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búsqueda de nuevas formas de condescendencia frente al movimiento cismático se encontró una solución que otorgaba el "perdón" y la "indulgen- cia" a quienes habían sido sometidos en el trans- curso de la confrontación. Esta fórmula fue. representada por el precepto de la tolerancia. 2 Tan es así que, cuando hablamos de tolerancia en su significado histórico, debemos hacer referencia principalmente a la ruptura del universo religioso cristiano y al problema de la convivencia entre di- ferentes creencias y doctrinas teológicas que tal fragmentación promovió.' El principal componente de esta nueva conducta es representado por el cese de la hostilidad en relación con quienes mantenían y profesaban ideas diferentes a las hegemónicas en el campo de la moral y la religión. En efecto, en sus inicios el precepto de la tolerancia se desarrolló al interior de la teología, promoviendo algunas for- mas de condescendencia frente a todas aquellas re- flexiones que eran consideradas en los ambientes en los que se produce el consenso y se ejercita el poder, como manifestaciones "desviadas" o "equi- vocadas" y, por lo tanto, expresiones atentadoras de las creencias oficiales que constituían el corpus doctrinal de las instituciones religiosas y del or- den establecido. Es importante recordar que en la historia del pensamiento político, el desarrollo del principio de la tolerancia encontró un terreno fértil para Se escribe tolerancia, pero se debe leer democracia Isidro H. Cisneros Ilustraciones de Diego Mesa Sería temerario e insensato (insolens er ineptum) pretender con violencia y amenazas que aquello que tú crees verdadero aparezca tal para todos {.,,} En el futuro, sólo que se proceda con raciocinio y moderación, la verdad se hará luz de una buena vez imponiéndose por virtud propia. Si al contrario las diferencias se desarrollan entre armas y pleitos, dada que los peores son los más obstinados, la mejor religión y la más santa está destinada a ser sofocada en la riña. Tomás Moro 1. Algunas notas sobre la génesis religiosa del concepto: la tolerancia como precepto moral Originariamente el problema de la toleran- cia surgió en Europa durante el periodo que dio vida al proceso de reforma eclesiástica durante los siglos XVI y XVII, cuando bastaba la exis- tencia de pequeñas divergencias respecto al rito o a los misterios de la fe para que se de- sarrollaran sangrientas persecuciones religiosas. En una importante medida debemos el princi- pio de la tolerancia al grupo italiano de refor- mistas, encabezado por Fausto Sozzini, que en 1574 rechazaron la doctrina de la Trinidad y fueron los padres de la corriente de cambios que se conoció con el nombre de unitarismo. 1 Esta etapa histórica también se caracteriza por- que los vencedores de dichas guerras de reli- gión instauraron un principio ético que permitía otorgar el indulto a los antiguos disi- dentes, los cuales eran considerados como los "herejes" y los "impuros" del momento. En la 4 Revista Universidad de Anrioqu¡a, 239

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CISNEROS, Isidro H. Se escribe tolerancia, pero se debe leer democracia. Revista Universidad de Antioquia No 239 (Enero - Marzo de 1995) Medellín, Colombia.

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búsqueda de nuevas formas de condescendenciafrente al movimiento cismático se encontró unasolución que otorgaba el "perdón" y la "indulgen-cia" a quienes habían sido sometidos en el trans-curso de la confrontación. Esta fórmula fue.representada por el precepto de la tolerancia. 2 Tanes así que, cuando hablamos de tolerancia en susignificado histórico, debemos hacer referenciaprincipalmente a la ruptura del universo religiosocristiano y al problema de la convivencia entre di-ferentes creencias y doctrinas teológicas que talfragmentación promovió.' El principal componentede esta nueva conducta es representado por el cesede la hostilidad en relación con quienes manteníany profesaban ideas diferentes a las hegemónicas enel campo de la moral y la religión. En efecto, ensus inicios el precepto de la tolerancia se desarrollóal interior de la teología, promoviendo algunas for-mas de condescendencia frente a todas aquellas re-flexiones que eran consideradas en los ambientesen los que se produce el consenso y se ejercita elpoder, como manifestaciones "desviadas" o "equi-vocadas" y, por lo tanto, expresiones atentadorasde las creencias oficiales que constituían el corpusdoctrinal de las instituciones religiosas y del or-den establecido.

Es importante recordar que en la historia delpensamiento político, el desarrollo del principiode la tolerancia encontró un terreno fértil para

Se escribe tolerancia, pero se debe leer democracia

Isidro H. CisnerosIlustraciones de Diego Mesa

Sería temerario e insensato (insolens er ineptum) pretender con violenciay amenazas que aquello que tú crees verdadero aparezca tal para todos{.,,} En el futuro, sólo que se proceda con raciocinio y moderación, laverdad se hará luz de una buena vez imponiéndose por virtud propia. Sial contrario las diferencias se desarrollan entre armas y pleitos, dada quelos peores son los más obstinados, la mejor religión y la más santa estádestinada a ser sofocada en la riña.

Tomás Moro

1. Algunas notas sobre la génesis religiosa delconcepto: la tolerancia como precepto moral

Originariamente el problema de la toleran-cia surgió en Europa durante el periodo que diovida al proceso de reforma eclesiástica durantelos siglos XVI y XVII, cuando bastaba la exis-tencia de pequeñas divergencias respecto alrito o a los misterios de la fe para que se de-sarrollaran sangrientas persecuciones religiosas.En una importante medida debemos el princi-pio de la tolerancia al grupo italiano de refor-mistas, encabezado por Fausto Sozzini, que en1574 rechazaron la doctrina de la Trinidad yfueron los padres de la corriente de cambiosque se conoció con el nombre de unitarismo.1

Esta etapa histórica también se caracteriza por-que los vencedores de dichas guerras de reli-gión instauraron un principio ético quepermitía otorgar el indulto a los antiguos disi-dentes, los cuales eran considerados como los"herejes" y los "impuros" del momento. En la

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el florecimiento de importantes reflexiones entorno al problema de la diferencia y de la diver-sidad. Si intentáramos configurar una posible teo-ría de la tolerancia tendríamos por 10 menos quehacer referencia a un grupo de importantes au-tores clásicos entre los que destacan Marsilio daPadova (Defensor Pacis, 1324);4 Baruch Spinoza(Tractatus Theologico-Politicus, 1670);5 Jean Bo-dín (Les Six Livres de la Republique, 1576);6 [ohnLocke (Epistola de Tolerancia ad Clarissimun Vi-rum, 1689; A Lerrer Conceming Toleration, 1689;A Second Leuet Conceming Toleration, 1690; AThird Lerrer for Toleration, 1692),1 y por último,Francoís Marie Arouet de Voltaire (Traité sur laTolérance, 1762).8 Las reflexiones realizadas porestos filósofos de la política propiciaron el desa-rrollo de dos enfoques que son útiles para afron-tar el problema relativo a 10 diversoespecialmente en el ámbito de las discusionesteológicas. La primera interpretación se presentócomo un discurso filosófico sobre la posesión deLa Verdad (así con mayúsculas) por parte de unadeterminada élite y se distinguió de las creenciasy las opiniones que representaban la divergencia,mientras que el segundo enfoque encarnó el re-conocimiento de la diversidad en relación conquienes podían ser considerados como "diferen-tes" por razones exclusivamente físicas o racíales.>La primera interpretación se desarrolló a partirde la convicción imperante en algunos grupos re-ligiosos de ser los únicos "depositarios de la Ver-dad"; mientras que el segundo enfoque reflejabaun prejuicio respecto "al otro" y en este sentidose fundaba (y se funda todavía hoy) en una dis-criminación.9 En ambos casos la tolerancia re-presentó el problema relativo a la necesariacompatibilidad entre posiciones diferentes y an-tagónicas. El largo recorrido por el que este prin-cipio ha debido transitar puede ser evidenciadotambién por la existencia de grandes dicotomíasde sujetos que son representados por dos poloscontrapuestos del mismo problema: de un lado,los tolerantes y del otro, los fanáticos. De estemodo es posible encontrar en un extremo a losperseguidores, sean 'estos católicos y/o protestan-tes, representados históricamente por Torque-mada y Calvino, y en el otro, podemos ubicar a

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los grandes perseguidos por sus ideas, como fueel caso del teólogo reformador español MiguelServet.lO

El camino de la tolerancia como regla deconvivencia no ha sido fácil; fue necesario queen el plano teórico se formularan diversos ale-gatos defensivos contra las acusaciones recu-rrentes que la consideraban más que nadacomo una expresión de la "indiferencia" reli-giosa. Como veremos en el siguiente apartado,un elemento importante en esta dirección fueel reconocimiento del paso de la tolerancia delámbito de la moral al ámbito del derecho, esdecir, el admitir que los infieles y los herejesliberados de la persecución por los tribunaleseclesiásticos podían ser castigados, de acuerdocon las nuevas circunstancias, por un juez se-cular en cuanto transgresores de la ley civil.En este sentido, la lucha por la coexistenciaentre las distintas interpretaciones teológicasque estaban en contra del "monopolio de la fe"proclamado por las autoridades eclesiásticas,comenzó a rendir sus frutos cuando los Estadosteocráticos fueron sentando las bases para supaulatina transformación en Estados no confe-sionales, especialmente a partir de la época dela ilustración, que precedió y sentó las basespara el desarrollo de la revolución francesa.

En el contexto abierto por este proceso, seéstablecieron las premisas necesarias para el re-conocimiento, además de la libertad religiosa,de otras libertades -y entre éstas la libertadpolítica- que constituyen el fundamento éticodel Estado liberal moderno. En modo tal queel afirmarse de estas libertades permitió la for-mación de una de las más altas expresiones delespíritu laico, es decir de aquella actitud delpensamiento que permeó al iluminismo y quees representada por la razón crítica y por lalibre conciencia individual.l1 Podemos afirmar,en síntesis, que el precepto de la toleranciaconstituyó una etapa preparatoria para el sur-gimiento del principio de la libertad política,en contra del principio de la prepotencia querepresentó a la intolerancia religiosa.

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2. La concepción moderna de la tolerancia civil:del princiPio ético al reconocimiento juridico

de la diversidad

A partir del periodo abierto por los cambiospolíticos y culturales que generó la revoluciónfrancesa, la tolerancia se transformó de preceptomoral a norma jurídica con el reconocimiento de-los derechos inalienable s del individuo y del ciu-dadano. Es importante tenerlo presente porquecuando la tolerancia transitó al ámbito de la po-lítica impuso a los ciudadanos un código de con-ducta civil con una validez universal querepresentó al buen gobierno (o el gobierno de lasleyes), distinguiéndolo del mal gobierno (o go-bierno de los hombres). Sin olvidar las intoleran-cias que también generó dicha revolución,debemos afirmar que el principio de la toleranciaencontró las bases para empezar a ser concebido,y no sin dificultades, como un precepto de laconvivencia entre los hombres, sin importar sucredo y su orientación política. Encontramos asíun lento recorrido de la tolerancia desde el te-rreno de las controversias religiosas al ámbito delas controversias políticas.V

De este modo, mientras que la Iglesia podíaser considerada como "una libre sociedad dehombres que se unen espontáneamente para ser-vir a Dios con el objeto de conseguir la salvaciónde sus almas", el Estado, por su parte, empezabaa ser concebido como "una sociedad de hombresestablecida sólo para conservar y promover losbienes civiles" representados, de acuerdo con elpensamiento liberal, por la vida, la libertad, laintegridad, el bienestar corporal, así como por laposesión de los bienes materiales. Esto permitióque los principios en que se sustentaba la tole-rancia fueran ampliando sus espacios, original-mente circunscritos al ámbito teológico, lo quepermitió in strictu sensu la coexistencia en la di-versidad. En este sentido, podemos afirmar quees con el' triunfo de la Ilustración en el sigla'XVIII y del pensamiento político liberal duranteel siglo XIX, que se reconoce el principio de latolerancia en su forma más completa.l'' Estatransformación del precepto de la tolerancia c-on-tribuyó a darle un nuevo significado, identíficán-

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dola con el pluralismo de los valores, de los gruposy de sus intereses.

Por otro lado, el desarrollo del pensamientoliberal permitió la asimilación de los principioséticos de la tolerancia así como el establecimien-to. de un método de conducta y de convivenciasocial con un valor de tipo "racional" en térmi-nos jurídicos y normativos. De acuerdo con al-gunas interpretaciones, el principio de latolerancia transfirió la teoría del laisset ¡aire dela política económica a la actividad política engeneral.i" En este contexto se consideraba un"gobierno ideal" aquel que pudiera permitir lamáxima extensión de los derechos naturales; esasí que tal concepción tuvo un gran impulso apartir de las teorías que propugnaron los fisió-cratas.15

La concepción moderna de la tolerancia, porlo tanto, es heredera del racionalismo y en estesentido tiene por fundamento una razón ética deinspiración liberal que es representada por el res-peto de los derechos inalienables de la persona.Cuando el pensamiento liberal defiende la tole-rancia lo hace desde la perspectiva de las garan-tías de libertad, rechazando la primacía del poderreligioso sobre las instituciones civiles que basansu existencia sobre la voluntad de los ciudada-nos.16 Es posible afirmar que la tolerancia cons-tituyó uno de los más importantes principiosinspiradores del Estado liberal en la medida enque promovió el respeto y la garantía jurídica delos derechos de libertad que son los preceptosbásicos en que se funda dicho Estado. Desde estaperspectiva, el itinerario histórico de la toleranciaestá estrechamente relacionado con la implanta-ción de las libertades del individuo, también lla-madas libertades negativas, así como' con lalibertad de la colectividad o libertades positivas.Las primeras son representadas principalmentepor los derechos civiles: libertad de pensamiento,asociación, opinión y reunión; mientras que lassegundas representan la libertad del ciudadano,el cual es concebido como parte integrante deuna totalidad organizada. Es importante señalarque los derechos civiles han sido consideradosnaturales e inviolable s por una vertiente del pen-samiento liberal que parte desde Hobbes, pasan-

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do por Locke y Montesquieu, y que tiene comomáximos representantes a Benjamin Constant ymás recientemente a Isaiah Berlin.17 La amplia-ción de los derechos del individuo se tradujo enel pleno ejercicio de la libertad política, en modotal que, a partir de este momento, los problemas

. de la tolerancia serán representados por las con-diciones en que se desarrolla dicho tipo de liber-tad y por los límites que 1;1 afectan. Elpensamiento liberal incorporó en su cuerpo doc-trinal -caracterizado por un sistema basado enel conflicto como elemento constitutivo de la na-turaleza humana- el reconocimiento legítimode la existencia de posiciones contrastantes: sinembargo, estableció limitaciones a este principioa partir de la configuración de un marco jurídi-co-normativo y de un conjunto de reglas del jue-go previamente convenidas. Si originariamente elprincipio de la tolerancia estaba relacionado conel problema de la convivencia entre confesionesreligiosas, poco a poco se fue transformando enun derecho a la diversidad sobre la base de la con-temporánea existencia de diferentes posicionespolíticas.

La tolerancia fue garantizada jurídicamentepor el establecimiento del Estado de Derecho quefue promovido por el liberalismo en su largo re-corrido por Europa durante los siglos XVIII yXIX. En elEstado de Derecho la tolerancia tieneun margen legal, un encuadramiento normativo,fuera del cual el diálogo se dificulta o, en casosextremos, se vuelve imposible.lB Es por esto quetal sistema legal constituye el fundamento másimportante de la democracia, porque representala única garantía plena para la convivencia civily pacífica. La tolerancia resulta ser, por lo tanto,una expresión ética del derecho que transformó elviejo sistema de principios y valores --que se fun-daba en convicciones- en otro sistema normativoque reconocía y garantizaba constitucionalmente elvalor de la opinión del individuo. Este cambio abrióla posibilidad de revocar el prejuicio, aceptandootra posibilidad: aquélla de pregonar y defender acontracorriente un determinado punto de vista decarácter político, económico o moral, modificán-dolo en cada momento de acuerdo con la trans-formación de las circunstancias históricas.

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La tolerancia constituye, en síntesis, un pre-supuesto democrático de inspiración liberal, sinel cual no es imaginable la consecución y la prác-tica de las diferentes libertades del ciudadano.Tan es así que el proceso que fortaleció las ideasde la tolerancia transitó desde el espacio de la

~ religióny de la economía al ámbito de la política,o mejor dicho, se colocó como el eje cardinal dela controversia política que vio nacer en las so-ciedades contemporáneas una nueva contraposi-ción radical entre diversas expresiones de tiporeligioso, pero que esta vez estaban representa-das, paradójicamente, por las nuevas ideologíasdel conflicto que enfrentaban no a adversariossino a enemigos irreconciliables y cuya única po-sibilidad de existencia se basaba en la elimina-ción del "contrario". En este sentido, cuandohablamos de la intolerancia de ayer no debemosolvidar las intolerancias de hoy. No debemos, enefecto, olvidar el largo recorrido realizado por laintolerancia, sobre todo en los últimos tiemposen que nuevas y viejas ideologías pretenden co-locarse por encima del individuo privilegiandoaquel tipo de vínculo o de pertenencia que tienepor única razón a un Estado, una Iglesia, un par-tido o una secta. Estos vínculos estrechos pro-mueven y defienden la validez absoluta de lasnuevas ideologías de la intolerancia que amenazancon ser, irónicamente, muy similares a aquellasque impulsaron a los grandes perseguidores del1500 y del 1600, lo que coloca en serio peligroa los progresos del pensamiento laico que fueronconquistados a través de muchos esfuerzos por lasociedad civil democrática.

3. Del universo al multiverso: la tolerancia comoefecto de un intercambio democrático y como

método de persuasión

La tolerancia constituye un valor ético de la de-mocracia y en las sociedades modernas representael mínimo consenso social necesario para que unrégimen funcione en modo civilizado, renunciandoexpresamente al uso de la violencia para la soluciónde los conflictos y de las discrepancias políticas. Enuna democracia, la tolerancia es aceptada sobretodo como un deber ético y no sólo porque seasocialmente útil o políticamente eficaz.19

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El tolerante está seriamente comprometidocon la defensa del derecho de cada individuo aprofesar "su verdad", y en este sentido, la tole-rancia no implica en ningún modo la renuncia alas propias convicciones; al contrario, el esfuerzocomún, el respeto mutuo, la voluntad de diálogoy el disenso constituyen sinónimos de la toleran-cia. El tolerante se basa en el PrinciPio de la re-ciprocidad sobre el cual se fundamentan todas lastransacciones, todos los compromisos y todos losacuerdos que pueden llevarse a cabo en el Estadodemocrático; estas transacciones se basan en untipo de justicia distributiva que prevé el intercam-bio entre desigualdades de una serie de accionesen paridad.2o Estas relaciones de reciprocidad sir-ven de fundamento a cualquier tipo de convi-vencia pacífica y civil: "si tú me toleras, yo tetolero; si yo me atribuyo el derecho a perseguira los otros, atribuyo a los otros el derecho a per-seguirme".21

En la perspectiva que estamos analizando, la"igualdad" en que se fundamenta la toleranciano significa solamente constricción a un tratoidéntico; significa, aún más, considerar la presen-cia del otro, justamente en cuanto diverso, comoun dato irrenunciable de la misma socialidad: lalibertad del individuo no termina donde empiezala libertad del otro. Más bien, h libertad del otroconstituye, hoy por hoy, la principal condiciónde la propia libertad. En una democracia, la to-lerancia no es sólo la consecuencia de la garantíade unos derechos o libertades, sino que puedeser considerada como una actitud mental, es de-cir como un comportamiento social que recono-ce, en nuestras socíedades.Ta función de diversasinstancias de mediación que existen entre el in-dividuo y el Estado, incluyendo los diversos me-canismos para la solución del conflicto.

Reconoce, en síntesis, la existencia de la he-terogeneidad y del pluralismo en la conformaciónde las decisiones colectivas. En este sentido, plu-ralismo y democracia son consustanciales a la to-lerancia, dándole a ésta un espacio para laexpresión del discurso, el cual ha sido aceptadoen las sociedades pluralísticas o como un "malmenor" cuando el costo de la represión resultamayor o como un "mal necesario" cuando no es

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'ir posible eliminar el disenso, el cual, como bien sesabe, cuando es lícito resulta funcional para lademocracia.

Del mismo modo en que la tolerancia consti-tuye el fundamento ético del sistema democráti-co, su antítesis, la intolerancia, establece unacorrelación directa con el autoritarismo político.Históricamente el periodo posbélico nos permitióobservar cómo la intolerancia se vio reflejada porel choque frontal entre dos concepciones ideo-lógicas y políticas que se caracterizaron por sudogmatismo y por su incapacidad para compren-derse mutuamente. En la llamada guerra fría semanifestaron esquemas ideológicos antitéticosque descartaron el diálogo, invalidándolo comouna de las reglas del juego que era capaz de so-lucionar los conflictos sociales. En efecto, duran-te la segunda mitad del presente siglo, lapolarización entre estas concepciones (el famosoaut-aut bobbiano) propició no pocos conflictos yguerras a nivel regional. Con la caída del murode Berlín desaparece esta fuerte contraposiciónpolítico-ideológica; sin embargo, no podemosquedar impasibles frente al hecho de que en losúltimos tiempos ha surgido un nuevo fanatismoreligioso encarnado por los regímenes teocráticos,los cuales están representados principalmente porel fundamentalismo islámico y por los movimien-tos de intolerancia racial ---como aquél de losskinheads en Europa- que están en contra de la. . ., 22mnugracion.

En una sociedad democrática pueden coexistirdiferentes verdades, las cuales tienen todo queganar si son capaces de soportar las verdades delos otros. Si no se acepta esta pluralidad sólo que-dará el camino de la persecución política e ideo-lógica: la experiencia histórica ha demostradotrágicamente que la intolerancia -transformadaen gobierno que instrumenta políticas discrimi-natorias- no ha sido nunca capaz de obtenerlos resultados que se propone en el largo plazo.El caso del apartheid sudafricano es uno de losmás significativos. Contrariamente, la toleranciava aparejada con el principio de la libertad en lamedida en que permite el desarrollo de un "ám-bito de inmunidad" que protege las decisiones delindividuo contra los abusos de cualquier tipo de

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poder (siempre que no atenten contra los dere-chos de los otros individuos). En este sentido, latolerancia también ha representado histórica-mente el método de la persuasión respecto a sucontrario: el método de la fuerza o de la coac-ción.

En tal perspectiva resulta evidente que detrásde la tolerancia no es posible encontrar solamen-te el sufrimiento pasivo y resignado del error, sinoque existe la posibilidad de que los individuostengan una actitud crítica basada en el uso dela razón y por lo tanto se acepta la racionalidaddel otro, del diferente. La tolerancia encarna unaconcepción del hombre que no es capaz de guiar-se solamente por sus propios intereses, sino quetambién es capaz de considerar estos intereses enla perspectiva del interés de todos. En este sen-tido, la tolerancia representa el equilibrio entredistintas fuerzas y presupone el desmantelamíen-to de los prejuicios hacia el diverso 23 Desde estalógica la tarea de la política consiste en garantizar---con las -leyes- el respeto y la promoción dela tolerancia.

Es importante precisar que el tolerante deberechazar conscientemente la violencia como me-dio privilegiado para obtener el triunfo de susideas. El concepto de tolerancia en su significadomoderno debe ser referido al problema de la con-vivencia entre minorías étnicas, culturales, lin-güísticas o raciales, es decir, debe relacionarsecon el problema del diverso. La tolerancia suponeel respeto de las ideas, de las costumbres, de lasformas de vida, de las opciones políticas y de lasreligiones que no compartimos o que nos son ad-versas porque son desconocidas y por lo tantodiferentes. La tolerancia significa aceptación delpluralismo humano en todas sus dimensiones. Esen esta perspectiva que importantes filósofos dela política como Michael Walzer consideran quela tolerancia, entendida como libertad de con-ciencia, representa mucho mejor a la democraciaque cualquier otro aspecto prescriptivo o de pro-cedimiento.Y Finalizamos invocando la impor-tancia que tiene en el pensamiento laico, elsentido de la moderación, contra cualquier formade histeria colectiva en que se encarnan los nue-vos fundamentalismos e indicando en la raciona-

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lidad humana la más alta lección que se puedeextraer del largo camino que la libertad ha tenidoque recorrer en el pasado. Porque como sostieneBobbio: "no se puede ser intolerante sin ser fa-nático".

4. Falsos dilemas de la tolerancia y modernasimágenes de la intolerancia

Como hemos visto en el caso de las guerrasde religión, generalmente los intolerantes estánconvencidos de poseer La Verdad y consideranque todos aquellos que piensan o se comportandiversamente se encuentran equivocados y, porlo tanto, que merecen ser eliminados ya que sonconsiderados "enemigos y traidores" del statu qua.Tan es así que el punto crucial de las construc-ciones totalitarias reside en la exasperación de laidea de enemigo.25 Este tipo de razonamiento noes más que una expresión radical del fanatismo.

La intolerancia puede ser representada perfec-tamente por la figura del fanático que poseído ydeslumbrado por "la verdad absoluta" busca im-ponerla, eliminando las verdades de los demás,ya sea mediante la persecución y la discrimina-ción o a través del sectarismo. El fanático esquien no admite más verdad que la que él profesay por lo tanto renuncia a la comunicación conquien es considerado -por cualquier razón- di-ferente: su principal objetivo consiste en tratarde imponer a través de medios coactivos su pro-pio punto de vista. He aquí que la violencia apa-rece como el medio más idóneo para alcanzareste particular fin. El intolerante se inspira en lavoluntad de poder que anula los derechos delindividuo con el cual establece un tipo de rela-ción de subordinación. El intolerante anula losvalores democráticos. No olvidemos que ademásde la intolerancia física también existe un tipode intolerancia intelectual que si bien no recurrea la violencia en su forma más evidente, ejercedel mismo modo la coacción al pretender impedirla libertad de expresión de los otros.

Respecto a 10 anterior es necesario distinguirdos falsos problemas referidos al ejercicio de latolerancia en el Estado liberal-democrático: unoes representado por la tolerancia entendida comoindiferencia y el otro por aquella concepción que

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considera a la intolerancia como sinónimo de ri-gor y firmeza.26 Lo primero sucede cuando la to-lerancia es interpretada como licencia para hacercualquier cosa y como indulgencia absoluta haciael culpable, es decir, como condescendencia ha-cia "el mal" y hacia "el error", ya sea por faltade principios, por la decisión de vivir sin proble-mas o por simple ceguera frente a los valores dela convivencia. Esta posición podría ser represen-tada por la siguiente frase: "todo da igual si noes lo que yo quiero". Lo segundo ocurre, al con-trario, cuando se concibe a la intolerancia comorechazo sin más de la severidad, del rigor y de lafirmeza. La tolerancia tiene sus límites ya quetolerar todo sin ningún tipo de limitaciones con-duciría a la descomposición social; sin embargo,la tolerancia no debe ser confundida con la de-bilidad, .al contrario, significa confianza en laspropias fuerzas y certeza en la racionalidad de lospropios postulados. Por último, otro aspecto quese vincula con el problema de la tolerancia como"indulgencia" y "condescendencia" es represen-tado por el problema del escepticismo.

En efecto, no es lo mismo ser escéptico quetolerante ya que "el escéptico es aquél al que nole importa cuál fe triunfa; el tolerante por razonesprácticas es uno al que le importa mucho quetriunfe la verdad, la suya, pero que considera quea través de la tolerancia su objetivo, que es elde combatir el error o de impedirle que hagadaño, puede ser alcanzado mejor que con la in-

1 . ,,27 P la i 1 .to erancia. or su parte, a mto erancia repre-senta el desprecio de los valores que hacen laconvivencia democrática: el mecanismo del diá-logo es fundamental para la solución de los pro-blemas, sobre todo si nos encontramos de frentea expresiones políticas que sostienen la validezde llevar a cabo formas de eliminación o de "pu-rificación", sean éstas de tipo político, intelectualo moral. Este tipo de prácticas, desgraciadamen-te, han llevado al convencimiento de que la eli-minación física del "adversario" es la única víacapaz de "solucionar" las diferencias entre losgrupos que defienden un determinado programa.Cuando las prácticas políticas encuentran su sus-tento en la intolerancia, se convierten en unaprolongación de los métodos de la guerra.28 Que

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quede claro que los enemigos de la toleranciason los dogmas, las verdades absolutas, el fana-tismo y, sobre todo, la violencia.

Notas

1. "El movimiento de la Reforma se extendió a Ita-lia, pero Roma tuvo éxito en sofocarlo,y muchos he-réticos huyeron a Suiza.El grupo 'antitrinitario' fueobligado,por la intolerancia de Calvino, a escapar aTransilvania y Polonia, donde propagó sus doctri-nas.": Cf. Bury,J. M., Historia de la libertad depensa-miento, FCE, México, 1941, pp. 65-66.

2. "El término tolerancia procede etimológicamen-te del sustantivo femenino latino tolerantia-ae, que setraduce literalmente como sufrimiento y acción de so-brellevar, soportar o resistir, en su acepción directaderivada del latín tollere (quitar, sobrellevar).":Cf.Garmendia, José, "Tolerancia", en Diccionario Unescode Ciencias Sociales, Planeta-Agostini, Barcelona,1988, p. 2246. "En su significadoreligiosola toleran-cia puede ser concebida como el reconocimiento delderecho intelectual y práctico de los otros para convi-vir de acuerdo con otras creencias religiosasque noson aceptadas como propias.": Cf. The New Encyclo-paedia Britannica, vol. X (Micropaedia), Universidadde Chicago, Chicago, 1974, p. 31. En su acepcióncontemporánea representa el "respeto y considera-ción hacia las opiniones o prácticas de los demás aun-que repugnen a las nuestras" así como el"reconocimiento de la inmunidad política para losque profesan religionesdistintas de la admitida oficial-mente": Cf. Real Academia Española, Diccionario dela lengua española, Publicaciones Herrerías, México,1941, p. 1227. No muy diferente es la definición quela considera una "disposiciónde ánimo por la cual seadmite, sin demostrarse contrariado, que otro profeseuna idea o una opinión diversa o contraria a la nues-tra": Cf. Zingarelli,Nicola, Vocabulario della lingua ita-liana, ZanichelliEditore, Bolonia, 1991, p. 2011.

3. "La tolerancia asomó como elemento indispen-sable de la vida civil de Occidente sólo después de laReforma,en las luchas que opusieron entre sí a las di-ferentes partes de la cristiandad"; Cf. Abbagnano, Ni-cola, "Tolerancia", en Diccionario de filosofía, FCE,México, 1974, p. 1115. Sin embargo, este autor sugie-re que ya antes, desde los escritos del filósofoOccamdurante el sigloXIV, es posibleentrever el corolarioinmediato del principio de la tolerancia.

4. Marsiliode Padua (muertoentre 1336-1343) criti-ca con energíalaspretensionesde la Iglesiade ejercer

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un poder secular e incluso de presentarse como unainstitución: "Lo espiritual es de suyo individual, y laasociación de los creyentes se funda en realidad en lasociedadcivil [...] niega toda acción temporal de laIglesiay deduce así el principio del Estado laico": Cf.[olivet [ean, "La filosofía medieval en Occidente", enHistoria de la filosofía, vol. 4 ("La filosofía en el Renaci-miento"), Siglo XXI, Madrid, 1974, p. 333.

5. Una excelente síntesis del pensamiento de Spi-110zaen Zac, Sylvain, "Spinoza" y Deschepper, [ean-Pierre, "El spinozismo", en Historia de la filosofía, vol.6 ("Racionalismo, empirismo, Ilustración), Siglo XXI,México, 1977, pp. 90-127 y 128-157 respectivamente.

6. Cf. Bodino, Juan. Los seis libros de la república,Aguilar, Madrid, 1973. Sin embargo, en una obra pos-terior (Colloquium Heptaplomeres, 1593) Bodino sos-tiene la necesidad de la paz religiosa, la cual podríamantenerse mediante un retorno a la religión naturalque eliminaría las controversias dogmáticas.

7. Por su parte Locke puede ser considerado un in-troductor de la libertad religiosa y uno de los primerospromotores de la libertad civil como parte consustan-cial delespíritu social. Locke considera que el princi-pio de la tolerancia constituye "un punto deencuentro" entre las tareas y los intereses que caracte-rizan respectivamente a la Iglesia y al Estado. Al res-pecto, la primera carta de John Locke puede serconsultada en español en Carta sobre la tolerancia yotrosescritos, Grijalbo, México, 1970, pp. 17-60. Sinembargo, se debe tener presente que el texto se refie-re más a la libertad de culto religioso que propiamen-te al problema de la tolerancia.

8. "Es una pasión muy terrible e! orgullo que quie-re forzar a los hombres a pensar como nosotros; perono es una gran locura creer que se los trae a nuestrosdogmas haciéndoles que se rebelen continuamentepor las calumnias más atroces, persiguiéndoles, lleván-doles a las galeras, a la horca, al potro y a la hogue-ra": Cf. Voltaire, Francois M., "Sólo la toleranciapuede hacer soportable la sociedad", en Tratado de latolerancia, Grijalbo, Barce!ona, 1984.

9. Al respecto es sintomático que todavía duranteel siglopasado importantes filósofos asumían esta dis-criminación por razones físicas y raciales como algo"natural". Por ejemplo recordamos al gran Hegelquien sostenía en su cátedra de la Universidad de Ber-lín que el "hombre negro" representaba al "hombrenatural en su total barbarie y desenfreno". Citado porBobbio,Norberto. "Eguaglianza", en Enciclopedia delNovecento, vol. II, Instituto dell'Enciclopedia Italiana,Roma, 1977, p. 363.

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10. Miguel Servet (1511-1553) fue sabio, médico,fisiólogo y teólogo. Nació en Villanueva de Sigena, Es-paña. En la universidad de Zaragoza estudió latín,griego, hebreo, ética aristotélica y filosofía escolástica.A los 18 años había ideado un nuevo sistema teológi-co muy adelantado para su época. En 1531 publicó suobra De Trinitatis Erroribus en la que expresó una se-rie de conceptos revolucionarios sobre la trinidad quegeneraron el recelo de los protestantes y de los católi-cos. Entre 1541 y 1553 en Francia inició una corres-pondencia con Cal vino que habría de costarle la vida.Sus ideas le valieron la acusación ante el inquisidorgeneral de Lyon y fue quemado vivo junto con sus li-bros e! 27 de octubre de 1553. Sufrió e! martirio ne-gándose a modificar sus concepciones teológicas y suinterpretación sobre la eternidad de Dios, lo cual enese momento representaba un desafío radical a la teo-logía imperante. En efecto, murió en la hoguera gri-tando: "Jesús, hijo de Dios eterno, ten piedad de mí."Algunos historiadores sostienen que él habría salvadola vida si hubiera cambiado el lugar del adjetivo y hu-biera reconocido que "Jesús es el hijo eterno deDios." Cf. Bainton, Roland, La lona per la liberta reli-giosa, Il Mulino, Bolonia, 1963, p. 263.

11. Las virtudes del pensamiento laico son: "e! ri-gor, la tolerancia, la sabiduría. Son por así decir, virtu-des negativas que se resumen sobre todo en una: elno abusar de los demás": Cf. Bobbio, Norberto, "Fran-co Antonicelli nella nostra cultura", en Lettera ai corn-pagni, año XVI, núm. 13, diciembre de 1984, p. 3.

12. "La libertad religiosa era e! núcleo desde e! cualse habían desarrollado todas las otras libertades. Recono-cer e! derecho de cada uno a profesar la propia religión ya ejercitar libremente su relativo culto, quiere decir reco-nocer que cada hombre es libre de expresar sus opinio-nes, de difundirlas a través de la prensa, de reunirse enprivado o en público y de asociarse permanentementecon quienes comparten sus ideas": Cf. Bobbio, Norber-to, "Francesco Ruffini", en Tra societá e scienza. 200anni di storia dell'Accademia delle Scienze di Torino,Alemandi, Turín, 1988, pp. 72-77.

13. Cf. Matteuci, Nicola. Illiberalismo in un mondoin transformazione, Il Mulino, Bolonia, 1992.

14. Cf. Zanone, Valerio, "Tolerancia", en Dicciona-rio de política, Siglo XXI, México, 1982, p. 1620.

15. En la concepción de los fisiócratas "la econo-mía no debía ser simplemente una 'ciencia de la rique-za' sino 'la ciencia del derecho natural aplicado a lassociedades civilizadas' [...] Propiedad, libertad, seguri-dad: los tres principios se resumen en el primero, des-de el momento en que los otros dos sirven para

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garantizar el máximo disfrute de la propiedad perso-nal. Se les considera como condiciones de existenciade cualquier sociedad [...] se reclama también la tole-rancia en materia de religión en nombre del interéseconómico; 'la libertad religiosa atrae a los hombres yla riqueza. La intolerancia demasiado rigurosa los se-para"; Cr. Maffey, Aldo, "Fisiocracia", en Diccionariode política (suplemento), Siglo XXI, México, 1988, pp.160-164.

16. De ese modo es posible identificar tres sentidosde la tolerancia; el teológico, el político y el social.Por lo que respecta al primero hemos dicho bastanteen precedencia; por cuanto se refiere al segundo y altercero éstos son representados por "el respeto a losenunciados y prácticas políticas siempre que se en-cuentren dentro del orden prescrito" y por "una acti-tud de comprensión frente a las opiniones contrariasen las relaciones interindividuales sin cuya actitud sehacen imposibles dichas relaciones"; Cf. Ferrater,José, "Tolerancia", en Diccionario de filosofía, tomo 11,Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1975, pp. 803-805. Otra posible lectura de la tolerancia es referidaal ámbito de los individuos, de las instituciones y delas sociedades; Cf. Miller, David (ed.) , The blackwellencyclopaedia of po/itical thought, Blackwell, Oxford,1991, pp. 521-523.

17. De acuerdo con esto, Hobbes sostenía que"cada ciudadano goza de una cierta libertad, enten-diendo por libertad aquella parte del derecho naturalque es otorgada a los ciudadanos en cuanto no está li-mitada por las leyes civiles" (De Cive, XIII, 15). Porsu parte Locke afirmaba que "la libertad de los hom-bres bajo un gobierno consiste [...] en la libertad deseguir la propia voluntad en todo aquello en lo cual lanorma no tiene precedentes" (Tratado sobre el gobier-no, IV, 22). Finalmente Montesquieu considerabaque "la libertad es el derecho de hacer todo aquelloque las leyes permiten" (El espíritu de las leyes, XII, 2).Estas citas se encuentran en; Bobbio, Norberto, "Li-berta", en Enciclopedia del Novecento, vol. III, Institu-to dell'Enciclopedia Italiana, Roma, 1979, pp.994-995. Por otro lado, la concepción de BenjaminConstant es representativa del "núcleo duro" del pen-samiento liberal. Considera posible la separación en-tre "libertades liberales" y "libertades democráticas",y en tal perspectiva, sostiene que las primeras podríanexistir sin un pleno reconocimiento de las segundas.Isaiah Berlin, por último, estudia la relación entre li-bertad negativa y libertad positiva sosteniendo que loimportante es "el ámbito" de aplicación de las leyes yno "la fuente" que las emana.

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18. "El liberalismo es una doctrina del Estado limi-tado tanto con respecto a sus poderes como a susfunciones. La noción común que sirve para represen-tar al primero es el Estado de Derecho; la noción co-mún para representar al segundo es el EstadoMínimo"; Cf. Bobbio, Norberto, "Los límites del po-der del Estado" en Liberalismo y democracia, FCE,México, 1989, p. 17.

19. "Si la democracia es principalmente un conjun-to de reglas procesales zcomo creer que pueda contarcon 'ciudadanos activos'? Para tener ciudadanos acti-vos, ¿no es necesario tener ideales? Ciertamente sonnecesarios los ideales [...] El primero que nos viene alencuentro por los siglos de crueles guerras de religiónes el ideal de la tolerancia. Si hoy existe la amenazacontra la paz del mundo, ésta proviene, una vez más,del fanatismo, o sea, de la creencia ciega en la propiaverdad y en la fuerza capaz de imponerla": Cf.Bobbio, Norberto, El futuro de la democracia, FCE,México, 1986, pp. 30-31.

20. Bobbio, Norberto, "Eguaglianza", en Enciclope-dia Europea, op. cit., p. 357.

21. "La tolerancia es manifiesta, consciente y utilita-rísticamente, el resultado de un cálculo y como tal notiene nada que ver con el problema de la verdad"; Cf.Bobbio, Norberto, "Le ragioni della tolleranza", en Mon-doperaio, núm. 11, año 39, noviembre de 1986, p. 44.

22. En el viejo continente esta inmigración masivatiene su origen en la pobreza y la precariedad de lospaíses de origen. La esperanza de mejoría económicay social provocó que miles de personas arriben a lasgrandes metrópolis del denominado "primer mundo"en condiciones desfavorables ya que no se les recono-ce ningún derecho que les permita incorporarse a ple-no título como ciudadanos.

23. "La libertad entendida como eje y fundamentode la legitimidad lleva, en efecto, al reconocimiento yrespeto de las diferencias personales, pero, a la vez,implica como lógica exigencia una básica igualdad-la libertad es diferencia más igualdad- y ello tantoen el ámbito de la "igualdad en la libertad" como enel de la "igualdad en la realidad"; Cf. Díaz, Elías, Eticacontra política, Fontamara, México, 1993, p. 41.

24. Por ejemplo, el derecho de propiedad, el cualfue durante muchos años considerado un componen-te principal de la democracia; "la propiedad es de al-gún individuo, pero la conciencia es de todos; lapropiedad es de carácter oligárquico, la conciencia esde carácter democrático"; Cf. Kallscheuer, Otto,"L'Immigrazione e i limiti della tolleranza", en Mícro-mega, núm. 4/92, octubre-noviembre de 1992, p. 153.

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25. "El otro va anulado, suprimido, porque mete enjuegola propia realización, la propia identidad. El meca-nismoes doble: primero se construye la idea de que lapropiaidentidad coincide con la totalidad del ser. Des-puésse identifican los enemigos de esta identidad comolosenemigos de la totalidad del ser. Por lo tanto los pro-piosenemigos llegan a ser, inevitablemente, los enemi-gosdel mundo. Este ha sido el mecanismo utilizado porel nazismoy el comunismo": Cf. Adornato, Ferdínando,Oltre la sinistra, Rízzoli,Mílán, 1991, p. 112.

26. Un panorama sobre esta discusión en la filoso-fía se encuentra en: Bobbío, Norberto, "Tolleranza everitá", en Lettera Intemazionale, año 4, núm. 15, ene-ro-marzo de 1988, pp. 16-18.

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27. Bobbio, Norberto, Le ragioni de/la tolleranza, op.cu., p. 43.

28. "Un proyecto de emancipación que niega laexistencia de una pluralidad de sujetos en conflictoentre sí para decidir lo que podría y debería ser la vidaen común, no es un proyecto de revolución secularsino un proyecto de redención religiosa. La política setoma entonces como prolongación de la guerra, y yano se reconoce ninguna pluralidad de sujetos: la afir-mación de uno de ellos supone la muerte del otro":Cf. Benegas, José María, "Nacionalismo y tolerancia:en memoria de Enrique Casas", en Escritos sobre la to-lerancia, Editorial Pablo Iglesias, Madrid, 1986, p. 19.

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