comparación entre batlle y ordóñez y luis batlle berres

Upload: valentin-romero

Post on 05-Oct-2015

230 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Análisis de los dos períodos batllistas en el Uruguay. Sintético desarrollo de cada una de sus principales acciones en el mandato gubernamental de cada uno.

TRANSCRIPT

Ce.R.P. Del Litoral

Historia del Uruguay

Batllismo y NeobatllismoValentn Romero

Prof.: Andrea Ibero

Ao 2014IntroduccinEl presente trabajo aborda las temticas referentes a los dos gobiernos batllistas, distintos en tiempo y espacio, pero con similitudes que llaman poderosamente la atencin.

Con Jos Batlle y Ordez la historia del Uruguay tomar un curso sin precedentes; durante sus administraciones como Presidente (1903-1907 y 1911-1917) realizar importantes cambios, tanto en materia econmica, como en lo poltico y social. Y es con mucha propiedad que la historiadora Ana Frega denomina a este perodo el primer impulso reformista.

En el contexto interno del Uruguay a comienzos del siglo XX, podemos afirmar que las guerras civiles, que haban empaado en sangre las diferencias de los dos partidos tradicionales, parecieron haberse superado con la rendicin de las tropas de Saravia, materializadas en lo que se conoce como la Paz de Acegu, firmada en 1904.

Por otra parte, podemos afirmar que durante el gobierno de Batlle y Ordez hubo un intenso avance en materia de legislacin laboral y social, que reflejaba el desarrollo pretendido en el plano urbano industrial. Adems, la economa atravesaba por un perodo de relativa estabilidad, producto de la modernizacin que se estaba llevando en el mbito rural y que manifestaba una creciente en las arcas del Estado. La productividad aument gracias a las mejoras tcnicas implementadas en el agro que desarrollaron, por ejemplo, el mestizaje de ganado ovino y bovino y la implementacin de nuevos tipos de establecimientos, como lo fue la cabaa. Por su parte, la actividad manufacturera tambin tuvo un aumento apreciable. Se pueden observar la instalacin de fbricas textiles, destileras de alcohol y dems establecimientos destinados a la fabricacin de bienes de consumo.

Podemos observar que el panorama presentaba a un Uruguay relativamente estable, econmica y socialmente hablando. Ahora bien, no se qued exento de las crisis peridicas que golpearon ms tarde a nuestro pas (en 1913 y 1929), es por eso que tambin se afirma que el Uruguay viva en una prosperidad frgil.

Prosperidad que sera visible asimismo, en la presidencia del sobrino de Jos Batlle y Ordez algunas dcadas ms adelante. Y es que durante la administracin de Luis Batlle Berres (1947-1951) se observa una clara y firme inclinacin por la ideologa batllista impulsada y propugnada por su to.

La mayora de los historiadores coinciden que el Uruguay de la posguerra entr en una etapa donde se cumpli el desarrollo industrial ms importante en el contexto de una economa de crecimiento hacia fuera que el decir popular sealo como el de las vacas gordas. Nuestro pas contaba en esos aos con importantes reservas en moneda extranjera, un nivel de vida en ascenso y con sus lderes polticos llenos de confianza en el pas y su futuro. Adems, el triunfo futbolstico obtenido en tierras brasileas al ganar el Campeonato Mundial organizado por la FIFA, aliment an ms la tmosfera positiva que yaca en el imaginario colectivo.

Las elecciones nacionales tuvieron lugar el ltimo domingo de noviembre de 1946, dando el triunfo al Partido Colorado, con la frmula Berreta-Batlle.

Estas elecciones se suceden dentro de un contexto internacional nuevo: el triunfo aliado y la derrota de las potencias del Eje por un lado y la formacin de la Organizacin de las Naciones Unidas en la Conferencia de San Francisco (1945) crendose un clima eufrico de paz que no durara mucho, ya que se transformara en una nueva tensin poltica que se conoce como la Guerra Fra.

En la regin, en 1945 abandonara la presidencia del Brasil, Getlio Vargas, el jefe del Estado Novo y en 1946 comenzaba su presidencia en la Argentina, el general Juan Domingo Pern, lder populista. Es pues, que en este contexto internacional y regional, la presidencia de Luis Batlle tendr lugar.

En un marco poltico democrtico, la economa uruguaya se vio transformada por la industrializacin sustitutiva de importaciones, y el Estado adquiri un rol directriz y regulador de relevancia.

En poltica exterior, el pas continu practicando un fuerte panamericanismo que lo llev a una estrecha vinculacin con la poltica norteamericana y el resto de Amrica Latina. Pese a ello, se plantearon diferencias en materia de poltica comercial en virtud del proteccionismo practicado por Estados Unidos en perjuicio de nuestros productos de exportacin.

Teniendo en cuenta estos distintos contextos es que podemos analizar de una forma certera (o tratar de hacerlo) los perodos batllistas, y para un mejor contenido, haremos referencia a las dimensiones que desarrolla Germn W. Rama en su libro La democracia en Uruguay. Papel del Estado La presidencia de Jos Batlle y Ordez iniciar un ciclo de transformaciones que durarn y se extendern ms all de los aos que el pas estuvo bajo su conduccin, inclusive, varias de sus iniciativas se concretarn luego de cumplido su mandato presidencial. Es por ello que no se puede enmarcar el batllismo nicamente dentro de los aos de presidencia de Batlle y Ordez (y lo mismo es aplicable en el perodo Neobatllista), porque sera simplificar y reducir todos los planteamientos batllistas a meros perodos gubernativos que comienzan y terminan con su propio impulsor.

Ahora bien, cul es el papel o rol que toma el Estado dirigido por Batlle y Ordez? Sin dudas que al hacer una observacin previa a su ascensin al poder, queda claramente apreciable que el papel del Estado es reducido a los principios del liberalismo, en donde se concibe al Estado solo como juez y gendarme. Con Batlle y Ordez se produce una transformacin en el accionar del Estado, tomando un rol decisivo en todos los espectros de la vida del pas, ya sea en materia econmica, poltica o social. Es por ello que la intervencin del Estado en las mltiples reas del quehacer nacional tiene como consecuencia un creciente protagonismo que alimenta el centralismo estatal.

Un Estado interventor es el que refleja la poltica batllista, que a su vez, responde a la ideologa que el propio Batlle y Ordez haba conformado y estaba propugnando. No conceba la lucha de clases, sino que su filosofa apuntaba a un humanitarismo en pro del progreso material y espiritual del hombre. Y para garantizar la tranquilidad pblica y la justicia social, el Estado deba acentuar su intervencin y actuar como rbitro en los distintos conflictos sociales. Los historiadores Gerardo Caetano y Jos Rilla sostienen que el impulso batllista promovi cambios de importancia en las relaciones entre el Estado y la economa, en el proceso de industrializacin, en las polticas agropecuarias y fiscales, en las polticas sociales y en la legislacin laboral. Es en esta breve descripcin donde podemos vislumbrar claramente el papel de Estado interventor que el Batllismo predicaba y practicaba. No solamente es durante el gobierno de Batlle y Ordez, sino que se extender en las presidencias que le siguieron, donde se manifestar un papel interventor por parte del Estado. Estado que tomar bajo la conduccin de Luis Batlle Berres una evidente vuelta a la filosofa social batllista, una ideologa que defenda la intervencin del Estado como rbitro y como instrumento para redistribuir la riqueza eliminando las diferencias sociales que aquejaban a las masas ms desprotegidas. Y el mismo Batlle Berres sostuvo, en uno de sus tantos discursos, que el Estado debe contribuir al mantenimiento de la paz social propiciando y fomentando leyes de justicia y buscando las mejores soluciones que intensifiquen el trabajo gestando riqueza; la que ha de ser equitativamente repartida, porque la riqueza producida por todos no es propiedad del capital sino que buena parte de ella es del trabajador, y justo es que se reparta con equidad y llegue hasta todas las clases brindando bienestar a todos los que la han producido. Aqu queda de manifiesto el rol interventor del Estado que promova la paz social y la redistribucin de las riquezas, otorgando y devolviendo a los obreros y empleados las riquezas que producen con su trabajo, pues son considerados como el verdadero motor de la economa nacional.

Esto mismo se gestaba en el perodo de gobierno de Jos Batlle y Ordez, pues, como sostiene la historiadora Ana Frega, se constituy durante su administracin la idea de un Estado Providencia. Un Estado que se anticipara a los conflictos sociales y actuara como mediador entre los trabajadores y los patrones, que lograra expandir la legislacin social para abarcar a los sectores ms vulnerables de la sociedad. A fin de cuentas, podemos observar un Estado benefactor que provee al mismo tiempo que la ampliacin de las leyes laborales, los medios para sostener al creciente sector medio de la sociedad; esto se ve claramente con el aumento de empleados pblicos durante el perodo Neobatllista (166.400 en 1955 y 193.800 en 1961). Sin embargo, Nstor Campiglia realiza una justificacin, un tanto particular, en cuanto a este punto en especial al afirmar que Una sociedad que albergue un elevado nmero de desocupados se encuentra enfrentada a una situacin de descontento que puede ser altamente negativa para la conservacin del orden de cosas existentes, puesto que los desocupados pueden volverse contrarios a ese orden, y, por lo consiguiente, pueden estar dispuestos a apoyar a quienes propongan un orden diferente [...]. Es aqu donde podemos observar que el crecimiento del Sector Pblico, responde, en cierta medida, a la responsabilidad que se autoadjudicaba el Estado de brindar oportunidades laborales a una poblacin que buscaba el bienestar econmico.

Podemos concluir, que el papel del Estado en ambos perodos batllistas fue el de interventor, el de benefactor, el de regulador de las actividades econmicas, el del responsable del bienestar social; en otras palabras, el Estado se revesta en un manto de providencialismo, acaparando y extendiendo su accionar a todas las esferas de actividades posibles de la realidad nacional.

EconomaEs en este punto en el cual Rama hace referencia al plano econmico como La dimensin de desarrollo, sintetizando el accionar estatal del batllismo en todo lo referente a materia econmica. Adems, seala tres razones bsicas que son imprescindibles a tener en cuenta a la hora de analizar la poltica econmica del battlismo:

a) La defensa del inters nacional frente a las empresas extranjeras consideradas extractivas.

b) El logro de un funcionamiento correcto de servicios pblicos no regidos por la rentabilidad privada.

c) La sustitucin de monopolios privados de hecho por una accin en beneficio de la sociedad y en especial de sus clases menos favorables.

Rama puntualiza de manera muy certera aquellos aspectos que el gobierno batllista llevara adelante en su programa de transformaciones. Este impulso reformista fue desplegado con mayor mpetu durante la segunda presidencia de Jos Batlle y Ordez (1911-1917).

Quizs el aspecto ms significativo, en cuanto a las realizaciones econmicas, es el de la nacionalizacin y estatizacin de los servicios pblicos. La ideologa de Batlle y Ordez se centr en captar las utilidades de esas empresas para el pas y controlar aquellos servicios considerados esenciales. Apunt a una poltica econmica bien definida: pasar a manos del Estado los servicios pblicos, dejando claramente de manifiesto el rol de Estado interventor y proteccionista, al que ya nos referimos. Estado que se conceba como organismo representativo de la sociedad y por encima de las disputas sociales, y como tal, deba asegurar que las empresas extranjeras fueran paulatinamente sustituidas por el mismo, ya que se llevaban la ganancia fuera de fronteras debilitando as al pas.

El Estado intervino en la economa como no lo haba hecho hasta entonces, y utiliz dos herramientas para ello: la estatizacin y la nacionalizacin. La primera consiste en pasar a manos del Estado cualquier actividad econmica, entendindose tal como de inters pblico (por ejemplo, la provisin de agua corriente o la generacin de energa elctrica). Por otro lado, la nacionalizacin significara que si esas actividades econmicas, entendidas como indispensables para la poblacin, estn en manos del capital extranjero, nacionalizarlas se traducira a traspasar dichas actividades a manos del Estado uruguayo.

Con este intervencionismo econmico del Estado, se expande su rea de intervencin directa, como agente econmico a travs de empresas estatales monoplicas en su rea de actividad especfica. Es en este plano que se otorg al Banco de la Repblica (1911) el monopolio de la emisin monetaria y la capacidad de extender el crdito; se estatiz el Banco Hipotecario en 1912 y se cre el Banco de Seguros del Estado (1911) con el fin de monopolizar los seguros de incendio, martimos, agrcolas, ganaderos, de vida y, en general, contra todo riesgo. En el ao 1912 se obtiene el monopolio de la energa elctrica, pasando a manos del Estado la generacin y distribucin de la misma.

Podemos observar a la par de la nacionalizacin y estatizacin de los servicios pblicos, la inauguracin del Puerto de Montevideo, cuyas obras iniciaron en 1901 bajo la presidencia de Cuestas y finalizaron en 1909, durante el mandato de Batlle y Ordez.

A pesar de las oposiciones y de las fuertes protestas por parte de las empresas britnicas, la participacin estatal fue muy importante para consolidar su accionar en el mbito econmico.

En el perodo Neobatllista tambin se apuesta a estas herramientas interventoras del Estado; una vuelta al batllismo que significara ampliar la esfera de influencia estatal en la economa. En 1947 se crean las Obras Sanitarias del Estado (OSE), empresa estatal que se encargara de la potabilizacin y suministro de agua corriente a la poblacin. El Estado se hizo cargo asimismo del maltrecho servicio de trenes, al nacionalizarse en 1952, los ferrocarriles ingleses fueron anexados a los nacionales, y surgiendo un nuevo ente: la Administracin de Ferrocarriles del Estado. Lo mismo sucedi con la compaa inglesa de tranvas de Montevideo, crendose la AMDET, (Administracin Nacional de Transportes). Claramente se puede observar cmo Batlle Berres de alguna manera termina de completar el dominio econmico e industrial del Estado, al acaparar los distintos servicios que todava se encontraban en manos de compaas extranjeras. En discurso por cadena de prensa radial, el mandatario con total confianza abogaba al respecto que creemos en la necesidad de desarrollar nuestras industrias y sentimos que nuestro deber es imponerlas y para ello hemos de organizar la batalla econmica [...] hemos de buscar los caminos para que esta materia prima que es riqueza nuestra sirva para asegurarle trabajo a nuestros obreros y sea fuente de riqueza y prosperidad para la nacin. El planteo de Batlle Berres sostiene un accionar estatal para garantizar el desarrollo de empresas e industrias nacionales, con el fin de beneficiar a los trabajadores (punto que ser tratado ms adelante).

Germn Rama, al emprender una de las dimensiones de anlisis del neobatllismo, enmarca el proyecto industrializador en la dimensin de desarrollo, ya que considera que es la variable dominante durante su perodo de gobierno. Y no es para menos, el punto central de su poltica econmica fue la promocin de la industria, especialmente, la industria de sustitucin de importaciones. Este modelo econmico, denominado Modelo ISI (Industrializacin por Sustitucin de Importaciones) pretenda sustituir paulatinamente la exportacin de materias primas por productos derivados de la industrializacin del agro. Batlle Berres tena en vista un pas capaz de establecer industrias; industrias que fueran rentables y con el fin de autosostener la economa nacional y desligarse, con el tiempo, de la dependencia para con los pases extranjeros.

Se puede afirmar, sin ms, que por esta va se pretenda disciplinar las importaciones, estimular las exportaciones no tradicionales y recortar las ganancias consideradas excesivas Varias industrias sern abiertas y otras ms sern perfeccionadas con el propsito de abastecer el mercado interno, y orientar los excedentes al mercado externo. En cierta medida, esto se pudo lograr gracias a las grandes demandas de nuestros principales productos exportables, ya que los pases involucrados en la Segunda Guerra Mundial se encontraban imposibilitados en abastecer su mercado interno (y tambin, el mercado interno uruguayo). Esto permiti obtener, al transcurrir los aos, saldos positivos en la balanza comercial: el pas multiplic las reservas de oro y divisas, llegando, inclusive, a que el crecimiento de la economa nacional estuviera entre los ms altos del mundo. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la recuperacin comenz a revertir la tendencia que tan favorablemente haba en el Uruguay, pero la Guerra de Corea, acaecida entre 1950 al 1953, reedit la coyuntura favorable del comercio exterior uruguayo.

Al aprovechar la debilidad transitoria que azotaba a las industrias europeas, Batlle Berres se inclinaba por la necesidad de establecer y desarrollar industrias que permitieran elaborar aquellos productos manufacturados que generalmente eran importados. Es as que surgi y creci una industria de artculos de consumo (ropa, alimentos, bebidas, textiles) que exigi a su vez, una mayor mano de obra dispuesta a integrar los sectores de comercio y servicios que estaban apareciendo en la escena econmica uruguaya.

Durante la administracin de Batlle y Ordez, salvando los tiempos cronolgicos que separaban a uno y otro gobierno, tambin se incentiv a favorecer el desarrollo de las industrias. Un claro ejemplo de ello fue la exoneracin de impuestos a la importacin de mquinas para el sector textil, siendo la Campomar y Salvo Ca, una de las industrias favorecidas en este aspecto. Adems, la creacin de varios institutos por parte del Poder Ejecutivo, devel las intenciones de que el Uruguay se senta apto para desarrollar su proceso industrializador. Los institutos creados fueron: el Instituto de Geologa y Perforaciones, el Instituto de Qumica Industrial y el Instituto de Pesca. Sin embargo, esta diversificacin industrial que se pretenda, no pas ms all de la letra, pues no se llegaron a concretar estas iniciativas.

S podemos afirmar que desde Batlle y Ordez, la economa uruguaya a apuntado a ampliar su espectro de desenvolvimiento; tratando de ajustarse y adaptarse a la economa mundial cuatro servicios figuran como claves que el batllismo se empe especialmente en impulsar: la intermediacin comercial, el turismo, los transportes y los servicios financieros. Labor socialEn este aspecto, Germn Rama elabora otra dimensin, tanto para el perodo batllista como para el modelo neobatllista, y titulndolo la dimensin de modernizacin social.

Primeramente, Rama realiza un hincapi en los aspectos ms significativos que se llevaron adelante durante el gobierno de Jos Batlle y Ordez, es por ello que se har mencin a los mismos, puesto que sintetizan de manera muy certera la labor social en este perodo de gobierno batllista.

La laicizacin es el primer punto que destaca, y la misma abarca la separacin entre Iglesia y Estado, enseanza laica y diversas restricciones a la accin eclesial En el 1909, la enseanza religiosa (tan fuertemente arraigada al sistema educativo) qued suprimida en las instituciones pblicas del todo el pas. As como Batlle y Ordez, Jos Pedro Varela abogaba por esta supresin en las escuelas pblicas, pero no logr concretarse hasta el perodo batllista, debido a la fuerte oposicin por parte de la Iglesia Catlica en su momento.

El segundo punto que trata Rama refiere a la familia, y ms concretamente, a la transformacin de la familia, que se expres tanto en las relaciones entre los sexos -para reducir el poder social del hombre en ella y establecerla como unin electiva y sujeta a disolucin- como en la disminucin del poder de los padres sobre los hijos. Este punto ejemplifica el accionar del Estado en la vida familiar al promover la ley del divorcio. Si el divorcio era considerado un acto aberrante y totalmente despreciable para la sociedad conservadora de la poca, lo fue an ms al ser aprobado el divorcio por la sola voluntad de la mujer; mujer que segua siendo uno de los miembros ms dbil dentro de la sociedad uruguaya todava patriarcal.

Sin dudas que esto fue un acto revolucionario para la sociedad del Uruguay de principios del siglo XX. Siendo la poltica batllista tachada muchas veces de anticlericalismo, muy pocos concordaban que en realidad responda a la filosofa igualitaria y humanista que Batlle y Ordez haba conformado con el paso del tiempo, y en el la cual, pretenda ponerla en prctica en la realidad nacional.

Al ascender Batlle Berres a la presidencia, no debi preocuparse por concretar estos aspectos recin mencionados, puesto que el batllismo de principio de siglo se haba encargado de ello. Sin embargo, eso no quiere decir que no se ocupara de la labor social, ya que esta tuvo un lugar especial en la agenda de Batlle Berres.

Continuando con los puntos que establece Germn Rama, podemos vislumbrar la importancia que le brinda a los cambios acaecidos en la educacin que el gobierno de Batlle y Ordez impuls. Sintetizando de manera muy eficaz que la misma se hizo gratuita en los niveles medio y superior, con una sostenida poltica de creacin de escuelas, expansin de institutos normales, creacin de liceos en cada cabeza de departamento, coeducacin en toda la enseanza y creacin de una enseanza secundaria y preuniversitaria para mujeres... Es clara la expansin de la enseanza en este perodo, tanto en la capital como en el interior, se busc el mayor alcance para que la poblacin obtuviera una formacin educativa. Este, junto con la reafirmacin de la gratuidad de la educacin, son dos de los principios ms significativos que el Estado impuls en el terreno educativo segn Nahm.

La obligatoriedad de la enseanza primaria fue, sin dudas, una de las iniciativas de Jos Pedro Varela aprobada por el gobierno batllista. Ello requiri la construccin de locales educativos y la formacin personas dispuestas a insertarse en el mbito educacional. Asimismo, la educacin secundaria se expandi por todo el pas; en cada capital departamental exista un liceo, segn lo decretado por una de las leyes promulgadas en lo referente a la educacin. Se crearon institutos secundarios exclusivamente para la concurrencia de mujeres, se ampli la oferta educativa de la Universidad al incorporarse las carreras de Comercio, Agronoma y Veterinaria, y tambin se difundi la enseanza de la educacin fsica, la cultura artstica y musical por medio de la creacin de comisiones dedicadas a estas disciplinas.

Estas iniciativas del Estado respondan necesariamente a la ideologa batllista que buscaba la formacin del ciudadano consciente era la base de la democracia directa del pueblo.

Es interesante observar cmo en el perodo neobatllista la educacin contina su rumbo por la senda de expansin del sistema educativo. El analfabetismo baj radicalmente a un 9,5%, un 90% de los nios en edad escolar asista efectivamente a las escuelas y la desercin baj paulatinamente. La Enseanza Media, comprendiendo la misma Secundaria y la Universidad del Trabajo (UTU), experiment una gran asistencia. Sin embargo, la poblacin prefiri optar a que sus hijos concurriesen a la Educacin Secundaria (un 77,6% de la poblacin estudiantil era acaparada por la misma) antes que a la Universidad del Trabajo, respondiendo a la concepcin que la sociedad le otorgaba a la Educacin Secundaria.

El cuarto punto (y quizs el ms importante de ellos) en el cual Rama hace referencia al mbito social, es el de los cambios en las relaciones jerrquicas entre los grupos y las clases sociales, en donde se puede apreciar la reduccin de la jornada laboral, proteccin social y reconocimiento de la lucha social como forma de equilibrar relaciones desiguales entre capital y trabajo.

El reformismo social que Batlle y Ordez impuls, fue en verdad una de las tareas ms reconocidas durante su administracin, estableciendo las bases en materia social del Uruguay moderno. Y es que las reformas sociales apuntaban a mejorar las condiciones de vida de la poblacin, y en particular de aquellos sectores socialmente vulnerables. Sin embargo, y como seala Ana Frega, es necesario tener en cuenta que en este aspecto fueron mayores los proyectos que las realizaciones; muchas leyes se concretaron, durante, o despus, de las presidencias de Batlle y Ordez, pero otras tantas no pasaron ms all del papel.

Entre 1904 y 1920 varias leyes laborales fueron aprobadas: se acot el horario de trabajo a 8 horas por da (excepto para los peones rurales, el servicio domstico o los choferes), se cre la Caja de Jubilaciones Civiles (que permita a los empleados pblicos percibir una jubilacin al llegar a la vejez), se prohibi el trabajo a los menores de 13 aos y se limit el horario para los menores de 19, se fij un horario mximo de trabajo de 48 horas semanales, con un da de descanso obligatorio; se aprob una ley de indemnizacin por despido, se aprob una ley de licencia de 40 das por embarazo para la mujer.

Como sealamos anteriormente, el gobierno battlista, merced de la ideologa humanista que impregnaba el pensamiento de Batlle y Ordez, apuntal a proteger a los miembros ms dbiles y desportegidos de la sociedad. Este fue un principio que rpidamente se incorpor en la mentalidad colectiva uruguaya; era deber del Estado velar por la seguridad y proteccin de aquellos sectores desprotegidos.

Asimismo, su rol de rbitro social se refleja en la administracin de Luis Batlle Berres al asumir este como Presidente de la Repblica, complementandose ello, con el rol que se le otorgaba al Estado de ser redistribuidor del ingreso, para que el bienestar alcanzara a todos los sectores y reinara la paz social.

Debemos tener en cuenta que con Batlle Berres, dej de ser materia de discusin la laicizacin, la participacin de la mujer y el concepto de estado de bienestar, esos tpicos fueron puntos que Batlle y Ordez trat durante sus gobiernos, y que ahora, daran un sendero abierto para centrarse en las nuevas necesidades que surgiran en el Uruguay de mediados del siglo XX.

Germn Rama seala al respecto que En esta etapa, la legislacin social se ampli considerablemente y las condiciones de vida y de trabajo registraron cambios sustanciales La gran situacin econmica que viva el Uruguay, en donde las exportaciones del sector agropecuario y el aumento del consumo interno provocado por la sustitucin de importanciones ( que sostuvieron practicamente la economa del pas), trajo aparejado el crecimiento de la burocracia estatal. Se di as, un crecimiento de las clases medias, integradas por empleados pblicos y privados, por docentes y por pequeos y medianos comerciantes e industriales. A finales de la decda del 50 encontramos que el nmero de empleados pblicos ascenda a 193.000, mientras que el sector privado contabilizaba alrededor de 190.000 empleados que se repartan entre el comercio, la industria y los bancos. Estos nmeros captan la atencin al observarse la desmesurada proporcin que estaba tomando la burocracia estatal, pero responden a una concepcin batllista de querer mantener al pas en orden. Si una sociedad posee a un elevado nmero de desocupados entre sus habitantes, puede llegar a encontrarse en una situacin muy comprometedora para la conservacin de la paz social, puesto que los desocupados pueden volverse contrarios a ese orden y, por lo tanto, estar dispuestos a apoyar a quienes propongan un orden diferente. Es por ello que la burocracia sirvi como el gran mecanismo por el cual se evitaba la desocupacin, se satisfacan las aspiraciones de la poblacin y se conservaba el orden que se procuraba mantener en el pas.

La legislacin laboral y social estuvo estrechamente acompaada por las medidas econmicas que tomaba el gobierno. Se cre el Consejo Nacional de Subsistencias (1947) con el fin de controlar los precios de los artculos de primera necesidad y se subsidiar los alimentos bsicos como la carne, el pan y la leche.

Desde 1943 venan funcionando los Consejos de Salario, donde los obreros y patrones discutan los salarios que se pagaran con intermediacin del Estado. Se cre adems el Consejo de Asignaciones Familiares extendiendo los beneficios que reciban las familias de los trabajadores (prestaciones a los hijos de los trabajadores, asistencia hospitalaria en el parto, salario por maternidad, etc.).

La Suiza de Amrica, como se identific a nuestro pas en este perodo, pareca asentarse en una sociedad prspera e integrada. A simple vista, podemos afirmar que ello se debe a la amplia y renovada legislacin social realizada bajo la presidencia Batlle Berres, pero al hacer eso, se obvia todo lo realizado en perodos anteriores, y ms precisamente, en la administracin de Batlle y Ordez. Revolucionaria fue su gestin en leyes laborales y sociales, all se asentaron las bases de la modernizacin social que acompa al Uruguay. Varios historiadores sostienen que la labor social no fue tan renovadora como se piensa ni, y ello se debe a que la verdadera revolucin en materia de legislacin social y laboral, la llev adelante Jos Batlle y Ordez.PolticaLa dimensin poltica tiene como principal protagonismo la reforma de la Constitucin,

Con Batlle y Ordez la sociedad se haba transformado como consecuencia del importante aporte inmigratorio y la difusin de la educacin. La nueva realidad que viva el pas manifestaba en el Presidente la necesidad de evitar que cualquier mandatario que lo sucediera se conviertiera en dictador y derogara toda la obra, hasta entonces, efectuada.

La propuesta de Batlle y Ordez, que consista en una reforma constitucional, planteaba un Poder Ejecutivo colegiado, integrado por nueve miembros, renovados de un miembro por ao.

Dentro de sus intenciones de querer reformar la realidad uruguaya para amoldarse al contexto internacional y ser vanguardia en la regin, Batlle y Ordez presenta un planteamiento que sin dudas dudas es innovador para la poca en la que el Uruguay viva. El colegiado permitira eliminar el peligro de una eminente dictadura y eliminaba el abuso de poder, que poda ser corriente en esta funcin con la que tantos poderes estaba revestida. Por otra parte, tambin eliminara la ambicin de aquellos hombres polticos que anhelaban ocupar el cargo de la Presidencia.

Los anticolegialistas (quienes se oponan a esta propuesta batllista) sostenan que el colegiado anulaba la naturaleza del Poder Ejecutivo y sera entonces, un rgano meramente deliberativo, incapaz de tomar decisiones rpidas que de l requiere el gobierno. Afirmaban asimismo, que el Ejecutivo se convertira en un Senado pequeo, en donde las resoluciones se aprobaran dificultosamente luego de largos debates y transacciones. Tal debilidad del Ejecutivo en su desenvolvimiento y accionar, perjudicara toda la gestin del Estado, pues la responsabilidad de las decisiones se diluira y nadie podra ser llamado a rendir cuentas.

Pero esta propuesta de instauracin de un Ejecutivo Colegiado, no fue la nica dentro de la reforma de la Constitucin. En la misma podemos observar la creacin de consejos autnomos, la ampliacin del padrn electoral permitiendo el voto universal masculino, la separacin de la Iglesia del Estado, la abolicin de la pena de muerte y la autonoma de los gobiernos departamentales, entre otros aspectos. Sin embargo, a pesar de la idea renovadora batllista, la implementacin del Colegiado no fue posible. La Constitucin de 1918 relfej otros cambios (y tambin acuerdos polticos entre batllistas y nacionalistas) para el Poder Ejecutivo, crendose un Ejecutivo bicfalo compuesto por el Presidente y un Consejo de Administracin. Este ltimo estaba compuesto por nueve miembros renovables por tercios bienalmente, con dos integrantes por la mayora y uno por la minora y diriga todas las actividades llamadas secundarias del Estado.

Ahora bien, podemos observar que en el perodo Neobatllista (1946-1958) Rama sintetiza una seria de transformaciones que se gestaron durante este lapso de tiempo. Creo conveniente transcribir parte de lo planteado por el autor, puesto que lo realiza de forma muy clara y sencilla:

a) Organizacin de un grupo poltico bajo la conduccin de Luis Batlle.

b) Robustecimiento posterior de las tendencias conservadoras en el Partido Colorado.

c) Incremento del poder relativo de los lderes locales que captan votos por mediacin clientelstica.

d) Reduccin del poder carismtico de los grandes lderes y su posterior desaparicin fsica.

Es interesante observar las similitudes que tienen estas transformaciones con el batllismo propiamente dicho. Si bien, ni Batlle y Ordez ni Luis Batlle pueden catalogarse de forma tajante como lderes populistas, s compartan algunos rasgos propios de los gobiernos populistas que surgieron en Amrica Latina durante el siglo XX (eran policlasistas, dependan de un lder carismtico y proponan cambios radicales en beneficio de los trabajadores).

Asimismo, el clientelismo poltico no estuvo exento en estos perodos batllistas. El intercambio de favores polticos fue algo que estuvo presente, y es que para obtener el apoyo electoral necesario para gobernar, los titulares de los cargos polticos concedan prestaciones a cambio de ello.

Tras la gobernacin en los primeros aos de Luis Batlle, el xito que acapar indujo al Partido Colorado a ganar las elecciones de noviembre de 1950 siendo Andrs Martnez Trueba el candidato electo por Batlle Berres. La idea de este ltimo era la de que Martnez Trueba gobernara durante los siguientes aos para que luego Luis Batlle volviera al poder, algo similar a lo ocurrido a principios del siglo XX con Batlle y Ordez, sirviendo Martnez Trueba como el Williman de la segunda mitad del siglo. El arraste popular y su fuerte carisma personal llevaron a esta pretensin de Luis Batlle Berres, y es que consideraba una segunda gobernacin para ampliar y aplicar mejor su programa y extender su popularidad hacia aquellos sectores que todava estaban indecisos en apoyarlo.

Sin embargo, una reforma constitucional estaba siendo puesto en marcha, y afectara directamente esta idea de Luis Batlle. Cuando la totalidad de los operadores polticos de la poca afirmaban que Luis Batlle sera quien manejara los hilos del poder a su antojo, Martnez Trueba aparece en la escena como un hombre de criterios independientes. Apenas asume el cargo anuncia su intencin de llevar adelante una reforma constitucional que implantara un Ejecutivo Colegiado. Rpidamente, la 14 y el herrerismo dan su apoyo, viendo en esto una potencial herramienta que les permitiera frenar el avance del carismtico lder quincista.

Sin embargo, desde el punto de vista partidario -y aunque ya no creyese ms en las bondades del sistema colegiado- Luis Batlle no poda oponerse abiertamente al mismo, que haba sido el proyecto poltico ms importante propuesto por el mismo Jos Batlle y Ordez.

El raso ms importante de la nueva Constitucin de 1952 no slo sustitua la Presidencia de la Repblica por un Consejo Nacional de Gobierno de nueve miembros, sino que implantaba la coparticipacin a nivel del Poder Ejecutivo. El tema del colegiado no era, en realidad, demasiado importante, sino que lo realmente importaba era la poltica que el Presidente o el Colegiado iban a aplicar.

En la poca de Batlle y Ordez, el antagonismo colegiado versus presidencia se magnific, porque detrs de la solucin colegialista estaba toda la poltica y la obra de Batlle. Ahora, desaparecidas aquellas circunstancias, el tema apareca meramente como una maniobra poltica destinada a impedir un nuevo mandato presidencial de Luis Batlle, pasando la fundamentacin doctrinaria a segundo plano.

ConclusinAl analizar y comparar los dos batllismos, muchas ideas se pueden volcar. Opiniones, reflexiones y conclusiones podemos desprender tras de haber hecho un recuento y una lectura bibliogrfica acerca de la temtica presentada, sin embargo, pienso que nunca podremos ser capaces de albergar todo el plano de los ideales que propugn el batllismo desde sus inicios. Pero s es pertinente dejar una incgnita abierta para poder seguir con este estudio interesante de comparcin entre los dos batllismos.

Sin dudas que afirmar que el primer batllismo logr grandes cambios en un Uruguay de fines del siglo XIX y que comenzaba un siglo XX lleno de incertidumbres, pero expectante dentro de las utopas que plante el gobierno de Batlle y Ordez, estara siendo redundante. Pero todo el impulso reformista que llev adelante supuso una mentalidad adelantada, incluso para nuestros das, con respecto a al colectivo conservador de ese entonces. No est por de ms destacar que todas las acciones que caracterizaron al primer batllismo, estn ligadas ntimamente a la concepcin de Estado que se quera reflejar. Y claramente al hablar del Uruguay en trminos econmicos, polticos y sociales, causaba en los dems pases de la regin y del mundo una cierta admiracin por lo vanguardista que el pas estaba siendo, merced de gran parte de ello, por el batllismo.

Quizs el neobatllismo pueda considerarse como un intento de repeticin y reproduccin de los ideales de Jos Batlle y Ordez para un Uruguay que haba envejecido 30 aos. Sin dudas que no se le puede quitar mritos a Luis Batlle Berres, es mas, es necesario tener una actitud crtica para realizar un anlisis lo ms objetivo posible.

Visualizar el terreno en el cual trabaj el neobatllismo responde necesariamente a los fundamentos que la administracin de Batlle y Ordez dejaron instalados, y tambin a la pertinencia de continuar con su reforma en todos los mbitos posibles.

Pero no podemos negar que el verdadero impulso reformista se di con Don Pepe, a quien se le debe adjudicar el papel de innovador y revolucionariopor sobre el de su sobrino.

La matriz batllista continua incluso hoy en da. Por sobre los partidos polticos, que se encuentran actualmente en lucha por obtencin de votos para las prximas elecciones, por sobre los ideales conservadores o innovadores. Y los uruguayos debieramos reconocer que gran parte del Uruguay de hoy se debe al batllismo, con o sin sus falencias, pero conscientes de que

Bibliografa-CAETANO, G. RILLA, J. (2008) Historia del Uruguay Contemporneo. De la Colonia al Siglo XXI. Editorial Fin de Siglo. Montevideo.

-DELA, G. (1982) El Uruguay Neobatllista, 1946-1958. Las ideas polticas de Luis Batlle Berres. -FREGA, A. Et al (2008) Historia del Uruguay en el siglo XX (1890-2005) Ediciones de la Banda Oriental. Montevideo.

-GARICOITS, F. F. (2007) Historia Reciente. Uruguay: del fin de la guerra a los gobiernos blancos. El Pas. Montevideo.

-RAMA, G. W. (1987) La Democracia en Uruguay. ARCA Editorial S.R.L. Montevideo.

-NAHM, B. (2002) Manual de Historia del Uruguay. Tomo II: 1903-2000. Ediciones de la Banda Oriental. Montevideo.

-

-YAFF, J. (2000) Ideas, programa y poltica econmica del Batllismo. Uruguay 1911-1930. Instituto de Economa. Facultad de Ciencias Econmicas y de Administracin. Universidad de la Repblica. ANA FREGA NOVALES. (Montevideo, 1979). Graduada en Historia en el Instituto de Profesores Artigas (IPA). Estudiante avanzada de la Licenciatura en Ciencias Histricas de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (Universidad de la Repblica) . Ayudante del Departamento de Historia del Uruguay de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin, en donde ha participado de varias investigaciones que refieren a la Historia del Uruguay en los siglos XIX y XX.

FREGA, A. Et al (2008: 31)

CABAA: establecimiento especializado en el ganado fino importado o criado en el pas. FREGA, A. Et al (2008: 21).

CAETANO, G. RILLA, J. (2005: 147)

NAHM, B. (2002:35)

GERARDO CAETANO (1958) Profesor de Historia, historiador, analista poltico. Profesor Titular en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Repblica y director de su Departamento de Ciencia Poltica. Docente e investigador del Centro Latinoamericano de Economa Humano CLAEH. Autor, entre otros libros de La repblica conservadora; El nacimiento del Terrismo.

JOS RILLA (1956) Profesor de Historia e historiador. Profesor titular en la Facultad de Ciencias Sociales, investigador en su Departamento de Ciencia Poltica, docente en la facultad de Ciencias Econmicas de la Universidad de la Repblica. Docente e investigador del Centro Latinoamericano de Economa Humana, CLAEH. Director de Cuadernos del CLAEH, entre otros libros de La mala cara del reformismo: impuestos, Estado y poltica.

CAETANO, G., RILLA, J. (2008: 148).

Discurso de Luis Batlle Berres en la Unin de Empleados de Panaderas. Extrado de: DELA, G. (1982) Las ideas polticas de Luis Batlle Berres.

FREGA, A. Et al (2008:31)

NAHM, B. (2002: 217)

DEM.

RAMA, G. W. (1987: 30)

FREGA, A. Et al (2008: 31)

NAHM, B. (2002: 46)

CAETANO, G. RILLA, J. (2008: 149)

NAHM, B. (2002: 48)

Discurso de Luis Batlle Berres por cadena radial el 25/11/1954. Extrado de: DELA, G. (1982) Las ideas polticas de Luis Batlle Berres.

GARICOITS, F. F. (2007: 11)

YAFF, J. (2000: 36)

RAMA, G. W. (1987: 32)

RAMA, G. W. (1987: 32)

NAHM, B. (2000: 61)

RAMA, G. W. (1987: 32)

NAHM, B. (2000: 57)

FREGA, A. Et al (2008: 36)

NAHM, B. (2000: 58)

FREGA, A. Et al. (2008: 36)

NAHM, B. (2000: 57)

RAMA, G. W. (1987: 32)

FREGA, A. Et al (2008: 37)

NAHM, B. (2000: 216)

RAMA, G. W. (1987: 70)

dem.

NAHM, B. (2000: 224)

dem (2000: 217)

FREGA, A. Et al (2008: 46)

dem. (2008: 48)

RAMA, W. G. (1987: 37)

dem. (1987: 76)

NAHM, B. (2000: 192)