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COLOMBIA: BOCETO PARA UN RETRATO (BREVE RESUMEN DEL PAÍS)
Por: PEDRO DAVID PÉREZ TORRES
Según la Constitución Política de Colombia, Colombia es un país pluriétnico y
multicultural. Y no es para menos. Creo que la carta magna se queda corta al
expresar la diversidad que existe en el país. Y no por que no se reconozca, es
porque la diversidad es tan de grandes proporciones que cualquiera se quedaría
corto al tratar de describirla.
Colombia es un país que geográficamente es privilegiado, con sus dos salidas a dos
océanos completamente diferentes, tres cordilleras, todos los pisos térmicos y todo
esto ha contribuido para que socialmente exista variedad y variabilidad asociada a
esa estrecha relación entre ambiente y sociedad.
Si nos remontamos a la historia, mucho antes de la llegada de los españoles,
podemos observar los flujos migratorios de los primeros pobladores que pisaron
estas tierras que hoy se conocen como Colombia. Migraciones que llegaron desde
Panamá atravesando el Darien, flujos migratorios desde las sabanas venezolanas y
desde las selvas del Brasil. Grupos de cazadores recolectores que debieron adquirir
prácticas culturales de acuerdo a como las condiciones medio-ambientales de la
época se los permitiera.
Con la llegada de los españoles durante el período de la conquista y la colonia, y
además, la llegada de africanos que fueron traídos como esclavos, fue el detonante
para que pasará una de las cosas más interesantes de la diversidad humana: el
mestizaje. Además de los rasgos fenotípicos se vería un mestizaje de culturas, de
costumbres, de tradiciones, de sabores, de prácticas de lo cotidiano.
Todo ese proceso de mestizaje ha sido constante en nuestro país, uno de los más
ricos en diversidad, no sólo geográfica, sino también humana. En un mismo
territorio conocido como Colombia, convergen los matriarcados Wayuu de la árida
Guajira; los conocimientos sagrados de los pueblos indígenas de la imponente
Sierra Nevada de Santa Marta; los pescadores de los archipiélagos de San
Bernardo, Rosario, San Andrés, Santa Catalina y Providencia; los sabores y sonidos
de las húmedas selvas del Chocó; la agilidad de los vaqueros de las sabanas de
Arauca y de los Llanos Orientales; los serenidad de los pueblos indígenas de la
Orinoquía y la Amazonía; la fortaleza de los campesinos del altiplano
cundiboyacense y las montañas del eje cafetero; el carácter de los pueblos
indígenas del Cauca. Todos en una misma Nación.
Hay que ver la otra cara de la moneda. Es un país que durante toda su historia se
ha visto marcado por las guerras y el conflicto. Desde 1810 se han precipitado una
serie de guerras y batallas heroicas, pero también políticas, como la guerra de los
mil días y las guerras bipartidista. Desde la muerte de Jorge Eliecer Gaitán se
conoció el período de la violencia en el país y desde ese entonces Colombia no ha
conocido un día de paz. Lamentablemente lo que en aquella época comenzó con
una lucha ideológica de izquierda en contra del Estado, fue permeada por el
narcotráfico y otros interés para convertir a las FARC y el ELN en unas de las
guerrillas más antiguas y sangrientas del planeta. Muchos de aquellos grupos como
la UP y el M-19 dejaron las armas y dieron un paso para la paz, algunos de sus
líderes fueron perseguidos y asesinados, pero otros se han convertido en grandes
líderes políticos del país.
La política no se salvó. Durante los 80 y los 90 algunos políticos conformaron y
financiaron grupos de seguridad privada que posteriormente pasaron a ser grupos
paramilitares de extrema derecha, lo que genero la entrada al ruedo del conflicto
armado, otro actor que generarían masacres y desplazamiento de civiles inocentes
al igual que los grupos guerrilleros anteriormente conformados.
Colombia ha sido un país de contrastes. Una belleza insuperable en los aspectos
geográficos, sociológicos, históricos y antropológicos, pero a su vez tiene una
historia de violencia política que avergüenza a cualquiera y genera dolor de patria
a quienes de verdad queremos este país.
¿Se puede dar un giro y cambiar el rumbo de la historia? Actualmente nos
encontramos en un momento histórico en que, posiblemente, se de una salida
negociada al conflicto armado, sin embargo, cada uno de nosotros como
ciudadanos debe aportar desde su cotidianidad hechos y gestos de paz: tolerancia
y respeto por el otro.
El otro. La diversidad cultural del país nos obliga a pensar inmediatamente en el
otro. El otro es un ser que también hay que respetarlo y tolerarlo, porque son esas
diferencias las que hacen al ser humano algo maravilloso. Defendamos la
diversidad y estemos orgullosos de esa gran confluencia de culturas que bañan a
este país de matices y contrastes culturales de sur a norte y de este a oeste.
Colombia, país multicultural, pluriétnico y megadiverso que merece la paz.