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ADELFO SOLARTE

Cátedra Desarrollo Sustentable y Urbanismo

El concepto de desarrollo sostenible no parece dejar lugar a dudas: “satisfacer nuestras necesidades sin comprometer

la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias

necesidades”.

Pero la nitidez del

concepto no necesariamente

ha evitado la polémica sobre

los caminos para alcanzar ese

atractivo desarrollo

sostenible

Uno de los ejemplos de los puntos conflictivos es el que señala Jorge Riechmann en torno a la existencia de un sector que promueve la versión ecológica de la sostenibilidad versus los que prefieren hablar, a su manera, de crecimiento sostenido.

Pero … ¿Quién tiene aquí la razón?

En medio de la discusión de los especialistas los ciudadanos se mueven entre el consumo y la preocupación por el futuro. Porque toda sostenibilidad se mide a futuro.

Más aún: por encima de las consideraciones de quien discute el desarrollo sostenible, son los ciudadanos quienes lo ejecutan, lo hacen posible o lo pueden condenar a su fin.

Y es que en la receta de la sostenibilidad se cuentan, entre otros:

• Gobiernos eficientes• Políticas

socioeconómicas y ambientales claras

• Un marco normativo moderno

• Ciudadanos conscientes de su rol ante la sostenibilidad

Esa conciencia ciudadana, sin embargo, no viene caída del cielo. Se construye con educación, participación e información. Se construye con comunicación.

“La gente de las ciudades a menudo tiene muy poca comprensión de su uso de recursos. La energía es un caso relevante. Cuando los habitantes de las ciudades piensan en el calor y en la luz, normalmente no piensan en la leña, sino que encienden aparatos eléctricos o a gas. La gente está escasamente consciente de las centrales energéticas, las refinerías o los campos de gas que los proveen de energía. Y raramente reflexionan sobre los impactos del uso de la energía sobre el ambiente, porque raramente los experimentan directamente, excepto cuando inhalan los humos de escape en una calle congestionada”.

Hebert Girardet / El Movimiento de las Ecociudades

Parece notorio que quienes tiene que asumir el rol activo de la sostenibilidad deben poseer al menos información para estimar la magnitud de las amenazas y tomar las acciones que la urgencia amerita.

Pero no siempre la comunicación está anotada en las prioridades de la gente.

Mario Kaplún decía: “Definir qué entendemos por comunicación equivale a decir en qué clase de mundo queremos vivir”

A veces no son los gobiernos los que se animan a hacer de la comunicación un instrumento creador de conciencia social. En tal caso surgen iniciativas de grupos organizados que tiene en la comunicación un arma de movilización. Greenpeace es sólo un ejemplo.

Y en muchos casos con acciones comunicacionales osadas logran llamar la atención sobre el impacto que tiene la no atención a la crisis ambiental del planeta motivadas por formas de desarrollo insostenibles.

• En suma: la conciencia ante los problemas generados por modelos de desarrollo inconsecuentes con el planeta sólo será posible con el manejo de la información. La sostenibilidad se sostiene, en buena medida, en función de los cambios de conductas ciudadanos, activados por mecanismos de comunicación formales o controvertidos pero, eso sí, necesarios.