conectate 07b: fe y curación

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7/ LOS MILAGROS No son cosa del ayer LA CURACiÓN Una gotita de Cielo EL MARAVILLOSO MUNDO DEL MAÑANA La vida en la Tierra luego del regreso de Jesús

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Testimonios y consejos acerac de cómo recibir curación del Cielo.

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7/

LOSMILAGROSNo son cosa del ayer

LA CURACiÓNUna gotita de Cielo

EL MARAVILLOSOMUNDO DELMAÑANALa vida en la Tierra luegodel regreso de Jesús

Disponemos de una amplia gama de libros,casetes, compactos y videos que alimenta-rán tu espíritu, te infundirán ánimo, ayu-darán a tu familia y proporcionarán atus hijos amenas experiencias educativas.Escribe a una de las direcciones que seindican a continuación o visítanos en:www.conectate.orgMéxico:ConéctateApartado 11Monterrey, N.L., [email protected](01-800) 7144790 (número gratuito)(52-81) 81342728

Chile:ConéctateCasilla de correo 14.982Correo [email protected](O) 94697045

Colombia:ConéctateApartado Aéreo 85178Santafé de Bogotá, [email protected]

Perú:ConéctateCasilla 2005Lima [email protected]

Estados Unidos:Activated MinistriesP.O.Box 462805Escondido, CA [email protected](1-877) 862 32 28 (número gratuito)

Europa:Activated EuropeBramingham Pk. Business Ctr.Enterprise WayLuton, Beds. LU3 [email protected](07801) 442317

DIRECTOR

Gabriel Sarmiento

DISEÑO

Giselle LeFavre

ILUSTRACIONES

Étienne Morel

PRODUCCIÓN

Francisco LópezAÑo 1, NÚMERO 7 ¡;,..~() zoo I ?e 2003, Aurora Production AG.Es propiedad.Impreso en Tailandia.http://es.auroraproduction.comA menos que se indique otra cosa, todas lasfrases textuales de las Escrituras que apa-recen en Conéctate provienen de la versiónReina-Valera de la Biblia, © SociedadesBíblicas Unidas, 1960.

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OO)--EroV')

O~

••••••••V') Es innegable que todos -en mayor o menor medida-

tenemos necesidad de curación. Esa necesidad universalprobablemente sea la que llevó a Jesúsa dedicar tantotiempo a la sanación de los enfermos. LosEvangelios abun-dan en pasajes alusivos a los milagros que operó. Nume-rosos relatos dan cuenta de cuando limpió a leprosos,devolvió la vista a los ciegos, curó a paralíticos y resucitómuertos. «le siguió mucha gente -reza la Escritura- ysanaba a todos» (Mateo 12:15).

Es imposible leer esos episodios de curaciones sobrena-turales sin tomar -consciente o inconscientemente- unadecisión que te enmarque en una de tres categorías: lade los que no creen que los milagros se hayan producidojamás; la de los que creen que en esa época sí tuvieronlugar, pero que no podrían repetirse hoy en día; y la delos que comprenden que Jesústiene hoy en día la mismacapacidad y voluntad de sanamos que manifestó cuandosanó a las muchedumbres en aquel primer siglo de nuestraera. «Jesucristoes el mismo ayer, y hoy, y por los siglos»(Hebreos 13:8). Esmi esperanza que para cuando terminesde leer este número de Conéctafe estés firmemente encua-drado dentro del tercer grupo, si es que no lo estás ya.

Pero no te detengas ahí. Descubre que puedes trasladarSus promesas de curación a tu realidad cotidiana y a lade otras personas que precisen tu ayuda y tus oraciones.No hay enfermedad o dolencia capaz de resistir el podersanador de Dios. Al mismo tiempo, tampoco hay molestia otrastorno tan pequeño que no suscite Su interés. Él te amade manera muy personal, muy íntima, y puede hacer quehasta tus dolencias te beneficien de alguna forma. Pero enparte, eso depende de ti. ¡Aprende a establecer contactopor medio de la fe!

.~

Gabriel SarmientoEn nombre de Conéctafe

Conéctatc NÚMERO 7

títutD"EN LA VERSIÓN REINA-VALERA de la

Biblia,Hebreos 11:1dice: «Es,pues,la fe la certeza de lo que se espera,la convicción de lo que no seve».Ahora bien, la palabra certezaque figura en este versículo de laversión en castellano es traducción.delvocablo griego hypóstasis. Hacecientos de años, cuando se tradujoel Nuevo Testamento del griegoa distintas lenguas, la palabrahypóstasis planteó un dilema. Pare-cía ser un término administrativoque no se utilizaba en la literaturaclásica griega. Todo lo que lograrondilucidar por entonces los estu-diosos es que se trataba de algobastante concreto, por lo cual eltérmino fue traducido por palabrascomo certeza, garantía y otras.

No obstante, hace pocos años losarqueólogos descubrieron las ruinascalcinadas de una vieja posada enel norte de Israel. Allí encontraronun pequeño cofre de hierro quecontenía documentos valiosos, anombre de una dama de la noblezaromana que había comprado tierrasy propiedades en Israel. Resulta quecasi todos los encabezamientos delos documentos decían a grandesletras: «Hypóstasis». ¡Eran todostítulos de propiedad de sus tierras!

Conéllalc NÚMERO 7

Es probable que aquella damaromana nunca hubiera visto suspropiedades en Israel, pero sabíaque eran suyas y lo podía probar,toda vez que tenía en su haber lostítulos de propiedad.

¿Qué es, pues, la fe? ¡Eltítulode propiedad! Conociendo el signi-ficado original de la palabra, eseversículo de la epístola de Pablo alos hebreos podría lícitamente tra-ducirse: «Lafe es el título de propie-dad de lo que se espera».

Sihas pedido algo al Señor yaún no has visto la respuesta, note preocupes. Si tienes verdadera fe,¡en tus manos está el título con tunombre estampado en él! ¡Estuyo,y a la larga llegarás a ver lo que haspedido en oración!

David Brandt Berg.

La fe es el

título de

propiedad

de lo que

se espera.

Oración para hoyAmado Jesús:Cuandotengo alguna enfermedad, permaneces siempre a milado, atiendes a todas mis necesidades y me dices al oídotiernas palabras de ánimo: «El milagro que tú llamas saludestá al alcance de tus manos. Lo apreciarás más después deesta experiencia». Junto a Ti resistiré. Cuando el agotamientose apodera de mí, me secas la frente y me infundes fuerzas yvalor celestiales. Juntos saldremos adelante.

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Los l11ilagrosno son cosadel ayer

JESÚS SE DIRIGÍA UN DÍA a la casa deun hombre cuya hija estaba gravementeenferma. Como era costumbre, la muche-dumbre se agolpaba en torno a Él y lo opri-mía. En medio de aquel aluvión de gente seencontraba una mujer que desde hacía 12años padecía de una constante hemorragia.Había ido de médico en médico sin lograrque ninguno la curase. Se gastó hasta elúltimo centavo en tratamientos que le habíansignificado mucha angustia y dolor. Pero elflujo de sangre no paraba.

Desesperada, pensó: «Ay,¡si tansolo lograra tocarlo, sé que me cura-ría!»

Alver a Jesús a lo lejos, avanzóansiosamente hacia Él. No era fácilabrirse paso entre aquella turba demirones que pugnaban por acercarsea Jesús. A ella, sin embargo, un solopensamiento la apremiaba: ¡Teníaque tocar al Maestro, aunque nofuera más que el borde de Su manto!

Por fin se halló a un brazo de dis-tancia de Ély, extendiendo la mano,alcanzó a rozar Su manto con lapunta de los dedos. Apenas lo hubotocado, cesó por completo la hemo-rragia que desde hacía tantos añosla aquejaba. Una cálida sensaciónde salud y bienestar le recorrió elcuerpo. Supo entonces que, despuésde todos aquellos años de sufri-miento y dolor, ¡por fin se habíasanado!

Jesús se detuvo un instante,habiendo percibido que una energíasanadora había emanado de Él.Vol-viéndose hacia la muchedumbre,preguntó:

-¿Quién me ha tocado?Sus discípulos lo miraron asom-

brados, diciendo:-Con semejante multitud que

te rodea y te oprime, preguntas:«¿Quién me ha tocador»

«¡Si tan

solo

lograratocarlo,

sé que

me

curaría!»

Conéctatc NÚMERO 7

Pero Jesús,ya sabiendo quién lohabía tocado, se dio lavuelta para mirara la mujer, que no ocultaba su asombro.

Ella, temblando aún de estupor, sepostró a los pies de Jesús y le confesólo sucedido. Con cariño y ternura, enun tono paternal, Jesús le dijo:

-Hija, tu fe te ha sanado. Veenpaz y sé curada de tu enfermedad.

Con ello Jesús indicó claramentea la multitud que aquel milagro desanación no se produjo porque lamujer hubiera tocado Sus vestiduras.¡Sehabía curado por su fe en Él!

Aquella mujer ejercitó la poca feque tenía, y como consecuencia, esaspalabras de aliento han resonado alo largo de los siglos: «[Iu fe te hasanado!» (Este relato está basado enLucas 8:43-48.)

Enlace a través de la feDe este episodio se desprende

una enseñanza muy aplicable a nues-tra propia realidad. Apesar de quemucha gente se agolpaba en torno aJesús, ¿por qué en ese momento sólouna persona pudo acceder a aqueltoque divino de curación? Muchoshabían salido a ver a Jesús pormera curiosidad. No les interesabaotra cosa que conocer físicamente aaquel personaje popular. La mujer,sin embargo, tan pronto oyó hablarde Jesús, creyó en Su corazón que Élsí la podía ayudar, aun cuando todolo demás había sido inútil. Llena defe avanzó hacia Él, sin darse por ven-cida hasta establecer ese enlace per-sonal con el Señor.

¡He aquí un claro ejemplo de ladinámica de la oración! Lo esencialno es lo mucho que se ore ni eltiempo que se emplee en ello, sino¡la fe con que se haga! Es como sin-tonizar una emisora en un aparatode radio. Cuando por fin se estableceel contacto preciso, la señal se oyecon fuerza y nitidez. La oración es

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establecer un vínculo entre nuestrasnecesidades humanas y los recursosdivinos. Cuando rezamos no hace-mos más que presentar nuestranecesidad y creer que Dios nos res-ponderá y la satisfará.

¡Cualquier maravilla puede ocu-rrir en ese margen de tiempo enque uno no se da por vencido, sinoque sigue creyendo y orando! Aque-lla mujer frágil y enfermiza apenas sitenía fuerzas para acercarse a Jesús;mas cuando actuó impulsada porsu fe, hizo contacto con el Señor yobtuvo respuesta a su oración.

Es extraordinario aprender aestablecer contacto con el poderdivino a través de la oración. ¡Buscarese enlace con el Espíritu de Diosen obediencia a Su Palabra produceresultados concretos!

La curación divina está

a tu alcanceDios es capaz de sanar cualquier

dolencia. Él nos plantea la siguientepregunta: «¿Habrá algo que sea difí-cil para Mí?» (Jeremías 32:27.) Jesúsdijo: «Sipermanecéis en Mí, y Mispalabras permanecen en vosotros,pedid todo lo que queréis, y os seráhecho» (Juan 15:7).

Elque nos fabricó ciertamentenos puede reparar. Al fin y al cabo, siDios es Dios, es ante todo un Dios demilagros. Sipudo crear el universoy controla su funcionamiento, indu-dablemente puede arreglar nuestrocuerpo cuando es preciso. Él es elgran Sanador y Restituidor, el todo-poderoso Rehabilitador. Es perfec-tamente capaz de sanarnos cuandoestamos enfermos.

El extraordinario poder de Dioses hoy en día tan efectivo y tanaccesible como en otras épocas. Élademás garantiza el cumplimiento

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de cada una de las promesas quenos ha hecho en Su Palabra. «Noha faltado a ninguna de todas lasbuenas promesas que nos ha hecho»(1Reyes 8:56). Todos los recursosdel Cielo están a nuestra disposición.Valgámonos, pues, de esas prome-sas. ¡Tomémosle la Palabra a Diosy confiemos en que responderánuestras plegarias cuando tengamosalguna necesidad!

Obviamente, no todas las sana-ciones se producen de manera ins-tantánea. Aveces el Señor noresponde a nuestras oraciones de laforma en que lo teníamos previsto.De lo que no hay duda es de que Élsiempre tiene un buen motivo parahacer lo que hace y siempre obracon amor. Aveces quiere poner aprueba nuestra fe antes de curarnos.Aveces quiere enseñamos humildado paciencia o alguna otra virtud. Aveces quiere que corrijamos primeroalgo que hemos estado haciendo mal.Sea cual fuere el motivo, cuando Dioslo considere oportuno y la situaciónesté madura para producir el resul-tado más conveniente, Él responderá.

¿Necesitas curación? ¿Estás com-batiendo alguna enfermedad grave oincluso algún mal menor? El Señorconoce cada parte de tu cuerpo yquiere sanarte. Tanto es así que laBiblia dice que tus cabellos estáncontados (Mateo 10:30).Él desea ali-viarte el dolor y el sufrimiento: sim-plemente está a la espera de que selo pidas.

Cuando el pobre leproso se acercóa Jesús y le dijo: «Señor, si quieres,puedes limpiarme», la Escritura diceque Jesús extendió la mano y lotocó diciendo: «Quiero; sé limpio». Yal instante desapareció la lepra queaquejaba al hombre (Mateo 8:2,3).

Recuerda que Jesús te ama a titambién y quiere ayudarte y sanarte. •

Cualquier

maravilla

puede

ocurrir

en ese

margen

de tiempo

en que

uno sigue

creyendo.

Conéctatr NÚMERO 7

Lecturasenriquecedoras

ReflexionesDavid Brandt Berg

DIOSSIGUEVIVO Y ENPERFECTOESTADO,Y actúa hoy en díacon el mismo poder de siempre entre quienes confían en Él.«Yoel Señor no cambio»; «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, ypor los siglos» (Malaquías 3:6; Hebreos 13:8).

JESÚSPROMETIÓ:«ELQUEENMí CREE,las obras que Yo hago,él las hará también; y aún mayores hará, porque Yo voy alPadre. Y estas señales seguirán a los que creen: [...] sobre losenfermos pondrán sus manos, y sanarán» (Juan 14:12; Marcos16:17,18). Dios todavía se dedica a reparar los cuerpos queprecisan arreglo, así como a transformar el corazón, la mentey el espíritu.

MUCHAGE TEASUMEU AACTITUDEQUIVOCADA. Dice: «SiDios me sana, creeré. Que me lo demuestre. Ver para creer.»Esas personas subordinan su fe a la respuesta en lugar defijarla en la Palabra de Dios. Así no funciona la fe. Tener fe escreer para ver.

LACURACIÓNSEOBTIENEde la misma manera que lasalvación: por gracia a través de la fe. Se consigue confiandoen que Dios te la concederá, afirmando tu fe exclusivamenteen Él y en nada más. Por gracia y por fe, sin ningún otroagregado. «Es don de Dios; no por obras, para que nadie seglorie» (Efesios 2:8,9).

ELDOLORESUN PELLIZCODELINFIERNO;la curación, unacaricia del Cielo. La sanación es una pequeña muestra de lavida eterna, de la renovación del cuerpo y la curación de todomal. Es un adelanto de la resurrección. •Conéctate NÚMERO 7

sobre el poder

curativo de Jesús

El hijo de un nobleJuan 4:46-54

El paralítico al que descolgaronpor el techoMarcos 2:1-12

El enfermo junto al estanquede BetesdaJuan 5:1-16

El hombre de la mano secaLucas 6:6-11

El siervo del centuriónLucas 7:1-10

La hija de JairoMarcos 5:22-24, 35-43

La mujer que tocó el manto deJesúsMarcos 5:25-34

Los diez leprososLucas 17:11-19

El ciegoJuan, capítulo 9

LázaroJuan 11:1-46

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CUANDO REZAS EL PADRENUESTRO,¿te has detenido alguna vez a pensaren la parte que dice: «Venga Tu reino;hágase Tu voluntad así en la Tierracomo en el Cielo»? (Mateo 6:10, Bibliade Jerusalén). Nosotros que amamosy conocemos al Señor ya tenemos elCielo en nuestro corazón, gracias aDios; pero ¿hay mucho Cielo en laTierra hoy en día? No. Lo que abundaes confusión, egoísmo, infelicidad,guerra y luchas por doquier. En dospalabras, ¡un infierno!

Dentro de poco el Señor rec-tificará todo esto y establecerá Supropio reinado de paz, bondad, jus-ticia, misericordia y amor. EntoncesSu reino no sólo estará en nuestrocorazón, sino que ocupará toda laextensión de la Tierra. El reino deDios se instalará de verdad en estemundo, con todo su poder y gloria.

el armundo del -manana

Pero antes que pueda darse estatransformación, tienen que ocurrirvarias cosas: En primer lugar, deberásubir al poder un dirigente mundialde carácter malévolo que la Bibliallama el Anticristo. Regirá el mundopor un lapso de siete años. Lasegunda mitad de este período seráuna época turbulenta denominadala Gran Tribulación (Mateo 24:21;Apocalipsis 7:14), durante la cual elAnticristo y sus fuerzas perseguirána los hijos de Dios pero no podránvencerlos del todo. (Apocalipsis 13:7;11:3-5). Luego Jesús reunirá sobre-naturalmente a todos Sus seguidoressalvos -tanto a los que estén vivoscomo a los que ya hayan muerto-y les dará cuerpos gloriosos dotadosde poderes sobrehumanos (Mateo24:31; 1 Corintios 15:51,52; 1 Tesalo-

8 COrléllatc NÚMERO 7

nicenses 4:16,17). De ahí se los lle-vará volando al Cielo para celebrar lamagnífica cena de las bodas del Cor-dero (Apocalipsis 19:7-9). Mientrastanto, en la Tierra, el Anticristo y susimpíos seguidores sufrirán la pavo-rosa ira de Dios (Apocalipsis, capí-tulo 16). Pertinaz hasta la muerte,este endiablado personaje reunirásu gente para intentar aplastar asus opositores, a los pueblos quese hayan negado a adorarlo o aaceptar la Marca de la Bestia(Apocalipsis 13:16-18). En esemomento Jesús y Sus seguidoresretornarán para derrotar a las fuer-zas del Anticristo en la Batallade Armagedón (Apocalipsis 16:14,16;17:14; 19:11-15).

Por fin entonces acabará Jesúscon el cruel y destructivo dominiode los hombres y establecerá el reino

de Dios en la Tierra por espaciode mil años. Regirá el planeta enpersona, secundado por todos Susseguidores (Jeremías 23:5,6; Apoca-lipsis 19:5; 20:6).

Los pueblos que sobrevivanserán privilegiados, toda vez quevivirán bajo el régimen más justoy perfecto que se haya establecidojamás en el mundo (Isaías 11:1-5).

Cesarán todas las guerras. Loshombres «volverán sus espadas enrejas de arado, y sus lanzas en hoces;no alzará espada nación contranación, ni se adiestrarán más parala guerra» (Isaías 2:4). Gozarán depaz y abundancia, tal como Dios lodispuso en un principio, y nada harámal ni causará daño en todo el reinode Dios (Isaías 11:9).

No habrá animales carnívoros,

ni serpientes e insectos ponzoñosos,ni ningún bicho perjudicial. Ni elhombre ni las fieras tendrán necesi-dad de consumir carne. Reinará, portanto, la paz entre todas las especies.La Escritura llega a decir que unniño guiará de una parte a otraa los animales antes consideradossalvajes. Los chiquillos jugarán conleones, tigres, leopardos y elefantes,y los tratarán como mascotas.«Morará el lobo con el cordero, y elleopardo con el cabrito se acostará;el becerro y el león y la bestia domés-tica andarán juntos, y un niño lospastoreará. La vaca y la osa pacerán,sus crías se echarán juntas; yelleóncomo el buey comerá paja. Yel niñode pecho jugará sobre la cueva deláspid, y el recién destetado exten-derá su mano sobre la caverna de lavíbora» (Isaías 11:6-8).

En cambio, el mundo en buena parteretornará los medios pacíficos detransporte creados y dispuestos porDios, como son el caballo, el camello,la carreta, el buque de vela y otros.

No habrá más fábricas quearrojen humo y gases, y se desecha-rán las máquinas destructivas. Elmundo retornará a la bella época enque la gente se tomaba tiempo paradisfrutar de la hermosa creación deDios y de las maravillosas criaturasque nos dio para las faenas delcampo y para el transporte. No seráuna sociedad primitiva, pero sí unaen que prevalezca la paz.

Además, las enfermedades ydolencias prácticamente desapare-cerán. La Biblia dice que si alguienmuere a los 100 años de edad seráconsiderado un niño (Isaías 65:20).Es posible que la gente vuelva a vivir

Dejarán también de existir lasespinas, los cardos, las malas hier-bas y las plantas venenosas quesurgieron a consecuencia de lamaldición que el hombre se echóencima al apartarse de Dios (lsaías55:13; Génesis 3:17,18).

La Tierra será un paraíso de carac-terísticas celestiales, una reedicióndel Edén. Allí gozaremos plenamentede los placeres originales de lacreación. [Será un lugar de ensueño!

Pasarán a la historia los mediosde transporte modernos que pro-ducen contaminación, dañan elambiente y causan la muerte demiles de seres humanos. Nos libe-raremos del afán consumista y dela febril competitividad que nosempuja a un ritmo endiablado y nonos permite disfrutar ya de la vida.

Conél1ale NÚMERO 7 9

cerca de mil años, como acontecíaen la era antediluviana.

Recuerda, eso sí, que duranteesos mil años todos los hijos de Diosque estén salvos tendrán ya nuevossupercuerpos inmunes a la muerte.Asimismo ayudarán a Jesús a trans-mitir Sus enseñanzas a los millones-quizá miles de millones- de sereshumanos normales, mortales, quehabitarán el planeta durante dichomilenio. «La Tierra será llena delconocimiento del Señor, como lasaguas cubren el mar» (lsaías 11:9).

Si ya has aceptado a Jesús comoSalvador, puedes aguardar conilusión el futuro más feliz yhalagüeño que te puedas imaginar.¡Reinarás con Cristo durante eseesplendoroso período y serás uno desus superhombres o supermujeres! •

Si tienes fe en las promesas que Dios nos ha hechoen Su Palabra, puedes rezar y contar con que Élte curará y sanará también las enfermedades deaquellos por quienes oras. Si millones de personasse han curado, itú no eres una excepción!La curación

Una gotita de Cielo

Pedro T.(Argentina)

Sharon M.(Singapur)

10 Conéclalé"NUMERO 7

¿Ayudará Dios?Oraron para que Jesús me sanara ... ¡yÉl respondió!

Pedro tiene 31 años, está casado y tiene una hija. Aunque goza de buena posiciónsocial -es director de seguridad de una importante empresa- y tiene un hogar feliz,sufría el suplicio de una enfermedad incurable. Pero eso cambió un día que dos amigosle llevaron palabras de fe. Él mismo nos cuenta lo sucedido:

Tras dos años de mareos repentinos, cansancio constante y un apetito insaciable, medieron el diagnóstico definitivo: padecía de hipoglucemia, una enfermedad del páncreasque se considera incurable. Los aquejados deben someterse a una dieta muy estricta.

Los períodos críticos originados por mi estado de salud eran largos y me desgasta-ban mucho. Toda actividad me resultaba difícil, pero echarme a descansar tampoco meservía de mucho: cuando lo hacía me daba una sensación de ahogo. Tenía que tomarmontones de remedios, que de todos modos no evitaban los ataques recurrentes quesufría.

Así discurrió mi vida durante cinco años. Un día recibí la visita de Emilio y Silvana.Había conocido a estos misioneros un año antes, cuando me hablaron de Jesús

de una forma muy alegre. Andaban muy atareados demostrando a los demás que loscristianos debieran ser personas joviales y activas, y no gente triste y deprimida, que sepasa la vida rezando por ella misma y haciendo poco o nada por sus semejantes.

Esedía me desahogué con Emilio y Silvana y les conté de mi enfermedad. Ellospidieron a Jesús que me curara, iY Él respondió!

Han transcurrido ya diez meses desde que el Señor me curó. Desde entonces, no hevuelto a tener un solo síntoma de hipoglucemia.

Estoy muy agradecido por lo que Dios ha hecho por mí: sanarme después de tantosaños de indisposición. El amor que me ha demostrado con ello me motiva a seguirlomás de cerca y vivir más unido a Él cada día que pasa.

Dios puede curar cualquier mal... j incluso el cáncer!Ante el asombro de su familia y de los médicos ... ¡los análisis indicaron que notenía ni rastro del cáncer!

El señor Ning estaba muriéndose de cáncer. Postrado en su cama del hospital,escuchaba atentamente mientras le hablábamos del amor de Jesús y le leíamos relatosde fe de otras personas. Luego rezamos, y él le pidió a Jesús que entrara en su corazón,con voz entrecortada por el llanto. Animado por nuestros testimonios de fe, nos pidióque oráramos por su curación.

Norma C.(Brasil)

Conó.tetc NÚMERO 7 11

-Señor Ning, nos alegra mucho que quiera que recemos por usted -le dije-,[porque estamos seguros de que el Señor desea curarlo!

-Jesús -rogamos-, sabemos que Tú sanaste a mucha gente cuando estabasen la Tierra, y que tienes exactamente el mismo poder hoy que entonces. Tu Palabradice: «Yoharé venir sanidad para ti y sanaré tus heridas» (Jeremías 30:17). Creemos TuPalabra, y te pedimos que pongas Tu mano sanadora sobre el señor Ning. Te rogamosque lo cures. Sabemos que puedes hacerla, creemos que quieres hacerla. Así que tedamos gracias por contestar nuestras oraciones. Amén.

Ante el asombro de su familia y de los médicos, ial día siguiente el señor Ning sehabía levantado y estaba totalmente recuperado! Una nueva ronda de exámenes yanálisis indicaron que no tenía ni rastro del cáncer. [Ahora está otra vez en su casa,contento y saludable, y es un testimonio viviente de la eficacia de la oración y de lamano curadora de Dios!

Él no te decepcionará¡El Señor me libró cuando yo tenía todas las circunstancias en contra!

Hace casi un año me sometí a unos exámenes médicos, y me diagnosticaroncáncer de pecho. Luego de descubrir un tumor en uno de mis senos, los médicosdijeron que tenían que operar para extraérmelo. Ni siquiera podían garantizarme quela operación fuera a tener éxito. Mi madre había muerto de cáncer de pecho, y todasmis radiografías y análisis revelaban sin duda alguna que el tumor era maligno.

Cuando me enteré de esto, me sentí preocupada, aunque no abrumada, puescomo he recibido a Jesús y estudio la Palabra de Dios, sé a qué atenerme cuando metoque dejar esta vida. Por otra parte, tengo hijos pequeños que todavía me necesitan.

Conversé con unos entrañables amigos que me han enseñado a tener fe en elSeñor y me han instruido en la Palabra de Dios. Juntos rezamos por mi curación.Hicimos una ferviente oración que nos conmovió mucho a todos. De hecho, nuncahabía sentido la necesidad de rezar con tanto ahínco, y ahora que lo cuento creoque fue un poco egoísta de mi parte. Mi estado de salud me impulsó a adoptar unaactitud más seria con el Señor, cuando en realidad había tenido oportunidades deelevar plegarias igual de fervientes por otras personas. En todo caso, rezamos juntoscon mucho afán, y en ese momento nos emocionamos profundamente.

Después de la oración, mi fe se fortaleció estudiando la Palabra de Dios, sobretodo escuchando cintas de hermosos versículos de la Biblia sobre la curación, la fey la confianza en el Señor. Cuando ingresé en el hospital llevé conmigo libros deinspiración cristiana para estudiarlos durante ese período de prueba. Necesitaba laPalabra de Dios para mantenerrne fuerte.

Cuando me extirparon el tumor, los médicos se llevaron una gran sorpresa, tpuesresultó que no era maligno! A pesar de todo lo que parecían indicar los análisisanteriores, era benigno.

Estamos convencidos de que fue una respuesta maravillosa de Dios a nuestrassentidas oraciones. iEI Señor me libró cuando yo tenía todas las circunstancias encontra! [Oué experiencia más hermosa! •

B andt BergDavid r atrimonio.. 'da a un m(Carta diriqi . , los pies

nene nacro concuyodeformes.)

12 COJléctatc NÚMERO7

QUERIDOS AMIGOS:

Los apoyamos con nuestrasoraciones por los pies de su reciénnacido. ElSeñor ha prometido conrespecto a los pies: «iCuán hermo-sos son sobre los montes los piesdel que trae alegres nuevas, delque anuncia la paz, del que traenuevas del bien, del que publicasalvación, del que dice a Sion: "[TuDios reina!"» (Isaías52:7.)

Recuerden que nada ocurreaccidentalmente. Dios tiene unpropósito en todo lo que hace,aunque solo sea obligarnos a ejer-citar nuestra fe y demostrarla paraaliento de quienes nos rodean. Esposible que el Señor les tengareservado ese ministerio. A Éllehacen falta más cristianos queposean el don de curación, nosólo para nuestro propio benefi-cio, sino también para estimular lafe de los no creyentes y lIevarlos aconfiar en el Señor.

«No seas, pues, incrédulo,sino creyente» (Juan 20:27). Haceunos momentos, al orar acerca deustedes y de su hijo, el Señor merecordó el siguiente verso de laBiblia, tomado del evangelio deJuan, en que se relata la curaciónde un ciego: «No es que pecóéste, ni sus padres, sino para quelas obras de Dios se manifiestenen él» (Juan 9:3). ¿Hayalgo difícilpara el Señor? Enabsoluto; estoes una pequeñez para el Creadordel universo (Jeremías 32:27). SiÉl formó al bebito, ciertamentepuede enderezarle los pies. iEIque lo creó indudablemente quepuede sanarlo!

Les recomiendo que oren fer-vientemente por la sanación de

Concdelc NÚMERO 7 13

su hijito, quizá con otras perso-nas. Y confíen plenamente en unmilagro. Hagan ustedes lo quepuedan, que en este caso es orar;el resto depende de Dios.

«Nada hay imposible paraDios», y «al que cree todo le esposible» (Lucas 1:37; Marcos 9:23).Confíen en el Señor. Él nunca falla.«No ha faltado a ninguna de laspromesas que hizo» (1 Reyes8:56,Biblia Latinoamericana).

Mi familia y yo hemos pade-cido muchas enfermedades yheridas graves, pero Dios siempre

que he conocido, un célebremisionero entre la comunidadjudía de los Estados Unidos.Fundó la primera sinagogahebreo-cristiana y fue productorde un programa deevangelización que se emitió porcientos de emisoras a escalainternacional, un hombre queconquistó a miles de personaspara el Señor y por lo cual -nome cabe duda- obtuvo una glo-riosa recompensa en el Cielo.

Sin embargo, ese granhombre tenía un pie totalmente

Si Él formó al bebito, ciertamente

puede enderezarle los pies.

nos ha sanado. «Muchas son lasaflicciones del justo, pero detodas ellas le librará el Señor»(Salmo 34:19). Cuando yo teníatres años de edad, un auto meaplastó el pie causándome gravesdaños. Según el diagnósticomédico, la llanta me había tritu-rado muchos de los huesos delpie, y no podría volver a caminar.Pero mis padres, que tenían unaprofunda fe en Dios, rezaron, ydesde entonces he caminado sinningún inconveniente. El Señorme curó del todo. Me dejó el pieintacto, como si los huesos nuncase hubieran quebrado.

Una vez trabajé para uno delos cristianos más extraordinariosque he conocido, el Dr. Michel-son. Erael hombre más humilde,trabajador, compasivo y cariñoso

deforme, de tal manera que teníaque andar en muletas víctima deun continuo dolor. A lo mejor poreso se compadecía tanto de losdemás. Consolamos a otros conel consuelo que nosotros mismoshallamos en Dios (2 Corintios 1:4).¿Cómo podemos ser más quevencedores? iSiendo buenos per-dedores y alabando a Dios aunen nuestra aflicción! El Dr. Michel-son tenía una fe milagrosa paraganar almas y conseguir apoyoeconómico para misioneros dediversas partes del mundo. Rezópor muchas personas que luegosanaron, pero por lo visto nuncatuvo fe para su propia curación.

¿Quién puede, entonces,entender la voluntad de Dios? Nonos queda más que creer Sus pro-mesas, orar y esperar con con-

fianza alguna respuesta del Cielo.A veces estas penas nos sobre-vienen para acercarnos muchomás al Señor, para mantenernoshumildes y enseñarnos a depen-der más de Él,y para ayudarnos acrecer espiritualmente. Sea comosea,Dios tiene una intenciónbenévola en todo ello, porque nosama. Por eso dice que, cuandohayamos aprendido lo que Élquiere enseñarnos o cuando lascondiciones sean propicias parallegar al resultado que Él persi-gue, Él prefiere que nos curemos(Hebreos 12:13). Dios prefierecurar. Quiere curarnos, pero tam-bién desea convertirnos en mejo-

Escudriñen las Escrituras yvean el significado de estos ver-sículos: «Los cojos arrebatarán elbotín» (lsaías 33:23); «Entoncesel cojo saltará como un ciervo»(Isaías 35:6); «A vosotros los queteméis Mi nombre, nacerá el Solde justicia, y en Sus alas traerácuración» (Malaquías 4:2). Jesúsincluso llegó a decir que comoprueba de Su mesiazgo habíahecho andar a los cojos (Mateo11:5). Dios también prometió: «Yosoy el Señor tu sanador» (Éxodo15:26), «quien perdona todas tusiniquidades, el que sana todas tusdolencias» (Salmo 103:3). No hayexcepciones: iDios puede sanar

¡Exijan una respuesta! ¡Aguárdenla

con expectación! Dios ha prometido

responder.

res personas a través de nuestrosdolores y pesadumbres. En esen-cia, Élquiere que le dejemos obrarSu propósito en nosotros.

Algunas personas tuvieronque esperar pacientemente añoshasta que llegaron Jesús y Susdiscípulos trayéndoles sanación.Pero llegado el momento opor-tuno, el Señor hizo el milagro. Ellose hace patente en la curacióndel hombre que era cojo denacimiento, que derivó en laconversión de 5.000 almas en unsolo día y puso a la Iglesia pri-mitiva camino a la gloria (Hechos3:1-12; 4:4). Así que [cuenten conun milagro para la gloria de Dios!

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cualquier trastorno o dolencia![Los milagros no son cosa

del ayer! Nuestro Dios todavía esun Dios de milagros. En nuestrodiario apostolado generalmentehacemos más hincapié en losmilagros de salvación y en latransformación espiritual de lagente; pero Dios todavía se dedicaa reparar los cuerpos que precisanarreglo, así como a transformar elcorazón, la mente y el espíritu.

Yo mismo soy testimonio vivode Su poder curador, puestoque fui desahuciado hace muchotiempo. A los 22 años de edadsufría tanto del corazón que losmédicos me prescribieron guar-

dar cama para que pudiera vivirquizá un año. No obstante, pro-metí servir al Señor si Él mesanaba. Y desde entonces trabajopara Él.Ahora, al cabo de 30 años[1971], gozo de mejor salud quenunca. Jesús nunca incumple loque promete. Dios no solamentees capaz de hacerlo, sino que lodesea. Está más dispuesto a darque nosotros a recibir.

«No perdáis, pues, vuestraconfianza, que tiene grandegalardón; porque os es necesariala paciencia, para que habiendohecho la voluntad de Dios,obtengáis la promesa» (Hebreos10:35,36). [Tenqan fe en Dios! Élnunca falla, aun cuando somosinfieles. Crean Su Palabra. Éldice:«Mandad me» (Isaías 45:11).[Exijan una respuesta! [Aquár-den la con expectación! Dios haprometido responder.

Además, recuerden que todaslas cosas redundan en bien paralos que aman al Señor (Romanos8:28) y que este lance desdichadotambién es para la gloria de Dios.Ámenlo, confíen en Élyalábenlomás que nunca. Séque no losdecepcionará. Él no puede desde-cirse. Tiene que cumplir Su Pala-bra. Recuérdensela, aférrense aSus promesas, apréndanselas dememoria y repítanlas continua-mente. No duden ni por un ins-tante que Dios va a responder, iYlo hará! Está obligado a hacerlo.Quiere hacerlo. Confíen en Él.Yagradézcanle la respuesta, aunqueno la vean enseguida. La fe quemanifiesten es mucho más pre-ciosa que el oro (1 Pedro 1:7). iDioslos bendiga! Rezaré por ustedes. •

COI,éctate NÚMERO7

.-

¿ Cómo puedo obtener fe para curarme?La fe para curarse se obtiene del mismo modo que la fe para otras

cosas: leyendo y absorbiendo la Palabra de Dios. «Lafe es por el oír, yel oír, por la Palabra de Dios» (Romanos 10:17).Si lees la Palabra con uncorazón abierto y receptivo -y como dijo Jesús, haces que te penetrebien en los oídos (Lucas 9:44)-, tu fe aumentará automáticamente. Esuna ley de Dios, tan inobjetable como la de la gravedad.

Por eso, si te sientes débil espiritualmente y no tienes mucha fe en queDios pueda curarte, es probable que se deba a un desconocimiento de SuPalabra. Estás flojo en fe porque estás flojo en la Palabra.

El Señor nos ha hecho preciosas y grandísimas promesas en la Biblia(2Pedro 1:4),algunas de las cuales tratan específicamente sobre lacuración. Léelas, estúdialas, grábatelas y absórbelas hasta lo más hondode tu alma. Luego, cuando vayas a pedir por alguien o por ti mismo,recuérdale esas promesas al Señor. Él puede sanarte, pero tú tienes quehacer la parte que te corresponde. Es preciso que le tomes la palabra.¡Cree Sus promesas, exígele que las cumpla y dalo por hecho!

La fe que te hace falta para alcanzar milagros de curación y obtenerrespuestas a todas tus demás oraciones proviene de la Palabra. Léela conuna actitud de oración. Pide a Dios que fortalezca tu fe, y Éllo hará.

Reproducimos a continuación algunas de las numerosas promesas deDios que están escritas para cada uno de nosotros:

Hebreos 13:8. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.Éxodo 15:26. Yo soy el Señor tu sanador.Deuteronomio 7:15. Quitará el Señor de ti toda enfermedad.Salmo 34:19. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará el

Señor.Jeremías 30:17. Yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas.Jeremías 32:27. He aquí que Yo soy el Señor, Dios de toda carne; ¿habrá algo que

sea difícil para Mí?Malaquías 4:2. A vosotros los que teméis Mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en

Sus alas traerá curación.Santiago 5:15. La oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará.

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LA BIBLIA DICE: «Hayquienes reparten, y les es añadido más; y hayquienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El almagenerosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado» (Pro-verbios 11:24,25).Es natural preocuparse antes que nada de uno mismo;pero Dios quiere que pensemos primero en los demás. Desea que compar-tamos con ellos nuestras posesiones. Cuanto más lo hacemos, más nos daÉl a cambio. ¡Haz la prueba! Verás que dar no es ningún sacrificio, sinomás bien una inversión que proporciona altísimos rendimientos.

Siquieres averiguar lo que opina Dios de la generosidad y lo rentableque es Su plan económico, no te pierdas el próximo número de Conéctate.

Conéctate NÚMERO 7 15

De Jesús, con e

Tengo los brazos extendidos,y en Mis manos hay preciososdones para ti, dones de amor,de perdón, de misericordia y desanación. Todo ello está en Mismanos. Te lo ofrezco libremente:basta con que lo tomes por fe.

Esos dones no se ganan por méri-tos propios. Por grande que sea tubondad, es insuficiente para alcanzar-los. Sin embargo, te los concedo gene-rosamente.

No consideres que tus dolencias son uncastigo por tus pecados. Yo obro podero-samente en ti por medio de ellas. Redun-dan en tu bien y . nen por objeto cumplirMi voluntad y Mi ropósitos. No son sinopeldaños que te nducen a un nivel másalto, de mayor f de una confianza e Mímás plena.

Ora YI!" miénds