CERRO CRISTO

Hace ya muchísimos años, cuando el hombre vivía en armonía con la naturaleza, los hombres organizaron una competencia de carrera entre cerros.

La organización estuvo a cargo de los hombres de Qorimarca, estos lanzaron la convocatoria con mucha anticipación, de tal forma que muchos, pero muchos cerros se inscribieron en tan singular competencia, vinieron cerros de casi todas partes de la región y con gran regocijo se inscribieron para participar.

El punto de partida sería en Cajamarca y la llegada sería en la Paccha, además a cada participante se le había entregado un circuito por el que debían pasar obligatoriamente, caso contrario serían descalificados.

Los distintos cerros se prepararon convenientemente a fin de llegar en óptimas condiciones a la competencia, pero como en toda competencia, siempre hay un favorito, en esta competencia también lo había y se trataba del cerro Isquiok, a quien todos daban por ganador.

El Isquiok se levantaba muy temprano y hacía su rutina de siempre a fin no decepcionar a sus admiradores, la verdad es que tenía condiciones para ganar la competencia.

Los premios acordados eran de verdad apetitosos y todos querían obtener la victoria, el ganador se llevaría una hermosa laguna donde la luna se reflejaría permanentemente, además se le declararía el pico más alto.

El Chungosconga, se inscribió casi a última hora, pues haragán como era, no había entrenado, pero sus ambiciones lo animaron a inscribirse a fin de convertirse en el cerro más alto, además la laguna le ahorraría un esfuerzo tremendo, y no tendría que bregar en busca de agua para regar a las plantas que crecían en él.

La noche anterior a la competencia, desde Hualgayoc llegó el cerro Picacho y se instaló junto a los otros cerros, todos entablaron conversación entre ellos, tan sólo el Chungosconga huraño no hablaba con nadie, más bien se dedicó a idear de que manera iba a ganar la competencia.

El ansiado día llegó y los cerros en el punto de partida calentaban antes de la competencia. El representante del Inca dio la señal de partida y todos casi atropellándose salieron en busca de lograr el primer lugar.

El Chungosconga, desde el inicio se puso al frente de todos y lideraba la carrera, uno a uno se iban quedando atrás los demás cerros, cuando ya habían avanzado un tramo considerable, el Isquiok y el Picacho dieron alcance al Chungosconga y codo a codo avanzaban por la altura de Hualgayoc, no cedían ni un solo paso, su respiración podía oírse a leguas.

Los corredores avanzaban como un vendaval, mientras los hombres los animaban con banderas y vítores.

Cuando cruzaron Llaucán ya el Isquiok Había decidido que era hora de agilizar el paso, pues no faltaba mucho. El chungosconga se dio cuenta de las intenciones del Isquiok y le cerró el paso.

Cuando ya los tres cerros avanzaban en el último tramo, al pasar por Chala, el Isquiok rebasó al Chungosconga y pasó adelante, pero tal fue la cólera de éste que estiró su pie y trabó al Isquiok que cayó pesadamente de bruces y no se pudo levantar, pues el Chungosconga lo tenía trabado de pies y manos.

De esto se aprovechó el Picacho y ya sin competencia ganó la competencia.

Al cerro Picacho le dieron su laguna y lo declararon el pico más alto, en tanto nuestros querido Isquiok, permanecía en Chala tirado de bruces y contemplando con nostalgia a la Paccha a donde no pudo llegar, su llanto enterneció a los lugareños que rogaron a Dios que lo anime a su cerro amigo, en recompensa, Dios le limpió sus lágrimas y le regaló el rostro de Cristo para contemplar siempre a la Paccha y de reojo ver a su amigo el Picacho convertido en el pico más alto.

El Chungosconga también recibió su merecido y Dios lo puso a los pies del Isquiok, y ordenó a los gallinazos que hagan su morada en él.

Desde ese tiempo el rostro de Cristo adorna a nuestro querido Isquiok, pero pocos saben que él tiene un corazón de oro, por eso debemos cuidarlo, porque seguro que los mineros de llegar a saberlo lo destrozarían sin misericordia.

Hay una frase muy linda que hoy se usa y dice:

Ven a Bambamarca,

a ver lo que nunca has visto,

de la plaza de armas

se ve el perfil de Cristo.