

y también queman más grasa cuando consumen una

dieta hipercalórica (en comparación con aquellas que

expresan las variantes A/G y G/G).

Nuevos estudios llevados a cabo en Japón han con-

cluido, además, que estas sustituciones genotípicas

aceleran el descenso de la actividad de la grasa marrón

relacionado con la edad y, por lo tanto, pueden asociar-

se con la acumulación de grasa visceral que se produce

con el paso de los años.

Finalmente, un estudio recientemente publicado

por un grupo de investigadores de la República Checa

pone de manifiesto que las personas con genotipo A/A

generalmente es más probable que se encuentren en

el cuartil más bajo del IMC que aquellas con genotipo

A/G o G/G; esto explicaría que aquellas personas con la

variante A/A puedan comer más que las que tienen un

G/G sin engordar tanto.

En base a todos estos estudios, la Dra. Barbara Can-

non opinó que “la extrapolación de los datos obteni-

dos en ratones a los humanos nos lleva a pensar que la

ausencia de grasa marrón en las personas es un factor

causante de obesidad”.

Pero ¿por qué la perdemos con la edad? Los adultos

jóvenes cuentan con una cierta cantidad de grasa ma-

rrón, realizan la combustión de gran parte del alimento

que ingieren a través de este tejido adiposo y disponen

de una pequeña cantidad de grasa blanca. Partiendo de

esta realidad, la ponente afirmó que “la grasa marrón

no sólo está regulada por el sistema nervioso simpático,

sino que también se halla regulada de forma negativa

por el cortisol y de manera positiva por las hormonas

sexuales. Se sabe que las personas con síndrome de

“La grasa marrón parece ejercer una función antidiabética, protegiendo frente a la obesidad y la hipertrigliceridemia.”

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DIABETES MELITUS TIPO 2

Cushing experimentan un aumento de cortisol y regis-

tran una reducción significativa en la grasa marrón ac-

tiva. A medida que envejecemos, los niveles de cortisol

no cambian, pero disminuyen la hormonas sexuales:

ésta podría ser la razón potencial por la que las perso-

nas, a medida que envejecen, sufren un descenso de la

cantidad y actividad de grasa marrón”.

Como consejo final, concluyó la Dra. Cannon, “es

preciso mantener la grasa marrón activa, algo que se

puede conseguir con medidas tan simples como redu-

cir la temperatura del dormitorio”. Y es que mantener

la activación del tejido adiposo marrón a lo largo de la

vida podría proteger contra los efectos de la obesidad y

la diabetes.

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Dia

bet

es m

ellit

us

tip

o 2

debate Moderador:

Juan Carlos López

Mesa redonda:

Marc Y. Donath , Matthias Tschöp y Barbara Cannon

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Pregunta: Les felicito, creo que

ha sido una sesión fantástica. Me

gustaría empezar haciendo una

pregunta sobre la grasa parda. La

Dra. Cannon ha recomendado que

se mantenga activa la grasa par-

da. Pero ¿cómo se hace eso?

Barbara Cannon: Sin duda, es fun-

damental mantener la grasa parda

activa. La forma más fácil, sin nece-

sidad de recurrir a la farmacoterapia

o la cirugía bariátrica, es reducir la

temperatura en el dormitorio, man-

tenerlo más fresquito, y esto proba-

blemente ayudará: lo digo en serio,

totalmente en serio.

Pregunta: Usted ha explorado el

modelo de grupo muy interesan-

te en la clínica, la persona meta-

bólicamente sana pero obesa. En

nuestra experiencia, este grupo de

pacientes supone aproximadamen-

te un 25% de las personas obesas

que atendemos. Les seguimos du-

rante años y, de hecho, no suelen

experimentar cambios importantes

porque, aunque tienen síndrome

metabólico, no tienen hipertriglice-

ridemia. ¿Qué hacer en estos casos?

Barbara Cannon: En relación con

este obeso sano, yo no soy clínico

y lo lamento, por lo que no puedo

ofrecerle una respuesta clara. Sin

duda, desde el punto de vista inves-

tigador, me fascinan esas personas,

pero realmente no se muy bien qué

podríamos hacer en estos casos y

qué papel desempeña aquí la grasa

marrón.

Pregunta: Otro modelo clínico

espontáneo vendría configurado

por aquellas personas que han

sido deportistas, como, por ejem-

plo, los luchadores de sumo. Se ha

visto que cuando se jubilan siguen

estando bien y se ha sugerido que

esto podría tener algo que ver algo

con el cambio en el tejido marrón

adiposo, porque parece que origi-

nalmente no eran obesos pero se

convirtieron en obesos.

Barbara Cannon: Sobre estos lu-

chadores de sumo que dejan de

hacer ejercicio, por supuesto se ha

hablado mucho sobre esto en los

últimos dos años. Se ha profundiza-

do especialmente en lo relacionado

con las proteínas y sobre qué hacen

los músculos que segregan proteí-

nas capaces de activar grasa blanca

para que se conviertan en grasa ma-

rrón. Esto es, teóricamente, posible;

sin embargo, yo dudo que tenga un

efecto importante… Posiblemente

Debate

Los Dres. Donath, Tschöp y Cannon durante el debate.

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DIABETES MELITUS TIPO 2

estas personas sigan comiendo más

sin hacer ejercicio, pero no tengo de

información al respecto y tampoco

existe una documentación consis-

tente sobre este tema en la literatura.

Marc Donath: En cuanto al tema

de los obesos sanos o saludables,

yo creo que realmente lo que de-

bemos tratar de responder es hasta

qué punto es sano ser obeso. De to-

das formas, parece que estas perso-

nas obesas y aparentemente sanas

sufren bastantes complicaciones,

ya que suelen padecer más trastor-

nos derivados de su peso corporal

que los delgados. Estos obesos sa-

nos puede que no tengan un ries-

go significativamente superior de

sufrir diabetes en comparación

con los delgados, pero si miramos

otras complicaciones, la cosa cam-

bia. Por lo tanto, yo en estos casos

seguiría aconsejándoles que per-

dieran peso.

En otro orden de cosas, también

quería hacer un apunte adicional

sobre otro tema que ha surgido en

este foro. Habitualmente asociamos

la obesidad con la insulinorresisten-

cia, pero debemos ser conscientes

de que existe una gran heteroge-

neidad. En cualquier caso, sabemos

que el tejido graso es la diana de la

insulina y si se tiene más grasa sana

o saludable, entonces esa persona es

más insulinosensible y también es el

activador del PPARgamma; pero a

largo plazo hay un límite del siste-

ma y, en un momento dado, la grasa

aumen ta y no parará de incremen-

tarse y entonces también se conver-

tirá en malsana. Así que estas perso-

nas obesas sanas pueden tener una

grasa buena durante un cierto tiem-

po, pero esto tiene un límite y puede

cambiar radicalmente la situación

en un determinado momento; ade-

más, también tendrán un fenotipo

que no es tan saludable.

Comentario: En nuestra experien-

cia, recogida en un estudio pros-

pectivo, el denominado estudio

de Segovia, no hemos encontrado

ninguna indicación de inflamación.

Tenemos seguimientos con algún

marcador, como la proteína C reac-

tiva, y éstos no cambian a lo largo

del tiempo; en estos momentos, el

seguimiento es de unos 6-7 años.

Igualmente, tampoco hemos con-

seguido asociar de forma directa la

obesidad con algunos genes can-

didatos, no evidenciando ninguna

relación significativa. Incluso, ha-

ciendo correcciones por cualquier

factor de interés, como la dieta o el

ejercicio físico, tampoco hallamos

nada importate. Posiblemente esto

es por no disponer aún de un segui-

miento a muy largo plazo; de hecho,

ni siquiera sabemos si también lle-

gan a tener tantas complicaciones

como aquellos que son metabólica-

mente insanos.

Pregunta: Quería saber algo más

sobre el efecto de los agonistas be-

ta-adrenérgicos que son antidia-

béticos y antiobesos en roedores,

La diabetes tipo 2 generó una gran expectación.

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45

Debate

pero en humanos los estudios que

se han hecho no son tantos ni tan

concluyentes.

Barbara Cannon: Si uno es obeso,

probablemente sólo tendrá una pe-

queña cantidad de grasa marrón y,

por lo tanto, con el fin de hacer que

ésta funcione, hay que tener más

tejido y hacer que esté activo, que

sea activo. Sabemos que, incluso

en estudios con roedores, para ob-

tener más tejido marrón hace falta

una activación β1 y no β3, porque

las células progenitoras solamente

tienen receptores β1; por lo tanto,

β3 solamente funcionará en aque-

llas personas que ya tienen grasa

marrón. Si observamos determina-

dos estudios de algunas compañías

farmacéuticas, como Takeda, com-

probamos que hay indicaciones de

efectos positivos del agonista β3, y

éstos probablemente serían más sig-

nificativos si se hubiese podido divi-

dir a los pacientes en dos cohortes:

el grupo de grasa marrón negativo y

el grasa marrón positivo.

Puede ser que haya un poten-

cial para este tipo de tratamiento.

Pero también me preocupa que los

estudios que ahora se están reali-

zando con pacientes tratados con

dosis normales del betabloqueante

propanolol para eliminar la señal en

el PET y así los radiólogos puedan

ver las metástasis. Estas personas

responden a una dosis normal de

propanolol, lo cual indicaría, con-

siderando la sensibilidad a β3, una

falta de sensibilidad al propanolol.

Todo esto demostraría que la grasa

humana marrón puede ser que sea

más activada por β1 que por β3. A

menos que podamos mostrar una

buena respuesta β3, personalmente

no creo que los agonistas beta-adre-

nérgicos sean una buena opción en

este campo para los humanos. La

clave, sin duda, es mantener la grasa

marrón activa para no convertirnos

en obesos.

Pregunta: En relación con tejido

blanco que se va volviendo ma-

rrón, en estudios recientes se han

dado algunas pistas sobre proteí-

nas secretantes y la grasa marrón.

¿Qué opina de esto?

Barbara Cannon: Somos varios los

grupos de investigadores que duran-

te muchos años hemos buscado pro-

teínas secretantes de grasa marrón;

hay muchas blancas pero no tantas

marrones. Desafortunadamente, no

hemos encontrado nada que sea es-

pecífico para la grasa marrón.

Pregunta: Si he comprendido bien,

el Prof. Tschöp adscribe los efectos

de GLP-1 de los conjugados ago-

nistas a los receptores nucleares.

¿Puede usted descartar la posibili-

dad de que algunos de estos efectos

estén mediados por el GPR30?

Matthias Tschöp: Es una pregunta

muy buena. Los efectos mediados

por estrógenos son un campo muy

complejo en el que hemos hecho

una serie de experimentos con pér-

dida de función en modelos gené-

ticos (por ejemplo, eliminando los

receptores alfa y beta). Con estas

pérdidas de función vemos menos

beneficio del estrógeno en el GLP-1,

pero nunca desaparece del todo. No

hemos podido hacer un doble knock-

out y no podemos hacer el knock-out

para el GPRC1. De todos los datos

que hemos visto hasta la fecha, po-

dría deducir que, al menos, parece

que hay un proceso de internaliza-

ción y que esto ocurre dentro de las

células, pero no tengo suficientes da-

tos para realmente mostrarlo. Puede

ser que el GPCR proporcione algún

beneficio adicional.

Pregunta: Se ha hablado de diferen-

tes tratamientos farmacológicos, e

incluso quirúrgicos, para hacer

frente a la obesidad y a la diabetes,

y se ha subrayado el importante

papel que desempeña la grasa ma-

rrón. Llevamos décadas buscando

soluciones a estos problemas a tra-

vés de la farmacología y, en cambio,

contamos con sólidas evidencias, de

tipo 1A y con eminentes fisiólogos,

que certifican claramente que la

clave de estos trastornos es la sarco-

penia, es decir, la pérdida degene-

rativa de masa muscular y fuerza

al envejecer o al llevar una vida

sedentaria. Si no tenemos masa

muscular, nunca seremos capaces

de metabolizar las grasas y la glu-

cosa como fuente de energía. En este

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DIABETES MELITUS TIPO 2

contexto, ¿qué valor le conceden a

la actividad muscular y al aumento

de la masa muscular para actuar

frente a estos problemas de salud?

Matthias Tschöp: Ninguno de los

investigadores que participamos en

este foro ha estudiado el músculo

como forma de ganarse la vida, pero

yo veo que los modelos que utiliza-

mos, los animales que empleamos,

no vienen generalmente con menos

masa muscular, ganan más grasa

pero no suelen perder masa muscu-

lar. Dicho esto, si se pierde masa

muscular, esto desde luego no es

bueno para el metabolismo global.

En cualquier caso, de lo poco que

yo sé en este campo, diría que ésta

no es la causa principal de la epi-

demia de la diabetes tipo 2; eso sí,

aunque estoy seguro de que no es

el factor determinante principal de

esta epidemia, tampoco negaré su

importancia. Básicamente, estoy de

acuerdo con usted en que el mús-

culo es muy importante por varios

motivos. En primer lugar, el mús-

culo utiliza mucha energía y, desde

luego, esto es algo que está estrecha-

mente vinculado con la obesidad.

Esto es algo especialmente impor-

tante si se tiene en cuenta que no

sólo comemos demasiado, sino que

también hacemos poco ejercicio. En

nuestra clínica realizamos una im-

portante intervención no solamen-

te sobre la dieta, sino también en la

promoción del ejercicio.

Pero, además, coincidiendo con

usted, creo que aquí se abre un ex-

tenso y prometedor campo de in-

vestigación que surgió cuando se

descubrió que la célula muscular

produce citocinas. La primera que

se describió es IL-6, una interleu-

cina que ejerce múltiples funciones

de interés en este campo, como esti-

mular GLP-1. Es cierto, el músculo

es importante y no lo estamos de-

jando de lado. Pero tengo que decir

que si estamos ante un paciente con

160 kilos de peso, entonces para ser

eficaces vamos a necesitar otras co-

sas, como algunos de los fármacos

que se han mostrado aquí.

Barbara Cannon: En este sentido,

me gustaría insistir en la idea que ha

comentado el Prof. Tschöp y es que

los pacientes con diabetes tipo 2, al

igual que nuestros ratones, no ne-

cesariamente tienen inicialmente,

cuando se desarrolla la enfermedad,

una masa muscular disminuida, sino

que simplemente suelen mostrar una

insulinosensibilidad reducida.

Pregunta: Quería preguntar sobre

este cambio fisiológico sorprenden-

te que se produce en la cantidad de

tejido marrón durante el invierno.

¿Se sabe si es hiperplasia o es el teji-

do blanco que se vuelve marrón con

la activación de las células madre?

Barbara Cannon: No tenemos

evidencias al respecto en los hu-

La sede de la Fundación Ramón Areces acogió la sexta conferencia de este ciclo.

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47

Debate

manos, solamente disponemos de

un único estudio con PET donde

se ha observado la actividad de la

grasa marrón, pero nada más. Ba-

sándome en los datos obtenidos en

animales, sospecho que se trata de

una hiperplasia combinada con una

diferenciación aumentada de las cé-

lulas viejas y de las nuevas, pero no

hay evidencia aún en los humanos

de que esto sea así.

Pregunta: Soy consciente de los

beneficios de la cirugía bariátrica,

pero me decepciona no poder con-

seguir en las personas los mismos

resultados utilizando medios más

fisiológicos. Incluso en España es-

tamos registrando un importante

aumento de la cirugía bariátrica

en niños. Es más, como pediatra,

me entristece comprobar diaria-

mente el acusado incremento de la

obesidad y el sedentarismo en los

niños españoles.

Matthias Tschöp: Comparto su de-

cepción. Personalmente, tengo una

experiencia muy parecida: he pasa-

do 8 años de mi vida en Cincinati,

en Estados Unidos, donde no sola-

mente hay una de las tasas de obe-

sidad infantil más altas, sino que

también cuenta con la triste fama de

tener el mayor número de cirugías

bariáticas hechas en niñas del mun-

do. Sin duda, éste no es el camino

adecuado, es un error.

Nuestro laboratorio intenta en-

tender y comprender por qué se

alcanza tanto grado de éxito con la

cirugía bariátrica para, a partir de

ahí, diseñar opciones de tratamien-

to menos traumáticas y más fisioló-

gicas. Estamos convencidos que sus

efectos beneficiosos sobre la obesi-

dad no solamente se deben a que se

hace más pequeño el estómago; hay

algo que ocurre en cuanto a la seña-

lización molecular que determina

en gran parte el funcionamiento de

este recurso y que también ayuda en

el manejo de la diabetes. Por ello,

queremos comprender mejor esto,

para poder limitar estas interven-

ciones arriesgadas, invasivas y hacer

algo que sea más farmacológico.

En un mundo ideal, sería fantás-

tico no tener que dar ni pastillas ni

administrar inyecciones para acabar

con la diabetes y la obesidad, utili-

zando como arma simplemente la

educación, una formación adecua-

da sobre el valor del ejercicio y de

una nutrición saludable. Sin em-

bargo, estamos lejos de este mundo

idílico: la epidemia sigue adelante

y no hemos visto ningún cambio

importante durante las últimas dos

décadas.

Pregunta: ¿Y a qué achaca princi-

palmente este fracaso?

Matthias Tschöp: Hay varias razo-

nes. Una de ellas tiene que ver con

el hecho de que una vez que hay

obesidad puede haber una repro-

gramación muy interesante. En este

sentido, hicimos en nuestro labora-

torio un experimento con ratones,

a los que convertimos en obesos y

luego en delgados; los compara-

mos con algunos que nunca habían

sido obesos y todo parecía igual.

Sin embargo, a aquellos que tenían

una historia previa de obesidad y a

los que nunca habían sido obesos

les sometimos a una dieta de tipo

McDonalds, comprobando entonces

que había un 100% más de ganancia

de peso y más apetito en aquellos

roedores que una vez ya fueron obe-

sos. Por lo tanto, hay una especie de

reprogramación, en el que pueden

desempeñar un papel esencial cier-

tos mecanismos epigenéticos.

En definitiva, creo que debemos

preocuparnos por el exceso de obe-

sidad infantil, pero no debemos

desanimarnos. Antes de abandonar

y asumir que nos enfrentamos a un

reto demasiado complicado, por lo

menos hay que intentar llegar a una

mejor medicina individualizada y a

expandir una educación pública en

la que se fomenten los correctos há-

bitos de vida.

Comentario: Sin duda, la dieta es

crucial, incluso la de los padres.

Matthias Tschöp: Así es. Un artículo

recientemente publicado en la re-

vista Cell demuestra que la dieta a

la que se expone la madre durante

el embarazo y durante la lactancia

importa muchísimo para los ca-

chorros del ratón y repercute enor-

memente en su vida futura. Gran

parte de esta influencia se debe a

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DIABETES MELITUS TIPO 2

ciertas interacciones entre algunos

nutrientes y determinados genes,

y donde desempeñan una función

determinante las neuronas. Y es que

se ha confirmado que las neuronas

crecen de forma diferente en el ce-

rebro, que es donde se regula el ape-

tito, dependiendo de lo que ingiere

la madre durante la gestación y la

lactancia, todo lo cual tiene un gran

impacto sobre la secreción de insu-

lina en las crías. Es cierto que aún

no entendemos totalmente todos

estos mecanismos y que quizá no

se produzca una situación idéntica

en los humanos, pero son hallazgos

que nos hacen reflexionar.

De lo que no cabe duda es que nos

enfrentamos a un problema muy

complejo y, por lo tanto, la solución

no es solamente hacer más ejerci-

cio y estar más saludable: tenemos

una epidemia de obesidad y nuestra

programación genética se ha visto

ya afectada.

Juan Carlos López: Me gustaría aludir a un aspecto que no se ha abordado durante esta reunión y que guarda relación con el papel de la macrobiótica y el rol del mi-crobioma. Hay muchas personas que están muy entusiasmadas con el hecho de que los genes que lle-vamos dentro de nuestro organis-mo no son nuestros, sino que son del microbioma. Se han hecho muchos estudios en los que, en-

tre otras cosas, se ha evidenciado que las bacterias de nuestro intes-tino contribuyen a la regulación del metabolismo de la glucosa. De hecho, muchos estudios de-muestran que esta flora intestinal influye en la obesidad, las reac-ciones inflamatorias, el asma e, incluso, en el sistema nervioso. Es una idea tan buena y tan intere-sante que todo el mundo se está entusiasmando con este abordaje. ¿Qué les parece?Matthias Tschöp: Personalmente no

estoy entusiasmado con los datos

que existen hasta el momento, ya

que no me parecen muy concluyen-

tes. Sinceramente, creo que es una

moda que va a desaparecer.

Juan Carlos López: La microbiota es

un campo nuevo en el no se había

reparado anteriormente. Desde una

perspectiva terapéutica, hay dife-

rentes formas de abordar esta cues-

tión; una es si existe una correlación

entre diferentes tipos bacterianos

y la incidencia de patologías como

asma o colitis, y lo que se puede ha-

cer es cambiar la flora intestinal con

probióticos o trasplantes fecales,

es decir, con tratamientos relativa-

mente simples. Otro enfoque tera-

péutico se basa en que si entende-

mos cómo influyen las bacterias en

el desarrollo de la enfermedad, todo

llevará a identificar nuevas dianas

terapéuticas que se pueden explotar

para obtener nuevos tratamientos.

Este asunto es de interés porque

no sólo afecta a cuestiones intesti-

nales y metabólicas, sino también

a problemas inmunológicos. Aquí

se puede establecer una cierta re-

lación entre diabetes y microbiota.

La relación más fuerte se ha en-

contrado entre la flora intestinal y

la obesidad, y ésta es un factor de

riesgo para la diabetes. Por tanto,

sí se puede establecer una relación

entre el síndrome metabólico y la

microbiota, aunque los mecanismos

precisos por los que sucede esto no

se conocen bien, y es un campo en

el que muchos científicos están in-

vestigando.

Pregunta: En relación con la mi-

crobiota intestinal, algunos ar-

tículos muestran que una dieta

alta en grasa reduce la micro-

biota intestinal y produce una

endotoxemia metabólica, que es

el inicio del proceso inflamato-

rio que puede llevar al desarrollo

de diabetes tipo 2. A mi juicio,

el eje cerebro-intestino no se li-

mita sólo a las incretinas, sino

que también hay otros elemen-

tos en la microflora que son muy

complejos. Considero que es un

campo de mucho interés y que

sería necesario investigar estos

aspectos. Por eso sugeriría que,

junto con la medición de los mar-

cadores proinflamatorios (como

la PCR), estaría bien medir en

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49

Debate

obesos la presencia de endotoxe-

mia metabólica, cuya presencia

se ha confirmado en el síndrome

metabólico. Si se divide en cuar-

tiles, se observa que cuantos más

componentes haya de síndrome

metabólico, mayor endotoxicidad

hay en la microflora, lo que esta-

ría sugiriendo que la microbiota

intestinal se ha descompuesto; y

esto se produce incluso antes de

que se desarrolle el proceso de

inflamación. Estudios llevados

a cabo recientemente en Francia

han demostrado muy claramente

en animales que existe una rela-

ción muy estrecha entre la endo-

toxemia y los marcadores de in-

flamación, y esto hay que tenerlo

en cuenta también cuando se pla-

nifique el abordaje terapéutico.

Matthias Tschöp: Soy muy escéptico

también sobre estas teorías, aunque

reconozco que son muy intrigantes.

No estoy en absoluto convencido

de estas teorías basadas en las fugas

gástricas intestinales que causan in-

flamación; me llamaron mucho la

atención al principio, pero en los

últimos cinco años no he visto datos

que me hayan convencido.

Marc Donath: En cualquier caso,

coincido en la trascendencia de las

incretinas y por eso nos hemos inte-

resado en el estudio de este campo.

Hay muchos elementos implicados

en la diabetes y el reto es conseguir

identificar los agentes correctos y

desarrollar una prevención ade-

cuada. Cada investigador tiene que

tomar sus propias decisiones; yo

puede que cometa un error, pero

insisto en que toda esta teoría de la

microbiota se ha exagerado.

Cuando hablamos de la diabe-

tes tipo 2, está claro que se trata de

una enfermedad heterogénea y que

resulta imposible saber con certe-

za cuál es la causa más importante

que está detrás de este trastorno. En

conjunto, no creo que haya una cau-

sa más importante que otra: en un

paciente puede haber un factor más

determinante, mientras que en otro

el factor más sobresaliente puede

ser otro distinto. Por eso, en algunos

pacientes es posible que las endo-

toxinas desempeñen una función

crucial, pero no en todos.

Juan Carlos López: A modo de

conclusiones, ¿cuáles serían sus

mensajes finales?

Marc Donath: Creo que todos esta-

mos de acuerdo en que la solución

de la diabetes tipo 2 debe proceder,

primero, de la reducción de peso

en los obesos y de la prevención. Y

en ese objetivo estamos trabajando

los investigadores presentes en este

foro.

Matthias Tschöp: A pesar de las frus-

traciones de las últimas 2-3 décadas,

donde ha sido complicado avanzar

y se ha apreciado un aumento de

esta epidemia, estamos haciendo

cosas muy interesantes y abordajes

muy diferentes. Se ha progresado

en el conocimiento de las bases in-

flamatorias y en los mecanismos

inmunológicos. También somos

conscientes de que nos enfrentamos

a una enfermedad heterogénea,

donde es necesario identificar los

biomarcadores correctos para saber

quién necesita qué. Aceptamos que

es preciso individualizar los fárma-

cos para que haya menos efectos se-

cundarios, debiendo administrar el

fármaco necesario a la persona más

indicada. Esto es lo que tenemos

que hacer en los próximos años.

Barbara Cannon: No ha sido posi-

ble abordar con mucho detalle en

esta reunión un aspecto esencial:

el hecho de por qué la gente se

vuelve obesa. No es simplemente

que hacen menos ejercicio; yo creo

que ése es un aspecto demasiado

trivial. Si embargo, es cierto que la

dieta de la población, sobre todo en

los países occidentales, ha cambia-

do sustancialmente en los últimos

años. Ojalá pudiera prohibir la co-

ca-cola, por ejemplo; ésa sería una

buena forma de empezar, así como

reducir el tamaño de las comidas.

Pero también es cierto que esta-

mos ante un problema muy com-

plejo, donde intervienen infinidad

de factores intrísecos y extrínse-

cos; así, incluso, hay investigado-

res para los que quizá la obesidad

sea un problema vírico o para los

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DIABETES MELITUS TIPO 2

que los principales responsables

del aumento de la epidemia son los

conservantes que se les están aña-

diendo a los alimentos... Yo creo

que hay muchos más factores que

podrían tener un efecto impor-

tante; en concreto, personalmen-

te me parece de enorme interés

la función de la grasa marrón. Se

abren grandes posibilidades con el

análisis de lo que llamamos “grasa

del ser humano maduro”, es decir,

cuando uno empieza a engordar en

la madurez; sin embargo, no creo

que esta línea de investigación vaya

a darnos la solución definitiva en el

tratamiento de la obesidad genera-

lizada.

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Federico Mayor Zaragoza

Chairman of the Scientific Council of

the Ramón Areces Foundation

José María Medina

Member of the Scientific Council of

the Ramón Areces Foundation

Javier Cazaña Aguilar

Managing Director of

Nature Publishing Group Iberoamérica

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Presentation

T his sixth annual meeting that we hold jointly with Nature Publishing Group

Iberoamérica is extraordinarily important and is of great relevance to the

Fundación Ramón Areces. As in the five previous editions, the selected to-

pic, type 2 diabetes mellitus, represents a relevant and prevalent health problem.

Illnesses such as this one have been a constant motivation for our institution,

which, from its origin and because of the will of Mr. Ramón Areces, has been devoted

to promote scientific investigation, because knowledge should be applied to “mitigate

or avoid human suffering”. Thus, many of the investments made by the Ramón Areces

Foundation target biomedicine; there is no doubt that it is the most important chapter

in the actions undertaken by this institution.

It is a source of great satisfaction for Ramón Areces Foundation to hold a new

edition of this cycle of Conferences and Debates in Science because of its high

scientific level and the great interest it generates due to the prestige and quallity

of the speakers. We want to thank both the speakers and the personnel of Nature

Publishing Group, specially Dr. Juan Carlos López, editor of Nature Medicine, and

Mr. Javier Cazaña, managing director of Nature Publishing Group Iberoamérica,

for organizing this event and achieve its maximum diffusion.

Federico Mayor Zaragoza

Chairman of the Scientific Council of the Ramón Areces Foundation

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

I n the fourth edition of the Cycle of Conferences and Debates in Science held in

2012, which addressed autoimmune diseases, professor Pickman from King’s Col-

lege gave an excellent paper on the molecular aetiology and new treatments of di-

abetes mellitus type 1. He summarised the main ideas recently published in a review

by Nature Medicine on the new treatments that might be termed “self-vaccinations to

overcome this disease”, targeted to erradicate this illness.

Both Ramón Areces Foundation and Nature Publishing Group Iberoamérica thought

that we ought to extend and further our attention in this field, this time addressing diabe-

tes mellitus type 2. The reason is simple: this disease is suffered by approximately 5% of

the world’s population, making it the most frequent metabolic disease in the world; this,

plus the new denomination that includes diabetes and other disorders that make up the

metabolic syndrome, allows us to consider that it is currently the most important disease

from the social standpoint.

The idea was to benefit from the most excellent scientific and clinical approaches

to type 2 diabetes, which is a substantially more benign disease than diabetes type 1,

although it affects many more people and above all still poses many question marks,

such as the fact that the disease’s exact aetiology continues to elude us. Although great

progress has been made in recent years in intestinal peptides and their role in insulin

secretion, we are still a long way from knowing how the disease originates and develops,

because it is a complex and multifactorial condition involving not only the pancreas, but

also the central and peripheral tissues.

In this context, the symposium recaps on many of the breakthroughs already made,

and ventures some clinical solutions that are of enormous interest and which are gener-

ating great expectations. The Fundación Ramón Areces and Nature Publishing Group

Iberoamérica have made a huge effort to approach a totally current topic and one that is

also of great sociological interest, for which purpose it has secured the help of speakers

who enjoy worldwide prestige and are leaders in their respective fields of research.

José María Medina

Member of the Scientific Council of the Ramón Areces Foundation

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Presentation

A ccording to the latest World Health Organisation (OMS) report, almost 10%

of the adult population has diabetes, a disease determined by a concentration

of fasting blood glucose equal to or greater than 126 mg/dl. The risk of heart

diseases and cerebrovascular accidents are but some of the consequences derived from

diabetes, as well as kidney failure, poor eyesight, blindness, amputation of the lower ex-

tremities and a long list of other conditions.

In recent years, the prevalence rate of diabetes in Europe has increased significantly,

and in some countries the figure of 12% of the adult population with this disease has

been surpassed.

Diabetes mellitus type 2 accounts for 90% of the total cases of diabetes in the world. It

is a disease that can largely be prevented, since the risk of insulin resistance is increased

by being overweight, lack of activity and by a high intake of saturated fats; however, its

development is also associated with other factors such as ethnic group, socio-economic

factors and early-life experience. The high prevalence and the percentage of the popu-

lation with type 2 diabetes have made prevention and treatment one of the priorities of

most of the world’s health systems.

In this new edition of the cycle of conferences and debates, once again we are ad-

dressing a topic of great interest to science with a great impact on society due to the high

level of incidence of this pathology. This is the sixth consecutive year that the agreement

between the Fundación Ramón Areces and Nature Publishing Group Iberoamérica has

made this event possible, featuring the participation of some of the world’s most ac-

claimed experts in this field.

This time, professors Marc Donath, from the University Hospital of Basel, Matthias

Tschöp, from the Technical University of Munich, and Barbara Cannon, from the Uni-

versity of Stockholm will be contributing their expertise. Finally, and due to unexpected

weather problems, Dr. Pere Puigserver, professor of cell biology of the School of Medi-

cine of the University of Harvard, Boston (USA), is unable to be with us.

Once again, the presentation is by Dr. Juan Carlos López, editor in chief of Nature

Medicine, the journal with the greatest Impact Factor in its category.

As in previous years, I would like to thank the Fundación Ramón Areces, represented

here by Drs. Federico Mayor Zaragoza and José María Medina, for their commitment to

this collaboration agreement between both companies, likewise thanking the director,

the communication team and the Foundation’s whole Scientific Council for their highly

successful work in organising these conference cycles.

Javier Cazaña Aguilar

Managing Director of Nature Publishing Group Iberoamérica

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intr

oducti

on

Juan Carlos López

Editor of Nature MedicineHe received his degree in biomedical research at

the Universidad Nacional Autónoma de México

and obtained his PhD in neurobiology and beha-

viour at Columbia University (New York), where

he studied the cellular and molecular mecha-

nisms of simple forms of memory in Eric Kandel’s

laboratory. Before entering the publishing world,

Juan Carlos worked for the Instituto Cajal (CSIC,

Madrid), studying the functional aspects of inhi-

bitory neurotransmission. In November 1999 he

was honoured with the “Estudi General” Euro-

pean Award for scientific dissemination, for his

book El Taller de la Memoria. He is currently edi-

tor in chief of Nature Medicine, a post he had held

previously at Nature Reviews Neuroscience.

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T he field of diabetes is a very broad one, since

different organs perform different functions

in metabolic control. Not only do the pan-

creas and adipose tissue regulate metabolism, so too do

the muscle, brain and liver perform crucial functions in

this disease, hence a holistic vision of the metabolic syn-

drome is necessary.

Currently, 25% of the population above the age of

20 years has metabolic syndrome, although the mean

age profile of these patients has diminished drastical-

ly in recent years. Will this trend be maintained in the

future? Are current treatments effective? Are new ther-

apeutic targets being investigated?

Many of these questions will be answered in the

course of this meeting, which is analysing a very serious

disease which nevertheless, from the intellectual stand-

point, I regard as a very interesting problem. For a long

time, the only thing that could be done with regard to

diabetes was to act on very limited aspects and on spe-

cific disorders related to insulin resistance and the liv-

er. We knew there were problems with fats, but did not

know how these disorders affected the origin and the

development of diabetes.

The last ten years have been crucial in understand-

ing diabetes. We now know that the disease is much

more complicated than we thought: the brain plays a

crucial role, as does the muscle, and the immune sys-

tem also seems to be very important; we also know a

great deal more about the adipose tissue and how it

contributes to diabetes and also how we can fight the

disease. All these findings have been progressive and

revolutionary, and it seems that every week we learn

something more about the interaction between the

different organs and how their dysfunction causes the

pathology.

This is the good news, that we know increasingly

more about diabetes mellitus type 2 (DM2). The bad

news is that the more we learn, the more difficult it be-

comes to develop new therapies, because it is not easy

to fight on all the fronts that cause this disorder or in-

terfere in its development at the same time. We do not

know if, when we attack a specific target, we are going to

bring about an overall therapeutic effect.

Moreover, it is very difficult to achieve suitable

disease control, since it is a chronic condition. Finding

a safe treatment that can be taken on an everyday and

Introduction

“25% of the population above the age of 20 years has metabolic syndrome, although the mean age profile of these patients has diminished drastically in recent years”.

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

lifelong basis without triggering side effects is also com-

plicated. This is why the approval of each new drug for

diabetes is always subject to a great deal of pressure.

However, there is room for optimism, and even

more so when this forum will benefit from the presence

of three international experts who are going to solve

many of these problems. I am convinced that one day

we will reach an efficacious and safe therapy for dia-

betes, largely thanks to the contribution of these three

clinical investigators.

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res Targeting inflammation in the treatment

of type 2 diabetes

Marc Y. Donath

Professor and Head of Department of Endocrinology, Diabetes and

Metabolism of the University Hospital of Basel, Switzerland

Novel therapies for diabetes and obesity

Matthias Tschöp

Director of the Helmholtz Institute for Diabetes and Obesity, Chair of the

Metabolic Diseases Department and Professor of Medicine of the Technical

University of Munich, Germany

Human brown fat is on fire

Barbara Cannon

Professor of Physiology and Director of the Wenner-Gren Institute, University

of Stockholm, Sweden

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In recent years, significant progress has been made

in the field of diabetes mellitus, a disease that affects

millions of people all over the world and whose pre-

valence is growing exponentially.

New knowledge has been progressively accumula-

ted in this area, much of it by now classic, albeit not

yet fully applied in clinical practice. Thus, for example,

for years we have known the basic function of β cells

in diabetes mellitus type 2 (DM2); they are pancreatic

cells located in the islets of Langerhans, which synthe-

sise and secrete insulin, the hormone that controls

blood glucose levels.

Dr. Marc Y. Donath summarised some key aspects

for the development of new drugs for DM2 based on

the modulation of inflammation and the immune sys-

tem. This expert pioneered the therapeutic use of the

inhibition of interleukin 1 (IL-1) in patients with DM2,

and is the principal investigator in pivotal studies pu-

blished in leading medical journals all over the world.

A dynamic diseaseIn DM2, there is a reduction in the action of insulin,

with an alteration of the β cell’s function, which is ini-

tially capable of responding with an increase in the

production of insulin (hence its levels are high or nor-

mal with a view to offsetting the deficit of its action),

although subsequently, if the disorder continues, the

production of insulin will eventually be insufficient.

Targeting inflammation in the treatment of type 2 diabetes Marc Y. Donath

Professor and Head of Department of Endocrinology, Diabetes and Metabolism of the University Hospital of

Basel, Switzerland

Together with the alteration of β cells, insulin re-

sistance is another characteristic trait of diabetes. It is,

as Dr. Donath defined it, “a process which means that

with the same amount of glucose more insulin is re-

quired to produce tissue absorption”. For many years,

insulin resistance was regarded as being synonymous

with DM2.

Insulin resistance is a very common and wides-

pread disorder affecting millions of people all over the

world. There are multiple comorbid pathologies asso-

ciated with this insulin disorder, such as obesity. Possi-

bly, as the speaker estimated, “it would not be far-fet-

ched to say that in a population such as Spain’s, at least

50% of adults are insulin-resistant”. Although diabetes

is a widespread disease, it does not reach these high

prevalence rates. The reason lies, in the Swiss expert’s

opinion, “in the adaptation of the β cell that produces

insulin, which was overlooked for many  years”; and

Biography outline

Professor and chief of the De-partment of Endocrinology, Diabetes and Metabolism at University Hospital Basel, Switzerland, Marc Y. Donath is a pioneer in the therapeu-tic use of IL-1 inhibition in patients with Type 2 diabetes and principal investigator

Marc Y. Donath

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

the fact is, he asserted, that “these cells have a tremen-

dous capacity to adapt: they may increase their mass

and insulin production, which in many cases makes it

possible to overcome the problem of insulin resistance.

If these cells fail to perform this crucial task, and ins-

tead of increasing their functionality and mass they die

through apoptosis, this causes diabetes”.

DM2 is a progressive disease, with a distinct develo-

pment that involves different stages ranging from pre-

diabetes to established diabetes, when there is total de-

pendence on exogenous insulin intake. The dynamism

of diabetes is due fundamentally to the changes in the

insulin producing-cells, whereas insulin resistance in

the same individual is relatively constant over time.

Why do the insulin producing-cells fail?In recent years, Dr. Marc Donath’s work group has en-

gaged in intense and extensive research, through nu-

merous preclinical trials, focusing on finding the main

reasons that would explain why the insulin producing-

cells fail. This work has not only made it possible to go

deeper into the analysis of these precipitating factors,

but also to study the subsequent inflammatory effect of

this cell failure.

The initial research focused on investigating how

β cells fail, the finding being that nutrients may be di-

rectly involved in producing the death of these cells

(by means of apoptosis). The next target was to un-

derstand why glucose induced apoptosis in β cells and

why glucotoxicity was caused (if the β cell was exposed

to high levels of glucose it ceased to produce insulin).

The main observations yielded by this investigation

showed that the greater the exposure to glucose (in a

situation of metabolic stress), the higher the produc-

tion of the IL-1β cytokine; in vivo functional tests fina-

lly ruled out the possibility of this effect being related

to osmosis.

Initially, these findings were not accepted by part

of the scientific community, since the latter was sceptic

as to the possibility of a metabolic change producing

an immunological phenomenon in the area of the pan-

creatic islets, the usual domain of diabetes 1, but not

of DM2.

Despite this reticence, and as Dr. Donath explained,

“we proceeded with this line of research and verified

that not only were some cytokines involved in this

process, but rather that this triggered a very impor-

tant inflammatory process in the pancreatic islets”. The

Langerhans islets of patients with DM2 were already

known to contain the white areas, which are indicative

of amyloid fibrosis, a disorder that may be interpreted

as a chronic inflammatory process. In fact, this eviden-

ce should have given helped, according to the speaker,

“to bring the hypothesis that M2 masked a chronic in-

flammatory process forward many years”.

In order to corroborate this idea, Dr. Donath’s re-

search group started up a study to evaluate, in the grea-

test possible detail, the possible existence of metabolic

stress-induced chronic inflammation in the pancreatic

islets. This led to the identification of the so-called in-

flammasome, a set of cytoplasmic proteins that was

shown to be a good sensor for the immunological sys-

tem with regard to important changes or metabolic

stress situations.

The signalling of IL-1 is controlled by this inflam-

masome, which favours the maturation and secretion

of proinflammatory cytokines such as IL-1β and IL-18.

The inflammasome related to cryopyrin, or NLRP3

(NLR family, pyrin domain containing 3) is the one

that has been studied most to date. NLRP3 can be acti-

vated by different agents, such as pathogenic microor-

“Determining the role of inflammasome is crucial to the development of suitable therapies against inflammatory processes”.

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Targeting inflammation in the treatment of type 2 diabetes | Marc Y. Donath

ganisms, extracellular ATP, silica, inhaled asbestos,

stress factors, and exogenously through monosodium

urate crystals.

These stimulus signals enter the monocytes and ma-

crophages, activating the NLRP3, which is deployed and

is assembled with other protein components of the in-

flammasome. This oligomerisation induces the cleavage

of procaspase 1 to form active caspase 1, which in turn

cleaves pro-IL-1β to produce IL-1β, which is released.

IL-1β is a proinflammatory cytokine that is produced

mainly in the myeloid cells and has pleiotropic effects.

Its synthesis and release are regulated by the IL-1 recep-

tor antagonist (IL-1Ra), an IL-1β and IL-1β antagonist.

The binding of the IL-1β to its type I receptor (IL-1RI)

leads to intracellular signalling and to the transcription

of other pro-inflammatory genes, hence down-regula-

tion in the production of IL-1b has pathological conse-

quences. IL-1β acts as a mediator of peripheral immune

response during infection and inflammation. The IL-1β

released from the cell gives rise to numerous inflamma-

tory responses.

The definition of inflammasome, its structural and

functional characteristics have made it possible to as-

sociate mutations in specific LRRK2 protein genes to

human inflammatory disorders such as vitiligo (mu-

tation in the NPL1 gene), Muckle-Wells syndrome

(mutation in the NPL3 gene), Chrohn’s disease, gout or

Alzheimer’s disease.

The treatment of patients with some of these di-

seases with IL-1 receptor antagonists reverses clinical

symptoms, suggesting a cause-effect relationship bet-

ween the production of IL-1β and the disease. Recently,

evidence of a close relationship between the inflam-

masome and metabolic diseases such as obesity and

DM2 has been found. “Determining the role of inflam-

masome in these diseases is of paramount importance

in the development of suitable therapies and in unders-

tanding the mechanisms that modulate the inflamma-

tory processes”, said the speaker.

Clinical translationIn the event of a threat, the immunological system

triggers a metabolic stress process that eventually cau-

ses an inflammatory disease. If this process becomes

chronic, a vicious circle of “autoinjection” of IL-1β is

eventually generated. Once this inflammatory process

has been initiated, and although there is a subsequent

reduction in the metabolic stress that causes this alte-

ration, it no longer stops and tends to become chronic.

This is why, as Dr.  Donath insisted, “we believe that

DM2 is progressive, although the level of glucose even-

tually normalises, since once the inflammatory process

has been initiated it continues, regardless of whether

the level of glucose is regularised”.

This perpetuation of the inflammation also involves

the activation of numerous chemical changes (alteration

of cytokines, chemokines, etc., that recruit macrophages

and activate other immunological cells), aggravating

even further the inflammatory load in the beta cells, the

adipose tissue and throughout the organism.

Having observed glucose’s capacity to induce the

release of IL-1β from the pancreatic islets and pro-

voke the beginning of an inflammatory cascade, the

following step was to try to translate this evidence to

clinical practice in order to determine its real implica-

tions in diabetic patients.

Since IL-1β has proinflammatory effects, it inhibits

the function of the beta cells and promotes their death,

it is postulated that its blockade could increase the pro-

duction of insulin, improve sensitivity to the latter and

reduce disease progression.

“In the event of a threat, the immunological system triggers a metabolic stress process that eventually causes an inflammatory disease”.

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

On the basis of preclinical evidence and these hy-

potheses, the evaluation of the possible effect of a

known drug used in rheumatoid arthritis on diabetes

was addressed. Since high concentrations of glucose

in patients with DM2 induce the production of IL-1 in

pancreatic beta cells, impairing the secretion of insulin

and reducing cell proliferation, the possibility of using

anakinra (a recombinant antagonist of the human IL-1

receptor) to treat patients with DM2 was deemed ac-

ceptable.

A double-blind randomised clinical trial recrui-

ted 70 patients with DM2 (of a total of 312 contacted

and 124 screened), who were given anakinra (100 mg

sc every 24 hours for 13 weeks) or placebo. After 13

weeks, the level of glycosylated haemoglobin (HbA1c)

was the same in both groups (8.37), but the reduction

was even more substantial in the anakinra group (0.33;

p = 0.03), since the baseline level was higher (8.7 ver-

sus 8.2). Baseline glycaemia was 1 mmol/l lower in the

anakinra group, although as of week 4 the differences

were reduced (0.5 mmol/l), albeit without statisti-

cal significance. Insulin resistance, serum adipokine

and body mass index were similar in both groups. As

Dr. Donath highlighted at this forum, “this was the first

demonstration that a purely immunological interven-

tion yielded an improvement in diabetes; we also sub-

sequently demonstrated that this immune intervention

not only improves insulin production, but also its qua-

lity (the process of evolution from proinsulin to insulin

was also optimised)”. A significant reduction was also

discovered in the level of C-reactive protein (a protein

currently regarded as a “thermometer” of systemic in-

flammatory activity) and of IL-6 (another important

inflammatory marker).

In a subsequent study (following up the previous

one), the patients were treated for 3 months, the me-

dication was then discontinued and patient evolution

was followed up for a further 9 months. After this time

period, a relevant improvement was maintained in

insulin secretion, as well as a reduction in glucose and

systemic inflammation.

More recent studies have shown that the adminis-

tration of a human IL-1 receptor antagonist to people

in the pre-diabetic phase also yields benefits. In these

cases of diabetes in the very early development phase,

in which deteriorated insulin secretion is observed, this

disease can be treated efficaciously, since the adminis-

tration of the IL-1β receptor antagonist significantly

increases insulin secretion.

A study by Sloan-Lancaster et al confirmed that the

LY2189102 antibody against IL-1β is safe and well to-

lerated, yielding modest benefits in patients with DM2.

The results of this phase II study suggest that the blo-

ckade of cytokine activity is a very promising adjuvant

therapy for diabetes, although larger and longer tests

are needed to establish this therapeutic option. More

specifically, they studied this antibody, comparing it to

placebo in a multicentre and randomised double-blind

trial intended to determine its efficacy, safety and tole-

rability. 

Between June 2009 and November 2010, a total of

106 patients with diabetes were assigned randomly to

different treatment groups, receiving placebo subcuta-

neously once a week for 12 weeks, or one of the three

doses of antibody (0.6, 18 or 180 mg). The primary ob-

jective was the change, from the beginning, of mean

glucose concentration in plasma, measured by HbA1c,

but the investigators also analysed fasting glucose,

postprandial glycaemia and inflammatory biomarkers, as

well as the safety and tolerability of each regimen given.

The primary objective was measured in the sub-

group of patients (total of 79) that received at least 11

doses of the study drug or placebo. The investigators

found that, in comparison with placebo, the dose of

0.6 mg of the drug was associated with a 0.27% fall in

HbA1c after 12 weeks, while the dose of 18 mg produ-

ced a reduction of 0.38% and the dose of 180 mg caused

a reduction of 0.25%.

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67

Targeting inflammation in the treatment of type 2 diabetes | Marc Y. Donath

The effect was partially reversed at the end of fo-

llow-up, 12 weeks after the end of the treatment. Fas-

ting glucose diminished during treatment, but it was

also recovered after the treatment. Moreover, postpran-

dial glycaemia was significantly reduced at the end of

the dosage of the antibody, but there was no longer a

significant effect at the end of the 12 weeks of follow-

up. Up to 52% of the patients that were given doses of

0.6 reached an HbA1c of less than 7, a goal that was

only reached by 31% of the patients treated with do-

ses of 18 mg and 26% of those who took a treatment

with 180 mg. An increase in insulin secretion was also

recorded with the use of LY2189102. The investigators

observed a significant and rapid reduction in C-Reacti-

ve Protein at week 4, reaching an average reduction of

77% at the end of therapy and which persisted until the

end of treatment. Sloan-Lancaster et al also observed

apparent falls in IL-6, although this only reached signi-

ficance in the 180 mg group at weeks 4 and 12.

As for the safety analysis, the antibody was well to-

lerated, with similar rates of adverse events emerging

both in the placebo group and in the groups treated

with LY2189102 (74.1 and 77.2%, respectively). The

most common adverse events for all the combined

doses of LY2189102 were headache, nasopharyngitis,

arthralgia and diarrhoea. Five patients were lost to

treatment due to adverse events, but the only three se-

rious adverse events were regarded as not related to the

study drug.

Summarising the main outcomes of this study,

Dr.  Donath indicated that “the weekly subcutaneous

administration of LY2189102 for 12 weeks was well to-

lerated, produced a modest reduction in HbA1c and

fasting glucose, and was associated with significant

antiinflammatory effects in patients with diabetes”.

The study authors affirm that neutralisation of IL-1β

is a promising and convenient option for adjuvant

treatment with DM2.

Canakinumab is a totally human anti-IL-1β mono-

clonal antibody whose mechanism of action is based

on the neutralisation of IL-1β signalling, which leads

to the suppression of inflammation in patients with

autoimmune-origin disorders. By means of antigen-

antibody binding, canakinumab inhibits the action of

IL1-β, avoiding its proinflammatory effects.

In patients with cryopyrin-associated periodic syn-

drome (CAPS), rheumatoid arthritis and DM2, canaki-

numab produces a rapid and sustained inhibition of the

acute phase response that leads to substantial reduc-

tions in C-reactive protein (CRP) and IL-6. Moreover,

this antibody only has marginal effects on lipid levels,

and therefore provides a new method for directly tes-

ting the inflammatory hypothesis of atherothrombosis

through the inhibition of inflammation.

At the moment it is being evaluated as a new pos-

sible targeted agent against IL-1β, with a view to redu-

cing the rate of cardiovascular events and recent-onset

diabetes. In the CANTOS study, which aims to include

more than 10,000 participants (although it had initially

been designed to recruit about 17,000) and is schedu-

led to last longer than 4 years, the primary objective is

to determine the impact of this treatment (50, 150 or

300 mg subcutaneous every three months in compari-

son with placebo) on cardiovascular events (determine

the recurrence of major cardiovascular events, defined

as non-fatal myocardial infarction, non-fatal stroke or

cardiovascular death). As secondary objectives, the test

aims to evaluate the effect of the treatment on the risk

of appearance of new cases of diabetes (the parameter

being whether the patient has normal or altered fasting

“Although the level of glucose eventually normalises, the inflammatory process continues, because diabetes is a progressive disorder.”

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

glycaemia) or disease progression; the impact of thera-

py with canakinumab on total mortality in post-infarc-

tion patients and its relationship with vascular events

will also be analysed, including hospitalisation due to

unstable angina with the need for revascularisation.

Different paths, the same evidenceAs Dr. Marc Donath highlighted during his conferen-

ce, “findings similar to those obtained in this area by

our work group have been found by different studies.

We focused mainly on the field of pancreatic islets,

but other scientists who have addressed different areas

reached observations and conclusions very similar to

our own with regard to the inflammatory component

of diabetes”.

Other works focusing on the adipose tissue have

evaluated the possible benefit of salsalate, a drug used

to treat rheumatoid arthritis, capable of reducing blood

glucose and of improving blood sugar control in DM2.

Many of these works have been led by Steven Shoelson,

who identified inflammation as a key factor in the de-

velopment of DM2.

In an early phase (in 2010), different doses of sal-

salate were evaluated in a hundred participants with

DM2 for 14 weeks. These results were tested again in a

second stage, when almost 300 patients with DM2 were

evaluated for 48 weeks. After this treatment period, the

level of glycosylated haemoglobin was 37% less. Mo-

reover, the patients that were given salsalate needed less

additional medication to control their blood sugar than

the patients that were not given it. It is therefore con-

cluded that salsalate may play an important role in the

treatment of diabetes and can also help us to unders-

tand more about how inflammation contributes to the

development of DM2. Moreover, stressed the speaker,

“these findings definitively corroborate the hypothesis

that inflammation plays a crucial role in the pathoge-

nesis of DM2”.

All in all, it has recently been demonstrated that the

patients that used salsalate presented modest increases

in cholesterol and albumin in urine, and had a slight in-

crease in weight, which might indicate negative effects

on the heart or the kidneys.

There is also promising evidence with tumour

necrosis factor alpha antagonists (TNFα). Evidence

obtained more than two decades ago already indica-

ted the decisive role of TNFα in insulin-sensitivity,

findings that were subsequently confirmed in animal

studies. However, the possible repetition of the results

in humans has been controversial, “above all because

observations made in animal models cannot always be

extrapolated to humans and also because the right ex-

periment is not always performed in the most suitable

population”, warned Dr. Donath.

Marc Donath’s work group is designing an am-

bitious study (Inflacomb Study) to evaluate different

treatment options for diabetes. The study includes up

to 8 different 8 regimens, with 6 months of treatment

and 3 of follow-up: placebo; anti-TNFα; anti-IL-1β;

salsalate; salsalate + anti-TNFα; salsalate + anti-IL-1β;

anti-IL-1β for 3 months and replace it with anti-TNFα;

triple therapy with salsalte+anti-IL-1β for 3 months

and then 3 months of treatment with salsalate + anti-

TNFα.

The idea for this study, as the speaker said, “came

from the solid and broad body of evidence we already

have in this field”. Indeed, he added that “we already

have numerous clinical examples that corroborate the

involvement of these inflammation mediators in the de-

velopment of multiple diseases”. More specifically, the

positive effect of anti-TNFα has been confirmed in dia-

betes, psoriasis or colitis, as well as that of anti-IL-1β in

“Current control measures could be useful against these new transmissible viruses”.

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69

Targeting inflammation in the treatment of type 2 diabetes | Marc Y. Donath

diabetes and gout, that of anti-TNFα or anti-IL-1β

in diabetes and rheumatoid arthritis, that of salsalate in

diabetes and articular pain, and there has also been

speculation as to a possible effect of anti-IL-1β in dia-

betes and cardiovascular disease.

Wrapping up, Dr.  Donath asserted that “there is

a great deal of experimental evidence and emerging

clinical findings that demonstrate the important role

of inflammation in diabetes. This does not mean that

inflammation is the only key to understanding and

treating diabetes, although this inflammatory load does

seem to be particularly important in some patients,

hence clinical management targeting this inflamma-

tory process could be very useful”.

On a final note, the speaker presented one of his

own clinical cases, a patient who came to this office

with diabetes type 1 and who went on to develop

Chrohn’s disease. Due to this comorbidity, the decision

was taken to begin treatment with a TNFα antagonist

immediately (infliximab, a monoclonal antibody with

a potent antiinflammatory action). The improvement

in the autoimmune disease was rapid and efficacious,

accompanied by a significant improvement in insulin

secretion and insulin sensitivity.

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71

O ne of the most promising basic and clinical

research lines in diabetes mellitus type  2

(DM2) focuses on discovering new thera-

peutic targets that are capable of providing a more effi-

cacious combined approach to this problem. This is a

field in which Prof. Matthias Tschöp has excelled, and

who showed at this meeting some of the most outstan-

ding work conducted at his laboratory over the last se-

ven years, based on an innovative approach. They have

also tested a combination of three drugs targeting the

adipocytes and the gastrointestinal system that has de-

monstrated unprecedented benefits in metabolic control

and weight control in diabetes and obesity models. Mo-

reover, their combination of a peptide and steroid has

been capable of reversing the main symptoms of meta-

bolic syndrome without causing adverse effects or toxici-

ty induced by the use of estrogens. This heralds an enor-

mous advance in multiple drug therapy for the treatment

of metabolic diseases such as diabetes and obesity.

From leptin to the new findingsWith the now classic works by Friedman et al., who

identified leptin and its implications in obesity and dia-

betes, a new approach was undertaken in the study of

and approach to these health problems.

Leptin is a hormone produced by fat that acts on

the brain’s hypothalamus to regulate food intake, energy

expenditure and the amount of fat accumulated in the

Novel therapies for diabetes and obesityMatthias Tschöp

Director of the Helmholtz Institute for Diabetes and Obesity, Chair of the Metabolic Diseases

Department and Professor of Medicine of the Technical University of Munich, Germany

organism; it has also been demonstrated that the lack of

this substance or of its receptor (the biochemical area

that receives it in the brain) leads to obesity. The disco-

very of this mechanism, identified in mice and human

beings, has opened up new channels of investigation into

the biological foundations of obesity and brought about

an important change of paradigm, by demonstrating

that excess weight is not due exclusively to unsuitable

behaviour but rather that it is the consequence of an im-

balance in a hormonally regulated process.

This scientific landmark was discovered by the Ca-

nadian-North American chemist Douglas Coleman and

the North-American Jeffrey Friedman, who was tasked

with demonstrating the Coleman’s scientific hypothe-

ses were correct. At the end of the 1970s, Coleman had

suggested that there had to be a hormone, unknown at

Biography outline

Dr. Tschöp received his MD from Ludwig-Maximilians University in Munich, Ger-many, in 1994. He currently leads the NEON laboratory for pre-clinical obesity re-search at the University of Cincinnati. In parallel, he is head of a study group at the Department of Pharmacology of the Institute of Human Nutrition in Potsdam (DIfE), Germany.

Matthias Tschöp

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

that time, that regulated food intake and body weight. By

means of tests with laboratory mice that carried a mu-

tation that made them extremely obese, it was sugges-

ted that this defect was located in a single gene. In 1994,

Friedman identified the gene of the hormone leptin,

which functions as Coleman had predicted. It was thus

confirmed that this hormone is designed to control body

weight; it circulates in the blood and acts on the brain

centres that regulate appetite.

These findings prompted Prof. Matthias Tschöp’s

team to go deeper into this field, and they found a hor-

mone that acts as an endogenous opponent of leptin:

ghrelin. Ghrelin is a peptide hormone secreted mainly

by the stomach that the body uses to stimulate hunger

and increase food intake. Ghrelin normally rises before

a meal and falls shortly after the nutrients begin to be ab-

sorbed by the body. As the intake of food and fatty mass

in a diet increases, ghrelin levels increase, fat loss dimi-

nishes and the risk of recovering weight increases. As the

German expert summarised, “this hormone, which also

acts on the central nervous system, is associated with

body weight, appetite and hunger, it has effects on glu-

cose metabolism and, in a few words, does exactly the

opposite to what leptin does.”

This new information on leptin and ghrelin opened

up the possibility of addressing new therapeutic strate-

gies in endocrine weight control and in glucose metabo-

lism. The modulation of the function of these hormones

(delivering more leptin and/or blocking ghrelin) has

made it possible to examine new options for tackling

metabolic syndrome and DM2.

However, the initial results obtained in humans were

disappointing. As Prof. Tschöp recalled, “obese insulin-

resistant humans who were type 2 diabetics were re-

sistant to leptin, and the blockade of ghrelin was very

complex in these cases.” This, he continued to explain,

“led us to think that there were other actors involved in

this process, which encouraged us to consider the role of

the PYY peptide”. Ghrelin is closely related to the PYY

hormone, with both of them acting on the same nerves

of the hypothalamus.

In healthy subjects, high levels of ghrelin have been

detected in wakefulness statuses; however, people with

anorexia nervosa, a reduction in the diet or bariatric

surgery also present elevations of this enzyme. Ghrelin

is related to obesity, since it functions as a regulator of

other orexigenic enzymes such as the neuropeptide Y,

which suggests that a decompensation in the produc-

tion of ghrelin or in the receptors located in the arcua-

te nucleus of the hypothalamus could predispose to

weight gain. The common purpose of all these enzymes

is the homeostasis of the gut-brain axis, regulating food

intake directly and indirectly, body weight reduction or

gain, energy expenditure and the digestion of the diffe-

rent macromolecule from foods, which suggests that

changes in the synthesis of these enzymes and the ex-

pression of their respective receptors at central nervous

system level may predispose individuals to be over-

weight or obese.

Learning with bariatric surgeryIn view of the difficulties in finding the determining

factor for interfering satisfactorily in obesity and dia-

betes, Prof. Tschöp’s work group focused on one of the

few interventions that is nowadays associated with good

outcomes in morbid obesity and serious insulin resis-

tance: bariatric surgery. “We knew that bariatric surgery

and gastric bypass or the placement of a gastric band

have an immediate impact on glucose and lipid metabo-

lism, even long before patients have begun to lose body

weight. Patients undergoing this type of surgery tend to

present such significant and positive changes in gluco-

“Obesity is not due exclusively to unsuitable food habits, as it can also be the consequence of hormone imbalance.”

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Novel therapies for diabetes and obesity | Matthias Tschöp

se metabolism that they are capable of dropping out of

their insulin treatment”, said the speaker. In his opinion,

and although the details of the intrinsic mechanisms

involved in this phenomenon are as yet unknown, “en-

docrine and neuroendocrine signalling appear to have

an essential function in these effects caused by bariatric

surgery.” Therefore, he added, “our objective was to ge-

nerate a less aggressive therapeutic resource than baria-

tric surgery but which would actually trick the brain and

lead it to believe that the stomach had undergone this

type of operation.”

To this end, they began to design and develop a less

traumatic intervention than bariatric surgery. Scientists

from the University of Cincinnati and the Helmholtz

Institute of Munich studied the concentration of intesti-

nal glucose-like protein-1 (GLP-1) in a model of rodents

with diet-induced obesity.

Active and total GLP-1 were measured by means of

an electrochemiluminescence study. Following the gas-

tric bypass surgery, the concentration of intestinal GLP-1

rose significantly in blood. GLP-1 increases insulin se-

cretion and contributes to improving the levels of glu-

cose and lipids in blood. In the study with rodents, the

response of the GLP-1 varied considerably with regard

to glucose metabolism and, what is more important, it

transpired that the more sensitive the animals were to

GLP-1 the greater the efficacy of gastric bypass was in

improving glucose metabolism.

The authors conclude their study by stating that the

GLP-1 system can offer an untapped potential and may

become a new biomarker for personalised methods in

the treatment of DM2 and obesity, recommending the

implementation of clinical trials in obese patients and

with DM2 to test whether this novel biomarker has the

same, or even greater promise, in human beings and

may be used to predict benefits as well as to avoid the

unnecessary risks of bariatric surgery.

Following this line of work, it has also been demons-

trated that the combination of gastric band placement

surgery and GLP-1 is associated with a greater reduction

in body weight compared to the sole use of the gastric

band (and similar to that which is achieved with bypass).

According to the speaker, “although for obvious reasons

this type of experiment could not be performed in hu-

man beings, it did help us to demonstrate the benefits

that could be offered by combining several key hormo-

nes (such as GLP-1 or glucagon) that act on the brain,

pancreas and/or the stomach; this therapeutic strategy

could be associated with results similar to those obtained

with surgery and might therefore spare us these more

aggressive operations.”

On the basis of this work, and in collaboration with

the chemist Richard DiMarchi, Matthias Tschöp’s re-

search group took yet another step in this field, “with the

ultimate goal of incorporating the different signals iden-

tified, including them in a molecule which could target

different pathways at the same time, thus obtaining a

more efficacious and safer treatment for diabetes.”

By way of clarification, the speaker stated that

although glucagon increases glucose production, it is

still one of the main glycaemia-increasing hormones

in the body, “it is also true that it promotes lipolysis or

thermogenesis (it helps to burn calories).” This is why

they thought about the possibility of selecting only that

function of glucagon for burning calories and, in combi-

nation with the positive actions derived from GLP-1 (it

promotes insulin secretion, the sensation of satiety…),

create a single molecule, a “superhormone” that would

simultaneously generate all the beneficial effects requi-

red: break down fat, reduce the sensation of hunger and

improve glucose metabolism, imitating all the advanta-

ges offered by bariatric surgery.

“Leptin and ghrelin have opposite effects on glucose metabolism, body weight, appetite and hunger.”

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

Based on the idea that the metabolism and homeos-

tasis of glucose are controlled mainly by the pancreatic

hormones, insulin and glucagon, different medicinal

products have been designed targeting the modulation

of the actions of glucagon at the level of their receptor.

The identification of glucagon as a hormone capable

of regulating insulin has promoted the study of other

effects derived from glucagon agonism, such as its role

in lipid metabolism, energy balance, body adipose tis-

sue mass or food intake. Glucagon’s capacity to stimulate

energy expenditure, together with its lipid-lowering and

satiating effects, make this hormone an attractive phar-

macological target. Its combination with GLP-1 has con-

firmed the benefit that can be accomplished, for example

in the treatment of metabolic syndrome.

The treatment was based initially on the identifica-

tion of important similarities in the chemical structure

of the GLP-1 and the gastric inhibitory peptide (GIP),

hormones formed by the digestive apparatus and which

control food intake and numerous metabolic processes.

These similarities suggested the possibility of creating a

single molecule. Scientists from the Helmholtz Institute

and the Technical University of Munich, in collaboration

with Richard DiMarchi of the University of Indiana and

other experts from the University of Cincinnati, suc-

cessfully developed a molecular structure that combined

the effects of the two hormones.

This new molecule simultaneously stimulates two re-

ceptors (GLP-1 and GIP) and therefore maximises meta-

bolic effects versus the separate use of each one of the gut

hormones. The GLP-1/GIP co-agonists discovered indu-

ce an important improvement in blood sugar levels and

cause a significant weight reduction, as well as a reduc-

tion in blood fat. The investigators observed that the new

substance greatly improves metabolism in human beings,

as well as having other positive effects. At the same time,

this therapeutic approach is associated with fewer adver-

se effects (fewer gastrointestinal adverse effects) in com-

parison with each hormone used separately.

Works led by John Day evaluated the effect of the

selection of the co-agonists glucagon/GLP-1R on the

treatment of metabolic syndrome. They thus reported

the efficacy of a new peptide with agonism for gluca-

gon and the GLP-1 receptors which has potent lipolytic

effects and induces maintained satiety. The selective che-

mical modification of glucagon has permitted a loss of

specificity with minimal changes in its inherent activi-

ty. As this work shows, the structural basis for this co-

agonism seems to be a combination of local positional

interactions and a change in the secondary structure.

Two co-agonist peptides that differ only in their le-

vel of agonism of the glucagon receptor were studied in

experimental mouse obesity models. Pegylated peptides

were given once weekly, achieving normalisation of adi-

posity and glucose tolerance in obese mice (fattened by

means of a fat-rich diet). The reduction in body weight

was achieved through body fat loss caused by the re-

duction in food intake and increased energy expendi-

ture. Different treatment alternatives with this peptide

were tested in the study, with different proportions of

glucagon and GLP-1R. As Prof. Tschöp highlighted, “it

proved particularly spectacular to see how in only one

month these obese mice on this treatment with gluca-

gon/GLP-1R lost weight at a proportion similar to that

which is documented with bariatric surgery. Moreover,

we found that weight reduction was greater when the

peptide contained a greater amount of glucagon.”

Apart from the evident and significant weight loss,

the experiments show that insulin levels are reduced and

“The objective of combined therapies to trick the brain and lead it to believe that the stomach had undergone a bariatric surgery, avoiding this more aggressive operation”.

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75

Novel therapies for diabetes and obesity | Matthias Tschöp

glucose tolerance is improved. The long-term effects of

the glucagon/GLP-1R co-agonists are currently being

studied in rat models.

An evaluation has also been made of what would

happen if the GLP-1 receptor’s agonism was elimina-

ted from this double agonist, it transpiring that some of

the benefits observed are maintained. It may therefore

be concluded that the glucagon receptor’s agonism also

achieves major reductions in fatty mass, albeit lower

than those obtained when the agonism of the GLP-1 re-

ceptor and of the GLP-1R are used jointly.

Approaching clinical practiceOn the basis of the promising findings obtained, a fur-

ther step has been taken in this new strategy for the

treatment of obesity and DM2 based on the combination

of gut hormones with a direct effect on the brain.

The idea was to ascertain the possible effect that

would be obtained through the combination of two

incretins, in the knowledge that the pharmacological

effects of GIP (glucose-dependent insulinotropic po-

lypeptide) are complementary to those obtained with

GLP-1. Here, the aim was to further our knowledge of

the effects that could be achieved with the combination

of two hormones that are capable of stimulating insulin

secretion or of interfering satisfactorily in the biosynthe-

sis of insulin, the proliferation of beta cells or the actual

survival of the beta cells.

Incretins are gut hormones that participate in the

homeostasis of glycaemia and are released into the

blood stream after food intake, regulating the insulin

and glucagon secretion in glucose-dependent fashion

(the increase in insulin and reduction in glucagon redu-

ce the hepatic production of glucose). Moreover, they are

insulin-secreting agents that have an interesting mecha-

nism of action for the treatment of patients with DM2 in

combination with oral antidiabetics or insulin, and their

efficacy in reducing hyperglycaemia in these patients

has been amply demonstrated. The relationship between

these substances and the endocrine secretion of the

pancreas (which produces insulin) was described back

in 1932, when the term “incretin” (acronym of intesti-

nal secretion of insulin) was used, and the term “incretin

effect” was coined in 1964.

Located in the intestine, the incretins participate in

the release of the insulin produced after eating, and in

recent years they have become one of the most promi-

sing pharmacological targets for the development of new

antidiabetics. The problem is that the drugs developed

hitherto are not very effective if they are not given in lar-

ge doses, which can cause side effects (such as nausea).

To solve this, a molecule that activates both receptors

(GLP-1 and GIP) instead of stimulating only the recep-

tor of one of the incretins was designed. A new model

that included both peptide hormones was created, as

they are both fundamental in the body’s regulation of the

metabolism. The findings demonstrate that when GLP-1

and GIP are combined in a single molecule they produ-

ce a synergy capable of controlling glucose and reducing

body weight in animal models.

According to the authors of these studies, led by

Brian Finan, combining these two physiological hormo-

nes is a unique and beneficial approach for the treatment

of the so-called metabolic syndrome, and constitutes an

important step forward in the search for more effica-

cious therapeutic alternatives. In the speaker’s opinion,

“the key to the innovation lies in having a molecule that

delivers the best of both incretins (GLP and GIP); it is

not merely a question of mixing both hormones and

binding them in a single molecule, because there is a so-

phisticated and refined chemistry at work that allows us

to enhance their synergy.”

After testing the new compound in obese rodents and

monkeys with DM2, which showed that the treatment

achieved a maintained reduction in body weight and an

improvement in the animals’ blood glucose (in compa-

rison with liraglutide), a small study in human beings

was initiated. They designed a clinical trial and tested the

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

product in 53 obese patients with DM2 over a 6-week pe-

riod. The results demonstrated that the treated patients

secreted more insulin, but that they also presented better

glucose levels and had greater weight loss in compari-

son with the patients not treated with this molecule; they

also found that the single-molecule GIP-GLP treatment

improves HbA1c in humans dose-dependently. Never-

theless, the investigators acknowledge that the data after

6 weeks are not significant enough to provide definitive

evidence of obesity control in human beings.

Another positive aspect of the clinical trial is that

neither were side effects observed, above all due to the

drug’s pharmacokinetic enhancement. Its pegylation

promotes a reduction in dosage frequency, and peak ex-

posure to the drug is diminished, and, in combination

with less drug dependence mediated by GLP-1, the gas-

trointestinal adverse effects characterised by the GLP-1

agonists are averted. Moreover, the molecule’s greater

potency suggests that it could be given at lower doses

than the incretins initially developed, thus reducing side

effects (such as nausea and vomiting).

The single-molecule dual incretins correct two cau-

sal mechanisms of diabetes and obesity, namely obesi-

ty-induced insulin resistance and pancreatic insulin

deficiency, and do so with greater efficacy than the selec-

tive single-agonist agents. As was summarised by Prof.

Matthias Tschöp, “the dual action of these drugs presents

a promising approach to diabetes, since these molecules

achieve effective control of glucose in human beings and

also promote weight loss.”

From double to triple therapyContinuing in this research line, and following the con-

cept of using endogenous hormones and combining

agonism to more than one receptor in a single peptide

(including a pathway capable of reducing food intake

and another one that targets increasing energy expendi-

ture), the effect derived from a triple-acting agonist pep-

tide including three components was evaluated recently:

GLP, glucagon and GIP. Using the animal model of mice

based on a diet rich in calories and sugar, it was observed

that the triple-acting agonist peptide offers differential

advantages over the subcutaneous injections of the co-

agonist approach.

These works demonstrate that when a single mole-

cule that acts on the three pathways at the same time is

given, it yields marked weight loss, reaching, once again,

a highly similar effect to that which is achieved through

bariatric surgery. As the speaker graphically summari-

sed, “while we have yet to understand other important

factors, generally speaking it appears that the beneficial

effects of gastric surgery can also be achieved by inclu-

ding a triple-agonist therapy in a syringe”; in his opinion,

it seems that we have managed to unravel a part of the

key molecular aspects involved in surgery and put them

in a drug.

Adding estrogensThe possibility of combining another two components

in a single molecule has also been successfully tested: a

peptide with metabolic benefits and a steroid that also

delivers other additional positive metabolic effects.

Works by Richard DiMarchi and Matthias Tschöp have

demonstrated that the estrogen, a female hormone, may

be manipulated to be more efficacious in the treatment

of obesity and diabetes. The initial hypothesis was that

the combination of the estrogen with a glucagon-like

peptide-1 (GLP-1) would make it possible to create a

single molecule with fewer side effects.

The rationale of this combination is clear. GLP-1 is a

digestive system peptide hormone used in drugs to treat

DM2, drugs that improve blood glucose control and can

lead to weight loss, although not enough to be used as

medicinal products for weight loss.

Similarly, estrogen is another hormone that can cause

weight loss by regulating some of the brain’s receptors. It

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77

Novel therapies for diabetes and obesity | Matthias Tschöp

is also a hormone with essential actions in different areas

of the body: in the hypothalamus, an increase in energy

expenditure and reduction in food intake; in the liver, an

increase in insulin sensitivity, a reduction in lithogenesis

and in the production of glucose; in the adipose tissue, a

reduction in lithogenesis and in the accumulation of tri-

glycerides; and in the pancreatic islets, a reduction in the

apoptosis of β cells, an increase in the survival of β cells,

an increase in insulin secretion and production. Howe-

ver, it is also true that its effect may be harmful in other

sites: for example in the breast tissue and in the uterus,

the estrogens induce an increase in oncogenic potential.

These possible side effects related to the increased risk of

cancer, particularly breast and ovary, limit their use in

reducing weight and/or in fighting diabetes.

For this reason, the possibility of including these es-

trogens in a GLP-1 was addressed, carrying them to the

pancreas but without reaching the other sites where the

accumulation of estrogens is potentially oncogenic; in a

nutshell, the idea was to carry powerful nuclear hormo-

nes to specific tissues without affecting the rest.

More specifically, a peptide capable of binding

reversibly to the estrogen was designed, combining

GLP-1 with estrogen conjugates, which was given to

obese laboratory mice. The use of natural gut peptides

targeting the cell membrane receptors, including small

peptides, made it possible to reach the exact site where

their specific peptide receptor is expressed on the cell’s

surface. Elaborating on some of the details pertaining

to how the combination works, the German scientist

explained “the theory of selective release”: a chemica-

lly stable conjugate was synthesised, namely a GLP-1

hormone loaded with estrogen (GLP-1 + β-estradiol-

3-ether), aimed exclusively at the target cells; once the-

re, this molecule binds to the membrane receptor, it is

internalised and is broken down in the cells, it activa-

tes the core receptor and begins to deploy its effect. In

the case of the uterus and the breast, in the absence of

GLP-1 receptors, this chemical binding at these sites

will not take place and the estrogen effect will therefo-

re not be triggered.

The authors of the research found, in the mice analy-

sed, that the combination was more efficacious than

using any of the compounds separately. Treatment with

stable GLP-1/E2 (estradiol) significantly increases the

effects of GLP-1; in fact, the use of stable GLP-1 + es-

trogen (400 μg/kg/day) is the regimen that is associated

with a greater reduction in body weight, with statistically

significant differences established with regard to the rest

of the options evaluated (low and high doses of GLP-1

agonist, fragile GLP-1 + estrogen at low or high doses…).

GLP-1 acts as a kind of guide for the estrogen, ca-

rrying it to the hypothalamus and to the pancreas to be

metabolised. However, and moreover, the highly preci-

se cooperation between the peptide and the hormone,

combined in a single molecule, reduces the probability

of the estrogen developing tumour growth or cancer.

For example, it has been confirmed that the use of stable

GLP-1/E2 avoids uterotrophic actions and does not have

an oncogenic effect on the breast tissue.

“This constitutes a major breakthrough, since two

benefits are obtained, weight loss and the administration

of glucose without the toxicities associated with estro-

gens, maximising the metabolic benefits and minimi-

sing potential toxicity thanks to the fact that the mole-

cule specifically targets a subgroup of estrogen receptors

in the GLP-1 receptor carrier cells”, asserted Prof. Tschöp

at this forum.

The next step, as this expert says, “would be to test

other combinations of peptide hormones and steroids

with a view to discovering new treatments for more di-

seases, although for the moment further exhaustive re-

search to verify safety has not been ruled out.”

All these works have made it possible to conceive

a new class of drugs capable of releasing steroids and

small molecules by means of “turbocharged” hormone

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

hybrids through specifically targeted membrane recep-

tors. “Now we can consider the development of drugs

that act on a specific target, without interfering in other

areas which, for different reasons, we do not want to mo-

dify”, said the speaker, who also referred to other work

that has just been initiated to develop this concept. For

example, they are currently evaluating the effect obtai-

ned on adding a glucocorticoid to a GLP-1 with a view

to efficaciously acting upon the inflammatory cascade

present in diabetes.

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79

T he discovery of brown fat and subsequent

works that have led to the definition of its

functions, as well as its supposed capacity to

prevent and attack obesity, constitute a new incentive

in the fight against diabetes and obesity. The impact

of this discovery and its importance are such, that at

this very meeting, Dr. Barbara Cannon asserted that

“brown adipose tissue is now acknowledged as a new

organ in human beings. In this regard, it is as if we

were now living in the Middle Ages and said that we

had discovered a new organ, the heart, and that it wor-

ked like a pump”.

In recent years, it has been discovered that brown

fat not only keeps the human organism warm, but that

it plays a crucial role on “burning” surplus energy,

thus offsetting the effects of metabolic syndrome, for

which there is no other mechanism. This function is

now being investigated to be able to leverage it in the

development of new drugs.

A before and afterBefore 2007, brown adipose tissue had only been detec-

ted in newborns. Its existence was subsequently identi-

fied in adults, a finding that could constitute the basis for

a treatment for obesity in the near future if the definitive

way of increasing the activity of this fat is found. Brown

adipose tissue may be metabolically important in hu-

man beings, and the fact that it is reduced, although still

present in the majority of overweight or obese patients,

may be fundamental in the treatment of obesity.

Brown fat is a tissue that uses energy to increase

body temperature. It is a special type of fat with a lar-

ge concentration of mitochondria (they are dark, hence

this tissue’s brown colour) that burns energy to deliver it

to the organism in order to raise the body’s temperature

when it is cold. As Dr. Barbara Cannon explained, “the

main function of brown fat is to produce heat, either to

regulate heat or to regulate energy balance”.

Until fairly recently, its existence in mice and chil-

dren was known, and it had been documented that

newborns presented a considerable amount of brown

fat. However, it was thought that this tissue did not exist

in adults or that it was inactive.

Brown fat in adults tooRecent independent works have shown that this tissue

is also present in adults in different amounts and with

Human brown fat is on fire Barbara Cannon

Professor of Physiology and Director of the Wenner-Gren Institute, University of

Stockholm, Sweden

Biography outline

Trained in biochemistry at London University, Barbara Cannon took a PhD in phy-siology at Stockholm Uni-versity and, after postdocto-ral training in Ottawa, has been professor of physiology in Stockholm since 1983. She has been dean of the subfaculty of biology at Stockholm University, vice pre-sident of the Royal Swedish Academy of Sciences and chairman of the Trustees of the Nobel Foundation. Cu-rrently she is the director of the Wenner-Gren Institute.

Barbara Cannon

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

different degrees of activity. These works (by the Joslin

Diabetes Centre of Boston, the University of Maastricht

in Holland and other centres in Finland and Sweden)

have been published in The New England Journal of Me-

dicine.

The basic tool for being able to identify this tissue

and measure its level of activity has been the combi-

nation of positron emission tomography (PET) and

computed axial tomography (CAT). For example, it

has been demonstrated that the uptake of this tissue in

all patients was clearly located in the fatty tissue of the

shoulders.

Moreover, the new imaging techniques, such as fluo-

rodeoxyglucose positron emission tomography (FDG-

PET), have provided a collateral and surprising finding:

it shows areas with brown fat in adults in the supracla-

vicular and neck regions, with additional paravertebral,

mediastinal or paraaortic and suprarenal deposits, but

not interscapular (such as those that exist in newborns).

It has been established that the deposits originally

observed with FDG-PET are actually deposits of brown

fat tissue, because they are enriched in uncoupling pro-

tein 1 (UCP-1). It may be deduced that the low preva-

lence of brown fat tissue, on the basis of retrospective

studies of archive FDG-PET images in hospitals, is due

to the underestimation of the true prevalence, since it

only reflects an acute activity status; consequently, the-

se retrospective studies do not allow us to conclusively

analyse the factors that impact the activity and amount

of brown fat tissue.

The combination of innovative imaging techniques

has allowed us to learn that the presence of brown fat

tissue varies greatly between individuals depending on

age (it diminishes over the years), level of glucose (there

are larger amounts in individuals with normal levels)

and gender (more in women than in men). But the most

important relationship is with body mass index (BMI),

since brown fat diminishes as obesity increases. This

clearly indicates that the presence of this tissue could

protect against excess weight. Similarly, a cold environ-

ment is known to activate brown fat, as was to be expec-

ted, to produce more heat.

ThermogenesisClassically, as Dr.  Cannon explained, “we knew that

brown fat performed certain basic functions in new-

borns and in mammals, such as maintaining tempe-

rature after birth, counteracting the stress involved in

changing from a warm environment to a colder one.

Similarly, in animals that hibernate, this fat is mainly

responsible for keeping them at a stable and accepta-

ble temperature, playing a basic role in waking them

up after this long dormant period”. Brown fat performs

an important function in the foetus and new-born, re-

presenting between 2% and 5% of their body weight;

its main role is thermogenic during the first year of life,

after which it was believed to practically disappear in its

entirety, turning into white or yellow fat.

Earlier works had also pinpointed the most common

location of brown fat in newborns, the main ones being

between the shoulder blades, the armpits, nape of the

neck and around the major vessels of the torso. It was

later confirmed that the distribution of this fatty tissue

is also disseminated in other parts of the human body.

The brown fat tissue is characterised by presenting

adipocytes or fatty cells with a large main core, a broad

cytoplasm and very numerous rounded mitochondria

with crests that are very close together and well deve-

loped. These mitochondria contain cytochromes that

give them this characteristic dark colour. The cytoplasm

contains disperse droplets of fatty acids of different si-

zes, which during routine histological preparation dis-

“ The brown fat acts as a kind of central heating for the new-born, keeping it warm immediately after birth”.

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Human brown fat is on fire | Barbara Cannon

solve and are lost in the different alcohols, providing

the typical perforated appearance when viewed under

the microscope. The adipocytes are polygonal and lar-

ge, although they are smaller than white adipose tissue

cells. These distinctions are not absolute, since the adi-

pocytes may be unilocular and have a reduced number

of mitochondria when thermogenesis levels are low.

Brown fat is characteristically lobulated, gland-like.

It has more capillaries than the white adipose tissue, as

well as numerous sympathetic nerve endings. After pro-

longed fasting, the cells take on an epithelium-like ap-

pearance, and their gland-like similarity is accentuated.

The fatty acids stored in the brown fat are used di-

rectly by the tissue they are stored in, although they can

also move and be used by other tissues in critical situa-

tions.

Mammals must keep their body temperature within

very a strict temperature range. In embryonic and foetal

development, the new being is isolated from the am-

bient temperature and therefore has no heat regulation.

At the time of birth, the newborn must make use of the

obligatory thermogenesis of cell metabolism and su-

perficial heat dissipation, for which purpose it has the

brown fat tissue that performs an essential thermogenic

function that will be used after birth.

As the speaker detailed, “the abundant brown fat tis-

sue in the newborn is there for a reason, as it can work

as a kind of central heating that keeps the foetus warm

in the immediate post-partum period”.

After birth, postnatal hypothermia produces a sti-

mulus in the nervous system, which innervates the tis-

sue due to an activation of the cold-sensitive receptors

in the hypothalamus and in the spinal cord. This tissue

is stimulated by the noradrenalin secreted by the auto-

nomous nervous system, which produces the increased

hydrolysis of adipocyte triglycerides. The fatty acids are

then oxidised with heavy oxygen consumption, and the

heat produced heats the blood stream, which in turn

keeps the newborn warm.

In newborns with retarded intrauterine growth and

a short gestational age, hypoglycaemia and hypoxia are

observed, and heat production is also involved. This gi-

ves rise to thermal instability, which is harmful to the

newborn’s well-being, as it has not yet developed brown

fat tissue. The energy deposits of these newborns are

very low, since the amount of fatty acids stored is in-

sufficient. This all permits heat dissipation, helping the

newborn to withstand the change in environmental

temperature and surface heat loss.

In this context, and elaborating on the interrelation-

ship between fatty tissue and the thermogenesis process,

Dr. Barbara Cannon drew attention to the function of

the mitochondrial uncoupling protein, which “is essen-

tial to the thermogenesis induced by norepinephrine in

brown fat (experimental animal studies have shown that

the elimination of UCP-1 in these models is associated

with the absence of heat production). UCP-1 is the only

protein that is capable of mediating heat production

through a mechanism called non-shivering thermoge-

nesis”. By way of example, she indicated that “if human

beings enter a very cold environment, we soon begin to

shiver; on the other hand, if we spent a couple of weeks

in this cold environment these tremors would probably

cease, and this effect has a lot to do with brown fat”.

The modification of brown fat induced by a drastic

temperature change has been demonstrated in wild-

type mice. Following exposure to a hot environment

(30º), the mice were switched to a cold environment (at

a temperature of 4º). Their muscle activity was intensi-

fied and increased considerably, they shivered ostensi-

bly; however, after remaining in this cold environment

for a couple of weeks the shivers disappeared completely

and their muscle activity waned substantially, although

they continued to produce heat. This effect was not re-

produced in animals that do not have the UCP-1 pro-

tein: they shiver with cold when they are relocated to

a cold environment, but they continue with this same

muscle activity three weeks later if they are kept in this

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

environment, i.e. they cannot develop any kind of ther-

mogenesis process because they lack the UCP-1 protein.

Therefore, as the speaker highlighted, “it is currently as-

sumed that one of the main functions of brown fat is the

stimulation of thermogenesis by means of the activation

of UCP-1, generating heat from the fatty acids”.

A similar phenomenon to that which was detected

in animal models has been observed in animal models

with regard to the process of non-shivering thermoge-

nesis. The presence of UCP-1 has been identified in ac-

cumulations of human brown fat, and its existence has

been confirmed in very exact locations of the human

body (neck, mediastinum and suprarenal). Moreover,

two recent and independent studies have verified that

people who are subjected to a cold environment present

a different energy expenditure depending on their level

of brown fat: those who have brown adipose tissue use

up to between 200 and 400 calories a day more, which

constitutes an increase of 10% to 20% in their baseline

metabolism. This effect is so important that, as Dr. Can-

non stated, “if people could maintain this metabolic rate

over time it would probably be sufficient to guarantee a

suitable body weight”.

Like mice, human beings have a mechanism of non-

shivering thermogenesis, and also have the capacity to

adapt to the cold. Recent studies by Saito and Tsujisaki

on the Japanese population have confirmed that brown

fat can be formed: whereas in summer the population

presented less presence of brown fat, in winter, and

thanks to novel imaging techniques, a significant increa-

se in brown adipose tissue was detected. Thus, a very

simple stimulus such as a cold environment generates an

impact and activates this “good” fat that consumes calo-

ries and reduces weight.

The next question is to know how to use this me-

chanism to reduce the risk of obesity and of other asso-

ciated diseases. And the fact is, as the expert from the

University of Stockholm stated, “we have an activation of

the UCP-1 protein that induces the production of heat,

leading to the burning of fat. Can you imagine how great

it would be to burn fat or food inside these brown adi-

pocytes, converting this food into heat and not into fat,

using it instead of storing it?”

If we have a proper energy balance, the food we eat

becomes heat and is not stored as fat; however, if we eat

more than the energy that we use up, there is a risk of

the energy accumulating in the form of fat. “If we had

an additional fat combustion mechanism that increased

energy expenditure, perhaps we would be more efficient

in burning surplus fat and the latter would not accumu-

late in the organism”. In Dr. Cannon’s opinion, “diet-in-

duced thermogenesis exists and is totally located in the

brown fat tissue”.

Health consequencesOne of the most important consequences derived from

the lack of thermogenesis induced by the brown adipose

tissue is the development of obesity. “If we do not have

UCP-1 and therefore do not have active brown fat, the

risk of accumulating more fat, and subsequently obesi-

ty, is heightened”, clarified Dr. Cannon, who opines that

“there is already enough evidence in animals and human

beings to endorse this hypothesis”.

In animals with UCP-1 (-/-), in comparison with

those that are UCP-1 (+/+), a greater body weight in-

crease is documented, even although they were on the

same fat-rich diet: the mouse without brown fat even-

tually becomes fatter. This was in comfortable environ-

mental and temperature conditions for these animals. In

summary, explained the speaker, “the animals that do

“Brown fat seems to have a certain anti-diabetic function, providing protection against obesity and hypertriglyceridaemia”.

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Human brown fat is on fire | Barbara Cannon

not have UCP-1 and therefore have a deficit in brown

fat are more prone to becoming fatter on the same fat-

rich diet than those that have the UCP-1 (+/+) protein.

Therefore, we have to conclude that active brown fat

provides a certain degree of protection from the risk of

developing obesity”.

In thermogenesis, the brown tissue uses, firstly, the

lipids stored as a substrate to generate heat. This early

phase of thermogenesis corresponds to the release of

noradrenalin from the sympathetic nervous system,

activating the release of fatty acids from the triglyceri-

de droplets. Some of these fatty acids activate UCP-1,

whereas the remaining fatty acids are imported into the

mitochondrion, where thermogenesis take place, and

the energy is dissipated in the form of heat due to the

activation of UCP-1. As the brown fat tissue constitutes

a small percentage of total body weight, circulating tri-

glycerides have to be imported and burnt to maintain

sustained thermogenesis.

Recent works have demonstrated that the brown adi-

pose tissue, besides being implicated in thermogenesis,

could play a leading role in lipid metabolism. Studies by

Bartelt and Heeren investigated the effect of the admi-

nistration of radioactive-labelled lipid particles in mice

kept in a cold environment, showing that practically half

of these particles penetrated the brown fat, suggesting

that the brown adipose tissue provides protection aga-

inst hypertriglyceridaemia.

Repercussions on metabolic syndromeA possible effect of brown fat on metabolic syndrome

has been suggested, and it is regarded as a factor that

may be capable of reducing the impact of this syndrome,

which involves disorders such as obesity, hypertriglyce-

ridaemia and hyperglycaemia. According to the Swedish

researcher, “brown fat can improve obesity, triglycerides

and perhaps hyperglycaemia”.

With regard to the effect of brown fat on glucose

availability, studies in mice have shown that the stimu-

lation of brown fat is not only associated with an ac-

tivation of the process of thermogenesis, but that the

glucose absorption process is also activated in parallel.

It therefore transpires that brown fat activates the des-

truction of glucose and, in certain circumstances (still

not properly clarified), it has an enormous potential

for absorbing glucose from the blood (an absorption

process performed by different glucose carriers, such

as GLUT-1 or GLUT-4). Indeed, as Dr. Cannon indi-

cated, “brown fat not only has the capacity to absorb

glucose, it also absorbs fat from blood; what is more,

we now know that it burns glucose and fat to convert

them into heat”.

The findings obtained when radioactive-labelled

glucose particles are given in these animal models are

no less relevant. It is estimated that up to 75% of the-

se particles are absorbed by the brown fat, and that the

latter is also capable of absorbing up to 50% of the lipid

particles. “This is truly surprising, particularly if we take

the scant space occupied by brown fat in mice into ac-

count”, the speaker remarked. It is confirmed that both

lipids and carbohydrates are oxidised when the UCP-1

protein is activated. It has also been demonstrated that

mice that lack the UCP-1 protein are sensitive to insulin

and yield a poorer response when they are subjected to

a glucose overload test, and that mice with UCP (-/-) on

normal feeding have higher fasting glucose than mice

with UCP (+/+). Therefore, brown fat is fundamental

for the homeostasis of glucose, even in normal mice

(non-hyperglycaemic and on a normal diet).

On the basis of these findings, Dr. Barbara Cannon

surmised that “brown fat seems to have a certain anti-

diabetic function, and may also protect against obesi-

ty and hypertriglyceridaemia”. In mice, she asserted,

“brown fat has an anti-metabolic syndrome function”.

And in human beings?However, now the challenge is to try to transfer this evi-

dence to human beings and endorse their clinical appli-

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

cability. In the speaker’s opinion, “these observations are

applicable, to a certain extent, to human beings”.

In collaboration with a group of Italian investigators,

led by Zingaretti, Dr. Cannon has sought to discover if

brown fat does in fact play a crucial role in the develo-

pment of obesity in human beings and, more specifica-

lly, if a deficit of this adipose tissue really does make us

more prone to having this disease. Among other results,

the authors of this work have reported that, on compa-

ring human beings with brown fat to others lacking it,

major differences in body density are obtained, and that

there is also a significant correlation with age. It was

found that the absence of brown fat can cause obesity

and that this type of obesity is lost with age.

It is currently accepted that the presence of brown

fat in young adults is high, but its activity is reduced be-

cause it is inversely related to BMI and the presence of

body fat, especially in older individuals. The signal for

the activation of the brown adipocytes is a temperature

below that which is regarded as neutral (34ºC for mice,

28ºC for rats and 20-22ºC for human beings). The diet

could also activate the brown adipose tissue, which is

responsible for food-induced thermogenesis, in the

same way.

Which comes first?However, are people obese because they have a brown

fat deficit or do they lack brown fat because they are

obese? Or is a combination of both factors possible?

In view of the impossibility of answering these ques-

tions with total certainty, Barbara sought to provide one

final idea on bariatric surgery, posing the question as to

whether its effects on obesity are achieved because this

surgery physically or chemically (hormonally) activates

(or reactivates) the brown fat. In any case, she affirmed

that “we have definitely been able to show that after gas-

tric bypass surgery, for example, an obese subject with

practically no brown fat goes on to present a conside-

rable increase (demonstrated by means of sophisticated

imaging techniques)”.

On another interesting note, the Swedish expert

acknowledged that “currently the only functional evi-

dence for a possible significance of brown fat in human

beings is genetic”. Numerous studies have established

significant associations between polymorphisms of the

UCP-1 gene and obesity-related alterations, such as pro-

neness to weight gain over time (in normal and already

obese individuals).

The UCP-1 gene is located in the chromosome 4

(4q28-q31). The role of UCP1mediated thermogenesis

in human beings is not clear, although the presence of

the –3826 A/G variant of the UCP-1 gene promoter has

been associated with a reduction in the expression of

UCP-1 messenger RNA, a lower weight loss in subjects

on a low-calorie diet and other metabolic disorders of

the obese phenotype. Moreover, an interaction bet-

ween the β3-adrenergic receptor gene and the UCP-1

gene with regard to baseline metabolic rate has been

described. “If we are lucky enough to have received the

–3826 A/A variant from our progenitors in the region

of the UCP-1 gene promoter, we will express a grea-

ter amount of this protein; on the other hand we will

not be so lucky if our parents bequeath us the –3826

G/G polymorphism”, stated Dr.  Cannon. The fact is

that it has even been demonstrated that people with

A/A have a higher energy expenditure at rest and also

burn more fat when they are on a high-calorie diet (as

compared to those who express the A/G variant and

with G/G).

New studies conducted in Japan have also conclu-

ded that these genotype replacements accelerate the

“Keeping the brown adipose tissue activated throughout our life could provide protection against the effects of obesity and diabetes”.

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85

Human brown fat is on fire | Barbara Cannon

age-related reduction in brown fat activity and may

therefore be associated with the accumulation of gut fat

that occurs over time.

Finally, a study published recently by a group of in-

vestigators from the Czech Republic shows that people

with the A/A genotype are more likely to be in a lower

BMI quartile than those with the A/G or G/G genotype;

this would explain why people with the A/A variant can

eat more than those with a G/G without putting on so

much weight.

On the basis of these studies, Dr. Barbara Cannon

opined that “the extrapolation of the data obtained in

mice to human beings leads us to think that the abs-

ence of brown fat in these people is a factor that causes

obesity”.

But why do we lose it with age? Young adults have a

certain amount of brown fat and burn most of the food

they eat through this adipose tissue and have a small

amount of white fat. On the basis of this reality, the

speaker asserted that “brown fat is not only regulated by

the sympathetic nervous system, it is also negatively re-

gulated by cortisol and positively by the sex hormones.

People with Cushing’s syndrome are known to expe-

rience an increase in cortisol and a significant reduction

in active brown fat. As we get older, cortisol levels do

not change, but sex hormones diminish: this might be a

reason why the amount and activity of brown fat dimi-

nishes as people get older”.

As a take-home tip, Dr.  Cannon concluded that

“brown fat must be kept active, and this can be done

through simple measures such as reducing bedroom

temperature”. The fact is that keeping the brown adipose

tissue activated throughout our life could provide pro-

tection against the effects of obesity and diabetes.

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87

Typ

e 2

dia

bet

es m

ellit

usdis

cuss

ion

Moderator:

Juan Carlos López

Round table:

Marc Y. Donath , Matthias Tschöp and Barbara Cannon

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89

Question: My congratulations on

a fantastic session. I would like to

begin with a question about brown

fat. Dr.  Cannon recommended

that we keep the brown fat active.

But how do we accomplish this?

Barbara Cannon: There is no doubt

that brown fat must be kept active.

The easiest way, without resorting

to drug therapy or bariatric surgery,

is to reduce the temperature in the

bedroom, keep it colder, and this

will probably help: and I mean that

seriously, very seriously.

Question: You have studied a very

interesting group model in clinical

practice, I mean the metabolically

healthy but obese person. In our

experience, this group of patients

accounts for approximately 25% of

the people we see. We follow them

up for years, and in fact they do not

tend to present major changes be-

cause although they have metabolic

syndrome they do not have hyper-

triglyceridaemia. What should we

do in these cases?

Barbara Cannon: Regarding the

healthy obese patient, I am not a

clinician so I am sorry I cannot

give you a clear answer there. Un-

doubtedly, being a researcher, these

people fascinate me, but I really do

not know what we could do in these

cases and what role brown fat plays

in this regard.

Question: Another spontaneous

model would be comprised of for-

mer sports-persons or athletes,

such as Sumo wrestlers. It appears

that when they retire they con-

tinue to be fine, and it has been

sug gested that this might have so-

mething to do with the change in

the brown adipose tissue, because

apparently they were not origina-

lly obese but became so.

Barbara Cannon: In the last

two  years, a great deal has been

said about Sumo wrestlers when

they stop exercising. Particular at-

tention has been paid to things re-

lated to proteins and the role of the

protein-secreting muscles that are

capable of activating white fat do to

turn it into brown fat. This is theo-

retically possible; however I doubt

that it has an important effect…

Possibly, these people continue to

eat more without doing any exer-

cise, but I have no information in

this regard and neither is there any

consistent documentation on it in

the literature.

Discussion

Drs. Donath, Tschöp and Cannon during the discussion.

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

Marc Donath: With regard to the

question of the healthy obese, I

think that the question we really

have to answer is to what extent

being obese is healthy. In any case, it

would appear that these obese and

apparently healthy people have quite

a few complications, since they tend

to suffer more disorders derived

from their body weight than thin

people. These healthy obese might

not have a significantly greater risk

of having diabetes than thin people,

but things change if we consider

other complications. Therefore, in

these cases I would still continue to

advise them to lose weight.

On a different tack, I would also

like to make a further comment on

another topic that has come up du-

ring the forum. We usually associate

obesity with insulin resistance, but

we should also realise that there is

a great degree of heterogeneity. In

any case, we know that the fatty tis-

sue is the target of insulin and that if

you have more healthy fat then you

are more insulin-sensitive and so is

the PPARgamma activator; but in

the long terms the system reaches

a limit, and at a given point the fat

increases, it will continue to in-

crease and will become unhealthy.

Hence, some healthy obese people

may have good fat for a certain pe-

riod, but this time is limited and

the situation may change radically

at some point; they will also have a

phenotype that is not so healthy.

Comment: In our experience, which

is detailed in a prospective stu-

dy, the so-called Segovia study, we

found absolutely no indication of

inflammation. We have follow-ups

with some markers, such as C-reac-

tive protein, and they do not change

over time; our follow-up has now re-

ached 6 to 7 years. Neither have we

managed to directly associate obe-

sity with any candidate genes and

have found no significant relation-

ship. Even on applying corrections

for any factor of interest, such as the

diet or physical activity, we did not

find anything important. This may

be because as yet we do not have a

long-term follow-up; in fact, we do

not even know if they eventually

have as many complications as the

metabolically unhealthy.

Question: I would like to know a bit

more about the effect of the beta-

adrenergic agonists, which are anti-

diabetics and anti-obese agents in

rodents, but the studies per formed

in humans are neither as extensive

nor as conclusive.

Barbara Cannon: If someone is obe-

se, they will probably have only a

small amount of brown fat, so for it

to work there must be more tissue

and tissue must be active, it needs to

be active. We know that even in stu-

dies in rodents, β1 and not β3 must

be activated to obtain more brown

tissue, because the progenitor cells

only have β1 receptors; therefore, β3

will only work in people who already

have brown fat. If we take a close

look at certain studies by some of the

Type 2 diabetes generated a great expectation.

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Discussion

91

pharmaceutical companies, such as

Takeda, we can see that there are in-

dications of positive effects of the β3

agonist, and they would probably be

more significant if it had been possi-

ble to divide the patients into two co-

horts: the negative brown fat group

and the positive brown fat group.

There may be a potential for this

type of treatment. But I am worried

that these studies that are now being

conducted with patients treated with

normal doses of the beta-blocker

propanolol to eliminate the signal in

the PET so the radiologists can see

the metastases. These people res-

pond to a normal dose of propanolol,

which would indicate, considering

the sensitivity to β3, a lack of sensiti-

vity to propanolol. This would all de-

monstrate that human brown fat may

be more activated by β1 than by β3.

Unless we can demonstrate a good β3

response, I personally do not believe

that the beta-adrenergic agonists are

a good option in this field for human

beings. The key undoubtedly lies in

maintaining the brown fat active so

as not to become obese.

Question: Regarding the white tis-

sue that gradually turns brown,

recent studies have given us some

pointers on secreting proteins and

brown fat. What is your opinion

on that?

Barbara Cannon: Several groups

of investigators have been working

for  years in search of brown fat-

secreting proteins; there are many

white ones but not so many brown

ones. Unfortunately we have found

nothing specific for brown fat.

Question: If I understood properly,

Prof. Tschöp ascribes the effects of

GLP-1 of the agonist conjugates

to the nuclear receptors. Can you

rule out the possibility of some of

these effects being mediated by

GPR30?

Matthias Tschöp: That is a very

good question. The oestrogen-me-

diated effects are a very complex

field in which we have performed

a series of experiments with a loss

of function in genetic models (for

example, eliminating the alpha and

beta receptors). With these function

losses we see less benefit of the oes-

trogen in GLP-1, but it never disap-

pears completely. We have not been

able to do a double knock-out and

we cannot do the knock-out for the

GPRC1. Of all the data we have seen

to date, I might deduce at least that

there is an internalisation process

and that it occurs in the cells, but

I do not have enough data to really

prove it. Perhaps GPCR does provi-

de some additional benefit.

Question: We have heard about di-

fferent drug treatments, and even

surgery, to address obesity and

diabetes, and the important role

of brown fat has been emphasised.

We have been looking for solutions

to these problems for decades using

drugs, on the other hand we have

solid A1-type evidence, with emi-

nent physiologists, that clearly cer-

tify that the key to these disorders

is sarcopenia, i.e. the degenerative

loss of muscle mass and strength

from aging or from leading a se-

dentary life. If we do not have mus-

cular mass, we will never be able

to metabolise fats and glucose as

a source of energy. In this context,

what value do you attach to muscle

activity and the increase in muscle

mass to fight these health problems?

Matthias Tschöp: None of the inves-

tigators participating in this forum

have studied the muscle as a way of

earning a living, but I see that the

models that we use, the animals we

use, do not generally come with less

muscle mass, they gain more fat but

do not tend to lose muscle mass. Ha-

ving said that, if muscle mass is lost,

this is definitely not good for overall

metabolism.

In any case, on the basis of the

little that is known about this field,

I would say that this is not the main

cause of the epidemic of diabetes

type 2; I mean that I am sure that it

is not the main determining factor

of this epidemic, although neither

would I deny its importance. Basica-

lly, I agree with you that the muscle

is very important for several reasons.

Firstly, the muscle uses a lot of ener-

gy and of course this is something

that is closely related to obesity. This

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

is particularly important if we consi-

der that not only do we eat too much,

but also that we do little exercise. In

our clinical practice not only do we

act upon the diet, we also promote

exercise.

Moreover, and here I agree with

you, I think that an extensive and

promising field of research is ope-

ning up here, which began when

it was discovered that the muscle

cell produces cytokines. The first

one to be described was IL-6, an

interleukin that performs multiple

functions in this field, such as sti-

mulating GLP-1. It is true that the

muscle is important and we are not

neglecting it. But I must say that if

we are dealing with a patient who

weighs 160 kg, then to be effective

we are going to need other things,

such as some of the drugs that have

been addressed here.

Barbara Cannon: In this regard, I

would like to underscore the idea

commented by Prof. Tschöp, na-

mely that patients with diabetes type

2, like our mice, do not necessa-

rily initially have a reduced muscle

mass , when the disease develops,

but rather that they simply tend to

present reduced insulin resistance.

Question: I wanted to ask about

this surprising physiological chan-

ge that takes place in the amount of

brown fat in winter. Do we know if

it is hyperplasia or the white tissue

that turns brown with the activa-

tion of the stem cells?

Barbara Cannon: We have no evi-

dence in humans; we only have a sin-

gle study with PET where the brown

fat activity was observed, but nothing

else. On the basis of the data obtained

in animals, I suspect that it is hyper-

plasia combined with an augmented

differentiation of the old cells and the

new ones, but there is still no evidence

that this is so in human beings.

Question: I am aware of the bene-

fits of bariatric surgery, but I am

disappointed that we cannot get

the same results in people using

more physiological media. Even

in Spain we are witnessing an im-

portant increase in bariatric sur-

gery in children. What is more, as

a paediatrician it is sad to see the

marked increase in obesity and se-

dentariness in Spanish children.

Matthias Tschöp: I share your di-

sappointment. I share a similar ex-

perience: I have lived in Cincinnati,

United States, for 8 years, which not

only has one of the highest child

obesity rates, but it also has the du-

bious honour of having the world’s

highest rate of bariatric surgery in

children. This is obviously not the

right road, it is a mistake.

Our laboratory tries to unders-

tand and comprehend why such a

high degree of bariatric surgery is

achieved so that we can then design

Ramón Areces Foundation held the sixth conference of this cycle.

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Discussion

93

less traumatic and more physiologi-

cal treatment options. We are con-

vinced that its beneficial effects on

obesity are not only due to the fact

that stomach size is reduced; there

is something that happens in terms

of molecular signalling that lar-

gely determines how this resource

works and also helps in the mana-

gement of diabetes. To this end, we

need to have a better understanding

of this in order to limit these risky

and invasive operations and do so-

mething more drug-based.

In an ideal world, it would be fan-

tastic not to have to give tablets or

injections to do away with diabetes

and obesity, using only education

as our weapon, suitable training on

the value of exercise and of healthy

nutrition. However, we are nowhere

near this perfect world: the epide-

mic continues and we have not seen

any major change over the last two

decades.

Question: And how would you ex-

plain this failure basically?

Matthias Tschöp: There are several

reasons. One of them is related to

the fact that once there is obesity

there can be a very interesting re-

programming. In this sense, our

laboratory performed an experi-

ment with mice, which we made

obese and then thin; we compared

them to some that had never been

obese and everything seemed the

same. However, we gave the ones

that had no previous record of obe-

sity a McDonalds-type diet, veri-

fying that there was a 100% greater

weight gain and greater appetite

in those rodents once they were

obese. Therefore, there is a kind of

reprogramming in which certain

epigenetic mechanisms may play a

pivotal role.

In a nutshell, I believe that we

should worry about the excess of

child obesity, but that we should

not lose hope. Before giving up

and assuming that we are facing

an over-complicated challenge, we

should at least try to reach a better

personalised medicine and expand

a public education that promotes

better lifestyle habits.

Comment: There is no doubt that

the diet is crucial, even the parents’.

Matthias Tschöp: That’s right. A

recently published article in the

Cell journal shows that the diet the

mother is exposed to during preg-

nancy and during breastfeeding is

very important for the mice’s lit-

ter and has an enormous impact

on their future life. A large part of

this influence is due to certain in-

teractions between some nutrients

and certain genes, and in which the

neurons play a decisive role. It has

been confirmed that neurons grow

differently in the brain, which is

where appetite is regulated, depen-

ding on what the mother eats du-

ring pregnancy and breastfeeding,

which all has a major impact on in-

sulin secretion in the litter. It is true

that we still do not fully understand

all these mechanisms and that per-

haps the situation is not identical in

human beings, but they are findings

that give us food for thought.

There is no doubt that we face a

very complex problem and therefo-

re that the solution is not just about

doing more exercise and being

healthier: we have an obesity epide-

mic and our genetic programming

is already affected.

Juan Carlos López: I would like

to refer to one aspect that has

not been addressed at the mee-

ting and which is related to the

role of macrobiotics and the role

of the microbioma. Many people

are very enthusiastic about the

fact that the genes we have in

our organism are not ours, but

the microbioma’s. Many studies

have been conducted which have

shown, among other things, that

the bacteria of our intestine con-

tribute to the regulation of glucose

metabolism. In fact, many studies

have demonstrated that this in-

testinal flora has an influence on

obesity, inflammatory reactions,

asthma and even on the nervous

system. It is such a good and in-

teresting idea that everyone is ex-

cited with this approach. What do

you think?

Matthias Tschöp: I personally am

not so excited about the data cu-

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TYPE 2 DIABETES MELLITUS

rrently available, since they do not

strike me as very conclusive. I sin-

cerely think it is a passing fashion.

Juan Carlos López: The micro-

biota is a new field which hitherto

had received little attention. From

the therapeutic standpoint, there

are different ways of tackling this

question; one is whether there is a

correlation between different bac-

terial types and the incidence of

pathologies such as asthma or coli-

tis, and what we can do is change

the intestinal flora with probiotics

or faecal transplants, i.e. relatively

simple treatments. Another thera-

peutic approach is based on if we

understand how bacteria impact

the development of the disease, it

will all lead to the identification of

new therapeutic targets that can be

exploited to obtain new treatments.

This matter is interesting, becau-

se not only does it affect intestinal

and metabolic questions, but also

immunological problems. Here,

it is possible to establish a certain

relationship between diabetes and

microbiota. The strongest relations-

hip has been found between the in-

testinal flora and obesity, and this is

a risk factor for diabetes. Therefore,

it is possible to establish a relation-

ship between metabolic syndrome

and the microbiota, although the

exact mechanisms that cause this

are not properly known, and it is a

field that many scientists are inves-

tigating.

Question: On the question of gut

microbiota, some articles show

that a high-fat diet reduces the

gut microbiota and produces me-

tabolic endotoxaemia, which is

the beginning of the inflammatory

process that can lead to the deve-

lopment of diabetes type 2. In my

opinion, the gut-brain axis is not

limited only to the incretins, there

are other highly complex elements

in the microflora. I see it as a very

interesting field, and these aspects

need to be investigated. That is

why I would suggest that along

with the measuring of proinflam-

matory markers (such as CRP), it

would be convenient to measure,

in the obese, the presence of meta-

bolic endotoxaemia, the presence

of which has been confirmed in

metabolic syndrome. If it is divi-

ded into quartiles, it transpires

that the greater the number of me-

tabolic syndrome components the-

re are, the greater the endotoxicity

there is in the microflora, which

would be suggesting that the intes-

tinal microbiota has decomposed;

and this occurs even before the in-

flammation process develops. Stu-

dies conducted recently in France

have clearly demonstrated in ani-

mals that there is a very close re-

lationship between endotoxaemia

and inflammation markers, and

this must also be taken into accou-

nt when planning the therapeutic

approach.

Matthias Tschöp: I am also very

sceptical about these theories,

although I do admit that they are

very intriguing. I am not at all con-

vinced that these theories based on

intestinal gastric leaks that cause

inflammation; initially attracted

my attention a great deal, although

in the last five years I have seen no

convincing data.

Marc Donath: In any event I agree

that the incretins are very impor-

tant, which is why we have studied

this area. There are many elements

involved in diabetes and the challen-

ge lies in managing to identify the

right agents and developing suitable

prevention. Each investigator has to

take their own decisions; I may be

wrong, but I  would insist that this

whole microbiota theory has been

exaggerated.

When we talk about diabetes type

2, we are clearly talking about a hete-

rogeneous disease, and it is impossi-

ble to know with any certainty what

the most important cause behind

this disorder is. In general, I do not

think that any single cause is more

important than another: one factor

may be more decisive in one patient

whereas the most outstanding factor

may be different in another patient.

This is why endotoxins may perform

a crucial function in some patients,

but not in all of them.

Juan Carlos López: By way of con-

clusion, what would your take-ho-

me messages be?

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95

Discussion

Marc Donath: I think that we all

agree that the solution in diabe-

tes type 2 must come, first of all,

through weight reduction in the

obese and prevention. And the in-

vestigators attending this forum are

working towards this goal.

Matthias Tschöp: Despite the frus-

trations of the last 2-3 decades,

when it has been difficult to make

progress, and this epidemic has in-

creased, we are doing very interes-

ting things and taking very different

approaches. Progress has been made

in the knowledge of the inflamma-

tory bases and immunological me-

chanisms. We also realise that we

are facing a heterogeneous disease,

where it is necessary to identify the

correct biomarkers to know who ne-

eds what. We accept that we have to

personalise drugs to guarantee fewer

side effects and give the right drug

to the right patient. This is what we

have to do in the coming years.

Barbara Cannon: There is one es-

sential aspect that it has not been

possible to address in great detail at

this meeting: why people become

obese. It is not simply that people

do less exercise; I think this aspect

is too trivial. However, it is true that

the diet of the population, parti-

cularly in the western countries,

has changed substantially in re-

cent years. I wish I could ban Coca-

Cola, for example; that would be a

good beginning, and reduce meal

sizes.

But it is also true that we are

dealing with a very complex pro-

blem involving numerous intrinsic

and extrinsic factors; thus, there

are even investigators who regard

obesity as a viral problem or who

believe that the preservatives that

are being added to food are the

main culprits of the increase in

the epidemic... I believe that there

are many more factors that might

have an important effect; more

specifically, I  personally believe

that the function of brown fat is of

enormous interest. The analysis of

what we call the “fat of the mature

human being” opens up great pos-

sibilities, in other words when one

begins to become fatter when one

reaches maturity; however, I do not

believe that this line of research

will give us the definitive solution

in the treatment of widespread

obesity.

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ciclo deconferencias y debates en

ciencias

monografía

FUNDACIÓN RAMÓN ARECESNATURE PUBLISHING GROUP

El campo de la diabetes es muy amplio, pues diversos órganos tienen diferentes

funciones en el control metabólico. No sólo el páncreas y el tejido adiposo regulan

el metabolismo, sino que también el músculo, el cerebro y el hígado tienen papeles

cruciales en esta patología, por lo que es necesario tener una visión holística sobre el

síndrome metabólico.

En la actualidad, un 25% de la población mayor de 20 años padece síndrome

metabólico, pero el perfil de edad media de estos pacientes ha disminuido de

forma dramática en los últimos años. ¿Se mantendrá esta tendencia en el futuro?

¿Son eficaces los tratamientos actuales? ¿Se están investigando nuevas dianas

terapéuticas?

The field of diabetes is very broad, as different organs have different functions in the metabolic control. Not only the pancreas and adipose tissue regulate metabolism, but also muscle, brain and liver have crucial roles in this disease, so it is necessary to take a holistic view on the metabolic syndrome.

At present, 25% of the population over 20 years is suffering from metabolic syndrome, but the average age profile of these patients has decreased dramatically in recent years. Will this trend continue in the future? How effective are the current treatments? Are new therapeutic targets being investigated?

Diabetes mellitus tipo 2 / Type 2 diabetes mellitus

Diabetes mellitus tipo 2TYPE 2 DIABETES MELLITUS

Control metabólico en los tejidos

TISSUE METABOLIC CONTROL