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COLOQUIAR LA CLÍNICA TRANSFERENCIA: “La puerta de las cosas”. Segundo coloquio: Sábado 09 de agosto de 2014 Miriam Fratini: Buenos días. Hoy es la segunda reunión de este espacio que hemos llamado “Coloquiar la clínica”, inspirados en el comentario de Lacan en una de sus conferencias sobre la enseñanza, donde valoriza el término en su significación más literal: “coloquiar” significa charlar o conversar juntos. Al hacerlo sustituye otro término – “dialogar”- que tiene demasiadas resonancias filosóficas en Occidente 1 . Lo que les proponemos es entonces “coloquiar” sobre la transferencia, nombrándola como “la puerta de las cosas” 2 . Ya habíamos dicho que éste nos pareció un modo metafórico apropiado de definir tal concepto fundamental para la existencia del Psicoanálisis. Tuvimos una primera reunión (para quien quiera leerla, se encuentra en nuestra página de Internet) en la que anunciamos -también metafóricamente-, que nos acercábamos al umbral de esa “puerta de las cosas” enmarcando el contexto en que surge la noción de transferencia, a partir del cientificismo de la medicina neuro- psiquiátrica del siglo XIX. Sobre el final de ese encuentro hipotetizamos que con el concepto de transferencia Freud resuelve -fundando el campo del Psicoanálisis- una de las aporías o 1 Coloquio” es un término sin pretensión, a diferencia del término “diálogo”. Lacan, J. Mi Enseñanza. Buenos Aires, Paidós, 2006. Pág 79. 2 Lacan, J. Id. Pág. 25. 1

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COLOQUIAR LA CLÍNICA

TRANSFERENCIA: “La puerta de las cosas”.

Segundo coloquio: Sábado 09 de agosto de 2014

Miriam Fratini:

Buenos días. Hoy es la segunda reunión de este espacio que hemos llamado

“Coloquiar la clínica”, inspirados en el comentario de Lacan en una de sus conferencias

sobre la enseñanza, donde valoriza el término en su significación más literal:

“coloquiar” significa charlar o conversar juntos. Al hacerlo sustituye otro término –

“dialogar”- que tiene demasiadas resonancias filosóficas en Occidente1.

Lo que les proponemos es entonces “coloquiar” sobre la transferencia,

nombrándola como “la puerta de las cosas”2. Ya habíamos dicho que éste nos pareció

un modo metafórico apropiado de definir tal concepto fundamental para la existencia

del Psicoanálisis.

Tuvimos una primera reunión (para quien quiera leerla, se encuentra en nuestra

página de Internet) en la que anunciamos -también metafóricamente-, que nos

acercábamos al umbral de esa “puerta de las cosas” enmarcando el contexto en que

surge la noción de transferencia, a partir del cientificismo de la medicina neuro-

psiquiátrica del siglo XIX.

Sobre el final de ese encuentro hipotetizamos que con el concepto de

transferencia Freud resuelve -fundando el campo del Psicoanálisis- una de las aporías o

1 “Coloquio” es un término sin pretensión, a diferencia del término “diálogo”. Lacan, J. Mi Enseñanza. Buenos Aires, Paidós, 2006. Pág 79. 2 Lacan, J. Id. Pág. 25.

1

2

impasses con que se encontró la ciencia en su abordaje de la histeria sobre finales del

1800.

En esta segunda reunión abordaremos el concepto en la obra de Freud: lo

presentamos como “un nuevo nombre del amor”. Efectivamente Freud incluye, en lo

que puede ser la historia del amor en Occidente, un nuevo nombre: el “amor de

transferencia”, quizás también –parafraseando a Rimbaud- un nuevo amor... 3

Insisto en que lo haremos bajo este espíritu de tratar de conversar juntos -espero

que se sientan de alguna manera implicados en él-, y aclarando que seguramente hay

muchísimas cosas para “corregir” de este espacio. He recibido múltiples comentarios y

opiniones de la reunión anterior -lo que agradezco- ; y repito: es seguro que hay mucho

que revisar, pero: afortunadamente lo hay! Eso quiere decir que estamos haciendo algo.

En esta reunión habrá tres ponencias para adentrarnos en la noción freudiana de

transferencia. Tres miembros de Freudiana van a presentar sus trabajos: primero Raquel

De Maestri, luego Héctor Serrano y finalmente Laura Bosco.

Raquel De Maestri

Buenos días, voy comenzar por tomar “La interpretación de los sueños”4 ”,

donde aparece la palabra transferencia, de una manera en mi entender, interesante. En el

texto Freud la menciona de una manera particular, ya que no hace referencia a ella en

tanto amor de transferencia. Entonces allí dice, que en el contenido manifiesto aparecen

los restos diurnos. Freud indaga, ¿por qué aparecen los restos diurnos en el sueño? ¿Por

qué se produce esto, por qué son un ingrediente necesario para la formación del sueño?

Y va a decir que los restos diurnos son indispensables para la aparición del sueño

porque se anudan; porque hay un anudamiento con las representaciones inconscientes.

O sea, que éstas se van a anudar a los restos diurnos y ellos les van a transferir el afecto.

La palabra “transferencia” aparece refiriéndose al desplazamiento del afecto de una

representación inconsciente a los restos diurnos. ¿Pero qué características tienen estos

3 Rimbaud, A. A una razón. En Obra Poética.. Buenos Aires, Ed. del Siglo,1970. Pág. 172. 4 Freud, S. La interpretación de los sueños (1900-01), AE, 5. Cap. VII (Sobre la psicología de los procesos oníricos), págs. 554-556.

3

restos diurnos para que las representaciones inconscientes que no pueden ingresar en la

consciencia se anuden, se conecten a ellos? ¿Por qué los restos diurnos son sustitutos de

las representaciones inconscientes? Entonces explica que las características que tienen

los restos diurnos es que son indiferentes y recientes. Dice que las representaciones

inconscientes se dejan encubrir por las representaciones inofensivas que son los restos

diurnos. En la traducción de Etcheverry lo vamos a encontrar como “dejándose encubrir

por ellas”5; en la traducción de López-Ballesteros va a decir que “detrás de la cual (la

representación inconsciente) se oculta”6. O sea que habla de una actividad de la

representación inconsciente en tanto se puede ocultar o se deja encubrir. Me parece

interesante la frase “dejarse encubrir” porque el encubrimiento, por lo menos en el

sentido de la palabra, tiene que ver con encubrir algún saber.

Freud aclara a qué se refiere cuando dice que los restos diurnos son

indiferentes. No se trata que carezcan de importancia sino que aparecen como

inofensivos ya que son triviales y aceptables a la consciencia, en tanto que están

alejados de la significación que tienen las representaciones inconscientes, es decir, que

no están cargados de significación. El diccionario en una de sus acepciones dice que

“indiferente” es lo que no beneficia ni perjudica. O sea, que podríamos decir que estos

restos diurnos van a aparecer para el soñante, como algo que no perjudica, que no va a

traerle ningún inconveniente y que por esa característica, por ese vacío de carga que

tienen los restos diurnos, es posible que las representaciones inconscientes se conecten a

ellos y le transfieran el afecto.

La otra característica que poseen los restos diurnos, es la de ser recientes. ¿Por

qué ser recientes es una condición para que también se transfieran las cargas? Porque al

tener poco tiempo de existencia no hubo posibilidad de que se carguen con el afecto de

otras representaciones inconscientes. Es decir, que tanto la indiferencia -en el sentido de

lo no perjudicial, de poca de significación-, como la falta de tiempo, son dos cuestiones

del orden de la carencia, que hacen posible que los restos diurnos sean privilegiados

¿para qué? Para transferir.

Entonces es ahí, en ese contexto donde Freud utiliza la palabra “transferencia”.

5 Cf. Supra, 5,pág. 554 6 Freud, S. La Interpretación de los sueños (1900-01), Biblioteca Nueva. T.1. Cap. VII. (Psicología de los procesos oníricos), pág.687.

4

Más adelante en el texto, refiere que los restos diurnos tienen otra condición,

para que sean los receptores, dice: “Vemos así que los restos diurnos, a los cuales

tenemos el derecho de asimilar ahora las impresiones indiferentes, no sólo toman algo

prestado del Icc cuando logran participar en la formación del sueño -vale decir: la

fuerza pulsionante de que dispone el deseo reprimido-, sino que también ofrecen a lo

inconsciente algo indispensable, el apoyo necesario para adherir la trasferencia.7 ”.

Vemos cómo explica que los restos diurnos ofician como apoyo necesario para recibir

esa carga. Entonces, ¿cómo entender este apoyo necesario? Si recurrimos al diccionario

para explicarnos la cuestión del apoyo, del soporte, encontramos que la palabra en sí

misma, quiere decir que es “algo que recibe el peso de otra cosa”. Es algo receptivo y a

su vez es un medio de difusión, es un medio de difusión capaz de poner en

conocimiento del público un mensaje. Es decir, que “apoyo” significa oficiar por un

lado como receptor de algún peso y por otro lado, la posibilidad de difundir algún

mensaje. Pero este apoyo va a producirse en tanto y en cuanto estén presentes, si no

existieran estos restos diurnos no podrían oficiar de apoyo, es decir, es necesario que

estén presentes para oficiar de apoyo.

Por lo expuesto vemos que los restos diurnos son representaciones inofensivas

que ahora tienen tres condiciones: indiferentes, recientes (la cuestión del tiempo) y dan

apoyo.

Freud además recomienda que en la regla fundamental, se le diga al paciente que

deje de lado las representaciones metas, aquellas ideas que tienen una dirección

concreta y que así se dé lugar a la asociación libre. Pero asimismo va a decir que hay

dos representaciones metas que el paciente no va a poder dejar de lado, una es el

tratamiento y otra dice “mi persona”. Lo expresa de la siguiente manera “… De estos

dos enunciados (que con el abandono de las representaciones-meta conscientes se

entrega a unas representaciones-meta ocultas el gobierno sobre el decurso de las

representaciones, y que las asociaciones superficiales son un sustituto, por

desplazamiento, de otras sofocadas que calan más hondo) hace el psicoanálisis

amplísimo uso en las neurosis; aún más: los eleva a ambos a la condición de pilares de

su técnica. Cuando pido a un paciente que deponga toda reflexión y me cuente todo lo

que se le pase por la cabeza, me atengo a la premisa de que no puede deponer las

7 Cf. Supra, 5,pág. 556

5

representaciones-meta relativas al tratamiento, y me considero con fundamento para

inferir que eso que él me cuenta, en apariencia lo más inofensivo y arbitrario, tiene

relación con su estado patológico. Otra representación-meta de la que el paciente no

tiene sospecha es la de mi persona8. ”

Me parece interesante la manera en que Freud ubica a la persona del analista

como una representación, porque al igual que los restos diurnos que son

representaciones inofensivas, carentes de significación, el analista también es una

representación. En tanto que las asociaciones se van a dirigir a la persona del analista

como representación meta, también los sueños van a estar dirigidos hacia el analista.

Podemos ver así al analista ubicado como receptor del sueño. La presencia del analista

es la que le permite que hacia él se destinen los sueños.

¿Por qué el analista puede ser receptor del sueño? Porque está ubicado en un

determinado lugar que le va a permitir recibir los sueños.

El analista como una representación va a formar parte de la serie de

representaciones del soñante en tanto que ocupa ese lugar, va a poder recibir, va a hacer

de receptor de los sueños. Los sueños llaman a ser interpretados; los sueños se sueñan

esperando que alguien sepa acerca de lo que dicen. No se trataría de ir en el sentido de

un desciframiento, como nos explicaba ayer Maria del Rosario en el grupo de

investigación9, que un sueño significa determinadas cosas generales, igual para todos,

como un enigma que se pudiera descifrar. Sino se trataría de ir en el sentido de una

interpretación singular para cada soñante. La novedad que introduce Freud, es que

realiza una lectura y una interpretación del sueño que se apoya en la enunciación de

aquel que relata el sueño y Freud se ubica en un determinado lugar de soporte que va a

posibilitar que se le dirijan los sueños, es un lugar que oficia de atracción.

Bueno, continuando con otros lugares donde aparece la palabra “transferencia”

en la obra de Freud, que son varios, uno que me interesaba tomar está en “Estudios

sobre la histeria” cuando habla de la “mésalliance” o falso enlace , como lo habían

tomado en la anterior reunión clínica Paola Preve y Ariel Panich, en cuanto la

equivocación de la persona. Allí, Freud refiere que las cargas libidinales se van a dirigir

a una persona, a la persona del analista, en tanto sustituto de otras representaciones. Y

8 Cf. Supra, 5,pág. 525 9 Grupo de investigación “Porqué Freud no es Lacan” a cargo de Maria del Rosario Ramírez, dictado en freudiana, Institución de Psicoanálisis, durante el presente año.

6

ahí utiliza la palabra “mésalliance”, esta palabra según el diccionario Le Petit Robert10

significa “casamiento con una persona considerada como inferior por el nacimiento o

el medio al cual ella pertenece”. Se trataría entonces de un matrimonio dispar, un

matrimonio que tiene que ver con que hay una disparidad económica o cultural entre los

partenaires. Entonces se podría decir la relación entre el paciente y el analista se

caracteriza por esta “mésalliance”, por una disparidad. Dice Freud “… La trasferencia

sobre el médico acontece por enlace falso…Primero había aflorado en la conciencia de

la enferma el contenido del deseo, pero sin los recuerdos de las circunstancias

colaterales que podrían haberlo resituado en el pasado; y en virtud de la compulsión a

asociar, dominante en la consciencia, el deseo ahora presente fue enlazado con mi

persona, de quien era lícito que la enferma se ocupara; a raíz de esta mésalliance -yo

la llamo enlace falso- despierta el mismo afecto que en su momento esforzó a la

enferma a proscribir ese deseo prohibido. Desde que tengo averiguado esto, puedo

presuponer, frente a cualquier parecido requerimiento a mi persona, que se han vuelto

a producir una trasferencia y un enlace falso…11”

Y finalmente, tomaré otro lugar donde aparece el término “transferencia”, en el

caso Dora, donde dice “¿Qué son las trasferencias? Son reediciones, recreaciones de

las mociones y fantasías que a medida que el análisis avanza no pueden menos que

despertarse y hacerse conscientes; pero lo característico de todo el género es la

sustitución de una persona anterior por la persona del médico. Para decirlo de otro

modo: toda una serie de vivencias psíquicas anteriores no es revivida como algo

pasado, sino como vínculo actual con la persona del médico. Hay trasferencias de estas

que no se diferencian de sus modelos en cuanto al contenido, salvo en la aludida

sustitución12”. Aquí habla más específicamente de la cuestión del amor de transferencia

y que el analista es un sustituto de otras personas anteriores en la vida del sujeto. Un

sustituto que va a oficiar como atracción, al cual se van a dirigir las mociones y

fantasías de tiempos anteriores. Así pues, es a partir de este lugar donde está ubicado

que va a poder operar sobre el síntoma.

Guy Le Gaufey lo dice de esta manera, que me parece muy interesante,

“el analista acepta volverse soporte de ese ser de ficción que la palabra y los

10 Diccionario, Le Petit Robert de la langue française. Ed. 2011 11 Freud, S. Estudios sobre la histeria (1893-1895): Sobre Psicoterapia de la Histeria (Freud). AE, 2, pág. 306 12 Freud, S. Fragmento de análisis de un caso de Histeria (1905 [1901]), AE, 7. Epílogo

7

comportamientos del paciente tejen con regularidad13”. Me importa esta idea de “ser de

ficción” en tanto plantea que es de ficción indica que no hay tal ser real. Y pensando en

el concepto de “ficción” de Jeremy Bentham, cuando diferencia los entes reales de los

entes ficcionales dice, en su libro “Teoría de las ficciones14”, que estos últimos son

expresiones gramaticales que deben su existencia al lenguaje mismo, que existen en

tanto y en cuanto el lenguaje los crea, son formaciones del lenguaje. Por otra parte,

Bentham, diferencia las ficciones de las no-entidades. Da un ejemplo en el que explica

que si alguien refiere que existe un Diablo que tiene una cola de mono, el cuerpo de un

hombre etc., entonces trata de generar en las mentes la convicción de una existencia real

de ese objeto. Pero aclara que a diferencia de las no- entidades o fabulaciones, las

ficciones son expresiones gramaticales necesarias que crea el lenguaje y que van a tener

efectos en la realidad. Son objetos que se mencionan a causa del discurso como si

existiesen pero sin el peligro de intentar convencer que poseen una existencia real. Uno

de los ejemplos de entidad ficcional sería: el de persona jurídica. La persona jurídica es

una ficción, donde no se trataría de una persona determinada, pero no por ello deja de

tener una existencia discursiva, que es necesaria y que produce efectos sobre la realidad.

Concretamente si una institución no tiene una personería jurídica no va a poder realizar

determinadas gestiones necesarias para que funcione en la sociedad.

En otras palabras, el analista puede sostener, ser apoyo, de esa ficción que el

amor de transferencia instaura y desde allí operar sobre los síntomas.

En suma, me parece importante destacar la cuestión de cómo Freud toma al

analista: lo toma como una representación de la misma forma en que toma a los restos

diurnos.

Héctor Serrano.

Buenos días, yo elegí un tema dentro de la propuesta de hablar hoy.

No es lo mismo “hablar de”, que “hablar sobre”, es una diferencia interesante

que hace Heidegger respecto de la posición del que habla un tema.

13 Le Gaufey, G. Anatomía de la tercera persona. Edelp. Pág. 16 14 Bentham, J. Teoría de las ficciones. Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A. Madrid- Barcelona 2005.

8

“Hablar sobre”, sería una posición de aquel que habla respecto de lo que va a

hablar que implicaría estar por encima de aquello que va a hablar y otra cosa es “hablar

de” - que va más en el sentido del coloquio – dirección que podría propiciar un diálogo

y algo que resuene como respuesta a lo que vaya diciendo.

El tema es la sugestión y planteo como primera cuestión si hay algo exento de

sugestión, dónde localizar en la existencia subjetiva algo que pudiese estar por fuera de

la cuestión sugestiva. De hecho vivimos en un sistema, el sistema capitalista, que se

vale de la sugestión o mejor dicho, se vale de una explotación de la sugestión en aras de

sostener la vía del consumo en la vida que llevamos.

La sugestión es un término que es abordado desde distintos campos, desde el

espiritismo, la psicología, el psicoanálisis. De hecho hay investigaciones desde la

psicología de la incidencia que tiene por ejemplo la diferencia de género respecto de si

los hombres o las mujeres son más o menos sugestionables o si a determinada edad se

es más sugestionable que en otra edad. Hay quienes llaman al ser humano un animal

sugestionable. Freud se vio muy causado por la cuestión de la sugestión en el periodo

situable entre 1880 y 1890, traduce los textos de Bernheim y otros. En el diálogo con

éste está la cuestión de si la sugestión es un hecho irreductible o no, si es un hecho

último que no tiene ningún trasfondo analizable, si es el último punto al que se puede

llegar o si resiste algún tipo de lectura, si se puede captar, aprehender una estructura de

la sugestión.

Este año en Freudiana, trabajamos entre otras cuestiones, el psicoanálisis como

práctica del lenguaje. Respecto de esto me pregunté qué del lenguaje es el asiento de la

sugestión, qué de la materialidad de la palabra se presta al efecto sugestivo. Se pueden

decir varias cosas de esto, por ejemplo del tono que forma parte de la dimensión sonora

de la lengua. Esto me trae un recuerdo, tenía hace mucho tiempo un disco cuyos temas

eran por ejemplo: el relato de los astronautas en el Apolo 13, las cosas que se decían

entre ellos en la nave que viajaba a la luna y el sonido, el tipo de diálogo producía un

efecto particular, después le seguía un discurso de Hitler y su tono en la eficacia que

mantenía sobre una masa. La posibilidad de una eficacia sugestiva de la palabra es

efecto del tono y hace a la dimensión sonora de los seres hablantes.

A partir de ciertas intuiciones empecé a leer los textos de Freud, que son como

cajas de resonancias - siempre da el efecto de que uno lo está leyendo por primera vez -

hay un punto que me resultó enigmático y es el siguiente: él dice que la sugestión es un

9

convencimiento que no se basa en la percepción ni en el trabajo de pensamiento, es una

ligazón erótica.

Imbuido en la cuestión de la sugestión hablo con un amigo, peluquero, que

trabaja en Chascomús y se los recomiendo a las mujeres de la sala. (Risas)

Participante: ¿Cómo se llama?

Héctor Serrano: Se llama Gabriel Fernandez, es buenísimo, hace unos cortes de

pelo fenómenos una vuelta me cuenta que entró una mujer y que cuando salió de la

peluquería parecía el Chewbacca, ¿lo conocen? El personaje de Star Wars. De ahí quedó

el Chewbacca, él me dice el Chewbacca a mí – le yerra bastante, ¡lo que es la sugestión!

– (Risas) y yo le digo Chewbacca a él.

Entonces le digo: “Sabés Chewbacca, estoy leyendo cosas sobre sugestión

porque tengo que presentar un trabajo” y me dice: “La sugestión tiene que ver con el

gobierno”, le digo: “¿por qué?”, un poco sorprendido. Y me responde: “Su-gestión fue

mala”… (Risas)

Mi amigo peluquero tiene una relación al significante, y al corte que…( Risas)

Así que bueno, me quedé con ese chiste resonando, un poco perplejo porque me

descolocó de toda la cuestión teórica a secas.

Con esto del gobierno -la su-gestión-, consideré una vinculación entre sugestión

y poder metida dentro de ese chiste, la relación que vincula la sugestión a un poder. Es

un campo vastísimo, hay múltiples referencias para estudiar el tema y no va separado de

lo que intentaba atar, a saber, qué del lenguaje en la sugestión.

Puse el acento en algo presente en los textos de Freud que tratan el tema de la

hipnosis y en la escena misma de la hipnosis en donde hay dos objetos que podemos

ubicar: uno es la mirada, otro es la voz; está lo oído y lo visto que serían las puertas de

incidencia del hipnotizador. Si tomamos el objeto mirada del hipnotizador tenemos un

punto para extraer de ahí: lo que hace causa al surgimiento del efecto sugestivo y su

poder. Esta también la fascinación, la autoridad… ¿hay algún tipo de autoridad que

escape de la sugestión en el sentido que su incidencia no se valga de ésta para su

ejercicio?

La mirada del hipnotizador está dicha por Lacan en el seminario XI como una

figura donde se revela, se concentra el poder de la mirada. Ésta puede ser cualquier

cosa, la mirada del hipnotizador no es la mirada del hipnotizador mismo, el Sr.

10

hipnotizador, sino cualquier cosa -dice Lacan - por poco que brille. Puede ser un tapón,

un cuadro, un gesto, un auto…

Participante: Una Ferrari... (Risas)

Héctor Serrano: De ahí tenemos el fabuloso trabajo de Freud titulado

“Enamoramiento e Hipnosis” y los puntos de conexión y diferencia entre el enamorado

y el hipnotizado. En el texto de Lacan que mencionaba “La función de la mirada como

objeto a” hay una zona donde el sujeto liga el objeto “a” con el Ideal del yo, un punto

de abrochamiento: el nudo de la hipnosis como punto donde coincide el Ideal del yo con

el objeto “a”, es el punto de mayor consistencia que hace al nudo hipnótico. Se

desprenden de ahí por ejemplo, cuestiones que dice Lacan tales como, si hay alguna

mirada benéfica o si está ligada siempre a algún mal, está el mal de ojo…donde se

revela el poder de la mirada.

Respecto del mal de ojo hay culturas donde se considera que hay determinados

tipos de ojos y color de ojos que son más sugestivos que otros y todo un sistema de

prevenciones en relación a qué talismanes usar para no ser víctima de ese mal. Lacan

toma el tema de la envidia vinculada al poder de la mirada.

La mirada del hipnotizador requiere de mí una posición de objeto para ser

hipnotizado.

Qué se resiste a eso? Según Lacan, un deseo.

Entiendo que una línea de la experiencia analítica sería posible nombrarla como

un viaje través de la sugestión, las distintas formas en que un sujeto queda hipnotizado

por algo bajo cierta modalidad, y la función del analista sería restarlo al sujeto de las

formas hipnóticas que se les puedan ocurrir.

Hay una lógica, cuando digo que la hipnosis es un punto donde Ideal del yo y

objeto “a” convergen, a partir de lo cual se sostiene aquello que se suele decir que el

analista se hace objeto “a”… El tiempo me apremia así que respecto de esto vamos

hasta ahí.

En ese capítulo del seminario XI, Lacan nombra el efecto de fascinación que es

en algún sentido un nombre de la sugestión: quedar fascinado por… el fascinum.

El fascinum es la personificación de un falo divino en la magia, Fascino era una

deidad representada en efigies y amuletos que tenía la función de invocar una

protección.

11

Voy a tomar el relato de una persona que escucho donde esta fascinación se

pone en juego bajo una forma diagnóstica llamada “ludopatía”.

Una vida complicada por los efectos de la llamada ludopatía y el consecuente

problema que deviene para calmar a sus acreedores y pagar las deudas astronómicas que

tiene con la escuela de sus hijos y todo tipo de disoluciones y encrucijadas a partir de

esto.

En un momento dice “palermito”, es el nombre del casino ubicado en la parte

subterránea del hipódromo de Palermo, ese es el “palermito”.

Dice que va a este lugar en la noche cuando tiene un “tiempo libre”.

El casino es en su relato un espacio hipnótico, dice: “Si vos entrás ahí, si a vos

te duele algo cuando estás ahí, estás como suspendido en ese momento, pero sé que es

algo no sano, sé que no está bien…Estar ahí timbeando no es lo más raro del mundo.

Muchos pensamientos de mi vida se me relacionan con el juego, pensaba si seguiría así

yendo en el caso de que no tuviera deudas; estás como medio pelotudo, medio

descontrolado, me gusta ir con alguien que me diga “vamos”…

Si no está este otro que le diga “vamos” trata de no ir, no obstante va.

Su fascinación por ir a este lugar surge en un momento determinado en su vida,

dice que él sufría por amor, era muy enamoradizo, se enamoraba de todas las mujeres

con las que se encontraba, y en un momento determinado esto deja de ser así y empieza

su afán de “ir al palermito”.

Dice: “Dejé de sufrir por amor para sufrir por plata ” … “ Yo he sufrido, me

enamoraba mal, sufría como un hijo de puta...” “Me atrae como si fuese un imán…”

¡Lo que funciona como imán en el efecto sugestivo! “Un momento suspendido, como si

Tusam me dijera: “Bueno, despertá”.

Participante: Puede fallar (Risas).

Héctor Serrano: Ese “Vamos” cifrado en lo que él dice, es en este contexto una

manera de decir la función del analista, como quien le dice: “Vamos, despertate ,

salí…”

En esto que llamo el espacio hipnótico, está lo que él nombra “el tiempo

muerto”.

Le digo que él hace de un tiempo libre un tiempo muerto.

¿Y qué sería un tiempo muerto? En este contexto, un tiempo suspendido del

sujeto en posición de objeto de una fascinación.

12

Cada vez que hay un tiempo para hacer algo, va para ahí.

Me cuenta que hay un relator de fútbol que se lo encontró muchas veces en

“palermito” y que en la radio escuchó que este periodista dice: “ El casino es un mundo

medio oscuro donde se tienen emociones raras”, va hace treinta años y se lo ve

grandote, gordo, demacrado, empobrecido…”

Participante – Macaaaya… ( Risas )

Héctor Serrano : Agrega: “ Pero tiene plata!!..”

Le digo: “A lo mejor es pobre de algo que la plata no cubre”.

“En muchas cosas me siento identificado, él dice que la vida es como una mesa

de teléfono donde la birome no está nunca”.

Una de las cuestiones que me interesa destacar es el “Vamos” respecto de un

movimiento posible en el análisis de restarlo al sujeto de quedar hipnotizado.

El sujeto se pierde en la sugestión.

También hay otro campo, podríamos decir lindante con el de la sugestión, que es

el campo de la ilusión. Acaso no es habitual en la clínica escuchar aquello que ilusiona,

lo que lleva a un sujeto a la ilusión y aquello que ocurre y lo desilusiona.“Una ilusión o

me voy a pique”, decía Cortázar.

Por eso decíamos si hay algo que quede por fuera del efecto sugestivo, en el

sentido que está soldado a la palabra misma o mejor dicho adherida a la imagen mental

que generan las palabras. En la medida que les hablo se hacen algún tipo de idea de lo

que les voy diciendo y tal vez en ese punto algo del orden de la sugestión se pone a

funcionar.

En otro orden de cosas también está la cuestión del “nuevo amor” que veremos

se pueda ir ligando al título , la relación entre el amor y la sugestión, la transferencia

como un nuevo nombre del amor y toda una serie de cuestiones que podemos ir

hablando después si les parece, vamos hasta ahí…

Laura Bosco.

Yo pensaba, para hacer el recorrido, en la siguiente afirmación: hay una idea

particular de transferencia en Freud. Él ha introducido el término como algo que es

fundamental respecto del dispositivo y de la estructura del dispositivo analítico. Esto no

es una novedad, pero el concepto de trasferencia es uno de los más fuertes que va a

13

estructurar el dispositivo analítico. Entonces para no hacer un recorrido histórico, en el

sentido de una cronología del término, podemos plantear cuál es la idea que Freud tiene

acerca de la transferencia. Obviamente es un término que ya existía, es algo que toma

Freud de la lengua en el sentido del desplazamiento, por ejemplo, referido a lo bancario,

hacemos un desplazamiento de una cuenta a otra, hacemos transferencias. Ese es un

sentido más general, pero qué podemos plantear respecto del sentido específico de la

transferencia como la estructura del dispositivo y el surgimiento del fenómeno del amor.

Yo me voy a apoyar básicamente, para los que quieran leerlo, en una conferencia

de Freud sobre la transferencia, que es de 1917 y se llama La transferencia. Y me

interesa articularlo con Análisis terminable e interminable que es un texto de 1937.

En realidad, desde hace unos años estoy trabajando con un grupo acerca de las

de la historia del psicoanálisis, entonces inmediatamente recordé, cuando se me

presentó el tema de estas reuniones acerca de la transferencia, a uno de los principales

discípulos que ha tenido y ha sostenido una discusión muy fuerte con Freud acerca de

este tema, que fue Sandor Ferenczi.

Sandor Ferenczi es un discípulo de Freud que ha armado unos líos bárbaros y

que, en general, en mi opinión, se han desestimado muchas cosas importantes que ha

planteado en su obra por considerarlo loco. Pero en verdad lo que se llamó “su locura”

no se hizo evidente hasta bastante avanzada su obra, con lo cual podemos leer muchas

cosas, y aparte tenemos que establecer que el texto Análisis terminable e interminable,

escrito por Freud, es una respuesta póstuma a la obra de Ferenczi –la principal discusión

se daba respecto del problema del fin del análisis- y a la preocupación que tenía Freud

hacia el final de su vida en lo que hace al destino de su obra.

Este es un texto de 1937, Ferenczi muere en 1933. También hay una nota que

escribe Freud en el momento de la muerte de Sandor Ferenczi. Pero la ruptura entre

ellos comienza en el año 1924; no sé si ustedes conocen la historia del Comité secreto.

Ferenczi es el primero que escribe una Historia del movimiento psicoanalítico a

pedido de Freud en el año 1912 para fundar la IPA (International Psychoanalytical

Association). Hay un contexto histórico que hace que yo por lo menos me haya

interesado este año en el siguiente aspecto, que tanto para Freud como para Lacan la

idea con la que han estructurado el concepto de transferencia ha determinado la forma

en que han pensado la institución psicoanalítica. Evidentemente no sostuvieron la

misma posición, y para Freud se jugaba, en el momento en el que le pide este escrito a

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Ferenczi, el hecho de cómo hacer para conservar su obra. Imagínense que ya en 1910 en

Argentina se hablaba de Freud, entonces había una preocupación por la cuestión de la

autenticidad, la legitimidad y de cómo conservar su obra o decir simplemente quién

puede ser analista o no.

A los pocos años de la fundación de la IPA ya comenzaron a surgir algunos

problemas, especialmente en lo que hace a la distancia que empieza a tomar Jung de

Freud. En ese momento, parece que Jones propone la formación del Comité secreto,

que ha sido secreto durante muchos años; parece ser que el que primero lo contó fue

Sachs. Hasta ese momento no se conocía nada. De este comité participaban: Ferenczi,

Jones, Freud, Stekel y algunos más. Por ahí se dice que eran un comité de chusmas que

le iban a “botonear” a Freud las cosas que iban pasando, pero de ahí surgieron muchas

de las discusiones que uno puede ir rastreando respecto de escritos muy importantes de

Freud, y cuáles eran los interlocutores.

Yo, la verdad, no había reparado durante todos estos años en que, en realidad,

Freud cita un texto de Ferenczi. Esta vez me tomé el trabajo de leer el trabajo de

Ferenczi al que hace referencia Freud y que se llama Problemas para el fin del

tratamiento analítico. Después me entusiasmé, porque su lectura entusiasma bastante

por algunas características que seguramente vamos a poder mencionar. Él toma bastante

puntualmente la cuestión del final del análisis ahí, pero bastantes cuestiones acerca de la

transferencia.

Yo quería tomar la transferencia en dos sesgos. Tenemos la función del amor de

transferencia en el dispositivo, la función que podemos estructurar a nivel de la

cuestión clínica, en el sentido de lo que decía también Héctor. Si articulamos la

sugestión con el amor, la función del dispositivo en la aparición del amor de

transferencia, lo que va a permitir el dispositivo es tratar eso, tratar ese amor. Podríamos

decir: pasar de la sugestión a otra cosa.

Entonces, hay una condición para el análisis que plantea Freud, que es una de las

fundamentales, y que es ese amor de transferencia. Pero dice que tanto el amor como el

odio pueden ser obstáculos y que, en general, cuando aparece este tipo de amor - lo

llama amor-pasión- puede ser tan resistente como el odio. La cuestión es si eso puede

ser sustituido por la labor analítica. Eso está presente fuertemente: el hecho de que es

por eso que la transferencia es el diagnóstico. Es importante que podamos detenernos en

el hecho de poder al menos percibir, no sólo en esto sino cualquier demanda cuando

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alguien viene a consultarnos, si hay alguna posibilidad de sustitución de una

satisfacción, que digamos debería cambiar en esa sustitución una satisfacción por otra,

que vendría por lo menos del tratamiento o de la cura.

La cuestión de la transferencia donde ahí Freud lo va a denominar como lo decía

Raquel respecto de esa posibilidad de enlace con la persona del analista, dice “el

paciente de pronto empieza a hablar de mí, se fija en mí”, etc., y lo va a llamar

transferencia y dice que es algo que el dispositivo provoca, este fenómeno que aparece,

que no es contingente sino que es necesario, pero la cuestión va a ser qué utilidad le

vamos a dar, qué uso podemos hacer de este fenómeno. Ahí, Freud va a utilizar algo,

que creo que es algo que va para el otro sesgo que yo quería tomar que es: cómo se

instruye en la técnica del análisis.

Freud comienza desde el año 1920 a hablar de la pulsión de muerte y es ahí una

de las primeras rupturas que se producen con Ferenczi, ya que él creía absolutamente en

la disposición del hombre a la armonía; no quería ceder en ese punto y por eso discutían

mucho con Freud y por eso aparece la cuestión del amor, la filía y la discordia, ese

apartado tan importante en Análisis terminable e interminable.

Hay muchos textos bastante divertidos porque Ferenczi tenía una verdadera

pasión por la clínica, más que todo por lograr una técnica, que es eso lo que le reprocha

Freud, bastante exhaustiva y de terminar las cuestiones del análisis. Él decía que había

una segunda regla fundamental después de la asociación libre, que era el análisis del

analista y el análisis “completo” del analista. Entonces se pone a trabajar para ver cómo

completar ese análisis. Pueden leer los textos, él va dando muchos ejemplos. Yo creo

que la dificultad es querer transformar las cuestiones de la práctica, por decirlo así, en

una técnica. Él se va a detener puntualmente en varias cosas, pero lo que yo les decía

del segundo sesgo es que finalmente la transferencia termina siendo un obstáculo para el

fin del análisis.

Tenemos a la transferencia como un obstáculo para la labor, entonces esto lo que

va a hacer es que Freud en determinado momento hable de las resistencias de la

transferencia, en términos generales, más allá de que en su obra la resistencia es más

abarcativa que la cuestión de la transferencia.

Ustedes saben que respecto de la transferencia hay muchas definiciones y con

esta cuestión de la sustitución lo que se presenta en ese momento para Freud es la

cuestión del “actuar”, término tan importante en la discusión con Ferenczi.

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Ferenczi desarrolló del actuar -del agieren al que se refería Freud en la

transferencia-, donde el paciente repite en la transferencia, lo que ha sido el lazo con

otro, eso es lo que repite. Habla de la relación al padre, se habla de la repetición y de la

actuación, que estaría en lugar de la rememoración. Eso es algo que más o menos

sabemos, pero la cuestión es que a ese actuar Ferenczi le va a oponer la terapia activa.

En Análisis terminable e interminable al principio, Freud va a discutir la teoría

de Ferenczi y también lo va a incluir como caso dentro del texto, que es cuando dice

“un analista, que se dedica a la práctica del análisis y que ha tenido a su vez un análisis

del que salió airoso, se casó con la mujer que amaba, dejó de pelearse con todos los

amigos…” Pero dice que pasados los años le empieza a reprochar a su analista, esto va

alrededor del año 1920, que no lo había analizado completamente. Eran dos los

reproches que Ferenczi le hace a Freud y sobre los que estaba bastante basada su teoría.

Le decía a Freud que en un viaje que hicieron a Nápoles alrededor de 1910, donde

parece ser que Ferenczi la había pasado bastante mal, estaba de mal humor, lo trataba

mal a Freud, etc. La cuestión es que Freud le escribe cartas diciéndole “Usted quédese

tranquilo, que con el tiempo uno se acuerda de las cosas lindas que vio, no de todas las

cosas que usted me dijo, no se haga problema…” Y ahí empieza a utilizar algo que

viene a colación de lo que podemos quizás llegar a hablar, que es el hecho de que Freud

le empieza a decir “hijo mío”. En varias ocasiones Freud lo llama “hijo mío”, cosa que a

Ferenczi lo “ponía de la cabeza” (Risas), porque él quería estar más en el lugar de

Fliess. Imagínense que viajó a Nueva York con Jung y Freud; fueron ellos tres. Como

les decía, armaban unos líos bárbaros, pero parece que por su análisis con Freud en

1914 y en 1916 algo acomodó, pero la pregunta que se hace Freud es si no tendrá

razón, porque después de tanto tiempo aparecen estos reproches.

Luego Ferenczi le manda una carta preguntándole por qué en 1915 no había

analizado su transferencia negativa. Ahí Freud se excusa y le contesta que cómo iba a

analizar algo que no había aparecido en ese momento y se pregunta si se puede anticipar

un conflicto. Freud le contesta con la diferencia entre la intelectualización y la sensación

de predicar en el vacío, como diciendo que hasta que no pasan determinadas cosas ¿es

analizable?, ¿se puede inmunizar como con una vacuna?, ¿se llega a determinado

momento en el análisis en que podemos decir que alguien esté curado completamente?

Cuando Ferenczi trabaja las cuestiones del fin del análisis es muy llamativo,

Freud lo va siguiendo muy puntualmente, especialmente en los dos últimos apartados de

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Análisis terminable e interminable. En realidad, hay un trabajo final de Ferenczi (Lacan

ha citado varios de esos trabajos), que es el de La confusión de lenguas entre el adulto y

el niño. El lenguaje de la ternura y la pasión. Este es un trabajo que Freud no lo quería

dejar presentar de ninguna manera en un congreso y que no lo quiso publicar, y ahí dijo

que ya no había nada más que hacer con Ferenczi, y a partir de ahí cortaron relaciones.

Entonces, lo que le reprocha a Freud es tanto no haber analizado su transferencia

negativa como el no haberlo amado lo suficiente. A todo esto, Freud contesta en una

carta que él no es el superhombre psicoanalítico que Ferenczi esperaba, si bien Freud

más tarde se reprocha bastante seriamente no haber -y es algo que incluye en el texto

Análisis terminable e interminable-, considerado que los “restos de transferencia”, que

una transferencia sin analizar podía transformarse en una paranoia; digo, más allá de la

cuestión de la paranoia o no de Ferenczi, que parece que tenía una enfermedad bastante

seria que comprometía lo neurológico y muere a raíz de una anemia perniciosa.

Yo quería llegar a este punto, que es el del fin de análisis. Freud dice en un

momento que encuentra a Ferenczi muy optimista respecto de ese punto, pero cada uno

va dando una visión del fin de análisis que a mí me resultó interesante por el hecho de

pensar la transferencia como obstáculo. Si bien hay una llamada, yo encontré el párrafo

traducido de otra manera y me parece que transmite mejor la posición de Ferenczi. Él

dice tres cosas: primero, habla de la necesidad de histerizar al obsesivo para poder

tratarlo (en un texto que se llama La elasticidad de la terapia analítica). Dice: “Todo

paciente masculino debe llegar al sentimiento de igualdad de derechos respecto al

médico, indicando que ha superado la angustia de castración”.

¿Qué le opone Freud a esto? “El hombre siempre va a tener una

sobrecompensación desafiante, no quiere someterse a un sustituto del padre (que viene a

ser Freud), no quiere estar obligado a agradecerle y por eso no quiere aceptar de un

médico la curación”. Esto es en el caso del hombre.

En el caso de la mujer, para Ferenczi, la mujer debe vencer el complejo de

virilidad y abandonarse sin resentimiento a las potencialidades del papel femenino para

que pueda considerarse que venció su neurosis.

Ferenczi va a concluir en un momento que “el análisis debe morir por

agotamiento, el paciente se ha convencido que el analista es para él un medio de

satisfacción nuevo y ahí debemos tomar en cuenta lo que dice el Maestro y considerar el

período neurótico como duelo patológico”. Sigue: “El paciente intenta estar dentro de la

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situación de la transferencia, pero cuya naturaleza va a quedar desenmascarada, lo que

pone fin a la tendencia de repetición en el futuro”. Entonces, esto que está en Freud

también, la cura como medio de satisfacción sustitutiva, por eso aparece la dificultad de

cómo ponerle fin a eso.

Ustedes saben que Freud va a plantear ahí cuál es el límite en el análisis respecto

de la envidia del pene y la angustia de castración y va a ubicar la cuestión del rechazo

de lo femenino. A mí lo que me interesaba era poder ubicar si no hay una resistencia,

que va a depender de esta identificación de Freud al padre, y si lo mismo que no haría

límite, lo que determina esta cuestión de la resistencia no es esa misma identificación;

es la cuestión de que Freud diga que el varón se tiene que someter. Yo creo que es una

cuestión que tiene que ver con que Freud en su momento, lo que se le critica, más

cuando se toman estas cuestiones de la identificación, es el hecho de haber

“confundido” la figura del fundador con la del patriarca. Es una situación complicada

porque creo que quizás la resistencia más grande de Ferenczi estuvo en considerar algo

que Freud considera fuertemente en el Análisis terminable e interminable cuando dice

“en la relación entre médico y paciente lo que tiene que primar es el amor a la verdad”.

Yo creo que ahí hay algo respecto del deseo de Freud y de la cuestión con el amor que

en Ferenczi eso mismo quizás haya hecho eclosión o síntoma, en el sentido de que eso

determina la resistencia.

Cuando leía todas estas cosas recordé que hay un texto bastante avanzado de

Ferenczi donde él vuelve a la teoría del trauma por toda esta cuestión del lenguaje entre

el adulto y el niño. Él va a volver a la concepción primera del trauma, la que Freud

tenía en los inicios de su práctica. Yo pensaba en general todas estas cuestiones más allá

de la actividad y siempre nos ronda la misma pregunta acerca de la transferencia y es

¿qué hacemos? Hasta Freud mismo en un momento se pregunta ¿qué hacemos con todo

esto? En general, hay una respuesta y hay un trabajo en sí de Freud sobre esto. Ustedes

recuerdan que Freud habla de la “ecuación personal”, que siempre hay un resto que se

escapa, que yo creo que Ferenczi fue detrás de eso queriéndo reducirlo a una técnica,

que además del análisis del analista hay algo que eso puede mover, un resto que quizás

permanezca como un enigma y que es esto de lo que hablaba Héctor hacia el final.

Ferenczi da millones de ejemplos y hasta se pregunta ¿cómo hacemos para

acabar con el descrédito al que nos sume el paciente? Él habla de eliminar la hipocresía

y entonces llega a un verdadero fanatismo (esto es lo que dice Freud, algo así como que

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el furor curandis lo enloqueció). Ferenczi se confesaba con los pacientes y habla, por

ejemplo, de la cuestión del tacto. Se preguntaba, por ejemplo, ¿cuándo le decimos al

paciente la interpretación? Y ahí surgía la cuestión del tacto. Después aparece la

cuestión de cómo considerar el tiempo de la cura y entonces dice que el análisis debe

ser infinito, pero en el sentido que el paciente debe aceptar que el tratamiento va a tomar

“el tiempo que sea necesario”. Esto último tiene relación con Freud (se acuerdan que a

partir del caso de El hombre de los lobos Freud le había puesto un tiempo al

tratamiento, y esto se generalizó, y se tomaba como una técnica: ante determinadas

resistencias se le fijaba un límite al tratamiento).

Hay otras cuestiones que son más cercanas, que las pueden leer, él las va

relatando, que a mí me quedaron sonando hasta que un día me desperté como a las cinco

de la mañana pensando en eso y en especial en la formulación del trauma. Resulta que

no hace tanto tiempo una persona me llama para charlar y viene muy enojada. Podría

acercarse a lo que solemos llamar una transferencia salvaje, porque la verdad es que me

dijo de todo. Me dijo que los psicoanalistas le habían dicho que ella estaba así porque se

había muerto el padre o que la había abandonado, que ese era su trauma y me dice ¿qué

hago con eso?, que es la misma pregunta que nosotros nos podemos hacer. Entonces le

digo “Usted no está obligada” y ella me dice “¡No, no, no, tengo que hacer terapia!”

(muy de la época, cierto imperativo, “Tengo que hacer terapia”, de esa manera). Sigue

diciéndome que va a venir y dice “¿Sino, para qué me sirven todas estas cosas que me

dicen?” Transcurre un tiempo, no muy largo, hasta que un día viene y me dice que en

realidad había pensado que su problema era que “ella siempre había tenido todo

servido”. Entonces yo pensé que sufría de algún exceso, algo que le digo, contrario a

pensar que estaba afectada por una “falta de padre”, una “ausencia”, porque en verdad

es ella quien dice que su problema es que “había tenido todo servido”. Entonces,

mínimamente teníamos que considerar las cosas de “otra manera, diferente a la que ella

decía era su costumbre”. A la semana siguiente me deja un mensaje en el que decía

textualmente: “No voy a poder ir porque quiero conservar mi turno con el

traumatólogo”….

Comentarios y preguntas:

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Miriam Fratini: Vamos a dar lugar a lo que llamábamos “coloquiar” o tratar de

conversar juntos, respecto de lo que escuchamos.

Para empezar simplemente voy a hacer un comentario: debo decirte Héctor, que

tu peluquero tiene razón! (Risas) Porque etimológicamente, “sugestión” tiene una

relación directa a la “gestión”. Significa gestionar o hacer, pero con ese prefijo “su” que

quiere decir “por debajo”. O sea: lo que sin ser declarado, subliminalmente, va

actuando, gestionando algo sobre el otro…

Silvia Fratini: Héctor, decías al final de tu exposición, respecto de este pasaje

al nuevo nombre del amor, que no va sin la sugestión. ¿Podrías ampliar esto? Respecto

de lo que venías hablando de la sugestión, entiendo que se trata de una situación

humana, que pertenece al humus, con lo que todos los humanos contamos: el lenguaje.

Héctor Serrano: Pensaba, en algún sentido estricto, si hay algún amor que no

sea de transferencia; si no hay algo que está soldado al ser hablante, relativo a la

inclinación a transferir; si habría algún amor que estuviese por fuera de la relación entre

la transferencia y la sugestión.

El modo más accesible que encontré, de ubicar la cuestión respecto de la

transferencia analítica, es que la misma propiciaría un segundo movimiento; algo de la

articulación significante, que permita al sujeto retirarlo de ese plano de la demanda.

Después esta cuestión del nuevo amor, tiene una serie de elaboraciones muy

interesantes, como el “Amor Lacan” que escribe Allouch…. Donde también entran las

cuestiones del fin de análisis como la caída; como si se tratara de un envase que se

vaciara, casi como un movimiento de retirarle el alma. Una especie de situación, donde

si se justifica que esté el cuerpo del analista, que esté en calidad de algo que propicie un

movimiento, que no entre ahí para gozar.

Silvia Fratini: Un poco lo que decía Raquel respecto de sostener, que el analista

esté en ese lugar respecto de un apoyo, para alguna ficción…

Raquel De Maestri: Me parece importante destacar que Freud lo toma como

representación a diferencia de Lacan, que lo toma de otra manera. Lo compara con los

restos diurnos, porque al igual que estos, el analista tiene que estar presente.

En relación a la “persona”, ¿a qué se refería? Porque está la cuestión de que el

analista como representación meta, podría llevar al tema de la resistencia en la

transferencia. Pero no se trata de la persona del analista. Por eso me parece interesante

el concepto de ficción: el analista tiene que estar presente, va a producir efectos, hay

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una existencia necesaria, pero no se trata de la persona particular del analista ya que el

analista paga con su persona, es decir, no la pone en juego.

Respecto del peluquero recordaba un chiste: una mujer que le pide a sus amigas

mantener un secreto y les dice: que no salga de esta peluquería! Kierkegaard, en “La

Repetición”, decía que la gente le va a contar cuestiones de índole privada al barbero

que no se las contaría a personas conocidas. Es decir, es necesaria cierta distancia entre

ambos interlocutores para que se despliegue un relato.

Participante: Me resultaron muy interesantes las ponencias. Me quedé

enganchada en que Héctor decía: “¿qué hacer con esto?” Y lo de pensar una posición

del analista con ese “Vamos” dirigido al paciente. En un primer momento me parecía

que era funcional al quedarse, en ese sentido me parecía que no era suficiente, qué

pasito más respecto de eso se podía dar; el “vamos” parecía la contracara del “ir”…

Héctor Serrano: El movimiento de Freud es eso, cuando instala la cuestión del

pasaje de la hipnosis al dispositivo, y la cuestión del empuje a que haya trabajo, gasto

psíquico. El gasto psíquico que es necesario para el trabajo, que implica las resistencias

transferenciales y demás. Es parte de esta otra cosa que no es sólo el “vamos”. El

“vamos” sería solamente el inicio, tal vez.

Participante: Es para seguirlo pensando. Hablabas de cierta hipnosis, de esa

captura fantasmática…y la posición del analista tratando de conmover algo de eso?

Héctor Serrano: Lo pensé en términos de tres: está este sujeto, el que dice

“Vamos”, y el desdoblamiento propio de la transferencia, en el sentido de la tercera

persona, que permite que el sujeto no quede en la relación dual.

Miriam Fratini: Con Raquel, Héctor y Laura compartimos algunas reuniones

donde conversábamos estas cuestiones en el bar, fueron muy interesantes. Como no

podía ser de otra manera, sucedieron olvidos, fallidos varios, etc. Pensaba que habría

que transformar estos encuentros en algo parecido a la reunión en el bar, donde se

empieza a conversar y uno se suelta… En tren de reproducir algo de ese clima, hay un

comentario muy básico, que a mí se me ocurre como punto de partida, en lo que iban

diciendo y es la cuestión de la disparidad, que apareció -aunque nombrada de distintas

maneras- en los trabajos; incluso para plantearla más allá de lo que sabemos que resuena

del título ampliado del Seminario de “La transferencia” de Lacan, donde la incluye en

“su disparidad subjetiva, su pretendida situación, sus excursiones técnicas”…

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Por ejemplo, creo que en Freud la mésalliance que recordaba Raquel, ese

matrimonio dispar que en la transferencia la pareja del analista y el analizante evocan

es -para tomarlo a la letra- algo por demás interesante. ¡Ese “mal casarse” (mésallier) en

tanto disimétrico es -sin embargo- el que permite que las cosas funcionen en el

dispositivo! También en las formas de la sugestión que lindaban con el amor-pasión, de

las que hablaba Héctor, como en la posición de Ferenczi, se podrían ubicar momentos

de resistencia o de dificultad, respecto de la disparidad.

Quiero decir que hay una necesaria asimetría, que a Freud le aparece en la

consideración misma de transferencia. Así, la sugestión le puede servir durante un

tiempo, pero si eso lo único que conlleva es hacer del lazo analítico un vínculo de poder,

o una hipnosis sostenida… ¡eso no es lo que quiere Freud! Por el contrario, funda ese

modelo experimental que da al amor el análisis, como una contrapartida de lo que en esa

época entendían Bernheim como Charcot (aún con sus diferencias), que podía ser el

fenómeno hipnótico.

Por otra parte en Ferenczi, me parece que es el lugar más claro donde la

disparidad rechazada o incluso malentendida, produce el “síntoma” de la necesidad de

igualdad, de paridad… Y cuando lo digo así, no quiero decir que Freud haya estado por

fuera de ese síntoma. El punto interesante de lo que planteaba Laura, nos permite

interrogar en Freud mismo ese obstáculo al que Ferenczi lo impulsaba, hasta lo

provocaba… En muchas lecturas, no sólo biográficas, se reseña ese lugar de niño

terrible, de hijo rebelde que Ferenczi parecía encarnar. Al mismo tiempo era un gran

provocador, respecto de lo que quería aparentemente obtener de Freud. Y casi les diría,

que cuando plantea el final del análisis para el hombre, como llegar a un sentimiento de

igualdad de derechos con el analista, se ve claramente que hay un problema respecto de

la simetría, al que Freud -no por fuera de ese síntoma- responde con ese: “Tiene que

someterse” que nos recordaba Laura.

Entonces hay un punto -lo hablábamos en el bar- de cierta dimensión aporética

que se plantea en Freud mismo, respecto de los problemas que Ferenczi le propone, que

no parecen menores. Las preguntas respecto del fin del análisis, llevan a Freud a escribir

Análisis terminable e interminable… Es como si -más allá de su posición de niño

terrible, o el fantasma de ser un rebelde perpetuo, o de querer igualar al maestro-, lo

que Ferenczi transmitió o escribió, hubiera tocado una cuerda sensible en Freud, cuerda

que hace vibrar uno de los temas más álgidos de la práctica que Freud fundaba!

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Más allá de las impregnaciones imaginarias (como el hecho de que Ferenczi le

haya propuesto analizarlo a Freud en algún viaje a Italia…!), creo que conviene

desprender que esas son las dificultades con las que nos podemos empezar a adentrar,

respecto de cómo ese planteo inédito de la transferencia, también abre a preguntas sobre

lo que asimetría o la disparidad, en principio, pueden significar.

María Inés Bertua: Me interesó mucho la pregunta que planteaba Héctor

respecto de la relación del lenguaje con la sugestión. Me parecía que en ese punto, hay

una cuestión “dispar” como decía Miriam. En el sentido de que el niño nace al lenguaje

y está capturado por ese mundo, donde en realidad es hablado. Es la primera relación

del lenguaje a la sugestión. Es cierto que en un análisis, está la posibilidad de que el

sujeto se des-sugestione. Lo relacionaba con esos significantes coagulados y que el

sujeto está determinado por algunos significantes formulados, quizás cristalizados,

como evocabas en el Seminario XI, donde Lacan habla de la cristalización de los

significantes.

La sugestionabilidad está en el lenguaje y cómo en el lenguaje también están

estos objetos: la voz, la mirada. El brillo también puede ser el brillo de la palabra. Esa

cuestión que evocabas del capitalismo, respecto a la publicidad, como esa cuestión

subliminal, que sucede en la transmisión del lenguaje, que produce esa captura

fascinante… Es interesante esa definición del análisis como una forma de des-

sugestionar al sujeto de esos significantes que lo capturan.

María del Rosario Ramírez: Me pareció muy buena, quizás no es una novedad

absoluta que hay sugestión… Incluso me parece un problema muy complejo, que está

casi por todos lados. Pero que diariamente, incluso cuando uno ve la televisión, llora o

ríe, en estos últimos días hubo motivos para quedar capturados por algunas noticias... La

posibilidad de sugestión es constante. Por un lado, le podemos echar la culpa al

lenguaje, por esas cuestiones de que en el lenguaje se transmite algo del orden la voz, se

presentifica la función de la mirada. Pero hay un descubrimiento que hace Freud -ya

estaba de antes- que es que la histérica tiene una capacidad muy especial, para quedar

sugestionada.

Me parece que es un gran problema, que se puede pensar no sólo respecto a los

medios de comunicación, la política, sino también en algo que nos tiene que interesar

especialmente, que es el Psicoanálisis y sus instituciones. Por supuesto también en el

análisis mismo.

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Me parece un tema fantástico, para darle unas vueltas más. Incluso cómo salir de

eso. Y cómo atraviesa esto hasta la forma de leer. Sería muy largo…pero a veces en la

forma en que se lee, se queda muy capturado por el texto, hay poca idea, a uno le surgen

pocas cosas, más allá de las cosas que lee, porque queda capturado por las lecturas y no

tanto por la posibilidad de decir cosas, que no están en el texto. Esa capacidad creativa,

que de pronto tienen algunos escritores de inventar cosas en función de lo que leen; o

quizás le dan vuelo a la imaginación o a las fantasías infantiles…

Hay mucho que aprender de eso; es un gran problema en el Psicoanálisis, en los

análisis también. De hecho cada uno lo ha encontrado, después están las cosas que se

pueden hacer, a nivel de cómo se transmiten las cosas. Por lo menos empezar por darse

cuenta que ese problema existe. La “cantinela” de lo que dicen los textos…

Silvana Accoroni: Sí, es una relación al Ideal del yo, que me parece importante.

No es lo mismo el Ideal del yo, que las identificaciones, pero se entretejen, se mezclan,

se desplazan (inaudible)

María del Rosario Ramírez: Después, respecto de la relación Ferenczi-Freud,

no la tengo tan presente. En un libro Soñar con Freud, se habla de ellos como víctimas

de la verdad. La discusión de los problemas que se armaban entre ellos, en algunas

cartas, en torno a algunas cosas que vos decías.; también estaban las cuestiones de las

amantes de Ferenczi… (Risas) Varios problemas muy complejos.

Laura Bosco: Lo que pasa es que cuando uno lee a Jones, en general

últimamente no sé porque se lo critica tanto, uno se da cuenta en qué partes saca algunas

cositas o pone otras... A partir de que se abren los archivos y las cartas, es muy

interesante leer qué pasaba. Por ejemplo, cuando Freud dice de Ferenczi que se había

casado con la mujer que amaba… La cuestión era que Ferenczi era amante de una

señora (el marido sabía del romance), y analizaba a la hija menor de esta señora.

Entonces cuando muere el marido, después de muchos años, se enamora pasionalmente

de la hija, que tenía en análisis. Ante este lío empieza a analizarse con Freud y él lo

convence que ese amor que sentía, era correlativo a la neurosis de transferencia.

Ferenczi se casa con la señora mayor. La madre lo convence de que le conviene

casarse con la hija…Bueno, hay muchos elementos. Lacan dice que lo que lo mató era

la alienación a la IPA. Hay un momento de quiebre en los años ‘20. En verdad tenía

posiciones muy firmes y bastante importantes; también hay una cuestión de tiempo que

nos separa y nos hace difícil entender algunas cuestiones. Ferenczi fue uno de los

25

primeros que defendió, que un no-médico pueda ser analista, cosa que estaba totalmente

prohibida.

Y por otro lado hay un episodio, donde Freud- medio mentiroso- dice que no

sabemos qué circunstancias externas hacen que empiece con los reclamos, y es que fue

uno de los fundadores de la IPA, pero nunca fue presidente; hay un momento en que

podía serlo, hace un viaje Estados Unidos, en realidad defiende a un grupo de analistas

no médicos y a raíz de querer que se les reconozca su filiación a la IPA, pierde la

presidencia…

Hay todo un contexto respecto de eso y de la conservación de la obra. ¿Podía

haber tenido otra posición? Cuando Freud dice “analizar, gobernar, educar son

imposibles” parece provenir de allí. Hay una vertiente muy importante de eso. Porque

hay que pensar cuando Freud dice en Observaciones sobre el amor de transferencia,

qué se hace con este amor. Ni se rechaza, ni se satisface.

Paola Preve: El análisis no crea el amor de transferencia, sino que se sirve de él

–dice Freud.

Laura Bosco: Sí, lo interesante es que hay un punto, donde darle el valor de

auténtico y permitir esa sustitución. No es inauténtico, no se desestima. Hay un punto

donde se autoriza en ese amor, para hacer otra cosa, por ejemplo la sustitución, el amor

por la verdad.

Después está que ir al lugar de la verdad, para Ferenczi se transforma en

empezar a hablar de hipocresía. Se termina con un modelo del amor al estilo “madre e

hijo”: habla que el analista ocupe un lugar de benevolencia materna, una cuestión de

compensar, que era lo que él mismo demandaba.

Esta cuestión, que hace que Lacan entrame la articulación entre la transferencia

y la pulsión, es el hecho que cuando Freud define la sugestionabilidad como universal,

la va a sustentar en el hecho de que la libido de objeto pueda valerse de una persona,

pueda tomarse de una persona. Que el grado de sugestionabilidad está en relación a la

pulsión, la fijación. Por eso habla del análisis como una satisfacción sustitutiva. Eso lo

ayudó a pensar el síntoma, como una satisfacción sustitutiva.

Cuando él dice no responder, no degradar el ideal a la categoría de objeto. Por

qué no pensar en un ribete pedagógico.

Héctor Serrano: Si bien la sugestión es universal, Freud la intenta enmarcar

dice, está tras el poder, la enseñanza y la comunicación.

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Está vista tras el poder, la enseñanza y la comunicación. La cuestión de las

instituciones, de la enseñanza. Después todo el esfuerzo de Lacan, en cuanto a la

tentación a comprender, va en contra de la sugestión. El comprender mismo, ya tiene un

cierto grado de sugestión, respecto de comprar rápidamente la imagen que proviene de

las palabras.

Paola Preve: Quería hacer un comentario, respecto de la reunión anterior,

respecto al falso enlace. Creo que ahí hay una cuestión inaugural. Ahí está el lenguaje.

Y en verdad -como lo recordaba Raquel- la cuestión del falso enlace tiene ese término

(“falso”) que es interesante sustituirlo por “ficción”: un falso enlace verdadero.

Simplemente pensaba que en el enlace está el acto, entonces ahí se puede pensar

el acto de amor o de odio, o ambas cosas. Respecto de lo que decía Miriam, en relación

a la disparidad, a la disimetría, me parece que se podía pensar un modo de tratar de

entender cómo explicar esa disparidad. Y que los ejemplos que dabas me parecía que

había versiones del fantasma. Respecto de lo que se arma en este lazo, que depende

mucho de la posición del que escucha.

Raquel De Maestri: Me parece interesante lo que decías de lo que enlaza, lo

que enlaza son las palabras.

Paola Preve: Está la persona y lo que decías de la representación.

Miriam Fratini: Incluso se revela en esto que vamos hablando, cómo se va

haciendo necesario contar con la lectura de Lacan, para empezar a desimpregnar esas

cuestiones, a veces tan cristalizadas y tan fuertes, hasta formalizar las nociones de

Freud.

Por ejemplo, respecto de Ferenczi, se nos plantea la posibilidad de pensar que

hay una dificultad, un verdadero sin salida cuando a alguien al mismo tiempo que se le

reclama que crezca, se le dice “hijo mío”! (Risas). O que uno pretenda sacar a Ferenczi

de esas contiendas imaginarias, aparentemente familiares, donde se trata de los hijos, los

entenados, los preferidos, etc., y resulta que cuando Ferenczi propone fundar la IPA,

Freud llama “príncipe heredero” … a Jung!

Es muy difícil abordar ese contexto si uno no cuenta con la ayuda de Lacan,

cuando empieza a despejar estas cuestiones y ubicar situaciones mucho más

formalizadas, por ejemplo sobre el fin de análisis. En Análisis terminable o

interminable, como se desprendía de lo que decía Laura, no se terminan de resolver

algunos puntos... Tampoco se termina de resolver, en lo que comentaba Paola, qué

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significa servirse del amor de transferencia, por supuesto reconocerlo como genuino o

como auténtico es importante, pero entonces… ¿cómo avanzan las cosas? Es por

agotamiento o por desgaste que las cosas llegan a su final? O resulta que cuando uno se

va entusiasmando con que Freud tiene una posición, como decir que la roca es la

angustia de castración para el hombre, la envidia del pene para la mujer… resulta que en

ese mismo momento, Freud da un paso más y nos deja en el aire, en el medio de la

nada, diciendo: “Pero bueno, el último punto es finalmente el rechazo de lo femenino

¡para ambos sexos!”.

Es muy interesante -y parte del eje de la investigación que proponemos: “Porqué

Freud no es Lacan”- ir viendo estos bretes de un momento del Psicoanálisis que hace

nada más y nada menos que a su creación, y a las dificultades de lo reducido del grupo

que empezaba a practicarlo.

Creo que en los tres trabajos presentados hoy hay puntos donde ubicar este

camino, que en determinado momento se detiene y produce como una encerrona… Casi

parecida al decir de ese paciente de Héctor: “Pensaba si seguiría yendo al “palermito” si

no tuviera deudas”. Es una encerrona, porque en realidad parece que va al “palermito”

¡para tener deudas! Va a jugar para endeudarse y ha sustituido con las deudas, el plano

del enamoramiento maníaco.

Entonces, en el mismo punto donde creemos encontrar una salida algo se cierra

inesperadamente como en el ejemplo que dábamos de Análisis terminable… con la

noción de roca viva y su más allá en el rechazo de lo femenino…Como si Freud

avanzara en consideraciones aún no muy claramente establecidas… Claro que quizás

sea mucho pedirle a Freud!

Tal vez una de las posibilidades que coloquiar la clínica nos permita, sea

acercarnos a esos impasses, no cubrirlos rápidamente. Por eso introducía lo de la

disparidad… Si la tomamos con Lacan esa disparidad constituirá lo odd o lo singular -

contrario a la intersubjetividad- y hasta lo podemos repetir casi reverencialmente,

pero… ¿cómo la consideramos en estas situaciones en las que Freud empezó a pensar el

dispositivo?

Es para mí sumamente interesante ir ubicando tales puntos y no deshacernos

rápidamente de esas aporías.

Silvia Conía: Me había también interesado situar que la transferencia es el

diagnóstico. Eso también abre, como en principio, a una divisoria de aguas: con Freud

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concluyo armar la diferencia de lo analizable y lo inanalizable; entonces la psicosis no

entra, las neurosis narcisísticas.

Es para destacar eso también, en una época ante el auge de la sugestión y la

cuestión ésta, tan tomada, respecto de los sujetos. Todos vivimos en esta época en un

mundo de la escena, que va en desmedro incluso del amor. Lacan mismo lo dijo, “el

capitalismo forcluye las cosas del amor”. Cómo ingeniarnos en este momento, donde

cada vez más nos encontramos con muchas más dificultades, respecto de que la

transferencia es la entrada de las cosas si el amor está tan problematizado!

Ese es un punto respecto de la diferencia con la clínica lacaniana, nos

encontramos con otras posibilidades…O no, si no hay nada del amor, no hay por dónde

ir.

Héctor Serrano: Por otro lado -como en el título de este coloquio- están “las

cosas”, no sólo “la puerta”. Un plural que no te deja totalizar, armar una consistencia

totalizante. Me suena más a una apertura…

Miriam Fratini: Dada la hora, vamos a finalizar con este comentario de Héctor.

Agradecemos la presencia de ustedes y los esperamos en la próxima reunión.