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La familia, institución divina Octubre 2015

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Proyecto para toda la familia cristiana, con el fin de desarrollar el hábito de tener como primer cita del día, la cita con Dios.

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La familia, institución divina

Octubre 2015

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La familia, institución divinaElías Betanzos • Octubre 2015

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La familia, institución divinaPastor Elías Betanzos Octubre 2015

Día •Pág. • Mensaje

7 • Editorial

1 • 9 • Familia: Institución divina

2 • 10 • Principios en el matrimonio y la familia

3 • 11 • La continuidad de la familia

4 • 12 • Una oración de esperanza

5 • 13 • Alguien con quien gozarte

6 • 14 • Escogiendo lo mejor para la familia

7 • 15 • El ejemplo en la familia

8 • 16 • Los celos entre hermanos

9 • 17 • Familia bendecida para bendecir a otros

10 • 18 • Los talentos en los hijos

11 • 19 • Advertencias ignoradas

12 • 20 • Las incomprensiones en la familia

13 • 21 • La tolerancia en la familia

14 • 22 • La vida devocional en la familia

15 • 23 • Dejando herencia espiritual

16 • 24 • Dios tiene el control

17 • 25 • Crisis existenciales

18 • 26 • ¿Qué es la oración?

19 • 27 • Palabras al esposo

20 • 28 • Palabras a la esposa

21 • 29 • Dios le da poder a tus relaciones

22 • 30 • La regla de oro

23 • 31 • Sé humilde en tus relaciones

24 • 32 • Mantente alerta

25 • 33 • Vence al miedo o te destruirá

26 • 34 • Una familia piadosa

27 • 35 • Pasos de fe en la familia

28 • 36 • Familias que hacen la diferencia

29 • 37 • Dios es tu Guía

30 • 38 • El Camino es Cristo

31 • 39 • Cristo pagó el precio por ti

es unapublicación

mensual gratuita

Ediciones Ginosko

Año v Número 10

20,000 ejemplares.

Versión digital en

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Reuniones dominicales:

8:30 y 10:30 am, 1:00 y 7:00 pm.

Martes: 7 pm.

Jueves 7:30 pm. (CAP reformA)

Netzahualcóyotl 218, Col. Reforma.

Km. 6.5 Carretera

Oaxaca-Tule

(Deportivo Oaxaca)

San Francisco Tutla

Oaxaca de Juárez, Oax.

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Cita con Dios · la reunión a la que no puedes faltar

La familia, institución divina

D ios creó tres instituciones, la primera de ellas es la familia. Dios creó la familia cuando el hombre se sentía solo y no ha-

bía nada que pudiera ayudarle en esa soledad. Por supuesto que el hombre tenía comunión con Dios todos los días, Su presencia esta-ba ahí con él, y sin embargo el hombre necesitaba un tipo de ayuda, de compañía para compartir todos los días. Dios puso a trabajar al hombre, no porque pensara que eso iba a llenar su soledad, sino para darnos una lección: el trabajo no llena el lugar de la familia. Este es un error que los hombres cometemos hoy. Nos dedicamos a trabajar para alcanzar éxito y dinero y perdemos lo más valioso y lo que nos sustenta que es la familia. La familia es la respuesta de Dios a la soledad del hombre.

Nosotros no hemos sido creados para vivir solos, porque so-mos seres interrelacionales. Debemos vivir en comunidad y debe-mos vivir en familia.

Dios bendice a la familia, y sobre todo a las familias de los que le temen hasta mil generaciones.

Por eso debemos darle importancia a esta institución divina que se ha ido deteriorando por el mismo hombre, y como conse-cuencia hemos visto un deterioro de los valores de la comunidad y del ser humano en general.

Volvamos a los principios bíblicos, sigamos fomentando la unidad familiar, el culto familiar, las vacaciones familiares, las comi-das familiares; rescatemos a la familia que está en peligro de extin-ción. Al mismo tiempo, recordemos que la Iglesia en sí es una fami-lia, no una organización ni una empresa ni una religión. La Iglesia es una familia y tú debes tener una donde congregarte y recibir de Dios cada semana.

Bendiciones a toda las familias, a mi familia y a mi familia cap, quienes me han dado tantas satisfacciones y alegrías en estos últimos 20 años.

Pastor Elías Betanzos Director General

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Jueves 1º de octubre | Lectura del día: Génesis 2:1-18

Familia: Institución divinaY dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre

esté solo; le haré ayuda idónea para él. Génesis 2:18

E l ser humano ha inventado muchas cosas. Los chinos en el siglo xii inventaron la brújula y la pólvora. Juan Gutemberg, alemán,

inventó la imprenta. Christian Huyghenes, matemático irlandés in-ventó el reloj de péndulo en 1656 y en 1675 el resorte espiral, que permite a los relojes funcionar con regularidad. Benjamín Franklin, científico y político norteamericano, en 1752 inventó el pararrayos. La lista es interminable. Hasta hoy el hombre sigue inventando cosas y creando instituciones. Pero la familia es una institución divina. Nace de la reflexión de la Divina Trinidad de que no era bueno que el hombre estuviera solo, haciéndole ayuda idónea en la mujer.

La familia es uno de los regalos preciosos y valiosos que Dios nos ha dado. Su plan es que todos los seres humanos podamos desa-rrollarnos en una comunidad de amor, armonía y comprensión, que podamos ser buenos hijos de Dios en este mundo y que, después de esta vida, disfrutemos del Reino de los Cielos. Formando una familia colaboramos con Dios en el cumplimiento fiel de sus propósitos para con la humanidad. La Biblia nos narra la creación del primer hombre y de la primera mujer. Dios los creó a su imagen y semejanza y exclamó lo siguiente sobre ellos: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multipli-caos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis 1:28).

Agradezcamos a Dios hoy por la familia en la que hemos naci-do. No es perfecta, tal vez no es la mejor, pero es una bendición para nosotros. Pidámosle que nos conceda hacer nuestra parte para lograr ser una comunidad de vida, de amor, que desarrolla las condiciones para crecer en todo, que puede ser de bendición para otras familias y que podamos llegar a ser fuertes, sanos y felices. Contribuyamos al crecimiento espiritual de cada uno de los miembros de la familia. ¡Qué bueno es ser parte de una familia!

Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas.

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Viernes 2 de octubre | Lectura del día: Génesis 2:19-25

Principios en el matrimonio y la familiaY de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre,

hizo una mujer, y la trajo al hombre. Génesis 2:22

B ien sea que el agua esté en estado líquido, sólido o gaseoso, la fórmula es siempre h2o. Dos átomos de hidrógeno y uno de

oxígeno, unidos mediante sendos enlaces covalentes, de manera que la molécula tiene una forma triangular plana. Dicen los científicos que el agua se comporta como un dipolo, es decir, tiene dos regiones con una cierta carga eléctrica, una de ellas es positiva y la otra negativa. Bien sea hielo, vapor o lluvia, la composición química es siempre igual. Así Eva fue extraída de Adán y comparten la misma naturaleza y esencia. Con esta operación en el huerto de Edén, Dios da inicio al sexo femenino, al matrimonio y a la familia.

Es cierto que las palabras matrimonio y familia no aparecen en los primeros capítulos de Génesis ni el vocablo pareja. Matrimonio viene del latín “matrimonium”, y es “la unión de un hombre y una mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades lega-les”. La Biblia sólo nos dice que “varón y hembra los creó” (Génesis 1:27) y que el hombre y la mujer “serán una sola carne” (Génesis 2:24), aspec-tos que nuestro Señor Jesucristo ratifica en el Evangelio de Mateo 19:4 y en el de Marcos 10:6.

Consideremos dos principios que ayudarán para que el ma-trimonio y la familia se conserven sanos, firmes y unidos. Primero, la permanencia. Nuestro Señor le dice a los fariseos: “Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:4-6). Y segundo, la exclusividad. El amor del matrimonio no debe, bajo una ética cristiana, ser compartido con una tercera persona. Hebreos 13:4 nos recuerda que, “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”.

Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas.

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Sábado 3 de octubre | Lectura del día: Génesis 1:26-31

La continuidad de la familiaY los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos,

y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Génesis 1:28

Todo lo que Dios ha creado tiene un propósito. Así nuestro Creador le ha puesto diferentes funciones para cumplir ese objetivo o esos

propósitos. A la familia, Dios le ha dado propósitos bien definidos. Uno de ellos es la procreación, la reproducción, la continuidad del ser hu-mano. La buena práctica sexual permite una salud equilibrada y guar-da a la pareja de los peligros del adulterio, fornicación o inmoralidad sexual. En el plano espiritual, esta es la imagen de la evangelización y de la multiplicación de los cristianos. Nuestro creador ordenó a Adán y a Eva en el huerto de Edén, “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. (Génesis 1:28).

Debemos reflexionar en que la expresión del amor mutuo en la intimidad de su dormitorio es reservado solamente para los unidos en matrimonio. El acto de amor es entre los dos únicamente. Además, es una relación que fortalece la unidad y la confianza del uno para con el otro. El matrimonio es la base de la familia y el medio de su continui-dad sobre la Tierra. Los hijos vienen a ser una bendición de Dios para los cónyuges y para complementar la familia.

Vivimos en tiempos en que algunos matrimonios se niegan a te-ner hijos, debemos decir que la plenitud de la vida se halla en dar vida a otro ser maravilloso, del cual aprendemos tanto. Aunque, si por motivos físicos o psicológicos no pueden concebir, las parejas pueden desarrollar una fecundidad de amor, ayudando a otros niños o bien adoptando a un pequeño sin padres. En el plano espiritual, podemos también ser padres al compartir la Palabra de vida con aquellos que no la han cono-cido, haciéndoles la invitación a aceptar a Cristo en su corazón.

Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas.

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Domingo 4 de octubre | Lectura del día: 1 Samuel 2:1-10

Una oración de esperanzaY Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová,

Mi poder se exalta en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me alegré en tu salvación. 1 Samuel 2:1

La frase “mi poder se exalta en Jehová” sugiere que todos tenemos un potencial, recursos, conocimientos o ideas, en fin, poder. Este poder

nos sirve para desarrollarnos en la vida, en lo profesional, en el ministerio o con la familia; sin embargo, debemos estar conscientes que es un poder que tiene límites; por ejemplo: tenemos ciertos conocimientos, pero no lo sabe-mos todo, tenemos buenas ideas para un negocio pero quizá no el capital.

En el caso de Ana, ella era una mujer que no podía tener hijos; se le habían acabado sus fuerzas, sus opciones y sus ideas. Esta situación la llevó al punto de la aflicción y de la pérdida de esperanza, pero la historia cambió; en un momento se llenó de esperanza y logró una gran victoria.

De su oración podemos sacar tres principios para desarrollar espe-ranza en nuestra vida:1. Debemos alegrarnos en Dios. (“Mi corazón se regocija en Jehová”)

Esto significa que debemos aprender a confiar en Él, en Sus deci-siones, en el proceso por el cual nos lleva, con la mejor actitud posible. El problema es que nos amargamos, nos frustramos y en vez de acercarnos a Dios nos alejamos de Él.2. Debemos residir en la fuerza de Dios más que en la nuestra.

(“Mi poder se exalta en Jehová”)Nuestras fuerzas son finitas, las de Él, ilimitadas; nuestros recursos

tienen límite, los de Él no; nuestras ideas tienen cierto alcance, las ideas de Él pueden cubrirlo todo. Confiemos en Él y busquémosle de todo corazón.3. Debemos ensanchar nuestra boca. (“Mi boca se ensanchó sobre mis

enemigos”)Muchas veces cuando estamos en crisis lo primero que hacemos es

quejarnos, lamentarnos e incluso hasta maldecimos. Esto no hará que las cosas cambien, sino todo lo contrario. Por eso aprendamos a usar nuestras palabras de manera correcta, a hacer declaraciones de fe, declaraciones de confianza en nuestro fiel Dios y palabras de agradecimiento por Su bondad.

En conclusión, Ana la que no podía tener hijos, fue bendecida con muchos, y su historia se transformó en una historia de esperanza. Tú puedes ser bendecido también y cambiar el final de tu historia.

Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas.

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Lunes 5 de octubre | Lectura del día: Eclesiastés 9:1-9

Alguien con quien gozarteGoza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu

vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.

Eclesiastés 9:9

M e sorprendió positivamente el video de una joven argentina que platica su experiencia como alpinista al escalar la monta-

ña más alta del mundo, el Everest. Este monte ubicado en la cadena montañosa del Himalaya, con una altitud de 8.848 metros y que se extiende por países como Bután, China, Nepal e India. Su nombre nepalí es Sagamatha y en chino Qomolangma Feng. Todos le decían a la muchacha alpinista que no podría escalar, que las condiciones eran muy adversas por el clima. Inclusive uno de su mismo equipo le desanimó, recordándole que era mujer. Pero ella, desechando todo comentario negativo y recobrando fuerzas, inició el ascenso con un paso firme y decidido. Su sorpresa mayor fue que cuando alcanzó la cima, estaba allí su amigo, quien sólo la esperaba para darle un abrazo e iniciar el descenso.

Salomón describe en Eclesiastés 9 la bendición de tener a al-guien con quien alegrarte en la vida. La familia nos provee la enorme bendición de que cada vez que logramos un buen negocio, hacemos bien nuestro trabajo, alcanzamos una meta, nos sale bien una activi-dad, logramos éxito en un proyecto, alcanzamos un plan, conseguimos el trabajo deseado, obtuvimos la calificación máxima, nos graduamos con honores, nos resultó bien una presentación o escribimos la can-ción esperada, al llegar a la meta está un miembro o toda la familia para alegrarse en nuestro triunfo.

Demos gloria a Dios porque en nuestra familia hay un padre, una madre, hermanas, hermanos, un hijo, una hija, un pariente cercano que con un abrazo, un apretón de manos, una oración de gratitud o un beso, comparte con nosotros el éxito alcanzado. En Hebreos 11:39-40 y 12:1 nos dice el apóstol Pablo que hay una nube de triunfadores animándonos y alegrándose con nosotros por haber llegado a la meta espiritual. Disfruta hoy el éxito de alguien en la familia.

Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado fácil; un padre es el que da el amor.

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Martes 6 de octubre | Lectura del día: Josué 24:1-15

Escogiendo lo mejor para la familiaY si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién

sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Josué 24:15

Josué llevó al pueblo de Dios a tomar decisiones que van de ser personales, hasta ser decisiones como familia. Los verbos impera-

tivos que señala a las tribus son: «Temed» a Jehová, «quitad» de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto. Y «servid» a Jehová. Este es un pacto que cada familia integrada, funcional y feliz deberíamos hacer. Los hijos deben llegar, por decisión propia, a hacer suya la declaración de sus padres: “Yo y mi casa serviremos a Dios”. Debemos ser intencionales en buscar hacer nuestro este ideal, a través del ejemplo de otras familias que viven para este mismo propósito.

Antes de conocer la Palabra de Dios y de aceptar a Jesucristo en su corazón, un hombre había escogido una vida de alcoholismo y drogadicción, lo que llevó a su familia a una desintegración terrible. Sus hijos siguieron su ejemplo en los vicios y su hogar se volvió un infierno en la Tierra. La decisión tomada por un padre de familia es muy importante. Josué, en su discurso de despedida, comienza recor-dando al pueblo de Israel desde Abraham, el hombre que creyó que Dios le daría una abundante descendencia, a pesar de que su esposa Sara era estéril. Termina animándolos a ser fieles, leales a Dios, que le respeten y que le sirvan.

Como jefe de familia, Josué tomó una decisión muy importan-te en un momento dado. Todos necesitamos seguir su ejemplo, qui-tando nuestro servicio a otros dioses y dándoselo al Dios verdadero. Nuestro servicio comienza con dar al Señor nuestra adoración, con alegría y gozo en el corazón. Con amor, gratitud y reconocimiento debemos servir a Dios, sirviendo a otra familia. Con una visita, una llamada telefónica, un saludo amable, una sonrisa, servimos al nuestro Señor y a los demás cada día. Y así somos felices.

Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado fácil; un padre es el que da el amor.

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Miércoles 7 de octubre | Lectura del día: Génesis 4:25-5:1-6

El ejemplo en la familiaY vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su

semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set. Génesis 5:1-6

L eí hace poco la historia de un niño de unos doce años a quien su padre le dijo: “Ten cuidado dónde pisas mientras caminas detrás

de mí”. A lo que el pequeño le contestó, “No papá. Quien debe tener cuidado eres tú, porque yo voy siguiendo tus pisadas”. Caso contrario es la historia de un hombre que encendiendo un cigarro, se sienta y se pone a fumar, mientras le dice a su hijo, “jamás fumes, porque es dañino para la salud”. Estas ilustraciones nos recuerdan la importancia del ejemplo en la familia. Los padres tenemos la responsabilidad de ser personas ejemplares en el hogar, ante los vecinos, en el supermercado y donde quiera que nos encontremos. Sobre todo, prestar mucha aten-ción a cada cosa que vayamos a hacer o decir delante de nuestros hijos.

Una vez que superaron Adán y Eva la experiencia terrible de perder a sus dos primeros hijos, a Abel por muerte y a Caín por destierro, dice Génesis 4:25-26: “Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”. Seguramente el ejemplo de ellos sirvió a Set como hijo y a Enós como nieto, a buscar a Dios. Nuestro ejemplo siempre es más elocuente que nuestros consejos o nuestras palabras, en favor de los hijos.

Teniendo la responsabilidad de educar a nuestros pequeños de la mejor forma y de ayudarlos a tener una mejor calidad de vida que la que nosotros tuvimos, debemos desarrollar nuestra labor como pro-genitores, especialmente en los primeros años de vida. Nuestro ejem-plo ayudará a quienes nos observan y nos escuchan con más atención que la que nosotros imaginamos. Pidamos a Dios sabiduría para cum-plir esta responsabilidad delante de Él, en beneficio de los nuestros.

Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado fácil; un padre es el que da el amor.

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Jueves 8 de octubre | Lectura del día: Génesis 4:1-10

Los celos entre hermanosY Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano?

Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Génesis 4:9

E n el caso de la primera familia, formada por Adán, Eva, Caín y Abel, Caín fue agricultor, labrador de la tierra y Abel fue pastor

de ovejas. El pecado marcó a esta familia con la tragedia de tener en su seno al primer fratricida de la historia, alguien que asesinó con premeditación, alevosía y ventaja a su hermano por celos. Las Sagra-das Escrituras no nos explican con claridad si en el seno de la familia había malas relaciones entre Caín y Abel o si acaso Adán y Eva como padres tenían preferencia en el trato. Lo que sí sabemos es que al presentar su ofrenda, Dios vio con agrado la de Abel y no le pareció adecuada la de Caín. Intervienen también los elementos del testimo-nio de vida, la actitud al presentar la ofrenda y la calidad de lo que le traemos a nuestro Señor.

Hay muchas razones por la que un niño puede sentir celos hacia un hermano; tal vez uno es más talentoso que el otro o quizá uno de ellos siente que recibe menos atención por parte de sus pa-dres. Como adultos, estos sentimientos pueden convertirse en celos por el éxito de un hermano o el resentimiento hacia el hermano que recibió el favoritismo de los padres. Estos sentimientos albergados a la larga pueden causar que una persona exponga las acciones negativas hacia un hermano o hermana, causando grandes problemas en toda la familia y a menudo conduce a cortar toda comunicación con el otro.

Para reparar los daños que hayan causado los celos en tu familia, deberás reconocer los acontecimientos que los provocaron, perdonar y pedir perdón. Mueve del pasado los viejos sentimientos y céntrate en lo que ahora tienen en común, trabajando en la construcción de una buena relación alrededor de eso.

Pidamos a Dios que como padres no tengamos preferidos en-tre nuestros hijos. Como hermanos, aprendamos a amarnos a pesar de las diferencias. Es bueno dar oportunidad a cada uno de expresar su opinión y la forma como ve las cosas y alegrarse con los triunfos de los demás miembros de la familia.

Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado fácil; un padre es el que da el amor.

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Viernes 9 de octubre | Lectura del día: Génesis 12:1-7

Familia bendecida para bendecir a otrosBendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Génesis 12:3

La familia de Abraham era normal como la nuestra. Le llegó a Sara la impaciencia y en su afán de “ayudar a Dios a cumplir su prome-

sa”, le ofrece a Abraham que tenga un hijo con su criada Agar, enten-diendo que al nacer el niño en su tienda, sería considerado hijo de la “señora de la casa”. Nació allí el conflicto entre los medios hermanos, judíos y árabes, que hasta hoy siguen en guerra. A pesar de todo, nues-tro Señor mantuvo la promesa de que en la familia de Abraham, el padre de la fe, todas las familias de la tierra seríamos bendecidos. En la simiente de Abraham, Jesucristo, todas las familias del mundo hemos recibido la bendición de Dios.

Dios bendice a nuestra familia para ser de bendición a otras familias. Nuestro Creador da una promesa a Abraham y a Sara. Se moverían de la maldición de la esterilidad a la bendición de la fe-cundidad. De ser solamente ellos como pareja a ser padres de multi-tudes, como las estrellas de los cielos, como la arena del mar. Le dice a Abraham, “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. (Génesis 12:2-3)

Cada vez que te preguntes, ¿cuál es uno de los propósitos de mi familia?, recuerda que nuestro Creador nos ha plantado en donde estamos para ser de bendición a otras familias. Habla con tu familia acerca de que cada uno sea bendición y pide al Señor la oportuni-dad de bendecir a otra familia amiga invitándolos a la Congregación, compartiéndoles el mensaje de salvación, acompañándolos en alguna situación difícil por la que estén atravesando o de alguna otra manera que Dios ponga en tu corazón.

Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado fácil; un padre es el que da el amor.

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Sábado 10 de octubre | Lectura del día: Génesis 4:19-24

Los talentos en los hijosY Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama. Génesis 4:22

A cada uno de los hijos de Lamec Dios le dio diferentes talen-tos: Jabal fue el padre de los ganaderos y de los que habitan en

tiendas; Jubal fue el padre de los músicos, los que tocan arpa y flauta; Tubal-caín fue artífice de toda obra de bronce y de hierro. Era una familia de virtuosos. Tanto los talentos como los dones espirituales son regalos de Dios. Ambos deben ser usados en beneficio de los demás e incrementan su efectividad con el uso. A una persona, sin importar su creencia en Dios o no, le es dado un talento natural como resultado de una combinación genética (habilidades para la música, las matemáticas o el arte), y su medio ambiente, por ejemplo crecer en una familia musical, ayudará a desarrollar su talento. Los dones son dados a los creyentes por el Espíritu Santo, al poner su fe en Cristo para el perdón de sus pecados.

En una misma familia puede ser que todos tengan diferentes habilidades y dones. Se da el caso de que cuando el papá es doctor, quiere que su hijo también estudie medicina o si es abogado, anhela que alguno de sus hijos también lo sea. Existe una gran presión en los hijos que sienten el compromiso de agradar a sus padres estudiando lo que éstos quieren, cuando lo que en realidad desean es algo muy diferente como ser arquitecto, administrador de empresas o piloto aviador, entre otros.

Pidamos a Dios su ayuda para cumplir nuestro deber de ayudar a cada uno de los miembros de la familia a descubrir y desarrollar el don que nuestro Creador le ha dado, para usarlo en beneficio de los demás. Cuando realizas aquello que amas, en lo que eres hábil y para lo cual fuiste creado, serás una persona plena y eficaz.

Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado fácil; un padre es el que da el amor.

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Domingo 11 de octubre | Lectura del día: 1 Reyes 16:29-34

Advertencias ignoradasEn su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra

que Jehová había hablado por Josué hijo de Nun. 1 Reyes 16:34

J ericó fue una ciudad situada a orillas del río Jordán, ubicada en la parte inferior de la cuesta que conduce a la montañosa meseta de

Judá. Fue una importante ciudad del valle del Jordán. Los arqueólogos han descubierto que había un muro que rodeaba la ciudad que tenía alrededor de cuatro metros de espesor y era muy alto.

Esta ciudad imponente fue conquistada por Israel con la ayuda directa de Dios; fue destruida y fue dada una advertencia para que nadie levantara de nuevo la ciudad. La advertencia decía “Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas”.

Pasaron aproximadamente 500 años y un padre de familia lla-mado Hiel se propuso reconstruir dicha ciudad ignorando la adver-tencia que había sido dada al que intentara tal proyecto. Quizá pensó que a él no le iba a suceder, ¿no pasa esto con muchas familias? Nos confiamos y pensamos que no nos pasaran ciertas circunstancias, que nuestros hijos no fallarán o que no nos alcanzarán las consecuencias de nuestros actos.

Quizá a este hombre no le importó el costo tan alto por levan-tar la ciudad tan impresionante. ¿No actuamos nosotros de la misma manera? Corremos tras el éxito, tras el reconocimiento y se nos olvida la vida de nuestra familia, y la sacrificamos tranquilizando nuestra conciencia al pensar que lo hacemos por ellos.

O por otro lado, ignoró abiertamente la advertencia, conscien-te de lo que podía suceder; ¿no se dan a oídos sordos muchas veces las familias?

Estamos a tiempo de hacer ajustes en nuestra vida, de valorar a los nuestros, de buscar tiempo de calidad para los que amamos, de pedirle ayuda a Dios para no ignorar las advertencias y como conse-cuencia pagar un costo demasiado alto.

Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado fácil; un padre es el que da el amor.

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Lunes 12 de octubre | Lectura del día: 1 Samuel 17:26-37

Las incomprensiones en la familiaY oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se

encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia

la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. 1 Samuel 17:28

Un famoso orador fue invitado a dar una conferencia. Al presentar-se, preguntó a la audiencia: ¿Saben ustedes de lo que voy a hablar?

A coro contestaron que NO. Él dijo: “No tengo nada que hacer acá. No hablo con ignorantes”. La segunda ocasión, con el mismo audito-rio, hizo la misma pregunta y los oyentes le contestaron, SÍ. Ahora él argumentó, “No tengo que hacer acá. Si ya ustedes saben”. La tercera vez que se presentó al mismo lugar y con la misma gente. Al conocer la reacción del orador, la mitad contestó SÍ y la mitad NO. Este personaje dijo, “No tengo nada que hacer entre ustedes. Que los que saben le digan a los que no saben de qué voy a hablar”. El diccionario define incomprensión, como la actitud poco tolerante de la persona que no respeta los sentimientos, la opinión, la situación y actos de otras.

Entre hermanos, como sucedió a David con su hermano Eliab, la incomprensión hace que no se acepte lo de los demás, sólo lo nuestro, despreciando muchas veces lo valioso que ellos tienen. David, en primer lugar quiere enterarse de lo que está pasando y, en segun-do, ver en qué puede ayudar. Sin embargo, recibe de su hermano el juicio más severo que esperaba escuchar, “Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.” Del rey Saúl recibió comentarios negativos acerca de él, pero de su hermano esperaba comprensión.

Pidamos a Dios que nos ayude a aceptar a los demás miembros de la familia con sus virtudes, defectos, errores, carácter, ingenio, gestos y manías personales. Que nos ayude a poner lo que esté de nuestra par-te para comprendernos unos a otros y lograr una sana convivencia. Que reconozcamos el valor de la opinión de otros miembros de la familia.

Amar a la madre de sus hijos es lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos.

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Martes 13 de octubre | Lectura del día: Génesis 45:19-28

La tolerancia en la familiaY despidió a sus hermanos, y ellos se fueron.

Y él les dijo: No riñáis por el camino. Génesis 45:24

C uando un grano de arena entra en el caparazón de una madre-perla, le produce tal dolor que para tolerarlo segrega una subs-

tancia que lo hace soportable, de esa acción surge la creación de una perla. Bien podríamos decir que las anheladas perlas son el resultado de tolerar el dolor que produce en el molusco un filoso grano de arena. En las relaciones interpersonales y entre los miembros de la familia, tolerancia es la disposición de admitir en los demás una forma o manera de ser. La intolerancia, por el contrario, lleva a la violencia y al maltrato dentro del seno de la familia.

En lo cotidiano de la vida podemos cometer pequeños actos de intolerancia dentro de nuestra familia. A veces con esto manifesta-mos nuestra incapacidad para resolver cuestiones simples, como por ejemplo, entre los menores, quitarle bruscamente un juguete a otro, gritar, proferir un insulto a los demás. Entre los jóvenes, tomar las co-sas personales del hermano, entrar a su habitación sin tocar la puerta, querer ver un programa diferente al que otro está viendo, exigir que los demás cumplan sus deberes o no cumplir las reglas de higiene en los miembros de la familia. Llama nuestra atención que cuando José despide a sus hermanos de Egipto, para ir a Canaán, les pide que no peleen por el camino. Posiblemente recordó cómo se comportaban sus hermanos entre ellos. ¿Se parece esta familia a la nuestra?

Pidamos a Dios que nos dé una buena porción de amor para ser comprensivos. Flexibilidad para acomodarnos al modo de pensar o a las ideas de otros. Apertura de conocimiento para entender las ideas y la manera de ser de los demás miembros de la familia. Respeto por nuestros padres, por las pertenencias de nuestros hermanos y por su manera de pensar. La familia seguirá siendo un buen lugar para apren-der a desarrollar la tolerancia, así lograremos ser condescendientes con los demás en la escuela, en el trabajo, en la calle, desarrollando el respeto, la amabilidad, la cortesía y la paciencia.

Amar a la madre de sus hijos es lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos.

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Miércoles 14 de octubre | Lectura del día: Deuteronomio 6:1-12

La vida devocional en la familiaEstos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra

en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla. Deuteronomio 6:1

S amuel y Susana Wesley procrearon 19 hijos de los cuales 10 de ellos murieron siendo niños. Los más recordados fueron Juan y

Carlos Wesley, fundadores del Metodismo. Susana describió su mé-todo sobre la educación de sus hijos, diciendo que ella, “Durante veinte años invirtió seis horas diarias para dedicarse a esa tarea santa. El tiempo de la escuela empezó y terminó con cantos y cada hijo aprendió a leer con la Biblia como único libro de texto. A las cinco de la tarde dividió el grupo en pares, un hijo que podía leer con otro que no podía. Luego, se leyó el salmo del día y un capítulo del Nuevo Testamento”. Susana escribió tres libros para apoyarse en la enseñanza: “Un Manual de Teoría Natural”, “Una explicación del credo de los Apóstoles” y “Una explicación de los Diez Mandamientos”.

Para hacer que nuestro hogar sean un refugio ante las tentacio-nes del mundo, del enemigo de nuestra alma y del pecado. Que sea un lugar donde reine el amor de Dios, lleno de armonía, paz y gozo, necesitamos echar mano del recurso del culto o el devocional fami-liar. En Deuteronomio, que significa la segunda ley o la repetición de la ley, Moisés enfatiza a las familias de Israel que no sólo no olviden las enseñanzas de la Palabra de Dios y sus maravillas para con ellos, sino además, que la enseñen a sus hijos y a sus nietos. Les instruye, “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.” (Deuteronomio 4:9).

Como guías espirituales de nuestra familia, pidamos a Dios sabiduría para escoger un día y un horario adecuados, por lo menos en la semana, para celebrar un tiempo devocional, a fin de desarrollar un carácter cristiano en ellos.

Amar a la madre de sus hijos es lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos.

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Jueves 15 de octubre | Lectura del día: 2 Timoteo 1:1-10

Dejando herencia espiritualTrayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.

2 Timoteo1:5

T odo padre responsable busca la manera de dejar una herencia a su familia; nos esforzamos por dejarles una educación que les

sirva para salir adelante, tratamos de hacernos de un patrimonio que podamos heredarles para que la vida no sea tan difícil para ellos. Pero, ¿qué de la vida espiritual? A veces no le prestamos la suficiente im-portancia, pero es una herencia que ayudará a los nuestros a vivir una vida victoriosa.

Loida fue una mujer que basó su fe en Jesús. No fue una fe fingida sino una vida genuina; ella realmente amaba a Dios y vivía de tal manera que con su ejemplo dejo un legado espiritual para su hija Eunice, bendición que alcanzó a su nieto Timoteo.

Si reflexionamos, hay mucha gente que dice ser creyente, in-cluso asiste a la iglesia, pero vive una falsa espiritualidad. Están más interesados en cuidar apariencias, que en ser genuinos; sus palabras y sus acciones no concuerdan.

El problema de esto es que la familia que los ve a diario, que ve cómo se comportan, que escucha oraciones en público pero no ve eso en la intimidad del hogar heredan una fe fingida, ese tipo de “fe” que tiene apariencia de ser correcta, pero al final es algo vacío, y cuando vienen las pruebas de la vida o los momentos de éxito, esa falsa fe produce resultados tan pobres que luego nos preguntamos ¿qué fue lo que pasó?.

Hoy es un buen día para decidir dejar una herencia espiritual a nuestra familia. Esto lo logramos, primero poniendo nosotros a Dios en primer lugar, estableciendo una relación personal con Él, desarro-llando hábitos como la oración, la lectura de la Biblia, la asistencia a la Iglesia, la integridad y el amor al prójimo. Nuestro ejemplo y nuestras palabras causarán un impacto para bien en el corazón y mente de nuestros hijos y, al pasar los años, el legado espiritual cumplirá su fun-ción: ayudarles a tener una vida victoriosa basada en una fe no fingida.

Amar a la madre de sus hijos es lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos.

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Viernes 16 de octubre | Lectura del día: Génesis 1:1-28

Dios tiene el controlLa tierra no tenía forma, ni había en ella nada que tuviera vida. Las aguas estaban cubiertas por una gran oscuridad, pero sobre

la superficie del agua se movía el espíritu de Dios. Génesis 1:2 (TLA)

E sta no es una escena muy motivadora: no había forma, no había vida, y había una gran oscuridad; no es un lugar a donde nos

gustaría ir de visita ni mucho menos vivir allí. Si somos honestos, podemos confesar que en ocasiones hemos

sentido que nuestra vida tiene esas tres características: sin forma (mis proyectos, mis planes), sin nada que tenga vida (mis sueños, mis fi-nanzas y mis ganas de seguir adelante) y cubierto por oscuridad (sin visión, no vemos claridad en lo que nos está pasando).

Quizá tú también te has sentido así o te sientes así en tu ma-trimonio, en tus finanzas, o en tu Iglesia; quizá en tu noviazgo o tu familia, en tu empresa o en alguno de tus sueños. Hoy aprende esto: no te desanimes.

Hay una clave poderosa en ese mismo texto: “...pero sobre la superficie del agua se movía el Espíritu de Dios.” Qué raro leer que en medio del desorden y de la oscuridad pudiera estar Dios; sin embargo, Él estaba allí moviéndose, y lo que sigue a continuación es maravilloso, porque con su poder dijo “Sea la luz” y esto marcó el inicio de un bello mundo.

Si confías en Dios, y haces Su voluntad, aun en medio de lo complicado que estés viviendo, entiendes que Dios está allí, y que eso no depende de nuestros sentimientos. Él está moviéndose.

Debes creer que pronto Él dirá sobre tu vida “hágase la luz” y entonces todo estará claro, todo tendrá sentido, todo estará listo para empezar a tomar forma, todo empezará a tomar vida. La oscuridad ya no estará, podrás enfocarte, podrás avanzar, podrás producir y entonces tendrás un bello mundo como el que el mismo Dios hizo en Génesis: hermoso, productivo y funcional. Ese es nuestro Dios.

Amar a la madre de sus hijos es lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos.

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Sábado 17 de octubre | Lectura del día: Juan 5:1-15

Crisis existencialesCuando Jesús lo vio acostado y supo que llevaba

mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Juan 5:6

T odos en algún momentos tenemos esas “crisis existenciales” que nos mueven el piso y nos hacen pensar en nuestro destino, en

lo que estamos haciendo, en si vale la pena o no, si somos relevantes o solo giramos en círculos, perdidos en rutinas sin sentido, sintiendo que la vida se nos va y que no avanzamos nada.

Un día Jesús se encontró con un hombre que tenía 38 años de estar enfermo, postrado en una camilla. Jesús le pregunto si quería ser sano; era una pregunta cerrada con dos posibles respuestas: sí o no. El hombre sin embargo se puso a argumentar la razón de su problema, por qué no era sano y su triste condición.

En nuestro caminar, creo que todos alguna vez estaremos allí, pero estar allí no es el problema. El verdadero problema es dejar que eso nos estorbe la carrera. No se trata solo de ser positivo y negar los hechos, sino de afrontar, de levantarnos de nuevo, de no definir nuestra identidad por las circunstancias que estamos viviendo sino recordar que nuestra identidad está dada por Dios y por Su palabra;

Jesús, aunque no era ajeno al dolor de aquel hombre, no se puso a consolarlo, no se puso a tratar de explicarle el por qué de las cosas que le habían pasado, solo le dio una orden: “Levántate, toma tu camilla y camina”. Esto me hace pensar que esta es la solución a estas crisis que muchas veces nos atacan: levantarnos, así de fácil.

El hombre hizo exactamente lo que Jesús le dijo: se levan-tó, recogió su camilla y se puso a caminar. Levantarnos implica una actitud de cambio, de esfuerzo, de no dejar que esto nos atrape, nos bloquee, nos robe la energía que Dios nos ha dado para cumplir nues-tros sueños. No nos quedemos estancados; si creemos que Dios nos ha dado destino, avancemos; aún pueden ser pasos pequeños, pero no nos detengamos.

Si estás pasando esos momentos, despierta la esperanza, activa la fe, motiva tus acciones y recuerda: levántate, arregla lo que tengas que arreglar y avanza.

Amar a la madre de sus hijos es lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos.

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Domingo 18 de octubre | Lectura del día: Efesios 6:10-20

¿Qué es la oración?Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos. Efesios 6:18

A l reconocer la presencia de Dios, la oración tiene sentido y más aún cuando oramos por otras personas; esto nos ayuda a com-

prender de que Dios está presente en todo tiempo en nuestra vida, y hace que tengamos una plena comunión con el Padre. Al orar man-tengamos sintonía fina con Dios. Esta debe ser la actitud necesaria para que nuestras oraciones tengan el cumplimiento profundo de nuestras peticiones.

La oración es el instrumento espiritual más poderoso que po-demos usar. No es necesario para ello ser meticuloso y usar un len-guaje técnico y pulido, ya que no se trata de cuánto podemos hablar o decir; se trata ni más ni menos de un corazón que con sencillez está siendo transformado y quebrantado delante de Dios. Sólo allí la ora-ción podrá fluir sin problema y sin esfuerzo de exigencia.

Ahora bien, ¿qué es la oración? Jesús enseña a Sus discípulos a orar (Mateo 6:5) y en términos antiguos la oración es reconocer quién es Él y quién soy yo para entrar en intimidad y relación. No hay duda que la oración afecta todas las áreas de nuestra vida. Es más, la oración es terapéutica: nos permite experimentar un nuevo estilo de vida y una manera diferente de lidiar con las cosas que nos agobian.

Vemos entonces que la oración trasciende y deja de ser un simple monólogo con Dios para convertirse en un acto terapéutico de transformación integral de nuestro ser. Es tiempo de empezar a ser sinceros, genuinos, coherentes, transparentes y adentrarnos de lleno en la oración porque es la mejor manera de ser como Cristo y hacer la voluntad de Dios.

Amar a la madre de sus hijos es lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos.

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Lunes 19 de octubre | Lectura del día: Efesios 5:25-31

Palabras al esposoAsí también los maridos deben amar a sus mujeres, como a sus propios

cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Efesios 5:28

Sólo existe un caso en la Biblia en el que Dios escogió la esposa de un varón, su nombre es Adán. Dice Génesis 2:22 que Dios durmió

a Adán y de una costilla formó a Eva y la presentó a él. Tú y yo hemos tenido la opción de elegir a nuestra esposa y juntos cumplir con el propósito que Dios tiene para nosotros como matrimonio.

La Escritura nos dice que nadie aborreció a su propio cuerpo, por lo tanto, así como te amas a ti mismo debes amar a tu esposa; el amor es acción, sacrificio, es una decisión. Cristo tomó la decisión de morir por ti y por mí en la cruz del Calvario, por amor, porque de esa manera esperaba formar una Iglesia conforme a Su estatura. Dice el versículo 26 de Efesios 5: “para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra,” de la misma manera en que Dios enamora a la Iglesia, es responsabilidad del esposo enamorar a la esposa por la Palabra.

Hagamos un ejercicio: por un momento: imagina a Dios como tu suegro, porque es el Padre de tu esposa, y que de día y de noche, en lo oculto o en lo visible, tu suegro ve lo que haces, ve como tratas a tu esposa, ve cómo la amas; sabiendo que te observa; ¿harías lo que haces?, ¿cambiarías tu actitud?, no importa si la esposa merece o no que el esposo la ame, lo importante es amarla, primero porque amas a Dios y obedeces Su Palabra y segundo porque te amas a ti mismo.

El hombre puede generar en la esposa las cualidades y actitu-des que de ella espera, por eso en él recae la gran responsabilidad de cuidar y amar a su esposa, porque de esa manera cuida de sí mismo y de su familia.

No le eviten a sus hijos las dificultades de la vida; enséñenles más bien a superarlas.

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Martes 20 de octubre | Lectura del día: Efesios 5:22-26

Palabras a la esposaLas casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor. Efesios 5:22

P ara una mujer, amar es una de las acciones que se le da por natu-raleza, creo que por ello Dios no le da la instrucción de amar a

su marido, sino de mostrar sujeción a él. Recuerdo el testimonio de aquella mujer que pacientemente esperó en Dios, que mostró respeto y sujeción a su marido a pesar de que éste no conocía a Dios, pero ella conocía la Palabra, y creía en Ella. Después de 5 años de amor y suje-ción a su marido, un día él llegó a los pies de Cristo, transformado, no por la palabra que de ella saliera, sino por el testimonio de obediencia y sujeción de ella.

Este testimonio no es más que un ejemplo de lo que 1 Pedro 3:1 nos dice: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres”. Pedro nos pone de ejem-plo a Sara, una mujer sujeta a su marido a quien le llamaba “señor”.

Así como el hombre tiene la responsabilidad de cuidar de su familia y amar a su esposa, a la esposa se le instruye a sujetarse a su es-poso, así como se sujeta al Señor. La sujeción trae como consecuencia protección, y debe hacerse voluntariamente, no a fuerzas. Asimismo, a la mujer se le pide que respete a su marido (Efesios 5:33), cosa que a muchas mujeres puede costarles trabajo si no piden ayuda a Dios.

En la relación de pareja y de familia debemos anteponer la Pa-labra a la razón, buscar la sabiduría de Dios respaldada por Su Palabra porque en ella encontraremos las respuestas. Haz de la sujeción y el respeto a tu esposo un acto de adoración y obediencia a Dios.

No le eviten a sus hijos las dificultades de la vida; enséñenles más bien a superarlas.

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Miércoles 21 de octubre | Lectura del día: Eclesiastés 4:7-12

Dios le da poder a tus relacionesAlguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres,

porque una cuerda triple no se corta fácilmente. Eclesiastés 4:12 NTV

L os seres humanos siempre anhelamos ser independientes, po-der ser autosuficientes, pero Dios desde el principio vio en el

hombre una gran necesidad de vivir en sociedad, hacer grupos, tener compañeros y familia. Como empresario he aprendido que una buena relación es importante para crecer como empresa, pero como pastor me doy cuenta que las relaciones nos ayudan a crecer, a madurar y ser mejores personas.

Tal vez te estás preguntando ¿en serio? ¿Las relaciones me ayudan? Porque la mayoría de las personas tenemos problemas cuando nos relacionamos; en el trabajo surge la competitividad en-vidiosa, en la casa cometemos errores y dormimos en el sofá o queremos huir, a veces tenemos desacuerdos con los amigos. Queda claro que las relaciones son complicadas, pero Dios nos ha hecho seres relacionales con el propósito de crecer y madurar.

El autor de Eclesiastés nos dice que no es bueno estar solo y agrega un elemento muy interesante: una cuerda de tres hilos. Al principio pensaba que se trataba de una relación entre tres seres humanos, pero entendí que el tercer hilo de la cuerda es Dios. Pon a Dios en medio de tus relaciones y Él te ayudará a que crezcas y seas más fuerte.

Cuando nuestras relaciones no tienen a Jesús como esa cuer-da que nos entrelaza, las circunstancias nos pueden separar, pode-mos buscar defectos y pretextos para no seguir con esas relaciones, Pablo nos da un gran consejo al decir “examínalo todo y retén lo bueno”, esto es poner la mente de Cristo en tu vida para ayudarte a crecer en tu persona y en tus relaciones.

Pon amor en tus relaciones y Dios te ayudará a crecer como persona.

No le eviten a sus hijos las dificultades de la vida; enséñenles más bien a superarlas.

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Jueves 22 de octubre | Lectura del día: Santiago 5:7-20

La regla de oroConfiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa

tiene mucho poder y da resultados maravillosos. Santiago 5:16 NTV

L a Iglesia es una familia, esto todos los cristianos lo sabemos, pero muy pocas veces entendemos que la Iglesia no es un lugar, ni

siquiera una reunión. La Iglesia son aquellas personas que creemos en Cristo pero que convivimos, compartimos y nos relacionamos. Es muy común encontrar cristianos huérfanos espirituales, sin su Padre celestial y sin hermanos en Cristo. Es interesante darnos cuenta que las relaciones con los hermanos en la fe nos ayudan a crecer y apren-der a ser mejores personas.

Te invito a que tomes en cuenta los consejos de Santiago; con-fía en tu hermano y se tú una persona en quien se pueda confiar. Este principio se llama “reciprocidad” y es muy útil para la vida cristiana; muchas veces me han llamado hermanos para que ore por ellos cuan-do están pasando por una grave situación, pero recuerdo una vez que uno me llamo y me dijo “Siempre oro por usted, pero ¿tiene algo en específico por lo que quiera que ore?” Increíble, nunca me lo hubie-ra imaginado. Entendí el principio de la regla de oro: “trata a otros como quieres que te traten a ti” o “haz por otros lo que te gustaría que hicieran por ti”.

La bendición no se queda en ser confiable o ser fortalecido por confesar nuestros pecados y orar los unos por los otros; la bendición está en que el practicar esto nos ayuda a sanar. Al principio creía que se refería solo a enfermedades del cuerpo, pero me doy cuenta que también se refiere a la sanidad interior, ya que cuando cargamos con nuestras culpas y no las confesamos, seguimos atados.

Finalmente Santiago termina diciendo que “la oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos”, esto es, después de confesar tus pecados a otra persona y orar juntos, segura-mente cosas maravillosas sucederán.

No le eviten a sus hijos las dificultades de la vida; enséñenles más bien a superarlas.

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Viernes 23 de octubre | Lectura del día: Proverbios 30:1-9

Sé humilde en tus relacionesNo he dominado la sabiduría humana, ni conozco al Santo.

Proverbios 30:3 NTV

C onsiderando que estas palabras fueron escritas por Agur, uno de los tres escritores del libro más sabio de la Biblia creo que debemos con-

sidera la humildad referente al conocimiento que tenemos de Dios.La humildad es una necesidad básica del cristiano, están necesaria

como leer la Biblia, congregarte, orar y alabar. Sin embargo no es algo que deseemos, ni siquiera podemos decir “soy humilde”. Desde que co-mencé mi ministerio esto ha sido un reto para mí, en una etapa de nues-tro crecimiento en la iglesia cuando apenas éramos unos cuantos cientos, yo pensaba que era el más grande y sabio, la frase que lo demostraba era “el dinero no es problema”, pero ¿qué pasó? Dios se encargó de tratar mi arrogancia, te has dado cuenta que las personas que tiene títulos, creden-ciales, puestos y reconocimientos “importantes y sobresalientes” pierden el piso. Dios me enseño que todo eso te debe transformar en una persona humilde, mejor y no en superior, más responsable y no más autoritaria.

Como cristianos pensamos que por encerrarnos 40 días para orar y ayunar somos ya ángeles en esta tierra, y podemos hacer descender fuego a nuestros enemigos para ya no rendir cuentas con nadie.

Jesús mismo nos mostró esa humildad, pues en la última cena tomo el lugar más desprestigiado que podía existir en esa época, tomo el lugar del esclavo menos importante que hacia la labor más despreciable. Bueno tal vez eso sea mucho pedir para nosotros, pero también Él, siendo el Hijo amado de Dios, que lo complacía, nos enseñó que ser cristiano no es cues-tión de niveles es cuestión de depender de Dios y dejar que su voluntad rei-ne sobre nosotros, aun en la oración del Padre nuestro nos enseña “hágase tu voluntad, como en el cielo aquí en la tierra” en otras palabras en mi vida.

Reflexionemos hoy que tanto reconocemos que dependemos de Dios, cuanto lo necesitamos en nuestro día a día, en todas las áreas de nuestra vida.

Hasta el día de hoy después de esa tremenda enseñanza de Dios a mi vida he aprendido que no fue mi estrategia, ni mi capacidad sino el poder de Dios que se perfecciona en mi debilidad, porque cuando ya no puedo Él me fortalece para poder seguir adelante.

Sé humilde, y deja que Dios muestre Su gloria en tus debilidades.

No le eviten a sus hijos las dificultades de la vida; enséñenles más bien a superarlas.

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Sábado 24 de octubre | Lectura del día: Marcos 13:32-37

Mantente alerta¡Estén alerta! ¡Vigilen! Porque ustedes no saben

cuándo llegará ese momento. Marcos 13:33 NTV

C uando era niño, veía que las personas se dormían en la reunión, sobre todo a la hora de la predicación. Recuerdo que hasta había

chistes de predicadores como “Hermano despierte al que tiene a su lado”, y la respuesta era: “si usted lo durmió, porque lo tengo que despertar yo”. Esto es lamentable, ya que es un momento muy impor-tante para nuestra vida, ya que es la Palabra de Dios la que se expone a través de Sus siervos.

En ocasiones leo mi Biblia y cuando me doy cuenta ya leí todo un capitulo y no recuerdo ni “j” de lo que leí. Por eso esta petición de Jesús a sus discípulos de mantenerse alertas. Me gustaría que el hacer este devocional no fuera una obligación o una rutina. Imagina que estás ante la presencia de Jesús y Él está dispuesto a hablarte. A veces platicamos con personas y por la prisa no recordamos qué nos dijo, pero cuando una persona nos interesa, ponemos una atención increí-ble cuando nos habla y hasta queremos memorizarnos no solo lo que dijo, sino su tono de voz, sus gestos y todo eso.

Desde que comenzamos este proyecto de “Cita con Dios” ha sido para mí un anhelo poder realizarlo cada mañana y cada día por-que es mi tiempo cara a cara con Jesús; a veces me hace reír, otras llorar, me da fortaleza y muchas veces simplemente me postro ante Su presencia en silencio sabiendo que Se preocupa y ocupa de mí. Oiga-mos a Jesús y Sus palabras, estemos alertas a Su visita y a Su presencia todos los días. Sé que nos olvidamos que Él está a nuestro lado siem-pre, pero la exhortación de Jesús es clara: búscame y me encontrarás. No te descuides, tal vez hoy Dios te hable para hacer un cambio en tu vida y en tu carácter a través de Su palabra.

Hoy Dios quiere decirte algo, ponte alerta y agudiza tu oído, no dejes que tu orgullo, los afanes de la vida, el estrés, la tristeza o la alegría impidan que oigas Su consejo para ti hoy.

No le eviten a sus hijos las dificultades de la vida; enséñenles más bien a superarlas.

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Domingo 25 de octubre | Lectura del día: Mateo 25:14-28

Vence al miedo o te destruiráAsí que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra.

Mire, aquí tiene lo que es suyo. Mateo 25:25 NTV

H emos leído esta parábola muchas veces, pero hoy quiero que aprendamos lo importante que es vencer el miedo y las conse-

cuencias de no hacerlo. El siervo que dice estas palabras es movido por su temor, se paralizó Como empresario, este personaje me es muy familiar, ya que emprender y vencer el miedo al fracaso, a la ruina y a perderlo todo es difícil de vencer.

Muchas personas siempre son frenadas por sus miedos, pues piensan lo peor; en lo personal, yo era una persona que imaginaba siempre lo peor, pero con Dios he aprendido a superarlo y cambiar mi forma de pensar.

Este personaje es como tú y yo con miedo y temores, la única diferencia entre él y los otros dos siervos fue que el temor lo venció y lo paralizó. Todos debían correr riesgos al poner a producir los talen-tos, pero sólo dos lo intentaron.

Tal vez pienses, yo no soy empresario, pero todos somos parte de una familia; hoy me gustaría que reflexionaras sobre tu familia, sobre no fracasar como padre, como esposo, como hijo o como trabajador.

El consejo es sencillo: ama a Dios, confía en Jesús porque el ya venció y nos ha dado las llaves necesarias para lograrlo. Recuerda que el perfecto amor echa fuera el temor, pero esto no quiere decir que no vas a fracasar, quiere decir que vas a poder superarlo. Hoy te invito a que te atrevas a demostrar tu amor por tu familia, no tengas miedo a fracasar y si no resulta a la primera, no desistas y confía en Jesús que te ayudará a ser un buen padre de familia, hijo, hermano o esposo.

Aprende de tus fracasos y no tengas miedo a caer de nuevo porque sabes que Jesús ya te ha ayudado a salir del hoyo, y quiere lo mejor para ti y tu familia.

No le eviten a sus hijos las dificultades de la vida; enséñenles más bien a superarlas.

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Lunes 26 de octubre | Lectura del día: Hechos 10:1-34

Una familia piadosaHabía en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que

hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. Hechos 10:1-2

C uando aprendemos lo que significaba el amor al prójimo, nos convertimos en personas piadosas y empezamos a ser sensibles

ante las necesidades de los demás. Queremos ser generosos con los que menos tienen y a veces hasta hacemos colectas de ropa usada, zapatos y juguetes y los llevamos a personas de escasos recursos que esté en necesidad. Piedad es el sentimiento de pena o dolor que se tiene hacia quienes sufren. Es la virtud que inspira, por el amor de Dios, devoción a las cosas santas, y por el amor al prójimo, actos de abnegación, de compasión, de misericordia.

El escritor sagrado, Lucas, nos platica en Hechos 10 de Cornelio, un centurión, oficial del ejército romano. Una persona encargada de unos 80 soldados. Se puede comparar con un capitán en nuestros días. Era una buena persona, pero no cristiana. Vivía en Cesarea, un puerto construido por Herodes, el más importante en esa época en donde abundaba el pecado. En medio de este ambiente mundano, surge la figura de un hombre que vivía según la luz espiritual que tenía. Él y su familia eran temerosos de Dios, ayudaban a la gente necesitada que no era de su pueblo, pues era romano y oraba a Dios siempre. La llegada de Pedro a ese hogar trajo lo que les faltaba, la salvación por medio de Jesucristo, el perdón de pecados y una nueva vida. Dios no sólo les salvó, también les dio al Espíritu Santo.

Pidamos a Dios la oportunidad de ser una familia cristiana piadosa, generosa, que busca estar bien con Dios, usando los medios de gracia como la oración, el ayuno, la lectura de las Sagradas Escri-turas, la asistencia a las actividades de la Iglesia, el testimonio público y otros. Pero que también vuelve su mirada a la necesidad de aquellos que tienen mucho menos que nosotros y les comparten, no sólo el Evangelio, sino el pan, el vestido y de acuerdo a nuestras posibilidades, lo que necesiten. Dios nos conceda esta semana tocar la vida de algún necesitado y bendecirlo de alguna manera.

La probabilidad de que la vida haya comenzado por accidente es comparada a la probabilidad de que un

diccionario resulte de una explosión en una litografía. Edwin Conklin.

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Martes 27 de octubre | Lectura del día: Hechos 16:12-15

Pasos de fe en la familiaEntonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad

de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Hechos 16:14

T an pronto como entendemos que debemos bautizarnos, lo ha-cemos y nuestra vida espiritual comienza a crecer en la fe, en la

gracia de Dios y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. De acuerdo a la Biblia el bautismo es un testimonio externo de lo que ha ocurrido internamente en la vida del creyente. Es una identificación con la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Pablo nos dice en Romanos 6:3 y 4, “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bau-tizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.”

Llegó el apóstol Pablo a Filipos, primera ciudad de la provincia de Macedonia, y un día en que estaba allí, fue con algunos hermanos a una reunión de oración junto al río. Allí estaba Lidia, prosélita ju-día, una mujer próspera en el comercio de púrpura, estuvo atenta al mensaje y al final ella y su familia fue bautizada. Se convirtieron en los primeros cristianos en Europa. Ansiosa de mostrar gratitud, hospedó a los apóstoles en su casa. Después de esta primera conversión, nació allí una Iglesia. Lidia era exitosa en el comercio de esa tinta púrpura de alto costo, era hospitalaria, adoraba a Dios, reconoció el valor de la oración en grupo, prestó atención a la enseñanza de Pablo y fue obediente al bautizarse con toda su familia.

Alegrémonos con los miembros de nuestra familia que deci-den dar pasos de fe como el bautizmo y así van creciendo en la vida cristiana; además son obedientes a Dios y testifican públicamente de creer en Cristo Jesús.

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Miércoles 28 de octubre | Lectura del día: Hechos 16:25-34

Familias que hacen la diferenciaY llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. Hechos 16:34

L as buenas noticias de salvación siempre traen bendición a las fa-milias que buscan a su Creador por medio de nuestro Señor Jesu-

cristo. La transformación se vuelve más que personal, abarca al ámbito familiar. Así una familia cristiana se vuelve un medio que Dios usa para bendecir a otras familias. Es maravilloso ver que toda la familia, desde los papás hasta los hijos, se han entregado al Señor y le sirven usando sus diferentes dones. Hace falta en nuestros días ver familias que hagan la diferencia y esto solo puede ser posible cuando han es-tablecido el reino de Dios en su hogar.

Pablo y Silas, acusados por los magistrados romanos de ser ju-díos y alborotar a la ciudad con sus enseñanzas, después de ordenar azotarles con vara, los echaron en la cárcel. Por consigna de las autori-dades, el carcelero de Filipos los metió en el calabozo de más adentro y les aseguró los pies en el cepo. Mientras cantaban himnos a Dios, sobrevino un terremoto y los cimientos de la cárcel se sacudieron. El carcelero quiso matarse, creyendo que se habían fugado los presos. Pero Pablo le gritó que todos estaban allí. Los sacó e hizo la pregunta fundamental: Señores ¿Qué debo hacer para ser salvo? Y ellos le com-partieron la palabra del Señor, convirtiéndose y dando testimonio bautizándose con toda su familia. Nos bendice su testimonio cuando dice: «y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.» (16:34).

Oremos a Dios con fe, para que cada miembro de nuestra fa-milia tome la decisión de entregar su vida a Cristo y pidan perdón por sus pecados. Primero los cercanos y luego la familia extendida. Tanto más pequeños sean los hijos, mejor para inducirlos a tomar la decisión de aceptar a Cristo como su Salvador personal. Como pa-dres nos ahorraremos muchos dolores de cabeza si ellos toman esta decisión en su infancia. Ellos disfrutarán de mayores bendiciones del Señor para su vida y tendrán mejores años de paz, de gozo y de re-gocijo en el Señor.

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Jueves 29 de octubre | Lectura del día: Salmos 32:8-11

Dios es tu GuíaTe haré entender, y te enseñaré el camino en

que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. Salmos 32:8

E s lindo saber que nuestro Dios tiene el cuidado de cada uno de nosotros y que sus promesas son eternas. Las mismas promesas

que Dios le hizo a David son una realidad para nosotros hoy: “te enseñaré el camino que debes seguir”. Dios es detallista en cada aspecto de nuestra vida y necesidad, en esta ocasión del cuidado de nuestros pasos que damos cada día.

Estás muy ocupado por tomar las decisiones correctas respecto a tu trabajo, tienes tantas opciones y te agobia el hecho de lo que debes hacer hoy, a eso, ahora puedes añadir la llegada de una llamada inespe-rada, la misma que te produce crisis y aumenta tu sufrimiento. En esos momentos de agonía cuando detienes todo y dices con voz suspirante: “Dios mío”, pensamos que se olvidó de nosotros, pero la realidad es que Él está allí con nosotros y lucha a nuestro lado brindándonos ánimo.

A Dios jamás se le escapa el más mínimo detalle de sus hijos. Da-vid fue un hombre que experimentó muchas agonías, pero él confió en la guía de Dios y esto le llevó a ser considerado conforme al corazón de Jehová. La versión Lenguaje Sencillo nos aclara mucho mejor nuestro texto de estudio cuando dice: “yo te voy a enseñar cómo debes portarte”. Nuestro comportamiento es el reflejo de nuestra vida, es el reflejo de nuestra relación y adoración a Dios, y lo que hagamos hoy en silencio será recompensado en público.

Querido amigo, permítele a Dios que te enseñe cómo debes portarte, que sea Él, el que dirige tus pasos diariamente, y recuerda que “hay caminos que al hombre le parece derecho pero son caminos de muerte” (Proverbios 14:12).

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Viernes 30 de octubre | Lectura del día: Romanos 3:21-26

El Camino es CristoPor cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.

Romanos 3:23

E n los primeros capítulos de Génesis, Dios planea todo de manera perfecta y organizada para que el hombre viva en medio de un

maravilloso paraíso. ¿Un paraíso para nosotros? Parece insólito, pero es la gran verdad. El profeta Jeremías nos conforta cuando afirma que Dios tiene un plan perfecto para nuestra vida, un plan lleno de bienestar y paz (Jeremías 29:11). Ahora bien, si esos son los planes de Dios ¿por qué no estamos viviendo tales dichas? La respuesta es sim-plemente por causa del pecado. Ello llevó al hombre a estar separado de la presencia de Dios. Por tanto, no puede conocer ni experimentar el amor y el plan perfecto que Dios tiene para su vida.

El hombre fue creado para tener comunión con Dios, pero de-bido a su terca voluntad egoísta, escogió su propio camino, por lo que su relación con Dios se interrumpió, se rompió, se fragmentó y se de-terioró. Esta voluntad egoísta, se caracteriza por una actitud de rebelión en activa desobediencia o indiferencia pasiva, en la falta de búsqueda de Dios; evidencia de lo que la Biblia llama pecado (errar al blanco).

El hombre está tratando continuamente de alcanzar a Dios y la vida en abundancia que solo Él puede brindar, pero el hombre fracasa y fracasará en su intento de cruzar este abismo de separación median-te sus propios medios y esfuerzos, ya sea religión, moralidad, filosofía, ateísmo, piedad con buenas obras, etc.

El problema es que las buenas obras no podrán ayudarles, ni ningún otro medio. El único camino a la redención está en Cristo Jesús; éste es el único camino que conduce a la redención y vida eterna. Es tiempo de arrepentirnos de nuestros pecados y cambiar nuestro estilo de vida, aceptando el sacrificio de Cristo en la cruz. Dios es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9).

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Sábado 31 de octubre | Lectura del día Efesios 2:1-10

Cristo pagó el precio por tiPorque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,

pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2: 8-9

¿ Q ué pensaría sobre los detalles de esta historia ficticia e hipo-tética?… Luis es culpable de diferentes delitos que cometió

y ahora está frente al juez para ser condenado. Éste dicta la sentencia enviándolo a la cárcel con cadena perpetua. Sin embargo, en ese ins-tante cuando el juez está por cerrar el caso, alguien interviene y paga su sentencia, pero el precio para darle libertad de su condena es dar la vida en su lugar, y esa persona lo hace. En ese mismo momento Luis queda en libertad de su condena…

Cuando revisas estos detalles dirías que esto es una simple fábula y que no hay persona en este mundo que haga o haría tal cosa. Sin embargo, eso sí sucedió hace más de dos mil años, cuando Jesús fue a la cruz por ti y por mí, dando su vida en rescate por la humanidad. Eso se llama redención y significa pagar un precio para dar libertad a alguien que va a ser condenado.

Gracias a este acto, nosotros podemos ser libres de las ataduras del pecado y tener una trasformación integral de vida que es la salva-ción. Esto gracias a un sacrificio en una cruz. Hemos de entender que Jesús el Cristo dio su vida en rescate por nosotros, que en su sangre te-nemos redención y vida (Efesios 1:7), y por ello somos justificados gra-tuitamente por fe en el sacrificio de Jesús para salvación (Efesios 2:8-9).

Dios nos da la oportunidad de salvación por medio de Cristo Jesús siendo el Único Redentor. Reconoce hoy mismo que eres salvo por gracia, por medio de la fe que depositas en Jesús y esto no por mé-rito propio, sino porque es el regalo de salvación que Dios da por amor.

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