codependencia y estres conyugal (1)

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1 CODEPENDENCIA Y ESTRÉS MARITAL. Algunas consecuencias endocrinas e inmunológicas Sofía Patricia E. Faur Introducción El término “codependencia” nos llega desde el campo de las adicciones y fue introducido a fines de la década del setenta en los centros de tratamiento para “dependientes químicos” de Minnesota. Sin duda, era un nombre nuevo para un problema viejo. Con él se intentaba definir a aquellas personas que se veían afectadas por la relación cercana con alguien que abusara de las drogas o el alcohol. Se observaba que estas personas tenían ciertos patrones vinculares que les eran característicos. Con los años estos “coadictos” fueron tomando cierta autonomía como objeto de atención clínica ya que sus características excedían el mero hecho de acompañar la vida del enfermo o de enfermar por esta causa. Los años que siguieron trajeron mucha información sobre el tema pero no siempre surgida de ámbitos rigurosos y científicos, sino de los ámbitos de la autoayuda, por lo cual los datos eran difíciles de corroborar y legitimar. Mientras tanto, los consultorios de los psicólogos y psiquiatras fueron inundados por personas que respondían a estos cuadros. La falta de criterios claros de ubicación nosológica pasearon el trastorno por la codependencia , la dependencia emocional o afectiva, las adicciones amorosas y la coadicción. En mi experiencia personal la teoría se hacía cada vez más confusa pero la clínica era incuestionable: una gran cantidad de mujeres se acercaban a los grupos de autoayuda convocados bajo alguno de estos conceptos y la problemática era inequívoca: un patrón de relación que enfermaba y afectaba a esas mujeres en casi todas las áreas de su vida. La cuestión del género no era azarosa: las estadísticas indicaban que una abrumadora mayoría de mujeres presentaba estos problemas y , más aún, que sometidos a las mismas situaciones vinculares, las mujeres enfermaban más.

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Page 1: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

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CODEPENDENCIA Y ESTRÉS MARITAL.

Algunas consecuencias endocrinas e inmunológicas

Sofía Patricia E. Faur

Introducción

El término “codependencia” nos llega desde el campo de las adicciones

y fue introducido a fines de la década del setenta en los centros de

tratamiento para “dependientes químicos” de Minnesota. Sin duda, era

un nombre nuevo para un problema viejo. Con él se intentaba definir a

aquellas personas que se veían afectadas por la relación cercana con

alguien que abusara de las drogas o el alcohol. Se observaba que estas

personas tenían ciertos patrones vinculares que les eran característicos.

Con los años estos “coadictos” fueron tomando cierta autonomía como

objeto de atención clínica ya que sus características excedían el mero

hecho de acompañar la vida del enfermo o de enfermar por esta causa.

Los años que siguieron trajeron mucha información sobre el tema pero no

siempre surgida de ámbitos rigurosos y científicos, sino de los ámbitos

de la autoayuda, por lo cual los datos eran difíciles de corroborar y

legitimar.

Mientras tanto, los consultorios de los psicólogos y psiquiatras fueron

inundados por personas que respondían a estos cuadros. La falta de

criterios claros de ubicación nosológica pasearon el trastorno por la

codependencia , la dependencia emocional o afectiva, las adicciones

amorosas y la coadicción.

En mi experiencia personal la teoría se hacía cada vez más confusa pero

la clínica era incuestionable: una gran cantidad de mujeres se acercaban

a los grupos de autoayuda convocados bajo alguno de estos conceptos y

la problemática era inequívoca: un patrón de relación que enfermaba y

afectaba a esas mujeres en casi todas las áreas de su vida.

La cuestión del género no era azarosa: las estadísticas indicaban que una

abrumadora mayoría de mujeres presentaba estos problemas y , más

aún, que sometidos a las mismas situaciones vinculares, las mujeres

enfermaban más.

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El amor, la pareja, los vínculos, todo aquello que es tan importante en el

mundo femenino y que constituye el eje central de su autoestima se había

convertido en el gran estresor.

¿Cuál era el motivo por el cual tantas mujeres se relacionaban de una

manera tan insatisfactoria, elegían parejas tan inadecuadas, soportaban

niveles alarmantes de maltrato emocional, aumentaban su tolerancia al

dolor emocional y estaban dispuestas a asumir la responsabilidad por

otro aún cuando esto les implicara un perjuicio en su salud física y

mental?

El tiempo arrojó un poco más de claridad y a partir de 1986 comienzan a

aparecer trabajos científicos en un intento de delimitar el constructo y

darle validez científica.

El presente trabajo recoge esa historia, intenta ubicar el trastorno dentro

de una nosología clínica y relacionarlo con el estrés surgido como

consecuencia de una relación interpersonal disfuncional .

Luego desarrollaremos la hipótesis integradora del campo psico-

neuroinmunoendocrinológico sustentada en trabajos ya realizados en

este sentido. Para ello, nos apoyaremos en las experiencias realizadas

con “caregivers” o cuidadores por ser una categoría afín y en

investigaciones sobre estrés conyugal y sus consecuencias endocrinas e

inmunológicas. Haremos una investigación sobre las diferencias del

impacto del estrés marital sobre hombres y mujeres.

Finalmente, analizaremos la importancia del soporte social para

disminuir la vulnerabilidad al estrés y tomaremos como ejemplo la

experiencia de los grupos de autoyuda para mujeres con dependencias

afectivas y codependencia con los que trabajamos desde el año 1986.

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PLEITO NO ES ENOJO

“Un pleito entre nosotros dos, no debería haberse transformado en

enojo. Pero cuando ya fuimos embargados por la emoción es inhábil e

infructuoso seguir discutiendo. Nuestras controversias jamás las

resolvimos hablando, sino con silencio, ternura y paciencia. Si esto no

es suficiente y debemos aclarar las cosas, deberemos esperar a

recuperar el amor que sentíamos; el vínculo afectivo indispensable

para que sea más importante poder abrazarnos que tener razón.”

Hugo Finkelstein. El amor, ese pretendido bien

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¿QUÉ ES LA CODEPENDENCIA?

A partir del nacimiento de Alcohólicos Anónimos en la década del 40,

comienzan a reunirse en paralelo, grupos de autoayuda convocados en

su mayoría por esposas o algún familiar cercano del alcohólico. Su

objetivo era compartir las experiencias y dificultades que les acarreaba

la convivencia con el adicto.

Años más tarde, hacia fines de la década del 70, surge el concepto de

codependencia en los centros de tratamiento de Minnesota- sin que nadie

se adjudique claramente su autoría – como equivalente al de

coalcoholismo. Con él se buscaba definir a “aquellas personas cuya vida

se había vuelto inmanejable como resultado de la relación cercana y el

compromiso con la vida de un alcohólico”.

Se extendía poco a poco su utilización hacia el mundo de las

drogodependencias y se hablaba ya entonces del codependiente como

una persona afectada por otra que, a su vez ,tenía una dependencia

química.

Empezaba a despertar gran interés el papel cumplido por la familia del

adicto, ya que su rol era fundamental en el mantenimiento o en la

recuperación de la enfermedad.

Términos como facilitadores, rescatadores, “otro significativo”, aludían a

un problema que no podía soslayarse: era necesario trabajar con los

familiares cercanos al adicto pues se corría el riesgo de que

“contribuyeran a perpetuar la enfermedad “ con su tarea de rescate al

impedir al adicto “tocar fondo”, es decir, encontrarse con las

consecuencias de su conducta.

Como vemos, todos estos enfoques, estaban centrados en el problema

del adicto. Sin embargo, los profesionales de la salud comenzaron a

advertir que estos codependientes presentaban rasgos comunes y tenían

un patrón particular de relación , de pensar, sentir y actuar que los iba

enfermando progresivamente. También ellos provenían de hogares

disfuncionales donde no necesariamente había estado presente el

alcohol, pero era claro que estas personas habían tenido que asumir

desde muy temprano un rol de “cuidadores” ya que los adultos que

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debían ejercer esta función no estaban en condiciones de hacerlo a causa

de sus propias patologías o bien porque se daba una situación de

abandono emocional.

De este modo, el término se fue extendiendo hasta definir a las personas

que tenían una relación cercana con alguien que tuviera un trastorno

mayor de conducta (jugadores compulsivos, bebedores, adictos al

trabajo. depresivos, etc) y se fue reforzando dentro de la definición “la

necesidad de ayudar al otro, de salvarlo y rescatarlo, la obsesión y el

intento de controlar sus conductas y la asunción de responsabilidad por

él.”

Algunas definiciones , a partir de la década del 80 comienzan a arrojar luz

sobre el fenómeno:

“Codependencia es cualquier padecimiento o disfunción que va asociado

o es resultante de focalizar el interés propio en las necesidades y

conductas de otros.” (Whitfield,1989)

En la misma línea Schaef ,(1986) propone que “la/el codependiente

tiende a caracterizarse por su baja autoestima, sus dificultades para

satisfacer sus propias necesidades y por la valoración de su propia

identidad basada en la valoración externa”.

“Una persona codependiente es aquella que ha permitido que la

conducta de otra persona la afecte, y que está obsesionada con controlar

la conducta de esa persona”. (Beattie ,1987)

O bien como “una patología del vínculo que se manifiesta por la excesiva

tendencia a encargarse o a asumir las responsabilidades de

otros”.(Haaken,1993)

En la literatura abundan las definiciones de codependencia y es Cermak

quien comparó un número considerable de ellas para definir los aspectos

que podrían ser usados como criterio diagnóstico para su inclusión en el

Manual de Diagnóstico y Estadística de la American Psychiatric

Association. (DSM)

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a. Continua inversión de la autoestima en la capacidad para controlar

sentimientos y conductas de sí mismo y de los otros frente a serias

consecuencias adversas.

b. Asunción de responsabilidad para satisfacer las necesidades de los

demás excluyendo el reconocimiento de sus propias necesidades.

c. Ansiedad y distorsión de los límites en situaciones de intimidad y

separación

d. Involucrarse en relaciones con individuos de personalidad

químicamente dependientes, desordenada e impulsiva.

e. Exhibe tres o más de los siguientes rasgos:

- Excesiva dependencia de la negación

- Constricción de las emociones

- Depresión

- Hipervigilancia

- Compulsiones

- Ansiedad

- Consumo de sustancias

- Víctima recurrente de abuso físico o sexual

- Enfermedades médicas relacionadas con el estrés

- Ha permanecido en una relación primaria con un activo

- consumidor de sustancias por lo menos 2 años sin pedir ayuda

externa.

El concepto y criterio de diagnóstico de Cermak se encuentra en estudio

para su inclusión en el DSM dentro de la clasificación: Trastorno de

personalidad no especificado.

Veamos que nos dice esta categoría en el DSM IV:

“Esta categoría se reserva para los trastornos de la personalidad que no

cumplen los criterios para un trastorno específico de la personalidad. Un

ejemplo es la presencia de características de más de un trastorno

específico de la personalidad que no cumplen los criterios completos

para ningún trastorno de la personalidad (“personalidad mixta”), pero

que, en conjunto , provocan malestar clínicamente significativo o

deterioro en una o más áreas importantes de la vida del individuo (p.ej.

social o laboral) . Esta categoría también puede utilizarse cuando el

clínico considera que un trastorno específico de la personalidad que no

está incluido en la clasificación es apropiado.. Los ejemplos incluyen el

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trastorno depresivo de la personalidad y el trastorno pasivo-agresivo de

la personalidad.”

Entre los rasgos que hemos enunciado para definir este trastorno

queremos detenernos en algunos que nos serán de utilidad a la hora de

hablar del estrés en estos vínculos.

Una de las principales características del codependiente es que

desarrolla una hipertolerancia al sufrimiento emocional que lo hace capaz

de soportar situaciones dolorosas por períodos prolongados que otras

personas no tolerarían.

Consideramos que para ello se apoyan en un mecanismo de defensa

como la negación que les impide tomar contacto con la realidad de la

situación. Dado que su dependencia emocional es sumamente primaria e

imperativa, esta negación les permite “proteger su suministro” , es decir,

continuar en la relación justificando su permanencia y minimizando los

incidentes que en ella se suceden.

Podríamos decir, utilizando el concepto de Liberman, que estas personas

se “sobreadaptan” a la realidad externa en detrimento de su propia

realidad psíquica negando las señales que les advierten que están

sobrepasando su propia capacidad de resistencia. Esto las hace en

extremo vulnerables ya que fallan sus mecanismos de autoprotección.

Otro rasgo relevante es el intento de control sobre la vida y las conductas

del otro: el fracaso permanente en el intento de “redimir” al otro lo lleva

a apostar cada vez más fuerte en sus intentos generando una estructura

asfixiante entre los dos, así, cuanto más adictiva es la conducta de uno,

más evitativa es la del otro. Esto produce un malestar creciente y una

sensación de derrota que, como veremos, es fuente de patología

somática y depresión.

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CARACTERÍSTICAS DE LA CODEPENDENCIA

Cuando se intenta cernir el concepto de codependencia queda la

sensación de que algo importante ha quedado afuera de esa definición.

Más allá de criterios teóricos, es útil para la clínica enumerar cuáles son

las características que encontramos con más frecuencia y que pueden

ayudar a su ubicación diagnóstica. También pueden ser de utilidad

algunas herramientas como la Spann-Fischer Codependency Scale (ver

Anexo) y otras escalas destinadas a servir de apoyo metodológico para

este fin.

Estas son algunas de las características que están recogidas de los

trabajos de Beattie, Schaeff, Schaefffer y de ni propia experiencia clínica:

- Asumen la responsabilidad por lo que ocurre en la vida de otras

personas. Si algo no funciona bien están dispuestas a asumir toda la culpa

por ello.

- Se anticipan a satisfacer las necesidades de otros aún cuando no se

les haya hecho ningún pedido.

- Tienen dificultades con la asertividad. No pueden decir que no,

aunque lo deseen porque temen no ser queridas y porque no soportan

decepcionar o desilusionar a otros.

- Se sienten atraídas por gente necesitada ,conflictiva, irresponsable

o perturbada a quienes consideran que pueden ayudar y salvar por

medio de su amor y sus cuidados.

- Tienen una baja autoestima , una gran necesidad de valoración

externa y no confían en sus propias percepciones.

- Desarrollan una hipertolerancia frente a situaciones abusivas y son

capaces de hacer cualquier cosa para evitar que una relación se termine

porque tienen una gran dependencia emocional.

- Tienen la sensación de no ser suficientes y de no hacer nunca lo

suficiente,

- Tienen serias dificultades para conectarse con el placer y el

bienestar.

- Se obsesionan con la vida de los demás . Ponen toda su energía en

ello y pierden el foco de sus propias necesidades e intereses.

- Como temen las situaciones de descontrol, intentan controlar por

cualquier medio , ya sea la culpa, la lástima, la coerción o la actuación.

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- Se mienten a sí mismos y a los otros respecto de la realidad de su

situación.

- Minimizan , justifican y niegan lo que sucede en la relación.

¿QUIÉNES LLEGAN A SER CODEPENDIENTES?

Habíamos dicho en la introducción que la codependencia era un

trastorno mayoritariamente observado en mujeres. Esta característica de

género no es sorprendente. Desde siempre el rol de cuidadoras y

rescatadoras ha sido atribuido a la mujer. Como dice Coria al referirse al

“software maternal” que le ha sido conferido culturalmente a las mujeres

más allá de su biología, “el modelo de amor que tantas mujeres aplican a

la hora de intentar una relación adulta es reflejo y continuidad de otro

modelo de amor profundamente arraigado en la condición femenina, que

es el modelo de amor materno filial”.

De allí que resulte difícil ver como patológico el cuidado excesivo ,

desgastante y generador de enfermedad que muchas mujeres

desarrollan en sus vínculos y que este patrón relacional se haya

naturalizado de una manera que impide a quien lo sufre legitimar su

dolor por considerar que es “egoísta, insensible, poco abnegada o con

poca capacidad de sacrificio”.

No es casual, por lo tanto ver que una abrumadora mayoría de las

personas que se dedican a profesiones asistenciales sean mujeres:

enfermeras, médicas , asistentes sociales, psicólogas entre las cuales no

es raro encontrar el trastorno que nos ocupa.

No queremos decir con esto que los hombre no se vean afectados por

esta patología pero es evidente que la carga cultural y social no es la

misma en los distintos géneros lo cual colabora para que una mujer no

pueda identificar este patrón comportamental como una patología.

En cuanto a la familia de origen de los codependientes , nos hemos

referido antes a aquellos hogares disfuncionales donde los progenitores

no pudieron hacerse cargo del cuidado de sus hijos, por lo cual este rol

recayó tempranamente en uno de ellos que desde entonces asumió

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responsabilidades de adulto . Este patrón es llevado luego a su vida de

relación y es lógico entonces que estas personas se sientan atraídas por

alguien a quien cuidar ya que suponen que es la única manera en que

serán amadas y reconocidas.

En su trabajo sobre “El concepto de dependencia emocional” Castelló

hace referencia con claridad al motivo por el cual tantas mujeres que han

visto sus necesidades afectivas frustradas en su infancia y que crecen con

un déficit de autoestima se ven atraídas por hombres narcisistas y

manipuladores a quienes idealizan y frente a quienes se someten y

subordinan.

Frente a tan desesperante necesidad de afecto estas “mendigas de

amor” no son selectivas a la hora de elegir sus relaciones y su

inseguridad las lleva a buscar personas frente a quienes puedan sentirse

útiles y necesarias.

Entre los rasgos destacados por Cermak que antes citáramos, también

encontramos víctimas de abuso fisico o sexual. En estos casos , la niña

crece sin poder confiar en sus propias percepciones ya que los

encargados de cuidarla son quienes la dañaron .Sin embargo, esto le es

negado por lo cual es incapaz de legitimar su malestar. Esta

característica también es frecuente en la clínica de los codependientes.

LOS VÍNCULOS ¿ESTRESORES O PROTECTORES?

Es sabido desde hace tiempo que el aislamiento empeora la calidad de

vida y puede ser un factor de riesgo tan importante como el tabaquismo,

la obesidad o el sedentarismo. Existe mucha documentación que avala el

hecho de que las personas casadas son más saludables que las que no lo

están y se basan para ello fundamentalmente en dos hipótesis: la de

selección y la de protección. La primera porque los individuos más

saludables son más proclives a casarse y a mantenerse en esa condición

y la segunda porque tienen más recursos materiales, mejores hábitos de

salud, menos estrés y más soporte social. (Umberson,1992)

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En cuanto al divorcio, las mujeres siguen contando con una amplia red de

soporte social mientras que los hombres quedan muy aislados ya que

hacen de su esposa casi su única confidente.

Sin embargo, estudios recientes nos revelan que la calidad del vínculo es

lo más importante ya que una relación insatisfactoria puede ser mucho

más perjudicial que la soledad.

Vamos a intentar demostrar que la pareja puede, en ocasiones, ser una

importante fuente de estrés .Las parejas infelizmente casadas y con bajos

índices de satisfacción marital tienen peores parámetros de salud que

aquellas que no están casadas. Más aún , los efectos protectivos y

beneficiosos del matrimonio parecen ser más fuertes para los hombres

que para las mujeres. (Kiecolt-Glaser JK. ,2001)

Desde cierto punto de vista, y lejos de parecer feministas, esta hipótesis

tiene sustento en el hecho de que las mujeres son más proclives a cuidar

la salud del otro y como hemos visto en vínculos disfuncionales donde

este rasgo puede convertirse en patológico, no es extraño que sean ellas

quienes enferman.

En el caso particular de la codependencia, la insatisfactoria calidad del

vínculo, el fracaso en los intentos de control, el aislamiento progresivo de

estas personas respecto de su entorno como consecuencia de la

vergüenza de exhibir su relación y la vulnerabilidad propia del perfil de

personalidad de quienes la padecen provoca un cóctel explosivo que

puede estallar bajo la forma de síntomas somáticos que pongan en riesgo

el bienestar tanto físico como psicológico.

El soporte social es mencionado en numerosos trabajos como factor

protectivo contra el estrés y es algo de lo que carecen estas personas ya

que hemos mencionado que provienen de familias que no han podido

proveerlas de un sostén adecuado. Al llegar a la vida adulta se

transforman ellas mismas en el sostén de otros con lo cual se vuelven

todavía más vulnerables. Por el hecho de mentir en relación a lo que

ocurre en sus parejas sus redes se vuelven ineficaces ya que no pueden

sincerarse y tener una vía de apoyo y descarga emocional.

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La recuperación y el trabajo en los grupos de autoayuda ha sido y

continúa siendo una valiosa herramienta para suplir el apoyo que ha

faltado y consideramos que tiende a disminuir el estrés y sus

consecuencias.

Nos referiremos a este punto más adelante.

CODEPENDENCIA Y ESTRÉS

La experiencia de haber crecido en una familia en la que el niño se ve

amenazado por la violencia emocional o física, donde sufre una situación

de abandono emocional y desamparo y además se ve forzado a negar

sus sentimientos y a ocultar sus emociones acerca de lo que está

viviendo, puede generar, al llegar a la vida adulta, un cuadro similar al

del estrés postraumático. La infancia de estos niños ha transcurrido

generalmente en un ambiente de caos en el cual han tenido que negar su

propia realidad emocional para poder sobrevivir.

“Nacimos en el medio de una guerra donde nuestro sentido del sí mismo

fue azotado, fracturado y roto en pedazos. Crecimos en el medio de

campos de batallas donde nuestros seres fueron rebajados, nuestras

percepciones invalidadas y nuestros sentimientos ignorados y

anulados.”, dice R. Burney.

El rasgo distintivo de las familias generadoras de esta vulnerabilidad es

que no han podido satisfacer las necesidades de dependencia de sus

hijos ni han podido legitimar su dolor.

Bradshaw emplea el témino “asesinato del alma” al referirse a la manera

en que estas familias sofocan el verdadero yo del niño y lo obligan a

construir un falso yo.

Estos niños serán luego adultos con sus necesidades básicas insatisfechas

que recurrirán al control de otro carenciado, enfermo o necesitado para

reforzar y validar un sentido del sí mismo en la tarea de ser útiles y

necesarios.

No obstante, en la actualidad entendemos que , más allá del estresor, es

la evaluación cognitiva y la atribución de sentido que se haga del evento

estresante lo que enferma.

En este sentido, es interesante evaluar los recursos individuales, las

diferentes formas de afrontamiento, la vulnerabilidad genética y la

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capacidad de resiliencia que hacen que algunos individuos desarrollen la

enfermedad y otros no. La atribución que se haga del fenómeno

traumático será lo que haga de él un evento devastador o no.

“Así, la soledad en un caso puede ser deletérea y producir un importante

padecimiento subjetivo mientras que en otro caso puede significar una

respuesta de autopreservación. Así como se puede considerar activa una

actitud manifiesta de rodearse de gente y tareas que al indagar encubre

una tristeza, soledad, frustración con índices clínicos de depresión que

intenta restituir en la búsqueda de reconocimiento externo una

traumática situación afectiva depresiva al ser abandonado por una

pareja” (Bonet J., Luchina C.,1998)

En los últimos años el concepto de resiliencia como la capacidad de un

individuo no sólo para afrontar el dolor sino para superarlo y

transformarlo es objeto de un interés creciente.

“Cuando lo real es aterrador, el ensueño da una loca esperanza”....”En

este sentido, la resiliencia constituye un proceso natural en el que lo que

somos en un momento dado necesariamente debe entretejerse con los

medios ecológicos, afectivos y verbales. Basta con que uno sólo de esos

medios falle para que todo se hunda. Basta con que haya sólo un punto de

apoyo para que la edificación pueda continuar”. (Cyrulnik,1999)

No será casual, por tanto, que quienes emergen de un tal contexto

familiar sean proclives a repetir cierto tipo de interacción vincular

negativa. Con la dramática necesidad de controlar el caos en sus vidas

buscan lo que conocieron con la secreta esperanza de poder dominar y

controlar en el presente lo que no pudieron en el pasado .Con su yo

dañado, sus emociones bloqueadas, su bajo nivel de autoconfianza y

autovaloración salen al mundo afectivo con un déficit que pronto se

traducirá en una nueva fuente de dolor emocional.

En las últimas décadas el campo de la Psiconeuroinmunoendocrinología

se ha visto poblado de artículos que investigan las relaciones entre el

estrés y los vínculos interpersonales.

Es dentro de este contexto que nos proponemos analizar las

consecuencias que puede tener una relación abrasiva sostenida en el

tiempo , tomando el modelo de la codependencia por el alto nivel de

hostilidad, maltrato emocional y descalificación que conlleva el vínculo

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para lo cual revisaremos trabajos realizados en el campo del estrés

conyugal.

AMORES QUE MATAN: ESTRÉS CONYUGAL

En los trabajos realizados en la última década, especialmente en la

Universidad de Ohio, ha quedado claramente evidenciada la relación

negativa que tiene sobre la salud física el conflicto marital. De un modo

indirecto, teniendo una clara influencia sobre la depresión y de modo

directo afectando parámetros cardiovasculares, endocrinos, inmunoló-

gicos y otros mecanismos fisiológicos.

También se ha visto de qué modo la hostilidad aumenta el impacto sobre

los procesos biológicos y algunas diferencias en lo que respecta al

género: hombres y mujeres sufren estas consecuencias de diferente

manera.

Al parecer, la salud de los hombres empeora con el aislamiento o luego

de un divorcio mientras que las mujeres parecen enfermar más y ser más

vulnerables a los conflictos acaecidos dentro del matrimonio.

Los estudios realizados tomando en cuenta las diferencias de género en

cuanto a conducta y experiencia social sostienen la hipótesis de que las

mujeres focalizarían más en los aspectos relacionales de la

interdependencia mientras que los hombres lo harían en los aspectos

colectivos. Los trabajos estiman que existen diferencias en los modelos

del sí mismo : dentro del matrimonio las mujeres incluyen en la

representación de su propio “self” a la representación de sus propios

maridos, y sus pensamientos y sus sentimientos estarán parcialmente

regulados en respuesta a las conductas de aquellos mientras que los

hombres estarían menos influenciados en la regulación de su “self”por

las relaciones diádicas o cercanas. (Cross&Madson,1997)

En cuanto a los vínculos entre depresión y distrés marital, un estudio

encontró que se podría multiplicar por 10 el riesgo para sintomatología

depresiva asociado a la discordia marital . (O’Leary, Christian &

Mendel,1994)

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De todos modos la relación parece ser bidireccional ya que matrimonios

de pobre calidad vincular generarían síntomas depresivos y la depresión

promueve una calidad conyugal inferior.(Beach et al,1998)

En cuanto a los riesgos cardiovasculares, estudios realizados en Suecia ,

en el Instituto Karolinska demuestran que las mujeres con enfermedad

coronaria que padecen estrés conyugal triplican la posibilidad de sufrir

nuevos problemas cardíacos (segundos infartos, nuevas revasculari-

zaciones, ingresos hospitalarios y muerte). Para este trabajo se estu-

diaron mujeres suecas radicadas en Estocolmo que fueron hospitalizadas

entre 1991 y1994 y se realizó un seguimiento de cinco años luego de

haber sido dadas de alta. Los investigadores trabajaron con escalas de

estrés conyugal y laboral. Las mujeres que vivían situaciones de mayor

tensión emocional en sus parejas tenían 2,9 más veces riesgo de sufrir

nuevos eventos cardíacos que las que aseguraban vivir sin este tipo de

estrés. Estos porcentajes eran independientes de otros factores de riesgo

como la edad, el fumar, los niveles de triglicéridos, colesterol y

estrógenos, tener diabetes o hipertensión arterial.

En tanto , no hubo evidencias de que el estrés laboral aumentara la

posibilidad de sufrir nuevos eventos . (Orth-Gomer et al.,2000)

Esta conclusión tiene un sustento lógico desde la Psicología y desde los

modelos culturales ya que sabemos la importancia que tiene sobre la

autoestima de la mujer el bienestar emocional en la pareja mientras que

para el hombre es evidente que el mal desempeño en lo laboral y

económico repercuten de manera negativa en la imagen de sí mismo. En

tal sentido, existen numerosos trabajos que relacionan el estrés laboral

en los hombres con un peor pronóstico coronario para quienes ya están

afectados de esa patología.

En cuanto a la hipertensión arterial , los estudios indican que luego de

una discusión conyugal de solo 10 minutos , la tensión arterial podía

elevarse a 160/100 mm de Hg de forma inmediata, encontrándose que las

mujeres reaccionan más que los hombres frente a interacciones

hostiles.(Ewart CK. et al,1991) )

Los mecanismos de hombres y mujeres a la hora de resolver conflictos

son diferentes y esto se refleja en su salud física. Mientras las mujeres son

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la mayoría de las veces las portavoces del conflicto en términos de

comenzar el planteo, los hombres tienen una actitud mucho más evitativa

e intentan dar por finalizada la discusión .Su actitud es la de no escuchar

los argumentos de su pareja y de intentar escapar al conflicto. Esta

conducta evitativa resulta irritante para muchas mujeres que intentan

seguir con la discusión para llegar a un resultado. Ellas son vistas por los

investigadores como más demandantes: tienen a menudo una actitud de

queja, de crítica y piden cambios en la relación. La reacción de sus

esposos es terriblemente frustrante para ellas y, como sabemos, esta

frustración es una gran generadora de estrés.

En mi práctica clínica he podido comprobar que estos niveles de

frustración son mucho mayores en aquellas mujeres que tienen un perfil

de alta efectividad en otras áreas de su vida dado que no se resignan con

facilidad a renunciar a los intentos de cambios en la relación o en la

conducta de su pareja. Son mujeres habituadas a trabajar arduamente y

con esfuerzo para lograr un objetivo y cuando esto no ocurre

experimentan una sensación devastadora.

Como veremos más adelante las consecuencias quedarán marcadas en

su sistema inmune y endocrino. Aún cuando la discusión se haya

terminado la batalla continúa dentro del cuerpo de las mujeres durante

horas con variaciones en sus niveles hormonales y el debilitamiento de

sus defensas.

Investigadores de la Universidad de Ohio (Kiecolt-Glaser JK et al,1998)

hicieron un estudio para el cual reunieron a 90 parejas de recién casados

que fueron admitidas luego de ser seleccionadas en base a exigentes

criterios de salud física y psíquica. Se les tomaron pruebas que

indicaban que tenían altos índices de satisfacción marital. Estas parejas

permanecieron 24 horas en la Unidad de investigación hospitalaria .Se

les pedía que discutieran durante 30 minutos sobre temas en los que ,

según se había evaluado previamente , estaban en desacuerdo.

Estas parejas tenían catéteres insertos en sus venas para medir las

variables en su sangre a intervalos regulares. Luego de las discusiones ,

permanecieron en la Unidad durante un día para ver los cambios

producidos en las horas posteriores en sus niveles hormonales y en la

función inmune.

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17

Las “ sesiones de conflicto” fueron grabadas y valoradas teniendo en

cuenta estas categorías:

- Agresión psicológica (amenaza, asco, desprecio)

- Imputaciones

- Intentos por mejorar la relación

- Hostilidad no verbal (miradas de desprecio)

- Hostilidad verbal

- Autocompasión

- Conductas evitativas para renunciar a la discusión(verbales o no)

- Búsqueda de aceptación

- Informar de los propios sentimientos

- Humor

- Discusión constructiva de los problemas

Las conductas negativas hostiles tales como sarcasmo, descalificación,

críticas , desvalorización, fueron asociadas con un incremento en las

llamadas hormonas del estrés. También se encontraron más altos los

niveles de títulos de anticuerpos para el virus de Epstein Barr..

Lo llamativo es que estos cambios eran significativos en las mujeres

mientras que los hombres no tenían grandes variaciones.

Las conclusiones del trabajo fueron las siguientes:

Los análisis de sangre mostraron que entre las esposas se elevaban los

niveles de activación autonómica aumentando la adrenalina,

noradrenalina, y a nivel endocrino, la ACTH , tanto más si las

interacciones eran más hostiles. También hubo cambios en la GH y en la

prolactina.

Las parejas del grupo de menor hostilidad mostraron una caída en el

nivel de las catecolaminas, ( adrenalina) y en el nivel de la hormona

ACTH mientras que la noradrenalina aumentó un poco para luego

estabilizarse .En este grupo, una hormona mejoradora del sistema

inmune como la prolactina aumentó mientras que la hormona de

crecimiento bajó.

En el grupo de máxima hostilidad, los resultados fueron casi los opuestos:

adrenalina, noradrenalina , ACTH y hormona de crecimiento aumentaron

y permanecieron altas durante 15 minutos luego que terminó la discusión

mientras que la prolactina bajó.

Page 18: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

18

Los niveles de la sexta hormona estudiada, el cortisol permanecieron casi

constantes.

Las conductas más hostiles se relacionaron con una baja actividad de las

NK y con una respuesta proliferativa disminuida frente a mitógenos.

Estos cambios se mantenían horas después en las mujeres ya que ellas

tienen recuerdos más vívidos y detallados de las peleas. “Estamos viendo

probablemente, los resultados de una mujer pensando y reviviendo la

discusión a través de todo el día.”-explica J. Kiecolt – Glaser a cargo de

la investigación.

Sabemos las consecuencias deletéreas que pueden tener estos niveles

hormonales elevados durante mucho tiempo sobre el sistema inmune.

Si pensamos que estos estudios fueron realizados en parejas satisfactorias

de recién casados –casi podríamos decir que en pleno período de

enamoramiento- no es sorprendente ver lo que ocurre con los efectos de

las discusiones en las que han estado casadas por tiempo prolongado.

El sentido común nos indicaría que luego de muchos años de convivencia

los integrantes de una pareja deberían ver disminuido el impacto de sus

interacciones hostiles ya que se supone que habrían aprendido a

manejarlas. Sin embargo, las células de nuestro organismo resienten las

peleas y cobran caro por ello.

Los científicos realizaron estudios con matrimonios que habían estado

felizmente casados un promedio de 42 años y, sin embargo, las

discusiones e interacciones negativas habían tenido consecuencias sobre

su salud.

Los efectos eran visibles en el sistema inmune, lo cual los hacía más

proclives a infecciones, enfermedades y, quizás, cáncer.

Los resultados sorprendieron ya que sólo el 13 % de las parejas

presentaban parámetros de distrés marital. Al igual que en el

experimento anterior, estas parejas de 55 a 75 años tenían un catéter

intravenoso que tomaba muestras de sangre a intervalos regulares.

Deberían discutir durante media hora tópicos conflictivos en su relación.

Al igual que en las parejas jóvenes, las mujeres tuvieron un aumento

importante en las llamadas hormonas del estrés mientras que en los

hombres no se verificaron cambios. En las mujeres con satisfacción

Page 19: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

19

marital más baja y escaladas negativas más grandes, subieron los niveles

de noradrenalina, cortisol y ACTH en el curso de la discusión y 15

minutos después del período de recuperación. Como contrapartida los

hombres no mostraron cambios significativos en estas variables. También

hubo una respuesta inmunológica más pobre que, como dijimos, los

hacía más vulnerables que las parejas jóvenes,(Kiecolt-Glaser et al,1997)

En otro estudio con un modelo experimental similar fueron seleccionadas

41 parejas para evaluar y estudiar la movilización leucocitaria durante un

estrés agudo como el conflicto marital.

Las muestras se tomaron antes durante y luego de la discusión,junto con

mediciones de presión arterial y frecuencia cardíaca. El intento era el de

cuantificar ciertos subgrupos de leucocitos, la expresión de las moléculas

de adhesión de las células NK y la citotoxicidad de las NK.

Las parejas respondieron al conflicto con una reactividad cardiovascular,

aumento en los porcentajes de circulación de las células NK y CD 8 y

disminuyendo el porcentaje de circulación de CD 4, disminución en el

porcentaje de las células NK que expresan L-selectina y aumento en la

citotoxicidad de las NK sin medir el incremento en la citotoxicidad por

célula. Una rápida down-regulation con desprendimiento de L-selectina

(CD62L) de las células NK no contribuyó a su movilización durante el

conflicto. En un sentido amplio, se sostiene la hipótesis de que el tráfico

alterado de cierto subgrupo específico de leucocitos es un componente

integral de la respuesta lucha/huida frente a un estresor agudo.(Dopp et

al,2000)

Entre los hombres , los niveles más altos de hostilidad y enojo

desplegado durante el conflicto, fueron asociados con un gran aumento

en la presión sistólica/diastólica, cortisol y un incremento en el número

de las células NK y citotoxicidad. Los resultados contrapuestos fueron

observados entre los hombres con menor nivel de hostilidad. (Miller GE,

et al,1999)

Siguiendo con los trabajos de Ohio, en cuanto a los parámetros

inmunológicos , en la década pasada ya se había comprobado un

aumento en la actividad de las NK y una respuesta proliferativa mayor

frente a mitógenos en mujeres que tenían mayor soporte social cuyos

maridos eran tratados por cáncer urológico así como también un nivel

Page 20: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

20

más bajo en la actividad de las NK en los estudiantes universitarios más

solitarios frente a los más sociables.

Comenzaba a evidenciarse fuertemente el lazo entre la vulnerabilidad

del sistema inmune en relación al pobre soporte social. Entre los lazos

que forman esta red, la felicidad conyugal contribuye más que ninguna

otra variable a la felicidad general. La pérdida de un esposo o el divorcio

se ha relacionado con una down-regulation de la inmunidad celular. Pero,

como hemos visto, estar acompañado no siempre es una medida de

protección sino que a veces es francamente insalubre. Los datos revelan

que los matrimonios con mayor nivel de hostilidad en sus interacciones

muestras medidas decrementales en cuatro parámetros funcionales

inmunológicos: citotoxicidad de las células NK, respuesta blastogénica

frente a dos mitógenos , respuesta proliferativa frente a anticuerpos

monoclonales al receptor T3 y un incremento en el número de linfocitos T

y T helper.. También mostraban niveles más altos de títulos de

anticuerpos frente al virus latente de Epstein Barr. Las mujeres eran más

proclives a los cambios inmunológicos que los hombres (Kiecolt –Glaser

JK, Malarkey W, et al,1993))

El alto nivel de estrés y su mal manejo por parte de un individuo, es decir

su pobreza de recursos de afrontamiento, debilitan los niveles de

satisfacción conyugal. De modo que existiría una cierta bidirecciona-

lidad, ya que la insatisfacción marital es generadora de estrés por su alto

nivel de frustración.

Investigadores alemanes estudiaron de qué manera el estrés cotidiano

afecta la satisfacción conyugal y cómo las parejas logran manejarlo a

nivel individual y diádico observándose que estas dos variables covarían

negativamente: el estrés proveniente de situaciones cotidianas va de la

mano de una satisfacción marital inferior. La interacción de la pareja se

deteriora y la valoración del compañero disminuye en un 40% en

situación de estrés en sujetos con incapacidad para manejarlo. Podríamos

decir que el estrés sólo afecta a aquellas parejas cuyo manejo individual

y conjunto no es el apropiado mientras que las parejas más satisfechas

han logrado una especie de homeostasis emocional articulando

estrategias de conjunto o recibiendo en el 58% asistencia emocional de

parte del compañero en situaciones de crisis.(Bodenman,1995)

Page 21: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

21

Las interacciones positivas en el vínculo como el hecho de ser escuchado,

la capacidad para negociar y encontrar soluciones, el humor, la

posibilidad de expresar emociones y sentimientos sin ser descalificado,

la importancia de ser reconocido y valorado por el otro y aún la

importancia de encontrar legitimado el enojo son variables que

disminuyen la insatisfacción marital y , por lo tanto, el estrés.

Entre los numerosos trabajos que relacionan salud y funcionamiento

marital encontramos también aquellos que ligan una baja calidad marital

a la mayor probabilidad de tener enfermedades periodentales en

relación a quienes tienen más calidad en su matrimonio.(Marcenes &

Sheiham,1996)

Un capítulo aparte merecerían las enfermedades autoinmunes. Ya nos

hemos referido al impacto que el estrés marital tiene sobre el sistema

inmune: o no puede defenderse eficazmente o no reconoce lo propio y lo

ataca. Metáfora exacta de lo que ocurre en un plano psicológico, esta

falla acarrea enfermedades tan devastadoras como la artritis reumatoidea

y los estudios hablan de una situación traumática o un episodio de vida

estresante en el último tiempo que precede al desencadenamiento de la

enfermedad .

En cuanto a otras enfermedades como el cáncer , estudios longitudinales

llevados a cabo con un seguimiento de 15 años mostraron que las

mujeres que tenían menor riesgo de muerte estaban asociadas a una

mejor calidad de vínculo conyugal donde sobresalían el compañerismo y

la igualdad en la toma de decisiones. La morbimortalidad en los hombres

no tenía relación con la calidad del vínculo.(Hibbard & Pope,1993)

Si pensamos en la codependencia, recordamos que uno de los rasgos

característicos es el control de las emociones y el desarrollo de una

hipertolerancia con el fin de evitar la ruptura de la relación. Hay datos

que indican que la represión interpersonal , es decir, el bloqueo de los

sentimientos y las propias necesidades y el estrés psicosocial bajo la

forma de una depresión duradera, desesperanza, enojo e irritación

contenido, podrían ser un predictor de cáncer. Esta hipótesis abre el

campo para el estudio de la psicoterapia como método preventivo.

(Grossarth-Maticek R.,1982J)

Page 22: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

22

Siguiendo con las diferencias de género podríamos decir que en las

parejas con buenos índices de satisfacción conyugal no hay diferencias

significativas mientras que cuando la interacción se vuelve más

disfuncional la balanza se inclina negativamente hacia el lado femenino.

Una consecuencia llamativa de las interacciones maritales negativas es el

impacto que tienen sobre la conducta dietaria. La investigación estuvo

orientada a comprobar si los estresores crónicos podían conducir a

déficits alimentarios. Fueron evaluados dos tipos de emergentes

estresores de la interacción marital negativa :uno de ellos es la falta de

reciprocidad en las relaciones entendida como una inadecuada

recompensa en relación al propio esfuerzo. Una segunda fuente de

estrés es el desacuerdo con los roles, una frustración con la expectativa

de rol y una institucionalización de los mismos. Estas variables influirán

en la valoración desfavorable de la imagen de sí mismo (cómo uno

imagina que será percibido por los otros significativos) lo cual creará

distorsiones que restringirán la eficacia del yo. Si un individuo comienza

a percibir que su compañero matrimonial tiene una valoración negativa

de él, comienza a sentirse menos eficaz para manejar los problemas de la

vida cotidiana, incluyendo la elección de una dieta saludable para ellos

.De este modo, la comida es utilizada como una respuesta al distrés

causado por la injuria narcisística percibida. Esta desvalorización

distraería la atención por el cuidado y bajaría la calidad de la dieta. En

este análisis se usó como indicador el consumo de grasa en la dieta

teniendo en cuenta que la recomendación de las organizaciones

dedicadas al tema de la alimentación , sugieren que las grasas no

representen más del 30% de la dieta. También en este caso, las

diferencias de género se hicieron notar a la hora de los resultados. Si

bien el consumo de grasa aumentó considerablemente en los

matrimonios con mayores niveles de estrés, ellos lo hicieron por sentirse

poco valorados por sus compañeras y ellas por sentirse poco eficientes.

Los autores sostienen que el hecho de que la valoración no haya sido en

este caso la variable más importante entre las mujeres puede deberse a

que ellas tradicionalmente han tomado un compromiso y una

responsabilidad con la preparación de la comida y esto tal vez haga que

sean más objetivas al tomar decisiones en cuanto a la dieta. (Schafer R,

Schafer E, 1997)

Page 23: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

23

En cuanto a la diabetes tipo 2, un estudio realizado en San Antonio y

que fue presentado por la American Diabetes Association observó un

elevado número de personas y luego de un seguimiento de ocho años se

comprobó que aquellos que tenían una situación conyugal estresante

duplicaban el riesgo de contraer diabetes tipo 2. Las parejas fueron

evaluadas al principio de la prueba en sus niveles de glucosa en sangre y

todas ellas estaban libres de diabetes. También completaron tres

cuestionarios diferentes sobre estrés incluyendo uno específico sobre

estrés marital.

Mientras en las parejas con altos niveles de estrés marital el 15%

desarrolló diabetes, en los matrimonios más felices sólo lo hizo el 7-8%.

Si bien los estudios fueron cautos para ubicar al estrés marital como el

mayor factor de riesgo en personas con alto riesgo de desarrollar

diabetes, fue sorprendente que lo ubicaran casi al mismo nivel que

aquellos factores de riesgo clásicos como la hipertensión.(Gaskill et

al,2000)

Las relaciones entre salud y armonía familiar son numerosas: al parecer

un buen funcionamiento marital y la sensación de recompensa por el

compañero son las responsables de un índice más bajo en muchos

problemas de salud. Un estudio longitudinal de mujeres casadas mostró

que la armonía marital fue asociada con una mejor calidad del sueño ,

menores síntomas depresivos y menos incidentes sobre la salud

física.(Prigerson HG, 1999)

Es interesante ver el rol que juega la interacción marital sobre el dolor

crónico. El dolor puede ser acompañado por notables cambios en el

funcionamiento fisiológico. Alteraciones disfuncionales en las hormonas

del estrés y/o la respuesta endocrina al estrés han sido relacionadas con

algunos síndromes de dolor crónico.(Geiss, Varadi,1997)

Mas aún, el dolor puede aumentar la frecuencia cardíaca, la presión

sanguínea, los niveles de catecolaminas, el cortisol y suprimir un rango

de actividades inmunológicas siendo uno de los estresores utilizados en

laboratorio para estudiar este tema.(Kiecolt-Glaser et al.,2001)

Las relaciones maritales pueden proveer una ruta directa para cambios

fisiológicos desadaptativos que contribuyan a la consecuencia del dolor.

Por ejemplo, las conductas de los esposos/as que indican falta de interés

o de solicitud en relación al dolor pueden reforzar conductas

Page 24: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

24

desadaptadas y promover la incapacidad. (TurK, Kerns & Rosen-

berg,1992)

No es extraño suponer que un vínculo de poca colaboración, de

desinterés y de hostilidad influya sobre el dolor. No obstante, la variable

de género deberá ser tenida en cuenta en los estudios que se hagan

sobre el tema ya que la modulación de estas conductas y su influencia

sobre el dolor crónico no son las mismas para hombres y mujeres. En un

estudio realizado sobre pacientes con dolor crónico de espalda, la

insatisfacción marital fue relacionada con mayores índices

autoreportados de dolor y discapacidad entre pacientes mujeres.

(Saarijarvi & Rytokoski,1991)

La fatiga y el cansancio que exige vivir en constante clima de conflicto en

el hogar tiene también sus consecuencias sobre la posibilidad de

contraer úlcera péptica Mientras que en un estudio los datos revelan que

los hombres son los más propensos a quedar afectados por esta

enfermedad, lo sorprendente es que en el seguimiento de los 8-9 años

siguientes , el diseño mostró que las mujeres tenían índices más altos.

(Levenstein, et al,1999)

Los resultados son contundentes al mostrar cómo la mujer resulta ser el

gran “barómetro” de la salud de la pareja. Con esto , no queremos decir

que los conflictos conyugales no impacten sobre la salud de los hombres

pero la mayor vulnerabilidad de las mujeres resulta evidente.

Sufren del corazón ,se deprimen, reviven en su sistema endocrino las

peleas hasta un día después de ocurrida, acentúan su dolor, tienen menos

recursos para defenderse, no reconocen lo propio y lo atacan y siguiendo

con las metáforas veremos que tienen más dificultad para “cicatrizar sus

heridas”.

Los estudios en Psicosomática han comprobado que un gran distrés o un

miedo elevado pueden hacer más lenta la cicatrización de heridas.

Los resultados de un estudio indican que las mujeres que tenían los

índices más altos de percepción de estrés demostraron tener niveles

significativamente más bajos de 2 citoquinas claves: la interleuquina 1alfa

y la interleuquina 8 en los sitios de la herida. Además , quienes tenían

niveles bajos de ambas citoquinas 24 horas después de la prueba,

Page 25: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

25

reportaron más estrés y afectos negativos y tenían niveles más altos de

cortisol en saliva que aquellas que tenían los niveles de citoquinas altos.

La conclusión sugiere un posible mecanismo: el estrés psicológico tiene

efectos medibles sobre la producción de citoquinas proinflamatorias en

el sitio local de la herida.(Glaser R,1999)

CUIDADORES:¿QUIÉN CUIDA A LOS QUE CUIDAN?

“En tanto que psicoanalista y practicante, me he dado cuenta de que las

personas son, a veces, víctimas de incendio, tanto como los inmuebles. Bajo

la tensión producida por la vida en nuestro mundo complejo, sus recursos

internos se consumen como bajo la acción de las llamas, no dejando más

que un vacío inmenso en su interior, aun cuando la envoltura externa

parezca más o menos intacta” .( Freudenberger,1987 .)

Al principio de este trabajo hablamos de la Codependencia y entre sus

variadas características resaltamos el hecho de responsabilizarse en

exceso por las conductas, la enfermedad o los estados de ánimo de otra

persona. Lejos está de nuestro ánimo sostener que una interacción

saludable se basaría en el egoísmo y la indiferencia , más bien creemos

que en el vínculo marital , la paridad, la reciprocidad, el respeto, el

compañerismo y la solidaridad son los valores que contribuyen a una

vida sana.

Sin embargo, vemos cotidianamente en la consulta clínica, que muchas

personas, en su mayoría mujeres, utilizan un patrón tan disfuncional del

cuidado que resulta en detrimento de su propia salud.

Se hacen cargo de todo lo que funciona mal en la pareja, toleran maltrato

emocional, intentan controlar o cambiar una conducta patológica de su

compañero e invierten todas sus energías en rescatar y salvar al otro. De

esta manera, al igual que el adicto, encubren sus propios vacíos

emocionales y desvían la atención para no tener que ponerse en contacto

con situaciones de dolor emocional en sus vidas. La imposibilidad de

duelar sus propias pérdidas o de elaborar las carencias afectivas

infantiles las lleva a intentar reparar en el otro lo que no pudieron en ellas

Page 26: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

26

mismas. Son para los demás las “buenas madres o padres” que ellas no

han tenido o no han podido internalizar.

Si bien el modelo de codependencia es en sí mismo un modelo de estrés

crónico, la relación con alguien que padece una enfermedad crónica

como la depresión , el alcoholismo, la drogodependencia, la enfermedad

de Alzheimer, la demencia o el Parkinson puede tener efectos

catastróficos sobre la salud.

Sabemos que en casos extremos como en el cuidado de un esposo con

demencia o Alzheimer, su partenaire debe afrontar severos problemas

de conducta que incluyen incontinencia, cambios en los horarios de

sueño, dificultad para comunicarse o para reconocer familiares. La

familia del enfermo y en especial su cónyuge experimenta signos de

ansiedad y depresión.

Un estudio realizados en adultos mayores muestra cómo se altera la

respuesta inmune frente a la vacuna contra el virus de la influenza.

Sumada a la vulnerabilidad de la depresión, los cuidadores tienen una

función inmune más pobre que los sujetos control que incluyen

respuestas proliferativas reducidas frente a mitógenos y menor respuesta

citolítica de las NK. Estos resultados podrían tener implicaciones en la

vulnerabilidad frente a las infecciones entre los adultos mayores.

Esta down-regulation inmunológica es consistente con su continuo y

elevado riesgo para los síntomas depresivos. (Kiecolt-Glaser JK, Glaser

R.et al,1996)

También es de destacar la gran cantidad de trabajos en los últimos años

dedicados al síndrome del “burn out” en las profesiones asistenciales.

Trabajos realizados, con enfermeras, médicos y psicoterapeutas , entre

otros ,nos revelan el impacto y el desgaste que acarrea una particular

manera de cuidar del otro.

El burn-out o “quemadura interna” es una forma específica de estrés que

ocurre de manera típica entre aquellas personas que trabajan

cotidianamente con el sufrimiento de otros. Sus rasgos de personalidad

son coincidentes con una sensibilidad extrema y una conciencia social

más desarrollada lo que hace que entren en contacto con la parte

enferma de los otros. Se trata de personas dinámicas, potentes y

Page 27: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

27

talentosas y emplean todas sus fuerzas y recursos con la esperanza de

que serán recompensadas. No miden el gasto de sus energías y creen

que no se agotará. El problema consiste en la orientación errónea de esas

energías ya que sus esfuerzos resultan desproporcionados en relación a

los resultados que obtienen.

Podríamos resumir diciendo que se está en riesgo de burn-out cuando:

- Encuentra dificultades para decir “no a responsabilidades

adicionales

- Ha estado bajo intensa y sostenida presión por algún tiempo

- Tiene elevados estándares que hacen imposible que delegue

tareas

- Ha estado intentado realizar demasiado durante demasiado tiempo

- Ha estado dando demasiado soporte emocional por demasiado

tiempo

Como vemos estas características se superponen al perfil de las mujeres

codependientes de quien nos ocupamos por lo cual no es extraño que

este patrón sea utilizado tanto en el ámbito laboral como en el mundo

afectivo privado.

Uno de los desafíos de la terapia cognitiva con mujeres codependientes

es que puedan cambiar el “foco”, es decir, que conecten con el cuidado

de sí mismas y con sus propias emociones y frustraciones para darle una

salida a su enojo y su ira de un modo más apropiado.

Para esto es preciso trabajar con sus miedos a ser abandonadas, a no ser

“buenas y eficientes” ya que la sensación de no ser y de no hacer lo

suficiente es una constante en sus vidas.

Es necesario que dejen de sobreadaptarse para que puedan escuchar las

señales de su cuerpo y no desarrollen una hipertolerancia que parece

anestesiarlas y no les permite sentir el dolor emocional y físico salvo

cuando éste ha alcanzado niveles alarmantes y, en algunos casos

irreparable.

La carencia afectiva las conduce a una dependencia emocional en la que

no pueden poner límites a sus propios impulsos de satisfacción del deseo

del otro , ya sea real o fantaseado, y es inevitable que queden sumidas en

Page 28: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

28

un estado de subordinación y sometimiento que es el encastre perfecto

para el maltrato y la violencia emocional.

Frente a esta abrumadora realidad sus redes vinculares son pobres pues,

como ya dijimos, los codependientes ocultan la realidad de lo que ocurre

en sus relaciones por lo cual no tienen mucha vida social. Esta falta de

soporte social aumenta la vulnerabilidad al estrés.

“En la actualidad y en relación con la noción de vulnerabilidad lo que

ofrece interés clínico es determinar la cualidad, magnitud y significado

de los vínculos en términos de lo que en última instancia se traduce como

percepción subjetiva de apoyo y/o de estrés en cada uno de los sujetos”.

(Zukerfeld & Zukerfeld,1999)

En una investigación se examinó la relación entre soporte social, recursos

de afrontamiento y codependencia en esposas de individuos que

abusaban del alcohol y las drogas. Los hombres fueron evaluados con

Indices de Severidad de Adicción y a sus esposas se les administró una

Escala de Soporte Social, Inventario de Recursos de Afrontamiento y un

Cuestionario de Evaluación de Codependencia.

El soporte social del que se dispone puede influir en una mejor actividad

de afrontamiento y disminuir la carga de hacer frente al estresor. Señalan

los investigadores que hay creciente evidencia que sugiere que las

formas disfuncionales de pensar y actuar son mucho mayores entre

esposas de individuos dependientes al alcohol y drogas que tienen un

pobre soporte social. Esto depende también del grado de severidad de

la adicción.(Bhowmick P,2001)

GRUPOS DE AUTOAYUDA Y SOPORTE SOCIAL: UN MODELO DE

RECUPERACION

Frente a la pobreza de recursos vinculares y de soporte social, los grupos

de autoayuda o de ayuda mutua, coordinados por un profesional o de

autogestión, parecen ser una excelente variable en el proceso de

recuperación. Sin descartar el tratamiento psicológico y/o

psicofarmacológico, los grupos son capaces de proveer la trama

vivencial y emotiva y el sostén necesario para aumentar los recursos de

afrontamiento.

Page 29: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

29

¿Cuáles son los factores terapéuticos del trabajo grupal?

Veremos los 11 factores que delineó I. Yalom en su excelente trabajo

sobre “Psicoterapia existencial y terapia de grupo”(1998) y

comentaremos lo que ocurre en nuestros grupos con respecto a estas

variables.

Infundir esperanza

El hecho de que en un grupo de autoayuda participen personas que

están en diferentes puntos del proceso es parte de la visión optimista que

se imprime al trabajo. Las personas pueden escuchar a otros que estaban

en su misma situación pero que se han mejorado y que comunican su

bienestar y las herramientas que les han sido útiles para lograrlo y, a su

vez, ellos mismos ven en los principiantes un estadio de la enfermedad

que es importante no olvidar para no reactuar los mismos errores.

Universalidad

La idea vergonzante de creer que uno es el único que padece una

determinada patología es aliviada al comienzo del trabajo grupal al verse

reflejado en incontables rostros que le repiten una y otra vez sus propios

padecimientos. En los grupos de codependientes y dependientes

emocionales es curioso ver la sorpresa de las recién llegadas al

encontrarse con mujeres inteligentes, bonitas y talentosas ya que la

imagen de sí mismas está tan depreciada que creen que sólo las mujeres

poco valiosas y con poco entendimiento serían capaces de tener patrones

vinculares tan disfuncionales.

Información participada

En este punto se realiza una tarea didáctica compartiendo información

relativa a la dolencia que nos ocupa. Esta literatura abarca desde la

etiología de la enfermedad, las diferentes concepciones, las

características y los pasos que se sugieren en el proceso de

recuperación.

Es de vital importancia para conocer y estar informado acerca de la

propia patología como así también para desterrar mitos y distorsiones

cognitivas con respecto a la misma

Page 30: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

30

Altruismo

En los “Programas de Doce pasos” de Anónimos el paso 12 hace

referencia a “dar a otros lo que se ha aprendido”.

Si pensamos en la falta de sentido con que la gente entra a estos grupos y

la inquietante sensación de no tener nada que ofrecer, no es

sorprendente ver en este paso el carácter terapéutico : es posible salir de

la autocomplacencia y la queja cuando se trata de ayudar a otro que está

en el mismo lugar en el que uno ha estado tiempo atrás. Por otra parte,

este paso implica un compromiso con la propia recuperación.

La recapitulación correctiva del grupo familiar primario

El grupo es un ámbito privilegiado que permite reactualizar en la figura

del coordinador o pareja de coordinadores y entre los integrantes los

vínculos familiares más primarios, Recrear emociones , hacer alianzas,

competir , solidarizarse, son vectores que evocan nuestras conductas

infantiles más primarias. Si tenemos en cuenta que la mayoría de las

integrantes provienen de hogares donde los roles fueron rígidamente

fijados y sus emociones bloqueadas, esta es una buena oportunidad para

revisar esos vínculos y reparar esos roles en el presente en estos nuevos

vínculos.

Desarrollo de técnicas de socialización

En nuestros grupos las normas de interacción están básicamente

pautadas para proteger la cohesión grupal , para optimizar el

funcionamiento y para resguardar y proteger a sus integrantes de una

posible hostilidad ya que los grupos son numerosos y abiertos.

Estas técnicas de interacción como hablar en primera persona, no dar

consejos, no emitir juicios acerca de los otros, no detenerse en lo

anecdótico, no debatir en forma dual sino escuchar las ayudas ofrecidas

frente a cada pedido y no replicarlas , permiten crear habilidades de

interacción que serán luego utilizadas con beneficio en otras relaciones.

La conducta imitativa

La imitación con algunos integrantes del grupo o incluso con el

coordinador puede ser valiosa en las primeras etapas, cuando el

integrante vive “un romance” con el grupo. Paulatinamente comienza a

diferenciarse y a individuarse lo cual es altamente valioso en estas

mujeres ya que llegan al grupo con una identidad dañada y, como

Page 31: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

31

dijéramos, con un ”falso self”. En su lugar van recuperando su propio yo

y van perdiendo el temor de mostrarse genuinamente.

Catarsis

El hecho de volcar las emociones no es por sí solo terapéutico. Pero el

hecho de hacerlo en un contexto social de contención y apoyo donde el

afecto circula es profundamente sanador. No es lo mismo transmitir una

información vaciada de significación emotiva que la carga que puede

tener el relato emocionante de una experiencia vivida

Factores existenciales

En nuestros grupos decimos que la recuperación es un proceso en el que

estamos solos pero no en soledad. Responsabilizarse por la propia vida y

la propia existencia y dejar de culpar a otros por lo que no se tuvo o no se

pudo es central en el trabajo .En los programas de doce pasos

inspirados en Alcohólicos Anónimos hacen referencia a un “Poder

superior” a quien se encomiendan cuando reconocen su impotencia

frente al alcohol. Este Poder superior no es necesariamente Dios sino una

fuerza mayor que el individuo aislado. Podríamos pensarla también como

la fuerza grupal.

Cohesión de grupo y aprendizaje interpersonal

El sentimiento de pertenencia y afiliación es una de las variables más

importantes en el proceso grupal. El “clima” grupal es de gran

importancia y es lo que lo hace atractivo para sus integrantes. El humor,

el aliento, la posibilidad de reírse de sí mismos, el compañerismo, el

hecho de sentirse aceptado y valorado por los otros y de saber que se

ocupa un lugar y que se es importante para alguien, hace que se

empiecen a movilizar emociones profundas que tendrán un importante

impacto sobre la salud.

FACTORES PSICOSOCIALES POSITIVOS Y ESTRÉS

En cuanto a factores psicosociales sabemos que hay factores de

sensibilización que pudieron haber sido adquiridos en el curso de

experiencias tempranas de la infancia, así como también factores

individuales de personalidad y de comportamiento. Estos factores están

asociados a otros interindividuales tales como la educación, la capacidad

Page 32: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

32

de expresión, y el soporte social que hacen intervenir más o menos

directamente al entorno. No nos detenemos aquí a analizar la

vulnerabilidad genética que podría presentar un sujeto frente al estrés.

Por lo tanto estamos frente a un sistema capaz de reforzar o reducir la

acción de un acontecimiento psíquico sobre el soma sabiendo que el

peso de su intervención es relativo al estado del sistema como por

ejemplo la edad, otros trastornos del estado de ánimo, capacidad de

expresión. (Thurin,1999)

En cuanto a la personalidad y el comportamiento, un estudio exploró

prospectivamente los efectos del optimismo y los cambios inmunes entre

estudiantes de leyes en su primer semestre de estudio. El optimismo fue

asociado con un aumento del número de células T helper y un aumento

de la citotoxicidad de las NK. (Segerstrom SC, 1998)

Otro estudio hecho entre mujeres de 18 a 45 años mostró que una

perspectiva optimista amortigua los efectos del estrés agudo. Sin

embargo, cuando el estrés persiste a un alto nivel las optimistas muestran

alteraciones inmunológicas más importantes que las pesismistas. Se

encontró una fuerte correlación entre los acontecimientos estresantes y la

progresión del cáncer entre mujeres con un estilo de reacción pesimista

y sin esperanza.(Thurin,1999)

La expresión de la angustia en el momento de un diagnóstico puede ser

considerada como una respuesta adaptativa análoga a una reacción

normal frente a una herida. Esta expresión producirá una respuesta de

sostén en el entorno de la paciente. Esto también puede ser asociado a

una movilización de las defensas corporales en términos de aumento de

la inmunidad celular. (Dean & Surtees,1989)

En el modelo de Temoshok la personalidad C es la que tiene

susceptibilidad al cáncer y se caracteriza por la supresión de las

emociones(en particular de la cólera), amabilidad patológica, paciencia

y complacencia exageradas, hiperracionalidad y control rígido de la

expresión emocional. Las defensas son funcionales durante largo tiempo

hasta la acumulación de eventos y de estrés con reacciones depresivas,

de desesperanza y soledad. (Temoshok,1987)

Page 33: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

33

No cabe duda de los efectos beneficiosos del trabajo de los grupos de

autoayuda a nivel psicológico. Nos restaría saber si este camino puede

ayudar a mejorar las consecuencias indeseadas del nivel de estrés con el

que estas personas llegan a los grupos.

En el caso de la codependencia en particular se puede reparar una

importante variable disfuncional que tiene que ver con el cuidado y la

ayuda hacia los otros, la posibilidad de conectar con los propios

sentimientos para lograr su reconocimiento y expresión y así generar

modelos de intervención y ayuda adecuados dentro del grupo y

observando empíricamente cómo es posible ayudar y ser ayudado sin

enfermar

Lo cierto es que si las emociones negativas, las interacciones conflictivas

y la falta de soporte social pueden alterar parámetros inmunes y

endocrinos es dable suponer que mejorando todas o alguna de estas

variables el impacto también tendría que verse reflejado en la red

psiconeuroinmune.

En una investigación, 224 mujeres con un diagnóstico reciente de cáncer

de mama fueron interrogadas en una entrevista para saber si habían

tenido un confidente con quien habían hablado de sus problemas

personales en los 3 meses siguientes a su operación. Estas mujeres

fueron seguidas en el estudio durante 7 años .El porcentaje de sobrevida

entre las mujeres sin confidente fue del 56% contra el 72% entre aquellas

que habían tenido al menos un confidente.

La importancia clínica del soporte social parece ser considerable. El

porcentaje de mortalidad asociado a la variable soporte social ha sido

comparado al porcentaje de mortalidad asociado al tratamiento médico.

La reducción de la mortalidad relativa entre las mujeres que tenían al

menos un confidente en este estudio es del 16% , lo cual es más

importante que la diferencia absoluta de porcentaje de mortalidad en 7

años del 6% encontrado en las mujeres que se trataban ya sea con

quimioterapia o con hormonoterapia comparativamente con aquellas que

no habían sido tratadas. (Maunsell et al,1995)

Page 34: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

34

En un estudio sobre la progresión hacia el HIV se estudiaron tres

variables: soporte social, efectos del estrés y síntomas depresivos. Las

dos variables más significativas fueron el estrés y el soporte social. A 5

años y medio, la probabilidad de tener SIDA es de dos a tres veces más

importante entre aquellos que están por encima de la media de estrés y

por debajo de la media de soporte social en comparación con aquellos

que están por debajo de la media para estrés y por encima de la media

para soporte social (Leserman, 1999)

Como vemos, el soporte social puede disminuir la vulnerabilidad al

estrés asociado con sucesos de vida negativos o con interacciones

hostiles ya sea reduciendo las consecuencias fisiológicas o actuando

como un factor de prevención de enfermedades físicas o bien de

trastornos depresivos u otros trastornos emocionales.

CONCLUSIONES

La Psiconeuroinmunoendocrinología rompe con el dualismo mente-

cuerpo permitiendo un enfoque holístico y humanista que vuelve a

pensar en un hombre integrado. Desde esta disciplina podemos ver con

más claridad la estrecha relación entre los sistemas que la componen y

arrojar un poco más de luz a la compleja trama de las relaciones

interpersonales, las emociones, las conductas, las hormonas , los

neurotransmisores y las células del sistema inmune.

De este modo vemos la fuerza del gesto , de la palabra ,de una caricia, de

un grito, de una amenaza, de un elogio , de un insulto, de la amistad , de

Page 35: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

35

la soledad o del desamparo. Cada vez tenemos más evidencias del poder

de las emociones negativas para enfermar pero también de las positivas

para contribuir a la salud.

Hemos observado cómo un patrón nocivo de relación vincular altera

parámetros endocrinos e inmunológicos. Pudimos mostrar evidencias

que indican que las consecuencias de estas interacciones negativas se

distribuyen de diferente manera entre hombres y mujeres.

Finalmente , analizamos la importancia de los vínculos protectores y del

soporte social recorriendo el camino inverso: la modificación de

parámetros que optimizan el funcionamiento físico.

Nuestro trabajo consistirá en perfeccionar las herramientas y afinar el

instrumento de la interdisciplina. De esta forma trataremos de mejorar

el conocimiento y la práctica para ayudar a la persona que sufre y que

llega a la consulta en busca de alivio y cura.

“El conocimiento somático - dice el Dr. George Solomon- es semejante a

la visión psicológica y cada uno tiene un rol en el mantenimiento de la

salud física y mental. Los pacientes pueden comprender que el cuerpo

que él o ella presentan para el tratamiento , es un cuerpo integrado

mental/somático, de experiencia significativa, y es influenciado por su

propia sensibilidad. La Psiconeuroinmunología (PNI) no sólo debe ayudar

a entender la patofisiología y la psicofisiología de la enfermedad en el

sentido de más de un sistema de orientación teórica sino que debe

valorar también la relación médico-paciente y el propio rol del paciente

en la superación de la enfermedad y mantenimiento de la salud. Así, la

Psiconeuroinmunología provee una base científica para la práctica de la

medicina humanística. “

Page 36: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

36

ANEXO

The Spann Fischer Codependency Scale

copyright

Fischer, J. L., Spann L., & Crawford, D. (1991). Measuring

codependency. Alcoholism Treatment Quarterly, 8, 87-100.

1. It is hard for me to make decisions.

2. It is hard for me to say "no."

3. It is hard for me to accept compliments graciously.

4. Sometimes I almost feel bored or empty if I don't have problems to

focus on.

5. 1 usually do not do things for other people that they are capable of

doing for themselves.

6. When I do something nice for myself I usually feel guilty.

7. 1 do not worry very much.

8. I tell myself that things will get better when the people in my life

change what they are doing.

9. I seem to have relationships where I am always there for them but they

are rarely there for me.

10. Sometimes I get focused on one person to the extent of neglecting

other relationships and responsibilities.

11. I seem to get into relationships that are painful for me.

12. I don't usually let others see the "real" me.

13. When someone upsets me I will hold it in for a long time, but once in a

while I explode.

14. I will usually go to any lengths to avoid open conflict.

15. I often have a sense of dread or impending doom.

16. I often put the needs of others ahead of my own.

Note. Instructions read: "Read the following statements and place the

number in the spaces provided that best describes you according to the

following list: I Strongly Disagree; 2 Moderately Disagree; 3 Slightly

Disagree; 4 Slightly Agree; 5 Moderately Agree; 6 Strongly Agree."

To obtain a scale score, reverse score items 5 and 7 and sum all the items.

Page 37: CODEPENDENCIA Y ESTRES CONYUGAL (1)

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