concepciones de enfermedad mental y de tratamiento
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CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...1
Concepciones de enfermedad mental y de tratamiento, mediadas por la religión, en tres
personas diagnosticadas con trastorno depresivo
Anlly Sofia Álvarez Osorio, alvarez.anlly@ hotmail.es
Ximena Portilla Diaz, [email protected]
Artículo de investigación presentado para optar al título de Psicólogo
Asesor: Leonor Cecilia Pinto Niño Magíster (MSc) en Historia
Universidad de San Buenaventura Colombia
Facultad de Psicología
Psicología
Santiago de Cali, Colombia
2017
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...2
Citar/How to cite (Álvarez, & Portilla, 2017)
Referencia/Reference
Estilo/Style:
APA 6th ed. (2010)
Álvarez, S. A., & Portilla, X. (2017). Concepciones de
enfermedad mental y de tratamiento, mediadas por la
religión, en tres personas diagnosticadas con trastorno
depresivo. (Trabajo de grado Psicología). Universidad de
San Buenaventura Colombia, Facultad de Psicología, Cali
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Resumen
La medicina psiquiátrica posee gran influencia en el tratamiento de pacientes con trastornos mentales,
utilizando principalmente fórmulas farmacológicas. La mayoría de investigaciones se han centrado en la
definición y vivencia de la enfermedad mental por parte de los profesionales de la salud, los familiares y/o
los cuidadores de las personas diagnosticadas. Esta investigación tuvo como objetivo identificar la
concepción de enfermedad mental y de tratamiento, mediada por la religión, en tres personas
diagnosticadas con Trastorno Depresivo. Para ello se aplicaron entrevistas semiestructuradas a tres
mujeres, de un rango de edad entre los 55 y 65 años, residentes de la Ciudad de Cali. Dos de ellas,
profesan la religión cristiana (Testigos de Jehová) y una de ellas, la religión evangélica (Iglesia de Dios
Ministerial). En conclusión, en ellas las concepciones de enfermedad mental y tratamiento están mediadas
por una explicación divina. La religión es entonces un factor clave, que acompaña el tratamiento
psiquiátrico y psicológico, posibilitando el cambio y la superación de los problemas.
Palabras claves: Enfermedad mental, religión, cultura, psiquiatría, psicología cultural.
Abstract
Psychiatric medicine has great influence in the treatment of patients with mental disorders, mainly using
pharmacological formulas. Most research has focused on the definition and experience of mental illness
by health professionals, family members and / or caregivers with persons diagnosed with it. This article
aims to identify the conception of mental illness and treatment, mediated by religion, in people diagnosed
with Depressive Disorder. For this, semi-structured interviews were applied to three women, ranging in
age from 55 to 65 years old, residents of Cali. Two of them, profess the Christian religion (Jehovah's
witnesses) and one of them, the evangelical religion (Church of God Ministry). In conclusion,
psychological and psychiatric treatment is used for the cure of mental illness, but it has no efficacy
without a religious ritual, since the conception of mental illness is mediated by a divine explanation.
Thus, religion is the one who mediates the cure of mental illness.
Keywords: Mental Illness, religion, culture, psychiatry, cultural psychology.
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Introducción
La medicina psiquiátrica posee gran influencia en el tratamiento de personas diagnosticadas con
trastornos mentales, utilizando principalmente fórmulas farmacológicas. Algunas personas cuentan con la
posibilidad de optar por formas alternativas de tratamiento, que consideran significativas para el alivio de
su enfermedad (Parra, 2012), tales como los rituales mágico-religiosos que se articulan a su sistema de
creencias. La religión, es una construcción cultural e histórica que permite a algunas personas darle un
sentido particular a su padecer. Al abordar desde la psicología el padecimiento psíquico, hay que
considerar como elemento fundamental: la voz de la persona a quien se le atribuye el diagnóstico,
enmarcada en un contexto cultural que permita comprender, explicar e incluso tratar su enfermedad. Así,
el sistema de creencias de la persona, tendrá eficacia como lo explica Lévi Strauss (1968) en la medida
que se le asigne un valor simbólico, que le genere mayores oportunidades de curación.
En la actual sociedad a quien que se le asigna un diagnóstico psiquiátrico y no esté mediado por el
tratamiento farmacológico, se le considera peligroso, generando así: la exclusión. De esta forma, se les
encubre como menciona Dussel (1994), ubicando su padecimiento en categorías prestablecidas a través de
los manuales diagnósticos estandarizados, los cuales niegan el reconocimiento de la otredad y en esta
medida la diversidad. Así, se considera la pregunta de ¿cómo se reconoce al otro?
Frente a este problema se encontraron estudios cualitativos en torno a cómo el profesional de la
salud percibe la enfermedad mental desde el concepto, la cura y la calidad de vida que proporcionan a los
pacientes diagnosticados. Cruz, Pérez, Jenaro, Vega y Flores (2011) refieren que la enfermedad mental es
concebida socialmente como discapacidad. Por otro lado, algunas investigaciones abordan la postura de
curanderos-chamanes y religiosos, por ejemplo, James, y Peltzer (2012) investigaron la terapia tradicional
y alternativa, identificando que los profesionales reconocen la medicina tradicional como una vía que
utilizan las personas diagnosticadas antes de ir a un tratamiento psiquiátrico. Vallejo Samudio (2006)
menciona que en la medicina occidental prioriza la “enfermedad”, “el órgano”; mientras que en la
medicina indígena se trata al ser social que enferma en un contexto particular, donde es necesario
entender la cosmogonía y cosmología propia de esos pueblos.
En este sentido, cada contexto da lugar a un sistema de creencias alrededor de la salud mental.
Diversos autores han reconocido que las creencias religiosas son importantes: Furnham y Wong (2007)
plantean que estas permean las causas y el tratamiento de la esquizofrenia e influyen en el tratamiento
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con medicina alternativa. Marashian y Esmaili (2012) constatan que la religión reduce la depresión y la
ansiedad. Igualmente, Baetz y Toews (2009), concluyen que la religión y la espiritualidad se han
mostrado como factor positivo en la vida de los pacientes con trastorno Mental. Asimismo, Compton y
Furman (2005) encuentra que a menudo la espiritualidad y la religión son recursos de afrontamiento entre
quienes padecen enfermedades mentales. Murakami y Campos (2012) hallan que la religión puede
contribuir positivamente al tratamiento de los pacientes con enfermedad mental. Huang, Shang, Shieh,
Lin y Su (2011) manifiestan que las personas con alta religiosidad tenían más probabilidades de recibir
sanidad de rituales mágico-religiosos que del tratamiento psiquiátrico. Del mismo modo, Huguelet, Mohr,
Borras, Gillieron y Brandt (2006) mencionan que más del 60% de los pacientes, informó que la religión
era un aspecto importante de su vida. Pérez, Sandino y Gómez (2005) encontraron que el pertenecer a un
grupo religioso, se asociaba a un puntaje de menor depresión y Gonzáles Valdés (2004) identifica que la
religión debe ser tenida en cuenta a la hora de atender a una persona diagnosticada.
Por ende, realizar un estudio integral sobre la enfermedad mental exige estudiar el contexto. Para
Sanhueza, Castro, Valle, Rodríguez, y Martínez (2011) “las condiciones socioculturales se relacionan al
tratamiento de enfermos mentales” (p.17). De esta forma, al ser Colombia un país constitucionalmente
pluriétnico y multicultural, abordar la concepción de las personas diagnosticadas con enfermedad mental,
permite ampliar y reconocer cómo se crean las nuevas rutas de tratamiento.
En esta medida, la pregunta que orienta la investigación es: ¿Cuáles son las concepciones de
enfermedad mental y de tratamiento, mediadas por la religión, en tres personas diagnosticadas con
trastorno depresivo? Se pretende identificar las concepciones de enfermedad mental y de tratamiento,
mediadas por la religión, en tres mujeres diagnosticadas con Trastorno Depresivo. Para alcanzar este
objetivo se indagará por la concepción de enfermedad, la concepción de tratamiento, se reconocerán las
formas de tratamiento que usan las tres mujeres diagnosticadas y se determinará la manera como media la
religión en esas concepciones.
Consideraciones teóricas
Enfermedad mental, psicoterapia y tiempo
El concepto de enfermedad mental se ha transformado a lo largo del tiempo. La exclusión y
marginación parecen sostenerse pese a los cambios en las mentalidades y sensibilidades frente al tema de
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la enfermedad mental. Barlow y Durand (2001) describen las concepciones históricas de las conductas
llamadas “anormales”, explicando la enfermedad mental a través de tres paradigmas: el sobrenatural, el
biológico y el psicológico.
Desde el paradigma biológico se enfatiza en la prevención y curación de la enfermedad del alma,
y en la medicina a través de la salud del cuerpo. Frente a esta forma de explicación, surgen formas
explicativas basadas en lo sobrenatural. Al respecto, Barlow y Durand (2001) recuerdan que durante la
Edad Media la enfermedad mental se explicaba con: “la existencia de agentes externos a nuestro cuerpo y
ambiente que influencia nuestro pensamiento y nuestras emociones. Estos agentes, concebidos como
divinidades, demonios, espíritus o algún otro fenómeno son fuerzas impulsadoras” (p. 8) y las personas
recurrían a ellos para resolver sus problemas. Dentro de los tratamientos se encontraba el exorcismo,
además de otros tratamientos comunes como descansar en un ambiente agradable y sano.
En el Renacimiento, los enfermos mentales eran concebidos según Foucault (1972) como los
hombres “sinrazón”, siendo excluidos tras ser juzgados como incurables. En esta medida, Dios no tenía la
potestad de curarlos. En la Edad Moderna (siglo XVII-XVIII), no cambia el concepto de enfermedad,
pero si llega una nueva forma de tratamiento: el internamiento. En el siglo XIX esta se constituye en una
forma de control de la enfermedad mental. En ésta época el cuerpo es incluido en su tratamiento.
A partir del siglo XX, Krapelin, E. Padre de la psiquiatría moderna, contribuyó al diagnóstico y
clasificación con la creación de un Manual diagnóstico estandarizado. Al respeto Uribe (2000) dice:
Cada uno de los trastornos mentales se conceptualiza como un síndrome o un patrón psicológico o
de comportamiento clínicamente significativo que ocurre en un individuo y que está asociado con
un estado de aflicción presente (. . .) o con un riesgo significativamente mayor de sufrir la muerte,
el dolor, la incapacidad, o una importante pérdida de la libertad. . . Cualquiera que sea su causa
original, deber ser considerado en realidad como una manifestación de una disfunción psicológica,
biológica o del comportamiento del individuo (. . .) (p. 356)
A partir de la nueva concepción de enfermedad mental, en el siglo XX se consolidan nuevos
tratamientos como: la terapia electrocompulsiva y los fármacos. En respuesta a ello, aparece el paradigma
psicológico, el cual no se tenía en cuenta para el diagnóstico de la enfermedad mental. Este paradigma
entendía la enfermedad mental como “una interrupción del funcionamiento cognoscitivo, emocional o
conductual” (Barlow & Durand, 2001, p.3), interviniendo a través de la creación de diferentes
orientaciones teóricas clásicas como: Psicoanálisis, Cognitivo-conductual, el Humanismo, entre otras.
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Todas estas corrientes psicológicas siguen vigentes en la actualidad, pero al tratarse de enfermedades
mentales, la psiquiatría mantiene un lugar hegemónico sobre los tratamientos. Actualmente, en la
definición de enfermedad mental que algunas personas tienen, lo sobrenatural y lo biológico están ligados
y es comprendido como resultado de “influencias socioculturales”, que varían en personas con
diagnóstico de enfermedad mental.
Desde este punto, al momento de realizar un diagnóstico, se deben tener en cuenta la presencia de
los tres paradigmas (biológico o psiquiátrico, psicológico y sobrenatural). Según la última edición del
DSM – V: “La formulación del caso de cualquier paciente debe incluir una historia clínica detallada y un
resumen detallado de los factores sociales, psicológicos y biológicos que pueden haber contribuido a la
aparición de un trastorno mental concreto” (American Psychological Association, APA, 2013, p.3) A su
vez, APA, (2013) específica lo que no es un trastorno mental:
Una respuesta predecible o culturalmente aceptable ante un estrés usual o una pérdida, tal como la
muerte de un ser querido, no constituye un trastorno mental (. . .) salvo que la anomalía o el
conflicto sean el resultado de una disfunción del individuo, como las descritas anteriormente. (p.5)
Lo anterior, trajo críticas hacia la psiquiatría en cuanto a su forma de abordar los trastornos
mentales, puesto que, aunque la APA promete tener en cuenta los tres paradigmas: psicológico, biológico
y social, se muestra la hegemonía del modelo médico. Cobo, Parra y Perdomo (2012) expresan que la
psiquiatría olvida que existen factores internos y creencias que hacen que las causas y tratamientos varíen,
según el entorno de cada paciente. A propósito de ello, Uribe (2000) refiere que: “cada categoría
diagnóstica en el manual requiere de una consideración de todos los factores culturales intervinientes,
tanto desde el punto de vista del paciente, como de quien hace el diagnóstico” (p.50)
Enfermedad mental, psicoterapia y cultura
Aunque la psiquiatría positivista predomina actualmente, varía la concepción de enfermedad
mental en diversos lugares de las sociedades occidentales. Hay otros sistemas de creencias y con ellos
algunos estados y trastornos conceptualizados como síndromes dependientes de la cultura. Gutiérrez
(2008) explica que la influencia cultural tiene que ver con los trastornos, los cuales generan síntomas y/o
síndromes que sólo pasan en ese lugar del mundo dada su aparente rareza o ausencia en otras culturas.
Ello explica porque aún en el siglo XXI, en algunas sociedades la enfermedad mental puede ser explicada
y tratada a través de la magia. Esto lleva a considerar que también la terapia es un artefacto cultural.
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A propósito de ello, Barbour (2004) manifiesta que la religión es una actividad subjetiva,
particularista y emocional, basada en tradiciones o autoridades que discrepan entre sí. “El lenguaje
religioso se halla vinculado en gran medida a los ritos y a la praxis de la comunidad” (p. 150). Así, este
autor, presenta la religión como una práctica social, ligada a una comunidad que la practique. El culto
consiste en un homenaje a Dios, a la virgen o a los santos. De ello, Alarcón (2012) explica:
La comunicación con los espíritus, el éxtasis como objetivo terapéutico, la llamada medicina
sacerdotal vívida en ceremonia religiosas y experiencias grupales va de mano la mano con danzas,
rituales de diverso tipo, el uso de símbolos o talismanes (bastones, piedras, anillos, collares), la
administración de plantas, hierbas (belladona, coca, chamico, quinina, alucinógenos) o bebidas
como la chicha, hecha de maíz fermentado. (pp. 513-514)
De esta forma, hablar sobre religión, permite pensar cómo es reconocida por el sujeto, y de qué
manera lo concibe y es influenciado en su vida, pues no se le puede separar de su cultura. La religión hace
parte de la cultura de la persona. Al respecto, Eliade (1983) citado por Camarena-Adame, y Tunal-
Santiago, (2009), menciona:
El mundo se ha desdoblado en dos para los creyentes, por un lado, el mundo profano y, por otra, el
mundo de lo sagrado. El primero es donde las actividades cotidianas o mundanas se llevan a cabo
y donde el hombre vive. El segundo es el mundo de lo sagrado o el lugar donde el ser humano
puede ponerse en contacto con la divinidad a través de un proceso de purificación y obediencia que
implica una unión entre ambos mundos a través de un proceso ritualista. (p. 5)
Como factor sociocultural la religión puede influir en el pensamiento y podría llevar a buscar otra
mediación de tratamiento. Siendo así, la religiosidad es de naturaleza social, y es un contenedor de lo
espiritual, de soporte socio-cultural, lo que permite que se afronten las situaciones de crisis y también
según Díaz, De la Torre, Heissenberg y Gatti (2011) gozan de mejor salud física, mental y viven más que
las personas que no son practicantes de una religión. Además, Idler (1987) citado por Gallardo Peralta, y
Sánchez Moreno (2014) plantea que “la interacción con personas con sistemas de valores similares incide
positivamente en la salud mental, de forma que en el marco de la participación religiosa la persona no
solo comparte valores, sino que además fortalece su sistema de creencias.” (p. 496) De acuerdo con Uribe
(2000) subsisten formas tradicionales de curación. Por lo que una persona tratada bajo un modelo
psiquiátrico puede entrar en otro tipo de sistemas de creencias, incursionando en otros “circuitos sociales
de curación” en los cuales el tratamiento clínico psiquiátrico queda supeditado, siendo el elemento ritual
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una instancia fundamental. De ello, Hilmmelfard (1975) citado por Pérez, Sandino y Gómez (2005)
menciona que la religión ofrece un tipo de apoyo social importante, y por ende, se esperan efectos
positivos sobre las sintomatologías.
Una de las formas de tratamiento que se encuentran es la psicoterapia, definida según Gonzáles
Rey (2009) como “una vía para que la persona se torne sujeto de una experiencia o sistema de relación
sobre la cual ella ha perdido la capacidad de producir sentidos subjetivos alternativos a aquellos
comprometidos en la producción de su sufrimiento” (p. 104) es decir, la psicoterapia no pretende dar un
diagnóstico definitivo, ni temporal, sino que sea el sujeto quien genere nuevas formas de tratamiento y de
cura. En este sentido Gonzáles Rey (2009) aclara que: “la psicoterapia puede realizarse en el consultorio,
pero lo que es erróneo es pensar que no se puede ser realizada fuera de él” (p.118). Por ende, se debe
pensar la psicoterapia asociada a espacios subjetivos de acción social, como pueden ser la sala de aula, el
hospital, los tribunales, las instituciones laborales, la comunidad, grupos sociales, entre otras. Incluyendo
de ese modo la iglesia, las congregaciones, siendo dada la realización de la psicoterapia en cualquier
espacio.
Por lo tanto, Sampson (2000) afirma que nadie puede definir qué terapias son un éxito o un
fracaso, ya que “no hay fundamento teórico para establecer que cura es mejor, o de una naturaleza
cualitativamente superior” (p.4) puesto que, para algunas personas puede ser, un tipo de terapia efectiva y
para otros no. Es más bien subjetivo, en la medida que para el usuario significa la cura. Al respecto el
psiquiatra y antropólogo, Kleinman (citado en Sampson, 2000) expresa que las “terapias en su conjunto,
occidentales y no occidentales, sean consideradas como sistemas simbólicos de curación” (p. 8) Para
ilustrar mejor, como funcionan estos sistemas simbólicos de curación, Lévi Strauss (1968) explica que:
La eficacia de la magia implica la creencia en la magia y que esta se presenta en tres aspectos
complementarios: en primer lugar, la creencia del hechicero en la eficacia de sus técnicas; luego, la
del enfermo que aquel cuida o de la víctima que persigue, en el poder del hechicero mismo:
finalmente, la confianza y las exigencias de la opinión colectiva que forman a cada instante una
especie de campo de gravitación en cuyo seno se define y se sitúan las relaciones entre el brujo y a
aquello que él hechiza. (p.196)
Por ende, las prácticas alternativas, como aquellas de carácter mágico-religioso, aportan una
contribución a la solución del problema. Además, constituye una medicación puramente psicológica,
puesto que el chamán no toca el cuerpo del enfermo y no le administra medicamentos: “lo que utiliza el
shamán, constituye una manipulación psicológica del órgano enfermo, y que de esta manipulación se
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espera la cura” (Lévi Strauss, 1968, p. 216). Al respecto, Cole (2003) menciona que los seres humanos
están siempre permeados por artefactos que están destinados a la interacción entre personas y el mundo
físico. Los artefactos culturales son una unidad descriptiva que indica, por un lado, la materialidad del
artefacto como también su aspecto simbólico. De esta forma el entorno cultural humano, estaría
compuesto por artefactos culturales de doble condición “material” y “artificial”. Por ende, intervienen en
la constitución de los procesos psicológicos, por estar desarrollados históricamente, además de tener una
finalidad práctica que implica a los sujetos entre sí y dentro de un contexto. De este modo, cada cultura
tiene un sistema creencia, que les permite a los sujetos, encontrar una razón y una cura a sus
padecimientos.
De lo anterior, Sampson (2010) afirma que: “ganaríamos mucho si pensáramos las enfermedades
mentales como enfermedades culturales. Como no hay cultura ideal, cada cultura es "enferma", o enferma
a su manera a ciertos -muchos o pocos- de sus integrantes” (p. 30) De esta manera, se hace necesario
conocer las múltiples practicas no occidentales a los que acuden las personas, en busca de su curación, así
Sampson (2000) expresa la importancia de observar las situaciones desde una perspectiva cultural. En
este sentido, Tucker citado en Uribe (2000) menciona que:
Ha llegado la hora de combinar la psiquiatría empírica del DSM –IV con la historia de vida y la
observación real del paciente. Tanto como la otra debe ser incluido en nuestro proceso de
diagnóstico. Y ambas son necesarias en el cuidado efectivo del paciente, que es lo que últimas se
trata (p.55)
Por consiguiente, “no podemos estudiar la psicopatología de manera independiente de las
influencias sociales e interpersonales, donde se encuentran variedad de curas en distintas culturas”
(Barlow y Durand, 2001, p.67) es decir, las condiciones socioculturales son esenciales para tratar temas
relacionados con la enfermedad mental.
Por lo anterior, es preciso tener en cuenta que Colombia es un país con más de 45,000 millones de
habitantes, entre los cuales se estima que un 92,5%, se denominan cristianos, conformados por un 89% de
católicos, 10,8% de comunidades protestantes y un 0,2% de otras denominaciones cristianas, mientras un
6,6% no presentan ninguna afiliación religiosa, según el Pew Research Center en el 2014. Del 0,2% se
encontró que el cristianismo (del latín christianismus) es un conjunto de religiones basadas en la vida de
Jesús de Nazaret.
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El cristianismo comenzó cerca de 2.000 años atrás, donde existía solamente el catolicismo.
Posteriormente, nació la primera Iglesia cristiana protestante, que iba en contra del catolicismo, fundada
por Martin Lutero, para ellos Jesús era un profeta enviado por Dios. A partir de allí, se desprenden las
denominaciones que actualmente existen como religiones cristianas: Iglesia Ortodoxa o Católicos,
Pentecostales, Adventistas del Séptimo Día, Testigos de Jehová, Judíos Mesiánicos.
En cuanto a la religión evangélica, a la cual pertenece la Iglesia de Dios Ministerial Internacional,
nació en el año de 1972. Sus creencias, están basadas en la Biblia, del Antiguo Testamento y Nuevo
Testamento. Sus prácticas procuran apartar a los fieles de toda forma de pecado, definiéndolo como toda
acción, sentimiento o pensamiento que vaya en contra de las normas de Dios, constituyéndose en algo
malo o injusto, en otras palabras no hacer lo que es correcto. En cuanto a la oración, a través de ella se
puede pedir cualquier cosa que esté en armonía con las normas divinas que enseña la Biblia. Todo lo
anterior con el fin de obtener la salvación y la vida eterna.
Por otra parte, los Testigos de Jehová tuvieron su origen hace sesenta siglos. Ellos manifiestan sus
creencias en revistas de circulación mundial: Atalaya y Despertad, las cuales tratan temas cotidianos
argumentados por versículos de la Biblia. Asimismo, afirman que si los hombres son obedientes tendrán
una segunda oportunidad. Además que la salvación consiste en gozarse de un paraíso terrenal para
siempre y esta es una de sus doctrinas principales. Asi no habrá más guerra, enfermedades y toda la tierra
será un paraíso.
Desde el punto de vista de la atención médica, tanto los Testigos de Jehová, como la Iglesia de
Dios Ministerial Internacional aceptan la atención médica y no está prohibido tomar medicamentos. En
caso de necesitar a un doctor, se hace necesario recibir la atención para una mejor salud. Sin embargo,
Los Testigos rechazan los tratamientos que violan los principios bíblicos. Por ejemplo, en Hechos (15:20)
la Biblia manda abstenerse de la sangre, por lo que no aceptan transfusiones sanguíneas. Además, en
Gálatas (5: 19-22) la Biblia condena los métodos curativos que implican el uso de prácticas ocultistas.
Alteridad ¿encubrir o descubrir al otro?
Nuestra identidad se construye en función de otro, llamando así a la alteridad, entendida como lo
diferente a mí, como todo enunciado perteneciente a otro. Benveniste (1974) manifiesta que no sería
posible ninguna concepción de lo diferente a nosotros, sin que hubiera una relación dialógica, entre el yo
y el tú, el cual permite el surgimiento de la subjetividad. Por ende, para que nosotros seamos lo que
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somos, tenemos que tener a otro que se le contrapone, y que está fuera de nosotros, pero que a la vez está
en diálogo con nosotros gracias al lenguaje.
De esta manera, el otro es fundamental porque cuando se le asigna un nombre a ese otro como:
“loco”, se le reconoce como diferente a nosotros, de otro modo, sin la alteridad no se podría catalogar
algo como “sano” o “loco”. La alteridad entonces, proporciona la base de la importancia del otro, distinto
a mí, en este caso del llamado “Loco” que es distinto a nosotros, pero a su vez tiene una historia de vida
que debe ser tenida en cuenta, como sujeto que ocupa un espacio-tiempo al igual que nosotros. En esta
medida, habría que hacerse la pregunta ¿qué es la locura en cada contexto? puesto que según Todorov
(1991) lo que en cada contexto se llama cordura: “no es más que la locura que le es propia (. . . .) Cada
nación convencida de que es la única que posee la cordura, toma a todas las demás por locas (. . .)” (p. 30)
En este sentido, tanto la razón, como la locura son relativas.
De esta forma, el punto radica según Dussel, (1994) en re-descubrir a ese otro, de volver a
conocer lo conocido, es decir, de no cosificarlo, sino tener presente su subjetividad, de no dejar que el
pensamiento occidental domine como una única manera de concebir el mundo. Dicho de otra forma, que
no sea vista como una forma de exclusión, o de aislamiento para aquellas personas. “Así se establece, por
vez primera, una "relación" con el Otro, el de "Afuera” (Dussel, 1994, p. 44).
Ha existido entonces, una exclusión frente al Otro que ha sido diagnosticado con enfermedad
mental, lo cual remite a la idea de un desconocimiento del otro. Ello se ejemplifica a través del psiquíatra
que se encuentra frente a otro con diversas creencias, donde tiene dos posibilidades, la de encubrirlo:
dando un diagnóstico estandarizado, utilizando fármacos para tratarlo, o la de descubrirlo: reconociéndolo
en toda su dimensión, escuchándolo, parafraseando a Dussel (1994).
Trastorno depresivo
Desde el siglo XX se ha trabajado con los manuales de diagnóstico: CIE-10 (Clasificación
internacional de enfermedades) y el DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales), los cuales describen síntomas y criterios para clasificar los trastornos mentales, pero pese a su
difusión existe controversia en torno a cómo considerar la depresión y los trastornos mentales en general
En contraposición a lo que se afirma en el DSM-V, el psicoterapeuta Ruiz (2004) explica que la
depresión no existe, o no es tan precisa como se muestran en los manuales diagnósticos, ya que los
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trastornos varían según el contexto. Por otra parte, teorías psicodinámicas postulan la pérdida temprana
del objeto amado y la consecuente necesidad de aprobación y afecto de otros como causa de la depresión.
Así Beneyto (2016) afirma que:
Las pérdidas tempranas han hecho que la autoestima dependa de la aprobación y el afecto de lo
demás. Así, se ven incapaces de superar la frustración cuando son rechazados, criticados o
abandonados. En la vida adulta conducen a la depresión si el individuo experimenta una nueva
pérdida (p.38)
Sin embargo, sea cual sea la teoría desde la cual se observe al sujeto, es él mismo quien le otorga
un sentido a su condición de sufriente, en la cual de ello va a depender su concepción de enfermedad y su
posterior tratamiento. A propósito de ello, Uribe (1999) señala que “los seres humanos podemos recurrir
al mito, a un cierto mito personal para ver nuestra propia historia de vida. Y en ese discurso mítico
hacemos confluir los materiales previos que nos aporta nuestra cultura (. . .)” (p.237) es decir, las
personas diagnosticadas tienen una lucha interior, por no considerarse “anormal” lo que lo lleva a
justificar su enfermedad mediante creencias culturales.
Método
Tipo de investigación
Esta investigación tiene un diseño cualitativo, de tipo exploratorio-descriptivo, especificando la
concepción alrededor de la enfermedad mental y de tratamiento en tres mujeres diagnosticadas con
depresión. Se realizó a través de tres estudios de caso, que constituyen un análisis detallado,
contribuyendo a determinar la singularidad en torno a la enfermedad mental y no admite la generalización
de resultados.
Participantes
Se trabajó con tres mujeres diagnosticadas con Trastorno Depresivo, residentes de la Ciudad de
Cali, quienes actualmente conviven con familiares. Se recurre al uso de seudónimos para nombrarlas con
el propósito de proteger su identidad. De esta manera, las participantes son: Martha, abogada, de 65 años
de edad; María, administradora, de 58 años de edad, y Milena, administradora, de 55 años de edad. Dos
de ellas, pertenecen a la religión cristiana denominada Testigos de Jehová y una de ellas, a la religión
evangélica denominada Iglesia de Dios Ministerial. Las tres han sido afectadas por pérdidas en sus
relaciones afectivas y familiares, por lo cual han tenido por lo menos una hospitalización psiquiátrica.
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Instrumento
Se recurre a la entrevista semiestructurada, la cual logra que el participante hable sobre sus
creencias y concepciones alrededor a la enfermedad mental. Se hizo importante el consentimiento
informado de los participantes para colaborar de forma voluntaria.
Procedimiento
Se construyeron dos categorías previas a la aplicación del instrumento de recolección de
información: concepción de tratamiento, con el fin de responder a la pregunta: ¿Cuáles son los
tratamientos por los que optan las tres pacientes diagnosticadas con Trastorno Depresivo? y concepción
de enfermedad, para indagar por ¿Cuál es la concepción de enfermedad de tres pacientes diagnosticadas
con Trastorno Depresivo? Las categorías se precisaron con la información recolectada, añadiendo
subcategorías como: etiología y diagnóstico de la enfermedad, consecuencias de la enfermedad,
paradigma psiquiátrico, paradigma psicológico y prácticas alternativas de tratamiento. Esto permitió la
organización de las respuestas dadas por las tres mujeres para su posterior análisis. Teniendo presente
aspectos bioéticos, para lo cual se incluye el consentimiento informado por escrito de los miembros que
colaboraron de forma voluntaria, y se garantiza la confidencialidad de la información obtenida.
Discusión
Concepción de enfermedad
Etiología y diagnóstico. Frente a la pregunta por las razones asociadas al momento que
surge la primera crisis previa al diagnóstico, Martha manifiesta que tuvo su aparición cuando
vivió rupturas familiares y de pareja:
“Primero mi papá se fue y ya no tenía sentido algo en mí y lo otro por mi divorcio, no sabía que
pasaba, sabía que tenía que divorciarme, no aguantaba más, pero tenía dos dolores como
mezclados, tenía la mente revuelta (. . . .) Las muertes me taladran y luego no pude más, por lo
que me remitieron al psiquiatra y me dieron el diagnóstico.”
Entonces, este hecho podría ser un factor clave en este caso, ya que era el otro quien podía
controlar su dolor, sus propios vacíos, pero cuando ese otro ya no estaba, su vida como lo plantea ella
misma “no tenía sentido”. Ello supone que la falta de un apoyo emocional provocó su diagnóstico de
depresión y ansiedad. Martha, continúa diciendo que siente que se desconoce a sí misma en sus
reacciones cuando le relatan los sucesos de crisis. Llamados así, porque fue por esos eventos que piensa
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...15
que fue remitida a psiquiatría, por ejemplo, frente a la reacción en la muerte de su padre y de su hermano,
expresa: “yo me arrastraba por el suelo, y yo decía a Dios, que porque me lo quitaste, con mi hermano
Jaime también me pasó lo mismo, casi que me muero”. Fueron dos episodios de pérdida con la misma
reacción, lo que podría haber dado como indicio que sus formas de afrontar las pérdidas no estaban
funcionando.
En lo referente a la ruptura de pareja, en su primer y segundo matrimonio se pueden notar hechos
en común, en donde: se encerraba a llorar por días, había sentimientos de soledad y desosiego mezclados.
Dos palabras a los que Martha recurre mucho al hablar. Esto llevaría a pensar en una posible angustia de
volver a ser “abandonada” inesperadamente por una persona que la mantiene emocionalmente estable,
generándole ansiedad y posteriormente depresión, pues ella misma expresa ese desosiego como una
fuente de inestabilidad, de alteración, en la cual no sabe qué hacer o cómo hacer para mantenerse.
Refiriendo además que en sus dos matrimonios su pareja ha sido de escasos recursos, siendo ella la que
los ha sacado adelante económicamente, por ende, se pensaría que para evitar ese sentimiento que le
genera el aumento de los síntomas, ella busca los medios para justificar a la otra persona en sus acciones y
por ende, seguir con su estilo de vida.
Sin embargo, en el caso de Martha surge una duda ¿acaso todos los seres humanos no sienten en
ocasiones falta de apoyo? Y no por eso se rotula como –persona depresiva- claro está, que cada sujeto
asume y vive de modo singular esa falta de un sostén emocional, tardando más tiempo unas personas que
otras. Pero, en este caso pareciera que a Martha no se le posibilitó otras vías alternas, más allá de la vía
del diagnóstico psiquiátrico, para significar lo que estaba viviendo en referencia a sus rupturas. Cabría
entonces pensar ¿El diagnóstico psiquiátrico serviría como forma de significar y entender lo que le está
pasando a alguien? o ¿todo diagnóstico psiquiátrico es necesariamente un rótulo?
Del mismo modo, ocurre en el caso de Milena, donde también era relevante su vivencia de
ruptura familiar y de pareja, pero en ese caso, pareciera que la mamá era su fuente de motivación, más
que la figura masculina, ya que con la muerte de su madre, tuvo la crisis previa al diagnóstico: “fue la
pérdida de mi primer novio, luego la segunda así que yo haya sentido fuerte, la muerte de mi papá, y la
muerte de mi mamá, esa si me dolió” se posibilita pensar que su mamá era la vía en aquel entonces para
tener un equilibrio emocional, ya que el origen de su enfermedad no estaba centrada en la pérdida de su
mamá. Sino que esa pérdida hizo visible la enfermedad, que ya estaba desde la infancia según comenta
Milena. Su mamá era el motivo para que su enfermedad mental nunca hubiera renacido, entonces si la
madre no hubiera fallecido, ¿actualmente Milena tendría un diagnóstico de enfermedad mental?
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...16
Aquí pareciera que la existencia de la persona está centrada en la presencia de una figura materna,
indicando que posiblemente su motivación ante la vida se asocia a la existencia de otro. Pero, cabría
pensarse también si era la mamá quien aceptaba sus cambios de ánimo, su modo de ser, sin críticas hacia
sus modos de comportarse. Siendo la mamá quien cumplía su función de sostén emocional, inclusive si le
pasaba algo, no iba a estar sola. Ella era su protección, que se rompe una vez ella muere. Al morirse
entonces se podría decir que Milena está expuesta a estar sola consigo misma, situación que provoca la
crisis, y se pensaría entonces ¿Qué beneficios le trae una vez obtiene su diagnóstico de enfermedad
mental? ¿Una salida a no enfrentarse a su forma de ser? ¿Un diagnóstico permite hacer sentir al sujeto en
un estado de comodidad consigo mismo y con el entorno?
En cuanto a las rupturas de pareja, Milena manifiesta también que éstas incidieron en el origen de
su enfermedad, ya que, fueron previas a la muerte de su madre. Podría decirse que todo ello se fue
acumulando hasta llegar a una pérdida de igual modo significativa, en la cual sus modos de afrontamiento
tampoco funcionaron de forma habitual, haciendo surgir la enfermedad mental. Aquí se encuentran un
hecho característico y es que en las dos pérdidas de pareja ella se sentía sola, no comprendida por los
demás, pues le decían: “ella anda con la depre, déjenla” parece no sentir un apoyo emocional,
prefiriendo encerrarse a llorar por varias semanas. De hecho, actualmente al hablar sobre su ex esposo
llora incontrolablemente expresando “si yo no fuera así, tal vez el estaría conmigo, fue por las cosas que
yo hice como lo trataba que él me dejó” De esta forma, pareciera que ahora que conoce sobre su
enfermedad le atribuyera a ésta las razones de su forma de ser. Siendo así, cabe preguntarse ¿el saber
sobre su enfermedad mental fomenta que las personas justifiquen sus acciones y maneras de pensar? Y no
podría mirarse desde el lado en que son situaciones cotidianas de las relaciones afectivas, es decir, en la
que hay otros aspectos que no han sido tomados a consideración que significan el deterioro de esas
relaciones afectivas.
Por otro lado, en el caso de María, se puede inferir que asume la enfermedad mental como
producto de la opresión en su relación afectiva, debido a su esposo en Canadá, pues supone una pérdida
de autonomía, no podía opinar o expresar sus propios sentimientos porque no era escuchada .Por lo que
pareciera una pérdida afectiva en el sentido que no había un lugar que le diera el esposo en los asuntos
propiamente de pareja. De manera que ella expresa:
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...17
“Yo llevaba varios días llorando y ese día él me empezó a alegar y yo explote, no podía más, no
me acuerdo que me dijo pero alegamos y yo me tire a una esquina y él me dijo algo y me paré a
coger un cuchillo, él dijo que yo me iba a matar pero no, ese cuchillo era para él.”
En suma, se encontró que fueron problemas conyugales, lo que haría pensar que quizás María no
logró trascender los problemas, sino encerrarse en la tristeza que éstos le provocaba, pero ¿acaso todas las
personas no tienen una forma de refugiarse o salirse de una experiencia que causa demasiado dolor? Sin
embargo, pareciera que era un estado de no realización como sujeto, más que una afectación mental,
donde su propia voz estaba encerrada y no había forma de salir más que a través del acto; y el hecho que
precisamente ella en su momento de crisis estaba encerrada en el cuarto llorando. Al hacer una analogía
entre el encierro y su propia voz, se podría ver que es la misma, pues no podía salir de ese estado. Ahora,
cuando coge el cuchillo se puede simbolizar a través de cortar algo que está afectando y que ya no debe
seguir ahí, y a quien iba dirigido no era hacia ella sino hacia su esposo. De lo anterior, se podría decir que
ella piensa que el problema radicaba en su esposo, siendo la raíz de lo que le acontecía, por ende, había
que cortarlo simbólicamente. Habría que precisar entonces, que María en un inicio encuentra que a raíz de
ese evento de crisis viene la enfermedad mental: depresión.
No obstante, las tres mujeres encuentran otras razones por la cual se dio el evento de crisis,
relacionándolo asimismo en lo mencionado en el DSM V al especificar lo que no es un trastorno mental:
Una respuesta predecible o culturalmente aceptable ante un estrés usual o una pérdida, tal como la
muerte de un ser querido, no constituye un trastorno mental. . . salvo que la anomalía o el
conflicto sean el resultado de una disfunción del individuo (. . .) (APA, 2013, p.5)
Así, Milena comenta “Creo que mi depresión empieza con mi separación, como te dije, yo
siempre fui muy inestable, si, bipolar, desde niña y a eso se le sumó mi depresión, y más se dio con la
muerte de mi mamá (. . .)” Lo que indica que posiblemente la enfermedad no es producto de su
separación, es decir, la depresión no radica únicamente en la muerte de su mamá o la separación con su
esposo, sino que lo atribuye a rasgos de su personalidad. Como el hecho que era una niña de pocos
amigos, retraída debido a que sufrió de Bullying y discriminación, no solo en el colegio, sino en la casa.
Así su enfermedad mental deviene de su personalidad, la cual la describe como inestable. Y en
concordancia con lo dicho por la APA, se podría decir que al ser diagnosticada se encontró una
disfunción, en este caso en el pensamiento, pues ella comentó querer suicidarse debido a la separación
con su esposo, “me vine directo al apartamento de mi mama, allá yo entre y de una me fui para la
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ventana, yo me quise matar (. . .)” De esta forma, ¿así se vuelve patológico para la psiquiatría? Ya que
luego de ese intento de suicidio, entro en crisis y fue diagnosticada.
Y en esa medida, Martha manifiesta en relación a su personalidad que: “yo creería que eso
también tiene influencia con mi enfermedad, con que a veces me deprima, porque yo espero recibir algo
a cambio por lo que yo entrego, o mejor dicho espero mucho de los demás” es decir, también lo asocia a
rasgos de su personalidad, donde se considera muy humana, y por ello su enfermedad mental deviene de
ello, ya que, pareciera que si no tuviera esos rasgos seria menos susceptible a la separación con su primer
esposo y a los problemas actuales con el segundo esposo. Desde esa instancia al esperar recibir algo a
cambio, espera también ser comprendida desde sus complejos, es decir, desde su enfermedad mental, por
parte de su pareja afectiva, quien al parecer no lo hace, y más bien la pone a ella en una situación de elegir
entre el divorcio o seguir viviendo una vida acompañada con él. Por lo anterior, ella piensa que los
fármacos le ayudan a evitar sentirse en desosiego.
En este mismo sentido, María menciona que era muy tímida y por ello estuvo expuesta al
Bullying, tanto en la escuela como en su casa, ella se aislaba y no expresaba sus sentimientos; incluso
menciona que se encerraba en el baño, se miraba al espejo y se ponía a llorar. Pareciera que esto ha
influido de tal forma que hasta actualmente le cuesta relacionarse con las demás personas, ya que, implica
un compromiso. Ello se relaciona con el evento de crisis con su primer esposo, donde su personalidad
también era introvertida, y donde a pesar de eso, tampoco podía opinar, o expresar lo que sentía, quizás en
ese momento en que surgió la crisis, se acumularon un sin número de recuerdos y sentimientos mezclados
que su único modo de ponerle fin fue de esa manera. De hecho, se podría decir que debido a la influencia
que atrajo el evento, tiene temor de tener una relación muy cercana con otra persona, por miedo a sentirse
según ella comprometida. Por ende no quiere hacerle daño ni a otra persona ni a ella misma, en el sentido
que vuelva a recaer o se dañen los vínculos afectivos construidos.
Lo común en los tres casos, posiblemente es que el origen de su enfermedad no fue por las
rupturas y/o pérdidas familiares, sino que dichas pérdidas lo que hicieron, fue hacer visible una
enfermedad que ya estaba. De esta manera, la enfermedad mental, se empezó a manifestar a partir de lo
que ellas no podían decir, ni hacer en relación a sus vivencias familiares traumáticas. En el caso de María,
ella expresa que era oprimida por su esposo, y su autonomía iba decayendo; y justo allí se manifestó la
depresión. En Milena, cuando su mamá la dejó sola, no tuvo a quien decirle sus problemas y entró en
crisis y en Martha, la pérdida de su papá y su primera separación con su primer esposo. Entonces las
razones por las cuales se dieron las crisis según como lo manifiestan las tres mujeres son debido a una
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ruptura familiar y afectiva, pero que pareciera que ello fue lo que desencadenó la enfermedad mental.
Puesto que las tres hacían mención que el origen de la enfermedad estaban asociados también a rasgos de
su personalidad en la infancia y que a raíz de todo esto fueron diagnosticadas.
De este modo, ante la pregunta sobre el momento en que fueron diagnosticadas, en el caso de
María responde: “me pasaron al hospital psiquiátrico, y ahí me diagnosticaron bipolaridad con
depresión, ahí en Canadá” Fue un episodio de crisis y de inmediato fue diagnosticada, sin tomar en
cuenta factores psicológicos y la dinámica que se manejaba entre el vínculo conyugal. Habría que
cuestionar las formas de intervención en crisis y la diferencia que habría entre un evento de crisis como
este que se podría catalogar como de riesgo a terceros o a hacia sí mismo, y el verdadero significado de
ese evento de crisis, pues las pruebas psiquiátricas o psicológicas dan una respuesta, pero el discurso de la
persona da otra respuesta, que permite obtener indicios de qué podría estar pasando y si habría necesidad
de diagnosticarla.
En el caso de Martha, en relación a la pregunta en relación al por qué la diagnosticaron, expresa:
“Cuando tuve la parálisis, cuando me centre en mi trabajo, por la muerte de mi papá, en conjunto
con mi primera separación y de ahí también cuando ocurrió la segunda con la muerte de mi
hermano Jaime, o sea dos veces me han hospitalizado y ya en la segunda me diagnosticaron.”
Siendo así, fueron dos eventos de crisis, reaccionados del mismo modo, y a lo cual dio el indicio
que al no poder controlarlos, ni por vía psicológica de la EPS, debía ser controlada por otra disciplina, la
psiquiatría. Y por último Milena:
“A mí me dan esos bajones, es algo que empiezo a sentir en el pecho y ahí me dan ganas
de llorar. La primer vez fue cuando salí de la universidad que me llevaron donde los
médicos porque yo estaba muy angustiada y me diagnosticaron estrés. . . luego llego el
problema de mi separación y esto fue tan duro que me remitieron a psiquiatría y ahí me
diagnosticaron depresión.”
Lo que podría decir que a partir de esos eventos de crisis hizo surgir la enfermedad mental por
medio del diagnóstico psiquiátrico, siendo la vía para poder controlar el llanto. Lo anterior tiene relación
con las teorías psicodinámicas recientes que postulan la pérdida del objeto amado, de la cual, Beneyto
(2016) afirma que:
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...20
Las pérdidas tempranas han hecho que la autoestima dependa de la aprobación y el
afecto de lo demás. Así, se ven incapaces de superar la frustración cuando son
rechazados, criticados o abandonados. En la vida adulta conducen a la depresión si el
individuo experimenta una nueva pérdida. (p.38)
En esta medida, son esos eventos de pérdida que condujeron a la hospitalización de los sujetos y
posteriormente al diagnóstico de una enfermedad mental, rotulándolos inmediatamente, iniciando con un
tratamiento farmacológico como regulador de las emociones y más aún, colocándoles una fecha
estipulada de fin de su depresión. De esta forma, en los sujetos que participaron en la investigación, las
rupturas familiares y sentimentales significativas y sus rasgos de personalidad representaron cambios en
su forma de entender y vivir el diagnóstico de enfermedad mental inicialmente dado. Y se debe agregar
que actualmente su concepción de enfermedad mental ha ido cambiando en la medida en que las tres
participantes se involucran en una determinada religión.
La religión, para las tres participantes es asumida de gran importancia para el origen de su
enfermedad, ya que está relacionado con el pecado, dado por un castigo divino. Esto no está muy lejano
del pensamiento del siglo XV, donde la enfermedad mental era concebida como un castigo para todo
aquel que practicara el mal, en esta medida, la religión cumple su función de dar sanidad mental o castigo
mental. Al respecto, Milena refiere que: “yo pensaba que era un castigo de Dios” “yo fui la culpable de
mi separación (. . .)” aquí se podría referir a un sentimiento de culpabilidad por ser ella o quizás su
enfermedad la causante de la separación, que otro diferente a su mamá, no pudo aceptarla en las facetas
de su personalidad.
Martha expresa: “yo pienso que tal vez es por pagar mis pecados (. . .)” quizás aquí se referiría
al hecho que no ha dado todo de sí a los demás, y que por ende, no es merecedora de recibir algo. Y María
manifiesta: “Pero, además de eso porque la religión me ha permitido sanar mis errores, las cosas malas
que quizás he hecho, yo puedo curarme, porque ya estoy casi libre de pecado” Aquí se encuentra un
concepto diferente, en tanto que más allá de pagar por un castigo divino, es la enmendación de ellos, de
sentirse libre de cualquier circunstancia que la haya hecho recaer y en las cuales ella ha obrado mal, como
en el evento de crisis. A propósito de ello Eliade (1983) citado por Camarena-Adame, y Tunal-Santiago
(2009) señala: “el mundo de lo sagrado o el lugar donde el ser humano puede ponerse en contacto con la
divinidad a través de un proceso de purificación y obediencia (. . .)” (p. 5) en efecto que puedan quedar
exentos de cualquier castigo divino que pueda aparecer en el futuro.
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...21
En este sentido, seguir en el camino de Dios parece que es igual a la posibilidad de curar la
enfermedad, la religión es vista como alternativa de tratamiento, como mediadora para la cura. Ya que,
según Uribe (1999) el paciente tiene una lucha interior, por no considerarse “anormal” lo que lo lleva a
justificar su enfermedad mediante creencias culturales como el mito o hasta un cierto mito personal que
hace entender un poco nuestra historia de vida. En este caso, la justificación vendría dada a partir de la
religión en la que se ha inmerso, dentro de las creencias, conductas que ésta implica, y no solo ello sino
el constructo que han realizado al justificar su enfermedad mental, es decir, primero a causa de una
pérdida, posteriormente atribuido a rasgos de la personalidad y por último como fuente de castigo divino.
Con lo anterior, queda la pregunta ¿la religión como vía de sanidad las reconoce o las hace igual
a los demás miembros de la congregación? Ya que en el discurso de los tres sujetos, pareciera que el
objetivo de ingresar a dichas congregaciones es quedar reducidas a un igual, donde ya no serán las
“diferentes” las “raras” ante la sociedad. Así, en los tres casos, el origen de su enfermedad está
relacionado con el pecado, por tanto, asumen que su enfermedad mental es debida a un castigo divino, a
causa de la vida pecaminosa que alguna vez tuvieron y por ello, Dios mando un castigo, que fue la
enfermedad. En Milena y Martha su pecado, está relacionado con la forma agresiva con las que trataron a
sus exparejas y en María, aunque atribuye los rasgos de su enfermedad desde lo genético, explica que el
origen fue el castigo divino, por el hecho de haber sido rebelde y no haber buscado de Dios desde la
juventud. En las tres participantes, la enfermedad tiene un fin, que es la promesa de cura por medio de
Dios. Así, en estas iglesias la concepción de enfermedad, en cuanto a la cura y origen debe ser igual para
todos. Pareciera así, que Dios es asumido como alivio y cura en la medida que todos se comportan de una
misma forma, ya que no hay espacio en dichas congregaciones para la diferencia, la rebeldía o alguna
manifestación de diferencia radical.
Consecuencias de la enfermedad. En las tres mujeres se infiere que han sido percibidas
en sus entornos, como lo menciona Benveniste (1974) un otro muy distinto, siendo objetos de
burla, y de quienes habría que alejarse. María en su discurso dice que:
“Era callada, era distinta a los demás niños, ellos no entendían y nadie llegaba más allá como
para conocerme (. . . .) Yo me acuerdo que desde niña me pasaban cosas así, yo me encerraba en
un baño a llorar mirándome al espejo y a preguntarme porque me pasaban esas cosas, y a querer
morirme. Pero ahora si algo me produce compromiso con otros yo me aisló, solo me comprometo
con lo mío, mis hijas, mi empresa (. . .) Quiero evitar lo que menos me genere a mí esos
síntomas.”
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...22
Lo anterior sugiere que María quiere incluso actualmente que la conozcan, sentirse de alguna
forma comprendida, sin embargo, parece haber un miedo al compromiso, ya que se sentiría limitada tanto
con ella misma como con el otro, al no poderse acercarse tanto, entonces se infiere que evita las
relaciones sociales, para no volver a pasar por una situación parecida al evento de crisis. No obstante, no
deja de ser relevante la religión, puesto que, menciona que ha mejorado en ese aspecto desde el punto que
aunque le cueste formar relaciones sociales, Dios le ha permitido la entrada a una nueva forma de
concebirlas, es decir, relacionándose hasta cierto punto, algo que antes no podía hacer.
Paralelamente Milena dice: “No tenía quizás esa empatía. . . . Me sentía desplazada,
discriminada. . .” Ella refiere no ser lo suficientemente empática como para que el otro no la rechace,
sino que más bien se acerque y poder forjar una relación, sin embargo, quizás se exceda en empatía, en
cuanto, abuse en primer plano de la confianza mientras se están conociendo con otra persona frente a
frente, y se le hace mejor hablar por sus chats “Ahora estoy muy dada a los chats, chateo con artos
hombres buscando una relación seria y para no sentirme sola.” Ese temor es cuando logra conocerse
físicamente con esa persona, pues el problema surge por no saber llevar la relación, ella refiere que
siempre hay un problema con el hombre. Así, busca una relación afectiva, pero, no logra consolidarla
aparentemente porque podría tratarse de un miedo de volver a tener su estado de ánimo cambiante, como
cuando estuvo con su marido, y de quien a pesar de seguir buscando una relación, espera que él vuelva
con ella, o dicho de otra forma que otra persona no la acepte como es. Desde este punto, Milena comenta
que gracias a su hija y a la religión ha podido aceptarse primero ella y sobre todo que los demás la
acepten, siendo así, la religión una vía para la inclusión.
Por otra parte Martha comenta acerca de su relación con su esposo: “cuando me dan mis
achaques de ansiedad o a veces de depresión, es como si no le importara nada, en cambio yo por él sí me
preocupo, pero el por mí no”. Se puede ver cierta frustración por el hecho de no recibir lo que ella tanto
le da a él, sin embargo, al no tener una respuesta, sus síntomas aumentan, pero como se ha dicho antes
pareciera que pese a ello, necesite de su compañía solo presencial, aunque ésta no le ofrezca lo que ella
pide, aunque incluso los sentimiento de rechazo y desosiego reaparezca lo que hace confirma su decisión
de seguir al lado de él. Aquí entonces el término alejarse seria en ultimas el no compartir con él, pero mi
sentir que sigue ahí. Entonces, ante la falta de su marido en este aspecto, Martha expresa que primero
tiene a sus hijos que todo el tiempo están al tanto de ella, y segundo en la iglesia a la cual está asistiendo
se siente reconfortada, pues, los “hermanos” como ella misma lo dice, están pendientes de su salud y de la
evolución de su enfermedad.
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...23
De ello, Benveniste (1974) comenta que la alteridad, proporciona la base de la importancia del
otro, del reconocimiento de ese otro, distinto a mí, en este caso del llamado “Loco” que es distinto a
nosotros, pero a su vez tiene una historia de vida que debe ser tenida en cuenta, como sujeto que ocupa un
espacio-tiempo al igual que nosotros. Y eso es lo que entrar en el contexto religioso les ha posibilitado.
En las tres participantes, existe una ganancia por el hecho de tener una enfermedad mental, ya que
así, para Martha y Milena, las demás personas, especialmente sus hijos y sus exparejas comprenden
muchos de sus comportamientos “raros”, como los cambios de humor o en el caso de María su ansiedad y
mal humor. En este sentido, se percibe una búsqueda de los tres sujetos para tratar de anclarse a algo que
sea igual o similar a ellas, para no sentirse excluidas, en esta medida, pareciera que la búsqueda de una
enfermedad les sirvió como camino o vía alterna de inclusión. Esto explicaría quizás por qué ninguna ha
querido dejar el tratamiento psiquiátrico, así sea solo tener que ir a pedir más pastas, no porque se las
tomen siempre, ya que inclusive muchas veces pasan semanas y ellas no se han tomado el medicamento.
Pero el hecho de no dejar de ir por su orden medica de diagnóstico para poder reclamar medicamento,
hace pensar que necesitan reafirmarse como “las enfermas”.
Por otra parte, el hecho de vivir con un diagnostico psiquiátrico, dejó en las tres participantes un
miedo al compromiso y desconfianza por las personas, por lo que según ellas, los demás se pueden aburrir
de sus cambios de humor. De ello, Martha menciona: “yo no quiero hacerle daño a nadie, me da pavor
pensar en comprometerme, por aso, no más siento alguien muy cerca lo alejo y más si no sabe d de mi
enfermedad” lo que indica que las tres participantes no se comprometen porque no le quieren hacer más
daño a las personas. Pero cabe analizar que son personas a las cuales ellas no conocen, ya que si se tratara
de algún miembro de la iglesia a la que ellas asisten, tuvieran más facilidad de vincularse afectivamente.
De lo anterior, Milena comenta que: “con los únicos que si hablo cosas como personales y así, son con
los hermanos de la iglesia” lo anterior, posibilita pensar que para las participantes, la iglesia y todos sus
miembros son de más fácil acceso afecto, puesto que no las rechazan por tener una enfermad mental.
Todos allá viven bajo el ideal de pecado, diferente a sus familiares con los que pareciera que la
enfermedad les dejo como consecuencia una ruptura afectica y poca comunicación, ya que en algún
momento como ellas mismas lo refieren, le hicieron daño a sus familiares, con sus cambios de humor, que
ocasionaban conflictos.
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...24
Concepción de Tratamiento
Paradigma Psiquiátrico.
El uso de fármacos, se considera importante para las tres participantes, al respecto Martha
refiere: “Porque si no me tomo la pasta, empiezo con la asfixia, no puedo dormir bien, empiezo a
sentirme mal, me siento muy cansada, aunque ha pasado tiempo sin tomármela, desde que voy a
la iglesia, pero igual las reclamo” lo que indica que hay un proceso en ella, donde al inicio no
podía dejar de tomarla, ahora la deja de tomar por tiempos, pero la reclama, con ello, se puede
pensar que posiblemente la pasta es su recurso por si el efecto divino no llega a funcionar. El acto
de ir a reclamarla así no se la tome, es ya en cierta medida un alivio, ya que quizás tiene la pasta
disponible por si pasa algo inesperado en relación a una recaiga o reaparición de los síntomas.
Por otra parte, María al hablar de qué pasaría si llegara a dejar de reclamar las pastas: “siento que
me va a faltar algo, pero como me apaciguan me gusta, me hacen más lenta.” Por lo que indica que
quizás María esté en busca de una calma, el cual la da Dios, pero también la dan las pastas. Ambos en ella
guían su personalidad, la hacen más lenta, o sea, controlan sus actos impacientes o acelerados, causados
por la ansiedad, así, la idea de Dios y la idea de pasta, se convierten en ultimas en su objeto mediador y
acaso ¿las personas no tenemos objetos simbólicos, ideas y hasta otras personas que las calmen o
apacigüen un descontrol?
Por otro lado, Milena comenta al respecto del uso del fármaco que: “(…) la única solución para
calmar de una es tomar pastas, inclusive tengo que ir de nuevo donde el psiquiatra, hace tiempo no voy
desde el ultimo diagnóstico, a ver que me manda.” Viéndose claramente que en el discurso de ella no hay
un interés directo de tomarse la pasta, sino más bien de ir a buscar la pasta para tenerla. Ello deja la duda
de ¿Qué ganan yendo donde el psiquiatra? O ¿acaso necesitan reafirmarse con un condición especial ante
los demás? Ya que si la psiquiatría fuera la única forma de tratamiento, los sujetos no manifestaran otras
formas alternativas de tratamiento.
En este sentido, la Psiquiatría es la protagonista aun del tratamiento para las enfermedades
mentales, ésta no es efectiva sin los rituales culturales. Como lo explican Barlow y Durand (2001) “no
podemos estudiar la psicopatología de manera independiente de las influencias sociales e
interpersonales, donde se encuentran variedad de curas en distintas culturas” (p. 67) En este orden de
ideas, lo que se pretende es poder incluir dentro del lenguaje de la sociedad, y sobre todo de la medicina
psiquiátrica, la cultura, las diversas formas de psicoterapia que podrían ajustarse dentro de un diagnóstico,
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...25
para la posterior curación del paciente, abriendo posibilidades de re-descubrirlo, aunque ha sido
estigmatizado, merece ser de nuevo descubierto, donde posiblemente, la religión, el chamán o el mediador
divino; sería una vía alternativa de tratamiento.
No obstante, cabe señalar que el tratamiento psiquiátrico va acompañado de los rituales
religiosos, ya que para las tres mujeres el uso de los fármacos es primordial, lo creen imprescindible para
su vida diaria, no por su contenido químico, sino que pareciera que la pasta tiene un contenido de
reconocimiento, lo que indica que las pone en un lugar de victimización ante los demás. A ello, se le suma
un ritual simbólico, que realizan entorno a la pastilla. A dichos rituales, Milena comenta: “cuando me
voy a tomar la pasta la bendigo con tres oraciones para que esta pasta llegue a mi cuerpo con bendición
de Dios.” De ello mismo, Martha dice: “Entonces lo que yo hago es orar antes de tomarme la pasta.” Y
María explica también lo que hace antes de proceder al tratamiento psiquiátrico “incluso yo digo Dios
mío ayúdame con esto y me la tomo”. Lo anterior, posibilita pensar que la psiquiatría no tiene eficacia, en
la medida que no hallan dichos rituales religiosos, que en últimas la religión queda como protagonista
frente al tratamiento psiquiátrico.
Paradigma Psicológico.
Si bien las tres participantes reconocen la psicología como una disciplina importante,
tiene un papel secundario en el tratamiento, ya que ninguna de las tres participantes considera que
la disciplina psicológica curara la enfermedad mental. Sin embargo, aunque no se dé un espacio
psicoterapéutico con un profesional en psicología, si se puede identificar cómo las emociones son
tramitadas por la religión a la que pertenecen los tres sujetos, a través de la lectura de la Biblia, la
oración y las profecías del pastor, las cuales ofrecen un soporte emocional, y afectivo y por ende,
posibilitan re-significar experiencias y reorientar las decisiones.
Lo anterior hace reflexionar en torno a ¿Dónde queda el rol del psicólogo? En el caso de Martha,
cuando se le pregunta por las razones de no seguir en el tratamiento psicológico afirma que: pero me he
permitido desahogarme y darme cuenta de cuando me estreso más o como controlar las ganas de llorar,
es como un alivio, aunque reconozco que el psiquiatra es muy parco. También María comenta que ha ido
al psicólogo como un modo de desahogarse y de caer en cuenta que su modos de afrontar las crisis no
están resultando, por ende, le ha permitido buscar otras alternativas de solución ante ellas. Aunque en el
caso de Milena, ella manifiesta no haber realizado un proceso terapéutico, resaltando que no habido
interés en ello.
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...26
Esto posibilita pensar que esta opción de tratamiento les ha permitido descubrir aspectos
relacionados con su vida diaria en relación con la enfermedad, donde puede implementar una estrategia
cuando crea que se producen más los síntomas. Por ende, se podría decir que desde lo psicológico
también es posible un tratamiento o alivio de una afección mental, aunque en el caso de Martha, quien fue
la única que estuvo en terapia psicología, se puede comprender que ella unifica la terapia psicología con
la religión. De esta forma, para establecer un ritual, es esencial que Dios medie en su proceso de
curación, y ello en relación a que pueda redimir sus pecados, que son el castigo divino. Al respecto, Lévi
Strauss (1968) explica que la eficacia de la magia implica la creencia en la magia y en la creencia del
mismo hechicero, en este caso del pastor, en la eficacia de sus técnicas. Lo que indica entonces, que las
pacientes creen en la eficacia de Dios, manifestada en el poder que este le asigna al pastor de sus
congregaciones, como lo explica Milena:
“Es que el pastor usado por Dios llega al alma y la va purificando de males mentales, físicos,
mire si usted se entregan a Dios, y Dios las ampara del enemigo, Dios le quita problemas, yo
siento tanto esa gracia divina y creo que mi pastor, o sea, no el, sino Dios lo usa por su santa
gloria para sanar y predecir, él a mí me da predicciones y he visto señales de que si es así y una
de ellas es la cura de mi enfermedad.”
Así, pareciera que la terapia psicológica e inclusive la medicina psiquiátrica no tuvieran gran
efecto sin los rituales específicos de cada una de las mujeres, cabría pensarse entonces ¿Cuándo la
influencia de las creencias religiosas media una acción, a que plano pasa el tratamiento psicológico? ¿Será
entonces que los tratamientos convencionales, son un invento para categorizar a la humanidad? Ya que
efectivamente dichos rituales trascienden a la cura y/o alivio de la enfermedad mental. Como se ve en
María, cuando dice en relación a lo que siente que le ha curado su enfermedad mental: “Para mí lo mejor
en todo, Dios hace que pueda manejar las amarguras, me decían antisocial, pero Dios me hizo mejorar”
Asimismo, ellas han realizado prácticas construidas culturalmente como vía alternativa de
sanación, involucrando la religión en cada una de ellas, pues ésta ha sido el punto central en sus vidas,
como en el caso de Martha, cuando comenta qué hace cuando siente ganas de llorar: “Me tomo la
valeriana y luego me pongo a orar, yo digo Dios mío ayúdame y me voy como tranquilizando, y cojo la
biblia”, lo mismo manifiesta María “Cuando me siento muy triste cojo la biblia, y me siento a orar o
simplemente leer revistas de Atalaya” y Milena, remite para la misma pregunta a Dios como su primer
auxiliador en momentos de calma: “yo me arrodillo en las mañana llorando y hablándole a Dios” Lo que
hace pensar que las tres mujeres buscan constantemente alguien o algo que las ayude a calmarse en
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...27
momentos de angustia, así, se podría inferir que posiblemente las tres mujeres estén en busca de ese
equilibrio emocional que perdieron en sus rupturas familiares o sentimentales y que las hicieron caer en
crisis.
Se podría inferir entonces que Dios es el intermediario en momentos de tristeza, de intranquilidad
y de miedo, o dicho de otra forma de la enfermedad mental, de sus síntomas y estados de ánimos, en
búsqueda de una curación para la misma. Dado lo anterior, la religión es uno de los rituales y/o culto de
sanación y adoración que practican los colombianos. En esta, medida, un templo religioso, una basílica o
un salón donde se congregan personas en torno a una creencia, se puede convertir en un lugar
psicoterapéutico. Se debe pensar la psicoterapia, según Gonzáles Rey (2009) asociadas a espacios
subjetivos de acción social, como pueden ser la sala de aula, el hospital, los tribunales, las instituciones
laborales, la comunidad, los grupos sociales de diferente naturaleza, la familia, entre otras. De lo anterior,
Martha afirma que: “llegar al templo para escuchar la predica, solo con estar allá, me siento bien,
tranquila y sé que allá no me va a dar esas ganas de llorar”. (p.118) Convirtiéndose el lugar y/o templo
de adoración, en un espacio simbólico de curación, donde pareciera que la soledad no existe, ni la
estigmatización por tener un diagnostico psiquiátrico.
No obstante, no hay que dejar de lado, cuando María habla de su templo de consagración: “con mi
consagración a la iglesia, siento y sé que se me ha ido quitando la ansiedad”. Lo que posibilita pensar
que el templo se convierte en últimas en un lugar terapéutico, ya que esta mediado por la esperanza de
que Dios les quitara sus males y en últimas esta sugestión permite la cura, pero cabría pensar ¿Qué pasa
cuando la sugestión pase? ¿Por qué siguen tomando la pasta psiquiátrica si Dios dará toda la cura? ¿En
qué plano queda un consultorio y en ultimas la labor del psicólogo?
Por otra parte, en el caso de Milena, se ve la disciplina que se debe tener para pertenecer a dicha
religión, así, ella menciona lo que debe aprender: “hay un día que enseñan a orar, estudio bíblico,
alabanza, estoy aprendiendo las tres, porque así mismo me encuentro y hay una disciplina (. . .)”. De esta
forma, se podría pensar que la iglesia o el templo, es un sitio donde pareciera que su enfermedad mental
no existiera, donde hay ese reconocimiento como sujeto en todas sus facultades mentales y aceptado por
los miembros de la comunidad que las acogen como hijos de Dios y donde quizás sientan que su vida
tiene un orden, ya que la religión les posibilitad ser disciplinadas en sus tuinas, donde se busca una
aparente perfección, pero ¿Qué pasará el día que no cumplan con toda las exigencias? ¿La depresión
podría aparecer como consecuencia de la lucha por ser cristianos verdaderos?
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...28
En síntesis, Martha y María, han usado el tratamiento psicológico, teniendo esto relación directa
con su concepción de enfermedad, de la cual piensan que sus vivencias infantiles como el Bullying o
peleas con sus padres influyeron en su personalidad, y por ello, no pudieron enfrentarse a su enfermedad.
En este punto un psicólogo, según ellas, podría ayudarles siendo más consientes. En cambio, Milena, no
busca el tratamiento psicológico, sino que es la que más lleva tiempo en el tratamiento médico. Pero las
tres participantes, usan el tratamiento psiquiátrico como primordial, después del divino.
De lo anterior, el uso de tratamientos tanto psicológicos, como psiquiátricos, tiene relación directa
con las doctrinas de sus iglesias. Las cuales, tienen una buena opinión respecto a ir al médico o al
psicólogo, ya que, dentro de sus mismas iglesias hay profesionales. Entonces, no es que el fármaco no
sirva, sino que es efectivo, en la medida que Dios sea intermediario entre ellas y el tratamiento
psiquiátrico. Por ello, hay unos rituales en torno a la pasta psiquiátrica. En Milena y Martha, se debe hacer
tres oraciones que su pastor les enseñó, por el contrario María, con el hecho de asistir a la iglesia y ser un
cristiano verdadero el fármaco hará efecto.
Prácticas alternativas de tratamiento.
Por otra parte, el uso de las bebidas aromáticas a base de plantas como la valeriana, el
dibujo y el trabajo; constituyen una forma de alivio, para no dejar que el síntoma aparezca de
nuevo, mas no son la fuente de tratamiento primordial. Ya que las tres, las usan para calmar su
cuerpo, cuando sienten que la depresión y la ansiedad se van a manifestar. Entonces, en el caso de
María, cuando siente que ello va a ocurrir, trabaja más horas de la jornada habitual, por el
contrario Martha y Milena, se toman una taza de té o dibujan para así, calmar las ganas de llorar.
Por ejemplo, Martha, refiere:
“El té, también las agüitas aromáticas, les tengo mucha fe, yo tengo una caja así de todas las
aromáticas, y la valeriana, esa me tranquiliza mucho, me pone a dormir y ya.” Y en el caso de
María: “Tomo una bebida aromática que se llama valeriana, eso me calma un poco, pero la
utilizo de vez en cuando me siento como muy congestionada de cosas.”
Lo anterior, hace pensar que no solo la utilización de los fármacos permiten darle al sujeto un
estado de tranquilidad corporal y psicológica. No obstante, Milena, remite estar únicamente en su religión
que es la que le brinda la estabilidad que necesita, pero no descarta el uso de bebidas aromáticas como
una opción que podría ayudar. A propósito, Cardona, (2012) explica que hay que aprovechar al máximo
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...29
los elementos de las plantas, ya que ellos posibilitarán la curación, es decir, son intermediarios dentro de
la medicina tradicional y la parte espiritual; reconociendo que quienes curan son las planta o más bien,
como Lévi Strauss (1968) diría la eficacia en la creencia de dicha planta o ritual en torno a ella.
Las prácticas alternativas, constituye una medicación puramente psicológica, en este caso al
chamán, puesto que como dice Lévi Strauss (1968) no toca el cuerpo del enfermo y no le administra
medicamentos, pero logra tocar simbólicamente el órgano afectado. Pero, de acuerdo a las creencias
religiosas que mantienen actualmente, dos de las participantes no están de acuerdo, aunque una de ellas,
Milena expresa estar de acuerdo con prácticas chamánicas en caso de ser necesario, sin embargo no ha
llegado a utilizarlo. Pero Martha, expresa: “me parece tan malo y grave que si yo veo al que está a mi
lado me daría mucha tristeza porque yo decir, yo gracias a Dios en mi casa no se vio nada de eso” Así,
se podría entender que son prácticas en contra de sus creencias tanto culturales como religiosas,
entendiendo que el brujo, el chamán, y aquellas prácticas mágicas son vistas como producto del demonio,
y se podría inferir que si llegasen a utilizarlo estarían cometiendo un acto de pecado, en contra de Dios y
sus normas; circunstancia que no curaría su enfermedad mental, ya que la misma biblia tiene un mandato
de no recurrir a los hechiceros, para entrar al reino de los cielos (Ver Deuteronomio 18:10).
Pero más allá de ser visto como una prohibición, es ver como el uso de la eficacia simbólica es la
misma tanto en el chamán como en el pastor de la iglesia, ya que para que sea efectivo se requiere de la
creencia. Al respecto Milena dice:
“Me parece bien, porque yo no soy cerrada a los dioses, o sea el hecho es creer en algo y tener fe,
aunque nos digan que las enfermedades mentales no tienen cura, si la tienen y si tienes fe en el
chamán o en ritos donde se involucre la fe, te curas o mejoras, por ejemplo, las aromáticas, esas
ayudan.”
Lo que indica que no se trata de cual medio de curación practique y sea más efectivo (Hechicero,
Pastor, Sacerdote, Psicólogo, entre otros) sino que la eficacia está en la creencia de cada persona que
deposita, de su firme esperanza que de ellos proviene la cura. Así, para Milena entonces la enfermedad si
tiene cura y partiendo de esta postura, tendrá más probabilidades de ser curada que una persona que
piense que la enfermedad mental no tiene cura.
Milena continúa en su discurso en relación a la preguntas sobre qué otras formas usa para tratar su
enfermedad responde:
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...30
“A mí me gusta leer mucho, y cuando siento estas ganas de llorar, dibujo, me gusta dibujar,
cuando mi hija me deja sola, sin importarle que yo no yendo a nadie y se va con el novio, siento
que me va a dar y de una me pongo a dibujar.”
Por otra parte María, comenta que cuando siente que la tristeza va a llegar: “Yo procuro no estar
nunca sola, cuando siento que me voy a poner así, trabajo 24/7, y hasta el 31 de diciembre todo mundo
en alegría y yo acá en mi empresa, dos o tres de la mañana”. Lo que indica que quizás hay otras formas
de mediar la enfermedad mental.
Conclusiones
La concepción de enfermedad mental en los tres casos, es comprendida con un origen divino. Es
consecuencia de un castigo de Dios. Las vivencias familiares traumáticas y las rupturas afectivas, que
vivieron las tres participantes son los factores por los cuales la enfermedad se manifestó. Siendo así, las
vivencias traumáticas y las rupturas afectivas sirvieron de puente para que la enfermedad mental que ya
estaba en ellas, producto de un castigo divino, se pudiera “despertar” y posteriormente se les diera un
diagnóstico de Trastorno Depresivo.
También, en los tres casos no se les posibilitó otras vías alternas diferentes al diagnóstico
psiquiátrico para significar lo que estaban viviendo a nivel de rupturas familiares. Pero las tres
participantes, parecen encontrar un beneficio psicológico en el diagnóstico, ya que luego de saber “que
tenía” pudieron dar una explicación médica a su llanto sin razón y a la tristeza que no podían manejar, y
de la cual sus familiares les pedían una explicación “normal”. Así, el diagnóstico fue una salida para no
enfrentarse a su forma de ser o de reaccionar ante vivencias consideradas fuertes a nivel emocional.
Factores como la timidez, el miedo al compromiso, la falta de comunicación con sus familiares,
son consecuencias negativas de la enfermedad mental, la cual dejó en ellas miedo ante la posibilidad de
tener un vínculo afectivo con personas que no sean de la comunidad religiosa. Esto, tiene gran relación
con la falta de elaboración hacia los conflictos emocionales que tenían al momento de sufrir Bullying,
discriminación y los problemas familiares que vivían en ese momento, quedando así reducidas al
diagnóstico psiquiátrico y posteriormente al miedo a comprometerse o a no volver a pasar por la misma
experiencia de ruptura afectiva.
CONCEPCIONES DE ENFERMEDAD MENTAL Y DE TRATAMIENTO…………………………………………………...31
Por otra parte, la definición de tratamiento que manifiestan los sujetos, no giran solo entorno al
paradigma biológico y psicológico, sino que incorpora elementos religiosos, con la llamada medicina
sacerdotal vívida en ceremonias religiosas. Así, para las tres participantes, la concepción de tratamiento
tiene relación directa con su creencia de que el origen de su enfermedad es por un castigo divino. Ello
explica que el tratamiento gire en torno a los rituales religiosos, según cada denominación cristiana a la
que las participantes asisten.
De este modo, el tratamiento psiquiátrico que se basa en los tres casos en el uso de fármacos, es
clave para la cura biológica, pero para incrementar la efectividad del tratamiento psiquiátrico
farmacológico las participantes recurren a una mediación divina a través de rituales religiosos tales como:
Orar antes de tomarse la medicina, hacer penitencias a Dios y leer la biblia, de lo contrario, el
medicamento no haría efecto. Lo anterior, tiene gran relación con las doctrinas de la iglesia denominada
Testigos de Jehová y la Iglesia de Dios Ministerial, las cuales están de acuerdo con los tratamientos
científicos, aunque dejan claro que finalmente quien cura la enfermedad es Dios. Por ello, se puede
observar que las tres participantes han reducido la cantidad de medicamentos psiquiátricos, en la medida
que se involucran más en los rituales religiosos.
En relación al tratamiento psicológico, éste puede ser una opción, pero no es un requerimiento por
parte de los sujetos diagnosticados con depresión, aunque una de ellas atribuye un origen parcialmente
psicológico a su situación, prima la explicación divina, siendo este un apoyo emocional por parte del
pastor que le permite a las participantes cambiar formas de comportamiento, controlando sus emociones.
Además los sujetos manifiestan otras formas de alivio, como la medicina natural, el dibujo y el trabajo.
Siendo estas prácticas alternativas necesarias para aliviar o calmar el dolor, producto de su diagnóstico de
enfermedad mental. Aclarando que no son la cura para la enfermedad mental sino una ayuda emocional.
En esta medida, la religión es un factor clave, ya que atraviesa la concepción de enfermedad y
también la concepción de tratamiento. Acompaña el tratamiento psiquiátrico y psicológico, posibilitando
el cambio, y la superación de los problemas. Por ende, la religión, es la fuente primordial para lidiar con
su enfermedad, que ésta ultima las ha dejado solas y sin posibilidad de construir vínculos afectivos
estables. Dios, es entonces quien llega a suplantar ese equilibrio emocional, ya que las tres empezaron a
buscar de Dios inmediatamente después de sus rupturas familiares. Siendo así, estar en el camino de Dios,
parece constituirse en una fuente de bienestar y el templo, lugar de consagración, se convierte en un
escenario psicoterapéutico.
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