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Problemas Especiales de Gnoseología 2014 Clase Heidegger: Primera parte “ser–en-el-mundo” [In-der-Welt-sein] Horacio Banega
El ser-en-el-mundo es la primera determinación fundamental o primer existenciario
que Heidegger va a proceder a desplegar en su analítica existenciaria del Dasein.
Es necesario aclarar que “existenciario” remite a todo elemento que forma parte de
la estructura del Dasein, mientras que “categoría” remite a todo elemento que
pertenece a todos los entes que no son Dasein (cfr. # 12 ST). La expresión “ser-
en-el-mundo” designa un fenómeno complejo pero unitario. Su complejidad está
dada por la pluralidad de elementos que lo conforman. De acuerdo a Heidegger,
todas las notas características del Dasein se podrán apreciar, evaluar y entender a
partir de esta relación primaria. En consecuencia, vamos a analizar sus elementos:
el existir-en, el ser del ente que existe-en, y el mundo en el que este ente existe.
El término “en” es una preposición espacial, que designa comúnmente una relación
de contenido a contenedor: el agua está en el vaso, el vaso está en la repisa, la
repisa está en la cocina, la cocina está en la casa, etc. Bajo esta forma, el “en”
denomina una relación característica de la cosa material y espacial. Pero cuando se
predica del Dasein, se debe comprender en un sentido completamente diferente.
Afirma Heidegger (66 ST, 54 SZ):
“ ´Ser en´en nuestro sentido, mienta, por lo contrario, una constitución de ser del ´Dasein´ y es un ´existenciario´ […] ´en´procede de ´habitar en´, ´detenerse en´y también significa ´estoy habituado a´, ´soy un habitual de´, ´estoy familiarizado con´...” (traducción levemente modificada).1
La inherencia del Dasein al mundo, tal como se revela en la fórmula In-der-Welt-
sein, enuncia que la existencia humana se concibe necesariamente conectada con
lo que no es en sí misma. Sin este no sí mismo organizado que es el mundo, no
hay Dasein existiendo. Esta presunta exterioridad lleva el título de mundo. No se
dice que el sujeto está en el mundo de hecho, sino que no puede existir si no está
1 “ ´In-Sein dagegen meint eine Seinsverfassung des Daseins und ist ein Existenzial. […] ´in´ stammt von innan-, wohnen, habitare, sich aufhalten; ´an´ bedeutet: ich bin gewohnt, vertraut mit, ich pflege etwas.”
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conectado al mundo. La conexión interna entre Dasein y mundo es tal que ambos
términos de la relación son necesarios recíprocamente. Sin Dasein no hay
mundanidad del mundo. Sin mundo no hay ipseidad posible del Dasein. Heidegger
afirma que estamos tan embargados por esta relación que tenemos conciencia del
ser-en-el-mundo antes de comprendernos a nosotros mismos como un “yo”.
De acuerdo a Heidegger este “ser en” no se debe considerar como un atributo o
propiedad que se distinga de otros atributos o propiedades o como un plus que el
sujeto posea además de su existencia. Es imposible pensar en algún momento en
que se pueda decir de esta existencia que todavía no está en el mundo. El “ser en”
no se puede inferir de una situación existenciaria anterior: constituye el ser mismo
de nuestra existencia.
La existencia de todo Dasein revela este “ser en” bajo formas diferentes, de las
que las más habituales son la del colo (latín: cultivo), habito, diligo (deleite,
encantamiento). Sin embargo todas estas manifestaciones y sus derivadas son
modulaciones concretas de un modo de inherencia fundamental. Este modo
primario, que también es a su vez un existenciario, es la ocupación [Besorgen]
[Gaos: “curarse de”, Rivera: “ocuparse de”]. El estar ocupado designa el modo
privilegiado en el que la existencia humana está en el mundo. En consecuencia
este modo originario funcionará como el hilo conductor del despliegue total del
Dasein.
De acuerdo a esta centralidad, el conocimiento del mundo es función de la
ocupación del que conoce. El saber comienza por ser el útil de la praxis cotidiana.
Esto quiere decir que el sentido ontológico del mundo está oculto para el Dasein.
El mundo no puede ser objeto de la atención sino en tanto es objeto de la
ocupación. Pero nos dirigimos al mundo por medio de objetos o sistemas de
objetos particulares que nos interesan, nos amenazan, nos estimulan, etc. El
mundo como tal no nos importa en la existencia cotidiana. Sin embargo, como
tenemos del mundo, como totalidad, un conocimiento pre-ontológico, este
conocimiento estará determinado por esos objetos particulares que se nos
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imponen. El problema es explicitar de qué manera se puede acceder al mundo sin
que dicho acceso se vea determinado por el acceso a los útiles particulares. La
misma situación de interferencia sucede en el conocimiento de sí mismo. El Dasein
no se va a interpretar a partir de su existencia en el mundo, sino a partir de los
objetos que contiene el mundo. Así lo afirma nuestro autor: “El Dasein está
inmediata y regularmente absorbido por su mundo”2 (ST, 129, SZ, 113). Esto
estimula a considerar al Dasein mismo como una cosa, como un objeto. Y la
descripción de que esta característica hace que el Dasein esté la mayor parte del
tiempo perdido entre los objetos de su ocupación. Nuestro interés, para este
curso, nos obliga a dirigirnos al tema del mundo, tal como Heidegger lo establece
en su texto.
El mundo no es la simple suma de sus objetos. Invirtiendo la carga de la prueba,
se explican los objetos por el mundo, y no el mundo por sus objetos. Es imposible
pensar la totalidad de los objetos sino se los incluye en un mundo. De alguna
manera, la totalidad conformada por entes heterogéneos como objetos materiales,
la naturaleza estudiada por la física, los valores del que enseña moral, indica que
disponemos previamente de la idea de mundo para sintetizarlos. A partir de cada
objeto particular no puedo obtener la totalidad que los englobe a cada uno y a
todos, de modo que la idea de mundo está implicada por cada uno de ellos, desde
su misma aparición.
“Ni la descripción óntica del ente intramundano ni la interpretación ontológica del ser de este ente aciertan, como tales, en el fenómeno del ´mundo´. Ambos modos de acceso al ´ser objetivo´ ´suponen´ ya el ´mundo´, y esto, de diversas maneras.” (ST, 77).3
Tampoco la naturaleza que investiga el físico es suficiente para caracterizar el
fenómeno del mundo, porque dicha naturaleza es el resultado de una abstracción
realizada a partir de los objetos concretos. Sin embargo, sea como fuere, el mundo
2 “Das Dasein ist zunächst und zumeist von seiner Welt benommen.” (SZ, 113) 3 “Weder die ontische Abschilderung des innerweltlichen Seienden, noch die ontologische Interpretation des Seins dieses Seienden treffen als solche auf das Phänomen »Welt«. In beiden Zugangsarten zum »objektiven Sein« ist schon und zwar in verschiedener Weise »Welt« »vorausgesetzt«.” (SZ, 64)
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no es sólo una totalidad de objetos sino que ante todo es el mundo del Dasein. El
análisis del fenómeno del mundo no admite un punto de partida absoluto. Toda
reflexión sobre tal fenómeno, ya comience con los objetos, ya comience con el
Dasein, ya ha puesto al mundo.
En la vida cotidiana no nos ocupamos del mundo como tal. Lo que la existencia
cotidiana percibe es el mundo circundante [Umwelt], determinado por las
ocupaciones cotidianas. En relación a este mundo circundante, no se debe
considerarlo en tanto configurado por relaciones espaciales de cercanía a los
objetos, sino que incluye, y de modo esencial, todas las afecciones que detentan
esos objetos. El mundo circundante del periodista de política extranjera en el que
vive puede estar situado a miles de kilómetros de distancia de su lugar de
residencia habitual.
De esta manera, el mundo circundante está diseñado por las ocupaciones e
intereses del Dasein, y no por su situación espacial, aunque puede coincidir con
ella. Los entes que pueblan nuestro mundo circundante y el sentido global que
adscribimos a este mundo no se pueden indicar por la mirada “objetiva” de lo que
nos rodea de hecho. Estos entes, por otra parte, no son cosas caracterizables
objetivamente, sino prágmata, útiles. El útil no es solo el instrumento que maneja
el trabajador: es todo aquello que se puede usar en la existencia cotidiana.
“Los griegos tenían un término adecuado para las “cosas”: las llamaban πράγµατα, que es aquello con lo que uno tiene que habérselas en el trato de la ocupación (en la πρᾶξις). Sin embargo, dejaron ontológicamente en la oscuridad justo el carácter específicamente “pragmático” de los πράγµατα determinándolos “por lo pronto” como meras cosas. Nosotros llamaremos al ente que comparece en la ocupación el útil. En el trato pueden encontrarse los útiles para escribir, los útiles para coser, los útiles para trabajar [herramientas], los útiles para viajar [vehículos], los útiles para medir. Es necesario determinar el modo de ser de los útiles, y esto habrá de hacerse tomando como hilo conductor la previa delimitación de lo que hace del útil un útil, de la “pragmaticidad”.” (Rivera 64, Gaos, 81).4
4 “Die Griechen hatten einen angemessenen Terminus für die »Dinge«: πράγµατα, d. i. das, womit man es im besorgenden Umgang (πρᾶξις) zu tun hat. Sie ließen aber ontologisch gerade den spezifisch »pragmatischen« Charakter der πράγµατα im Dunkeln und bestimmten sie »zunächst« als »bloße Dinge«. Wir nennen das im
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¿En qué consiste el ser del útil, su “utilidad”, como también se podría traducir el
término alemán “Zeughaftigkeit”? No es una cosa y ni siquiera es. El útil incluye en
su ser una doble referencia: por un lado remite a otros útiles, por otro lado remite
necesariamente a la existencia de un Dasein.
“[…] se sigue para el análisis que tiene en vista el con‐qué del trato, la indicación de no centrar al ser existente en medio de lo que es objeto de ocupación en un útil a la mano aislado, sino, más bien, en el todo de útiles. A esta concepción del con‐qué del trato nos fuerza también la reflexión sobre el particular carácter de ser del útil a la mano que es la condición respectiva. [Gaos, conformidad, inglesa: relevancia] Entendemos este término en un sentido ontológico. Cuando se dice que algo está en condición respectiva a otra cosa, no se pretende constatar ónticamente un hecho, sino indicar el modo de ser de lo a la mano. El carácter referencial de la condición respectiva da a entender que un útil [aislado] es ontológicamente imposible. Sin duda puede estar a la mano un útil único y “faltar” los otros. Pero, en esto mismo se manifiesta la pertenencia de lo ahora a la mano a otros entes a la mano. El trato de la ocupación puede dejar comparecer circunspectivamente un ente a la mano tan sólo si ya comprende algo así como la condición respectiva en la que algo está siempre referido a otra cosa.” (Rivera 341-342 , Gaos 381-382)5
El todo de útiles constituye un sistema de remisiones, pero al mismo tiempo dicho
sistema se refiere al Dasein. El modo en el que el sujeto utiliza determinado
instrumento consiste en un aumento de las referencias características del ser del
útil. Los instrumentos del relojero permiten la manufactura de un reloj, que es un
nuevo útil. De la misma manera sucede con las otras profesiones. Pero esto
Besorgen begegnende Seiende das Zeug. Im Umgang sind vorfindlich Schreibzeug, Nähzeug, Werk-, Fahr-, Meßzeug. Die Seinsart von Zeug ist herauszustellen. Das geschieht am Leitfaden der vorherigen Umgrenzung dessen, was ein Zeug zu Zeug macht, der Zeughaftigkeit.” (SZ, 68). 5 “Für die Analyse des Umgangs in Absicht auf sein Womit ergibt sich hieraus die Anweisung, das existierende Sein beim besorgten Seienden gerade nicht auf ein isoliert zuhandenes Zeug zu orientieren, sondern auf das Zeugganze. Zu dieser Fassung des Womit des Umgangs zwingt auch die Besinnung auf den auszeichnenden Seinscharakter des zuhandenen Zeugs, die Bewandtnis. Diesen Terminus verstehen wir ontologisch. Die Rede: es hat mit etwas bei etwas sein Bewenden, soll nicht ontisch eine Tatsache feststellen, sondern die Seinsart des Zuhandenen anzeigen. Der Bezugscharakter der Bewandtnis, des »mit... bei...«, deutet an, daß ein Zeug ontologisch unmöglich ist. Zwar mag nur ein einziges Zeug zuhanden sein und das andere »fehlen«. Darin aber bekundet sich die Zugehörigkeit des gerade Zuhandenen zu einem anderen. Der besorgende Umgang kann überhaupt nur Zuhandenes umsichtig begegnen lassen, wenn er so etwas wie Bewandtnis, die es je mit etwas bei etwas hat, schon versteht...” (SZ, 353).
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anuncia un grave peligro para el Dasein: la posibilidad de perderse entre los útiles
y quedar alienado por ellos (el término no es de Heidegger).
El mundo, entonces, detenta un modo particular de existencia que se podría
calificar de referencial. Este modo es denominado por Heidegger “amanualidad”
[Zuhandenheit]. La denominación pone de relieve la naturaleza práctica del ser del
instrumento y su dependencia ontológica respecto de la actividad del Dasein.
Es nuestra actividad la que nos descubre lo que es un útil. El uso del instrumento
me devela lo que es, y no un saber técnico sobre él. “El martillar mismo descubre
la ´manejabilidad´ específica del martillo” dice Heidegger en el # 15. Esta
consideración se contrapone, entonces, a toda consideración en la que la relación
con los objetos es primero teórica para luego devenir práctica. De acuerdo a los
comentadores, entonces, a partir de aquí se puede comprender mejor lo que
quiere decir que el mundo está implicado en los objetos. Todo útil incluye una
referencia o remisión a un sistema de útiles. Todo objeto es porque está incluido
en un sistema de relaciones de coherencia, conformidad o concordancia que lo
sobrepasan. De acuerdo con esta descripción, si el mundo fuera el sistema de
sistemas de relaciones, entonces se contaría con una prueba decisiva de su
implicación en cada objeto. Se podría ver que el en sí de cada objeto no se puede
captar sino en el mundo.
El modo en que el sistema de útiles se abre para su comprobación existenciaria es
cuando un útil comienza a fallar, o se rompe, o no me es más útil para el fin para
el que se lo usa. Vemos, entonces, que el útil es tal por su integración en tal
sistema, red de relaciones complejas, tan complejas que cuando un miembro de
dicho sistema se altera en su funcionamiento habitual, nos amenaza con bloquear
nuestras posibilidades de acción cotidiana.
Lo que se revela, así, es doble. Por un lado el sistema de útiles. Pero, por otro
lado, que el sistema admite recombinaciones entre sus elementos. Todo sistema
de relaciones se presenta en un horizonte de otros sistemas posibles. En este todo
es donde el mundo se nos revela.
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“Ahora bien, al impedirse la remisión —en la inempleabilidad para...— la remisión se hace explícita, aunque no todavía como estructura ontológica, sino que se hace explícita ónticamente para la circunspección que tropieza con el desperfecto del utensilio. Con este despertar circunspectivo de la remisión al para‐esto, se deja ver éste mismo, y con él, el contexto de la obra, el “taller” entero, como aquello en lo que la ocupación ya estaba. El contexto pragmático [plexo de útiles Gaos; inglesa:
the context of useful things] no resplandece como algo jamás visto, sino como un todo ya constantemente y de antemano divisado en la circunspección. Pero con este todo se anuncia el mundo.” (Rivera, 82-83; Gaos, 88)6
Hay que tener en cuenta que la experiencia del desperfecto del útil no nos da el
sentido del mundo sin más. Y que el sistema de útiles remite a un existente del
tipo del Dasein. Entonces, vemos que las relaciones que configuran el útil están
determinadas por el lugar que ocupa el útil en un sistema global. Este sistema
global remite al Dasein, cuyo ser no es puramente relacional como el del útil. Esta
última referencia no remite a nada más, sino existe para sí, aunque como ser-en-
el-mundo, porque necesita al sistema de útiles para ser. El sistema existe para el
Dasein; el Dasein no existe para el sistema, aunque esté conectado
existencialmente a él.
El Dasein cuenta con una pre-comprensión de este sistema global, porque puede
usar útiles, que a su vez remiten al sistema y a la praxis del Dasein. De acuerdo a
Heidegger, la captación de un útil cualquiera implica una visión del sistema global
al que el útil está conectado por su ser, y esto significa que esta captación permite
una cierta visión del “ser-en-el-mundo” como tal.
“Y eso con vistas a lo cual lo a la mano en el mundo circundante queda puesto en libertad, de tal modo que él llega a ser accesible en primer lugar como ente intramundano, no puede ser concebido, a su
6 “In einer Störung der Verweisung – in der Unverwendbarkeit für... wird aber die Verweisung ausdrücklich. Zwar auch jetzt noch nicht als ontologische Struktur, sondern ontisch für die Umsicht, die sich an der Beschädigung des Werkzeugs stößt. Mit diesem umsichtigen Wecken der Verweisung auf das jeweilige Dazu kommt dieses selbst und mit ihm der Werkzusammenhang, die ganze »Werkstatt«, und zwar als das, worin sich das Besorgen immer schon aufhält, in die Sicht. Der Zeugzusammenhang leuchtet auf nicht als ein noch nie gesehenes, sondern in der Umsicht ständig im vorhinein schon gesichtetes Ganzes. Mit diesem Ganzen aber meldet sich die Welt.” (SZ, 74-75).
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vez, como un ente que tenga el mismo modo de ser de lo que ha sido descubierto” (Rivera 93; Gaos 100).7
En otras palabras, el mundo no puede existir como un útil, dado que lo que
sostiene, constituye y hace accesible no puede ser según el modo de lo que es
sostenido, constituido y hecho accesible. Hagamos, entonces, una primera
aproximación provisional a la mundanidad del mundo que se anuncia en “eso con
vistas a lo cual”.
El Dasein cuenta con su poder ser, con sus posibilidades. Estas posibilidades son
las que conforman el sistema de relaciones, que, en tanto configura un todo es el
mundo. La red delineada por nuestras posibilidades otorga un sentido a las cosas,
las pone en esa totalidad, ahora inteligible, que denominamos mundo.
El mundo es la proyección objetiva y el campo unificado de las posibilidades del
Dasein. Es el sentido global que mis posibilidades proyectan sobre el fondo oscuro
de los entes en bruto. La unidad que los entes intramundanos obtienen de su
integración en el mundo proviene de las posibilidades del Dasein.
Respecto a las objeciones que considerarían que esta explicitación es, en última
instancia, otro ejemplo de subjetivismo idealista, se responde lo siguiente. Las
relaciones y referencias no son de ninguna manera puestas por el entendimiento.
Son implicaciones y remisiones establecidas y reveladas por nuestra praxis. Se
trata de una trama de posibilidades de acción, no de formas impuestas por un
sujeto puro o purificado. En la Esencia del Fundamento Heidegger nos dirá que no
se debe concebir al mundo objetivo como si fuera un ente adentro de otro ente, la
subjetividad, porque la subjetividad no tiene una interioridad. Pero, como no hay
mundo sin sujeto, tampoco hay sujeto sin mundo, porque el Dasein proyecta ante
sí sus posibilidades y sólo puede ser y existir en tanto que lleva a cabo ese acto de
proyección. Dasein y mundo son las dos caras de una misma forma de existencia
indisociable: el –ser-en-el-mundo.
7 “Dieses, woraufhin umweltlich Zuhandenes freigegeben ist, so zwar, daß dieses allererst als innerweltliches Seiendes zugänglich wird, kann selbst nicht als Seiendes dieser entdeckten Seinsart begriffen werden.” (SZ, 85).
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En cierto sentido, la tesis de Heidegger es compatible con el realismo, en tanto
afirma inmediatamente la existencia del mundo. Se separa del realismo por
rechazar que haya que demostrar esa existencia y porque no es posible disociar al
Dasein del mundo. Por su parte, se rechaza al idealismo en su versión psicologista,
pero se reconoce su mérito en haber considerado que la existencia de un existente
como hecho de experiencia primera no es suficiente para explicar el ser de este
existente, requiriendo así a su vez la intervención y el recurso a un tipo de ser
superior capaz de comprender el ser de este existente. El idealismo está en lo
correcto al referir el ser a la subjetividad, pero falla cuando la concibe como
pensamiento puro que es capaz de proporcionarse sus contenidos de pensamiento.
Espacialidad en Ser y Tiempo
Entre los parágrafos 18 y 21 Heidegger se dirige a comenzar la demolición de la
tradición ontológica moderna, en particular en la figura de Descartes. Lo que nos
interesa para este curso, en relación a las unidades posteriores, es el tema del
espacio y la espacialidad, que comienza a aparecer en el parágrafo 12 (“ser en”) y
se retoma en el apartado C del parágrafo 21.
Se trata de tres problemas diferentes: la espacialidad propia de los entes
intramundanos; la espacialidad del Dasein, y, finalmente, el espacio del mundo.
Ya se hizo una primera mención a la espacilidad de los entes intramundanos,
arriba, cuando se definió al mundo circundante. Se dijo ahí que la proximidad
espacial métrica no era idéntica a la proximidad en el orden de la ocupación o de
la relevancia, aunque pueden coincidir. La palabra alemana Zuhandenheit
(amanualidad) con la que Heidegger denomina al modo de ser de los útiles del
mundo circundante contiene una marca expresa de la proximidad espacial. Se
admite, entonces, que el mundo circundante y el sistema de objetos
intramundanos son espaciales, de modo aún no explicitado.
Lo primero a indicar, sin embargo, es que este espacio no es geométrico, sino
cualitativo. Está configurado por direcciones, no por dimensiones; por lugares, y
no por puntos; por recorridos y no por líneas; por regiones y no por planos. En él
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descubrimos caminos y no medimos distancias. Su topografía manifiesta
exclusivamente la ocupación. Este espacio es inseparable de los útiles. El lugar
ocupado por un útil no es indiferente a él como ocurre en el espacio geométrico.
Este lugar está fijado por su utilidad, la cual está regulada por su situación en el
conjunto del sistema de útiles. De modo inverso, la idea de lugar surge para el
Dasein de una cierta manera de jerarquizar sus útiles. El espacio ocupado en la
vida cotidiana está fragmentado en lugares, mientras que la idea de un espacio
puro e indiferenciado es posterior y derivada por abstracción. Noten ciertas
similitudes con el planteamiento husserliano, presente en Ideas II.
Se llama alrededores o proximidad o zona [Rivera] o paraje [Gaos] [Gegend] al
conjunto de lugares y parajes que convocan a la ocupación cotidiana. Pero la
proximidad no es la suma de los sitios materialmente accesibles al Dasein. Es
necesario concebirla como el fenómeno originario y prolongación del Dasein, y que
no es otra cosa que el mundo a escala reducida de la ocupación diaria. No son los
lugares los que aditivamente forman la proximidad. La proximidad precede a los
lugares. La zona es el sistema de las posibilidades en el orden diario, que,
concretizado, desarrollado y organizado nos permite distinguir asignar lugares y
sitios.
Esta zona no se puede caracterizar como un espacio tridimensional. No tiene ni
anchura ni altura ni profundidad, sino extremidades: el cielo raso, la pared o el
suelo.
La zona no se divide ni mide, sino que tiene marcas de recorridos indicados por las
señales útiles. Los distintos grados de alejamiento que podemos discriminar en la
zona aparecen como características de los objetos intramundanos. No observamos
un cuadro de cerca; la lámpara nos ciega si proyecta su rayo de luz derecho sobre
el ojo. En la naturaleza del útil radica su conformidad con estar a cierta distancia
del Dasein, variando en cada objeto. El espacio puro, a su vez, se nos revela
cuando falta algún útil, falta que devela el lugar vacío.
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Nos percatamos que esta breve descripción del espacio de los entes
intramundanos y del mundo circundante alude a cierta función espacializante del
Dasein.
Que el Dasein no debe concebirse espacialmente significa que no debe concebirse
como un útil entre otros útiles. Pero esto no excluye cierta espacialidad fundada en
ser-en-el-mundo. No es suficiente remitir esta espacialidad del Dasein a su
corporalidad, porque en este caso no saldríamos de la concepción ordinaria del
espacio con el problema adyacente de tener que explicar la unión sustancial de un
alma inextensa con un cuerpo extenso. Lo que se necesita no es un sujeto que
padece la espacialidad, sino un Dasein dotado de espacialización.
La diferencia entre la espacialidad del objeto y la espacialidad del Dasein no se
puede reducir al hecho de que el primero no sabe que ocupa un lugar mientras el
segundo es consciente de esta situación. La representación del espacio ya supone
la espacialidad. Porque el Dasein es trascendente o “espiritual” no es espacial en el
sentido habitual, pero sin embargo está dotado de una espacialidad diferente a la
espacialidad objetual.
La espacialidad propia del Dasein expresa dos caracteres esenciales. El Dasein es
espacial en cuanto tiene una tendencia constante a superar la distancia, a
“acercarse a…”, y en cuanto que es capaz de organizar toda distancia surcándola
de direcciones.
“Ahora bien, la espacialidad de este último presenta los caracteres de la des‐alejación y la direccionalidad.” (Rivera 111 , Gaos 120).8
Hay que notar que Heidegger remite al sentido etimológico de “Entfernung”: lo
que destruye la distancia, y por eso usa el guión “Ent-fernung”. El vocablo significa
literalmente “distancia”.
El Dasein tiene una tendencia necesaria y constantemente activa a superar el
alejamiento que lo separa de los objetos. Trata de acercar, de integrar en su
mundo circundante la mayor cantidad posible de objetos. Esta tendencia es un 8 “Dessen Räumlichkeit aber zeigt die Charaktere der Ent-fernung und Ausrichtung” (SZ, 105).
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existenciario. A la inversa, se puede decir que el Dasein, por su mismo ser, se ve
obligado a extender permanentemente su mundo circundante. De acuerdo a
Heidegger, esta tendencia daría cuenta, de cierto modo, de las revoluciones
tecnológicas. Puedo operar sobre un objeto alejado como si estuviera presente. La
civilización se resume en una ampliación o ensanchamiento del mundo circundante
cotidiano. Esta tendencia a suprimir la distancia disocia completamente el
alejamiento en el orden de la ocupación y el alejamiento métrico.
Esto quiere decir que el Dasein puede en su praxis cotidiana constituirse un mundo
circundante métricamente muy alejado, como puede eliminar del ámbito de su
ocupación lo que lo rodea materialmente. Puede estar más cerca de los sucesos de
Medio Oriente que de los sucesos que se desarrollan en la vecindad de su
domicilio.
Esta disociación es espontánea. No se duda en considerar como algo sin
importancia que un camino sea objetivamente largo pero agradable y fácil de
recorrer, mientras que se considerará como un problema un camino corto pero
lleno de obstáculos. Se infiere de esto que los objetos colocados en el término de
los dos recorridos tienen una relación con nuestras ocupaciones que invierte la
relación impuesta por el alejamiento métrico. A su vez, no se conocen las medidas
abstractas. Se está a un paso, a dos, a un tiro de piedra, etc. No se trata de
subjetivismo, ya se dijo. Las expresiones traducen lo real tal como se ofrece para
la experiencia concreta. La realidad está hecha de los esfuerzos y preocupaciones
del Dasein, más que los esquemas o gráficos sobre el papel, a escala constante y
sin relieve.
La tendencia al acercamiento, entonces, se entiende en relación a la ocupación y
no, necesariamente, a colocar al objeto más cerca del cuerpo. Mi aquí, mi
proximidad, no indica un punto, sino un campo de actividad llimitado por la
ocupación, y en cuyo interior estoy completamente presente. Tengamos en cuenta
esta consideración en el momento en que analicemos el tema del cuerpo propio en
Husserl.
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De esta manera la tendencia a superar el alejamiento y ensanchar el mundo
circundante es una primera característica del Dasein. Se completa con la tendencia
a la estructuración (otra manera de traducir Ausrichtung) que es el trabajo para
organizar la distancia elaborando en ella recorridos y direcciones. Porque el Dasein
no puede superar el alejamiento al azar. Tiene que producir en el interior de esa
lejanía la orientación y organización. No se suprime una distancia sino después de
haberla marcado con caminos. Esta elaboración también se determina por las
ocupaciones dominantes.
Ahora llegamos al espacio del mundo como tal. Recién vimos la acción
espacializante del Dasein. Parece bastante claro que dicha acción requiere, por
parte de los objetos intramundanos y del mundo que los sostiene una capacidad
para ser espacializados. Lo que prepara el camino para que la acción tenga el
efecto buscado es que los entes intramundanos forman un conjunto de relaciones
interferibles. Puesto que los objetos conforman un todo de referencias plásticas,
son capaces de movimiento o son móviles; son un campo de actividad en el cual la
praxis del Dasein se puede desplegar útilmente, y en particular porque el Dasein
sólo existe en tanto opera en este campo. El mundo como un sistema de
relaciones modificables co-implica a priori y necesariamente esta posibilidad de
operación, que es precisamente el espacio del mundo. El mundo que combina y
conecta los objetos intramundanos en un todo móvil dotado de sentido, determina
por lo mismo un campo de mutaciones efectuables. Un “aquí” y un “allí” son
posibles porque los objetos forman una totalidad conectada, pero no rígida.
De esta manera, parecería haber tanto fundamento como para decir que el espacio
está en el sujeto como para decir que el mundo está en el espacio. El Dasein es
espacializante pero ejecuta esta espacialización porque está conectado a un
mundo que implica el espacio, no el espacio ya organizado de nuestra vida
cotidiana, sino la posibilidad de tal organización.
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En lo que sigue veremos la caracterización del Dasein de acuerdo a sus
existenciarios del Encontrarse, el Comprender y el Habla. Esta parte de la clase es
relevante para el siguiente tema: la hermenéutica de Hans-Georg Gadamer.
Analítica del Dasein
1.-Encontrándonos en la Analítica Existenciaria del Dasein: Dasein es el Estado de
Abierto, el ser-en-el-mundo. Partió del análisis de la cotidianeidad, clasificó los
comportamientos del Dasein respecto de sí, de los otros Dasein y de los entes que
no son Dasein. Las posibilidades del conocer son cortas respecto del abrir
originario cuyos modos constitutivos igualmente originarios son el encontrarse (en
los temples de ánimo) y el comprender (nuestro poder ser). Encontrarse y
comprender constituyen el estado de abierto y reciben su articulación en el Habla,
que es el tercer existenciario inherente al ser-ahí.
2.-Encontrarse-disposicionalidad (Befindlichkeit)
Decimos: me encuentro apesadumbrado, etc. Estas expresiones indican cómo nos
va en cada caso. Cómo nos encontramos en el mundo. Nos encontramos siempre
en un determinado temple de ánimo o estado de ánimo. Pero la disposicionalidad
no es lo mismo que un temple sino más bien la condición de posibilidad del
temple. El temple es un exponente del encontrarse. La disposicionalidad es la
fuente de todos los temples. Temple primero que nos abre a nuestra situación
original. Independientemente del temple en que nos encontramos en cada caso,
la disposicionalidad nos abre a nuestro estado de arrojados en el mundo. La
disposicionalidad nos manifiesta nuestro estado de yecto; la característica esencial
de la existencia, de estar: lanzado al mundo y desamparado en el mundo. Este
estado de yecto equivale, “deja ver fenoménicamente”, a nuestra facticidad:
entendemos dos cosas por facticidad:
1.-la circunstancia de que el hombre es, que existe siempre ya antes de
cualquier decisión suya. El hombre se encuentra existiendo ya y no es dueño de su
origen.
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2.-El Dasein no sólo es, sino que tiene que ser. Su forma de ser es la
existencia: no es algo hecho, sino una tarea. No sólo soy, sino que tengo que
hacer. Asumir la responsabilidad de mi existencia.
La facticidad es el mudo hecho de que el Dasein es y tiene que ser. Y esto nos es
revelado por la Disposicionalidad. Además de la facticidad, el estado de yecto
comprende la dependencia referencial: el Dasein depende de los otros entes. El
Dasein se halla remitido a los entes que encuentra en el mundo. La
disposicionalidad abre la dependencia referencial respecto del mundo. Por lo
regular el hombre no afrenta plenamente el estado de yecto, sino que tiende a
esquivarlo. Rehúye el carácter de carga que es propio de la existencia. Pero no
podríamos esquivar nuestro estado de yecto si de algún modo este estado no se
nos hubiera abierto a través de la disposicionalidad.
Los términos afecto, sentimiento y temple tienen una significación óntica, en tanto
se refieren a vivencias, y por eso ocultan la significación ontológica que tiene la
disposicionalidad en tanto nos abre a una estructura del ser del Dasein, como es el
ser en el mundo.
Es necesario oponer la disposicionalidad al simple estado psíquico. No coincide con
los afectos. No es que no haya relación, pero esta relación está dada por la
condición de posibilidad ontológica que el encontrarse representa respecto de los
sentimientos.
La disposicionalidad, el estar dispuestos siempre de tal o cual manera, implica un
estar acordado y afectado por un ente de una determinada manera. Nunca hay
neutralidad sino que el Dasein es siempre sensible al ente de alguna manera. No
es algo que acompaña accesoriamente, sino que es un modo de ser que
caracteriza ontológicamente al Dasein como tal.
Gracias al temple el Dasein se revela a sí mismo más originariamente que con la
reflexión. Si el hombre fuese sólo teórico nada le afectaría. La disposicionalidad
permite que los entes nos conciernan, y que podamos ser conmovidos por ellos.
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El Dasein es también originalmente Comprensión. Comprender y Encontrarse son
dos modos constitutivos del ser del ahí. El ahí señala: 1.-el lugar o ámbito donde el
Hombre y el Ser se cruzan, 2.-el lugar donde el Ser se manifiesta y 3.-el lugar
donde el Hombre es en tanto se caracteriza por ser el ente único que tiene
comprensión del ser.
Comprender
Por ser igualmente originario el comprender está siempre acordado con los entes y
el encontrarse tiene su comprensión. En la disposicionalidad hay siempre una
cierta comprensión o inversamente toda forma de comprensión se presenta en el
seno de una cierta disposición. El comprender como forma de conocimiento es un
derivado de un comprender primario como modo fundamental del ser del Dasein.
En virtud del comprender el ser de los entes se hace accesible al Dasein.
Comprender tiene el matiz de “potencialidad para”. Comprender es poder algo.
Comprendemos francés. Comprendemos una herramienta en el sentido de que
podemos utilizarla. Comprender implica un poder ser. Es la potencialidad para el
ser en cuanto existir.
Este comprender tiene la estructura del proyecto. Proyectar significa arrojar
delante y también, arrojar sobre o sobre-proyectar.
El comprender consiste en un proyectar delante del Dasein y en un proyectar
sobre los entes: así el mundo es puesto por el Dasein delante de sí mismo. Y éste
es el proyecto originario de las posibilidades del Dasein. Este proyecto del Mundo
es un sobreproyecto en la medida en que se lo tiende sobre el ente y es un
anteproyecto en la medida en que coincide con las posibilidades del Dasein, con el
poder ser propio del Dasein.
Lo que se arroja delante es un conjunto de posibilidades para el trato con los
entes.
El proyecto es una estructura que precede ontológicamente la relación con los
entes. Es una posesión previa de una captación anticipatoria de los entes que nos
han de hacer frente. El comprender como poder ser del Dasein es el poder de
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discernir estructuras de ser en el encuentro con los entes, es una captación previa
de estas estructuras, y como tal es un proyecto de estas estructuras de ser en el
sentido de una anticipación.
El comprender es un poder ser que abre (abridor). El comprender es el ser de este
poder ser. Y el poder ser del Dasein que se ejerce en la comprensión es el poder
existir. El Dasein es lo que puede ser. Es sus posibilidades. Y estas posibilidades se
le tornan transparentes gracias a la comprensión. Este poder ser del Dasein atañe
no sólo al ocuparse (la cura, Sorge) de los útiles sino también a la solicitud por los
otros y al poder ser respecto de sí mismo.
El comprender constituye lo que llamamos la vista o el ver (sicht) del Dasein que
se modaliza en el
1.-ver en torno, circunspección, que caracteriza a la ocupación (curarse de);
2.-ver por, consideración, que caracteriza a la solicitud (procurar por); y
3.-ver a través de, transparencia, del Dasein respecto de sí mismo. El Dasein tiene
una percatación de su propio ser.
Modalización secundaria: dirigir la vista, que caracteriza al conocimiento teórico de
lo ante los ojos. Este término ver, así modalizado, exhibe ese estado de iluminado
con el que Heidegger caracterizó el estado de abierto del Dasein, el ahí del Dasein.
La iluminación se asocia con este ver primigenio.
El Dasein está siempre sumido en determinadas posibilidades. Es una posibilidad
yecta, arrojada. Por eso su poder ser no es uno que flota libremente en el aire. No
es un libre arbitrio indiferente.
En el proyecto de las posibilidades del Dasein se deben tener en cuenta dos cosas:
a.-el Dasein se excede a sí mismo o está por encima de sí al proyectar sus
posibilidades. El proyecto de las posibilidades es siempre más rico que lo que el
Dasein posee en una circunstancia dada.
b.-como se encuentra arrojado en medio del ente y referido al ente, al Dasein le
son sustraídas posibilidades.
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El Dasein se caracteriza por su estado de embargado por los entes, y esta
situación implica una contracción de sus posibilidades.
El comprender abre la significatividad en tanto es un comprender el Mundo. La
significatividad permite al Dasein comprender la conformidad que puede tener con
eso que le sale al encuentro. Comprendemos la totalidad de conformidad a la que
pertenecen las relaciones de referencia.
El Habla
El Habla tiene igual originalidad existenciaria que el Encontrarse y el
Comprender. Es la articulación del Comprender. Lo articulable en cuanto tal es el
Sentido. Lo articulado es el todo de significatividades, que se resuelve en
significaciones (son siempre algo con sentido). Intentaremos aclarar qué quiere
decir "sentido".
Se introduce el concepto de "sentido" en el párrafo (pf.) 8 del # 32 donde
está analizando el problema de la Interpretación y la explicitación en el
Comprender. Se nos dice que tener sentido y haber llegado a ser accesible algo en
su ser es una y la misma cosa, porque el sentido es aquello en que se apoya el
estado-de-comprensible-de-algo; sin que este sentido sea expresamente
tematizado en cuanto tal. Es la condición de posibilidad de la comprensión del ente
en su ser. Abarca la armazón formal de aquello que es necesariamente inherente a
lo que articula la interpretación comprensual. Lo que comprendemos no es el
sentido, sino el ente en su ser. El sentido aparece como aquello a través de lo cual
toda cosa llega a ser comprensible. Forma la dimensión del "aquello-sobre-el-
fondo-de-lo-cual".
Algunos intérpretes identifican este "aquello-sobre-el-fondo-de-lo-cual" con
la noción de Horizonte. De esta manera tenemos que lo articulable en la
articulación del comprender (Habla) es el "aquello sobre el fondo de lo cual".
Ahora bien, el estado de expresada del Habla es el Lenguaje, y la totalidad de
palabras se transforma en un ente intramundano que podemos encontrar delante
como algo "a la mano", y convertirlo en un ente "ante los ojos".
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Porque es estructura existenciaria del "estado de abierto", el Habla es
constitutivo de la existencia del Dasein. Hablar es articular significativamente la
comprensibilidad del "ser en el mundo" (que incluye las modalizaciones del ser-con
y del ser-uno-con-otro). El Hablar siempre es un hablar-sobre. Este "sobre qué" no
tiene necesariamente el carácter de tema. Es un elemento estructural, que
contribuye a constituir el estado de abierto. Hace referencia al constitutivo estado
de dependencia referencial (respecto al plexo de significaciones) del Dasein. Lo
hablado en el Habla es siempre hablado "a..." en determinados límites.
El hecho de que inmediatamente oigamos motocicletas y carretas es la
prueba fenoménica de que el Dasein, en cuanto "ser en el mundo", se mantiene en
cada caso ya junto a (cabe lo) "a lo a la mano" dentro del mundo y no
inmediatamente junto a (cabe) "sensaciones", cuyo amontonamiento tendría que
ser primero sometido a una forma para proporcionar el trampolín desde el cual el
sujeto saltaría para llegar, por fin, a un "mundo". El Dasein es (en cuanto
comprensor), inmediatamente junto a lo comprendido.