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1 Problemas Especiales de Gnoseología 2014 Clase Heidegger: Primera parte “ser–en-el-mundo” [In-der-Welt-sein] Horacio Banega El ser-en-el-mundo es la primera determinación fundamental o primer existenciario que Heidegger va a proceder a desplegar en su analítica existenciaria del Dasein. Es necesario aclarar que “existenciario” remite a todo elemento que forma parte de la estructura del Dasein, mientras que “categoría” remite a todo elemento que pertenece a todos los entes que no son Dasein (cfr. # 12 ST). La expresión “ser- en-el-mundo” designa un fenómeno complejo pero unitario. Su complejidad está dada por la pluralidad de elementos que lo conforman. De acuerdo a Heidegger, todas las notas características del Dasein se podrán apreciar, evaluar y entender a partir de esta relación primaria. En consecuencia, vamos a analizar sus elementos: el existir-en, el ser del ente que existe-en, y el mundo en el que este ente existe. El término “en” es una preposición espacial, que designa comúnmente una relación de contenido a contenedor: el agua está en el vaso, el vaso está en la repisa, la repisa está en la cocina, la cocina está en la casa, etc. Bajo esta forma, el “en” denomina una relación característica de la cosa material y espacial. Pero cuando se predica del Dasein, se debe comprender en un sentido completamente diferente. Afirma Heidegger (66 ST, 54 SZ): “ ´Ser en´en nuestro sentido, mienta, por lo contrario, una constitución de ser del ´Dasein´ y es un ´existenciario´ […] ´en´procede de ´habitar en´, ´detenerse en´y también significa ´estoy habituado a´, ´soy un habitual de´, ´estoy familiarizado con´...” (traducción levemente modificada). 1 La inherencia del Dasein al mundo, tal como se revela en la fórmula In-der-Welt- sein, enuncia que la existencia humana se concibe necesariamente conectada con lo que no es en sí misma. Sin este no sí mismo organizado que es el mundo, no hay Dasein existiendo. Esta presunta exterioridad lleva el título de mundo. No se dice que el sujeto está en el mundo de hecho, sino que no puede existir si no está 1 “ ´In-Sein dagegen meint eine Seinsverfassung des Daseins und ist ein Existenzial. […] ´in´ stammt von innan-, wohnen, habitare, sich aufhalten; ´an´ bedeutet: ich bin gewohnt, vertraut mit, ich pflege etwas.”

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Problemas Especiales de Gnoseología 2014 Clase Heidegger: Primera parte “ser–en-el-mundo” [In-der-Welt-sein] Horacio Banega

El ser-en-el-mundo es la primera determinación fundamental o primer existenciario

que Heidegger va a proceder a desplegar en su analítica existenciaria del Dasein.

Es necesario aclarar que “existenciario” remite a todo elemento que forma parte de

la estructura del Dasein, mientras que “categoría” remite a todo elemento que

pertenece a todos los entes que no son Dasein (cfr. # 12 ST). La expresión “ser-

en-el-mundo” designa un fenómeno complejo pero unitario. Su complejidad está

dada por la pluralidad de elementos que lo conforman. De acuerdo a Heidegger,

todas las notas características del Dasein se podrán apreciar, evaluar y entender a

partir de esta relación primaria. En consecuencia, vamos a analizar sus elementos:

el existir-en, el ser del ente que existe-en, y el mundo en el que este ente existe.

El término “en” es una preposición espacial, que designa comúnmente una relación

de contenido a contenedor: el agua está en el vaso, el vaso está en la repisa, la

repisa está en la cocina, la cocina está en la casa, etc. Bajo esta forma, el “en”

denomina una relación característica de la cosa material y espacial. Pero cuando se

predica del Dasein, se debe comprender en un sentido completamente diferente.

Afirma Heidegger (66 ST, 54 SZ):

“ ´Ser en´en nuestro sentido, mienta, por lo contrario, una constitución de ser del ´Dasein´ y es un ´existenciario´ […] ´en´procede de ´habitar en´, ´detenerse en´y también significa ´estoy habituado a´, ´soy un habitual de´, ´estoy familiarizado con´...” (traducción levemente modificada).1

La inherencia del Dasein al mundo, tal como se revela en la fórmula In-der-Welt-

sein, enuncia que la existencia humana se concibe necesariamente conectada con

lo que no es en sí misma. Sin este no sí mismo organizado que es el mundo, no

hay Dasein existiendo. Esta presunta exterioridad lleva el título de mundo. No se

dice que el sujeto está en el mundo de hecho, sino que no puede existir si no está

1 “ ´In-Sein dagegen meint eine Seinsverfassung des Daseins und ist ein Existenzial. […] ´in´ stammt von innan-, wohnen, habitare, sich aufhalten; ´an´ bedeutet: ich bin gewohnt, vertraut mit, ich pflege etwas.”

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conectado al mundo. La conexión interna entre Dasein y mundo es tal que ambos

términos de la relación son necesarios recíprocamente. Sin Dasein no hay

mundanidad del mundo. Sin mundo no hay ipseidad posible del Dasein. Heidegger

afirma que estamos tan embargados por esta relación que tenemos conciencia del

ser-en-el-mundo antes de comprendernos a nosotros mismos como un “yo”.

De acuerdo a Heidegger este “ser en” no se debe considerar como un atributo o

propiedad que se distinga de otros atributos o propiedades o como un plus que el

sujeto posea además de su existencia. Es imposible pensar en algún momento en

que se pueda decir de esta existencia que todavía no está en el mundo. El “ser en”

no se puede inferir de una situación existenciaria anterior: constituye el ser mismo

de nuestra existencia.

La existencia de todo Dasein revela este “ser en” bajo formas diferentes, de las

que las más habituales son la del colo (latín: cultivo), habito, diligo (deleite,

encantamiento). Sin embargo todas estas manifestaciones y sus derivadas son

modulaciones concretas de un modo de inherencia fundamental. Este modo

primario, que también es a su vez un existenciario, es la ocupación [Besorgen]

[Gaos: “curarse de”, Rivera: “ocuparse de”]. El estar ocupado designa el modo

privilegiado en el que la existencia humana está en el mundo. En consecuencia

este modo originario funcionará como el hilo conductor del despliegue total del

Dasein.

De acuerdo a esta centralidad, el conocimiento del mundo es función de la

ocupación del que conoce. El saber comienza por ser el útil de la praxis cotidiana.

Esto quiere decir que el sentido ontológico del mundo está oculto para el Dasein.

El mundo no puede ser objeto de la atención sino en tanto es objeto de la

ocupación. Pero nos dirigimos al mundo por medio de objetos o sistemas de

objetos particulares que nos interesan, nos amenazan, nos estimulan, etc. El

mundo como tal no nos importa en la existencia cotidiana. Sin embargo, como

tenemos del mundo, como totalidad, un conocimiento pre-ontológico, este

conocimiento estará determinado por esos objetos particulares que se nos

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imponen. El problema es explicitar de qué manera se puede acceder al mundo sin

que dicho acceso se vea determinado por el acceso a los útiles particulares. La

misma situación de interferencia sucede en el conocimiento de sí mismo. El Dasein

no se va a interpretar a partir de su existencia en el mundo, sino a partir de los

objetos que contiene el mundo. Así lo afirma nuestro autor: “El Dasein está

inmediata y regularmente absorbido por su mundo”2 (ST, 129, SZ, 113). Esto

estimula a considerar al Dasein mismo como una cosa, como un objeto. Y la

descripción de que esta característica hace que el Dasein esté la mayor parte del

tiempo perdido entre los objetos de su ocupación. Nuestro interés, para este

curso, nos obliga a dirigirnos al tema del mundo, tal como Heidegger lo establece

en su texto.

El mundo no es la simple suma de sus objetos. Invirtiendo la carga de la prueba,

se explican los objetos por el mundo, y no el mundo por sus objetos. Es imposible

pensar la totalidad de los objetos sino se los incluye en un mundo. De alguna

manera, la totalidad conformada por entes heterogéneos como objetos materiales,

la naturaleza estudiada por la física, los valores del que enseña moral, indica que

disponemos previamente de la idea de mundo para sintetizarlos. A partir de cada

objeto particular no puedo obtener la totalidad que los englobe a cada uno y a

todos, de modo que la idea de mundo está implicada por cada uno de ellos, desde

su misma aparición.

“Ni la descripción óntica del ente intramundano ni la interpretación ontológica del ser de este ente aciertan, como tales, en el fenómeno del ´mundo´. Ambos modos de acceso al ´ser objetivo´ ´suponen´ ya el ´mundo´, y esto, de diversas maneras.” (ST, 77).3

Tampoco la naturaleza que investiga el físico es suficiente para caracterizar el

fenómeno del mundo, porque dicha naturaleza es el resultado de una abstracción

realizada a partir de los objetos concretos. Sin embargo, sea como fuere, el mundo

2 “Das Dasein ist zunächst und zumeist von seiner Welt benommen.” (SZ, 113) 3 “Weder die ontische Abschilderung des innerweltlichen Seienden, noch die ontologische Interpretation des Seins dieses Seienden treffen als solche auf das Phänomen »Welt«. In beiden Zugangsarten zum »objektiven Sein« ist schon und zwar in verschiedener Weise »Welt« »vorausgesetzt«.” (SZ, 64)

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no es sólo una totalidad de objetos sino que ante todo es el mundo del Dasein. El

análisis del fenómeno del mundo no admite un punto de partida absoluto. Toda

reflexión sobre tal fenómeno, ya comience con los objetos, ya comience con el

Dasein, ya ha puesto al mundo.

En la vida cotidiana no nos ocupamos del mundo como tal. Lo que la existencia

cotidiana percibe es el mundo circundante [Umwelt], determinado por las

ocupaciones cotidianas. En relación a este mundo circundante, no se debe

considerarlo en tanto configurado por relaciones espaciales de cercanía a los

objetos, sino que incluye, y de modo esencial, todas las afecciones que detentan

esos objetos. El mundo circundante del periodista de política extranjera en el que

vive puede estar situado a miles de kilómetros de distancia de su lugar de

residencia habitual.

De esta manera, el mundo circundante está diseñado por las ocupaciones e

intereses del Dasein, y no por su situación espacial, aunque puede coincidir con

ella. Los entes que pueblan nuestro mundo circundante y el sentido global que

adscribimos a este mundo no se pueden indicar por la mirada “objetiva” de lo que

nos rodea de hecho. Estos entes, por otra parte, no son cosas caracterizables

objetivamente, sino prágmata, útiles. El útil no es solo el instrumento que maneja

el trabajador: es todo aquello que se puede usar en la existencia cotidiana.

“Los griegos tenían un término adecuado para las “cosas”: las llamaban πράγµατα, que es aquello con lo que uno tiene que habérselas en el trato de la ocupación (en la πρᾶξις). Sin embargo, dejaron ontológicamente en la oscuridad justo el carácter específicamente “pragmático” de los πράγµατα determinándolos “por lo pronto” como meras cosas. Nosotros llamaremos al ente que comparece en la ocupación el útil. En el trato pueden encontrarse los útiles para escribir, los útiles para coser, los útiles para trabajar [herramientas], los útiles para viajar [vehículos], los útiles para medir. Es necesario determinar el modo de ser de los útiles, y esto habrá de hacerse tomando como hilo conductor la previa delimitación de lo que hace del útil un útil, de la “pragmaticidad”.” (Rivera 64, Gaos, 81).4

4 “Die Griechen hatten einen angemessenen Terminus für die »Dinge«: πράγµατα, d. i. das, womit man es im besorgenden Umgang (πρᾶξις) zu tun hat. Sie ließen aber ontologisch gerade den spezifisch »pragmatischen« Charakter der πράγµατα im Dunkeln und bestimmten sie »zunächst« als »bloße Dinge«. Wir nennen das im

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¿En qué consiste el ser del útil, su “utilidad”, como también se podría traducir el

término alemán “Zeughaftigkeit”? No es una cosa y ni siquiera es. El útil incluye en

su ser una doble referencia: por un lado remite a otros útiles, por otro lado remite

necesariamente a la existencia de un Dasein.

“[…] se sigue para el análisis que tiene en vista el con‐qué del trato, la indicación de no centrar al ser existente en medio de lo que es objeto de ocupación en un útil a la mano aislado, sino, más bien, en el todo de útiles. A esta concepción del con‐qué del trato nos fuerza también la reflexión sobre el particular carácter de ser del útil a la mano que es la condición respectiva. [Gaos, conformidad, inglesa: relevancia] Entendemos este término en un sentido ontológico. Cuando se dice que algo está en condición respectiva a otra cosa, no se pretende constatar ónticamente un hecho, sino indicar el modo de ser de lo a la mano. El carácter referencial de la condición respectiva da a entender que un útil [aislado] es ontológicamente imposible. Sin duda puede estar a la mano un útil único y “faltar” los otros. Pero, en esto mismo se manifiesta la pertenencia de lo ahora a la mano a otros entes a la mano. El trato de la ocupación puede dejar comparecer circunspectivamente un ente a la mano tan sólo si ya comprende algo así como la condición respectiva en la que algo está siempre referido a otra cosa.” (Rivera 341-342 , Gaos 381-382)5

El todo de útiles constituye un sistema de remisiones, pero al mismo tiempo dicho

sistema se refiere al Dasein. El modo en el que el sujeto utiliza determinado

instrumento consiste en un aumento de las referencias características del ser del

útil. Los instrumentos del relojero permiten la manufactura de un reloj, que es un

nuevo útil. De la misma manera sucede con las otras profesiones. Pero esto

Besorgen begegnende Seiende das Zeug. Im Umgang sind vorfindlich Schreibzeug, Nähzeug, Werk-, Fahr-, Meßzeug. Die Seinsart von Zeug ist herauszustellen. Das geschieht am Leitfaden der vorherigen Umgrenzung dessen, was ein Zeug zu Zeug macht, der Zeughaftigkeit.” (SZ, 68). 5 “Für die Analyse des Umgangs in Absicht auf sein Womit ergibt sich hieraus die Anweisung, das existierende Sein beim besorgten Seienden gerade nicht auf ein isoliert zuhandenes Zeug zu orientieren, sondern auf das Zeugganze. Zu dieser Fassung des Womit des Umgangs zwingt auch die Besinnung auf den auszeichnenden Seinscharakter des zuhandenen Zeugs, die Bewandtnis. Diesen Terminus verstehen wir ontologisch. Die Rede: es hat mit etwas bei etwas sein Bewenden, soll nicht ontisch eine Tatsache feststellen, sondern die Seinsart des Zuhandenen anzeigen. Der Bezugscharakter der Bewandtnis, des »mit... bei...«, deutet an, daß ein Zeug ontologisch unmöglich ist. Zwar mag nur ein einziges Zeug zuhanden sein und das andere »fehlen«. Darin aber bekundet sich die Zugehörigkeit des gerade Zuhandenen zu einem anderen. Der besorgende Umgang kann überhaupt nur Zuhandenes umsichtig begegnen lassen, wenn er so etwas wie Bewandtnis, die es je mit etwas bei etwas hat, schon versteht...” (SZ, 353).

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anuncia un grave peligro para el Dasein: la posibilidad de perderse entre los útiles

y quedar alienado por ellos (el término no es de Heidegger).

El mundo, entonces, detenta un modo particular de existencia que se podría

calificar de referencial. Este modo es denominado por Heidegger “amanualidad”

[Zuhandenheit]. La denominación pone de relieve la naturaleza práctica del ser del

instrumento y su dependencia ontológica respecto de la actividad del Dasein.

Es nuestra actividad la que nos descubre lo que es un útil. El uso del instrumento

me devela lo que es, y no un saber técnico sobre él. “El martillar mismo descubre

la ´manejabilidad´ específica del martillo” dice Heidegger en el # 15. Esta

consideración se contrapone, entonces, a toda consideración en la que la relación

con los objetos es primero teórica para luego devenir práctica. De acuerdo a los

comentadores, entonces, a partir de aquí se puede comprender mejor lo que

quiere decir que el mundo está implicado en los objetos. Todo útil incluye una

referencia o remisión a un sistema de útiles. Todo objeto es porque está incluido

en un sistema de relaciones de coherencia, conformidad o concordancia que lo

sobrepasan. De acuerdo con esta descripción, si el mundo fuera el sistema de

sistemas de relaciones, entonces se contaría con una prueba decisiva de su

implicación en cada objeto. Se podría ver que el en sí de cada objeto no se puede

captar sino en el mundo.

El modo en que el sistema de útiles se abre para su comprobación existenciaria es

cuando un útil comienza a fallar, o se rompe, o no me es más útil para el fin para

el que se lo usa. Vemos, entonces, que el útil es tal por su integración en tal

sistema, red de relaciones complejas, tan complejas que cuando un miembro de

dicho sistema se altera en su funcionamiento habitual, nos amenaza con bloquear

nuestras posibilidades de acción cotidiana.

Lo que se revela, así, es doble. Por un lado el sistema de útiles. Pero, por otro

lado, que el sistema admite recombinaciones entre sus elementos. Todo sistema

de relaciones se presenta en un horizonte de otros sistemas posibles. En este todo

es donde el mundo se nos revela.

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“Ahora bien, al impedirse la remisión —en la inempleabilidad para...— la remisión se hace explícita, aunque no todavía como estructura ontológica, sino que se hace explícita ónticamente para la circunspección que tropieza con el desperfecto del utensilio. Con este despertar circunspectivo de la remisión al para‐esto, se deja ver éste mismo, y con él, el contexto de la obra, el “taller” entero, como aquello en lo que la ocupación ya estaba. El contexto pragmático [plexo de útiles Gaos; inglesa:

the context of useful things] no resplandece como algo jamás visto, sino como un todo ya constantemente y de antemano divisado en la circunspección. Pero con este todo se anuncia el mundo.” (Rivera, 82-83; Gaos, 88)6

Hay que tener en cuenta que la experiencia del desperfecto del útil no nos da el

sentido del mundo sin más. Y que el sistema de útiles remite a un existente del

tipo del Dasein. Entonces, vemos que las relaciones que configuran el útil están

determinadas por el lugar que ocupa el útil en un sistema global. Este sistema

global remite al Dasein, cuyo ser no es puramente relacional como el del útil. Esta

última referencia no remite a nada más, sino existe para sí, aunque como ser-en-

el-mundo, porque necesita al sistema de útiles para ser. El sistema existe para el

Dasein; el Dasein no existe para el sistema, aunque esté conectado

existencialmente a él.

El Dasein cuenta con una pre-comprensión de este sistema global, porque puede

usar útiles, que a su vez remiten al sistema y a la praxis del Dasein. De acuerdo a

Heidegger, la captación de un útil cualquiera implica una visión del sistema global

al que el útil está conectado por su ser, y esto significa que esta captación permite

una cierta visión del “ser-en-el-mundo” como tal.

“Y eso con vistas a lo cual lo a la mano en el mundo circundante queda puesto en libertad, de tal modo que él llega a ser accesible en primer lugar como ente intramundano, no puede ser concebido, a su

6 “In einer Störung der Verweisung – in der Unverwendbarkeit für... wird aber die Verweisung ausdrücklich. Zwar auch jetzt noch nicht als ontologische Struktur, sondern ontisch für die Umsicht, die sich an der Beschädigung des Werkzeugs stößt. Mit diesem umsichtigen Wecken der Verweisung auf das jeweilige Dazu kommt dieses selbst und mit ihm der Werkzusammenhang, die ganze »Werkstatt«, und zwar als das, worin sich das Besorgen immer schon aufhält, in die Sicht. Der Zeugzusammenhang leuchtet auf nicht als ein noch nie gesehenes, sondern in der Umsicht ständig im vorhinein schon gesichtetes Ganzes. Mit diesem Ganzen aber meldet sich die Welt.” (SZ, 74-75).

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vez, como un ente que tenga el mismo modo de ser de lo que ha sido descubierto” (Rivera 93; Gaos 100).7

En otras palabras, el mundo no puede existir como un útil, dado que lo que

sostiene, constituye y hace accesible no puede ser según el modo de lo que es

sostenido, constituido y hecho accesible. Hagamos, entonces, una primera

aproximación provisional a la mundanidad del mundo que se anuncia en “eso con

vistas a lo cual”.

El Dasein cuenta con su poder ser, con sus posibilidades. Estas posibilidades son

las que conforman el sistema de relaciones, que, en tanto configura un todo es el

mundo. La red delineada por nuestras posibilidades otorga un sentido a las cosas,

las pone en esa totalidad, ahora inteligible, que denominamos mundo.

El mundo es la proyección objetiva y el campo unificado de las posibilidades del

Dasein. Es el sentido global que mis posibilidades proyectan sobre el fondo oscuro

de los entes en bruto. La unidad que los entes intramundanos obtienen de su

integración en el mundo proviene de las posibilidades del Dasein.

Respecto a las objeciones que considerarían que esta explicitación es, en última

instancia, otro ejemplo de subjetivismo idealista, se responde lo siguiente. Las

relaciones y referencias no son de ninguna manera puestas por el entendimiento.

Son implicaciones y remisiones establecidas y reveladas por nuestra praxis. Se

trata de una trama de posibilidades de acción, no de formas impuestas por un

sujeto puro o purificado. En la Esencia del Fundamento Heidegger nos dirá que no

se debe concebir al mundo objetivo como si fuera un ente adentro de otro ente, la

subjetividad, porque la subjetividad no tiene una interioridad. Pero, como no hay

mundo sin sujeto, tampoco hay sujeto sin mundo, porque el Dasein proyecta ante

sí sus posibilidades y sólo puede ser y existir en tanto que lleva a cabo ese acto de

proyección. Dasein y mundo son las dos caras de una misma forma de existencia

indisociable: el –ser-en-el-mundo.

7 “Dieses, woraufhin umweltlich Zuhandenes freigegeben ist, so zwar, daß dieses allererst als innerweltliches Seiendes zugänglich wird, kann selbst nicht als Seiendes dieser entdeckten Seinsart begriffen werden.” (SZ, 85).

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En cierto sentido, la tesis de Heidegger es compatible con el realismo, en tanto

afirma inmediatamente la existencia del mundo. Se separa del realismo por

rechazar que haya que demostrar esa existencia y porque no es posible disociar al

Dasein del mundo. Por su parte, se rechaza al idealismo en su versión psicologista,

pero se reconoce su mérito en haber considerado que la existencia de un existente

como hecho de experiencia primera no es suficiente para explicar el ser de este

existente, requiriendo así a su vez la intervención y el recurso a un tipo de ser

superior capaz de comprender el ser de este existente. El idealismo está en lo

correcto al referir el ser a la subjetividad, pero falla cuando la concibe como

pensamiento puro que es capaz de proporcionarse sus contenidos de pensamiento.

Espacialidad en Ser y Tiempo

Entre los parágrafos 18 y 21 Heidegger se dirige a comenzar la demolición de la

tradición ontológica moderna, en particular en la figura de Descartes. Lo que nos

interesa para este curso, en relación a las unidades posteriores, es el tema del

espacio y la espacialidad, que comienza a aparecer en el parágrafo 12 (“ser en”) y

se retoma en el apartado C del parágrafo 21.

Se trata de tres problemas diferentes: la espacialidad propia de los entes

intramundanos; la espacialidad del Dasein, y, finalmente, el espacio del mundo.

Ya se hizo una primera mención a la espacilidad de los entes intramundanos,

arriba, cuando se definió al mundo circundante. Se dijo ahí que la proximidad

espacial métrica no era idéntica a la proximidad en el orden de la ocupación o de

la relevancia, aunque pueden coincidir. La palabra alemana Zuhandenheit

(amanualidad) con la que Heidegger denomina al modo de ser de los útiles del

mundo circundante contiene una marca expresa de la proximidad espacial. Se

admite, entonces, que el mundo circundante y el sistema de objetos

intramundanos son espaciales, de modo aún no explicitado.

Lo primero a indicar, sin embargo, es que este espacio no es geométrico, sino

cualitativo. Está configurado por direcciones, no por dimensiones; por lugares, y

no por puntos; por recorridos y no por líneas; por regiones y no por planos. En él

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descubrimos caminos y no medimos distancias. Su topografía manifiesta

exclusivamente la ocupación. Este espacio es inseparable de los útiles. El lugar

ocupado por un útil no es indiferente a él como ocurre en el espacio geométrico.

Este lugar está fijado por su utilidad, la cual está regulada por su situación en el

conjunto del sistema de útiles. De modo inverso, la idea de lugar surge para el

Dasein de una cierta manera de jerarquizar sus útiles. El espacio ocupado en la

vida cotidiana está fragmentado en lugares, mientras que la idea de un espacio

puro e indiferenciado es posterior y derivada por abstracción. Noten ciertas

similitudes con el planteamiento husserliano, presente en Ideas II.

Se llama alrededores o proximidad o zona [Rivera] o paraje [Gaos] [Gegend] al

conjunto de lugares y parajes que convocan a la ocupación cotidiana. Pero la

proximidad no es la suma de los sitios materialmente accesibles al Dasein. Es

necesario concebirla como el fenómeno originario y prolongación del Dasein, y que

no es otra cosa que el mundo a escala reducida de la ocupación diaria. No son los

lugares los que aditivamente forman la proximidad. La proximidad precede a los

lugares. La zona es el sistema de las posibilidades en el orden diario, que,

concretizado, desarrollado y organizado nos permite distinguir asignar lugares y

sitios.

Esta zona no se puede caracterizar como un espacio tridimensional. No tiene ni

anchura ni altura ni profundidad, sino extremidades: el cielo raso, la pared o el

suelo.

La zona no se divide ni mide, sino que tiene marcas de recorridos indicados por las

señales útiles. Los distintos grados de alejamiento que podemos discriminar en la

zona aparecen como características de los objetos intramundanos. No observamos

un cuadro de cerca; la lámpara nos ciega si proyecta su rayo de luz derecho sobre

el ojo. En la naturaleza del útil radica su conformidad con estar a cierta distancia

del Dasein, variando en cada objeto. El espacio puro, a su vez, se nos revela

cuando falta algún útil, falta que devela el lugar vacío.

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Nos percatamos que esta breve descripción del espacio de los entes

intramundanos y del mundo circundante alude a cierta función espacializante del

Dasein.

Que el Dasein no debe concebirse espacialmente significa que no debe concebirse

como un útil entre otros útiles. Pero esto no excluye cierta espacialidad fundada en

ser-en-el-mundo. No es suficiente remitir esta espacialidad del Dasein a su

corporalidad, porque en este caso no saldríamos de la concepción ordinaria del

espacio con el problema adyacente de tener que explicar la unión sustancial de un

alma inextensa con un cuerpo extenso. Lo que se necesita no es un sujeto que

padece la espacialidad, sino un Dasein dotado de espacialización.

La diferencia entre la espacialidad del objeto y la espacialidad del Dasein no se

puede reducir al hecho de que el primero no sabe que ocupa un lugar mientras el

segundo es consciente de esta situación. La representación del espacio ya supone

la espacialidad. Porque el Dasein es trascendente o “espiritual” no es espacial en el

sentido habitual, pero sin embargo está dotado de una espacialidad diferente a la

espacialidad objetual.

La espacialidad propia del Dasein expresa dos caracteres esenciales. El Dasein es

espacial en cuanto tiene una tendencia constante a superar la distancia, a

“acercarse a…”, y en cuanto que es capaz de organizar toda distancia surcándola

de direcciones.

“Ahora bien, la espacialidad de este último presenta los caracteres de la des‐alejación y la direccionalidad.” (Rivera 111 , Gaos 120).8

Hay que notar que Heidegger remite al sentido etimológico de “Entfernung”: lo

que destruye la distancia, y por eso usa el guión “Ent-fernung”. El vocablo significa

literalmente “distancia”.

El Dasein tiene una tendencia necesaria y constantemente activa a superar el

alejamiento que lo separa de los objetos. Trata de acercar, de integrar en su

mundo circundante la mayor cantidad posible de objetos. Esta tendencia es un 8 “Dessen Räumlichkeit aber zeigt die Charaktere der Ent-fernung und Ausrichtung” (SZ, 105).

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existenciario. A la inversa, se puede decir que el Dasein, por su mismo ser, se ve

obligado a extender permanentemente su mundo circundante. De acuerdo a

Heidegger, esta tendencia daría cuenta, de cierto modo, de las revoluciones

tecnológicas. Puedo operar sobre un objeto alejado como si estuviera presente. La

civilización se resume en una ampliación o ensanchamiento del mundo circundante

cotidiano. Esta tendencia a suprimir la distancia disocia completamente el

alejamiento en el orden de la ocupación y el alejamiento métrico.

Esto quiere decir que el Dasein puede en su praxis cotidiana constituirse un mundo

circundante métricamente muy alejado, como puede eliminar del ámbito de su

ocupación lo que lo rodea materialmente. Puede estar más cerca de los sucesos de

Medio Oriente que de los sucesos que se desarrollan en la vecindad de su

domicilio.

Esta disociación es espontánea. No se duda en considerar como algo sin

importancia que un camino sea objetivamente largo pero agradable y fácil de

recorrer, mientras que se considerará como un problema un camino corto pero

lleno de obstáculos. Se infiere de esto que los objetos colocados en el término de

los dos recorridos tienen una relación con nuestras ocupaciones que invierte la

relación impuesta por el alejamiento métrico. A su vez, no se conocen las medidas

abstractas. Se está a un paso, a dos, a un tiro de piedra, etc. No se trata de

subjetivismo, ya se dijo. Las expresiones traducen lo real tal como se ofrece para

la experiencia concreta. La realidad está hecha de los esfuerzos y preocupaciones

del Dasein, más que los esquemas o gráficos sobre el papel, a escala constante y

sin relieve.

La tendencia al acercamiento, entonces, se entiende en relación a la ocupación y

no, necesariamente, a colocar al objeto más cerca del cuerpo. Mi aquí, mi

proximidad, no indica un punto, sino un campo de actividad llimitado por la

ocupación, y en cuyo interior estoy completamente presente. Tengamos en cuenta

esta consideración en el momento en que analicemos el tema del cuerpo propio en

Husserl.

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De esta manera la tendencia a superar el alejamiento y ensanchar el mundo

circundante es una primera característica del Dasein. Se completa con la tendencia

a la estructuración (otra manera de traducir Ausrichtung) que es el trabajo para

organizar la distancia elaborando en ella recorridos y direcciones. Porque el Dasein

no puede superar el alejamiento al azar. Tiene que producir en el interior de esa

lejanía la orientación y organización. No se suprime una distancia sino después de

haberla marcado con caminos. Esta elaboración también se determina por las

ocupaciones dominantes.

Ahora llegamos al espacio del mundo como tal. Recién vimos la acción

espacializante del Dasein. Parece bastante claro que dicha acción requiere, por

parte de los objetos intramundanos y del mundo que los sostiene una capacidad

para ser espacializados. Lo que prepara el camino para que la acción tenga el

efecto buscado es que los entes intramundanos forman un conjunto de relaciones

interferibles. Puesto que los objetos conforman un todo de referencias plásticas,

son capaces de movimiento o son móviles; son un campo de actividad en el cual la

praxis del Dasein se puede desplegar útilmente, y en particular porque el Dasein

sólo existe en tanto opera en este campo. El mundo como un sistema de

relaciones modificables co-implica a priori y necesariamente esta posibilidad de

operación, que es precisamente el espacio del mundo. El mundo que combina y

conecta los objetos intramundanos en un todo móvil dotado de sentido, determina

por lo mismo un campo de mutaciones efectuables. Un “aquí” y un “allí” son

posibles porque los objetos forman una totalidad conectada, pero no rígida.

De esta manera, parecería haber tanto fundamento como para decir que el espacio

está en el sujeto como para decir que el mundo está en el espacio. El Dasein es

espacializante pero ejecuta esta espacialización porque está conectado a un

mundo que implica el espacio, no el espacio ya organizado de nuestra vida

cotidiana, sino la posibilidad de tal organización.

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En lo que sigue veremos la caracterización del Dasein de acuerdo a sus

existenciarios del Encontrarse, el Comprender y el Habla. Esta parte de la clase es

relevante para el siguiente tema: la hermenéutica de Hans-Georg Gadamer.

Analítica del Dasein

1.-Encontrándonos en la Analítica Existenciaria del Dasein: Dasein es el Estado de

Abierto, el ser-en-el-mundo. Partió del análisis de la cotidianeidad, clasificó los

comportamientos del Dasein respecto de sí, de los otros Dasein y de los entes que

no son Dasein. Las posibilidades del conocer son cortas respecto del abrir

originario cuyos modos constitutivos igualmente originarios son el encontrarse (en

los temples de ánimo) y el comprender (nuestro poder ser). Encontrarse y

comprender constituyen el estado de abierto y reciben su articulación en el Habla,

que es el tercer existenciario inherente al ser-ahí.

2.-Encontrarse-disposicionalidad (Befindlichkeit)

Decimos: me encuentro apesadumbrado, etc. Estas expresiones indican cómo nos

va en cada caso. Cómo nos encontramos en el mundo. Nos encontramos siempre

en un determinado temple de ánimo o estado de ánimo. Pero la disposicionalidad

no es lo mismo que un temple sino más bien la condición de posibilidad del

temple. El temple es un exponente del encontrarse. La disposicionalidad es la

fuente de todos los temples. Temple primero que nos abre a nuestra situación

original. Independientemente del temple en que nos encontramos en cada caso,

la disposicionalidad nos abre a nuestro estado de arrojados en el mundo. La

disposicionalidad nos manifiesta nuestro estado de yecto; la característica esencial

de la existencia, de estar: lanzado al mundo y desamparado en el mundo. Este

estado de yecto equivale, “deja ver fenoménicamente”, a nuestra facticidad:

entendemos dos cosas por facticidad:

1.-la circunstancia de que el hombre es, que existe siempre ya antes de

cualquier decisión suya. El hombre se encuentra existiendo ya y no es dueño de su

origen.

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2.-El Dasein no sólo es, sino que tiene que ser. Su forma de ser es la

existencia: no es algo hecho, sino una tarea. No sólo soy, sino que tengo que

hacer. Asumir la responsabilidad de mi existencia.

La facticidad es el mudo hecho de que el Dasein es y tiene que ser. Y esto nos es

revelado por la Disposicionalidad. Además de la facticidad, el estado de yecto

comprende la dependencia referencial: el Dasein depende de los otros entes. El

Dasein se halla remitido a los entes que encuentra en el mundo. La

disposicionalidad abre la dependencia referencial respecto del mundo. Por lo

regular el hombre no afrenta plenamente el estado de yecto, sino que tiende a

esquivarlo. Rehúye el carácter de carga que es propio de la existencia. Pero no

podríamos esquivar nuestro estado de yecto si de algún modo este estado no se

nos hubiera abierto a través de la disposicionalidad.

Los términos afecto, sentimiento y temple tienen una significación óntica, en tanto

se refieren a vivencias, y por eso ocultan la significación ontológica que tiene la

disposicionalidad en tanto nos abre a una estructura del ser del Dasein, como es el

ser en el mundo.

Es necesario oponer la disposicionalidad al simple estado psíquico. No coincide con

los afectos. No es que no haya relación, pero esta relación está dada por la

condición de posibilidad ontológica que el encontrarse representa respecto de los

sentimientos.

La disposicionalidad, el estar dispuestos siempre de tal o cual manera, implica un

estar acordado y afectado por un ente de una determinada manera. Nunca hay

neutralidad sino que el Dasein es siempre sensible al ente de alguna manera. No

es algo que acompaña accesoriamente, sino que es un modo de ser que

caracteriza ontológicamente al Dasein como tal.

Gracias al temple el Dasein se revela a sí mismo más originariamente que con la

reflexión. Si el hombre fuese sólo teórico nada le afectaría. La disposicionalidad

permite que los entes nos conciernan, y que podamos ser conmovidos por ellos.

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El Dasein es también originalmente Comprensión. Comprender y Encontrarse son

dos modos constitutivos del ser del ahí. El ahí señala: 1.-el lugar o ámbito donde el

Hombre y el Ser se cruzan, 2.-el lugar donde el Ser se manifiesta y 3.-el lugar

donde el Hombre es en tanto se caracteriza por ser el ente único que tiene

comprensión del ser.

Comprender

Por ser igualmente originario el comprender está siempre acordado con los entes y

el encontrarse tiene su comprensión. En la disposicionalidad hay siempre una

cierta comprensión o inversamente toda forma de comprensión se presenta en el

seno de una cierta disposición. El comprender como forma de conocimiento es un

derivado de un comprender primario como modo fundamental del ser del Dasein.

En virtud del comprender el ser de los entes se hace accesible al Dasein.

Comprender tiene el matiz de “potencialidad para”. Comprender es poder algo.

Comprendemos francés. Comprendemos una herramienta en el sentido de que

podemos utilizarla. Comprender implica un poder ser. Es la potencialidad para el

ser en cuanto existir.

Este comprender tiene la estructura del proyecto. Proyectar significa arrojar

delante y también, arrojar sobre o sobre-proyectar.

El comprender consiste en un proyectar delante del Dasein y en un proyectar

sobre los entes: así el mundo es puesto por el Dasein delante de sí mismo. Y éste

es el proyecto originario de las posibilidades del Dasein. Este proyecto del Mundo

es un sobreproyecto en la medida en que se lo tiende sobre el ente y es un

anteproyecto en la medida en que coincide con las posibilidades del Dasein, con el

poder ser propio del Dasein.

Lo que se arroja delante es un conjunto de posibilidades para el trato con los

entes.

El proyecto es una estructura que precede ontológicamente la relación con los

entes. Es una posesión previa de una captación anticipatoria de los entes que nos

han de hacer frente. El comprender como poder ser del Dasein es el poder de

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discernir estructuras de ser en el encuentro con los entes, es una captación previa

de estas estructuras, y como tal es un proyecto de estas estructuras de ser en el

sentido de una anticipación.

El comprender es un poder ser que abre (abridor). El comprender es el ser de este

poder ser. Y el poder ser del Dasein que se ejerce en la comprensión es el poder

existir. El Dasein es lo que puede ser. Es sus posibilidades. Y estas posibilidades se

le tornan transparentes gracias a la comprensión. Este poder ser del Dasein atañe

no sólo al ocuparse (la cura, Sorge) de los útiles sino también a la solicitud por los

otros y al poder ser respecto de sí mismo.

El comprender constituye lo que llamamos la vista o el ver (sicht) del Dasein que

se modaliza en el

1.-ver en torno, circunspección, que caracteriza a la ocupación (curarse de);

2.-ver por, consideración, que caracteriza a la solicitud (procurar por); y

3.-ver a través de, transparencia, del Dasein respecto de sí mismo. El Dasein tiene

una percatación de su propio ser.

Modalización secundaria: dirigir la vista, que caracteriza al conocimiento teórico de

lo ante los ojos. Este término ver, así modalizado, exhibe ese estado de iluminado

con el que Heidegger caracterizó el estado de abierto del Dasein, el ahí del Dasein.

La iluminación se asocia con este ver primigenio.

El Dasein está siempre sumido en determinadas posibilidades. Es una posibilidad

yecta, arrojada. Por eso su poder ser no es uno que flota libremente en el aire. No

es un libre arbitrio indiferente.

En el proyecto de las posibilidades del Dasein se deben tener en cuenta dos cosas:

a.-el Dasein se excede a sí mismo o está por encima de sí al proyectar sus

posibilidades. El proyecto de las posibilidades es siempre más rico que lo que el

Dasein posee en una circunstancia dada.

b.-como se encuentra arrojado en medio del ente y referido al ente, al Dasein le

son sustraídas posibilidades.

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El Dasein se caracteriza por su estado de embargado por los entes, y esta

situación implica una contracción de sus posibilidades.

El comprender abre la significatividad en tanto es un comprender el Mundo. La

significatividad permite al Dasein comprender la conformidad que puede tener con

eso que le sale al encuentro. Comprendemos la totalidad de conformidad a la que

pertenecen las relaciones de referencia.

El Habla

El Habla tiene igual originalidad existenciaria que el Encontrarse y el

Comprender. Es la articulación del Comprender. Lo articulable en cuanto tal es el

Sentido. Lo articulado es el todo de significatividades, que se resuelve en

significaciones (son siempre algo con sentido). Intentaremos aclarar qué quiere

decir "sentido".

Se introduce el concepto de "sentido" en el párrafo (pf.) 8 del # 32 donde

está analizando el problema de la Interpretación y la explicitación en el

Comprender. Se nos dice que tener sentido y haber llegado a ser accesible algo en

su ser es una y la misma cosa, porque el sentido es aquello en que se apoya el

estado-de-comprensible-de-algo; sin que este sentido sea expresamente

tematizado en cuanto tal. Es la condición de posibilidad de la comprensión del ente

en su ser. Abarca la armazón formal de aquello que es necesariamente inherente a

lo que articula la interpretación comprensual. Lo que comprendemos no es el

sentido, sino el ente en su ser. El sentido aparece como aquello a través de lo cual

toda cosa llega a ser comprensible. Forma la dimensión del "aquello-sobre-el-

fondo-de-lo-cual".

Algunos intérpretes identifican este "aquello-sobre-el-fondo-de-lo-cual" con

la noción de Horizonte. De esta manera tenemos que lo articulable en la

articulación del comprender (Habla) es el "aquello sobre el fondo de lo cual".

Ahora bien, el estado de expresada del Habla es el Lenguaje, y la totalidad de

palabras se transforma en un ente intramundano que podemos encontrar delante

como algo "a la mano", y convertirlo en un ente "ante los ojos".

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Porque es estructura existenciaria del "estado de abierto", el Habla es

constitutivo de la existencia del Dasein. Hablar es articular significativamente la

comprensibilidad del "ser en el mundo" (que incluye las modalizaciones del ser-con

y del ser-uno-con-otro). El Hablar siempre es un hablar-sobre. Este "sobre qué" no

tiene necesariamente el carácter de tema. Es un elemento estructural, que

contribuye a constituir el estado de abierto. Hace referencia al constitutivo estado

de dependencia referencial (respecto al plexo de significaciones) del Dasein. Lo

hablado en el Habla es siempre hablado "a..." en determinados límites.

El hecho de que inmediatamente oigamos motocicletas y carretas es la

prueba fenoménica de que el Dasein, en cuanto "ser en el mundo", se mantiene en

cada caso ya junto a (cabe lo) "a lo a la mano" dentro del mundo y no

inmediatamente junto a (cabe) "sensaciones", cuyo amontonamiento tendría que

ser primero sometido a una forma para proporcionar el trampolín desde el cual el

sujeto saltaría para llegar, por fin, a un "mundo". El Dasein es (en cuanto

comprensor), inmediatamente junto a lo comprendido.