códice calixtino, algunas consideraciones
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A propósito del regreso del Códice Calixtino1
Mirsa Acevedo Molina
El Códice Calixtino, como es llamado el Liber Sancti Iacobi, resguardado por la
Catedral de Santiago de Compostela, data de alrededor de 1160 y es copia del
desaparecido modelo original de 1140. Lo más probable es que la compilación en un
solo corpus, de diferentes textos generados en la ya formada tradición del camino de
Santiago, haya sido obra intelectual del obispo Gelmírez que fue el gestor del ambicioso
proyecto de promover a Santiago como uno de los tres centros mundiales de
peregrinación.
Proyecto ambicioso, pero triunfante, del cual es parte no menor la propia construcción
de la catedral, relatada en el códice. Este proyecto tenía mucho que ver con la histórica
lucha por la hegemonía entre el obispado gallego de Santiago y el de la metropolitana
Toledo. Entonces, no solamente el Códice influye en la cultura española como veremos,
sino que es resultado de una intensa vida en torno del camino y de la capital
compostelana.
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Para esta reseña me baso principalmente en el artículo de Laura Fernández, “…Cosas tan deshonestas y
feas que valiera harto más no haberlo escrito. Avatares y memoria del Codex Calixtinus”, Madrid,
INAEM, 2012.
Catedral en el siglo XII
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Efectivamente fue exitoso el plan de Gelmírez y el libro fue continuamente revisado y
copiado a través de los siglos, por lo menos hasta el siglo XVI2. Se ocupó por ejemplo,
como fuente para la Estoria de España alfonsí, para crónicas sobre Carlomagno, además
de ser utilizado como inspirador de poemas y canciones. Por lo mismo, tuvo sus
tempranos detractores, como Ximénez de Rada, que denosta especialmente al hoy
llamado “Pseudo Turpín” (libro IV), tachándolo de mentiroso. Es cierto que el Pseudo
Turpín es una adaptación mítica del tema de Roldán y el desastre de Roncesvalles, con
el fin de vincular a Carlomagno con Santiago3, sin embargo, el problema de Ximénez de
Rada está relacionado con las tensiones políticas entre toledanos y compostelanos y
entre franceses y peninsulares, más que con un verdadero interés en la veracidad
histórica de lo allí expuesto.
La inclusión de variados temas en el códice no es azarosa, busca, como hemos dicho,
promover el culto al apóstol Santiago y el propio camino, vinculando fuertemente las
tradiciones compostelanas con las europeas.
Una de las fórmulas utilizadas fue la unificación de la iconografía de las iglesias de los
diferentes puntos del camino, a partir de la visión modélica de la Catedral de Santiago
respecto de las otras que se iban construyendo, como la de San Martín de Tours4.
Se trataba además de dejar definitivamente atrás el culto hispánico para pasar a ser parte
integral del culto romano, congraciándose con el Papa. En esto, es fundamental la
influencia de Cluny. Eso también importa en el sentido iconográfico, pues ya ha sido
adoptado el estilo internacional románico en detrimento del mozárabe (un ejemplo de
ello es la utilización de la letra carolina). Sin embargo, está suficientemente probada, a
mi entender, su factura intra peninsular5. Serafín Moralejo Álvarez, por ejemplo, llega a
2 Por ejemplo, las copias de Ripoll, de 1173. Pero hay varias más guardadas en la British Library, en la
Biblioteca Apostólica Vaticana, En la Universidad de Salamanca, que producen a partir de la promoción
que en el siglo XIV, desde Compostela mismo el obispo hace, queriendo replicar los tiempos gloriosos de
Gelmírez. 3 Aparece siendo Carlomagno quien, instado por el apóstol Santiago que se le aparece en sueños, cruza
los Pirineos y gana batallas contra los moros, hasta que la traición de Ganelón los hace perecer a todos en
la batalla. Es evidente el intento de vincular las glorias de Carlomagno a la historia hispana. 4 Ver Castiñeiras González: “La meta del camino: la catedral de Santiago de Compostela en tiempos de
Diego Gelmírez” 5 Ver trabajos de Díaz y Díaz y Serafín Moralejo, especialmente.
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esta conclusión a partir de las coincidencias estilísticas con las iluminaciones de los
tumbos A y B, guardadas todavía en Santiago6.
En fin, no hay ninguna duda que el Códice generó importantes vínculos con el resto de
Europa. Copiado, leído y comentado, se convirtió en una de las primeras guías de viaje
de la historia del cristianismo7. Por otra parte ha sido un elemento de identidad dentro
de la península en torno al culto jacobeo, no solamente en época medieval, sino
moderna, incluso hasta ahora. El camino sigue vigente, así como siguen vigentes
muchos de los símbolos nombrados y difundidos en
este libro. Quiero de los innumerables ejemplos de
ello referirme a solamente dos, por ahora:
1. Las conchas de vieira, que hasta hoy son
imagen de peregrinación, se nombran en el
libro I.
2. La imagen de Santiago matamoros, es
recogida, por ejemplo, con bastante
similitud en la tradición de los
6 Se pueden encontrar estas ilustraciones fácilmente en Internet. Algunas de ellas coinciden también con
la iconografía de la propia catedral. 7 No la primera, pues la primera es el Viaje de Egeria, otra gallega, a Tierra Santa en el siglo IV.
Teodomiro encuentra la tumba de Santiago. Tumbo A
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cuasimodistas en Chile. Es el espíritu de la cruzada contra los moros,
resignificada primero por los conquistadores como Pizarro, en América, y luego
por los criollos frente a los propios avatares.
Por otra parte, Santiago sigue siendo uno de los tres centros fundamentales de
peregrinación mundial, y tiene conciencia de ello. Los españoles mismos saben que
tienen un patrimonio cultural allí.
En cuanto a otras formas de vigencia del códice hasta hoy, puedo nombrar algunos
ejemplos:
1. Cómo el libro de los sermones muestra vivas imágenes de la vida gallega del
siglo XII, como cuando en uno de los “sermones de Calixto” dice lo bueno que
es el peregrinaje para evitar la obesidad y la tendencia a la voluptuosidad; o
habla en contra de la borrachera y de las múltiples estafas en que los gallegos
hacían caer a los caminantes. Más famosos son los pasajes que sobre estos
mismos puntos, aparecen en el libro V.
2. El denostado Pseudo Turpín, que fue incluso cercenado del códice hasta el siglo
XX, cuando recién fue malamente restituido, es una joya literaria, tanto o más
importante que la Canción de Roldán.
3. Las descripciones de la catedral hasta donde había sido construida en la época,
son de inigualable valor para los historiadores del arte, lo mismo que aquellas
descripciones de esta y otras ciudades y comarcas del Camino. Especialmente en
casos en que algunas de estas obras han desaparecido y se necesita de una
descripción para poner en contexto a otras que sobreviven.
Por último, algunas precisiones sobre las imágenes:
Son pocas y tienen un claro objetivo, que es dar énfasis y credibilidad a los autores que
legitiman el origen de la obra, y que son… ¡todos inventos!, al puro estilo altomedieval.
Folio 1r
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El folio 1r, tiene la imagen del papa Calixto dentro de la capitular C de su nombre de
pila, donde aparece escribiendo el códice, con la tinta y el cálamo. Este tipo de “retrato
de autor” es una herencia de la antigüedad, ampliamente llevada adelante en época pre
románica y románica (por ejemplo en el Códice Vigilano del 971, aparece el amanuense
Vigila en la misma postura en que aparece aquí Calixto).
Folio 4 (recto). La letra capitular I, de Iacobus, es el retrato de Santiago que aparece al
modo de Cristo pantocrátor, con la señal de la bendición en una mano y el libro en la
otra. Hay innumerables ejemplos románicos y pre románicos de esta iconografía de
Cristo, por ello ha sido comparado con el pantocrátor de Tahüll, en cambio no es tan
común esta forma de representar a Santiago, mucho más frecuentemente peregrino o
batallador, aunque el libro es uno de los signos de los apóstoles.
Códice Vigilano
Folio 1r
Códice Calixtino, 1r
Pantocrátor San Clemente Tahüll
Vigilano Códice Calixtino, 4r
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Folio 162r. La aparición en sueños del apóstol a Carlomagno, figura que está
deteriorada a partir de la restauración de 1964. Desapareció Carlos y solamente está
Santiago. Esta iconografía tiene también una importante tradición previa al románico,
con los sueños de Constantino, de Jesé, del mismo Juan apocalíptico, o incluso de
Jonás.
Folio 162verso. Partida de las tropas de Carlomagno desde Aquisgrán. Pareciera que es
la única de estas iluminaciones que no pertenece al llamado por Díaz y Díaz, “copista
1”, sino a un segundo, con menos oficio. Aparecen dos escenas, la de arriba muestra a la
caballería saliendo desde la puerta de la ciudad, la de abajo muestra la ciudad desierta y
los caballeros que representan a los 12 pares (son 6 aquí), marchando a pie.
Folio 163r. La inicial T, de Turpín, aparece el
arzobispo de Reims, a quien se le quiso atribuir
este escrito, bendiciendo con una mano y con la
otra sosteniendo el báculo, dentro de una
especie de mandorla ovalada, bajo los entrelazos
de la horizontal de T. Estos entrelazos son de
tradición normanda.
Folio 162v Códice Calixtino, 162r