Licor casero de menta, peperina o de hierba buena.

La tradición de hacer licores se ha perdido un poco, con la desaparición de una especie, las tías solteronas. Hoy ya no se puede encontrar a esas mujeres que, por no haberse casado, vivían encerradas, dedicadas al tejido, la costura o a la elaboración de delicias artesanales, como el famoso licor de huevo.

Aunque algunas madres y abuelas, mantienen viva esas tradiciones.

Pero aquí les traigo una receta muy sencilla, traída del cyberespacio. A quienes van a Córdoba de vacaciones y compran esos ramos enormes de peperina a los chicos que pasan, no los tiren al volver.

Se puede hacer un riquísimo licor, con un hermoso color verde y sin colorantes, natural.

Necesitamos 2 litros de alcohol fino, el de las farmacias.

En la etiqueta debe aclarar que es para “uso culinario”, no sirve el común.

Algunos utilizan aguardiente o grappa, ron y vodka también, esto va en el gusto de cada uno.

Además necesitaremos un recipiente de plástico que tenga tapa y bastante amplio, en lo posible no transparente. También 1 kg de azúcar y 2 litros de agua mineral.

El primer paso es poner a macerar las hierbas en el alcohol.

Aclaración: hay algunos métodos para hacer licores, como la destilación. Este es el de maceración, que consiste en dejar un elemento (que pueden ser frutas, cáscaras o hierbas) durante un tiempo, para que el alcohol se impregne del sabor del elemento en cuestión.

Pondremos nuestras hierbas en el alcohol, entonces (puede ser menta, peperina, o ambas y también hierba buena) con tallos y todo, habiendo sido lavadas previamente, aunque lo que más le da sabor y esencia son las hojas. Para el que guste del anís, unas semillas le darán un ligero toque anisado, aunque no es imprescindible y va en gusto, no a todo el mundo le cae bien el anís.

Mezclamos un poco, tapamos el recipiente y esperamos como mínimo unos 30 días.

Hay que guardarlo en un lugar oscuro y seco, como una alacena. De vez en cuando, lo abrimos y espiamos para recrearnos con el hermoso color verde que irá tomando el alcohol, y para removerlo un poco.

Si se lo reserva en frasco oscuro (el famoso frasco color caramelo, mejor todavía)

Pasado ese lapso, hacemos el almíbar: en una cacerola ponemos el agua mineral, en la que diluiremos el azúcar. Lo ponemos en el fuego, de lento a moderado, revolviendo con frecuencia y si es con una cuchara de madera mejor, al romper el primer hervor, lo apagamos.

Es importante dejarlo enfriar antes de mezclarlo con el alcohol, porque de lo contrario el licor quedará turbio. Incluso se puede hacer el proceso de clarificado del almíbar (googlear)

Colamos el alcohol antes de mezclar, para quitarle todas las impurezas que pudiera tener (un filtro hecho con lienzo es muy útil para esto).

Lo mezclamos en una olla grande, y revolvemos con cuchara de madera.

Ahora sí, podemos embotellarlo, en botellas esterilizadas. Pero es conveniente esperar unos treinta días al menos, antes de probarlo.

De ese modo el sabor se afianzará y quedaremos muy bien con nuestros invitados, igual que las tías solteronas de antes.

Recuerden que pueden utilizarse cáscaras de naranja, de limón para hacer lemoncello o, si se desea hacer un licor de frutas, una buena opción son los duraznos frescos. Se procede de igual manera que con las hierbas maceradas en el alcohol.

Para saber aproximadamente la graduación alcohólica del licor que se obtiene, existe una tabla de reducción de alcohol, con la cual se parte de la cantidad de alcohol a agregar en la preparación y la cantidad a agregar de almíbar

Por ejemplo, si queremos reducir alcohol de 90º a 60º, se debe añadir 500 cc. de agua destilada. La fórmula es la siguiente: (1000 X 90 / 60 = 1500 - 1000 = 500 cc.).

Fuente de la tabla: http://comohacerpara.com/reducir-el-grado-de-concentracion-del-alcohol_230c.html

Y ahora podremos decir, alegremente: ¡Salud!