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Concepción Simbólica del Espacio Andino. Alfredo Lozano Castro. Comunidad Epistémica Saberes Ancestrales. Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central del Ecuador Resumen. El concepto del espacio en el que habitamos, ha sido un tema fundamental de constante preocupación filosófica y en ciencias naturales, desde la antigüedad. Considerando que la noción espacial, es una de las primeras que adquiere el ser humano, misma que vendría determinada por las condicionantes del entorno natural (clima, geografía, etc.), y las invenciones culturales de adecuación al entorno natural (hábitat, vivienda, tecnologías constructivas, etc.). Se podría afirmar, como dice G. Argan (1982), que los componentes del concepto del espacio son la naturaleza y la historia; sin embargo, la forma de ver y entender el mundo, es decir, la concepción del mundo, de la naturaleza en su relación con el individuo y con la sociedad humana, que tiene una cultura, es el elemento esencial, circunstancias que permiten inferir que el conjunto de conocimientos propios de una cultura, condicionan sus formas de interpretar el mundo (Episteme), que deriva en la teoría de los fundamentos y métodos del conocimiento científico (Epistemología). De forma particular, el concepto que un pueblo, nación, o civilización tenga del espacio arquitectónico, es muy importante para comprender su proceder y penetrar en su propia idiosincrasia. En este orden, investigaciones recientes 1 demuestran que las naciones que configuraron el Tawantinsuyu tenían una forma propia de organizar el espacio que respondía a su forma de ver y entender el mundo; por ello en sus principales centros poblados (Tiwanaku, Cusco, Quito y otras), es posible encontrar las huellas de una singular concepción cultural de manejo del espacio y relaciones con el entorno natural, principalmente ríos, lagunas, montañas o cerros, y el cielo estelar, que viene desde épocas antiquísimas, en el marco del continuum proceso civilizatorio andino, y se convierten en hitos imperecederos que determinan la ubicación del centro poblado, lo que hacen posible su reconocimiento a pesar del proceso de superposición de trazados debido a la fundación española de ciudades. En este contexto, a partir de una propia matriz interpretativa y enfoque integral, que recurre a materiales procedentes de la investigación arqueológica, antropológica, etnohistórica, etnográfica, arqueoastronómica, patrones de asentamiento, organización territorial, arquitectura, entre otras, es posible entender las concepciones diferentes del espacio arquitectónico, y arte de construir compuesto de una gran variedad de elementos o premisas que juntas constituyen una de las expresiones más genuinas de cualquier cultura o civilización, que para el caso de las culturas andinas incorporan , además de la resistencia, funcionalidad y belleza (Principios básicos de Arquitectura. Vitruvio 80 a.C 15 d.C), la simbólica del espacio. Palabras clave: Concepción simbólica del espacio andino; Ordenación Territorial; ciudades andinas 1 Colección Ciencia y Simbólica del Hábitat Andino: Guapondelik, Tumipampa, Cuenca. Huellas Culturales y Transformación Territorial. Municipio de Cuenca 2016; Quito Quitu- El Oculto Legado Ancestral, CESA . UCE 2016; Tiwanaku Tihuanaco-, Titikaka, Chuquiuitu. El Misterio Develado; Cuesco Ancestral. Asiento de Illa Titi Uiracocha Pachayachachi. S/P, Quito 2016.

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Concepción Simbólica del Espacio Andino.

Alfredo Lozano Castro.

Comunidad Epistémica Saberes Ancestrales.

Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central del Ecuador

Resumen.

El concepto del espacio en el que habitamos, ha sido un tema fundamental de constante

preocupación filosófica y en ciencias naturales, desde la antigüedad. Considerando que la noción

espacial, es una de las primeras que adquiere el ser humano, misma que vendría determinada por

las condicionantes del entorno natural (clima, geografía, etc.), y las invenciones culturales de

adecuación al entorno natural (hábitat, vivienda, tecnologías constructivas, etc.). Se podría afirmar,

como dice G. Argan (1982), que los componentes del concepto del espacio son la naturaleza y la

historia; sin embargo, la forma de ver y entender el mundo, es decir, la concepción del mundo, de la

naturaleza en su relación con el individuo y con la sociedad humana, que tiene una cultura, es el

elemento esencial, circunstancias que permiten inferir que el conjunto de conocimientos propios de

una cultura, condicionan sus formas de interpretar el mundo (Episteme), que deriva en la teoría de

los fundamentos y métodos del conocimiento científico (Epistemología).

De forma particular, el concepto que un pueblo, nación, o civilización tenga del espacio

arquitectónico, es muy importante para comprender su proceder y penetrar en su propia

idiosincrasia. En este orden, investigaciones recientes1 demuestran que las naciones que

configuraron el Tawantinsuyu tenían una forma propia de organizar el espacio que respondía a su

forma de ver y entender el mundo; por ello en sus principales centros poblados (Tiwanaku, Cusco,

Quito y otras), es posible encontrar las huellas de una singular concepción cultural de manejo del

espacio y relaciones con el entorno natural, principalmente ríos, lagunas, montañas o cerros, y el

cielo estelar, que viene desde épocas antiquísimas, en el marco del continuum proceso civilizatorio

andino, y se convierten en hitos imperecederos que determinan la ubicación del centro poblado, lo

que hacen posible su reconocimiento a pesar del proceso de superposición de trazados debido a la

fundación española de ciudades.

En este contexto, a partir de una propia matriz interpretativa y enfoque integral, que recurre a

materiales procedentes de la investigación arqueológica, antropológica, etnohistórica, etnográfica,

arqueoastronómica, patrones de asentamiento, organización territorial, arquitectura, entre otras,

es posible entender las concepciones diferentes del espacio arquitectónico, y arte de construir

compuesto de una gran variedad de elementos o premisas que juntas constituyen una de las

expresiones más genuinas de cualquier cultura o civilización, que para el caso de las culturas

andinas incorporan , además de la resistencia, funcionalidad y belleza (Principios básicos de

Arquitectura. Vitruvio 80 a.C – 15 d.C), la simbólica del espacio.

Palabras clave: Concepción simbólica del espacio andino; Ordenación Territorial; ciudades andinas

1 Colección Ciencia y Simbólica del Hábitat Andino: Guapondelik, Tumipampa, Cuenca. Huellas Culturales y

Transformación Territorial. Municipio de Cuenca 2016; Quito –Quitu- El Oculto Legado Ancestral, CESA . UCE

2016; Tiwanaku –Tihuanaco-, Titikaka, Chuquiuitu. El Misterio Develado; Cuesco Ancestral. Asiento de Illa Titi

Uiracocha Pachayachachi. S/P, Quito 2016.

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1. Introducción.

A partir de investigaciones precedentes, del mismo tenor, que el autor ha venido desarrollando,

enfocadas en las principales ciudades de Quito, Cuenca –antigua Tumipampa- (Andes

ecuatoriales), Cusco, (Andes centrales), y Tiwanaku (Andes meridionales), donde se demuestra

que cada cultura tiene una forma propia de organizar el espacio, que se corresponde al grado de

conocimientos y técnicas alcanzados en tal o cual período de tiempo, se ha podido develar un

corpus de conocimientos que respondían a principios mítico-simbólicos, teogónicos,

cosmogónicos, así como, el conocimiento de diversas ciencias (Astronomía, Matemática,

Geometría, Geodesia, entre otras), y técnicas constructivas, que fueron aplicados con sapiencia

en la configuración territorial y construcción de importantes centros poblados por las naciones

andinas originarias durante su milenario proceso de evolución autárquica.

Es innegable que antes de la confederación del Tawantinsuyu gobernada por los inkakuna

hubieron en la región andina, otras naciones organizadas como Estados que señorearon este

territorio; al respecto existe una estrecha relación entre los centros de Tiwanaku y Cusco, como lo

testifican las tradiciones mítico-simbólicas, siendo necesario partir del esclarecimiento de dicha

relación que es el fundamento de la unidad y continuidad del proceso civilizatorio andino. Al

efecto, hay suficientes indicios mentales (tradición mitico-simbólica), y materiales o hechos

comprobados (vestigios arqueológicos, astronómicos, etnohistóricos, artísticos e iconográficos –

cerámica, textiles, metalurgía, estatuaria lítica, etc.-, planificación de centros poblados, tipologías

y sistemas constructivos, entre otros), que avalan una común matriz civilizatoria andina y

exoneran abundar en este importante tema. Sin embargo, el trabajo que ahora se presenta, trata

de contestar algunas interrogantes, cuyas respuestas son nuevos aportes a la comprensión de la

ordenación territorial y su concepción simbólica del espacio andino:

¿Por qué la persistencia de las manifestaciones mítico – simbólicas y rituales a lo largo de los

diversos períodos por los que han transitado, las culturas andinas, hasta la actualidad?;

¿Cuáles son los rasgos que permiten demostrar los eslabones culturales entre las diversas

culturas que se han sucedido en todo el extenso marco territorial de la América nuclear andina?;

¿Porque la recurrencias a ciertos símbolos cuya continuidad se registra desde la génesis del

proceso civilizatorio andino en todas las regiones, independientemente del lugar y cronología de

su aparición?.

La reminiscencia de todo proceso civilizatorio, involucra mitos de creación, que aparecen

esencialmente como narraciones, o secuencia de acontecimientos desarrollados en un texto

espacio - temporal; todo texto sagrado de importancia, relacionado con la creación u origen,

presenta una múltiple correspondencia con otros textos no verbales de esa misma cultura:

manifestaciones artísticas (cerámica, textiles, metalurgía, etc.), festividades rituales (música,

danzas, etc.), modelos de organización socio espacial, relaciones de parentesco, ordenación

territorial, entre otras. Además los mitos, son sublimaciones de la experiencia viva, por ello sirven

para recrear el cosmos, y confirmar las relaciones esenciales entre los grupos sociales y el

mundo; son la reminiscencia de ciertos hechos reales, transformados por la imaginación popular,

según el genio de cada raza o porción del linaje humano, en el transcurso de los tiempos, bajo la

influencia de las condiciones físicas de cada país.

Al respecto, dos connotados investigadores H. von Dechen y G. de Santillana, (Molino de Hamlet.

Un ensayo sobre el mito y el marco del tiempo.1969), tratan de abordar seriamente la relación

entre la mitología y la astronomía argumentando que la astronomía de las más antiguas

civilizaciones es mucho más compleja de lo que se creía y que a través de los mitos en lenguaje

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figurado se expresa la ciencia astronómica. Evidencian que gran parte de los mitos más antiguos

de la humanidad, cubiertos de personajes, sucesos y metáforas específicas en cada cultura,

describen sucesos astronómicos y representan una explicación del origen de la humanidad en

“Illo tempore” luego de haber ocurrido un cataclismo a causa de los acontecimientos

astronómicos. De otra parte, M.Eliade sustenta que «el mito relata una historia sagrada; es decir,

un acontecimiento primordial que tuvo lugar en el comienzo del tiempo. El mito es, pues, la

historia de lo acontecido in illo tempore, es el relato de lo que los dioses o los seres divinos

hicieron al principio del tiempo. Tal como se puede deducir de los relatos de la creación del

mundo en las culturas andinas:

..." En los tiempos antiguos, dicen ser la tierra e provincia del Peru escura, y que en ella no

había lumbre ni día. Que había en este tiempo cierta gente en ella..... Y en estos tiempos

que esta tierra era toda noche, dicen que salió de una laguna.... en la provincia que dicen

de Collasuyo, un señor que llamaron Con Titi Viracocha, el cual dicen haber sacado consigo

cierto número de gentes.... Y como éste hubiese salido desta laguna, fuese de allí a un sitio

ques junto a esta laguna, questá donde hoy día es un pueblo que llaman Tiaguanaco...; y como

allí fuese él y los suyos, luego allí en improviso dicen que hizo el sol y el día, y que el sol mando

que anduviese por el curso que anda; y luego dicen que hizo las estrellas y la luna. El cual Con

Titi Viracocha dicen haber salido otra vez antes de aquella, y que en esta vez primera que

salió, hizo el cielo y la tierra y que todo lo dejo escuro; y que entonces hizo aquella gente que

había en el tiempo de la escuridad ya dicha;...

...Así como salió y en aquella mesma hora, como ya hemos dicho, dicen que hizo el sol y

día, y luna y estrellas; y que esto hecho, que en aquel asiento de Tiaguanaco, hizo de

piedra cierta gente y …… un principal que la gobernaba y señoreaba... todo lo cual ansí

hecho de piedra, que lo apartaba a cierta parte; y que él luego hizo otra provincia allí en

Tiaguanaco, formándolos de piedras en la manera ya dicha,...;

É como el Con Titi Viracocha hobiese ya despachado esto, y ido en la manera ya dicha, dicen

que los dos que allí quedaron con él en …Tiaguanaco, que los envió asímismo á que llamasen y

sacasen las gentes en la manera que ya habeis oido,..: Que envió el uno por la parte de

Condesuyo, que es, las espaldas do el sol sale, á la mano izquierda, para que ansímismo fuesen

hacer lo que habian ido los primeros…; y… que lo mismo envió el otro por la parte de Andesuyo,

que es á la otra manderecha, puesto en la manera dicha, las espaldas hácia do el sol sale. Y …,

dicen que él ansímismo se partió …hácia el Cuzco, …., viniendo por el camino real que va

por la sierra hácia Caxamalca; … llamando y sacando las gentes en la manera que ya habeis

oído …. hasta que llegó al Cuzco; donde llegado que fue, dicen que hizo un Señor, al cual

puso por nombre Alcaviza, y puso nombre a este sitio, do este Señor hizo, Cuzco; y dejando

orden .., se partió adelante. Y como llegase a la provincia de Puerto Viejo, se juntó allí con

los suyos,….se metió por la mar juntamente con ellos…”. (Betanzos Juan de. Cap. II°, pp.; 10-

11. 1968).

La deidad originaria Illa Titi Viracocha Pachayachachi rige soberano en el concierto mitico-

simbólico, por su rol en el nacimiento de la nueva humanidad luego del cataclismo, deviene en ser

supremo; hacedor de todas las cosas del universo. La etimología de su nombre hace alusión a lo

siguiente: Illa, designa a las cosas que se distinguen por un brillo o color diferente; reluciente,

resplandeciente, resplandor, luz, brillo, claridad. Titi, es el felino sideral. Pirua (Huira), es el

depósito de todas las cosas. Pachayachachi: Pacha es mundo, universo; achachi o ayachachi,

es antepasado padre mayor; yachachic es el que sabe, el que enseña, el conocedor del

universo. Cocha, abismo y profundidad, agua, mar (diluvio). Palabras que a nuestro entender,

interrelacionadas pueden traducirse como: Felino resplandeciente en quién están todas las

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cosas Padre mayor que apareció después del diluvio. Precisamente, una de sus

representaciones está en la figura principal de la portada de Tiwanaku, y otras en el trazado de

las principales ciudades o centros poblados, tal es el caso de Tiwanaku, Cusco, Quito, etc., e

incluso la misma laguna de Chuquiuitu, traducida como la casa del Padre mayor

En este sentido, Illa Titi Viracocha Pachayachachi es el principio y fin de todas las cosas, es el

impulso motriz de todos los movimientos; el sustrato originador de todo lo que existe; ordena el

diluvio, o sea el Pachakutik que crea el lago Titikaka, el centro y arcano de todas las deidades, y a

la vez Pakarina, o sea el amanecer biológico de donde irradiaron las razas andinas, los

fundadores y generadores de todas las culturas: Es el supremo hacedor de lo creado, el rey de

cielos y tierra, el que dirige el ritmo de las leyes que norman el universo y forman a su conjuro la

vida, el que por su designio inflexible marca el fin de los ciclos, el que en fin manda nacer todas

las cosas, y que se evolucionen y que se aniquilen; es el todo panteístico y el Teos metafísico.

2. Premisas que sustentan la Concepción Simbólica del Espacio Andino

2.1. Las nociones y representación del espacio – tiempo; Anak, Kay, y Ucku Pacha; los mundos de la totalidad

Las fuentes gráficas que, sin duda, mejor información proporcionan para conocer las formas de

concebir el espacio celeste y terrestre o concepción espacial de Pacha, y la noción de espacio –

tiempo que poseían las naciones andinas, son los denominados: “Mapa Cosmográfico” de Joan

de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua (Relación de Antiguedades deste Reyno del Peru

1613 – 1620), que representa la concepción cosmológica de las culturas andinas; y el

“Mapamundi del Reino de las Indias” de Felipe Guamán Poma de Ayala (Nueva Crónica y Buen

Gobierno 1585 – 1613), cuyo objeto de representación es el mundo terrestre; en ellos, se pueden

encontrar referencias similares sobre los tres mundos que conforman la totalidad. En este sentido,

interesa entender los detalles de sus contenidos e interrelaciones, con la tradición mítico

simbólica, y los fenómenos celestes de modo que podamos configurar el corpus de conocimientos

de las ciencias andinas y pensamiento original que concibió a la fuerza generatriz del universo.

Precisamente el Mapa Cosmográfico que era una plancha de oro, que estaba colocada en la

pared principal del altar mayor del Coricancha Pachayachachicpac Uacin, que su autor manifiesta

que en el tiempo del gobierno Inka, procuraron representar de un modo palpable la imagen de

Uiracocha o Viracocha, el hacedor del cielo y la tierra, tarea que lo hicieron desde el primer

momento en que llegaron a tomar posesión del Cusco -Qosqo-, bajo la dirección de Manco

Cápac: “este ynga lo mando hazer a los plateros vna plancha de oro fino llano que significase que

ay hazedor del çielo (y tierra) y era desta manera –el qual lo hizo fixar en vna cassa grande y les

llamo cori cancha pacha yachachicpac vaçin”, que quiere decir: Casa que enseña lo que es el

mundo (BAE 1965 pág. 18.); en realidad, contenía dibujos de diversos símbolos que

representaban las nociones relacionadas con la conceptualidad de Pacha, y por supuesto la

Teogonía2 y Cosmogonía3 andina.

En efecto, Pacha, la fuerza cósmica invisible original del Ande que anima a la materia y se mueve

por sí misma, es simultáneamente espacio, tiempo, mundo, abarca todo lo que alienta o está

inmóvil. Pacha, es el principio y sus formas son inacabables: nadie puede abarcarlas en su total

grandeza y variedad en su forma femenina se nombra Pachamama, la madre naturaleza, es

también Pachayachachi, el padre mayor que enseña el mundo, Pachakamak, el regulador del

2 Teogonía: generación de los dioses del paganismo.

3 Cosmogonía: relato mítico relativo a los orígenes del mundo

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universo, Pachakutik, el que todo lo cambia, encarna las revoluciones cíclicas de la naturaleza y

los ciclos dinámicos del runa (ser humano) quien la contempla como: Anak Pacha, el lugar o

mundo de arriba donde están las estrellas, donde moran las deidades tutelares. Kay Pacha; es el

mudo real y visible en el que vivimos, en el que habitamos todos los seres humanos sin distinción

alguna, con ciertos deberes telúricos, sociales y morales, sujetos a la prodigiosa acción e

interacción con la Pachamama reconocida como la madre fecundante. Uku Pacha; es el mundo

de abajo o el subsuelo, donde se supone vivían los espíritus llamados Supay.

En este contexto, da sentido y significación al tiempo mítico donde ancla la mitología andina y

pantheón tutelar andino con sus diferentes actos y personajes, en particular el personaje: Con Illa

Titi Viracocha Pachayachachi (cuya imagen remarcada en el ovalo de la parte central del mapa

cosmográfico, al parecer, fue borrada); ser anterior a toda existencia, deviene en numen celeste

inmanente que prima sobre toda otra concepción, portador de la luz y calor, arquetipo de las

formas porque a su conjuro nace y se configura todo. Gobernador del universo, se le atribuye la

creación del mundo y de los primeros pobladores; amo de la materia, dador de nombre y figura a

toda cosa, que con su hacer y poder salta del mito hacia lo histórico. Como mito teogónico es la

divinidad suprema, como mito cosmogónico es el creador del universo, como mito histórico es el

fundador y restaurador de pueblos y naciones.

El contenido de la famosa plancha consiste en diferentes ideografías con sus palabras

explicativas, en castellano, aymará y kechwa; además se puede distinguir, las referencias a la

temporalidad: día - noche; mañana – tarde; verano – invierno. En el orden compositivo, se

destaca un eje central que establece de forma tácita, dos partes una derecha y otra izquierda,

donde se pueden agrupar las correspondientes figuras, que suman un total de veinte, que es un

dato importante por el sistema vigesimal de base cinco utilizado en las culturas andinas. En el eje

central vertical, se localizan cinco figuras, distribuidas de la siguiente manera: en la parte superior

(Anak Pacha) se ubican: Orcorara, con la leyenda quiere decir tres estrellas todas iguales

(traducida literalmente sería: estrellas en la cima o cumbre), que se considera corresponden a las

estrellas de la constelación de Orión en la astronomía occidental, ubicada en el centro del

ecuador celeste, por lo cual puede ser vista desde los dos hemisferios4, tiene una importancia

capital por el alineamiento con el centro de la galaxia5.

Por otra parte, de acuerdo con los datos e indagaciones, que hemos recogido con la intención de

identificar, en el cielo estelar, a Con Illa Titi Viracocha Pachayachachi, dicha deidad mayor y

primigenia, ésta se encuentra en el centro estelar, señoreando el cielo desde donde mira y

conduce a los hombres, a través de la constelación fulgurante de Puma Yunta, (Chuquichinchay

cari o warmi, que aparecen como el Jaguar del Cielo, felino resplandeciente o relampagueante, en

orden a la posición que marca el eje de polaridad de la tierra, mismo que cambia de sentido a

mitad del ciclo precesional); por tanto, su significación y mandato jamás terminan porque rigen la

medida de los tiempos (ciclo precesional). La localización de Illa Titi Viracocha Pachayachachi,

en el centro estelar le confiere diversos atributos, representa la fuente de energía cósmica, y

constituye el principio simbólico original que –a través de su desdoblamiento y de sus oposiciones

internas– representado en la dualidad de la constelación de Puma Yunta, la palabra yunta

4 La constelación de Orión, durante 13 días que transcurren del 9 al 22 de junio (solsticio), aparece justo debajo del

Sol. Y en la medianoche del 9 al 22 de diciembre (solsticio), aparece en pleno cielo nocturno. Por esto Orión viene a

nunciar el momento del solsticio, el final y reinicio del ciclo solsticial. www.asteronomia.net

5 Esta constelación está detrás del sistema solar, es decir que el sistema solar está entre la constelación de Orión y el

centro galáctico. Por eso durante los 13 días desde el 9 al 22 de diciembre la tierra transita frente al Sol y a Orión. Por

esto también Orión nos sirve de señal del paso del planeta Tierra por el eje que une al Sol con el Centro Galáctico.

www.asteronomia.net

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significa par que pueden ser de opuestos, de complementarios, o del mismo género, en el caso

de los animales míticos ese par es complementario macho y hembra, es decir la constelación de

Puma Yunta, es Chuquichinchay Cari (Puma macho) y Chuquichinchay Warmi (Puma hembra), y

según su posición estelar, en el centro del firmamento, donde están en posición contraria

mirándose de frente (como aparecen en múltiples representaciones del arte cerámico, lítico,

metalúrgico, textil, y otros); cada una señorea la mitad del ciclo precesional, cuando el eje de

rotación de la tierra apunta en su dirección respectiva; es decir, señala el cambio del sentido de

rotación del eje de la tierra, que genera a su vez la ronda alternada de los elementos, vibraciones

y formaciones telúricas y cósmicas.

En la parte derecha de la lámina, se localizan seis figuras, que mayormente se corresponderían

con elementos femeninos, en orden descendente se ubican de la siguiente forma: en la parte

superior (Anak Pacha): un circulo en cuyo interior se puede divisar una cara de perfil con la

palabra Quilla (Luna); una estrella con el nombre Choqchinchay apachiocori (que ha sido

traducida como lucero de la tarde, aunque Choqchinchay apachiocori hace referencia al felino de

oro padre mayor); una agrupación de diez circulos con las palabras nube, invierno y pucoy,

elementos climatológicos que tienen relación con la fertilidad agricola y calendario; la figura de un

felino en actitud de acecho, de cuyo rostro salen cuatro lineas como rayos, con las palabras

granizo, cosu o chuquichinchay. Al respecto, cosu o chuquichinchay, se traducen en aymara

como resplandesciente y felino de oro respectivamente) existiendo la creencia, todavía en el

altiplano, que el felino llamado qowa (cosu), que ronda por los manantiales (pogios), durante la

época de lluvias sube a los nublados e interviene en la formación del granizo. Esta figura celeste,

en realidad representa el puma macho –cary- que mira hacia el suroeste (Chuquichinchay warmi,

mira hacia el noroeste), siendo una de las manifestaciones de Illa Titi Viracocha Pachayachachi.

Gráfico N° 1. Dibujo de la plancha colocada en el Altar Mayor del templo de Coricancha o casa que

enseña lo que es el mundo. Fuente: J. Santacruz Pachacuti 1620.

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En suma, la plancha que enseña lo que es el mundo, representaría las claves del cosmos y su

ordenamiento simbólico, siendo una alegoría que da cuenta de todos los elementos de la

concepción del mundo vigentes en el pensamiento andino, donde ninguna esfera del cosmos,

ningún ente particular existe en y por sí mismo, autárquicamente y de manera suficiente; el

ordenamiento cósmico de la vida, implica armonía, equilibrio y complementariedad, cuya

explicitación se logra en las civilizaciones donde se habían desarrollado medios de vida y cultura

a un nivel superior.

2.2. Allpamama, concepción y división en suyus y sayas.

El “Mapamundi del Reino de las Indias” de Felipe Guamán Poma de Ayala (1585 – 1613), resulta

la fuente gráfica que mejor información proporciona para conocer la forma de concebir el espacio

terrestre o Allpamama, la madre tierra que poseían las naciones originarias; en dicho mapamundi,

se representa la división cuatripartita de las regiones terrestres, orientadas, siguiendo las

manecillas del reloj, en el orden y con la grafía siguiente: Antisuio, Collasuio, Cuntisuio, y

Chinchaysuio; además se dibujan dos ejes diagonales que partiendo de un centro (ciudad de

Cusco) se dirigen y apuntan a las esquinas de cada reino según la terminología utilizada por el

cronista. En la parte donde se dibuja la tierra y están los referidos ejes diagonales, se distingue

también una malla ortogonal, haciendo alusión de la existencia de una red geométrica donde se

ubican los pueblos y ciudades. También en el mapa se dibujan diversos objetos que se

corresponden con las partes superior, intermedia e inferior, dando a entender que son propias de

los tres mundos que conforman la totalidad: Anan Pacha, morada de las figuras celestes, Kay

Pacha, morada de los seres humanos que habitan aquí y ahora; y Ucku Pacha, mundo de las

profundidades del mar y tierra. Un aspecto sustantivo que merece destacarse, es la ubicación de

las figuras celestes: sol, luna, y estrellas, particularmente el sol y luna, situados en las

correspondientes esquinas derecha e izquierda del reino del Antisuio. (Ver, Gráfico N° 2).

Gráfico N° 2. Mapamundi que representa la cuatripartición territorial en regiones o suyu a partir de un

centro. Fuente: F. Guamán Poma de Ayala

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Por su parte, el cronista Garcilaso de la Vega (1977), registra que la división del Tawantinsuyu,

que en runa simi, quiere decir, cuatro regiones formando un conjunto o totalidad, de tawantin, que

es cuatro formando un conjunto o totalidad, y suyu, que se traduce como: región; territorio dentro

de un país; se realizaba conforme la división de las cuatro partes principales del cielo, implica que

había una cuatripartición de la esfera o bóveda celeste, y bien convendría indagar cuales fueron los

hitos celestes que señalaba dicha división. Al respecto, la cita, donde se añade la correspondencia

de las cuatro partes o regiones terrestres: Antisuio, Collasuio, Cuntisuio, y Chinchaysuio; con las

cuatro direcciones cardinales celestes: oriente (Este), poniente (Oeste), septentrión (Norte), y

mediodía (Sur), a partir de un centro (ciudad o pueblo).

Está descripción del Tawantinsuyu, como las cuatro partes del mundo conforme las cuatro partes

principales del cielo, que a su vez sería aplicada en todas las cuatro regiones, por una parte,

descarta la interpretación soslayada y reducida de que dicha palabra significa las cuatro regiones del

sol o el reino del sol; y por otra parte, la tentación de homologar las cuatro regiones terrestres, con

los correspondientes puntos cardinales, oriente, poniente, septentrión y mediodía; a nuestro parecer

dicha homologación es apresurada, pues no corresponde a un punto, sino a una zona o franja,

conforme se señala en el mapamundi, la posición del sol, está en la esquina del Antisuio y Collasuio;

y si el primero apunta en dirección del oriente, Este, y el segundo, en dirección del mediodía, Sur, el

sol estaría situado en el Sureste, posición que se corresponde cuando en su recorrido aparente, el

astro ha llegado a su punto extremo en el hemisferio sur, (trópico de Capricornio), acontecimiento

que da origen al solsticio de diciembre: verano en el hemisferio sur, e invierno en el hemisferio norte.

Teniendo como guía esta ubicación, la otra esquina donde está la luna, coincidiendo el Antisuio, con

el Chinchaysuio, y si el primero apunta en dirección del oriente, Este, y el segundo, en dirección del

septentrión, Norte, se correspondería con el Noreste, posición que señala la ubicación de la luna,

durante el solsticio de diciembre, pero además, se corresponde cuando en su recorrido aparente, el

astro ha llegado a su punto extremo en el hemisferio norte, (trópico de Cáncer), acontecimiento que

da origen al solsticio de junio: verano en el hemisferio norte, e invierno en el hemisferio sur. De lo

cual se deduce que el reino del Antisuio, se localiza entre el Sureste – Noreste, y si aplicamos esta

misma deducción a las correspondientes esquinas donde coinciden los reinos, se puede establecer,

que los otros tres reinos se localizan así: Collasuio, Sureste – Suroeste; Cuntisuio, Suroeste –

Noroeste; y Chinchaysuio, Noroeste – Noreste; esta interpretación, permite comprender las razones

porque el cronista indígena Guamán Poma, dibuja los tres mundos, integrando la concepción del

espacio tiempo, Pacha, con la concepción de la tierra, Allpa, con las respectivas orientaciones

cardinales, que son un reflejo de las orientaciones celestes. (Ver Gráfico 3).

Gráfico N°3. Análisis Mapamundi donde se representa la cuatripartición territorial en regiones o suyu a

partir de un centro; y los tres mundos que conforman la totalidad. Fuente: A. Lozano 2014

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En el gráfico se puede observar que la concepción de la Allpamama, está ligada a un sistema de

representación, donde se consideran 4 ejes con 8 dimensiones; 2 ejes terrestres que apuntan a la

dirección de los solsticios, que se corresponden a 4 direcciones cardinales, más el centro; 1 eje

vertical, que corresponde a las 3 dimensiones espaciales, es decir, con los mundos, celeste,

terrestre e inframundo; y 1 eje virtual, que divide en dos mitades (chaupin) o partes el espacio, las

divisiones virtuales de Anan saya, hacia arriba, y Urin saya, hacia abajo, que se corresponden con

el recorrido aparente del sol hacia sus puntos extremos, y que determinan la localización de las

comunidades responsables de las festividades rituales según los acontecimientos que les

corresponda. El cruce de los cuatro ejes, es el centro: Taypi o Chaupin, lugar de encuentro festivo

ritual y de representación simbólica con el origen y hacedor del mundo.

2.3. Diagrama geométrico de representación multidimensional del espacio En la búsqueda de evidencias que permitan demostrar la concepción del espacio-tiempo, su

representación simbólica, y técnicas para el trazado y ordenación territorial, llegamos a Nasca,

donde las leyendas locales contadas por los ancianos nativos y habitantes de la pampa una

gigantesca planicie cubierta de líneas y figuras, que bien pueden semejarse a un mapa estelar;

señalando al cielo, manifiestan que el hacedor o creador del mundo Viracocha (como hemos visto

en capítulos anteriores, una de las deidades más importantes del panteón panandino, conocido

en la tradición mítico simbólica como Illa Titi Viracocha Pachayachachic), que con otros

personajes llegaron de Tihuanaco, trajeron el arte y la agricultura, enseñaron a sus antepasados

cómo dibujar las líneas y figuras... “Fue el propio Viracocha quién trazo las primeras líneas y

figuras... Después, nosotros, los hijos de los viracochas, seguimos su ejemplo y aprendimos a

dibujar en la arena... Ellos lo verán algún día y regresarán”.

La región de Nasca, cuna de uno de los grandes misterios de la antigüedad, presenta cientos de

figuras y líneas dibujadas en más de 300 kilómetros cuadrados, estratégicamente concentrados

en las cuencas y pampas de Jumana, Santa Cruz, Río Grande, Palpa, Ingenio y Nasca. En total,

hasta hoy, han sido contabilizados más de mil trescientos kilómetros de líneas. Los dibujos, entre

los que sobresalen animales como: la araña (46 mts), fragata o cóndor (135 mts), colibrí (110

mts), mono (90 mts), perro (50 mts), astronauta (30 mts), ballena (62 mts), garza o flamenco, con

cuello de serpiente (280 mts), y figuras geométricas (alrededor de 300), conocidas como

plazoletas, triángulos y trapezoides están concentrados aproximadamente en 20 kilómetros de

largo de la carretera Panamericana. Sólo desde el aire, o desde una torre de observación, se

aprecian en toda su magnitud.

En referencia al geoglifo mándala de Palpa, es una figura geométrica elaborada en el suelo con

extrema precisión y detalle excepcional; está formada por una gran plaza de unos 55 mts, de

ancho con un círculo en su interior que se extiende por el mismo diámetro. Varios cuadrados más

pequeños de unos 6 mts de ancho parecen haber sido grabados en el paisaje junto con otros

círculos más pequeños, y varios agujeros que han sido colocados estratégicamente a su rededor

e interior, aunque, hasta el momento, nadie sabe que pueden representar. El diagrama, se

corresponde al desarrollo sobre un plano de un volumen constituido por un prisma o un cubo,

pues aparece una cruz de cuatro brazos iguales. La Cruz está constituida por una serie de

rectángulos que muestran claramente su íntima vinculación con un cubo, siendo fácil darse

cuenta que desarmando las seis caras de un cubo nos encontramos con una cruz simétrica. Pero

las dimensiones de los rectángulos que se miden por las fotografías aéreas nos permiten

observar que no se trata precisamente de un cubo sino más bien de un prisma, que es un cubo

aplanado. (Ver Gráficos N° 4).

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Gráfico N° 4. Trazos sobre fotografía de Diagrama geométrico de Palpa; y Reconstrucción del

diagrama. Fuente: www.promperu.gob.pe

2.4. Sacralidad del territorio elementos naturales y wakakuna Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos, respondiendo a su forma de ver el mundo,

conocimientos y sabiduría, han inventado dioses, e identificado y edificado lugares de culto ritual,

para expresar sus sentimientos de veneración y adoración6; en los albores de los procesos

civilizatorios, se eligieron ciertos lugares naturales, como cerros, montañas, rocas, cuevas,

lagunas, fuentes o vertientes de agua, etc., que tenían alguna singularidad y poseían fuerza

sobrenatural (Mana7), capaz de alejar el mal o atraer la buenaventura; de ahí que los primeros

adoratorios y templos que se erigieron en estos lugares se los considero sagrados. Así, las

cascadas y vertientes de agua, ciertas lagunas, cerros, y animales, como el puma, se les

considera como poseedores de “Mana”, con extraordinarios poderes sobre el bien y el mal, siendo

esta una de las razones para revestirlos de un carácter sagrado. Esta cualidad puede expresarse

a través de los símbolos8; aunque dentro de los diversos símbolos producidos por los grupos

sociales están aquellos que median su relación con la realidad sobrenatural y expresan para los

demás esa relación; el símbolo, cualquiera que este sea (objetos materiales, figuras, animales,

etc.), tiene necesidad de manifestarse en algo que sea captado por los sentidos o al menos en

algo concreto que haga referencia a esa realidad determinada aunque ella misma no pueda ser

palpada sensorialmente. Posteriormente, se inventaron técnicas constructivas que sirvieron para

levantar tolas o colinas artificiales y grandes pirámides9, para adorar y ofrecer sacrificios sobre

ellas a sus divinidades; así como centros sagrados o ceremoniales, donde representan formas

simbólicas que establecen las relaciones entre los seres humanos, la comunidad, la naturaleza y

cosmos, los mitos de origen y prácticas rituales, e informan de su manera de concebir y entender

el mundo.

En las naciones originarias andinas, la importancia de los cuatro elementos naturales (agua, aire,

fuego y tierra), se registra en la tradición mítico – simbólica, que explica el origen de la vida y del

6 La adoración es una admiración trascendental (Carlyle)

7 Fuerza sobrenatural que emana efectos extraordinarios y poderes sobre el bien y el mal, esta cualidad es

independiente de entes sobrenaturales determinados.

8 El símbolo, significa y trasmite conceptos por asociación, semejanza o convención, y necesita ser compartido por los

miembros de una comunidad, sin lo cual no podrían ser comunicados. Mediante los símbolos, las creencias e ideas se hacen

tangibles y se expresan de manera concreta siendo más fáciles de comunicar.

9 Teocallis, en Centroamérica y Tincullpas, en Sudamérica

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ser humano, partiendo de la gran laguna de Chuquiuitu (hoy lago Titikaka), en el altiplano, desde

donde emergió la deidad hacedora del mundo Illa Titi Viracocha Pachayachachi, para formar el

mundo, ordenar en el firmamento el recorrido de las figuras celestes que proporcionan luz y calor,

así como, a las naciones originarias, salir y poblar la tierra, para después fundar ciudades en su

memoria y esculpir en estelas y monolitos su legado de sabiduría; de la misma manera luego de

recorrer en dirección sureste – noroeste, desaparecer misteriosamente por el mar océano en la

región ecuatorial, como casi todos los dioses celestes, asociados de modo casi directo con los

númenes del fuego y la lluvia (relámpago, trueno y rayo). Igualmente en las tradiciones míticas

posteriores, la pareja fundante de un nuevo proceso cultural: Manco Capac y Mama Ocllo, salen

desde esta laguna, convertida en la pacarina, para continuar con el proceso civilizatorio andino.

Los cuatro elementos constitutivos de la naturaleza: aire, agua, fuego, y tierra, están presentes

también como causantes de la destrucción y regencia de las grandes eras cósmicas, de donde

derivaría la creencia que estos elementos, tienen ánima y podemos conectarnos con ellos para

recibir sus enseñanzas y armonizarnos. Cada elemento está relacionado con una dirección

cardinal (norte, sur, este, oeste) y tiene determinadas funciones y capacidades especiales. El aire

y el fuego son elementos activos, mientras la tierra y el agua son pasivos y suelen oponerse en

forma cruciforme, dos a dos; la comprensión de sus características permitió a las naciones

originarias andinas la sacralidad del territorio, respondiendo a sus bondades intrínsecas y en

concordancia con todas las creencias y atribuciones conferidas a ellos como parte de la

Pachamama.

En cuanto a los animales sagrados, destacan el felino, cóndor, serpiente, auquénidos, etc.; quizás

la más relevante, es, la figura del felino (jaguar, tigre o puma10), considerado como padre de la

humanidad, en la mitología andina-amazónica; además aparece en las formas simbólicas, como

tótem11 y constelación estelar, realizándose diversos cultos rituales, adoptando su ropaje; es

constante su presencia, en el arte simbólico, en diferentes lugares y períodos culturales, de centro

y sudamérica. Esta presencia universal explica su culto generalizado; los restos encontrados en la

región andina, remontan su presencia al período cuaternario, comprobándose que sólo el puma

desafía todos los récords de latitud y altitud. Estas evidencias permiten suponer que el felino

(jaguar o puma), es la más antigua divinidad selvática, ceja de montaña y altiplano, razón por la

cual se lo viene representando en petroglifos, en los objetos de cerámica, metalurgia, textiles,

escultura, toponimia, antroponimia y centros sagrados; por lo cual, no cabe duda que era

considerado un animal sagrado. Todas las naciones autóctonas, tenían como tótem al puma, e

incluso, su veneración dio origen a un título de nobleza: Kápak apo guayac poma, (F. Guamán

Poma. 1987).

3. Ordenación Territorial y Concepción Simbólica del Espacio en la

Confederación del Tawantinsuyu La conformación del Tawantin suyu, significó el perfeccionamiento de las técnicas de ordenación

territorial andina; en efecto, a partir del respeto y conservación de los antiguos conceptos y patro-

nes organizativos, se implementaron una serie de actuaciones, tanto a escala mayor: planifica-

ción de ciudades -capitales provinciales-, o centros ceremoniales y administrativos; como a esca-

la menor: construcción de templos, palacios, aposentos, depósitos, obsevatorios, etc., unificando

bajo la misma matriz cultural andina, el desarrollo autónomo de las naciones indígenas. La mag-

10 El puma a diferencia del tigre, tiene color uniforme sin vetas ni pintas; su pupila es redonda, rojiza, la punta de la cola

semejante a la del gato es de color negruzco, su barba es blanca y tiene potentes garras. Su longitud es de 2.5 mts., tendido en

el suelo. Habitante de la ceja andina, mora en los bordes de los grandes bosques, trepando a los árboles con mucha facilidad.

11 Entidad natural, generalmente un animal, que es objeto de culto en ciertas sociedades y se adopta como protector.

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nificencia que alcanzaron las ciudades y centros poblados, en algunos casos, todavía puede ser

admirada en las ruinas existentes por todo el territorio andino; en dichas ruinas, se puede consta-

tar que los planificadores indígenas, para establecer un lugar donde fundar los centros poblados,

tenían en consideración criterios relacionados, no sólo, con la existencia de recursos naturales:

agua, fecundidad de la tierra, y materiales constructivos, sino también, con las condiciones topo-

gráficas y sobre todo, la singular posición geo astronómica.

La revisión de la gigantesca red vial, y el sistema de asentamientos o centros poblados, permiten

suponer que responden a una premeditada política territorial, implementada con la intención de

integrar y consolidar, las diversas naciones que configuran el Tawantin suyu; dicha política de or-

denación territorial, está basada principalmente en la interacción simultánea de tres aparatos fun-

damentales:

1.- Implementación de un sistema general de comunicaciones, que tiene como ejes viarios, los

dos caminos reales: Capac y Uru Ñan, conectados mediante una serie de vías transversales; es-

ta gran infraestructura viaria está destinada a facilitar el transporte, la movilidad poblacional, y el

flujo de bienes y servicios; así como, el correo y comunicaciones, a través del sistema de postas

(chasquis).

2.- Emplazamiento en lugares estratégicos de centros sagrados o complejos culto-religiosos,

acompañados de la construcción de templos, aposentos, depósitos, observatorios, y otras edifi-

caciones que posibilitan la configuración de la "geografía sagrada inkaica".

3.- Estructuración territorial mediante la construcción de capitales provinciales o centros adminis-

trativos, cuyo carácter reflejaba la cosmovisión indígena, representando en el simbolismo topoló-

gico de la ciudad la cosmología andina, lo cual sirve para dar cohesión y revestir de personalidad

a las comunidades indígenas. La implementación de estos tres aparatos fundamentales, posibilitó

la conformación de un sistema de establecimientos provinciales, jerarquizados según el cronista

indígena Guamán Poma de Ayala, en cinco categorías: a/. Ciudad y Mesón real; b/. Villa y Tambo

real; c/. Pueblo y Tambo real; d/. Tambo real; y e/. Tambillo. Los tres primeros son asentamien-

tos de población residente y los dos últimos de prestación de servicios. El mismo cronista indica

que cada diez Tambos hay uno de mayor jerarquía, y cada dos o cuatro Tambos, sean estos sim-

ples Tambos reales o Pueblo y Tambo real, aparecen casas reales; los Tambos mayores coinci-

den con los centros principales, "Cabezas de Provincia", o con villas y ciudades según su termi-

nología.

La construcción de numerosos centros político religiosos y administrativos, o tambos dotados de

depósitos a lo largo de la extensa red vial y ubicados a distancias proporcionales, configuró un gi-

gantesco sistema de almacenamiento de productos de toda clase, donde la población realizaba

diversas tareas organizadas por la administración inkaica, que concentró sus esfuerzos en apro-

vechar de forma planificada las grandes cantidades de energía humana necesarias para hacer

funcionar el Tawantin suyu. En cuanto a la ordenación y planificación de las ciudades, cuyos

fundamentos ya se han comentado, por lo general, tenían un centro sagrado, a manera de ciu-

dadela donde están los edificios y plataformas ceremoniales ubicados según consideraciones ge-

oastronómicas, los templos, palacios, y depósitos, están agrupados según una tipología formal

característica y están construidos con piedras primorosamente talladas. En una de las platafor-

mas o plazas principales esta el Ushno, rodeado de los templos dedicados a las divinidades este-

lares (Illa Titi Viracocha Pachayachachi, Chucuylla, Sol, Luna, constelaciones, conocidos por los

amautas), y provisto de un gran espacio para las celebraciones rituales y festivas. Alrededor del

centro sagrado, esta la zona administrativa, lugar de residencia de los kuracas y representantes

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de todas las naciones del Tawantin suyu, cuyas residencias forman los barrrios de la ciudad dedi-

cados a poner en práctica las festividades rituales. Por último, alrededor de la zona administrati-

va, se sitúan los barrios, o ayllukuna, lugar de residencia del común de la población.

4. Diseño y trazado de las principales cabeceras o centros provinciales

El trazado de las ciudades de Tiwanaku y Cusco, (aunque entre ellas hay una separación de

milenios)12, construidas en honor a Illa Titi Viracocha, cristalizan los principales conocimientos

sobre las ciencias del cosmos, el territorio y concepción simbólica del espacio; su diseño,

representaba, las ideas teogónicas y cosmogónicas que posteriormente serán aplicadas en la

planificación de las principales ciudades o cabeceras provinciales de la gran confederación del

Tawantinsuyu, que se inició con el gobierno del inka Manco Capac, teniendo al Cusco como el

centro u ombligo del mundo, que además se constituyo en modelo generatriz de dichas ciudades

o cabeceras provinciales (F. Guamán Poma. 1987). A tenor de estos presupuestos, parece claro

que existía, un "corpus de conocimientos", cuyas manifestaciones no sólo pueden rastrearse en

abundantes testimonios recogidos por los primeros cronistas, sino también, que pueden ser verifi-

cados en el territorio de las actuales repúblicas andinas (Ecuador, Perú y Bolivia, sin descartar a

Colombia y Chile). En efecto, el esquema o plan que aparece en la ciudad andina, como hemos

podido comprobar, en estudios anteriores, se reformula en las ciudades de Quito, Cuenca, anti-

gua Tumipampa, localizadas en los Andes ecuatoriales.

La consideración de esta tradición adquiere significado en el diseño del diagrama geométrico

zoomórfico que se observa en las principales ciudades o centros poblados andinos y aún

permanecen irreductibles a la explicación científica. La silueta del felino de hasta 6,3 kmts. (12,6

kmts., la pareja), se torna visible en lugares como Tiwanaku, Cusco, Quito, Tumipampa, y otras,

como complejos que señalan la presencia de la deidad celeste común de las naciones andinas o

padre de la humanidad. En el caso de Quito, su estratégica posición en la mitad del mundo, le

revestía de especiales características para la observación astronómica, adquiriendo singular

importancia, para replantear los principios teogónicos y cosmogónicos, común en las naciones

andino – amazónicas, de lo cual derivo en centro ceremonial o ciudad sagrada, con estricto

significado a dichos principios. Esta referencia, explica la constitución de Quito en cabecera

provincial de Tawantinsuyu; es decir, en el nuevo ciclo cósmico, permite distinguir la vigencia de

la constelación de Chuquichinchay cari, (felino de oro resplandesciente o relampagueante), que

forma parte de la constelación de Puma Yunta, la pareja de pumas celestes. Sobre el trazado de

esta figura celeste, tiempo después se realizará la fundación de la ciudad hispana, aunque

también ocuparan a través de la designación de los ejidos de la ciudad y luego erección de la

parroquia eclesiástica de María Magdalena para la evangelización de los naturales, la otra

constelación de Chuquichinchay warmi, situada al sur de la ciudad. (Ver, Plano Nº 1)

12 Las tradiciones míticas, también destacan, el nombre del Cusco, cuyo primitivo asentamiento se llamaba: Acamama,

y en donde por voluntad del mismísimo hacedor Illa Titi Viracocha se dispuso fundar la ciudad según el modelo de

Tiwanaku; en este sentido, los vestigios arqueológicos del valle del Cusco, demostrarían la contemporaneidad de las

edificaciones de Sacsayhuaman con las de Tiwanaku; lo cual es un indicio para suponer que el primitivo Cusco registra

una antiguedad milenaria.

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Plano N° 1. Persistencias del trazado milenario de la ciudad andina de Quito en la actual ciudad.

Fuente: A. Lozano 2013

El diseño y trazado de la ciudad se origina a partir de una unidad de medida o tupu, que al crecer

por diagonales sucesivas según el sistema geométrico proporcional de medidas, conforma el

diagrama ritual que se corresponde con el sistema de ceques señalando la ubicación de las

wakakuna; en la parte central del diagrama, está el núcleo sagrado de la ciudad, dividido a su vez

por el camino del Cuntisuyu/Antisuyu, constituido en el eje matriz. Es curioso observar que el

Ñawirak, u Observatorio, se constituye, en el templo por antonomasia, que separa la constelación

de Puma Yunta, cuyas figuras del felino se extienden hacia los dos lados, a mano izquierda y

mano derecha por donde sale el sol, ambas figuras celestes, aparecen en actitud de acecho,

agazapándose sobre las naturales condiciones topográficas del terreno, como si descansaran sus

patas sobre el rio, y mirando altivamente, la una en dirección suroeste y la otra en dirección

noreste; que reflejan su posición en el firmamento celeste.

Por otra parte, el desarrollo del trazado geométrico/ritual, utilizado para la señalización de las

wakakuna (adoratarios) y los tupu (parcelas) a través de los ceques o lineas imaginarias,

configura un perímetro cuadrado de ocho leguas inkas: es decir, una extensión de 8,4 km. por

cada lado, que es el doble de la ciudad de Cuenca (Tumipampa) y probablemente del Cusco tal y

como señala el jesuita Juan de Velasco (1979); las dimensiones del símbolo del felino, permiten

replantear las dimensiones de la ciudad, en estrecha relación con los códigos de medidas y

proporcionalidad geométrica andina. La ciudad de Quito era el centro nuclear de la constelación

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de llajtakuna asentadas a su alrededor, siguiendo las directrices radiales del diagrama geométrico

ritual. Estas comunidades ubicadas a distancias regulares y relativamente cortas unas de otras,

abarcaban una extensa área agrícola que se articulaba en relación a los Tambos y centros

poblados situados a distancias proporcionales sobre la red vial inkaica.

Los conceptos geométricos de los amawtakuna derivan de los conocimientos astronómicos,

adquiridos durante milenios, en base a la paciente observación del firmamento estelar en busca

de guía para los seres humanos en la Tierra; aquellos, observaron, calcularon y registraron los

complejos movimientos celestes de estrellas y constelaciones; y, para ello, se alinearon,

pirámides, templos y observatorios (en cerros o lagunas), con exactas orientaciones celestes y se

dotaron de aberturas y de otros detalles de construcción que permitieran registrar la luz del Sol o

de otra figura estelar en los momentos de los equinoccios o de los solsticios. Es decir, desde la

más remota antigüedad en los tiempos de Chamak Pacha, en que la humanidad vivía a obscuras,

y por su lejanía han quedado difusos recuerdos de su tradición, se debieron estudiar los cielos y

la constancia de determinadas figuras astrales para alinear los templos con dicha figuras,

relacionando los registros del tiempo (calendario) y sus festividades con los sucesos del cielo.

5. Conclusiones

Las culturas ancestrales andinas, han construido los centros poblados, símbolos de su cultura,

como una imagen del orden cósmico y su estructura está tomada del arquetipo eterno. La

constelación del felino resplandeciente, reproduce la imagen del todo o macrocosmos

apareciendo inscrita en el diagrama geométrico mandálico al proyectarse en el microcosmos; esta

imagen simbólica, se considera la figura más perfecta, susceptible de múltiples equivalencias. Los

arquetipos circulares, que en el inconsciente del ser humano representan la divinidad, pertenecen

a los más antiguos símbolos religiosos de la humanidad y poseen una existencia universal; en los

albores de la civilización andina este arquetipo asumió una forma concreta como fue la

personificación de su principal figura mitológica, identificándola con algo exterior misterioso y

fascinante, la deidad resplandeciente que en illo tempore origino la creación del mundo y nueva

humanidad, derivando en una forma circular luminosa, inagotable y sagrada.

La simbólica del espacio andino referida a la interpretación del centro sagrado, tiene como

referentes las asociaciones y correspondencias; lo sagrado existe en el interior de la conciencia

del ser humano que participa del ser universal. Una concepción tradicional de la sacralidad está

íntimamente relacionada con el conocimiento de otros planos o mundos a los que se vivencia

como reales y se encuentran en el núcleo de la consciencia del ser humano con la que puede

percibirlos, se le presentan como idéntico a si mismo cual si fuera su auténtico ser el ser universal

que es su origen y destino y del cual derivan todos los seres humanos y las cosas retornan a Él

indefinidamente. Asimismo, y para evitar el riesgo de pervertir o falsear su significado, debemos

tratar –no nos cansaremos de repetirlo- de ver todos los rituales y prácticas, alusivos a lo sagrado,

con los ojos y la estructura mental de quienes los practicaban, tratando de asumir –siquiera

temporalmente- la cosmovisión que compartían. Sólo así seremos capaces de comprender sus

vivencias, de interiorizar sus símbolos y de recibir las enseñanzas que encierran.