comentario manifiesto de manzanares. historia de espaÑa

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MANIFIESTO DE MANZANARES. CLASIFICACIÓN DEL TEXTO. 1. Localización del texto. Este texto es un fragmento del Manifiesto de Manzanares, que plasmaba por escrito las reivindicaciones de los sublevados en la “Vicalvarada” y que significó el comienzo del Bienio Progresista (1854-1856). 2. Naturaleza temática. Se trata de una fuente primaria de carácter circunstancial o narrativo y de contenido político. 3. Destino del texto. Es un documento público, destinado al pueblo español. Está firmado por O´Donnell, líder de la Unión Liberal, fundada posteriormente, aunque su redacción se debe a Cánovas del Castillo, quien años después será artífice del sistema político de la Restauración. 4. Contexto histórico. Anterior. Los partidos políticos del siglo XIX eran agrupaciones de notables con un peso desmedido de los líderes y un escaso contacto con la realidad social. En el sistema electoral solo participaba una reducida parte de la población y la maquinaria electoral estuvo siempre al servicio de los intereses del gobierno. Los cinco grandes partidos existentes durante el reinado de Isabel II fueron: el partido carlista (defensor del Antiguo Régimen); el partido moderado (Narváez), que defendía la soberanía compartida entre las Cortes y el rey, y una participación electoral exigua; la Unión Liberal, fundado en 1858 (O´Donell), que estaba a medio camino entre moderados y progresistas; el partido progresista (Espartero), que defendía la soberanía nacional, el liberalismo económico, el robustecimiento los poderes locales y la Milicia Nacional; y el partido demócrata (sufragio universal). Los moderados contaron habitualmente con el apoyo de Isabel II, mientras que los progresistas, en muchas ocasiones, tuvieron que recurrir a la fuerza para llegar al poder. En 1844, a los pocos meses de la declaración de la mayoría de edad de la reina, formó gobierno el general Narváez. Se iniciaba la “Década Moderada”, caracterizada por el predominio de este partido durante diez años (1844-54). La labor de Narváez se centró en modelar un Estado centralizado y uniforme. Sus principales acciones fueron: una nueva constitución (1845), de corte moderado y basada en el liberalismo doctrinario o conservador; la suspensión de la venta de bienes desamortizados; y un mayor control de la administración y centralización (código penal y gobernadores civiles). Pero Narváez tuvo que enfrentarse a progresistas, demócratas y a las intrigas palaciegas de la camarilla de la reina y de su propio partido. Entre 1847-1851 tuvo que hacer frente al final de la segunda guerra carlista (1846-49) y a un pronunciamiento en Madrid, organizado por el ala demócrata del partido progresista. Entre 1851 y 1852 hubo un gobierno presidido por Bravo Murillo cuyas medidas

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Page 1: COMENTARIO MANIFIESTO DE MANZANARES. HISTORIA DE ESPAÑA

MANIFIESTO DE MANZANARES.

CLASIFICACIÓN DEL TEXTO.

1. Localización del texto.

Este texto es un fragmento del Manifiesto de Manzanares, que plasmaba por escrito las reivindicaciones de los sublevados en la “Vicalvarada” y que significó el comienzo del Bienio Progresista (1854-1856).

2. Naturaleza temática.

Se trata de una fuente primaria de carácter circunstancial o narrativo y de contenido político.

3. Destino del texto.

Es un documento público, destinado al pueblo español. Está firmado por O´Donnell, líder de la Unión Liberal, fundada posteriormente, aunque su redacción se debe a Cánovas del Castillo, quien años después será artífice del sistema político de la Restauración.

4. Contexto histórico.

Anterior.

Los partidos políticos del siglo XIX eran agrupaciones de notables con un peso desmedido de los líderes y un escaso contacto con la realidad social. En el sistema electoral solo participaba una reducida parte de la población y la maquinaria electoral estuvo siempre al servicio de los intereses del gobierno. Los cinco grandes partidos existentes durante el reinado de Isabel II fueron: el partido carlista (defensor del Antiguo Régimen); el partido moderado (Narváez), que defendía la soberanía compartida entre las Cortes y el rey, y una participación electoral exigua; la Unión Liberal, fundado en 1858 (O´Donell), que estaba a medio camino entre moderados y progresistas; el partido progresista (Espartero), que defendía la soberanía nacional, el liberalismo económico, el robustecimiento los poderes locales y la Milicia Nacional; y el partido demócrata (sufragio universal). Los moderados contaron habitualmente con el apoyo de Isabel II, mientras que los progresistas, en muchas ocasiones, tuvieron que recurrir a la fuerza para llegar al poder.

En 1844, a los pocos meses de la declaración de la mayoría de edad de la reina, formó gobierno el general Narváez. Se iniciaba la “Década Moderada”, caracterizada por el predominio de este partido durante diez años (1844-54). La labor de Narváez se centró en modelar un Estado centralizado y uniforme. Sus principales acciones fueron: una nueva constitución (1845), de corte moderado y basada en el liberalismo doctrinario o conservador; la suspensión de la venta de bienes desamortizados; y un mayor control de la administración y centralización (código penal y gobernadores civiles). Pero Narváez tuvo que enfrentarse a progresistas, demócratas y a las intrigas palaciegas de la camarilla de la reina y de su propio partido. Entre 1847-1851 tuvo que hacer frente al final de la segunda guerra carlista (1846-49) y a un pronunciamiento en Madrid, organizado por el ala demócrata del partido progresista. Entre 1851 y 1852 hubo un gobierno presidido por Bravo Murillo cuyas medidas

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fundamentales fueron sanear la deuda pública, crear una burocracia moderna, elaborar un borrador de código civil y firmar un concordato con la Santa Sede. Incluso hubo un intento de reforma constitucional en sentido autoritario, pero el fracaso de esta reforma provocó la caída del ejecutivo. Después se abrió un periodo de inestabilidad (tres gobiernos moderados) caracterizado por los escándalos de corrupción, sobre todo en el ferrocarril.

Momento.

Con el pretexto de las continuas disputas entre los moderados, un grupo de militares se pronunció en Vicálvaro el 28 de junio de 1854 bajo el mando de los generales Dulce y O´Donell (“Vicalvarada”). En el Manifiesto de Manzanares pedían una “regeneración liberal” con un régimen representativo, la supresión de la camarilla palaciega, mejoras en las leyes de imprenta y electoral, reducción de impuestos, nueva Milicia Nacional, descentralización municipal y unas Cortes Constituyentes (propuestas progresistas).

Consecuencias.

La sublevación en Vicálvaro y, por tanto el manifiesto de Manzanares, abrieron el Bienio Progresista (1854-56). Se trata de un periodo dirigido por dos caudillos militares: Espartero (progresistas) y O´Donell. El primer gobierno, presidido por Espartero, con O´Donell, adoptó medidas significativas: convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes, libertad de prensa y exilio forzado de María Cristina. Uno de los proyectos más importantes fue el de la Constitución non nata de 1856 (progresista), que defendía la soberanía popular, recuperaba la Milicia Nacional, establecía un Parlamento bicameral (Congreso y Senado), defendía la libertad de imprenta y religiosa, la elección directa de los alcaldes, etc. Eso sí, el gobierno tuvo que hacer frente a importantes problemas como un nuevo levantamiento carlista; la deuda pública; y la oposición a las medidas desamortizadoras. El ministro de Hacienda Pascual Madoz ideó el segundo gran proceso desamortizador de bienes de la Iglesia, a los que se sumó la venta de bienes municipales, cuya venta dejó sin tierras a muchos campesinos. Todos estos problemas forzaron la dimisión de Espartero, y la reina llamó a O´Donell que disolvió el Parlamento en 1856. Finalizaba así el bienio progresista.

Entre 1856 y 1868 se sucedieron gobiernos moderados de Narváez y unionistas. Destacó el llamado “gobierno largo” de O´Donell (Unión Liberal), que fue una etapa inusual de estabilidad (1858-1863), en el que dominó el moderantismo político mezclado con una tecnocracia modernizadora en economía, la manipulación electoral (Posada Herrera) y una política exterior más agresiva (África, México, Cochinchina, Perú y Santo Domingo).Eso sí, diversos hechos hacían presagiar la descomposición del régimen isabelino: el enfrentamiento diplomático con Italia; el desprestigio de la reina por su conducta privada; la firma del Pacto de Ostende; y la crisis económica de 1866. En septiembre de 1868 se inició un pronunciamiento militar en Cádiz, dirigido por Serrano, Prim y Topete que puso fin al reinado de Isabel II, dando inicio al Sexenio Democrático.

IDEA PRINCIPAL.

Ya se ha desarrollado en el contexto.

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