composiciÓn corporal Óptima para el rendimiento deportivo y la aptitud fÍsica
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En el presente trabajo se desarrollan los conceptos básicos de antropometría y cineantropometría y cuales son sus implicancias en el ámbito de la actividad física de alto rendimiento y relativa a la salud. Se abordan los aspectos relevantes de la disciplina científica como son las técnicas de medición (de pliegues subcutáneos de tejido adiposo, perímetros musculares, diámetros óseos y longitudes segmentarias, como así también las variables antropométricas de base, estatura máxima, estatura sentada, peso y envergadura), los instrumentos necesarios para las mediciones, los puntos anatómicos de referencia y algunos aspectos de la anatomía básica para antropometristas.TRANSCRIPT
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COMPOSICIÓN CORPORAL ÓPTIMA PARA EL RENDIMIENTO DEPORTIVO Y LA APTITUD FÍSICA
Lic. José Luis Arcodia
RESUMEN
En el presente trabajo se desarrollan los conceptos básicos
de antropometría y cineantropometría y cuales son sus
implicancias en el ámbito de la actividad física de alto
rendimiento y relativa a la salud. Se abordan los aspectos
relevantes de la disciplina científica como son las técnicas
de medición (de pliegues subcutáneos de tejido adiposo,
perímetros musculares, diámetros óseos y longitudes
segmentarias, como así también las variables
antropométricas de base, estatura máxima, estatura
sentada, peso y envergadura), los instrumentos necesarios
para las mediciones, los puntos anatómicos de referencia y
algunos aspectos de la anatomía básica para
antropometristas.
También se analizan los métodos derivados de mediciones
antropométricas. Sus fundamentos, sus errores típicos
(propios de cada modelo y los de interpretación y análisis).
Por último se intenta explicar cómo los métodos
antropométricos nos permiten elaborar perfiles típicos
sobre estructura, (forma, composición y proporción
humanas), y la influencia que la edad, el sexo, el
desarrollo normal, la alimentación y el entrenamiento
ejercen sobre aquella. Además se presenta evidencia sobre
la optimización morfológica en diferentes disciplinas
deportivas.
PUNTOS CLAVE
Antropometría. Cineantropometría. Composición corporal.
Biotipología. Proporcionalidad. Deporte. Optimización
morfológica.
CONCEPTO DE ANTROPOMETRÍA Y
CINEANTROPOMETRÍA
La cineantropometría es la especialidad científica que se
encarga de evaluar, entre otros, la composición corporal
humana. Esta disciplina constituye uno de los campos de
mayor auge en las ciencias aplicadas al deporte. La misma
posee implicancias tanto para el alto rendimiento
deportivo como para la salud. En este sentido, la
composición corporal humana en particular ha sido una de
las áreas más estudiadas en las últimas décadas, por su
inobjetable importancia social, y ha dado origen a una
extensa gama de trabajos científicos.
Esta disciplina, además, versa sobre cuestiones relativas a
la forma, el tamaño, la composición y la proporcionalidad
del cuerpo humano y sobre cómo aquellos parámetros son
afectados por agentes internos (la genética en el desarrollo
normal, la edad y el sexo), y externos (alimentación,
entrenamiento).
Podemos utilizarla para establecer, por ejemplo, estados
nutricionales (bajo peso, sobrepeso, obesidad), ya sea por
índices relativamente simples (en relación a su cálculo) o
por modelos antropométricos complejos. De todos modos
no es ese el propósito de este escrito. El objetivo primario
se centra en establecer parámetros de crecimiento e
influencias del entrenamiento y otros aspectos ligados a
éste (como la alimentación), en la estructura y función
humanas.
La medición de variables antropométricas requiere de
cierta pericia técnica en el uso de los instrumentos (en
lenguaje específico precisión y exactitud).
Resultan herramientas útiles el cálculo de la composición
corporal (% de tejido adiposo y muscular deseables para el
rendimiento óptimo en cada disciplina), la biotipología
(que analiza la forma corporal), los índices de
proporcionalidad y de salud. Cada uno de ellos persigue
diferentes objetivos diagnósticos y de control que
desarrollaremos a lo largo de este trabajo.
INSRTRUMENTOS NECESARIOS
PARA LA MEDICIÓN DE VARIABLES
ANTROPOMÉTRICAS (ERROR DEL
EQUIPO Y DEL ANTROPOMETRISTA)
EL EQUIPO ANTROPOMÉTRICO
Los instrumentos de medición forman parte fundamental
del trabajo antropométrico. Los mismos deben estar
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construidos de forma tal que nos permitan obtener
registros fiables de cada variable. Una fuente de error en la
medición puede ser el equipo, de ahí la importancia que
estos puedan medir con un error despreciable.
El estadiómetro y la balanza
Las variables básicas se miden con estos instrumentos. La
estatura máxima y la de sentado se realizan en un
estadiómetro. El mismo puede ser adosado a una pared
(fijo o móvil), o asociado a una balanza (este último no es
recomendable ya que el “piso” de la balanza no es fijo y
puede provocar errores).
A veces se utiliza una solución sencilla (sobre todo si se
trabaja en el campo), que consiste en fijar adecuadamente
una cinta o papel milimetrado a una pared con la ayuda de
una plomada y se procede a tomar la medida con un plano
de broca (especie de triángulo de material resistente,
generalmente madera, que se apoya sobre la cabeza y
sobre la pared medida).
Cuando un mismo dispositivo va a usarse en la medida de
la estatura total y la de sentado se aconseja que se trabaje
con dos escalas (una desde el piso y otra desde la parte
superior del asiento que se empleará para la altura
sentada), con el fin de evitar confusiones o tener que
realizar cálculos matemáticos que puedan convertirse en
una fuente de error extra.
Para el peso o masa corporal utilizamos una balanza. Se
recomienda (por el nivel de precisión y la facilidad en la
calibración), las balanzas de precisión o de pesas, el tipo
de balanza que se muestra en la figura 1.
Figura 1. Tomando el peso en una balanza de precisión.
En los últimos años han aparecido balanzas más pequeñas
y transportables, pero sólo aconsejamos aquellas que
trabajen con células de carga o algún mecanismo
electrónico probado. Una de estas puede apreciarse en la
figura 2.
Los calibres para diámetros óseos
Estos instrumentos son similares a los calibres de
precisión que se venden en las ferreterías, pero están
diseñados especialmente para adaptarse a las formas del
cuerpo humano. Existen dos tipos de calibres óseos, el
llamado calibre para diámetros grandes y el calibre para
diámetros pequeños.
Figura 2. Balanza electrónica digital.
Calibre de diámetros óseos grandes
Las características más relevantes son:
— Una longitud aproximada de 50-60 cm;
— Una longitud de ramas mayor a 25 cm;
— Unas extensiones rebatibles en las puntas de las
ramas para la medición del diámetro A-P de tórax.
Este instrumento se usa en la medición de los diámetros
biacromial, transverso de tórax, biiliocristal y antero
posterior (A-P), de tórax. También para algunos sitios
especiales para determinadas disciplinas deportivas como
el ancho bideltoideo y el bitrocantéreo (sobre todo en
aquellos deportes donde la hidro y la aerodinamia juegan
un rol importante). Un calibre con estas características
puede observarse en la figura 3.
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Figura 3. Calibre de diámetros óseos grandes.
Calibre de diámetros óseos pequeños
Las características de este calibre son:
— Una longitud no mayor de 15 cm;
— Unas longitud de ramas superior a 8 cm;
— Unas terminaciones en las ramas tal que permitan
“entran” en los ejes articulares que deben medirse.
Esta herramienta se utiliza para los diámetros
biepicondilar de húmero y fémur y para los de muñeca y
tobillo. Tiene un formato similar al calibre grande (figura
4), pero de dimensiones más pequeñas para facilitar el
trabajo del antropometrista.
Figura 4. Calibre de diámetros óseos pequeños.
El segmómetro
Antiguamente se utilizaban los antropómetros para medir
las longitudes de cada segmento a partir de diferentes
alturas, todas referenciadas a la línea cero (el piso donde
se paraba el sujeto). Así se medían la altura del trocánter al
piso y la altura de la tibia lateral al piso y, por simple
sustracción, se calculaba el segmento correspondiente al
muslo (o longitud trocantérea-tibial lateral).
Este método traía aparejado errores derivados de dichos
cálculos y además el equipo (antropómetro), era
demasiado pesado e incómodo de trasladar lo que
restringía la toma de medidas al ámbito cerrado del
laboratorio.
En la actualidad dicho problema ha sido resuelto con el
llamado segmómetro que, en lugar de valorar por
sustracción (es decir de manera indirecta), la longitud de
un segmento, lo hace de forma directa. Apoyando una
rama del instrumento sobre la marca del trocánter y la otra
sobre la marca de la tibia lateral se obtiene la medida
directa deseada y el margen de error disminuye.
Conocemos dos modelos de segmómetros. Uno flexible y
otro rígido (figuras 5 y 6).
Figura 5. Segmómetro flexible (Imagen extraída de la
página web de instrumentos Rosscraft).
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Figura 6. Segmómetro rígido (Fabricado en Argentina por
la empresa Faga SRL).
Tanto las alturas (medida de una variable desde el punto
de referencia al piso), como las longitudes segmentarias
(de punto de referencia a punto de referencia), se miden
con estos instrumentos.
Como puede apreciarse en la figura 5, el segmómetro
flexible está fabricado en base a una cinta metálica común
de las que se consiguen en ferreterías. Uno de los
problemas que presenta es la constante posición de doblez
de la cinta que limita su vida útil. Este problema no se
presenta en el segmómetro rígido que, al estar construido
en aluminio, le otorga una vida útil muy superior, a riesgo
de perder flexibilidad.
El plicómetro
Este es el instrumento cuyas especificaciones resultan
decisivas. Se trata de una serie de resortes que presionan
sobre una doble capa de piel (pliegue o pellizco), y el
tejido adiposo subyacente. En el lugar exacto de la medida
y trabajando sólo, esto es cuando el antropometrista suelta
los agarres del mismo, el plicómetro debe ejercer una
presión de 10 gr/mm2. Esto se logra por la dureza de los
resortes y el diseño del calibre (superficie de presión,
ubicación del tornillo pivotante, longitud de las ramas).
Existen varias marcas comerciales siendo Harpenden
(figura 7) (British Indicators Ltd.), el calibre considerado
de referencia.
Figura 7. Calibre de pliegues Harpenden.
Este calibre es metálico, siendo su duración y precisión
excelentes. Posee un cuadrante de lectura de escala
indirecta con un nivel de apreciación de 0,1 mm. La
ubicación de los pivotes que sostienen los resortes marcan
una línea diagonal lo que permite que el resorte (pre
estirado), mantenga una presión constante en un rango de
apertura mayor, si lo comparamos con los plicómetros
plásticos.
Estos poseen una menor rigidez y por lo tanto están más
expuestos a los golpes. Poseen escala de medición directa
con una resolución máxima de 0,5 mm., siendo su rango
de variabilidad de presión mayor al Harpenden por la
ubicación de los resortes. Igualmente cualquier
instrumento que cumpla con la premisa de mantener una
presión promedio de 10 gr/mm2 devolverá resultados
comparables. En la figura 8 puede apreciarse un modelo
plástico fabricado en Argentina.
Figura 8. Plicómetro plástico Faga (origen: Argentina).
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La cinta antropométrica
Es un elemento relativamente sencillo, pero posee una
serie de características bien particulares. Estas son:
— Material de la escala no-extensible;
— Comienzo de la escala después de un espacio en
blanco de aproximadamente 10 cm;
— Si es de metal, un ancho no mayor a 7 mm.
Existen de material acrílico (una especie de doble capa de
plástico más una capa intermedia de fibra, para darle
consistencia y cumplir con la primer característica
mencionada más arriba), y de metal (figura 9), que son,
obviamente, más durables.
Figura 9. Cinta antropométrica metálica.
ERROR DEL EQUIPO Y DEL
ANTROPOMETRISTA
Error del equipo antropométrico
Como dijimos una de las fuentes de error que se debe
controlar en antropometría está referida a la capacidad de
los instrumentos de medición.
En realidad la construcción de los calibres en manos de
expertos ingenieros (que sigan las normas nacionales e
internacionales que rigen la manufactura de estos
elementos), no debería acarrear mayores problemas. Una
manera sencilla de comprobarlo antes de comprar un
calibre (segmómetro, cinta acrílica, calibres de huesos), es
realizar una comprobación de la lectura que arroja la
escala contrastándola con un calibre de precisión (tipo
Vernier).
El plicómetro es, quizás, el instrumento más sensible, por
lo que debe ponerse especial atención a su calibración. Un
calibre plástico puede compararse directamente con un
Harpenden o ser revisado periódicamente con algún
método (escala dinámica descendente), como el de los
tacos de goma espuma (Schmidt y Carter, 1990). (Figura
10).
Figura 10. Tacos de goma espuma de diferentes grosores
para la calibración de los plicómetros.
Error del antropometrista
La fuente de error más frecuente y la que puede y debe
minimizarse es la que involucra a quien mide. Sólo una
práctica continua y consistente y la adhesión estricta a
ciertas técnicas darán como resultado un nivel de precisión
y de exactitud elevados.
Cuando un antropometrista mide los pliegues cutáneos de
forma reiterada en un mismo sujeto los valores, por lo
general, serán diferentes. Si bien una parte de la
variabilidad podría estar dada por cambios biológicos en el
sujeto, la mayor parte podemos atribuirla a inconsistencias
en la técnica del evaluador. Por ejemplo podría variar
ligeramente la ubicación de los sitios a medir entre cada
evaluación, o el equipo de herramientas podría estar
descalibrado. Para un antropometrista es una ventaja
minimizar la variabilidad en las mediciones resultantes de
la técnica empleada. Generalmente cuando se habla sobre
errores de medición aparecen cuatro temas: precisión,
confiabilidad, exactitud y validez (Pederson y Gore,
2000).
El antropometrista debe procurar precisión y exactitud. Es
decir ser consistente cuando mide una variable
determinada en un sujeto reiteradamente, con el mismo
instrumento, en el mismo momento. Ya sea que se
compare consigo mismo (precisión), o con un
antropometrista de criterio (Nivel 3 o 4 de I.S.A.K.), lo
que valorará su exactitud.
DETERMINACIÓN DE SITIOS
ANATÓMICOS Y APLICACIÓN DE
TÉCNICAS DE MEDICIÓN
PROTOCOLO DE LA SOCIEDAD
INTERNACIONAL PARA EL AVANCE DE LA
CINEANTROPOMETRÍA (I.S.A.K.)
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En el año 2001 la Sociedad Internacional para el Avance
de la Cineantropometría presentó, por primera vez las
bases internacionales para la valoración antropométrica,
comúnmente llamado Manual ISAK (I.S.A.K., 2001).
En él se describen detalladamente las técnicas de medición
de cada grupo de variables antropométricas y los sitios de
demarcación (landmarks), como así todas las variables
incluidas en el protocolo ISAK. Vamos a presentar un
resumen de las mismas.
Sitios anatómicos para las variables antropométricas
Sitio Acromiale
Es un punto en el borde superior y lateral del proceso
acromial alineado con el aspecto más lateral, en la mitad
entre los bordes anterior y posterior del músculo deltoides,
cuando se lo ve desde el lateral. El sujeto asume una
posición relajada con los brazos colgando a los lados del
cuerpo. Se lo ubica posicionándose el evaluador parado por detrás
y del costado derecho del sujeto. El antropometrista palpa
a lo largo de la espina del omóplato hasta la parte lateral
del acromion, lo que representa el comienzo de este borde
lateral, el cual normalmente corre hacia delante, levemente
superior y medialmente. Aplicando el filo recto del lápiz
sobre el aspecto lateral del acromion se puede confirmar la
localización de la porción más lateral del borde. Marque
esta porción más lateral. Palpe superiormente la parte más
alta del borde del acromion en línea con el aspecto más
lateral (Figura 11).
Figura 11. Sitio Acromiale.
Este sitio se utiliza para medir el diámetro biacromial y
también como referencia para marcar la línea media
acromio-radial sobre la que se miden los pliegues del
bíceps y del tríceps y el perímetro de brazo relajado.
Sitio Subescapulare
Es un punto que coincide con el ángulo inferior del
omóplato. El sujeto asume una posición relajada con los
brazos colgando a los lados.
Se encuentra palpando el ángulo inferior de la escápula
con el dedo pulgar izquierdo. Si existe dificultad para
ubicar el ángulo inferior de la escápula se le pide al sujeto
que lleve lentamente su brazo derecho hacia atrás de la
espalda. En esa posición el ángulo inferior del omóplato
debería observarse con facilidad, allí se lo palpa, pero se
marca solo después que el evaluado ha regresado a la
posición anatómica. Un chequeo final de este punto debe
hacerse con el brazo colgando al costado en posición
relajada.
Como puede apreciarse en la figura 12, este sitio se utiliza
exclusivamente para la toma del pliegue subcutáneo
adyacente (también denominado Subescapulare).
Como se puede observar algunos sitios marcados son de
utilidad para varias mediciones, otros son exclusivos para
algunas y una serie de variables antropométricas se miden
por observación directa sin necesidad de marcas. Esto
sucede, por ejemplo con el perímetro de brazo en
contracción, el perímetro de cadera (o glúteos), y el de
pierna, que se toman en el lugar de la máxima
circunferencia.
Figura 12. Sitio Subescapulare.
No vamos a detallar aquí todos los sitios de marcación
para variables antropométricas, ya que no es el propósito
de este escrito. Mostramos algunos a modo de ejemplo y
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agregamos que la forma correcta de marcar consta de
cuatro momentos:
a) buscar, palpar y localizar el sitio una vez;
b) soltar y relocalizar el sitio para marcar;
c) marcar el sitio con un lápiz dermosensible y;
d) chequear que la marca esté realizada sobre el lugar
correcto.
Técnicas de medición
Entre las recomendaciones importantes a la hora de
efectuar mediciones antropométricas encontramos las
referidas al sujeto, al antropometrista y a los instrumentos
de medición.
Con relación al sujeto debemos considerar que tiene que
evaluarse con una cantidad de ropa mínima, que deje a la
vista las regiones que vamos a medir, evitando también
distorsiones en el peso corporal.
La posición que éste debe adoptar para ser marcado y
medido es la posición anatómica básica. Para efectuar
palpaciones (en algunos sitios difíciles de encontrar) y
para tomar ciertas variables (por una cuestión de
comodidad para el antropometrista), suele pedírsele al
sujeto que adopte ciertas posturas (sentado, o flexionando
una pierna apoyada sobre una superficie elevada). Cuando
la maniobra se realiza con el fin de encontrar un sitio para
marcar hay que recordar que siempre la marca debe
hacerse cuando el sujeto vuelve a la posición anatómica
básica. Además todas las referencias (tanto de landmarks
como de variables a medir), están siempre determinadas a
partir de dicha posición.
Existen, según el esquema de acreditaciones de ISAK, dos
perfiles antropométricos, el llamado perfil restringido y el
perfil completo. Para quienes comienzan con su formación
está desarrollado el curso de Técnico Antropometrista de
Nivel 1 (Perfil restringido), en el mismo se enseñan y
evalúan los pasos básicos para adquirir destreza (precisión
y exactitud), en un total de 17 variables antropométricas.
Los estudiantes avanzados aspiran al curso de Técnico
Antropometrista de Nivel 2 (Perfil completo), tras el cual
adquieren la pericia necesaria para medir todas las
variables antropométricas (39 en total).
Con relación a los instrumentos el antropometrista debe
aprender a “manejar” los calibres y la cinta. Si bien esto
no trae aparejadas grandes dificultades aquel necesita
practicar unas cuantas horas la técnica de cada
herramienta. Se ha reportado que la desatención o falta de
adhesión a los criterios técnicos es una de las fuentes de
error más importante en antropometría.
Por ejemplo, al utilizar el plicómetro, el antropometrista
debe tener en cuenta:
— Ubicar el calibre en ángulo perpendicular al
pliegue, para evitar deformaciones del mimo;
— Sostener el calibre de tal forma que no necesite
moverlo para leer su escala;
— Realizar la lectura dos segundos después de
haber liberado la presión sobre el calibre (al tener
compresibilidad el tejido adiposo el calibre sigue
presionando y la medida varía si se lee al
segundo o a los diez segundos de liberado);
— Pellizcar el pliegue y ubicar el plicómetro un
centímetro por debajo del pellizco y a una
profundidad aproximada a la que marca el dedo
pulgar en el lugar;
— Pellizcar, proceder a medir, sacar el plicómetro y
recién al final soltar el pliegue;
— Tomar el calibre siempre con la mano derecha y
el pliegue siempre con la mano izquierda y entre
los dedos pulgar e índice.
— Asegurarse de no tomar una capa de tejido
muscular cuando se pellizca el pliegue.
Todas estas recomendaciones persiguen el objetivo de
minimizar los errores en la técnica de obtención de
variables antropométricas.
Estas y algunas otras condiciones se persiguen en los
cursos de certificación de la ISAK, con el objetivo de
formar antropometristas a lo largo del mundo que cumplan
con las condiciones necesarias para estandarizar el acopio
de variables antropométricas, comparar resultados, realizar
análisis de desarrollo y crecimiento, etc.
MEDICIÓN DE PLIEGUES
SUBCUTÁNEOS, DIÁMETROS ÓSEOS,
PERÍMETROS Y LONGITUDES
SEGMENTARIAS. DERIVACIONES
PARA EL ANÁLISIS.
MIDIENDO VARIABLES
Existen cinco grupos definidos de variables
antropométricas:
— Básicas;
— Pliegues subcutáneos;
— Perímetros;
— Diámetros y;
— Longitudes segmentarias y alturas.
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Como hemos visto cada grupo se mide con diferentes
instrumentos y cada uno de estos requiere de una técnica
específica para obtener la variable.
El protocolo ISAK contiene un total de 39 variables
antropométricas que han sido elegidas, fundamentalmente,
por su alto grado de aplicabilidad en el análisis de
diferentes métodos, índices y ecuaciones de regresión.
Ello no implica que se desconozcan otras variables
susceptibles de ser evaluadas. Como ejemplo el pliegue
adiposo subcutáneo denominado “axilar medio”, no está
incluido en el protocolo, pero algunas fórmulas que
calculan el porcentaje graso a partir de la densidad
corporal promedio se valen de aquel en su fórmula.
El protocolo ISAK (I.S.A.K., 2001), está compuesto por:
— 3 medidas básicas;
— 8 pliegues adiposos;
— 13 perímetros;
— 8 longitudes y alturas;
— 7 diámetros.
En las imágenes de las páginas siguientes (Figuras 13 a
22), se pueden apreciar algunas de estas variables.
Figura 13. Segmento trocanter-tibial lateral.
Figura 14. Pliegue del tríceps.
Figura 15. Pliegue iliocristal.
Figura 16. Perímetro de cintura mínima.
Figura 17. Perímetro de muslo máximo.
Figura 18. Perímetro de brazo relajado.
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Figura 19. Diámetro de húmero.
Figura 20. Diámetro biacromial.
Figura 21. Diámetro A-P de tórax.
Figura 22. Altura ilioespinal.
DERIVACIÓN DE LAS VARIABLES OBTENIDAS
Aunque algunos autores (Norton, K; 1996; Craig, et. al.;
1993; Telford, et. al.; 1984), ven con buenos ojos el uso
directo de las variables antropométricas como una forma
simple de evaluar los cambios estructurales en el ser
humano, nosotros preferimos la derivación de las
mediciones en bruto y su transformación cuali-cuantitava
por medio de modelos geométricos o matemáticos, más o
menos complejos.
Estos últimos permiten realizar comparaciones, establecer
parámetros y, en definitiva, indicarnos ciertos caminos,
algunas especificidades y factores repetitivos que podemos
encontrar en ciertas disciplinas deportivas y especialidades
atléticas (ya sea por prueba o por puesto en el caso de los
deportes de equipo), que nos indican ciertas
potencialidades de rendimiento para diversos atletas.
En este punto cabe aclarar que la cineantropometría
aparece como una disciplina que permite acopiar
información adicional en el campo del rendimiento
deportivo, junto a otras que determinarán en su conjunto la
capacidad futura o actual de un deportista en un momento
determinado y nos ayudará a tomar decisiones sobre las
estrategias de entrenamiento más adecuadas para lograr
los objetivos propuestos.
De ninguna manera debemos hablar en términos de ideal
de forma o ideal de composición o proporcionalidad. Los
datos con los que contamos en la actualidad (que son muy
extensos y profusos), son derivados de diferentes
poblaciones, con anclajes particulares (sociales, culturales,
económicos, metodológicos, etc.), por lo cual hablar de
ideal deportivo o de salud se parece mucho a aquel
postulado de las ciencias naturales de pretender
generalizar y transformar en ley un hecho particular.
Muchos errores se han producido por interpretaciones
falaces. Con el único objetivo de que un deportista en
particular se parezca al supuesto ideal hemos producido
múltiples transformaciones sin advertir … que estábamos
fabricando una estructura tipo, (forma o composición),
mientras el deportista perdía rendimiento!!! (fisiología).
MODELOS DE ANÁLISIS BÁSICOS EN
ANTROPOMETRÍA
ÍNDICE DE MASA CORPORAL
Una forma sencilla y universalmente utilizada para valorar
estados de salud relacionando dos variables
antropométricas básicas, el peso y la estatura, es el índice
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de masa corporal (I.M.C. ó B.M.I., por sus siglas en
inglés: body mass index).
Este índice desarrollado por Adolf Quetelet (y por ello
mismo denominado también índice de Quetelet), fue, en
sus comienzos, ideado con la intención de establecer un
patrón de relación entre estas dos variables
antropométricas básicas.
Con el correr de los años ha sido adoptado, tal como lo
conocemos hoy, como un pretensioso predictor de bajo
peso (por ejemplo los pilotos de aviación y las modelos
publicitarias son sometidos a este índice), o sobrepeso u
obesidad. En base a su sencillez y rápido resultado los
médicos clínicos, deportólogos y nutricionistas lo han
adoptado en sus prácticas cotidianas. En países
desarrollados (como en EE.UU.), las compañías de seguro
toman al IMC para evaluar a sus afiliados y reconocer o
no patologías asociadas, por ejemplo, a la obesidad.
Aunque se admite que el IMC mantiene una buena
correlación con la cantidad de grasa total del organismo en
adultos de países desarrollados, con coeficientes de
correlación que varían entre 0,7 y 0,9 según los estudios,
esta relación no es tan buena en niños, jóvenes,
adolescentes ni en ancianos, ni tampoco en poblaciones de
razas no blancas. Al menos entre blancos, la influencia de
la edad y el sexo es determinante y así, para un IMC de 30
kg/m2, los varones disponen de un 30% de masa grasa a
los 20 años y un 40% a los 60 años, en tanto que las
mujeres contienen un 40% a los 20 años y un 50% a los 60
Así encontramos usos adecuados y peligrosas
traspolaciones del IMC. Si el profesional utiliza este
índice como único medio de análisis corre serios riesgos
de errar en el diagnóstico.
Garrido Chamorro, y cols. (2003) apuntan “De todos estos
resultados que hemos expresado (…) podemos concluir
que (…) en el caso de la medicina deportiva el tener que
personalizar los resultados a cada individuo, así como el
papel tan importante que la correcta valoración del
mismo tiene para la práctica de su deporte nos hacen
desechar esta medida; ya que a pesar de ser rápida y
sencilla, es poco fiable en deportistas. Así en nuestro
estudio encontramos deportistas que con el IMC se
encuadran en grupos erróneos por lo que creemos que el
índice de masa corporal no es un valor aceptable para la
valoración de la composición corporal de un deportista.
Puesto que el volumen de masa muscular es un valor
importante de confusión y en esta población además este
volumen es superior a la población general para la que se
ha estandarizado el índice de masa corporal.”
“Giampietro nos demuestra como la composición
corporal de los deportistas depende de su somatotipo y
por tanto el índice de masa corporal no es a su entender
el valor mas adecuado para valorar deportistas
(karatecas en su caso).”
“Por tanto creemos que para la correcta valoración de
un deportista de elite se debe de realizar una
antropometría para calcular el porcentaje graso y
muscular (…) El peso aislado tampoco es una buena
forma de manejar a nuestros deportistas ya que en
multitud de ocasiones comprobamos cómo deportistas que
ganan peso lo hacen de masa muscular y no de masa
grasa. Por tanto la mala interpretación de esta estimación
puede llevar a dar informaciones erróneas a nuestros
deportistas y a sus preparadores físicos.”
El IMC no discrimina entre masa magra y masa grasa, ya
que sólo utiliza el peso total de balanza. Es típico que
deportistas magros, con un elevado desarrollo músculo
esquelético presenten valores elevados de IMC (por
encima de 25 y aún por encima de 30), siendo incorrecto
concluir que tienen un sobrepeso u obesidad. Recordemos
que, más allá de los puntos de corte del IMC, tanto el
sobrepeso como la obesidad se definen como un exceso de
tejido adiposo y no como un exceso de peso per se. En el
mejor de los casos podemos tomar este índice más como
un indicador de masa magra que de masa grasa
(recordemos que, en general, en el peso corporal total la
contribución de la masa magra representa
aproximadamente del 75 al 80% en varones y del 65 al
75% en mujeres). En conclusión el objetivo de pretender
establecer la composición corporal a través del IMC es,
cuanto menos, de un riesgo considerable.
COCIENTE CINTURA-CADERA
Es una forma sencilla y rápida de establecer la distribución
del tejido adiposo en ambos sexos. La idea de este índice
se basa en establecer la razón entre la circunferencia de la
cintura y de la cadera. Índices elevados sugieren un
abdomen prominente.
En contraposición al IMC el cociente cintura-cadera sí
discrimina por género, aunque no por edad. La lógica de
esta diferencia se basa en el hecho que, por cuestiones
hormonales ya conocidas, la distribución del tejido
adiposo varía entre los sexos, reconociéndose una
acumulación de tipo “ginoide” (en cadera y muslos), para
las mujeres, y otra de tipo “androide” (básicamente a nivel
abdominal), en los varones (Bray, 1992).
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Amplios estudios epidemiológicos corroboran el alto
grado de correlación entre un elevado cociente cintura-
cadera (obesidad androide), y la ECV. Larsson (1991),
encontró que el 20% de las enfermedades cardiocoronarias
en EE.UU. se pueden atribuir a un exceso de grasa
abdominal (androide). Contrariamente una excesiva
obesidad ginoide no está asociada a ECC (Terry, et. al.
1991).
Los valores de riesgo límites para varones y mujeres se
muestran en la tabla 1.
Varones Mujeres
Valores deseables 0.91 – 1.00 0.80 – 0.91
Valores excesivos + 1.00 + 0.91
Tabla 1. Valores límites de riesgo para el cociente cintura-
cadera en varones y mujeres.
ÍNDICE DE CONICIDAD
Fue desarrollado por Valdez, Seidell, Ahn y Weiss en
1993, y su fin es el de valorar la distribución de la grasa
(tal el objetivo del cociente cintura-cadera). El índice de
conicidad considera la forma humana como un cilindro en
el extremo más delgado (lo que sugiere un índice igual a
1.00), hasta dos conos perfectos con base común en la
cintura, para el extremo más ancho sobre el abdomen (lo
que indica un índice de 1.73).
Para el cálculo del índice de conicidad se requiere medir el
perímetro de cintura (en metros), sobre el nivel del
ombligo, la estatura máxima (en metros), y el peso
corporal (en kilos).
Existe evidencia de una elevada correlación entre el Índice
de conicidad y el Cociente cintura-cadera (r= 0.64 a 0.86),
(Valdez, et. al. 1993).
Por lo tanto podemos afirmar que el índice de conicidad y
el cociente cintura-cadera aparecen como modelos
intercambiables para valorar factores de riesgo asociados a
la excesiva acumulación de grasa intraabdominal,
destacando sus autores algunas ventajas de aquel:
— Su puntuación está dentro de un rango teórico
mínimo y máximo: 1.00 a 1.73;
— Puede utilizarse comparativamente, ya que el
perímetro de cintura utilizado en la fórmula está
corregido para la altura y el peso.
COMPOSICIÓN CORPORAL POR
ANTROPOMETRÍA
La composición corporal y su cálculo basado en métodos
con márgenes de error mínimo ha sido una de las
preocupaciones más ancestrales de la antropometría.
La utilidad de establecer componentes o compartimentos
titulares bien definidos puede encontrarse en el
diagnóstico médico-nutricional acerca de peso ideal,
sobrepeso, bajo peso u obesidad, síndromes relativos a
trastornos de la alimentación o endocrinos y también en el
área que nos ocupa, el del rendimiento físico humano para
el deporte con el fin de establecer modelos o parámetros
deseables de contenidos graso y muscular para diferentes
disciplinas deportivas.
Sea cual fuere su objetivo primario existen varios modelos
antropométricos de composición corporal y a ellos nos
referiremos detalladamente en las próximas líneas.
MODELO DE DOBLE COMPARTIMIENTO
GRASO-MAGRO
El modelo antropométrico de dos componentes que divide
el peso corporal total en contenido graso y libre de grasa o
magro se basa en la idea del pesaje hidrostático, método
relativamente sencillo que pretende valorar la densidad de
un cuerpo sumergido en el agua, a través del volumen de
líquido desplazado por el mismo, su peso en el aire y su
peso sub acuático. Para que el lector se ubique estamos
hablando ni más ni menos que del principio de
Arquímedes.
Concepto de densidad corporal y pesaje hidrostático
Los primeros estudios en densitometría por inmersión
datan de la década del 40. Albert Behnke, académico de
las fuerzas armadas de Estados Unidos, tenía dos
preocupaciones principales: 1) la selección de reclutas
aptos para ingresar a las filas del ejército, ya que los
individuos con grandes masas musculares eran rechazados
por tener sobrepeso; y 2) la diferenciación de la
composición del cuerpo, ya que los buzos de la marina con
mucho tejido adiposo corrían el riesgo de padecer
trastornos debido a que el nitrógeno es soluble en los
lípidos del cuerpo.
Behnke necesitaba un sistema para discriminar la
composición corporal, por lo que se dedicó a investigar
popularizando el modelo de dos componentes moleculares
por medio de la determinación de la densidad corporal. El
fundamento del uso de la densidad como factor predictivo
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de composición corporal es que los lípidos poseen una
densidad menor que el tejido libre de contenido lipídico.
Por esta razón, una persona con una mayor proporción de
masa lipídica corporal, en comparación a una persona
magra, tendrá una densidad corporal menor.
La idea central de este método de dos componentes es
medir la densidad corporal. El fundamento utilizado para
ello fue el Principio de Arquímedes. Este principio
establece que el volumen de un objeto es igual a la
cantidad de agua que desplaza al ser sumergido. Debido a
que la densidad de un objeto se define como su peso por
unidad de volumen, entonces la densidad corporal (Dc) se
puede determinar si se conoce el peso del sujeto en el aire
y cuando está completamente sumergido en el agua. Ahora
bien, si la flotabilidad de un individuo refleja su cantidad
de masa lipídica en relación al peso total y a la masa libre
de contenido lipídico, se hace evidente que existe una
relación directa entre la densidad del cuerpo humano y su
contenido de masa lipídica (siempre según el modelo de
dos componentes).
El valor de densidad de 0.9 g/ml para los lípidos fue
obtenido a partir de estudios de Rathbum y Pace (1945)
sobre el análisis químico de unos 50 cerdos de la India
eviscerados y afeitados. Estudios posteriores realizados en
el análisis químico de tres cadáveres masculinos de 25, 35
y 46 años de edad, arrojaron una densidad para la masa
libre de contenido lipídico de 1.1g/cm-3
(Brozek y col.
1963).
Si bien fue Behnke quien en 1942 introdujo el concepto de
división corporal en dos componentes (masa magra y
grasa), fueron Rathbum y Pace quienes desarrollaron la
primera ecuación para determinar el porcentaje de
contenido lipídico.
Las dos ecuaciones más conocidas para el cálculo de
contenido lipídico a partir de los valores de densidad
corporal son las siguientes:
Donde: Dc densidad corporal.
La fórmula más popular es la de William Siri de 1961, que
supone que la densidad de la masa libre de contenido
lipídico es de 0.901gr.cm-3
y la de la masa lipídica de 1.1.
gr.cm-3
. La ecuación de Brozek asigna a estos
componentes los valores de 1.1033gr.cm-3
y de
0.88876gr.cm-3
respectivamente. Estas dos formulas de
conversión, de densidad corporal a porcentaje de
contenido lipídico, producen estimaciones similares (entre
0.5 y 1.0 en el porcentaje de contenido lipídico), en un
rango de entre 1.0300 a 1.0900gr.cm-3
.
Los métodos que determinan la densidad corporal total
han sido ampliamente utilizados en investigación para
estimar la composición corporal humana de poblaciones
sanas. Estos métodos se basan, como dijimos
anteriormente, en el modelo bicompartimental según el
cual el organismo está compuesto por masa grasa y masa
libre de grasa, pudiendo conocerse la proporción de cada
uno de ellos en función de su distinta densidad. Por tanto,
la densiometría constituye el método indirecto de
laboratorio más ampliamente utilizado.
La variedad de métodos para valorar la GC es amplia. No
obstante, la mayoría de estos métodos son costosos si
consideramos el tiempo que insumen, el equipamiento que
requieren, los evaluadores experimentados necesarios para
llevarlos a cabo, etc. Por el contrario, la evaluación de
sitios antropométricos es segura (no invasiva) e implica un
número menor de recursos, gracias a lo cual puede
utilizarse regularmente y en una gran cantidad de sujetos.
La utilización de modelos matemáticos (generalmente de
regresión simple ó múltiple), ha permitido la construcción
de distintas ecuaciones de predicción a partir de variables
antropométricas. Estas fórmulas fueron desarrolladas
utilizando equipos más sofisticados (densitometría,
pletismografía), como patrón de referencia.
De esta manera, la Densidad corporal (Dc), obtenida por
hidrodensitometría o por pletismografía (desplazamiento
de aire), es entonces convertida en porcentaje de grasa
corporal (% GC) usando diversas ecuaciones. Estas
asumen una densidad constante de la masa corporal grasa
y magra. Además, una vez que el porcentaje de GC es
calculado, el de masa corporal magra (% MCM) puede ser
derivado de la siguiente fórmula: % MCM = 100 - %GC.
De esta forma, conociendo el peso del sujeto, pueden
deducirse también los kilogramos de grasa y masa
corporal magra.
Sin duda, la simplicidad de esta estrategia de cálculo ha
conducido a la proliferación de ecuaciones basadas en
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mediciones antropométricas para estimar la grasa corporal
total. Existen más de cien ecuaciones en la literatura
especializada para la predicción de la densidad corporal y,
consecuentemente, del porcentaje de GC, a partir de
distintas mediciones antropométricas. Este hecho refleja
hasta que punto cada ecuación resulta específica de la
población que le dio origen. En este sentido, podemos
decir que la especificidad de las fórmulas de predicción de
GC a través de la medición de pliegues cutáneos es, en
parte, el resultado de amplias variaciones en la
comprensibilidad del tejido, de las relaciones entre
adiposidad interna y subcutánea, y de la composición del
tejido adiposo.
Los parámetros antropométricos más usados son los
pliegues cutáneos, los cuales constituyen la base para
calcular el porcentaje de grasa corporal desde las
ecuaciones de regresión antes mencionadas. Sin duda, la
medición de pliegues cutáneos brinda una información
relativamente precisa y directa del espesor de la piel y el
tejido adiposo subyacente (predominantemente grasa), por
lo que tiene una validez considerable.
El fácil acceso al tejido adiposo subcutáneo, el hecho de
que éste contiene una gran fracción del contenido lipídico
total del organismo, y la difusión del uso de plicómetros,
indican la valoración de los pliegues cutáneos como el
método indirecto más razonable para la determinación de
la GC. No obstante, lo que en realidad medimos con esta
técnica, es el grosor de una doble capa de piel y tejido
adiposo subcutáneo comprimido. Como veremos
posteriormente, la determinación de la GC total a partir de
estas mediciones implica una serie de suposiciones
cuestionables. Además, todas las ecuaciones de predicción
son validadas por técnicas cuyos errores indefectiblemente
se suman a aquellos inherentes al uso del calibre. Estos
pliegues, son indicadores por sí mismos del estado
estructural, y pueden ser usados para monitorear cambios
en el crecimiento, el ejercicio, la dieta, etc. Aun cuando
tales ecuaciones puedan proveer estimaciones
poblacionales útiles, parece claro que son poco confiables
para predicciones individuales.
Aplicación y limitaciones del modelo
Los pliegues subcutáneos de tejido adiposo son las
variables antropométricas más utilizadas en las ecuaciones
de regresión para predecir el % GC, a partir de la
estimación de la DC. Al utilizarse estas ecuaciones para
predecir la DC se introduce el factor error debido a la
violación de, al menos, 3 presunciones.
· En primer lugar se presume que existe una
compresibilidad constante de la piel y el tejido adiposo
subcutáneo y que el grosor de la piel en cualquier sitio no
varía. Sin embargo, se ha observado que la
compresibilidad de la piel varía hasta el doble, en análisis
cadavéricos (Martín, Ross, Drinkwater, Clarys, 1985), y se
sabe que el espesor de la piel varía entre la población,
siendo mayor en los hombres que en las mujeres y que
disminuye con la edad (Clarys, Martín, Drinkwater y
Marfell-Jones, 1987). Estos factores son una fuente clara
de error.
· En segundo lugar, debido a que se miden solo unos
pocos pliegues, no se consideran los patrones individuales
de distribución de la grasa. Por lo tanto se presume que los
pliegues seleccionados son representativos de la grasa
subcutánea de todo el cuerpo. Entonces es aconsejable
incluir una selección de pliegues en la ecuación para
predecir la DC y el % GC, que incluyan la parte alta y baja
del cuerpo, el tronco y las extremidades.
· En tercer lugar la relación entre el espesor del
pliegue y la grasa corporal total se presume como lineal.
La grasa corporal total está siendo predicha en base a una
proporción fija entre grasa externa y grasa interna, siendo
la primera cuantificada a partir de un pequeño número de
pliegues cutáneos. Esta relación entre la masa grasa
interna y externa podría o no tener una relación lineal
(Martín, 1985; Roche, 1987).
Cuando fueron examinados cadáveres para investigar los
patrones de distribución de la grasa, el % de grasa
subcutánea en relación a la grasa total, varió de 20 a 70%,
de acuerdo a variables como la edad, el grado de
adiposidad, el sexo y la técnica de medición. El cociente
entre grasa interna y externa aumenta con la edad, es
mayor en las mujeres (Brodie, 1988 a y b), y puede
disminuir (Allen, 1956), o permanecer igual (Martín,
1985), en función del nivel de adiposidad. Jackson y
Pollock (1982) desarrollaron una ecuación generalizada
para predecir el % GC en base a una relación no lineal
entre los cambios en la sumatoria de pliegues y los
cambios correspondientes en la DC medida. Su ecuación
fue la de mejor ajuste y podría reflejar el efecto de una
mayor cantidad relativa de grasa localizada externamente,
a medida que aumenta la adiposidad (Allen, 1956).
También podría indicar que las personas más obesas
tienden a tener componentes más densos en la masa
magra. Sin embargo hay un mayor contenido de grasa en
el tejido adiposo con el aumento en la adiposidad corporal
total (Martín, 1985), lo cual tendería a negar estos efectos.
Cualquiera sea la causa una disminución en el espesor de
los pliegues cutáneos resulta en un aumento de la DC, ya
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que la suma de los pliegues es menor. Por lo tanto una
disminución en la grasa subcutánea no resulta en un
aumento de la DC. Tratemos de mostrar este fenómeno,
resumido en la figura 23.
En la misma puede apreciarse como dos personas con
distinta adiposidad, pierden ambas 10 milímetros en la
suma de 4 pliegues cutáneos. El sujeto A comienza con un
nivel más bajo de adiposidad en comparación con el sujeto
B, por la tanto hay un mayor aumento estimado en la DC y
consecuentemente, reducción en el % GC. Esto puede ser
muy desconcertante para el individuo con sobrepeso al
que, dada la misma disminución en el nivel absoluto de la
sumatoria de 4 pliegues, se le informa que el % GC se
alteró sólo en un 2 o 3%.
1.02
1.03
1.04
1.05
1.06
1.07
1.08
-30 -20 -10 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
% GC Sumatoria 4 pliegues
Den
sid
ad
corp
ora
l
A
B
Figura 23. Posibles errores de interpretación del % graso
en el modelo de 2 componentes.
Se ha observado que la varianza en la compresibilidad de
los pliegues, el espesor de la piel, el contenido graso en el
tejido adiposo, la proporción entre las reservas internas y
externas de grasa, y los patrones de grasa externa dentro
de la población, pueden causar grandes errores en la
predicción de la DC a partir de la medición de pliegues
cutáneos.
A partir de las ecuaciones más precisas Whiters, Craig y
otros (1987), y Whiters, Whittingham y otros (1987),
reportaron, en deportistas, errores de estimación de la DC
de 0.00533 y 0.00508 gr.cm3. Estos datos fueron
equivalentes a un error entre 2.4 y 2.3% para el posterior
cálculo del % GC. En grupos de sedentarios este error de
estimación es mayor, variando el cálculo del % GC entre
2.6 y 5.9%.
Error biológico en las ecuaciones de predicción
El error biológico es debido a la variabilidad
interindividual en la composición y densidad de la masa
magra. Cualquier violación a las siguientes presunciones
contribuye a ese error.
a) En primer lugar se presume y se acepta que las
densidades de la masa grasa y la masa magra es de 0.9 y
1.1 gr/cm3, respectivamente.
b) Segundo, se presume que las contribuciones
proporcionales de los componentes de la masa magra
(agua, proteínas, minerales óseos y minerales no óseos),
son invariables entre individuos.
c) Tercero, dado que las contribuciones relativas de la
masa magra se presume que son constantes, las densidades
de estos componentes de la masa magra, individualmente
o por separado, también deben ser constantes (para
satisfacer el primer punto enunciado más arriba).
Las presunciones que siguen a la derivación de las
ecuaciones utilizadas en la predicción del %GC a partir de
la DC son aplicables para cualquier población,
independientemente de la edad, el sexo, el nivel de
entrenamiento y el origen étnico. La investigación original
utilizada para elaborar la fórmula que permite transformar
la DC a %GC se basó en la disección de 3 cadáveres
(Brozek, 1963), con una edad promedio de 65 años.
La densidad de la masa grasa varía poco en las distintas
poblaciones de seres humanos y otros mamíferos (Allen,
Krzywicki y Roberts, 1959; Fidanza, Keys y Anderson,
1953). El tejido adiposo en los seres humanos tiene una
densidad promedio de 0.9 gr/cm3 y un desvío estándar de
0.00103 gr/cm3, a 37° centígrados. Sin embargo existe
considerable variabilidad interindividual en la densidad de
la masa magra. Análisis de cadáveres más recientes han
demostrado el grado de variación dentro de una población
con respecto a las proporciones de masas óseas, muscular
y residual (Clarys, Drinkwater y Martín, 1984; Martín,
1985).
Basados en la disección de 25 cadáveres, Clarys y otros
(1984), informaron que la proporción del peso magro,
compuesto por músculos, estaba entre el 41.9 y 59.4%,
mientras que para los huesos estaba entre el 16.3 y 25.7%.
El coeficiente de variabilidad de la densidad muscular fue
de 1%, pero la densidad de la masa ósea varió
considerablemente en un mismo individuo y entre
individuos (Ross, 1984). Esto llevó a la conclusión que la
densidad de la masa magra varía con un desvío estándar de
0.02 gr/cm3 (Martín, Drinkwater, Clarys y Ross, 1986). En
una de las investigaciones (Clarys), utilizó cadáveres de
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edades similares (76 años promedio, con un rango de 55 a
94 años), a las de la investigación de Brozek, lo que puede
hacer inapropiadas las generalizaciones en poblaciones
más jóvenes. Es probable que estas poblaciones sean
mucho más homogéneas con respecto a las densidades y
proporciones relativas de los tejidos que componen la
masa magra, comparadas con poblaciones más viejas y
enfermas.
La transformación de la DC a %GC involucra algunos
problemas serios. Por ejemplo, en promedio, los
deportistas tienen huesos y músculos más densos, lo que
puede llevar a una subestimación del %GC. Dicho error se
repetirá si la proporción de hueso en el cuerpo se
incrementa. Estos factores podrían ayudar a explicar los
valores extremadamente bajos que se han informado,
incluyendo valores negativos para el % GC en jugadores
profesionales de fútbol americano (Adams, 1982), y en
corredores de fondo (Behnke y Wilmore, 1974). Por el
contrario, los individuos mayores que han disminuido la
densidad ósea a causa de la desmineralización o pérdida
de hueso (como en los casos de osteoporosis), tendrán una
sobreestimación de su nivel de grasa corporal.
Figura 24. Rango de densidades de MM y su efecto sobre
el cálculo del % de GC.
Estos errores se observan en la figura 24, la que muestra el
rango de densidades de masa magra normalmente
encontrados en poblaciones generales y específicas y su
efecto sobre los valores predictivos de grasa total. La
figura sigue la lógica que, más que una sola línea que
describe la relación entre DC y %GC (tal como está
descrito en la ecuación de Siri), hay, muy probablemente,
una familia de curvas como se muestra en el gráfico. Por
lo tanto y de acuerdo a factores tales como el estado de
entrenamiento, salud u otros, una persona podría estar
ubicado en una curva cualquiera de las observadas. Por
ejemplo si la relación real colocara a la persona en la
curva de densidad de MM de 1.07, mientras que la
ecuación de Siri presupone ese valor en 1.1, entonces una
DC medida de 1.06 gr/cm3, resultaría en un porcentaje real
de GC del 5%, comparada con el 17% estimado por Siri.
Obsérvese que una diferencia determinada entre las
densidades real y supuesta de MM produce un error
absoluto mayor para aquellas personas con una alta DC (o
bajo %GC como son los deportistas o los adultos jóvenes
magros), comparados con personas obesas, con baja DC.
No puede sorprender entonces que se haya desafiado la
precisión de la transformación de DC a %GC. Siri estimó
que el error de transformación involucraba un desvío
estándar de 0.0084 gr/cm3 en la población total, lo que da
un error de aproximadamente un 3,7% en la predicción del
%GC. Lohman (1981), formuló la hipótesis de que este
desvío podría ser menor con muestras relativamente
homogéneas, como atletas altamente entrenados (DS,
0.006). Por consiguiente la utilidad de predecir el %GC ha
aumentado con el desarrollo de ecuaciones para deportes y
para poblaciones específicas. Se desarrollaron fórmulas
para diferentes grupos específicos como corredores de
fondo (Pollock, 1977), gimnastas (Sinning, 1978),
deportistas varones (Withers, Craig, 1987), deportistas
mujeres (Withers, Whittinham, 1987), y una variedad de
diferentes subgrupos.
Aplicabilidad de las ecuaciones de predicción del % graso
Supongamos que evaluamos a un sujeto y le tomamos
varias medidas de sitios antropométricos involucrados en
una importante cantidad de fórmulas de predicción de su
%GC a partir del cálculo de su DC. Obviamente estas
múltiples ecuaciones determinan el %GC a partir de
determinadas variables como el sexo, nivel de actividad
física y edad.
La figura 25 muestra el rango de puntuaciones obtenidas
en %GC calculado por fórmulas predictivas diferentes. Se
estimó que esta joven tenía en promedio, 22,7% +/- 3,7%
de grasa corporal. Los niveles estimados variaron, según
las ecuaciones, desde 16,3% hasta 26,2%. Cuando es
expresado en términos relativos, ello representa un rango
del 44% del valor medio estimado sobre todas las
ecuaciones. Esto no tiene en cuenta el SEE (error de
estimación estándar), alrededor de los niveles individuales
del porcentaje estimado de GC. Supongamos que hay
diferentes ecuaciones posibles para elegir, y que cualquier
ecuación se elige al azar. En el peor de los casos podría
resultar un posible rango de valores de %GC entre 7,9 y
34,4%. Por lo tanto, si se usa una ecuación de predicción,
es aconsejable informar el nivel estimado de %GC +/- un
rango de error.
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Figura 25. Predicción del %GC en un mismo sujeto con
distintas ecuaciones.
DESARROLLOS AVANZADOS PARA
EL CÁLCULO DE LA COMPOSICIÓN
CORPORAL POR ANTROPOMETRÍA
MODELOS DE CUATRO COMPONENTES
Más tarde en el tiempo aparecieron otros modelos de
cálculo de la composición corporal por antropometría
llamados modelos cineantropométricos de fraccionamiento
corporal en cuatro masas. Estos discriminan el tejido
magro en tejido muscular, tejido óseo y tejido visceral, lo
que convirtió a estos en modelos de mayor complejidad
que el de doble componente. Sin embargo resultaron tener
errores importantes en los cálculos finales. Estudios
cadavéricos confirmaron estos fallos que hicieron de los
modelos de cuatro componentes una especie en extinción
dentro de la Cineantropometría.
Ambos modelos de cuatro componentes, el de Drinkwater
y Ross y el de Rose y Guimaraes utilizaban los valores
Phantom como medios para corregir y normalizar sus
cálculos. Sin embargo, a la luz de las investigaciones
cadavéricas (Martin, et. al, 1986), de la década del
ochenta, los primeros autores pidieron que deje de
utilizarse su método debido a las enormes diferencias entre
los datos reales (disección), y los calculados. Por otro
lado, el método ideado por Rose y Guimaraes posee un
margen de error similar al anterior, pero las fórmulas de
cálculo son aún más cuestionables. Por ejemplo, para
averiguar el peso de la masa residual se utiliza una
fórmula con un porcentaje fijo, por lo tanto supone que
todos los seres humanos (un porcentaje fijo para mujeres y
otro para varones), poseen el mismo valor de esa masa. El
tejido adiposo y el óseo se calculan a partir de un número
restringido de variables antropométricas, pero la masa
muscular –tan importante a la hora de valorar deportistas-,
se calcula por sustracción. Es decir que se supone que todo
lo que no sea adiposidad, hueso o vísceras, es masa
muscular, no ingresando en la valoración de ésta ni una
sola variable antropométrica.
Claro que cuando toda esta información fue conocida otros
autores habían investigado un modo mejor, más efectivo y
con un margen de error considerablemente menor para
calcular, indirectamente, la composición corporal. Es así
como surge (como un trabajo de tesis de grado), el método
de fraccionamiento corporal en cinco componentes de
Kerr y Ross, (Ross, W; Kerr, D., 1993), subsanando con el
mismo todos los problemas de los modelos de cuatro
componentes. A diferencia de aquellos, el nuevo modelo
presentaba el cálculo separado del tejido adiposo y de la
piel como el quinto componente de las masas humanas.
FRACCIONAMIENTO EN CINCO MASAS
El modelo de fraccionamiento en cinco masas de Kerr y
Ross es el estándar actual dentro de la antropometría para
el cálculo de la composición corporal. El mismo se basa,
en parte, en la estratagema Phantom y en la comparación
con el estudio de cadáveres de Bruselas (Martin, et.al.,
1986).
Según sus propios autores el modelo se valida por: “1) la
capacidad de la suma de las fracciones estimadas para
determinar la masa corporal total en 1l subgrupos distintos
de individuos de ambos sexos (n = 1,669); y 2) su
capacidad para predecir valores medios de masas
fraccionales, obtenidas por disección, y determinación del
peso corporal total en 25 cadáveres humanos de ambos
sexos”.
Se puede decir que este modelo se autoevalúa
permanentemente ya que de cada grupo de variables que
se toman para calcular una masa (por ejemplo los pliegues
subcutáneos para el cálculo del tejido adiposo) surge la
contribución en bruto (es decir en kilos de masa adiposa),
de dicha fracción al peso corporal total. La suma de los
cinco grupos de variables da el denominado “peso
estructurado”. Si este peso estructurado (que surge de la
medición de variables antropométricas) resultara distinto
al peso real (de balanza), entonces podríamos concluir que
el modelo no es buen predictor de la composición
corporal.
Obviamente esto no ocurre ya que, generalmente, la
diferencia entre el peso estructurado y el peso real es
mínima. Ello varía individualmente y, especialmente en
algunas poblaciones (ancianos y niños pequeños), por lo
que los autores sugieren que el margen de error tolerable
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entre ambos pesos no debe ser superior a 5%. Es decir que
si la diferencia se mantiene en esos rangos el modelo
puede utilizarse individualmente sin problemas, en tanto
cuando ese porcentaje de diferencia es superado se sugiere
no tomar en cuenta los datos finales.
Por experiencia puedo decir que más del 90% de las
personas que he evaluado con el método de
fraccionamiento en cinco componentes (más de 2.500
casos), han mostrado un rango de diferencia entre pesos
menor al 5%. Y este porcentaje aumenta si solo
analizamos los resultados entre deportistas.
Reproducimos a continuación la comparativa entre el
modelo antropométrico y el estudio de cadáveres.
Tabla 2. Exactitud en la predicción de masas tisulares por
disección de cadáveres de 12 hombres y 13 mujeres, por el
uso del método antropométrico de 5 masas fraccionales.
Nota: Valores en Kg, excepto r y error standard de la
estimación (SEE).
MODELOS NO ANTROPOMÉTRICOS
PARA EL CÁLCULO DE LA
COMPOSICIÓN CORPORAL
BIOIMPEDANCIA ELÉCTRICA
Este método se basa en la determinación de las diferencias
existentes en la conductibilidad eléctrica entre el tejido
graso y el no graso, de la cual son responsables los fluidos
y electrolitos que los componen. Para ello se mide la
impedancia de una débil corriente eléctrica alterna (800
mcA; comúnmente a una frecuencia de 50 KHz), que pasa
entre el tobillo derecho y la muñeca derecha de un
individuo. La impedancia es directamente proporcional a
la longitud del conductor (una distancia que es
habitualmente una función de la altura del individuo), e
indirectamente al área transversal. En otras palabras, la
impedancia es proporcional al cuadrado de la longitud del
conductor (individuo), dividido por su volumen. La
medición de la caída del voltaje es la que permite estimar
la resistencia o impedancia corporal. La impedancia es
igual a la raíz cuadrada de la suma de los cuadrados de
resistencia y reactancia, no obstante, como esta última no
supone más del 10 % de la impedancia, habitualmente se
asume como sinónimos los términos impedancia y
resistencia.
La corriente eléctrica se transmite a través del agua y de
los electrólitos del cuerpo, mientras que es frenada por la
grasa. Por consiguiente, la resistencia al paso de la
corriente variará en función del contenido de grasa
corporal. Asimismo, la resistencia será proporcional al
agua corporal total. Como el agua y los electrólitos se
hallan principalmente en los tejidos libres de grasa,
permiten relacionar la impedancia y la MLG mediante
fórmulas matemáticas. A bajas frecuencias la corriente
atraviesa mal las membranas celulares, por lo que esta
técnica no valora correctamente el agua intracelular. De
esta manera se obtienen los valores de masa libre de grasa
y, por sustracción, de la masa grasa, además del agua
total. En cambio, a altas frecuencias, si atraviesan las
membranas celulares, pueden dar una mejor
representación del agua corporal total en sus componentes
intracelular y extracelular. Por esto, utilizando frecuencias
a distintos niveles se puede tener una idea de estos dos
compartimientos. La estimación de la resistencia corporal
al paso de la corriente eléctrica debe transformarse para
dar una indicación de la composición corporal. El
principio básico es que la impedancia depende de las
características geométricas del conductor. Para ello el
cuerpo humano se considera como un cilindro.
La hipótesis que la bioimpedancia eléctrica puede ser
usada para determinar la masa grasa no ha sido probada, a
pesar de la profusa pero confusa información que proveen
los fabricantes de equipos.
Martín (1989), señala que, si en los programas de cálculo
de los equipos de bioimpedancia eléctrica se suprimen
como información previa los datos de edad, peso, talla,
diámetro de húmero, grado de entrenamiento de la
persona, nutrición, etc., las determinaciones no son
mejores predictoras de masa grasa que el índice de masa
corporal que sólo requiere conocer el peso y la talla. Estas
objeciones se añaden al inconveniente derivado del alto
costo de los equipos. Por otro lado, algunas situaciones
clínicas como deshidratación y edemas pueden invalidar
sus resultados.
Por otro lado, tienen el inconveniente que la
reproductibilidad depende del aparato utilizado y de la
definición de la ecuación que relaciona la impedancia o
resistencia corporal total. Como hemos visto, se tratan de
ecuaciones de regresión que pueden incluir distintas
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variables, como edad, sexo, peso y talla, y puede estar
sometida a errores importantes y que se deba ser muy
cuidadoso cuando a la hora de valorar los resultados
obtenidos se aplica a individuos aislados. Además, hay
que tener presente la muestra en la que se ha obtenido la
fórmula a aplicar, tanto en individuos sanos como
enfermos.
La sencillez del método de bioimpedancia está haciendo
que se emplee incluso en estudios epidemiológicos. Sin
embargo, los errores en la determinación de grasa pueden
ser importantes, dependiendo del equipo, el estado de
hidratación y, sobre todo, de la distribución de la grasa (las
extremidades superiores contribuyen casi a la mitad de la
resistencia y el tronco sólo a la décima parte), y del
contenido en glucógeno hidratado del músculo, pues se
asume habitualmente que el 73% del músculo es agua, lo
que no es una verdad absoluta.
ABSORCIOMETRÍA FOTÓNICA DUAL (DEXA)
Los tejidos difieren en su capacidad de atenuar rayos X de
diferentes energías después de irradiar al sujeto. Las
diferencias en la atenuación hística pueden servir para
estimar el tamaño de los compartimientos graso y no
graso, además del contenido de los minerales óseos.
Divide, por tanto, al organismo en tres compartimientos.
Es una técnica reciente, que se usa predominantemente en
la medición del contenido mineral óseo. También se han
realizado numerosas investigaciones que determinan el
contenido mineral óseo y la masa corporal magra.
Esta técnica está basada en la diferente atenuación que
experimentan dos haces de rayos X de diferente energía al
atravesar los distintos tejidos del organismo. El contenido
de mineral óseo y la masa de tejidos blandos se calcula a
partir de la atenuación de las dos energías fotónicas
resolviendo un sistema de dos ecuaciones simultáneas.
Posteriormente, los algoritmos incluidos en el software del
aparato permiten dividir la masa de tejidos blandos en
libre de grasa y grasa. Se trata de una técnica sencilla, que
requiere mínima colaboración por parte del paciente. El
sujeto se coloca en decúbito supino y debe permanecer sin
moverse durante toda la exploración. La posición del
paciente en el aparato es un factor muy importante en la
realización de la técnica. La radiación a la que se somete
al sujeto es muy pequeña (0,05-1,5 mrem), mucho menor
que la asociada a la utilización de técnicas radiológicas
convencionales (oscilan entre 25-270 mrem). Se diseñó
inicialmente para el estudio de la masa ósea, pero permite
valorar claramente la masa grasa y la masa libre de grasa.
El tiempo variará según el tipo de aparato. Las nuevas
generaciones de aparatos reducen su tiempo hasta 5
minutos.
Los equipos son costosos, no obstante es posible que se
convierta con el tiempo en una de las técnicas de
referencia. Su mayor inconveniente es que existen
diferentes aparatos con varias versiones de software, por
lo que no se obtienen resultados idénticos. Además, el
método no puede discriminar la masa muscular.
De cualquier modo, se trata de una tecnología de elevada
precisión para la determinación de la masa ósea, que
ofrece por esa razón la posibilidad de correlacionar los
datos obtenidos con los de numerosas ecuaciones
antropométricas para el mismo fin, con el objeto de
validarlas. Esta técnica ha demostrado buenas
correlaciones entre la medición de la grasa corporal y la
densitometría, y además permite diferenciar entre distintas
regiones corporales.
Con el uso de DEXA se ha mostrado que existen personas
no identificables como obesas según IMC o ecuaciones
basadas en pliegues cutáneos pero que realmente
contienen más de un 25% de grasa en varones y más de un
33% en mujeres, porcentajes considerados como
definitorios de obesidad según la SEEDO y otras
organizaciones científicas.
TOMOGRAFÍA AXIAL COMPUTARIZADA (TAC)
Es un método largamente difundido para el diagnóstico
médico de imágenes. Su utilización para la composición
corporal se remite a estudios anatómicos regionales, ya
que para chequear el cuerpo en su totalidad deberían
aplicarse muchos cortes horizontales, y el cuerpo recibiría
mucha radiación. El método informa la densidad de los
tejidos, construyendo una base bidimensional de la
anatomía correspondiente a cada corte. Es decir, las áreas
calculadas a partir de cada corte axial nos permiten
estimar el tamaño de los diferentes órganos y tejidos.
Como el grosor del corte es conocido el espacio ocupado
por vísceras, grasa, músculos y hueso puede ser calculado
mediante programas computarizados.
Este método diferencia claramente la grasa del músculo.
Es el método de referencia para valorar segmentos del
organismo, volumen de órganos y, en especial la grasa
abdominal, cuyas áreas (subcutánea, perirrenal,
intraabdominal-visceral) se determinan a nivel L4-L5.
Los factores limitantes de esta tecnología tienen relación
con su elevado costo, el tiempo de exploración prolongada
y el sometimiento del sujeto a radiaciones ionizantes.
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RESONANCIA MAGNÉTICA NUCLEAR
Es un método seguro y preciso para evaluar la
composición corporal y es capaz de discriminar el tejido
adiposo con gran precisión, si bien la reproductibilidad de
las determinaciones es inferior a la obtenida con la TAC.
La RMN es muy precisa para valorar el tejido magro,
especialmente en los miembros y tiene gran correlación
con la densitometría.
Se fundamenta en que los núcleos atómicos de las
moléculas del cuerpo, muy especialmente los de H,
pueden comportarse como pequeños imanes, y en
consecuencia, alinearse según la dirección de un campo
magnético aplicado externamente. Si, en esas condiciones,
se hace pasar por el cuerpo una onda de radiofrecuencia,
algunos núcleos absorben parte de su energía y cambian su
orientación en el campo magnético. Cuándo la onda de
radio se suprime, los núcleos se desactivan emitiendo la
señal de radio previamente absorbida. Como cada clase de
núcleo (de átomo), reacciona en forma característica, un
detector adecuado capta una imagen global de la emisión
de los distintos átomos del sector del cuerpo estudiado, y
una computadora adecuadamente programada transfiere
esa información en una imagen, cuyos matices de
intensidad reflejarán la composición de los tejidos
involucrados. Como el H del cuerpo está ubicado
preponderantemente en las moléculas de agua, las zonas
más hidratadas darán densidades más intensas, con alto
contraste entre músculo y grasa, lo que ofrece excelentes
perspectivas de aplicación para determinar niveles de
hidratación (agua corporal), así como de contenido graso
del cuerpo.
Este método es seguro, no invasivo, no irradia al sujeto, y
tiene una capacidad de resolución muy superior a la de la
tomografía computada. Puede resultar de alta validez y
confiabilidad para validar técnicas cineantropométricas.
No existen todavía estudios importantes de RMN en
composición corporal. El principal inconveniente es el
costo del equipo y el prolongado tiempo de realización.
PLESTIMOGRAFÍA
Los pletismógrafos, tanto el acústico como el aéreo, evitan
la inmersión en agua y permiten conocer el volumen
corporal total, utilizando el desplazamiento de aire que
establece un individuo colocado en una cámara. Con este
método en 3-5 minutos de aplicación puede obtenerse el
volumen y la densidad del individuo, no obstante resulta
costoso (Brown, D.B., et. al., 2006).
MÉTODO DE PROPORCIONALIDAD:
ESTRATAGEMA PHANTOM
El modelo de Proporcionalidad humana es uno de los más
antiguos y, por ende, de los más estudiados por la ciencia
del hombre.
Desde el hombre de Vitruvio, de Leonardo Da Vinci hasta
nuestros días, muchos estudios se han sucedido y muchas
conclusiones parciales han sido dadas a conocer. En este
escrito vamos a detenernos en el análisis del denominado
Estratagema Phantom elaborado para comparar medidas
antropométricas en cualquier tipo de poblaciones
independientemente de su sexo, edad, estado físico, etnia,
o cualquier otra característica. El modelo parte de un
sujeto unisexuado, y sin edad específica.
El Phantom es una referencia humana arbitraria con
características antropométricas específicas como la altura
(170,18 cm), el peso corporal (64,58 kg), el porcentaje de
grasa (18,87%), o la masa muscular, los perímetros, los
diámetros y los pliegues subcutáneos.
Ross y Wilson, los autores del Phantom, se basaron en
grandes estudios poblacionales para obtener variables
promedio con su correspondiente desvío estandar. En un
trabajo de Ross y Marfell-Jones (Ross, W; Marfell-Jones,
M., 1991), se publican todas las medias y desvíos estandar
de cada variable antropométrica.
La idea del Phantom es analizar comparativamente cada
variable estudiada con una media universal y determinar
en qué proporción (en desvíos estandar), esa variable se
aleja o se aproxima a dicha referencia. El modelo
matemático empleado es el de los seis desvíos estandar
que contiene, estadísticamente hablando, al 98% de la
población en estudio. Cada variable es normalizada para
una altura y establecido su puntuación z, entre -3 y +3
desvíos.
El problema ha resolver es el siguiente: si un sujeto varón
joven practica deporte y lo comparo con una media que
incluye hombres y mujeres, activos y sedentarios, jóvenes
y adultos, en qué proporción el deportista debe desviarse
de ese promedio? Porque convengamos que si tiene
pliegues adiposos similares a la media Phantom, estamos
en problemas (porque los hombres poseen pliegues más
pequeños que las mujeres y las personas activas tienen aún
menos comparadas con las sedentarias). El tiempo nos ha
enseñado a establecer gráficas de desvíos típicas de cada
disciplina deportiva y así se han establecido unos
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parámetros esperables para los deportistas que las
practican.
Los resultados obtenidos mediante el análisis de la
proporcionalidad por el método Phantom suelen
representarse gráficamente, tal y como se observa en la
figura 26 tomada del artículo de la Dra. Kerr publicado en
el Asia Pacific J Clin Nutr (1995) 4: 25-29 y con el título:
“The elite athlete - assessing body shape, size, proportion
and composition”.
Figura 26. Proporcionalidad en atletas de élite.
Diferencias entre hombres (cuadrados negros), y mujeres
(cuadrados blancos).
EL MÉTODO COMBINADO
Su utilidad en el deporte
Desarrollaremos ahora el Método Combinado propuesto
por los argentinos Lentini y Verde (Fisiosport, Buenos
Aires, Argentina, sitio web www.fisiosport.com.ar), que,
sobre la base del Phantom pretende determinar parecidos
partiendo de bases de datos bien definidas y clasificadas
por sexo, edad y actividad deportiva.
El modelo incluye al Phantom pero parte de un promedio
para cada variable obtenido de poblaciones
representativas. La utilidad del método es apreciable: la
idea se basa en que un individuo se parezca a cero para
optimizar su morfología, ya que cero es el promedio para
cada variable antropométrica de un grupo de la misma
población (sexo, raza, edad, actividad deportiva), y podría
pensarse en desarrollos futuros más afinados (como la
obtención de un promedio por actividad deportiva y por
puesto o característica específica de la actividad, como por
ejemplo fútbol, defensa central ó atletismo, de velocidad),
tal como ocurre actualmente con las bases de datos del
somatotipo.
Garrido Chamorro y cols., presentaron un estudio sobre
jugadoras y jugadores de balonmano en España aplicando
simultáneamente el modelo Phantom y el modelo
Combinado y compararon a cada deportista con el
Phantom original, el modelo Combinado unisexuado (es
decir utilizando el promedio de deportistas varones y
mujeres), y el modelo Combinado por género (es decir
compararon varones con la media de varones y mujeres
con la media de mujeres).
Estos autores encontraron importante información en esta
comparación. Tal como puede apreciarse en la figura 27.
Figura 27. Desvíos Standard de un jugador de balonmano
utilizando el Phantom (líneas azules, máximos desvíos), el
modelo combinado asexuado (líneas rojas), y el modelo
combinado para varones (líneas amarillas, mínimos
desvíos).
BIOTIPOLOGÍA: EL SOMATOTIPO DE
HEATH Y CARTER
DEFINICIÓN
El Somatotipo es una clasificación de la forma del cuerpo
y está basado en conceptos de forma corporal, o lo que es
igual, la conformación exterior de la composición
corporal, sin tomar como único dato básico la estatura. El
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método más completo es el denominado Somatotipo de
Heath y Carter, muy utilizado en la valoración de
deportistas de diferentes disciplinas.
La técnica del Somatotipo se basa en la interpretación de
tres componentes que muestran la dominancia relativa de
un determinado tipo de físico, tal como se describe a
continuación.
· Endomorfismo, o predominancia adiposa relativa
· Mesomorfismo, o predominancia músculo esquelética
relativa, y
· Ectomorfismo, o predominancia en linealidad relativa.
Cada uno de los componentes es identificado en la
secuencia endomorfismo-mesomorfismo-ectomorfismo y
puede expresarse en valores que van desde el uno al doce.
Si uno de los componentes tiene la calificación 1, es
porque esa forma corporal es despreciable en ese sujeto, a
medida que el valor aumenta y se aproxima a 6 o 7, se
puede hablar de la predominancia de ese componente,
siendo difícil encontrar un valor de 12 o cercano. Como
ejemplo, un estudio somatotípico cuyo resultado es 1,4-
6,0-3,2 se denomina mesoectomorfo.
El método de Heath y Carter fue descrito en detalle por
Carter en 1980. Los programas para ordenadores
personales pueden adquirirse en una casa especializada
para evitarse el trabajo de realizar cálculos manuales.
Las especificaciones en cuanto al método y al análisis bi y
tridimensional pueden encontrarse en Carter, Ross y
Duquet (1983). El procedimiento usual para describir el
Somatotipo de una muestra determinada es utilizar la
media y la desviación estándar de cada componente y
exponerlos en una distribución normal sobre la
somatocarta, que es la representación gráfica del
somatotipo, tal como se muestra en la figura 28.
Un amplio informe de diversos estudios de Somatotipos
en deportistas está disponible en la literatura especializada.
Un particular interés despiertan las publicaciones sobre el
Somatotipo en atletas varones y mujeres participantes de
campeonatos del mundo de sus especialidades y de Juegos
Olímpicos. El programa de la YMCA-LIFE contiene el
resumen de normas para el Somatotipo en varones y
mujeres canadienses entre 15 y 69 años, basado en 13.599
casos y en los informes de los Juegos Olímpicos de
Montreal.
Figura 28. Somatocarta (o representación gráfica del
Somatotipo), con las probables distribuciones.
En el año 2005 un grupo de investigadores argentinos
(Lentini, N. et. al), publicaron los Somatotipos argentinos
de alto rendimiento deportivo, con una muestra de varones
y mujeres de 1.336 atletas evaluados en el Ce.N.A.R.D.
(Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo).
En la tabla 3 presentamos los resultados promedio en
varones y mujeres.
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Tabla 3. Somatotipos argentinos de alto rendimiento
deportivo. Promedio en varones y mujeres.
UTILIZACIÓN DE ECUACIONES PARA
LA OBTENCIÓN DEL % DE GRASA
CORPORAL VERSUS TRATAMIENTO
DE LOS DATOS EN BRUTO
Un procedimiento simple y confiable para controlar los
niveles de grasa se consigue al medir, de forma rutinaria,
el grosor de los pliegues de tejido adiposo subcutáneo sin
transformarlo a %GC. Esta metodología se ha usado
durante años en deportes de alto rendimiento. El
procedimiento elimina el error de transformación del
grosor de pliegues (en mm) en una determinada DC (en
gr.cm3), y luego a % GC.
Para quienes adopten esta técnica se recomienda una serie
de sitios para valorar, con el fin de reducir los errores
debido a un patrón de distribución grasa individual
durante los cambios de peso corporal. Se cree que los
patrones individuales de reducción y aumento se
relacionan con las hormonas lipolíticas y quizás sea esta la
razón por la cual muchos individuos tienen dificultad en
reducir depósitos grasos de lugares específicos.
De todos modos el uso de datos en bruto, en este caso de
pliegues subcutáneos de tejido adiposo, nos impide
comparar entre sujetos. Como es fácil observar esta
variable se mide en milímetros (es decir una medida de
longitud, lineal), y por lo tanto es imposible normalizarla
por un peso determinado (una medida de volumen). Es
obvio decir que si un sujeto tiene en el pliegue equis o en
la sumatoria de tantos pliegues un valor de 50mm y
comparamos el contenido en mm de otro sujeto que
coincide en 50, pero el primero pesa 15kg más que el
segundo, es de rigor pensar que 50mm no representan la
misma cantidad de grasa en cada uno de ellos.
Para resolver este tipo de inconvenientes se han pensado
los diferentes modelos antropométricos que, cada uno
basado en un fundamento que le da origen y sustento, nos
permite transformar las variables lineales en un resultado
un tanto más complejo y, fundamentalmente, comparable.
Es importante recordar en este punto que cada modelo es
más o menos sensible contra sí mismo y que cometemos
graves errores pretendiendo comparar resultados obtenidos
con diferentes modelos de análisis.
Como ejemplo cabe acotar que la mayor parte de los
estudios de % graso en la literatura hacen referencia a
fórmulas basadas en el pesaje hidrostático, es decir en un
modelo de doble componente graso-magro. Éste, como ya
hemos visto, conlleva un margen de error importante. En
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la literatura encontramos que los corredores de larga
distancia (varones), poseen un % graso entre 5 y 7%.
Nosotros valoramos % de tejido adiposo con el modelo de
5 masas y encontramos en un varón corredor de larga
distancia un 21% de tejido adiposo… y todos corren
desesperados.
El entrenador para decirnos que hemos “medido mal”, el
deportista para buscar explicaciones a su “exceso” de
grasa… Nada de eso. El deportista está saludable, bien
entrenado, con un % de tejido adiposo aceptable para su
edad, sexo y tipo de actividad deportiva. El “único” factor
de ruido está en el modelo antropométrico que hemos
elegido para valorarlo.
Definitivamente no se pueden comparar dos modelos
disímiles aún cuando pretendan valorar cosas similares.
De hecho el % graso no es lo mismo que el % de tejido
adiposo. Igual si nos centráramos en medir el % graso y
utilizáramos cada vez una fórmula distinta, el resultado
final variará no por los cambios en el sujeto evaluado, sino
porque las fórmulas no son iguales.
Ante esto surge la duda: entonces cuál es el mejor modelo
antropométrico? La respuesta es simple: el que mejor se
adapte a lo que quiero y a lo que puedo medir.
Siguiendo con el modelo de doble componente graso-
magro reiteramos (como lo hiciéramos en el apartado
sobre el cálculo de la densidad corporal), que existen más
de cien fórmulas en la literatura especializada para
calcular densidad corporal promedio y transformar dicho
cálculo en % graso. Cada fórmula está elaborada para una
población específica (sea por raza, sexo, grupo etario,
nivel de actividad física o un deporte en particular), y
contiene varios datos o grupos de datos como por ejemplo,
tantos pliegues, la edad del sujeto, algún perímetro o
diámetro óseo, la altura o algún otro dato anexo.
CONCEPTO DE PESO IDEAL
Durante algún tiempo se utilizó el concepto de peso ideal
haciendo mención a un peso estandarizado según edad,
sexo, altura y, a veces, etnia y capacidad física. También
se utiliza la complexión corporal en algunas fórmulas. El
cálculo más utilizado para valorar el peso ideal es el índice
masa corporal (IMC, del que ya hemos hablado).
Existen otras fórmulas para calcular el peso ideal, aunque
ya cabe resaltar que este concepto está siendo dejado de
lado a favor del de peso saludable.
CONCEPTO DE PESO SALUDABLE
En los últimos años, se han demostrado algunas relaciones
entre la obesidad y la salud. Y las guías para la
alimentación diaria toman esto en consideración cuando
recomiendan "mantener un peso saludable".
Este concepto de "peso saludable" sustituye al término de
peso "ideal" que todavía se usa.
Este peso saludable es el peso que una persona debe lograr
y mantener a lo largo de toda la vida, ya que allí se
comprueba un mínimo riesgo de padecer trastornos
relativos a la obesidad. Demás está decir que cada persona
tiene un peso saludable relativo a múltiples factores y ello
no puede normalizarse como se intenta con el IMC.
Ese peso saludable ha sido definido por tres criterios
específicos:
1. ¿Cuánto del peso es peso de grasa?
2. ¿Dónde está localizada la grasa? y,
3. ¿Existen problemas de salud relacionados a la
obesidad?
UTILIZACIÓN DE SOFTWARES
En las últimas décadas la computadora ha revolucionado
nuestras vidas. Cotidianamente hacemos uso de ella para
múltiples acciones. En ese sentido la ciencia ha
encontrado en las máquinas una forma rápida de resolver
cálculos que, de ser manuales, nos llevarían mucho tiempo
resolver y una infinidad de posibilidades de error.
La cineantropometría no es ajena a esto. Muchas personas
al terminar de evaluarlas me preguntan: y? cómo estoy? Y
yo agradezco tener a mi lado una PC para poder responder
con celeridad.
SOFTWARES ESPECÍFICOS
Existen algunos softwares de pago exclusivos para
cálculos antropométricos (Bodymetrix es uno), y otros que
además de los modelos antropométricos más usuales
sirven para establecer estados nutricionales y de salud
(Equanthropos). También existen algunos softs en la web
que se comercializan a bajo precio, pero se debe tener
especial cuidado ya que poseen importantes restricciones o
están cargados con modelos de composición corporal en
desuso (como ocurre con el AntropoSoft que posee
precargado un modelo de 4 componentes).
También se debe mencionar que las planillas de cálculo
(tipo Excel), que vienen con los paquetes de programas de
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ofimática nos proveen de herramientas inestimables. Y
con un poco de conocimientos básicos se pueden lograr
sorprendentes resultados. Un simple cálculo (como el
IMC), puede cargarse en una planilla.
También podemos realizar cálculos más complejos (de
hecho yo mismo he elaborado una planilla de cálculo en
Excel a la que denominé Cine-Gim, con la que calculo el
fraccionamiento en 5 masas, el somatotipo y la
proporcionalidad Phantom, más algunos índices de
proporcionalidad y de salud, sobre la base de unas 40
variables antropométricas), pero para ello se deberá tener
conocimientos más avanzados sobre planillas de cálculo.
Sin dudas, cualquiera sea el tipo de recurso con el que
contemos, los programas para cineantropometría nos darán
una ayuda indispensable en el trabajo diario.
ANÁLISIS DE CARACTERÍSTICAS
ANTROPOMÉTRICAS DE
DEPORTISTAS RECREATIVOS Y
COMPETITIVOS DE DIFERENTES
ESPECIALIDADES
INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA
Sin lugar a dudas es nuestro interés, como entrenadores,
establecer las condiciones óptimas de rendimiento de los
deportistas con los que trabajamos.
Lo primero que vamos a tener en cuenta es un análisis
típico de cada modalidad deportiva para poder establecer
características especiales de la misma.
Como ejemplo podemos mencionar la importancia del
alcance de brazos para los nadadores o de la relación entre
la altura total y la altura de piernas en velocistas de
carreras pedestres.
Una vez realizado este tipo de análisis procedemos a elegir
la base de datos con la que vamos a comparar a esos
deportistas. En este punto es bueno destacar que muchos
de los datos que tenemos disponibles provienen de países
ajenos al nuestro. De hecho una muestra de un país puede
no ser representativa de todo el territorio, menos todavía si
se usa en otros países y en poblaciones de características
muy diferentes a la de referencia.
También resulta muy loable que las evaluaciones que
efectuemos a los deportistas con los que trabajamos
engrosen las bases de datos locales. El trabajo solidario en
este sentido nos ayudará a tener parámetros mucho más
cercanos a nuestra realidad y, consecuentemente, mucho
más útiles.
Algunos datos de fútbol profesional y amateur
El fútbol es, sin dudas, el deporte más difundido en esta
región del planeta y, por consiguiente, del que más datos
disponemos para el análisis.
El estudio “Somatotipos Argentinos de Alto Rendimiento
Deportivo” (Lentini, et. al., 2005), presenta el promedio en
varones y mujeres, de un amplio número de especialidades
deportivas. Con relación al fútbol establece un somatotipo
promedio de características “mesomorfo balanceado” (2.3-
4.8-2.2), para varones y “meso-endomorfo” (3.0-3.8-2.1),
para mujeres.
Pero podemos afinar el análisis desmenuzando qué
características se pueden identificar según los puestos en
el campo de juego. Quienes hemos trabajado en el fútbol
profesional tenemos en claro que las características
morfológicas de estos deportistas están íntimamente
ligadas a su accionar en el equipo. Por ejemplo es fácil
observar que los arqueros, los defensas centrales, los
mediocampistas defensivos y los delanteros de punta o
centrales poseen, en promedio, una mayor altura que sus
pares que se desempeñan sobre los laterales del campo.
Un excelente análisis de dichas características asociadas
además al rendimiento deportivo podemos encontrar en
los resultados de las investigaciones de composición
corporal, análisis del movimiento y análisis táctico, en la
copa América 1995 (Rienzi y Mazza, 1998).
Los resultados resumidos se presentan el la tabla 4.
POSICIÖN SOMATOTIPO CALIFICACION
Arqueros 2.6-5.5-1.9 Mesoendomorfo
Defensa central 1.9-5.3-2.3 Mesomorfo balanceado
Defensa lateral 2.0-5.3-2.1 Mesomorfo balanceado
Medio defensivo 2.0-5.0-2.3 Mesomorfo balanceado
Medio ofensivo 2.3-5.2-2.1 Mesomorfo balanceado
Delantero central 2.2-5.5-1.8 Mesomorfo balanceado
Delantero lateral 1.8-5.3-2.2 Mesomorfo balanceado
Promedio Total 2.1-5.3-2.1 Mesomorfo balanceado
Tabla 4. Resultados promedio de los somatotipos de la
copa América 1995, analizado por puestos y promedio
general. (Rienzi y Mazza).
Como puede observarse en la tabla, si bien la mayoría de
los puestos da una calificación de mesomorfos
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balanceados, los resultados matemáticos son bien
diferentes.
Un amplio estudio sobre futbolistas amateurs y
profesionales tuve la oportunidad de realizar en México,
en 1997. En el mismo se establecieron las características
morfológicas de todos los planteles del Club Cruz Azul de
México, D.F. (Arcodia, J. y Rodríguez, A; 1997).
Según estos datos la composición corporal, según grupos
de edad y en promedio (sin discriminar por puestos), se
presentan en la tabla 5.
EDAD % T. ADIPOSO % T: MUSCULAR
12 25.1 43.19
13 25.46 43.38
14 23.53 44.26
15 22.19 45.52
16 22.21 46.86
17 23.05 46.49
18 21.32 48.13
Tabla 5. Resultados promedio de % adiposo y %
muscular (modelo de 5 componentes de Kerr y Ross),
según la edad. Club Cruz Azul, ciudad de México, 1997.
También se presentan los somatotipos promedio (tabla 6).
EDAD SOMATOTIPO CALIFICACIÓN
12 2.2-4.3-3.2 Meso ectomorfo
13 2.1-3.9-3.6 Mesomorfo-ectomorfo
14 1.9-4.0-3.4 Meso ectomorfo
15 1.8-4.1-3.2 Meso ectomorfo
16 2.0-4.3-2.7 Meso ectomorfo
17 1.9-4.3-2.9 Meso ectomorfo
18 1.9-4.3-2.9 Meso ectomorfo
Tabla 6. Somatotipos promedio según la edad, Club Cruz
Azul, ciudad de México, 1997.
Como puede apreciarse las calificaciones del somatotipo
en este estudio se diferencian de las obtenidas en
Argentina (Lentini, et. al., 2005), y de otros datos
internacionales (Guimaraes, et.al, 1975; Withers, et.al,
1986; Rodríguez, et.al, 1986), quienes informan
somatotipos promedio para el fútbol profesional
mesomorfos balanceados.
Estos son apenas unos pocos datos de los disponibles en la
bibliografía, y los presentamos a modo ilustrativo para que
el lector pueda tener una idea más o menos básica sobre
este deporte. También perseguimos el objetivo de
demostrar en estos ejemplos las diferencias en los estudios
morfológicos aún dentro de la misma especialidad
deportiva.
Datos sobre vóleibol
Retomando la idea inicial encontramos tanto en le voleibol
como en el básquetbol la generalizada y más que obvia
idea de la predominancia de la altura sobre otras variables
antropométricas.
En realidad tenemos que decir que en estos deportes la
estatura es casi una condición más que podríamos
burdamente comparar con la imposibilidad de remar o
nadar de un sujeto que no tiene brazos. Quizás el ejemplo
no sea muy feliz, pero pretendo que sea claro. La idea que
subyace es que las características obvias muchas veces
esconden otras tan importantes, pero que no están “tan a la
vista”.
Otra vez debemos considerar el análisis concienzudo y
particular de cada especialidad deportiva para arribar a
conclusiones un poco más profundas y efectivas.
Según Bellendier (Bellendier, J; 1999), el biotipo para esta
especialidad debe estar dentro de la calificación ecto
mesomórfico, el tren inferior debe ser mayor en longitud
que el tren superior. En resultados obtenidos en el
Ce.N.A.R.D. (Centro Nacional de Alto Rendimiento
Deportivo de la Argentina), utilizando un modelo de 5
masas (Kerr y Ross), los porcentajes de masa muscular y
adiposa fueron 45,15-44,62 y 23,67-24,52,
respectivamente. Todos los datos pertenecen a varones de
categorías menores.
El estudio Somatotípico (Lentini, et.al), muestra un
somatotipo ecto mesomorfo (2.1-3.5-4.1), para varones y
endomorfo-ectomorfo (3.4-2.9-3.2), para mujeres.
Durante el campeonato Argentino de voleibol del año
2000 se evaluaron a los seleccionados de cada provincia,
varones y mujeres encontrándose los siguientes valores
(tabla 7):
VARONES MUJERES
Somatotipo promedio 2.86-4.44-2.66 4.50-3.52-2.37
Calificación Meso balanceado Endo mesomorfo
% adiposo (media) 25.0 34.8
% muscular (media) 47.3 39.2
Talla (media) 186.9 169.6
Peso (media) 84.24 64.74
Tabla 7. Promedios de somatotipo, % adiposo, %
muscular, talla y peso de los participantes del Torneo
Argentino de Voleibol, 2000.
Grupo Sobre Entrenamiento (www.sobreentrenamiento.com) 26/34
Otros datos deportivos
En el hándol (o balonmano), se utilizan algunos
parámetros antropométricos específicos para medir
habilidades. Avila Moreno (1996), propone la talla, que
condiciona el uso del espacio vertical, la envergadura, que
determina la amplitud del espacio cercano que se puede
dominar e incide en la potencia de los lanzamientos, el
ancho de la mano, que tiene incidencia directa en la toma
y manejo del balón, el diámetro biacromial, que posibilita
la creación de la base estable de fuerza a nivel proximal,
necesaria para la producción de potencia a nivel distal en
el lanzamiento y el peso, como factor importante en
situaciones de contacto.
Ya hemos presentado un amplio rango de referencias
(Lentini, et. al. 2005). Ahora vamos a resumir en la tabla 8
somatotipos de otras referencias.
DEPORTE (Varones) SOMATOTIPO CALIFICACIÓN
Fútbol australianoª 2.1-5.7-2.5 Mesomorfo balanceado
Básquetbolª 2.1-4.5-3.5 Meso ectomotfo
Gimnasiaª 1.9-6.1-2.5 Meso ectomorfo
Hóckeyª 2.4-5.4-2.6 Mesomorfo balanceado
Remo (peso pesado)ª 2.0-5.2-3.0 Meso ectomorfo
Carrera (larga distancia)ª 1.8-4.4-3.7 Meso ectomorfo
Atletismo (saltos)º 1.7-4.4-3.4 Meso ectomorfo
Natación (libre)º 2.2-4.7-2.9 Meso ectomorfo
Natación (Pecho)º 2.2-5.3-2.8 Meso ectomorfo
Básquetbolº 2.0-4.3-3.5 Meso ectomorfo
Ciclismo (velocidad)º 1.8-5.2-2.4 Meso ectomorfo
Ciclismo (persecución)º 1.8-5.1-2.6 Meso ectomorfo
Pesas (pluma)º 1.5-6.8-1.1 Mesomorfo balanceado
Pesas (mediano)º 2.1-6.8-1.2 Meso endomorfo
Pesas (pesados)º 3.5-7.7-0.7 Meso endomorfo
DEPORTE (Mujeres)
Básquetbolª 3.7-4.0-2.9 Mesomorfo-endomorfo
Hóckeyª 3.7-4.5-2.2 Meso endomorfo
Fútbolª 4.2-4.6-2.2 Mesomorfo-endomorfo
Voleibolª 3.0-3.5-3.5 Mesomorfo-ectomorfo
Lacrosseª 4.1-4.5-2.4 Mesomorfo-endomorfo
Atletismo (velocidad)º 2.7-3.9-2.9 Mesomorfo balanceado
Atletismo (400-800)º 2.0-3.3-3.7 Ectomorfo-mesomorfo
Atletismo (saltos)º 2.2-3.3-3.7 Ectomorfo-mesomorfo
Natación (libre)º 3.1-3.6-2.9 Mesomorfo balanceado
Natación (pecho)º 3.2-4.2-2.7 Mesomorfo balanceado
Gimnasiaº 2.7-4.2-2.8 Mesomorfo balanceado
Tabla 8. Algunos somatotipos de referencia para varones
y mujeres deportistas. ª Datos de la Comisión de Deportes
de Australia (Norton y Olds, 1999). º Datos del MOGAP
(Montreal, 1976).
En la tabla 9 presentamos algunos datos de composición
corporal de distintas fuentes. Todos los datos provienen de
la conversión de las variables antropométricas al modelo
de fraccionamiento de 5 masas de Kerr y Ross.
DEPORTE % MUSCULAR % ADIPOSO
Rugby (Argentina) (1) 49,58 23,48
Fútbol (Haití) (2) 52,42 19,19
Fútbol (México) (3) 48,13 21,32
Fútbol (Argentina) (4) 51,00 20,25
Fútbol (Inglaterra) (5) 51,00 18,00
Tabla 9. Algunas referencias deportivas de composición
corporal promedio valorada por el método de 5 masas de
Kerr y Ross. Referencias: 1) Club Logaritmo Rosario,
plantel de 1º división (Arcodia, J., 2002); 2) Selección
Mayor (Arcodia, J., 2001); 3) Club Cruz Azul, México
D.F., 2º división (Arcodia, J., 1997); 4) Club Belgrano de
Córdoba, 1º división (Arcodia, J., 2001); Clubes ingleses
de 1º división (Reilly, T., 1998).
A modo de conclusión diremos que, siempre que vayamos
a tomar una referencia determinada, es indispensable que
revisemos la fuente, el año de producción del trabajo y la
población que fue tomada como muestra. Además es
imprescindible que conozcamos el modelo matemático
utilizado o el método antropométrico de referencia.
Tenemos infinidad de datos de composición corporal
elaboradas en base al modelo de doble componente graso-
magro. De hecho estos datos pueden ser, objetivamente
hablando, muy distintos a los datos directos obtenidos por
disección cadavérica o por DEXA (uno es y el otro puede
ser en un futuro un método de referencia), pero las
fórmulas (más de 100 en la literatura especializada), deben
ser conocidas, sino la aplicación de la referencia estará
viciada al no poder realizar comparaciones.
COMPOSICIÓN CORPORAL, SALUD Y
APTITUD FÍSICA
CUÁL ES LA COMPOSICIÓN CORPORAL MÁS
ADECUADA PARA LA SALUD TANTO EN EL
HOMBRE COMO LA MUJER
A menudo utilizamos la sumatoria de pliegues cutáneos
para estimar la adiposidad total. La densidad corporal, y
por lo tanto, el porcentaje de grasa y la masa magra
absoluta, pueden estimarse a partir de mediciones
antropométricas de superficie (los perímetros y los
pliegues cutáneos). Sin embargo, las ecuaciones de
regresión son específicas para cada población y, por lo
general, involucran considerables errores constantes de
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estimación. Las diferencias en la distribución grasa entre
los distintos depósitos subcutáneos y entre los depósitos
subcutáneos y viscerales, significan que las mediciones de
pliegues son un índice imperfecto de la adiposidad
general. La distribución de la grasa subcutánea difiere
entre hombres y mujeres con los valores de pliegues en
todos los sitios con tendencia a ser mayores en las mujeres
que en los hombres. Los pliegues más gruesos tienden a
localizarse en la región lumbar abdominal, en ambos
sexos.
La grasa contiene 37 kj.gr, las proteínas 17 kj.gr y los
carbohidratos 16, pero no todos los kilojoules son
metabolizados de la misma manera por el organismo. La
grasa alimentaria es convertida más fácilmente a grasa
corporal con un costo neto de alrededor del 3% del valor
calórico de la grasa ingerida. Los CHO, necesitan el 23%
del valor calórico del alimento ingerido para almacenarse
como grasa corporal. Por lo tanto existe una ventaja
evolutiva en almacenar la grasa alimentaria en los
adipositos. Los estudios a gran escala muestran
correlaciones elevadas positivas entre la ingesta de grasa
alimentaria y el porcentaje de grasa corporal. Los datos
sugieren que un cambio en la alimentación, aún
manteniendo la misma ingesta calórica, puede afectar la
composición corporal.
Está bastante definida la cuestión acerca de los distintos
fenotipos de la obesidad. Estos se caracterizan por la
diferente distribución de la grasa en el cuerpo (Bouchard,
1991; Seidell, 1992). Algunos tipos de obesidad parecen
afectar la salud más que otras. Bouchard ha identificado 4
tipos de obesidad (Tabla 10):
Tipo Características
I Grasa y/o peso excesivo distribuido en todas las regiones
corporales
II Excesiva grasa subcutánea en la región abdominal, o
adiposidad androide
III Excesiva grasa abdominal profunda
IV Exceso de grasa en las regiones glútea y femoral, o
adiposidad ginecoide
Tabla 10. Clasificación de los distintos tipos de obesidad,
según la regionalización del tejido adiposo.
Generalmente una persona obesa tendrá el tipo I asociado
a otra forma de obesidad. Es común que las mujeres con
sobrepeso tengan una combinación de obesidad tipo I y
IV. Las implicancias para la salud parecen depender muy
estrechamente del tipo de obesidad, tal como
describiremos a continuación.
La obesidad androide (II y III), está asociada a ciertas
disfunciones metabólicas y morbilidad (hipertensión,
mayores niveles de lipoproteínas de muy baja densidad
VLDL y de baja densidad LDL, disminución en las
concentraciones de HDL, hiperlipidemias, diabetes de tipo
II y ECC). La correlación entre la obesidad de tipo II y las
ECC es de una magnitud similar a las correlaciones entre
las ECC y el tabaquismo, la hipertensión y la
hiperlipidemia (Larsson, 1991).
La grasa abdominal tanto subcutánea como profunda
parece ser particularmente peligrosa con relación al riesgo
de ECC, hipertensión, cálculos biliares y diabetes de tipo
II. Los elevados valores de grasa abdominal profunda
están correlacionados con la intolerancia a la glucosa,
hiperinsulinemia, hipertensión, aumento en los niveles
plasmáticos de triglicéridos y disminución en los niveles
de lipoproteínas de alta densidad HDL. Este perfil
metabólico es consistente con las ECC, diabetes de tipo II,
y morbilidad por accidentes cerebrovasculares. Bergstrom
y colaboradores (1990), informaron que aún cuando se
tienen en cuenta los efectos de la tolerancia a la glucosa y
el BMI, los hombres con ECC tienen más grasa abdominal
profunda que sus pares subclínicos. Las reducciones en la
obesidad de tipo III también correlacionan con cambios
positivos en los niveles de triglicéridos (r, 0.67), y con la
proporción HDL/LDL (r, 0.66). Estos datos sugieren que
aquellas personas que padecen de una obesidad de tipo III
tienen un aumentado riesgo de ECC. Se piensa que estas
asociaciones tienen relación con eventos metabólicos a los
que Bouchard (1994), denominó “síndrome metabólico”.
No existe opinión común sobre la relación entre las
obesidades de tipo II y III y el síndrome metabólico. Unos
argumentan que estas obesidades desencadenan el
síndrome. Más específicamente, dicen, los elevados
índices de cortisol promueven el depósito de grasas en las
regiones subcutánea y visceral del abdomen (Bray, 1992).
Esto contrasta con los bajos niveles de cortisol que, junto a
una elevada proporción estradiol-testosterona, promueven
el depósito de grasas cerca de las regiones de glúteos y
muslos. Las células grasas localizadas en la región del
abdomen son más sensibles a la lipólisis que las
encontradas en la región de glúteos y muslos. Los ácidos
grasos libres (AGL) de la región abdominal son liberados
directamente a la circulación portal. El aumento en los
AGL plasmáticos lleva a una disminución en el consumo
de insulina por el hígado. La obesidad abdominal está
asociada con una mayor lipólisis y mayores niveles de
AGL plasmáticos dentro de la circulación portal, lo que a
cambio aumenta la posibilidad que el consumo de insulina
sea inhibido, llevando a elevados niveles periféricos de
insulina en sangre y mayor resistencia a la insulina
(Ohlson, 1985). Por otro lado Barnard y Wen (1994),
argumentan que el síndrome metabólico es un fenómeno
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del estilo de vida occidental, que consiste en un
comportamiento sedentario, y el consumo de dietas ricas
en grasas y azúcares refinados. Este estilo de vida provoca
resistencia a la insulina en personas susceptibles. El
desarrollo de las obesidades de tipo II y III sigue al
desarrollo de esa resistencia a la insulina. Para ellos el
síndrome parece tener un fuerte potencial para
comprometer la salud, aumentando las posibilidades de
sufrir diabetes de tipo II, ECC, y enfermedades
cerebrovasculares. Sigue sin aclararse si las obesidades de
tipo II y III son causa o consecuencia de la resistencia
asociada a la insulina.
La reducción de la adiposidad abdominal a través de
intervenciones sobre la salud puede atenuar la resistencia a
la insulina asociada al síndrome metabólico. La
disminución de la adiposidad abdominal reduce el nivel de
AGL depositados en la circulación portal lo que mejora la
captación de insulina por parte del hígado. El aumento en
el lavado de insulina parece ser el mecanismo inicial de la
mayor sensibilidad a la insulina. Las reducciones en la
grasa abdominal interna son necesarias para provocar
cambios positivos en el metabolismo de la glucosa, en los
niveles de triglicéridos y en el cociente HDL/LDL.
Ferland y colaboradores (1989), reportaron que el BMI y
el cociente cintura cadera tuvieron una correlación
moderada con la grasa abdominal interna y con la
proporción entre esta y la grasa abdominal total. Se
necesitan más investigaciones para determinar con certeza
si cualquier índice antropométrico puede brindar una
perspectiva de la obesidad de tipo III sobre la población
general o en grupos poblacionales especiales.
Las obesidades de tipo II y III actuando a través del
síndrome metabólico son antagonistas de la buena salud.
Por lo tanto el especialista que las trate se enfrenta a un
dilema. Por un lado la obesidad tipo III es difícil de
evaluar en la clínica, por el otro la identificación y el
tratamiento de la misma puede ser fundamental para
restaurar los niveles de salud.
Es evidente que el concepto de salud y de composición
corporal saludable abarca algo más que un determinado %
de tejido adiposo o de grasa corporal. El estado de salud
refleja un equilibrio entre varios factores uno de los cuales
está reflejado por la composición del cuerpo en función de
la acumulación de grasa.
De lo expuesto se desprende otro nivel de análisis. No sólo
es importante el contenido de grasa en el peso corporal
sino, fundamentalmente, el tipo de distribución. Está
probado que la distribución de tipo androide (o
acumulación de tejido adiposo a nivel abdominal), es más
perjudicial para la salud que cualquier otro tipo de
distribución. Aquí cabe la pregunta y, consecuentemente,
la resolución práctica del problema.
Si tomamos como punto de corte saludable (medido con el
método de fraccionamiento antropométrico de 5 masas –
de Kerr y Ross-), el porcentual 20, para varones y nos
encontramos con dos sujetos de características similares
que poseen un % de tejido adiposo de 32% a cuál
calificamos de más saludable?
A simple vista podríamos concluir que están en similares
condiciones. Pero que pasa si calculamos el cociente
cintura cadera y encontramos en uno de ellos un valor de
1.25 y en el otro un valor de 0.91? Entonces podremos
decir que el primero está en peores condiciones ya que
(por el análisis del índice cintura cadera), vemos que tiene
una acumulación de grasa a nivel del abdomen. Como
puede apreciarse el diagnóstico antropométrico no puede
depender de un solo modelo de análisis.
Aún así y pese a todas estas salvedades podemos
establecer algunos parámetros relativos a estados
saludables. Si por esto entendemos la capacidad de los
sujetos de realizar actividad física sistemática con el fin de
mejorar su calidad de vida. Los datos aquí expuestos
fueron recogidos a lo largo de cinco años de trabajo
(Arcodia, J; datos aún no publicados), sobre una población
de más de 1.500 personas (varones y mujeres), asistentes
regulares a una sala de musculación donde combinaron
una rutina de fuerza con otra predominantemente aeróbica.
La asistencia regular implica una estimulación de tres
sesiones semanales cuya duración variaba entre 50 y 90’,
Menor sensibilidad
y diabetes de tipo II
Mayores niveles de
insulina sanguínea
Disminución en la captación
de insulina por el hígado
Aumento de AGL en la
circulación portal
Aumento de la lipólisis
Aumentos en los depósitos
de grasa en el área abdominal
Mayores niveles
Disminución de la lipólisis
Aumentos en los depósitos de
grasa en cadera y muslos
Menores niveles
CORTISOL
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dependiendo del período de trabajo y de los objetivos de
cada período.
La población de estudio estaba compuesta por varones y
mujeres entre 18 y 50 años, todos con apto médico para la
realización de actividades físicas que, además de las
rutinas de ejercicios, estudiaban o trabajaban y llevaban
una vida diaria con diversas ocupaciones.
Todos los participantes fueron controlados, al menos, dos
veces, siendo los más evaluados aquellos que se
sometieron al estudio en 11 ocasiones a lo largo de los
cinco años.
El grupo de varones fue más propenso a ser evaluado que
el grupo de mujeres. Todas las evaluaciones fueron
realizadas antes de la actividad física y las mujeres,
además, fuera de la semana premenstrual.
Se tomaron 24 variables antropométricas entre pliegues
subcutáneos de tejido adiposo, perímetros, diámetros y
medidas básicas (peso, talla máxima y de sentado). A
partir de estas variables se calcularon:
— Fraccionamiento de la masa corporal en 5
componentes (modelo de Kerr y Ross);
— Somatotipo matemático (de Heath y Carter);
— Proporcionalidad para las 24 variables (modelo
Phantom, de Ross y Wilson);
— Índices de proporcionalidad e índices del estado
de salud.
En la tabla 11 se presentan los valores porcentuales de los
componentes tisulares del peso corporal para varones y en
la tabla 12 los valores para mujeres (en general). Se
describen el número de casos analizados (n), el valor
mínimo (mín), el valor máximo (máx), la media aritmética
(media), y el desvío estándar (sd), para cada población de
los porcentajes de tejido adiposo, masa muscular, óseo
(total), piel y residual.
VARONES
% t
ejid
o a
dip
oso
% m
usc
ula
r
% ó
seo
(to
tal)
% p
iel
% r
esid
ual
n 759 759 759 759 759
min 14,67 26,70 8,65 3,86 7,76
max 49,84 55,23 15,39 7,92 15,86
media 26,49 45,08 11,61 5,19 11,62
ds 5,24 4,23 1,30 0,61 1,09
Tabla 11. Análisis estadístico descriptivo del modelo de 5
componentes para la población de varones estudiada.
MUJERES
% t
ejid
o
adip
oso
% m
usc
ula
r
% ó
seo
(to
tal)
% p
iel
% r
esid
ual
N 768 768 768 768 768
Min 22,36 22,47 8,52 4,11 6,35
Max 52,70 48,25 15,73 8,34 13,86
Media 36,08 36,49 11,63 5,88 9,92
ds 5,44 4,43 1,23 0,63 1,22
Tabla 12. Análisis estadístico descriptivo del modelo de 5
componentes para la población de mujeres estudiada.
Como puede observarse encontramos un % promedio de
tejido adiposo de 26,49 y un mínimo de 14,67 en los
varones. Pero cuál es el porcentaje saludable?
Evidentemente el rango mínimo pertenece a un sujeto muy
musculado y resulta difícil encontrar normalmente esos
valores con el modelo de 5 masas. Por lo tanto no sería
lógico tomar ese dato como meta. Si tomamos el promedio
podríamos estar más cerca del valor deseable, pero en su
cálculo intervienen valores elevados (de hecho el máximo
en esta muestra, 49,84%). Y si tomamos el promedio entre
el rango mínimo y la media total (20,58%), quizás estemos
más cerca de los valores saludables.
En la población de mujeres ocurre algo similar. El
porcentaje promedio de tejido adiposo es de 36,08%, el
rango mínimo es 22,36% (siendo el máximo de 52,7%). El
promedio entre el valor mínimo y la media total es de
29,22%.
Un fenómeno común en la población de mujeres es
encontrar valores similares de tejido adiposo y masa
muscular. Obsérvese que el promedio es 36,08% y
36,49%, respectivamente.
Por otro lado se analizó a esta población en valores de
índices. El índice de masa corporal promedio para mujeres
fue de 22.75 contra un promedio de 24.56 en la población
de varones. Esto muestra la escasa capacidad de
discriminación del contenido graso que nos brinda el IMC,
ya que las mujeres poseen los valores de tejido adiposo
más elevado, sin embargo su IMC es menor, en promedio,
que el de los varones. Además ambas poblaciones están
dentro de la calificación “normal” (18,5 a 25, según la
SEEDO).
Buceando en otros trabajos de colegas encontramos
algunos datos más que interesantes. Por ejemplo la
investigación titulada “Evaluación morfofuncional
psicosocial y nutricional de los alumnos de las escuelas
públicas de la ciudad de Buenos Aires” arroja resultados
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de composición corporal en niños y niñas divididos por
grupos de edad, según las tablas 13 y 14.
Edad % Adiposo promedio % Muscular promedio
6 31.66 35.54
7 32.69 34.60
9 34.62 33.68
10 36.33 33.50
11 35.40 35.80
12 35.61 35.95
13 34.57 36.95
14 35.10 37.90
15 35.30 37.20
16 34.60 38.30
Tabla 13. Valores medios de % de tejido adiposo y
muscular en una población de escolares mujeres de la
ciudad de Buenos Aires.
Edad % Adiposo promedio % Muscular promedio
6 27.78 37.30
7 28.86 36.44
9 30.90 35.80
10 32.37 35.00
11 32.57 35.30
12 32.51 36.31
13 31.08 38.29
14 30.10 38.60
15 29.20 40.30
16 27.30 41.40
Tabla 14. Valores medios de % de tejido adiposo y
muscular en una población de escolares varones de la
ciudad de Buenos Aires.
Como puede observarse los valores del % adiposo en
mujeres (tabla 13), ascienden desde los 6 hasta los 10 años
(pico máximo), para luego descender levemente
culminando a los 16 años con un valor medio de 34,6%.
Similar comportamiento aparece en el grupo de varones
(tabla 14), donde los valores ascienden desde los 6 años
hasta arribar al pico a los 10 (32,57%), luego la curva
desciende de manera sostenida finalizando a los 16 años
con un valor de 27,3%.
En un estudio en personas mayores de 60 años Aleman-
Mateo, et. al. (1999), relacionan valores antropométricos y
parámetros relativos a la salud encontrando una asociación
positiva entre la actividad física y dichos parámetros. La
población del estudio es un grupo de personas de una
región rural del noroeste de México, mayores de 60 años
con valores antropométricos expresados en la tabla 15.
VARIABLE Mujeres (n 22) Varones (n 32)
Peso (Kg) 66.3 71.9
Talla (cm) 155 167
IMC 27.2 25.5
Pliegue subcutáneo bicipital 14.1 5.1
Pliegue subcutáneo tricipital 21.6 11.1
Pliegue subcutáneo subescapular 17.8 15.4
Pliegue subcutáneo suprailíaco 21.7 8.4
Circunferencia de cadera 101.6 96.2
Circunferencia de cintura 98.3 95.1
Cociente cintura-cadera 0.97 0.98
Tabla 15. Valores promedio de variables antropométricas
en una población mexicana mayor de 60 años.
ANÁLISIS DE RESULTADOS Y
APLICACIONES PRÁCTICAS
COMO LEER LOS RESULTADOS
ANTROPOMÉTRICOS
Para analizar adecuadamente distintos resultados
antropométricos tenemos que tener en cuenta algunos
puntos:
1) Qué perseguimos cuando aplicamos un modelo
antropométrico determinado?
Hay que tener muy claro el objetivo antes de elegir el
modelo de análisis. Si nuestra intención es conocer la
distribución del tejido adiposo podemos echar mano a un
simple índice, el cociente cintura-cadera o al índice de
conicidad. Estaríamos en un error si aplicáramos un
modelo tisular de composición corporal (de 2, 4 o 5
componentes), ya que estos producen una cuantificación
global de la grasa y nada nos dicen sobre su distribución.
2) Debemos aplicar modelos comparables.
Siguiendo con el ejemplo anterior al tratar de calcular la
distribución de la grasa podemos obtener un valor de 1,56
para el índice de conicidad (distribución androide) y otro
valor de 0,99 para el cociente cintura-cadera. Estos
modelos son imposibles de comparar, no son
intercambiables si tomamos los valores absolutos.
Utilizamos uno u otro. Lo mismo ocurre si pretendemos
comparar el % graso utilizando un modelo de 2 masas y
luego aplicando el de 5 componentes. Si bien todos los
modelos que ejemplificamos persiguen los mismos
objetivos, sus bases o fundamentos varían, son distintos, y
sus resultados también los son porque obedecen a esas
bases.
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3) Existen varios niveles de análisis de los resultados.
La mayoría de los modelos antropométricos se basan en
fórmulas matemáticas. Estos métodos son aplicados a un
número de variables para obtener determinados datos que
nos sugieren ciertas conclusiones.
Pero la lectura de esas conclusiones puede ser
interpretada. Un ejemplo muy común es obtener valores
similares de porcentajes adiposo y muscular cuando
valoramos en dos momentos distintos a un mismo sujeto
para evaluar las diferencias en su composición corporal
luego de un tratamiento de dieta, actividad física o un
conjunto entre ambas. Qué pasó? La pregunta que surge
es: estoy igual? Nada cambió?
Probablemente este sujeto haya reducido su peso corporal
(o lo haya aumentado, según sus objetivos), en 5 kilos.
Pues dónde están esos 5 kilos si sus % están iguales. Pues
el modelo de 5 componentes calcula, a partir de un grupo
de variables para cada masa, los kilos de cada una. La
sumatoria se denomina peso estructurado y debe ser
similar al peso real de balanza. Seguramente este sujeto ha
variado su peso adiposo y su peso magro (ahí está la
diferencia), pero lo ha variado en la misma proporción por
lo que los porcentajes de masa adiposa y muscular no se
han modificado. Quizás la solución será profundizar el
entrenamiento y evaluar nuevamente la dieta para obtener
pérdidas mayores de adiposidad y menores de masa
magra.
4) No es recomendable realizar un diagnóstico
partiendo de un solo modelo de análisis.
En este punto vamos a insistir. Ya hemos realizado un
ejemplo. En un estudio ya mencionado (Arcodia, J., datos
aún no publicados), sobre una población de más de 1.500
sujetos varones y mujeres el índice de masa corporal
(IMC) fue incapaz de determinar los distintos grados de
obesidad y sobrepeso.
De hecho las mujeres obtuvieron valores más bajos de
IMC (dentro del rango normal, 18,5 a 25), en el 79% de
los casos individuales, en tanto los varones sólo fueron
calificados como “normales”, en el 64% de los casos. Sin
embargo todos los restantes modelos de análisis del
contenido graso aplicados a dicha población mostraron
valores mayores en mujeres que en varones (% tejido
adiposo –Kerr y Ross-, % de grasa –fórmulas de doble
componente, Lewis, Wimore, Whiters, y Katch, Sloan y
Wilmore- y componente endomórfico del somatotipo –
Heath y Carter-.
CONCLUSIÓN
Como hemos visto existen muchos puntos de análisis
antes de emitir un juicio a partir de variables y modelos
antropométricos.
Debemos tener en cuenta que no podemos realizar un
análisis simple en antropometría sin caer en errores graves
de interpretación.
Por último siempre hay que tener en cuenta que las
herramientas que nos brinda la antropometría son solo
parte de un arsenal más extenso de pruebas que nos
permiten determinar, para unos, estados de salud y para
otros, niveles óptimos de rendimiento para la alta
competencia.
GLOSARIO
Cineantropometría: Disciplina que trata acerca de las
modificaciones estructurales y funcionales que ocurren en
el ser humano como consecuencia del desarrollo normal y
de otros aspectos modificatorios externos (alimentación,
actividad física, etc.).
I.S.A.K.: Siglas que, en inglés, identifican a la Sociedad
Internacional para el Avance de la Cineantropometría
(Internacional Society for the Advancement in
Kinanthropometry), cuya página web es
www.isakonline.com.ar.
Subcutáneo: Que se encuentra por debajo de la piel.
Envergadura: Distancia medida entre los dedos medios
de ambas manos, estando el sujeto con los brazos
extendidos paralelos al piso, en posición de pie.
Plano de broca: Pieza triangular de material rígido con un
ángulo de 90º, que se usa para medir la estatura.
Biepicondilar: Se refiere a la distancia entre cóndilos en
algunas articulaciones de huesos largos.
Landmarks: Se definen como los sitios de referencias
anatómicas que se tienen en cuenta para marcar, antes de
proceder a las mediciones.
Porcentaje graso: Uno de los componentes primarios de
la composición corporal humana definida por el modelo de
doble componente graso-magro, y que se calcula a partir
del pesaje hidrostático.
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Masa magra: En el modelo de doble componente
representa la fracción de los elementos que no contienen
grasa.
Composición corporal: Distribución porcentual de los
tejidos que forman el cuerpo humano. Modelo
antropométrico que tiene por objetivo determinar las
magnitudes de dicha distribución.
Densidad corporal: Relación peso volumen de los
componentes humanos desde el punto de vista químico.
Plestimografía: Una de las formas de medir el volumen
corporal por desplazamiento de aire.
Estratagema Phantom: Modelo de proporcionalidad
humana (Ross y Wilson), que intenta averiguar, dentro de
la escala de 6 desvíos estandar, el alejamiento o
acercamiento de una variable equis medida en un sujeto,
con relación a un promedio amplio de datos. Estos
incluyen sujetos de ambos sexos, diferentes edades y
etnias y diversos hábitos (alimentación, actividad física,
etc.).
Bioimpedancia: Modelo de composición corporal que
pretende predecir contenidos tisulares a partir de la
medición de la velocidad de una corriente eléctrica que
circula por distintas regiones del cuerpo.
Reproductibilidad: Capacidad de un método o un equipo
de producir valores similares aplicado bajo condiciones
similares.
DEXA: Método de análisis basado en la capacidad de los
tejidos humanos de reflejar ante ciertos tipos de rayos X.
TAC: Otro modelo de radiación que, por medio de
softwares específicos, reconstruye diferentes cortes sobre
el eje axial.
RMN: Modelo de diagnóstico por imágenes basado en la
aplicación de ondas de radiofrecuencia.
Método combinado: Modelo de proporcionalidad basado
en el Phantom, que utiliza como población de referencia a
un grupo específico.
Biotipología: Análisis del tipo de físico, que se basa en la
forma exterior del cuerpo humano, según 3 direcciones
relevantes.
Somatocarta: Representación gráfica del Somatotipo de
Heath y Carter.
Somatopunto: En un gráfico de coordenadas
(Somatocarta), es la representación de un sujeto valorado
por el Somatotipo de Heath y Carter.
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