cicerón

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JURISTA, POLÍTICO, FILÓSOFO, ESCRITOR, Y ORADOR ROMANO. ES CONSIDERADO UNO DE LOS MÁS GRANDES RETÓRICOS Y ESTILISTAS DE LA PROSA EN LATÍN DE LA REPÚBLICA ROMANA.

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 JURISTA, POLÍTICO, FILÓSOFO, ESCRITOR, Y ORADOR ROMANO.

ES CONSIDERADO UNO DE LOS MÁS GRANDES RETÓRICOS Y ESTILISTAS DE LA PROSA

EN LATÍN DE LA REPÚBLICA ROMANA.

Marco Tulio Cicerón nació en Arpinum, Italia, el 3 de enero del año 648 de Roma, es decir, en el 106 a.C.

Desde joven le gustaba asistir al Foro a escuchar, así como traducir los discursos de los grandes oradores griegos.

A los 25 años, pronunció su primera defensa y al año siguiente defendió a Roscio Amerino, a quien perseguía uno de los hombres de confianza de Sila, el dictador del momento.

Ganó el proceso, lo que sumado a su oposición al dictador, a cuyo régimen se oponía públicamente, le dio gran fama. A raíz de ello, se unirá al grupo de los principales abogados de la ciudad.

Sin embargo, sus actos ponían en riesgo su vida. Como medio de precaución y atendiendo a su resentida salud, inicia un viaje por Grecia y Asia con el que perfecciona su elocuencia.

Lucio Cornelio Sila.

Catilina volvió a intentarlo al año siguiente con los mismos resultados. Entonces, organizó una conspiración para derribar el gobierno. Cicerón controló la situación, detuvo y ejecutó a varios de los partidarios de Catilina y a éste lo expulsó del Senado con las conocidas Catilinarias.

Volverá a Roma e iniciará su carrera política. Será nombrado cuestor en el año 75. Después desempeña los cargos de edil y pretor y finalmente fue elegido cónsul en el año 64, venciendo a Lucio Sergio Catilina.

Se decanta por apoyar a Pompeyo, a quien César vence en Farsalia. Tras esto se retira de la vida política y se establece en Bríndisi.

En el año 51 partió como cónsul a Cilicia, donde logra un éxito militar contra los bandidos que infestaban el monte Amano, que le valió la admiración de sus hombres. Esperaba con ello obtener honores, pero a su regreso encontró Roma sumida en una guerra civil entre César y Pompeyo.

César le perdonó y le devolvió todas sus antiguas dignidades, pese a lo que Cicerón se muestra reservado y se limita a obtener el perdón para algunos pompeyanos.

La muerte de su hija Tulia unida a la situación política, le sumen en un estado de gran depresión. Para distraerse, emplea su tiempo escribiendo varias de sus obras filosóficas.

Cuando muere César, se enfrentó al nuevo aspirante, Marco Antonio. Parar ello, trata de hundirle atacando sus pretensiones de poder mediante la publicación de sus catorce Filipicas.

Esta acción le enfrenta a Marco Antonio y debe huir para intentar salvar su vida. Sin embargo, cambia de opinión y vuelve a tierra.

Los esbirros de Marco Antonio le dan caza y un centurión a quien Cicerón había salvado de ser ejecutado en otra ocasión, le decapita. Así, el brillante orador muere el 7 de diciembre del 711 de Roma (año 43 a.C).

Es el famoso Pro Lege Manilia, su primer discurso pronunciado desde la tribuna de los arengas.

Trata la defensa que Cicerón hace de la ley presentada por el tribuno Manilio, a fin de que se le confíe la dirección de la guerra que sostenían en Asia contra Mitrídates a Pompeyo.

La ley disponía que la dirección suprema de la guerra se confiase a un jefe único, cuya autoridad fuese absoluta, y que éste fuese Pompeyo.

Pero esta concentración de poder incompatibilizaba con la República y sus instituciones, por lo que muchos caballeros y senadores se oponían a su aprobación.

Cicerón lo pronuncia con 41 años y se le puede considerar como uno de sus discursos más perfectos. Está dividido en tres proposiciones: que la guerra es necesaria, que es difícil y que el único que podía llevarla a buen término era Pompeyo.

Su estilo es sencillo y sus argumentos tan claros y evidentes que cautivaron el ánimo del pueblo.

Este discurso es la forma con la que Cicerón muestra a César su agradecimiento por haber perdonado a uno de sus amigos, Marco Claudio Marcelo, del partido pompeyano, que se había declarado enemigo de las pretensiones cesarianas desde el principio. Sin embargo, Marcelo no pudo gozar del perdón ni volver a Roma ya que murió asesinado a manos de su amigo Magio Chirón.

El discurso fue pronunciado cuando Cicerón tenía 61 años. Con un estilo elegante y armonioso, ricas figuras y cumplidos delicados, hace referencia a la clemencia y a las virtudes de César.