cómo buscarse la ruina

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CÓMO BUSCARSE LA RUINA ARTURO PÉREZ-REVERTE Me despierta un ruido y miro el reloj de la mesilla de noche. Ha sonado en la planta de abajo. Así que cojo la linterna y el cuchillo K-Bar de marine americano, recuerdo de Disneylandia, y bajo las escaleras intentando ir tranquilo y echar cuentas. Cuántos son, altos o bajos, nacionales o de importación, armados o no. Si estuviera en un país normal, este agobio sería relativo. Bajaría con una escopeta de caza, y una vez abajo haría pumba, pumba, sin decir buenas noches. Albanokosovares al cielo. O lo que sean. Pero estoy en la sierra de Madrid, España. Tampoco me gusta la caza ni tengo escopeta. Sólo un Kalashnikov, otro recuerdo de Disneylandia, que ya no dispara. Por otra parte, una escopeta no iba a servirme de nada. Estoy en la España líder de Occidente, repito. Aquí el procedimiento varía. Mientras bajo por la escalera de mi casa, insisto, con el cuchillo en la mano, lo que voy es haciendo cálculos. Pensando, si se lía la pajarraca, si no me ponen mirando a Triana y si tengo suerte de esparramar a algún malo, en lo que voy a contar luego a la Guardia Civil y al juez. Que tiene huevos. Lo primero, a ver cómo averiguo cuántos son. Porque si encuentro a un caco solo y tengo la fortuna de arrimarme y tirarle un viaje, antes debo establecer los parámetros. Imaginen que descubro a uno robándome las películas de John Wayne, le doy una mojada a oscuras, y resulta que el fulano está solo y no lleva armas, o lleva un destornillador, mientras que yo se la endiño con una hoja de palmo y pico. Ruina total. La violencia debe ser proporcionada, ojo. Y para que lo sea, antes he de asegurarme de lo que lleva el pavo. Y de sus intenciones. No es lo mismo que un bulto oscuro que se cuela en tu casa de madrugada tenga el propósito de robarte Río Bravo que violar a tu mujer, a tu madre, a tus niñas y a la chacha. Todo eso hay que establecerlo antes con el diálogo adecuado. ¿A qué viene usted exactamente, buen hombre? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿De dónde es? ¿A qué dedica el tiempo libre?… Y si el otro no domina el español, recurriendo a un medio alternativo. No añadamos, por Dios, el agravante de xenofobia a la prepotencia. Pero la cosa no acaba ahí. Incluso si establezco con luz y taquígrafos los móviles exactos

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CMO BUSCARSE LA RUINAARTURO PREZ-REVERTE

Me despierta un ruido y miro el reloj de la mesilla de noche. Ha sonado en la planta de abajo. As que cojo la linterna y el cuchillo K-Bar de marine americano, recuerdo de Disneylandia, y bajo las escaleras intentando ir tranquilo y echar cuentas. Cuntos son, altos o bajos, nacionales o de importacin, armados o no. Si estuviera en un pas normal, este agobio sera relativo. Bajara con una escopeta de caza, y una vez abajo hara pumba, pumba, sin decir buenas noches. Albanokosovares al cielo. O lo que sean. Pero estoy en la sierra de Madrid, Espaa. Tampoco me gusta la caza ni tengo escopeta. Slo un Kalashnikov, otro recuerdo de Disneylandia, que ya no dispara. Por otra parte, una escopeta no iba a servirme de nada. Estoy en la Espaa lder de Occidente, repito. Aqu el procedimiento vara. Mientras bajo por la escalera de mi casa, insisto, con el cuchillo en la mano, lo que voy es haciendo clculos. Pensando, si se la la pajarraca, si no me ponen mirando a Triana y si tengo suerte de esparramar a algn malo, en lo que voy a contar luego a la Guardia Civil y al juez. Que tiene huevos.Lo primero, a ver cmo averiguo cuntos son. Porque si encuentro a un caco solo y tengo la fortuna de arrimarme y tirarle un viaje, antes debo establecer los parmetros. Imaginen que descubro a uno robndome las pelculas de John Wayne, le doy una mojada a oscuras, y resulta que el fulano est solo y no lleva armas, o lleva un destornillador, mientras que yo se la endio con una hoja de palmo y pico. Ruina total. La violencia debe ser proporcionada, ojo. Y para que lo sea, antes he de asegurarme de lo que lleva el pavo. Y de sus intenciones. No es lo mismo que un bulto oscuro que se cuela en tu casa de madrugada tenga el propsito de robarte Ro Bravo que violar a tu mujer, a tu madre, a tus nias y a la chacha. Todo eso hay que establecerlo antes con el dilogo adecuado. A qu viene usted exactamente, buen hombre? Cules son sus intenciones? De dnde es? A qu dedica el tiempo libre? Y si el otro no domina el espaol, recurriendo a un medio alternativo. No aadamos, por Dios, el agravante de xenofobia a la prepotencia.Pero la cosa no acaba ah. Incluso si establezco con luz y taqugrafos los mviles exactos y el armamento del malo, un juez, eso depende del que me toque, puede decidir que encontrrtelo de noche en casa, incluso armado de igual a igual, no es motivo suficiente para el acto fascista de pegarle una pualada. Adems hay que demostrar que se enfrent a ti, que sa es otra. Y no digo ya si en vez de darle un pinchazo, en el calor de la refriega le pegas tres o cuatro. Ah vas listo. Ensaamiento y alevosa, por lo menos. En cualquier caso, violencia innecesaria; como en el episodio reciente de ese secuestrado con su mujer que, para librarse de sus captores, les quit el cuchillo y le endi seis pualadas a uno de ellos. Estara cabreadillo, supongo, o el otro no se dejaba. Pues nada. Diez aos de prisin, reducidos a cinco por el Tribunal Supremo. Lo normal. Por chulo.Imaginemos sin embargo que, en vez de cuchillo, lo que esta noche lleva el malo es una pistola de verdad. Y que en un alarde de perspicacia y de potra increble lo advierto en la oscuridad, me abalanzo heroico sobre el malvado, desarmndolo, y forcejeamos. Y pum. Le pego un tiro. Ruina absoluta, oigan. Sale ms barato dejar que l me lo pegue a m, porque hasta pueden demandarme los familiares del difunto. Otra cosa sera que el malo estuviese acompaado. En tal caso, nuestra legislacin es comprensiva. Slo tengo que abalanzarme vigorosamente sobre l, arrebatarle el fusco, calcular con astuta visin de conjunto cuntos malos hay en la casa, qu armamento llevan y cules son las intenciones de cada uno, y dispararle, no al que lleve barra de hierro, navaja empalmada, bate de bisbol o pistola simulada, ojito con esto ltimo, hay que acercarse y comprobarlo antes, sino a aquel que cargue de pistoln o subfusil para arriba. Todo eso, asegurndome bien, pese a la oscuridad y el previsible barullo, de que en ese momento el fulano no se est dando ya a la fuga; porque en tal caso la cagaste, Burlancaster. En cuanto al del bate de bisbol, el procedimiento es simple: dejo la pistola, voy en busca de otro bate, bastn o paraguas de similares dimensiones y le hago frente, mientras afeo su conducta y le pregunto si slo pretende llevarse las joyas de la familia o si sus intenciones incluyen, adems, romperme el ojete. Luego hago lo mismo con el de la navaja. Y as sucesivamente.

El caso es que, cuando llego al final de la escalera, comindome el tarro y ms pendiente de las explicaciones que dar maana, si salgo de sta, que de lo que pueda encontrar abajo, compruebo que se ha ido dos o tres veces la luz, y que el ruido era del deuved y de la tele al encenderse. Y pienso que por esta vez me he salvado. De ir a la crcel, quiero decir. Traa ms cuenta dejar que me robaran.