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Comentario de la experiencia del Taller de terapia psicoanalítica
Edwin Vílchez
Taller de terapia psicoanalítica
El taller me ha ayuda a ser más consiente de una problemática mía en relación
al abandono y acogida social. En un principio, en el taller, yo comentaba
continuamente acerca de mí deseo de tener una relación heterosexual de corta
duración, y de mis intentos de lograrlo con algunas mujeres. Después, de
sentirme excluido por la profesora del curso (por alguna razón me sentí así),
brotaron en mis pensamientos de desesperanza con respecto a la apertura de
los demás hacia mí, pensamiento como: “porque me tienen que excluir a mí;
porqué yo tengo que esforzarme más a los demás para ser acogido”. Me chocó
que una figura de autoridad mi excluyera, con clara relación con respecto a mi
madre. Después de esta experiencia, la cual realmente me afectó, me di cuenta
que tengo miedo a ser rechazado y que buscaba relaciones con chicas fáciles y
que no me provoquen un deseo de permanecer con ellas pues experimentar un
rechazo de chicas importantes para mi me resultaría demasiado duro de vivir. A
pesar, de este razonamiento: “es mejor con chicas fáciles para no tropezarme
con otro rechazo”, empecé a involucrar más con una persona, la cual me atraía
integralmente, y con la cual sí me veía teniendo una relación significativa para
mi. Hace un par de semanas, le dije inesperadamente a esa chica, sin darle
alguna indirecta previa que me gustaba como pareja, “no quieres estar
conmigo?”. Y ante su “Yo te amo de manera distinta!!!!” rebrotaron en mi
pensamientos pesimistas y depresivos los cuales no escribo porque me da
miedo recordarlos. Referí esta experiencia en el taller y las palabras de la
facilitadora-profesora me dieron soporte.
En relación a mi vida familiar, después de escuchar historias familiares,
comentaba en el grupo mi decisión de llenar mi necesidad maternal, paternal y
familiar con otras personas que no son de mi familia consanguínea pues está
última actualmente se encuentra físicamente ausente y en mi infancia
afectivamente estaban parcialmente también ausentes. Pero el contarlo y tras
los comentarios de la facilitadora-profesora y compañeros del grupo, me di
cuenta que hay una decisión de desesperanza con respecto a mi familia real que
me ha dificultado ver los aspectos positivos de esta porqué sí los hay. Tengo
unos padres que están unidos, y que dedican su vida a sus hijos, aunque
afectivamente no lo expresar (creo ahora yo que no saben expresar su afecto
por su dura historia familiar que realmente es muy dura), sé que toda su vida
gira en torno a nosotros y nuestra felicidad, sí nos aman mucho; tengo una
hermana mayor de 30 años que nos apoya económicamente y esto denota su
amor por sus hermanos, tengo otros dos hermanos con los cuales puedo
compartir muchas cosas porque somos casi de las misma edad y nos llevamos
bien cuando no hay problemas económicos ni de organización de la casa. Ahora
que lo pienso mi vida de la infancia era muy gratificante a excepción del colegio,
después los viajes a la chacra de mi abuela, los juegos en el barrio con mis
primos y tías eran como de ensueño. Creo que le tomaré más relevancia a estos
recuerdos que las malas sensaciones de la primaria.
En relación a mi vida profesional, el compartir mi anhelo de dedicarme más a la
ejecución musical instrumental, ha hecho que tome este deseo mío más en serio
y con mayor realismo, logrando así, apartar unas horas de mi semana a la
práctica de la guitarra. Esto ha causado gran satisfacción con respecto a mi
efectividad de lograr felicidad en mi vida. Es algo que agradezco demasiado al
taller. También los comentarios brindados por mis compañeros y la tallerista me
han abierto la perspectiva de diversas formas de logra este deseo.
El taller también fue un espacio donde vivir mi espontaneidad naciente y donde
sentí que tuvo buenos resultados y fue acogida.
Me agrado el grupo con el cual viví esta experiencia pues a ninguno lo conocía a
profundidad y realmente me agrada conocer gente. Además, las historias que
narraban sobre ellos mismo me hizo recordar que las personas no son lo que
aparentan, en el sentido de que siempre detrás de una persona hay una historia
genuina, interesante y digna de ser escuchada y apoyada. Las historias de
conflicto desarraigo paternal de Milagros Barrenechea, Lorena, Fernanda,
Milagros, Alonso, Estrella me hicieron dar cuenta que hay muchas formas de
salir adelante. Realmente me ayudó el grupo el cual me tocó vivir esta
experiencia.e
La facilitadora-profesora del taller me parece que fue un pilar muy importante en
el grupo pues sus preguntas nos llevaban a profundizar más en nuestros temas
personales, y porque casi en la totalidad del tiempo tuvo una actitud muy
receptiva, con intervenciones inteligentes y comprensibles. Me impresiona
mucho la capacidad de ella de recordar nuestros comentarios pudiendo lograr
así enlaces muy convenientes de lo que decíamos últimamente con las primeras
reuniones. Esa capacidad suya probablemente tiene que ver su actitud
receptiva.
Cuando contaba cosas significativas para mí en el taller (la mayoría de las
reuniones), a pesar de abrir heridas y rebrotar crisis y entrar en tiempos de
inestabilidad, considero que fue una buena decisión el abrirme en el taller pues
siento que soy más consiente en relación a mi dinámica interna.